Náuseas y Vómitos

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Náuseas y Vómitos

Definición

Las náuseas y los vómitos constituyen una respuesta sintomática inespecífica a gran
variedad de condiciones.

 El vómito o la emesis es la expulsión oral del contenido gástrico.


 Las náuseas son el deseo inminente de vomitar, habitualmente son referidas al
epigastrio y a la garganta.

Hay situaciones que están relacionadas con este tema como lo son las

 Arcadas: son contracciones rítmicas forzadas de la respiración y los músculos


abdominales antes del vómito, pero no se expulsa ningún contenido gástrico. Debido a
sus esfuerzos, pueden causar hematemesis al desgarrar la mucosa en la unión
esofagogástrica, lo que se denomina (síndrome de All Weis)
 Regurgitación: es el retorno del contenido gastroesofágico a la boca sin esfuerzo
ni náuseas.
  Rumiación: es la regurgitación seguida nuevamente por masticación y deglución
a menudo esto ocurre múltiples veces luego de cada comida.

Etiología

Enfermedades infecciosas. Infecciones bacterianas urinarias, E. coli, Salmonela,


estafilococo.

Trastornos psicogénicos. Depresión, anorexia nerviosa, bulimia y vómito psicógenos.

Fármacos y sustancias. Cisplatino, opioides, dacarbazina y toxinas (abuso de alcohol).

Procesos abdominales. 

•Obstrucción mecánica: Obstrucción del tracto de salida gástrico y obstrucción intestinal

•Trastornos de motilidad: pseudo-obstruccion intestinal crónica y gastroparesia.

•Otras causas intra-abdominales: apendicitis aguda, colecistitis aguda, hepatitis aguda,


úlcera gastroduodenal, pancreatitis.

Fisiopatología: 

Vamos a asociar las náuseas con una disminución de la actividad del estómago y del
intestino delgado y estás van a estar acompañadas por actividad parasimpática.

Existen 2 centros bulbares que coordinan el proceso del (Vómito)


Tenemos al centro del vómito con formación reticular ascendente del bulbo raquídeo y a
la zona reflexógena quimiorreceptora.

Cuando el centro del vómito recibe un estímulo por la vía aferente por exposición ya sea a
olores, dolor, distensión antral, intestinal, inflamación peritoneal entre otros, esto va a
provocar una respuesta por las vías eferentes (nervios frénicos, espinales y fibras vagales
responsables del cuadro neurovegetativo) que produce el vómito. 

Durante el vómito se produce una contracción de los músculos tónicos inspiratorios,


abdominales y del diafragma, aumentando así la presión intrabdominal, a esto se va a
sumar la relajación del esfínter esofágico inferior y el contenido gástrico que tiene una
acción pasiva pasa al esófago y por aumento de la presión torácica pasa a la boca.

La elevación del velo del paladar y el cierre de la glotis van a impedir el paso del material
expulsado hacia las fosas nasales y hacia las vías aéreas.

La zona reflexógena quimiorreceptora está en la zona posterior del piso del ventrículo
carece de barrera hematoencefálica que activan sustancias que circulan en sangre,
fármacos citotóxicos, alteraciones metabólicas como (uremia, hipercalcemia), cetoacidosis
diabética, entonces cuando esta zona reflexogena se activa envía impulsos al centro del
vómito.

Clasificación: 

Tipos de vómitos:
Los vómitos que contienen alimentos sin digerir nos van a sugerir una patología esofágica
como lo es la estenosis grave, acalasia o divertículo de Zenker.

La presencia de alimentos parcialmente digeridos, luego de varias horas de la ingesta,


ocurre cuando hay gastroparesia o en la obstrucción pilórica.

La presencia de bilis excluye la obstrucción proximal a la ampolla de Vater.

 La hematemesis es el vómito de sangre; el color de la sangre vomitada va a


depender de la concentración de ácido clorhídrico en el estómago y de su mezcla
con la sangre. Es rojo si se produce inmediatamente después de la hemorragia, si
es mas tarde va a ser de color rojo oscuro o negro.
Esta hematemesis se debe a un sangrado proximal al ligamento de treitz o sea
proveniente del esófago, el estómago o el duodeno. 

 Los vómitos en borra de café indican daño mucoso, por ejemplo; úlcera y tumor.

 El vómito fecaloide tiene un olor pútrido, está presente en la obstrucción intestinal


o colónica y refleja el sobrecrecimiento bacteriano y su acción sobre el contenido
intestinal. Puede ocurrir también en las fístulas gastrocólicas.
Tiempo del vómito:  
 Hay vómitos que ocurren por la mañana previos al desayuno, estos se pueden ver
en el primer trimestre del embarazo, en la uremia, en la ingesta de bebidas
alcohólicas y en el aumento de la presión endocraneana. 

 Los vómitos secundarios a gastroparesia se producen una hora después de la


ingesta. 

 En la obstrucción pilórica aparecen los vómitos varias horas luego de la ingesta.


 Hay un síndrome que se llama el síndrome del vomito cíclico que se inicia
habitualmente a los cinco años: son ataques de vómitos intratables de 20 horas de
duración, con aproximadamente 8 episodios por año.

Síntomas asociados: 
 Dolor: puede indicar patología biliar o pancreática y obstrucción intestinal (cólico),
en este caso el dolor precede al vómito.

 Pérdida de peso: sugiere un cáncer o una úlcera con obstrucción pilórica. Si no


hay pérdida de peso con una larga historia de vómitos hace pensar en un origen
psicógeno.

 Vértigo y zumbidos: indican patología del laberinto como la enfermedad de


Méniére.

 El vértigo, la cefalea, la alteración de la conciencia, las alteraciones visuales y la


rigidez de nuca van a ser manifestaciones de patología del sistema nervioso
central.  

 En las infecciones gastrointestinales es frecuente la presencia de fiebre, diarrea y


mialgias. 

Complicaciones 
 Síndrome de Mallory Weis: es la hemorragia digestiva que se manifiesta como
hematemesis luego de arcadas o vómitos no hemáticos, secundaria al desgarro de
la mucosa de la unión esofagogástrica.

 Síndrome de Boerhaave: es una complicación más grave y es ocasionado por la


rotura esofágica posterior al vómito, seguida por mediastinitis o peritonitis.

 En los pacientes en quienes se altera el nivel de conciencia tienen el riesgo de


aspiración del material vomitado, lo que podría causar una neumonitis química y
posterior una colonización bacteriana (neumonía aspirativa).

Contexto clínico
Las náuseas y los vómitos pueden aparecer en una gran variedad de situaciones clínicas
que se describen a continuación:
1. Urgencias abdominales: varias causas de abdomen agudo como, apendicitis,
colecistitis, pancreatitis, peritonitis, obstrucción intestinal y obstrucción de la vía
biliar aparecen acompañadas por náuseas y vómitos.
2. Alteraciones del tubo digestivo: gastroenteritis, dispepsia, úlcera péptica,
gastroparesia, disritmias gástricas, intoxicación alimentaria.
3. Infecciones del aparato digestivo: virales (rotavirus, adenovirus) bacterianas
(staphylococcus aureus, bacillus cereus, salmonella, clostridium perfringens)
parasitarias.
4. Infecciones sistémicas agudas: otitis media, meningitis, hepatitis, pielonefritis y
neumonía.
5. Alteraciones endocrinológicas y metabólicas: cetoacidosis diabética,
hipercalcemia, uremia, hiperparatiroidismo, hipoparatiroidismo y enfermedad de
Addison.
6. Embarazo: Primer trimestre (hiperémesis gravídica ocurre en el 1 al 5% de los
casos con máxima incidencia en la novena semana) tercer trimestre: hígado graso
agudo.
7. Posoperatorio: Ocurre en el 17 al 37% de los casos, es más frecuentes en
mujeres jóvenes que reciben anestesia general y luego de cirugías abdominales.
8. Fármacos y drogas: numerosos fármacos pueden causar náuseas y vómitos
(antiinflamatorios no esteroides, codeína, colchicina).
9. Los vómitos secundarios a agentes quimioterápicos se pueden clasificar en;
agudos, tardíos y anticipatorios. El consumo de marihuana ha sido asociado con
cuadro de vómitos recurrentes.

Anamnesis
En primera instancia hay que diferenciar el vómito de la regurgitación o la rumiación, y
definir el contexto clínico en el que aparece, es esencial determinar la duración de los
síntomas y si el paciente presenta un cuadro autolimitado, como una gastroenteritis viral,
o un cuadro más grave que requiere internación y la realización de estudios
complementarios. 
Es importante, además, tener en cuenta las características del vómito, el momento en el
que ocurre y los síntomas asociados.

Se debe indagar:
1. Evolución, frecuencia y gravedad de los síntomas
2. Relación de los síntomas con las comidas
3. Características organolépticas del vómito
4. Síntomas asociados 

Examen físico
Inicialmente se debe examinarse los signos vitales y la presencia de signos que indiquen
deshidratación, la frecuencia cardiaca, la temperatura axilar y rectal, y si existe
hipotensión ortostática.

Es fundamental inspeccionar el abdomen para comprobar si hay distensión, peristalsis,


cicatrices, eventaciones o hernias, si existe dolor espontáneo o a la palpación y su
localización.

Es importante determinar la presencia de ruidos hidroaéreos y sus características. debe


buscarse la sucusión o chapoteo gástrico que está presente en la obstrucción pilórica.
El examen de la piel, de la turgencia cutánea y del estado de las mucosas nos va a
orientar sobre el estado de hidratación, las lesiones en las manos o en los dedos se ven
en pacientes con vómitos autoinducido.

El examen neurológico debe incluir la búsqueda de déficit neurológico focal, evaluación


del fondo de ojo, signos meníngeos, asterixis y signos de neuropatía periférica o
autonómica  

Exámenes complementarios: 
Los análisis de laboratorio sirven para investigar la causa y evaluar las
consecuencias del vómito, es frecuente hallar hipopotasemia, aumento de la urea
en relación con la creatinina por la deshidratación y alcalosis metabólica por la
pérdida de iones hidrógeno y por la contracción del volumen del líquido
extracelular. 

Se debe solicitar hemograma, eritrosedimentación, glucosa, creatinina, urea,


ionograma.

En las mujeres en edad fértil una prueba de embarazo.

Otros estudios que deben realizarse según el contexto clínico de cada paciente
son: hepatograma, amilasa, albúmina, calcemia, TSH, niveles séricos de fármacos
como teofilina o digoxina.

Si el cuadrante sugiere una obstrucción, debe realizarse una radiografía de


abdomen en posición de pie y en decúbito.

Hay que tener presente que en el 22% de los pacientes con algún grado de
obstrucción intestinal la radiografía es normal o muestra hallazgos inespecíficos.

Las lesiones mucosas o las obstrucciones proximales pueden evaluarse por


endoscopia o mediante estudios radiológicos con contraste. 

La tomografía computarizada con contraste oral puede detectar y localizar una


obstrucción intestinal. 
Fiebre relacionada con abdomen
Definición: 
La fiebre es el aumento temporal en la temperatura del cuerpo en respuesta a alguna
enfermedad o padecimiento

En la práctica asistencial se utilizan referencias periféricas de la temperatura corporal


central.

La temperatura corporal promedio normal de los adultos sanos:

 Bucal: 36, 7º C.                         (Rango: 35.7 - 37.7) 


 Rectal: 37, 0º C.                        (Rango: 36,7 - 37,5) 
 Timpánica: 36, 5º C.                 (Rango: 35,5 - 37,5) 
 Axilar: 36, 3º C.                         (Rango: 35,5 - 37,0)

Etiología de la fiebre:
La fiebre es una manifestación característica de la mayoría de las enfermedades
infecciosas y, en algunos casos, indica que el paciente tiene una emergencia médica. Sin
embargo, la fiebre puede mostrar muchas enfermedades: inflamatorias, traumáticas,
mediadas inmunológicamente, metabólicas agudas, vasculares, hematopoyéticas,
endocrinas, genéticas entre otras que pueden expresarse mediante fiebre. En el paciente
inmunocompetente, la mayoría de las veces es una manifestación de una enfermedad
infecciosa común. Como infecciones de las vías aéreas superiores (resfrió común, gripe,
faringitis), de la piel, de las vías urinarias o neumonía. 

Fisiopatología: 
Entonces aquí nos vamos a encontrar con que la fiebre es una respuesta adaptativa
normal del cerebro que es repetitiva, o sea que siempre es la misma, independientemente
del desencadenante, o sea, de la etiología que presenta, mediada por una cascada de
citocinas y prostaglandinas y producidas por procesos múltiples que generan inflamación.
La capacidad de elevar la temperatura corporal en respuesta a un estímulo inflamatorio no
depende exclusivamente del paciente.
 Vamos a encontrar pirógenos que son agentes capaces de producir la fiebre, actuando
sobre el centro termorregulador del hipotálamo.

La respuesta febril se pone en marcha cuando agentes externos al huésped que se


llaman pirógenos exógenos, como por ejemplo lipopolisacárido endotóxico de bacilos
gramnegativos, del streptococcus grupo A.

Entonces van a producir un foco infeccioso, que estimula la síntesis y liberación a la


circulación desde los monocitos /macrófagos, neutrófilos, algunos grupos de linfocitos T,
fibroblastos y células endoteliales activadas de proteínas proinflamatorias de bajo peso
molecular y corta vida media intravascular llamadas citocinas.

Por lo menos una docena de citocinas son capaces de producir fiebre y se les denomina
pirógenos endógenos que se generan en las células del huésped, para hablar mejor de
este mecanismo febril, vemos que el el primer paso es la detección de lipopolisacáridos
(LPS), que son parte de los componentes de la pared de bacterias gramnegativas y a las
que se une una proteína inmunológica llamada proteína de unión lipopolisacárido (LBS); 

2) en el segundo paso, el complejo LBP-LPS se une al receptor CD14 de un macrófago


cercano, lo que resulta en la síntesis y liberación de varios factores citocinéticos, como las
interleucinas 1 (IL-1) y 6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α); 

3) esos factores citocinéticos son liberados en la circulación general y llegan a los órganos
circunventriculares del cerebro, donde la barrera hematoencefálica es reducida; 

4) los factores citocinéticos se unen a receptores endoteliales en la pared de los vasos o


interactúan con células microgliales locales, activando la vía del ácido araquidónico y la
parte de esta vía relacionada con la fiebre que es mediada por las enzimas fosfolipasa A2
(PLA2), ciclooxigenasa-2 (COX-2) y sintetasa PGE (una proteína de membrana
involucrada en el metabolismo de los ecosanoides) bueno finalmente, esas enzimas
median la síntesis y liberación de prostaglandina E2 (PGE2). Conduciendo de esta
manera a una termorregulación hipotalámica.

Clasificación:
¿Qué tipos de fiebre existen?
La fiebre ayuda a nuestro cuerpo a superar enfermedades y a combatir amenazas
potencialmente peligrosas, por lo que no debe ser algo que nos preocupe, pues es señal
de que el organismo está luchando contra algo. Solo cuando la fiebre es superior a los
39’4 °C habría que solicitar atención médica.

La fiebre puede clasificarse en distintos tipos. A continuación, los analizaremos uno por
uno.

 SEGÚN SU PROGRESO
Todos hemos tenido fiebre alguna vez, y sabemos que no siempre progresa del mismo
modo ni se alcanzan picos de temperatura iguales. Por ello, en función de cómo
evoluciona en el tiempo, hay cuatro tipos de fiebre.

1. Febrícula
La febrícula es aquel aumento de la temperatura corporal que no llega a superar los
37’9 °C, por lo que no se considera fiebre como tal. Además, no hay un pico claro de
temperatura, sino que se mantiene estable en esas durante un tiempo más o menos largo.
Algunas infecciones leves, como por ejemplo el resfriado común, cursan con esta
febrícula.

2. Fiebre en pico
La fiebre en pico es la más frecuente en las enfermedades infecciosas, la gripa como
más claro ejemplo.

Es aquella fiebre superior a los 38 °C en la que el aumento de la temperatura corporal


alcanza de forma más o menos rápida un pico en el que se mantiene un tiempo y luego
empieza a bajar progresivamente con o sin tratamiento.
La diferencia con la febrícula es que la temperatura máxima que se alcanza es superior y
que el progreso de la fiebre sigue una curva de crecimiento, mientras que en la febrícula
es algo estable.

3. Fiebre remitente
La fiebre remitente no es tan común como las dos anteriores. Algunas enfermedades
inflamatorias (generalmente reumáticas) hacen que la temperatura suba y baje a lo largo
del día, haciendo que haya picos de fiebre que van apareciendo y desapareciendo. Es
decir, durante un mismo día, la fiebre “va y viene”.

4. Fiebre recidivante
Propia de enfermedades poco frecuentes en los países desarrollados como por ejemplo el
paludismo, la fiebre recidivante es aquella similar a la remitente, aunque en este caso
los picos de fiebre no aparecen y desaparecen el mismo día, sino que se tiene fiebre
durante varios días, después unos días con temperatura normal y después se vuelve a
tener fiebre, siguiendo así un ciclo.

 SEGÚN SU CAUSA
Si bien es cierto que las infecciones son el motivo por el que más frecuentemente
desarrollamos fiebre, hay muchas otras situaciones y enfermedades no infecciosas
que pueden disparar este aumento de la temperatura corporal.

 Fiebre por infección


Enfermedades gastrointestinales como la gastroenteritis, colitis seudomembranosa,
peritonitis, entre otras…

la mayoría de las veces que un patógeno coloniza alguno de nuestros órganos o tejidos,
tenemos fiebre. Y es que este aumento de la temperatura corporal va a ser mecanismo de
defensa de nuestro cuerpo para eliminar esta amenaza lo más rápido posible.

Con la fiebre, el sistema inmune va a trabajar de forma más rápida y, además, como los
gérmenes más comunes solo crecen bien a 36-37 °C, con este aumento de la
temperatura se frena su crecimiento.

2. Fiebre por trastorno autoinmune


Entramos ya en el terreno de todas las causas de fiebre en las que no entra en juego
ninguna infección, pues, aunque la mayoría de las veces está vinculada a ellas, también
hay otros detonantes.
Un trastorno autoinmune es toda aquella patología inflamatoria, por ejemplo, la hepatitis
autoinmune, pancreatitis autoinmune, la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa,
entre otras, que aparece porque debido a alteraciones genéticas, las células del sistema
inmunitario atacan a células de nuestro propio cuerpo porque, erróneamente, las
consideran como amenazas, es decir, las atacan como si fueran patógenos y la fiebre
aparece porque el cuerpo cree que está combatiendo una infección.

3. Fiebre oncológica
La presencia de cánceres como el cáncer de páncreas, de hígado, de estómago,
colon, entre otros, también suelen disparar un aumento de la temperatura corporal, y es
que el sistema inmune detecta estos crecimientos tumorales e intenta neutralizarlos. De
hecho, el sistema inmune actúa de la misma manera contra estos cánceres que contra las
bacterias, virus y cualquier tipo de patógeno. Por ello, para trabajar de forma más activa y
eliminarlo antes de que provoque daños, la temperatura corporal aumenta.

4. Fiebre por vacuna


Las vacunas, aunque varían mucho en la composición, son, básicamente, patógenos
inactivos. Cuando se desarrolla una vacuna, se utilizan partes de las bacterias y virus
contra los que se quiere que la persona desarrolle inmunidad. De este modo, una vez en
nuestro cuerpo, el sistema inmune detecta estas partes y las “memoriza”, de manera que
cuando reciba el ataque de ese patógeno real, podrá detectarlo rápidamente y eliminarlo
antes de que nos provoque la enfermedad.

Las vacunas nos dan inmunidad sin tener que enfermar. Sin embargo, es común que las
vacunas provoquen algo de fiebre. Y no porque sean tóxicas, sino simplemente porque el
sistema inmune cree que realmente está siendo atacado, pues cree que esas partes
inactivas son el patógeno real. Por ello, el cuerpo aumentará la temperatura para
estimular el sistema inmune.

Además, la fiebre tiende a ser baja ya que el organismo ve rápidamente que aquello no es
una amenaza peligrosa.

Presentación clínica 

•Síntomas: Malestar general, decaimiento, sensación de frío que puede alternar con
sensación de calor. Además, podrá existir cefalea, palpitaciones, sed, anorexia,
somnolencia, hiperestesia cutánea, polialgia y fotofobia.

•Signos: Facie febril (rubicundez, piel sudorosa, ojos brillantes), la cual dependerá de la
etapa de evolución de la fiebre, dado que inicialmente habrá palidez y piel fría
especialmente en extremidades.

Temperatura axilar en condición de reposo, sobre 37,5°C, taquicardia y polipnea


(aumento de la frecuencia cardiaca en 10 latidos por min y de la frecuencia respiratoria en
5 ciclos por min., por cada grado de aumento de la T°). Puede además observarse signos
como lengua saburral, sequedad de piel y mucosas. La condición hiperdinámica que se
presenta puede determinar la presencia en el ápex de un soplo sistólico de eyección (II-
III/VI).

Anamnesis: 
En la anamnesis se preguntará por el tiempo de evolución, su intensidad y su ritmo; la
presencia de síntomas acompañantes (mialgias, artralgias, cefalea, escalofríos,
exantemas) permitirá detectar eventos previos a la elevación de temperatura como, por
ejemplo, enfermedades previas, procedimiento quirúrgico, fecha de última vacuna,
exposición al calor ambiental excesivo (lugares o ciudades calientes), producción
exagerada de calor corporal por actividad física intensa, uso de algunas drogas o
picaduras de insecto.

Examen físico: 
Hay qué examinar:
Estado general del paciente, confirmar alza febril, Signos vitales, nivel de hidratación y
búsqueda de la probable enfermedad de origen mediante un examen físico completo
general y segmentario.

El examen físico comienza con la confirmación de la fiebre.

Ella se diagnostica de manera más exacta determinando la temperatura rectal. Las


temperaturas bucales normalmente son alrededor de 0,6° C más bajas, y pueden
obtenerse resultados falsamente menores por muchos motivos, como la ingesta reciente
de una bebida fría, la respiración bucal, la hiperventilación y el tiempo inadecuado de
medición (se requieren hasta varios minutos con los termómetros de mercurio).

Deben evaluarse otros signos vitales para determinar la presencia de taquipnea,


taquicardia o hipotensión. 

 En los pacientes febriles sin síntomas que indiquen el origen de la fiebre, es


necesaria un examen completo debido a que los elementos para el diagnóstico
pueden estar en cualquier aparato u órgano.

 Debe registrarse el aspecto general del paciente, incluido cualquier signo de


debilidad, letargia, confusión, caquexia y malestar.

 Se debe inspeccionar toda la piel en busca de exantema, en particular petequial o


hemorrágico, y cualquier lesión (p. ej., escara) o áreas de eritema o ampollas que
sugieran una infección de la piel o los tejidos blandos.

 Deben buscarse adenopatías en las zonas cervical, axilar, epitroclear e inguinal.


 En los pacientes internados hay que considerar la presencia de vías venosas,
sondas nasogástricas, catéteres urinarios y cualquier otro tubo o vía colocados en
el cuerpo. Si el paciente ha sido sometido a una cirugía recientemente, deben
inspeccionarse con cuidado los sitios quirúrgicos.

Diagnóstico:
En el enfoque de un paciente con fiebre deben considerarse las distintas formas de
presentación de esta en el contexto de los mecanismos de defensa del huésped. Así
podrán identificarse las situaciones clínicas que se describen a continuación   

 CON RESPECTO A LA FIEBRE EN EL DOLOR ABDOMINAL

Cuando la causa de la fiebre es un proceso abdominal visceral se suele acompañar de


dolor abdominal, que puede ser continuo u oscilante, puede presentar náuseas y vómitos;
en ocasiones con coloración amarillenta de la piel y mucosas (ictericia) y, a veces, con
alteraciones del ritmo deposicional (diarreas o estreñimiento).

La mayoría de las patologías digestivas que producen fiebre se deben a infecciones


víricas o bacterianas.

Por ejemplo: La gastroenteritis viral es una inflamación o hinchazón del estómago y los
intestinos a raíz de un virus. La infección puede llevar a que se presente diarrea, vómitos
y también puede cursar con fiebre. 

En la apendicitis el paciente puede presentar fiebre intermitente que puede empeorar a


medida que la enfermedad avanza

 FIEBRE AGUDA (< menor 15 días de duración) en el enfermo


inmunocompetente

La mayoría de las veces es la manifestación de una enfermedad común. Las causas más
frecuentes son: infecciones de las vías aéreas superiores resfrio común, gripe, faringitis.
Infección de la piel y las partes blandas, infección urinaria y neumonía.  

 FIEBRE PROLONGADA  

Es la que dura más de 15 días independientemente de que se conozca su etiología. La


utilidad clínica del concepto de fiebre prolongada es relativa. No debe confundirse con la
fiebre de origen desconocido

 FIEBRE DE ORIGEN DESCONOCIDO

En la fiebre de origen desconocido, el primer requisito consiste en corroborar la fiebre


(temperatura mínima de 38,3) e identificar un patrón de presentación.

El segundo requisito es que la fiebre haya persistido durante un determinado tiempo (tres
semanas) esto tiene como objetivo excluir las enfermedades febriles autolimitadas,
aquellas fácilmente identificables con un estudio simple y a las personas sanas cuya
temperatura corporal normal excede ligeramente el rango habitual normal (hipertermia
habitual)

En general la fiebre de origen desconocido constituye una forma de presentación atípica o


infrecuente de una patología común.  

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