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Triduo Al Espiritu Santo

Este documento presenta una oración de tres días al Espíritu Santo. Cada día incluye oraciones de inicio y final, así como oraciones y letanías específicas para pedir la guía y las bendiciones del Espíritu Santo, incluyendo el don de la sabiduría, el consejo, la fortaleza y la caridad. El objetivo general es pedir la presencia y la acción del Espíritu Santo en las vidas de los creyentes.
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Triduo Al Espiritu Santo

Este documento presenta una oración de tres días al Espíritu Santo. Cada día incluye oraciones de inicio y final, así como oraciones y letanías específicas para pedir la guía y las bendiciones del Espíritu Santo, incluyendo el don de la sabiduría, el consejo, la fortaleza y la caridad. El objetivo general es pedir la presencia y la acción del Espíritu Santo en las vidas de los creyentes.
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TRIDUO AL ESPÍRITU SANTO

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de inicio:

CREDO

Creo en Dios, Padre Todopoderoso,


Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

Oración preparatoria para todos los días:

Padre de bondad, que nos has llamado a participar de la vida divina y para ello nos has entregado la
presencia del Espíritu Santo, fruto del Sacrificio de Cristo Redentor. Te suplicamos, Padre, que derrames en
nuestros corazones, en forma abundante, la efusión de tu Divino Espíritu, para que seamos dóciles a sus
divinas inspiraciones y nos dejemos transformar por su santificadora acción. Te lo pedimos, Padre, por el
amor que le tienes a tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.
Oración de consagración al Espíritu Santo:

¡Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en
cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi
Fuerza y el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame con María y en María, en otro Cristo Jesús, para gloria del Padre y
salvación del mundo. Amén.

DÍA PRIMERO

Padre de Bondad, que nos has concedido la gracia de ser templos vivos del Espíritu Santo. Otórganos el
privilegio de valorar este insigne beneficio: experi-mentar en nosotros, tan fuertemente la presencia de este
Divino Don, que impulsados por el fuego de la verdadera caridad, te sirvamos con este temor filial, que es
delicadeza y correspondencia amorosa a todos tus beneficios. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo amado.

Padre nuestro, Ave María y Gloria...

Letanías al Espíritu Santo

Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Padre celestial Ten piedad de nosotros.


Dios hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo Te alabamos y te bendecimos.
Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de sabiduría e inteligencia.
Espíritu de consejo.
Espíritu de fortaleza.
Espíritu de ciencia.
Espíritu de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido y donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.

Cordero de Dios Que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Ven, ¡oh Santo Espíritu!, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V. Envía tu Espíritu y todo será creado.
R. Y se renovará la faz de la tierra.

Oremos
¡Oh Dios!, que habéis instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concedednos, según
el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, Señor
nuestro. R. Amén.

Oración final para todos los días:

Padre de misericordia y de bondad, que nos has enviado al Espíritu Santo para que desde el fondo de
nuestros corazones, eleve nuestra plegaria final hacia Ti, te pedimos que intensifiques en nosotros la
devoción al Espíritu Santo, que seamos dóciles a sus divinas inspiraciones y a su prodigiosa acción. Te lo
pedimos por el amor que le tienes a tu Cristo, el Ungido, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén

DÍA SEGUNDO
Padre de ternura y compasión, que sabes las dificultades en las que se realiza nuestra existencia, que
conoces todos los peligros que nos asechan, que sabes lo que más nos conviene. Te pedimos envíes sobre
nosotros la presencia de tu Santo Espíritu, de tal manera que no ejecutemos nada importante en nuestra
vida, sin antes pedir su sapientísimo consejo. Que sea este Divino Espíritu el que nos guíe continuamente
hacia Ti, inspirándonos y manifestándonos la forma de agradarte con mayor perfección. Te lo pedimos
Padre, por el amor que le tienes a tu Hijo. Jesucristo Nuestro Señor. Amén

DÍA TERCERO

Padre de las Misericordias divinas. Incendia nuestras vidas con el fuego inextinguible de tu divina caridad:
tu Espíritu Santo. Que sea Él quien calcine nuestros egoísmos, quien doblegue nuestra soberbia y orgullo,
quien acalle nuestros vanos deseos, quien dulcifique las penas y aliente la virtud, quien penetre nuestros
corazones y los pacifique con su presencia amable, que es espiritual unción. Todo esto te lo pedimos, Padre,
por el amor que le tienes a tu Hijo, tu Unigénito que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.

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