Antropologia Tarea Final

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Tus Dudas

¿Qué relación hay entre amistad y "salir con alguien"?


La amistad se caracteriza, sobre todo, por ser desinteresada. he llegado a tener varios amigos
, además los amigos “de verdad” quienes, te apoyan para seguir adelante en los momentos
difíciles y felices .
“Salir con alguien en pareja” es relevante con la amistad, donde la situación cambia en la que
existe un mayor grado de exclusividad.
A veces un chico y una chica empiezan a salir “como pareja” cuando sienten un cierto grado de
atracción física o cuando se “enamoran”. Otras veces, ese chico y esa chica ya son amigos y
con el tiempo viene la atracción física y el enamoramiento que los lleva a salir juntos como
pareja.
Es bueno pensar qué muestras de cariño, qué planes juntos, qué actividades ayudan a
acrecentar la amistad en la pareja para construir juntos un futuro, y cuáles la hacen más difícil.
Las relaciones sexuales, por ejemplo, son tan importantes que ni la amistad ni el hecho de
“salir con alguien” son vínculos suficientes para tenerlas. La actividad sexual puede terminar
por empeorar (muchas veces de manera inesperada) aspectos importantes de la amistad o
confundir a la pareja respecto a lo que quiere o lo que es mejor hacer.

¿Qué diferencias hay entre el enamoramiento y el amor?


Para llegar al amor es preciso pasar por diferentes etapas. La primera etapa es la atracción.
Realmente no se conoce a la otra persona y nos fijamos principalmente en lo que vemos por
fuera, es decir, su apariencia física. La atracción física genera un impulso, que no es
necesariamente voluntario. Este impulso, con frecuencia, distrae nuestro nivel de atención a
otras cosas o provoca que nos comportemos con nerviosismo si esa persona nos dirige la
palabra.

De la atracción se puede pasar al enamoramiento. Ya no es sólo un impulso sino que interviene


el nivel afectivo: el enamoramiento es un sentimiento. Es cierto que se conoce un poco mejor a
la otra persona y ya no se trata sólo de la apariencia física, pero se le tiene idealizada. Sólo se
tienen en cuenta las cosas positivas. Uno puede sentirse muy bien con esa persona, pero
todavía no se trata de un amor completo.

El amor está un poco más allá. No deja fuera la atracción, el romanticismo, la idealización y
todas las sensaciones bonitas pero no se basa principalmente en ellas. Al amor se llega por la
vía de la amistad, del conocimiento real de la otra persona. En el amor hay respeto,
compromiso, ganas de compartir, capacidad de perdonar y pedir perdón. En el amor se está
con el otro o la otra en las buenas y en las malas.

Si una persona te atrae porque "es muy guapo/a" o "está buena/o" y al tratarla te vas
enamorando de ella, puede que estés iniciando el camino del amor completo. Puede que
empecéis a salir juntos, aunque es importante no perder el contacto con los amigos y seguir
haciendo planes con ellos/as. Pensarás mucho en la otra persona y eso se manifestará en
numerosos detalles de atención. Las expresiones de amor, además de verbales como "te
quiero", "me gustaría no perderte", se reflejarán en besos y caricias que expresan sentimientos
guiados por el respeto mutuo. Si después de un tiempo, ves que crece el amor notarás que
aumenta también la necesidad de un compromiso mayor. Habrá llegado el momento de
confirmar y sellar ese amor con el matrimonio.

Ya en esta fase posterior al compromiso se da una confianza y entrega total y exclusiva que
ambos quieren que sea para siempre. Los gestos del amor incluyen la completa unión corporal
y espiritual: tanto la ternura de todos los días como la relación sexual tendrán su mejor lugar en
el matrimonio. El objetivo del compromiso y la entrega es que la relación se mantenga en el
tiempo, superando las dificultades inherentes a la vida en común. Con una buena dosis de
paciencia, buen humor y sabiendo perdonar y pedir perdón. Es un proceso que trasciende a
uno mismo y a la pareja, abriéndose a los demás: hijos, familia, sociedad etc.

Es importante que no confundas una atracción inicial con el amor de tu vida. Por eso debes ser
prudente frente a tus impulsos y tus sentimientos para poder ofrecer tu sexualidad cuando
puedas de verdad entregarla a alguien que compartirá contigo su vida. No decidas salir con
alguien solamente porque te atrae. Intenta conocer un poco más a esa persona. Ten paciencia,
te equivocarás menos. Tampoco creas que quien sale contigo ya es el amor de tu vida. Eso lo
irás descubriendo con el paso del tiempo. Piénsalo: si él o ella son el amor de tu vida lo
seguirán siendo aunque pase el tiempo; pero si no lo son tomarte las cosas con calma te
ayudará a no tirarte a la piscina sin agua.

¿Cuáles son las características del amor?

El amor es un fenómeno que abarca a toda la persona. Esto significa, primero, que no quedan
fuera de él ni la atracción ni los sentimientos, pero el amor es mucho más que eso. Quien se
queda solo en la atracción física o en los sentimientos en realidad no llega al amor.

Amar es considerar de manera completa a la otra persona, apreciarla, cuidarla, estar pendiente
de ella, alegrarse en sus alegrías y compartir sus tristezas para disminuirlas. Al que ama le
gusta ayudar al otro y recibir ayuda de esa persona. Amar es conocer de una manera realista a
la otra persona sin idealizarla, aceptándola como es y procurando ayudarla a mejorar. Pero
también amar es darse a conocer, abrir la propia interioridad y compartirla con toda la
sinceridad de la que seamos capaces.

La solidaridad es parte del amor, así como la sinceridad, la justicia, el sacrificio pero también la
recompensa, el respeto, el interés mutuo, la paciencia. Perdonar y saber pedir perdón también
es parte de saber amar. Como dice Yepes Stock: “El amor hace que la vida valga la pena”.
Si lo piensas, todas las características que hemos mencionado son razones que ayudan a
alcanzar un compromiso estable. El compromiso es una decisión madurada en el tiempo que
potencia el amor.

La clave para llegar al amor es que hay que guiarse también por la voluntad, que es una de las
facultades más altas del ser humano. En el amor completo, el conocimiento y la voluntad
siempre van juntas.

El conocimiento te proporcionará los elementos de juicio necesarios para distinguir las etapas
del amor y tomar las decisiones acertadas en cada momento, evitando ser manipulado/a o
actuando bajo falsas imágenes del amor.
La voluntad te ayudará a dirigir tus sentimientos y afectos, tus pensamientos y tus acciones.
Serás capaz de mantenerte en la decisión tomada, sin actuar bajo presiones que te
perjudiquen. En el camino del amor saber esperar es una de las principales virtudes que
garantiza los mejores resultados en el presente y en el futuro.

El conocimiento y la voluntad te enseñan a respetar a las personas, su intimidad y su dignidad.


Entenderás fácilmente que hay conductas que debes evitar, en beneficio propio y en el de los
demás. Además, ejercitando la voluntad en el tiempo también consolidarás los cimientos que te
permitirán ir alcanzando la madurez física y psicológica necesaria para amar de verdad.

Cuéntanos tu historia
"...todos los días de mi vida..."
Hace unos cuantos años leí una frase de Chesterton que, en mi inconsciencia
romántica de aquel entonces, no terminé de entender. Se la decía a la que iba a
ser su mujer: “No me caso porque te quiera, sino que me caso para quererte”. No
he dejado de ser una romántica pero sí me he vuelto un poco más consciente –
creo- y hoy, dos semanas después de casarme con José, creo que entiendo a
Chesterton mejor que nunca. El gran escritor inglés no quería decir, obviamente,
que no amara a su mujer y que se casaba con ella a ver si eso le animaba a amarla
un poquito. No. Me parece que apuntaba más hacia el hecho de que no te casas
por un mero sentimiento; que si el amor es construir, el matrimonio es construir
una catedral. Que la boda es una fiesta tan grande porque señala el comienzo de
una aventura apasionante y apasionada. Que el matrimonio es algo que se celebra
un día y que dura para toda la vida. O, mejor dicho, con las palabras de las
promesas que nos intercambiamos José y yo el 20 de junio: “todos los días de mi
vida”. Me gusta esa fórmula. No es un “siempre”, que suena rotundo pero algo
impersonal, no. Es un “todos los días de mi vida”, todos y cada uno, de mi vida,
de mi vida contigo. ¿Pero es posible realmente hacer algo así? ¿Es posible
prometer que vas a estar ahí siempre con lo incierto que es el futuro y cuando ni
siquiera sabes qué te vas a poner mañana o dónde trabajarás dentro de diez años?
¿Puedes prometer, con sinceridad, que dirás “sí” cada mañana al levantarte? Sí,
se puede. No lo digo yo -con mi pequeña experiencia en esto de ser esposa-, lo
dicen -con sus vidas- muchos matrimonios. Hoy mismo hemos hablado con un
señor brasileño de 82 años que hace un año perdió a su mujer por un cáncer,
después de más de 50 años casados. Se le humedecían los ojos y nos decía: “Yo
la amaba tanto… No tenía que haber muerto ella primero, no tenía que haber sido
así… Yo la amaba tanto…”. “El mundo está lleno de espíritus libres que te traen
agua a la cama. Y se dejan quitar la manta al dormir. Y aman. Y siguen siendo
libres”. Lo leí hace unos meses por internet y no he conseguido encontrar el
autor. Pero me gusta la idea. La libertad. La libertad no es para guardarla en un
cajón, a buen recaudo, por si se pierde… La libertad es para darla. La vida es
para darla. Para entregarla en una misión que sea más grande que tu propia vida.
Solo así puedes llenar tu vida de sentido. Qué pasada mirar cada día a José y
poder decirle: eres mi sentido, eres mi camino, “mis cuatro paredes”-como decía
Hannah Arendt a su marido-, eres mi hogar, eres mi puerta para el Cielo. No es
un trayecto fácil, no creáis que no soy consciente. Pero miro a José y pienso que
con Dios y con él puedo todo.
EL Verdadero Amor Espera
Quizás cuando tenía unos 12 años decidí que me guardaría casta hasta el día de
mi matrimonio, que esperaría pacientemente hasta que estuviera en una relación
que idealmente será para toda la vida. Ahora tengo 20 años, mi convicción sigue
más fuerte que nunca, incluso después de comenzar a estar en contacto con
muchas situaciones que podrían hacer que rompiera mi promesa. Cuando mis
compañeros de universidad me preguntan aterrados ¿por qué tomaste la decisión
de privarte de algo tan alucinante? ¿Es que no te preocupa no coger experiencia?
o ¿es que has tenido tan mala suerte que nadie ha querido acostarse contigo? A
eso solo tengo una cosa que responder: El verdadero amor espera. No es que yo
haya elegido "privarme" de algo tan maravilloso, es que he decido retrasarlo
hasta que encuentre a una persona maravillosa con quien quiera finalmente
compartirlo. No me avergüenza no tener experiencia, al contrario, de alguna
forma para mí es emocionante y divertida la idea de tener algo nuevo que
aprender con la persona con quien quiera compartirlo. Y no, no he tenido tan
mala suerte que nadie haya querido acostarse conmigo, es que he decidido que
nadie va a acostarse conmigo hasta que estemos en una relación duradera, sólida,
hasta el día de mi matrimonio que será quizás uno de los días con más "suerte" de
mi vida. Al mismo tiempo que tomé la decisión de guardarme, tomé otras
decisiones paralelas: si quiero lograrlo, debo evitar ponerme en situaciones que
puedan poner en riesgo mi determinación. Por ejemplo, como demasiado alcohol
nubla la mente, decidí que bebería con moderación; como los besos extensos y
apasionados son “delicias” que hay que disfrutar con mesura, prefiero evitarlos
para no dejarme llevar y que la cosa vaya a más; como estar mucho tiempo solos,
juntos, en un lugar privado puede alimentar el deseo y la atracción normal entre
dos personas, quizás hasta el punto en que dejen de pensar con su cerebro y lo
hagan con su cuerpo, intento hacer también otros planes. A la pregunta ¿Por qué
lo hago? ¿Por qué vivo una vida que para algunos es aburrida? Porque "hacer el
amor" es algo muy especial, muy íntimo y muy memorable; porque algún día
quiero mirar a mi esposo y regalarle estas palabras: "He esperado todo este
tiempo porque quería compartir por primera vez esto contigo, y a partir de ahora
siempre y únicamente contigo".
¿En qué me tengo que fijar antes de
salir con él?
Unos meses antes de que empezar a salir con mi novio, estaba harta de quedar
con chicos y que luego fuera mal. Mis experiencias anteriores habían sido un
desastre. Entonces me puse a pensar qué era lo que buscaba en un chico (ya sé
que suena un poco cursi) y pensé en hacer algo que me ayudara a comprender mi
frustración, yo sabía que me merecía algo más, algo mejor. Entonces decidí hacer
una lista de cualidades que no le podían faltar: generoso, trabajador, honesto,
seguro de sí mismo…
Me di cuenta de que eran cosas importantes pero, en el fondo, tenía que haber
algo que no estaba teniendo en cuenta…
Esta misma semana leí un artículo que decía que la característica más valorada en
una pareja era la de saber que te apoyará en los malos momentos. Y entonces me
encontré con la respuesta: ¿Podría yo sufrir con él? ¿Podría él estar a mi lado
cuando me tocara sufrir a mí? Al principio de una relación todo es muy bonito y
hacer cosas por la otra persona sale fácil, pero conforme pasa el tiempo y la
emoción disminuye, va costando más. A veces en la vida se nos presentan
situaciones muy duras. ¿Y quién quiere casarse con alguien que a la menor
dificultad seria, piensa en salir corriendo?
La frase “en las buenas y en las malas” resume muy bien lo que quiero decir. Y
me cuestiono también cuántas parejas que llegan al altar son conscientes del paso
que están dando. No puedo pensar en ningún matrimonio que conozca que no
haya pasado por momentos difíciles. Mi padre, por ejemplo, sufrió una encefalitis
viral en 2001 y quedó con daño cerebral. De repente, mi madre se quedó al frente
de la familia con mi padre enfermo y siete hijos pequeños. Seguramente que ese
no era el futuro que ella estaba imaginando el día de su boda, pero cuando éste
llegó, lo aceptó y ese sufrimiento le hizo más fuerte.
Pero… ¿cómo se puede saber si el otro será capaz de llegar a hacer eso por ti?
Sobre todo si no ha tenido la oportunidad de pasar por algo así nunca. A mí se me
ocurren algunas ideas…
Sería interesante pensar en cómo él ha superado en el pasado los problemas con
otras personas. Cómo ha reaccionado ante situaciones difíciles o inesperadas. Si
eso lo ha sabido compartir, le ha hecho más fuerte, o, por el contrario, si se ha
aislado o encerrado en su sufrimiento. Incluso vale pensar si ha servido de apoyo
a otros…
Si alguna vez se ha distanciado por algún motivo de sus amigos o de algún
familiar. Ver si ha dado el primer paso para acercarse, intentado mejorar la
relación, a pesar de que tal vez la otra persona no se haya esforzado demasiado…
También puedes observar cómo suele llevar las dificultades del día a día, en las
pequeñas cosas. ¿Trata de animarte cuando te sientes triste o agobiada? ¿Te
ayuda a buscar soluciones? ¿Intenta sacar lo mejor de una mala situación? Puedes
preguntarte, si a pesar de sentirse cansado, es capaz de mostrarse interesado por
ti, de escucharte, de hacer algo por ti aunque quizás no le apetezca en ese
momento. O si después de un mal día, te sientes acompañada, apoyada y segura
en su presencia.
Preguntarte si es capaz de sacar algo de tiempo para acompañar también a algún
amigo que no lo esté pasando bien. Si es capaz de anteponer las necesidades de
otros a las suyas…
Y, por último, no podemos olvidar la importancia del buen humor en toda
relación. Asegúrate de que puedes reírte de los problemas con él. Esto puede ser
de gran ayuda… ¡No podemos subestimarla!

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