Los Componentes Estéticos de La Práctica Social

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LOS COMPONENTES ESTÉTICOS DE LA PRÁCTICA SOCIAL.

NOTAS
PARA EL ESTUDIO DEL ARTE PREHISPÁNICO.

LELIA DELGADO

En las últimas décadas hemos atravesado modificaciones profundas a nivel


artístico, que impiden encontrar nexos de continuidad en la conformación del
arte latinoamericano actual.

Los cambios producidos a partir de las vanguardias, han roto con las
categorías estéticas tradicionales que se venían manejando desde el
Renacimiento a través del sistema de “Bellas Artes”. En América Latina, el
colonialismo y la dominación económica tuvieron su huella en el arte, donde
los conceptos estéticos occidentales fueron aplicados para valorar las
producciones materiales de culturas pre-hispanas.

“Los objetos antiguos, catalogados como “artísticos”, se convirtieron pronto


en “obras del espíritu”, separadas de la vida social. De este modo, debían
trascender los cambios históricos y la diversidad para ser “gozados” en
cualquier época y por cualquier clase social, ya que eran producto del “genio”
creador.”

Así las producciones artísticas prehispánicas se igualaron incómodamente a


las occidentales; universalizando el fenómeno arte. Y a pesar de que estas
obras presentan elementos formales en común, no pueden ser estudiadas
aisladamente de las prácticas sociales que las originaron, ya sean mágico-
religiosas, políticas, económicas, etc.

“En estos estudios, los objetos arqueológicos, catalogados como artísticos, son
trasladados de un sistema de producción a otro, sin atender a su carácter, uso o
función.”

El problema principal, como ya dijimos, radica en el análisis del arte


prehispánico desde una perspectiva fenoménica, que se centra en su apariencia
externa. Otro de los errores es la visión etnocéntrica que toma los ideales
estéticos occidentales para analizar estas producciones, estableciendo
analogías entre producciones de distintas culturas con distintos niveles de
desarrollo histórico-social. Con lo cual no se quiere decir que existen
manifestaciones artísticas más evolucionadas, pues en el arte el concepto de
evolución no es aplicable.

“Diferenciar estas prácticas es mucho más fructífero que incluirlas en un


definición general de arte”.
Por otro lado, tengamos en cuenta que, en la estética occidental, la relativa
autonomía del arte respeto de la vida social es histórica. Aparece en el período
griego clásico y helenístico, y es retomada desde el Renacimiento hasta
nuestros días. Victoria Ocampo señala distintas etapas de este proceso:

1- Separación de la actividad artística de la práctica mágico-religiosa

2- Independencia del artista respecto del artesano

3- La obra se separa del espacio que la albergó (templo, santuario, etc.)

4- El lenguaje artístico intenta constituirse como forma pura

Dicha autonomía (relativa) culmina con el llamado “arte por el arte” y la


expresión libre del genio creador.

Además, cabe destacar que a partir del Renacimiento, con el ascenso de la


burguesía, el arte comienza a ser símbolo de prestigio y consolidación
económica del patrimonio. Trocándose así, el valor de uso de las obras por
valor de cambio. Desde allí, surge todo un sistema comercial en torno al arte
-marchantes, museos, galerías-. Impregnada de esta concepción, se desarrolla
la historia del arte prehispánico, vinculada al coleccionismo arqueológico, en
donde el objeto es aislado de su contexto y convertido en mercancía.

Pero, “Como sabemos, los fenómenos estéticos antiguos no siempre se


desarrollaron en función de la ejecución de objetos. Ellos también implican
danzas, fiestas, mitos, ritos, ceremonias funerarias, , sacrificios, formas
simbólicas y sagradas, lenguaje cotidiano, lenguaje corporal, erotismo,
comidas, bebidas, música, cantos, versos, adivinanzas, juegos, en fin, un
sinnúmero de acciones que no tenían un significado independiente del uso y la
función (real o imaginaria) a la que estaban destinadas.”

Finalmente, podemos decir que son los hombres históricamente determinados


quienes adjudican sentido a sus prácticas sociales, y seguir idealizando las
prácticas estéticas prehispanas escindiéndolas de su contexto histórico-social
ya no es posible.

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