Deontologia Juridica - Jorge A Moreno Chavez

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

DEONTOLOGIA JURIDICA
A DISTANCIA

TEXTOS COMPILADOS POR

JORGE ALFONSO MORENO CHAVEZ

2009

1
UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS

DEONTOLOGIA JURIDICA

PROGRAMA
I. FUNDAMENTACION

La asignatura de Deontología Jurídica introduce al estudiante a la


reflexión sobre el comportamiento ético del profesional del derecho de
tal manera que aprenda tanto a forjar el carácter para actuar
prudentemente en la vida, así como para aprender a tomar decisiones
moralmente justas conforme a su escala de valores en confrontación
con su conciencia, núcleo interno de su moralidad.

La práctica del ejercicio de la profesión jurídica implica un deber moral


de conducir el derecho hacia la justicia, la equidad, el Orden, la
seguridad y sobre todo la solidaridad social. El deber ético del
profesional del derecho debe convertirse en un imperativo autónomo
que se convierte en la convicción humana y profesional de buscar el
Bien común para encontrar el sentido personal existencial y el sentido
de la vocación y deber para con la sociedad.

El estudiante de derecho estudiará los fundamentos éticos del


pensamiento occidental desde la Grecia Antigua, Roma, La Europa
Medieval, El Renacimiento, La ilustración, la Modernidad y la
Posmodernidad. Al final construirá su propio Código Ético para el
ejercicio de su profesión.

2
I. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA

Al finalizar el curso el estudiante estará en capacidad de:

1. Reflexionar sobre la orientación ética de su vida y del ejercicio


de la profesión.
2. Discernir sobre la importancia de su escala de valores y la
importancia de su conciencia como centro interno de su
moralidad.
3. Tener una visión de conjunto sobre las escuelas éticas de
pensamiento que han influido en la sociedad contemporánea.
4. Identificar los principios y valores que deber orientar el ejercicio
de la profesión jurídica.

II. PROGRAMA ANALITICO

Unidad I: Introducción a la Deontología y Ética.

1. Objetivos específicos:

- Acercar al estudiante a la problemática de la responsabilidad de


los actos, actitudes y opciones que dan sentido a nuestra existencia
personal y profesional.

3
- Analizar las diferentes aproximaciones éticas a la realidad.
-
- Estudiar el papel que desempeñan la conciencia, los valores, la
religión y las normas en la toma de decisiones para la vida.

Contenido:

I. INTRODUCCION A LA ETICA

I.1. Conceptos fundamentales: La ética, los valores, la conciencia.


La libertad, la alteridad, la persona. La responsabilidad.
Aprender a tomar decisiones prudentes. Aprender a tomar
decisiones moralmente justas.
I.2. La ética y la convivencia social: Vivir en una sociedad plural.
Ética Cívica y Ética de Mínimos. El principio del permiso. Ética
y democracia. La aldea global y bélica. Ética y política. Ética y
Derechos humanos.
I.3. Justicia y equidad: Justicia distributiva. Justicia como igualdad.
Justicia capitalista basada en la contribución. Justicia socialista
basada en las necesidades. Justicia como libertad. Justicia
como equidad. Justicia retributiva. Justicia compensatoria.
Ética de la virtud. Ética internacional.

Unidad II: Las Escuelas de Ética y Deontología.

1. Objetivos específicos:

4
-Contextualizar en la vida cotidiana las principales corrientes
filosóficas y éticas de de la Antigüedad, con sus implicaciones
epistemológicas, éticas, metafísicas y sociales.

-Analizar el pensamiento ético de la Modernidad descubriendo


como se relacionan con el sentido de su existencia como persona
responsable y comprometida con la sociedad.

- Descubrir la racionalidad del pensamiento ético contemporáneo


que enfoca y facilita el desarrollo de la interioridad humana.

Contenido:

LAS ESCUELAS DE ETICA

1. Los Sofistas: Lo bueno natural y lo bueno legal. Protágoras.


2. La escuela Socrática: Sócrates y la Ética interior.
3. La Escuela Aristotélica: El justo término Medio. Teleología y
Eudemonía.
4. La Escuela Cínica: Diógenes y la Autosuficiencia.
5. Estoicismo y Ataraxia: ¡Abstine et sustine! Lucio Anneo Séneca y
la Brevedad de la vida.
6. El Jardín de Epicuro: Los verdaderos placeres y La carta a
Meneceo.
7. La escuela Escéptica: Dudar de todo. Sexto Empírico y los
Motivos de la duda. Descartes y la Duda Metódica.
8. Puritanismo y Liberalismo. Sus influencias en el Liberalismo y la
Religión.

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9. Ética Utilitarista. Bentham y Stuart Mill. La aritmética de los
placeres.
10. Ética Marxista. Materialismo histórico.
11. Ética Nihilista: Federico Nietzsche. El Anticristo y La
voluntad de Poder.
12. Ética Existencialista: Sören Kierkegaard, Jean Paul Sartre y Albert
Camus. El individuo, el dolor, el mal. El sentido de la vida. La
Logoterapia de Víktor Frankl.
13. Ética Posmoderna: El hombre Light, una vida sin valores.
Gilles Lipovetsky, Gianni Váttimo y Baudrillard. La era del vacío.

Unidad III: La Deontología Jurídica:

1. Objetivos específicos:

- Analizar la importancia de la aplicación justa y equitativa del


derecho y su implicación en casi todos los ámbitos de la vida
humana, sobre todo en aquellos aspectos de la sociedad que
actualmente se presentan en crisis debido a las prácticas
antiéticas de algunos profesionales del derecho.

- Despertar la conciencia de los futuros profesionales del derecho


como agentes orientadores y proveedores de las bases éticas

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que contribuyan a la coexistencia pacífica en un orden jurídico
justos que se oriente a la construcción del Estado de Derecho.

- Interiorizar los valores de la profesión jurídica entendiendo la


profesión como una vocación humana y social en la cual el
profesional de las ciencias jurídicas ejerce su profesión en
responsabilidad y libertad humanizando la sociedad en la
búsqueda del Bien común social.

Contenidos

1. La Deontología Jurídica en Grecia Antigua, Roma y La Edad Media


Europea.
2. Principios Generales de la Deontología Jurídica.
3. Deontología de Jueces y Magistrados: Independencia Judicial e
Imparcialidad.
4. Deontología jurídica de Abogados y Notarios.
5. Prácticas deontológicas de otros agentes jurídicos: Secretarios,
Fiscales, Mediadores, Árbitros, Médicos forenses.
6. Ética Procesal.
7. Ética Contractual.

III. METODOLOGIA

La metodología de trabajo para este curso se inscribe dentro del


enfoque del constructivismo de Jean Piaget y Lev Vigotsky.

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Metodología que orientada a potenciar los procesos de aprendizaje del
estudiante el cual preparará un texto paralelo donde incorporará
lecturas, procesos de aprendizaje, experiencias de reflexión, debates
sobre temas de actualidad, trabajo cooperativo grupal tanto en clase
como investigaciones orientadas extra-clase. Simultáneamente al
curso el estudiante preparará un código ético que presentará en las
últimas sesiones de clase, así como su texto paralelo y experiencias
académicas y personales.

IV. EVALUACION.

Se propiciará una evaluación de los procesos participativos de los


estudiantes, de su participación en las actividades académicas y
trabajos personales en casa, así como el texto paralelo y el Código de
Ética.

Calificación:

Participación en clase: 20%


Texto paralelo 55%
Código de Ética 25%

V. BIBLIGRAFIA BASICA PARA EL ESTUDIANTE


1. Cortina Adela. “Ética de la Empresa”. Claves para una nueva
cultura empresarial. Editorial Trotta. Madrid. 1994
2. Pérez Valera Víctor Manuel. “Deontología Jurídica”. Editorial
Oxford, México. 2002.

8
3. House, E.R. “Evaluación Ética” y Poder. Morata. Madrid. 1997.
4. Díaz Carlos. “Filosofía”. Un nuevo enfoque. McGraw Hill. México.
2004.
5. Velásquez, Manuel. “Ética en los Negocios”. Prentice Hall.
México. 2004
6. Huisman, Dennis. “Historia de los Filósofos”. Tecnos. Madrid.
2001
7. Satué, Manuel. “Qué sabes de Ética”. Madrid. Longman. 1995.
8. Savater, Fernando. “Ética para Amador”. Editorial Ariel.
Barcelona. 2003.
9. Serrano Caldera, Alejandro. “Ética y Política”. Cielac-Upoli.
Managua, 2003
10. Rojas, Enrique. “El Hombre light”. Una vida sin valores.
Ediciones Temas de hoy. Madrid. 1998.
11. Rawls, John. “Teoría de la Justicia”. Fondo de Cultura
económica. México. 2000
Internet:

http://www.cinicos.com
http://elac.uca.edu.ni/ccs/jorgemc

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I UNIDAD

10
I UNIDAD
INTRODUCCION A LA ETICA

QUE ES LA ETICA

Lucio Anneo Séneca decía que “no hemos de preocuparnos por vivir
largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente porque vivir largo
tiempo depende del destino, y vivir satisfactoriamente de tu alma, la
vida es larga si es plena, y se hace plena cuando el alma ha
recuperado la posesión de su bien propio y ha transferido a sí el
dominio de sí misma”. (“Las Cartas a Lucilio”)
“La vida es breve, largo el arte. No es que dispongamos de poco
tiempo, es que perdemos mucho. Pequeña parte de la vida es la que
vivimos, lo que nos queda no es vida sino tiempo…NO por tener canas
un hombre habrá vivido mucho, no es su vida la que ha durado sino su
existencia. ” (Séneca, De la Brevedad de la vida)

Para Adela Cortina, Filósofa española, La ética es un tipo de saber


práctico que orienta la acción humana en un sentido racional. Es
esencialmente un saber para actuar de modo racional. Para lo cual es
preciso saber ordenar las metas de nuestra vida inteligentemente.

La ética es el intento racional de averiguar cómo vivir mejor. Si la


moral es considerada un conjunto de comportamientos o normas que
algunos solemos aceptar como válidos. La ética es la reflexión sobre

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por qué los consideramos válidos y la comparación con otras
“morales” que tienen personas diferentes.

Los modos para orientar racionalmente la acción serán


fundamentalmente dos: Aprender a tomar decisiones prudentes y
aprender a tomar decisiones moralmente justas.

APRENDER A TOMAR DECISIONES PRUDENTES


Adela Cortina afirma que aprender a tomar decisiones prudentes se
realiza por medio de la forja del carácter para realizar buenas
elecciones. El carácter que tiene una persona es decisivo para su vida.
Decía Heráclito de Efeso que el carácter es para el hombre su destino.
Ortega y Gasset decía yo soy yo y mis circunstancias.

CARÁCTER O TEMPERAMENTO
Desde el origen griego de la ética cabe distinguir en el mundo humano
entre el temperamento (pathos), construido por aquellos sentimientos
y actitudes con los que se nace y que no se pueden cambiar (la
dimensión pasiva de la persona) y el carácter que cada uno se va
forjando, el modo de ser del que cada quien se va apropiando a lo
largo de su vida al hacer sucesivas elecciones en un sentido.

Ciertamente nacemos con una determinada constitución genética y


psicológica que no elegimos, como tampoco el contexto social.
Nacemos con una determinada “lotería natural”, genética, psicológica
y social que uno no elige, sin embargo los hombres nos vemos
obligados a modificar nuestra herencia o bien a reforzarla, eligiendo
nuestro propio carácter. A esa necesidad originaria de elegir el propio

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carácter llamamos libertad, y debido a que estamos “condenados” a
ser libres, más vale que nos esforcemos por hacer buenas elecciones.

La clave consiste en tener conciencia de los fines que perseguimos en


la vida y habituarse a elegir y obrar en relación con ellos. Enmanuel
Kant decía: “si debo es porque puedo”. Si tengo conciencia de que
debo obrar en un sentido determinado, es porque puedo elegir ese
camino u otro. De ahí que la libertad sea indispensable en el mundo
ético, al que va estrechamente ligada la responsabilidad, ya que quien
tiene posibilidad de elegir en un sentido u otro, es responsable de lo
que ha elegido: tiene que responder de su elección, porque estaba en
su mano evitarla.

Para forjarnos el carácter, debemos plantearnos fines y metas a largo


plazo, desde donde cobran sentido nuestras metas intermedias. Así
como a la estética le basta con el presente, con disfrutar el momento
(Carpe Diem: Atrapa el día, disfruta el día), la ética necesita contar con
los proyectos de futuro desde donde cobran sentido las elecciones
presentes.

El saber ético orienta a las personas para crearse un carácter que les
haga felices: los hábitos que ayuden a las personas a ser felices son
las virtudes, los que les alejan de la felicidad son los vicios. La felicidad
es el fin último al que todos los hombres tienden y la ética se propone
en principio ayudar a alcanzarla.

TOMAR DECISIONES MORALMENTE JUSTAS


El otro modo de orientar la acción humana en un sentido racional
consiste en aprender a tomar decisiones moralmente justas. Esto es el
respeto a los derechos humanos desde una moral crítica. Desde este
nivel la pregunta ética no es tanto ¿qué debe hacer una persona para

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ser feliz? Como ¿cuándo una persona tomará decisiones moralmente
justas?

Para responder a esta pregunta Adela Cortina expresa que en primer


lugar no basta con respetar la legalidad vigente, tampoco basta con
respetar la conciencia moral alcanzada por una sociedad, sino que, es
preciso averiguar qué valores y qué derechos han de ser
racionalmente respetados, esta es una tarea de la ética como filosofía
moral.

No basta con respetar la legalidad vigente. No siempre la ley positiva


es moralmente justa aunque haya pasado por procedimientos de
promulgación legítimos. Puede existir un derecho injusto. Un ejemplo
puede ser el Derecho Alemán en la época de Hitler. El Tribunal de
Nüremberg juzgó y condenó los crímenes del nacionalsocialismo en la
cabeza de algunos de sus representantes, apelando al término
“crímenes de lesa humanidad”. Entonces se entendía que existe una
moral universal desde las que pueden condenarse como injustas leyes
que en un país están vigentes, y además legalmente vigentes. El
ámbito de una moral crítica es más amplio que el del Derecho Positivo.

Tampoco es suficiente para tomar decisiones moralmente justas


atender solo al derecho positivo y a la conciencia moral alcanzada por
una sociedad determinada, porque el hecho de que en ella no exista
sensibilidad, hacia determinados derechos humanos, no significa que
podemos atenernos tranquilamente a unas convicciones que están por
debajo de las convicciones morales generadas por una moral crítica.
Un claro ejemplo son los objetores de conciencia o los desobedientes
civiles y todos los que ponen en cuestión las viejas costumbres y
hábitos y pretenden transformarlos a la luz de valores.

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Por eso para tomar decisiones moralmente justas es preciso atender al
derecho vigente, a las convicciones morales imperantes pero además
hay que averiguar qué valores y derechos han de ser racionalmente
respetados. Esto nos debe llevar a la filosofía moral que tiene que
proporcionarnos algún criterio o algún procedimiento para decidir
cuales son esos valores y derechos.

ETICA O MORAL
La filosofía moral es lo que llamamos simplemente ética. Y aunque
etimológicamente ética y moral significan lo mismo, debemos llamar
ética a la filosofía moral y “moral” a secas, ese saber que acompaña a
la vida de los hombres haciéndolos prudentes y justos. Aranguren
distingue entre Moral vivida (moral) y moral pensada (ética).

Las funciones de la ética son aclara qué es la moral, cuáles son sus
rasgos, fundamentar la moral, inqurir en cuáles son las razones para
que los hombres se comporten moralmente y aplicar a los diferentes
ámbitos de la vida social los resultados de las dos primeras funciones,
esto es lo que se llama “ética aplicada”.

FUNDAMENTOS DE LA ETICA

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La ética se fundamenta en primer lugar en que los hombres son
estructuralmente morales. Los hombres tienen que justificar sus
respuestas al medio. Mientras que los animales responden a los
estímulos que les incitan de forma perfectamente ajustada, los
hombres no responden de forma ajustada sino que pueden elegir entre
distintas posibilidades de respuesta y se ven obligados a justificar su
elección. Los hombres son necesariamente morales pero hay hombres
inmorales con respecto a un determinado código moral, pero no
existen hombres amorales.

Los hombres tienden necesariamente a la felicidad. La felicidad no


puede elegirse porque ya viene dada por naturaleza, pero los medios sí
pueden elegirse, y ese es el terreno de lo moral.

Todos los seres vivos buscan el placer (hedonismo) y huyen del dolor,
tenemos que reconocer que el móvil del comportamiento animal y del
humano es el placer. La moral es el tipo de saber que nos invita a
perseguir la mayor felicidad del mayor número posible de seres vivos.
(Criterio de los utilitaristas). Para calcular la felicidad es preciso tener
en cuenta las consecuencias de cada uno de los cursos de acción y
valorarlos desde la perspectiva del placer que proporciona cada uno de
ellos. A esta tipo de ética se le llama “ETICAS TELEOLÓGICAS” en
contraposición a las “ETICAS DEONTOLÓGICAS” que se preocupan del
deber y de las normas que nacen del respeto a determinados derechos
de los hombres.

Una cuarta posición defiende que aunque todos los seres vivos tiendan
al placer no es ésta la cuestión moral por excelencia, sino más bien la
de qué seres tienen derecho a ser respetados, qué seres tienen
dignidad y no pueden ser tratados como simples mercancías y por

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tanto qué deberes han de cumplirse en relación con ellos. Desde esta
posición se afirma que sólo los hombres tienen dignidad, porque sólo
ellos son libres. Pero no sólo son libres porque pueden elegir, sino
porque son autónomos, porque pueden regirse por sus propias leyes.
El fundamento de la moral, es entonces la autonomía de los hombres.
Estas son las éticas deontológicas. Kant, en su obra Fundamentación
de la metafísica de las costumbres afirma que los “seres racionales son
fines en sí mismos, tienen un valor absoluto y no pueden ser tratados
como simples medios”

Desde esta perspectiva se afirma que la razón humana es dialógica y


que por tanto no se puede decidir qué normas son morales si, no es a
través de un diálogo que se celebre entre todos los afectados por ellas
y que llegue a la convicción por parte de todos de que las normas son
correctas. Esta ética recibe el nombre de ETICA DIALOGICA O
DISCURSIVA O COMUNICATIVA. Sus creadores son Karl Otto Apel, y
Jurgen Habermas. Esta ética muestra cómo la razón humana sí ofrece
un procedimiento para decidir qué normas son moralmente correctas:
el diálogo.

SIGNIFICADO DE ÉTICA. LA ÉTICA NO ES UN CÓDIGO SINO


UNA PERSPECTIVA PARA UNA REFLEXIÓN PRACTICA SOBRE
NUESTRAS ACCIONES.

La ética no es el conjunto de normas, ni tratados, ni leyes que


obligatoriamente debamos acatar y cumplir, sino que ética es una
orientación armónica que nos va a ayudar a vivir la vida. A lo largo de
nuestra existencia vamos obteniendo enseñanzas y lecciones sobre
vivencias anteriores, estas enseñanzas nos van a influenciar en la

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visión y actuación que ante los hechos cotidianos y ante la muerte
tengamos, nos va a ayudar a adoptar una estrategia ante la muerte,
nos va a ayudar a penar alegremente por la vida. Nuestras acciones en
la vida van a ser influenciadas por la ética. Ética así pues seria el
estudio y reflexión de vivencias pasadas que nos marcan, así mismo la
ética establece una conducta a seguir ante los hechos que
cotidianamente se presentan.

PRINCIPIO DE LA UNIVERSALIDAD EN ÉTICA. TEXTO DE


“VICTORIA CAMPS”.

El principio de la universalidad en ética significa que la ética no admite


excepciones a favor de nadie ni de ningún interés privado, el deber
moral es algo que no ocurre con deberes o leyes de otro tipo cuyo
único fundamento es la autoridad que los produce y los sanciona.
Significa que la ética sólo puede y debe dar pautas y criterios
generales, no respuestas claras y precisas a las perplejidades y dudas
humanas, las cuales deben ser resueltas por cada cual, al ser el
individuo moralmente autónomo. La universalidad no responde a nada
real; es la representación indeterminada del entendimiento, producida
por un acto reflejo suyo, después de conocido lo singular. Universal no
es algo que convenga realmente a muchos, sino algo que se puede
decir de muchos.

LA CONCEPCIÓN DE ÉTICA Y MORAL SEGÚN CARLOS MARX.

Para Marx la ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo


que hay. Según Marx los seres humanos no necesitan una moral para
ver transformado su mundo, necesitan que se transformen las

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condiciones de la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la
desigualdad y la injusticia. Para Marx no es la teoría sino la practica, el
cambio de circunstancias reales, lo que eliminará ciertas ideas de las
mentes humanas y así cambiar la moral de las personas. Para Marx la
moral no será capaz de superar la alienación del hombre, sino que será
precisa la transformación de las estructuras materiales que son
realmente culpables de la enajenación de los seres humanos. Para
Marx las ideas morales o filosóficas no contribuyen a superar este
mundo, más bien lo consagran y lo justifican al no darse cuenta de su
procedencia. La Ley y la moral son, prejuicios burgueses derivados de
interés burgueses con la única y exclusiva intención de perpetuar la
riqueza en quien la posee. Los valores morales son los portavoces de
los intereses de la clase dominante,

Para Marx la transformación moral del mundo es pura


mentira sino atiende fundamentalmente a la corrección de una
distribución de la riqueza radicalmente injusta e inmoral.

COMENTARIO DEL PRINCIPIO “SE DEBE HACER EL BIEN Y


EVITAR EL MAL”.

La filosofía de los valores se inicia en la escuela neokantiana de


Baden y es cultivada por varios filósofos de fines del siglo pasado
(Scheler, Husserl,...). Se desarrolló extraordinariamente tomando como
base la fenomenología, entendiendo por fenomenología como la
ciencia descriptiva de la conciencia pura. La fenomenología entiende
por el bien las cosas que tienen valor, son bienes las cosas que tienen
valor o los actos que los realizan, y valor lo que hace que algo sea
bueno. Debemos entender por valor una afección o estimación
subjetiva, es un objeto al que se refieren ciertos actos de la persona,

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en estos actos se descubre la jerarquía de los valores, a los cuales
antecede y acompaña el amor, que es como el lazarillo que nos guía al
encuentro y estima de los valores positivos o su opuesto el odio o
apatía que aparece cuando no hay jerarquía de valores y que producen
una respuesta malvada ante un hecho.

Partiendo de estas premisas podemos considerar que el


principio “se debe hacer el bien y evitar el mal” significa que se deben
dar respuesta a los hechos aplicando para ello en nuestro interior la
jerarquía de valores, evitar el mal significa evitar realizar acciones
acompañadas de odio o apatía que aparece cuando no hay o no se
aplica la jerarquía de valores, no debemos actuar sin pensar y meditar
previamente si la jerarquía o tabla de valores ha sido aplicada, en esta
tabla o jerarquía de valores entran en juego la capacidad de elegir,
revisar y renunciar a planes de vida y la de elegir principios de justicia.

SIGNIFICADO DE LA CONCEPCIÓN ANALÍTICA DE LA ÉTICA.

Concepción analítica de la ética es la conclusión obtenida tras el


estudio de los pensamientos y reflexiones aportados por los filósofos a
lo largo de un periodo de tiempo. En este estudio se tienen en cuenta
varios planos, por una parte se estudia la “meta-ética” es decir, el de
la discusión sobre el análisis y fundamentación de los juicios de valor y
por otra parte el estudio en el plano de la “ética normativa”, es decir,
el estudio de la formulación de juicios sobre la corrección o bondad
moral de acciones e instituciones. En el plano de la meta-ética se
deben tener en cuenta las opiniones aportadas por el “subjetivismo
ético” que sostiene que los juicios de valor describen actitudes o bien
del individuo o bien de la comunidad en su conjunto, el “emotivismo
ético” que plantea que los juicios de valor no tienen un contenido

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cognitivo, sino que sirven para expresar emociones, se sostenía que no
puede predicarse de estos juicios verdad o falsedad, otros autores
defienden la “teoría del error” según la cual los juicios morales se
refieren a hechos diferentes de actitudes subjetivas, pero como tales
hechos no existen, los juicios que formulamos son sistemáticamente
falsos.

El otro plano que estudia para obtener una concepción analítica de la


ética, es el de la formulación de juicios sobre la corrección o bondad
moral de acciones o instituciones, es el estudio de la ética normativa.
Aquí se nos presentan varias corrientes, por una parte el “utilitarismo”
que juzga a las acciones o instituciones por sus consecuencias
respecto de un bien intrínseco, que, según algunas variantes es el
placer o la ausencia de dolor y según otras variantes es la satisfacción
de deseos o preferencias, y puede ser egoísta o universal, positivo o
negativo y clásico o del promedio.

Otra de las corrientes que se nos presentan en la ética normativa es el


“libertariarismo” en el que se pretende que los arreglos sociales se
basen en el consentimiento y las decisiones de la gente.

EXPOSICIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE LA JUSTICIA DE


“RAWLS”.

Rawls presentó un complejo meta-ético para fundamentar principios de


justicia respecto de las instituciones sociales, principios que
determinan derechos y deberes en el marco de la estructura básica de
una sociedad y la distribución apropiada de los beneficios y cargas de
la cooperación social.

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Para Rawls los principios de justicia, son válidos si son elegidos
por personas libres y puramente racionales y elegidos a través de un
procedimiento equitativo e igualitario para y por todos. Esto presupone
una concepción de las personas morales, de acuerdo con la cual ellas
se caracterizan por tener capacidad para elegir y materializar planes
de vida y para desarrollar un sentimiento de justicia. Se presupone así
mismo que las personas son independientes y separadas entre sí, y
que en consecuencia el mal que una sufre no puede compensarse con
el beneficio de otra.

Para representar las condiciones mencionadas Rawls imagina


una situación ficticia a la que llama "posición originaria", de la que se
parte y sobre la cual los integrantes deciden cuales son los principios
que van a regir para juzgar las instituciones básicas de su sociedad. En
esta posición originaria para Rawls los hombres deben ser
aproximadamente iguales en poderes físicos y mentales, no deben ser
envidiosos sino puramente auto interesados, los principios adoptados
deben satisfacer ciertas propiedades: generalidad, universalidad,
publicidad, completitud y carácter justificatorio final, debiendo
comprometerse los miembros a la aceptación de los principios
adoptados por unanimidad desde un equilibrio reflexivo.

Partiendo de esta base, para Rawls los integrantes elegirán


necesariamente dos principios de justicia ordenados en una jerarquía
lexicográfica, en el primero cada persona debe tener un derecho igual
al sistema total más extenso de libertades básicas (conciencia,
palabra, voto,...) compatible con un sistema similar de libertades para
todos, en el segundo principio las desigualdades sociales y económicas
deben dispuestas de modo que satisfagan dos condiciones, ser el
mayor beneficio para los socialmente menos aventajados y deben

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adjudicarse a funciones y posiciones abiertas a todos en igualdad de
condiciones y oportunidades.

Rawls imagina una secuencia en cuatro etapas en las que el velo de la


ignorancia se va levantando progresivamente, en la que los seres de la
posición originaria van eligiendo, sobre la base de los principios de
justicia, principios constitucionales, reglas legislativas y decisiones
judiciales y administrativas en casos particulares, una sociedad regida
por estos principios de justicia será para Rawls una sociedad estable,
en la que se produce un efecto de realimentación que tiende a reforzar
la adhesión a tales principios.

EXPLICACIÓN DEL GIRO PRAGMÁTICO DE LOS FILÓSOFOS DE LA


ÉTICA COMUNICATIVA. ¿POR QUÉ LA ÉTICA COMUNICATIVA ES
UNA ÉTICA PROCEDIMENTAL?

Para el "Pragmatismo" la función de pensar no es el descubrimiento de


unas verdades eternas preexistentes, sino el inventar o crear una
hábitos de acción intelectual que se muestren útiles en la practica. La
verdad de una afirmación se manifiesta en su rendimiento como
orientación para la experiencia futura. Con la ética comunicativa se da
un giro a Pragmatismo, con ella se amplía el ámbito de la reflexión
hacia una filosofía práctica, que tiene como objetivo una reflexión
sobre la política, fundamentalmente sobre el modo de vida
democrático, partiendo de la argumentación como punto de partida
para la reflexión.

Los autores enmarcados en la ética comunicativa dedican su mayor


esfuerzo a la aplicación de ésta ética a la economía, a la ecología, la
política o el deporte, haciendo de ella una ética aplicada, por ello es

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una ética optima para inspirar una moral cívica en los países
democráticos, pero también una ética ecológica, económica, política,
medica o pedagógica, son pues éticas procedimentales.

La ética comunicativa es una ética procedimental porque no reflexiona


sobre contenidos morales, sino acerca de los procedimientos mediante
los cuales podemos declarar que normas surgidas de la vida cotidiana
son correctas, es una ética que de las dos caras del fenómeno moral,
felicidad y norma, sólo atiende a la norma, se convierte así pues en
una "ética deontológica" que anuncia los procedimientos que deben
seguirse para llegar a determinar la corrección de una norma. Las
normas surgen y proceden del mundo vital y la filosofía moral se limita
a descubrir los procedimientos dialógicos para legitimarlos.

La ética comunicativa es cognitivista, ya que además considera el


procedimiento por el que llegamos a determinar lo correcto: "el
discurso practico", que se lleva a cabo en un marco comunicativo,
dialógico y discursivo, un marco en el que se trata de universalizar la
materia de la moral, que son los intereses de los afectados por las
normas, en el que se descubre el carácter dialógico de las personas.
Pero además éste debe estar ajustado a determinadas reglas y seguir
un cierto procedimiento, en el que en primer lugar se requiere aceptar
una relación entre los interlocutores que es a la vez hermenéutica y
ética, ya que debe haber un entendimiento mínimo entre el hablante y
oyente y estos deben reconocerse mutuamente como personas y como
interlocutores válidos, cuyos derechos a la replica y la argumentación
tienen que ser reconocidos, a partir de este momento, es posible
elaborar una teoría de los derechos humanos.

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DIFERENCIA QUE ESTABLECE “ADELA CORTINA” ENTRE UNA
ÉTICA DE MÁXIMOS Y UNA ÉTICA DE MÍNIMOS.

La ética discursiva puede ofrecer una figura inédita de sujeto capaz de


inspirar un nuevo humanismo desde la idea de un sujeto autónomo,
que vive en un mundo subjetivo en el que tiene un acceso privilegiado
y un mundo social al que pertenece. Esto da al individuo una
dimensión individual y una dimensión personal, estas dos dimensiones
que constituyen al sujeto se construyen con la autonomía personal y la
autorrealización individual. Esta consideración es clave a la hora de
construir un marco de aplicación de la ética discursiva, porque nos
permite distinguir en el concepto mismo de sujeto la exigencia de una
ética de mínimos y una ética de máximos.

Adela Cortina en el texto cree oportuno distinguir en el ámbito moral


entre una ética de máximos y una ética de mínimos: entre aquellos
mínimos normativos universalizables, que son posibles por la
dimensión autónoma del sujeto y de los que se ocupan las éticas
deontológicas de la justicia, y los máximos a que se refieren los
proyectos biográficos de autorrealización. Por objeto tienen tales
máximos las éticas de la felicidad, siempre que la felicidad no se
entienda sólo como placer, sino en el amplio sentido humano de
autorrealización.

La autonomía en el hombre se presenta como la capacidad moral para


la resolución o actuación ante un hecho concreto, desde este punto de
vista estrictamente moral, es autónoma la voluntad de dejarse orientar
por lo que todos podrían querer, por ello se dice que la autonomía del
sujeto en el sentido estrictamente moral se refiere a la capacidad
universalizadora, que es la que en el ámbito de las normas nos permite
fundamentar racionalmente una ética de mínimos universalmente

25
exigibles. A la vez la ética de máximos viene marcada por el deseo o
propósito de llevar a cabo la autorrealización personal o individual.

ÉTICA DE MÍNIMOS Y ÉTICA DE MÁXIMOS EN UNA DEMOCRACIA


DIALÓGICA

Carlos Díaz

Desde cualquier religión o incluso desde la increencia es


posible asumir racionalmente una mínima ética cívica
pública. El cristianismo, por ejemplo, no es una ética de
mínimos de justicia, sino una religión de máximos de
felicidad.

Éticas de mínimos

Las éticas de mínimos son deontológicas, pues se ocupan del deón


(deber, vertiente normativa), indagando qué requisitos mínimos deben
ser universalmente cumplidos, pues cuando tengo algo por justo no
estoy expresando un sentimiento meramente subjetivo o grupal,
relativo a mi cultura o circunstancia, sino que pretendo que lo tenga
por justo cualquier ser racional que quiera pensar moralmente, esto es,
que se sitúe en condiciones de imparcialidad y de universabilidad,
válidas en todas las circunstancias, referidas a normas universalizables
que se han ido concretando en los derechos humanos, derechos que la
humanidad ha aprendido a través de la historia, a los cuales sería ya
inmoral renunciar, y que por ende son transmitidos
generacionalmente.

Éticas de máximos

26
Por su parte las éticas de máximos son éticas de felicidad
(agatológicas: referidas al bien y a la autorrealización personal), pues
intentan ofrecer ideales de vida buena. Cuando tengo algo por bueno,
por felicitante, no puedo exigir ni imponer que cualquier ser racional
también lo tenga por bueno, porque ésta sí que es una opción
subjetiva, aunque puedo aconsejar seguir su conducta. En
consecuencia, se trata de éticas religiosas.

Diferencias y coincidencias

Mientras en una sociedad pluralista los ideales de felicidad pueden ser


distintos, no sucede lo mismo con las convicciones de justicia.
«Cuando tenemos algo por justo, nos sentimos impelidos a
intersubjetivarlo, a exigir que los demás también lo tengan por justo,
porque ciertamente existe una gran diferencia entre los juicios 'esto es
justo' y 'esto me conviene', pero también entre los juicios 'esto es
justo' y 'esto da la felicidad'. Si digo 'esto me conviene', estoy
expresando simplemente mi preferencia individual por algo, y si digo
'esto nos conviene' amplío la preferencia a un grupo, mientras cuando
afirmo 'esto es justo' estoy confiriéndole un peso de objetividad que
queda más allá de las preferencias personales y grupales: estoy
apelando a modelos intersubjetivos que sobrepasan con mucho el
subjetivismo individual o grupal. Decir que 'esto hace feliz' es, por
contra, bastante más arriesgado, porque ¿quién se atreverá a decir
que esto es lo que hace felices a todos los seres humanos, aunque
parte de ellos se niegue a aceptarlo?».

¿Significa esto que en la ciudad democrática estén de más las éticas


de máximos basadas en las religiones? No, pues «desde cualquier
religión o incluso desde la increencia es posible asumir racionalmente
una mínima ética cívica pública. El cristianismo, por ejemplo, no es una
ética de mínimos de justicia, sino una religión de máximos de felicidad.

27
Los mínimos de justicia le parecen irrenunciables, y se alegra por ello
profundamente de que formen parte de la conciencia moral social de
nuestro tiempo; pero tales mínimos no agotan el contenido de la
religión cristiana, su viva y rica oferta».

Es posible ser creyente y a la vez ciudadano; fe y razón son bueyes de


una misma yunta, aunque con dos niveles distintos de exigencia,
niveles autónomos, ninguno de los cuales puede pretender absorber al
otro, por eso ni la religión puede suplantar a la moral civil, ni la moral
civil puede pretender sustituir a las religiones, jamás una ética de
mínimos puede pretender ser un equivalente funcional de la religión.
Lo laico no entra en competencia con lo religioso, porque no intenta
ofrecer una idea del hombre y de la historia desde la que iluminar la
totalidad de la vida.

A su vez «en cada grupo puede existir algún tipo de magisterio


reconocido, que tenga una especial autoridad dentro de él. Éste es el
caso de gran parte de grupos religiosos. Dado que en una sociedad
hay diversas esferas y dentro de cada una de ellas un tipo peculiar de
organización, siempre que acepten el marco de conjunto, la existencia
de magisterios internos a cada una de las esferas es perfectamente
democrática. Atentan contra las posibilidades de convivencia que
ofrece una moral cívica tanto los que se empeñan en negar a las
iglesias su derecho a expresar su opinión en materia moral, como los
que creen desde una iglesia que sólo ella está facultada para dar
orientaciones morales y que el resto de las iglesias o de los grupos
sociales debería someterse a tales directrices.

Lo racional (mínimo) y lo razonable (máximo)

Esto no signifique que las propuestas religiosas no sean racionales, ni


que la razón nada tenga que ver con la felicidad, porque la razón

28
humana es sentiente y el sentimiento racional. Por eso tienen razón
quienes dicen que no puede separarse de una forma tajante entre lo
justo y lo bueno, ni, por tanto, pensar en qué cosas pueden ser
exigibles a toda persona sin tener cierta idea de qué es lo que hace
felices a las personas. En consecuencia, hay dos tipos de racionalidad,
la de aquello que es universalmente exigible, y la razonabilidad de lo
que puede proponerse con pleno sentido, sin ser por ello exigible.

29
TEXTO II

La educación del hombre y del ciudadano

(http://www.rieoei.org/oeivirt/rie07a02.pdf)

Adela Cortina (*)

(*) Adela Cortina, catedrática de Filosofía Jurídica Moral y Política en


la Universidad de Valencia (España). Doctora en Filosofía por la
Universidad de Valencia, becaria del DAAD (Deutscher Akademischer
Austauschdienst) y de la Alexander von Humboldt-Stiftung en Munich y
Frankfurt, miembro del Comité Ético del Hospital Clínico de la
Universidad de Valencia, directora de la Fundación para la promoción
de la Ética de los Negocios y las Organizaciones (ETNOR). Autora de
diversas publicaciones y directora de proyectos de investigación sobre
Ética, en sus aspectos de fundamentación y aplicación a la Educación,
la Empresa, las Biotecnologías y la Medicina, y de Filosofía Política. Ha
participado en proyectos y congresos en América Latina.

Una buena parte de los países de habla hispana se encuentra


enfrentada a un problema realmente espinoso: sus constituciones,
recientes las más de las veces, han sido elaboradas con todo esmero
por expertos en derecho constitucional comparado y por filósofos
formados en los países más desarrollados. Son constituciones
moralmente perfectas en su impecable formulación: son, en su
mayoría, constituciones rawlsianas.

30
FILÓSOFOS KANTIANOS, CONSTITUCIONES RAWLSIANAS,
PUEBLO HOBBESIANO

«La peor desgracia de América Latina es que nuestros filósofos son


kantianos».

Conviene recordar aquí que John Rawls, profesor de filosofía en


Harvard, se propuso, al menos desde su célebre «Teoría de la Justicia»
de 1971, construir un modelo que reflejara del modo más fiel posible lo
que un ciudadano norteamericano tiene por justo cuando piensa en
serio acerca de la justicia2. Con ello deseaba proseguir esa tarea
social práctica, iniciada por pragmatistas norteamericanos como John
Dewey, que consiste en reforzar los lazos ya existentes entre los
ciudadanos estadounidenses procedentes de distintas culturas, con el
fin de crear una comunidad política y socialmente estable. El modo de
llevar a cabo esa tarea consistiría para Rawls en elaborar
conceptualmente un modelo de lo que los estadounidenses piensan en
serio sobre lo que es justo, modelo que debería aplicarse a las
instituciones políticas y proponerse a la población, que en el fondo lo
tiene ya por justo, con el fin de que se sienta cada vez más urgida a
cumplir con sus deberes de ciudadanía.

Cuando los ciudadanos se percaten de que vivir en un país


políticamente fundado sobre semejante modelo de justicia ofrece
mayores posibilidades, incluso de felicidad, que vivir en países
autoritarios, dictatoriales o aristocráticos, no necesitarán mayores
justificaciones filosóficas ni de ningún otro tipo para comprender que
se trata de la mejor forma política de gobierno y que conviene
reforzarla, y se aplicarán a la tarea de educar a los futuros ciudadanos
en este sentido de la justicia, consiguiendo entonces una democracia

31
estable. Porque la estabilidad social precisa de una virtud ciudadana
-la civilidad-, difícil de desarrollar si no ha empezado a adquirirse a
través del proceso educativo3.

En la década de los ochenta estallaron en el mundo filosófico


norteamericano vivas disputas a cuento de la teoría rawlsiana de la
justicia. No sólo por parte de neoliberales al estilo de Nocik, que tenían
tal idea por excesivamente social-demócrata, sino también por parte
de los comunitarios, convencidos de que sus ideas de la justicia eran,
al menos, tan propias del sentir de los norteamericanos como las de
Rawls. Porque la elaboración de la constitución norteamericana vino
prologada por la disputa entre las constituciones de los
participacionistas comunitarios y los liberales. Los primeros habían
vivido el «espíritu de la frontera» en el Lejano Oeste, y tenían la
experiencia de comunidades que necesitaban del esfuerzo de todos
sus miembros para sobrevivir; comunidades, por tanto, sumamente
participativas, en las que la población elegía a quienes habían de
desempeñar los distintos cargos. Nadie es irrelevante para la
supervivencia del grupo, y el extranjero -el forastero- es el elemento
extraño que puede traer algún tipo de mal con su venida. Estas
comunidades son bien similares, a su modo, a las comunidades
homéricas -Troya, Ítaca- y a las polis de la época de Pericles -Esparta,
Atenas-, que requieren la aportación y la virtud de todos sus miembros
para sobrevivir y fortalecerse. De ahí que algunos filósofos
comunitarios propugnaran el retorno a comunidades de este tipo para
salvarnos del individualismo ambiente, en la línea del más puro
espíritu de la frontera4.

Por su parte, quienes pugnaban por instaurar una constitución de corte


liberal se hacían eco del espíritu universalista de los Padres de la
Patria, impregnados del espíritu lockiano de los derechos naturales. La

32
polémica entre los comunitarios y los liberales universalistas estaba ya
latente, y estalló en la década de los ochenta propiciando una
abundantísima literatura.

Las gentes más o menos cultas de los países hispanohablantes e


«hispanoescribientes» estudiamos estas disputas y propuestas, y bien
por un extraño mimetismo o porque acabamos creyendo todo lo que
está impreso, terminamos convencidos de que éste es nuestro caso y
éstos son nuestros problemas. Por si poco faltara, acudimos a nuestras
constituciones, que resultan ser rawlsianas en sentido amplio. Y a
partir de tales datos extraemos una conclusión, que dudo mucho de
que sea lógicamente correcta: si ésta es nuestra constitución y ésta es
la cultura de nuestros intelectuales, el sentido de la justicia necesario
para respaldarlas es el que embarga a nuestro pueblo; la tarea del
filósofo es, pues, fortalecerlo por medio del concepto y de la
educación.

Craso error e inevitable desánimo: la inferencia es absolutamente


falaz. Las constituciones y los filósofos se mueven a un nivel, a muy
otro la realidad nacional. Por eso ha llegado a convertirse en dicho
habitual el que encabeza este apartado: «La peor desgracia de
América Latina es que nuestros filósofos son kantianos». Sólo
comparable -añadiría yo- al hecho de que las constituciones sean
rawlsianas y, sobre todo, al de que la realidad nacional sea
hobbesiana. ¿Qué significa esto?

Significa que los filósofos kantianos, como Rawls, para construir su


teoría de la justicia parten de la base de que la cultura política del
pueblo norteamericano ya está impregnada de ese sentido de la
justicia que él va a intentar «poner en conceptos», y que con ese
intento logrará mostrarle qué es lo que verdaderamente le une, en qué
está ya de acuerdo. Aplicados esos conceptos a la constitución y a las

33
demás instituciones políticas, vendrá a reforzarse lo que los
ciudadanos, en el fondo, ya sienten. Y lo que sienten es el deseo de
actuar según los dos principios de la justicia, referidos,
respectivamente, a la igualdad de libertades y a la de oportunidades,
con la importante adición del «principio de la diferencia»5. El método
rawlsiano funciona entonces como un «círculo hermenéutico», porque
los principios descubiertos filosóficamente estaban ya en la cultura
política de esas sociedades y con el procedimiento filosófico
únicamente ganan en claridad, que no es poco. Suponiendo que Rawls
acierte y que los principios descritos por él impregnen la cultura
política norteamericana6, todavía tenemos que preguntarnos: ¿Sucede
lo mismo en otros países, o más bien en ellos la situación es
hobbesiana?

Como es sabido, plantea Hobbes su propuesta filosófica en un mundo


en el que todavía no hay sentido moral: ¿Cómo lograr que personas sin
sentido moral se interesen por obedecer unas normas morales, si
carecen de la motivación necesaria para hacerlo? La respuesta
hobbesiana es también conocida: la única forma de construir una
moral cimentada y estable es enraizarla en el interés egoísta de los
individuos; si éstos se convencen de que les interesa seguir unas
reglas de juego que beneficien a todos, más que si no las hubieran
acordado, entonces tendrán una buena motivación.

Sin embargo, a continuación se plantea el gran problema: ¿no puede


ocurrir que, una vez firmado el acuerdo, cada quien trate de eludir las
reglas en las situaciones cotidianas, beneficiándose, sin embargo, de
que los demás las sigan? Éste es el típico caso conocido más tarde
como del free rider de las teorías de la elección colectiva, vulgo gorrón,
que Hobbes resolvía haciendo al Leviatán depositario y guardián del

34
cumplimiento del pacto, convirtiendo al Estado en garante de que se
cumplan, no sólo las normas legales, sino también las morales.

Dejando por el momento el gravísimo asunto de si ambos tipos de


normas pueden identificarse, y suponiendo que pudieran -que en
realidad no pueden7-, ¿qué pasa en aquellos lugares donde no alcanza
el Estado? Porque los Estados débiles llegan a bien poco y, además,
donde llegan tampoco queda garantizado que lo hagan con mucha
justicia, ya que al fin y al cabo son seres humanos los que lo
componen. La única solución es, entonces, que sean los ciudadanos
mismos quienes asuman una actitud cívica. Pero precisamente aquí es
donde parece que se presenta el mayor problema: ¿cómo interesar a
los individuos en la moralidad?

A pesar de los esfuerzos de autores como Gauthier por mostrar que


obedecer ciertas normas morales en cualquier situación beneficia a los
individuos, y que un individuo racional debería adoptarlas por su
propio interés8, no parece que los adultos de países que se encuentran
en situación hobbesiana estén muy dispuestos a dejarse convencer por
razonamientos similares. Por eso y aunque sin abandonar el loable
intento de convencerles, la solución más razonable consiste -a mi
juicio- en empezar por la educación: por educar moralmente a los
niños como hombres y como ciudadanos a la vez, por interesarles en la
moralidad, sencillamente porque bien llevada la educación, la moral
les interesa. Otra cosa es que la idea de moralidad en la que se intente
educarles sea equivocada. ¿Qué significa entonces «educar
moralmente»?

Para intentar responder a una pregunta semejante creo que hoy en día
es necesario recurrir a las aportaciones de diversas tradiciones
morales y no optar únicamente por alguna de ellas, descartando las
restantes9. Por eso intentaré articular, en el espacio del que dispongo,

35
un modelo de educación moral cuyas piezas van siendo propiciadas
por distintas tradiciones morales, desde la base antropobiológica por la
que somos inevitablemente seres morales (tradición zubiriana),
pasando por la moralidad como un ineludible modo de ser persona
(tradición del raciovitalismo orteguiano), la pertenencia a
comunidades, entre ellas la comunidad política (tradición
comunitarista), la búsqueda de la felicidad (tradición aristotélica), la
necesidad del placer (tradición utilitarista) y la capacidad de actuar por
leyes que, como seres humanos, nos daríamos a nosotros mismos
(tradición kantiana).

Como se puede ver, la enumeración no es histórica porque,


sencillamente, no es una enumeración: intenta ser una exposición
articulada que parte de la base antropobiológica para llegar hasta las
creaciones de la razón.

LAS RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA MORAL: LA PROTOMORAL

Si atendemos a la tradición que arranca de Xavier Zubiri, luego


prolongada por José Luís Aranguren y Diego Gracia, todo ser humano
se ve obligado a conducirse moralmente, porque está dotado de una
estructura moral o, por decirlo con Diego Gracia, de una protomoral,
que tiene que distinguirse de la «moral como contenido»10.
Precisamente porque todo ser humano posee esta estructura,
podemos decir que los hombres somos constitutivamente morales:
podemos comportarnos de forma moralmente correcta en relación con
determinadas concepciones del bien moral, es decir, en relación con
determinados contenidos morales, o bien de forma inmoral con
respecto a ellos; pero estructuralmente hablando, no existe ningún
hombre que se encuentre situado «más allá del bien y del mal». ¿En
qué consiste esa estructura moral?

36
En principio -recuerda Zubiri-, cualquier organismo se ve enfrentado
desde su nacimiento al reto de ser viable en relación con su medio, y
para ello se ve obligado a responder a las provocaciones que recibe de
éste ajustándose a él para no perecer. La estructura básica de la
relación entre cualquier organismo y su medio es, entonces,
suscitación-afección-respuesta, y es la que le permite adaptarse para
sobrevivir. Sin embargo, esta estructura se modula de forma bien
diferente en el animal y en el hombre.

En el animal la suscitación procede de un estímulo que provoca en él


una respuesta perfectamente ajustada al medio, gracias a su
dotación biológica. A este ajustamiento se le denomina justeza y se
produce de forma automática. En el hombre, sin embargo, en virtud de
su hiperformalización, la respuesta no se produce de forma
automática, y en esta no determinación de la respuesta se produce el
primer momento básico de libertad. Y no sólo porque la respuesta
no viene ya biológicamente dada, sino también porque, precisamente
por esta razón, se ve obligado a justificarla. En efecto, el hombre
responde a la suscitación que le viene del medio a través de un
proceso en el que podríamos distinguir los siguientes pasos:

1) En principio y a través de su inteligencia, se hace cargo de que los


estímulos sean reales, es decir, que procedan de una realidad
estimulante por la que se sienta afectado. Por tanto, el hombre no
está afectado por el «medio» sino por la realidad, lo cual supone un
compromiso originario con ella que tendrá, como veremos, sus
implicaciones éticas.

2) La respuesta no le viene dada de forma automática, sino que, a la


hora de responder, se abren ante él un conjunto de posibilidades
entre las que ha de elegir la que quiere realizar. Si bien tales
posibilidades se enraízan en la realidad, ellas mismas son irreales y es

37
el hombre quien tiene que elegir cuál quiere realizar. De ahí que los
representantes de la tradición que estamos comentando convengan en
afirmar que ya en ese nivel biológico básico se produce el primer
momento de libertad: no estamos determinados por el estímulo
real, sino que nos vemos forzados a elegir.

3) Para elegir una posibilidad el hombre ha de renunciar a las demás y


por eso su elección ha de ser justificada, es decir, que ha de hacer su
ajustamiento a la realidad, porque no le viene dada naturalmente,
justificadamente. Lo que en el animal es justeza automática, en el
hombre es justificación activa, y esta necesidad de justificarse le hace
necesariamente moral. Por eso, mientras Aranguren denomina la
estructura descrita moral como estructura, Diego Gracia prefiere
hablar de protomoral, ya que, a su juicio, la moralidad vendrá del
referente que se tome para justificar. En cualquier caso, la exigencia
de apelar a un referente moral se encuentra inscrita en la estructura
básica del hombre, de donde se sigue que es constitutivamente moral.

El contenido desde el cual un hombre justificará sus elecciones no


importa ahora, porque sin duda variará diacrónica y sincrónicamente;
lo que importa es recordar que el hombre se siente afectado por la
realidad y para sobrevivir ha de responder a ella, eligiendo entre
posibilidades y justificando su elección. ¿Qué se sigue de ello para la
educación moral?

En principio, que si cualquier persona capta las cosas como


realidades y su estar en el mundo es un estar en la realidad, el
momento de realidad constituye la matriz de la que surge toda
construcción de posibilidades irreales entre las que es preciso elegir.
De ahí que, frente a un «idealismo» mal entendido que, llevando la
sociología del conocimiento al extremo, acaba afirmando que
construimos la realidad toda, sin necesidad de hacer pie en ella, el

38
reismo zubiriano recuerde que no podemos organizar nuestra vida de
espaldas a la realidad.

En segundo lugar, que es importante impulsar a través de la educación


el desarrollo de la capacidad creadora para que la persona tenga el
mayor campo de posibilidades a su alcance. En muchas ocasiones los
problemas son agobiantes porque falta capacidad para idear
alternativas.

Y, por último, que si vamos a vernos obligados a elegir entre


posibilidades para apropiarnos unas, renunciando a otras, teniendo
que justificar la elección, más vale intentar ir aclarando desde dónde
hacerlo para acabar logrando buenas elecciones: desarrollar la
inteligencia como capacidad de hacer un buen cálculo, ya que de todos
modos será menester calcular, es una buena tarea moral. ¿Desde
dónde pueden hacerse las elecciones?

La respuesta de Zubiri es básicamente la siguiente: en principio, cada


hombre está dotado de unas tendencias inconclusas que le llevan a
preferir unas posibilidades, a considerarlas deseables, y son esas
tendencias precisamente las que justifican sus preferencias y, por
tanto, sus elecciones. Tales tendencias proceden fundamentalmente
de la constitución temperamental de cada persona, que le viene
dada por nacimiento, de los ideales de hombre y de los códigos
morales vigentes en su sociedad o en su grupo, del nivel de
desarrollo moral alcanzado tanto por la persona como por la
sociedad en la que vive. Es decir, ante todo factores temperamentales
y sociales, que no son inmutables, sino que pueden ser educados y van
a serlo. Todos estos rasgos pertenecen aún a una protomoral: ¿En qué
consistirá esa moral en la que nos parece tan difícil interesar a los
individuos? Porque si no conecta en modo alguno con nuestras
tendencias, será imposible conseguir que nos interese.

39
QUÉ ENTENDEMOS POR «MORAL» CUANDO QUEREMOS EDUCAR
EN ELLA

En principio, quien se pregunta cómo interesar en la moralidad, sea a


niños, sea a adultos, está entendiendo por «moral» un conjunto de
normas que el destinatario va a experimentar en principio como
ajenas, y por eso preguntará: ¿por qué he de cumplirlas? Pregunta de
difícil respuesta si no modificamos y ampliamos nuestro concepto de
moralidad.

MORAL FRENTE A DESMORALIZACIÓN

La expresión «moral» significa, en primer lugar, capacidad para


enfrentar la vida frente a «desmoralización». Recogiendo la herencia
de la razón vital orteguiana, la moral no es un añadido que podemos
utilizar como ornamento, porque siempre nos encontramos en un tono
vital, siempre nos encontramos en un estado de ánimo14. Es posible
estar alto o bajo de moral, es posible tener la moral alta o estar
desmoralizado. Un hombre alto de moral, una sociedad alta de moral,
tienen agallas, tienen arrestos para enfrentar la vida con altura
humana. Claro que la pregunta inmediata es: ¿en qué consiste la altura
humana y quién es el que dice cuál es la talla que es preciso alcanzar?
Y tendríamos que contestar, no nos vaya a ocurrir como a J. Wilson
cuando trata de distinguir entre indoctrinación y educación.

Según Wilson, la diferencia entre ambas estribaría en el contenido que


queremos transmitir, que será educativo, y no «indoctrinativo», si

40
consiste en modelos de conducta y en sentimientos que cualquier
persona sana y sensata consideraría agradables y necesarios. Estos
modelos -prosigue Wilson- serán racionales porque derivan de la
realidad, más que de valores, temores y prejuicios de los individuos15.
Sin embargo, la dificultad consistiría entonces, como es bien
comprensible, en determinar cómo elegir a esa persona «sana y
sensata» que debería actuar como juez respecto de qué contenidos
son agradables y necesarios. Y es bastante fácil colegir que no habría
acuerdo en la decisión porque distintos grupos presentarían distintos
candidatos al oficio de «juez moral» y se negarían a tener por
normativas las orientaciones de los candidatos presentados por los
restantes grupos.

Por lo tanto, yo también tendré que responder a la pregunta: « ¿qué


significa 'altura humana'?». Pero ante todo querría dejar «constancia»
de que el canon de estatura no puede venir de fuera, que no puede
tratarse de un conjunto de deberes que alguien se empeña en
imponer, sino que tiene que venir del hombre mismo y llevarle a
plenitud. Por eso en este punto urge incidir en la autoestima, en el
autoconcepto, bastante estudiado en los últimos tiempos en la
bibliografía pedagógica, pero todavía no lo suficiente. La relación de la
autoestima con lo que venimos tratando es la siguiente:

Cada hombre, llevado de sus tendencias a la hora de elegir entre


posibilidades, se decanta por aquello que le parece bueno. El problema
está en relación con qué le parece bueno, y una primera respuesta,
perteneciente a su estructura, es: en relación con sus posibilidades de
autoposesión, un hombre busca en último término apropiarse de
aquellas posibilidades que le ayudan a autoposeerse. Y en este punto
se muestran de nuevo las raíces biológicas de lo moral, si recordamos

41
la definición de salud que viene dando la medicina en los últimos
tiempos.

En el año 1946 la Organización Mundial de la Salud dio una definición


de salud tal que todos los recursos de un Estado debían ir dirigidos al
gasto sanitario, si es que quería cumplir con las exigencias de un
Estado social de derecho, porque según ella, «salud es un estado de
perfecto bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia
de afecciones o enfermedades»16. Posteriormente, habiendo tomado
conciencia de lo ambicioso de la definición, creyó oportuno ofrecer una
caracterización más modesta, y el grado de salud de las personas
empezó a medirse por el de su autoposesión: la autoposesión de
cuerpo y de mente por parte del sujeto es síntoma de salud, mientras
que la imposibilidad de autocontrol es síntoma de enfermedad, llevada
a su extremo en el acontecer de la muerte17. Este impulso a la
autoposesión es entonces una tendencia biológica que opera en
nuestra conducta, estrechamente relacionada con la autoestima y,
como veremos, con el ansia de felicidad.

En efecto, el proyecto personal de autoposesión exige como condición


necesaria, aunque no suficiente, la autoestima del sujeto, la conciencia
de que puede tener distintos proyectos capaces de ilusionar y de que
cuenta con capacidades como para llevarlos a cabo. Los proyectos
serán distintos en las diferentes personas, y por eso encontrar los
propios es una de las grandes tareas personales y comunitarias, pero
resulta básico ir teniendo conciencia de ellos y de que se cuenta con
cierta capacidad para realizarlos18.

«Educación moral» significaría, pues, en este sentido, ayudar a la


persona de modo que se sienta en forma, deseosa de proyectar,
encariñada con sus proyectos de autorrealización, capaz de llevarlos a
cabo, consciente de que para ello necesita contar con otros igualmente

42
estimables. Por tanto, cuantos trabajos se lleven a cabo en el terreno
de la enseñanza en la línea del autoconcepto, con vistas a fomentar
la autoestima de los individuos, serán siempre pocos. Porque entre
un altruismo mal entendido, que exige del individuo el olvido de sí
mismo, y un egoísmo exacerbado, que lleva al cabo al desprecio del
resto, se encuentra el quicio sano de una autoestima por la que un
individuo se encuentra antes alto de moral que desmoralizado.

Por otra parte, conviene no olvidar que mal puede infundir ilusión una
sociedad desilusionada, contagiar esperanzas una sociedad
desesperanzada. De ahí que la tarea educativa constituya a la vez la
piedra de toque de la altura moral de una sociedad, porque carecerá
de arrestos para comunicar energía, si ella misma se encuentra
depauperada.

LA PERTENENCIA A UNA COMUNIDAD. SER CIUDADANO

El actual movimiento comunitario recuerda a los liberales que la moral


resultó impensable en algún tiempo al margen de las comunidades, en
las que los individuos desarrollan sus capacidades para lograr que la
comunidad sobreviva y prospere, porque, en definitiva, del bien de la
comunidad se sigue el propio19. El abismo abierto por el liberalismo
moderno entre los intereses del individuo y los de la comunidad, es el
que hoy nos fuerza a preguntarnos, como hemos hecho desde el
comienzo de este artículo: ¿por qué a un individuo le va a interesar ser
moral? Pregunta que carece de sentido si el individuo se sabe ya
miembro de una comunidad, cuyos fines coinciden con los suyos
propios20.

Por «moral» -recuerdan los comunitarios- se entendió en Grecia el


desarrollo de las capacidades del individuo en una comunidad
política, en la que tomaba conciencia de su identidad como

43
ciudadano perteneciente a ella; lo cual, además, le facultaba para
saber cuáles eran los hábitos que había de desarrollar para mantenerla
y potenciarla, hábitos a los que cabía denominar virtudes21. La
pérdida de la dimensión comunitaria ha provocado la situación en que
nos encontramos, en que los seres humanos somos más individuos
desarraigados que personas, e ignoramos qué tareas morales hemos
de desarrollar. En el mundo de las comunidades hay mapas que ya nos
indican el camino: hay virtudes que sabemos hemos de cultivar, hay
deberes que es de responsabilidad cumplir22. En ellas -y esto es lo que
me importa destacar-, el nuevo miembro de la comunidad se sabe
vinculado, acogido, respaldado por un conjunto de tradiciones y de
compañeros. Por eso -prosiguen los comunitarios-, es tiempo de
fortalecer los lazos comunitarios desde los que los hombres aprenden
a ser morales, entre ellos el lazo cívico.

Ciertamente, atendiendo al consejo de los comunitarios y también de


la ética del discurso que preconiza el fortalecimiento de comunidades
de comunicación, es preciso recordar que la educación empieza por
sentirse miembro de comunidades: familiar, religiosa, grupo de edad.
Pero también miembro de una comunidad política, en la que el niño ha
de sentirse acogido desde el comienzo, porque cada niño se
encuentra en el contexto de una realidad social determinada que le
ayudará a desarrollar las predisposiciones genéticas en un sentido u
otro. Y, como muy bien apuntan los «culturalistas» frente a los
«genetistas», el medio en el que se desenvuelva es esencial para el
desarrollo de unas tendencias u otras. Como en las primeras etapas
del desarrollo, necesita forjarse una identidad desde los grupos a los
que pertenece; la comunidad familiar y la comunidad religiosa, en su
caso, van ofreciéndole esos vínculos de pertenencia que constituyen
una necesidad psicológica intrínseca. Pero también la comunidad
política tiene la obligación de hacer sentir al niño que, además de ser

44
miembro de una familia, de una iglesia, de una etnia, de una cultura, lo
es también de una nación, que espera de él que participe activamente
como ciudadano.

Podría pensarse que la primera tarea de la educación moral consiste


en formar a los niños como hombres e interesarles más tarde en los
valores de la ciudadanía. Sin embargo, ambas cosas no pueden
hacerse por separado, porque las personas, para devenir tales a través
del proceso de socialización, necesitamos unas señas de identidad
que brotan de distintas formas de pertenencia a la sociedad y, en
este sentido, la ciudadanía ofrece dos ventajas específicas: 1) el
ejercicio de la ciudadanía es crucial para el desarrollo de la madurez
moral del individuo, porque la participación en la comunidad destruye
la inercia, y la consideración del bien común alimenta el altruismo; 2)
la ciudadanía subyace a las otras identidades y permite suavizar los
conflictos que pueden surgir entre quienes profesan distintas
ideologías, porque ayuda a cultivar la virtud política de la conciliación
responsable de los intereses en conflicto23. Para formar hombres es
necesario, pues, formar también ciudadanos.

Sin embargo, la educación cívica puede despertar sospechas que


lleven incluso a su descalificación: ¿no es un procedimiento para
formar ciudadanos dóciles, manejables, que no causen problemas al
poder político? Si así fuera, estaríamos educando víctimas
propiciatorias para cualquier totalitarismo y no personas autónomas,
dispuestas a regirse por sus propias leyes, contraviniendo así las
exigencias de una escuela moderna. ¿Es ése el objetivo de la
educación cívica?

Ante preguntas de esta guisa conviene recordar, en principio, que las


escuelas siempre han enseñado a los niños a ser buenos ciudadanos,
sea a través de la selección del material que indefectiblemente

45
transmite un mensaje, sea a través del «currículum oculto», es decir,
de los mensajes subliminales que el alumno absorbe en la relación con
los profesores y en la organización de las clases: mucho del ethos de
una escuela contiene aserciones sobre la naturaleza del buen
ciudadano24. Por lo tanto, si queremos educar en las exigencias de
una escuela moderna, que asuma como irrenunciable la autonomía de
sus miembros, la clave consiste en bosquejar los rasgos de ese
ciudadano autónomo, sin dar por bueno cualquier modelo de
ciudadanía25.

Aunque no es fácil precisar un modelo semejante, dada la larga


historia de la idea de ciudadanía26, optaremos aquí por un modelo a la
vez nacional y universal, que se configura con las siguientes
características: autonomía personal (el ciudadano no es vasallo ni
súbdito); conciencia de derechos que deben ser respetados27;
sentimiento del vínculo cívico con los conciudadanos, con los que se
comparten proyectos comunes; participación responsable en el
desarrollo de esos proyectos, es decir, conciencia no sólo de derechos,
sino también de responsabilidades; y a la vez, sentimiento del vínculo
con cualquier ser humano y participación responsable en proyectos
que lleven a transformar positivamente nuestra «aldea global».

Ciertamente, la asunción de la «doble ciudadanía» -nacional y


universal- es fruto de un doble movimiento de diferenciación, por el
que el ciudadano se sabe vinculado a los miembros de su comunidad
por una identidad que le diferencia de los miembros de otras
comunidades y, sin embargo, de identificación en tanto que persona,
con todos aquellos que son también personas, aunque de diferentes
nacionalidades28.

Este último modelo de ciudadanía -la cosmopolita- presenta especiales


dificultades, porque así como el niño de los 4 a los 7 años desarrolla

46
claras identidades nacionales, ligadas a símbolos de pertenencia -y no
es excesivamente difícil encontrar tales símbolos de pertenencia en la
tradición e historia de un pueblo, que son las que al cabo respaldan
emocionalmente la identidad nacional-, las tradiciones y símbolos
compartidos por la humanidad en su conjunto son escasos: la
experiencia de la raza humana como tal no es el agregado de
experiencias particulares, sino la adquirida a través de proyectos
comunes. Por eso, educar en la doble ciudadanía supone introducir
afectivamente en el doble simbolismo e implicar a los niños en
proyectos tanto locales como de alcance universal29.

En este punto conviene hacer un alto en el camino para resumir lo que


hasta ahora hemos ganado. Recordemos que partíamos de la
pregunta: en «situaciones de emergencia» en las que cabe dudar
mucho de que todos los individuos tengan sentido o conciencia moral,
¿cómo interesarles en la moralidad? Nuestra respuesta consistía en
sugerir como camino más seguro la educación y, a partir de ahí,
habíamos ido conquistando unos elementos que incidían en el mismo
aspecto: la moral no es algo ajeno al individuo, no es un conjunto de
mandatos que brotan de otro mundo y que sólo pueden interesar a
una persona -niño o adulto- si la convencemos mediante alguna
gratificación o alguna sanción externa. Estos elementos serían tres:

1) La moral es ineludible, en principio, porque todos los seres humanos


hemos de elegir entre posibilidades y justificar nuestra elección, con lo
cual más vale que nos busquemos buenos referentes para acreditarlas,
no sea que labremos nuestra propia desgracia.

2) En segundo lugar, estamos en el mundo con un tono vital u otro,


altos de moral o desmoralizados, y para levantar el ánimo son
indispensables dos cosas al menos: tratar de descubrir qué proyectos

47
nos son más propios y tener la autoestima suficiente para intentar
llevarlos a cabo.

3) Por último, nuestra sociabilidad exige que proyectos y autoestima


broten de una identidad psíquicamente estable, ganada en la
comunidad familiar, religiosa, cívica, al sentirse ya desde el comienzo
miembro acogido y apreciado -valioso, por tanto- de un grupo humano
con proyectos compartidos.

De ahí que podamos decir que si la comunidad política no se


responsabiliza de la educación cívica de los ciudadanos potenciales,
haciéndoles sentir que son miembros suyos, parte suya, y que esa
pertenencia es gratificante, carece de sentido preguntar más tarde
cómo interesarles en la república. Y es indudable que, sin al menos
cierta igualdad y justicia, no puede haber ciudadanía, porque los
discriminados no pueden sentirse ciudadanos: ¿no es puro cinismo
intentar interesar en valores cívicos de libertad, tolerancia,
imparcialidad y respeto por la verdad y por el razonamiento30 a los
que nada ganan con la república, o ganan significativamente menos
que otros?.

En el origen es donde deben asumir su responsabilidad las distintas


comunidades -también la política- para hacer sentir a los niños que son
miembros de ellas. Sólo desde esta idea de pertenencia será posible
desarrollar con bien las restantes formas de entender la moral, que
comentaremos brevemente: como búsqueda de felicidad, como
disfrute del placer, como capacidad de darse leyes propias, como
capacidad de asumir una determinada actitud dialógica31.

MORAL COMO BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

48
En efecto, la tradición aristotélica32 sigue recordándonos que la
dimensión moral de los hombres consiste, al menos «también», en la
búsqueda de la felicidad, en la prudente ponderación de lo que a
una persona conviene, no sólo en un momento puntual de su biografía,
sino en el distendido conjunto de su vida33.

Que todos los hombres desean ser felices es afirmación que nadie se
ha atrevido a poner en duda. Que conseguir la felicidad no está
totalmente en nuestras manos es igualmente público y notorio, así
como lo es que no todos entienden lo mismo por su felicidad. Sin
embargo, una cosa es clara, en principio, y es que la felicidad exige la
formación prudencial del carácter, porque tener un buen carácter
requiere entrenamiento ya que los hábitos, la «segunda naturaleza»,
han de adquirirse por repetición de actos34.

Ahora bien, los contenidos de la felicidad no pueden


universalizarse. Mi felicidad es mi peculiar modo de autorrealización,
que depende de mi constitución natural, de mi biografía y de mi
contexto social, hecho por el cual yo no me atrevería a universalizarla.
Lo que me hace feliz no tiene por qué hacer felices a todos. Por eso, a
mi juicio, tener en cuenta en la educación moral el deseo de felicidad
de los hombres es imprescindible, pero a sabiendas de que el
educador no tiene derecho a inculcar como universalizable su
modo de ser feliz. Aquí no caben sino la invitación y el consejo35,
comunicar las propias experiencias y narrar experiencias ajenas,
enseñar a deliberar bien y a mostrar que, en último término, la
felicidad no es pelagiana sino jansenista: es don, «el don de la paz
interior, espiritual, de la conciliación o reconciliación con todo y con
todos y, para empezar y terminar, con nosotros mismos»36. Por eso es
preciso aprender a deliberar bien sobre lo que nos conviene, pero con

49
la conciencia de que ser feliz es, no sólo una tarea, sino sobre todo un
regalo, plenificante.

FELICIDAD COMO MAXIMIZACIÓN DEL PLACER

Sin embargo, la tendencia a la felicidad, entendida como


autorrealización (eudaimonía) 37, puede interpretarse también como
tendencia al placer (hedoné) y entonces entramos en una tradición
distinta a la eudemonista, que es la hedonista38.

Todos los hombres tendemos a la felicidad y nadie puede negar que lo


hace. Evidentemente, cualquiera, aunque sea tratando de servir a los
marginados de la tierra, busca su felicidad. Pero no es lo mismo
«felicidad» que «placer», porque la felicidad es un término para
designar el logro de nuestras metas, la consecución de los fines que
nos proponemos. Por eso algunas corrientes filosóficas entienden la
felicidad como autorrealización, para distinguirla de quienes entienden
por felicidad obtención de placer, que es el caso de los hedonistas.

«Placer» significa satisfacción sensible causada por el logro de una


meta o por el ejercicio de una actividad. Quien escucha una hermosa
sinfonía o come un agradable manjar experimenta un placer; quien
cuida a un leproso no siente placer alguno, pero puede muy bien ser
feliz cuando forma parte importante de su proyecto de autorrealización
la preocupación por los marginados.

Sin embargo, desarrollar la capacidad de experimentar placer es un


elemento clave en una educación moral, porque tan injusto es con la

50
realidad quien trata con ella frívolamente como el que carece de la
capacidad de disfrutar lo que en ella es sensiblemente valioso.

Entender la educación moral como preparación para el sacrificio es un


error craso, absolutamente injusto con el ser del hombre y con el de la
realidad, que debe ser no sólo «fruida» en el sentido zubiriano, sino
también disfrutada en el significado sensible del término. Pero
identificar felicidad y placer es, sin duda, también erróneo.

MORAL COMO CAPACIDAD AUTOLEGISLADORA

Regresemos por un momento a nuestro punto de partida. Cuando


decimos que una situación carece de sentido moral, ¿a qué nos
estamos refiriendo? Podemos estar haciéndolo a una de las siguientes
posibilidades: las personas están bajas de ánimo vital; no se
encuentran integradas en la comunidad en la que viven; no saben
cómo ser felices; no saben disfrutar; no tienen internalizada la
convicción de que deben obedecer ciertos deberes que se consideran
morales. Normalmente nos referimos a la última de estas posibilidades
y, por eso, nos preguntamos cómo encontrar la motivación para
interesarlas en la moralidad.

Sin embargo, plantear así la cuestión es entender que las normas


morales vienen de fuera, cuando precisamente lo que las especifica
frente a normas como las legales es que brotan del propio sujeto: las
normas morales, como afirma explícitamente la tradición kantiana, son
las que un sujeto se daría a sí mismo en tanto que persona. Es decir,
son aquellas normas que -a su juicio- cualquier persona debería seguir
si es que desea tener -como antes decíamos- «altura humana». Esas
normas, en principio, no indican qué hay que hacer para ser feliz, sino

51
cómo hay que querer obrar para ser justo, pregunta que nos lleva
más allá del placer o del bienestar individual; incluso más allá de una
ciudadanía nacional o cosmopolita, aunque sea desde ellas desde
donde sea preciso hacerse la pregunta.

En efecto, la expresión «esto es justo» no significa lo mismo que «esto


me da placer», ni tampoco «esto nos da placer a una colectividad»39.
Pero tampoco pueden equipararse «esto es justo» y «esto es lo
admitido por las normas de mi comunidad» (ciudadanía nacional), ni
siquiera «esto es justo» y «esto sería lo admitido por una comunidad
cosmopolita» (ciudadanía cosmopolita), porque cualquier comunidad
de la que hablemos se concreta -y de ahí su ventaja- en unas normas
para unos ciudadanos reconocidos como tales que, por lo tanto, tienen
unos derechos que deben ser respetados40. La ciudadanía, en su
aspecto legal, es en definitiva el reconocimiento de unos derechos por
parte de un poder político; de ahí las dificultades de la ciudadanía
cosmopolita, dada la debilidad del derecho internacional. Sin embargo,
precisamente el hecho de que la ciudadanía se concrete en
comunidades, aunque incluyeran en su cosmopolitismo a las
generaciones futuras al reconocerles unos derechos41, tiene el
inconveniente de no poder plantearse para cualquier ser racional en
general.

La expresión «esto es justo» se refiere a lo que tendría por justo


cualquier ser racional. Por eso, como ha mostrado L. Kohlberg, la
formulación de juicios sobre la justicia supone un desarrollo y un
aprendizaje que se produce a través de tres niveles: el
preconvencional, en el que el individuo juzga acerca de lo justo desde
su interés egoísta; el convencional, en el que considera justo lo
aceptado por las reglas de su comunidad; el postconvencional, en el
que distingue principios universalistas de normas convencionales, de

52
modo que juzga acerca de lo justo o lo injusto «poniéndose en el lugar
de cualquier otro»42.

Este «ponerse en el lugar de cualquier otro» es lo que se viene


llamando el punto de vista moral, que elude la parcialidad y hace
posible la objetividad al superar el subjetivismo; ofrézcase como razón
para adoptar ese punto de vista que -por decirlo con Kant- cualquier
hombre es un fin en sí mismo que no puede ser tratado como un
simple medio sin que renuncie a su humanidad quien así lo trata43;
téngase por ineludible el punto de vista moral para encarnar
-siguiendo a Rawls- la idea de imparcialidad que expresa la estructura
de la razón práctica moderna44, o se apoye la necesidad de asumir
semejante punto de vista en el carácter de interlocutor válido del que
goza cualquier ser dotado de competencia comunicativa, atendiendo a
la ética del discurso45.

Como bien dice Zubiri, la impresión originaria de realidad se despliega


desde la inteligencia sentiente a través de la labor del logos y de la
razón, que no preceden a la inteligencia, pero son igualmente
imprescindibles por humanos. La razón presenta esbozos que
necesitan ser «verificados» por la probación física de realidad, pero, en
cualquier caso, son constructos suyos. Y construcciones ideales como
la del «punto de vista moral» son ya imprescindibles para entender
nuestra realidad social y, en consecuencia, para educar moralmente,
porque, como muestra la habermasiana teoría de la evolución social,
forman ya parte de nuestros esquemas cognitivo-morales46.

MORAL COMO ACTITUD DIALÓGICA

La moral, en una tradición kantiana es, en principio, capacidad de


darse leyes a sí mismo desde un punto de vista intersubjetivo, de
forma que las leyes sean universalizables. Lo cual nos muestra que

53
los individuos racionales no están cerrados sobre sí mismos, sino que
cada persona es lugar de encuentro de su peculiar idiosincrasia y de la
universalidad; es un nudo de articulación entre subjetividad e
intersubjetividad.

Una persona «alta de moral» en este sentido sabe, pues, distinguir


entre normas comunitarias convencionales y principios
universalistas, que le permiten criticar incluso las normas
comunitarias. Sin embargo, a la hora de interpretar el punto de vista
moral universalista, existe una gran diferencia entre los kantianos:
mientras Kohlberg, Hare47 o Rawls adoptan como método para
determinar qué normas son las correctas la «asunción ideal de rol»
(ponerse en el lugar del otro), la ética del discurso deja esa tarea en
manos de los afectados por la norma48. Porque, atendiendo al
principio de la ética del discurso, descubierto a través del método
trascendental:

«Sólo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían


encontrar) aceptación por parte de todos los afectados, como
participantes en un discurso práctico»49.

Por lo tanto, para que la norma sea correcta tienen que haber
participado en el diálogo todos los afectados por ella, y se tendrá
por correcta sólo cuando todos -y no los más poderosos o la mayoría-
la acepten porque les parece que satisfacen intereses universalizables.
Por tanto, el acuerdo sobre la corrección moral de una norma no puede
ser nunca un pacto de intereses individuales o grupales, fruto de una
negociación, sino un acuerdo unánime, fruto de un diálogo sincero,
en el que se busca satisfacer intereses universalizables. Estamos
acostumbrados a tergiversar los términos, de modo que identificamos
diálogo con negociación y acuerdo con pacto y, sin embargo, las
negociaciones y los pactos son estratrégicos, mientras que los diálogos

54
y los acuerdos son propios de una racionalidad comunicativa. Porque
quienes entablan una negociación se contemplan mutuamente como
medios para sus fines individuales y buscan, por tanto,
instrumentalizarse. Se comportan entonces estratégicamente con la
mira puesta cada uno de ellos en conseguir su propio beneficio, lo cual
suele acontecer a través de un pacto.

Por el contrario, quien entabla un diálogo considera al interlocutor


como una persona con la que merece la pena entenderse para intentar
satisfacer intereses universalizables. Por eso no intenta tratarle
estratégicamente como un medio para sus propios fines, sino
respetarle como una persona en sí valiosa, que -como diría Kant- es en
sí misma un fin, y con la que merece la pena, por tanto, tratar de
entenderse para llegar a un acuerdo que satisfaga intereses
universalizables.

Por eso la persona con altura humana a la que nos hemos referido
reiteradamente a lo largo de este trabajo asumiría una actitud
dialógica, lo cual significa50:

1) Que reconoce a las demás personas como interlocutores válidos,


con derecho a expresar sus intereses y a defenderlos con argumentos.

2) Que está dispuesta igualmente a expresar sus intereses y a


presentar los argumentos que sean necesarios.

3) Que no cree tener ya toda la verdad clara, de suerte que el


interlocutor es un sujeto al que convencer, no alguien con quien
dialogar. Un diálogo es bilateral, no unilateral.

4) Que está preocupado por encontrar una solución correcta y, por


tanto, por entenderse con su interlocutor. «Entenderse» no significa
lograr un acuerdo total, pero sí descubrir lo que ya tenemos en común.

55
5) Que sabe que la decisión final, para ser correcta, no tiene que
atender a intereses individuales o grupales, sino a intereses
universalizables, es decir, a aquello que «todos podrían querer», por
decirlo con la célebre fórmula del contrato social.

6) Que sabe que las decisiones morales no se toman por mayoría,


porque la mayoría es una regla política, sino desde el acuerdo de todos
los afectados porque satisface asimismo los intereses de todos.

Quien asume esta actitud dialógica muestra con ella que toma en serio
la autonomía de las demás personas y la suya propia; le importa
atender igualmente a los derechos e intereses de todos, y lo hace
desde la solidaridad de quien sabe que «es hombre y nada de lo
humano puede resultarle ajeno»51.

Naturalmente cada quien llevará al diálogo sus convicciones y más rico


será el resultado cuanto más ricas sean las aportaciones. Pero a ello ha
de acompañar el respeto a todos los interlocutores posibles como
actitud de quien trata de respetar la autonomía de todos los afectados
por las decisiones desde la solidaridad. La educación del hombre y del
ciudadano ha de tener en cuenta, por tanto, la dimensión comunitaria
de las personas, su proyecto personal, y también su capacidad de
universalización, que debe ser dialógicamente ejercida, habida
cuenta de que muestra saberse responsable de la realidad, sobre todo
de la realidad social, aquel que tiene la capacidad de tomar a cualquier
otra persona como un fin, y no simplemente como un medio, como un
interlocutor con quien construir el mejor mundo posible.

56
II UNIDAD

57
II UNIDAD

LAS ESCUELAS DE ETICA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA

INTRODUCCION

LAS ESCUELAS ETICAS HASTA NUESTROS DIAS:

1.- LA TEMPRANA ETICA GRIEGA:

1.1.- Pitágoras: Orfismo

• naturaleza intelectual superior a la sensual.


• la mejor vida está dedicada a la disciplina mental.
• Sencillez en el hablar, vestir y comer.

1.2.- Sofistas: escépticos a sistemas morales absolutos.

• Protágoras; el juicio humano es subjetivo.


• La percepción de cada uno sólo es válida para uno mismo.

1.3.- Sócrates: fundador de la filosofía moral, axiología.

• la virtud es conocimiento.
• La gente virtuosa sabe lo que es la virtud.
• Enfrenta la lucha entre dos concepciones del concepto “bien”; el
bien como útil o utilitario, y el bien como lo agradable o hedonismo.

58
• Diferencia al concepto de “placer” como un placer bueno y un
placer malo.
• El criterio ético es el saber; el mal es la ignorancia.

II.- ESCUELAS GRIEGAS DE ETICA:

II.- 1.- Los Cínicos: Antístenes:

• la esencia de la virtud, el bien único, es el autocontrol que se puede


inculcar.
• El placer, como guía de conducta, es el mal.
• Todo orgullo es un vicio, incluyendo el orgullo de la apariencia o la
limpieza.

II.- 2.- Los Cirinaicos: Aristipo (Hedonistas):

• el placer es el bien mayor, inmediato, sin connotación social.


• Ningún tipo de placer es superior a otro.

II.- 3.- Los Megáricos: seguidores de Euclides:

• aunque el bien puede ser llamado sabiduría, Dios o razón es “uno”.


• Bien es el secreto final del universo que sólo puede relevarse por el
estudio lógico.

III. 4.- Los platónicos: Platón (427-347):

59
• explica el concepto de “metafísica” señalando que el fin último del
alma, que ha caído y se ha encargado en un cuerpo, es purificarse
de la materia y elevarse a la pura y serena contemplación de las
“ideas”, y buscar “lo que realmente es”.
• La virtud es la armonía del alma, un estado de tensión de la
diversas partes del alma y una justa proporción entre ellas.
• Al ánimo o apetito noble corresponde el concepto de “fortaleza”,
virtud que lo estimula y mantiene esforzado.
• El apetito inferior o pasión debe ser refrenado por la “templanza”
(moderación).
• La razón debe ser resguardada por la “prudencia”, virtud del recto y
ponderado juicio.
• La armonía de estas partes del alma constituye la virtud de la
“justicia”, (virtud que nos hace dar a cada uno lo que le
corresponde).

II.- 5.- Los estoicos: Zenón:

• la vida buena debe llevarse en armonía con la naturaleza.


• El individuo debería ser lo más independiente posible frente a los
condicionamientos de las circunstancias externas materiales.
• Las virtudes cardinales como la prudencia, el valor, la templanza y
la justicia, permiten esta independencia. Su lema es: “aguanta y
renuncia”.

II.- 6.- Los epicúreos: Epicuro:

• identificaba la bondad más elevada con el placer intelectual.


• Hedonismo racional.

60
• Predicaban una vida moderada, dedicada a la contemplación.
• Buscaban alcanzar el placer mediante la serenidad, eliminando
todas las preocupaciones de carácter emocional.
• Pensaban que era mejor posponer el placer inmediato, en vistas de
alcanzar una satisfacción más segura y duradera en el futuro
• La vida buena lo es, en cuanto se halla regulada por la
autodisciplina.

II.- 7.- Ética Aristotélica; Aristóteles; son las normas de conducta moral
del ser humano.

• La Voluntad es el apetito derivado del conocimiento intelectivo.


• La Voluntad puede mover el entendimiento y las restantes
facultades humanas
• El fin de todo ser viviente es la “felicidad”.
• Una vez que es conocido el bien, uno no es libre de desearlo o no.
• La “deliberación” trata de los medios que dependen de nosotros y
consideramos los más convenientes para conseguir el fin.
• Es necesario repetir actos para formar un “hábito”.

• Las Virtudes Éticas son los hábitos que comprometen al individuo


humano en su integridad animal-racional.
• El “justo medio” es un punto medio oscilante entre límites
pasionales que varían de individuo a individuo.

III.- ETICA CRISTIANA:

61
• Revolucionó la Ética al introducir una concepción religiosa de lo
bueno en el pensamiento occidental.
• El hombre es dependiente de Dios y no puede alcanzar la bondad
por medio de la voluntad o de la inteligencia, sino tan sólo con la
ayuda de la gracia de Dios.
• Su fundamento básico se encuentra en los mandamientos, sobre
todo en el primero.
• El Cristianismo original realzó como virtudes el ascetismo, el
martirio, la fe, la misericordia, el perdón y el amor no erótico.
• Durante la Edad Media se desarrolló un modelo ético que aportaba
el castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para
premiar la virtud.
• Las virtudes más importantes era: la humildad, la continencia, la
benevolencia y la obediencia.

III.-1. San Agustín:

• Dios es el bien supremo e inmutable, del cual proceden todos los


demás bienes espirituales y corporales.
• Todos los demás bienes naturales tienen en él su origen, pero no
son de su misma naturaleza. Lo que es de la misma naturaleza que
él no puede ser más que él mismo.
• Todo lo que hizo de la nada está sometido a la mutualidad y al
cambio.
• .el mal es la corrupción del modo, la belleza y el orden.
• La naturaleza es corruptible, porque fue hecha de la nada. Dios no
es la nada, por eso que la naturaleza se corrompe.
• El pecado no consiste en el deseo de una naturaleza mala, sino en
el abandono de otra más excelente, de manera que esa misma

62
preferencia es el mal o el pecado y no la naturaleza, de la cual se
abusa al pecar.

III.- 2.- Santo Tomás de Aquino:

• la doctrina moral descansa en la metafísica del bien y del fin.


• Las criaturas proceden de Dios; son buenas en cuanto que “son”, en
cuanto participan del ser, y son para dar gloria a Dios al asemejarse
a El.
• La metafísica del ser permite entender la razón profunda del primer
mandamiento, raíz de toda la moral natural.
• El mal es la privación de bien y el “pecado” el único mal.
• Dios busca el bien del todo o “bien común”.

PECADOS CAPITALES: desvíos en la búsqueda directa del bien y la


felicidad.

* Del alma (perfección) propia excelencia SOBERBIA


* Del cuerpo placer nutrición GULA
* del cuerpo placer sexual LUJURIA
* exterior (autosuficiencia) riquezas AVARICIA

Rechazo de bienes correctos en busca de otros bienes desviados:

* del propio bien (espiritual) por descansar PEREZA


* del bien ajeno (con tristeza) por amor propio ENVIDIA
(con agresión) por venganza IRA

63
IV.- ETICA DESPUES DE LA REFORMA:

• según Martín Lutero, la bondad de espíritu es la esencia de la


piedad cristiana.
• La salvación viene sólo por la fe.
• La contemplación era holgazanería y la pobreza era o bien castigo
por el pecado o bien la evidencia de que no se estaba en gracia de
Dios.
• Los reformistas consideraron más importante la responsabilidad
individual que la obediencia a la autoridad o la tradición.

V.- FILOSOFIAS ETICAS SECULARES:

• Th. Hobbes atribuye la mayor importancia a la sociedad organizada


y al poder político. La gente busca seguridad, participando en un
Contrato Social en el que el poder original de cada persona se cede
a un soberano, que a su vez regula la conducta.
• J. Locke afirmaba que el fin del contrato social era limitar el poder
absoluto de la autoridad y, por lo tanto, promover la libertad
individual.
• B. Spinoza consideraba que la razón humana es el criterio para una
conducta reta. Sólo las necesidades e intereses humanos
determinan lo que se considera bueno o malo. La razón es
necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar el placer y la
felicidad, evitando el sufrimiento.

64
• Arturo Schopenhauer definió que la voluntad es la esencia originaria
y la fuente originaria del ser.
• Axiomas éticos: a) Ninguna acción puede producirse sin un motivo
suficiente.
b) Una acción no puede dejar de producirse si un motivo contrario más
fuerte no hace necesaria su omisión.
c) Lo que mueve la voluntad es solamente la felicidad y el dolor, en
general.
d) Bien y Mal significa “conforme o contrario a una voluntad”.
e) Todo motivo debe tener una relación con el bien y el mal.
f) Toda acción se relaciona a algún ser sensible al bien y al mal.
g) Este ser participa pasivamente en la acción, al ocurrir esta en
desmedro o en ventaja y beneficio suyos.
h) Toda acción cuyo fin único sea el bien y el mal del agente mismo, es
egoísta.
i) Todo lo dicho aquí para las acciones, es válido asimismo para la
omisión de las
mismas, para las que exista motivo a favor o en contra.
j) Egoísmo y valor moral son términos que se excluyen mutuamente.
Si una acción tiene por motivo un fin egoísta, no puede tener ningún
valor moral; y si una acción debe tener valor moral, su motivo no
puede ser un fin egoísta, directa o indirectamente, próximo o lejano.

• Existen tres móviles fundamentales de las acciones humanas:

a) El Egoísmo; que quiere el bien propio (es ilimitado).


b) La Maldad: que quiere el mal ajeno (ya hasta la crueldad más
extrema).
c) La Compasión: que quiere el bien ajeno (va hacia la nobleza y la
generosidad)

65
(Los dos primeros conceptos pueden actuar conjuntamente).

VI.- FILOSOFIAS ETICAS ANTERIORES A DARWIN:

• D. Hume y A. Smith, identificaron lo bueno con aquello que produce


sentimientos de satisfacción y lo malo con lo que provoca dolor.
• JJ Rousseau; el Hombre es bueno por Naturaleza.
• Lo natural es la igualdad absoluta entre los hombres. El hombre ha
nacido libre y cualquier sujeción a una autoridad es antinatural.
• El fin supremo del hombre es la conservación de la propia vida y de
los propios derechos esenciales.
• Se trata de volver al estado de naturaleza, dentro de una sociedad
en la que se pueda vivir con sinceridad.
• Contrato Social; “se trata de encontrar una forma de asociaciones
con las que cada uno, uniéndose a todos, no obedezca más que a sí
mismo, y quede libre como antes”.
• El contrato social es el pacto hecho por voluntad de individuos
soberanamente libres, a los que el estado de naturaleza tenía al
principio en el aislamiento y que concuerdan en pasar al estado de
sociedad.
• Todos los derechos ahora provienen del acuerdo, la ley es expresión
de la voluntad general y no emana de la razón, sino del número.
• La religión consiste en un sentimiento de fe en Dios, en la
inmortalidad y en la virtud.
• I.Kant: la Crítica de la Razón Práctica; ¿Qué debemos hacer?
• La moralidad de un acto no depende de la materia, sino de la
“forma” o intención del sujeto. Esa buena voluntad consiste en
hacer las cosas ”por respeto al deber”.

66
• La actuación moral no consiste en someterse a una ley exterior,
sino en que la voluntad se da a sí misma su ley (moral autónoma).
• Desconfía de las religiones y de los cultos (agnosticismo).

VII.- EL UTILITARISMO:

• J. Bentham planteó el principio de la utilidad en relación a contribuir


a la mayor felicidad (bienestar) de la comunidad social. Las
acciones humanas tenían como motivo el evitar el sufrimiento y
obtener el placer. (Hedonismo Universal).

VIII.- LA ETICA EN EL SIGLO XIX:

• G. Hegel afirmó que la moral no es el resultado de un contrato


social, sino un crecimiento natural que surge de la familia y
culmina, en un plano histórico y político, en el Estado prusiano de
su tiempo.
• Ch. Darwin con su teoría de la evolución define que la moral es sólo
el resultado de algunos hábitos adquiridos por la humanidad a lo
largo de la evolución.
• F. Nietzsche afirmó que el ateísmo es el punto de partida que
permite pasar al proyecto del “hombre nuevo”, que construirá el
futuro. “Dios ha Muerto”. Sólo existe el pecado sobre la tierra.
• Superhombre: El hombre debe ser superado. El superhombre me
interesa, este es mi pensamiento primero y único; y no el hombre,
no el prójimo, no el más pobre”.
• El superhombre inventará sus propios valores, renegando otros.
• Piensa que, una vez derrumbada la creencia de Dios, caen también
todos los valores teóricos y la creencia en la verdad.

67
• Las otras filosofías son el fruto de las intenciones morales de los
filósofos, los que fundan su sistema en un juicio de valor “contra
naturaleza”.
• Su doctrina es el punto de partida del existencialismo agnóstico,
empleándose también en sistemas hedonistas y luego en el
nacionalsocialismo.

IX.- PSICOANALISIS Y CONDUCTISMO:

• S. Freud definió al Hombre como un aparato psíquico compuesto de


varias instancias:
a) EL ELLO: es la fuente de todas las energías y de donde nacen las
tendencias.
EL ELLO: tiende al placer.
b) EL YO: es el motor consciente y actúa de intermediario entre el
mundo y el ELLO. De modo que se adapten.
c) EL SUPER YO: “representación de todas las restricciones morales”,
es un producto de las prohibiciones que la cultura impone por
medio de los padres. De aquí nacen los sentimientos de culpa.
• El YO y el SUPER YO son resultado de la evolución del ELLO.
• El psicoanálisis freudiano reduce al hombre a la condición de una
máquina impulsada por energía de índole material. Vacía el
concepto de alma de toda implicación espiritual. Deforma y niega
experiencias como la libertad humana. Difundió en la sociedad
contemporánea una disminución del sentido de responsabilidad

68
personal, ya que el hombre estaría movido por fuerzas
desconocidas e ingobernables.

X.- TENDENCIAS RECIENTES:

• B. Russell planteó en las últimas décadas que los juicios morales


expresan deseos individuales o hábitos aceptados. Algunos
impulsos deben ser reprimidos en interés de la sociedad y otros en
interés del desarrollo del individuo.
• N. Berdáiev subrayó la libertad del espíritu individual.
• M. Buber se ocupó de la moral de las relaciones entre individuos.
• G. Marcel y K. Jaspers se interesaron en la unicidad del individuo y
en la importancia de la comunicación entre ellos.
• M. Heidegger sostuvo que no existe ningún Dios. Los seres
humanos se encuentran solos en el universo y tienen que adoptar y
asumir sus decisiones éticas.
• J.P. Sartre, máximo exponente del existencialismo, planteó que el
hombre no es libre, pues debe permanentemente tomar decisiones,
lo que le produce una angustia existencial. Los individuos tienen la
responsabilidad ética de comprometerse en las actividades sociales
y políticas de su tiempo.
• J. Dewey, instrumentalista, postula que el bien es aquello que ha
sido elegido después de reflexionar tanto sobre el medio como
sobre las probables consecuencias de llevar a cabo ese acto
considerado bueno o un bien.
• G. Moore, contemporáneo, sostiene que los principios éticos son
definibles en términos de la palabra bueno, considerando que la
bondad es indefinible.

69
• Actualmente, la discusión ética se ha expandido a todas las
disciplinas y se incorpora, paulatinamente, a la formación de
estudiantes y trabajadores.

ESCUELAS DE ETICA

LOS SOFISTAS

¿Quiénes son los sofistas?

Se denomina sofistas a un grupo de pensadores griegos que aparecen


en la segunda mitad del siglo V a. C. Eran hombres de una vasta cultura,
casi enciclopédica, que habían venido a Atenas atraídos por su esplendor
cultural. Por lo general eran todos extranjeros.
Tienen en común, al menos, tres rasgos:

1. Entre sus enseñanzas incluyen un conjunto de disciplinas


humanísticas: retórica, política, derecho, moral, etc.

2. Son los primeros profesionales de la enseñanza. Para ganarse la vida


alquilan pequeños locales y se dedican a enseñar a los hijos de los
ricos y los acomodados - sobretodo comerciantes- pero cobrando,
cosa inaudita en aquellos tiempos. Esto llegó a escandalizar a la
gente culta y a ciertos sectores de la población.

3. Son críticos con la cultura y la educación tradicional que resultaba


inadecuada para las exigencias de la época que vivían.

¿Por qué surgen los sofistas?

Inciden en su aparición dos factores:

1. La evolución que había seguido la filosofía desde sus inicios -en


concreto el desarrollo de las distintas teorías físicas-.

70
2. Las circunstancias políticas que llevan a la instauración de un sistema
democrático en Atenas.

Evolución de la filosofía anterior.

En relación con lo que es la Naturaleza, el universo, los filósofos han ido


desarrollando distintas teorías que afirman cosas enfrentadas entre sí:
para unos hay un único principio (milesios, Heráclito y Parménides), para
otros hay múltiples (los pluralistas); para unos el movimiento es
imposible (Parménides), para otros la realidad está en continuo
movimiento (Heráclito); para unos el universo está regido por una
inteligencia ordenadora (el Nous de Anaxágoras), para otros es fruto de
una necesidad ciega y azarosa (Demócrito).
Es un espectáculo fascinante pero a la vez descorazonador: la filosofía
de la Naturaleza se había mostrado incapaz de producir un sistema
aceptable para todos.
Protágoras ejemplifica el clima intelectual generado por esta evolución
de la filosofía; clima que se refleja en la defensa del relativismo (no hay
una verdad absoluta) y el escepticismo (si la hay es imposible
conocerla).
Al abandono de la investigación natural no sólo contribuyó la
circunstancia filosófica arriba descrita sino también las necesidades
planteadas por la práctica democrática de la sociedad ateniense.

Circunstancias políticas: la democracia ateniense.

1. La victoria frente a los persas y la extensión de la democracia.

Las guerras médicas han concluido con una clara victoria de Atenas
sobre el régimen tiránico de los persas, pero a ello han contribuido todos
los ciudadanos: las clases no aristocráticas habían sido convocadas para
el sangriento trabajo de la guerra. Consecuentemente, reclaman ahora,
con todo derecho, un puesto un la sociedad ateniense.

71
Hay una irrupción de las clases populares en la vida pública, es lo que
hoy denominaríamos una democratización de la sociedad. Esta se
concreta de la siguiente manera:

a) El gobierno de la ciudad se realiza a través de la


participación de los ciudadanos libres - quedan excluidos los
extranjeros, los esclavos y las mujeres -. Las decisiones se toman
en la asamblea en el ágora, donde reunidos los ciudadanos con
derecho a voto, exponen sus distintas posiciones.

b) Hay una gran identificación de los ciudadanos con la Polis y


el gobierno ya que participan por turnos - a veces por sorteo, a
veces por elección- en todos los asuntos de la ciudad:
administración de justicia, cargos gubernativos, defensa, etc.

A partir de ahora ya no es el factor herencia -el linaje- el valor


predominante ni el único que da derecho a participar en la vida pública.
Ésta está abierta a todos los ciudadanos.

2. La necesidad de prepararse para el liderazgo: saber es poder.

Con la democracia el liderazgo político no pasa por el linaje sino por la


aceptación popular. Cuando las decisiones las toma la asamblea, si se
desea el triunfo, el poder político, el político debe ser un buen orador
para manejar la masa. Para ello habrá de prepararse y poseer ciertas
ideas acerca de lo justo, lo conveniente, la ley, la administración, el
Estado, etc.
Saber y saber expresarse se convierte en algo fundamental para tener
éxito en la vida política, y son precisamente estas enseñanzas las que
los sofistas ofrecen en sus escuelas.

3. La importancia de la palabra: el poder de la asamblea.

"El que sabe y no se explica claramente, es como si no pensara" afirma


Pericles. Se adquiere conciencia de la importancia y el poder de la
palabra. La oratoria, la elocuencia, la retórica son instrumentos

72
fundamentales tanto para convencer como para poder desenmascarar
los intereses privados o de grupo que pueden esconderse tras los
discursos y las leyes establecidas.

La palabra es una gran dominadora, que con un pequeñísimo y


sumamente invisible cuerpo, cumple obras importantes, pues
puede hacer cesar el temor y quitar los dolores, infundir la alegría
e inspirar la piedad... Pues el discurso, persuadiendo al alma la
conduce convencida, a tener fe en las palabras y a consentir en
los hechos... La persuasión, unida a la palabra impresiona al
alma como ella quiere. La misma relación tiene el poder del
discurso con respecto a la disposición del alma que la disposición
de los remedios respecto a la naturaleza del cuerpo.

Gorgias, Elogio de Elena 8, 12- 1 11

4. Giro antropológico y político: los asuntos del ser humano en la ciudad.

De esta manera en la filosofía se produce un giro en sus preocupaciones


temáticas y se centra en las preocupaciones de los propios ciudadanos
atenienses en sus discusiones en la plaza pública.
Los sofistas inician una reflexión sobre las estructuras políticas y
jurídicas de la sociedad helénica y sobre los comportamientos morales
de sus ciudadanos. Temas marginados hasta ahora - por los regímenes
políticos anteriores- y que ahora son tema central y objeto de la crítica
racional.

5. De los problemas abstractos a la problemática cotidiana.

Más que un saber universal o problemas de carácter abstracto interesa


ahora estudiar lo cotidiano - de carácter político -. Interesan aquellos
saberes que sirvan para la realidad problemática que el ser humano vive
cada día: qué educación ha de darse a los ciudadanos, cómo se ha de
organizar la sociedad, cómo se ha de distribuir el poder en ella, qué
relación debe existir entre la sociedad y el individuo, qué leyes han de

73
regular esas relaciones, etc. Se busca lo mejor para la ciudad y el
ciudadano.

6. Los filósofos toman un papel público y activo.

El sabio, el filósofo, hasta ahora recluido en círculos minoritarios y


centrados sobre la especulación teórica, hace su entrada en la vida
social como alguien que es capaz de prevalecer sobre el contrario
gracias a su saber y la fuerza de su discurso -fruto de su dominio del arte
de la oratoria -. Esto es lo que hará que algunos sofistas sean temidos y
criticados por la forma en que utilizan su saber.

El estilo y las intenciones de los sofistas.

Puesto que las decisiones se tomaban en la asamblea y en ella eran los


mejores oradores los que conseguían éxitos y el mejor reconocimiento
social los sofistas aprovechan el momento eufórico para ofrecer su saber
y las técnicas para saber hablar bien.

El arte sofístico es preciso considerarlo como una filosofía


retórica. El sofista comienza sus discursos con frases como "yo
sé", "conozco", "ya hace mucho tiempo que he observado", "no
hay nada seguro para el hombre". Algunos dicen que el modelo a
imitar fue el mismo Pericles que dominaba el arte de la
improvisación, otros dicen que fue Gorgias porque cuando se
presentaba en el teatro tenía la osadía de decir: "Proponerme un
tema" y ninguno le ganaba a hablar y refutaba a todos. Así pues,
los antiguos denominaban sofistas a aquellos filósofos que sabían
exponer sus doctrinas con elocuencia. La ciudad de Atenas
comenzó a temerlos porque ganaban todos los pleitos, tanto si
tenían razón como si no, ya que dominaban el arte de la
improvisación para saber defender el sí y el no de una misma

74
cuestión según las circunstancias y las necesidades de los
clientes.

Filostrato, Vidas de los Sofistas, I

El discurso sofista es un tipo de discurso grandilocuente. Pero hablar


bien no siempre quiere decir querer razonar para llegar a la verdad o
defender causas justas. En muchas ocasiones la intención es la
búsqueda del aplauso, del reconocimiento social, la demostración del
poder y el dominio en el arte de convencer. Un ejemplo claro de esta
utilización del saber sofístico es lo que se denomina el Doble discurso,
éste consiste en saber defender el sí y el no de una misma cuestión con
el mismo poder de convicción.

Sobre lo bello y lo feo también podemos formular un doble


discurso. Pues unos dicen que una cosa es lo bello y otra lo feo,
que la diferencia, como en el nombre, también existe en la
realidad; otros en cambio, mantienen que es lo mismo lo bello y
lo feo. Pienso que si alguien, en un momento, diera la orden de
que todo el mundo reuniera en un solo lugar aquello que cada
uno considera feo, y después mandara tomar de este montón
aquello que cada uno considera bello, no quedaría ni una sola
cosa, sino que entre todos habrían recogido todo. Esto es así
porque ninguno piensa lo mismo.

Anónimo, Dobles razonamientos

Hubo sofistas con distintas actitudes, unos buscaron lo mejor para la


ciudad pero otros simplemente se vendieron al mejor postor
simplemente por dinero defendiendo, a sabiendas que lo eran, causas
injustas.
Su brillantez en los discursos y su éxito les lleno las aulas de los jóvenes
de las mejores familias, todos ellos aspirantes a triunfar en política; pero
también les proporcionó un buen número de detractores ante la falta de

75
honestidad y el ejercicio de manipulación que algunos de ellos
habitualmente practicaban. Otras veces sus detractores -como en el
caso de Platón- lo que no les aceptan es la crítica que hicieron de los
valores tradicionales.
De la utilización manipuladora del lenguaje proviene el término sofisma.
Con esta palabra se designa el argumento que reviste apariencia lógica
y de verdad, a pesar de que quien lo formula es consciente de su
falsedad.

Épocas y autores.

1. Sus integrantes no defienden una postura unitaria.

No se trata de una escuela homogénea en sus planteamientos ni en sus


soluciones. Si alguna nota común cabe destacar, es la de constituir un
movimiento intelectual, fruto y exponente de una crisis moral y social,
de carácter crítico de la propia sociedad en la que nace y se
desenvuelve.
Se distinguen dos épocas:

2. Primera sofística: Sofistas de la cultura.

Está formada por los más destacados y auténticos creadores del


movimiento sofista.
Buscar dar una base racional a la sociedad y a los valores de su tiempo
más allá de la aceptación por tradición. La ley y la moral son
convencionales, pero cabe hacerlas acordes con la naturaleza.
Sus representantes son: Protágoras de Abdera (480-410 a.C.), Gorgias
de Leontini (s. IV a. C.), Hippias de Elis (s. V a.C.) y Pródico de Ceos (s. V
a.C.).

3. Segunda sofística: Sofistas posteriores.

76
Son menos creadores, reflexionan sobre ideas de los anteriores. La
situación política es mucho más conflictiva. Muchos autores les
atribuyen la degeneración y la decadencia de la sofística.
Es en esta época cuando "Sofista" adquiere una significación peyorativa
como aquel que da razones que sabe falsas, pero revistiéndolas de falso
rigor lógico. No le importa el objeto que defiende, sino el juego
intelectual con que pueda vencer al contrario, llevarlo a confusión.
Acentúan la oposición entre naturaleza y leyes que son consideradas
fruto de la voluntad de dominar mediante ellas a los otros. La mayor
parte son contrarias a la naturaleza.
Sus representantes son: Cálicles, Polo, Traxímaco, Licofrón, Crítias,
Antifonte y Alcidabas.

Fuentes.

Habiendo escrito mucho de ellos no se conserva casi nada. La


reconstrucción de sus textos es difícil pues fueron censurados. Lo que
queda lo conocemos a través de sus antagonistas, fundamentalmente
Platón.

Vamos a ver aquí las reflexiones filosóficas de los sofistas que se centran
en el terreno de la ética y de la política. El buscar bases racionales sobre
las que asentar la sociedad les llevará a indagar en el origen y la
naturaleza de las leyes, ello enfocado desde el análisis de la relación
entre el individuo y la sociedad, el papel que en ella juega la ley.
Cuando aquí hablamos de ley (nomos) hacemos referencia a el conjunto
de normas políticas e instituciones establecidas por las cuales se rige
una comunidad humana.
Las dos ideas fundamentales que aportan los sofistas son el
convencionalismo de las leyes y el relativismo en el terreno de la moral.

El convencionalismo.

77
TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN Y LA NATURALEZA DE LAS LEYES.

Los griegos responden con tres modelos que se suceden en el tiempo:

A. Teorías anteriores.

1. El pensamiento mítico-religioso: origen divino.

Las leyes e instituciones proceden de los dioses. En la explicación mítica


la aparición de la ley se vincula a la intervención particular de alguna
divinidad que fundara tal ciudad en un pasado remoto.

2. El pensamiento de los primeros filósofos: origen natural.

En consonancia con su función racionalizadora la filosofía abandonó


pronto ese tipo de explicación. Heráclito vincula el orden de la polis al
orden del universo: el orden de la polis es parte de un orden más amplio,
el orden del universo. Es una teoría naturalista: tanto uno como otro se
rigen por una misma ley o logos universal.

B. El pensamiento de los sofistas: origen convencional.

Abandonan la teoría heraclítea y llegan a la convicción de que las leyes y


las instituciones son el resultado de un acuerdo o decisión humana: son
así pero nada impide que sean de otro modo.

Causas del convencionalismo.

La filosofía siempre se halla enmarcada en un contexto social, en un


conjunto de experiencias de carácter socio-político. En tiempo de los
sofistas hay tres factores, de este tipo, que influyen en su concepción
convencionalista de la ley:

1. El contacto continuado con otros pueblos y culturas: que permitió


constatar que las leyes y las costumbres son muy distintas en las
comunidades humanas.

"Para los etíopes, los dioses son chatos y negros y para los
tracios, rubios y de ojos azules."

78
Fr. 15-16; DK I, 132-3

2. La fundación de las colonias: aunque a veces se importaba la


constitución de la ciudad de origen, en cada asentamiento nuevo se
había de redactar una nueva.

3. Los cambios sucesivos en la constitución de Atenas: que les permitió


comprobar el convencionalismo en su propia experiencia política.
(Recordar las reformas de Solón, las de Clístenes o las del propio
Pericles)

El relativismo moral.

Causas del relativismo.

No sólo defienden el convencionalismo de las instituciones políticas,


también de las normas morales. Lo que se considera bueno o malo, justo
o injusto, loable o reprobable, no es fijo, absoluto o universalmente
válido e inmutable.
Para llegar a esta conclusión los sofistas utilizaban un doble argumento:

1. La falta de unanimidad acerca de lo que es justo o injusto,... Salta a la


vista, no solo comparando unos pueblos con otros, sino comparando
los criterios morales de los individuos y grupos dentro de una misma
sociedad.

"Tras su coronación, Darío se dirigió a los griegos que estaban


presentes y les preguntó por cuánto dinero aceptarían comerse
los cadáveres de sus padres. Ellos respondieron que no lo harían
por nada del mundo. A continuación, Darío llamó a unos indios
llamados calatios que se comen a sus muertos... y les preguntó

79
por cuánto dinero aceptarían quemar los cadáveres de sus
padres. Estos, a gritos, le pidieron que no dijera cosas impías. Son
costumbres establecidas y creo que Píndaro acertaba al decir que
la costumbre (nomos) reina sobre todos."

Herodoto, III, 38, 3-4

2. La comparación entre las leyes vigentes (nomos) y la naturaleza


humana (physis) Pero como con relación a este punto hay distintas
posturas vamos a dedicarle un apartado especial.

El conflicto entre physis y nomos.


A partir de los sofistas aparece una oposición entre estos dos términos,
que en ellos habrán de entenderse así:
Nomos es el conjunto de leyes y normas convencionales. Son el fruto de
un pacto entre las personas, son mudables y acomodaticias (según las
circunstancias) y relativas.
Physis expresa lo natural, las leyes y normas ajenas a todo acuerdo o
convención. Tienen su origen en la propia naturaleza del ser humano. No
son relativas, son inamovibles y absolutas.

Teorías defendidas por los sofistas.

A. Defensa del derecho positivo.

Siendo difícil determinar que parte de las leyes y normas son por physis,
son naturales, debemos atenernos sin ningún tipo de límites al derecho
positivo. Su postura se derivaría de la crítica a la ley natural.
Es mérito de los sofistas el haber realizado la primera crítica a la ley
natural:

1. La constitución considerada hasta entonces de índole casi sagrada


aparece ahora, al menos en gran medida, como el resultado de
factores históricos e intereses de grupo.

80
2. No se puede aceptar sin más, que las leyes estén basadas en la
naturaleza humana. Se dan cuenta de que muchas leyes que se
venían aceptando como originadas por un ley natural tenían
mucho de convencionales.

3. En las primeras reformas constitucionales se encontraban con que


se había de respetar determinadas leyes que por tradición se
consideraban naturales. Fundamentalmente leyes
consuetudinarias (leyes no escritas y de prestigio) las más difíciles
de reconocer como no naturales.

Los sofistas realizan una labor crítica, se preguntan ¿Qué es la ley


natural?, ¿Qué es la naturaleza humana? Cada sofista responderá de
distinta manera solucionando el conflicto entre physis y nomos de
diferente forma.

B. Teorías iusnaturalistas.

Encontramos aquí dos posturas diferentes:

1. Equilibrio entre Physis y nomos: Protágoras.

Debe existir una armonía entre physis y nomos: la ley no está en


contradicción con la naturaleza sino que es una especie de desarrollo o
apéndice de ella que la perfecciona.
Las leyes no son de origen divino ni tampoco surgen espontáneamente,
son el resultado de la acción racional e inteligente de las personas que
las realizan. Son la única manera de regular la convivencia, sin legalidad
surgiría la tiranía. La ley pone coto a esta posibilidad.
En contra de una hipotética "Edad de Oro" -el punto de partida sería
considerar la existencia en un principio de un ser humano en estado
natural regido por una legislación perfecta-, se parte de una sociedad
anómica y se comienza un camino de perfeccionamiento de la justicia
-diké- a través de la razón. Habrá mejores o peores legislaciones pero

81
éstas nunca son totalmente naturales o inmutables. Las leyes y normas
más correctas son las democráticas de la ciudad de Atenas.

2. Predominio de la physis sobre el nomos.

La moral vigente es antinatural. No sólo es convencional -que puede


serlo, si se adecua a la naturaleza no pasa nada- sino que además es
contraria a la naturaleza.
Hay también dos posturas según sean demócratas o de tendencia
autoritaria.

a) Igualitaristas.

La naturaleza es igualitaria por lo que hay que defender al más débil.

i. Antifonte y Hippias.

Los semejantes son iguales por naturaleza y no están emparentados por


ley -nomos- sino por naturaleza -en contra de la discriminación racial-.

Solemos ensalzar y respetar a quienes proceden de familia ilustre


y no ensalzar ni respetar a quienes no proceden de familia ilustre.
En esto nos portamos entre nosotros como los bárbaros, ya que
todos somos por naturaleza iguales, tanto los bárbaros como los
griegos.

Antifonte, DK II, 352-353

Los seres humanos son iguales por naturaleza (tienen las mismas
necesidades) pero todo lo demás (Lo que se considera bueno o malo,
justo o injusto, loable o reprobable) es relativo según las costumbres, la
educación y la condición social.
En contra de la teoría de Protágoras afirman que la legislación es algo
necesario pero no es capaz de formar a los ciudadanos -hacerlos justos y
razonables-. Hemos de ir más allá a la physis y fundamentar en ella
nuestras leyes.

82
La ley -nomos- no es el resultado de la naturaleza, como afirmaba
Heráclito, sino algo enfrentado a ella. Defienden la independencia del
individuo frente a la polis legal. Ponen el acento sobre el aspecto
represor de la legalidad intentando salvar al individuo de la presión de la
polis.

"La justicia consiste en no transgredir los preceptos legales de la


polis a que uno pertenece como ciudadano. Un hombre se
serviría de la justicia sacando el máximo provecho para sí mismo
si ante testigos defiende la soberanía de las leyes, mientras que
cuando está solo y sin testigos, defiende los dictados de la
naturaleza. En efecto, las disposiciones legales (nomos) son
artificiales, pero las de la naturaleza son necesarias. Las leyes
existen por convención y no son naturales, pero los dictados de la
naturaleza son naturales y no convencionales.

Si alguien que infringe los preceptos legales es capaz de ocultar


su conducta ante quienes los han establecido, quedará libre de
infamia y castigo; si no es capaz de ocultar su conducta, no. Por
el contrario, si alguien se opone más allá de lo posible a las
exigencias innatas impuestas por la naturaleza, el daño no será
menor porque sea capaz de ocultar su conducta, ni será mayor
porque lo sepa todo el mundo. Y es que en tal caso el daño no
proviene de la opinión de los hombres sino de la verdad de las
cosas. La investigación acerca de todo esto tiene su razón de ser
en que la mayoría de las acciones justas según la ley (nomos) son
hostiles a la naturaleza (physis)"

Antifonte, fr. 44, I-II

ii. Licofrón y Alcidabas.

83
Son demócratas radicales. Defienden la extensión de la democracia
reclamando los derechos de la mujer, el derecho de ciudadanía para
todos los que vivan en la ciudad y la abolición de la esclavitud.

b) Defensa de la ley del más fuerte: Calicles y Traxímaco.

Es defendida por sofistas de la segunda época de tendencia autoritaria.


Puesto que el fundamento debe ser la naturaleza humana debemos
saber cómo podemos conocerla: ¿cuál es el modo propio e intrínseco de
comportarse de los seres humanos? Esto no es fácil de saber puesto que
nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, los
hábitos y las normas que nos han ido inculcando a lo largo de nuestra
vida.
¿Qué es lo natural en el ser humano? : Aquello que queda si
eliminásemos todo lo que hemos adquirido por las enseñanzas que
hemos recibido. Estos sofistas toman como ejemplo de naturaleza
humana prescindiendo de los elementos culturales adquiridos al niño y
al animal. De estos modelos deducen que sólo hay dos formas naturales
de comportamiento:

 La búsqueda del placer: el niño sonríe cuando está feliz y llora cuando
siente dolor.

 El dominio del más fuerte: en los animales el macho más fuerte


domina a los demás. La naturaleza del fuerte impone su supremacía.

En el trasfondo político es lo que está ocurriendo en la práctica: la


constitución de la confederación helénica, el imperialismo ateniense y la
destrucción de la isla de Melos.
Tiene un antecedente en Gorgias: "El arte retórico tiene por objetivo
dominar a los otros: el más fuerte en el discurso subyuga al más débil".
Cálicles afirma que el nomos contradice a la naturaleza. La naturaleza
hace a los seres humanos desiguales, de ahí que prevalezca el derecho
del más fuerte. En cambio, la ley tiende a igualarlos, con lo que se opone

84
a aquella favoreciendo a los más débiles. No ha de ser así, han de
prevalecer los más fuertes, hábiles y astutos, también en la vida de la
ciudad.

"[Traxímaco]: En mi opinión, son los hombres débiles y las masas


los que establecen las leyes. Para sí mismos, para su propia
utilidad, implantan leyes, prodigan alabanzas y censuras: quieren
atemorizar a los que son más fuertes que ellos, a los que están
capacitados para tener más, y, para evitar esto, dicen que es feo
e injusto poseer más y que la injusticia consiste en tratar de
conseguir más cosas que los demás. Pues, en mi opinión,
consideran una felicidad el tener lo mismo, siendo inferiores."

Platón, Gorgias

Es lógico y consecuente con la naturaleza hacer prevalecer la propia


opinión a base del discurso, haciendo aparecer como bueno lo que
satisface al individuo. Es la hora de sacudirse el yugo de los débiles. La
razón está al servicio de cada uno, sirve en la medida en que garantiza
el éxito personal y la realización de las fuerzas irracionales en cada
individuo. La comunidad se muestra como enemiga de éste.

"Calicles: ...A los de buen juicio para el gobierno de la ciudad y a


los decididos, a éstos les corresponde regir las ciudades, y lo
justo es que ellos tengan más que los otros, los gobernantes más
que los gobernados... Lo bello y lo justo por naturaleza es lo que
yo te voy a decir con sinceridad, a saber: el que quiera vivir
rectamente debe dejar que sus deseos se hagan tan grandes
como sea posible, y no reprimirlos sino, que siendo los mayores
que sea posible, debe ser capaz de satisfacerlos con decisión e
inteligencia y saciarlos con lo que en cada ocasión sea objeto de
deseo. Pero creo yo que esto no es posible para la multitud: de
ahí que, por vergüenza, censuren a tales hombres, ocultando de

85
este modo su propia impotencia; afirman que la intemperancia es
deshonrosa, como ya dije antes, y esclavizan a los hombres más
capaces por naturaleza y, como ellos mismos no pueden
procurarse la plena satisfacción de sus deseos, alaban la
moderación y la justicia a causa de su propia debilidad. Porque
para cuantos desde el nacimiento son hijos de reyes o para los
que, por su propia naturaleza son capaces de adquirir un poder,
tiranía o principado, ¿qué habría en verdad más vergonzoso y
perjudicial que la moderacíón y la justicia, si pudiendo disfrutar
de estos bienes, sin que nadie se lo impida llamaran para que
fueran sus dueños a la ley, los discursos y las censuras de la
multitud? ¿Cómo no se habrían hecho desgraciados por la bella
apariencia de la justicia y la moderación, al no dar más a sus
amigos que a sus enemigos, a pesar de gobernar en su propia
ciudad?. Pero, Sócrates, esta verdad que tú dices buscar es así: la
molicie1, la intemperancia2 y el libertinaje, cuando se les
alimenta, constituyen la virtud y la felicidad: todas esas otras
fantasías y convenciones de los hombres contrarias a la natu-
raleza son necedades y cosas sin valor."

Platón, Gorgias, 491 d-492

Con la democracia, el esplendor económico y cultural y el predominio


político en Grecia (Esparta es la única rival), la situación en Atenas
genera nuevos problemas: la democracia, la libertad y la ley.

La ley, único soberano permanente, puesto que las magistraturas son


dispersas y efímeras, será el centro de la mayoría de las discusiones.

86
En épocas anteriores, las leyes no escritas (thesmoi) se consideraban
de origen divino en contraposición con las nómoi, o leyes humanas,
escritas. Ahora el valor de la ley, como fundamento de la democracia y
única barrera frente al individualismo y la ambición de poder será
discutido y examinado en profundidad.

Los sofistas considerarán que las nómoi son meramente


convencionales y que dado que cada pueblo tiene las propias, carecen
de valor absoluto, lo cual contraponen al carácter universal y
permanente de la naturaleza. Esta contraposición entre ley y
naturaleza se convierte en el gran tema.

La palabra "sofista" (sophistés) fue, al principio, un sinónimo de "sabio"


(sophós), Herodoto por ejemplo, la usaría para referirse a Solón y a
Pitágoras. Solo más tarde adquiriría a través de los diálogos platónicos
el sentido peyorativo de hábil engañador.

Los sofistas, no formaron escuela, ni tampoco defendieron una


doctrina de rasgos comunes. No obstante, es posible puntualizar
algunas coincidencias entre ellos:

a. Representan un notable giro filosófico como consecuencia de las


nuevas necesidades intelectuales planteadas por la democracia. Se
centraron así en problemas de índole práctica como la política, la
moral, la religión, la educación, el lenguaje, etc.

b. Adoptan una actitud relativista y escéptica. Esto se refleja en el


abandono de la physis... ¿para que seguir discutiendo sobre aquello
que nunca se llegará a conocer en términos de verdad? Pero además,

87
se muestran relativistas en relación a los problemas humanos ya que
observan que distintos pueblos poseen leyes y costumbres diferentes.

c. No representan un conjunto sistemático de pensadores ni tampoco


buscan principios universales para operar de modo deductivo al estilo
de Parménides.

d. Han tenido enorme influencia en la vida ateniense. Pusieron en tela


de juicio la polis en su sentido tradicional, realizando una labor crítica
de las instituciones e impulsando nuevas ideas. Estas ideas (y los
instrumentos enseñados por los sofistas, la oratoria y el arte de la
discusión) se prestaban a todo tipo de manipulaciones por los
ambiciosos de la época. La figura del sofista, aparece en consecuencia,
con notable ambigüedad.

PROTAGORAS (481-401 aprox.)

"El hombre es la medida de todas las cosas.”

Aunque suele discutirse la interpretación a este memorable fragmento,


parece indicar que Protágoras defendía un relativismo de las
cualidades sensibles y de los valores.

Lo más probable es que, en su contexto, Protágoras entendiese


"hombre" en sentido colectivo, lo cual sugiere un relativismo de tipo
cultural: cada pueblo posee costumbres y leyes diversas y considera
que las propias son las mejores. La ley, no es algo dado por la
naturaleza sino pensado por los legisladores.

En el famoso "mito de Prometeo" que aparece en el diálogo de Platón

88
dedicado a este sofista, defiende Protágoras el valor de la cultura
como aquello que diferencia al hombre del animal: sólo gracias a ella
puede el hombre subsistir, siendo como es un animal desvalido. Pero
además, necesita el sentido de la justicia y la virtud política, sin las
cuales la estabilidad de la ciudad sería imposible.

GORGIAS (483-375 aprox.)

Aparentemente, Gorgias había sido discípulo de Empédocles y quizá


para defender a su maestro de los ataques de Zenón escribió un
tratado Acerca de la naturaleza o del no-ente, en que se afirma que:

1. Nada existe

2. Si existiera algo, no podría ser conocido.

3. Si pudiera ser conocido, no podría ser explicado ni comunicado a los


demás.

Esto bien podría ser tenido por Nihilismo absoluto pero más
presumiblemente por la intención de llevar al absurdo la filosofía de
Zenón. En efecto, con gran habilidad, Gorgias intenta demostrar la
coincidencia entre el ser, el pensar y la palabra destruyendo el
principio fundamental de dicha escuela: identidad entre el ser y el
pensar.

Como fuere, Gorgias renunció al conocimiento objetivo y se despidió


de la filosofía para dedicarse a la oratoria.

89
PRODICO DE CEOS

Se hizo famoso por su actitud pesimista ante la vida, decía que una
muerte temprana era un regalo de los dioses. Como otros sofistas,
defendió el relativismo ético y desarrollo una teoría psicológica acerca
del origen de la religión: los hombres primitivos veneraron aquello de
lo que dependían sus vidas: el sol, el agua, el fuego; pero cuando
comenzaron a desarrollar las técnicas, pasaron a adorar a los
inventores de las mismas, por ejemplo, adorar a Dionisos como el
inventor del vino.

HIPIAS DE ELIS

Este sofista se destacó por lo enciclopédico de sus conocimientos.


Consideró la ley no solo como convencional sino que incluso llegó más
lejos: afirmó que era contraria a la naturaleza, por lo que reclamaba la
autarquía del individuo y la rebelión contra las leyes que siempre
oprimen a los más débiles. Así. Hipias se opone a Protágoras en el
sentido en que para éste la ley es una consecuencia de la naturaleza,
mientras que para Hipias, la ley van en contra de ella, porque se hace
necesario volver a la naturaleza.

SOCRATES

La doctrina de Sócrates

Es difícil determinar cuál fue la doctrina de Sócrates y cuál la propia de


Platón atribuida a su maestro. Contradictoriamente, Jenofonte no le

90
atribuye doctrina alguna y Aristófanes le atribuye doctrinas de sofistas
y de algún presocrático.

Conócete a ti mismo

Sócrates hizo propia la máxima escrita en el templo de Delfos:


"Conócete a ti mismo".

Es posible que Sócrates escuchara a Arquelao (discípulo de


Anaxágoras), en relación a la doctrina del "espíritu". Sin embargo,
decepcionado de algunos planteos filosóficos, optó por dedicarse a
reflexionar sobre sí mismo y sobre la vida del hombre en la ciudad. Los
problemas éticos, por entonces, parecían los más urgentes.

Solo sé que no sé nada

Sócrates entiende la filosofía como una búsqueda colectiva basada en


el diálogo. Ni pretende ser el dueño de la verdad ni poder encontrarla
por sí solo. Esto significa, que cada hombre posee dentro de sí una
parte de la verdad pero solo podrá descubrirla con la ayuda de otros.
Esto explica las dos partes del método socrático.

La ironía:

Es el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir al otro su


propia ignorancia. En otras palabras, comprender que no sabe nada.

La mayéutica:

Consiste en hacer preguntas de modo tal que el otro llegue a descubrir


la verdad por sí mismo.

91
En esta línea, podría afirmarse que Sócrates no tiene doctrina alguna
sino que ayuda a los demás y busca junto a ellos. Esta actitud de
humildad frente al conocimiento contrasta notablemente con la actitud
de los sofistas.

Razonamientos inductivos y definición de lo universal

Según Aristóteles dos cosas se pueden atribuir a Sócrates: los


razonamientos inductivos y la definición de lo universal. Ambos logros
refieren, naturalmente al principio de la ciencia.

Efectivamente, la pregunta esencial que hace Sócrates es: "¿Qué es?"


y espera que el otro conteste con una definición. El método socrático
se encaminó a la construcción de definiciones, las cuales deben
encerrar la esencia inmutable de la realidad investigada. De este
modo, Sócrates se opone al convencionalismo de los sofistas e
inaugura el camino de la búsqueda de esencias. El procedimiento para
llegar a la definición verdadera (finalidad de la mayéutica) es
inductivo: examen de casos particulares y ensayo de una generación
que nos dé ya la definición buscada.

La búsqueda de Sócrates se centró en los conceptos morales y,


curiosamente, esa búsqueda, tal como aparece en los primeros
diálogos de Platón, terminó sin resultado: los diálogos Eutrifón sobre la
piedad, Cármides sobre la templanza y Lisis sobre la amistad,
concluyen en un aparente fracaso.

Intelectualismo ético

El interés de Sócrates se ha centrado especialmente en la


problemática ética: la esencia de la virtud y la posibilidad de enseñarla
(tema que los sofistas debatían con mucha frecuencia en ese
momento).

92
El saber y la virtud coinciden de acuerdo a la doctrina socrática
porque el que conoce lo recto actuará con rectitud y solo por
ignorancia se hace el mal. Esta doctrina, que será criticada por
Aristóteles solo puede ser comprendida si se tiene en cuenta que
Sócrates defendía también el utilitarismo moral: lo bueno
(moralmente) es lo útil.

Todo el mundo busca la felicidad y la utilidad y la virtud consiste en


discernir qué es lo más útil en cada caso. Así pues, el saber del que
habla Sócrates no es un saber teórico sino un saber práctico a cerca de
lo mejor y más útil en cada caso. Este saber virtuoso puede ser
enseñado y aprendido porque no bastan las aptitudes naturales para
alcanzar la bondad y la virtud.

ARISTOTELES

Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco", fundamentalmente.


Sus otras dos obras sobre el tema son la "Ética a Eudemo", que recoge elementos de la
reflexión aristotélica de su período de juventud y, por lo tanto, anteriores a la teoría de la
sustancia, por lo que contienen algunos vestigios de platonismo; y la "Gran Moral", en la
que se resumen las ideas fundamentales de la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que
coincide con el Aristóteles de la madurez; ninguna de ellas aporta, pues, algo distinto a lo
expuesto en la "Ética a Nicómaco" (en la "Ética a Eudemo", por ejemplo, se repiten
textualmente cuatro de los libros de la "nicomaquea").

La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el


conocimiento, caracterizándose por un marcado intelectualismo. Por
naturaleza el hombre tiende a buscar el bien, por lo que bastaría
conocerlo para obrar correctamente; el problema es que el hombre
desconoce el bien, y toma por bueno lo que le parece bueno y no lo
que realmente es bueno. De ahí que Platón en la República, en la

93
explicación del mito de la caverna, insista en que la Idea del Bien debe
necesariamente conocerla quien quiera proceder sabiamente tanto en
su vida privada como en su vida pública, una Idea de Bien que es única
y la misma para todos los hombres. Para Aristóteles, sin embargo, en
consonancia con su rechazo de la subsistencia de las formas, no es
posible afirmar la existencia del "bien en sí", de un único tipo de bien:
del mismo modo que el ser se dice de muchas maneras, habrá también
muchos tipos de bienes.

"Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y


elección parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda
pulcritud el bien los que dijeron ser aquello a que todas las cosas
aspiran". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1). "Siendo como son en gran
número las acciones y las artes y ciencias, muchos serán por
consiguiente los fines. Así, el fin de la medicina es la salud; el de la
construcción naval, el navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la
ciencia económica, la riqueza". ("Ética a Nicómaco", libro 1,1)

La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se


realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca.
El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero muchas de esas
acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para
conseguir, a su vez, otro fin, otro bien. Por ejemplo, nos alimentamos
adecuadamente para gozar de salud, por lo que la correcta
alimentación, que es un fin, es también un instrumento para conseguir
otro fin: la salud. ¿Hay algún fin último? Es decir, ¿Hay algún bien que
se persiga por sí mismo, y no como instrumento para alcanzar otra
bien? Aristóteles nos dice que la felicidad es el bien último al que
aspiran todos los hombres por naturaleza. La naturaleza nos impele a
buscar la felicidad, una felicidad que Aristóteles identifica con la buena

94
vida, con una vida buena. Pero no todos los hombres tienen la misma
concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad: para unos la
felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros en
los honores, etc. ¿Es posible encontrar algún hilo conductor que
permita decidir en qué consiste la felicidad, más allá de los prejuicios
de cada cual?

No se trata de buscar una definición de felicidad al modo en que Platón


busca la Idea de Bien, toda vez que el intelectualismo platónico ha sido
ya rechazado. La ética no es, ni puede ser, una ciencia, que dependa
del conocimiento de la definición universal del Bien, sino una reflexión
práctica encaminada a la acción, por lo que ha de ser en la actividad
humana en donde encontremos los elementos que nos permitan
responder a esta pregunta. Cada sustancia tiene una función propia
que viene determinada por su naturaleza; actuar en contra de esa
función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza; una cama
ha de servir para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no
cumplen su función diremos que son una "mala" cama o un "mal"
cuchillo. Si la cumplen, diremos que tienen la "virtud" (areté) que le es
propia: permitir el descanso o cortar, respectivamente; y por lo tanto
diremos que son una "buena" cama y un "buen" cuchillo. La virtud,
pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia propia de una
sustancia, o de una actividad (de una profesión, por ejemplo).

Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia: si actúa


conforme a esa función será un "buen" hombre; en caso contrario será
un "mal" hombre. La felicidad consistirá por lo tanto en actuar en
conformidad con la función propia del hombre. Y en la medida en que
esa función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad. Si sus
actos le conducen a realizar esa función, serán virtuosos; en el caso

95
contrario serán vicios que le alejarán de su propia naturaleza, de lo
que en ella hay de característico o excelente y, con ello, de la felicidad.

Si queremos resolver el problema de la felicidad, el problema de la


moralidad, hemos de volvernos hacia la naturaleza del hombre, y no
hacia la definición de un hipotético "bien en sí". Ahora bien, el hombre
es una sustancia compuesta de alma y cuerpo, por lo que junto a las
tendencias apetitivas propias de su naturaleza animal encontraremos
tendencias intelectivas propias de su naturaleza racional. Habrá, pues,
dos formas propias de comportamiento y, por lo tanto, dos tipos de
virtudes: las virtudes éticas (propias de la parte apetitiva y volitiva de
la naturaleza humana) y las virtudes dianoéticas (propias de la diánoia,
del pensamiento, de las funciones intelectivas del alma).

"Siendo, pues, de dos especies la virtud: intelectual y moral, la


intelectual debe sobre todo al magisterio su nacimiento y desarrollo, y
por eso ha menester de experiencia y de tiempo, en tanto que la virtud
moral (ética ) es fruto de la costumbre (éthos), de la cual ha tomado su
nombre por una ligera inflexión del vocablo (éthos)". ("Ética a
Nicómaco", libro 2,1

LOS CINICOS

Diógenes de Sínope. (412 AC-323 AC) Filósofo griego.

96
El filósofo cínico Diógenes de Sínope
(412-323 a. de C.), alias el perro, ha pasado a la historia como un
personaje excéntrico y genial. Se le atribuyen múltiples anécdotas, a
cual más pintoresca.

Se dice que, hallándose tomando el sol dentro del tonel donde vivía, se
le acercó Alejandro el Grande, que estaba de paso con sus tropas por
Atenas y que había oído hablar de él. “Pídeme lo que quieras, que te lo
concederé” –le ofreció Alejandro.

“Apártate, que me tapas el sol...”

En otra ocasión, Diógenes, que a menudo rebuscaba comida en las


basuras, estaba lavando una hoja de lechuga en una fuente pública.
Platón, que pasaba por allí y no lo podía ver ni en pintura, aprovechó
para soltarle un dardo: “¡Si estuvieras en la corte adulando al tirano
Dionisos, no tendrías necesidad de lavar lechugas!”. A lo cual replicó
Diógenes: “¡Si lavaras lechugas, no tendrías por qué adular al tirano!”.

También se cuenta de él que murió voluntariamente conteniendo la


respiración. Genio y figura, hasta la sepultura. Tras una vida en
libertad, al margen de obligaciones que se le antojaban ridículas,
burlándose del poder, de la riqueza y de todas las convenciones
sociales, moría como había vivido, dueño de sí mismo.

97
FRASES CÉLEBRES:

"Al Morir Échenme A Los Lobos. Ya Estoy Acostumbrado" Diógenes.

El amor es el pasatiempo de los ociosos. – Diógenes

La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los


celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.
Diógenes

El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe

Cuando estoy entre locos me hago el loco.

Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.

Es preferible consolarse que ahorcarse.

Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la
sonrisa triste es la tristeza de no saber sonreír.

Callando es como se prende a oír; oyendo es como se aprende a


hablar; y luego, hablando se aprende a callar.

Bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el


queso

Pídeme lo que quieras, a lo que Diógenes respondió: que te apartes y


me dejes tomar el sol.

98
"Viendo en cierta ocasión cómo los sacerdotes custodios del templo
conducían a uno que había robado una vasija perteneciente al tesoro
del templo, comentó: «Los ladrones grandes llevan preso al
pequeño.»”

“Cierto día observó a una mujer postrada ante los dioses en actitud
ridícula y, queriendo liberarla de su superstición, se le acercó y, de
acuerdo con la narración de Zoilo de Perga, le dijo: « ¿No temes, buena
mujer, que el dios esté detrás de ti (pues todo está lleno de su
presencia) y tu postura resulte entonces irreverente? »”

“A los que se inquietaban por sus sueños, les censuraba que


descuidaran lo que hacían despiertos y se preocuparan en cambio
tanto de lo que imaginaban dormidos.”

“Alguien muy supersticioso le amenazó: « De un solo puñetazo te


romperé la cara »”; Diógenes replicó: « Y yo, de un solo estornudo a tu
izquierda te haré temblar »”.

“Al ser iniciado en los misterios órficos, como el sacerdote aseguraba


que a los admitidos en los ritos les esperaban innumerables bienes en
el Hades, le replicó: « ¿Por qué, entonces, no te suicidas? »”

“A quien le decía que la vida era un mal, lo corrigió: « No la vida, sino


la mala vida »”

«Ellos me condenan a irme y yo los condeno a quedarse.»

«Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo [no un


indiferenciado miembro del rebaño].»

99
Durante un viaje en barco fue secuestrado por piratas y vendido como
esclavo en Creta. Los vendedores le preguntaron para qué era hábil y
él contestó: «Para mandar.»

“Estaba en una ocasión pidiendo limosna a una estatua. Preguntándole


por qué lo hacía, contestó: «Me ejercito en fracasar.»
Le preguntaron cuál era la ciencia más necesaria y respondió: "La de
no olvidar lo aprendido".
".Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era
lo que sabía hacer, contestó: “mandar, comprueba si alguien quiere
comprar un amo”.
«Te dedicas a la filosofía y nada sabes», le respondió: «Aspiro a saber,
y eso es justamente la filosofía.»”

LOS ESTOICOS

Coincidente históricamente con la disolución de la polis griega, el


estoicismo da cuenta del desvanecimiento de la idea restringida de los
conceptos de patria y de ciudad en sentido platónico o aristotélico. En
este contexto, la política adquiere un sentido más universal, la
fraternidad, la condena a la esclavitud y el cosmopolitismo proceden
del concepto universal de la ley natural estoica. La búsqueda de una
ética universal ilustrada en la noción del sabio estoico permite
considerar que en el corpus filosófico estoico hay preceptos relativos al
deber hablar en relación a una comunidad sociocultural.

En el universo estoico reina un orden perfecto y determinado por la


razón; el hombre, siendo una mínima parte, es al mismo tiempo un
mundo en pequeño que debe ajustar su conducta al orden universal,
sometiéndose voluntariamente a la finalidad que impulsa a todos los

100
seres. El orden particular es una parte del orden universal, el bien
particular de cada ser está integrado dentro del bien total del universo.

Los estoicos establecen como prioridad la educación del hombre.


Mediante ésta el individuo será superior a cualquier afecto externo.
Plutarco afirma que un estoico trata de hacerlo todo, no para alcanzar
el fin, sino por hacer lo que depende de él para alcanzarlo.

En primer término debe destacarse que la virtud, en esta filosofía, no


tiene por objetivo la consecución de algo, sino la acción en sí misma.
La felicidad consiste en la práctica de la virtud, esencialmente en la
sabiduría. Ésta ajusta la vida del sujeto al orden general del mundo y
regula su actividad por la razón, es decir, la ley necesaria que preside
el desarrollo cósmico. De este modo, el bien y la felicidad del hombre
no son simples posibilidades teóricas, sino prácticas concretas. Para
explicar el fin, los estoicos describen la felicidad o el bien supremo,
porque el fin es coincidente con la vida virtuosa.

La virtud no es innata; de acuerdo con Crisipo, puede transmitirse y


presupone esfuerzo y ejercitación constantes, lo que conduce al sujeto
a reemplazar sus creencias y actitudes. Así, la felicidad se presenta
"cuando se ha hecho todo de acuerdo con el demonio que cada cual
lleva dentro de sí, con la voluntad del gobernador del Todo".
(1930:159)

El principio supremo de la virtud consiste en vivir conforme a la


naturaleza, según Diógenes Laercio es Zenón el primero en postularlo
en su tratado Sobre la naturaleza del hombre. De acuerdo a tal noción,

101
el sujeto estoico vive en conformidad consigo mismo y con la razón.

En el terreno de la filosofía estoica la idea de vivir conforme a la


naturaleza se orienta en tres direcciones complementarias -física,
lógica y ética- que en conjunto expresan la coherencia universal que se
manifiesta en el orden del mundo, el lenguaje y la conducta. Juliá,
Boeri y Corso sostienen: "Por cierto que Zenón de Citio y Cleates,
posiblemente por ser los más antiguos, establecieron una distinción
más simple de los temas, pero no obstante distinguieron también ellos
las partes lógica y física (además de la ética)."

Tal noción de unidad, de coherencia universal, tiene su correlato en el


principio físico según el cual "todas las cosas se producen según el
destino". Crisipo define al destino como la razón (logos) del universo; o
también: la razón de las cosas administradas en el mundo por la
providencia; o incluso: la razón por la cual se han producido los
acontecimientos pasados, se producen los acontecimientos presentes
y se producirán los acontecimientos futuros.

Marco Aurelio en sus Soliloquios agrupa en torno a la idea de vivir


conforme a la naturaleza los siguientes principios: todo sucede según
un plan previsto, el hombre mantiene una relación especial con la
naturaleza ya que sólo él comparte su racionalidad, los bienes
externos (los bienes naturales de Aristóteles) están desprovistos de
valor y el hombre tiene conciencia de pertenencia respecto a su
comunidad.
La concepción de la buena vida para los sujetos racionales se expresa
en la coherencia de un modo de vida llevado a cabo dentro de una
sociedad, lo cual implica que la vida individual conlleva interacciones

102
sociales y políticas. M. Frede afirma que el sabio estoico no alcanza la
ecuanimidad despojándose de las preocupaciones humanas, sino más
bien dándose cuenta qué deben ser estas preocupaciones y, por lo
tanto, qué han de ser, a saber, los medios con los cuales la naturaleza
mantiene su orden racional, natural. Las cosas lo conmueven, pero no
de manera tal que ello perturbe el equilibrio de su juicio y lo lleve a
darle importancia a cosas que no la tienen.

La ética estoica se centra en el tema de la virtud, el desarrollo del


carácter y su entrenamiento. Toda acción buena involucra bienes, pero
lo bueno en sentido estricto es una acción perfectamente buena, un
acto correcto, la virtud. La virtud alude a dos aspectos: uno teórico y
otro práctico, así como también a lo que se hace, elige, mantiene. Si se
actúa de modo selectivo, firme, distributivo y constante se será
prudente, valiente, justo y temperante.

Como la virtud consiste en vivir conforme a la naturaleza y a la razón,


ajustando todas las acciones al orden universal, es deseable por sí
misma, y no por motivos utilitarios, de esperanza o temor. Ligada a la
felicidad y la conducta individual, la virtud se ajusta al orden del
mundo. Si bien constituye una unidad indivisible, es inmutable,
inalienable y desinteresada, no es innata, se adquiere y cultiva
mediante el ejercicio continuo.

Según Crisipo, la virtud es una disposición coherente y una fuerza de la


parte directiva del alma, que tiene origen en la razón; es un bien que
conduce a la vida recta y también es idéntica al pensamiento y a la
felicidad. El mencionado autor se refiere a cuatro virtudes cardinales:
razón práctica -el saber de lo que se debe o no hacer-, la fortaleza -el
saber de lo que se debe o no temer-, la templanza -el saber de lo que

103
hay que elegir- y la justicia -el saber que da a cada uno lo suyo-. El
conocimiento es una aprehensión segura e inmodificable por la razón.

Así como existe una de identidad entre lo bueno y lo bello, la sabiduría


perfecta es la del logos o razón, eterna y subsistente y toda razón
particular participa en la razón universal.
Según la doctrina estoica, el hombre que ha alcanzado la sabiduría
está libre de afectos. El alma humana se constituye sólo por la razón y
las emociones son "movimientos, inclinaciones o sustracciones de la
razón"

Por otra parte, los estoicos consideran que existen emociones


racionales e irracionales. Estas últimas son los afectos del alma que la
tradición platónico-aristotélica conceptualiza como movimientos de
una parte irracional del alma. Para el estoicismo, en cambio, los
afectos del alma son movimientos voluntarios aunque irracionales de
la razón; tienen su origen en la razón; son juicios, movimientos y
partes constituyentes de la misma. Las impresiones de los sujetos
están dadas por la razón de modo que tienen carácter proposicional.
Frede afirma: "Siempre son impresiones respecto a que algo ocurre o
no ocurre".

Crisipo rechaza en forma explícita la división tripartita del alma y


niega, en consecuencia, que exista algo semejante a una parte
irracional de la misma, ya que lo que así llaman los platónicos y
aristotélicos es idéntico a la parte racional. Las pasiones son
explicadas, entonces, como estados, del principio rector.
Los estoicos también son autores de la paradójica tesis filosófica (muy

104
cuestionada desde la antigüedad), según la cual las pasiones son
juicios (kríseis), opiniones o creencias (dóxai).

Que las pasiones son juicios o creencias significa que no hay ningún
impulso humano que no esté conectado de alguna manera con una
actividad intelectual o con algún tipo de elemento cognitivo. Las
creencias sobre las que se basan las pasiones deben incluir nuestras
creencias evaluativas, nuestras creencias acerca de lo que es bueno o
malo. Pero las pasiones no son cualquier tipo de juicio u opinión sino
sólo juicios defectuosos o malos. No todo juicio, en efecto, es una
pasión sino sólo el que pone en movimiento un impulso excesivo o
violento. (1998:58).
Si la razón en su estado natural y completo se caracteriza por la
sabiduría, mediante ella el sujeto será capaz de inclinarse
naturalmente hacia lo que reconoció como el bien. Tal reconocimiento
proporciona al mismo tiempo razón suficiente y causa para la acción.

En sí, todo bien es conveniente, vinculante, ventajoso, servicial, útil,


bello, beneficioso, elegible y justo. El perfecto bien es bello porque
posee todas las cualidades requeridas por la naturaleza o porque es
perfectamente proporcionado.
Todos los movimientos del alma son movimientos de la razón
-opiniones, juicios- incluso los afectos irracionales que, debido a su
extremada irracionalidad no parecen tener su origen en la razón,
deben entenderse como movimientos de la propia razón. A cada afecto
corresponde un cambio perceptible en el estado del individuo;

Crisipo se refiere a determinados cambios que ocurren en la región del


corazón cuando estamos tristes, y de los cuales nos percatamos
sintiendo cierto tipo de dolor.
Una acción virtuosa presupone el dominio de todas las virtudes. Este
concepto constituye la tesis de la "implicación recíproca" de las

105
virtudes: si un sujeto tiene una virtud tiene al mismo todas las demás
porque -como lo sostiene Crisipo en el primer tratado Sobre las
virtudes- sus principios teóricos son comunes.

Para orientar la actividad moral, los estoicos afirman que existen


normas estables de conducta. La norma aristotélica de las acciones es
subjetiva y proporcional, para los estoicos, en cambio, se basa en la
relación objetiva de las acciones humanas con el principio racional que
ejercen la naturaleza y el orden cósmico universal. La racionalidad
humana se ajusta a la racionalidad universal de modo tal que
naturaleza y razón coinciden; los estoicos identifican el vivir conforme
al orden y la armonía de los actos con el vivir conforme a la naturaleza.
Crisipo plantea que por naturaleza debe entenderse la universal y la
propia; tal conformidad y coincidencia entre la armonía de la
naturaleza individual con la universal contituye el fin moral.

Crisipo afirma: "A uno y lo mismo llamamos Zeus, común naturaleza de


todo, destino y necesidad; y es también la justicia y el derecho, la
unidad y la paz".
"Vivir en coherencia" significa vivir en conformidad con una razón
única y armónica; la razón de cada individuo debe adecuarse a la
Razón universal, la cual se instaura como parámetro supremo de la
acción humana. Crisipo sostiene que el sabio en nada es menos feliz
que Zeus porque lo bueno en sentido estricto es una acción perfecta,
un acto correcto.

Zenón exhorta a los individuos a participar en las actividades del


Estado; una sentencia estoica citada por Cicerón afirma: "Nunca el
sabio es hombre privado."

106
El deber de hacer el bien a todos los hombres porque todos son
parientes entre si y están destinados a vivir en estrecha comunidad es
una idea central en el pensamiento de Crisipo. En resumen, la doctrina
sobre los deberes se refiere esencialmente a los actos. Para los
estoicos el deber es "lo que necesariamente resulta en la vida, lo que
cuando ha sucedido encuentra una justificación bien fundada". En este
sentido, un acto debido es una acción apropiada conforme a las
condiciones de la naturaleza y, posteriormente, susceptible de ser
justificada.

En el contexto estoico, la universalidad está sostenida por el equilibrio


entre el logos y la naturaleza, lo que se manifiesta en la acción
práctica. El sabio, mediante la facultad del habla, adquiere, produce y
comunica determinados principios éticos con los que se conduce en la
sociedad en la que vive.

Por otra parte, tanto la relación entre la virtud definida como una
disposición del alma coherente consigo misma, como el imperativo de
participación social y política, suponen una capacidad de asentimiento
expresada mediante una facultad del habla que representa una ética
racional y a la vez universal. Anteriormente se ha mencionado que la
concepción estoica de la naturaleza supone una visión potencialmente
integradora de lo espiritual y lo material, de lo individual y lo social,
una integración que se vuelve claramente explícita en la noción del
sabio estoico.

La interacción de las esferas pública/privada surge de la


autoconciencia del hombre de ser miembro de una especie racional-

107
particular y también de una especie racional-universal. Los deberes
están relacionados con la acción -lo que Zenón denominaba el acto
debido-, una acción conforme a la naturaleza y luego susceptible de
ser justificada.

Este principio hace explícito que si bien el concepto de "persona" se


aplica en principio a todo miembro de una comunidad con capacidad
de comunicar sus creencias normativas, esta suposición universaliza
una libertad a priori y a su vez comprende diversas competencias al
momento de expresar las opiniones en una interacción deliberativa
regida por estrategias normativas concretas.

El sabio estoico como agente moral debe reconocer la relación entre


universales normativos y prácticos realizables, para luego poder
generalizar su perspectiva desde una comportamiento ético
reconocible para otros si es que desea "persuadir" acerca de la eficacia
de su práctica y enseñar a los demás la virtud de la misma respecto a
la consecución de una vida mejor.

Lucio Anneo Séneca

2 AC-65. Filósofo latino.

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del


día de hoy.

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros
opinen de ti.

108
En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De
éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son


difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.

El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin


artificios.

¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna


necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la
mano.

Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta
abrir la boca para caer en ella.

La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.

El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.

El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera.

EPICURO. LA CARTA DE MENECEO

Filósofo griego fundador del Jardín y del epicureísmo. En el 341 a.C.,


nació en Samos. Hijo de Querastasa y Neocles, un colono ateniense
afincado en Samos que, posteriormente, tuvo que emigrar y se instaló
en Colofón viviendo como maestro. Ya de niño se interesó por el origen

109
del Caos, del que hablaba Hesíodo en su Teogonía. Su primer maestro
de filosofía, todavía en Samos, fue el platónico Pánfilo. El año 323 a.C.
(año de la muerte de Alejandro Magno) marchó a Atenas a cumplir con
la milicia. No pudo conocer a Aristóteles, que a la muerte de Alejandro
tuvo que marchar de Atenas por motivos políticos. Sin embargo, sí que
conoció a Jenócrates, el sucesor de Platón en la Academia. El año 321
marchó a Colofón para reunirse con su familia. Allí entró en contacto
con el peripatético Praxífases de Rodas, y con el atomista Nausífanes,
discípulo de Demócrito y de Pirrón. Ejerció de maestro en Mitilene,
donde el año 311 fundó una escuela. Al año siguiente se trasladó a
Lámpsaco, donde impartió clases durante cuatro años. Allí conoció a
sus discípulos Idomeneo, Metrodoro, Leonteso y, su mujer, Themista;
Hedeira, Colotes, Timócrates y Hermarco, que fue quien,
posteriormente, le sucedió en la dirección de su escuela. En el 306
marchó a Atenas, donde permaneció hasta su muerte acontecida el
año 270 a.C. En Atenas, fundó su escuela (llamada el Jardín), en una
pequeña propiedad de las afueras, en dirección a El Pireo, no lejos de
la Academia platónica. Debido a la existencia de un jardín en dicha
propiedad, que era el lugar favorito de encuentro de sus miembros, la
escuela de Epicuro tomó este nombre, que enlazaba con la enseñanza
epicúrea según la cual el sabio ha de amar el campo y la naturaleza.

Dicha escuela era bien distinta de la Academia platónica y del Liceo


aristotélico y, aunque en el Jardín se efectuaban también
investigaciones filosóficas, no era un centro de enseñanza para
discípulos nuevos sino que, fundamentalmente, era el lugar de reunión
y de convivencia de amigos (incluidas mujeres y esclavos) que
compartían unas mismas ideas y una misma orientación vital. Y es que
Epicuro entendía la filosofía fundamentalmente como investigación de
la felicidad humana, como reflexión acerca de los temores que
atenazan a los hombres (el miedo a la muerte, el miedo a los dioses, el

110
deseo desmesurado de placeres y el miedo al dolor) y como lucha
contra los prejuicios y las ideas que, como las del platonismo, sitúan la
felicidad en otra vida. Consecuentemente con estas ideas, y con su
máxima: «vive retirado», prefería la compañía de sus amigos antes
que el aplauso público. No obstante, esta vida retirada no la concebía
como un alejamiento total de la sociedad, ya que él mismo participaba
en diversos actos colectivos, sino que la entendía como una forma de
vida basada en el sosiego.

El contexto histórico en el que se enmarca la filosofía de Epicuro es


el llamado período helenístico, marcado especialmente por grandes
modificaciones sociales surgidas de las conquistas de Alejandro
Magno, que conllevaron el fin del ideal de la polis tal como había sido
entendida hasta entonces. Las polis pierden su autarquía y aparecen
solamente como provincias de un vasto imperio, lo que generó la
aparición de una nueva mentalidad y de un nuevo espacio mental
capaz de abordar, de una forma nueva, el distinto marco de
convivencia humana, de manera que la pérdida del sentimiento de
colectividad que acompañó a la pérdida del ideal de la polis clásica
produjo cambios en todos los ámbitos del pensamiento. Por una parte,
cambiaron las mismas concepciones religiosas: los dioses domésticos
de las polis fueron sustituidos por dioses más cósmicos; por otra, junto
a ello, apareció la necesidad de teorizar más el espacio privado. En
este ambiente, surgen las nuevas escuelas morales y el nuevo ideal
del sabio del que la filosofía epicúrea es un ejemplo.

Según Diógenes Laercio, Epicuro dividió la filosofía en tres partes: la


Canónica (lógica y teoría del conocimiento), la Física y la Ética. Pero,
puesto que concibe la filosofía como una reflexión para alcanzar la

111
felicidad, la Canónica y la Física estaban en función de la Ética. A su
vez, en cuanto que Epicuro era abiertamente enemigo de las
especulaciones platónicas y aristotélicas, fundamentaba todo saber en
un empirismo sensualista: el único criterio de verdad lo proporciona el
cuerpo.

Por ello, en la canónica, la filosofía epicúrea tomó como centro de


reflexión, no un supuesto mundo más allá, sino el radical más acá que
es el cuerpo. Así, el alma se diluía en todo el organismo y era
concebida, a la manera atomista, como formada por átomos. De esta
manera, eliminaba todo dualismo entre alma y cuerpo, así como todo
dualismo entre sensación-intelección, o entre doxa y episteme, y podía
elaborar una teoría del conocimiento según la cual el criterio de verdad
es la percepción, que se produce por la recepción de los efluvios que
provienen de las cosas; la percepción es siempre verdadera y los
errores provienen del juicio. La eliminación de toda forma de dualismo
y la reivindicación de la corporeidad (pansomatismo) del ser humano
sentaban las bases de una nueva psicología y los fundamentos para la
elaboración de una nueva antropología.

En física adoptó la teoría atomista de Demócrito (Epicuro negaba la


existencia de Leucipo), a la que añadió la existencia del clinamen para
explicar el movimiento de colisión de los átomos en el vacío. Según él,
los átomos caen continuamente en el vacío de forma vertical, pero
tienen la propiedad de declinar espontánea-mente de su trayectoria.
En esta declinación se producen choques al azar y se engendran los
distintos cuerpos. El aspecto de indeterminación que introducía el
clinamen permitía, según él, explicar la libertad del alma humana. A su
vez, estas teorías ayudaban a eliminar dos de los cuatro temores que
impiden la felicidad humana: el miedo a la muerte y el temor a los
dioses. La muerte no consiste en otra cosa que en la disgregación de

112
los átomos de los que estamos compuestos. Cuando esto ocurre, ya no
tenemos sensibilidad para darnos cuenta de ella: cuando estamos
nosotros, no está ella, y al revés. Y, en cuanto a los dioses, cree que
existen pero, como todo cuanto existe, también están hechos de
átomos y viven en otros mundos, por lo que no son providentes ni se
preocupan de nuestros actos. Son dioses que no causan males, ni
vigilan nuestros actos, ni son vengativos. Dioses sin odio que no deben
inspirar ninguna clase de temor, alejados tanto de los dioses de los
mitos clásicos (que Epicuro quiere desterrar), como de las
elaboraciones teóricas de los platónicos, los aristotélicos y los estoicos.

En su concepción ética, Epicuro defiende el hedonismo, y sostiene


que el fin de la vida humana es el placer, pero no se trata del placer
puramente material, sino que es más bien de índole espiritual y
afectivo y, por tanto, tranquilo y duradero. Las numerosas críticas a las
que fue sometido el epicureísmo y las grandes deformaciones
ideológicas a las que se vio sometido, muestran el inmenso grado de
agresividad que provocaron sus ideas, por lo que éstas fueron
deformadas hasta la caricatura por parte de sus enemigos, en uno de
los más grandes movimientos de falsificación y manipulación
intelectual de toda la historia de las ideas. Así, se le acusó de libertino
y de vivir como los cerdos, preocupado solamente de los placeres
sensuales. Sin embargo, para Epicuro, el auténtico placer sólo se
alcanza cuando se consigue la autarquía, el pleno dominio de uno
mismo, de los propios deseos y afecciones. Pero, esta autarquía no es
entendida por Epicuro como un estado de completa insensibilidad y
eliminación de todas las pasiones, como preconizaban los estoicos,
sino que es la eliminación de los obstáculos que se oponen a la
felicidad: los temores y las preocupaciones, las penas y los dolores. El
sabio será aquél que conozca las verdaderas necesidades, que deben
reducirse a lo indispensable para que no nos inquieten los deseos de

113
poseer más, ya que el verdadero placer no se halla en los bienes
materiales, sino en el saber y la amistad. El cuidado de estos bienes,
así como la consecución de los placeres, producen la ataraxia, es decir,
la serenidad y el equilibrio del ánimo. Los placeres materiales deben
saber dosificarse y han de ordenarse en función de los placeres
espirituales, que son de mayor valía. Con ello, se eliminan los otros dos
obstáculos que impiden la felicidad: la búsqueda desordenada de
placeres y el miedo al dolor.

De todas las obras de Epicuro (según Diógenes Laercio, cerca de 300


libros), sólo se conservan tres cartas enteras: A Meneceo , a Herodoto
y a Pitocles, así como unos fragmentos conservados en un manuscrito
custodiado en el Vaticano (conocidos como Vaticanae sentenciae, o
como Gnomologio vaticano epicúreo), y unos manuscritos medio
carbonizados hallados hacia 1750 en las excavaciones de Herculano
(Herculaneum papyri) de muy difícil lectura, pero que complementan lo
que se sabe acerca de la teoría de la naturaleza de Epicuro. Sus obras
mayores fueron un Tratado sobre la naturaleza, un tratado sobre El
criterio, varios libros de ética, con títulos como: Vidas, Del fin, De
elección y aversión. Escribió también obras polémicas: Contra los
físicos, Contra los megáricos, y Contra Teofrasto. Las fuentes
secundarias para el conocimiento del pensamiento de Epicuro son,
fundamentalmente: Diógenes Laercio, Séneca, Sexto Empírico,
Cicerón, Plutarco (estos últimos, abiertamente contrarios al
epicureísmo) y, muy especialmente, el libro De rerum natura, de
Lucrecio.

EPICUREISMO.

114
Corriente filosófica desarrollada en el período helenístico formada por
los seguidores de Epicuro. Como tal corriente de pensamiento, se
remonta ya a los inicios de la primera escuela fundada por Epicuro
primero en Mitilene en el año 311 y, al año siguiente, en Lámpsaco,
donde impartió clases durante cuatro años. En esta primera
generación de discípulos de Epicuro destacan Colotes, Timócrates,
Hermarco Idomeneo, Metrodoro, Hedeira, Leonteso y, su mujer,
Themista. Posteriormente, Epicuro se trasladó a Atenas donde fundó
su escuela conocida como el jardín, por ser en el jardín de su
propiedad donde se reunían y hospedaban sus seguidores y amigos.
Durante toda esta primera época, vinculada directamente al maestro,
los epicúreos polemizaron especialmente con los platónicos, los
aristotélicos, con los seguidores de las escuelas socráticas y con la
naciente escuela estoica. Puesto que el sistema teórico y el ideal de
vida forjados por Epicuro presentaban una gran coherencia, la mayoría
de sus discípulos siguieron sus doctrinas con muy pocas
modificaciones. Además, profesaban un gran respeto por su maestro,
hasta el punto que entre ellos se hizo famosa la siguiente máxima:
«Compórtate siempre como si Epicuro te viera». No obstante, sus
discípulos no se limitaron a copiar las tesis del maestro, sino que
desarrollaron aspectos de la doctrina, como en el caso de Metrodoro
(íntimo amigo de Epicuro), que profundizó la tesis epicúrea del placer
catastemático (placeres naturales y necesarios propios de la entereza
de ánimo, que se basan en la privación del dolor físico y moral). Otros
discípulos destacaron por sus polémicas contra el platonismo y por la
defensa de sus tesis contra otras escuelas éticas como los cínicos y los
estoicos. Polístrato fue el tercer escolarca y el último de los de la
primera generación de discípulos directos de Epicuro. Posteriormente,
la escuela se extendió y se crearon escuelas epicúreas, algunas
todavía en vida del maestro, en varios lugares: en Asia Menor
(Lámpsaco y Mitilene), en Antioquía, en Alejandría, en Italia (Nápoles),

115
y en Galia. Durante los siglos II y I a.C., destacaron autores como
Zenón de Sidón, Demetrio Laconio (que polemizó con Carneades),
Filodemo de Gadara y Calpurnio Pisón. Sin embargo, mención especial
merece el latino Lucrecio, que hizo una defensa apasionada del
epicureísmo y expuso las doctrinas de esta escuela en el gran poema
De rerum natura que, más tarde, fue publicado por Cicerón (quien, no
obstante, fue uno de los más acérrimos críticos del epicureísmo).
También pueden mencionarse Amafirio, Rabirio, Catio y,
posteriormente, Diógenes de Enoanda, que difundió las tesis de
Epicuro por Anatolia.

La corriente epicúrea fue el blanco preferido de las críticas de la mayor


parte de las otras escuelas filosóficas que, a pesar de sus muchas
diferencias, coincidían en considerar la filosofía de Epicuro como el
enemigo a batir. Contra el epicureísmo se levantaron especialmente
los estoicos y los cristianos, pero esta crítica, en muchas ocasiones,
escondía una gran manipulación ideológica y una interesada
tergiversación de las tesis de Epicuro. Este mismo hecho ya es
muestra suficiente como para señalar el potencial subversivo del
epicureísmo, que fue puesto de manifiesto por Marx en su estudio
sobre los sistemas de Demócrito y Epicuro. En la época moderna,
también Nietzsche salió en defensa de Epicuro, a quien, juntamente
con Pirrón, consideraba uno de los últimos verdaderos filósofos
después de la traición perpetrada por Sócrates y Platón, que, según
Nietzsche, fueron los responsables de la inversión de los auténticos
valores representados por la filosofía de los presocráticos e, incluso, de
los sofistas (ver texto).

El epicureísmo ya estaba prácticamente acabado a principios del siglo


III, aunque Diógenes Laercio, a pesar de no ser plenamente adepto a
esta escuela, dedicó buena parte de su obra (todo el décimo y último

116
libro) Vidas de los más ilustres filósofos, a Epicuro. En el siglo IV, esta
corriente ya se había extinguido por completo, los libros de Epicuro
habían sido destruidos y su influencia había sido aplacada por el auge
del cristianismo y del neoplatonismo. No obstante, el epicureísmo ha
resurgido en diferentes épocas pero, sobre todo, en el Renacimiento
(Lorenzo Valla) y en la modernidad (Bérigard, Maignan, Gassendi).
También se ha destacado la influencia del epicureísmo en J. Bentham,
el iniciador del utilitarismo.

HEDONISMO
(del griego hedoné, placer, gozo, voluptuosidad) Concepción ética que
considera que la consecución del placer determina el valor moral de la
acción. De esta manera el hedonismo identifica el bien con el placer,
que pasa a ser considerado como el fin último que persigue la acción
humana. El tema del valor moral del placer como fin último o guía de
la acción moral fue ampliamente discutido en todas las corrientes
filosóficas griegas del siglo IV a.C., y se hallan expresiones de un cierto
hedonismo en algunos sofistas como Gorgias o Antifonte, pero quienes
la defendieron y desarrollaron más específicamente fueron los
cirenaicos, y especialmente su fundador Aristipo.

Puesto que los cirenaicos sustentaban una teoría escéptica del


conocimiento, según la cual «sólo podemos estar ciertos de las
sensaciones», fundamentaban la acción humana sobre los datos de las
impresiones inmediatas, razón por la que defendían los que llamaban
placeres en movimiento. (Distinguían entre el placer como movimiento
ligero y suave, del dolor, entendido en términos físicos como
movimiento rudo o violento). De esta manera, sostenían que el único
bien que debe perseguir la acción humana es la consecución del
placer, entendido como placer individual, inmediato y sensible. El
platónico Eudoxo de Cnido defendió tesis morales semejantes, contra

117
las que argumentó Platón. (También Aristóteles consideraba
inadecuado el placer como fundamento de la moral).

La otra gran corriente hedonista de la antigüedad fue la representada


por Epicuro y sus seguidores. «El placer es el principio y el fin de la
vida feliz», afirmaba Epicuro, pero no entendía el placer como placer
inmediato, sino como placer estable y ausencia de dolor. Por ello los
epicúreos destacaban los placeres estáticos o catastemáticos, aquellos
que proporcionan la ataraxia o tranquilidad de ánimo. De ahí surge la
necesidad de calcular la acción en función de la consecución del
máximo placer, que no se identifica con el máximo placer actual, ya
que un placer momentáneo puede, quizás, conducir posteriormente a
mayor dolor, e inversamente, un dolor actual (como el sufrido en una
intervención quirúrgica), puede conducir a un mayor placer futuro.

A veces también se han considerado hedonistas los filósofos


utilitaristas como J. Bentham o J.S. Mill, pero en éstos el placer no se
subordina al individuo, sino a la sociedad pues, según ellos, el bien
moral es la consecución del placer para el máximo número de
personas.

CARTA A MENECEO

”Cuando se es joven, no hay que vacilar en filosofar, y cuando se es


viejo, no hay que cansarse de filosofar. Porque nadie es demasiado
joven o demasiado viejo para cuidar su alma. Aquel que dice que la
hora de filosofar aún no ha llegado, o que ha pasado ya, se parece al
que dijese que no ha llegado aún el momento de ser feliz, o que ya ha
pasado. Así pues, es necesario filosofar cuando se es joven y cuando
se es viejo: en el segundo caso para rejuvenecerse con el recuerdo de

118
los bienes pasados, y en el primer caso para ser, aún siendo joven, tan
intrépido como un viejo ante el porvenir. Por tanto hay que estudiar los
medios de alcanzar la felicidad, porque, cuando la tenemos, lo
tenemos todo, y cuando no la tenemos lo hacemos todo para
conseguirla.

Por consiguiente, medita y practica las enseñanzas que


constantemente te he dado, pensando que son los principios de una
vida bella.

En primer lugar, debes saber que Dios es un ser viviente inmortal y


bienaventurado, como indica la noción común de la divinidad, y no le
atribuyas nunca ningún carácter opuesto a su inmortalidad y a su
bienaventuranza. Al contrario, cree en todo lo que puede conservarle
esta bienaventuranza y esta inmortalidad. Porque los dioses existen,
tenemos de ellos un conocimiento evidente; pero no son como cree la
mayoría de los hombres. No es impío el que niega los dioses del común
de los hombres, sino al contrario, el que aplica a los dioses las
opiniones de esa mayoría. Porque las afirmaciones de la mayoría no
son anticipaciones, sino conjeturas engañosas. De ahí procede la
opinión de que los dioses causan a los malvados los mayores males y a
los buenos los más grandes bienes. La multitud, acostumbrada a sus
propias virtudes, sólo acepta a los dioses conformes con esta virtud y
encuentra extraño todo lo que es distinto de ella.

En segundo lugar, acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada


para nosotros, puesto que el bien y el mal no existen más que en la
sensación, y la muerte es la privación de sensación. Un conocimiento
exacto de este hecho, que la muerte no es nada para nosotros,
permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una
duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad. Pues en la

119
vida nada hay temible para el que ha comprendido que no hay nada
temible en el hecho de no vivir. Es necio quien dice que teme la
muerte, no porque es temible una vez llegada, sino porque es temible
el esperarla. Porque si una cosa no nos causa ningún daño en su
presencia, es necio entristecerse por esperarla. Así pues, el más
espantoso de todos los males, la muerte, no es nada para nosotros
porque, mientras vivimos, no existe la muerte, y cuando la muerte
existe, nosotros ya no somos. Por tanto la muerte no existe ni para los
vivos ni para los muertos porque para los unos no existe, y los otros ya
no son. La mayoría de los hombres, unas veces teme la muerte como
el peor de los males, y otras veces la desea como el término de los
males de la vida. [El sabio, por el contrario, ni desea] ni teme la
muerte, ya que la vida no le es una carga, y tampoco cree que sea un
mal el no existir. Igual que no es la abundancia de los alimentos, sino
su calidad lo que nos place, tampoco es la duración de la vida la que
nos agrada, sino que sea grata. En cuanto a los que aconsejan al joven
vivir bien y al viejo morir bien, son necios, no sólo porque la vida tiene
su encanto, incluso para el viejo, sino porque el cuidado de vivir bien y
el cuidado de morir bien son lo mismo. Y mucho más necio es aún
aquel que pretende que lo mejor es no nacer, «y cuando se ha nacido,
franquear lo antes posible las puertas del Hades». Porque, si habla con
convicción, ¿por qué él no sale de la vida? Le sería fácil si está decidido
a ello. Pero si lo dice en broma, se muestra frívolo en una cuestión que
no lo es. Así pues, conviene recordar que el futuro ni está enteramente
en nuestras manos, ni completamente fuera de nuestro alcance, de
suerte que no debemos ni esperarlo como si tuviese que llegar con
seguridad, ni desesperar como si no tuviese que llegar con certeza.

En tercer lugar, hay que comprender que entre los deseos, unos son
naturales y los otros vanos, y que entre los deseos naturales, unos son
necesarios y los otros sólo naturales. Por último, entre los deseos

120
necesarios, unos son necesarios para la felicidad, otros para la
tranquilidad del cuerpo, y los otros para la vida misma. Una teoría
verídica de los deseos refiere toda preferencia y toda aversión a la
salud del cuerpo y a la ataraxia [del alma], ya que en ello está la
perfección de la vida feliz, y todas nuestras acciones tienen como fin
evitar a la vez el sufrimiento y la inquietud. Y una vez lo hemos
conseguido, se dispersan todas las tormentas del alma, porque el ser
vivo ya no tiene que dirigirse hacia algo que no tiene, ni buscar otra
cosa que pueda completar la felicidad del alma y del cuerpo. Ya que
buscamos el placer solamente cuando su ausencia nos causa un
sufrimiento. Cuando no sufrimos no tenemos ya necesidad del placer.

Por ello decimos que el placer es el principio y el fin de la vida feliz. Lo


hemos reconocido como el primero de los bienes y conforme a nuestra
naturaleza, él es el que nos hace preferir o rechazar las cosas, y a él
tendemos tomando la sensibilidad como criterio del bien. Y puesto que
el placer es el primer bien natural, se sigue de ello que no buscamos
cualquier placer, sino que en ciertos casos despreciamos muchos
placeres cuando tienen como consecuencia un dolor mayor. Por otra
parte, hay muchos sufrimientos que consideramos preferibles a los
placeres, cuando nos producen un placer mayor después de haberlos
soportado durante largo tiempo. Por consiguiente, todo placer, por su
misma naturaleza, es un bien, pero todo placer no es deseable.
Igualmente todo dolor es un mal, pero no debemos huir
necesariamente de todo dolor. Y por tanto, todas las cosas deben ser
apreciadas por una prudente consideración de las ventajas y molestias
que proporcionan. En efecto, en algunos casos tratamos el bien como
un mal, y en otros el mal como un bien.

A nuestro entender la autarquía es un gran bien. No es que debamos


siempre contentarnos con poco, sino que, cuando nos falta la

121
abundancia, debemos poder contentarnos con poco, estando
persuadidos de que gozan más de la riqueza los que tienen menos
necesidad de ella, y que todo lo que es natural se obtiene fácilmente,
mientras que lo que no lo es se obtiene difícilmente. Los alimentos
más sencillos producen tanto placer como la mesa más suntuosa,
cuando está ausente el sufrimiento que causa la necesidad; y el pan y
el agua proporcionan el más vivo placer cuando se toman después de
una larga privación. El habituarse a una vida sencilla y modesta es
pues un buen modo de cuidar la salud y además hace al hombre
animoso para realizar las tareas que debe desempeñar
necesariamente en la vida. Le permite también gozar mejor de una
vida opulenta cuando la ocasión se presente, y lo fortalece contra los
reveses de la fortuna. Por consiguiente, cuando decimos que el placer
es el soberano bien, no hablamos de los placeres de los pervertidos, ni
de los placeres sensuales, como pretenden algunos ignorantes que nos
atacan y desfiguran nuestro pensamiento. Hablamos de la ausencia de
sufrimiento para el cuerpo y de la ausencia de inquietud para el alma.
Porque no son ni las borracheras, ni los banquetes continuos, ni el
goce de los jóvenes o de las mujeres, ni los pescados y las carnes con
que se colman las mesas suntuosas, los que proporcionan una vida
feliz, sino la razón, buscando sin cesar los motivos legítimos de
elección o de aversión, y apartando las opiniones que pueden aportar
al alma la mayor inquietud.

Por tanto, el principio de todo esto, y a la vez el mayor bien, es la


sabiduría. Debemos considerarla superior a la misma filosofía, porque
es la fuente de todas las virtudes y nos enseña que no puede llegarse
a la vida feliz sin la sabiduría, la honestidad y la justicia, y que la
sabiduría, la honestidad y la justicia no pueden obtenerse sin el placer.
En efecto, las virtudes están unidas a la vida feliz, que a su vez es
inseparable de las virtudes.

122
¿Existe alguien al que puedas poner por encima del sabio? El sabio
tiene opiniones piadosas sobre los dioses, no teme nunca la muerte,
comprende cuál es el fin de la naturaleza, sabe que es fácil alcanzar y
poseer el supremo bien, y que el mal extremo tiene una duración o
una gravedad limitadas.

En cuanto al destino, que algunos miran como un déspota, el sabio se


ríe de él. Valdría más, en efecto, aceptar los relatos mitológicos sobre
los dioses que hacerse esclavo de la fatalidad de los físicos: porque el
mito deja la esperanza de que honrando a los dioses los haremos
propicios mientras que la fatalidad es inexorable. En cuanto al azar
(fortuna, suerte), el sabio no cree, como la mayoría, que sea un dios,
porque un dios no puede obrar de un modo desordenado, ni como una
causa inconstante. No cree que el azar distribuya a los hombres el bien
y el mal, en lo referente a la vida feliz, sino que sabe que él aporta los
principios de los grandes bienes o de los grandes males. Considera que
vale más mala suerte razonando bien, que buena suerte razonando
mal. Y lo mejor en las acciones es que la suerte dé el éxito a lo que ha
sido bien calculado.

Por consiguiente, medita estas cosas y las que son del mismo género,
medítalas día y noche, tú solo y con un amigo semejante a ti. Así
nunca sentirás inquietud ni en tus sueños, ni en tus vigilias, y vivirás
entre los hombres como un dios. Porque el hombre que vive en medio
de los bienes inmortales ya no tiene nada que se parezca a un mortal

LOS ESCEPTICOS. LA DUDA METODICA. EL DISCURSO DEL


METODO.

123
Aunque actualmente con la palabra escéptico muchas veces se hace
referencia a una persona que no cree en nada, que es pesimista, al
analizar la etimología de esta palabra encontraremos que más que "el
que no cree" es "el que duda, que investiga". Los escépticos no creían
en una verdad objetiva, porque para ellos todo era subjetivo, dependía
del sujeto y no del objeto. Por ejemplo un escéptico diría siento frío
pero no hace frío, ya que él sólo puede saber que él tiene frío. A esta
postura de no emitir juicios, sino exclusivamente opiniones, se la llamó
suspensión de juicio. Esta actitud los llevaría a la paz del alma porque,
al no creer en nada, no entraban en conflictos con nadie y no se veían
obligados a defender sus opiniones ya que, para ellos, no existían
verdades objetivas.

PIRRON

Pirrón fue el creador del escepticismo. Un gran viajero que conoció


muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, cosa que le
permitió dudar de las verdades evidentes y tradiciones de su cultura.
Se dice que Pirrón llevó al extremo la suspensión de juicio, hasta el
punto de sacarse las cuerdas vocales.

Otro importante escéptico fue Sexto Empírico, autor de Esbozos


Pirrónicos. En esta obra sostiene que en la vida práctica hay que
seguir:

• Las señales que aporta la naturaleza


• Las necesidades del cuerpo

124
• Las tradiciones y las leyes

Timón el Silógrafo continuó la tradición escéptica poniendo en duda las


ideas aristotélicas, dudando incluso de los primeros principios de la
deducción aristotélica.

Sin embargo, el sistema socrático de hipótesis y deducciones nunca


fue puesto en duda por los escépticos, aunque se ganaron fama de
desbaratadores y perdieron popularidad al luchar contra los ritos,
leyendas y supersticiones arraigadas.

Durante el siglo I a. C. el escepticismo volvió a cobrar importancia


paulatinamente hasta Luciano de Samosata y Sexto Empírico, que
representan a los últimos escépticos clásicos.

Hasta el Renacimiento, con la figura del creador del género


ensayístico, Michel de Montaigne, y concretamente hasta que el
médico Francisco Sánchez escribió una obra fundamental, Quod nihil
scitur (Que nada se sabe), el escepticismo no fue tomado como una
hipótesis válida para indagar en la verdad, de forma tal que constituyó
el fundamento primero de Descartes y su duda metódica, con la cual el
escepticismo vuelve paulatinamente a cobrar importancia hasta el
Siglo de las luces donde impregna todo el pensamiento ilustrado.

A mediados del siglo XIX, el Romanticismo ya domina la sociedad y


reclama para sí todo un modo de vida menos analítico, más evocativo
donde se pueda mezclar realidad y fantasía.

Escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que


generalmente está aceptado como verdad. La palabra "Escéptico"
viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa
examinar), el nombre dado a los seguidores del filósofo griego Pirrón.

125
Pirrón profesó una doctrina que abandonaba el juicio y creía que no
había nada verdadero o falso, bueno o malo, hereje o sagrado. Pirrón
estaba en contra del pensamiento dogmático. Pirrón no dejó nada
escrito, pero a él se le atribuyen frases como:

1. Nunca llegarás a conocer la verdad.


2. No digas "Así es", sino "Me parece que es".
3. La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre
ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada
por personas igual de listas y preparadas que yo, y con
argumentos tan válidos como los míos.

LA DUDA METODICA. RENE DESCARTES. EL DISCURSO DEL


METODO

Tercera parte

“Por último, como para empezar a reconstruir el alojamiento en donde


uno habita, no basta haberlo derribado y haber hecho acopio de
materiales y de arquitectos, o haberse ejercitado uno mismo en la
arquitectura y haber trazado además cuidadosamente el diseño del
nuevo edificio, sino que también hay que proveerse de alguna otra
habitación, en donde pasar cómodamente el tiempo que dure el
trabajo, así, pues, con el fin de no permanecer irresoluto en mis
acciones, mientras la razón me obligaba a serlo en mis juicios, y no
dejar de vivir, desde luego, con la mejor ventura que pudiese, hube de
arreglarme una moral provisional (22), que no consistía sino en tres o
cuatro máximas, que con mucho gusto voy a comunicaros.

126
La primera fue seguir las leyes y las costumbres de mi país,
conservando constantemente la religión en que la gracia de Dios hizo
que me instruyeran desde niño, rigiéndome en todo lo demás por las
opiniones más moderadas y más apartadas de todo exceso, que
fuesen comúnmente admitidas en la práctica por los más sensatos de
aquellos con quienes tendría que vivir. Porque habiendo comenzado ya
a no contar para nada con las mías propias, puesto que pensaba
someterlas todas a un nuevo examen, estaba seguro de que no podía
hacer nada mejor que seguir las de los más sensatos. Y aun cuando
entre los persas y los chinos hay quizá hombres tan sensatos como
entre nosotros, parecíame que lo más útil era acomodarme a aquellos
con quienes tendría que vivir; y que para saber cuáles eran sus
verdaderas opiniones, debía fijarme más bien en lo que hacían que en
lo que decían, no sólo porque, dada la corrupción de nuestras
costumbres, hay pocas personas que consientan en decir lo que creen,
sino también porque muchas lo ignoran, pues el acto del pensamiento,
por el cual uno cree una cosa, es diferente de aquel otro por el cual
uno conoce que la cree, y por lo tanto muchas veces se encuentra
aquél sin éste. Y entre varias opiniones, igualmente admitidas, elegía
las más moderadas, no sólo porque son siempre las más cómodas para
la práctica, y verosímilmente las mejores, ya que todo exceso suele ser
malo, sino también para alejarme menos del verdadero camino, en
caso de error, si, habiendo elegido uno de los extremos, fuese el otro
el que debiera seguirse. Y en particular consideraba yo como un
exceso toda promesa por la cual se enajena una parte de la propia
libertad; no que yo desaprobase las leyes que, para poner remedio a la
inconstancia de los espíritus débiles, permiten cuando se tiene algún
designio bueno, o incluso para la seguridad del comercio, en designios
indiferentes, hacer votos o contratos obligándose a perseverancia;
pero como no veía en el mundo cosa alguna que permaneciera
siempre en idéntico estado y como, en lo que a mí mismo se refiere,

127
esperaba perfeccionar más y más mis juicios, no empeorarlos, hubiera
yo creído cometer una grave falta contra el buen sentido, si, por sólo el
hecho de aprobar por entonces alguna cosa, me obligara a tenerla
también por buena más tarde, habiendo ella acaso dejado de serlo, o
habiendo yo dejado de estimarla como tal.

Mi segunda máxima fue la de ser en mis acciones lo más firme y


resuelto que pudiera y seguir tan constante en las más dudosas
opiniones, una vez determinado a ellas, como si fuesen segurísimas,
imitando en esto a los caminantes que, extraviados por algún bosque,
no deben andar errantes dando vueltas por una y otra parte, ni menos
detenerse en un lugar, sino caminar siempre lo más derecho que
puedan hacia un sitio fijo, sin cambiar de dirección por leves razones,
aun cuando en un principio haya sido sólo el azar el que les haya
determinado a elegir ese rumbo; pues de este modo, si no llegan
precisamente adonde quieren ir, por lo menos acabarán por llegar a
alguna parte, en donde es de pensar que estarán mejor que no en
medio del bosque. Y así, puesto que muchas veces las acciones de la
vida no admiten demora, es verdad muy cierta que si no está en
nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las
más probables; y aunque no encontremos más probabilidad en unas
que en otras, debemos, no obstante, decidirnos por algunas y
considerarlas después, no ya como dudosas, en cuanto que se refieren
a la práctica, sino como muy verdaderas y muy ciertas, porque la
razón que nos ha determinado lo es. Y esto fue bastante para librarme
desde entonces de todos los arrepentimientos y remordimientos que
suelen agitar las consciencias de esos espíritus endebles y vacilantes,
que se dejan ir inconstantes a practicar como buenas las cosas que
luego juzgan malas (23).

128
Mi tercera máxima fue procurar siempre vencerme a mí mismo antes
que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y
generalmente acostumbrarme a creer que nada hay que esté
enteramente en nuestro poder sino nuestros propios pensamientos
(24), de suerte que después de haber obrado lo mejor que hemos
podido, en lo tocante a las cosas exteriores, todo lo que falla en el
éxito es para nosotros absolutamente imposible. Y esto sólo me
parecía bastante para apartarme en lo porvenir de desear algo sin
conseguirlo y tenerme así contento; pues como nuestra voluntad no se
determina naturalmente a desear sino las cosas que nuestro
entendimiento le representa en cierto modo como posibles, es claro
que si todos los bienes que están fuera de nosotros los consideramos
como igualmente inasequibles a nuestro poder, no sentiremos pena
alguna por carecer de los que parecen debidos a nuestro nacimiento,
cuando nos veamos privados de ellos sin culpa nuestra, como no la
sentimos por no ser dueños de los reinos de la China o de Méjico; y
haciendo, como suele decirse, de necesidad virtud, no sentiremos
mayores deseos de estar sanos, estando enfermos, o de estar libres,
estando encarcelados, que ahora sentimos de poseer cuerpos
compuestos de materia tan poco corruptible como el diamante o alas
para volar como los pájaros. Pero confieso que son precisos largos
ejercicios y reiteradas meditaciones para acostumbrarse a mirar todas
las cosas por ese ángulo; y creo que en esto consistía principalmente
el secreto de aquellos filósofos, que pudieron antaño sustraerse al
imperio de la fortuna, y a pesar de los sufrimientos y la pobreza, entrar
en competencia de ventura con los propios dioses (25). Pues,
ocupados sin descanso en considerar los límites prescritos por la
naturaleza, persuadíanse tan perfectamente de que nada tenían en su
poder sino sus propios pensamientos, que esto sólo era bastante a
impedirles sentir afecto hacia otras cosas; y disponían de esos
pensamientos tan absolutamente, que tenían en esto cierta razón de

129
estimarse más ricos y poderosos y más libres y bienaventurados que
ningunos otros hombres, los cuales, no teniendo esta filosofía, no
pueden, por mucho que les hayan favorecido la naturaleza y la fortuna,
disponer nunca, como aquellos filósofos, de todo cuanto quieren.

En fin, como conclusión de esta moral, ocurrióseme considerar, una


por una, las diferentes ocupaciones a que los hombres dedican su vida,
para procurar elegir la mejor; y sin querer decir nada de las de los
demás, pensé que no podía hacer nada mejor que seguir en la misma
que tenía; es decir, aplicar mi vida entera al cultivo de mi razón y
adelantar cuanto pudiera en el conocimiento de la verdad, según el
método que me había prescrito. Tan extremado contento había sentido
ya desde que empecé a servirme de ese método, que no creía que
pudiera recibirse otro más suave e inocente en esta vida; y
descubriendo cada día, con su ayuda, algunas verdades que me
parecían bastante importantes y generalmente ignoradas de los otros
hombres, la satisfacción que experimentaba llenaba tan
cumplidamente mi espíritu, que todo lo restante me era indiferente.
Además, las tres máximas anteriores fundábanse sólo en el propósito,
que yo abrigaba, de continuar instruyéndome; pues habiendo dado
Dios a cada hombre alguna luz con que discernir lo verdadero de lo
falso, no hubiera yo creído un solo momento que debía contentarme
con las opiniones ajenas, de no haberme propuesto usar de mi propio
juicio para examinarlas cuando fuera tiempo; y no hubiera podido
librarme de escrúpulos, al seguirlas, si no hubiese esperado
aprovechar todas las ocasiones para encontrar otras mejores, dado
caso que las hubiese; y, por último, no habría sabido limitar mis deseos
y estar contento, si no hubiese seguido un camino por donde, al mismo
tiempo que asegurarme la adquisición de todos los conocimientos que
yo pudiera, pensaba también por el mismo modo llegar a conocer
todos los verdaderos bienes que estuviesen en mi poder; pues no

130
determinándose nuestra voluntad a seguir o a evitar cosa alguna, sino
porque nuestro entendimiento se la representa como buena o mala,
basta juzgar bien, para obrar bien (26), y juzgar lo mejor que se pueda,
para obrar también lo mejor que se pueda; es decir, para adquirir
todas las virtudes y con ellas cuantos bienes puedan lograrse; y
cuando uno tiene la certidumbre de que ello es así, no puede por
menos de estar contento.

Habiéndome, pues, afirmado en estas máximas, las cuales puse aparte


juntamente con las verdades de la fe, que siempre han sido las
primeras en mi creencia, pensé que de todas mis otras opiniones podía
libremente empezar a deshacerme; y como esperaba conseguirlo
mejor conversando con los hombres que permaneciendo por más
tiempo encerrado en el cuarto en donde había meditado todos esos
pensamientos, proseguí mi viaje antes de que el invierno estuviera del
todo terminado. Y en los nueve años siguientes, no hice otra cosa sino
andar de acá para allá, por el mundo, procurando ser más bien
espectador que actor en las comedias que en él se representan, e
instituyendo particulares reflexiones en toda materia sobre aquello que
pudiera hacerla sospechosa y dar ocasión a equivocarnos, llegué a
arrancar de mi espíritu, en todo ese tiempo, cuantos errores pudieron
deslizarse anteriormente. Y no es que imitara a los escépticos (27),
que dudan por sólo dudar y se las dan siempre de irresolutos; por el
contrario, mi propósito no era otro que afianzarme en la verdad,
apartando la tierra movediza y la arena, para dar con la roca viva o la
arcilla. Lo cual, a mi parecer, conseguía bastante bien, tanto que,
tratando de descubrir la falsedad o la incertidumbre de las
proposiciones que examinaba, no mediante endebles conjeturas, sino
por razonamientos claros y seguros, no encontraba ninguna tan
dudosa, que no pudiera sacar de ella alguna conclusión bastante
cierta, aunque sólo fuese la de que no contenía nada cierto. Y así como

131
al derribar una casa vieja suelen guardarse los materiales, que sirven
para reconstruir la nueva, así también al destruir todas aquellas mis
opiniones que juzgaba infundadas, hacía yo varias observaciones y
adquiría experiencias que me han servido después para establecer
otras más ciertas. Y además seguía ejercitándome en el método que
me había prescrito; pues sin contar con que cuidaba muy bien de
conducir generalmente mis pensamientos, según las citadas reglas,
dedicaba de cuando en cuando algunas horas a practicarlas
particularmente en dificultades de matemáticas, o también en algunas
otras que podía hacer casi semejantes a las de las matemáticas,
desligándolas de los principios de las otras ciencias, que no me
parecían bastante firmes; todo esto puede verse en varias cuestiones
que van explicadas en este mismo volumen (28). Y así, viviendo en
apariencia como los que no tienen otra ocupación que la de pasar una
vida suave e inocente y se ingenian en separar los placeres de los
vicios y, para gozar de su ocio sin hastío, hacen uso de cuantas
diversiones honestas están a su alcance, no dejaba yo de perseverar
en mi propósito y de sacar provecho para el conocimiento de la
verdad, más acaso que si me contentara con leer libros o frecuentar
las tertulias literarias.

Sin embargo, transcurrieron esos nueve años sin que tomara yo


decisión alguna tocante a las dificultades de que suelen disputar los
doctos, y sin haber comenzado a buscar los cimientos de una filosofía
más cierta que la vulgar. Y el ejemplo de varios excelentes ingenios
que han intentado hacerlo, sin, a mi parecer, conseguirlo, me llevaba a
imaginar en ello tanta dificultad, que no me hubiera atrevido quizá a
emprenderlo tan presto, si no hubiera visto que algunos propalaban el
rumor de que lo había llevado a cabo. No me es posible decir qué
fundamentos tendrían para emitir tal opinión, y si en algo he
contribuido a ella, por mis dichos, debe de haber sido por haber

132
confesado mi ignorancia, con más candor que suelen hacerlo los que
han estudiado un poco, y acaso también por haber dado a conocer las
razones que tenía para dudar de muchas cosas, que los demás
consideran ciertas, mas no porque me haya preciado de poseer
doctrina alguna. Pero como tengo el corazón bastante bien puesto
para no querer que me tomen por otro distinto del que soy, pensé que
era preciso procurar por todos los medios hacerme digno de la
reputación que me daban; y hace ocho años precisamente, ese deseo
me decidió a alejarme de todos los lugares en donde podía tener
algunos conocimientos y retirarme aquí (29), en un país en donde la
larga duración de la guerra ha sido causa de que se establezcan tales
órdenes, que los ejércitos que se mantienen parecen no servir sino
para que los hombres gocen de los frutos de la paz con tanta mayor
seguridad, y en donde, en medio de la multitud de un gran pueblo muy
activo, más atento a sus propios negocios que curioso de los ajenos, he
podido, sin carecer de ninguna de las comodidades que hay en otras
más frecuentadas ciudades, vivir tan solitario y retirado como en el
más lejano desierto.”

EL UTILITARISMO

JOHN STUART MILL

Su educación hasta la adolescencia estuvo a cargo de su padre, James


Mill, quien le sometió a un rígido programa de estudio, ya que pensaba
que todo lo que pudiera ser un hombre se debía a la educación. Se
pasaban el día en el despacho paterno, el niño estudiando a su lado y
con la licencia de preguntar cuantas cosas no comprendiese. John

133
Stuart nos cuenta en su Autobiografía como se desarrolló su educación
primaria y secundaria, bajo la supervisión y la dirección paterna:
empezó a estudiar griego a los tres años “aprendiéndome de memoria
lo que mi padre llamaba vocablos, que eran una lista de palabras
griegas con su significado en inglés y las cuales él me escribía en
tarjetas”. El estudio del latín no lo comenzó hasta los siete años, edad
a la que leyó seis diálogos de Platón, aunque afirma que no
comprendió bien el Teeteto; al mismo tiempo, aprendía aritmética y
una gran cantidad de historia. Pocas veces se le consentía la lectura de
libros de entretenimiento, como Robinson Crusoe, del que dice que le
deleitó toda la infancia. Después de los ocho años John no solo tenía
que aprender sino que enseñar también a sus hermanos menores. En
esa época se dedicaba ya a la lectura de la Ilíada y la Odisea, de
tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, de los mejores autores
latinos, de una gran cantidad de historia y del estudio minucioso del
gobierno romano. Antes de los doce años llegó a dominar el algebra, la
geometría, el cálculo diferencial y algunas otras ramas de las
matemáticas superiores. Su mayor entretenimiento por entonces era
leer libros donde se relataban ejercicios de ciencia experimental. A los
doce años comenzó a estudiar lógica. Leyó todo lo que Aristóteles
había escrito sobre el tema, a varios escolásticos y a Hobbes. Todo ello
con un único profesor, su padre, y en contacto con los eminentes
amigos de éste, como era J. Bentham. En las horas de descanso
paseaba con su padre y discutían. Al cumplir los catorce años se juzgó
que el muchacho había llegado al momento de ver algo del mundo y
se le envió al extranjero durante un año. A su regreso comenzaría sus
estudios fuera de casa.

John Stuart Mill cursó estudios superiores, científicos en Francia y


jurídicos en Inglaterra. Durante tres años (1865-68) fue miembro de la
Cámara de los Comunes de Inglaterra, desde donde apoyó, entre otras

134
cosas, la inclusión de las mujeres en el derecho al voto (el sufragismo
femenino), escribiendo además un libro titulado: Sobre la esclavitud de
las mujeres (1869), todo lo cual le ha hecho ganar un lugar de honor
dentro del feminismo moderno. Representante filosófico-científico del
empirismo inglés y del liberalismo político, escribió libros científicos,
filosóficos y de economía que fueron decisivos en la evolución y
desarrollo de todas esas disciplinas. Expuso su teoría ética por primera
vez en su libro Sistema de la Lógica (1834) cuyo libro VI, capítulo XII y
último, se titulaba Sobre la lógica de la práctica o del arte, incluyendo
la moralidad y la prudencia, teoría desarrollada en su libro El
utilitarismo, que sería publicado en 1863, antes de emprender su
actividad política, que quedaría subordinada a los principios éticos
expuestos en dicha obra. Como precedentes en el utilitarismo tuvo a
su padre, James Mill y al también jurista, filósofo y político Jeremy
Bentham de quien pronto superaría la estrecha concepción del
liberalismo-mercantilista en la actualidad vigente como neoliberalismo,
orientándose hacia un liberalismo-emancipatorio cercano al socialismo.
Su intención como pensador, político y escritor era la de reformar el
mundo y hacer mejor la Humanidad, en la línea progresista abierta por
el positivismo de Augusto Comte.

En la ética sostuvo el criterio utilitarista de buscar el máximo bienestar


del mayor número de individuos, la felicidad general (General
Happiness) como criterio y fin de la moralidad, apelando al sentido
común de los seres humanos para ser tenido como principio y guía de
la acción. Esta doctrina ética sostiene que la felicidad de los individuos,
de cada uno, depende de la de los demás. En la medida en que logro la
felicidad de los demás consigo también la propia, de manera que para
un individuo resulta útil lograr la felicidad del conjunto en el que se
encuentra inmerso. Buscar lo útil consiste en ser práctico, valorar las
cosas de manera distinta según el uso que se haga de ellas. Un

135
cuchillo en sí mismo no es ni bueno ni malo, resultará bueno si le sirve
al conjunto de los individuos para cortar pan o tallar madera y malo si
lo utilizan para matarse. Por tanto, lo malo es lo inútil para conseguir la
felicidad y lo bueno es lo útil para lograrla. No es correcto decir que un
cuchillo puede ser útil para matar, ya que el utilitarista, reserva el
calificativo de útil, tan sólo para aquello que, manejado de
determinada manera, proporciona bienestar al mayor número.

El utilitarismo obliga a repetir constantemente los juicios éticos, que


serán relativos al uso que se haga de las cosas, es decir, a las
prácticas o conductas que se desarrollen con ellas. La religión o la
energía atómica no son ni buenas ni malas, no puede establecerse
para siempre la bondad o maldad de algo, sino que depende, en cada
caso, de los resultados prácticos. Resultará, las más de las veces, que
el utilitaristas calificará a las cosas, vinculadas siempre a conductas,
de buenas si resultan beneficiosas y malas si resultan perjudiciales;
resultando algunas de ellas buenas y malas a un mismo tiempo, al
depender de la utilización que se haga de ellas. Así, la energía atómica
es buena (útil, benéfica) en la medida en que proporciona iluminación
a las grandes ciudades y mala (perjudicial) en la medida en que
permite fabricar bombas atómicas o desechar residuos radiactivos al
mar. Esta consideración ética perdura en nuestros días con el nombre
de pragmatismo el cual se caracteriza por hacer depender el juicio
ético de los resultados prácticos y así medir la conducta bajo el criterio
de su eficacia social.

Lo útil, lo bueno y lo placentero se identifican, estando el utilitarismo


emparentado con el hedonismo antiguo, pero mientras que el
hedonismo clásico busca el placer individual el utilitarismo persigue el
bienestar colectivo, bajo la idea de que del bienestar colectivo es del
que se puede derivar el individual. El utilitarista piensa que el individuo

136
es fundamentalmente egoísta, pero intenta hacerle ver que la mejor
dirección que puede tomar su búsqueda de lo que le es útil para
alcanzar la felicidad, individualmente, pasa por alcanzar el bienestar
de los que le rodean; supeditando el bienestar individual al logro del
bienestar colectivo. Lo útil para el hombre, como ser social, es la
mejora de la Sociedad. De ahí que la mejora de la Sociedad sea el
camino que debe emprender quien sea egoísta y busque lo que le
resulta más útil y placentero, es decir, lo que le pueda aportar la
felicidad. La tesis de fondo es que yo no puedo ser realmente feliz si no
lo son también todos los que me rodean. De todas formas, como lo
bueno o malo no depende de los motivos de la acción, sino de sus
consecuencias, poco importa para los utilitaristas que se obre por
egoísmo o altruismo, siempre que el resultado sea socialmente
beneficioso para la mayoría. Hay que distinguir entre lo que se desea y
lo deseable, se desean muchas cosas que reportan dolor o más dolor
que placer, todo lo cual quedaría fuera del ámbito de lo que Mill
considera como esfera de lo deseable. En Mill la visión social no es un
atomismo de los individuos sino un organicismo, si el hombre es un ser
social para ser feliz tiene que lograr la felicidad de la Sociedad, porque
mi brazo no puede ser feliz independientemente de la infelicidad de
mis manos o del resto de mi organismo, ni una célula social con
independencia de la Sociedad.

Para los utilitaristas el Todo es mayor que la suma de las partes, el


resultado de las relaciones sociales, que forman la Sociedad, hacen de
ésta algo superior y distinta a los elementos simples que la
constituyen. De ahí que un elemento simple no podrá lograr sus
propósitos con independencia del Todo y si sus propósitos son alcanzar
la felicidad a través de lo útil, habrá de perseguir lo útil social como
aquello de lo que puede derivarse su placer individual. Ningún otro
sentido encuentra el utilitarismo a la vida en Sociedad que el relativo

137
al beneficio que de ella pueda derivarse para todos sus integrantes.
Considera que ese es el motivo por el cual los hombres comenzaron a
convivir, la utilidad común, y que esa es la finalidad de este tipo de
vida, sin la cual no tendría sentido mantenerla.

Según los utilitaristas no hay leyes eternas e inmutables, el mundo


cambia y las leyes deben cambiar también para colaborar en promover
la utilidad individual y colectiva. Los derechos derivan del mismo
principio de la primacía de la Sociedad: los derechos de los individuos
tienen que ser aquellos que contribuyan a la utilidad social.

Las ideas utilitaristas han sido malinterpretadas por el neoliberalismo


que considera que del egoísmo particular se derivará el bienestar
colectivo, porque se han olvidado de que sólo del egoísmo particular
orientado hacia el bienestar general y sancionado por los resultados
socialmente benéficos de sus acciones en la práctica, puede derivarse
el bienestar colectivo que postula el utilitarismo.

Respecto a la religión en Mill pueden encontrarse a la vez un cierto


deísmo positivista e ilustrado y también un cierto agnosticismo. Frente
al dogmatismo de las verdades reveladas ofrece Mill una serie de
inferencias acerca de lo deseable, una ética, obtenida mediante la
introspección y la observación de hechos relativos a la conducta
humana. Así, la ética utilitarista puede decirse que engloba a la
religión de la humanidad cuyos principios de sentido común plantea.

De acuerdo con S. Mill, la razón está inextricablemente unida con el


deseo, de manera que la razón sólo se justifica cuando los deseos
coinciden con los preceptos. El deseo de ser feliz por encima de todos
los demás deseos (eudemonismo) se presenta en todo ser humano, en
coherencia con el deseo mayor surge la máxima racional del máximo

138
bienestar para la mayoría. ¿Por qué para la mayoría? Ya dijimos que
debido a que el hombre además de ser un ser racional y deseante, es
un ser social. Razón, Deseo y Sociedad, han de encontrar su equilibrio
para que pueda darse la Felicidad. El debe de Mill está ligado al es del
hombre. La ética es el arte de vivir y de convivir conjuntamente. Mill
rescata de la subjetividad relativista el mundo de los sentimientos,
pasiones o deseos al ensartarlos dentro de un entrelazamiento con lo
razonable del que se derive la felicidad. Buscar el hedonismo universal
es lo mejor que puede hacer un ser dotado de racionalidad,
sociabilidad y capacidad de desear, si quiere procurarse la felicidad
profunda y duradera, más allá de la mera satisfacción momentánea de
deseos particulares y superficiales; pues la felicidad sólo será duradera
en un mundo donde sea mayoritaria. Los lemas de la Ilustración
francesa resuenan continuamente en la ética de Mill, libertad, igualdad
y fraternidad, ninguno de esos conceptos sociales puede realizarse en
solitario. Tanto la Ciencia como la Justicia adquieren sentido en la
búsqueda de la felicidad general, no serían consideradas como algo
imprescindible para la humanidad sin esa finalidad, sin esa respuesta a
la pregunta ¿para qué? La dignidad de las acciones humanas reside en
su objetivo último, gozar, disfrutar de la vida, amar, ser libre...

En sus Consideraciones sobre el gobierno representativo Mill nos


explicará la no utilidad del dictador benévolo, dispuesto a promover la
felicidad de la mayoría, porque su cometido sería inalcanzable. No
puede un hombre lograr la felicidad de los demás ya que la Felicidad
es una conquista humana que requiere el concurso de, al menos, una
mayoría de la humanidad; siendo asimismo un fruto del desarrollo de
las capacidades de autogobierno y de participación en la vida pública.
La Sociedad es tanto más feliz cuanto mayor es el número de
individuos involucrados en el gobierno de sí mismos y orientados hacia
el bienestar general, cuanto mayor es el número de sujetos activos

139
que despliegan y desarrollan sus capacidades aportándose
satisfacciones mutuamente, y viceversa, el hombre individual será
tanto más feliz cuanto mayor bienestar haya en la sociedad en la que
vive. Huelga decir que el bienestar del utilitarismo stuartmilleano no se
identifica con la cortedad de miras del neoliberalismo actual, que
entiende por tal exclusivamente el bienestar material, considerando
que los esclavos lobotomizados que produzcan en abundancia serán
felices por el mero hecho de estar rodeados de riquezas.

La defensa de la libertad individual resulta indispensable para lograr


una sociedad libre, no la supuesta ventaja personal o salvación
individual. La libertad no entra aquí en contradicción con la solidaridad
compartida, también el grado de la individual depende de la general y
viceversa, equilibrándose y limitándose ambas. Los individuos al
defender su libertad individual, cosa que no pueden hacer sin defender
también la de los demás, participan en la creación de la libertad
colectiva. Este utilitarismo es una doctrina intervencionista, no concibe
la libertad exclusivamente de manera individual, atomística, autista,
sino de forma organicista. El hombre sin medios, sin cultura, sin
sanidad, nunca podrá ser libre y feliz, estará abocado a la infelicidad,
incapacitado, imposibilitado, esclavizado, el bien social quedará en
entredicho por el mero hecho de que se consienta su desgracia y los
demás no podrán sentir verdadero goce mientras subsista la miserable
condición de un semejante, que repercutirá en el malestar social y será
finalmente experimentada como malestar propio. Rodeado de la peste,
la pobreza, la violencia, la superstición y la intolerancia, del malestar
de la mayoría, el príncipe de la Edad Media sólo podía ser falsamente
feliz, tanto más falsamente feliz cuanto mayor fuese su inhumanidad,
su ceguera, su embrutecimiento y su ignorancia.

140
La suerte de los otros no puede sernos indiferente, es más, en ella nos
jugamos también la nuestra. Aquél que sólo piensa en su felicidad
individual tira piedras contra su propio tejado, porque al obstaculizar o
no promocionar la felicidad general limita y pervierte su felicidad
particular. La obra de John Stuart Mill denuncia que la libertad
individualista es un fraude no sólo a la comunidad, sino un fraude que
comete también hacia sí mismo el propio individuo, que se condena al
aislamiento y la incomunicación, condenando a la sociedad a la
violencia.

La ética de Mill depende, desde luego, de su concepción antimaniquea


de la naturaleza humana y de sus ideas respecto al tipo de relaciones
que producen bienestar entre los hombres. Si tiene algún fallo quizá
sea el de situarse tan sólo frente a lo mejor que hay en el ser humano,
hablar de ello y de la forma de potenciarlo, omitiendo los rincones más
oscuros de la naturaleza humana, su ansia de esclavitud, de
infelicidad, su capacidad de degradación y de procurar violencia y
daño a los demás, su egoísmo, pero es que para el filósofo del que
hablamos eso no es un Hombre, con mayúsculas, sino un ser racional
degradado y vejado hasta situaciones infrahumanas. Desde luego, la
ética de Mill es optimista antropológicamente, piensa, como Rousseau,
que el hombre es por naturaleza bueno, libre y social, que esas son las
características fundamentales e inalienables que le caracterizan como
ser humano, pudiendo degenerar estas capacidades humanas,
degradándose hasta sus opuestas, o desarrollarse sin límite. Quienes
piensan que la naturaleza humana es monstruosa y el homicidio, el
incesto y el canibalismo son sus instintos básicos, como Freud,
terminan desarrollando una ética de la represión en lugar de una ética
del desarrollo vital. Quizá la naturaleza humana no sea tan monstruosa
como la concibe Freud ni tan amable a como la concibe Rousseau y
halla que ser más sutil y menos unilateral a la hora de calificar

141
moralmente a la Naturaleza y a la Cultura. Desde una postura
constructivista habría que corregir a todas estas posturas, el hombre
nace como tabula rasa y se hace a sí mismo, dentro del amplísimo
margen de maniobra que permite su constitución fisiológica, la
naturaleza no es nada acabado, ni la cultura, sino que van siendo lo
que nosotros construimos en cada momento. Hay un cierto
constructivismo ya en el hedonismo de la antigüedad, como cuando
Epicuro decía a Meneceo: “Hay que rememorar que el porvenir ni es
nuestro ni totalmente no nuestro para que no aguardemos que lo sea
totalmente ni desesperemos de que totalmente no lo sea”. Un cierto
constructivismo que puede percibirse también en Stuart Mill: Las ideas
que tengamos acerca del hombre y la cultura incidirán en la
constitución y transformación constantes de eso que es el ser humano
y eso que es la sociedad o la cultura.

Sobre las relaciones genéticas entre el utilitarismo de S. Mill y el


neoliberalismo es necesario matizar: “La crítica del utilitarismo... debe
hacerse hoy, no pensando en su formulación histórico-filosófica sino
fieles a su norma, por sus consecuencias, por sus frutos, que hoy
tenemos a la vista en la concepción de la vida, en el ideal individual y
colectivo de la llamada sociedad del bienestar. Es evidente que la
promoción del bienestar, la elevación del nivel de vida de todos, la
satisfacción completa de sus necesidades, etc., constituyen el fin
primario de toda ética razonable. Pero el fin último prescrito por una
ética, por muy intramundana que sea, ¿puede consistir en que cada
ciudadano posea en propiedad, aunque adquiridos a plazos, una casa,
un automóvil, un aparato de televisión, varios de radio, un frigorífico,
una lavadora de ropa, otra de platos, etc.; y junto a esto todos los
derechos de seguridad social, accidentes, jubilación, vida y todas las
pólizas de seguros imaginables?... Si los sobrios utilitaristas J.Bentham
y J.S.Mill levantasen la cabeza y viesen en qué ha desembocado la

142
prolongación práctica del utilitarismo, es seguro que denunciarían
nuestra sociedad, con razón, como materialista... Si todos ellos,
empeñados en la lucha política para la implantación de una auténtica
democracia, viesen cómo nuestros contemporáneos, con tal de que se
les garantice una confortable vida, aceptan de buen grado la total
privación de su existencia, y se someten a cualquier dictadura, mejor o
peor disfrazada de tecnocracia, es seguro que considerarían
completamente traicionado su utilitarismo. Sin embargo, la actual
moral vivida del bienestar como único bien intrínseco tiene derecho a
considerarse heredera de la doctrina de aquellos austeros
utilitaristas...”. (José Luís López Aranguren: Lo que sabemos de moral).

PURITANISMO

RUMBO A BAGDAD EN EL MAYFLOWER A comienzos del S. XVII (1620)


un grupo de puritanos ingleses, subvencionados por una sociedad
anónima londinense, cruzaron el Atlántico a bordo del Mayflower para
establecerse en Plymouth, Massachusetts y luego en Connecticut, con
el fin de establecer allí una colonia cuyo gobierno debía apegarse
estrictamente a los fundamentos de la moral cristiana. A criterio de
estos pioneros, dichos principios habían sido dejados de lado por la
negligencia y la corrupción de las autoridades políticas y religiosas de
Inglaterra.

El término Puritanos, que designa a este grupo de religiosos, había sido


usado al comienzo de modo despectivo, para señalar a aquellos que

143
pretendían purificar a la Iglesia Anglicana de ciertas prácticas que la
alejaban de los valores cristianos y la acercaban al catolicismo, del
cual se había escindido en el S. XVI, bajo el reinado de Enrique VIII, y al
cual se enfrentó más radicalmente al asimilarse al Calvinismo. Los
motivos de la migración de los peregrinos del Mayflower son objeto de
polémica por parte de los historiadores. Hay quienes sostienen que
eran perseguidos por la religión oficial durante el reinado de Jacobo I
(1603-1625); sin embargo otros afirman que este hostigamiento no era
tal, pues el credo de los puritanos, aunque no fuese la religión del
estado, podía ser ejercido libre y públicamente.

En cualquier caso, el propósito de los Puritanos al aventurarse al


Nuevo Mundo habría sido, justamente, el de fundamentar un Mundo
Nuevo, alejado de la supuesta corrupción anglicana y papista, una
especie de utopía cuyo gobierno se apegase a los preceptos bíblicos en
su versión calvinista. En estas colonias protestantes establecidas en
Nueva Inglaterra los ciudadanos debían pagar el salario de los
sacerdotes mediante impuestos, y solo los miembros de la Iglesia
podían ejercer el derecho a votar. De este modo, la ley evangélica se
imponía por encima de todas sobre el Estado y la Iglesia. Esta
institución, si bien no gobernaba directamente, proponía los
instrumentos para hacerlo y para elegir a los gobernantes. Entonces
comenzó a desarrollarse allí un moralismo rígido que se manifestaba
en la persecución rigurosa de adúlteros, bebedores, brujas y herejes;
para algunos articulistas esta tradición es el substrato que informa,
aun hoy, las acciones de cierta política interna y exterior en los
Estados Unidos.

PREDESTINACION: DE LA GRACIA IRRESISTIBLE A LA GUERRA


PREVENTIVA Uno de los conceptos más peculiares de la doctrina del
reformador J. Calvino (1509-1564), enérgicamente incorporados por los

144
puritanos es la predestinación. Desde la eternidad anterior al comienzo
del tiempo, Dios en su omnipotencia, determina la salvación de
algunos y la condenación de otros. Según esta idea, estrechamente
emparentada con la gracia y la providencia, los seres humanos
padecen -desde el pecado original- una “incapacidad moral” para
realizar buenas acciones; solo los elegidos por la gracia de Dios (ante
la cual es imposible resistirse) son capaces de obrar bien. Así, en el
puritanismo de raíz calvinista, las buenas obras no serán quienes
conduzcan al hombre hacia la salvación.

Hay aquí una inversión en las relaciones causa-efecto, respecto a


otras versiones del cristianismo: las acciones edificantes, las obras de
gracia, son una “sintomatología”, una consecuencia o un modo de
manifestar la evidencia de que se es un elegido. Y es justamente esa
voluntad de exhibir los efectos de la gracia, el deseo de mostrarse y
mostrar la aptitud para controlar las inclinaciones perversas, lo que
hace a los integrantes de estas comunidades particularmente activos y
emprendedores, permanentemente interesados en diseñar la sociedad
y su gobierno con arreglo a la voluntad de Dios expresada en Biblia.

Si transponemos estas creencias y actitudes a una perspectiva más


amplia, a una dimensión histórica y “macro”, nos encontraremos con
la percepción que los descendientes de aquellos puritanos tienen de sí
mismos: se trata de espíritus elegidos por Dios para revolucionar el
drama cósmico de la Historia e instituir un Nuevo Orden Mundial.
George W Bush ha mencionado la predestinación como fuente de sus
belicosas decisiones políticas: “Los planes de guerra del Presidente
Bush son riesgosos, pero él no es un apostador. De hecho, niega la
existencia de la casualidad: “Los eventos no son causados por la
casualidad ciega, sino por la mano de un Dios bueno y confiable.

145
Desde el principio ha estado convencido de que su presidencia es
parte de un plan divino; cuando era gobernador de Texas le confió a un
amigo: “…Creo que dios quiere que me presente como candidato a
presidente.”

Esta convicción se ha manifestado más abiertamente después del


11/9”. Y es necesario manifestar y actualizar permanentemente ese
destino irresistible concedido por Dios.

El destino manifiesto Durante el S. XIX los Estados Unidos


experimentaron una prodigiosa expansión. La población que en 1800
no sobrepasaba - se estima – los 5 millones, llegó, para mediados de
siglo, a unos 23 millones. El territorio se fue ensanchando hasta llegar
al Pacífico. Las determinantes económicas, demográficas y
tecnológicas de esa política expansionista (cuyo diseño generó en su
momento polémicas internas) estuvieron también avaladas por un
discurso mesiánico y por la doctrina de la predestinación. Por aquella
época, el historiador francés Alexis de Tocqueville (1805 - 1859), autor
de La démocratie en Amérique, escribía: “En Estados Unidos la religión
está inserta en todas y cada una de las costumbres nacionales y en
todos los sentimientos nacionales que evoca la palabra patria.” Por
entonces aparece el concepto de “destino manifiesto”. Fue usado por
primera vez por el periodista John L. O’ Sullivan en un texto referido a
la anexión del territorio de Texas; allí se explicaba que la superioridad
política y económica de los Estados Unidos no solamente le otorgaba el
derecho a expandirse sobre el resto del territorio americano, sino que
esa supremacía era la evidencia de que estaban destinados a hacerlo
por gracia divina.

En las palabras que por esos tiempos pronunciara cierto senador


Taylor se percibe notoriamente esta soberbia propia de los

146
iluminados: “Estamos parados sobre el pedestal de la Tierra, del que
somos señores, y sobre nosotros no hay nadie excepto Dios”. En el
discurso actual, que invoca la bendición de dios para emprender sus
campañas, y según el cual sólo los Estados Unidos tienen la “fuerza
moral”, para lograr las “aspiraciones universales”, sobrevive el
concepto de “destino manifiesto”.

Jugando a la providencia “El nuevo film de Steven Spielgberg


muestra al gobierno, dentro de algunos años, encarcelando pre-
criminales antes de que se comprometan o ni siquiera piensen en
terrorismo. Esto puede no ser sólo ficción” Nat Hentoff (Village Voice,
10/9/02) Otro de los ingenios estratégicos que se ha presentado para
legitimar la política exterior estadounidense es el concepto de “guerra
preventiva”. Se trata de atacar a aquellos países que en el futuro
podrían, presumiblemente, emprender acciones contra Estados
Unidos. Esta política ha sido relacionada por algunos comentaristas
con el argumento del film de ciencia ficción “Minority Report” (20th
Century Fox, 2002), donde se muestra una especie de antiutopía en la
cual un implacable aparato jurídico y policial se encarga de de
condenar preventivamente a los futuros criminales. En la actualidad el
concepto de “guerra preventiva” también tiene aplicación interna, ya
que algunos ciudadanos son detenidos, sin derecho a un proceso ni a
abogados, como potenciales terroristas.

El 8 de agosto de 2002, el New York Times editorializaba: “El gobierno


de Bush parece creer, sin mucha autoridad legal, que si llama a los
ciudadanos combatientes en la guerra del terrorismo los puede
encarcelar indefinidamente y privarlos de abogados defensores. Este
desafío a las cortes repudia dos siglos de ley constitucional y amenaza
las libertades que el Presidente Bush dice defender en la lucha contra
el terrorismo”. Para el historiador Arthur J. Schlesinger, ex asesor del

147
Presidente Kennedy y dos veces ganador del premio Pullitzer, “…el
Vicepresidente Dick Cheney y el Secretario de Defensa Donald
Rumsfeld evidentemente se ven a sí mismos como los pre-cops de
Steven Spielberg, unos telépatas fisicamente equipados para detectar
crímenes que están a punto de ser cometidos.” Según el concepto de
predestinación, tal como se ha expuesto, la historia del mundo es una
especie de libreto escrito por la infinita sabiduría de Dios.

En ese texto, no solamente cada hombre sino- en palabras de Calvino –


“todas las partes y partículas del mundo”tienen un papel
preestablecido, de acuerdo a una “sabiduría incomprensible”. Quizás
sólo a los que se consideran predestinados, a los tocados por la gracia
irresistible, les es dado conocer estos designios sagrados. Sir Herbert
Butterfield, historiador inglés citado por Schlesinger, sostenía al
respecto: “En la historia, los golpes más duros del cielo caen sobre
aquellos que imaginan que pueden controlar las cosas de una manera
soberana jugando a la providencia no sólo para ellos sino para el futuro
lejano.” (Tomado de
http://guiactual.guiadelmundo.org.uy/informes/informe_91.htm )

LA HIPOCRESIA DEL PURITANISMO. ENMA GOLDMAN.

Hablando del puritanismo respecto al arte, Mr. Gutzon Borglum ha


dicho:

El puritanismo nos ha hecho tan estrechos de mente y de tal modo


hipócritas y ello por tan largo tiempo, que la sinceridad, asi como la
aceptación de los impulsos más naturales en nosotros han sido

148
completamente desterrados con el consecuente resultado que ya no
pudo haber verdad alguna, ni en los individuos ni en el arte.

Mr. Borglum pudo añadir que el puritanismo hizo también imposible e


intolerable la vida misma. Esta, más que el arte, más que la estética,
representa la belleza en sus miles cambiantes y variaciones es, en
realidad, un gigantesco panorama en mudanza continua. Y el
puritanismo, al contrario, fijó una concepción de vida inamovible; se
basa en la idea calvinista, por la cual la existencia es una maldición
que se nos impuso por mandato de Dios. Con la finalidad de redimirse,
la criatura humana ha de penar constantemente, deberá repudiar todo
lo que le es natural, todo sano impulso, volviéndole la espalda a la
belleza y a la alegría.

El puritanismo inauguró su reinado de terror en Inglaterra durante los


siglos XVII y XVIII, destruyendo y persiguiendo toda manifestación de
arte y cultura. Ha sido el espíritu del puritanismo el que le robó a
Shelley sus hijos porque no quiso inclinarse ante los dictados de la
religión. Fue la misma estrechez espiritual que enemistó a Byron con
su tierra natal; porque el genio supo rebelarse contra la monotonía, la
vulgaridad y la pequeñez de su país. Ha sido también el puritanismo el
que forzó a algunas mujeres libres de Inglaterra a incurrir en la mentira
convencional del matrimonio: Mary Wollstonecraft, luego, George
Elliot. Y más recientemente también exigió otra víctima: Oscar Wilde.
En efecto, el puritanismo no cesó nunca de ser el facto más pernicioso
en los dominios de John Bull, actuando como censor en las expresiones
artísticas de su pueblo, estampando su consentimiento solamente
cuando se trataba de la respetable vulgaridad de la mediocracia.

Y es por eso que el depurado británico Jingoísmo (o sea, la belicosidad


puritana), ha señalado a Norteamérica como uno de los países donde
se refugió el provincialismo puritano. Es una gran verdad que nuestra

149
vida ha sido infectada por el puritanismo, el cual está matando todo lo
que es natural y sano en nuestros impulsos. Pero también es verdad
que a Inglaterra debemos el haber transplantado a nuestro suelo esa
aborrecible doctrina espiritual. Nos fue legada por nuestros abuelos,
los peregrinos del Mayflower. Huyendo de la persecución y de la
opresión, la fama de los padres peregrinos hizo que se estableciera en
el Nuevo Mundo el reinado puritano de la tiranía y el crimen. La
historia de Nueva Inglaterra y especialmente de Massachusetts, está
llena de horrores que convirtieron la vida en tinieblas, la alegría en
desesperación, lo natural en morbosa enfermedad, y la honestidad y la
verdad en odiosas mentiras e hipocresías. Emplumar vivas las víctimas
con alquitrán, así como condenarlas al escarnio público de los azotes,
como otras tantas formas de torturas y suplicios, fueron los métodos
ingleses puestos en práctica para purificar a Norteamerica.

Boston, ahora una ciudad culta, ha pasado a la historia de los anales


del puritanismo, como La Ciudad Sangrienta. Rivalizó con Salem, en su
cruel persecución a las opiniones heréticas religiosas. Una mujer medio
desnuda, con su bebé en brazos, fue azotada en público por el
supuesto delito de abusar de la libertad de palabra; en el mismo lugar
se ahorcó a una mujer cuáquera, Mary Dyer, en 1657. En efecto,
Boston ha sido teatro de muchos crímenes horribles cometidos por el
puritanismo. Salem, en el verano de 1692, mató ochenta personas
acusadas del imaginario delito de brujeria. Como bien dijo Canning:
Los peregrinos del Mayflower infectaron el Nuevo Mundo para
enderezar los entuertos del Viejo. Los actos vandálicos y los horrores
de ese periodo hallaron su suprema expresión en uno de los clásicos
norteamericanos: The Scarlet Letter.

El puritanismo ya no emplea el torniquete y la mordaza, pero sigue


manteniendo una influencia cada vez más deletérea, perniciosa, en la

150
mentalidad norteamericana. Ninguna palabra podrá explicar, por
ejemplo, el poder omnímodo de Comstock. Lo mismo que el
Torquemada de los días sombríos de la inquisición, Comstock es el
autócrata de nuestra morai o morales; dicta los cánones de lo bueno y
de lo malo, de la pureza y del vicio. Como un ladrón en la noche, se
desliza en la vida privada de las personas, espiando sus intimidades
más recatadas. El sistema de espionaje implantado por este hombre
supera en desvergüenza a la infame tercera división de la policía
secreta rusa. ¿Cómo puede tolerar la opinión pública semejante ultraje
a sus libertades públicas y privadas? Simplemente porque Comstock es
la grosera expresión del puritanismo que se injertó en la sangre
anglosajona, y aun los más avanzados liberales no han podido
emanciparse de esta triste herencia esclavizadora. Los cortos de
entendimiento y las principales figuras de Young Men's and Women's
Christian Temperance Unions, Purity League, American Sabbath
Unions y el Prohibition Party, con su patrono y santón Anthony
Comstock, son los sepultureros del arte y de la cultura norteamericana.

Europa por lo menos puede jactarse de poseer cierta valentía en sus


movimientos literarios y artísticos, los que en sus múltiples
manifestaciones trataron de ahondar los problemas sociales y sexuales
de nuestro tiempo, ejerciendo una severa critica acerca de todas
nuestras indudables fallas. Con el bisturí del cirujano ha disecado la
carcasa del puritanismo, intentando despejar el camino para que los
hombres, descargados del peso muerto del pasado, puedan marchar
un poco más libremente. Mas aquí el puritanismo es un constante
freno, una insistente traba que desvía, deforma la vida
norteamericana, en la cual no puede germinar la verdad, ni la
sinceridad. Nada más que sordidez y mediocridad dicta la humana
conducta, coartando la naturalidad de las expresiones, sofocando
nuestros más nobles y bellos impulsos. El puritanismo del siglo XX

151
sigue siendo el peor enemigo de la libertad y de la belleza, como
cuando por primera vez desembarcó en Plimouth Rock. Repudia como
algo vil y pecaminoso nuestros más profundos sentimientos; pero
siendo él sordo y ciego a las armoniosas funciones de las emociones
humanas, es el creador de los vicios más inexplicables y sádicos.

La historia entera del ascetismo religioso prueba esta verdad


irrebatible. La Iglesia, así como la doctrina puritana, ha combatido la
carne como un mal y la quiso domeñar a toda costa. El resultado de
esta malsana actitud ha compenetrado ya la mentalidad de los
pensadores y educacionistas modernos, quienes han reaccionado
contra ella. Han comprendido que la desnudez humana posee un valor
incomparable, tanto físico como espiritual; aleja con su influencia la
natural curiosidad maliciosa de los jóvenes y actúa sobre ellos como un
preventivo contra el sensualismo y las emociones mórbidas. Es
también una inspiración para los adultos, quienes crecieron sin
satisfacer esa juvenil curiosidad. Además, la visión de la esencia de la
eterna forma humana, lo que hay de más cerca a nosotros en el
mundo, con vigor, su belleza y gracia, es uno de los más portentosos
tónicos de esta vida (The psicology of sex). Pero el espíritu del
puritanismo ha pervertido de tal manera la imaginación de la gente,
que ella ha perdido ya su frescura de sentimientos para apreciar la
belleza del desnudo, obligándonos a ocultarlo con el pretexto de la
castidad. Y todavía la castidad misma no es más que una imposición
artificial a la naturaleza, evidenciando una falsa vergüenza cuando
hemos de exhibir la desnudez de la forma humana. La idea moderna
de la castidad, en especial respecto a las mujeres, no es más que la
sensual exageración de las pasiones naturales. La castidad varía
según la cantidad de ropa que se lleva encima, y de ahí que un purista
cristiano procura cubrir el fuego interior, su paganismo, con muchos
trapos, y en seguida se ha de convertir en puro y casto.

152
El puritanismo, con su visión pervertida tocante a las funciones del
cuerpo humano, particularmente a la mujer la condenó a la soltería, o
a la procreación sin discernir si produce razas enfermas o taradas, o a
la prostitución. La enormidad de este crimen de lesa humanidad
aparece a la vista cuando se toman en cuenta los resultados. A la
mujer célibe se le impone una absoluta continencia sexual, so pena de
pasar por inmoral, o fallida en su honor para toda su existencia; con las
inevitables consecuencias de la neurastenia, impotencia y abulia y una
gran variedad de trastornos nerviosos que significarán desgano para el
trabajo, desvíos ante las alegrías de la vida, constante preocupación
de deseos sexuales, insomnios y pesadillas. El arbitrario, nocivo
precepto de una total abstinencia sexual por parte de la mujer, explica
también la desigualdad mental de ambos sexos. Es lo que cree Freud,
que la inferioridad intelectual de la mujer o de muchas mujeres
respecto al hombre, se debe a la coacción que se ejerce sobre su
pensamiento para reprimir sus manifestaciones sexuales. El
puritanismo, habiendo suprimido los naturales deseos sexuales en la
soltera, bendice a su hermana la casada con una prolífica fecundidad.
En verdad, no sólo la bendice, sino que la obliga, frágil y delicada por
la anterior continencia, a tener familia sin consideración a su debilidad
física o a sus precarias condiciones económicas para sostener muchos
hijos. Los métodos preventivos para regular la fecundidad femenina,
aun los más seguros y científicos, son absolutamente prohibidos; y aun
la sola mención de ellos podrá atraer a auien los enuncie el calificativo
de criminal.

Gracias a este tiránico principio del puritanismo, la mayoría de las


mujeres se hallan en el extremo límite de sus fuerzas físicas. Enfermas,
agotadas, se encuentran completamente inhabilitadas para
proporcionar el más elemental cuidado a sus hijos. Añadido esto a la
tirantez económica, impele a una infinidad de mujeres a correr

153
cualquier riesgo antes que seguir dando a luz. La costumbre de
provocar los abortos ha alcanzado tan grandes proporciones en
Norteamérica, que es algo increíble. Según las investigaciones
realizadas en este sentido, se producen diecisiete abortos cada cien
embarazos. Este alarmante porcentaje comprende sólo lo que llega al
conocimiento de los facultativos. Sabiendo con qué secreto debe
desenvolverse necesariamente esta actividad y el fatal corolario de la
inexperiencia profesional con que se llevan a cabo estas operaciones
clandestinas, el puritanismo sigue segando miles de víctimas por causa
de su estupidez e hipocresía.

La prostitución, no obstante se le dé caza, se la encarcele y se le


cargue de cadenas, es a pesar de todo un producto natural y un gran
triunfo del puritanismo. Es uno de los niños más mimados de la
bigotería devota. La prostituta es la furia de este siglo que pasa por los
países civilizados como huracán que siembra por doquier
enfermedades asquerosas en devastación mortífera. El único remedio
que el puritanismo ofrece para este su hijo malcriado es una intensa
represión y una más despiadada persecusión. El último desmán sobre
este asunto ha sido la Ley Page, que impuso al estado de Nueva York
el último crimen de Europa, es decir, la libreta de identidad para estas
infortunadas víctimas del puritanismo. De igual manera busca la
ocultación del terrible morbo -su propia creación-, las enfermedades
venéneas. Lo más desalentador de todo esto, fue la obtusa estrechez
de este espíritu que llegó a emponzoñar a los llamados liberales,
cegándoles para que se uniesen a la cruzada contra esta cosa nacida
de la hipocresía del puritanismo, la prostitución y sus resultados. En su
cobarde miopía se rehusa a ver cuál es el verdadero método de
prevención, el que puede consistir en esta simple declaración: Las
enfermedades venéreas no son cosas misteriosas, ni terribles, ni son
tampoco el castigo contra la carne pecadora, ni una especie de

154
vergonzoso mal blandido por la maldición puritana, sino una
enfermedad como otra que puede ser tratada y curada. Por este
régimen de subterfugios, de disimulo, el puritanismo ha favorecido las
condiciones para el aumento y el desarrollo de estas enfermedades. Su
mojigatería se ha puesto al desnudo más que nunca debido a su
insensata actitud respecto al descubrimiento del profesor Ehrlich, y
cuya indecible hipocresía intenta echar una suerte de velo sobre la
importante cura de la sífilis, con la vaga alusión de que es un remedio
para cierto veneno.

Su ilimitada capacidad para hacer el mal tiene por causa su


atrincheramiento tras del Estado y las leyes. Pretendiendo
salvaguardar a la gente de los grandes pecados de la inmoralidad, se
ha infiltrado en la maquinaria del gobierno, y añadió a su usurpación
del puesto de guardián de la moralidad, que le correspondía a la
censura legal, la fiscalización de nuestros sentimientos y aun de
nuestra propia conducta privada.

El arte, la literatura, el teatro y la intimidad de la correspondencia


privada se hallan a merced de este tirano. Anthony Comstock u otro
policía igualmente ignorante, retiene el poder de profanar el genio, de
pisotear y mutilar las sublimes creaciones de la naturaleza humana.
Los libros que tratan e intentan dilucidar las cuestiones más vitales de
nuestra existencia, los que procuran iluminar con su verbo los oscuros
y peligrosos problemas del vivir contemporáneo, son tratados como
tantos delitos cometidos; y sus infortunados autores arrojados a la
cárcel, o sumidos en la desesperación y la muerte.

Ni en los dominios del zar se ultraja tan frecuentemente y con tal


extensión las libertades personales como en los Estados Unidos, la
fortaleza de los eunucos puritanos. Aquí el solo día de fiesta, de
expansión, de recreo, el sábado se ha hecho odioso y completamente

155
antipático. Todos los autores que escribieron sobre las costumbres
primitivas han convenido que el sábado fue el día de las festividades,
libre de enojosos deberes, un día de regocijo y de alegría general.

En todos los países de Europa esta tradición sigue aportando algún


alivio a la gente, contra la formidable monotonía y la estupidez de la
era cristiana. En las grandes ciudades, en todas partes, las salas de
conciertos y de variedades, teatros, museos, jardines, se llenan de
hombres, de mujeres y de niños, especialmente de trabajadores con
sus familias rebosantes de alegría y de nueva vida, olvidados de la
rutina y de las preocupaciones de los otros días ordinarios. Y es que en
ese día las masas demuestran lo que realmente significa la vida en una
sociedad sana, que por el trabajo esclavo y sus sórdidas miras
utilitarias, echa a perder todo propósito ennoblecedor.

Y el puritanismo norteamericano le robó a su pueblo, asimismo, ese


único día de libre expansión. Naturalmente que los únicos afectados
son los trabajadores: nuestros millonarios poseen sus palacios y los
suntuosos clubs. Es el pobre el que se halla condenado a la monotonía
aburridora del sábado norteamericano. La sociabilidad europea, que se
expande alegremente al aire libre, se trueca aquí por la penumbra de
la iglesia o de la nauseabunda e inficionada atmósfera de la cantina de
campaña, o por el embrutecedor ambiente de los despachos de
bebidas. En los estados donde se hallan en vigencia las leyes
prohibitivas el pueblo adquiere con sus magras ganancias, licores
adulterados y se embriaga en su casa. Como todos bien saben, la ley
de prohibición de los alcoholes no es más que una farsa. Esta, como
otras empresas e iniciativas del puritanismo, trata solamente de hacer
más virulenta la perversión, el mal, en la criatura humana. En ningún
sitio se encuentran tantos borrachos como en las ciudades donde rige
el régimen prohibitivo. Pero mientras se pueda usar siempre caramelos

156
perfumados para despistar el tufo alcohólico de la hipocresía todo irá
bien. Si el propósito ostensible de esa ley prohibitiva es oponerse al
expendio de los licores por razones de salud y economía, su espíritu
siendo anormal, no hace más que dar resultados anormales creando
una vida de anormalidades y de aberración.

Todo estímulo que excita ligeramente la imaginación e intensifica las


funciones del espíritu, es necesario, como el aire para el organismo
humano. A veces vigoriza el cuerpo y agranda nuestra visión, sobre la
fraterna cordialidad universal de los seres humanos. Por otra parte, sin
los estimulantes de una forma o de otra es imposible la labor creadora,
ni tampoco ese tolerante sentido de la bondad y de la generosidad. El
hecho de que algunos hombres de genio hallaron su inspiración en el
cáliz de cualquier excitante y abusaron también de ellos, no justifica
que el puritanismo intente amordazar toda la gama de las emociones
humanas. Un Byron y un Poe activaron de tal modo las fibras más
nobles de la Humanidad, que ningún puritano llegará, ni cerca, a
realizar ese milagro. Este último le dio a la vida un nuevo sentido y la
vistió de colores maravillosos; el primero tornó el agua en sangre
viviente y roja; la vulgaridad en belleza y en deslumbrante variedad lo
uniforme, lo monótono.

En cambio, el puritanismo, en cualquiera de sus expresiones no es más


que un germen ponzoñoso. En la superficie podrá parecer fuerte y
vigoroso; pero el veneno, el tóxico letal obrará por dentro, hasta que
su entera estructura sea derribada. Todo espíritu libre convendrá con
Hipólito Taine en que el puritanismo es la muerte de la cultura, de la
filosofía y de la cordialidad social; es la característica de la vulgaridad
y de lo tenebroso.

(http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/hipocresia/3.html)

157
ETICA KANTIANA. EL IMPERATIVO CATEGORICO.

Etica kantiana: la razón práctica

Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible


pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no
ser tan sólo de una buena voluntad Fundamentación de la metafísica
de las costumbres, Kant

La actitud de Kant frente a la problemática metafísica es por cierto,


algo ambigua en tanto afirma por un lado que no conocemos ni
podemos conocer el absoluto (puesto que el conocimiento humano se
limita a la experiencia) pero, al mismo tiempo, considera al hombre un
ente dotado de razón, facultad de lo incondicionado, de manera tal que
la metafísica es considerada una necesidad natural en el hombre. El
hombre no puede ser indiferente a la problemática metafísica, tal es la
razón por la cual siempre tomamos alguna posición al respecto.

Kant busca resolver esta aparente contradicción, pero no en el plano


gnoseológico sino en el moral, en el campo de la razón práctica (es
decir, la razón en tanto determina la acción del hombre).

Si bien no podemos alcanzar el absoluto, sí tenemos cierto acceso a


algo que se le acerca. Este contacto de aproximación se da en la
conciencia moral, o la conciencia del bien y del mal, lo justo y lo
injusto, lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. La

158
conciencia moral, es para Kant, la presencia de lo absoluto o al menos,
parte del absoluto en el hombre.

La conciencia moral manda de modo absoluto, ordena de modo


incondicionado, nos dice: "me conviene ser amable con él porque así
evitaré problemas", este sería un criterio de conveniencia. La
conciencia moral dirá: "debo ser amable con el porque es mi deber
tratar bien a la gente" y no importa si ello me cuesta la vida, la
fortuna, o lo que fuere, el mandato de la conciencia no está
condicionado por las circunstancias. Puede suceder que uno no cumpla
con su deber, pero eso no le quita autoridad al mandato absoluto. El
deber no supone conveniencias, satisfacciones o estrategias, es un fin
en sí mismo.

La conciencia moral es entonces la conciencia de una exigencia


absoluta que no se explica y que no tienen sentido alguno desde el
punto de vista de los fenómenos de la naturaleza. En la naturaleza no
hay deber sino tan solo suceder, una piedra no "debe" caer,
simplemente, "cae".

La conciencia moral

Mientras que en la naturaleza todo se encuentra condicionado por las


leyes de la causalidad en la conciencia moral rige un imperativo que
no conoce condiciones, un imperativo categórico. La conciencia moral
dice 'no mentirás' sin condicionar en modo alguno el mandamiento, no
establece circunstancias particulares bajo las cuales la ley tiene
validez o no, el mandato es siempre absolutamente válido, de otra
forma, no sería una exigencia moral.

Kant diferencia el imperativo categórico del imperativo hipotético. En


este último, el mandato se halla condicionado o reducido a una

159
circunstancia determinada: 'si quiero ganar su confianza, no debo
mentir' porque si no es importante para mí ganar su confianza, mentir
o no mentir, deja de ser un mandato.

La buena voluntad

De acuerdo a la ética de Kant, sólo la buena voluntad es


absolutamente buena en tanto que no puede ser mala bajo ninguna
circunstancia:

"La buena voluntad no es buena por lo que se efectúe o realice, no es


buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos
propuesto, es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí
misma" Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant

Analicemos el pasaje citado:

1. Imaginemos que una persona se ahogando en el río, hago todo lo


posible por salvarla pero no lo logro. La persona muere, de todas
formas.

2. Imaginemos ahora que hago todo lo posible por salvarla y que tengo
éxito, salvando su vida.

3. Imaginemos la tercera posibilidad: la persona se está ahogando y yo


la atrapo por casualidad mientras pesco con una gran red.

¿Cuál es el valor moral de cada uno de estos posibles actos


imaginados? La tercera posibilidad carecería de valor moral porque
ocurre sin intencionalidad. Moralmente no es ni buena ni mala,
simplemente neutra. Los otros dos actos son moralmente buenos y
tienen el mismo valor, en tanto que la buena voluntad es buena en sí
misma.

160
El deber

El deber refiere a que la 'buena voluntad', bajo ciertas limitaciones, no


puede manifestarse por sí sola.

El hombre, no es un ente puramente racional, sino que también es


sensible. Kant observará que las acciones del hombre en parte están
determinadas por la razón pero existen también 'inclinaciones' como el
amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer... que
también ejercen su influencia. El hombre reúne en su juego la
racionalidad y las inclinaciones, la ley moral y la imperfección subjetiva
de la voluntad humana. Entonces, la buena voluntad, se manifiesta en
cierta tensión o lucha con estas inclinaciones, como una fuerza que
parece oponerse. En la medida que el conflicto se hace presente, la
buena voluntad se llama deber.

Si una voluntad puramente racional sin influencia alguna de las


inclinaciones fuese posible, sería para Kant, una voluntad santa
(perfectamente buena). De esta forma, realizaría la ley moral de modo
espontáneo, esto es, sin que conforme una obligación. Para una
voluntad santa, el 'deber', carecería entonces de sentido en tanto que
el 'querer' coincide naturalmente con el 'deber'. Pero en el hombre, ley
moral, suele estar en conflicto con sus deseos.

Se distinguen así tres tipos de actos:

a. Actos contrarios al deber: En el ejemplo de la persona que se está


ahogando en el río. Supongamos que disponiendo de todos los medios
necesarios para salvarlo, decido no hacerlo, porque le debo dinero a
esa persona y su muerte me librará de la deuda. He obrado por
inclinación, esto es, no siguiendo mi deber sino mi deseo de no saldar
mi deuda y atesorar el dinero.

161
b. Actos de acuerdo al deber y por inclinación mediata: El que se ahora
en el río es mi deudor, si muere, no podré recuperar el dinero
prestado. Lo salvo. En este caso, el deber coincide con la inclinación.
En este caso se trata de una inclinación mediata porque el hombre que
salva es un medio a través del cual conseguiré un fin (recuperar el
dinero prestado). Desde un punto de vista ético, es un acto neutro (ni
bueno ni malo).

c. Actos de acuerdo al deber y por inclinación inmediata: Quien se está


ahogando es alguien a quien amo y por lo tanto, trato de salvarlo.
También el el deber coincide con la inclinación. Pero en este caso, es
una inclinación inmediata porque la persona salvada no es un medio
sino un fin en sí misma (la amo). Pero para Kant, este es también un
acto moralmente neutro.

d. Actos cumplidos por deber: El que ahora se ahoga es un ser que me


es indiferente... no es deudor ni acreedor, no lo amo, simplemente, un
desconocido. O pero aún, es un enemigo, alguien que aborrezco y mi
inclinación es desear su muerte. Pero mi deber es salvarlo y lo hago,
contrariando mi inclinación. Este es el único caso en que Kant
considera que se trata de un acto moralmente bueno, actos en los que
se procede conforme al deber y no se sigue inclinación alguna.

El imperativo categórico

El valor moral de una acción, no reside en aquello que se quiere lograr,


no depende de la realización del objeto de la acción, sino que consiste
única y exclusivamente en el principio por el cual ésta se realiza,
alejando la influencia de cualquier deseo.

162
El principio por el cual se realiza un acto es llamado por Kant, 'máxima'
de la acción, es decir, el principio o fundamento subjetivo del acto, el
principio que de hecho me lleva a obrar.

En esta línea, Kant formula el imperativo categórico:

Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que
se torne ley universal

De esta forma, obraremos moralmente solo cuando podamos desear


que nuestro deseo sea válido para todos. Así, lo que se pretende es
eliminar las excepciones, siendo igualmente válida para todas las
personas.

(http://filosofia.idoneos.com/index.php/340982)

EL DEBER MORAL. Y EL IMPERATIVO CATEGORICO DE GUZMAN


EL BUENO.

Relato de Guzmán

Juan Antonio Sevilla Blanco

Primer premio del concurso convocado con motivo del VII Centenario
de la Gesta de Guzmán el Bueno, en el nivel de Enseñanza Media. Juan
A. Sevilla es alumno de tercero de BUP del Instituto de Enseñanza
Secundaria Almadraba de Tarifa

163
Cuando conocí a Alonso Pérez de Guzmán este acababa de ser
nombrado alcaide de mi ciudad, Tarifa. Correría por aquel entonces el
año 1.294, dos años después de que se reconquistara a los
benimerines. Contaba Guzmán con unos 38 años y éste que les narra
acababa de rebasar la veintena.

Resulta que aunque los moros habían sido expulsados no quisieron


ceder fácilmente esta tierra tan valiosa (ya por la estrategia, la pesca o
la agricultura) a los cristianos, por lo que siempre estuvieron al acecho
para volver a asentarse aquí.

He aquí que comienza mi narración: los moros nos sitiaron y


mientras la ciudad trataba de soportar con cierta tranquilidad un día
más de los largos e insoportables cercos que a menudo se nos
presentaban yo, herido, esperaba la hora de poder reincorporarme y
ayudar a defender la ciudad. Resulta que durante uno de los
incesantes ataques que los benimerines lanzaban contra la ciudad la
mayoría de los hombres (excepto los incapacitados para el combate o
heridos) se encargaban de ayudar a los soldados a defender la plaza, y
las mujeres de cuidar a los heridos y los niños tratando de mantener el
orden en la ciudad.

Pues bien, yo me hallaba tendido en un camastro deseando


restablecerme lo más pronto posible cuando me encontré de pronto
frente a un hombre de talla y facciones normales aunque frente con
algo que le distinguía de los demás en su mirada: tenía la ambición fija
en los ojos. Me di cuenta enseguida de que era
Guzmán. De tez morena (curtida, sin duda por
numerosos combates) era de normal estatura, complexión fuerte,
carácter irascible y muy carismático. A su lado estaba la que yo supuse
sería su esposa, curándole una herida de una flecha en el costado
derecho. Un militar le acompañaba mirándole con gran preocupación.

164
Sin embargo, Guzmán le gritó que le necesitaban arriba y no más
dicho esto el hombre corrió feliz como alma que lleva el diablo, seguro
de la levedad de las heridas de su señor. Este hombre, según pude
averiguar después era el lugarteniente de las tropas, fiel amigo de
Guzmán. Pero vayamos a lo que realmente importa: cuando me vio,
Guzmán reparó en mí y se me acercó interesándose por mi salud.
Ambos tardamos aproximadamente una semana en sanar, durante la
cual el alcaide estuvo puntualmente informado del cariz que tomaba el
asedio. Cuando por fin pude volver a combatir lo que vi me heló la
sangre: cientos de hombres yacían en las torres. Abajo una gran masa
de soldados benimerines tapaban por completo el campo, ni una
brizna de hierba quedaba a la vista. Eran pocos los que quedaban
luchando sin alguna herida. Y allí combatí durante todo el día y al
anochecer pude retirarme a descansar, orgulloso y fatigado del gran
esfuerzo que había realizado. Mas no pude dormir, tal era la excitación
de mi mente. Sabía que este cerco era diferente. El mismo Guzmán,
ahora amigo mío, me había confesado que temía algo por parte del
infante Juan, aliado de los moros, tal era su sed de trono. En medio de
mi larga meditación me sorprendió de repente una gran alteración:
Alonso, uno de los hijos de Guzmán, había sido secuestrado hacía
pocas horas. Muchos soldados lo habían estado buscando (era muy
querido por ellos, que habían sido tratados por Guzmán y su familia
como auténticos parientes) sin éxito después del desorden originado
por la "tregua" para evacuar heridos, hasta que el infame infante Juan
envió una misiva a los centinelas notificándoles el secuestro de Alonso.
La ciudad entera pedía salir a intentar liberar al chico antes de que lo
mataran, pero de repente Guzmán apareció y dijo que por nada del
mundo podía permitir una matanza como esa, y les ordenó que no
movieran un solo dedo ni durante esa noche ni el día siguiente,
añadiendo: Ya me conocéis, he dado una orden y no pienso repetirla.
Todos enmudecieron y actuaron como si nada hubiera pasado.

165
Sin embargo, a la mañana siguiente y cuando todos nos
disponíamos a repeler un nuevo ataque de los moros vimos a Alonso
maniatado y en manos del infante Juan, el cual al ver aparecer a
Guzmán le gritó que sólo le devolvería a su hijo si entregaba el castillo.
Si esto no sucedía le degollaría allí mismo. Todos miramos a Guzmán al
unísono, sin embargo su semblante permanecía tan inalterable como
siempre. Sus palabras resultaron un terrible hachazo para todos
nosotros: Antes daría yo otros cinco hijos si los tuviera que entregar la
plaza de que hice juramento de defender. El silencio se apoderó del
ambiente. El rostro de Guzmán no había cambiado: ceño fruncido, ojos
entornados, ojeras que denotaban su preocupación y cansancio. Acto
seguido, mientras una lágrima se deslizaba por su rostro, arrojó el
cuchillo a los pies del infante.

http://www.tarifaweb.com/aljaranda/num14/art8.htm

ETICA MARXISTA.

UN TEXTO PARA LA DISCUSION.

CHE, ETICA Y COMUNISMO.

(http://www.elnuevotopo.com/blog/2008/08/algunas-consideraciones-sobre-la-etica-marxista-che-etica-y-
comunismo.htm)

La historia de la Ética está íntimamente relacionada con la historia de


la Filosofía, ya que es común que los planteamientos éticos se ajusten
a determinadas concepciones del mundo, de la historia u ontologías.
Así como encontramos planteamientos éticos en la antigüedad en
Platón o Aristóteles, también encontramos desarrollos en la Ética

166
Medieval o en la Modernidad con Kant o con Hegel. De esta forma
también es posible hablar de una ética marxista, basada en los
planteamientos del Materialismo Histórico y Dialéctico, junto a la teoría
del Socialismo Científico.

Esta ética marxista como parte de todo el cuerpo teórico desarrollado


por Marx y Engels, tiene como criterio fundamental impulsar la
transformación revolucionaria de la sociedad capitalista por una
sociedad comunista. Impulsar y orientar al sujeto histórico
revolucionario (las clases explotadas por el capitalismo,
fundamentalmente la Clase Obrera) para que este cumpla
satisfactoriamente su tarea.

En la tesis 11 sobre Feuerbach (1845), Marx ya expresa que no basta


con interpretar o explicar al mundo, sino que a su vez, este debe
transformarse con la praxis revolucionaria. Esto debe entenderse,
porque los planteamientos marxistas no son sólo teóricos, sino
también prácticos, esencialmente políticos y éticos, herramientas para
la lucha del proletariado contra la burguesía y sus aliados. La ética
marxista al estar orientada como el conjunto de la teoría marxista a la
praxis transformadora, pudiese ser denominada como ética de la
praxis, tal como Gramsci denominó al Marxismo: Filosofía de la Praxis.

En pocas palabras lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto de


una acción humana estará determinado por su orientación
revolucionaria o reaccionaria frente a la contradicción Capital-Trabajo,
la contradicción social fundamental de la sociedad contemporánea, la
cual expresa que mientras la producción material y espiritual es cada
vez más social (hoy mundializada), la apropiación del producto de la
riqueza es privado, cada vez se concentra en menos manos; que las 7
fortunas más grandes del mundo concentre la riqueza dispersa en los
600 millones de seres humanos más pobres no es una ficción (Millet,

167
Toussaint 2005.). Veamos lo que nos dice uno de los dirigentes
históricos del Partido Comunista de Venezuela, Eduardo Gallegos
Mancera:

“… Tenemos una moral revolucionaria que se distingue radicalmente


de la moral contrarrevolucionaria, edificada ésta durante centurias… y
cimentada básicamente en la defensa de la “sacrosanta” propiedad
privada, en el derecho a la explotación y al lucro sin límites.”

“Nosotros somos idealistas en la medida en que abrigamos ideales de


justicia, paz y solidaridad. Y no vacilamos –o no debemos titubear- en
sacrificar nuestra existencia en aras de que esos postulados imperen
sobre el planeta…”

La ética marxista se desenvuelve en las tres acepciones como se


entiende la ética: como rama filosófica que se encarga del estudio de
la moral de una sociedad (en el caso del marxismo la moral burguesa y
la nueva moral proletaria); como disciplina que establece un conjunto
de valores y formas de acción moral deseables para un proyecto de
sociedad (la Sociedad Comunista), en este caso una ética normativa; o
una ética como modo de vida, que en el caso de los marxistas
establecen una serie de criterios que deben caracterizar la conducta y
el accionar de los revolucionarios y las revolucionarias (el Hombre
Nuevo).

La Ética en la Praxis Revolucionaria del Che Guevara

Habiendo descrito brevemente algunas de las características


fundamentales de la Ética Marxista, pasaremos a revisar algunos de
los planteamientos y desarrollos aportados por Ernesto Che Guevara
en su devenir como dirigente revolucionario, oportunidad especial
cuando estamos en el mes de su natalicio, 80 aniversario del

168
nacimiento del ícono fundamental de las luchas revolucionarias en
América Latina.

Toda la concepción y accionar revolucionario del Che, su lectura crítica


y creativa de los clásicos del Marxismo Leninismo, está atravesado
trasversalmente por una intención permanente de forjar al Hombre
Nuevo, de construir la nueva moral comunista. Veamos lo que dijo
Guevara en una entrevista:

El socialismo económico sin moral comunista no me interesa.


Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la
alienación… Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede
ser un método de repartición, pero deja de ser una moral
revolucionaria. (Tablada 2006, p. 17)

Para el Che la Revolución Comunista no es parafraseando a Rosa


Luxemburgo un problema de cuchillo y tenedor, sino implica ante todo
un radical (de raíz, y la raíz del hombre es el hombre mismo nos
recordará Marx) cambio de civilización. De esta forma el Che
confrontaba esas posiciones economicistas y mecanicistas que
imperaban en algunas interpretaciones del marxismo, de acuerdo a la
cual las revoluciones se producían por el solo choque del desarrollo de
las fuerzas productivas y el estado de las relaciones de producción. El
Che repicaba que la Revolución Comunista ciertamente implicaba
profundas transformaciones económicas (como la supresión de la
propiedad privada sobre los medios de producción) y políticas (como la
supresión gradual del Estado), pero fundamentalmente la Transición al
Comunismo se iba a dar ante todo por un inusitado desarrollo de la
conciencia, de una nueva moral caracterizada por la solidaridad y la
cooperación. En su texto Algunas reflexiones sobre la transición
socialista (2007) nos dice lo siguiente:

169
El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante
un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque
simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El
comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa
conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva
para el comunismo es una parte consustancial a él. (p. 14-15)

O también en el famoso ensayo el Socialismo y el Hombre en Cuba nos


expresará que:

Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material


hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de


movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral,
fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo
material, sobre todo de naturaleza social.

Estas ideas del Che tienen mucha importancia porque ubican el


comienzo de la Revolución Comunista en la actualidad inmediata, es
decir, desde el propio momento del inicio de la lucha revolucionaria ya
deben irse prefigurando los caracteres de la nueva sociedad que se
quiere construir, sin obviar por supuesto los diversos pasos que se
deben cumplir para realizar la transición, como son: la toma del Poder,
transición al Socialismo, y el Socialismo como transición al Comunismo.

Por esta razón el Che insiste mucho en las cualidades morales que
deben caracterizar a los revolucionarios, la vanguardia, al partido de la
Clase Trabajadora, al nuevo Estado Socialista de Transición porque en
ellos debe cristalizarse las nuevas relaciones sociales y la nueva
moralidad que caracterice la sociedad futura, la Sociedad Comunista.

170
Con respecto a los revolucionarios se referirá de la siguiente manera
en su artículo El Partido Marxista Leninista:

El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los


seres humanos pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser
humano; un militante de un partido que vive y vibra en contacto con
las masas;… un trabajador incansable que entrega todo a su pueblo;
un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su
tranquilidad personal, su familia o su vida a la Revolución, pero nunca
es ajeno al calor del contacto humano.

En su ensayo El Socialismo y el Hombre en Cuba el Che también


expresa lo siguiente:

… el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos


de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta
cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste
debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones
dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios
de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las
causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden
descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares
donde el hombre común lo ejercita.

En este orden de ideas, para el Che el Partido Revolucionaria o la


Vanguardia Organizada, debe promover entre su militancia este tipo
de hombres y mujeres, de revolucionarios, los cuadros. Para
pertenecer a este Partido deben requerirse una serie de actitudes, que
den cuenta de la calidad humana y el compromiso revolucionario de
sus integrantes, esto es importante sobre todo para los dirigentes más
importantes, los cuales deben enseñar y ganarse el prestigio sobre
todo con el ejemplo de sus actos, de ahí se explica la insistencia del

171
Che en el ejercicio del sacrificio desinteresado y en su exigencia de
que los dirigentes se pusiesen siempre al frente de las tareas y las
batallas de toda índole. En Partido Marxista Leninista se expresa lo
siguiente:

Será en esta etapa un partido de cuadros, de los mejores, y éstos


deberán cumplir su tarea dinámica de estar en contacto con el pueblo,
transmitir las experiencias hacia las esferas superiores, transmitir a las
masas las directivas concretas y ponerse en marcha al frente de éstas.
Primeros en el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el
entusiasmo revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento
los más buenos, más puros, más humanos que todos los otros, deben
ser los cuadros de nuestro partido.

El Che tenia la conciencia que para lograr estos objetivos históricos la


sociedad debía poner todos los medios a su disposición para crear al
Hombre Nuevo. La nueva moral comunista, esta debía ser impulsada
tanto por los revolucionarios y revolucionarias, el Partido
Revolucionario y el Estado, todos parte de una unidad indivisible. El
Estado constituiría la principal herramienta institucional para impulsar
las transformaciones revolucionarias en lo económico, lo político, lo
cultural entre otros. De hecho parte de los problemas inherentes al
Estado como son el burocratismo y la corrupción solo serían superados
para el Che si se profundizaba en la construcción de la moral
comunista y si se reforzaba el compromiso revolucionario de los
funcionarios. En su clásico Contra el Burocratismo, Guevara nos
expresará lo siguiente:

La intención del Gobierno Revolucionario es convertir nuestro país en


una gran escuela, donde el estudio y el éxito de los estudios sean uno
de los factores fundamentales para el mejoramiento de la condición

172
del individuo, tanto económicamente como en su ubicación moral
dentro de la sociedad, de acuerdo con sus cualidades.

Por ejemplo en materia económica una de las medidas impulsadas por


el Che, para desarrollar la moral comunista y al mismo tiempo
incrementar la producción material de bienes y servicios en el contexto
de las dificultades de los primeros años de revolución, sumado al
bloqueo económico impuesto por EEUU, fue promover con intensidad
el Trabajo Voluntario. En discurso Una actitud nueva frente al trabajo
se afirma lo siguiente:

… el trabajo voluntario no debe mirarse por la importancia económica


que signifique en el día de hoy para el Estado, el trabajo voluntario
fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los
trabajadores más que ningún otro.

Y más adelanta resalta:

El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia, es el


esfuerzo realizado en la sociedad y para la sociedad como aporte
individual y colectivo, y va formando esa alta conciencia que nos
permite acelerar el proceso del tránsito hacia el comunismo.

En otro orden de ideas, para ya ir concluyendo, debemos recordar que


el Che fue un internacionalista en todo el sentido de la palabra,
protagonista privilegiado de las luchas de liberación nacional y
descolonización llevadas a cabo durante los años 60, en la cual el
Bloque Socialista jugó un papel determinante. El Che combatió y murió
en Bolivia por la sencilla razón que estaba convencido en su más
profundo ser de que al imperialismo hay que combatirlo donde quiera
que esté, que era necesario iniciar “uno, dos, tres o más Vietnam”,
Che estaba convencido de que el Socialismo para triunfar debía

173
mundializarse, y frente a la internacionalización de la explotación
imperialista debía internacionalizarse la lucha de los pueblos.

Pero lo más resaltante de todo esto, es que Guevara asume el


sacrificio por los más pobres en cualquier lugar, porque consideraba
como una exigencia moral para todos los revolucionarios sentir el dolor
del sufrimiento del cualquier ser humano en cualquier lugar del
planeta, y tener la fortaleza de trasladarse a cualquier lugar para
luchar por su redención. El Che decía que la Revolución no debe
llevarse en la boca para vivir de ella, sino levarla en el corazón para
morir por ella.

Y él como era el polo antagónico a cualquier forma de demagogia y


charlatanería, él actuaba como pensaba, y hacía lo que decía, teoría y
praxis eran en el Che unidad indisoluble, todo su planteamiento ético
lo vivió y murió por el. Pensamos que este es el mejor legado que nos
dejó, su ejemplo de lucha, constancia y valor.

No es casual que afirmase que “el Socialismo es la ciencia del


ejemplo”.

Estas palabras sintetizan de buena forma su concepción:

El comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza


conscientemente; luego, la educación, la liquidación de las taras de la
sociedad antigua en la conciencia de las gentes, es un factor de suma
importancia, sin olvidar claro está, que sin avances paralelos en la
producción no es puede llegar nunca a tal sociedad. (Guevara 2006, p.
75)

POEMA DE BERTOLT BRECHT

174
Cuando la opresión va a más
Muchos se desmoralizan,
Pero su valor crece.
Él es quien organiza su lucha
Por ese centavo del salario, por el agua del té
Y por el poder dentro del Estado.
Le pregunta a la propiedad:
¿Dé dónde eres?
Le pregunta a las ideas:
¿A quién sirven ustedes?
Allá donde reine el silencio
Hablará él.
Y donde impere la opresión y se hable del destino
Dirá él los nombres.
Allá donde él se siente a la mesa
Se sienta también el descontento.
La comida sabe mal
Y se reconoce que el cuarto es estrecho.

Allá donde lo persigan


Allá irá la rebelión y allá donde lo echen
Quedará la intranquilidad.

Bertolt Brecht,
Alemania

Texto proporcionado por Gustavo Pérez Hinojosa

http://vosquedepalabrasvives.blogspot.com/2008/02/alabanza-del-revolucionario-bertolt.html

EL NIHILISMO DE FEDERICO NIETZSCHE.

FEDERICO NIETZSCHE Compilado de Aguiar, Susana. Federico Nietzsche. Ideas


fuertes. Clásicos de siempre. Grandes filósofos. Longseller, 2005. Buenos Aires.
Argentina)

175
Tengo un miedo terrible de que algún día me canonicen. (Nietzsche)

El filósofo es un abogado y con frecuencia astuto defensor de sus


prejuicios, a los que bautiza con el nombre de verdades.

Muy pocas personas son independientes, este es un privilegio de los


fuertes.

Debemos demostrarnos a nosotros mismos que estamos destinados a


ser independientes y a mandar. No vincularse con nadie, ni siquiera
con la persona que mas queremos, porque toda persona es una cárcel
y un oscuro rincón.

Hay que saber reservarse, he aquí la mejor prueba de que se es


independiente.

Hemos de renunciar al mal gusto de pretender estar de acuerdo con lo


que piensa la mayoría. Lo bueno deja de ser tal cuando el vecino
pronuncia esta palabra. Lo grande es patrimonio de grandes, los
abismos de los profundos, las delicadezas de los sutiles y lo raro de los
raros.

Lo que eleva al hombre no es la intensidad de un sentimiento elevado


sino lo que éste le dura.

Hay pavos reales que ocultan su cola a la vista de los demás, a esto le
llaman orgullo.
La madurez del hombre consiste en recuperar la seriedad con que
jugaba cuando era niño.

176
Lo que me abruma no es que me hayas mentido, sino que ya no pueda
creerte en lo sucesivo.

Que es lo bueno? Todo lo que eleva en el hombre el sentimiento de


poder, la voluntad de poder el poder en sí. Que es lo malo? Todo lo que
hunde sus raíces en la debilidad. Los débiles y los fracasados han de
perecer, y además hay que ayudarlos a que perezcan.

Lo que no me mata me hace más fuerte.

Cuando uno tiene su propio ¿por qué? de la vida se ajusta a casi todo
¿cómo?.

Habla el desengañado: yo buscaba hombres grandes y nunca encontré


más que monos de su ideal.

Lo grande del hombre es que es un puente y no una meta. Lo que se


puede amar en el hombre es que es un tránsito y no un fin. Yo amo a
los que se extinguen viviendo.

Honra el sueño y huye de los que duermen mal. No es poca cosa saber
dormir. Deberás vencerte a ti mismo diez veces al día. Para crear una
buena fatiga y adormecer el alma. Deberás reconciliarte contigo diez
veces al día, porque es amargo vencerse y el que no está reconciliado
duerme mal. Deberás encontrar diez verdades durante el día de lo
contrario seguirás buscando verdades durante la noche. Necesitas reír
y estar alegre diez veces al día pues de otro modo tendrás molestias
en el estomago, padre de todas las angustias.

Matemos al espíritu de la pesadez. La vida es una carga pesada. Pero


desde que aprendí a caminar corro.

177
El diablo me dijo un día: Dios también tiene su infierno, es su amor a
los hombres.

FEDERICO NIETZSCHE. DATOS BIOGRAFICOS Y PENSAMIENTO.

(1844-1900). Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento es


considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes del
siglo XX.
Nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, Prusia. Murió en Weimar el
25 de agosto de 1900.

Además de la influencia de la cultura helénica, en particular de las


filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles, Nietzsche estuvo
influenciado por el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, por la teoría
de la evolución y por su amistad con el compositor alemán Richard
Wagner.

Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los


valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo)
habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba
nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación “Dios ha
muerto”. Estaba convencido que los valores tradicionales
representaban una “moralidad esclava”, una moralidad creada por
personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como
la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales
conductas servían a sus intereses. Nietzsche afirmó el imperativo ético

178
de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su
discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato
del hombre por venir, el ‘superhombre’ (übermensch).

http://www.frasedehoy.com/call.php?file=autor_mostrar&autor_id=63

TEXTOS DEL ANTICRISTO DE FEDERICO NIETZSCHE. PARA LA


REFLEXION GRUPAL. (Nietzsche, Frederich. El Anticristo. Maldición del
Cristianismo. Mestas Ediciones. Madrid. 2001.)

Nietzsche comienza su obra hablando de algo que siempre ha estado


presente para los hombres a lo largo de la historia: la felicidad. La
búsqueda para encontrarla, pero, qué es realmente lo que nosotros
conocemos como felicidad? Fórmula de nuestra felicidad: un sí, un no,
una línea recta, una meta.... La creencia sobre la felicidad para uno no
es la misma para todos, simplemente lo que es bueno para alguien
puede no serlo para otro. El hombre obtiene la felicidad en el fin que él
se ha marcado que, casi siempre, tiene que ver con el poder. ¿Qué es
bueno? Todo lo que produce poder al hombre.

- ¿Qué es malo? Todo lo que produce debilidad al hombre.

179
- ¿Qué es felicidad? El sentimiento de que el poder crece. Los débiles
padecen.

- ¿Qué es más dañino que cualquier vicio? La compasión por los


débiles, lo que hace el cristianismo.

Se califica a los cristianos como “el animal enfermo del hombre”, ya


que han idealizado su propia existencia en un ser desconocido, han
basado sus ideales en una doctrina no basada en la realidad, y
condena al cristianismo como factor de decadencia del hombre.

Se idealiza a un “superhombre”, el hombre ha creado una especie de


“superhombre” juntando todas las cualidades buenas y separando las
malas y le ha dado forma para creer en ese ser creado, darle la fuerza
para basar nuestra vida y creencias en él y en l momento de
fallarle sentirnos como un pecadores ( para conseguir la máxima
fortaleza espiritual ), como si fuera malo cuando, en realidad, el
hombre no lo es y no ha hecho nada.

Existen valores decadentes para el crecimiento del hombre como tal,


como es la compasión, la moral, el “tu debes”; todo esto nos lleva a
una forma de vida marcada, delimitada; nos prohíbe formas de actuar,
de pensar y esto solo lleva al hombre a la decadencia, no permite que
pensemos, que crezcamos y nos desarrollemos mentalmente. Siempre
marcados por la sombra de nuestras “creencias”.

La compasión se opone al principio de la selección, no merece ser una


virtud. El principio de la selección menciona que los más fuertes serán
los más aptos para sobrevivir y el débil morirá. ¿Acaso existe la
necesidad de sentirnos cobijados por un ser superior para poder
actuar?

180
Este sentir depresivo y contagioso obstaculiza a aquellos instintos que
tienden a la conservación y a la elevación del valor de la vida. Es un
elemento multiplicador de la miseria, conservador de todo lo
miserable. La compasión es el instrumento de la decadencia y que
hace entregarse a Dios.

La existencia de sacerdotes dentro de las religiones es la


representación mortal de ese ser superior, ya que este es un ente
imaginario al que confiamos nuestra “fe”, el sacerdote castiga y
adquiere la personalidad de ese Dios, nosotros obedecemos y
confiamos. Pero no existe diferencia entre él y nosotros, ambos somos
seres de carne y hueso, con capacidad mental y mismas habilidades;
pero supuestamente él tiene contacto con aquél ser superior.

Virtudes establecidas por una religión: debes hacer, no debes hacer,


debes ser, no debes ser; las virtudes deben ser algo personal, algo
desarrollado por nosotros mismos en relación nuestra forma de vida,
no un imperativo categórico a seguir que nos lleva de la sociedad
donde vivimos.

El hombre no deja de ser como el animal. A su manera cada animal es


perfecto, está creado a sus capacidades y razón de estar en la
naturaleza. La única diferencia que hace al hombre superior es la
capacidad de pensar. Esto tal vez pueda parecer una ventaja a simple
vista, pero el pensar nos aleja cada vez más de nuestra felicidad. Los
animales actúan por instinto, tienen sed, beben agua; tienen hambre,
atrapan a su presa; necesitan aparearse, lo hacen. Y así cubren sus
necesidades, no complican su existir pensando, y ellos así son felices.

La moral y la religión, en especial la cristiana, no tienen contacto con


la realidad, ya que en ellas todo es imaginario (Dios, alma, pecado,
espíritu, interpretaciones de sentimientos...)

181
El cristianismo es una religión que busca que actuemos para bien,
basándonos en principios irreales, no objetivos. Se le inculcan al
hombre conceptos que nadie conoce realmente y que cada quien
interpreta de diferente manera; es una religión basada en lo
imaginario, nadie consta que existe un dios, que el humano tenga
alma, que al actuar fuera de lo estipulado por alguien se esté
cometiendo un pecado. Como anteriormente mencioné, ¿Dónde está
marcada la línea que separa lo bueno de lo malo?, ¿Hasta dónde debo
llegar? Mejor dicho la pregunta debería ser ¿Hasta dónde me permitirá
mi contexto llegar?

Un pueblo que cree en sí mismo necesita de un Dios para proyectar en


él el placer del hombre, el sentimiento de poder, a quien hacer
sacrificios... Así, entendemos la religión como un modo de dar gracias
a sí mismo, de dar gracias a Dios. Por lo general la gente más humilde,
la de menos educación, los pueblos más pobres suelen ser los más
creyentes. Precisamente ellos, los más débiles, son los que depositan
toda su fe y muchas veces todo lo que tienen en la religión, los más
desprotegidos confían en que alguien los resguarda finalmente;
aunque ese alguien no les proporcione techo y comida, pero les brinda
fuerza para sobrellevar su situación. Tristemente así es en nuestro
país. Puedo no tener para pagar mis deudas, pero estoy en la iglesia
pidiéndole a Dios que me ayude...

Hay un Dios, un ser elevado con poder superior al humano que cuida y
protege a su pueblo porque no quiere verlos sufrir. Hablo de un Dios de
amor, un Dios de bien, pero para el caso de la gente creyente ¿Qué
pasa cuándo tienen un accidente, cuándo muere alguien, cuando les
roban, etc? Se le atribuye muchas veces a Dios el que pasen estas
cosas, “ya nos tocaba”, “cuando te toca, te toca”, “por algo pasan las
cosas”. Entonces ¿Por qué si es un Dios de amor, éste permite que

182
ellos sufran? Necesariamente tiene que ser un Dios de bien y de
mal. Donde la voluntad de poder cae, hay decadencia y Dios se
convierte en el Dios de los débiles, aunque ellos se llaman “los
buenos”. Es la decadencia de Dios.

El débil y el que sufre en la realidad tiene fundamentos para cobijarse


en una religión llena de conceptos irreales, no comprobables, pero a él
le harán sentir protegido.

La comparación entre budismo y cristianismo. Nietzche dice que el


budismo es la única religión que dice “lucha contra el sufrimiento”, lo
acepta, el budismo es positivista y realista. Se fundamenta en
conceptos reales, comprobables, no como el cristianismo.

En el budismo se hace hincapié en los sentimientos (dolor) y se posee


una superespiritualización. Sobre estas bases surge una depresión que
se puede arreglar con la vida libre y sin preocupaciones por sí mismos
o por otros, entre otras cosas. No tiene esta religión ningún imperativo
categórico, ninguna oración ni ninguna coacción. Todas estas cosas
son medios para fortalecer la excitabilidad. Además, el budismo no
critica a quienes no piensan de esta. Por otra parte, Nietzsche piensa
que esta religión es buena debido a que es “egoísta”, se preocupa por
uno mismo ya que uno es quien actúa, uno es quien sufre, uno es el
culpable de su malestar y nadie más.

La meta del budismo es conseguir la calma espiritual, y se consigue.


Lo perfecto en el budismo, es lo natural.

El cristianismo, sin embargo, está siempre en contacto con el


Todopoderoso, con Dios y lo ve como algo perfecto e inalcanzable para
el hombre. El cuerpo es despreciado. Además, hay odio para los que no
piensan del mismo modo.

183
El cristianismo tiene siempre presentes elementos bárbaros: sacrificio,
beber sangre en la comunión, el desperdicio del espíritu y la cultura, la
tortura... El cristianismo se basa en el debilitamiento para la
civilización. Además está catalogada como una religión de mentiras,
promesas inconclusas obra bien y te irá bien, llegarás al paraíso del
señor, ¿dónde se encuentra ese lugar?

El budismo es una religión para razas que se han vuelto bondadosas y


mansas que sienten dolor fácilmente, es una reconducción a esas
razas a la paz; es una religión para el cansancio de la civilización. El
budismo no promete, explica las cosas buenas que están en la realidad
y dice al hombre la manera más fácil de legar a ellas.

El budismo dice lo que piensa: yo sufro. El cristianismo ha tenido que


inventar la figura del demonio para poder sufrir por algo y culpar a
alguien.

Explica las bases del cristianismo:

ð Para que el amor sea posible, Dios tiene que ser una persona.

ð Para que los instintos más bajos puedan hablar, Dios tiene que
ser joven.

ð Para el ardor de las mujeres, tiene que ser un santo hermoso.

ð Para el de los hombres, aparece la figura de la virgen María.

• La castidad favorece la vehemencia del instinto religioso.


• Hay que dar una esperanza a los que sufren.

El autor también habla de los judíos, dice que son el pueblo más
notable de la historia porque trazaron sus límites frente a todas las
condiciones que le habían sido posibles. Los judíos han cambiado de

184
tal modo la historia que hasta hoy en día, los cristianos, pueden tener
un odio hacia ellos sin darse cuenta de que son la causa última de la
consecuencia judía.

En el judaísmo y en el cristianismo el hombre ansía el poder.

En la historia del pueblo de Israel se ve también una descentralización


de los valores naturales: Dios representaba para ellos la idea de
justicia y poder y “da las gracias” a sus seguidores en forma de buenas
cosechas, etc. Cuando el pueblo de Israel se da cuenta de que Dios no
es como imaginan (no tiene un poder desmesurado, etc.), en vez de
abandonar su ideal, cambian su concepto de Dios por uno Dios
exigente, no un Dios que ayude.

Los pueblos basan su origen e historia en base a hechos que


sucedieron o pudieron haber sucedido, pero este no es el caso del
pueblo de Israel, el cual ha tomado como historia lo escrito en la Biblia,
algo cargado de hechos irreales y a la vez inimaginables. Esta el la
fuerza que toma la religión, países haciendo política en base a la
religión, algo más que anotar a la decadencia de la religión.

Piensa El autor que Jesús de Nazaret no es si no otra invención del


cristianismo. Dice de él que murió por su culpa, por ser un criminal
político que incitaba a la gente, que iba en contra de la política de
aquél entonces, Jesús no murió por nadie, murió por su propia culpa,
por agitador. Un ejemplo que me viene en mente que pueda ser tal vez
burdo y fuera de lugar es el caso de Aldape, aquél hombre condenado
a pena de muerte en Estados Unidos. Él mató a un hombre y
obviamente tenía que cumplir algún castigo, finalmente no se porque
motivo es absuelto y puesto en libertad, regresa a México idealizado
como héroe nacional, como aquél hombre que enfrentó a la muerte y
ganó en tierra ajena, hasta telenovela hizo en aquél entonces.

185
Finalmente al hombre lo asesinaron. De esta manera queda claro,
Aldape estuvo en cárcel y condenado a muerte, porque finalmente
mató a un hombre y era culpable, eso nadie se lo quita. Pero el hecho
que volviera a México y se le diera presencia de héroe cambió la forma
de pensar de la gente, muchos hasta olvidaron que era un asesino.

Volviendo con la religión, los escritos religiosos (evangelios, etc) son


para Nietzsche la literatura más difícil de leer por su difícil
comprensión. Además, dice de estos escritos son imposibles demostrar
con exactitud científica y, por ello, todos sus intentos de demostración
están condenados al fracaso.

Nietzsche dice:

ð La buena nueva consiste en que no hay antítesis.

ð El reino de los cielos pertenece a los niños.

• La fe no es conquistada por lucha, no censura, no se defiende,


no da pruebas

de sí misma ( ni milagros, ni promesas...)

ð El evangelio cristiano habla mediante signos y metáforas


difíciles de entender.

• El saber de Dios, si de verdad existiera, sería una “tontería


pura”: no conoce

la cultura, no conoce al Estado, falta la dialéctica ( comprobación


razonada )

El cristianismo pues, según estos motivos, no puede ser una doctrina y


el mundo que se nos presenta en los evangelios no puede ser real, ya

186
que no se opone a nada ( no conoce nada más allá que a Dios; lo
demás son conceptos ) y no puede razonar nada.

El cristiano no lo es por su fe, sino que lo es porque no ofrece oposición


a quien es malvado con él, no establece diferencias entre razas, no
odia a nadie, no se ve en tribunales, no se separa de su familia... El
redentor sabe que con la práctica de esta vida es como se siente
“divino”, “hijo de Dios”... Es esta manera de decir cómo hay que vivir
para “llegar al cielo”, para ser “hijo de Dios”, la única realidad
psicológica del redentor.

El concepto de muerte es algo que los evangelios siempre dejan


correr, en el sentido en que la explican muy poco, diciendo de ella que
es un “puente de tránsito”. La muerte no falta en el evangelio por eso,
sino que falta porque pertenece a un mundo desconocido para todos,
pero no se profundiza tanto en ella, ya que se le promete al hombre un
paraíso al que irá en cuanto muera, promesa que nadie puede afirmar
se cumple.

El “reino de Dios” no es pues algo que llega dentro de un determinado


tiempo, sino que es el sentimiento que cada uno tiene o interpreta de
él: “Dios está en todas partes; Dios no está en ningún lugar...”.

La historia del cristianismo, según el autor, es la historia del


malentendido simbolismo. Asimismo, la Iglesia no es más que una
forma de enemistad mortal a toda la humanidad, ya que siempre
hablan sólo de “ellos, los que se salvarán, etc.”

Nietzche dice que lo que en otros tiempos era considerado como


enfermo, hoy en día (habla de sus días) es considerado indecente y
piensa él que es indecente ser cristiano, por creer a teólogos y
sacerdotes que no dicen la verdad. El sacerdote ha sabido

187
aprovecharse del evangelio y todos los sabemos, pero aun sabiéndolo,
todo sigue como antes. La iglesia es de los negocios más antiguos,
poseedora de riquezas predica humildad, tolerancia y amor al prójimo,
pero califica de mala manera a otras religiones por no considerarlas
apegadas a la realidad de Dios. Entonces en dónde quedan los valores
del cristianismo. Aún así la gente es participe de todo eso.

A partir de la muerte de Jesús en la cruz, surge una duda: ¿quién lo ha


matado? La respuesta es: el judaísmo. Es a partir de aquí cuando los
judíos y discípulos de Cristo empiezan a enfrentarse con el régimen y
comienzan a concebir a Jesús como alguien que estaba en contra del
orden ( esa actitud no se había conocido hasta entonces ) . Con la
muerte de Jesús se quería demostrar la doctrina cristiana, pero los
discípulos no lo entendieron así y elevaron la figura de Dios a lo más
alto.

“Lo que es benéfico para el cuerpo ahora es una tentación.” Por qué si
el hombre es una animal de instintos tiene que ocultarlos, mucha
gente sufre de neurosis y demás enfermedades a causa de
represiones, el desear no es un pecado, pero la religión se ha
encargado de hacerlo ver como algo promiscuo.

La tentación te lleva al pecado, el sentirte bien contigo mismo, el


satisfacer algún deseo es pecar?

La religión maneja mentes, cambia ideas y malea creencias porque


tiene el poder de castigar a quien caiga en un pecado.

En base a todo esto Nietzche afirma que es tonto quien se crea eso de
“la salvación del alma” por ser más o menos creyente, por haberse
comportado mejor o peor...

188
Es tonto también quien crea en “la igualdad de las almas” porque
vivimos en un mundo lleno de privilegios para unos pocos.

Uno de los principales agentes en contra de la religión es la ciencia


que con sus avances y descubrimientos día a día reta a las creencias
religiosas, específicamente al cristianismo que se pone a temblar en
cuanto la ciencia desmiente hechos religiosos basándose en
experimentos científicos comprobables. La religión se basa en fe, en
creer, en ganarse la simpatía de la gente y lograr que la gente crea
ciegamente en ella es una lucha porque la ciencia no le quite a la
gente esa fe que la gente a puesto en la religión.

El creyente no se pertenece a sí mismo, sino que es un hombre


dependiente. La religión le establece que es lo correcto, cómo debe
actuar, le marca las pautas a seguir en su vida. Hace de él un hombre
débil esperanzado en que una fuerza superior a él siempre estará ahí
detrás de él para cobijarlo en cuanto lo necesite. Esta es, la única
forma que hay para que el hombre débil siga existiendo.

Ley contra el cristianismo

 La especie más viciosa del hombre es el sacerdote porque él


enseña la

contranaturaleza.

189
2. Toda participación en un servicio divino es un atentado a la
moralidad pública. para el cristianismo, contra más te alejes de él y
más te aproximes a la ciencia, más criminal eres.

3. El lugar maldito en que el cristianismo se ha asentado, será


arrasado.

4. La predicación de la castidad es algo contranatural; todo


desprecio a la vida sexual es un auténtico pecado contra la vida.

5. Comer en la misma mesa que un sacerdote es malo; con ello, uno


se excomulga a sí mismo de ser honesto.

6. A la “historia sagrada” se la llamará malvada y palabras como


“Dios”, “redentor”, “salvador”...serán insultos.

 El resto, sigue de esto.

La verdad requiere un fundamento: se basa en el ser de las cosas, en


un ser fijo, permanente e inmutable, al cual, debe tener una causa
última que lo explique. En Occidente esta idea que da razón de toda la
realidad, es la idea de Dios. Pero, si la verdad no existe, Dios es la
mayor de las mentiras que ha inventado el hombre. Dios es quien nos
dice cómo comportarnos, es el creador... Según Nietzsche, Dios es “la
fórmula suprema de toda calumnia contra este mundo y de toda
mentira respecto al más allá”.

Dice que hay que terminar con la idea de la existencia de Dios; esto
sería el único modo de acabar con los errores de nuestra cultura.

Nietzsche en “el anticristo” hace una muy fuerte critica a la religión, en


especial al cristianismo, ya que desde que se creó ha sido un

190
organismo represor del crecimiento del hombre, limitando sus
capacidades y aptitudes le ha puesto una venda en los ojos.

Se habla de que la religión es sinónimo de decadencia, eso es cierto,


es muy respetable la gente que es creyente y no gusta de criticar a su
religión; pero como humanos creo que es conveniente ponernos a
reflexionar más en las cosas que vamos a tomar como íconos o
modelos a seguir. Nosotros mismos somos quienes nos enterramos en
un agujero y nos condenamos a la ignorancia, así mismo nos llevamos
a nuestra propia decadencia.

Países por tradición de siglos se rigen por principios religiosos e


interpretaciones fervientes de sus libros “sagrados”, pero son países
que se encuentran en grados de pobreza y marginación
extremadamente elevados; gente que no come, gente muriendo,
mujeres humilladas; ¿esto es la religión? ¿A esto nos lleva el orientar
nuestra fe hacia un ser que no conocemos y que no sabemos si
realmente lo conoceremos? Estamos terminando con nosotros mismos,
nos estamos dirigiendo al fanatismo.

Existen tantas religiones y creencias en el mundo como marcas de


zapatos, que lejos de darle a los débiles la fuerza que necesitan los
explotan y los confunden. ¿Por qué no dejar de ser participes de este
gran negocio en el que se ha convertido la religión?

Con esto no promuevo un ateísmo o una crisis de creencia que desde


hace mucho tiempo ya existía. Pero por qué no darnos cuenta que los
valores que buscamos en religiones y sectas se encuentran en
nosotros mismos. Como decía Nietzche, las virtudes son algo personal,
son algo que nosotros tenemos que explotar porque están dentro de
nosotros. Hacer lo que tengas que hacer, lo que es bueno para uno
puede no serlo para otro, pero esa diferencia se encuentra en la

191
educación y valores promovidos en la familia, considero que el mejor
juez personal es uno mismo.

Dejarse de tanta fanfarronería religiosa, dejar de participar en falsos


valores, eso es lo primordial.

(NIETZSCHE Friedrich, El anticristo, Biblioteca Edaf, 17ª edición, Madrid, España;

mayo 2001.)

EL NIHILISMO NIETZSCHEANO.

La idea nietzscheana del nihilismo es compleja:

1. Nihilismo como decadencia vital: para Nietzsche toda cultura que


crea en la existencia de una realidad absoluta, realidad en la que se
sitúan los valores objetivos de la Verdad y el Bien, es una cultura
nihilista. En la medida en que el cristianismo concentra esta realidad
absoluta en la figura de Dios, a la que le opone el mundo de las
cosas naturales, y en la medida en que, según nuestro autor, dicho
mundo “superior” es una pura nada, la cultura cristiana, y en
definitiva toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su
pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo
Ideal y Racional de los filósofos), despreciando de modo indirecto la
única realidad existente, la realidad del mundo que se ofrece a los
sentidos, la realidad de la vida.

192
En “Así habló Zaratustra” representa Nietzsche este modo de
mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la
aceptación resignada de las mayores cargas.

2. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar


cómo los valores dominantes son una pura nada, una invención; la
filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues propone la
destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución
por otros radicalmente nuevos (propone la “transmutación de todos
los valores”). Este nihilismo es una fase necesaria para la aparición
de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el
reencuentro con el “sentido de la tierra”, la aparición de una nueva
moral y de un nuevo hombre, el superhombre. En “Así habló
Zaratustra” representa esta figura del espíritu con la metáfora del
león (por su agresividad, su capacidad destructiva).

3. Nihilismo pasivo: es una de las consecuencias de la “muerte de


Dios”, aparece por la consciencia del carácter radicalmente
infundado de la creencia en lo sobrenatural, de la creencia religiosa
en el mundo del espíritu. Durante siglos nuestra cultura ha
considerado que los valores descansan en algo trascendente, que
existe un ámbito objetivo gracias al cual la existencia tiene sentido.
La vida tiene un sentido porque algo exterior a ella se lo da. Con la
muerte de Dios sobreviene la crisis del sentido y el convencimiento
de que la existencia es absolutamente insostenible, vacía, carente
de sentido. El “nihista pasivo” no cree en ningún valor, puesto que
considera que todo valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no
existe; termina en la desesperación, la inacción, la renuncia al
deseo, el suicidio. En este momento crítico encontramos el nihilismo
en la desesperación de los que consideran que nada tiene sentido ni
valor por no existir aquello que debería ser el fundamento de todo

193
sentido y valor, Dios. Aquél que dijese que si Dios no existe todo
está permitido, aquél que desesperase de la vida y se levantase en
contra de ella por considerar que ésta solo puede tener su
fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe,
ese sería también nihilista.

ETICA DE LA POSMODERNIDAD.

La posmodernidad no debe entenderse como lo que cronológicamente


viene después de la Modernidad. Si la Modernidad inició con el
Racionalismo Cartesiano, con el Pienso Luego existo, con el inicio del
pensamiento científico, Leonardo Da Vinci, Galileo, Copérnico, Kepler,
Newton y los grandes descubrimientos del Renacimiento, con el inicio
de la Política Moderna, el concepto de Nación, Estado, los grandes
“Relatos” que ofrecieron Capitalismo, Socialismo, Comunismo,
Progreso, Desarrollo económico y Sociedad de Bienestar.

Entonces la Posmodernidad aparece como el sentimiento luto ante el


fracaso de la Modernidad. Desencanto, pérdida de sentido, vacío
frustración y vulgaridad. La posmodernidad no es una etapa histórica,
es una actitud emocional de despedida de la Modernidad. Fracasó la
ciencia y la tecnología al ponerse al servicio de los ricos y poderosos.
Fracasó la ética dándole paso a la estética. Fracasaron los grandes
sistemas económicos al acrecentar la brecha entre ricos y pobres,
entre iguales y desiguales. Fracasaron las ideologías que reflejaron sus
metas en la de la Revolución francesa: “libertad, igualdad y
fraternidad”. El Capitalismo acrecentó la desigualdad al ofrecer más
libertad y el Socialismo acrecentó la falta de verdadera libertad al
promover una falsa igualdad. Ninguno logró que aumentara la
fraternidad.

194
La posmodernidad proclama la intrascendencia. Se pierde el sentido de
los largos plazos. Es el tiempo del Carpe Diem (atrapa el día, vive tu
mejor momento), instalarse en la finitud y acomodar los proyectos a la
medida de los deseos inmediatos. Es el tiempo de la “diversión”. Di-
vertirse es vertirse en diferentes direcciones para evitar la
intranquilidad que implica la atención a sí mismo. San Agustín decía:
FACTUS ERAM MIHI MAGNA QUAESTIO, Me convertí en un enigma para
mí mismo, cuando uno se encuentra en situaciones límite. Y
recomendaba el recogimiento espiritual, la vuelta a sí mismo: “No
salgas de ti mismo, en tu interior habita la verdad” “huye del olvido”.
(Confesiones 4,4).

La posmodernidad ha sustituido el ser por el tener. Dice Enrique Rojas


en el Hombre Light, Una vida sin valores que el hombre actual padece
del síndrome de la cebolla, porque al quitarle sus capas no queda
nada, el hombre actual se ha reducido a la búsqueda de dinero, bienes
de consumo, ocio, hijo de la cultura del plástico: la cultura de usar y
tirar. Todo es descartable, desechable, efímero, fugaz, insustancial,
descafeinado, light, ligero, suave, rebajado, inconsistente, frágil.

Es la época de la Tetralogía Nihilista: Consumismo, hedonismo,


permisivismo y relativismo. Consumo luego existo, el placer elevado a
la enésima potencia, todo está permitido, no hay límites ni
restricciones, ya no hay convicciones absolutas, todo depende,
alérgicos a compromisos estables, en búsqueda de microcomunidades,
redes situacionales, intereses miniaturizados.

La sociedad posmoderna no tiene ídolos ni tabúes, ni un proyecto


movilizador, se rige por el vacío. La religión reaparece en fragmentos,

195
a la carta, como un cóctel, una pizca de esto y lo otro,, con nuevas
síntesis elaboradas por sujetos particulares o grupos pequeños muy
ensimismados, excluyentes.

El posmoderno es un individuo fragmentado, roto, disperso, incapaz


del encuentro con los demás, solo sabe darse encontronazos, o
desencuentros. Padece el síndrome del zapping, o zapeo, que consiste
en pasar de una situación a otra con gran rapidez, como quien tiene el
control remoto del televisor y cambia de imagen constantemente o
cambia de programa o está en varios simultáneamente. Es la velocidad
del videoclip con letras y argumentos sin sentido, es la velocidad del
ciberespacio, mientras mas rápido adquirimos la información más
poder tenemos. Lo importante no es conocer las cosas y personas sino
saber donde están y poder manipularlas.
(Ver: Rojas, Enrique. El hombre light. Una vida sin valores. Ediciones temas de hoy. Madrid;
Velasco, Juan Martín. Ser cristiano en una cultura posmoderna. PPC editorial. Madrid 1997;
Onfray Michel, Antimanual de Filosofía, Edaf, Madrid, 2005.)

PENSAMIENTO DE GIANNI VATTIMO SOBRE LA POSMODERNIDAD

“Vattimo, en sintonía con Lyotard, está convencido de que la


modernidad ya haya hecho su tiempo y que, si el postmodernismo es
la experiencia de un fin, lo es en primer lugar como experiencia del
“fin de la historia”, es decir, de la concepción moderna de la historia
como curso unitario y progresivo de eventos a la luz de la ecuación
según la cual ‘nuevo’ es sinónimo de ‘mejor’: “la modernidad, en la
hipótesis que propongo, se acaba cuando – por múltiples razones – ya
no parece posible hablar de la historia como algo unitario” (“La

196
sociedad transparente”). Razones que no son solamente de tipo
intelectual o filosófico, sino también de tipo histórico-social, porque
van del ocaso del colonialismo y del imperialismo, hasta el
advenimiento de la sociedad compleja. En efecto, si el rescate de los
pueblos sometidos ha vuelto problemática la idea de una historia
centralizada y movida por el ideal europeo de humanidad, el afirmarse
del pluralismo y de la sociedad de los media ha minado en la base la
posibilidad misma de una historia unitaria. Como demuestra el hecho
de que, si es verdad, que sólo en el mundo moderno, es decir con “la
edad de Gutemberg” de la cual habla McLuhan, se han creado las
condiciones para construir y transmitir una imagen unitaria y global de
la historia humana, es también verdad que con la difusión de las
tecnologías multimediales, se han multiplicado los centros de acopio e
interpretación de los acontecimientos: “la historia ya no es más un hilo
conductor unitario, actualmente es una cantidad de informaciones, de
crónicas, de televisores que tenemos en casa, muchos televisores en
una casa” (“Filosofía en el presente”). Vattimo está convencido que los
“grandes cuentos” legitimados por la modernidad hagan parte de una
forma mentis “metafísica” y “fundacionista” ya superada. De hecho, él
cree que el paso de lo moderno a lo postmoderno se configure como el
paso de un pensamiento “fuerte” a un pensamiento “débil”. Como
‘pensamiento fuerte’ (o metafísico) Vattimo concibe un pensamiento
que habla en nombre de la verdad, de la unidad y de la totalidad, (es
decir, un tipo de pensamiento ilusorio tendiente a establecer
“fundaciones” absolutas del conocer y del actuar). Como ‘pensamiento
débil’ (o postmetafísico) él concibe un tipo de pensamiento que
rechaza las categorías fuertes y las legitimaciones omnicomprensivas,
es decir, un tipo de razón que, junto a la razón-dominio de la tradición,
ha renunciado a una “fundación única, última, normativa” (“El
pensamiento débil”). El pensamiento débil se presenta explícitamente
como una forma de nihilismo, vocablo que el filósofo de Turín

197
considera “una palabra-clave de nuestra cultura, una especie de
destino del que no podemos liberarnos sin privarnos de aspectos
fundamentales de nuestra espiritualidad” (“Las medias verdades”).
Con este término, que Vattimo no usa de una forma peyorativa (“como
si fuese un insulto”) sino de manera positiva y propositiva, él se refiere
a la circunstancia que había profetizado Nietzsche, “el hombre rueda
hacia la X”, es decir, aquella específica condición de ausencia de
fundamentos en la cual se encuentra el hombre postmoderno después
de la caída de las certezas últimas y de las verdades estables. En
consecuencia, él cree que el nihilismo no se debe combatir como un
enemigo, mas debe ser asumido como nuestra única posibilidad. En
efecto, a los hombres del siglo XX no les queda más que
acostumbrarse a “convivir con la nada”, es decir a “existir sin neurosis
en una situación donde no hay garantías ni certezas absolutas”. De
aquí la tesis-programa según la cual “hoy, no es que no nos sentimos a
gusto porque somos nihilistas, sino porque somos todavía muy poco
nihilistas, porque no sabemos vivir hasta el fondo la experiencia de la
disolución del ser” (“Filosofía en el presente”), es decir, porque
tenemos todavía unas formas de nostalgia por las totalidades perdidas.
El nihilismo del cual habla Vattimo no es un nihilismo resentido o
nostálgico, es decir, trágico, obsesionado por el derrumbe de lo
absoluto y por el pathos del no-sentido. No es tampoco un nihilismo
fuerte, tendido a edificar un nuevo absolutismo sobre los escombros de
la metafísica, es decir, un nihilismo que sustituye la voluntad del
hombre a la voluntad creadora de Dios. El de Vattimo es un nihilismo
débil, liviano, que habiendo vivido hasta el fondo la experiencia de la
disolución del ser, no tiene ni añoranzas por las antiguas certezas ni
deseo de nuevas totalidades. De aquí su carácter constitutivamente
postmoderno y su consonancia con el hombre de buen temperamento
del que hablaba Nietzsche en la filosofía del amanecer, describiéndolo
como un individuo libre de resentimiento, privado “del tono gruñón y

198
del emperro: las notas molestosas de los perros y de los hombres
envejecidos bajo una cadena”. Según Vattimo, los inspiradores del
postmodernismo son Nietzsche y Heidegger: “el acceso a las
posibilidades positivas que [...] se encuentran en las condiciones
postmodernas de existencia, es posible sólo si se toman en serio los
resultados de la destrucción de la ontología operada por Heidegger y,
antes de él, por Nietzsche. Mientras que el hombre y el ser sean
concebidos metafísicamente y platónicamente en términos de
estructuras estables que imponen al pensamiento y a la existencia la
tarea de ‘fundarse’, de establecerse (con la lógica, con la ética) dentro
del dominio de lo no-deviniente, reflejándose en una mitificación de las
estructuras fuertes en todos los campos de la experiencia, no será
posible para el pensamiento vivir positivamente aquella verdadera y
propia edad postmetafísica que es la postmodernidad” (“El fin de la
modernidad”). De Nietzsche, Vattimo hereda el anuncio de la “muerte
de Dios”, es decir, la teoría de la ausencia los valores absolutos
metafísicos (inclusive la idea de sujeto). De Heidegger hereda la
concepción epocal del ser, es decir, la tesis según la cual “el ser no es,
mas acontece”, y el convencimiento consecuente, según el cual, el
acontecer del ser no es más que el abrirse lingüístico de las varias
aperturas histórico-destinales, o sea de los varios horizontes concretos
dentro de los cuales los entes se vuelven accesibles al hombre y el
hombre a sí mismo. Esta ontología epocal comporta, según Vattimo,
una temporalización radical y un debilitamiento estructural del ser: “al
final, el pensamiento de Heidegger parece resumirse en el hecho de
haber sustituido la idea de ser como eternidad, estabilidad, fuerza por
aquella de ser como vida, maduración, nacimiento y muerte: no es lo
que permanece, es de forma eminente [...] lo que deviene, que nace y
muere. Asumir este nihilismo peculiar es la verdadera realización del
programa indicado por el título ‘Ser y tiempo’” (“Más allá del sujeto”).
El proceso de debilitamiento del ser, el fin de la metafísica y el triunfo

199
del nihilismo son fenómenos interconectados. Sin embargo, Vattimo
está convencido de que la metafísica (así como el pasado en general)
no sea una especie de “costumbre perdida”, es decir, algo que esté
totalmente a nuestras espaldas y con lo que no tengamos ya ninguna
relación ‘destinal’. En efecto, para enfocar la actitud del pensamiento
postmetafísico frente al pasado, él se refiere a la noción heideggeriana
de ‘Verwindung’, término que, en virtud de los múltiples significados
que involucra (curación, aceptación, resignación, vaciamiento,
distorsión, alivianamiento, etc.), indica el reponerse de una
enfermedad (en este caso: la metafísica o el pasado) en la aceptación
conciente de que estamos destinados, de todas maneras, a llevar los
signos de ella. Signos que se manifiestan en el hecho de que no
podemos renunciar al uso de las categorías de la metafísica y del
pasado, aunque distorsionándolas en sentido débil y postmetafísico, o
sea, nihilístico (el nexo de aceptación/distorsión que es propio de la
Verwindung encuentra un caso ejemplar en la secularización, la cual,
como ha mostrado Weber, es siempre un proceso de
conservación/conexa). A la idea de Verwindung está ligada otra noción
que Vattimo toma de Heidegger: aquella de Andeken (rememoración).
La actitud rememorante frente a la metafísica no nace de un
sentimiento nostálgico o reactivo, nace de la pietas hacia el pasado, es
decir, del “amor por lo viviente y sus signos”. Verwindung, Andeken y
pietas significan, entonces, que estamos ligados al pasado por una
especie de cordón umbilical hermenéutico. Cordón que podemos
atenuar o distorsionar, pero no anular. En este punto, debería resultar
clara la fisonomía del hombre post-moderno, así como la concibe
Vattimo. El individuo post-histórico y post-moderno es aquel que,
después de pasar a través del fin de las grandes síntesis unificantes y
a través de la disolución del pensamiento metafísico tradicional, logra
vivir “sin neurosis” en un mundo en el cual Dios es nietzschianamente
muerto, es decir, en un mundo en el cual ya no existen estructuras

200
fijas y garantizadas, capaces de una fundación “única, última,
normativa” para nuestro conocimiento y nuestra acción. En otros
términos, el individuo postmoderno es el que, no necesitando ya “la
seguridad extrema de tipo mágico que era dada por la idea de Dios”,
ha aceptado el nihilismo como posibilidad ‘destinal’ y ha aprendido a
vivir sin ansias en el mundo relativo de las “medias verdades”, con la
conciencia de que el ideal de una certeza absoluta, de un saber
totalmente fundado y de un mundo racional cumplido es sólo un mito
‘asegurante’ para una humanidad todavía primitiva y bárbara. Un mito
que no es algo natural, sino cultural, es decir, adquirido y transmitido
históricamente. En síntesis, el individuo postmoderno es aquel que,
asumiendo hasta el fondo la condición débil del ser y de la existencia,
ha aprendido a convivir con sí mismo y con su propia ‘finitud’ (es decir,
ausencia de fundamento) más allá de toda nostalgia residual de los
absolutos trascendentes o inmanentes de la metafísica. En los últimos
años Vattimo ha ido acentuando las valencias éticas del pensamiento
débil, propendiendo hacia una “superación de la filosofía en la ética” y
mostrando cómo sean, sobre todo, connotaciones morales aquellas
que distinguen al hombre postmoderno del hombre moderno. En
particular, él ha vuelto a insistir sobre la naturaleza absolutística y
violenta del pensamiento fuerte y sobre el carácter tolerante y no
violento del pensamiento débil; carácter que lo torna en una especie
de secularización de la ética cristiana de la caridad. Así que en “Creer
que se cree” Vattimo se ha propuesto enfocar la estrecha conexión
entre herencia cristiana, ontología débil y ética de la no violencia: “la
herencia cristiana que regresa en el pensamiento débil es también, y
sobre todo, la herencia del precepto cristiano de la caridad y de su
rechazo a la violencia. Siempre, de nuevo, ‘círculos’: desde la ontología
débil [...] se deriva una ética de la no violencia; sin embargo somos
conducidos por la ontología débil desde sus origenes en el discurso
hedeggeriano sobre los riesgos de la metafísica de la objetividad,

201
porque actua en nosotros la herencia cristiana del rechazo de la
violencia...”. Más aún, contraponiéndose a Lyotard, Vattimo ha seguido
defendiendo la validez del concepto de ‘postmoderno’, poniéndolo en
relación estrecha con la sociedad de los mass-media y de la
comunicación generalizada. A este propósito, la concepción de Vattimo
está diametralmente opuesta a aquella sostenida, a su tiempo, por
Adorno y por los frankfurthenses. No solamente los media no producen
una homologación general, sino, por lo contrario, “radio, televisión,
periódicos se han vuelto unos elementos de una explosión y
multiplicación generales de Weltanschauungen, de visiones del
mundo” (La sociedad transparente”). En consecuencia y de modo
cabal, el aparente caos de la sociedad postmoderna (que, lejos de ser
una sociedad “transparente”, es decir, monolíticamente conciente de
sí misma, es más bien un “mundo de culturas plurales”, o sea una
sociedad “babelica” y “desubicada” en la cual se cruzan lenguajes,
razas, modos de vida diversos) constituye la mejor premisa de una
forma de emancipación basada sobre ideales de pluralismo y de
tolerancia, es decir, a un modelo de humanidad más abierto al dialogo
y a la diferencia: a este propósito, en un artículo del 2002, Vattimo
escribió muy significativamente: “ahora que Dios está muerto,
queremos que vivan muchos dioses. Queremos movernos libremente,
mas sin ninguna ‘redondez’ clásica, entre muchos cánones, entre
muchos estilos – de ropa, de vida, de arte, de ética – viviendo como un
auténtico deber ético y religioso la ‘thlipsis’, el tormento de la
multiplicidad”. Vattimo, de una inicial actitud crítica derivada de
Heidegger y de la Escuela de Frankfurt hacia la “tecnificación del
mundo”, ha ido asumiendo (sobre todo en “La sociedad transparente”)
una actitud siempre más amigable hacia la sociedad avanzada y sus
aparatos tecnológicos e informáticos, hasta el punto de identificar la
sociedad postmoderna con la sociedad de los media. Los media,
precisa Vattimo, no son el instrumento diabólico de una inevitable

202
esclavitud totalitaria (a la manera del ‘Gran Hermano’ de Orwell), sino
la premisa en acto del posible advenimiento de una humanidad
desubicada capaz de vivir en un “mundo de culturas plurales”. En
otros términos, rechazando la ecuación adorniana “media=sociedad
Homologada” e insistiendo sobre el nexo entre media y régimen
pluralístico de la sociedad “compleja”, Vattimo ha acabado afirmando,
con énfasis optimística (luego retractada), que, gracias al “mundo
fantasmagórico” de los media, hemos tenido una multiplicación de los
centros de acopio y de interpretación de los acontecimientos, hasta el
punto de que la realidad coincide, para los postmodernos, con las
imágenes que estos medios distribuyen. La pérdida del centro y la
erosión del principio de realidad (que actuan, en el plan tecnológico, lo
que Nietzsche y Heidegger habían preconizado en el plan filosófico),
implicando la destrucción de los horizontes cerrados, ponen las
premisas, ya sea para un tipo de hombre que no necesita ya recuperar
neuróticamente las figuras reasegurantes de la infancia, ya sea para
aquella liberación de las diferencias que es propia de lo postmoderno”

(http://www.filosofico.net/vattimospagn.htm)

203
III UNIDAD

204
UNIDAD III

LA DEONTOLOGIA JURÍDICA

CODIGOS DEONTOLOGICOS

CODIGO DEONTOLOGICO ESPAÑOL

CÓDIGO DEONTOLÓGICO DE LA ABOGACÍA ESPAÑOLA


Aprobado por el Pleno del Consejo General de la Abogacía Española de 30 de junio de
2000

Artículo 1.- Obligaciones éticas y deontológicas:

1. El abogado está obligado a respetar los principios éticos y deontológicos de la


profesión establecidos en el Código Deontológico aprobado por el Consejo de
Colegios de Abogados de Europa (CCBE) el 28 de noviembre de 1998, en el presente
Código Deontológico aprobado por el Consejo General de la Abogacía Española, en
los que en su caso tuvieren aprobado el Consejo de Colegios de la Autonomía, y los
del concreto Colegio al que esté incorporado.

2. Cuando el abogado actúe fuera del ámbito del Colegio de su residencia, dentro o
fuera del Estado español, deberá respetar, además de las normas de su Colegio, las
normas éticas y deontológicas vigentes en el ámbito del Colegio de acogida o en el
que desarrolle una determinada actuación profesional.

3. Los Consejos de Colegios de las diferentes Autonomías y los distintos Colegios

205
habrán de remitir los Códigos Deontológicos tuvieren establecidos a la Secretaría
General del Consejo General de la Abogacía Española y ésta obtendrá de la
Secretaría del CCBE los de los demás países de la Unión Europea.

Artículo 2.- Independencia:

1. La independencia del abogado es una exigencia del Estado de Derecho y del


efectivo derecho de defensa de los ciudadanos, por lo que para el abogado
constituye un derecho y un deber.

2. Para poder asesorar y defender adecuadamente los legítimos intereses de sus


clientes, el abogado tiene el derecho y el deber de preservar su independencia frente
a toda clase de injerencias y frente a los intereses propios o ajenos.

3. El abogado deberá preservar su independencia frente a presiones, exigencias o


complacencias que la limiten, sea respecto de los poderes públicos, económicos o
fácticos, los tribunales, su cliente mismo o incluso sus propios compañeros o
colaboradores.

4. La independencia del abogado le permite rechazar las instrucciones que, en contra


de sus propios criterios profesionales, pretendan imponerle su cliente, sus
compañeros de despacho, los otros profesionales con los que colabore o cualquier
otra persona, entidad o corriente de opinión, cesando en el asesoramiento o defensa
del asunto de que se trate cuando considere que no pueda actuar con total
independencia.

5. Su independencia prohibe al abogado ejercer otras profesiones o actividades que


la limiten o que resulten incompatibles con el ejercicio de la abogacía, así como
asociarse o colaborar para ello con personas u otros profesionales incursos en tal
limitación o incompatibilidad.

Artículo 3.- Libertad de defensa:

1. El abogado tiene el derecho y el deber de defender y asesorar libremente a sus


clientes, por lo que, en aras de la recta administración de Justicia, su libertad de

206
expresión está amparada por el art. 437.1 de la vigente Ley Orgánica del Poder
Judicial.

2. El abogado está obligado a ejercer su libertad de defensa y expresión conforme al


principio de buena fe y de forma responsable.

Artículo 4.- Confianza e integridad:

1.- La relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y exige


de éste una conducta profesional íntegra, que sea honrada, leal, veraz y diligente.

2.- El abogado, está obligado a no defraudar la confianza de su cliente y a no


defender intereses en conflicto con los de aquél.

3.- En los casos de ejercicio colectivo de la abogacía o en colaboración con otros


profesionales, el abogado tendrá el derecho y la obligación de rechazar cualquier
intervención que pueda resultar contraria a dichos principios de confianza e
integridad o implicar conflicto de intereses con clientes de otros miembros del
colectivo.

Artículo 5.- Secreto profesional:

1. La confianza y confidencialidad en las relaciones entre cliente y abogado, ínsita en


el derecho de aquél a su integridad y a no declarar en su contra, así como en
derechos fundamentales de terceros, impone al abogado el deber y le confiere el
derecho de guardar secreto respecto de todos los hechos o noticias que conozca por
razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional, sin que pueda
ser obligado a declarar sobre los mismos como reconoce el artículo 437.2 de la
vigente Ley Orgánica del Poder Judicial.

2. El deber y derecho al secreto profesional del abogado comprende las confidencias


y propuestas del cliente, las del adversario, las de los compañeros y todos los hechos
y documentos de que haya tenido noticia o haya recibido por razón de cualquiera de
las modalidades de su actuación profesional.

3. El abogado no podrá aportar a los tribunales, ni facilitarle a su cliente las cartas,

207
comunicaciones o notas que reciba del abogado de la otra parte, salvo expresa
autorización del mismo.

4. Las conversaciones mantenidas con los clientes, los contrarios o sus abogados, de
presencia o por cualquier medio telefónico o telemático, no podrán ser grabadas sin
previa advertencia y conformidad de todos los intervinientes y en todo caso
quedarán amparadas por el secreto profesional.

5. En caso de ejercicio de la abogacía en forma colectiva, el deber de secreto se


extenderá frente a los demás componentes del colectivo siempre que el cliente
expresamente lo solicite.

6. En todo caso, el abogado deberá hacer respetar el secreto profesional a su


personal y a cualquier otra persona que colabore con él en su actividad profesional.

7. Estos deberes de secreto profesional permanecen incluso después de haber


cesado en la prestación de los servicios al cliente, sin que estén limitados en el
tiempo.

8. El secreto profesional es un derecho y deber primordial de la Abogacía. En los


casos excepcionales de suma gravedad en los que, la obligada preservación del
secreto profesional, pudiera causar perjuicios irreparables o flagrantes injusticias, el
Decano del Colegio aconsejará al Abogado con la finalidad exclusiva de orientar y, si
fuera posible, determinar medios o procedimientos alternativos de solución del
problema planteado ponderando los bienes jurídicos en conflicto. Ello no afecta a la
libertad del cliente, no sujeto al secreto profesional, pero cuyo consentimiento no
excusa al Abogado de la preservación del mismo.

Artículo 6.- Incompatibilidades

1.El abogado que esté incurso en cualquier causa de incompatibilidad absoluta para
el ejercicio de la abogacía, deberá solicitar su baja o pase a colegiado no ejerciente
en todos los Colegios en que figurase como ejerciente. La solicitud habrá de
formularse en el plazo de un mes desde que se produzca la causa de
incompatibilidad, aunque desde que se produzca habrá de cesar en la realización de
cualquier actividad profesional como abogado.

208
2. El abogado que esté incurso en cualquier causa de incompatibilidad respecto de
un asunto o tipo de asuntos, deberá abstenerse de intervenir en los mismos. En caso
de que la incompatibilidad sobrevenga una vez iniciada la actuación profesional, el
abogado deberá cesar inmediatamente en la misma, evitando el riesgo de
indefensión mientras se produzca la sustitución por otro letrado.

3. En los supuestos de ejercicio colectivo o en colaboración de la abogacía, las


incompatibilidades de cualquiera de sus miembros o integrantes del colectivo, grupo
o de sus colaboradores, se extienden al conjunto de todos ellos.

4. En su actuación profesional el abogado deberá respetar las normas sobre


incompatibilidades del Colegio de acogida, además de las propias del Colegio de
residencia.

Artículo 7.- De la publicidad

1.- El abogado podrá realizar publicidad, que sea digna, leal y veraz, de sus servicios
profesionales, con absoluto respeto a la dignidad de las personas, a la legislación
existente sobre dichas materias, sobre defensa de la competencia y competencia
desleal, ajustándose en cualquier caso a las normas deontológicas recogidas en el
presente Código y las que, en su caso, dicte el Consejo Autonómico y el Colegio en
cuyo ámbito territorial actúe.

2.- En particular, se entiende que vulnera el presente Código Deontológico, aquella


publicidad que suponga:

a) Revelar directa o indirectamente hechos, datos o situaciones amparados por el


secreto profesional.

b) Afectar a la independencia del abogado.

c) Prometer la obtención de resultados que no dependan exclusivamente de la


actividad del abogado que se publicita.

d) Hacer referencia directa o indirectamente a clientes del propio Abogado que utiliza

209
la publicidad o a asuntos llevados por éste, o a sus éxitos o resultados.

e) Dirigirse por sí o mediante terceros a víctimas de accidentes o catástrofes que


carecen de plena y serena libertad para la elección de abogado por encontrarse en
ese momento sufriendo una reciente desgracia personal o colectiva, o a sus
herederos o causahabientes.

f) Establecer comparaciones con otros abogados o con sus actuaciones concretas o


afirmaciones infundadas de auto alabanza.

g) Utilizar los emblemas o símbolos colegiales y aquellos otros que por su similitud
pudieran generar confusión, ya que su uso se encuentra reservado únicamente a la
publicidad institucional que, en beneficio de la profesión en general, sólo pueden
realizar los Colegios, Consejos Autonómicos y el Consejo General de la Abogacía
Española.

h) Incitar genérica o concretamente al pleito o conflicto.

i) Utilizar medios o contenidos contrarios a la dignidad de las personas, de la


Abogacía o de la Justicia.

Artículo 8.- Competencia desleal

1. El Abogado no puede proceder a la captación desleal de clientes.

2. Son actos de competencia desleal, en especial los siguientes:

a) Todos aquellos que contravengan las normas tanto estatales como autonómicas
que tutelen la leal competencia.

b) La utilización de procedimientos publicitarios directos e indirectos contrarios a las


disposiciones de la Ley General de Publicidad, y a las normas específicas sobre
publicidad contenidas en el presente Código Deontológico y restantes normas
complementarias.

210
c) Toda práctica de captación directa o indirecta de clientes que atenten a la
dignidad de las personas o a la función social de la Abogacía.

d) La percepción o el pago de contraprestaciones infringiendo las normas legales


sobre competencia y las establecidas en este Código Deontológico.

Artículo 9.- Sustitución del Abogado

1.- El Abogado no podrá asumir la dirección de un asunto profesional encomendado a


otro compañero sin advertir previamente al mismo por escrito o solicitar su venia y,
en todo caso, recibir del Letrado sustituido la información necesaria para continuar el
asunto, en aras de la seguridad jurídica, de la buena práctica profesional, de una
continuidad armónica en la defensa del cliente y de la delimitación de las
responsabilidades del sustituto y del sustituido.

2.- Asimismo el Abogado que suceda a otro en la defensa de los intereses de un


cliente procurará que se paguen los honorarios debidos al sucedido, al rescindirse la
relación contractual de prestación de servicios que los unía. Tal obligación no implica
una responsabilidad civil del Abogado sustituto respecto al pago de los honorarios y
gastos debidos a su predecesor, sin perjuicio de su eventual responsabilidad por
captación desleal del cliente.

3.- Las mismas reglas anteriores regirán para la sustitución siempre que dicho
asesoramiento no constituya relación laboral, en cuyo caso, la sustitución de
abogado no precisa la advertencia previa ni obliga a realizar las gestiones previstas
en los apartados 1 y 2 anteriores.

4.- Si fuera precisa la adopción de medidas urgentes en interés del cliente, antes de
que pueda darse cumplimiento a las condiciones fijadas anteriormente, el Abogado
podrá adoptarlas, informando previamente a su predecesor y poniéndolo en
conocimiento anticipado del Decano del Colegio en cuyo ámbito actúe.

5.- Sin perjuicio de la corrección disciplinaria del Letrado que incumpla las reglas
anteriores, la sustitución de un Abogado por otro en un acto procesal, sin previa
comunicación al relevado, se considerará falta muy grave, por afectar a la eficacia de

211
la defensa y a la dignidad de la profesión.

Artículo 10.- Relación con el colegio:

El abogado está obligado a:

1.- Cumplir lo establecido en el Estatuto General de la Abogacía, en los Estatutos de


los Consejos Autonómicos y en los de los Colegios en los que ejerza la profesión, así
como la demás normativa de la Abogacía y los acuerdos y decisiones de los órganos
de gobierno en el ámbito correspondiente.

2.- Respetar a los órganos de Gobierno y a los miembros que los componen,
debiendo atender con la máxima diligencia las comunicaciones y citaciones
emanadas de tales órganos o de sus miembros, en el ejercicio de sus funciones.

3.- Contribuir al mantenimiento de las cargas colegiales y demás imputaciones


económicas del Colegio en la forma y tiempo que se hayan establecido.

4.- Poner en conocimiento del Colegio todo acto de intrusismo, así como los
supuestos de ejercicio ilegal, tanto por la no colegiación cuanto por hallarse
suspendido o inhabilitado el denunciado en los supuestos de que tenga noticia el
abogado.

5.- Poner en conocimiento del Colegio los agravios de que tanto él como cualquiera
de sus compañeros hubieran sido objeto con ocasión o como consecuencia del
ejercicio profesional.

6.- Comunicar al Colegio las circunstancias personales que afecten al ejercicio


profesional, tales como cambios de domicilio, ausencias superiores a un mes o
supuestos de enfermedad o invalidez por igual tiempo, sin proveer al cuidado de sus
asuntos.

7.- Los abogados que ejerzan en territorio diferente al de su colegiación estarán


obligados a comunicarlo al Colegio en que vayan a hacerlo en la forma que
establezca el Consejo General de la Abogacía Española o, en su caso, los Consejos
Autonómicos, así como a consignar en todos los escritos y actuaciones que firmen el

212
Colegio al que estuviesen incorporados, su número de colegiado y la fecha de la
comunicación.

Artículo 11.- Relación con los Tribunales.

1.- Son obligaciones de los Abogados para con los órganos jurisdiccionales:

a) Actuar de buena fe, con probidad, lealtad y veracidad, en sus declaraciones o


manifestaciones y con el respeto debido en todas sus intervenciones.

b) Colaborar en el cumplimiento de los fines de la Administración de Justicia.

c) Guardar respeto a todos cuantos intervienen en la administración de Justicia


exigiendo a la vez el mismo y reciproco comportamiento de estos respecto de los
Abogados.

d) Exhortar a sus patrocinados o clientes a la observancia de conducta respetuosa


respecto de las personas que actúan en los órganos Jurisdiccionales.

e) Cumplir y promover el cumplimiento del principio de legalidad, contribuyendo a la


diligente tramitación de los procedimientos de conformidad con la ley.

f) Mantener la libertad e independencia en la defensa con absoluta corrección,


evitando alusiones personales referidas a jueces y funcionarios o al compañero, así
como cualquier signo ostensible de aprobación o desaprobación respecto de
cualquier interviniente. En caso de que se limite dicha libertad o independencia
deberá hacerlo constar ante el propio Tribunal y comunicarlo al Colegio respectivo.

g) Por respeto al carácter contradictorio de los Juicios, no podrá entregar pruebas,


notas u otros documentos al Juez en forma diferente a lo establecido en las normas
procesales aplicables. Tampoco podrá divulgar o someter a los Tribunales una
propuesta de arreglo amistoso hecha por la parte contraría o su abogado, sin
autorización expresa de aquélla.

h) Cumplir los horarios en las actuaciones judiciales y poner en conocimiento del


Colegio cualquier retraso superior a media hora.

213
i) Comunicar con la debida antelación al Juzgado o Tribunal y a los compañeros que
intervengan, cualquier circunstancia que le impida a él o a su cliente acudir a una
diligencia.

2.- Las anteriores normas serán igualmente aplicables a las relaciones con los
árbitros, peritos y cualquier persona encargada de mediar o dirimir conflictos.

Artículo 12.- Relaciones entre Abogados.

1.- Los Abogados deben mantener recíproca lealtad, respeto mutuo y relaciones de
compañerismo.

2.- El Abogado de mayor antigüedad en el ejercicio profesional debe prestar


desinteresadamente orientación, guía y consejo de modo amplio y eficaz a los de
reciente incorporación que lo soliciten. Recíprocamente éstos tienen el derecho de
requerir consejo y orientación a los abogados experimentados, en la medida que sea
necesaria para cumplir cabalmente con sus deberes.

3.- El Abogado que pretenda iniciar una acción, en nombre propio o como Abogado
de un cliente, contra otro compañero por actuaciones profesionales del mismo, habrá
de comunicarlo previamente al Decano, por si considera oportuno realizar una labor
de mediación.

4.- En los escritos judiciales, en los informes orales y en cualquier comunicación


escrita u oral, el Abogado mantendrá siempre el más absoluto respeto al abogado de
la parte contraria, evitando toda alusión personal.

5.- El Abogado desarrollará sus mejores esfuerzos propios para evitar acciones de
violencia, de la clase que sean, contra otros abogados defensores de intereses
opuestos, debiéndolas prevenir e impedir por todos los medios legítimos, aunque
provinieren de sus propios clientes a los que exigirá respetar la libertad e
independencia del Abogado contrario.

6.- El Abogado, en sus comunicaciones y manifestaciones con el Abogado de la parte


contraría, no comprometerá a su propio cliente con comentarios o manifestaciones

214
que puedan causarle desprestigio o lesión directa o indirecta.

7.- El Abogado debe procurar la solución extrajudicial de las reclamaciones de


honorarios propias o de otros compañeros, mediante la transacción, la mediación o
el arbitraje del Colegio. Es conducta reprobable la impugnación de honorarios
realizada de forma maliciosa o fraudulenta así como cualquier otro comentario en el
mismo sentido respecto a los honorarios o condiciones económicas de otro
compañero.

8.- Las reuniones entre Abogados y sus clientes se procurará celebrarlas en lugar que
no suponga situación privilegiada para ninguno de los Abogados intervinientes y se
recomienda la utilización de las dependencias del Colegio de Abogados, cuando no
exista acuerdo sobre el lugar de celebración de las reuniones. No obstante, si la
reunión hubiere de celebrarse en el despacho de alguno de los Abogados
intervinientes, será en el de aquél que tuviere mayor antigüedad, salvo que se trate
del Decano o de un Ex–Decano, en cuyo caso será en el de éstos, a no ser que se
decline expresamente el ofrecimiento. La norma deberá cumplirse, aunque uno o
más de los Abogados presten sus servicios profesionales en empresas, entidades
bancarias o de ahorro.

9.- El Abogado debe recibir siempre y con la máxima urgencia al compañero que le
visite en su despacho y con preferencia a cualquier otra persona, sea o no cliente,
que guarde espera en el despacho. En caso de imposibilidad de inmediata atención,
dejará momentáneamente sus ocupaciones para saludar al compañero y excusarse
por la espera.

10.- El Abogado debe atender inmediatamente las comunicaciones escritas o


telefónicas de otros abogados y estas últimas debe hacerlas personalmente.

11.- El Abogado que esté negociando con otro compañero la transacción o solución
extrajudicial de un asunto vendrá obligado a notificarle el cese o interrupción de la
negociación, así como a dar por terminadas dichas gestiones, antes de presentar
reclamación judicial.

12.- Las comunicaciones con abogados extranjeros deben ser consideradas también
de carácter confidencial o reservado, siendo recomendable se requiera previamente
del colega extranjero su aceptación como tales

215
13.- El Abogado que se comprometa a ayudar a un colega extranjero tendrá siempre
en cuenta que el compañero ha de depender de él en mayor proporción que si se
tratase de abogados del propio país y por tanto se abstendrá de aceptar gestiones
para las que no esté suficientemente capacitado, facilitando al Letrado extranjero
información sobre otros abogados con la preparación específica para cumplir el
encargo.

Artículo 13.- Relaciones con los clientes

1.- La relación del Abogado con el cliente debe fundarse en la recíproca confianza.
Dicha relación puede verse facilitada mediante la suscripción de la recomendable
Hoja de Encargo.

2.- El Abogado sólo podrá encargarse de un asunto, por mandato de su cliente,


encargo de otro Abogado que represente al cliente, o por designación colegial.
El Abogado deberá comprobar la identidad y facultades de quien efectúe el encargo.

3.- El Abogado tendrá plena libertad para aceptar o rechazar el asunto en que se
solicite su intervención, sin necesidad de justificar su decisión.
Así mismo el Abogado podrá abstenerse o cesar en la intervención cuando surjan
discrepancias con el cliente. Deberá hacerlo siempre que concurran circunstancias
que puedan afectar a su plena libertad e independencia en la defensa o a la
obligación de secreto profesional.
El Abogado que renuncie a la dirección Letrada de un asunto habrá de realizar los
actos necesarios para evitar la indefensión de su cliente. Cuando se trate de defensa
asumida por designación colegial, la aceptación, rechazo, abstención o cese habrá
de acomodarse a las normas sobre justicia gratuita y sobre este tipo de
designaciones.

4.- El Abogado no puede aceptar la defensa de intereses contrapuestos con otros


que esté defendiendo, o con los del propio abogado
Caso de conflicto de intereses entre dos clientes del mismo Abogado, deberá
renunciar a la defensa de ambos, salvo autorización expresa de los dos para
intervenir en defensa de uno de ellos.
Sin embargo el Abogado podrá intervenir en interés de todas las partes en funciones

216
de mediador o en la preparación y redacción de documentos de naturaleza
contractual, debiendo mantener en tal supuesto una estricta y exquisita objetividad.

5.- El Abogado no podrá aceptar encargos profesionales que impliquen actuaciones


contra un anterior cliente, cuando exista riesgo de que el secreto de las
informaciones obtenidas en la relación con el antiguo cliente pueda ser violado, o
que de ellas pudiera resultar beneficio para el nuevo cliente.

6.- El Abogado deberá, asimismo, abstenerse de ocuparse de los asuntos de un


conjunto de clientes afectados por una misma situación, cuando surja un conflicto de
intereses entre ellos, exista riesgo de violación del secreto profesional, o pueda estar
afectada su libertad e independencia.

7.- Cuando varios Abogados formen parte o colaboren en un mismo despacho,


cualquiera que sea la forma asociativa utilizada, las normas expuestas serán
aplicables al grupo en su conjunto, y a todos y cada uno de sus miembros.

8.- El Abogado no aceptará ningún asunto si no se considera o no debiera


considerarse competente para dirigirlo, a menos que colabore con un Abogado que lo
sea.

9.- El Abogado tiene la obligación de poner en conocimiento del cliente, incluso por
escrito, cuando éste lo solicite del mismo modo:
a) Su opinión sobre las posibilidades de sus pretensiones y resultado previsible del
asunto.
b) Importe aproximado, en cuanto sea posible, de los honorarios, o de las bases para
su determinación.
c) Si por sus circunstancias personales y económicas tiene la posibilidad de solicitar y
obtener los beneficios de la asistencia Jurídica Gratuita.
d) Todas aquellas situaciones que aparentemente pudieran afectar a su
independencia, como relaciones familiares, de amistad, económicas o financieras con
la parte contraria o sus representantes.
e) La evolución del asunto encomendado, resoluciones transcendentes, recursos
contra las mismas; posibilidades de transacción, conveniencia de acuerdos
extrajudiciales o soluciones alternativas al litigio.

10.- El Abogado asesorará y defenderá a su cliente con diligencia, y dedicación,

217
asumiendo personalmente la responsabilidad del trabajo encargado sin perjuicio de
las colaboraciones que recabe.

11.- El Abogado tiene la obligación, mientras esté asumiendo la defensa, de llevarla


a término en su integridad, gozando de plena libertad a utilizar los medios de
defensa, siempre que sean legítimos y hayan sido obtenidos lícitamente, y no
tiendan como fin exclusivo a dilatar injustificadamente los pleitos.

12.- La documentación recibida del cliente estará siempre a disposición del mismo,
no pudiendo en ningún caso el Abogado retenerla, ni siquiera bajo pretexto de tener
pendiente cobro de honorarios. No obstante podrá conservar copias de la
documentación.

Artículo 14.- Relaciones con la parte contraria:

1.- El Abogado ha de abstenerse de toda relación y comunicación con la parte


contraria cuando le conste que está representada o asistida por otro Abogado,
manteniendo siempre con éste la relación derivada del asunto, a menos que el
compañero autorice expresamente el contacto con su cliente.
2.- Cuando la parte contraria no disponga de abogado, deberá recomendarle que
designe uno. Y si a pesar de ello, insistiera en su decisión de no tener Abogado
propio, el interviniente deberá evitar toda clase de abuso.

Artículo 15.- Honorarios:

1.- El Abogado tiene derecho a percibir retribución u honorarios por su actuación


profesional, así como el reintegro de los gastos que se le hayan causado. La cuantía
y régimen de los honorarios será libremente convenida entre el cliente y el abogado
con respeto a las normas deontológicas y sobre competencia desleal.
A falta de pacto expreso en contrario, entre Abogado y cliente, los honorarios se
ajustarán a las Normas Orientadoras de Honorarios del Colegio en cuyo ámbito actúe,
aplicadas conforme a las reglas, usos y costumbre del mismo, normas que tendrán
carácter supletorio.
Los honorarios han de ser percibidos por el Abogado que lleve la dirección efectiva
del asunto, siendo contraria a la dignidad de la profesión la partición y distribución de

218
honorarios entre Abogados excepto cuando:
a) Responda a una colaboración jurídica
b) Exista entre ellos ejercicio colectivo de la profesión en cualquiera de las formas
asociativas autorizadas
c) Se trate de compensaciones al compañero que se haya separado del despacho
colectivo
d) Constituyan cantidades abonadas a los herederos de un compañero fallecido.
Igualmente le estará prohibido al Abogado compartir sus honorarios con persona
ajena a la profesión, salvo los supuestos de convenios de colaboración con otros
profesionales, suscritos con sujeción a las normas aprobadas por la Abogacía.

Artículo 16.- Cuota litis:

1.- Se prohibe, en todo caso, la cuota litis en sentido estricto, que no está
comprendida en el concepto de honorarios profesionales.
2.- Se entiende por cuota litis, en sentido estricto, aquel acuerdo entre el Abogado y
su cliente, formalizado con anterioridad a terminar el asunto, en virtud del cual el
cliente se compromete a pagar al Abogado únicamente un porcentaje del resultado
del asunto, independientemente de que consista en una suma de dinero o cualquier
otro beneficio, bien o valor que consiga el cliente por el asunto.
3.- No es cuota litis el pacto que tenga por objeto fijar unos honorarios alternativos
según el resultado del asunto, siempre que se contemple el pago efectivo de alguna
cantidad que cubra como mínimo los costes de la prestación del servicio jurídico
concertado para el supuesto de que el resultado sea totalmente adverso, y dicha
cantidad sea tal que, por las circunstancias concurrentes o las cifras contempladas,
no pueda inducir razonablemente a estimar que se trata de una mera simulación.
4.- La retribución de los servicios profesionales también pueden consistir en la
percepción de una cantidad fija, periódica, o por horas, siempre que su importe
constituya adecuada, justa y digna compensación a los servicios prestados.

Artículo 17.- Provisión de fondos

El Abogado tiene derecho a solicitar y percibir la entrega de cantidades en concepto


de fondos a cuenta de los gastos suplidos, o de sus honorarios, tanto con carácter
previo como durante la tramitación del asunto.

219
Su cuantía deberá ser acorde con las previsiones del asunto y el importe estimado de
los honorarios definitivos.
La falta de pago de la provisión autorizará a renunciar o condicionar el inicio de las
tareas profesionales, o a cesar en ellas.

Artículo 18.- Impugnación de honorarios:

Constituye infracción deontológica la conducta del Abogado que reiteradamente


intente percibir honorarios que hayan sido objeto de impugnaciones procedentes o
de quejas justificadas por razón de su importe excesivo. También será infracción
deontológica la conducta del Abogado que impugne sin razón y con carácter habitual
las minutas de sus compañeros o induzca o asesore a los clientes a que lo hagan.

Artículo 19.- Pagos por captación de clientela:

El Abogado no podrá nunca pagar, exigir ni aceptar, comisiones, ni ningún otro tipo
de compensación a otro Abogado, ni a ninguna otra persona por haberle enviado un
cliente o recomendado a posibles clientes futuros

Artículo 20.- Tratamiento de fondos ajenos

1.- Cuando el Abogado éste en posesión de dinero o valores de clientes o de terceros,


estará obligado a tenerlos depositados en una o varias cuentas específicas abiertas
en un banco o entidad de crédito, con disposición inmediata. Estos depósitos no
podrán ser concertados ni confundidos con ningún otro depósito del abogado, del
bufete, del cliente o de terceros.

2.- Salvo disposición legal, mandato judicial o consentimiento expreso del cliente o
del tercero por cuenta de quien se haga, queda prohibido cualquier pago efectuado
con dichos fondos. Esta prohibición comprende incluso la detracción por el Abogado
de sus propios honorarios, salvo autorización para hacerlo recogida en la hoja de
encargo o escrito posterior del cliente y, naturalmente, sin perjuicio de las medidas
cautelares que puedan solicitarse y obtenerse de los Tribunales de Justicia.

220
3.- El Abogado que posea fondos ajenos en el marco de una actividad profesional
ejercida en otro Estado Miembro de la UE deberá observar las normas sobre depósito
y contabilización de los fondos ajenos en vigor en el Colegio a que pertenezca en el
Estado Miembro de origen.

4.- Los abogados tienen la obligación de comprobar la identidad exacta de quien les
entregue los fondos.

5.- Cuando el abogado reciba fondos ajenos con finalidades de mandato, gestión o
actuación diferente a la estrictamente profesional, quedará sometido a la normativa
general sobre tal clase de actuaciones.

Artículo 21.- Cobertura de la responsabilidad civil

1.- El Abogado deberá tener cubierta, con medios propios o con el recomendable
aseguramiento, su responsabilidad profesional, en cuantía adecuada a los riesgos
que implique.

2.- El Abogado que preste servicios profesionales en otro Estado Miembro de UE de


acogida diferente de aquel donde este incorporado, deberá cumplir las disposiciones
relativas a la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil profesional
conforme a las exigencias del Estado Miembro de origen y del Colegio de acogida.

DISPOSICIÓN FINAL:

Las presentes normas deontológicas entrarán en vigor el uno de octubre de dos mil.

CÓDIGO DEONTOLÓGICO DE LOS ABOGADOS DE LA UNIÓN EUROPEA


(Aprobado en sesión plenaria en Estrasburgo el 28 de octubre de 1988,
por el Consejo de Abogados de la Comunidad)

• Preámbulo
• Principios Generales
• Relaciones con los Clientes
• Relaciones con los Magistrados

221
• Relaciones entre Abogados

1. PREÁMBULO
1.1. La misión del Abogado.

En una sociedad fundada en el respeto a la Justicia, el Abogado tiene un papel


fundamental. Su misión no se limita a ejecutar fielmente un mandato en el marco de
la Ley. En un Estado de Derecho el Abogado es indispensable para la Justicia y para
los justiciables, pues tiene la obligación de defender los derechos y las libertades; es
tanto el asesor como el defensor de su cliente.
Su misión le impone deberes y obligaciones múltiples, algunas veces con apariencia
contradictoria, con respecto:

Al cliente

A los tribunales y otras autoridades ante las cuales el Abogado asiste o representa al
cliente

A su profesión en general y cada compañero en particular

Al publico, para el cual una profesión liberal e independiente, regida por el respeto a
las reglas que se ha impuesto a si misma, es un medio esencial de salvaguardar los
derechos del hombre frente al Estado y a los otros Poderes.
1.2. La naturaleza de las reglas deontológicas.
1.2.1. Las reglas deontológicas están destinadas a garantizar, por su aceptación
libremente consentida, la buena ejecución por parte del Abogado de su misión
reconocida como indispensable para el buen funcionamiento de toda sociedad
humana. La no observación de estas reglas por el Abogado tendrá como
consecuencia, en última instancia, una sanción disciplinaria.

1.2.2. Cada Colegio tiene sus normas especificas debidas a sus propias
tradiciones. Dichas normas se adaptan a la organización y al ámbito de la profesión
de Abogado en cada Estado miembro; así como a los procedimientos judiciales y
administrativos y a la legislación nacional. No es ni posible, ni aconsejable,
desenraizarlas ni intentar generalizar normas que no son susceptibles de
generalización.

222
Las normas particulares de cada Colegio se refieren, a pesar de ello, a los
mismos valores y tienen su origen frecuentemente en una base común.

1.3. Los objetivos del Código.

1.3.1. La puesta en marcha progresiva de la Unión Europea y la intensificación


de la actividad transfronteriza del Abogado en el interior de la misma, han hecho
necesario que en interés general se definan unas normas uniformes aplicables a todo
Abogado de la comunidad en su actividad transfronteriza sea cual fuere el Colegio al
que pertenece. La definición de dichas normas tiene por fin atenuar las dificultades
resultantes de la aplicación de una doble deontología como la prevista por el artículo
4 de la Directiva 77/249 de 22 de marzo de 1977.

1.3.2. Las organizaciones representativas de la Abogacía, reunidas en el marco


de la C.C.B.E. desean que las siguientes normas codificadas sean:

Reconocidas desde este momento como la expresión de la convicción común de


todos los Colegios de la Unión Europea.

Aplicables en el plazo mas breve según los procedimientos nacionales y/o


comunitarios a la actividad transfronteriza del Abogado en la Unión Europea.

Tenidas en cuenta cuando se lleve a cabo cualquier revisión de las normas


deontológicas internas con vistas a la armonización progresiva de estas últimas.
Los Colegios desean, además, que en la medida de lo posible sus normas
deontológicas internas sean interpretadas y aplicadas de conformidad con las del
presente Código.
A partir del momento en que las normas del presente Código sean aplicables a
la actividad transfronteriza, el Abogado quedara sometido a las normas del Colegio
del que dependa en la medida en que esas últimas no sean contrarias a las previstas
por el presente Código.

1.4. Ámbito de aplicación rationae personae.

Las siguientes normas se aplicarán a los Abogados de la Unión Europea tal y

223
como los ha definido la Directiva 77/249 de 22 de marzo de 1977.

1.5. Ámbito de aplicación ratione materiae.

Sin perjuicio de la búsqueda de una armonización progresiva de las normas


deontológicas aplicables solamente en el marco nacional, las normas siguientes se
aplicarán a las actividades transfronterizas del Abogado en el interior de la Unión
Europea. Por actividad transfronteriza se entenderá:

a) toda relación profesional con un Abogado de otro Estado miembro.

b) las actividades del Abogado en otro Estado miembro incluso si el Abogado no


llega a trasladarse a dicho Estado.

1.6. Definiciones.

En las normas del presente Código, las expresiones siguientes tendrán el


significado explicado a continuación:

Por «Estado miembro de origen» se entenderá el Estado miembro donde se halle el


Colegio al que pertenezca el Abogado.

Por «Estado miembro de acogida» se entenderá cualquier otro Estado miembro en el


cual el Abogado realice una actividad transfronteriza.

Por «Autoridad Competente» se entenderá la o las organizaciones profesionales o


autoridades competentes de cada Estado miembro para determinar las normas
profesionales o deontológicas y para ejercer el control disciplinario de los Abogados.

2. PRINCIPIOS GENERALES
2.1. Independencia.

2.1.1. La multiplicidad de deberes del Abogado le imponen una independencia


absoluta exenta de cualquier presión, principalmente de aquella que resulte de sus
propios intereses o influencias exteriores. Esta independencia es tan necesaria para
mantener la confianza en la Justicia como la imparcialidad del Juez. El Abogado debe,
pues, evitar cualquier atentado contra su independencia y estar atento a no

224
descuidar la ética profesional con objeto de dar satisfacción a su cliente, al Juez o a
terceros.

2.1.2. Esta independencia es tan necesaria para la actividad jurídica como para
los asuntos judiciales, el consejo dado por el Abogado a su cliente no tendrá ningún
valor real, si no ha sido dado más que para complacer o por interés personal o bajo
efecto de una presión exterior.

2.2. Confianza e integridad moral.

Las relaciones de confianza no pueden existir si existe alguna duda sobre la


honestidad, la probidad, la rectitud o la sinceridad del Abogado. Para este último,
estas virtudes tradicionales constituyen obligaciones profesionales.

2.3. Secreto profesional.

2.3.1. Forma parte de la naturaleza misma de la misión del Abogado que este
sea depositario de los secretos de su cliente y destinatario de comunicaciones
confidenciales. Sin la garantía de la confidencialidad no puede haber confianza. El
secreto profesional está, pues, reconocido como derecho y deber fundamental y
primordial del Abogado.

2.3.2. El Abogado debe respetar el secreto de cualquier información confidencial


transmitida a él por su cliente que se refiera al propio cliente o a terceros en el
marco de los asuntos de su cliente.

2.3.3. Esta obligación no esta limitada en el tiempo.

2.3.4. El Abogado hará respetar el secreto profesional a su personal y a


cualquier persona que colabore con él en su actividad profesional.

2.4. Respeto a la deontología de otros colegios.

En aplicación del derecho comunitario (y especialmente de la Directiva 77/249


de 22 de marzo de 1977), el Abogado de un Estado miembro puede estar obligado a
respetar la deontología de un Colegio del Estado miembro de acogida. El Abogado
tiene la obligación de informarse sobre las reglas deontológicas a las cuales quedará

225
sometido en el ejercicio de una actividad especifica.

2.5. Incompatibilidades.

2.5.1. Con objeto de permitir al Abogado ejercer sus funciones con la


independencia necesaria y de una manera conforme a su deber de participación en
la Administración de Justicia, serán incompatibles con la Abogacía el ejercicio de
ciertas profesiones o funciones.

2.5.2. El Abogado que asegura la representación o la defensa de un cliente ante


la Justicia o las autoridades públicas de un Estado miembro de acogida observara las
reglas de incompatibilidad aplicables a los Abogados en dicho Estado miembro.

2.5.3. El Abogado establecido en un Estado miembro de acogida que desee


dedicarse personalmente a una actividad comercial o a cualquier otra actividad
distinta de su profesión de Abogado, estará obligado a respetar las reglas de
incompatibilidad aplicables a los Abogados en dicho Estado miembro.

2.6. Publicidad Personal.

2.6.1. El Abogado no podrá hacer ni directa ni indirectamente ningún tipo de


publicidad personal allí donde esté prohibida.
Además el Abogado no podrá hacer ningún tipo de publicidad personal, ni directa ni
indirectamente, más que en la medida en que las normas del Colegio en que esté
inscrito se lo autoricen.

2.6.2. La publicidad personal y especialmente la que se hace a través de los


medios de comunicación se considerará realizada en el lugar donde fue autorizada
desde el momento en que el Abogado demuestre que ha sido realizada para ser
dirigida a clientes existentes o potenciales establecidos en un territorio en el que
dicha publicidad esté permitida y que su difusión en otro lugar ha sido incidental.

2.7. Intereses del cliente.

Sin perjuicio de las reglas legales y deontológicas, el Abogado tiene la


obligación de defender lo mejor posible los intereses de su cliente, incluso en
contraposición a los suyos propios, a los de un colega o a aquellos de la profesión en

226
general.

3. RELACIONES CON LOS CLIENTES

3.1. Comienzo y fin de las relaciones con los clientes.

3.1.1. El Abogado no actuará sin mandato previo de su cliente, a menos que sea
encargado de ello por otro Abogado que represente al cliente o por una instancia
competente.

3.1.2. El Abogado asesorará y defenderá a su cliente rápida, concienzudamente


y con la debida diligencia. Asumirá personalmente la responsabilidad de la misión
que le ha sido confiada. Deberá mantener a su cliente informado de la evolución del
asunto del que ha sido encargado.

3.1.3. El Abogado no podrá aceptar encargarse de un asunto si sabe o debiera


saber que no posee la competencia necesaria para ocuparse de él a menos que
colabore con un Abogado que tenga dicha competencia.

El Abogado no podrá aceptar encargarse de un asunto si se encuentra


imposibilitado para ocuparse de él con la debida rapidez, habida cuenta de sus otras
obligaciones.

3.1.4. El Abogado que haga uso de su derecho a abandonar un asunto deberá


asegurarse de que el cliente podrá encontrar la asistencia de un colega a tiempo
para evitar sufrir un perjuicio

3.2. Conflicto de intereses.

3.2.1. El Abogado no deberá ser ni el asesor, ni el representante, ni el defensor


de más de un cliente en un mismo asunto si existe un conflicto entre los intereses de
estos clientes o un grave riesgo de que sobrevenga un conflicto semejante.

3.2.2. El Abogado deberá abstenerse de ocuparse de los asuntos de todos los


clientes afectados cuando surja un conflicto de intereses, cuando exista riesgo de
violación del secreto profesional o en caso de que peligre la integridad de su

227
independencia.

3.2.3. El Abogado no deberá aceptar el asunto de un nuevo cliente si existe el


riesgo de violación del secreto de las informaciones dadas por un antiguo cliente o si
el conocimiento de los asuntos de su antiguo cliente pueden favorecer al nuevo
cliente de forma injustificada.

3.2.4. Cuando los Abogados ejerzan en grupo, los párrafos 3.2.1 a 3.2.3 serán
de aplicación al grupo en su conjunto y a todos sus miembros.

3.3. Pacto de quota litis.

3.3.1. El Abogado no podrá fijar sus honorarios en base a un pacto de «quota


litis».

3.3.2. El pacto de «quota litis» es un convenio suscrito por el Abogado y su


cliente antes de la conclusión definitiva de un asunto en el que el cliente es parte y
en virtud del cual el cliente se compromete a pagar al Abogado una parte del
resultado del asunto, pudiendo ésta consistir en una suma de dinero o en cualquier
otro tipo de beneficio, bien o valor.

3.3.3. No será considerado pacto de «quota litis» el convenio que prevea la


determinación de los honorarios en función del valor del litigio del que se ocupa el
Abogado, siempre que dicho valor se fije de conformidad a una tarifa oficial de
honorarios o si es aprobado o admitido por la autoridad competente de que depende
el Abogado.

3.4. Fijación de honorarios.

3.4.1. El Abogado deberá informar a su cliente de lo que pide en concepto de


honorarios y el importe de los mismos deberá ser equitativo y estar justificado.

3.4.2. A excepción de aquellos casos en que se firme legalmente un convenio en


sentido contrario por el Abogado y por su cliente, la forma de calcular los honorarios
deberá ser conforme a las normas del Colegio del que sea miembro el Abogado. Si
fuera miembro de mas de un Colegio, las normas aplicables serán las del Colegio con
el que las relaciones entre el Abogado y el cliente tengan el vínculo más estrecho.

228
3.5. Provisiones de fondos.

Cuando el Abogado solicite la entrega de una provisión de fondos a cuenta de


los gastos y/o los honorarios, ésta no podrá exceder de una estimación razonable de
los honorarios y los desembolsos probables que conllevará el asunto. En caso de que
no se produzca el pago de la provisión solicitada, el Abogado podrá renunciar a
ocuparse de un asunto o bien retirarse del mismo, sin perjuicio del respeto debido a
las disposiciones del articulo 3.1.4.

3.6. Reparto de honorarios con personas que no sean Abogados.

3.6.1. Sin perjuicio de lo previsto en la disposición siguiente, le está prohibido al


Abogado compartir sus honorarios con una persona que no sea Abogado.

3.6.2. La regla del artículo 3.6.1. no será aplicable a las cantidades o


compensaciones entregadas por el Abogado a los herederos de un compañero
fallecido o que haya abandonado el despacho como contraprestación por su
presentación como sucesor de la clientela de dicho compañero.

3.7. Ayuda legal.

Cuando el cliente sea susceptible de beneficiarse de la ayuda legal, el Abogado


estará obligado a informarle de ello.

3.8. Fondos de clientes.

3.8.1. Cuando en un momento cualquiera el Abogado tenga en su poder fondos


por cuenta de sus clientes o de terceros (de ahora en adelante denominamos
«Fondos de Clientes») estará obligado a observar las normas siguientes:

1º. Los Fondos de Clientes deberán ser ingresados en una cuenta abierta en un
Banco o en una Institución similar aprobada por la Autoridad Publica. Todos los
Fondos de Clientes recibidos por un Abogado deberán ser ingresados en dicha cuenta
salvo en caso de autorización expresa o implícita del cliente para que los fondos se
dediquen a un fin distinto.
2º. Toda cuenta abierta a nombre del Abogado que contenga Fondos de Clientes

229
deberá hacer mención de que los fondos se hallan depositados en ella por cuenta de
los clientes del Abogado.

3º. Las cuentas del Abogado en que estén depositados los Fondos de Clientes,
deberán tener constantemente una cobertura de al menos el total de los Fondos de
Clientes en poder del Abogado.

4º. Los Fondos de los Clientes deberán estar disponibles a la vista, a petición del
cliente, o en las condiciones aceptadas por el cliente.

5º. Salvo que existan disposiciones legales contrarias o acuerdo expreso o


implícito del cliente, en nombre de quien se realizan los pagos, quedan prohibidos los
pagos efectuados con cargo a los Fondos de clientes por cuenta de un cliente a una
tercera persona, incluidos:

a) Los pagos hechos a un cliente o para un cliente con los fondos pertenecientes a
otro cliente.
b) La deducción de los honorarios del Abogado.

6º. El Abogado anotará de forma completa y precisa todas las operaciones


efectuadas con los Fondos de Clientes, distinguiendo estos últimos de toda otra suma
que tenga en su poder y los pondrá a disposición del cliente que así se lo pida.
7º. Las Autoridades competentes de los Estados miembros están autorizados a
verificar y examinar, respetando siempre el secreto profesional, los documentos
relativos a los Fondos de Clientes, con el fin de asegurarse de que las reglas que ellas
mismas han fijado son respetadas, así como para sancionar el incumplimiento de
dichas reglas.

3.8.2. Bajo reserva de lo previsto a continuación y sin perjuicio de las reglas del
articulo 3.8.1, el Abogado que maneje Fondos de Clientes en el marco de una
actividad profesional ejercida en otro Estado miembro, deberá observar las reglas
sobre el deposito y la contabilidad de los Fondos de Clientes aplicadas por el Colegio
de Abogados del Estado miembro de origen del que sea miembro.
3.8.3. El Abogado que ejerza su actividad en un Estado miembro de acogida
podrá, una vez obtenido el acuerdo de las autoridades competentes del Estado
miembro de origen y del Estado miembro de acogida, someterse exclusivamente a

230
las reglas del Estado miembro de acogida sin estar obligado a seguir cumpliendo las
normas del Estado miembro de origen. En este caso, el Abogado deberá tomas las
medidas necesarias para informar a sus clientes de que cumplirá las reglas aplicables
en el Estado miembro de acogida.

3.9. Seguro de responsabilidad profesional.

3.9.1. El Abogado deberá tener en todo momento un seguro de responsabilidad


profesional por una cuantía razonable, habida cuenta de la naturaleza y del alcance
de los riesgos que asume en el desempeño de su actividad.

3.9.2. Sin perjuicio de lo establecido a continuación, el Abogado que ejerce una


actividad profesional en otro Estado miembro está obligado a cumplir las
disposiciones relativas a la obligación de tener un seguro de responsabilidad
profesional aplicables en el Estado miembro de origen.

Cuando el Abogado que esté obligado a suscribir dicho seguro en el Estado


miembro de origen ejerza una actividad profesional en un Estado miembro de
acogida, deberá esforzarse por obtener la extensión de dicho seguro a su actividad
profesional en el Estado miembro de acogida.

Cuando las reglas del Estado miembro de origen obliguen al Abogado a


suscribir un seguro de este tipo, o en el caso de que la extensión del seguro prevista
en el articulo 3.9.2.2. resulte imposible, el Abogado deberá, por lo menos, asegurar la
cobertura de su actividad profesional realizada en un Estado miembro de acogida, en
servicio de clientes de dicho Estado miembro de acogida, por lo menos en la misma
medida que la exigible a los Abogados del Estado miembro de acogida a menos que
le resulte imposible obtener dicho seguro.

En el caso de que el Abogado no pudiera obtener un seguro de conformidad


con las normas precedentes, deberá tomar las medidas necesarias para informar de
ello a aquellos clientes que corran el riesgo de sufrir un perjuicio por la carencia de
seguro.

El Abogado que ejerza su actividad en un Estado miembro de acogida, podrá


someterse exclusivamente a las reglas aplicables al seguro de responsabilidad
profesional del Estado miembro de acogida, siempre que obtenga el consentimiento

231
de las autoridades competentes del Estado miembro de origen y del Estado miembro
de acogida. En este caso, el Abogado quedará obligado a tomar las medidas
necesarias para informar a sus clientes de que su seguro cumple las normas
aplicables en el Estado miembro de acogida.

4. RELACIONES CON LOS MAGISTRADOS

4.1. La deontología aplicable a la actividad judicial.

El Abogado que se presente ante una jurisdicción de un Estado miembro o que


actúe en un procedimiento ante dicha jurisdicción, deberá observar las normas
deontológicas aplicables a las actuaciones ante la misma.

4.2. Naturaleza contradictoria de los debates.

El Abogado deberá en toda circunstancia respetar el carácter contradictorio de


los debates. No podrá ponerse en contacto con un Juez en relación con un asunto sin
informar de ello previamente al Abogado de la parte contraria. No podrá entregar
pruebas, notas u otros documentos a un Juez sin que sean comunicados en tiempo
útil al Abogado de la parte contraria.

Las disposiciones anteriores no se aplicarán cuando las reglas de


procedimiento no se rijan por el principio del carácter contradictorio del
procedimiento.

4.3. Respeto al juez.

Sin dejar de demostrar su respeto y su lealtad hacia el cargo de Juez, el


Abogado defenderá a su cliente concienzudamente y de la forma que considere más
apropiada para la defensa de los intereses del cliente, en el marco de la Ley.

4.4. Informaciones falsas o susceptibles de inducir a error.

El Abogado no podrá en ningún momento facilitar, conscientemente, al Juez


una información falsa o que pueda inducirle a error.

232
4.5. Aplicación de la presente normativa a los árbitros y a las personas que ejerzan
funciones similares.

Las reglas aplicables a las relaciones entre Abogados y Jueces serán aplicables
igualmente a sus relaciones con los árbitros, los peritos y cualquier otra persona
encargada, incluso a titulo ocasional, de asistir al Juez o al árbitro.

5. RELACIONES ENTRE ABOGADOS

5.1. Confraternidad.

5.1.1. La confraternidad exige la existencia de relaciones de confianza entre los


Abogados en interés del cliente y con el fin de evitar procedimientos judiciales
inútiles. No deberá, jamás, oponer los intereses de los Abogados a los intereses de la
Justicia y de los justiciables.

5.1.2. El Abogado reconocerá como compañero a todo Abogado de otro Estado


miembro y se comportara con el de forma confraternal y leal.

5.2. Cooperación entre Abogados de distintos Estados miembros.

5.2.1. El Abogado al que se dirija un compañero de otro Estado miembro para


ofrecerle un asunto deberá abstenerse de aceptarlo si no es competente para
llevarlo. En ese caso deberá ayudar a su colega a que se dirija a un Abogado que
pueda efectivamente prestarle el servicio solicitado.

5.2.2. Cuando los Abogados de dos Estados miembros diferentes trabajen juntos
tendrán ambos el deber de tener en cuenta las diferencias que puedan existir entre
sus respectivos sistemas legales, sus Colegios, sus competencias y sus obligaciones
profesionales.

5.3. Correspondencia entre Abogados.

5.3.1. El Abogado que dirija a un compañero de otro Estado miembro una


comunicación que desea que tenga carácter «confidencial» o «without prejudice»
deberá expresar dicha voluntad claramente en el momento del envío de tal

233
comunicación.

5.3.2. En el caso de que el destinatario de la comunicación no estuviera en


condiciones de otorgarle un carácter «confidencial» o «without prejudice», deberá
devolverla al remitente sin revelar su contenido.

5.4. Honorarios de presentación.

5.4.1. El Abogado no podrá ni exigir ni aceptar honorarios, comisiones ni ningún


otro tipo de compensación de otro Abogado o de cualquier otra persona por haberle
enviado o recomendado a un cliente.

5.4.2. El Abogado no podrá pagar a nadie unos honorarios, una comisión ni


ninguna otra compensación como contrapartida por el hecho de que le hayan
presentado a un cliente.

5.5. Comunicación con la parte contraria.

El Abogado no podrá ponerse en contacto con una persona con objeto de tratar
un asunto particular si sabe que está representada o asistida por otro Abogado, a
menos que dicho compañero le haya expresado que está de acuerdo con ello y se
haya comprometido a tenerle informado.

5.6. Cambio de Abogado.

5.6.1. Un Abogado no podrá suceder a otro en la defensa de los intereses de un


cliente en un asunto determinado más que después de haber advertido a su
compañero de ello y de haberse asegurado de que se han tomado medidas para el
pago de los honorarios debidos al primer Abogado, todo ello sin perjuicio de lo
previsto en el artículo 5.6.2 Este deber no hace personalmente responsable al
Abogado del pago de los honorarios y gastos debidos a su predecesor.

5.6.2. Adopción de medidas urgentes en interés del cliente antes de que puedan
cumplirse las condiciones fijadas en el artículo 5.6.1., el Abogado podrá adoptarlas a
condición de informar inmediatamente de ello a su predecesor.

5.7. Responsabilidad pecuniaria.

234
En las relaciones profesionales entre Abogados de Colegios de distintos
Estados miembros, el Abogado que, no limitándose a recomendar a un colega o a
presentárselo a un cliente, le confía un asunto a un compañero o le consulta,
quedará personalmente obligado al pago de los honorarios, gastos y desembolsos
debidos al colega extranjero, incluso en el caso que el cliente no le pague. Sin
perjuicio de ello, los Abogados podrán acordar entre ellos disposiciones particulares
al respecto al inicio de su relación. Además el Abogado podrá, en todo momento,
limitar su compromiso personal al importe de los honorarios, gastos y desembolsos
ocasionados con anterioridad a la notificación a su colega extranjero de su decisión
de renunciar a su responsabilidad de ahí en adelante.

5.8. Formación de jóvenes Abogados.

Con objeto de reforzar la cooperación y confianza entre los Abogados de


diferentes Estados miembros en interés de los clientes, será necesario animar a los
Abogados a que adquieran un mejor conocimiento de las leyes y normas de
procedimiento aplicables en los distintos Estados miembros. A tal fin, el Abogado
tomará en consideración las necesidad de ocuparse de la formación de jóvenes
compañeros procedentes de otros Estados miembros en el marco de su obligación
profesional de asegurar la formación de los jóvenes.

5.9. Litigios entre Abogados de distintos Estados miembros.

5.9.1. Cuando un Abogado estime que un compañero de otro Estado miembro


ha violado una norma de deontología, deberá hacérselo notar inmediatamente.

5.9.2. Cuando surja un conflicto personal cualquiera de carácter profesional


entre Abogados de varios Estados miembros, deberán, en primer lugar, intentar
llegar a una solución amistosa del asunto.

5.9.3. Antes de iniciar un procedimiento contra un compañero de otros Estado


miembro en relación con un conflicto tal y como se describe en los párrafos 5.9.1. y
5.9.2., el Abogado deberá informar a los Colegios a los que pertenezcan los
Abogados con el fin de que presten la colaboración necesaria para intentar lograr una
solución amistosa.

235
Recomendando http://www.miguelgallardo.es/abogados

CODIGO DE ETICA PARA ABOGADOS

CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DE CHILE

http://www.flojos.cl/Trabajos/derecho/CODIGO%20DE%20ETICA%20PROFESIONAL.doc

NORMAS GENERALES

Artículo 1º: Esencia del Deber Profesional.

El abogado debe tener presente que es un servidor de la justicia y un colaborador de su


administración; y que la esencia de su deber profesional es defender empeñosamente, con
estricto apego a las normas jurídicas y morales, los derechos de su cliente.

Artículo 2º: Defensa del Honor Profesional.

El abogado debe mantener el honor y la dignidad profesionales. No solamente es un


derecho, sino un deber, combatir, por todos los medios lícitos, la conducta moralmente
censurable de jueces y colegas.

Artículo 3º: Honradez.

El abogado debe obrar con honradez y buena fe. No ha de aconsejar actos fraudulentos,
afirmar o negar con falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno
que estorbe la buena y expedita administración de justicia.

Artículo 4º: Cohecho.

El abogado que en el ejercicio de su profesión cohecha a un empleado o funcionario


público, falta gravemente al honor y a la ética profesionales. El abogado que se entera de
un hecho de esta naturaleza, realizado por un colega, está facultado para denunciarlo a
quien corresponda.

Artículo 5º: Abusos de Procedimiento.

El abogado debe abtenerse del empleo de recursos y formalidades legales innecesarias,


de toda gestión puramente dilatoria que entorpezca injustamente el normal desarrollo del
procedimiento y de causar perjuicios innecesarios.

Artículo 6º: Aceptación o rechazo de Asuntos.

El abogado tiene la libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su
patrocinio, sin necesidad de expresar los motivos de su resolución, salvo en el caso de

236
nombramiento de oficio, en que la declinación debe ser justificada. Al resolver, debe
prescindir de su interés personal y cuidar de que no influyan en su ánimo el monto
pecuniario, ni el poder o la fortuna del adversario. No aceptará un asunto en que haya de
sostener tesis contrarias a sus convicciones, inclusive las políticas o religiosas, con mayor
razón si antes las ha defendido; y cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de
plantearlo o desarrollarlo, o en caso de que pudiera ver menoscabada su independencia
por motivos de amistad, parentesco u otros. En suma, no deberá hacerse cargo de un
asunto si no cuando tenga libertad moral para dirigirlo.

Artículo 7º: Defensa de Pobres.

La profesión de abogado impone defender gratuitamente a los pobres, tanto cuando éstos
se los soliciten como cuando recaiga nombramiento de oficio. No cumplir con este deber,
desvirtúa la esencia misma de la abogacía. No rige esta obligación donde las leyes
provean a la defensa gratuita de los pobres.

Artículo 8º: Defensa de Acusados.

El Abogado es libre para hacerse cargo de la defensa de un acusado, cualquiera que sea
su opinión personal sobre la culpabilidad de éste; pero habiéndola aceptado, debe
emplear en ella todos los medios lícitos.

Artículo 9º: Acusaciones Penales.

El abogado que tenga a su cargo la acusación de un delincuente, ha de considerar que su


deber primordial es no tanto obtener su condenación como conseguir que se haga justicia.

Artículo 10º: Secreto Profesional.

Guardar el secreto profesional constituye un deber y un derecho del abogado. Es hacia los
clientes un deber que perdura en los absoluto, aún después de que les haya dejado de
prestar sus servicios; y es un derecho del abogado ante los jueces, pues no podría aceptar
que se le hagan confidencias, si supiese que podría ser obligado a revelarlas. Llamado a
declarar como testigo, debe el letrado concurrir a la citación, y con toda independencia de
criterio, negarse o contestar las preguntas que lo lleven a violar el secreto profesional o lo
expongan a ello.

Artículo 11º: Alcance de la obligación de guardar el secreto.

La obligación de guardar el secreto profesional abarca las confidencias hechas por


terceros al abogado, en razón de su ministerio, y las que sean consecuencias de pláticas
para realizar una transancción que fracasó. El secreto cubre también las confidencias de
los colegas. El abogado, sin consentimiento previo del confidente, no puede aceptar
ningún asunto relativo a un secreto que se le confió por motivo de su profesión, ni
utilizarlo en su propio beneficio.

Artículo 12º: Extinción de la obligación de guardar el secreto profesional.

El abogado que es objeto de una acusación de parte de su cliente o de otro abogado,


puede revelar el secreto profesional que el acusador o terceros le hubieren confiado, si
mira directamente a su defensa. Cuando un cliente comunica a su abogado la intención de

237
cometer un delito, tal confidencia no queda amparada por el secreto profesional. El
abogado debe hacer las revelaciones necesarias para prevenir un acto delictuoso o
proteger a personas en peligro.

Artículo 13º: Formación de clientela.

Para la formación decorosa de clientela, el abogado debe cimentar una reputación de


capacidad profesional y honradez, y evitará escrupulosamente la solicitación directa o
indirecta de la clientela. Sin embargo, será permitida la publicación o el reparto de tarjetas
meramente enunciativas del nombre, domicilio y especialidad.

Toda publicidad provocada directa o indirectamente por el abogado con fines de lucro en
elogio de su propia situación, menoscaba la tradicional dignidad de la profesión.

Artículo14º: Publicidad de litigios pendientes.

El abogado no podrá dar a conocer por ningún medio de publicidad escritos o


informaciones sobre un litigio subjudice, salvo para rectificar cuando la justicia o la moral
lo demandan, Concluído un proceso, podrá publicar los escritos y constancias de autos y
comentarios en forma respetuosa y ponderada. Lo dicho no se refiere a las informaciones
o comentarios formulados con fines exclusivamente científicos en revistas profesional
conocidas, los que se regirán por los principios generales de la moral, se omitirán los
nombres si la publicación puede perjudicar a una persona, como cuando se tratan
cuestiones de estado civil que afectan a la honra.

Artículo 15º: Empleo de medios publicitarios para consultas.

Falta a la dignidad profesional el abogado que habitualmente evacue consultas por radio o
emita opiniones sobre su firma por conducto d periódicos o cualquier otro medio de
publicidad sobre casos jurídicos concretos que le sean planteados, sean o no gratuítos sus
servicios.

Artículo 16º:Incitación directa o indirecta a litigar.

No está de acuerdo con la dignidad profesional el que un abogado espontáneamente


ofrezca sus servicios o de opinión sobre determinado asunto con el propósito de provocar
un jucio o de obtener un cliente; salvo cuando lazos de parentesco o íntima amistad lo
induzcan a obrar así. El abogado que remunera o gratifica directa o indirectamente a
persona de cualquier clase que esté en condiciones apropiadas para recomendarlo, obra
contra la ética profesional.

SECCION SEGUNDA

RELACIONES DE LOS ABOGADOS CON LOS TRIBUNALES Y DEMAS AUTORIDADES

Artículo 17º: Apoyo a la Magistratura.

El abogado estará en todo momento dispuesto a prestar su apoyo a la magistratura, cuya


alta función social lo requiere de la opinión forense; su actitud ha de ser de deferente

238
independencia, manteniendo siempre la más plena autonomía en aras de libre ejercicio de
su ministerio.

Artículo 18: Nombramiento de Magistrados.

Es el deber del abogado luchar por todos los medios lícitos para que el nombramiento de
Magistrados no se deba a consideraciones políticas, sino exclusivamente a su aptitud para
el cargo; y también para que ellos no se dediquen a otras actividades distintas de la
judicatura que impliquen riesgo de verse privados de su imparcialidad.

Artículo 19: Acusación de Magistrados.

Cuando haya fundamento serio de queja en contra de un Magistrado el abogado podrá


presentar acusación ante las autoridades o ante su Colegio de Abogados. Solamente en
este caso tales acusaciones serán alentadas y los abogados que las formulen, apoyados
por sus colegas.

Artículo 20º: Extensión de los artículos anteriores.

Las reglas de los dos artículos se aplicarán respecto de todo funcionario ante quien
habitualmente deben actuar los abogados en ejercicio de la profesión.

Artículo 21º: Limitaciones de los ex funcionarios.

Cuando un abogado deje de desempeñar la magistratura o algún otro cargo público, no


debe aceptar el patrocinio de asunto del cual conoció su carácter oficial; tampoco
patrocinará asunto semejante a otro en el cual expresó opininón adversa con ocasión del
desempeño de su cargo, mientras no justifique su cambio de doctrina.

Artículo 22º: Influencias personales sobre el juzgador.

Es deber del abogado no tratar de ejercer influencia sobre un juzgador, apelando a


vinculaciones políticas o de amistad, o recurriendo a cualquier otro medio que no sea el
convencer con razonamientos. Es falta grave intentar o hacer alegaciones al juzgador
fuera del tribunal sobre un litigio pendiente.

Artículo 23º: Ayuda a los que no están autorizados a ejercer la abogacía.

Ningún abogado debe permitir que se usen sus servcios profesionales o su nombre, para
facilitar o hacer posible el ejercicio de la profesión por quienes no estén legalmente
autorizados para ejercerla. Amengua la dignidad de su profesión el abogado que firme
escritos en cuya preparación no intervino o que preste su intervención sólo para cumplir
exigencias legales.

Artículo 24: Puntualidad.

Es deber del abogado ser puntual con los Tribunales y sus colegas, con sus clientes y las
partes contrarias.

239
SECCION TERCERA

RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS CLIENTES

Artículo 25º: Obligaciones para con el cliente.

Es deber del abogado para con su cliente servirlo con eficacia y empeño para que haga
valer sus derechos sin temor a la antipatía del juzgador, ni a la impopularidad. No debe,
empero supeditar su libertad ni su conciencia ni puede exculparse de un acto ilícito
atribuyéndolo a instrucciones de su cliente.

Artículo 26º: Aseveraciones sobre el buen éxito del asunto. Transacciones.

No debe el abogado asegurar a su cliente que su asunto tendrá buen éxito, ya que
influyen en la decisión de un caso numerosas circunstancias imprevisibles; sino sólo opinar
según su criterio sobre el derecho que le asiste. Debe siempre favorecer una justa
transacción.

Artículo 27º: Atención personal del abogado a su cliente.

Las relaciones del abogado con su cliente deben ser personales, por lo que no ha de
aceptar el patrocinio de clientes por medio de agentes, excepto cuando se trate de
instituciones altruistas para ayuda de pobres. El patrocinio de personas morales no obliga
al abogado a patrocinar a las personas físicas que actúan por ellas.

Artículo 28º: Responsabilidad relativa a la conducción del asunto.

El abogado debe adelantarse a reconocer la responsabilidad que le resulte por su


negligencia, error inexcusable o dolo, allanándose a indemnizar por los daños y perjuicios
ocasionados al cliente.

Artículo 29º: Conflicto de intereses.

Tan pronto como un cliente solicite para cierto asunto los servicios de un abogado, si éste
tuviere interés en él o algunas relaciones con las partes, o se encontrare sujeto a
influencias adversas a los intereses de dicho cliente, lo deberá revelar a éste, para que, si
insiste en su solicitud de servicios, lo haga con pleno conocimiento de esas circunstancias.

Artículo 30º Renuncia al patrocinio.

Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el abogado no podrá renunciarlo sino por
causa justificada sobreviniente que afecte su honor, su dignidad o su conciencia, o
implique incumplimiento de las obligaciones morales o materiales del cliente hacia el
abogado o haga necesaria la intervención exclusiva de profesional especializado.

Artículo 31º: Conducta incorrecta del cliente.

El abogado ha de velar porque su cliente guarde respeto a los magistrados y funcionarios,


cuanto a la contraparte, a sus abogados y a los terceros que intervengan en el asunto; y
porque no haga actos indebidos. Si el cliente persiste en su actitud reprobable, el abogado

240
debe renunciar al patrocinio.

Artículo 32º: Descubrimiento de impostura o equivocación durante el juicio.

Cuando el abogado descubre en el jucio una equivocación que beneficie injustamente a su


cliente o una impostura, deberá comunicárselo para que rectifique y renuncie al provecho
que de ella pudiera obtener. En caso de que el cliente no esté conforme, puede el abogado
renunciar al patrocinio.

Artículo 33º: Honorarios.

Como norma general en materia de honorarios, el abogado tendrá presente que el objeto
esencial de la profesión es servir la justicia y colaborar en su administración. El provecho o
retribución nunca debe constituír el móvil determinante de los actos profesionales.

Artículo 34º: Bases para estimación de honorarios.

Sin perjuicio de lo que dispongan los aranceles de la profesión, para la estimación del
monto de los honorarios, el abogado debe fundamentalmente atender lo siguiente:

I. - La importancia de los servicios;


I.- La cuantía del asunto;
III.- El éxito obtenido y su trascendencia;
IV.- La novedad o dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
V.- La experiencia, la reputación y la especialidad de los profesionales que
han intervenido;
VI.- La capacidad económica del cliente, teniendo presente que la pobreza
obliga a cobrar menos y aún a no cobrar nada.
VII.- La posibilidad de resultar el abogado impedido de intervenir en otros
asuntos o de desavenirse
con otros clientes o con terceros;
VIII.- Si los servicios profesionales son aislados, fijos o constantes;
IX.- La responsabilidad que se derive para el abogado de la atención del
asunto.
X.- El tiempo empleado en el patrocinio;
XI.- El grado de participación del abogado en el estudio, planteamiento y
desarrollo del asunto, y
XII.- Si el abogado solamente patrocinó al cliente o si también lo sirvió
como mandatario.

Artículo 35º: Pacto de cuota litis.

El pacto de cuota litis no es reprobable en principio. En tanto no lo prohiban las


disposiciones locales, es admisible cuando el abogado lo celebra y escritura antes de
prestar sus servicios profesionales sobre bases justas, siempre que se observen las
siguiente reglas;

1º.- La participación del abogado nunca será mayor que la del cliente.
2º.- El abogado se reservará el derecho de rescindir el pacto y separarse del patrocinio o
del mandato en cualquier momento, dentro de las situaciones previstas por el artículo 30,
del mismo modo que dejará a salvo la correlativa facultad del cliente para retirar el asunto
y confiarlo a otros profesionales en idénticas circunstancias. En ambos casos el abogado

241
tendrá derecho a cobrar una cantidad proporcionada por sus servicios y con la
participación originariamente convenida, siempre que sobrevengan beneficios económicos
a consecuencia de su actividad profesional. Cuando las pretensiones litigiosas resulten
anuladas por desistimiento o renuncia del cliente o reducidas por transacción, el abogado
tendrá derecho a liquidar y exigir el pago de los honorarios correspondientes a los
servicios prestados.
3º.- Si el asunto es resuelto en forma negativa, el abogado no debe cobrar honorarios o
gasto alguno, a menos que se haya estipulado expresamente a su favor ese derecho.

Artículo 36º: Gastos del asunto.

No es recomendable en principio, salvo que se trate de un cliente que carezca de medios,


que el abogado convenga con él en expensar los gastos del asunto, fuera del caso de
promediar pacto de cuota litis u obligación contractual de anticiparlo con cargo de
reembolso.

Artículo 37º: Adquisición de interés en el asunto.

Fuera del caso de cuota litis escriturado con anterioridad a su intervención profesional, el
abogado no debe adquirir interés pecuniario de ninguna clase relativo al asunto que
patrocina o haya patrocinado. Tampoco debe adquirir directa e indirectamente bienes de
esa índole en los remates judiciales que sobrevengan.

Artículo 38º: Controversia con los clientes acerca de los honorarios.

El abogado debe evitar toda controversia con el cliente acerca de sus honorarios, hasta
donde esto sea compatible con su dignidad profesional y con su derecho a recibir
adecuada retribución por sus servicios. En caso de verse obligado a demandar al cliente,
es preferible que se haga representar por un colega.

Artículo 39º: Manejo de la propiedad ajena.

El abogado dará aviso inmediato a su cliente de los bienes y dinero que reciba para él; y
se los entregará tan pronto aquél lo solicite. Falta a la ética profesional el abogado que
disponga de fondos de su cliente.

SECCION CUARTA

RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS Y LA CONTRAPARTE

Artículo 40º: Fraternidad y respeto entre abogados.

Entre los abogados debe haber fraternidad que enaltezca la profesión, respetándose
recíprocamente sin dejarse influir por la animadversión de las partes. Se abstendrán
cuidadosamente de expresiones malévolas o injuriosas y de aludir a antecedentes
personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza, de sus colegas.

El abogado debe ser caballeroso con sus colegas y facilitarles la solución de


inconvenientes momentáneos cuando por causas que no le sean imputables, como

242
ausencia, duelo, enfermedad o de fuerza mayor, estén imposibilitados para servir a su
cliente. No faltará, por apremio del cliente, a su concepto de la decencia y del honor.

Artículo 41º: Trato con la contraparte.

No ha de tratar el abogado con la contraparte directa o indirectamente, sino por conducto


o con conocimiento previo de su abogado. Sólo con la intervención de éste podrá
gestionar convenios o transacciones.

El abogado puede entrevistar libremente a los testigos de una causa civil o penal en la que
intervenga, pero no debe inducirlos por medio alguno a que se aparten de la verdad.

Artículo 42º: Substitución en el patrocinio.

El abogado no intervendrá en favor de persona patrocinada en el mismo asunto por un


colega, sin dar previamente aviso a éste, salvo el caso de renuncia expresa o de
imposibilidad del mismo. Si sólo llegare a conocer la intervención del colega después de
haber aceptado el patrocinio, se lo hará saber de inmediato.

En cualquier caso, el abogado que sustituya a otro en el patrocinio de un asunto, cuidará


que su cliente solucione los honorarios del colega sustituido. Esta obligación se entenderá
cumplida si el cliente, en caso de desacuerdo con el abogado anterior, solicita del Colegio
o de la Justicia Ordinaria la regulación de honorarios dentro de un plazo razonable.

Artículo 43º: Convenios entre Abogados.

Los convenios celebrados entre abogados deben ser estrictamente cumplidos, aunque no
se hayan ajustado a las formas legales. Los que fueren importantes para el cliente
deberán ser escritos; pero el honor profesional exige que, aún no habiéndolo sido, se
cumplan como si constaran de instrumento público.

Artículo 44º: Colaboración profesional y conflicto de opiniones.

No debe interpretar el abogado como falta de confianza del cliente, que le proponga la
intervención en el asunto que le ha confiado, de otro abogado adicional, y por regla
general ha de aceptarse esta colaboración.

Cuando los abogados que colaboran en un asunto no puedan ponerse de acuerdo respecto
de un punto fundamental para los intereses del cliente, le informarán francamente del
conflicto de opiniones para que resuelva. Su decisión se aceptará, a no ser que la
naturaleza de la discrepancia impida cooperar en debida forma al abogado cuya opinión
fue rechazada. En este caso, deberá solicitar al cliente que los releve.

Artículo 45º: Distribución de honorarios.

Solamente está permitida la distribución de honorarios basada en la colaboración para la


prestación de los servicios y en la correlativa responsabilidad.

Artículo 46º: Asociación entre abogados.

El abogado sólo podrá asociarse para ejercer la profesión con otros colegas, y en ningún

243
caso con el propósito ostensible o implícitos de aprovechar su influencia para conseguir
asuntos.

El nombre de la asociación habrá de ser el de uno o más de sus componentes con


exclusión de cualquiera otra designación. Fallecido un miembro, su nombre podrá
mantenerse siempre que se advierta claramente dicha circunstancia.

Si uno de los asociados acepta un puesto oficial incompatible con el ejercicio de la


profesión, deberá retirarse de la Asociación a que pertenezca y su nombre dejará de
usarse.

Artículo 47º: Deberes hacia su Colegio y Gremio.

Es deber imperativo del abogado prestar con entusiasmo y dedicación su concurso


personal para el mejor éxito de los fines colectivos del Colegio a que pertenezca. Los
encargos o comisiones que puedan confiársele en ellos, deben ser aceptados y cumplidos,
procediendo la excusa sólo por causa justificada. De la misma manea observará
cumplidamente las obligaciones que contrajere, personal y libremente, bajo la
intervención moral o jurídica del Colegio u otra Corporación de Abogados, miren ellas al
interés profesional o propio del mismo.

Artículo 48º: Alcance y cumplimiento de este Código.

Las normas de este Código se aplican a todo el ejercicio de la abogacía y la especialización


no exime de ellas. El abogado, al matricularse en el Colegio de Abogados, deberá hacer
promesa solemne de cumplir fielmente este Código de Etica Profesional.

244
PRINCIPIOS DE ETICA NOTARIAL ARGENTINO.

CODIGO DE ETICA.-

TITULO I
CAPITULO 1- EL NOTARIO EN RELACION CON LOS COLEGAS

La integridad moral en el ejercicio de su profesión, la imparcialidad, la


obligación de secreto profesional y la competencia técnica y jurídica son preceptos
éticos esenciales para la función notarial.-

COMPAÑERISMO Y LEALTAD.-
Art.1°: El notario observará en todo momento, respecto de sus colegas,
deberes de compañerismo y lealtad, siempre que no se afecten los principios
fundamentales de la profesión.-

SOLIDARIDAD, RESPETO, RESPALDO ÉTICO.-


Art.2°: La solidaridad, el respeto y el respaldo ético que debe existir entre los
notarios, son principios básicos y fundamentales para un sólido cuerpo notarial.-

CONSEJO MUTUO.-
Art.3°: Los notarios asumirán, como deber ético, el consejo mutuo,
informando al colega, con la debida reserva, de los posibles errores u omisiones que
observen en sus documentos.-

HONORARIOS.-
Art.4°: Se respetarán las normas establecidas para el cobro de honorarios
profesionales.- En caso de duda o discrepancia con los requirentes, el notario
recurrirá al Colegio Notarial para su determinación.-

LEALTAD AL COLEGA EN TRABAJOS QUE SE LE REQUIERAN.-


Art.5°: El notario debe abstenerse de intervenir cuando otro notario ha sido
designado en la documentación previa al acto, o cuando se le solicite que realice,
continúe o finalice trabajos profesionales que hubieran estado a cargo de otro o de
otros notarios.- En el caso de que las partes, de común acuerdo, hubieran decidido el
reemplazo del profesional, y le es requerida la intervención a otro notario, éste
comunicará el hecho al escribano reemplazado y advertirá al requirente acerca de su
obligación de abonar al colega los honorarios que correspondieren.-

FALTAS DE ETICA.-
Art.6°: Son consideradas faltas de ética la comisión de los siguientes actos por
parte de los notarios:-
Ocultamiento de Incapacidades o Incompatibilidades:
a) Ocultar maliciosamente al Colegio Notarial u otra autoridad competente, una
incompatibilidad o incapacidad legal que tuviere o le sobreviniere para el
ejercicio de la profesión y negar, desfigurar o alterar de cualquier modo, datos
o informes que aquellos solicitaren.-
b) Ofrecer o aceptar la prestación del servicio profesional para gestiones o
intervenciones incompatibles con el ejercicio de la función notarial
Ejercicio Profesional:

245
c) No ejercer personalmente su función fedante, por ser la misma indelegable o
ejercerla por interpósita persona.-
Influencia para obtener intervención en desmedro de otros:
d)Ejercer cualquier influencia para obtener su intervención profesional en
desmedro de otro o de otros notarios.-
Publicidad:
e) La publicidad individual realizada por el notaria afectará a la ética, cuando por
el texto o la presentación gráfica del aviso o anuncio evidente el propósito de
comercial con el servicio profesional a fin de obtener con dicha actividad
mayores beneficios en forma desleal.-
La publicidad, destacando la actividad que realice el escribano en el ejercicio
de su función fedante, así como la difusión de los principios y bondades del
sistema del notariado latino, debe ser llevada a cabo institucionalmente por
los Colegios Profesionales.-
Oferta de Mejora de Honorarios:
f)Toda oferta de mejora de honorarios o ventaja en los gastos de escrituración,
directa o indirectamente formuladas, cualquiera sea el medio de expresión,
que vaya en desmedro de la ley de aranceles vigente.-
Compartir Honorarios:
g) Compartir los honorarios con personas que ejerzan otras actividades
profesionalmente ajenas a la escribanía.-
Difamar a Colegas:
h) Difamar o denigrar a colegas, o con manifestaciones impropias, o lesionar
directa o indirectamente su actuación profesional, o consentir cualquier
manifestación que menoscabe la dignidad del colega.-
Compartir el ámbito de la Escribanía:
i) Compartir el ámbito de la escribanía con corredores de comercio, martilleros,
comisionista, comerciantes, o con personas de existencia física o ideal
dedicadas a actividades financieras, inmobiliarias, comerciales o industriales.-
CAPITULO 2- DEBERES DEL NOTARIO CON LOS REQUIRENTES

Art.7°: El notario, como funcionario público, cumple con la administración de justicia


preventiva.- En salvaguarda de los intereses de los requirentes y de la comunidad es
necesario que respete exclusivamente los deberes profesionales mediante la
realización correcta, hasta el último detalle, del servicio que se le solicita.- Por tanto,
el notario ejercerá su función de acuerdo a las siguientes normas:
a) La diligencia en el trabajo encomendado y su cumplimiento con eficacia en
tiempo y forma legal.-
Presencia en la Notaría:
b) Estar presente en su notaría el tiempo que requiera el cumplimiento acabado
de sus funciones, debiendo informar públicamente su horario de atención.-
Asesoramiento y Consejo:
c) c)El asesoramiento y consejo es inherente a la función notarial, debiendo ser
personalmente ejercido por el notario.- El notario debe asesorar con
prudencia, informando a las partes las óptimas formas de instrumentar el
acto para el cual se requiere su intervención.- Tiene el deber de informar al
cliente la naturaleza, el contenido y efectos de los actos en que interviene.-

246
Sin embargo, no presionará la voluntad de los requirentes, si éstos, siembre
conforme a los cánones legales, insisten en mantener la configuración del
acto notarial en la forma que han propuesto.-
Advertencia al Requirente:
d) d)El notario debe advertir al cliente las consecuencias de las llamadas
cláusulas “tipo” en los denominados “contratos de adhesión” y los efectos de
su incumplimiento, pese a que ello pueda ocasionar la reticencia de la parte
más fuerte.-
Imparcialidad:
e) El notario es un funcionario imparcial, en todas las etapas del acto notarial.-
Su fin es lograr el equilibrio entre las partes.- No hará distinciones, cualquiera
sea quien solicite sus servicios, ejerciendo especialmente la imparcialidad y
la discreción de modo que sea digno de la confianza que en él depositaron
los requirentes.- No debe discriminar por motivos políticos, dinerarios,
religiosos, posición, de origen, o de nacionalidad.- No puede tener interés
particular en negocios para los que se solicitó su ministerio.-
Requirente Extranjero:
f) Si el notario tiene que prestar sus servicios a un requirente extranjero la
imparcialidad adquiere para él mayor relevancia, dado que en este caso el
extranjero se encuentra desprotegido.-
Libertad de elección del Notario:
g) El notario actúa a requerimiento de parte. La libertad de elección del
profesional es un derecho inalienable; desvirtuarlo configura una acción
desleal.- Por ello, se considera una grave falta de ética la acción u omisión en
el proceder de un notario que tenga por resultado, desvincular a un colega
de una operación para la cual estaba designado.- El requirente que tenga
derecho a elegir el notario no puede ser obligado a aceptar el notario
propuesto por la otra parte.-
Secreto Profesional:
h) La guarda del secreto profesional es obligación del notario.- Esta obligación
se extiende sobre todos los hechos que haya conocido en relación con su
labor de asesoramiento, salvo que el propio requirente lo releve de esta
exigencia.- Debe respetar el secreto de todo aquello que conoce en razón de
su oficio y también, guardar celosamente el secreto del protocolo, regulado
por la ley, que impone al notario esta obligación estricta sobre el contenido
del mismo.-
Secreto Profesional- Empleados:
i) El notario tiene el deber de instruir y exigir a sus empleados y colaboradores
acerca del respeto del secreto profesional, haciéndoles saber las
consecuencias del incumplimiento de esta obligación.-
Dispensa:
j) La obligación del secreto o reserva profesional sólo podrá dispensarse en los
casos siguientes: a) Cuando al mantenerse el secreto, se afectare el derecho
y se cometiere un delito de instancia pública.- b) Cuando agotados otros
medios, pudieren, las revelaciones que se hicieren, evitar la comisión de un
hecho delictuoso.- c) Cuando el escribano actúe en el legítimo ejercicio de su
defensa personal. En todos los casos sólo podrá revelarse aquella parte que
sea indispensable o necesaria para salvar las circunstancias
precedentemente indicadas.-
El Notario frente al Juez:

247
k) Frente al Juez, si es interrogado sobre hechos consignados en el protocolo el
notario deberá remitirse al contenido del mismo.- Cuando se trate de hechos
ocurridos en su presencia, deberá denunciarlos si con su exposición evita un
fraude o engaño.- Ampliará su declaración, si con ello colabora con la
justicia.-
Legalidad y Rectitud:
l) El notario no debe violar los principios de legalidad en cualquier forma que
ella se realice y su quehacer estará siempre ajustado al principio de
veracidad en todas sus posibles manifestaciones.-
Cómo fijar honorarios:
m) Al convenir sus honorarios el notario estimará la cuantía y las dificultades del
trabajo a realizar y la responsabilidad asumida al asesorar y elaborar el
documento notarial.- En ningún caso, EN EJERCICIO DE SU FUNCIÓN
FEDATARIA, podrá un escribano desempeñarse “a sueldo” de particulares o
entidades privadas.-
Convenio de Honorarios:
n) Al pactar honorarios con los requirentes el notario tendrá en cuentas que
éstos deben garantizarle una digna subsistencia que lo aleje de la necesidad
de buscar otros medios de retribución incompatibles con el ejercicio de su
profesión.-
o) El pacto de honorarios viles o su aceptación constituyen una grave falta de
ética.-
Casos de Trabajo Gratuito:
p) En situaciones excepcionales el notario podrá prestar sus servicios en forma
gratuita.-
Capacitación:
q) El requirente debe encontrar en el notario al que ha solicitado sus servicios,
la capacitación suficiente para que su interés jurídico esté protegido.- El
notario tiene el deber de encontrarse actualizado con respecto a la
legislación vigente, tanto la de su país como la del derecho comparado.-
Adquiere el compromiso ético de concurrir a seminarios, cursos y talleres
como una forma de capacitación permanente.-

CAPITULO 3- DEBERES DEL NOTARIO CON EL ESTADO

Art.8°: Todos los notarios son iguales ante y para el Estado, sin otro requisito
que el de su idoneidad y honradez.- El notario es un funcionario de la fe pública, y
por lo tanto debe adecuar su conducta a las más estrictas normas de ética, y
caracterizarse por la veracidad, la imparcialidad, la probidad, la lealtad y el
desempeño con dignidad de su ministerio.-
Art.9°: Es obligación del notario respetar y hacer respetar las
reglamentaciones, y el ordenamiento en el trámite administrativo, así como las
disposiciones que rijan para toda gestión en la Administración Pública.- Cumplir con
las obligaciones del Erario Provincial, pero no solo actuando por cuenta de terceros,
sino como meros contribuyentes.-
Respeto a Disposiciones legales e Incompatibles:
Art,10°: Debe el notario respetar las disposiciones legales en materia de
incompatibilidades y mantener su independencia, evitando cargos y tareas
inconciliables con el ejercicio de la profesión notarial.-

248
CAPITULO 4- DEBERES DE LOS DIRIGENTES NOTARIALES HACIA EL COLEGIO
NOTARIAL Y COLEGAS

Responsabilidad en el Cumplimiento de sus Funciones:


Art.11°: Los dirigentes notariales cumplirán su función con total
responsabilidad y observancia de las disposiciones legales.-
Art.12°: Deben dar permanente testimonio del acatamiento estricto a los
principios ordenadores del sistema notarial y especialmente a los referidos a la ética,
exhibiendo una conducta pública intachable.-

Medios y Formas para la Mayor Participación:


Art.13°: Implementarán medios y formas idóneos para lograr despertar la
vocación de los colegas a la función dirigencial, así como la mayor participación de
todos los integrantes del cuerpo notarial en las distintas tareas y actividades a
desarrollar.-

Funcionamiento del Tribunal de Ética:


Art.14°: Los dirigentes notariales deben propender al mejor funcionamiento de
los órganos encargados del juzgamiento de las faltas de ética, brindándoles todo su
apoyo para posibilitar un accionar ágil y eficaz.-

CAPÍTULO 5- DEBERES DE LOS NOTARIOS CON EL COLEGIO NOTARIAL

Comunicación al Colegio de Actos Lesivos a la Profesión:


Art.15°: Es obligación del notario comunicar a los órganos directivos del
Colegio Notarial cualquier acto que ponga en peligro los intereses de la profesión o
cualquier hecho delictuoso que de alguna forma lesione la integridad y jerarquía del
cuerpo notarial.-

Aceptación de cargos Electivos:


Art.16°: La aceptación de los cargos lectivos para la dirección del notariado y
el buen desempeño de los mismo, deben considerarse obligatorios, salvo casos
debidamente justificados.-
Colaboración con el Colegio:
Art.17°: Los notarios en su carácter de colegiados prestarán su más amplia
colaboración a los requerimientos del Colegio en todos los campos.-

Deberes de los Notarios con la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos:


Art.18°: Será considerada falta de ética la inobservancia del deber de realizar
los aportes previsionales a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos.-

249
TITULO II
CAPITULO 1. ÓRGANO DE APLICACIÓN

Art.19°: El Tribunal de Ética es el órgano de aplicación de este Código.- Sus


sentencias pueden ser apeladas ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia.- El
Colegio Notarial de la Provincia determinará el lugar de su funcionamiento y
establecerá la forma de sufragar los gastos del mismo.-
Art.20°: El Tribunal de Ética estará integrado por tres miembros titulares, de
los cuales dos serán notarios en actividad y el tercero, un notario jubilado.- Los
miembros suplentes, también tres, reemplazarán por su orden, y en función de su
calidad de notarios en actividad o jubilados, a los miembros titulares, en caso de
ausencia o impedimento temporal o definitivo.- Cuando la vacancia fuere del
Presidente, lo reemplazará el Secretario, a éste el vocal titular, y a éste el respectivo
vocal suplente.-
Art.21°: Los miembros del Tribunal serán elegidos por el voto directo y secreto
de los colegiados, de una nómina de seis notarios en actividad y tres jubilados,
elaborada por el Consejo Superior y la Caja de Jubilaciones de Escribanos,
respectivamente.- Los cargos serán cubiertos por su orden, como titulares o
suplentes en cada lista, y según el mayor número de votos.- Los miembros elegidos
serán proclamados por el Consejo Superior, y prestarán juramento ante éste, dentro
de los cinco días de su proclamación.-
Art.22°: Los miembros del Tribunal durarán en sus funciones cuatro años y
podrán ser reelegidos una sola vez, salvo para la primera Constitución, cuyos
miembros durarán hasta el año 2007.-
Requisito para ser miembro del Tribunal:
Art.23°: Son requisitos para ser miembro del Tribunal de Ética:
a) Tener acreditada reconocida actuación profesional e institucional e integridad
personal.-
b) Tener un mínimo de 10 años de ejercicio ininterrumpido de la función
notarial.-
c) Las inhabilidades para ser miembro del Tribunal de Ética serán las mismas
que las establecidas para el ejercicio de la función notarial.-
Será causal de cesación en las funciones de integrante del Tribunal: a) Si
sobreviniere la falta de cualquiera de los requisitos enunciados
precedentemente.- b) Con justa causa, por decisión de las dos terceras partes de
los miembros del Tribunal, la que se resolverá sumariamente, con oportunidad
para el miembro cuestionado, de defensa y prueba.- La decisión será recurrible
ante la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, debiendo interponerse y fundarse
el recurso dentro de los cinco (5) días de notificada la decisión condenatoria.-

Funcionamiento:
Art. 24: En la primera reunión que deberá realizarse dentro de los diez (10)
días de su proclamación, el Tribunal quedará integrado con sus miembros titulares,
quienes deberán elegir entre ellos un Presidente , un Secretario y un Vocal. Las
resoluciones que emita el Tribunal serán aprobadas por simple mayoría de votos de
los miembros titulares, salvo cuando expresamente se exija que sea unánime. Los
suplentes deberán asistir a las sesiones. Tendrán voz pero no voto. Cada voto será
fundado, incluso el del disidente. El Tribunal solo sesionará con la presencia de todos

250
sus titulares. Los suplentes sustituirán automáticamente a los titulares ausentes de
la reunión.

Competencia:
Art.25°: El Tribunal será quien, en primera instancia, y con exclusividad,
entienda en el juzgamiento, y en su caso, sancione, por falta de ética, al inculpado.-

Deberes del Tribunal:


Art.26° El Tribunal deberá:
a) Resolver los casos que sean de su competencia y se sometan a su
consideración.-
b) Dirigir el proceso, proveer las medidas para su normal desarrollo, y velar por
el respeto a los valores que sustentan al notariado.-
c) Ordenar las medidas de urgencia que considere necesarias de acuerdo con la
naturaleza de los hechos y la gravedad que la demora implicare.-
d) Comunicar al Consejo Superior, dentro de los tres días de vencido el plazo
para contestar la denuncia, cuando el acusado no hubiere contestado la
mismo o no hubiere designado defensor, a los efectos de que el Consejo
Superior designe uno de oficio.-
e) Derivar el trámite del proceso al órgano competente, si del mismo surgen
conductas que puedan tipificar delitos penales y/o incumplimiento a las
normas que rigen la actividad notarial.-

CAPÍTULO 2- DENUNCIAS. SUSTANCIACIÓN DEL PROCESO.

Art.27: El proceso será siempre secreto y tendrá por objeto determinar si el


notario, pos su conducta, ha incurrido en faltas de ética.-
Art.28: Toda persona física o jurídica con fundado interés legítimo podrá
asumir el rol de denunciante.-
Art.29: Se encuentran obligados a efectuar la denuncia por hechos que de
algún modo llegaren a su conocimiento y vulneraren los principios contenidos en este
Código:
a) El Consejo Superior y los Consejos de Circunscripción.-
b) La Inspección Notarial.-
c) La Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos.-
En estos supuestos, las referidas instituciones dictarán una resolución en la que
conste la fuente de información, la relación del hecho, la indicación del autor y
partícipes, las pruebas que hubieren y las normas presuntamente violadas.- La
resolución deberá suscribirse por la autoridad que represente a la institución, y por
un miembro de la misma y servirá de cabeza del proceso.-

Art.30: Todo notario podrá ser acusado cuando su accionar se encuadre


dentro de las faltas previstas en el presente Código.-

De la Denuncia:

251
Art.31: La denuncia deberá ser hecha por escrito y presentada en sobre
cerrado al Secretario Administrativo del Colegio Notarial, quien otorgará recibo al
denunciante. Dentro de las 24 horas o el día hábil inmediato siguiente la elevará al
Presidente del Consejo Superior quien juntamente con un miembro del Tribunal de
Etica controlarán –dentro de los tres días siguientes- que se hayan cumplido los
requisitos formales establecidos en el Art. 33. Observarán en este procedimiento el
más absoluto secreto.
Art.32: Podrán rechazarse in limine aquellas denuncias cuyas improcedencias
sean evidente.
Art.33:- Bajo pena de ser rechazada sin sustanciación, cuando la efectúe un
particular, la denuncia deberá contener:
a) Nombres, apellido, domicilio real y documento de identidad del accionante o
denominación social.-
b) Relación suscinta de los hechos.-
c) Acreditación del interés legítimo.-
d) Con el escrito de denuncia, el accionante deberá acompañar la prueba
instrumental que haga a su derecho y obre en su poder, individualizando la
que no tuviera, con indicación del lugar donde se encuentre.-
e) Asimismo deberá indicar los demás medios de prueba de que intente valerse.-
Plazos:
Art.34: El Presidente del Consejo Superior, juntamente con un miembro del
Tribunal de Ética designado éste por sorteo, determinarán en un plazo perentorio de
cinco días hábiles si se trata de una falta de disciplina o de una falta de ética.- En el
segundo caso, derivará las actuaciones al órgano competente.-
Art.35: El Tribunal de Ética, dentro de un plazo de tres días hábiles notificará
por cédula al denunciado a fin de que comparezca a estar a derecho, fijar domicilio
legal, contestar en un plazo de veinte días corridos y ofrecer la prueba de que intente
valerse.-
Art.36: El acusado podrá defenderse por sí o con patrocinio de letrado o de
otro notario.- En caso de que el acusado no asuma su propia defensa, o no surgiera
ésta del escrito de contestación, el Consejo Superior, previa comunicación del
Tribunal, deberá designar, dentro de los quince días corridos, un defensor de la
nómina de notarios.-
Si el desansiculado por sorteo se excusare, se realizará un nuevo sorteo dentro
de los dos días hábiles posteriores a la excusación.-
Art.37: Cuando sea radicada una denuncia, el traslado deberá notificarse
fehacientemente en el último domicilio denunciado en el legajo personal del notario,
existente en el Colegio Notarial.- En el traslado se indicará que a efectos de la
tramitación del expediente deberá constituir domicilio en el radio de la Ciudad de
Mendoza.-
Art.38: El Tribunal de Ética resolverá sobre acumulación de causas y su
tratamiento conjunto, cuando estime conveniente hacerlo. Igualmente podrán
resolverse en un solo proceso todas las causas respecto de un mismo acusado,
siempre que no sean contradictorias o de imposible tratamiento en conjunto.-
Art.39: El procedimiento será escrito y las actuaciones se agregarán foliadas
en expediente con numeración correlativa, que se caratulará con el apellido y
nombre del denunciante y del o de los imputados.-

252
Art.40: El proceso no admite la caducidad de la instancia.- Es obligación
ineludible del Tribunal de Ética el mantenimiento activo en toda la instancia a fin de
evitar la prescripción de la acción.-
Art.41: El tiempo en el proceso será regido por los artículos 61 al 64 del Cód.
Proc. Civil de la Provincia, siempre que los plazos no estén expresamente
establecidos en esta ley.- Los plazos serán perentorios.-
Art.42: El expediente será secreto, salvo para las partes o sus representantes
legales.-
Art.43: Los expedientes estarán bajo custodia del Tribunal, en su sede.- El
Secretario del Tribunal podrá facilitarlos para su compulsa por los sujetos
mencionados en el artículo anterior, en la mencionada sede.-
Art.44: Deberán notificarse por cédula:
a) La citación para defensa.-
b) La resolución que dispone la integración del Tribunal con un miembro
suplente.-
c) La admisión o rechazo de la prueba ofrecida.-
d) Las audiencias de sustanciación de la causa y la presentación de informes
periciales.-
e) Los autos que resolvieron recursos e incidentes.-
f) La sentencia.-
g) Cualquiera otra resolución que el Tribunal dispusiera notificar por este medio
para mejor garantía de la defensa.-
Art.45: Las providencias no incluidas en el presente artículo quedarán
automáticamente notificadas el lunes o jueves posteriores a su fecha o el siguiente
lunes o jueves si aquellos fueren feriados.- Si por cualquier circunstancia no se
encontrare el expediente en la sede del Tribunal, a pedido del interesado se dejará
constancia de esa situación certificada por el Secretario o por el notificador ad-hoc.-
En ese caso la notificación se considerará efectuada el lunes o jueves posterior a la
devolución del expediente al Tribunal.-
Art.46: La notificación por cédula se realizará por el Secretario o los
notificadores ad hoc, de acuerdo con las prescripciones del Código Procesal Civil.-
Art.47: Si el denunciado no comparece a defenderse se lo declarará rebelde y
por constituido su domicilio en los estrados del Tribunal de Ética, debiendo el auto
respectivo notificarse por cédula en el último domicilio denunciado en el legajo.- En
igual forma deberá notificarse la sentencia cuando hubiere rebeldía.-

Recepción y Sustanciación de la Prueba:


Art.48: Se admitirá toda clase de prueba pudiendo el Tribunal rechazar la que
fuere de evidente impertinencia o ilicitud.- Podrá el Tribunal ordenar, como medida
para mejor proveer, la producción de otras pruebas, así como la intervención de
peritos.-
Art.49: Será obligación de las partes asegurar la comparecencia de los
testigos ofrecidos a la audiencia que se les fije, bajo apercibimiento de tener por
desistida esa prueba, salvo en los casos de ausencia justificada, fehacientemente
comprobada.-
Art.50: Vencido el período de prueba o su ampliación, las actuaciones se
pondrán a disposición del denunciante y del denunciado, por el término de cinco días
corridos a cada parte, para que produzcan su alegato.-

253
Art.51: Presentados los alegatos o transcurrido el plazo para hacerlo, quedará
automáticamente la causa en estado de resolver. No podrán presentarse más
escritos ni producirse más pruebas.-

CAPITULO 3- RESOLUCIONES DEL TRIBUNAL

Art.52: El poder conferido al Tribunal por el Art. 26 será ejercido sin necesidad
de petición de parte, y en forma prudencial, de acuerdo con la naturaleza y
circunstancias del hecho denunciado.- Este procedimiento debe impulsarse de oficio.-
Art.53: El Tribunal, dentro de los quince días corridos desde que la causa
quedó en estado de resolver, deberá dictar sentencia.-
Art.54: La sentencia del Tribunal contendrá los requisitos de los artículos 88 al
90 del C.P.C. de Mendoza.-
Art.55: La sentencia contendrá el voto individual de cada uno de los miembros
del Tribunal.-
Art.56: La resolución que ponga fin al proceso deberá contener: la condena o
el sobreseimiento del acusado y en este último paso con constancia expresa de que
el proceso no ha afectado su buen nombre y honor.-
Art.57: Se comunicará el fallo al Consejo Superior, quien hará constar el
mismo en el legajo personal del notario.- Las resoluciones serán notificadas dentro
de los tres días hábiles de dictadas. Transcurrido un período igual desde la
notificación, sin que las mismas sean recurridas, quedarán firmes.- No podrá
formalizarse nueva denuncia fundada en una causa ya juzgada.-
Art.58: Cuando la resolución imponga sanciones al acusado, éstas se
cumplirán desde el día en que aquélla quede firme. A este efecto y a fin de cumplir
con lo establecido en los artículos siguientes, el Tribunal deberá notificar al
organismo pertinente.-

CAPITULO 4- DE LOS RECURSOS

Art.59: Procederán los recursos de reposición, aclaratoria y apelación, los que


se sustanciarán conforme lo establecido en el Título VIUI, sección Primera, Capítulos I
y II del Código Procesal Civil de la Provincia de Mendoza.-
CAPITULO 5- DE LA PRESCRIPCION

Art.60: Las acciones previstas en el presente título prescriben a los dos (2)
años de cometido el hecho que les dio origen, al igual que en el derecho penal,
desde que se cometió el mismo.-

TITULO III
CAPITULO ÚNICO – DE LAS SANCIONES

Art.61: Los notarios que incurran en faltas de ética serán pasibles de las
siguientes sanciones:

254
a) Llamado de atención en forma privada.-
b) Apercibimiento que será puesto en conocimiento de los demás notarios a través
de las publicaciones correspondientes.-
c) Apercibimiento público que se comunicará a los Poderes Públicos y a los
Colegios Notariales de la República, y se dará a publicidad. Si la falta cometida
fuera de tal naturaleza que afectare gravemente al prestigio de la institución
notarial el Tribunal podrá sugerir a la Suprema Corte de Justicia la privación del
ejercicio profesional.-
Art.62: Las sanciones a que se refieren los incisos b) y c) del artículo anterior
llevarán aparejada la suspensión del derecho de elegir y de ser elegidos para cargos
electivos del Colegio Notarial y de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Escribanos
por uno y cinco años respectivamente..-

CODIGO DE ETICA DEL PODER JUDICIAL DE


NICARAGUA

VER ENLACE:
http://www.web.poderjudicial.gob.ni/coe-
etica/index.php?
option=com_content&task=view&id=21&Itemi
d=20&limit=1&limitstart=1

255
GUIAS DE ESTUDIO

GUIA DE ESTUDIO PARA LA PRIMERA UNIDAD

1. Discute en grupo las similitudes y diferencias entre los


conceptos de ética y moral. ¿Es lo mismo, cuál es la
verdadera diferencia?

2. ¿Para qué sirve la ética en la vida cotidiana, puede ser


algo útil o es un estorbo para nuestras conciencias?

3. ¿Cuál de los conceptos de ética estudiados te parecen


más apropiados para tu vida? ¿Te apuntas a un proyecto de
ética teleológica, deontológica?

4. ¿Después de haber estudiado esta unidad consideras que


hay algún principio ético que tiene validez universal?

5. Discute en grupo la propuesta de pluralismo ético que


propone la ética de mínimos. Preguntémonos si lo que
propone realmente es una tolerancia absoluta con todos los
valores que consideramos “extraños morales”. Qué implica
realmente convivir con grupos como la secta Moon, grupos
como los Testigos de Jehová, Mormones, musulmanes
practicantes. Etc. Que valores mínimos podemos compartir
con ellos dentro de nuestra cultura.

6. Si alguien te da permiso para que realices un acto que va


contra sus principios y valores, ese acto es moral? Es ético
obtener algún beneficio de un acto que va conscientemente
contra tu moralidad, cuando es aceptado por la parte
afectada?

7. ¿cómo puede nuestra sociedad llegar a un consenso sobre


unos valores mínimos que sean válidos para todos,

256
independientemente de sus valores culturales, su historia o
sus contextos específicos?

8. Selecciona en la Constitución de la República y en la


Declaración Universal de los Derechos Humanos los valores
mínimos que de manera universal, hay que respetar en una
sociedad plural y tolerante.

9. ¿En dónde quedarían las éticas religiosas en una sociedad


plural? Tienen cabida?

10. La ética civil propone que vivimos en una sociedad


fragmentada en el plano social, ideológico y político, en la
que no encontramos verdades absolutas, puesto que todo es
defendible, en la que todas la verdades son provisionales,
incluso las científicas, en la que las relaciones económicas
son movidas por el libre mercado, en que la noción del bien
común se pierde por la primacía absoluta de los bienes
individuales, en la que la vida se disfruta en el momento y se
pierde toda referencia utópica, entonces ¿podemos
preguntarnos en el plenario si no es quimérico seguir
buscando unos valores verdaderamente compartidos entre
todos los humanos?

257
GUIA DE ESTUDIO PARA LA SEGUNDA UNIDAD

1. ¿Se puede admitir que una situación distinta hace cambiar


los valores? ¿En todos los planos? ¿El moral incluido?

2. Los sofistas ¿defienden una doble moral? ¿Es aceptable


esta actitud? ¿Dónde encuentras doble moral hoy en día?

3. ¿Es lícito cambiar de partido? ¿Es ético? ¿Por qué se ve


mal? ¿Cuales son los líderes o personajes famosos que usan
tácticas sofistas?

4. La frase de Protágoras “el hombre es la medida de todas


las cosas” significa lo mismo que la que dice “cada cual es
cada cual” ¿Qué opinas?

5. Discusión de un caso: Un abogado recibe a un cliente y


acepta defenderlo. A los pocos días la parte contraria lo
visita y le pide que sea su defensor, obviamente
abandonando al primer cliente. A nivel profesional ¿puede
hacerlo? ¿Es honesto su comportamiento?

6. ¿Por qué se define a la ética socrática como la “Ética


Interior”? ¿Qué tiene que ver con la frase famosa que le
contestó la Pitonisa del Oráculo de Delfos: Conócete a ti
mismo?

7. Después de haber leído La Apología de Sócrates contesta


las siguientes preguntas:

¿Por qué lo condenaron realmente? Qué concepto del


cumplimiento de la ley tenía?
Es razonable admitir las leyes solo cuando nos favorece?
¿Qué es mejor que la ley en caso de duda tenga siempre la
razón, caiga quien caiga, o Que me la tome por mi cuenta,
conforme a mis intereses? ¿Tenía razón Nietzsche cuando

258
dijo que Sócrates es el culpable de haber inmerso a
occidente en unos valores morales de sumisión?

8. En un Estado de Derecho la ley es expresión de la


voluntad común? ¿Tiene la ley civil tanto valor legal como
moral?

9. Has leído últimamente en los periódicos de algún


ciudadano que infringe la ley en cuestiones fundamentales
que afectan la convivencia humana. ¿Es este sujeto
atrapado por la justicia en nuestro país?

11. Es lo mismo Ética y Política en Aristóteles. Busca en


Aristóteles los conceptos de Justo término medio. La
prudente moderación, Eudemonía, teleología, virtud, zoon
politikón. Felicidad. Armonía, justicia distributiva,
conmutativa y legal. Epiqueya o Equidad.

12. ¿Por qué los cínicos eran autárquicos y contraculturales?


¿en dónde encuentras los cínicos actuales?
13. ¿Cuál sería la diferencia entre un sofista y un cínico? Los
políticos son cínicos o sofistas?

14. ¿Cuál es la máxima virtud que recomienda Epicuro? Qué


te parece la definición de filosofía? Cuál es la tesis de la
carta a Meneceo? De qué quiere convencernos Epicuro?

15. Analiza los tres temores del TETRAFARMACON de


Epicuro. ¿son reales? ¿son adquiridos por la educación o son
innatos?

16. ¿Qué tienen que ver los deseos con la ética? Quien es
más epicureísta un joven o un anciano?

259
17. Qué tiene que ver la abstinencia, la ascesis y la
austeridad con la ética estoica. ¿son estoicos una mujer
embarazada, un deportista, un monje, un estudiante?

18. comenta las frases siguientes: Quien bien te quiere te


hace llorar. El fracaso en la vida es necesario. La educación
debe ser dura.

19. Haz una lista de personajes hedonistas y de personajes


ascetas. Cuales viven mejor?

20. Dijo Confucio: “solo los muy sabios o los muy estúpidos
no cambian nunca” ¿qué opinas del cambio? Todo cambia,
también la ética, los valores? Qué dicen los escépticos?
Entonces no hay que creer en nada?

21. Explica el Imperativo categórico kantiano y qué tiene


que ver con la moral universal y el cumplimiento del deber?
Es un deber de conciencia hacer el bien? 22. Desde el
estudio de la ética Marxista cuando queda legitimada una
revolución? Quienes deciden los grandes cambios, el
pueblo, las masas? Las élites del poder o el gobierno?
Debemos tener el mismo concepto de trabajo y Estado que
tenía Marx?

23. Resume la ética nihilista Nietzscheana a partir de la


lectura del Anticristo y de la selección de frases famosas.

260
GUIA DE ESTUDIO PARA LA TERCERA UNIDAD

1. Haz un comentario a la Deontología jurídica del Antiguo


Testamento en los siguientes textos: 2Crónicas 19, 6-7;
Deuteronomio 16, 19; Isaías 10, 1-2; Levítico 19,15
Eclesiástico 4,9.

2. Comenta la siguiente frase de Rudolf von Ihering: “el


abogado es un luchador en pro de la justicia y el derecho y
en contra de toda injusticia. El derecho es la fuerza de la
razón, aunque en ocasiones use la coerción, y aunque se
tenga la fuerza y el poder jurídico, en ocasiones la lucha no
deja de ser ardua”.

3. Dialoga en una sesión grupal las siguientes frases:

a. “el hombre se supera cuando se mide con el obstáculo”


(Antoine de Saint Exupery).
b. “El que busca gloria, poder o riquezas, pierde su tiempo y
sus energías en el estudio del derecho. (Manuel Palavicini).

4. Resume cuales son los deberes del abogado para con el


cliente.

5. Candian, en L’avvocatura, dice que los defectos que debe


evitar el abogado son los siguientes:

a) Abogado irritado, impositivo;


b) Abogado autosuficiente
c) Abogado fraudulento
d) Abogado atérmico, apático.
e) Abogado superman, prepotente, todopoderoso.

¿Estas de acuerdo con esta lista o hay que restarle o


sumarle cargos?

261
6. El Código de Deontología de la Barra Mexicana de
Abogados los resume en tres: Alargar los plazos o prolongar
los procesos, tráfico de influencias y cohecho y la
litigiosidad. Comenten en una sesión plenaria cómo se
presentan en la práctica del derecho en Nicaragua.

7. Elabora un decálogo de principios para cada uno de los


siguientes grupos jurídicos:

a. Secretarios, Fiscales, Mediadores, Forenses y fiscales.


b. Etica de los Procesos Judiciales
c. Etica de los Contratos Públicos

8. ELABORA TU PROPIO CODIGO DE ETICA JURÍDICA. Puedes


consultar en Internet otros códigos: de La Barra Americana,
de la Barra Mexicana, de la Unión Europea o de países
latinoamericanos. El Código debe llevar al menos tres
acápites principales: ABOGADOS, NOTARIOS, JUECES. Estos
se pueden subdividir en temas: Relación con los clientes,
Honorarios, Principios básicos, Prohibiciones, Introducción,
Bibliografía y Contrato Ético personal. Al final debes firmarlo
y entregar una copia al profesor.

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