Biocombustibles y Biotecnologí
Biocombustibles y Biotecnologí
Biocombustibles y Biotecnologí
º 1, 2010 3 - 24
RESUMEN
Los combustibles obtenidos a partir de materia vegetal, como etanol y biodiesel, están
tomando importancia en la dinámica energética mundial gracias principalmente a que
son más económicos y menos contaminantes del medio ambiente que los combustibles
fósiles. El mercado de biocombustibles ha producido un incremento en las áreas de cultivo
tanto de plantas regularmente usadas como materia prima para su obtención como de
aquellas con potencial de ser nuevas fuentes de producción, al igual que ha impulsado la
investigación básica orientada hacia el incremento en calidad y producción de diferentes
cultivos. Las plantas que almacenan cantidades importantes de almidón, azúcares simples
o aceites son el blanco principal para la producción de biocombustibles, aunque nuevas
tecnologías están permitiendo la utilización de celulosa como materia prima. El cultivo de
yuca (Manihot esculenta) está ampliamente distribuido en toda la zona tropical y es la base
alimenticia de cerca del 10% de la población mundial. El alto contenido de almidón en las
raíces almacenadoras de la yuca hace de este cultivo una opción para la obtención de eta-
nol. El uso de técnicas de mejoramiento no convencional de variedades de yuca permitirá
la generación de plantas más aptas para la industria de biocombustibles. En este manus-
crito se revisa el estado actual de los biocombustibles a nivel mundial y nacional, y se
comentan los beneficios y retos a afrontar en cuanto a las implicaciones respecto al medio
ambiente y la alimentación humana. Finalmente se discute el potencial de la yuca como
fuente eficiente de materia prima para la obtención de biocombustibles en Colombia.
ABSTRACT
Fuels such as ethanol and biodiesel, obtained from plants and their constituents, have
recently received the world’s attention as a true alternative to the global energy supply,
4 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
mainly because they are cheaper and less contaminant of the environment than the
currently used, non-renewable fossil fuels. Due to the pushing biofuel market, the world
is currently experiencing an increase of agricultural land devoted to grow crops used to
obtain them, like maize and sugar cane, as well as crops that have the potential to
become new sources of biofuels. Similarly, this emerging market is boosting the basic
research oriented towards obtaining better quality and yield in these crops. Plants that
store high quantities of starch, simple sugars or oils, are the target of the biofuel
industry, although the newest technologies use also cellulose as raw material to produce
fuels. Cassava (Manihot esculenta) is widely grown in the tropics and constitutes a staple
food for approximately 10% of the world population. The high starch content of its
storage roots, together with the use of conventional and non-conventional breeding
turn this crop into an option to obtain better adapted varieties for ethanol production.
This manuscrip reviews the current state of biofuels worldwide and at the national level,
and discusses the benefits and challenges faced in terms of effect on the environment
and the human food chain. Finally, it discusses the potential of cassava as a source of
raw material for obtaining biofuels in Colombia.
INTRODUCCIÓN
celulosa. Por otra parte, cultivos como el de palma de aceite (Elaeis guineensis y Elaeis
oleifera), cocotero (Cocus nucífera), Jatropha sp. e higuerillo (Ricinus comunis) se caracterizan
por su alto contenido de aceites transesterificables útiles para la obtención de biodiesel
(Ma y Hanna, 1999). Recientemente se ha establecido el gran potencial para la ob-
tención de bioetanol que pueden tener materiales vegetales ricos en celulosa tales como
madera y residuos agrícolas (Herrera, 2006). Sin embargo, la tecnología para hacer
eficiente la obtención de etanol a partir de celulosa se encuentra aún en fase de
desarrollo (Ragauskas et ál., 2006).
El número diverso de fuentes para la obtención de biocombustibles hace que esta
industria tenga cierta capacidad de elegir entre diferentes opciones de cultivo basada
en las condiciones agronómicas de la zona a cultivar, así como en el comportamiento
del mercado y en la efectividad para la obtención del producto final a partir del material
no procesado. De esta manera en Estados Unidos se ha generalizado el uso del maíz
como fuente de bioetanol a causa de la larga experiencia de los cultivadores de este
producto, junto con el alto rendimiento de las variedades utilizadas y el gran desarrollo
tecnológico en la extracción del bioetanol a partir del almidón del grano (Dien et ál.,
2002). En Brasil la principal fuente de biocombustible es la caña de azúcar, ya que la
productividad de esta planta, de metabolismo tipo C4, el cual es más eficiente respecto
a la fijación de CO2 en zonas tropicales es alta y, al igual que en el caso de Estados
Unidos, existe una infraestructura de obtención de bioetanol bastante desarrollada
(Parikka, 2004). En países asiáticos como Tailandia y China se empieza a generar una
industria de producción de bioetanol a partir del cultivo de yuca, el cual tiene una larga
tradición en estas zonas y que tiene a Tailandia como su mayor productor a nivel mun-
dial (Nguyen et ál., 2007). Sin embargo, en países con una alta heterogeneidad edafo-
climática existirán zonas no aptas para determinados cultivos pero adecuadas para el
crecimiento y desarrollo de otros. En países como Colombia es posible la obtención de
biocombustibles a partir de diferentes fuentes, lo que puede propiciar un clima salu-
dable no sólo para los cultivos, sino para las industrias y mercados basados en cada uno
de éstos.
Figura 1. Esquema general de los pasos del proceso de obtención de etanol a partir de material vegetal
(modificado de Schubert, 2006). Los procesos dentro del cuadro punteado son necesarios cuando la
materia prima es almidón.
empleado con gran éxito maíz y en menor grado remolacha (Beta vulgaris var. saccharifera).
Cabe anotar que la obtención de azúcares fermentables a partir de almidón, como en
el caso del maíz o la yuca, requiere de procesos enzimáticos para reducir la complejidad
de éste polímero de glucosa, los cuales no son necesarios en el caso de la obtención de
azúcares simples como con la caña de azúcar. Sin embargo, en términos de rendi-
mientos en litro de alcohol por hectárea de producto se observa que mientras en caña
de azúcar se obtienen 75 L de etanol a partir de una tonelada, en yuca se obtienen 200
L. En términos generales, el rendimiento en litros por hectárea por año empleando caña
de azúcar es de 4.900 L ha-1 año-1, mientras que en yuca es de 6.000 L ha-1 año-1
demostrando el alto potencial de la yuca para producir alcohol carburante (Jansson et
ál., 2009).
Dentro de las alternativas para producción de bioetanol, se encuentran el almidón acumu-
lado en las raíces almacenadoras de las plantas de yuca (Manihot esculenta; Amutha y
Gunasekaran, 2001) y la celulosa. La utilización de celulosa para bioetanol se encuentra
aún en fase experimental, ya que es necesario optimizar el proceso de disminución de la
complejidad molecular de ésta, de manera que sea apta para el proceso de fermentación,
lo cual implica retos mayores que los del almidón o los azúcares libres, ya que es necesario
desarrollar toda una línea de procesos fisicoquímicos y enzimáticos para tal fin (Hahn-
Hagerdal et ál., 2006). Para este fin, institutos de investigación de punta como el Depar-
tamento de Energía de Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés), se encuentran fi-
nanciando tanto plantas de obtención de etanol a partir de celulosa (Service, 2007) como
proyectos destinados a desarrollar estrategias de biotecnología e industriales con miras
a generar rentabilidad financiera a este proceso de obtención de etanol (DOE, 2006).
La yuca como alternativa para la producción de bioetanol. A partir del almidón pre-
sente en la yuca se puede producir alcohol carburante. El almidón líquido de yuca puede
ser fermentado mediante la utilización de levaduras como Endomycopsis fibuligera en
combinación con cultivos bacterianos de Zymomonas mobilis en dos a cuatro días
(Amutha y Gunasekaran, 2001). Se estima que a través de este proceso se puede llegar
a obtener hasta 280 L de etanol al 96%, a partir de una tonelada de yuca con un 30%
de almidón (FAO, 2006). Las ventajas comparativas del empleo del almidón de yuca
para la producción de bioetanol son diversas. La yuca tiene una alta tasa de asimilación
de carbono fotosintético, particularmente inusual para plantas de metabolismo C3,
alcanzando valores de 43 µmol CO2/m2/s. Igualmente, posee una alta temperatura
óptima para la fotosíntesis (45 ºC). Se ha reportado que la yuca presenta una de las
mayores tasas de asimilación de CO2 a sacarosa dentro de los vegetales (Angelov et ál.,
1993; Edwards et ál., 1990). En términos agronómicos, la yuca es altamente resistente
a sequías, en donde con una precipitación mínima de 500 mm/año se logran obtener
buenas producciones. El cultivo de yuca genera una alta producción en suelos degra-
dados y se adapta a todos los tipos de suelos a excepción de los fangosos, al igual que
tolera bien los altos niveles de aluminio y manganeso, que son propios de los suelos de
14 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
la mayoría de las sabanas tropicales y que resultan tóxicos para la mayoría de las
plantas. La yuca presenta además una alta flexibilidad en el momento de la plantación
y cosecha (Ceballos, 2002). En cuanto a rendimientos de producción, existen datos
variables dependiendo de las variedades de yuca cultivadas y de las condiciones agro-
ecológicas. En Nigeria se han reportado rendimientos de 10,67 ton/ha de raíces frescas
mientras que en Brasil y Tailandia se han reportado rendimientos de 13,45 ton/ha y de
16,84 ton/ha respectivamente (Ospina et ál., 2002). En Colombia se han reportado
producciones en cultivos comerciales de 15-20 ton/ha. Cabe anotar que los valores de
producción a nivel experimental pueden llegar hasta 80 ton/ha, sin embargo esta alta
productividad aún no ha podido ser trasladada a los campos de cultivo. En términos
de rendimientos en litro de alcohol por hectárea de producto se observa que mientras
en caña de azúcar se obtienen 75 L de etanol a partir de una tonelada, en yuca se
obtienen 200 L. En términos generales, el rendimiento en litros por hectárea por año
empleando caña de azúcar es de 4.900 L ha-1 año-1, mientras que en yuca es de 6.000
L ha-1 año-1 demostrando el alto potencial de la yuca para producir alcohol carburante
(Jansson et ál., 2009). Otro aspecto importante de la utilización de la yuca para producir
bioetanol es el impacto social que puede generar. Se ha estimado que mientras que en
cultivos de maíz se genera un empleo por cada 2,43 ha, en yuca se genera el mismo
empleo por cada 1,66 ha (Ministerio de Minas y Energía, 2007). Esto permite una
mejora en las condiciones del sector rural en Colombia, incentivando el desarrollo
agrícola e incluso impulsando las políticas de reemplazo de cultivos ilícitos.
El potencial del cultivo de yuca como fuente de biocombustibles se ve reflejado en los
planes que diferentes países han planteado para su utilización. Este es el caso de China,
Tailandia y Nigeria, los cuales han llevado a cabo diversos estudios de viabilidad de
producción de etanol a partir de yuca, encontrando que su implementación tendría
efectos favorables tanto a nivel de producción de energía, como de disminución en la
emisión de CO2 (Dai et ál., 2006; Nguyen et ál., 2007; Leng et ál., 2008; Nguyen y
Gheewala, 2008)
muchos de estos problemas ya han sido superados o están en proceso de ser resueltos
(Ceballos, 2002). La naturaleza heterocigótica de la yuca prolonga el mejoramiento
convencional, por lo cual la transformación genética se está convirtiendo en una herra-
mienta clave para acelerar la introducción de características agronómicas de interés,
como la resistencia a enfermedades y el mejoramiento de la calidad del almidón (Taylor
et ál., 2004). Esfuerzos recientes se han encaminado a conocer más acerca de la estruc-
tura génica y organización del genoma de la yuca, los cuales muy seguramente redun-
darán en mejores estrategias para el desarrollo de este cultivo. Actualmente se cuenta
con librerías BACs de algunos genotipos lo que permitirá la identificación y clonación
de genes (Tomkins et ál., 2004). De igual manera se cuenta con una colección impor-
tante de ESTs (del inglés Expressed Sequence Tags), lo que ha permitido la construcción del
primer microarreglo de yuca que puede ser utilizado para el estudio de la expresión de
miles de genes de manera simultánea (Lopez et ál., 2005).
A través de herramientas biotecnológicas ya disponibles para yuca (Taylor et ál., 2004)
se podrían desarrollar variedades con alto contenido de almidón, lo cual redundaría en
la disminución del área de siembra para satisfacer las demandas de materia prima. Al
mismo tiempo, la biotecnología permitiría obtener variedades que en lugar de alma-
cenar almidón acumulen cantidades significativas de azúcares libres (i.e. sacarosa y
glucosa), permitiendo eliminar etapas del proceso de transformación de almidón en
bioetanol, lo que se traduciría en una disminución en los costos de producción
(Schubert, 2006). Para este fin, es necesario conocer en detalle la ruta de biosíntesis de
almidón, para identificar los genes clave sobre los cuales realizar modificaciones en
busca de obtener plantas con alto contenido de almidón o azucares libres.
Estructura del almidón. El almidón es un producto de reserva alimenticia predominante
en las plantas. El almidón es sintetizado y almacenado en plastidios, ya sea de manera
temporal en cloroplastos o a largo plazo en amiloplastos densamente ubicados en órga-
nos de almacenamiento como raíces o semillas. Químicamente el almidón es un polisa-
cárido que resulta de la polimerización de moléculas de glucosa (Ball y Morell, 2003).
El almidón se obtiene exclusivamente de vegetales que lo sintetizan a partir de CO2 que
toman de la atmósfera y de agua que toman del suelo. Durante este proceso la energía
solar se transforma y se almacena en forma de glucosa (Martin y Smith, 1995). El
almidón está formado por dos tipos de polisacáridos muy similares, la amilosa y la
amilopectina. En casos como el de los cereales, el almidón puede contener compo-
nentes menores tales como lípidos. La composición amilosa / amilopectina es el factor
principal que le confiere las propiedades funcionales al almidón. Estos polímeros de
glucosa se encuentran en proporciones diferentes dependiendo de la fuente de
obtención del almidón y de diversas variables ambientales (Kossmann y Lloyd, 2000).
La amilosa es producto de la condensación de D-glucopiranosas por medio de enlaces
glucosídicos (1,4). El polímero resultante está formado por cadenas lineales largas de
200-2500 unidades. La amilosa es un α-D-(1,4)-glucano cuya unidad repetitiva es la α-
maltosa. La amilosa tiene la facilidad de adquirir una conformación tridimensional
helicoidal, en la que cada vuelta de hélice consta de seis moléculas de glucosa. El interior
de la hélice contiene sólo átomos de hidrógeno, y es por tanto lipofílico, mientras que
los grupos hidroxilo están situados en el exterior de la hélice. La mayoría de los
almidones contienen alrededor de 25% de amilosa. La amilopectina se diferencia de la
16 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
amilosa en que contiene ramificaciones adicionales que le dan una estructura molecular
similar a la arquitectura de un árbol; las ramas están unidas al tronco central (semejante
a la amilosa) por enlaces α-D-(1,6), localizadas cada 15-25 unidades lineales de glucosa
(Fig. 2). La amilopectina constituye alrededor del 75% de los almidones más comunes.
Algunos almidones están constituidos exclusivamente por amilopectina y son conocidos
como céreos (Smith et ál., 1997). El almidón se presenta como un conjunto de gránulos
o partículas, estos gránulos son relativamente densos e insolubles en agua fría, aunque
pueden dar lugar a suspensiones cuando se dispersan en el agua (Smith et ál., 1997).
Figura 3. Esquema de la ruta de biosíntesis de almidón en una célula vegetal. Encerradas en un círculo
se muestran las principales enzimas de la biosíntesis de almidón. SS: Starch Synthase. GBSSI: Granule-
Bound Starch Synthase. SBE: Starch Branching Enzyme.
La relativa simplicidad de la ruta bioquímica determinada por los pocos pasos enzimá-
ticos que ella involucra, contrasta con la complejidad de los genes que codifican para las
enzimas implicadas. La AGPasa es una enzima heterotetramérica compuesta por dos
unidades pequeñas y dos grandes. La subunidad pequeña posee la actividad catalítica,
mientras que la grande está encargada de la regulación de la actividad de la enzima. Dicha
regulación está determinada por el estado fisiológico de la célula. En presencia de altas
concentraciones de 3-fosfoglicerato, un producto directo de la fotosíntesis, la actividad
de la AGPasa es inducida. Cuando el fosfato inorgánico, subproducto de la síntesis de
almidón y molécula necesaria para ser intercambiada por glucosa-6-fosfato del citosol-
es el que predomina, la actividad de esta enzima es reprimida (Kossmann y Lloyd, 2000).
Se han encontrado isoformas de la AGPasa diferencialmente distribuidas en el citosol o
en plastidios, o a nivel de hojas, raíces o tallos (Ball y Morell, 2003). Para las almidón
sintasas existen por lo menos cuatro isoenzimas, las cuales pueden ser subdivididas en dos
grupos según su localización. Las enzimas que están unidas fuertemente al gránulo de al-
midón son denominadas GBSS, mientras que las SSS son solubles y se encuentran en el
estroma de los amiloplastos o en los cloroplastos. La actividad de cada una de estas iso-
enzimas es complementaria más no sobrelapante. Principalmente la GBSS es responsable
de la síntesis de amilosa, mientras que la SSS sintetiza amilopectina. En la reacción de
ramificación están involucradas dos tipos de enzimas ramificantes, diferenciándose en
que las del tipo I tienen una actividad moderada de ramificación, mientras las del tipo II
producen amilopectina altamente ramificada (Ball y Morell, 2003).
Biosíntesis de almidón y modificación de la ruta en yuca: sobrexpresión y silenciamiento
de genes usando transformación genética. Varios de los genes que codifican para las
enzimas implicadas en la biosíntesis de almidón han sido aislados y caracterizados en
diferentes especies vegetales (Ball y Morell, 2003). En yuca, los genes que codifican
para la subunidad mayor y menor de la AGPasa han sido clonados y denominados
AGPasa S y AGpasa B respectivamente (Munyikwa et ál., 1997). Los dos genes mostraron
18 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
ser expresados en todos los tejidos, pero el gen de la AGPasa B exhibió una mayor
expresión que el de AGPasa S en hojas y raíces (Munyikwa et ál., 1997). A través del
rastreo o tamizaje de librerías de ADNc (ADN sintetizado a partir de ARN mensajero o
ARNm) fue posible identificar los genes que codifican para las enzimas GBSSI y GBSSII.
GBSSI mostró también un mayor nivel de expresión en las raíces (Salehuzzaman et ál.,
1992; Salehuzzaman et ál., 1993), mientras que GBSSII fue altamente expresado en
hojas, sugiriendo que se trata de una isoforma específica para este órgano, o que GBSSII
es expresado en estadíos tempranos durante el desarrollo (Munyikwa et ál., 1997). Más
recientemente se reportó la clonación de los genes que codifican para las enzimas de
ramificación SBEI y SBEII (Baguma et ál., 2003). Los estudios de actividad transcrip-
cional mostraron un fuerte incremento de la actividad de estos genes en las raíces a
medida que éstas crecían, mientras que la expresión de los genes no cambió o incluso
disminuyó en otros tejidos (Baguma et ál., 2003).
La identificación de los genes de la ruta de síntesis de almidón en yuca permite modi-
ficar el contenido y tipo de almidón en la raíz. La expresión de los genes puede ser
incrementada o reprimida, según los criterios del investigador y las propiedades del al-
midón deseado. La sobreexpresión de los genes puede llevarse a cabo empleando
promotores que permiten una alta actividad transcripcional en el órgano de interés.
Por el contrario, la represión de la expresión de un gen puede llevarse a cabo a través
de las técnicas de silenciamiento como el empleo de ARN antisentido o de interferencia
del ARN (RNAi; Wesley et ál., 2001).
La modificación de la ruta de biosíntesis de almidón, ya sea por introducción de nuevos
genes, sobrexpresión o silenciamiento de genes endógenos, ya se ha llevado a cabo en
yuca o en papa empleando los genes identificados de yuca. Así por ejemplo, la inhi-
bición del gen AGPasa en papa, llevada a cabo empleando el gen AGPasa B antisentido
de yuca, produjo plantas transgénicas de papa con niveles de expresión del ARNm del
gen endógeno de papa mucho más bajos; las plantas produjeron más tubérculos y
presentaron una reducción importante en el contenido de almidón, pero los niveles de
azúcares solubles (sacarosa, glucosa y fructosa) fueron hasta cinco veces mayores que
los de las plantas control (Munyikwa et ál., 2001). Con el objetivo de obtener plantas
de yuca con alto contenido de almidón, se produjeron plantas transgénicas con una alta
actividad de la AGPasa. Para ello se introdujo el gen glgC que codifica para la AGPasa
de E. coli (Ihemere et ál., 2006). La ventaja del uso de este gen es que la actividad AGPasa
está determinada por un solo gen; en plantas dicha actividad depende de dos sub-
unidades proteicas, codificadas por genes diferentes. Además, la actividad de la enzima
es mucho mayor que la de cualquier especie vegetal. El gen bacteriano fue modificado
para evitar la inhibición alósterica por la fructosa-1,6 bifosfato. Las plantas transgénicas
de yuca así obtenidas presentaron un incremento de hasta el 70% en la actividad AGPasa
con relación a las plantas no modificadas. Además tuvieron mayor peso fresco de raíces
y mayor número de raíces tuberosas por planta. Los datos obtenidos sugirieron que el
incremento en el contenido de almidón de las plantas transgénicas no era atribuible al
mayor contenido de almidón por célula sino a un incremento en el número y tamaño
de raíces (Ihemere et ál., 2006).
La inhibición del gen GBSS empleando el antisentido del gen de yuca permitió obtener
un almidón libre de amilosa en papa (Salehuzzaman et ál., 1993) y en yuca, lo que incre-
Acta biol. Colomb., Vol. 15 N.º 1, 2010 19
mentó la claridad y estabilidad de los geles hechos a partir de este almidón sin
necesidad de tratamientos químicos (Raemakers et ál., 2005).
Estos estudios han demostrado que es posible mediante manipulación genética obtener
almidones de yuca modificados sin necesidad de tratamientos químicos. Sin embargo,
estos estudios se han realizado fuera del país, en algunos casos por industrias privadas,
se han hecho en papa o en variedades de yuca no adaptadas a las condiciones agroe-
cológicas del país o de baja producción. Por esta razón, se hace necesario realizar
trabajos de mejoramiento genético de yuca en el ámbito nacional, que utilicen material
vegetal adaptado a las diferentes condiciones agronómicas de Colombia, y que permita
el desarrollo de todos los integrantes de la cadena productiva del cultivo de yuca con
fines de obtención de biocombustibles, idealmente sin afectar la producción para la
demanda alimenticia.
Biocombustibles y alimentación. Los biocombustibles pueden ser obtenidos a partir
de una gran variedad de cultivos, por lo cual no es de extrañar que dentro de estos se
encuentren cultivos que también son utilizados como fuente de alimento tanto para
los seres humanos como para los animales domésticos sobre los cuales se fundamenta
la obtención de proteína y/o energía para gran parte de la población. Se ha planteado
que el hecho de que los cultivadores tengan la posibilidad de obtener mayores ga-
nancias por su cosecha cuando la destinan a la producción de biocombustibles en lugar
de que ésta sea utilizada como fuente alimenticia, puede generar un aumento en el
costo de los alimentos, lo que también aumentaría el nivel de desnutrición en la pobla-
ción de bajos recursos. Sin embargo, si se tiene en cuenta que algunos de los proyectos
que se están llevando a cabo para la obtención de biocombustibles se han planteado
sobre especies que no comprometen la seguridad alimentaria, o que si lo hacen, como
el caso de la yuca, utilizarían zonas de cultivo nuevas en las que no se estará compi-
tiendo con la producción actual de alimento, el panorama se hace más claro. Incluso,
es evidente que las fluctuaciones en los precios de la gasolina tienen un fuerte impacto
en todos los productos de la canasta familiar, impacto que se podría ver disminuido si
se tuviera en los biocombustibles una opción de obtención de energía, haciendo así de
los biocombustibles un factor de economía alimenticia más que de competencia por
recursos alimenticios.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Los seres humanos han necesitado de fuentes de energía desde el inicio de su historia.
Esta necesidad ha sido satisfecha a partir de diferentes materiales a lo largo del tiempo,
pasando por la combustión de madera y carbón al aprovechamiento de los combus-
tibles fósiles y fuentes alternativas como la energía nuclear, térmica y eólica entre otras.
La obtención de energía a partir de biomasa vegetal es una opción más en el camino
hacia la generación de un modelo energético que tenga una producción neta favorable
y que no genere productos secundarios altamente contaminantes del medio ambiente.
El hecho de la competencia entre alimento y combustible es un tema que se debe manejar
de la mejor forma posible, teniendo en cuenta la posibilidad que tienen los biocom-
bustibles de generar un balance económico positivo en regiones de escasos recursos, lo
cual permitiría una mejor provisión alimenticia. Sin importar de qué cultivo se parta para
20 Revisión - Biocombustibles y biotecnología: la yuca (Manihot esculenta) como modelo de investigación.
Cortés, et ál.
AGRADECIMIENTOS
BIBLIOGRAFÍA