El Color en El Rococó

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Resumen

En este trabajo se busca analizar las características principales de la paleta de colores


empleada por los pintores de estilo rococó, y determinar en qué medida y de que
forma dicha elección de colores responde a la idea de plasmar, en tono intimista, las
costumbres y actitudes de la aristocracia europea del Siglo 18 en sus momentos de
ocio y recreación, reflejando la opulencia del momento.

Palabras clave: artes – plásticas – pintura – rococó – color – aristocracia

Hipótesis

En las obras de arte de estilo rococó – caracterizado por expresar el estilo de vida y
las costumbres de la aristocracia europea del Siglo 18 – se visualiza una aplicación de
una paleta de colores claros que simbolizan a través de un estilo suave y luminoso el
estilo refinado y ostentoso de la época. Los colores funcionan como lenguaje y como
una herramienta de narración a través de la cual se transmiten sensaciones a los
espectadores, por lo cual constituye la esencia del arte visual.

Introducción

El estilo artístico conocido como rococó nació en Francia durante el Siglo 18, y sus
orígenes se encuentran estrechamente relacionados con la vida de la aristocracia en
esa época, sus gustos en diversos ámbitos y sus costumbres. En términos de
colorimetría, el rococó se define por la predilección por colores claros – sobre todo el
blanco –, luminosos y suaves. Lo que busca expresar este estilo es la faceta refinada,
exótica, sensual y agradable de las cosas, tanto de la naturaleza como de la relación
del hombre con ella. Los pintores rococó buscaron representar las costumbres de una
sociedad en permanente búsqueda de la felicidad. Entre los artistas más
representativos del estilo se destacan François Boucher, Antoine Watteau y Jean-
Honoré Fragonard, quienes combinaron en sus pinturas lo erótico, los juegos y lo
mundano, como así también la elegancia de la clase cuyas actitudes buscaban reflejar.

El rococó: aportes y descubrimientos más significativos

Habitualmente, se considera al estilo rococó como una continuación del barroco. En


realidad, con el rococó el barroco adopta un estilo más desinhibido, jovial y sensual, en
el que las emociones predominan por sobre la razón. Estos ingredientes se observan
en las representaciones de fiestas y juegos, principalmente con escenario en los
centros aristocráticos de mayor importancia, como París, Venecia y Londres. La
pintura rococó  se desarrolló a lo largo del siglo XVIII por toda Europa partiendo de
Francia, y se dividió en dos campos diferenciados: por un lado, la producción artística
como documentación de el estilo de vida despreocupado de la aristocracia y, por el
otro como parte del estilo decorativo monumental de iglesias y palacios, como medio
de glorificación de la fe.

Según Juan José Sánchez Álvarez-Castellanos, entre el barroco y el rococó existen


varias diferencias muy significativas. Mientras que el primero se caracteriza por
escenas grandiosas y de santos, colores intensos, monumentalidad y acontecimientos
dramáticos, en el rococó predomina la representación de momentos menos
importantes, gentiles que a menudo expresan cierto erotismo. Los colores empleados,
como se verá más adelante, son pasteles suaves que evocan nostalgia y melancolía
(diapositiva utilizada en la cátedra).

Además de lo señalado, la pintura rococó tuvo, particularmente, una función


eminentemente decorativa. En las obras predomina lo pictórico sobre la línea y el
dibujo, constituyendo pinceladas espontáneas. Al esplendor del óleo y de los frescos,
característicos del barroco, se acoplarán en el rococó nuevas técnicas, más delicadas,
como el pastel y la acuarela, para formar figuras y composiciones caracterizadas por la
delicadeza y la gracia de la aristocracia de la época.

El color en las artes plásticas y su significado en el estilo rococó

Como señala la presentación utilizada en la cátedra

“La pintura rococó es, ante todo, intimista y por ende no está destinada al
público en general sino que más bien su consumo fue dedicado a la nobleza
ilustrada y ociosa de la burguesía más acomodada, teniendo un carácter
eminentemente decorativo, reteniendo mucha inspiración de la literatura
clásica. La técnica es sutil y tiende al virtuosismo, con pinceladas libres y , que
de cierta forma prefigura el impresionismo y una rica paleta de colores, con un
predominio de los tonos claros, buscando efectos evocativos de la atmósfera”
(Rococó, presentación utilizada en la cátedra).

Es decir los colores utilizados en las pinturas rococó responden centralmente a la


necesidad de plasmar determinados efectos relacionados con el ocio y la tranquilidad.
En el ámbito de las artes plásticas y visuales, el color constituye un aspecto
fundamental, junto con otros elementos visuales, conceptuales, prácticos y de relación
como la luz, la atmósfera, el fondo y la forma, la materia, la línea, el punto, la mancha,
el volumen, el espacio, el movimiento, la textura, el formato, etc. El color es el núcleo
mismo de la pintura, y la forma en la que se utiliza junto con la selección del mismo es
uno de los aspectos que han caracterizado a cada pintor a lo largo de la historia del
arte plástico. Es por ello que la lectura de estos elementos es primordial a la hora de
analizar una obra. Como se plantea en la diapositiva 1 dentro del material de cátedra,
la idea de belleza, la forma de vida, los ideales y la forma de pensar de determinado
momento histórico constituye uno de los tres elementos principales en el análisis de
una obra de arte.

Según Wucius Wong (2017), el color, junto con la forma, la medida, y la textura,
constituye uno de los elementos visuales en el análisis de una obra pictórica. Según el
autor, el lenguaje visual es la base de la creación de un diseño, y su comprensión
contribuye a la capacidad del diseñador para la organización visual (Wong, 2017).

Itten (1961) desarrolla que en 1976, el físico Isaac Newton comprobó de forma
experimental – utilizando un prisma triangular – que la luz solar blanca se descompone
en los colores del espectro. Este espectro contiene los colores principales, excepto el
púrpura (Itten, 1961). Las conclusiones de Newton consisten en el descubrimiento de
que la luz se compone de longitudes de onda separadas que se perciben como rayos
cuando se refractan a través de un prisma en una superficie, revelando siete colores
distintos, correspondiente a los siete colores del arcoiris: rojo, anaranjado, amarillo,
verde, azul, añil y violeta.

En líneas generales, el color puede analizarse desde 4 puntos de vista o ángulos


diferentes: una perspectiva pictórica (pintura y color en los cuadros, su luz y la
composición); desde un análisis histórico (recreación de la atomósfera cromática de
determinado momento histórico o época), desde la perspectiva simbólica (leer los
colores y significados para efectos específicos) y desde un ángulo psicológico, que,
relacionada con el efecto que produce cada color (por ejemplo, los colores cálidos
expresan exaltación mientras que los fríos denotan tranquilidad). En la pintura rococó
todos estos ángulos pueden ser analizados y todos ellos expresan la importancia del
color en una obra de arte, en el sentido de lo que la lectura de los mismos aporta al
entendimiento de la obra y del mensaje del artista en términos de lenguaje visual.
De acuerdo a las palabras de Itten,

“El color es la vida, pues un mundo sin colores parece muerto. Los colores son
las ideas originales, los hijos de la luz y de la sombra, ambas sin incoloras en
el principio del mundo. Si la llama engendra la luz, la luz engendra los colores.
Los colores provienen de la luz y la luz es el alma de los colores. La luz,
fenómeno fundamental del mundo, nos revela a través de los colores el alma
viva de este mundo” (Itten, 1961, p. 8).

Según se puede ver en las diapositivas utilizadas en la cátedra, en la paleta de los


pintores, los colores se están conformados por pigmentos – es decir, por colorantes
que provienen de tierras, minerales o sustratos vegetales o animales) y aglutinantes
que, una vez que se disuelven en los pigmentos, permite formar el color y también la
adhesión de los mismos al soporte.

La liviandad e ingravidad presentes en las obras de estilo rococó están, naturalmente,


relacionadas con la elección de colores por parte de los pintores de la época. Esto se
debe, esencialmente, al hecho de que, a diferencia de los colores cálidos y oscuros,
que resultan más pesados, los colores fríos y claros parecen mucho más ligeros,
livianos y sutiles. Los colores armónicos expresan tranquilidad, seriedad y serenidad.
Se trata de colores muy próximos en el círculo cromático y, justamente por su
parecido, armonizan bien entre sí. Los colores fríos en matices claros denotan,
entonces, delicadeza, frescura, expansión, descanso, soledad, esperanza y paz, y en
sus matices oscuros con predominio de azul se expresa la melancolía, la reserva y el
misterio (diapositiva 1, análisis de una obra pictórica).

Los contrastes no son muy utilizados, y en el movimiento de las obras se refleja cómo
era la vida aristocrática de la época, en la que las relaciones sociales constituían un
eje central, desarrolladas en un ambiente ostentoso, suntuoso y opulento. En las obras
de este estilo, los colores claros y la asimetría juegan un papel muy importante para la
composición final de la obra. Es así que los colores utilizados por los pintores rococó
son centralmente los tonos pastel (amarillos claros, rosas, verdes pálidos, azules
celeste, grises perla, combinados con blanco).

En los efectos de luz que se utilizan en las obras rococó, se observan juegos en
perspectiva y efectos luminosos a través del claro y el oscuro, en donde se expresa
también una búsqueda de la sorpresa.
La observación de las atmósferas es una actividad necesaria para luego insinuar un
estado determinado. La representación de una atmósfera se logra a través de los
elementos que la conforman, esencialmente con sus formas, colores y la relación entre
ellos, que juntos conforman la composición visual. La suma de todos esos elementos y
la visión global de los mismos es la que en definitiva expresa una emoción o sensación
que surge del creador de la obra y que en caso de ser leída de forma adecuada, llega
también al espectador. Se establece así una relación entre el creador y el receptor, en
el que se articulan dos niveles: “la historia —lo narrado, el qué—y el discurso —el
modo de narrarlo, el cómo—, es decir, el plano del contenido y el plano de la
expresión” (García García y Rajas, 2011, p.12).

Una de las obras características del estilo rococó es El Columpio, de Jean Honoré
Fragonard (1732-1806). También conocido como Los felices azares del columpio, es
realizada en óleo sobre lienzo que muestra una escena galante que representa una de
las diversiones del Siglo 18. Sus pinceladas son fuertes y parecen espontáneas
aunque en el detalle se nota una mayor precisión. En cuanto a los colores, los
utilizados son suaves y alegres, y predominan los tonos pasteles característicos de
este estilo. Resaltan sobre todo los tonos verdosos y amarillos de la flora que rodea a
la protagonista y que contrastan con el color rosado de su vestido.

Otra obra significativa es el retrato de Madame Pompadour – la duquesa de


Pompadour – pintado por François Boucher, uno de los decoradores más famosos y
destacados del Siglo 18. Se trata de un retrato no idealizado ni dramático, sino muy
sencillo, que muestra el estilo despreocupado de la aristocracia de la época. En él
predominan los tonos claros, como el amarillo y el rosa, con texturas que parecen
imitar a la porcelana. Están acompañados de colores fríos como el verde y el azul, y
hay juegos que reflejan un brillo luminoso propio. La luz proviene del lado superior
izquierdo y cae sobre la tela del vestido dando como resultado un juego de luz y
sombra sobre los pliegues del mismo.

En ambos casos se trata de obras que expresan todas las características del estilo
rococó, pero particularmente la paleta de colores y la iluminación, que es lo que este
trabajo se propone analizar.

Como conclusión, a partir del análisis de ciertas obras y tomando los elementos
trabajados en la asignatura, se puede afirmar que los pintores rococó lograban
expresar a través de los colores los estados de ánimo, actitudes y estilos de la clase
cuya vida pretendían reflejar.
Referencias bibliográficas

Itten, J (1961). El arte del color. Ed. Gustavo Gili.


Wong, W (2017). Fundamentos del diseño. Ed. Gustavo Gili.
García García, F. y Rajas, M (2011). Narrativas audiovisuales: el relato. Madrid,
España: Icono 14.
Albers, J.,(1971), La interacción del color, Madrid, Alianza Forma.
Goethe, W., (1991), Teoría de los colores, Valencia, España: Colegio Oficial de
arquitectos.
Juan José Sánchez Álvarez-Castellanos, ficha de cátedra

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