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La Filosofia Como Racionalidad Teorica

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CRITERIOS DE VERDAD Se llama criterio de verdad a aquella característica o

procedimiento por el cual podemos distinguir la verdad de la falsedad y estar seguros del
valor de un enunciado. Podemos mencionar los siguientes:

a) La autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a


quien se concede crédito por su conocimiento en una materia.

 b) La tradición. Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado
como verdadero y goza de un apoyo popular o institucional.

 c) La correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Lo que pensamos será


verdadero si al comprobarlo coincide con la realidad empírica. Y como el pensamiento se
expresa en el lenguaje, el criterio consiste en establecer la adecuación o correspondencia
entre lo que se dice y lo que es. La comprobación experimental es una forma de buscar esa
adecuación.

d) La coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático, que consiste en comprobar que


no existe contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema.

e) La utilidad. Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para nosotros,
cuando nos permita orientarnos en la realidad y avanzar en nuestras investigaciones.

 f) La evidencia. Es el criterio fundamental. Es evidente lo que se nos presenta como


indiscutible, como intuitivamente verdadero, aunque a menudo sea necesario mostrarlo
mediante razonamientos.

En el orden de la razón, se han considerado evidentes los primeros principios, como el


principio de identidad y el de no-contradicción (evidencia racional); en el orden de la
sensibilidad, los datos de los sentidos (evidencia sensible).

TEORÍAS DE LA VERDAD Por teorías de la verdad entendemos los diversos intentos


producidos a lo largo de la historia para definir, explicar y comprender qué es la verdad.
Existe una relación estrecha entre las teorías de la verdad, entendidas de esta manera, y los
criterios de verdad mencionados antes, porque cada teoría de la verdad se apoya
preferentemente en uno de estos criterios y lo desarrolla al máximo. Vamos a ver las cuatro
teorías de la verdad más significativas.

a) LA VERDAD COMO CORRESPONDENCIA O ADECUACIÓN Esta teoría nos


proporciona la estructura básica de la verdad, que las demás teorías también mantienen. La
formulación clásica la proporcionó Aristóteles: «Decir de lo que es que no es, o de lo que
no es que es, eso es falso; decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es
verdadero» (Metafísica, IV, 7). En esta fórmula están contenidos los elementos que
intervienen en el acto de conocer:

- Lo que es: el objeto.


- El decir: el sujeto y su representación del objeto.

La verdad se entiende como una relación especial de ajuste entre estos dos elementos, a la
que se denomina correspondencia o adecuación. Este es el concepto espontáneo de la
verdad: la concordancia entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es. Esta
correspondencia no puede ser material, porque los objetos no entran en nosotros al ser
conocidos, sino que es una correspondencia formal, dado que se establece entre la
representación que nos hacemos del objeto y el objeto mismo.

b) LA VERDAD COMO COHERENCIA Esta teoría fue formulada por Hegel por
primera vez y más tarde se ha expuesto en diferentes versiones. Todas coinciden en utilizar
como criterio de verdad la coherencia de la proposición, cuya verdad depende de su posible
o imposible incorporación al conjunto de proposiciones que tenemos ya por verdaderas:
cualquier nuevo conocimiento, ya sea en ciencia o en la vida cotidiana, ha de efectuarse
desde el sistema de conocimientos que ya poseíamos, y lo consideraremos verdadero si
podemos integrarlo en él.

Se trata, por tanto, de un criterio contextual, en virtud del cual nada es verdadero o falso
aisladamente, sino que cada uno de nuestros conocimientos está esencialmente referido y
conectado con el resto del sistema del saber en qué se integra. Solo así cobra sentido y valor
de verdad.

c) TEORÍA PRAGMATISTA DE LA VERDAD El pragmatismo acepta la teoría de la


adecuación, pero la interpreta tomando en consideración la utilidad de los enunciados para
resolver los problemas vitales. Veremos esta posición desde uno de sus más destacados
representantes: William James.

James entiende adecuación en el mismo sentido en que decimos «esta moto es adecuada
para hacer moto-cross», es decir, en el sentido de que sirve para un determinado fin, o que
funciona de modo conveniente en un cierto contexto, o que es útil para un propósito. Por
tanto, entiende la adecuación como adaptación: un enunciado es verdadero si es apto para
resolver problemas o para satisfacer necesidades.

Ahora bien, la verdad referida a la práctica es siempre provisional, porque lo que funciona
o es útil (es decir, lo que es verdadero) en un momento determinado, deja de serlo en otro.
Se trata, por tanto, de una concepción dinámica de la verdad, porque esta no es una
propiedad adquirida de una vez por todas, sino consecuencia de un proceso: una idea se
«verifica», se hace verdadera, si la acción muestra su utilidad o su eficacia

 d) TEORÍA CONSENSUAL DE LA VERDAD Esta teoría, defendida por Peirce, Apel y
Habermas entre otros, destaca la necesidad del diálogo como marco para ir descubriendo
cooperativamente la verdad de las proposiciones.

En realidad, cuando decimos que algo es verdadero estamos dando a entender que creemos
tener razones suficientes para convencer a otros interlocutores de la verdad de la
proposición, siempre que podamos dialogar libremente sobre ello, sin presiones externas a
la búsqueda misma de la verdad.
Por eso, las personas que tienen afán de verdad están dispuestas a dialogar con otras, sin
coacciones, sin trampas, para comprobar si pueden llegar a suscitar la adhesión de los
demás interlocutores, si pueden generar un consenso en torno a lo que tienen por verdadero.

Los argumentos que se aducen en ese diálogo pueden proceder de distintas formas de
comprobar la verdad: correspondencia, coherencia, utilidad, etc, pero lo que se trata de
descubrir en él es si son capaces de generar el consenso de la comunidad de interlocutores.
Así funcionan, a fin de cuentas, las comunidades científicas que buscan cooperativamente
la verdad.

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