Alejandra no pudo salir a jugar porque estaba lloviendo. Le preguntó a su madre para qué sirve la lluvia si no la deja jugar y tapa el sol. Su madre le explicó que la lluvia es necesaria para que crezcan las plantas y así puedan comer tortillas, frijoles y otras comidas hechas de plantas. Aunque al principio no lo entendió, Alejandra finalmente comprendió que gracias a la lluvia pueden cultivar las plantas de las que obtienen alimento.
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Alejandra no pudo salir a jugar porque estaba lloviendo. Le preguntó a su madre para qué sirve la lluvia si no la deja jugar y tapa el sol. Su madre le explicó que la lluvia es necesaria para que crezcan las plantas y así puedan comer tortillas, frijoles y otras comidas hechas de plantas. Aunque al principio no lo entendió, Alejandra finalmente comprendió que gracias a la lluvia pueden cultivar las plantas de las que obtienen alimento.
Alejandra no pudo salir a jugar porque estaba lloviendo. Le preguntó a su madre para qué sirve la lluvia si no la deja jugar y tapa el sol. Su madre le explicó que la lluvia es necesaria para que crezcan las plantas y así puedan comer tortillas, frijoles y otras comidas hechas de plantas. Aunque al principio no lo entendió, Alejandra finalmente comprendió que gracias a la lluvia pueden cultivar las plantas de las que obtienen alimento.
Alejandra no pudo salir a jugar porque estaba lloviendo. Le preguntó a su madre para qué sirve la lluvia si no la deja jugar y tapa el sol. Su madre le explicó que la lluvia es necesaria para que crezcan las plantas y así puedan comer tortillas, frijoles y otras comidas hechas de plantas. Aunque al principio no lo entendió, Alejandra finalmente comprendió que gracias a la lluvia pueden cultivar las plantas de las que obtienen alimento.
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Hoy en la tarde
Alejandra no pudo salir
a jugar al Jardín porque llovió otra vez. Se quedó viendo mucho rato las gotas de agua que caían del cielo y mojaban los vidrios de su ventana, hasta que dijo, muy enojada: _Esta lluvia es un estorbo, no me deja salir a jugar. Entonces Alejandra volteó a verme y señaló las nubes oscuras que cubrían el cielo mientras me preguntaba: _¿Para qué sirve la lluvia si no me permite jugar?¿Para qué sirve la lluvia si tapa el sol? _La lluvia sirva para que vivan las plantas _Le contesté_ Las plantas beben el agua que cae a la tierra y así pueden germinar y crecer _¿Y para qué me sirven las plantas? __preguntó Alejandra. Todavía enojada_. Yo no puedo jugar con las plantas _Las plantas nos dan de comer _le respondí_. Comemos sus semillas y sus frutas, sus hijas y sus tallos. Sin las plantas no podríamos vivir. __Pero yo no como plantas _contestó Alejandra mientras señalaba con asco las flores que crecían en la maceta _Claro que comes plantas _le respondí sonriendo_. ¿Recuerdas las tortillas que comiste hace un rato? Estaban hechas con plantas del maíz, y el maíz es una planta. ¿Recuerdas los frijoles que cenaste anoche? También son las semillas de una planta. Alejandra sonrió por primera vez desde que se había soltado la lluvia y me dijo. _Entonces ya entiendo por qué tiene que llover. Para que crezcan las plantas y podamos comer tortillas y frijoles. Así nos comemos la lluvia. Los ojos de Alejandra se iluminaron con el brillo de la curiosidad y se olvidó del aguacero, pues su mente se había puesto a volar, como cada vez que aprende algo nuevo. _Cuéntame, ¿Siempre ha sido así? ¿Siempre nos hemos comido la lluvia? _Desde hace mucho , mucho tiempo _le respondí y le enseñé un libro_. Mira esta pintura que muestra unas mujeres preparando tortillas y tamales hace mas de mil años en una ciudad llamada Teotihuacan. Alejandra observó la pintura y se relamió los labios, pensando en las ricas tortillas que preparaban las mujeres Teotihuacanas. Alejandra sacudió la cabeza y cerró los ojos. Eran demasiados años los que habían pasado. Entonces volvió a abrir los ojos y preguntó con curiosidad: -Y aunque vivieron hace tanto tiempo, los teotihuacanos comían lo mismo que nosotros? -Muy parecido, si. Comían tortillas y frijoles y calabazas y chile, como hacemos hoy. Alejandra se quedó pensativa y finalmente cerró el libro mientras decía: -Entonces los teotihuacanos creían que llovían porque ¿el Dios Tláloc les mandaba el agua? . En ese momento volteó a la ventana y vio que había dejado de llover. Se arrancó a correr y dijo: -Y yo creo que gracias a la lluvia nosotros también podemos jugar como ellos jugaban. FIN