Caminos y Efectos de La Voluntad y La Relacion Hacia La Euritmia Curativa
Caminos y Efectos de La Voluntad y La Relacion Hacia La Euritmia Curativa
Caminos y Efectos de La Voluntad y La Relacion Hacia La Euritmia Curativa
CURATIVA
Wege und Wirkungen des Willens und die Beziehung zur Heileurythmie
Rudolf Steiner denomina a la voluntad humana como el elemento mas misterioso de la entidad
humana. Al intentar saber algo mas de los caminos y efectos de la voluntad humana, en
primera instancia debemos formularnos la pregunta acerca del movimientos de la voluntad.
Existen dos tipos de voluntad, uno mas bien exterior y otro mas bien interior: una voluntad
desde arriba, que es tomada por el Yo y el cuerpo astral y otra desde abajo, que actúa dentro
de nosotros como sumida dentro de un sueño, inconsciente, a través del cuerpo etérico y el
cuerpo físico. El lado mas bien cósmico de nuestra voluntad toma posesión de nuestro cuerpo
cuando despertamos, mediante la memoria, la fantasía y el pensar lógico, vale decir, mas bien
en lo anímico, desde arriba. Esa voluntad, va al encuentro de la voluntad inferior, que vive en
los órganos y se compenetran ambas direcciones. “Tenemos ciertamente el accionar en
conjunto de dos corrientes de voluntad. Una corriente de la voluntad transpone a modo de
remolino al organismo humano y todo el contexto nos muestra, que debemos considerarlo
como corriendo desde abajo hacia arriba. La otra corriente corre con su remolino desde arriba
hacia abajo. Ambas hacen su encuentro dentro de nuestro sistema rítmico y tienen su
expresión física en el movimiento de la respiración, el pulso y la circulación: la voluntad
superior, dentro de la respiración, mas lenta, la voluntad inferior dentro del ritmo mas acelerado
de nuestra sangre (GA 205, página 159).
“En la voluntad llego a salir de mi cuerpo y a través de fuerzas, que se encuentran fuera de mi,
realizo el movimiento. Levantamos la pierna no por fuerzas que se encuentran en el interior,
sino que levantamos la pierna por fuerzas, que de hecho actúan desde afuera; lo mismo
sucede con el brazo” (GA209, pag. 132). Con otras palabras: el Yo, o bien, la voluntad, en parte
se encuentra membrada dentro del cosmos, dentro de fuerzas que se encuentran en el exterior
del hombre, en el espacio externo, al estar activos mediante la acción a través de nuestros
miembros, incorporamos fuerzas cósmicas desde afuera; fuerzas que recorren el mundo.
Aquí, estamos llegando a uno de los secretos de la voluntad. El Yo y la voluntad solo en parte
se encuentran dentro de nosotros, asimismo, se encuentran afuera. Con nuestras fuerzas
tocamos al mundo exterior y podemos hacer entrar sus fuerzas, mediante nuestro yo, a través
de la voluntad. Este hecho, de que la voluntad en parte es adquirida por los miembros desde
afuera, ocupa, una y otra vez a la persona antroposófica y le impone nuevos enigmas. No
solamente el artista trabaja con estas fuerzas, sino también el pedagogo, quien, con las fuerzas
del pasado en lo conceptual, y con las fuerzas del futuro en la voluntad, encuentra material
suficiente al respecto, por ejemplo en el “Estudio del hombre”. Mas difícil aun es para el
médico, dado que el tema atañe a los nervios (las así llamados sensitivo y motores). Entre
otros, Rudolf Steiner habla de la interrupción nerviosa, vale decir de una parte de este mundo y
una parte del otro mundo dentro de nosotros. Aquí, estamos despiertos dentro del cuerpo, allá,
estamos dormidos dentro de la voluntad en el cuerpo. Hasta esa línea separadora de la
voluntad consciente, estamos activos dentro de la vivencia, mas allá, el mundo espiritual está
activo dentro de nosotros, de modo tal, que el umbral del mundo físico y espiritual atraviesa por
el medio del hombre, allí, donde tiene lugar la interrupción nerviosa. Tal vez aquí el paso hacia
lo fisiológico pueda constituir una ayuda adicional para la comprensión.
LA MINERALIZACION Y LA VITALIZACION
Mineralizar y vitalizar son polaridades –en este caso, por las fuerzas del pensar y de la voluntad
o también, la voluntad superior e inferior. Necesitamos dentro de nosotros, la fuerza de lo
material, de la materialización, de la muerte, para poder pensar. Promueve la entrada de
nuestro Yo, allí, nuestro Yo obtiene la necesaria resistencia, para poder entrar en actividad.
Este, es uno de los polos. El otro polo, es el viviente, el vital. Aquí, el Yo no puede estar de la
misma manera como en el pensar, por no hallar un sostén. “Mediante la mineralización, el Yo
es empujado al interior del cuerpo. Mediante la vitalización, el Yo es empujado a salir de partes
del cuerpo. En ese caso se encuentra fuera del cuerpo de la misma manera como cuando
durante el estar dormido, se encuentra completamente fuera del cuerpo físico”.
Polarmente opuesto a ello, estamos activos en nuestra voluntad inferior. Allí, nos hallamos
dentro de lo viviente, dentro de las fuerzas anabólicas, en las fuerzas del crecimiento, aquí,
estamos vitalizando. Todo fluye dentro de nosotros, y el Yo es expulsado de partes de nuestro
cuerpo, orgánicamente no puede mantenerse en el cuerpo, por no existir mineralización en la
voluntad. Pero, por dicha razón, el Yo es empujado hacia el espíritu. “Nos sumergimos dentro
del mundo, nos entregamos al mundo, al ejercer la voluntad”. Desde allí, a través del
movimiento y la voluntad dentro del Yo, tomamos un nuevo impulso hacia el interior. Con ello
empero, el movimiento posee una dimensión cósmica, re-integra a nuestros miembros,
movimiento etérico-cósmico. “Cuando muevo un brazo, no lo estoy moviendo por algo que
surge en el interior del organismo, sino mediante una fuerza que se encuentra afuera de mi
brazo y a la cual el Yo entra por el hecho de ser expulsado de determinadas partes de mi
brazo. Dentro de la voluntad llego al exterior de mi cuerpo y mediante fuerzas que se
encuentran fuera de mi, me muevo... La voluntad dentro de nosotros representa un vitalizar,
una elaboración del Yo, una incorporación del Yo al mundo exterior, espiritual y un accionar
sobre el cuerpo a partir del Yo, hacia adentro desde el mundo espiritual exterior”.
Esto significa que, si estamos pensando, estamos activos físicamente, cuando queremos, o
bien cuando actuamos, estamos activos espiritualmente. Por ejemplo, el albañil: con ello el
albañil es un activo espiritual, lo que no quita de que a partir de su actividad física-espiritual
tenga un elevado consumo calórico. Como así también el euritmista y el euritmista curativo, son
activos-espirituales en lo físico –mientras que el pensador, el supuesto trabajador espiritual, el
laborante del escritorio, está activo físicamente, por lo cual tiene un catabolismo material. La
diferencia entre ambas formas de la actividad está dada en el hecho de que, aunque ambas
muestran un catabolismo material, el albañil adicionalmente tiene el constante anabolismo
espiritual.
Al ir en busca del lugar, de modo orgánico-fisiológico, donde actúan estas fuerzas, llegamos al
sistema metabólico y de los miembros.
El metabolismo es el umbral entre lo físico y lo espiritual, entre el mundo de acáy el mundo del
mundo del mas allá, entre el vitalizar y el mineralizar. Allí, el hombre está dormido, nada sabe
de los complicados procesos múltiples, que permanentemente tienen lugar en su metabolismo.
Y no existe acto volitivo en el hombre terrenal-físico, que no podría ser comprobado para el
conocimiento intuitivo, dentro de un proceso metabólico correspondiente. Pero, no existe
tampoco proceso volitivo alguno, que no encontrase su expresión en una descomposición o
disolución –o como querramos llamarlo- dentro de los procesos metabólicos” (GA 314, pag.93).
Con referencia al metabolismo, Steiner nos habla entre otros, del “líquido de los tejidos”, que se
encuentra expandido en todo el cuerpo. Allí tiene lugar una actividad caótica, que es captada y
armonizada por el ritmo de los órganos circulatorios. “En dos direcciones se mueve el líquido
de los tejidos. Por una parte transporta las sustancias albúminas hacia los diferentes orgánicos,
y por otra parte, a través del mismo tienen lugar por doquier en el organismo, los procesos de
combustión, acontece el depósito de materias, llega a su despliegue y su reposo la dinámica
del movimiento. Pasando por todas las regiones lleva a cabo su rol, el líquido de los tejidos. La
organización líquida, con ello constituye todo el organismo vivo” (Herbert Sieweke, “Salud y
enfermedad como formas de realización de la existencia humana, 2ª parte, pag.127). “El
corazón del hombre está formado en su totalidad por la actividad del líquido del tejido y su
actividad no es otra cosa que el reflejo de la actividad interior del líquido de los tejidos” (GA
313, 6ª conferencia, pag. 107). Dentro de esta líquida corriente del movimiento puede ejercer
su intervención lo espiritual, lo cósmico. Aquí, es el lugar en el cual lo espiritual se manifiesta
en lo físico, pero, asimismo el lugar, en el cual se generan las enfermedades en el hombre. A la
fuerza de la vitalización dentro de nosotros, le debemos asimismo la equiparación de las
fuerzas vitales gastadas.
En la sexta conferencia del curso de euritmia curativa nos volvemos a encontrar con todo el
ámbito del líquido de los tejidos dentro del metabolismo. Allí, Steiner indica por vez primera,
que a este lugar de la actividad volitiva entra la acción del gesto eurítmico, lo referido a las
consonantes. “Y aquello, que tiene lugar a modo de actividad metabólica dentro del líquido de
los tejidos, al acercarse el golpe rítmico, es llevado por ese ritmo de los órganos circulatorios,
es arrastrado y la actividad, mas bien caótica, el caos que tiene lugar en los movimientos del
líquido de los tejidos se integra al ritmo del sistema circulatorio.
...al actuar eurítmicamente sobre esta actividad, tal como lo hemos visto en el trabajo con las
consonantes, sucede, que de hecho estamos trabajando para oponernos al egoísmo, al
capricho en el hombre, pero a su vez, en el sentido orgánico a la instalación del egoísmo en el
hombre” (GA 315, pag. 217).
Bajo metabolismo entendemos por lo tanto, las fuerzas dentro de nosotros, que promueven
eliminación, disolución y renovación. Dominio de la materia, renovación de la materia, son los
dos polos. Ya hemos mencionado, que dentro del pensar se genera la materia en nosotros,
nuestra cabeza constantemente está generando materia. Nuestro sistema metabólico y de los
miembros, constantemente está destruyendo la materia y entre ambos se encuentra la nada, el
punto cero. Esta idea nos lleva a preguntar, que fuerzas se generan espiritualmente detrás de
las polaridades y la nada.
“...Quien llega a conocer al metabolismo, pasa a conocer en el hombre todo aquello, que en
medida extrema puede conducirlo a la maldad, ...lo que puede convertirlo en delincuente y
criminal. Se trata del mal. El mal tiene su misión; aquí tiene su misión... El hombre debe saber
empero, que la vida es un proceso peligroso para él y que en los fondos de la vida existe el
mal, como una fuerza que necesitamos (GA 208, pag. 164). ¿Qué significa esto: el mal dentro
de nosotros?
Se trata de un acontecimiento enormemente dramático, que tiene lugar allí, dentro de nosotros
en las profundidades desde nuestra voluntad, de los cuales nada sabemos. Steiner hasta habla
de una lucha. ¿Quién es el que está luchando? Allí están luchando nuestros buenos propósitos,
nuestros altos ideales, en contra de nuestros bajos instintos, deseos y pasiones. Y como un
resultado, un vencimiento de esa lucha con el dragón, aparece el resplandor de nuestra
libertad.
“Estos ideales morales, intuitivamente captados los podemos entregar a la voluntad del pensar
en su camino descendente hacia la región de la voluntad. De esa manera, nuestra voluntad se
traspone de nuestra moralidad y en el interior del hombre, por lo tanto, constantemente tiene
lugar esa lucha entre aquello que el hombre envía hacia abajo desde sus intenciones volitivas
hacia las regiones de la voluntad y aquello que allá abajo remueve y ebulliciona en su vida
instintiva-onírica. Y es todo aquello, que sucede en el interior del hombre. Pero, aquello que
sucede allá abajo en el hombre, es al mismo tiempo aquello, dentro de lo cual se está
preparando su futuro humano mas allá de su muerte”.
De esta manera, Rudolf Steiner señala al futuro con las siguientes palabras: “En esta
existencia-Júpiter, solo tomará forma aquello que en la actualidad se genera en los hombres a
partir de los ideales morales –por cierto, también a partir de los impulsos antimorales, todo ello
dentro del hombre en estos focos de destrucción como formación nueva – de todo aquello que
a modo de mal actúa a partir de la egoedad (GA 207, pag.21).
¿Dónde se encuentra esta fuerza dentro de nosotros? Está allí, donde flexionamos un brazo,
colocamos un pie, donde cobramos actividad física-volitívamente. Es esa misma fuerza que,
llevada a la calma, genera imaginaciones. Tiene lugar un desplazamiento de las fuerzas. “Esa
fuerza que mueve nuestros miembros, ...genera dentro de nosotros los impulsos morales” ¿Y
que son esos ideales éticos? Constituyen nuestra libertad. Un motivo ético no obliga, deja en
libertad al hombre.
LA PALABRA INTERIOR
En esta región de la voluntad adormecida del hombre, donde tienen lugar estos procesos de
muerte y resurrección, donde las leyes naturales y las leyes morales se unen y la vida material
se descompone en el caos, del cual debe generarse lo nuevo, aquí, encontramos el comienzo
del ser espiritual dentro de nosotros mismos. Aquí, yace asimismo, la voluntad del movimiento
de la euritmia y la euritmia curativa. Lo que acontece allí nos está hablando. Allí, estamos
avanzando hacia aquello, que puede ser denominada “la palabra interior”.
Del mismo modo, como con nuestros sentidos tocamos al mundo exterior y sin formación
especial no podemos ver aquello que se oculta detrás del tapiz sensorio, en un principio
permanece oculto para nosotros también lo espiritual. Al despertar por la mañana, con nuestro
yo y con nuestro cuerpo astral podemos llegar únicamente al límite de las memorias dentro de
nosotros. Aquello, que se encuentra detrás de ese umbral, vale decir, lo etérico y lo físico
dentro de nosotros, no lo podemos percibir. Steiner nos dice, que análogamente, primero
deberíamos sumergirnos mas allá de la memoria para poder darnos cuenta de la fuente
originaria del mal en el hombre. Se percibe empero al mismo tiempo, una parte de la relación
del hombre con el cosmos. Al percibir aquello, que yace por debajo de la conciencia, se
vivenciará una resonancia en el cuerpo etérico y en el cuerpo físico sonido de la música de las
esferas en el cuerpo etérico en tanto que se trata de vocales y en el cuerpo físico, si se trata de
consonantes. En ese mundo de lo físico-etérico nos encontramos con el vocalismo del universo
y el consonantismo del universo. Lo que tiene lugar allí, en el interior, al unirse con el caos
dentro de nosotros, los impulsos morales, o también inmorales, eso nos está HABLANDO. Eso,
de hecho es algo que habla dentro de nosotros. Y de un modo, que no es una alegoría, ni un
símbolo, nos damos cuenta, de que aquello, externamente podemos escuchar mediante
nuestros oídos, es una lengua reducida para nuestro mundo terrenal, mientras que en nuestro
interior se habla una lengua que va mas allá de la tierra por hablar a partir de aquello que
contiene los gérmenes para mundos futuros. De hecho avanzamos hacia aquello que tenemos
que denominar “la palabra interior”(GA 207, pag. 38). En las profundidades por lo tanto, se
unen el escuchar y el hablar. La palabra interior habla dentro de nosotros, la palabra interior es
escuchada dentro de nosotros. Lo subjetivo es eliminado, es el mundo que habla en nuestro
interior. Aun, cuando la conciencia despierta nos falta completamente en esas profundidades
de nuestro cuerpo, mediante nuestro hacer llevamos la responsabilidad hacia el futuro, dentro
de nuestras intenciones volitivas.
ACOTACIÓN FINAL
Hemos visto, que el hombre está constituido por dos direcciones volitivas, se encuentra frente a
nosotros, como hombre volitivo, cósmicamente y físicamente en su fuerza de erección, entre el
arriba y el abajo. Tomemos en cuenta ahora de un lado algo diferente, de que manera
transcurren dentro de nosotros ambos caminos volitivos: cuando el hombre es posesionado
espiritual-animicamente por un elevado ideal moral, con ello, cobra efecto sobre su organismo
del calor. Este a su vez entrega calor al organismo del aire que dentro de nosotros todo lo
compenetra, que ahora se convierte en efuente de luz. Desde allí, la fuerza espiritual llega al
ser líquido, donde se convierte en tono. Ahora, hemos llegado a las profundidades del cuerpo.
“En el hombre, ese tono no es producido dentro del organismo del aire, ese tono espiritual se
produce dentro del organismo de los líquidos, mediante el ideal moral (GA 202, pag. 188).
Nos encontramos entonces en el espacio libre y nos conformamos en actores. El otro camino,
el camino de la materia, que lleva la materia al caos y a la descomposición se inicia polarmente
en lo físico-etérico, llevándonos a través de la sustancia orgánica, que se refina cada vez mas,
de lo sólido hacia lo líquido, hacia lo referido al aire, el calor y hacia lo espiritual-anímico. Y en
medio de ello, nos encontramos con la nada, vale decir, el espacio libre, en el cual tenemos la
posibilidad de la libertad.
Rudolf Steiner no se cansa de dilucidar a la voluntad desde los diferentes ángulos. Sabemos,
que el futuro de cada ser humano y de la humanidad dependen del reconocimiento y de la
adopción de la naturaleza volitiva del hombre. Es así que dice, que a la voluntad la podemos
reconocer únicamente espiritualmente, porque en la actualidad se expresa solo espiritualmente.
Existe empero también una demanda de la época al hombre de la actualidad, de compenetrar a
la voluntad en medida cada vez mayor con CONCIENCIA. Al respecto, a la euritmia le incumbe
una gran misión. “Generalmente, la voluntad es un estar dormido, estando despierto. Esa
voluntad debe ser elevada mas y mas a la conciencia. Se trata aun de un largo proceso en el
cual la voluntad será elevada a la conciencia dentro de la comprensión de la época terrenal.
Parcialmente elevada está siendo en un reducido ámbito – en otros también, pero
especialmente en uno- por ejemplo, mediante nuestra euritmia. Allí, se están llevando a cabo
movimientos a partir de la plena conciencia. Allí, la voluntad realmente se compenetra de la
plena conciencia”(GA 196, pag. 130). En este espacio libre, que se forma a partir de los dos
polos, descriptos, en la materia, intervenimos con la euritmia. Todo gesto eurítmico y mas aun,
eurítmico-curativo, que no sigue a determinación exterior alguna, y que en cambio dentro de si
ya porta un lenguaje objetivo cósmico, una imaginación inspirada, debería estar inspirado por la
conciencia despierta. Así, es llevado a la voluntad, donde puede ser convertida en una luz
cognitiva y una nueva conciencia corporal. Para nosotros, que no somos investigadores
espirituales y por tal razón tampoco podemos contemplar espiritualmente al cuerpo, la
naturaleza volitiva en sus manifestaciones, así y todo, puede conformarse en una experiencia
espiritual posible. En la práctica eurítmica podemos llegar a la vivencia, o lo podemos ver al
cabo de un tratamiento con euritmia curativa en un paciente, en el cual, llevado a la calma,
ahora fluye el calor, irradia luz del ojo, el cuerpo está trans iluminado y liviandad se expande –
ha tenido lugar una transformación de todos los procesos. “La verdadera terapéutica consistiría
en que el hombre domine las fuerzas que promueven su permanente eliminación, disolución y
renovación”. Con la euritmia curativa, Rudolf Steiner nos ha dado un medicamento terapéutico.
Al conocer y saber implementar los gestos metamorfoseados de los sonidos, eurítmico-
curativamente estamos trabajando en las fuerzas que , tal como lo hemos visto, conducen a la
terapia verdadera. “El espíritu por su cuenta, no puede intervenir de manera inmediata en lo
terrenal del hombre, el peldaño inferior del espíritu empero, es la fuerza terapéutica.