Egipto de Los Faraones. Pirámides

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Egipto de los faraones. Pirámides.

Comienza el periodo dinástico


Con Narmer (sobre 3100 a 3000 a.C.), comienza el periodo Dinástico, más
de 30 dinastías reales gobernarán en Egipto durante unos 3000 años.
Narmer, 3100 a.C. Primer rey de Egipto tras la conquista del Bajo Egipto
(norte). Narmer del Alto Egipto (sur) aparece victorioso en la famosa paleta que
lleva su nombre y puede verse en el Museo de El Cairo. Se identifica con el rey
Menes, fundador de Menfis, capital del primer estado unificado del mundo antiguo.

Egipto. Sepulcro de un faraón.

Los primeros faraones ya eran de origen divino


Se conoce poco de los sucesores inmediatos del enigmático faraón, Narmer,
exceptuando que, atribuyéndose una ascendencia divina, promovieron el desarrollo
de una sociedad altamente estratificada, patrocinaron las artes y construyeron
muchos templos y obras públicas.
La unificación de Egipto, primer estado-nación del mundo
En esta época a través del delta del Nilo pueblos asiáticos (camitas y semitas)
de avanzada cultura fueron asentándose en el Nilo. Sobre el 3100 a.C. (antes de
Cristo) Narmer (también conocido como Menes) logró unificar los dos estados, el
Bajo y el Alto Egipto. Entre todos los pueblos de su época era la primera vez que
surgía un poderoso reino o estado muy por encima de las más poderosas ciudades
hasta el momento conocidas, ya que todas eran independientes y mantenían eternos
enfrentamientos entre ellas. Con lo cual Egipto dejó de tener enemigos a los que no
pudiesen vencer, adelantándose miles de años a otras grandes civilizaciones como
la griega o romana.
En el Museo Egipcio del Cairo en la sala 43 del atrio puede verse, vitrina
central nº 8, ‘la Paleta de Narmer’, una de las piezas más importantes del museo.
Data de alrededor del 3100 a.C., y muestra al faraón Narmer con la corona del Alto
Egipto en una cara de la paleta, y la corona del Bajo Egipto en la otra, lo que
representa la primera unión entre los dos Egiptos bajo el mando de un soberano.
Este acontecimiento se puede considerar como el inicio de la antigua
civilización egipcia. Se inicia el periodo de reyes-faraones-dioses, que en número
de 170, a través de treinta dinastías, escribirán más de tres mil años de historia
faraónica.

En Abu Simbel, a unos 300 kilómetros al sur de Assuán, en el corazón del territorio Nubio,
casi en los confines con el Sudán, podemos admirar los templos erigidos para dar gloria eterna a su
constructor, Ramsés II el Grande. Uno de ellos, el pequeño, dedicado a la Gran Esposa Real,
Nefertari-mery-en-Mut (“amada de Mut”). Ramsés hizo excavar el templo en “fina, blanca y sólida
piedra”. Este viaje lo dedico a mi ‘Gran Esposa Real’, Ana Mendi, a la que vemos delante de
Nefertari.

Narmer ataca las ciudades del delta del Nilo y destruye la antiquísima ciudad
de Mendes; Metelis, que intenta capitanear la última rebelión, es conquistada y
desmantelada; y los diez prohombres de la ciudad son decapitados por orden de
Narmer, rey del Alto Egipto.
En las épocas de Narmer en la ciudad que los griegos llamaron
Hieracómpolis vivían unos 10.000 personas. En el delta su capital Buto sería de
parecida importancia. Llegando a su fin el cuarto milenio reina la I Dinastía.
Periodo Dinástico Temprano. I Dinastía, (3000-2850 a.C.)
Narmer, rey del Alto Egipto, conquista todo el valle del Nilo hasta el
Mediterráneo. Une los dos reinos bajo el nuevo símbolo de la corona blanca del Sur
combinada con la corona roja del Norte. Abidos (Tinis) se convierte en la capital
sagrada del dios Osiris, sede del Canciller del Bajo Egipto y de los diez consejeros
del Alto Egipto. Heliópolis y Nekheb se convierten en ciudades-santuario.
Los primeros faraones, dinastías tinitas, proceden de Tinis, en el Alto Egipto.
Aha sucede a Menes, quien funda la ciudad de Menfis en el lugar que se unen
el Alto y el Bajo Egipto, consolidando los confines con el Sur. Su tumba semeja un
palacio con torres.
Le sucedieron entre otros:
Uadj que guió una expedición al Sinaí.
Wedimu. Oficializa la festividad del Heb-Shed, renovación mágica de los
poderes del rey que se celebraba en el trigésimo año de reinado. Construcciones
realizadas con sillares de piedra y techumbre abovedada.
Otros reyes; Djet, Den, Enezibi, Semerkhat, Qea, Uadjí, etc.

La esposa de Tutankhamón, Ankhesenamón, unge con bálsamo a su marido.


Al morir un faraón muchos le acompañaban en su tumba
Al morir un faraón, asesinaban a muchas personas para enterrarlas con ellos.
Sabemos poco sobre los reyes de esta primera dinastía. Merneith, fue quizás la
primera reina. Fue sepultada con 41 sirvientes varones y 77 mujeres. Otro de los
reyes, Uadjí, se llevó a la tumba 335 almas. No era la única civilización en la que se
llevaba a cabo estos criminales ritos, que en Egipto fueron desapareciendo
sustituidos por esculturas o tallas de diversos tamaños, incluso miniaturas, y
pinturas, lo que agradecieron familiares y sirvientes.

En esta época, en el cuarto milenio antes de Cristo surge en la antigua y


misteriosa Mesopotamia la civilización de Sumer entre los ríos Tigris y Eúfrates, lo
que hoy son las áreas no desérticas del actual Irak y la zona limítrofe del noreste de
Siria. Nacen las ciudades de Uruk, Mari, Lagash y Susa.
Palestina. Crecimiento de Jericó. Nacimiento de otros centros; aparece la cerámica
pintada y comienza la elaboración del cobre en el Mediterráneo oriental.

II Dinastía, 2850-2770 a.C.


Hetep-Sekhemui, Ra-Neb, y Nineter son los primeros reyes de esta dinastía.
Hotepsek hemui.
Peribsen reprime la sublevación de los príncipes feudatarios del Alto Egipto y
traslada la capital a Menfis. Suprime el nombre de Horus de su nomenclatura y lo
sustituye por el de Seth. Está enterrado en Abidos.
Khasekkhem.
Khasekhemui proclama culto de Estado el dedicado a Horus; Heliópolis se
convierte en la sede del máximo poder religioso. Organiza una expedición al
corazón de Nubia.

Malta - Templos megalíticos dedicados a la Diosa Madre de Gigantea y santuario


subterráneo de Tarxien.
Egeo – Cultura del Minoico Antiguo.
Siria – Fundación de Tiro y Biblos bajo protectorado Egipto.

Imperio Antiguo
Comprende las dinastías III a X. La capital fue trasladada de Tinis a Menfis.
La institución monárquica pasó de una fase de absolutismo exaltado durante la III y
IV dinastías, a la mayor decadencia (V a X).

Pirámide escalonada de Zoser. III Dinastía. Levantada sobre el año 2770 antes de Cristo.
III Dinastía, 2770 - 2620 a.C. Capital: Menfis – Extensión del poder absoluto
al campo religioso.
Zoser. Se diviniza y se adueña del poder sacerdotal. Se puede destacar a
Zoser (Djoser) que colonizó hacia el sur, tierra de los nubios, e hizo construir la
llamada pirámide escalonada de Sakkarah (Saqqara), que recibe este nombre por su
disposición escalonada, que derivó de la primitiva tumba rectangular llamada
mastaba (en árabe, “escalón”). Esta pirámide escalonada construida por el gran
arquitecto Imhotep, príncipe, visir y gran sacerdote de Heliópolis, es el primer
arquitecto y médico de la historia; los griegos lo adorarán como dios de la
medicina, identificándolo con Esculapio. Como arquitecto construye la tumba para
su rey, Djoser, o Zoser (aprox. 2650 a.C.). Comenzó siendo una mastaba, a la que
se fueron añadiendo sucesivamente otras cuatro mastabas más pequeñas, con lo que
la construcción alcanzó los sesenta metros de altura y adquirió su perfil escalonado.

Columnas y paredes profusamente decoradas, esculpidas y pintadas con vivos colores.


Lamentablemente el paso de miles de año ha hecho desaparecer el color en la mayor parte de
templos, conservándose bien en algunas tumbas.

Otros faraones de los que tenemos noticias fueron:


Sekhem-Khet empieza un complejo funerario con una pirámide escalonada más
grande que la de Zoser, pero no logró terminarla.
Zanakht trata de emular a sus predecesores emprendiendo la construcción, entre
otras cosas, de un mausoleo tan imponente como el de Zoser; será enterrado, sin
embargo, con gran simplicidad en el sitio donde luego se construirá el templo
funerario de Unas. Sigue entre otros reyes Hunis.
Kha´ba, último rey de la dinastía, construye probablemente una pequeña pirámide
en Zawiet el-Aryan
Mesopotamia. Comienza el periodo áureo de los sumerios de Ur y Lagas.

Pirámides de Gizeh
Lo que impulsó a los antiguos faraones de Egipto de la IV Dinastía a
construir estos increíbles mausoleos (tumbas) fue cuando los sacerdotes les hicieron
creer en la vida eterna, con la posibilidad de unirse a los dioses conocidos en el
Más Allá disfrutando de su paraíso.
Los primeros rayos del sol naciente los recibían y reflejaban los vértices de
las pirámides. El piramidión, era la última piedra que culminaba la pirámide
forrada por una lámina de oro, o de una mezcla de oro y plata, con grabados
jeroglíficos. De este modo parecía que en el vértice de la pirámide nacía el sol.

Egipto. Llanura de Gizeh. De izquierda a derecha. Pirámide de Keops, pirámide de Kefren,


carretera y autobuses junto a las pirámides –lo que nos permite apreciar el tamaño de estas tumbas-
Detrás de Ana, la pirámide de Micerino, la más pequeña. A su lado unas pequeñas pirámides
‘satélites’ de la anterior. Al fondo, al otro lado de las pirámides El Cairo.

Situado entre el cielo y la tierra para conectar los mundos mortal y divino, las
pirámides, como posteriormente los obeliscos, eran monumentos levantados en
honor del dios sol (Khepri, Ra, Re o Atón). El faraón era honrado en vida y adorado
tras su muerte, y la pirámide era el sepulcro apropiado para él.
Para demostrar su poder y riqueza intentaban construir cada pirámide mayor
y más esbelta que las de sus antecesores, pero todo tenía un límite y estas obras
increíbles arruinaban la Corona, por lo que a partir de las de Gizeh ya ninguna
pudo superarlas.
Un templo funerario adosado a cada pirámide permitía que el faraón fuese
venerado tras su muerte, con la presentación diaria de ofrendas para alimentar su
alma. Cuando el alma (ka) del faraón quedaba saciada, los sacerdotes podían
disponer de “las sobras”, con lo cual comían y bebían como auténticos faraones.
Un largo terraplén cubierto conectaba el templo funerario con un “templo del
valle” construido en el muelle, donde cada estación llegaba con la inundación
anual las aguas del Nilo. El conjunto del complejo también servía de recordatorio
del poder eterno de los dioses y del poder absoluto del faraón.

Dinastía IV, 2620-2500 a.C. “Era de las pirámides”


En los quinientos años posteriores al mandato de Zoser (2770-2648 a.C.) el
poder de los faraones aumentó en gran medida, lo que refleja la magnitud y
ambición de sus monumentos, dando al periodo el sobrenombre de “la era de las
pirámides”. Ana está con nuestro guía delante de la Gran Pirámide de Keops, a la
que han quitado su recubrimiento de piedras de caliza pulida.

Esneferu, Snefru el primer faraón (2613-2589) de la IV Dinastía con capital


en Menfis. Recordado como un faraón humano y afable. Defendiendo las fronteras
abre las minas de turquesa en Sudán. Fue el constructor más prolífico y dirigió la
construcción de la falsa pirámide de Medúm y la de Dashur (pirámides inclinada y
roja), al sur de Menfis, cerca de Saqqara, le sucedió:
Khufu (Keops). Nombra a sus hijos grandes sacerdotes de Nekheb, ciudad
sagrada emplazada enfrente de Nekhen, y de Pe, enclave sagrado cerca de Buto (los
sacerdotes expulsados de sus cargos maldecirán su memoria). Construye la primera
Gran Pirámide de Gizeh con la ciudad-necrópolis en torno a la misma.
Keops (Khufu), (2589-2566)
Keops subió al trono de Egipto cuando el Imperio Antiguo llegaba a su
apogeo de prosperidad y cultura y, a juzgar por su colosal pirámide, debió de ser
uno de los más grandes faraones que han existido. Sus dimensiones y su precisión
matemática no son solo un monumento al extraordinario desarrollo de la
arquitectura egipcia sino que también sugieren, a través del enorme trabajo y
disciplina requeridos, que el periodo de Keops vio la aparición, por primera vez en
la historia de la humanidad, de un principio organizativo.

La Gran Pirámide de Keops a la que despojaron de su relleno entre escalones y el posterior


revestimiento de piedra caliza pulida de las canteras de Tura. Ana ante la vista de esta real tumba
se queda más que asombrada ¡petrificada! Intenta subir los escalones pero están diseñados para
gigantes. Tuvimos mucha suerte durante nuestro viaje a Egipto y había pocos turistas.

Gran pirámide de Keops (Khufu)


La pirámide más antigua de Gizeh y la más grande de Egipto, la gran
pirámide de Keops llegó a medir 146 m de altura cuando se terminó,
aproximadamente en el año 2570 a.C. Hoy hace 4591 años. La base de cada
triángulo mide 210 metros, Cuarenta y seis siglos después, tras fallidos intentos de
derribarla con el pretexto de recuperar sus piedras para otras construcciones, su
altura se ha reducido 9 m., siendo hoy su altura de 137 metros. Los lados ascienden
hasta el vértice con una inclinación de 50º aproximadamente.
Los materiales para la construcción de esta pirámide son granito rojo y
piedra caliza. Unos 70 grandes bloques de granito llegaron por el Nilo a bordo de
embarcaciones especiales desde las canteras de la isla Elefantina, a 800 kilómetros
de la explanada de Gizeh sobre la que se levantaba la Gran Pirámide. Estos bloques
pesaban hasta 50 y 60 toneladas (1 tonelada=1000 kilos).
Estaban destinados al monumento de la cámara del rey levantado en el interior de
la pirámide a partir de los 40 metros de altura del suelo y construido en forma de
pilar djed, la “espina dorsal de Osiris”. Para llegar al mismo la entrada en la cara
norte, conduce a un pasadizo que baja hasta terminar en una tumba inacabada de
unos 100 m de longitud y 30 m de profundidad, situada bajo la pirámide. Antes de
esto, a unos 20 m de la entrada, hay un pasadizo, claustrofóbico, ascendente de 1,3
m de altura y 1 m de ancho. Unos 40 m después, se abre una zona impresionante de
47 m de largo y 8,5 m de alto, que forma la gran galería. También hay un pasadizo
horizontal que lleva a la denominada cámara de la reina.

Pirámide de Keops. Ana delante junto a unos egipcios montados en camellos. En la cara la entrada
a la “Cámara subterránea” una tumba inacabada, a la “Cámara del Rey” al fondo de la gran galería
y a la “Cámara de la reina”.

A medida que se sube por la gran galería hasta la cámara del rey, se recomienda ir
observando la precisión con la que encajan los bloques en la parte superior. Los
muros de la cámara funeraria superior, de más de 5 m de ancho y 10 m de largo, se
construyeron con bloques de granito rojo. El techo está formado por nueve enormes
losas de granito, que pesan más de 400.000 kilos. Sobre estas, cuatro losas más,
están separadas por huecos destinados a trasladar la enorme carga al exterior de la
cámara. La estancia fue diseñada de manera que el aire fresco circulara,
procedente de dos pozos de ventilación gemelos situados en los muros norte y sur.
En cuanto a la pirámide exterior, hecha de grandes sillares, en su
construcción se emplearon unos 2,3 millones de bloques de piedra caliza, con un
peso medio de 2.500 kilos por bloque (que son los que hoy podemos ver).
Las escaleras gigantes entre las filas de sillares se rellenaban con bloques
preparados para este fin.

Sobre la obra terminada y rellena se colocaba el revestimiento de piedra


caliza que se traía de las canteras de Mokattan y de Tura, puliendo la cara exterior.
Todo milimetrado y ‘en seco’, sin usar mortero de cal u otro tipo de argamasa.
La obra se remata en el vértice con el piramidión, nombre del bloque de piedra que
remata la obra y el único con forma de pirámide. Está revestida esta piedra con una
chapa de oro decorada con los signos sagrados (o mezcla de oro y plata).

La Gran Pirámide de Kefrén aún mantiene en su punta la original capa de revestimiento de


placas de caliza pulida, el resto terminó en El Cairo, como el total de la de Keops y Micerino.

Cuando el trabajo ha terminado la obra presenta cuatro fachadas triangulares de


piedra caliza lisa y pulida de 20.000 metros cuadrados cada una, mirando a los
cuatro puntos cardinales.

A la pirámide de Keops, de sus originales 2.500.000 metros cúbicos la despojaron


de 150.000 metros cúbicos de materiales de inmenso valor, todo el revestimiento y
el relleno y nueve metros de altura de su parte superior. Aún así es impresionante.
Que pensar en la cantidad de personas, que entre la envidia y la ambición, se
llevaron para nuevas construcciones de El Cairo “las fachadas” de las pirámides y
de quienes se lo permitían…
En el lado este de la pirámide, tres pequeñas estructuras de unos 20 m de
altura parecen pilas de escombros con forma piramidal, pirámides satélites. Estas
son las pirámides de las reinas, las tumbas de las mujeres y hermanas de Keops.

Djedefra, Dedefré usurpa el poder durante breve tiempo entre los reinados de
Keops y Kefrén. Emprende la construcción de la pirámide inacabada de Abu
Roasch.
Khafre (Kefrén) mantiene la centralización del poder político y religioso. Construye
la segunda Gran Pirámide con gigantesco templo funerario y templo de granito en
el valle.
Menkau-Ra (Micerino), devolviendo al clero una parte de los bienes confiscados
por Keops, es recordado como faraón justo y bondadoso. Construye la más pequeña
de las tres Grandes Pirámides.
Shepseskaf se enfrenta nuevamente a los sacerdotes, combatiendo su excesivo
poder. Durante su reinado surgen nuevas necrópolis con mastabas y pirámides.

Troya – Desarrollo de la primera cultura troyana.


Mesopotamia – Primeros templos en Assur, Templo de Istar y Templo de Samak en
Mari. Construcciones de ladrillos crudos que recuerdan las de las primeras
dinastías egipcias.

Pirámide de Kefrén (Khafre)


Situada al sudoeste de la pirámide de Keops, la pirámide de Kefrén, con 135
m de altura y 210 metro de largo la base de cada cara triangular, parece mayor que
la de su padre, aunque no lo es. El efecto se debe a que está situada en un terreno
más elevado y su punta aún la protege su original cubierta de placas de caliza
pulida procedente de las canteras de Tura. Originalmente, las tres pirámides
estaban protegidas por una cubierta blanca y pulida de la misma piedra. A lo largo
de los siglos, estos bloques exteriores y el relleno entre escalones han sido
arrancados y empleados para construir palacios y mezquitas en El Cairo, dejando
los bloques internos más blandos y escalonados expuestos a los elementos.
Las cámaras y pasadizos de la Gran Pirámide de Kefrén, la segunda, son menos
elaborados que los de la Gran Pirámide de Keops, primer plano, pero producen
casi la misma claustrofobia. Tras la entrada se baja por un pasadizo y después se
cruza en horizontal hasta la cámara funeraria, que todavía contiene el gran
sarcófago de granito de Kefrén. El pabellón metálico que daña la vista guarda en su
interior la “barca solar”.
Pirámide de Micerinos (Menkaure)
Con una altura de 62 m (originalmente 66,5 m), y 108 de base de las caras
triangulares, la pirámide de Micerinos es la más pequeña del gran trío. Un
profundo corte en la cara norte es el resultado del hijo de Saladino, Malek Abdel
Aziz, de desmantelarla en 1186. En el interior, una sala desciende desde la entrada
hasta un pasadizo que conduce a una pequeña cámara y a un grupo de
habitaciones. No hay nada sobresaliente en su interior.
La barca solar
En mayo de 1994, el arqueólogo Egipto Kamal El-Mallak sacó a la luz – después de
5.000 años – una barca solar enterrada al sur de la pirámide de Keops. La
embarcación estaba construida con madera de cedro, sicómoro y azufaifo, y tiene
46 metros de longitud; midiendo en su parte central unos 6 metros de ancho y la
proa y la popa terminada con árboles en forma de papiro. En el centro de la barca
se encuentra una cabina cerrada de nueve metros de longitud; estando dotada la
barca de seis parejas de remos.
La Gran Esfinge
Conocida en el mundo árabe como Abu al-Hol (padre del terror), el hombre felino
recibió el nombre de Esfinge de los antiguos griegos porque se parecía al mítico
monstruo alado con cabeza de mujer y cuerpo de león que proponía acertijos y
mataba a los que no los podían resolver.
La Gran Esfinge, que representaba la fuerza divina del poder del faraón, se halla
agazapada en actitud protectora, como un gran perro guardián, en mitad de la
necrópolis de Gizeh. Este retrato del faraón Kefrén (4ª dinastía), colosal
monumento, llegó a ser considerado por muchos como una manifestación del dios
del sol.
La Esfinge estaba tallada en la roca natural y situada al pie del terraplén que
conduce a la pirámide de Kefrén; una reciente investigación geológica y
arqueológica ha demostrado que seguramente fue tallada durante el reinado de este
faraón en particular y que probablemente muestras sus rasgos faciales, con la
cabeza cubierta con el nemes rayado, tocado reservado para los personajes reales.
Como se desprende de los relatos de los primeros viajeros árabes, la nariz fue
arrancada en algún momento entre los siglos XI y XV. Parte de la barba que se
desprendió se la llevó un aventurero del s. XIX y ahora se expone en el Museo
Británico de Londres.
En la actualidad, la esfinge sufre el cáncer de la piedra y está siendo devorada
desde su interior. Los expertos no saben la causa exacta, pero la contaminación y el
crecimiento de las aguas subterráneas son los motivos más probables. A lo largo del
s. XX se realizaron una serie de intentos de restauración, pero algunos de ellos han
acelerado su decadencia en lugar de frenarla. Las brillantes patas blancas de la
Esfinge son resultados de este reciente intento.
Dinastía V, (2494-2345 a.C.)
Comienzo de la decadencia. Userkaf, Sahure, Neferirkare, Shepseskare,
Raneferef, Neferefra, Niuserra, Menkauthor, Dedkara, Isesi…
Userkaf estableció el culto del dios Ra (Sol), en lugar de Horus.
Con el paso de los siglos y el inicio de la dinastía V, hubo cambios en el poder y en
el mandato de los faraones. Uno de los primeros indicios fueron las pirámides
construidas en Abu Sir, a 12 kilómetros al sur de Gizeh, pequeñas en comparación
con las anteriores, sin duda debido a que las posibilidades económicas no eran las
mismas. Los faraones habían empezado a delegar poder a varios altos funcionarios
y nobles de la amplia burocracia que habían creado, por lo que ya no eran los
monarcas absolutos que habían sido sus predecesores y no tenían los mismos
recursos, ni en dinero ni en hombres, para la construcción de nuevos e inmensos
monumentos funerarios, los sacerdotes ya habían iniciado su particular asalto a las
arcas del Estado.
Dinastía VI, 2345-2181 a.C.
Teti, Userkara, Meriraphiep, Pepi I, Pepi II, Merenra, Antiemsat.
Los monarcas de esta dinastía se hicieron enterrar en Sakkarah, en pequeñas
pirámides, cuyas paredes están cubiertas de textos religiosos de gran valor para el
conocimiento de las ciencias y la filosofía egipcias de la época.
Pepi II (2278-2184 a.C.)
Finalizando la dinastía VI, Pepi II, tras 94 años de reinado, fue el más longevo
faraón de la historia de Egipto y a pesar de ello, su pirámide de 52 m de altura, era
de las mismas y modestas proporciones que la de su antecesor Pepi I. Decoró su
templo mortuorio de Saqqarah con copias de relieves que describían las victoria de
otro faraón que vivió doscientos años antes. Esta usurpación de hazañas realizadas
por otros, fue una constante a través de la historia del antiguo Egipto.
Textos de los sarcófagos
Las pirámides son escasas, los faraones se debilitan y una nueva clase social
enriquecida, pide se abra para ellos las puertas del Cielo. Los sacerdotes ven en
este deseo un gran negocio y a partir de los Textos de las Pirámides ponen a la
venta los populares Textos de de los Sarcófagos, para sarcófagos de nobles y ricos.
Son de dos tipos, biográficos, narrando también la vida del difunto, o jurídicos,
describiendo el legado de los bienes. A partir de esta época la inmortalidad deja de
ser un privilegio exclusivo del faraón, siendo ya posible para las clases más altas.
Pero esto no quedaría así…
Durante esta dinastía los faraones siguieron perdiendo riquezas y poder. El control
sobre el reino de Egipto comenzó a debilitarse y eran varios los príncipes que ya
soñaban con el independentismo o separatismo de su ciudad y territorio, querían ser
cabezas de ratón a cola de león, además de poder alcanzar el Paraíso, como los
faraones. Pero esta será otra historia…

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