Chesnais (1996) - La Mundializacioin Financiera
Chesnais (1996) - La Mundializacioin Financiera
Chesnais (1996) - La Mundializacioin Financiera
Bajo la coordinación de
François Chesnais
Traducción
Mabel Campagnoli y Lucía Vera
cialmente de ingresos financieros (intereses de las obligaciones o divi
dendos de las acciones) puede sostener la demanda y la actividad en
¡os Estados Unidos y en algunos otros países que son fuente de flujos
masivos de capitales de colocación. Pero en el plano de la macroeco-
nomía del sistema mundial, ningún consum o’ rentista podrá jamás
compensar los mercados destruidos por el desempleo masivo o la pau
perización absoluta impuesta a comunidades que antes podían asegu
rar su reproducción y expresar una cierta demanda solvente.
Entonces, lo que la crisis ha com enzado nuevamente a revelar son
las contradicciones más esenciales del capitalismo, Las soluciones de
ben buscarse más allá de las finanzas, aun cuando la situación finan
ciera exigirá ciertamente soluciohes de defensa indispensables por par
te de aquellos que no aceptan la subordinación de los países a los in
tereses del capital rentista. Ellos son muy numerosos en Argentina y e s '
a ellos a quienes los autores de este libro dedican su trabajo.
18
C apítulo 1
Introducción general
François Chesnais*
E c o n o m ista p rincipal de la OCDE hasta 1992. A ctualm ente pro fesor asociado en
París Xlll-Villetaneuse y m iem bro de! C entro de E stu dio s de las D in ám icas Internacio
nales ( c e d í ).
* * D ebe recordarse que ¡a versión francesa de este libro fue publicad a en 1996, lo
que explica la au sen cia de m en cion es sobre la crisis asiática iniciada en 1997. N ota del
editor de la versión española.
19
mundial. En este sentido, el trabajo que se presenta pretende suministrar
elementos analíticos y fáéticos que permitan establecer conexiones éntre
la mundialización financiera y los otros elementos esenciales constituti
vos del sistema capitalista mundial de fines del siglo XX: el nuevo régi
men salarial; la distribución del ingreso, tanto entre los países como den
tro de ellos, con la reaparición de significativos ingresos rentísticos; la
distribución del ahorro mundial entre la inversión y las colocaciones fi
nancieras; y las características de la acumulación.
20
conexión de las plazas financieras [véase también Helleiner, en Boyer
y Drache, 1996], La unidad nace de las operaciones que transforman
una virtualidad técnica en un hecho económ ico.
Este último punto merece ser destacado. La integración internacio
nal de los mercados financieros nacionales ha sido posible gracias a la
liberalización reglamentaría y a su interconexión en tiempo real. Pero
el contenido efectivo de esta integración resulta, concretamente, de las
decisiones tomadas y de las operaciones efectuadas por los administra
dores de carteras más importantes y más internacionalizados.1 La “per
sonificación” de los mercados (su antropom orfismo) no es trivial. Sin
duda, expresa de manera simultánea.por lo menos tres dimensiones del
crecimiento del poder de las finanzas. La primera se refiere al m ovi
miento de autonomización relativa de la esfera financiera en relación a
la producción pero, sobre todo, en relación a la capacidad de interven
ción de las autoridades monetarias. La segunda trata del carácter de "fe
tiche” (señalado tanto por Marx como por Keynes) de las formas de va
lorización del capital de naturaleza específicamente financiera. La ter
cera remite al hecho de que son los operadores quienes delimitan los
contornos de la mundialización financiera y quienes deciden de qué
países serán los agentes económicos que participarán, y qué tipos de
transacciones realizarán.
En este sentido, es importante recordar algunas diferencias notables
entre la mundialización financiera del período que culm inó en 1914 y
la de la fase presente. En términos reales, las inversiones directas per
manecen quizás en un nivel inferior al que habían alcanzado a princi
pios del siglo [Dunning, 1993; Bairoch, 1996]. Pero están mucho más
concentradas que entonces y también m ucho más inclinadas a desha
21
cerse de los compromisos rápidamente. En inglés se dice que son fioot-
loose, que tienen los “pies ligeros”. La naturaleza de los flujos financie
ros a corto plazo (cuya com posición se encontrará más adelante, en el
cuadro 2) y su volatilidad son también muy importantes. Los flujos
que se dirigen a los mercados bursátiles extranjeros, en particular los de
los “mercados emergentes”, siguen siendo muy escasos respecto a las
colocaciones de obligaciones [Epstein, 1996], aunque tuvieron un cier
to crecimiento antes de la crisis mexicana [FMI, 1994 y 1995], La parte
esencial de las acciones emitidas por las firmas están en su propio mer
cado bursátil. La idea de una “ irradiación de los capitales por el plane
ta” no corresponde a la realidad del mundo contemporáneo, donde
hay una correlación estrecha entre la tasa de inversión y la tasa de aho
rro nacional de cada país [Epstein, 1995], Las finanzas de mercado, o
finanzas desintermediadas, “mundializadas”, resultan excluyentes en
un grado todavía mayor que las formas de internacionalización ante
riores. Castigan con particular severidad a los países en desarrollo en
sentido estricto [Pisani-Ferry y Sgard, 1996], Ya que esos países no tie
nen la suerte de poseer un mercado financiero “emergente” que pueda
ser integrado, ni firmas capaces de dirigirse a los mercados de obliga
ciones o bursátiles de los grandes países industrializados.
22
G rá fic o 1
Formación bruta de capital fijo del sector privado
y del crecim iento del stock de activos financieros,
entre 1980 y 1992, en tasas prom edio de crecim iento anual
6 ,0%
Fo rm ació n S to ck de
b ru ta de a ctivo s
ca p ita l fijo fin a n c ie ro s
en lo s países
de la o c d e
Los términos "autonom ía”, “autonom ización”, etc., deben ser utili
zados con gran precaución. Es exacto que una fracción extremadamen
te elevada de las transacciones financieras se desarrolla en el campo ce
rrado conformado por las relaciones entre instituciones especializadas,
y no tiene ninguna contrapartida a nivel de ios intercambios de mer
cancías y de servicios, ni tam poco a nivel de la inversión. En particu
lar, este es el caso de'los casi 1,4 billones de dólares de transacciones
cotidianas en el mercado de cambios, de los cuales apenas entre el 5%
y el 8 % correspondería a transacciones internacionales “reales” [ B P I ,
1994 y 1995]. Pero esto no quiere decir que no haya vínculos muy
fuertes y, sobre todo, de un gran alcance económico y social, entre ia
esfera de la producción y el comercio y la de las finanzas. La esfera fi
nanciera se nutre de la riqueza creada por la inversión y la moviliza
ción de una fuerza de trabajo con niveles de calificación múltiples. Los
23
capitales a los cuales los operadores financieros aseguran su valoriza
ción a través de sus colocaciones financieras y los arbitrajes que efec
túan entre diferentes tipos de activos nacieron invariablemente en el
sector productivo y comenzaron por tomar la forma de ingresos cons
tituidos en ocasión de la producción y del intercambio de mercancías
y de servicios. U na parte, hoy elevada, de estos ingresos es captada o
canalizada en beneficio de la esfera financiera, y transferida hacia ella.
Sólo después de que esta trasferencia ha tenido lugar pueden producir
se m uchos procesos de valorización fuertemente ficticios (véanse ios
capítulos 3 y 8), que inflan todavía más el m onto nominal de los acti
vos financieros, dentro del cam po cerrado de la esfera financiera.
Los créditos suministrados a los países en desarrollo crearon el pri
mer m ecanism o de transferencia de riquezas en gran escala en el perío
do contem poráneo. El reciclaje de los “petrodóiares”, operado por el
mercado de los eurodólares, permitió a los países de la O C D E superar
la recesión de 1974-1975 al aumentar muy rápidamente sus exportacio
nes. Pero este reciclaje también hizo nacer la aplastante deuda que muy
num erosos países del Tercer M undo llevan com o un grillete desde ha
ce veinte años. Las transferencias operadas hacia las instituciones fi
nancieras de los países capitalistas avanzados, a título de intereses de
los créditos bancarios sindicados que les habían sido ofrecidos, le per
m itieron a la esfera financiera consolidarse aún más. Incluso si una
cierta cantidad de grandes bancos resultó debilitado por el aumento de
sus créditos dudosos [Davis, 1992] el proceso de transferencia de ri
quezas no cesó cuando estalló la crisis de la deuda en 1982. Al contra
rio, a partir de la mitad de los años 1980 asistim os a la inversión de los
flujos netos de capitales entre el Sur y el Norte.
Pero en la m ism a época, sin que los flujos de transferencias Sur-
Norte se detuvieran (y la form ación de ios m ercados emergentes apun
ta a acrecentarlos), el centro de gravedad de los m ecanism os de capta
ción de ingresos en beneficio de la esfera financiera se desplazó hacia
los países de la O C D E . La form ación de los m ercados de obligaciones,
la “ titularización” de la deuda pública y el crecimiento cada vez más
rápido de la parte de los presupuestos de los países de la O C D E dedi
cada al servicio de la deuda significa que el m ecanism o de captación
y de transferencia más importante, por mucho, es desde entonces, en
estos países, el que transita por los im puestos directos e indirectos.
U na parte del crecimiento de la esfera financiera se debe a los flujos
de riquezas que se forman primero com o salarios y sueldos, o com o
24
ingresos rurales o artesanales, antes de ser absorbidos por ei Estado
mediante los im puestos, y después transferidos por él hacia la esfera
financiera a título de pago de los intereses o de reem bolso del capital
de la deuda pública.
26
.su costo y sus desafíos
27
¿N o es tiempo de romper la trampa en la que quedaron encerrados
¡os gobiernos, en gran parte por sus propios actos, al transferir a los ca
pitales financieros tenedores de la deuda pública y beneficiarios de un
régimen de tasas de interés reales positivas convertido en permanente,
una parte significativa del producto nacional (¡20% de los gastos pre
supuestarios, 3% a 5% del P IB !)? Este estado de las cosas ¿no conduce
a los países de la O C D E , por no referirnos a otros, a dejarse atrapar en un
engranaje infernal en el cual conseguir ahorros presupuestarios en
nombre del equilibrio y de la austeridad, los hunde en la depresión por
el efecto acumulativo interno y externo?
La prensa francesa se ocupa con frecuencia del buen desempeño
norteam ericano, especialmente en materia de em pleo. Aun cuando
esta euforia no sea com partida por num erosos econom istas nortea
m ericanos, adm itam os que, en el m arasm o general de los países de la
O C D E , h a y una “excepción norteam ericana”, pero aceptem os también
que es necesario relacionarla con el carácter jerárquico de la econo
mía m undial, en primer lugar en el ám bito m onetario y financiero. El
m ejoram iento relativo de su déficit externo ¿no se debe a los márge
nes de m aniobra especiales de que disponen los Estados U nidos en
materia de “ devaluación com petitiva”, com o consecuencia del papel
que tiene todavía el dólar en la economía m undial? La prosperidad de
la que disfrutan ciertos sectores de la econom ía y de la sociedad nor
teamericanas ¿no se deberá dem asiado a la fuerza y a la dim ensión del
sector financiero norteamericano y a los efectos en cascada únicos, de
los que ciertas-em presas y ciertos grupos sociales norteam ericanos
son los beneficiarios principales, si no exclusivos? Estam os pensando,
p or supuesto, en las empresas que han em prendido actividades en ¡as
telecom unicaciones y los m edios m asivos de difusión, así com o en
los grupos sociales que se benefician directa o indirectamente del p a
pel que desem peñan los Estados U nidos com o centro financiero
mundial.
Las transformaciones que se llevan a cabo desde hace quince años
en las condiciones de remuneración, de contratación y de trabajo de
los trabajadores (la relación salarial de la teoría de la regulación), con la
generalización de los contratos precarios, la subordinación a la necesi
dad de flexibilidad de las firmas, la caída relativa de los salarios, todo
esto apoyado en un desempleo que, o bien es alto, o bien está en cre
cimiento después de haber sido inexistente (Japón), ¿pueden atribuir
se solam ente a los efectos del cam bio tecnológico, o tendrán también
28
un vínculo con el peso creciente de las finanzas y las exigencias de las
nuevas instituciones financieras no bancarias?
En relación a tales cuestiones este libro quisiera presentar tantos ele
mentos fácticos com o sea posible pero también y, principalmente, hi
los conductores analíticos y pistas para la reflexión. Estos últimos or
ganizados por la idea de que no estamos en presencia de elementos y
problemas dispersos, sino de datos que 1forman un sistema” y que tra
ducen un nuevo conjunto de relaciones económicas y políticas.
29
otro laclo, en las propias formas de la moneda y se interroga largamente
sobre la naturaleza de las mutaciones que sufrió hace treinta años. Am
bos autores esbozan los contornos de un nuevo régimen de acumula
ción, cuyo funcionamiento está fuertemente dom inado por el nivel de
endeudamiento de los países en relación al capital financiero y la per
manencia de tasas de interés reales positivas que de él resultan, y por los
medios de los que disponen los grandes operadores - a través de los
mercados financieros- para tener influencia sobre las políticas econó
micas. Los autores defienden la necesidad de políticas públicas y, por lo
tanto, ambos le acuerdan una gran atención a las modalidades de inter
vención de que siempre disponen los Estados (en particular los Estados
Unidos) para intentar controlar los efectos de la mundiaiización de [os
mercados y de la dominación de las finanzas.
Las instituciones financieras que más se han beneficiado con el paso
a las finanzas de mercado, con la Siberalización y la desregulación, han
sido los fondos de pensión y las sociedades de inversiones colectivas (los
mutualfunda), cuyo monto de activos sobrepasa desde entonces, por mu
cho, al de todos ios otros intervinientes en el sistema financiero mun
dial. Richard Farnetti dedicó el capítulo 5 a estos fondos. Tomados gio-
balmente, los papeles de la deuda pública representan cerca de un tercio
del stock de los activos de los fondos y otro tercio tiene la forma de ac
ciones que cotizan en Bolsa. Estos dos modos de colocación aseguran a
los fondos la captación de un flujo de ingresos elevados. La situación ju
rídica de los mutualfunds los autoriza a una diversidad todavía más gran
de en las colocaciones (en particular fuera de su país de origen), así co
mo a un ejercicio casi sin restricciones de la “preferencia por la liquidez”
en el sentido de Keynes, con todas las consecuencias que ésta trae con
sigo. Por otra parte, la presencia de los fondos como “accionistas de re
ferencia” tiene también el efecto de cambiar drásticamente las relaciones
en el seno de las empresas, por medio de la puesta en práctica de los nue
vos principios del corporate governance.
En el sexto capítulo Claude Serfati describe el comportamiento de
los grandes grupos industriales en el nuevo contexto de mundiaiización
financiera. La constitución de ¡os mercados de obligaciones y la desre
gulación les permitieron acceder directamente a los mercados financie
ros para colocar allí sus títulos a corto y mediano plazo sin intermedia
rios bancarios. Pero también disponen de capitales líquidos y de una ex
periencia que les permiten transformarse en operadores financieros de
pleno derecho y de primer nivel, aprovechando así las oportunidades
30
ofrecidas de lograr ganancias puramente financieras (pero también, a ve
ces, pérdidas resonantes) en los mercados cambíanos o de productos de
rivados. Resultan de esto múltiples consecuencias sobre la organización
interna y la gestión de los grandes grupos (influencia creciente de las di
recciones financieras) y sobre sus opciones de inversión. El análisis del
autor se refiere esencialmente a los grupos franceses, pero tiene un.alcan
ce general que viene a completar y a reforzar los importantes elementos
suministrados por Robert Guttmann en su capítulo sobre la financiari-
zación de los grupos industriales norteamericanos.
En el séptim o capítulo, se pasa con Pierre Salama al análisis de los
impactos crecientes de la financiarizactón sobre las economías más im
portantes de América Latina, luego de la adhesión, al principio de los
años 1990, de Argentina y México, y después de Brasil, al nuevo régi
men de finanzas de mercado internacionalizado. Algunas de las teorías
neoliberales más influyentes son examinadas cuidadosamente en su
justificación del régimen de tasas de interés reales fuertemente positi
vas. La crisis mexicana vino a ilustrar adonde conducen, en el caso de
una economía vulnerable y dependiente, la liberalización del mercado
financiero así com o la titularización de la deuda pública según el m o
delo norteamericano. Pero Pierre Salama muestra que los efectos eco
nómicos y sociales del nuevo régimen de finanzas de mercado se ex
tienden mucho más allá de la esfera financiera. Ellos afectan al conjun
to de los m ecanism os que gobiernan la explotación de la mano de obra
(flexibilidad salarial, y duración e intensidad del trabajo) así com o a la
distribución de los ingresos. Al examinar las economías semimdustria-
lizadas latinoamericanas se puede ver, dice el autor, “lo que se está bos
quejando en num erosos países desarrollados”.
o En el último capítulo François Chesnais se interesa por los shocks y
los sobresaltos financieros así como por las crisis financieras auténticas
que han seguido a los procesos de liberalización y de mundialización fi
nancieros. Según el autor, se trataría de shocks financieros propios de
una configuración dada del capitalismo, cuyos rasgos originales estarían
explicados por las nuevas nociones de “fragilidad financiera” y de “ries
go sistèmico” empleadas ahora por los especialistas de las finanzas. El
examen de los rasgos particulares de este “ m odo de acumulación finan-
ciarizado mundial”, al que se agregan los efectos del carácter “desigual”
e “imperfecto” de la mundialización financiera, permite formular una se
rie de hipótesis en cuanto a las fuentes y las formas de fragilidad sistèmi
ca que podrían s'er las más típicas de la economía liberal mundializada.
31
Seguidamente se analizan tres crisis -o episodios de fragilidad acentua
d os- que ilustran los riesgos propios de las finanzas de mercado mun-
dlalizadas: el crack de 1987 en Wall Street, su administración por la Fed
y sus prolongaciones; la fragilización de los bancos, la crisis inmobilia
ria y los rasgos específicos de la recesión de 1990-1991; finalmente, la cri
sis mexicana de 1994-1995. El autor recuerda la amplitud de los medios
aplicados para contener los efectos de los shocks más severos de la últi
ma década, especialmente en Estados Unidos. Gracias a los mecanismos
de intervención federales construidos sobre la base de las instituciones
legadas por las reformas de los años 1930 y de los años 1940-1950, y to
davía reforzados en años recientes, la fragilidad sistémica creciente no
desembocó en una crisis muy grande. A la luz de los capítulos 3 y 8 es
posible, sin embargo, formular la hipótesis de una acumulación de fac
tores de vulnerabilidad sistémica. Estos factores incluirían el conjunto de
efectos que resultan de la formación de una masa elevada de capital fic
ticio en el sentido de Marx;3 los remanentes de los shocks sucesivos que
los sistemas financieros vienen absorbiendo desde hace quince años; y,
finalmente, las consecuencias que se originan en el debilitamiento de los
medios de intervención pública en el plano nacional, sin un desarrollo
correspondiente de instrumentos en el plano internacional.
E tapas de la liberalización
y de la m u n d ialización financieras
3 V éanse m ás adelante los capítu los de G u ttm an n y de C h esn ais para una d iscu
sión de esta n o ció n . D ig a m o s sim p lem en te qu e el térm ino bastan te p o co habitual que
se utiliza para estim ar el m o n to de las o p eracion es con “p ro d u cto s derivados", a saber
su m on to (o valor) “ teórico (o ficticio, o de referencia) (notionnel)”, traduce bien el he
cho de qu e se trata de op eracio n es de capital ficticio, en cadenas de créditos y de d eu
das qu e no tienen n in gun a realidad fuera de la esfera financiera.
32
Cuadro 1
Las tres etapas del surgim iento de las finanzas de mercado mundiaiizadas:
caracterización general y m edidas más relevantes
. 1960-1979- 1980-1985 1986-1995
Fin de la reglamentación del Expansión rápida de los mercados Crecimiento rápido de los mercados
crédito en ei Reino Unido (1971). de obligaciones. derivados de materias primas.
Paso hacia los cambios flexibles Políticas monetarias de alracción Explosión de los productos
(1973) y prim er auge de los de los prestamistas extranjeros. derivados.
mercados cambiarlos.
Arbitraje internacional de los Aceleración del crecimiento de los
Quiebra del banco Herstalt, inicio mercados de obligaciones. mercadas de obligaciones.
de los trabajos sobre normas
prudenciales en el BPI. Inicio de la desintermediación de A partir de 1990, inicio déla
la demanda privada de liquidez de liberalización y de la desregulación
Expansión acelerada del mercado los grupos industriales y de las de los mercados de obligaciones y
de eurodólares, reciclaje de los pe- instituciones financieras. bursátiles de los NPI y países del
troddlares, préstamos bancarios Tercer Mundo.
sindicados. Crecimiento muy rápido de los
activos de los fondos de pensión Extensión luera de la zona OCDE
Iniernacionalización acelerada de y de los mutual tumis. del régimen de finanzas directas y
los bancos norteamericanos de la titularización de la deuda
(incluso bajo la forma de Crecimiento muy rápida de los publica.
préstamos no sindicados y de productos derivados,
créditos internacionales). Discusiones sobre la extensión
Expansión internacional de las del papel del FMI (1995) luego de
Inicio del endeudamiento del operaciones de los iondos de la crisis mexicana.
Tercer Mundo. pensión y ce los m utual lunds.
34
temporánea, y uno de aquellos (véase cuadro 2) en los cuales una par
te particularmente elevada de los activos financieros busca valorizarse
preservando un grado máximo de liquidez.
Cuadro 2
El crecim iento del stock de activos financieros de 1980 a 1992,
en miles de m illones de dólares estadounidenses y en porcentajes
Tasa de crecim iento
Segmentos 1980 (1) 1991/1992 anual prom edio en
■plazas reales
35
etapas de su difusión a partir del foco norteamericano en los años
1980.
La formación de los mercados de obligaciones liberalizados respon
dió a las necesidades, o satisfizo los intereses, de dos grupos de a dores
importantes: los gobiernos y los grandes fondos de centralización del
ahorro. Respondió, en primer lugar, a las necesidades de financiamíen-
to de los déficits presupuestarios de los gobiernos de los países indus
trializados. La implementación de un mercado de obligaciones, fuerte
mente abierto a los inversores financieros extranjeros (o, en el caso de los
Estados Unidos, la extensión de este mercado por la creación de mer
cados secundarios y su liberalización hacia .el extranjero), permitió el
financiamiento de los déficits presupuestarios p or medio de la coloca
ción de los bonos del Tesoro y otros papeles de la deuda en ios merca
dos financieros. Algunos economistas norteamericanos se niegan a re
conocer el papel clave de los Estados Unidos en el surgimiento del ré
gimen de “dictadura de los acreedores” en tanto régimen de carácter
mundial, afectando en uno u otro grado, directa o indirectamente, ai
conjunto de los países. En un debate público reciente (mayo de 1996)
en San Pablo, Jeffrey Sachs, por ejemplo, prestó gran atención al hecho
de que los Estados Unidos estén más próximos a los “criterios de
Maastricht” en términos de relación de la deuda pública con el P(3 que
la mayoría de los países europeos. Presentar tal argumento equivale,
por supuesto, a enterrar las condiciones de la génesis de la dictadura de
ios acreedores, pero equivale también a ocultar los efectos de dim en
sión (en términos absolutos) de la deuda norteamericana, con todas las
consecuencias que tienen sobre la estructura de los flujos internaciona
les de capitales y los niveles de las tasas de interés. Según los datos del
FMI, la deuda pública norteamericana representa por sí sola el 39°/o
del total de la deuda pública de los países de la O C D E . El estudio Mc-
Kinsey (1994, cuadro 4 del capítulo 5) llega a una cifra sensiblemente
más elevada, estimando que la deuda norteamericana alcanzaría prác
ticamente el 50% del total de la deuda pública de la O C D E ,
Los mercados públicos de obligaciones han llegado así a ser la “espi
na dorsal” de los mercados internacionales de obligaciones -retomando
la expresión del FMI [1994]-, el lugar donde se encuentra, como lo mues
tra el cuadro 2, alrededor del 30% de los activos financieros mundiales en
busca de rendimientos estables y líquidos (la liquidez está asegurada por
los mercados secundarios, donde los títulos son siempre negociables). Pe
ro el cuadro 2 muestra también la parte elevada de los activos financieros
36
representados por divisas, a las cuales están referidas las operaciones de
arbitraje y de especulación, cuyo teatro son los mercados cambiados.
En el régimen de las finanzas de m ercado (o finanzas “desinterme
diadas”), ¡as instituciones dominantes ya no son más los bancos sino
los mercados financieros y las organizaciones financieras no bancarias.
Los bancos sufren precisamente la com petencia de estas formas recien
tes de centralización y de concentración de un capital que opera casi
exclusivamente en la esfera financiera: los fondos de pensión y los fon
dos comunes de inversión (los mutualfunds y los organism os de colo
cación colectiva en valores mobiliarios u O P C V M ), al lado de los cuales
incluso los más grandes bancos parecen enanos. Son estos fondos los
que se han beneficiado más directamente de las reformas constitutivas
de la mundialización financiera y del paso a un fm anciamiento de los
déficits presupuestarios de los países de la O C D E por m edio de la colo
cación de títulos en los mercados financieros. N o es por azar que el
movimiento de liberalización y de desregulación financiera haya parti
do de los Estados Unidos, así como también del Reino Unido. Este úl
timo alberga a la City, que sigue siendo la segunda plaza financiera del
mundo después de Wall Street, no tanto por su tam año (Tokio es más
importante) com o por la variedad y sofisticación de los instrumentos
de colocación de capitales. Pero el Reino U nido es también, inmedia
tamente después de los Estados Unidos, el país de origen de los más
importantes fondos de pensión privados del m undo, com o lo recuer
da Richard Farnetti en el capítulo 5. En efecto, el crecimiento de la es
fera financiera después de la liberalización y de la desregulación, tuvo
también múltiples consecuencias en el com portam iento de los grandes
grupos industriales, cuya financiarización com ienza en esta fase, com o
lo muestra el sexto capítulo de Claude Serfati.
■37
G rá fic o 2
Evolución de los activos financieros por tipo de inversor de 1980 a 1994
5 00 0
2000
1000
,4 3 2M
e ¿ i® L i
Fondos M u tu a l F o u n d s Compañías
de pensión aseguradoras
una vez jubilados, una pensión regular y estable. Se trata, entonces, de for
mas institucionales que centralizan un ahorro, nacidas con frecuencia de
regímenes privados obligatorios de empresa, cuya fuente inicial proviene
de ingresos salariales (en sentido amplio). Por otro lado, a partir del m o
mento en que el monto del ahorro acumulado sobrepasa un determina
do umbral, los fondos se ubican en la categoría de instituciones financie
ras no b'ancarias, cuya función es la de hacer fructificar un monto eleva
do de capital-dinero conservando su liquidez y maximizando su rendi
miento. Al hacer esto se produce un cambio en la naturaleza económica
de los fondos, cuyo alcance y consecuencias no pueden ya esquivarse. Los
fondos dejan de ser la expresión de un ahorro modesto. Se convierten, co
mo lo muestran los elementos reunidos por Richard Fametti, en institu
ciones centrales del capital financiero, y ocupan los primeros lugares en
¡as “finanzas especulativas”, cuyo comportamiento analiza Dominique
Plihon en la extensión del capítulo 12 de la Teoría general de Keynes.
38
tiempo de retraso. Recién en 1986 tuvo lugar en la City el “bing-bang”,
forzando a las demás plazas a acelerar sus procesos de liberalización. Es
te evento marca el comienzo de la tercera fase del proceso de mundia-
lización financiera. La interconexión de los mercados de acciones sigue
siendo, todavía hoy, menos importante que la de los mercados cambía
nos y de obligaciones. Las caídas más o menos espectaculares de la co
tización de las acciones que se producen en el conjunto de los merca
dos de acciones mundiales, cada vez que Wall Street se debilita o trasta
billa, no traducen tanto una interconexión directa de las plazas como el
mimetismo de las reacciones de los inversores. Los movimientos de con
tagio de una plaza financiera a otra expresan el extremo nerviosismo de
los tenedores de los títulos, títulos dé los cuales todos conocen, si no el
carácter ficticio, por lo menos los niveles de capitalización totalmente
irreales, anunciadores de cracks más o menos graves. En el caso de estos
últimos mercados, la integración profunda resulta, por supuesto, de su
liberalización, pero principalmente de las operaciones efectuadas día a
día, incluso de hora en hora, en los departamentos de gestión financie
ra de los grandes operadores financieros. Varios capítulos muestran la es
pecial importancia de los procedimientos de cruce del “precio” de las
monedas y del nivel de las tasas de interés, así com o de las decisiones
de arbitraje y de especulación tomadas por los administradores de las
más importantes carteras de activos. Todas estas decisiones tienen con
secuencias considerables para las políticas macroeconómicas. En el caso
de los países de industrialización reciente (los NPI) que poseen los mer
cados financieros llamados “emergentes”, las consecuencias pueden ser
de una amplitud particular.
La incorporación de los mercados emergentes, a partir del comien
zo de los años 1990, representa la etapa más reciente de la mundializa-
ción financiera. Estos mercados deben distinguirse de las plazas finan
cieras más viejas, com o H ong Kong y Singapur. Estas últimas nacieron
como proyecciones de la City londinense en el marco de la vieja zona
de la esterlina. H an contribuido a la expansión e internacionalización de
los mercados de eurodivisas en la fase inicial del proceso. Forman par
te de la base institucional propiamente dicha de la mundialización fi
nanciera. Los mercados emergentes propiamente dichos pueden ser
mercados financieros verdaderamente nuevos, com o ocurre en algunos
países de Asia y pronto en China. Pero en otros casos se trata de mer
cados financieros que tienen ya varias décadas de vida o, incluso, has
ta cerca de un siglo (como en Argentina) que, desde la crisis de 1929,
39
han tenido un régimen de control estricto de los movimientos de ca
pitales, sin titularización de su deuda pública, por supuesto. Los Esta
dos U nidos, el F M I y sus aliados y representantes locales, formados en
las universidades norteamericanas con el credo y las recetas neolibera
les, actuaron todos para lograr la liberalización de los mercados finan
cieros de los N P I (sólo Corea supo resistir, pero pronto será forzada a
ceder), el paso a la titularización de la deuda pública y la formación en
estos países de mercados de obligaciones dom ésticos interconectados
con los mercados financieros de los países del centro del sistema. Por
el m om ento, los mercados “emergentes” no han recibido, incluso an
tes de la crisis mexicana, más del 15% de los capitales mundiales en
busca de colocación manteniendo un alto grado de liquidez [F M I,
1995]. Las colocaciones en obligaciones superan por mucho, desde ha
ce tiem po, a las colocaciones en la Bolsa, en la mayor parte de esos paí
ses nuevos. Estas son las consecuencias de la creación de tales merca
dos que son examinadas por Pierre Salam a en el capítulo séptimo.
También de la tercera fase data la sucesión de shocks y de sobresaltos
financieros que se presentan como una componente profunda del m o
do de funcionamiento del sistema mundializado de finanzas directas, en
el cual los mercados son la institución principal y las burbujas especula
tivas una componente más de la vida económica. La enumeración de los
sucesivos shocks, a los cuales está dedicado el último capítulo de Fran
çois Chesnais, es impresionante. La lista comienza con el crack bursátil
de Wall Street en 1987, que pudo ser contenido a último momento. Dos
años más tarde fue seguido por el hundimiento del mercado de los junk
bonis ("bonos basura”), anunciador del derrumbe de la burbuja especu
lativa en el sector inmobiliario. Este provocó, a su vez, la quiebra o casi
quiebra en 1990-1991 de numerosos bancos o instituciones financieras
en varios países, especialmente en Japón , luego de la quiebra de las cajas
de ahorro privadas en los Estados Unidos. El episodio siguiente, en agos
to y septiembre de 1992, permitió ver la especulación masiva contra la
mayoría de las monedas integradas en el seno del sistema monetario eu
ropeo, con pérdidas muy importantes de reservas por parte de los ban
cos centrales y, para varias monedas, la obligación de devaluar fuerte
mente y dejar el S M E . La especulación contra algunas monedas volvió a
producirse en 1993. Se asistió luego, en febrero y marzo de 1994, a tur
bulencias importantes en el mercado norteamericano de obligaciones.
Después se produjo la crisis mexicana de fines de 1994 y comienzos de
1995, seguida de la amenaza de contagio hacia los “mercados emergen
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tes” de Argentina y Brasil; la quiebra a fines de febrero de 1995 del ban
co Barings, después de operaciones en los mercados de productos deri
vados; y finalmente, como consecuencia de la crisis mexicana, la caída
particularmente fuerte del tipo de cambio del dólar entre marzo, abril y
mayo de 1995.
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En el dominio financiero, recurrir a la idea de “irreversibilidad” tie
ne un carácter incongruente. Una mirada rápida sobre la historia finan
ciera del siglo XX permite convencerse de ello. Hacia 1913, el grado de
mundialización financiera alcanzado en el marco de la internacionali-
zación de la época, gracias a la libertad de movimiento de los capita
les que aseguraba el patrón oro, y a la libertad de los intercambios, en
un sistema garantizado por un conjunto de tratados sobre el comercio
y la inversión, parecía un hecho “ irreversible”. Pero sabemos en qué se
ha transformado. En los años 1920, la omnipotencia de ios mercados
financieros, especialmente bursátiles, y su pretensión de orientar la
economía parecían igualmente “ irreversibles”, En los Estados Unidos,
a fines de 1928 y comienzos de 1929, el presidente Coolidge no deja
ba de reprender a todos los que expresaban algunas preocupaciones
tanto en relación al nivel alcanzado por la burbuja especulativa en
Wall Street como en relación a las consecuencias de esta dom inación
de las finanzas sobre la distribución y la orientación de la inversión.
Sin embargo, en sólo algunos años, luego de una tormenta económ i
ca, política y militar mundial, a la cual las consecuencias de las finan
zas de mercado no eran ajenas, nació un sistema de finanzas adminis
tradas, en el que las actividades bancadas y financieras eran supervisa
das con mucho celo por los gobiernos.
“El proceso de dominación de los mercados financieros puede y de
be ser invertido” : el vigor de la expresión utilizada por Robert Boyer y
Daniel Drache [1996, p. 15] es lo suficientemente raro hoy com o pa
ra merecer ser resaltado. Los diferentes autores de este libro comparten
una convicción análoga, así com o una actitud critica respecto de las
certidumbres teóricas neoliberales y de sus consecuencias en el plano
económico, social y político. Todos piensan que no hay ni fatalidad eco
nómica ni situación que sea independiente de modificaciones en las re
laciones sociales y que no pueda ser resuelta por políticas correctivas
más o menos drásticas. A partir de un esfuerzo común de caracteriza
ción de las relaciones sistémicas que parecen desprenderse de los datos
que se han reunido, algunos capítulos (especialmente el 3 y el 4) exa
minan los márgenes de maniobra que se ofrecen actualmente para la
definición y la puesta en práctica de tales políticas. Al final de su ca
pítulo, Robert Guttmann se pregunta, sin embargo, si una crisis finan
ciera de gran amplitud (cuyas posibles_ variantes se estudian en el capí
tulo 8) no es la condición previa. Si el movimiento social preparara el
terreno más clara y profundamente de lo que había com enzado a ha-
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cerlo en Francia en diciembre de 1995, “lo im pensable” podría ser tam
bién pensado en el ám bito económico -un cuestionamiento del carác
ter sacrosanto de la deuda pública, por ejemplo, cuya aceptación es la
piedra angular del dom inio de las finanzas- a igual título que en todas
las otras esferas de la vida social.
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