Revista Fuentes
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después, la transferencia
Gustavo Fuentes Fuentes*
Olga se entera de la Fundación por medio de SAPTEL1. Llama para concertar cita, que-
da anotada en la lista de espera y pasa un tiempo. Yo llamo para preguntar por su sobrino,
Olga había llamado para que también lo anotaran en la lista de espera, porque ella consi-
dera que necesita atención. Al llamar al sobrino de Olga, es ella quien contesta el teléfono
y, reclamando, me dice que ella había llamado primero y que por qué no le han dado cita.
Yo le pregunto si quiere tener una entrevista, dice que sí, sin embargo, con muchas
dificultades concertamos el horario de la primera entrevista. Al llegar, lo primero que dice
en forma de reclamo es lo siguiente: “Antes que nada, yo quiero saber que va a pasar con
mi sobrino. Porque me siento mal de venir en su lugar, porque esta cita era para él.”
La primera entrevista estuvo enmarcada por el reclamo, reclamo que se extendió
y se mantuvo presente de manera constante en el primer año. Olga pide análisis porque
sus padres no le enseñaron a amar, a querer. Habla de que su padre era duro, golpeador
y borracho.
Me parece importante hablar de éste primer encuentro con Olga donde el reclamo
desde la primera entrevista dejaba ver ya algo del orden de la agresión.
En el texto “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico”
Freud dice lo siguiente: “Cuando el médico lleva a cabo el tratamiento psicoanalítico de
un neurótico, su interés en modo alguno se dirige en primer término al carácter de éste.
Mucho más le interesa averiguar el significado de sus síntomas, las mociones pulsionales
que se ocultan tras ellos y que por su intermedio se satisfacen, y las estaciones del secreto
camino que ha llevado de aquellos deseos pulsionales a estos síntomas. Pero la técnica que
le es forzoso obedecer lo obliga pronto a dirigir su apetito de saber primeramente a otros
objetos. Nota que su investigación es puesta en peligro por resistencias que el enfermo le
opone, y le esta permitido imputar tales resistencias al carácter de éste.” (1)
Olga antes de asistir conmigo, tuvo dos experiencias de análisis. En la primera
ocasión dejó de asistir porque su analista le dijo que tenía que ir tres veces por semana,
ella no estuvo de acuerdo. Tiempo después regresó a la misma institución donde tuvo esta
primera experiencia y le asignaron a un terapeuta ciego: ella dejó de ir porque le daba
tristeza verlo, además de que para ella era muy importante que la vieran. Esto lo mencio-
nó a la pregunta de si estuvo en diván. En alguna ocasión la pasaron a diván y no le gustó,
porque, decía Olga, “para mí es muy importante que me vean, yo no tuve quien me pu-
siera atención, mi madre tenía 45 años cuando yo nací. Soy la más pequeña y por eso mi
madre no me prestó atención.” Habla de que tiene muchos problemas con sus hermanas,
sin embargo, pasará tiempo para que hable de ellos.
Olga se considera como la única de su familia que ha visto el Psicoanálisis como
una posibilidad para estar mejor. Argumenta que su familia tiene muchos problemas y no
quieren ocuparse de ellos. Habla brevemente de su padre, dice que fue un hombre muy
duro, además, era alcohólico. Sin embargo, al interrogarla sobre su padre, su madre, su
1 SAPTEL: Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono (México)
historia en general, mantuvo siempre a lo largo del primer año de trabajo una actitud
defensiva, y no tardaría en decirme que ella sentía que yo era muy brusco con mis comen-
tarios y permanentemente tenía la sensación de que yo la criticaría por lo que ella dijera.
A lo anterior, Olga asocia lo siguiente: “Siempre fui agredida, nulificada, y por
consecuencia insegura, y todo lo que me sucede es por culpa de mi padre.” Al referirse
a su padre es lo único que dice y durante los primeros meses lo culpa de todo. No había
posibilidad para el cuestionamiento.
Regresemos al texto de Freud antes citado para identificar lo que él denomina
como pacientes de excepción, escribe Freud: “Dicen que han sufrido y se han privado
bastante, que tienen derecho a que se los excuse de ulteriores requerimientos, y que no
se someten más a ninguna necesidad desagradable pues ellos son excepciones y piensan
seguir siéndolo. En un enfermo de éste tipo, esa pretensión se extremaba hasta el con-
vencimiento de que una Providencia particular, que lo protegería de semejantes sacrifi-
cios dolorosos, velaba por él. En contra de certidumbres interiores que se exteriorizan
con esa fuerza, los argumentos del médico nada consiguen, pero también su influencia
fracasa al comienzo, por lo cual se ve llevado a rastrear las fuentes de que se alimenta
éste dañino prejuicio.” (2)
En un inicio, Olga se presenta como paciente de excepción, que me mantiene en
la imposibilidad de cuestionar o señalar algo, porque inmediatamente surge su rebeldía,
enarbolada a través de la agresión.
Olga aparece en la lista de espera con la edad de 37 años, después me dice que
tiene 50 años. Habla en alguna entrevista de que su padre falleció a los 98 años, menciona
dos fechas distintas respecto al nacimiento de su padre. Me habla de que su padre habría
fallecido hace tres años, después que hace dos años y luego que hace año y medio, esto en
distintas entrevistas. Manifiesta no haber tenido hijos porque cree que no estaba prepara-
da para tenerlos y educarlos, sobre todo le da mucho miedo que ella les transmita todo lo
malo que hay en su familia. Al cuestionarla sobre la disparidad de las fechas se enoja mu-
chísimo y dice lo siguiente: “Me siento incómoda porque pienso que usted me va a criticar
y por eso no digo muchas cosas.” Al surgir en su discurso éstas dificultades para ubicar
las fechas, pienso en la importancia que otorga Freud a la relación entre las amnesias del
neurótico y la génesis de sus síntomas.
En cada ocasión en que la cuestionaba aparecía en ella invariablemente una ac-
titud defensiva, descalificando cualquier intervención de mi parte que la implicara en lo
que le sucedía. En esas ocasiones su comentario era el siguiente: “Lo que usted me dice,
no es así, usted siempre se va por otro lado.” Al señalarle y hacerle evidente lo anterior,
comienza hablar de la rigidez de sus hermanas, dice que no quieren cambiar, no les gusta
que les digan sus verdades, no pueden hablar entre ellas porque se enojan y siempre termi-
nan mal. Cuando la cuestiono sobre que hay de ella en todo esto, da la impresión de que
no escucha, pasan varias entrevistas para que conteste alguna pregunta que yo le hiciera.
Comienza hablando de ella a través de su cuerpo y de la dificultad para poner en
palabras sus pensamientos. Una gastritis que no sólo le impide disfrutar de sus platillos
favoritos sino que la ha llevado a realizar un periplo con distintos médicos donde el resul-
tado es la queja por la falta de profesionalismo de los doctores al no curarla: no demorará
en dirigir esa queja hacia mí durante varios meses de forma continua, amenazando con
abandonar su tratamiento porque yo no he sido capaz de quitarle su gastritis.
Intenta explicar su gastritis de una manera racional, describe todo el proceso que
tiene lugar en el organismo cada vez que ella tiene un periodo crítico, incluso a través de
la endoscopia a la que se somete. A través de éste método invasivo logra, como ella dice,
mirar hacia dentro. Mientras tanto el afecto que se vincula con cada uno de los episodios
donde se presenta esta segregación excesiva de jugos gástricos se mantiene al margen.
La enorme dificultad que tiene Olga para poner en palabras sus pensamientos pa-
reciera tener relación con la rabia y resentimiento que siente hacia su padre y hermanas;
también algo de éste resentimiento se dirige hacia su esposo. Olga se queja de que no la
entiende porque ella le dice que lea cosas interesantes como el psicoanálisis, y no las cosas
que el acostumbra, como la Biblia y los doce pasos de los alcohólicos anónimos, grupo al
que pertenece el esposo de Olga.
El padre de Olga deja como herencia una casa para cuatro hermanas. A su muerte,
los conflictos entre ellas se desataron, Olga y su esposo viven en ésta casa junto con una
de las hermanas, los conflictos se presentan de manera cotidiana. Olga tiene un hermano
médico que, al parecer, recibió la ayuda exclusiva de su padre para hacer su carrera y
tener una casa propia.
En el primer año de trabajo, la agresión se constituyó en el obstáculo principal
para el avance en el trabajo analítico, amenazando constantemente con su interrupción.
Después de algunas entrevistas, hablamos de la posibilidad de vernos dos veces por
semana. La primera vez que asiste dos veces por semana dice lo siguiente: “Me fastidia
mucho estar con una persona durante mucho tiempo.”
El primer sueño que lleva es el siguiente: “Veo que hay un accidente. Muy parecido
al que tuvo una de mis hermanas años atrás. En el accidente que estoy viendo en el sueño
se encuentra un niño. Está muy mal, tiene abierta la cabeza y lo que más me impacta es
que cuando me acerco a ayudar el niño me muerde la mano.” Éste sueño y otros, la llenan
de angustia, no quiere hablar de ellos. La angustia se manifiesta rechazando cualquier
invitación de mi parte a la libre asociación, sin embargo, algo dice respecto a su sueño:
“Ese niño que está desvalido es como la actitud de mi hermana, porque al verla enferma,
yo intento ayudarla y su respuesta es agresiva.” Olga se presenta en transferencia como
un niño herido y desvalido que muerde a cualquiera que intente acercarse demasiado.
En la última entrevista antes de un periodo de vacaciones, Olga habla de manera
más directa sobre sus emociones implicadas en el pleito con sus hermanas, al final dice:
“Me siento mareada, todo esto me enferma.” No se presenta a la primera entrevista regre-
sando de vacaciones; a la siguiente se queja de que la pasó muy mal en este tiempo por lo
de su gastritis, me pregunta si recibí su mensaje, le contesto que no, y entonces me explica
que le pidió a su sobrino que llamara por teléfono para avisar que no asistiría a su sesión,
pero no se acordaba como me llamaba yo y, además, se da cuenta en ese momento que le
dio el teléfono de la institución a la que asistió anteriormente. Con el olvido de mi nombre
y el lapsus de dar un teléfono equivocado, el acto da cuenta del inconsciente, manifiesta en
transferencia su agresión, nulifica su espacio analítico, hace en él lo que dice hicieron con
ella, pareciera repetir lo mismo que, dice, le hizo su padre. Pienso en la actualización del
conflicto y despunte de la transferencia, como lo señala Freud en la vigésima séptima confe-
rencia de introducción al Psicoanálisis: “La enfermedad del paciente a quien tomamos bajo
análisis no es algo terminado, congelado, sino que sigue creciendo y su desarrollo prosigue
como el de un ser viviente. La iniciación del tratamiento no pone fin a ese desarrollo, pero
cuando la cura se ha apoderado del enfermo, sucede que toda la producción nueva de la
enfermedad se concentra en un único lugar, a saber, la relación con el médico.”(3) A propó-
sito de la relación entre analista y analizante, podríamos pensar en la formulación que hace
Lacan: “La Transferencia, es la puesta en acto de la realidad del inconsciente.”
de que yo puedo ser muy peligrosa, conmigo y con los demás, puedo ser muy agresiva,
hacer daño y hacerme daño.”
La agresión en las entrevistas preliminares ha funcionado como obstáculo, sin em-
bargo, puede operar al mismo tiempo en transferencia como vehículo para formular la
pregunta que la implique subjetivamente en lo que le sucede, enigma a descifrar, es decir,
el síntoma analítico.
Resumen
“El vínculo, después, la transferencia” es una ilustración clínica de cómo se instaura a través de
la relación con el terapeuta, la imagen fantasmática del Otro. La alteridad se presenta desde un lugar de
profunda desconfianza. Desde esta vecindad con la paranoia, se construye un vínculo transferencial que
puede abrir la puerta para el inicio de un Psicoanálisis.
Bibliografía
1. Freud, S. (1916). “ Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico.” En, Tomo
XIV Obras completas. Amorrortu. Argentina,
2. Idem.
3. Freud, S. (1916). 27 Conferencia de Introducción al Psicoanálisis. “ La transferencia.” En, Tomo
XVI Obras completas. Amorrotu. Argentina,
4. Lacan, J. (1960). “Posición del Inconsciente”. En, Escritos 2, Siglo Veintiuno. México.
5. Freud, S. (1900). “ La interpretación de los sueños”. En, Tomo V Obras completas. Amorrortu.
Argentina.
6. Película: “ El castillo de la pureza” Guión: Arturo Ripstein y José Emilio Pacheco. Fotografía Alex
Phillips. México 1972.
Olga fica sabendo sobre a Fundação por meio de SAPTEL1. Telefona para marcar uma
consulta, fica na lista de espera e passa um tempo. Eu ligo para perguntar sobre o seu
sobrinho. Olga havia ligado para que seu sobrinho também fosse colocado na lista de
espera, porque ela achava que ele precisava de tratamento. Quando liguei para falar com
o seu sobrinho é Olga quem atende ao telefone e ela reclama: me diz que ela havia ligado
primeiro e queria saber por que ainda não lhe havia marcado uma consulta.
Pergunto-lhe se quer ter uma entrevista, diz que sim, mas, com muita dificuldade,
conseguimos combinar o horário para a primeira entrevista. Ao chegar, a primeira coisa
que diz como uma reclamação é o seguinte: “Em primeiro lugar, eu quero saber o que vai
acontecer com meu sobrinho, me sinto mal de vir no lugar dele, porque esta entrevista
era para ele.”
A primeira entrevista se caracterizou por reclamações, isto foi constante e se man-
teve presente durante o primeiro ano. Olga quer ser analisada porque seus pais não lhe
ensinaram a amar, a gostar. Fala que seu pai era severo, bêbado e agressivo.
Acho importante falar do meu primeiro encontro com Olga, onde se percebia
que a reclamação estava presente já na primeira entrevista e deixava transparecer sua
agressividade.
No texto “Alguns tipos de caráter elucidados pelo trabalho psicanalítico” Freud diz
o seguinte: “Quando o médico leva a cabo o tratamento psicanalítico de um neurótico,
seu interesse, de nenhum modo, está dirigido em primeiro lugar ao caráter deste. Inte-
ressa-lhe muito mais averiguar o significado de seus sintomas, as moções pulsionais que
se ocultam detrás deles e, que pelo seu intermédio, se satisfazem, e as etapas do caminho
secreto que há ocasionado que àqueles desejos pulsionais chegassem a estes sintomas. Mas
a técnica que se deve inevitavelmente obedecer logo o obriga a direcionar a sua ânsia de
conhecer primeiramente outros objetos. Percebe que a sua investigação está em perigo
devido às resistências que o doente impõe e lhe é permitido imputar tais resistências ao
caráter dele.” (1)
Antes de Olga se tratar comigo passou por duas experiências de análise, na pri-
meira vez deixa de ir porque seu analista lhe disse que tinha que ir três vezes por semana
e ela não concordou. Um tempo depois volta à mesma instituição onde teve esta primeira
experiência e ela é encaminhada a um terapeuta que é cego. Ela deixa de ir porque sentia
tristeza ao vê-lo, além disso, para ela era muito importante que a vissem. Menciona isto
quando lhe perguntam se esteve no divã, certa ocasião esteve no divã e não gostou, por-
que para mim,¨ diz Olga. ¨É muito importante que me vejam, eu não tive quem me desse
atenção, minha mãe tinha 45 anos quando nasci. Sou a mais nova e por isso minha mãe
não me deu atenção. Comenta que tem muitos problemas com suas irmãs, passará muito
tempo para que fale sobre elas.
Olga se considera como a única de sua família que percebeu que a psicanálise
pode ser uma possibilidade para sentir-se melhor. Argumenta que sua família tem muitos
1 SAPTEL: Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono (México)
problemas e não quer resolvê-los. Fala brevemente de seu pai, diz que foi um homem
muito severo, além disso, era alcoolista. Mas quando perguntei sobre seu pai, sobre sua
mãe, sobre a sua história, em geral, manteve sempre, durante todo o primeiro ano de
trabalho, uma atitude defensiva, e não demoraria muito em me dizer que ela sentia que
eu era muito bruto com meus comentários e permanentemente tinha a sensação de que
eu a criticaria pelo que dissesse.
Anteriormente, Olga associa o seguinte: “Sempre fui agredida, me anularam e por
isso sou insegura, tudo o que me acontece é por culpa de meu pai.“ Quando se refere ao
seu pai, é a única coisa que fala, durante os primeiros meses o culpa por tudo. Não havia
possibilidade para questionamento.
Regressemos ao texto de Freud antes citado para identificar o que ele denomina
como os pacientes de exceção: “Dizem que sofreram e que tiveram muitas privações, e
que eles têm direito a que não lhe façam mais perguntas, e que não se submetam mais a
nenhuma situação desagradável, pois eles são exceções e pensam continuar sendo. Em um
doente deste tipo, essa pretensão se extremava até o convencimento de que uma providên-
cia particular o vigiava e o protegeria de semelhantes sacrifícios dolorosos. Pelo contrário,
as certezas internas que se exteriorizam com essa força, os argumentos do médico nada
consegue, mas também sua influência fracassa no início, por isso tem que rastear as fontes
onde se alimenta este preconceito daninho.” (2)
No início, Olga se apresenta como paciente de exceção, que me mantém na im-
possibilidade de questionar ou mostrar alguma coisa, porque imediatamente surge sua
rebeldia demonstrada através da agressão.
Na lista de espera consta que Olga tem 37 anos de idade, depois me diz que tem
50 anos. Fala em uma sessão que seu pai faleceu aos 98 anos, menciona duas datas dife-
rentes a respeito do nascimento de seu pai. Comenta que seu pai havia morrido há três
anos, depois, que faz dois anos e logo que morreu há um ano e meio, isto em diferentes
sessões. Comenta que não tem filhos porque acha que não está preparada para tê-los e
educá-los, especialmente sente muito medo em transmitir o pior da sua família. Quando
se perguntou sobre a disparidade das datas fica possessa e diz o seguinte: “Sinto-me mal
porque acho que o senhor vai me criticar e por isso não digo muitas coisas”. Ao surgir em
seu discurso estas dificuldades para localizar as datas, penso na importância que Freud dá
à relação entre as amnésias do neurótico e a gênese de seus sintomas.
Sempre que era questionada, invariavelmente surgia uma atitude defensiva, des-
qualificando qualquer intervenção de minha parte que estivesse relacionada com o que
lhe sucedia; nessas ocasiões seu comentário era o seguinte: “O que o senhor me diz,
não é assim, sempre vai para outro lado”. Ao lhe mostrar e evidenciar o que foi dito
anteriormente começa a falar sobre a severidade de suas irmãs, diz que elas não que-
rem mudar, não gostam que lhes digam a verdade, não podem falar entre elas porque
brigam e sempre termina mal. Quando pergunto sobre que tem que ver com tudo isso,
dá a impressão de que não me escuta, passam várias sessões até responder alguma per-
gunta que lhe era feita.
Começa falando sobre ela através de seu corpo e da dificuldade para expressar seus
pensamentos através das palavras. Tem uma gastrite que não só lhe impede desfrutar suas
comidas favoritas, senão que a levou a realizar uma maratona indo a diferentes médicos,
cujo resultado foi a queixa pela falta de profissionalismo dos doutores que não a curaram,
não demorará em dirigir essa queixa a mim durante vários meses de forma contínua,
ameaçando em abandonar seu tratamento porque eu não fui capaz de tirar sua gastrite.
Tenta explicar sua gastrite de uma maneira racional, descreve todo o processo que
acontece no seu organismo cada vez que ela tem uma crise, inclusive a endoscopia a qual
foi submetida. Através deste método invasor consegue, como ela disse, olhar para dentro,
enquanto que o afeto que se vincula com cada um dos episódios onde se apresenta esta
segregação excessiva de sucos gástricos é deixado de lado.
A maior dificuldade que Olga tem para expressar com palavras os seus pensamen-
tos parece ter relação com a raiva e ressentimento que sente pelo seu pai e suas irmãs,
também algo deste ressentimento está direcionado ao seu esposo. Olga se queixa de que
não é entendida, ela diz para seu esposo que leia coisas interessantes como a psicanálise,
e não as coisas que ele lê como a Bíblia e os doze passos dos alcoólicos anônimos, grupo
do qual faz parte seu esposo.
O pai de Olga deixa como herança uma casa para quatro irmãs, quando ele morreu
os conflitos entre elas se desata. Olga e seu esposo vivem nesta casa junto com uma das suas
irmãs, os conflitos ocorrem quotidianamente. Olga tem um irmão médico, que aparente-
mente recebeu uma ajuda exclusiva de seu pai para fazer o curso e ter uma casa própria.
No primeiro ano de trabalho, a agressão constituiu-se no obstáculo principal para
avançar no trabalho analítico, ela ameaça constantemente em interromper o tratamento.
Depois de algumas sessões falamos sobre a possibilidade de ver-nos duas vezes por
semana. A primeira vez que vem duas vezes por semana diz o seguinte: “Sinto-me ente-
diada ao estar com uma pessoa durante muito tempo.”
O primeiro sonho que comenta é o seguinte: “Vejo um acidente. É muito parecido
ao que sofreu uma das minhas irmãs anos atrás. No acidente que estou vendo no sonho,
encontra-se um menino, está muito mal, tem a cabeça aberta e o que mais me choca é que
quando me aproximo para ajudá-lo o menino morde a minha mão”. Este sonho e outros a
angustiam, não quer falar sobre eles, sua angústia é manifestada rechaçando qualquer con-
vite de minha parte para a livre associação, entretanto comenta algo a respeito de seu son-
ho: “Esse menino que está desamparado é como a atitude de minha irmã, porque ao vê-la
doente tento ajudá-la e sua resposta é agressiva”. Olga se apresenta em transferência, como
um menino ferido e desamparado, que morde a qualquer pessoa que tenta se aproximar.
Na última entrevista antes das férias, Olga fala de forma mais direta sobre suas
emoções relacionadas às brigas com suas irmãs, no final diz: “Me sinto tonta, tudo isto
me deixa doente.” Não vem à primeira entrevista depois das férias, na seguinte se queixa
que passou muito mal por causa da sua gastrite, me pergunta se recebi o seu recado, digo
que não, e então me explica que pediu para seu sobrinho que telefonasse para avisar que
não podia vir à sessão, mas não se lembrava como era meu nome, e, além disso, se dá
conta, nesse momento, que deu o telefone da instituição a qual havia ido anteriormente.
Ao esquecer meu nome e ao dar um telefone errado demonstra a ação do inconsciente,
manifesta em transferência sua agressão, anula seu espaço analítico. Faz nele, o que diz
que fizeram com ela, parece repetir o mesmo que diz, o que lhe fez seu pai, penso na atua-
lização do conflito e despontar da transferência, como aponta Freud na vigésima sétima
conferência de introdução à Psicanálise: “A doença do paciente a quem tomamos para
análise não é algo terminado, congelado, senão que continua crescendo e seu desenvolvi-
mento prossegue como o de um ser vivo. O início do tratamento não põe fim a esse des-
envolvimento, mas quando a cura se apoderou do doente, acontece que toda a produção
nova da doença concentra-se em um único lugar, ou seja, a relação com o médico.” (3) A
propósito da relação entre analista e analisado, poderíamos pensar na formulação que faz
Lacan: “A transferência é colocada no ato da realidade do inconsciente.”
Bibliografía
1. Freud, S. (1916). “ Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico.” En, Tomo
XIV Obras completas. Amorrortu. Argentina,
2. Idem.
3. Freud, S. (1916). 27 Conferencia de Introducción al Psicoanálisis. “ La transferencia.” En, Tomo
XVI Obras completas. Amorrotu. Argentina,
4. Lacan, J. (1960). “Posición del Inconsciente”. En, Escritos 2, Siglo Veintiuno. México.
5. Freud, S. (1900). “ La interpretación de los sueños”. En, Tomo V Obras completas. Amorrortu.
Argentina.
6. Película: “ El castillo de la pureza” Guión: Arturo Ripstein y José Emilio Pacheco. Fotografía Alex
Phillips. México 1972.