José Leonardo Chirino

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José Leonardo Chirino (Curimagua, Falcón, 25 de abril de 1754-Caracas, 10 de diciembre de

1796) fue un zambo venezolano que lideró una fallida insurrección en busca del
establecimiento de la república en el país y la abolición de la esclavitud. Aunque fue un hecho
de carácter local, un levantamiento que obedeció a una situación específica, propia de las
condiciones sociales generadas por la esclavitud, tuvo inspiración en las insurrecciones de
negros africanos que tenían lugar en Saint Domingue y también en la Revolución francesa. El
movimiento no se propagó más allá de una parte del occidente del país, pero logró provocar
una seria alteración del orden colonial en Venezuela.1

Insurrección[editar]
El 10 de mayo de 1795, Chirino en compañía de José Caridad González, 6 gestan y
comienza a expandirse en la mencionada hacienda de Macanillas, cerca del Valle
Curimagua; los alzados buscan tomar algunas propiedades de la zona, con la idea de
incorporar hombres a la revuelta antes de llegar a Coro, como lo hacen en efecto bajo el
mando de Juan Cristóbal Acosta, pues Chirino se queda para organizar otro grupo.
Los insurgentes proclamaron abiertamente sus objetivos:

 La aplicación de la “Ley Francesa”, significando el establecimiento de una


república democrática;
 La libertad de los africanos esclavizados y la abolición de la esclavitud;
 La supresión de tributos pagados por los indígenas (demora) y los impuestos como
la “alcabala”;
 La eliminación de la aristocracia blanca.5
El dominio ejercido por la sociedad criolla en las regiones tomadas por los alzados entra
en crisis; en las haciendas que caen en poder de estos se impone la supresión de la
esclavitud, la eliminación de los privilegios y de los impuestos de alcabala.
La idea inicial de llegar a Coro sufre un primer contratiempo luego de los éxitos iniciales,
ya que los alzados deciden permanecer en las zonas tomadas. En el entretiempo, la
sociedad criolla tiene oportunidad de organizarse y de conseguir refuerzos, enteradas las
autoridades de que las armas que en el llano, al sur de Coro, tomaron posiciones;
llevaban, además de otras armas de fuego, 2 cañones pedreros. Cuando los negros
acometieron desordenadamente, sus columnas fueron destrozadas. En la corta refriega
murieron 25 negros y quedaron 24 heridos.

Consecuencias[editar]
Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades
coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al
cobro de impuestos a las clases humildes. Aunque fracasó, no fue estéril, porque a la
postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano. 7Además esta
insurrección es considerada por los historiadores como el primer movimiento
preindependentista de Venezuela, que abrió el paso para los movimientos de José María
España y Manuel Gual, Francisco de Miranda y hasta para el de Simón Bolívar.

Ejecución de Chirino[editar]
José Leonardo Chirino no llegó a tiempo para participar en el combate, al saber la derrota
se internó en la serranía, trata de reorganizarse. Escribe al cacique y a los indios
de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y prometiéndoles que no pagarían
demora; esto es, un tributo especial de los indígenas y que ahora se les cobraba en dinero
en efectivo. Sin embargo, tres meses después la traición de un antiguo compañero facilita
su captura y es trasladado hacia Caracas, donde la Real Audiencia lo condena a muerte
por delito de subversión. Se le condena «a muerte de horca que se ejecutará en la plaza
principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y verificada su
muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro
sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para
Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de
Coro para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fije en la
inmediación de la aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los
propios términos en la altura de la sierra».8
Su hija Viviana fue vendida por 200 pesos y a sus dos hijos los vendieron por 120 y 150
pesos respectivamente. Y como última medida se incluye en el escudo de la ciudad de
Coro las tres cabezas degolladas y sangrantes de José Leonardo y sus lugartenientes,
como pública advertencia a quienes tuvieran pensado levantarse contra Dios y el Rey.9
La condena es realizada conforme a la tradición colonial y en concordancia con los
agravios infligidos por el alzado a los sectores dominantes. El 10 de diciembre de 1796, 10
Chirino es inmolado en la horca, en plaza pública y su cuerpo fue descuartizado y
colocadas sus partes en distintos lugares.

Legado de Chirino[editar]
El movimiento encabezado por Chirino y José Caridad González, fue una insurrección que
impactó política, social y económicamente a la sociedad colonial venezolana. El legado de
Chirino y de otros afrodescendientes, como José Joaquín Veroes, Gerónimo Guacamaya,
José Tomás León, Leonardo Infante, Francisca Paula Aguado, Hipólita Bolívar, Marta
Cumbale, José Ascensión Farreras, Inés María Páez; Matea Bolívar y Pedro Camejo en
diferentes tiempos contribuyeron con la independencia, consolidación de la libertad y
soberanía en Venezuela.

Conmemoración[editar]
Con el objeto de cumplirse en 1995, 200 años de la rebelión liderada por Chirino, el
Ejecutivo Nacional, el Congreso de la República y diversas instituciones culturales del
país, acordaron homenajear al luchador social. Entre los actos conmemorativos, se develó
una placa en el Panteón Nacional, el 10 de mayo de 1995, con lo cual quedó reconocida
oficialmente su presencia al lado de los otros próceres venezolanos.
En el 2005 fue decretado el 10 de mayo como "Día de la Afrovenezolanidad", 6 por el
entonces presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro, para conmemorar 210
años de la rebelión de Leonardo Chirino en la Sierra de Coro.
El 10 de mayo de 2015 se develó una placa del héroe en la plaza Bolívar de Caracas en el
mismo sitio donde Chirino fue ejecutado el 10 de diciembre de 1796.
El aeropuerto de Coro lleva su nombre,10 así como el 421 Batallón de Infantería
Paracaidista de la Fuerza Armada Bolivariana de Venezuela.

Véase también
Chirino nació en Curimagua, estado Falcón, 25 de abril de 1754, fue hijo único de una
indígena libre y de un negro esclavo perteneciente a una familia criolla.

El 10 de mayo de 1795, Chirino en compañía de José Caridad González, gestan una


insurreción que comienza a expandirse en la hacienda de Macanillas, cerca del Valle
Curimagua; los alzados buscan tomar algunas propiedades de la zona, con la idea de
incorporar hombres a la revuelta antes de llegar a Coro.

Los insurgentes proclamaron abiertamente sus objetivos:

 La aplicación de la “Ley Francesa”, significando el establecimiento de una


república democrática;
 La libertad de los africanos esclavizados y la abolición de la esclavitud;
 La supresión de tributos pagados por los indígenas (demora) y los impuestos
como la “alcabala”;
 La eliminación de la aristocracia blanca.
A partir de esta acción, el dominio ejercido por la sociedad criolla en las regiones tomadas
por los alzados entró en crisis; las haciendas liberadas se suprimió la esclavitud, la
eliminación de los privilegios y los impuestos de alcabala.

l alzamiento de Chirino hizo avanzar


el proceso de independencia.
 

La hazaña de José
Leonardo Chirino, quien se levantó en armas el 10
de mayo de 1795 contra el poder español,
enarbolando un programa político para crear una
República en Venezuela, bajo los principios de
libertad e igualdad, no tiene parangón en nuestra
historia.
 

Así lo manifestó el antropólogo y catedrático Esteban


Emilio Mosonyi al ser abordado con motivo del
aniversario del alzamiento de este héroe
afrodescendiente venezolano, fecha que el
presidente Hugo Chávez decretó en el 2005 como
Día de la Afrovenezolanidad.
 

El alzamiento de Chirino hizo avanzar el proceso de


la independencia en Venezuela, dijo el profesor
Mosonyi.
-Chirino demostró la disposición que había en el
territorio venezolano para al combate por la libertad;
contribuyó al adelanto de la independencia de
Venezuela porque permitió a otros grupos con
ideales de emancipación estudiar el enfrentamiento
para mejorar las estrategias y constituyó un ejemplo
de coraje no solo para los esclavizados y
afrodescendientes, sino para todos los luchadores
por la libertad, la igualdad y fraternidad que
planteaba la Revolución Francesa.
Mosonyi desestimó algunos intentos de reducirle
importancia, asegurando que hay diversas ópticas
que prefieren descartar estos hechos, haciéndolos
ver como simples anécdotas, porque le convenía a
los intereses de quienes se oponían a todo
pensamiento vinculado a la libertad de los esclavos,
a la independencia política del territorio, o al
pensamiento republicano.
El catedrático afirmó que Chirino fue derrotado, pero
eso no demerita la medida de su hazaña.
País Soberano
Buscando crear un país independiente, José
Leonardo Chirino organizó un movimiento que logró
reunir más de 300 alzados, entre esclavizados,
negros libres e indígenas dispuestos a actuar
conjuntamente, que se enfrentó en combate armado
contra el poder colonial.
José Leonardo quiso hacer en Venezuela algo
semejante a lo que se estaba viviendo Haití, donde
imperaban circunstancias bastante diferentes, pues
era un país insular, pequeño, que había triunfado y
ejercía su soberanía.
El Momento Histórico.
La acción de José Leonardo tuvo lugar años antes
de los acontecimientos de 1810 y 1811 en Caracas y
tres años después de la conspiración de Manuel
Gual y José María España, descubierta en 1797, en
la que participaban aliados pardos y blancos.
El proceso hacia la independencia de Venezuela
venía captando adeptos en diferentes lugares y
sectores sociales de la época y en ese contexto José
Leonardo Chirino inicia su labor insurreccional.
Se vincula con José Caridad González, quien
provenía de las islas del Caribe, donde había leído y
se había impregnado de ideas de libertad, y algunos
participantes de la rebelión afirmaban que contaban
con su apoyo.
Luego con el movimiento de los Jacobinos Negros –
que en esa época estaban en pleno apogeo en Haití,
en Martinica y en Guadalupe– Chirino se dedica a
luchar por la independencia política.
En aquella época 300 hombres podían representar
un ejército significativo pero el enfrentamiento fue
desigual porque si numéricamente pudieron ser
suficientes para aspirar a la victoria, las condiciones
en que se produjo no eran lo suficientemente
favorables para alcanzar el éxito contra el imperio
colonial español.
 Mensaje a la Afrodescendencia.
-Mi mensaje a la afrodescendencia de Venezuela, de
la cual me siento hermano, es que debería tomar el
ejemplo de José Leonardo Chirino y hacer uso de
todo su brío en la participación cultural, y en hacer
más visible su presencia en la situación actual de
Venezuela, dijo.
El reconocido antropólogo y académico Esteban
Emilio Mosonyi comentó que se siente complacido
de haber sido abordado en relación a Chirino, uno
de los personajes históricos por los cuales tiene
mayor interés y “…llevo con mucho orgullo la
Condecoración José Leonardo Chirino que me fue
otorgada por el Movimiento Afrodescendiente
venezolano”
LA INSURRECCION DE JOSE LEONARDO CHIRINOS
(1795)
Publicado por @ V E N Z R E T R O S  el 1 2 M A Y O , 2 0 1 6

 
Distintas causas –de diferentes órdenes– dieron origen a este movimiento. La variable
condición social en que se encontraban los negros y los aborígenes, representa un
motivo de importancia, pues todos los negros aspiraban a ser libres y todos los
indígenas a ser exentos. Así estaban las situaciones cuando llegó la noticia, en la cual
el Rey de España había acordado la libertad de los esclavos. La cédula que esto
ordenaba había llegado a Venezuela, pero las autoridades reales y especialmente el
Cabildo de Caracas se oponían a darle cumplimiento, por ser atentatoria a los
derechos de los propietarios. Para 1790 ésta era una verdad, aceptada por los negros
de la serranía, pues un hechicero llamado Cocofió se había encargado de propagarla
por todas las haciendas. Se decía incluso que José Caridad González, un negro que
tuvo la oportunidad de ir a la Península y logró conseguir con el Monarca títulos de
propiedad para los negros loangos de las tierras de Macuquita, había visto en España
la referida cédula. Dentro de este esquema, el Rey aparecía como un “Santo”
dispensador de bondades, y la autoridad y los amos, como unos seres despreciables.
Así se fue encendiendo el rencor, sembrándose el germen de la rebeldía.  
 
Esta vez tenían cierta razón los negros por sus sospechas. Se trataba en verdad del
llamado Código Negro, el que, si bien no tenía el alcance que le daban los esclavos,
pues en lo absoluto se refería a la concesión de la libertad, se establecía un régimen
de mayor consideración para ellos.

Para el tiempo en que se propagaban los rumores, llegó a Coro como


recaudador de los Derechos Reales, Juan Manuel Iturbe, quien puso todo su
empeño en cobrar formalmente las contribuciones. Los aborígenes demorados
debían pagar sus tributos –según el recaudador Iturbe– en dinero efectivo; el
derecho de alcabala debía extenderse a todas las transacciones, por pequeñas
que ellas fueran. A las mujeres  –afirma Arcayales embargaban en garantía de
los impuestos sus rosarios, zarcillos y hasta pañuelos con que cubrían la
cabeza.  Estos hechos perjudicaban principalmente a los esclavos y labradores
libres de la Sierra, los cuales no disimulaban su descontento.
Otra causa fue el inicio de la Revolución Francesa, de la cual llegaban noticias.los
levantamientos de esclavos liderados por Toussaint-Louverture y las tendencias
republicanas que pugnan por imponerse sobre el régimen colonial. A Coro estas
noticias llegaban a través de La Guaira y Curazao. Durante el transcurso de la guerra
franco-española aparecerían con frecuencia los corsarios franceses en las cercanías
del puerto de La Vela. Los terratenientes corianos, quienes vivían gran parte del año
en sus haciendas, comentaban los sucesos de dicha Revolución.

Uno de ellos, Don José Tellería, tenía como huésped en su hacienda de


Curimagua al mejicano José Nicolás Martínez, que había llegado a Coro en
1794. Este Martínez era un hombre ilustrado, como también Tellería, y en sus
tertulias, entre otras cosas, hablaban de los acontecimientos de Francia, del
derrumbamiento del antiguo orden social, de la proclamación de la República y
la igualdad para todos, del ajusticiamiento del Rey y de la guerra con España;
además preveían que el triunfo de los franceses podría traer como
consecuencia un desembarco de los corsarios de esta nacionalidad para
apoderarse de Coro.
 
José Tellería se entera de tales convulsiones y la cuestión le preocupa, estas
conversaciones las escuchaban los criados y los esclavos quienes las comentaban
entre los suyos. Todas estas cosas llegaban a conocimiento de un negro libre de
nombre José Leonardo Chirino, quien además las escuchaba directamente pues vivía
en la casa de Don José de Tellería, señor a quien servía. Él era hijo de un esclavo de
Don Cristóbal Chirino –de donde venía su apellido– y de una india libre – caquetía–
llamada Cándida Rosa.

José Leonardo Chirino había acompañado a Don José Tellería en sus viajes de
negocios a Curazao y Haití, donde había observado cómo vivían los negros de esta
última isla, los cuales se habían sublevado, para hacer valer sus derechos y abolir la
esclavitud. ¿Por qué no hacer lo mismo con los negros de la Sierra? Los Viajes, las
conversaciones y la inteligencia de este zambo le permitieron cultivarse y adquirir
cierto prestigio entre los trabajadores de la Sierra coriana, pues además, era un negro
que había vivido experiencias distintas y enriquecedoras, que el resto de sus iguales.
La agitación en que se encontraban los esclavos en esos momentos hacía la ocasión
propicia
Chirino también está al tanto, pero esto, en lugar de preocuparlo, lo estimula: eso
de libertad e igualdad tenía que estimular a alguien que jamás ha visto un movimiento
similar en tierra firme.
Asimismo, estableció contacto con el proceso que se vivía en Haití donde los negros
esclavos se habían levantado contra los blancos y estaban luchando con éxito para
obtener su libertad. De regreso a Venezuela se incorporó a un grupo de conjurados
que se reunían en el trapiche de la hacienda Macanillas (Curimagua, Edo. Falcón),
entre los que se encontraba José Caridad González, un negro congolés muy
informado de las ideas de la Revolución francesa.
En la jurisdicción de Coro habitaban 3.261 esclavos negros, de ellos 960 en la ciudad
propiamente dicha. Existía además una comunidad de once mil negros libres y pardos;
muchos de estos negros libres formaban un grupo aparte, con barrios propios; éstos
eran los llamados negros “loango”, la mayoría fugitivos de Curazao. Asimismo, junto a
los grupos indicados anteriormente, formaban parte del cuerpo social los indios*,
divididos en los en dos grupos: los libres o exentos de tributos (descendientes de los
caquetíos) y los tributarios o “demorados” (descendientes de los Jiraharas y Ayaguas).
Para completar el cuadro social, agregaremos que el grupo blanco –dentro de él los
propietarios de tierras, esclavos y dinero– representaba la minoría étnico-social,
aproximadamente diez por ciento del conjunto en total.
Todo esto le sirvió a Chirino para encabezar el 10 de mayo de 1795 un movimiento
armado desde la mencionada hacienda.
Los acontecimientos

A finales de marzo de 1795,  José Leonardo Chirino empezó a tramar la conspiración


con otros dos negros llamados Cristóbal Acosta y Juan Bernardo Chiquito. En el mes
de abril, de regreso de un viaje a Coro, informó a sus compañeros que se había
puesto de acuerdo con José Caridad González[6], quien acababa de llegar de
Caracas, y le había ofrecido su apoyo, el de sus amigos, extranjeros que andaban por
la costa y de los negros loangos que él comandaba. Según informaba Chirino, el plan
de José Caridad era tomar a Coro, invadir Puerto Cabello y luego atacar a Maracaibo,
contando con la ayuda de los corsarios franceses. Luego, quedó demostrado que nada
de eso era cierto, pero Chirino supo utilizar el nombre de José Caridad González –
negro de gran prestigio entre la gente de su raza– levantándolo como bandera.

Ciertamente, en meses anteriores a la insurrección, se escuchaban rumores que


parecen haber llegado desde la Sierra hacia la población negra de Coro, tal como cita
Lucas Guillermo Castillo Lara:
“las especies que más le llamaron la atención, decía Jacot, fue lo que le refirió el Cura
Párroco, Pbro. Pedro Pérez: antes del levantamiento se hacían unos bailes o zambas
en las que cantaban unos versitos muy deshonestos y se bailaba mil obscenidades;
me acuerdo de una que dice: mas vale negro con placa, que caveza de blanco:
candela arriba, candela abajo saca la muchacha, corta la cabeza, come los zamuros,
beva la aguardiente”[7]

Y otro vecino llamado Nicolás Coronado le mencionó a Jacot otros versos, que
también se cantaban en los expresados bailes “Candela abajo, candela arriba, muera
lo blanco, lo negro viva…”. De ser cierto estos dos testimonios, nos conduce a pensar
que los negros corianos se burlaban de las autoridades y de la aristocracia de Coro, al
bailar y tocar al son de los tambores y en sus propias narices pronosticar el
alzamiento, aparentemente de acuerdo con los futuros alzados. Esto se expresa en
todo el contenido de las coplas, además planeaban con anticipación la insurrección y
la expansión de las ideas de libertad, desde la Sierra hasta Coro “candela arriba,
candela abajo”.
Así llegó el domingo 10 de mayo de 1795, con el objeto de no despertar sospechas los
conjurados, bajo la jefatura de José Leonardo Chirino organizaron un baile en el
trapiche de la hacienda de Macanillas, Sierra de Coro; el mismo día en la noche se
trasladaron a la Hacienda “El Socorro”,  donde dieron el grito de rebelión. Con los
ánimos exaltados, empezaron a poner en práctica sus planes en la propia hacienda.
Asaltaron la casa y mataron al mejicano José Nicolás Martínez, quien fue la primera
víctima; también resultó gravemente herido Ildefonso Tellería. Después de saquear la
casa, pasaron a la Hacienda Varón, donde mataron a José María Manzanos e hirieron
a machetazos a Doña Nicolasa Acosta. Luego incendiaron las casas de las Haciendas
La Magdalena y sabana redonda. De aquí, ya en la madrugada, regresaron a El
Socorro, donde había establecido su cuartel general.

Los blancos huían temerosos a esconderse en los montes; uno de ellos, el


joven Manuel Urbina, logró escapar y llevó la noticia a la ciudad.

En la mañana del once, José Leonardo Chirino designó comisiones y una de


ellas salió a levantar a los negros de Canire y el Naranjal. La que fue a la
cumbre de Curimagua dio muerte a Don Pedro Tellería y a Pedro Francisco
Rosillo. Con algo más de doscientos hombres –negros en su mayoría–, Juan
Cristóbal, uno de los jefes subalternos de José  Leonardo, fue enviado a Coro,
con la firme creencia de que esta ciudad caería fácilmente pues le habían dicho
además de no existir fuerza armada, los loangos con José Caridad González a
la cabeza se unirían. A media noche llegaron a la aldea de Caujarao y
ultimaron a los guardias de la aduana; amanecieron allí esperando al zambo
Chirino.

Mientras tanto,                     en la ciudad se enteraron de la proximidad de


los insurrectos, la mala organización y calidad de sus armas. Los habitantes de
Coro, encabezados por los principales ciudadanos blancos: el Doctor Pedro
Chirino, Don Diego de Castro y Don Pedro García de Quevedo,  organizaron y
armaron junto con las autoridades, una milicia que traía, además de otras
armas, dos cañones pedreros. Bajo el mando del Justicia Mayor Don Mariano
Ramírez Valderraín, se prepararon para el ataque; en enfrentamiento con Juan
Cristóbal Acosta, murieron veinticinco negros y quedaron heridos veinticuatro.
Ramírez Valderraín, alegre por su triunfo fácilmente logrado, mando a decapitar
a los heridos y prisioneros.

Entre el 12 y el 13 de mayo se completó la derrota a los insurrectos, pues a la


pequeña pero bien armada milicia blanca, se le agregaron las milicias de
Indias, que contribuyeron a perseguir y capturar a los fugitivos de la Sierra.
Cuando José Leonardo  Chirino iba a reunirse con los suyos, supo de la trágica
derrota; pretendió entonces reorganizar sus fuerzas con los negros que huían
pero ya no era posible. Ante la proximidad de las comisiones que subían en su
búsqueda, optó por internarse en las serranías.
Es necesario mencionar que, una vez ocurridos los sucesos, la reacción
inmediata de del Teniente de Justicia Mayor de Coro, Don Mariano Ramírez
Valderraín, fue sofocar el motín por los medios más rápidos y expeditos –
obviamente violentos-, matando de inmediato y sin previo procedimiento judicial
a los primeros participantes apresados. Precisamente, por esto fue criticado,
alegándose que sin conocimiento de causa, sin audiencia ni consulta, su
aplicación del derecho ni la justicia, procediera a eliminar y encancelar a un
conjunto de personas que supuso estaban involucradas e el tumulto.

La persecución que desató Ramírez Valderraín fue atroz[8]. José Caridad


González y dos negros más, apresados al presentarse a ofrecer sus servicios,
fueron muertos el mismo día cuando trataban de fugarse. En los días
siguientes, todos los que cayeron prisioneros fueron ajusticiados. Treinta y
cinco, apresados en San Luis, Pecaya y Pedregal, perecieron a golpe de
pistola. Igual muerte corrieron otros cinco que cayeron en Paraguaná.
Veinticuatro detenidos en la Sierra murieron degollados; a otros los
decapitaron. Hasta tres mujeres (Polonia y Trinidad, esclavas de Doña Nicolasa
Acosta y Juana Antonia, morena esclava de Don Francisco Manzano), fueron
condenadas al castigo de azotes. Sus dueños debían deshacerse de ellas, en
el término de dos meses, vendiéndolas fuera de la jurisdicción.

José Leonardo chirino y los que le acompañaban, fueron atrapados hacia el


mes de agosto, tres meses después de la insurrección, por Juan Manuel de
Aguero en el pueblo de Baragua y llevados a Coro. Como el juicio de allí se vio
complicado por múltiples acusaciones que involucraban a personas como el Dr.
Chirino y al finado José Caridad González en la insurrección, la Real Audiencia
de Caracas tomó cartas en el asunto y José Leonardo fue trasladado a
Caracas para ser juzgado.

El 10 de diciembre la 1796 la Real Audiencia de Caracas lo condenó “a muerte


de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital a donde será
arrastrado desde la Cárcel Real y verificada su muerte, se le cortará la cabeza
y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte
pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los
Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro,
donde una de ellas se clave en un palo de la propia altura, y se fige en las
inmediaciones de la Aduana llamada Caujarao, y la otra en los propios términos
en la altura de la Sierra donde fue muerto Don José Tellería”[9]

En la misma sentencia donde se decreta la muerte de Chirino, se toman


decisiones contra otros personajes presos, fugitivos o familiares de los mismos.
La sentencia ordenaba la libertad y perdón de todos los negros “loangos” que
habían sido apresados; fue en cierta forma una tardía absolución a José
Caridad González, asesinado sin derecho a juicio; por esto no quedó
suficientemente clara su participación o no en estos sucesos       

Otro decreto importante de esta misma sentencia fue el destino de la familia de


José Leonardo Chirino, siendo sus miembros sometidos a un status particular,
puesto que se trata sólo de esclavos sujetos a un inventario, sino de la familia
del jefe de la insurrección, a la cual había que vender fuera de la jurisdicción.
Este levantamiento escenificado en la serranía de Coro por un conjunto de
esclavos e indígenas tuvo por objeto la abolición de los esclavos y la supresión
de los numerosos impuestos, así como el establecimiento de un régimen
inspirado en el haitiano (la Asamblea Nacional francesa había otorgado la
ciudadanía a los hombres libres

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