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Arquitectura Italiana.

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Palacio del Congreso de la Nación Argentina

El Congreso de la Nación Argentina es el órgano que ejerce el poder legislativo federal de la


República Argentina. Se encarga de la formación y sanción de las leyes federales. Además,
tiene a su cargo la sanción de los códigos legales civil, penal, comercial, laboral y de minería,
entre otros destinados a organizar la legislación común de fondo. El edificio del Congreso está
ubicado estratégicamente como remate del trazado de la Avenida de Mayo. Un conjunto de 3
plazas consolida la presencia del eje institucional del poder ejecutivo con el poder legislativo y
realza la perspectiva sobre el edificio: la Plaza del Congreso (más cercana al edificio), la Plaza
Mariano Moreno (en posición intermedia) y la Plaza Lorea (sobre la avenida de Mayo). Lo
rodean las calles: Calle de los Pozos, Av. Rivadavia, Av. Hipolito Yrigoyen, Av. Entre Ríos.

El 28 de diciembre de 1993, el decreto 2676 del Poder Ejecutivo Nacional declaró al Palacio del
Congreso “Monumento Histórico y Artístico Nacional”. Entre sus consideraciones, el decreto
establece que el edificio del Congreso constituye un referente de nuestra identidad cultural, por
lo que se considera necesaria la preservación y presencia física de sus valores históricos y
estéticos.

Fue en 1894, con la inauguración de la Avenida de Mayo, el Poder Ejecutivo fue autorizado a
llevar a cabo la construcción del Palacio del Congreso. A tal efecto se llamó a un concurso
internacional, organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, y la obra fue adjudicada al
arquitecto italiano Víctor Meano, coautor junto al arquitecto Francisco Tamburini del nuevo
Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires y también proyectó la construcción del Palacio
Legislativo, sede del Parlamento uruguayo, ubicado en la ciudad de Montevideo. Ante
asesinato de Meano en 1904, la obra fue finalizada por el arquitecto belga Julio Dormal, quien
fue uno de los socios fundadores de la Sociedad Central de Arquitectos y releizo impotantes
obras, también se hizo cargo de los trabajos de terminación del Teatro Colón. El edificio del
congreso se inauguró en 1906, pero no se terminaría hasta 40 años más tarde.

El estilo de la obra es un eclecticismo grecorromano, dentro del academicismo italiano del autor
Vittorio Meano. El edificio se distingue por su cúpula, que alcanza los 80 metros de altura y lo
transformó en el edificio más alto de la Argentina al momento de su construcción. Significó una
gran obra de ingeniería, ya que la estructura del edificio debía soportar las 30 mil toneladas de
la superestructura de la cúpula central. El casquete es una estructura reticulada de acero y los
4 pilares bajo el tambor tienen 300 m² de sección de piedra granítica. Su cúpula, de 80 metros
de alto, es una de las más grandes de la Ciudad. El edificio está íntegramente revestido en
piedra caliza gris, con basamento de granito.
El palacio del congreso está emplazado dentro de una superficie de 9000 metros cuadrados,
430 metros cuadrados de patio y 1100 puertas y ventanas. Las alturas de las fachadas son de
27,50 m sobre Hipólito Yrigoyen y 23,60 m sobre Entre Ríos, Rivadavia y Pozos.
Por fuera la planta constituye un basamento de granito gris que apoya un intercolumnio de
estilo corintio sobre los dos primeros pisos. La escalinata se halla flanqueada por la rampa que
conduce al peristilo hexástilo con frontón triangular y sendos pórticos a ambos lados. Pórtico
similar adornado en los costados del edificio.
La entrada principal, llamada Entrada de Honor, está ubicada en la Avenida Entre Ríos. Está
ubicada en un atrio central, decorado con seis columnas de orden corintio que soportan un
frontón triangular, y la puerta está custodiada por dos cariátides de mármol. Detrás del
enrejado del frente que está ubicado sobre la calle Pozos están ubicadas dos puertas más, a
cada lado del cuerpo saliente con forma de hemiciclo de la fachada. Estas puertas son de
herrería artística, flanqueadas por cariátides de bronce.
En un principio a los costados de la escalinata de la entrada principal se encontraban dos
grupos de esculturas de la artista Lola Mora, que simbolizaban la Libertad, el Progreso, la Paz y
la Justicia, pero las figuras desnudas fueron criticadas y retiradas en 1916. El 1 de marzo de
2014, fueron instaladas réplicas exactas de aquellas estatuas. En la escalinata, además, hay
cuatro leones alados, que sirven de base para cuatro faroles artísticos con tulipas de opalina
talladas.
El frontón triangular tiene una cubierta a dos aguas, que a los costados en su parte inferior
tiene esculturas de leones alados, y en su parte superior hay una escultura de piedra con el
escudo nacional. Detrás del frontón hay una plataforma ornamentada, de igual ancho que el
frontón y con un lado de 15 metros. Sobre esta plataforma se encuentra la Cuadriga, una obra
de bronce con 8 metros de altura y 20 toneladas de peso, realizada por el escultor Víctor de
Pol. El carro es tirado por 4 caballos, que simbolizan la República triunfante, y es conducido por
la Victoria alada.
La cúpula tiene una cubierta de cobre, pero el paso del tiempo y la humedad son los que le dan
el color verdoso. La cúpula termina en una corona decorada con figuras quiméricas, a 80
metros de altura, de las que brota un pararrayos.
interior del palacio:
Avanzando por la entrada de honor, sobre la Avenida Entre Ríos, se alinean el peristilo de
acceso con su portal de cariátides, el vestíbulo, el hall, el Salón Azul, el Salón de los Pasos
Perdidos y, finalmente, el hemiciclo de la Cámara de Diputados. El Palacio comprende un
subsuelo, un piso bajo y tres superiores.
El Salón de Pasos Perdidos exhibe dos grandes óleos sobre telas: una de ellas representa el
debate de los Constituyentes del 21 de abril de 1853, del artista argentino Antonio Alice (1886-
1943); la otra obra es del uruguayo Juan Manuel Blanes (1830-1901), pintor de cuadros
históricos. En este salón, los vitreaux que se observan representan: la ciencia, los recursos
económicos, las artes, el trabajo y la guerra.

El Salón Azul, punto medio exacto de toda la edificación, es intercameral. En él se ubicó el


templete que guarda el libro en el que fue escrito el texto de la Constitución de 1853 y también
en él fueron velados los restos de los presidentes Juan Domingo Perón y Arturo Illia, como
tantos otros prominentes políticos y prestigiosos legisladores.

El Recinto de la Cámara de Diputados., en forma de hemiciclo decorado con un vitral que


representa el escudo nacional. Un basamento de mármol blanco y rosa amarillento, adorna la
base del recinto sobre la cual se abren las puertas de entrada. El recinto tiene capacidad para
las 46 bancas de los senadores. una mesa de corte oval destinada a los ministros del poder
ejecutivo y una mesa especial para la labor de los taquígrafos.

Confitería del Molino


La Confitería del Molino fue una histórica confitería, pastelería, bar y restaurante ubicada frente
al edificio del Congreso Nacional, en el barrio de Balvanera de la Ciudad de Buenos Aires,
Argentina. Reconocidas figuras de la historia argentina pasaron por aquí; Carlos Gardel,
Marcelo T. de Alvear, Alfredo Palacios, Tito Schipa, Libertad Lamarque, Juan Domingo Perón,
Eva Perón y Niní Marshal, entre muchos otros.
La construcción estuvo en manos de Francisco Gianotti, un importante arquitecto italiano
representante del estilo Art Nouveau. Además de este gran símbolo arquitectónico de la
ciudad, podemos destacar otras de sus obras como la Galería Güemes, en el barrio de San
Nicolás. También trabajó en otras varias ciudades del país.
La Confitería fue inaugurada el 9 de julio de 1916 (con algunas partes aún inacabadas) y cerró
sus puertas en 1997. El conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Histórico Nacional el
mismo año.
Para construir este valioso exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque,
Gianotti hizo traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de
bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux. El edificio tenía una
estructura de hormigón armado, material aún novedoso en esa época en que todavía se
construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana. La empresa alemana GEOPE estuvo a
cargo de la obra, aportando su conocimiento y manejo del material, en esa época conocido
como "Cemento Portland".
Desde 1997, el edificio de la confitería quedó abandonado y fue ocupado, sufriendo varios
saqueos que aceleraron su deterioro. A través de la Ley 27009 impuesta en el año 2014 que
buscaba su recuperación, se expropió pasando a manos del Congreso Nacional. Así, se
constituyó la Comisión Administradora del Edificio del Molino, quienes trabajan hasta la
actualidad en busca de convertir al viejo edificio en un centro cultural y un museo.
El inmueble, que tiene la forma básica del edificio académico típico de Buenos Aires, está
constituido por tres subsuelos, una planta baja y cinco pisos. Los salones para fiestas estaban
en la esquina, y los tres subsuelos alojaban una planta de elaboración integral, una fábrica de
hielo, las bodegas, los depósitos y el taller mecánico. La envolvente superior servía para
viviendas y oficinas. Para que no interfirieran con la actividad de la confitería, las columnas de
hierro fueron colocadas de manera que sostengan los subsuelos y la planta baja. Sobre ellas,
se colocó la estructura de hormigón armado que sostiene el resto del edificio.
Su fachada, que abraza la esquina, tiene un desarrollo simétrico y está revestida por piedra
París. Se destaca en ella su fantasiosa ornamentación, de influencia veneciana. El edificio
posee mosaicos opalinos, capiteles de bronce y cerámicas de oro en la mansarda. Existían,
coronando el ático, unas esculturas alegóricas que homenajeaban a las provincias argentinas.
Aún pueden verse en el frente las aspas de un molino de fantasía y justo encima de él se alza
la imponente cúpula en aguja, que fue cerrada con vitrales Art Nouveau multicolores.
En las bases de las columnas exteriores, encontramos tres emblemáticos mascarones, también
renovados en el año 2019.
Rodeando el cuerpo central de la torre, podemos apreciar cuatro leones alados, réplicas de los
originales. Están construidos de símil piedra y cementos especiales.
Para celebrar sus 103 años, en el año 2019 se permitió la entrada a casi cinco mil personas,
quienes pudieron conocer su interior, del cual fue protagonista el Salón Principal. El mismo
cuenta hoy con un majestuoso piso de madera, columnas de “falso mármol”, cielo raso
reparado, y el escenario donde, en aquel entonces, tocaba la orquesta. También, podemos
destacar sus bellísimos vitrales recientemente renovados -algunos de ellos con figuras
femeninas de cabello ondulado muy característicos del Art Noveau- y mucho uso del cristal en
general.

Edificio de la Inmobiliaria:

Este edificio comenzó a construirse en 1898 siendo inaugurado al finalizar, el 25 de Mayo de


1910 con motivo de los festejos del Centenario. Está ubicado en el barrio de Monserrat, sobre
la Avenida de Mayo y tiene al Congreso Nacional y al Palacio Barolo como vecinos.
El Palacio Heinlein, como era conocido este edificio entonces, fue conocido como tal ya que en
sus primeros años Guillermo Heinlein compró la planta baja en donde instaló su negocio de
artefactos sanitarios (la primera en importar inodoros con sifón) y luego formó parte de la
compañía de seguros llamada “La Inmobiliaria” que le dio el nombre oficial al edificio
considerándose el testigo más imponente de la historia contando con poco más de 100 años.
A principios del siglo XX fue encomendada su construcción por Antonio Devoto al arquitecto
italiano Luis Broggi con el fin de albergar en el primer piso a las oficinas de La Inmobiliaria, que
le dio el nombre al edificio y para poder poner en práctica una inversión clásica conocida como
“casa de renta”, viviendas que se pudieran alquilar en los pisos superiores y locales
comerciales con su puerta a la calle. Entre los locales que estuvieron en su planta baja
destacaron el local de sanitarios de Heinlein, que posterior a su muerte en 1920 el negocio fue
vendido; otro comercio fue la Cervecería Berna instalada en 1928 (con tal éxito que tuvieron
que sacar las mesas a la vereda), finalmente la cervecería cerró sus puertas hacia fines del
siglo XX.
En su fachada, el arquitecto sumó clasicismo a su obra ecléctica con su sello art nouveau
italianizado con una tendencia moderna con una gran libertad compositiva. Se destaca la
simetría total ocupando la cuadra por completo (sur de la Av. de Mayo, al 1400), con una altura
aproximada de 68 metros, cuatro ascensores, múltiples entradas ubicadas en la planta baja,
diversos locales comerciales y, en los pisos superiores, existen aproximadamente unos 50
departamentos residenciales en conjunto con ocho locales más.
En la planta baja hay negocios que modificaron su arquitectura original aunque se mantienen a
día de hoy las puertas de entrada con ornamentaciones de hierro forjado; posee seis pisos de
altura y a lo largo del edificio fue tratado de diversas maneras por Broggi siendo entonces que
la planta baja cuenta con aberturas peatonales que se vuelven más restringidas en el
entrepiso; en el primer piso se define una loggia compuesta por el juego de columnas y
arcadas; en el segundo piso encontramos un balcón de hierro forjado en contraposición con el
resto del frente que no tiene perforaciones. Tanto en este piso como en el tercero y el cuarto se
entrelazan verticalmente; por último, en el quinto piso encontramos una galería de terminación
horizontal y su profundidad hace contraste con la loggia del primer piso. Se destacan también
dos cúpulas rojas que rematan las ochavas sobre la Av. de Mayo hechas en hierro y zinc, con
miradores. Originalmente eran de un color gris oscuro y estaban recubiertas por una pizarra
pero con la restauración que le hicieron en 1968, una de ellas perdió el recubrimiento y fue
pintada de color ladrillo quedando de esta forma con colores diferentes; posteriormente, sufrió
un derrumbre dado por una tormenta muy fuerte en 1993 y, en su restauración, ambas cúpulas
fueron pintadas del color actual. Con el pasar de las décadas el edificio fue perdiendo
molduras, desapareciendo copones ornamentales, crestería del tejado y demás detalles.
Como patrimonio histórico de la ciudad es protegido estructuralmente y luego de varios años
siendo abandonado y su fachada maltratada con desprendimientos de las molduras, empezó a
ser remodelada por última vez en 2012.
Decorando las ochavas del edificio, encontramos estatuas de los dioses griegos Venus y Apolo,
en el frente sobre la Av. de Mayo posee loggias, galerías que están sostenidas por columnas
de pedestal y arcos de medio punto (propias de la arquitectura italiana), decoradas con
esgrafiados que apenas se conservan.
En sus modificaciones a lo largo de los años fueron retirados varios elementos de la fachada
comenzando con los copones que rodeaban las cúpulas desde la cornisa que todavía es
conservada, pasando por la crestería de hierro que remataba el tejado y el volumen central con
el logo “La Inmobiliaria”, incluyendo las molduras que adornaban a la fachada y en su segundo
piso, habían esgrafiados sobre los muros de la loggia que desaparecieron como producto de la
humedad.
Internamente se distribuye con 4 entradas sobre la Avenida de Mayo, cada una desemboca en
un hall con ascensor en jaula y escalera actuando el edificio en sí como un conjunto de varios
cuerpos independientes pero contiguos.
En los pisos superiores, los ascensores acceden a dos departamentos siendo los de las
esquinas los más privilegiados ya que todos sus dormitorios tienen ventana a la Avenida y los
demás miran a los patios de aire y luz internos donde se distribuyen los servicios de cocina,
lavadero y baños. Las habitaciones tienen una distribución italiana estando una al lado de la
otra y siendo accesibles, no solo por un pasillo lineal, sino que también por medio de puertas
internas de un cuarto hacia el del vecino. Contra la medianera paralela a la Av. de Mayo se
encuentran las escaleras de servicio.
Actualmente el edificio cuenta con una sucursal del Banco Nación, el Instituto de
Investigaciones de Historia del Derecho, diversos locales comerciales, oficinas y viviendas
particulares.

Palacio Barolo:

En 1919 comenzaba la construcción del Palacio Barolo en la Ciudad de Buenos Aires, un


proyecto con numerosas referencias a la Divina Comedia de Dante Alighieri que en su
momento se posicionó como el edificio de hormigón armado más alto de Argentina. Ubicado
entre Avenida de Mayo y Avenida Hipólito Yrigoyen, en el barrio Monserrat de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.

Luis Barolo, progresista productor agropecuario, llegó a la Argentina en 1890. En el centenario


de la revolución de Mayo, conoció al Arquitecto Mario Palanti (1885-1979), a quien contrató
para realizar el proyecto de un edificio que se convertiría en una propiedad exclusivamente
para rentas.
El pensaba, como varios europeos instalados en Argentina, que Europa sufriría inminentes
guerras que destruirían el continente. Desesperado por conservar las cenizas del famoso
Dante Alighieri, quiso construir un edificio inspirado en la obra del poeta: “La Divina Comedia”.

El terreno elegido para materializar el palacio tenía una superficie de 1.365 m2 y un frente de
30,88 metros. Con un total de 24 plantas (22 pisos y 2 subsuelos), los 100 metros de altura se
hicieron posibles gracias a una concesión especial otorgada por el intendente Luis Cantilo en
1921, ya que superaba en casi cuatro veces la máxima permitida por la avenida. La
construcción finalizó y el edificio fue inaugurado en 1923. El punto más alto de la cúpula
alcanza los 90 metros, llegando a los 100 metros con un gran faro giratorio de 300.000 bujías
que lo hacía visible desde Uruguay. El acceso a este espacio, rodeado por una cristalera que
permite una visión de 360º, se realiza a través de una estrecha escalera que permite el paso de
sólo una persona e incluso en ciertos tramos se corre el riesgo de que los hombros rocen con
los muros. Un cartel indica esta particularidad. Sobre el faro está la constelación de la Cruz del
Sur, que en los primeros días de junio, sobre las 19.45hrs, se alinea con el eje del edificio.

La división general del Palacio y de la Divina Comedia es en tres partes: infierno, purgatorio y
cielo.

El infierno está en la planta baja. Allí hay columnas con decoraciones en bronce de dragones,
serpientes y cóndores. El techo está compuesto por nueve arcos, que se corresponden con los
nueve círculos del Infierno. En el piso hay arreglos florales de metal, que solían estar
iluminados desde dentro con luces rojas.

Cuando se llega al piso 4, parte de la sección destinada al Purgatorio, la decoración cambia


drásticamente. Ya no se pueden ver animales. Pero sí hay otras bestias. En algunas columnas
hay arreglos que a primera vista parecen florales. Pero al acercarse y mirarlos de frente, las
flores toman la forma de una boca, de un cuerno, de unos ojos. Las esculturas fueron creadas
para funcionar como un gran test de Rorschach. Cada visitante puede ver a su demonio
personal.

Ya en el piso 14, el último del Purgatorio, hay más luz natural. Y la decoración es minimalista.
Para llegar al Paraíso, sin embargo, faltan seis pisos, que hay que hacer por escalera. Por cada
paso que uno da, la escalera se angosta un poco. Da la sensación de subir por una pequeña
cueva.

En el Paraíso hay un hermoso mirador. Los que no sufren vértigo pueden salir a los pequeños
balcones del lugar y apreciar la ciudad a casi 100 metros de altura. Después, se pueden subir
los últimos dos pisos y llegar al faro. El aparato es idéntico a los que se usan en los puertos.
Estuvo apagado durante 70 años, hasta que fue reparado en 2010. Hoy se enciende a las 22,
por 20 minutos. Cuando se apaga, quedan solo las luces de los edificios de Buenos Aires,
como puntitos en medio de la oscuridad.

Las nueve bóvedas de acceso representan los nueve pasos de iniciación y las nueve jerarquías
infernales. Las 9 bóvedas se dividen, desde el centro, de la siguiente manera: tres hacia la
Avda. de Mayo, tres hacia Hipólito Yrigoyen, la bóveda central se extiende hacia la cúpula, y las
que contienen las escaleras hacia los laterales. Cada una de ellas contienen inscripciones en
latín, algunas pertenecientes a Virgilio y otras a escrituras bíblicas. El faro representaba los
nueve coros angelicales; sobre este está la constelación de la Cruz del Sur que se ve alineada
con el eje de Barolo en los primeros días de junio a las 19:45 horas. La altura del edificio es de
100 metros y 100 son los cantos de la obra de Dante; tiene 22 pisos y 22 estrofas tienen
algunos cantos de la Divina Comedia.

Los detalles cuidados caracterizan este proyecto: desde las citas personales en latín sobre la
obra de Dante en el edificio, hasta la apertura del mismo, llevada a cabo en la fecha del
aniversario del poeta.
El lenguaje arquitectónico del edificio es difícil de inscribir en un estilo o escuela precisa. A
partir de una actitud impresionista, su arquitectura representa un importante intento de conjugar
distintas trazas de la tradición arquitectónica europea (por que ante el temor ante la inminente
segunda guerra mundial, quería preservar los estilos arquitectónicos europeos) presentes en el
neogótico y el neorrománico, con modernas técnicas constructivas a la manera estadounidense
y rasgos de carácter rioplatense y sin olvidar que la cúpula está inspirada en el templo Rajarani
Bhubaneshvar (india, del siglo XII), para representar el amor tántrico entre Dante y Beatriche.El
Barolo es también un buen ejemplo de las aspiraciones para abrir el camino a una arquitectura
nueva, superada de las tensiones a las que había llegado el eclecticismo historicista. Desde el
punto de vista urbanístico, es una pieza única que demuestra la posibilidad de aunar
creatividad y respeto por el entorno. Y ya a una escala regional, con su casi gemelo, el Palacio
Salvo de Montevideo, un monumento mistificador de la civilización rioplatense en su apogeo.

Para su construcción fue necesario pedir un permiso especial ya que superaba casi cuatro
veces la altura máxima permitida a los edificios de la zona. Fue el primer edificio argentino
construido con hormigón armado, las escaleras tienen 1410 peldaños revestidos con mármol
de Carrara y están decoradas con herrajes, vitraux, lámparas y molduras, mientras que las
paredes y columnas fueron cubiertas por granito.

Se emplearon 4.300 m2 de cemento armado; 8.300 m2 de mampostería; 1.400 m2 de material


para pavimentos; 1.450 m2 para estucos y revestimientos, 70.000 bolsas de cemento; 650
toneladas de hierro y más de 1.500.000 ladrillos, así como similar cantidad de ladrillos huecos.
El recorrido total de las escaleras es de 236 metros con 1.410 escalones.

Los ascensores (9) y montacargas (2) fueron diseñados especialmente.


Gracias a una importante participación de los dueños del edificio, se llevaron a cabo obras de
restauración y conservación a fin de que el palacio mantenga el estilo de principio de siglo.
Hoy en día se realizan tours por todo el palacio, a cargo de guías que explican toda la historia
del Palacio y la Divina Comedia. Las visitas guiadas se realizan tanto en español como en
inglés. El ticket se abona al llegar en efectivo en un kiosquito que se encuentra en Planta Baja
del Palacio Barolo. Y durante el recorrido se suben pisos por escaleras y se pasa por lugares
estrechos, puede generar dificultades en caso de movilidad reducida.
El tour consiste en recorrer el Palacio visitando los pisos más representativos de los niveles
dantescos mientras se cuenta su historia y se revela el significado de todos sus símbolos
relacionados con la Divina Comedia y la masonería. El recorrido se realiza tanto por ascensor
como subiendo pisos por escaleras. Se visita una oficina de los años 20′ para experimentar la
época en la cual se construyó el Palacio Barolo. El tour continúa con el ascenso a la torre
subiendo pisos por escaleras. Las escaleras son angostas, una sola dirección y a medida que
se va llegando a la cúpula se vuelven aún más pequeñas y no poseen pasamanos pero tienen
pared de ambos lados.

Al descender de la torre, finaliza el recorrido en el Salón 1923, ubicado en el piso 16 del


Palacio, para disfrutar de una limonada mientras se aprecia una de las mejores vistas de la
ciudad.

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