Paulina Vinderman
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Arquitrave
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Transparencias
© Paulina Vinderman
© Arquitrave Editores
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Edición y diseño Harold Alvarado Tenorio y Héctor Hernán Gómez
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Ese poema, leído hace casi diez años en Escalera de incendio (re-
cuerdo nuestra lejana conversación sobre ese libro envidiable) se unió
a dos versos de Bulgaria, el libro siguiente:
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«...íntimo mensaje, escrito
en la galería de la cordura»
9
10
11
Y si hubiera nacido hombre
Mi amor no sabe
que el único al que amé
fue aquel marino de la fotografía
que jamás conocí.
12
Porque me enamoraba únicamente
de los derrotados.
Porque habrá naufragado
con una azul mortaja como lecho.
13
Los juegos de Alicia
14
La equilibrista
15
La dama del mediodía
16
Isla Tortuga
17
Carta
19
Transparencias
Escríbanme.
Resuelvo en medio de la crisis
volverme carta:
papeles que atraviesen los océanos
como frágiles balsas
(para dar importancia a las tormentas)
Anoche llovió.
Los senderos se embarraron,
atrapé una luciérnaga equivocada
—y esquiva—
y después leí poemas isabelinos
hasta que amaneció
(Un cierto orden es el que sostiene
la soledad
y los abrazos)
Hoy tomé cerveza con un hombre cansado
—de ojos endiabladamente hermosos—
y enmudecimos
frente a un pueblo fantasmagórico
levantado sobre nosotros como una
pintura surreal.
21
Simbad en la taza
«Mi casa-habitación
contiene el abanico de la abuela»,
cuento a la mujer del pescador, y después de
la cena, mientras él fuma su cigarro de hoja,
les dibujo en mi cuaderno el abanico
hasta hacerlo luchar contra el viento
como una hoja de palma.
22
«Hotel de France»
24
Campo quemado
25
Iconos
26
Postdata
27
Escalera de incendio
28
Pasillos de hospital
29
El centro del mundo
Armenia, Colombia,
1992
30
Verano de 1954
31
En ninguna parte
32
Sobrexposición
Sobrexposición
allí, en ese pasto suave
de la obsesión a punto de revelarse,
donde el sonido y la furia del mundo
se atenúan
(tanto como costó acomodar el dolor:
un territorio chico
con un arroyo seco y un caballo)
33
Black Mask
En la novela negra
ella no se enamoraría del asesino,
sería la torva ingenua bailarina de cabaret
o la dulce —nada ingenua—
muñeca con ojos como ciervos, pelo
para agitar en el viento entre las acacias.
En la novela negra
no podría jamás cruzar la línea,
bajo su respiración
estarían los muros amarillos,
la seducción de un héroe al que abrazar.
Si algo la habita
es la memoria de un puerto insignificante
y caluroso
donde la muerte no era un estallido
sino una conversación, una clara evidencia.
34
Mi hija escribe desde Londres
35
La muerte de la imaginación
36
El canje
37
Cónsul honoraria
Esa mujer con los ojos muy pintados debo ser yo,
la que saluda bajo la luz naranja
de los faroles de papel e imagina a una goleta
amarrada a unos pasos
y a su escritorio flotando en alta mar.
El viento es débil
y la humedad de las plantas el punto de impresión.
38
Cónsul honoraria II
40
La vieja furia por no saber donde piso está presente
(como un clásico)
Una niebla que se levanta del agua
y oculta el horizonte.
Veo mis pies,
veo el repliegue,
la noche que termina sin haber empezado,
un cuaderno de notas en los hospitales del mundo.
Una locura de cristal,
acuartelada.
41
Bulgaria
Ni sueños ni palabras.
Ha roto con paciencia infinita,
a lo largo de los años,
todas mis cartas
y conservó los alambres, cortaplumas,
sacacorchos, una agujereadora anaranjada
y un cuadro donde el mar
está pintado con tan poca fe
que no sabe si quedarse cuando llegue la noche.
Ni sueños ni palabras.
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—Anoche soñé que sacaba un pasaje para Bulgaria—
quiero decirle.
Llego a una ciudad amplia y resuelta,
apoyada en un mar interior
(un mar de manual, con muchos barcos enhiestos.)
Inexplicablemente la ciudad está callada
y resuenan mis pasos sobre las calles.
Universidad, dice un cartel,
y otro me envía a las ruinas de un templo griego
que instala la armonía en mi ceguera.
Feliz y salvaje por haber escapado,
devoro una salchicha contra el portón de hierro
de una fábrica.
44
Mayo
a la memoria de mi madre
45
Te preguntabas qué buscaba.
Me vestías de terciopelo azul para una eterna fiesta
y mi cuerpo soñaba con la desnudez
en praderas difíciles de recorrer,
entretejidas de luz,
de soledad y de un viento que habla
sólo a los que acuden humildes,
semiasfixiados, a su casa.
46
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El muelle
(2003)
48
49
I
50
II
51
III
53
IV
54
V
Ningún mar,
ningún pájaro,
ningún acantilado.
55
Un ómnibus infinito entra en la noche,
cada vez más rápido,
cada vez más profundo
y deja atrás autopistas silenciosas,
caballos, bahías apacibles,
ciudades acunadas por un viejísimo rumor
que creo reconocer
en algún punto de algún lugar del mundo donde la canción
— la sombra de la sombra de la vida—
no signifique el lujo de la victoria,
bajo otra luz que no sean las estrellas.
56
VI El buzón
57
XIII
59
XV
60
XVII
62
63
Indice
B
Black Mask 33
Bulgaria 41
C
Campo quemado 24
Carta 17
Cónsul honoraria 37
Cónsul honoraria II 38
E
El canje 36
El centro del mundo 29
El muelle 47
En ninguna parte 31
Escalera de incendio 27
H
«Hotel de France» 22
I
I 49
Iconos 25
II 50
III 51
Isla Tortuga 16
IV 53
L
La dama del mediodía 15
La equilibrista 14
64
La muerte de la imaginación 35
Los juegos de Alicia 13
M
Mayo 44
Mi hija escribe desde Londres 34
P
Pasillos de hospital 28
Postdata 26
S
Simbad en la taza 21
Sobrexposición 32
T
Transparencias 19
V
V 54
Verano de 1954 30
VI El buzón 56
X
XIII 57
XV 59
XVII 60
Y
Y si hubiera nacido hombre 11
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Este libro se terminó de imprimir en Bogotá el 10 de Enero de 2005 en
los talleres de Arquitrave editores y fue encuadernado y empastado a
manor por Ricardo Aguirre.
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