El Misterio y Lo Sagrado en El Niño Que Domó El Viento
El Misterio y Lo Sagrado en El Niño Que Domó El Viento
El Misterio y Lo Sagrado en El Niño Que Domó El Viento
El niño que domó el viento es una película del año 2019 dirigida por Chiwetel
Ejiofor, quien a su vez actúa como el padre (Trywell Kamkwamba) de William
Kamkwamba, nuestro niño protagonista. William vive en Kasungu, Malawi, y
cuenta con la edad de trece años. Su familia está conformada por su papá, de
quien ya hice mención; su mamá, Agnes Kamkwamba y su hermana Annie
Kamkwamba. En el presente texto me propongo, en primer lugar, hacer una
descripción contextual para después ahondar en el ámbito de lo sagrado y el
Misterio, según lo que yo he podido analizar en la película y en base a los
planteamientos de la Fenomenología de la religión.
Nos encontramos, pues, con una familia que subiste, al igual que toda la
población, de la agricultura. Pero esta vez pasarán por una situación muy dura,
puesto que sobreviene una hambruna. Jeremías, el hijo de Jhon Kamkwanba,
después de la muerte de su padre se hace cargo de sus terrenos y decide vender
los árboles que se encuentran allí, los mismos que evitaban que las lluvias
inundaran las plantaciones. Camerún, el país vecino, se ha inundado y todo
apunta a que habrá escases de granos. La familia de William ha guardado
celosamente la cosecha pasada en una pequeña bodega. El papá de William tiene
esperanzas de que no sucederá lo peor y, junto con su esposa, deciden meter a
William nuevamente a la escuela y este, una mañana, encuentra un uniforme
planchado en su cama y lleno de entusiasmo sale vestido al patio y la familia se
abraza, llena de alegría. Se reúnen bajo un árbol, fuera de la casa, y oran a Dios
antes de compartir los alimentos, sentados alrededor de un petate.
II
Lo sagrado vendrá a ser “la categoría con la que nos referiremos al peculiar
mundo humano, al «ámbito de la realidad» en el que se inscriben todos los
elementos que intervienen en la religión, que les confiere su condición de
religiosos y que los distingue del orden o mundo de lo profano”.1 En este sentido
apreciamos en el filme varios aspectos que remitirán a dicha sacralidad. Al
comienzo de la película apreciamos un grupo de personas con ornamentos
llamativos, máscaras, plumas y realizan una danza. Es el tiempo justo en el que
termina el verano y seguramente piden por la llegada de la lluvia. Este grupo
danzante aparece cuando el sacerdote está realizando la ceremonia de sepultura
con la gente del lugar. La gente sonríe al verlos y sus miradas se fijan en la danza,
como reconociéndose también en ellos.
1
Velasco, Juan Martín, Introducción a la fenomenología de la religión, para conocer las estructuras
significativas del hecho religioso. Pág. 93
III
IV
2
Ibid. Págs. 125-126.
Todos ven con gran temor en el pueblo, que podrían morir de hambre. Y,
en una escena conmovedora, la familia de William decide vender su techo de zinc
en el mercado para comprar un poco de comida. Trywell quiere pedir ayuda a
un viejo amigo suyo que trabaja en la venta de tabaco. Y éste lo recibe con un
aparente entusiasmo. Quiere desviar la conversación utilizando falacias emotivas
sobre su pasado de amistad. Pero Trywell lo calla y le dice seriamente: “Oye, solo
necesito que me ayudes”. Su amigo se sorprende y bajando la mirada, le dice
unas palabras crudamente realistas: “Olvida tus ahorros, olvida los árboles,
cuando la lluvia pare y el sol regrese, Malawi deberá prepararse para una larga
temporada de hambre”.
Enfrentó a su papá para que le dejará usar las partes de la bicicleta. El perro
de William, que tanto quería como a un amigo, murió de hambre y lo fue a
enterrar. Su papá, luego reconocer su soberbia, fue y accedió a que utilizara la
bicicleta. La mamá de William cuando habló con el director de la escuela, le dijo:
“Yo quería ser una persona moderna y no rezar. Pero, aunque oraban por la
lluvia, los antepasados sobrevivieron porque estaban unidos. ¿Cuándo
estaremos unidos, Señor director?”. Ahora ese clamor se hacía vida: toda la
comunidad se puso a trabajar al lado de William y levantaron postes para instalar
un molino de viento, el cual daba vueltas a la llanta de la bicicleta, esta al dínamo,
éste cargaba la batería y la energía de esta impulsaría la bomba que estaba
conectada al pozo de agua. Y sucedió el milagro: el agua corrió por las tuberías
improvisadas y se pusieron a sembrar sobre aquel terreno seco, que pronto
estuvo húmedo y verde.