Wolfram Eilenberger Tiempo de Magos
Wolfram Eilenberger Tiempo de Magos
Wolfram Eilenberger Tiempo de Magos
Tiempo de magos
Acaso uno de los efectos de las grandes tragedias sea el hacer reflexionar al hombre
sobre el sentido propio de las mismas (la base sobre la que se sustenta buena parte de
la mejor narrativa griega tiene su sustento precisamente en la tragedia, cuyo valor y
significación humanos habría de traspasar las fronteras de la propia literatura para
convertirse en un paradigma en el destino y trascendencia del hombre).
Hechos a esta tarea del pensamiento como actitud, el autor repara en adelante en la
figura de tres relevantes filósofos: Benjamín, Cassirer y Wittgenstein. Y la estima y
contribución de cada uno de ellos la refleja de un modo que asume, con clarividencia,
la sustancia del contenido del libro, reflejado en distintas consideraciones del pensar
que, aún pareciendo distantes, son bien complementarias. Así lo expone en el lenguaje
claro, directo, sincero con el que se expresa y define en buena medida el estilo del
libro: “Benjamín está convencido de que, con el sí al matrimonio burgués, el individuo
entra de forma irremediable, como persona capaz del amor, en un contexto creado por
ideas de culpa y sacrificio. Pues, ¿qué significa el ‘sí’ del matrimonio sino incumplir
en el futuro, y para el resto de la vida, la promesa hecha en aquel momento que una
vez abrió la existencia y que constituye el verdadero motivo de la promesa dada?”
Por fin, cuando alude a Wittgenstein, escribe, después de subrayar lo que este
revolucionario filósofo interpretaba como el hechizo que el lenguaje opera en nuestro
entendimiento: “El proceso filosófico de esclarecimiento o curación debe adoptar, por
esta razón, la forma de un constante y paciente desenmarañar, evidenciar y
diagnosticar confusiones. Su método fundamental consiste en recordar los contextos
reales en los cuales se emplean las palabras y el sentido que éstas tienen en ellos. Y
concluye: Filosofar es reunir recuerdos para una finalidad determinada”.