HIPERACTIVIDAD

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ATENCIÓN EDUCATIVA A LAS NECESIDADES DE APRENDIZAJE.

HIPERACTIVIDAD
1. CONCEPTO DE HIPERACTIVIDAD:

La hiperactividad es un trastorno de la conducta en niños, descrito por primera vez en


1902 por Still. Clínicamente, se ve afectada principalmente el área de la conducta,
destacando la inquietud y el nivel de actividad cómo síntoma de lesión cerebral. No se
trata exclusivamente de una hiperactividad motora sino que puede ir unida a una
hiperactividad verbal. Suelen aparecer trastornos del sueño, destructividad y
agresividad.
Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven
continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para
otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para
comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta
cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no
mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están
solos.
Las características esenciales asociadas a la hiperactividad serían:

La falta de atención
Dificultades de aprendizaje perceptivo-cognitivo
Los problemas de conducta
La falta de madurez

Se pueden apreciar otras características menores, de tipo emocional, como la


impulsividad, las dificultades con los compañeros y la ansiedad.
La American Psychology Association en la línea de establecer el síndrome conductual
en su última DSM- III de 1980 reemplaza el término hiperactividad por el de Déficits
Atencionales con hiperactividad, al ser estos síntomas más duraderos que la
hiperactividad, que suele remitir con la edad.

FACULTAD DE EDUCACIÓN DE AB. Profesora Rosa Serna


2. CRITERIOS DIAGNOSTICADOS DEL TRASTORNO POR DÉFICITES DE ATENCIÓN:

El Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales señala los siguientes


criterios diagnósticos del trastorno por Déficit de Atención con hiperactividad:

A) Falta de Atención: Al menos hay tres síntomas de estos:


a. A menudo no puede acabar las cosas que empieza
b. A menudo no parece escuchar
c. Se distrae con facilidad
d. Tiene dificultades para concentrarse en el trabajo escolar o en las tareas
que exigen una atención sostenida.
e. Tiene dificultades para concentrarse en el juego

B) Impulsividad: Al menos tres de estos síntomas:


a. A menudo actúa antes de pensar
b. Cambia con excesiva frecuencia de una actividad a otra
c. Tiene dificultades para organizarse en el trabajo (sin que haya un déficit
cognitivo)
d. Necesita constante supervisión
e. Hay que llamarle la atención en casa con frecuencia
f. Le cuesta guardar turno en los juegos o en las situaciones grupales.

C) Hiperactividad. Al menos dos de estos.

D) Inicio antes de los siete años


E) Duración al menos de seis meses.
F) Todo ello no se debe a una esquizofrenia, ni a trastorno afectivo, ni a retraso a
mental grave o profundo.

En los primeros años de escolaridad, la prevalencía del Trastorno por Déficit de


Atención- Hiperactividad duplica a la del trastorno por déficit de atención – no
hiperactividad.

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Se da frecuentemente más en varones, en proporciones de 3/1 a 6/1 respecto a niñas.
La incidencia de la población escolar española no es conocida.
A pesar de las confusiones que existen respecto al tema, la mayoría de los autores
están de acuerdo en considerar la actividad excesiva, la falta de atención y la falta de
autocontrol cómo el “corazón” del síndrome.

Para sintetizar las características principales señalaremos:

A nivel conductual:
Hiperactivad: Entendida como movimiento corporal constante, es el más
aparente de los trastornos. Esta movilidad casi permanente la manifiesta el
niño desde muy pequeño. Como consecuencia de ella, puede presentar:
o Hiperactividad verbal
o Destructividad
o Agresividad
Déficit de atención y control: Es otra característica fundamental: Parece
como si el niño se viera forzado a reaccionar ante estímulos, mostrándose
atraído por detalles irrelevantes. Incapacidad para organizarlos
jerárquicamente de forma que el niño reacciona con la misma intensidad
antes lo esencial que ante lo accesorio.
Impulsividad: El niño hiperactivo actúa sin medir las consecuencias de sus
actos; da la impresión de que no puede inhibir sus impulsos.

A nivel emocional:
o Irritabilidad: dado que el niño tiene escaso control sobre la conducta, ésta
se vuelve impredecible generando situaciones de tensión y los
consiguientes berrinches, pataletas… por su escasa tolerancia a la
frustración
o Labialidad afectiva: en este caso, el niño presenta una deficiente
autoestima y dificultades para relacionarse con los compañeros.

A nivel escolar:

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Dificultades de aprendizaje que pueden ser lógica consecuencia de las
características anteriormente mencionadas. Estas dificultades se refieren
fundamentalmente al área perceptivo-cognitiva, aritméticas, lectoescritoras y
de memoria, graficas, de coordinación viso-motora y orientación espacial.

3. CAUSAS:
La etiología puede ser tanto genética como adquirida, pero en ambas circunstancias
con la misma base bioquímica como origen del trastorno. La mayoría de los casos son
hereditarios por vía autonómica dominante por parte de ambos progenitores de
manera similar. Además de los casos hereditarios, están los de origen adquirido. En
estos últimos años se está observando un importante aumento de este grupo debido
fundamentalmente al gran número de niños prematuros y de peso muy bajo, a veces
provenientes de partos múltiples, que salen adelante gracias a los sofisticados
cuidados intensivos neonatales, predominando en sus secuelas la inquietud, la falta de
atención y la impulsividad. En los niños adoptados la etiología
puede ser combinada – constitucional o genética y adquirida – y, además, contar con
la probabilidad de heredar mucha patología comórbida (violencia, conflictividad
personal, tendencia al consumo de alcohol y drogas, etc.)

4. PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN:
Como era de esperar, no existe acuerdo sobre el valor de los distintos procedimientos,
sin embargo, parece ser que las medidas más fiables y validas para la evaluación de las
conductas hiperactivas son los cuestionarios y las escalas de comportamiento
observacional. De hecho, los distintos síntomas que aparecen en la DSM-III
constituyen también una escala utilizable a la hora de diagnosticas esta alteración.

4.1 HISTORIAL:
Para un diagnostico correcto de la hiperactividad, lo más importante es obtener un
historial detallado y exacto. Se considera que la historia clínica es la fuente más
importante de datos; desarrollo evolutivo del niño, sintomatología actual, clima
familiar, pautas educativas, etc. Esta información debe ser completada con los datos

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que nos proporciona el profesor sobre la conducta del niño, a través de informes o
escalas de observación.

4.2 ESCALAS:
Existen gran cantidad de inventarios de conductas y escalas de valoración que aportan
información sistemática muy valiosa a la hora de evaluar la hiperactividad infantil.
Difieren en amplitud, especificidad y validez empírica.
De todos ellos el más difundido es el Inventario de Conners, que consta de dos escalas;
la TRS de 39 items, para el profesor; y PSQ con 93 items, para los padres. El valor que
discrimina entre hiperactivos y no hiperactivos es de 15.
Otra prueba de gran utilidad es la Escala de clasificación de Werry,Weiss y Peters muy
utilizada por los padres y valiosa para evaluar la eficacia del tratamiento, aunque no
hay que olvidar que evalúa solamente la dimensión de hiperactividad. Proporciona
información sobre la actividad del niño en diferentes contextos; cualquier puntuación
superior a 15 puede considerarse significativa.

4.3 OTROS RECURSOS DE APOYO CLINICO:


- Examen neurológico.
Lo más habitual es encontrar signos neurológicos “suaves”, en el sistema motor o
sensorial de los niños hiperactivos. Así pues, se valoran aspectos tales como: control
muscular defectuoso, incoordinación y dificultades para permanecer en equilibrio o los
movimientos involuntarios que suelen aparecer asociados a los voluntarios. En el
sistema sensorial se valoran destrezas tales como la capacidad para identificar dos
toques simultáneos en el cuerpo, la identificación de los dedos o la habilidad para
mover los globos oculares, etc. No hay que olvidar que estos síntomas suaves no son
necesariamente signos de anomalía y que al ser destrezas evolutivas se deberá tener
en cuenta la edad del niño, a la hora de valorarlas.

- Electroencefalograma. Es una medida auxiliar cuya validez como instrumento de


evaluación de determinados grupos de niños hiperactivos necesita aún confirmación.
Puede estar indicado cuando se sospecha algún trastorno convulsivo en el niño
hiperactivo.

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- Exploración psicopedagógica. Las pruebas del C. I no suelen ser de gran utilidad
porque no sirven para determinar las dificultades de aprendizaje específicas de estos
niños, que suelen obtener valores medios en dichas pruebas. Por el contrario si nos
proporcionan mayor información la exploración de sub-tests específico, (por ejemplo:
la escala de Wescheler) o áreas concretas, vasomotoras, perceptiva etc.

- Instrumentos mecánicos. Existen algunas mediciones de la hiperactividad en base a


instrumentos como el cojín estabilimétrico o el actómetrol, que permiten registrar los
movimientos de forma cuantitativa, pero que suelen registrarse al ámbito del
laboratorio.

4.4 DIAGNOSTICO DIFERENCIAL:


Existe una confusión sobre la hiperactividad y otros trastornos infantiles:

o En ocasiones se la ha identificado con problemas de conducta. Hay que tener


en cuenta que este síndrome, aunque suele conllevar conductas disruptivas se
refiere más bien al estilo cognitivo del niño mientras que el calificativo de
problemas de conducta se refiere a un enfoque más social.
o También suele confundirse con las dificultades de aprendizaje. Esto se debe a
que a pesar de que la capacidad intelectiva del niño hiperactivo sea normal,
una alta proporción de ellos presenta bajo rendimiento escolar por su propia
impulsividad y falta de atención. No todos los niños con dificultades de
aprendizaje son hiperactivos.
o En ocasiones, si se tienen en cuenta solamente los datos del comportamiento,
podría confundirse la conducta hiperactiva con la llamada “inmadurez”, con
alteraciones emocionales o con ciertas formas de la deficiencia mental, dado
que los tres grupos se aprecian manifestaciones referidas al bajo rendimiento
escolar por un lado y a la falta de autodominio emocional por otra.

Señalamos una serie de criterios que deben tenerse en cuenta a la hora de diagnóstico
diferencial de la hiperactividad:

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-Presencia de:
o Déficit de atención
o Impulsividad
o Actividad motora excesiva
o Inteligencia normal
o Opinión de padres y profesores respecto a la conducta del niño
o Sintomatología iniciada en la infancia y persistencia de la misma
o Sintomatología asociadas: agresividad, dificultad de relaciones interpersonales

-Ausencia de:
o Lesiones cerebrales demostradas
o Condiciones socioambientales muy deficitarias.

5. MODELOS DE INTERVENCIÓN TERAPEÚTICA:

Dado que el grupo tan heterogéneo de niños con conductas hiperactivas, cabría pensar
que la mejor de todas las terapias es la multidisciplinaria. Aunque en la práctica, el
enfoque farmacológico y el de terapia de conducta suelen ser los más eficaces.

En la actualidad se emplea de forma más frecuente los siguientes tratamientos:

o El médico basado en psicofármacos


o El conductual, basado en técnicas de modificación de conducta
o El cognitivo- conductual, que utiliza técnicas cognitivas y conductuales.

5.1. El tratamiento médico-farmacológico:

En primer lugar los medicamentos psicotrópicos no “curan” en el sentido estricto del


término, pero sí modifican conductas y funciones lo cual permite la acción de otras
medidas terapéuticas. Los estimulantes constituyen el tratamiento más empleado en
los niños hiperactivos, se debe a su efecto paradójico en su conducta, produciendo una

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disminución de la actividad física y un aumento de los periodos de atención y cómo
consecuencia un mejor rendimiento escolar.

Un 35-50 % de los niños hiperactivos se benefician de los estimulantes y un 30-40%


presentan mejoras moderadas con la medición, del 15-20% no obtienen ninguna
mejoría.

En definitiva numerosas investigaciones parecen haber demostrado la eficacia de los


estimulantes (Dexdrina, Ritalin y el Cylert) en determinados niños hiperactivos.

5.2 El tratamiento conductual:

Para este enfoque, el comportamiento humano es fruto de la interacción entre el


sujeto en su desarrollo y su ambiente físico y social. En cualquier conducta sea
adaptada o inadaptada actúan factores biológicos pasados y presentes, la historia de
aprendizaje del propio sujeto y las condiciones físico-ambientales en las que se
desenvuelve de tal forma que las conductas se aprenden, se mantienen y se modifican
independientemente de que los comportamientos sean adaptados o inadaptados.

Ámbito familiar:

Las recomendaciones más comunes:

- Evitar los castigos físicos, gritos o amenazas

-Actuar como modelos positivos.

-Secundar los esfuerzos escolares empleando recompensas, lo cual conlleva a una


previa coordinación familia-escuela en el tratamiento.

-Una cierta rutina es indispensable

-Analizar las contingencias de refuerzo existentes en el hogar y establecer otras nuevas


mediante técnicas como extinción, eliminación de refuerzos inadecuados…

Ámbito escolar:

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En la escuela los niños hiperactivos viven un mayor reto que en su entorno familiar
porque en la escuela no tienen su apoyo habitual que suelen ser los padres. En el
colegio muchos profesores no suelen saber como tratarlos porque estos niños rompen
los esquemas de la clase que pudieran tener pre-establecidos los maestros. A veces les
regañan o les castigan porque alborotan o no prestan atención pero hay que pensar
que un niño hiperactivo no sabe porqué actúa como lo hace, no tiene la intención de
ser del modo que es, simplemente no puede evitarlo.

Una estrategia que puede resultar más positiva con los niños hiperactivos es aceptar
que hay un problema y adaptar el aprendizaje a ese problema. Por ejemplo si se tiene
que aprender algo nuevo deberá hacerse paso a paso y a pequeñas dosis porque estos
niños no pueden mantener la atención tanto tiempo como el resto de niños. Hay que
tener en cuenta que también se cansan más, así es que deberán de incorporarse más
periodos de descanso para que el resultado final sea mejor.

Cuando enseñas a niños con ADHD hay que tener en cuenta que no pueden prestar
atención a un gran abanico de conceptos, así es que en su caso debemos resaltar lo
importante. Su ritmo de aprendizaje será distinto del resto del grupo pero hay que
tratar al niño individualmente para evitar que el aprendizaje escolar sea la causa de
problemática añadida. La escuela debe ser flexible y tratar a estos niños según las
necesidades de cada uno.

El tema de los compañeros es otra fuente de problemas; los niños con ADHD son niños
poco populares y normalmente rechazados por su habitual inconformismo e
impaciencia. Una manera de ayudarlo es estimularlo a que siga adelante, que no se dé
por vencido, que trate de entender cómo se sienten los otros niños frente a sus
reacciones.

En el entorno familiar el primer problema que surge es el sentimiento de culpa que


flota en cada uno de los componentes. Los padres pueden enfrentarse uno a otro por
ese trastorno que presenta el niño, no comprenden las causas ni a menudo como
abordarlo y piensan que el fármaco y las sesiones terapéuticas serán suficientes. Los
padres tienden a ver los aspectos negativos que son las consecuencias del trastorno

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pero éstos se agrandan porque toman como base un niño normal y un niño con ADHD
no lo es. Si en vez de esto trataran de reconocer los puntos positivos de su conducta
seguro que el niño se sentiría más apoyado. Si se parte de la base de que el niño
hiperactivo no atiende y no para quieto y nos fijamos en el rato que pasa quieto y
atendiendo seguro que lo veremos de otra manera. Además si le reforzamos
positivamente por cada rato que pasa atendiendo o quieto potenciaremos su
autoestima y lo ayudaremos a desarrollarse más eficazmente. A menudo la mejor
recompensa que pueden recibir es la atención de los padres.

Las buenas recompensas deberán ser:

1. Ofrecidas con amor y cariño.


2. Consistentes.
3. Inmediatas.
4. Agradables.

6. CONCLUSIÓN:

Es muy recomendable que se detecte este trastorno a tiempo y saber distinguirlo entre
los diferentes síntomas que presenta. Es muy importante que el niño reciba
principalmente apoyo de su familia ya que convive con ellos diariamente y pueden
darle al niño normas y responsabilidades y que acepten al niño tal como es y que no
sufra de discriminaciones.

Los maestros también deben de apoyar al niño comprendiéndole, dándole órdenes


simples, tratando así de modificar su conducta en pequeños pasos y reforzar cada uno
de ellos. Y que este asista con un terapeuta para que oriente a la familia acerca del
trastorno que padece, darle técnicas de relajación y entrenarlo en la resolución de sus
problemas.

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7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

o Rafael Bautista. “Necesidades Educativas Especiales”. Aljibe. (Malaga) 1993

o J.R. Gallardo Ruiz/ J.L. Gallego Ortega “Manual De Logopedia Escolar”. Aljibe
S.L. Archidona (Málaga) 2003

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