EL BAUTISMO Resumen

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SACRAMENTO DEL BAUTISMO CATEQUESIS PATRISTICA.

La Liturgia y Catequesis se organiza a partir del siglo IV con las homilías de:

San Cirilo de Jerusalén

Teodoro de Mopsuestia

San Juan Crisóstomo

Para los santos Padres el Bautismo

Representa un cambio de vida y una decisión personal.

La enseñanza debía ir acompañada de un cambio de vida que significaba la conversión. La


cuaresma era un tiempo de retiro, consagrado a la penitencia y a la oración.

La Preparación o catecumenado Lo instituyo Roma desde el siglo III

La preparación comportaba tres elementos complementarios:

Doctrinal.

moral

ritual

EL BAPTISTERIO

sirve para designar a las pequeñas iglesias y capillas destinadas a la administración del
bautismo, ya estén aisladas de las grandes basílicas Se denomina así también al lugar donde se
halla la pila bautismal.

El ritual del bautismo en el siglo IV es una edificación cuadrangular u octogonal aparte, con una
piscina bautismal. La piscina, construida de manera que era necesario para el bautizado
atravesarla.

La unción prebautismal

El aceite simboliza el carácter medicinal de la unción, que cura las secuelas del pecado, Dicen
las Constituciones apostólicas, que el ACEITE sobre todo el cuerpo es para el perdón de los
pecados y la preparación del bautismo.

EL RITO BAUTISMAL

En los baptisterios occidentales

Los Padres ven en la triple inmersión el símbolo de la configuración a la muerte de Cristo y al


triduo pascual.

El Rito Ternario

El baño post-bautismal

En la Tradición Apostólica se da con el aceite de la acción de gracias, por un sacerdote que


dice: « yo te unjo del óleo santo en nombre de Jesucristo». Los textos latinos anteriores a san
Agustín no permiten ver en ella los orígenes de la confirmación.

Las vestiduras blancas.


Las vestiduras blancas expresan la pureza del alma y la incorruptibilidad del cuerpo. Este
último simbolismo es particularmente grato a Teodoro de Mopsuestia. El rito expresa la gracia
bautismal, la configuración a Cristo, según la frase de Pablo que recuerda Juan Crisóstomo:
«Todos los que fueron bautizados en Cristo, se han revestido de Cristo (Gál 3, 27): He ahí
vuestras vestiduras.

¿QUE ES LA CRISMACION?

Es una unción la cual ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y que tiene su
origen en el nombre de Cristo, al que "Dios ungió con el Espíritu Santo" (Hch 10,38).

el signo de la unción y lo que la unción designa es imprimir el sello espiritual.

La unción, en el simbolismo bíblico y antiguo, posee numerosas significaciones: el aceite es


signo de abundancia y de alegría; purifica, el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.

La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del
Espíritu Santo al nuevo bautizado. Ha llegado a ser un cristiano, es decir, "ungido" por el
Espíritu Santo, incorporado a Cristo, que es ungido Sacerdote, profeta y rey. Literalmente
ungido significa “persona consagrada" y en este caso es a Dios.

EL PELAGIANISMO Y EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS

la universalidad del pecado original y la necesidad del bautismo para todos los hombres, so
pena de condenación eterna, incluso para los niños.

San Agustín afirma frente a estas teorías

acción de la fe de los padres, profesión de los oferentes, eficacia maternal de la Iglesia y el


poder del bautismo como sacramento de la fe.

ESBOZO DE UNA TEOLOGÍA DEL BAUTISMO.

El bautismo se relaciona en Agustín con la eclesiología. Iglesia y sacramento son para él


indisolubles. Para Agustín, el bautismo es el sacramento por excelencia.

El bautismo hace la Iglesia. El efecto principal es la incorporación al cuerpo místico de Cristo.

La gracia del bautismo es la fe que «opera la caridad. La vida en la gracia implica una lucha en
todo momento, una espera que desarrolla la esperanza en la consumación dentro de la
invulnerabilidad total

Es el sacramento fundamental de la vida cristiana, de la vida teologal, el sacramento del


apostolado, que prepara la glorificación y la reunión final.
EL BAUTISMO.

San Irineo en particular considera obvia la presencia entre los bautizados de niños pequeños,

de infantes al lado de adolescentes, de jóvenes de personas adultas y es

el más antiguo ritual conocido que se describe al principio del siglo III La tradición apostólica,

que contiene la prescripción siguiente se bautizará en primer lugar a los niños, todos los que
puedan

hablar solos, que hablen; por los que no pueden hacerlo, que hablen sus padres o alguno de su
familia.

San Cipriano, en un sínodo de obispos africanos, afirmaba que no se puede negar la


misericordia y la gracia de Dios, a ningún hombre que viene a la existencia, y en el mismo
sínodo invoco la igualdad espiritual de todos los hombres que cualquier estatura y edad,
decreto que se podían bautizar los niños a partir de él segundo o tercer día del nacimiento.

También, para los padres y doctores de la iglesia del siglo IV el bautismo de los niños conoció
una gran regresión aquí, San Basilio, San Gregorio Niceno, Ambrosio y Agustín, qué bautizados
en edad adulta, insistían que no retrasarán el bautismo, ya que es necesario para la salvación y
que era el mejor administrarlo desde Niños.

El bautismo es manifestación del amor y gratitud del Padre, participación en el misterio


Pascual del Hijo, comunicación de una nueva vida en el Espíritu, el bautismo hace entrar a los
hombres en la herencia de Dios y los agrega al cuerpo de Cristo que es la iglesia.

Bautizar a un niño, para la iglesia y para los padres cristianos, es en primer lugar confesar está
verdad fundamental, que no es ante la respuesta, sino gracia, descubrimiento y participación
de una misma fe.

LA CONFIRMACIÒN.

EL PROBLEMA HISTÓRICO DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN.

Hechos nos presentan la total libertad del Espíritu que no está ligada a un rito, la cual Lucas no
demora en introducir la acción del Espíritu Santo en torno o al mandato de Cristo. (Hch 1,2b)

Los textos canónicos, litúrgicos y mistagógicos atestiguan a la vez la unidad de la iniciación


bautismal y una cierta fluidez de los elementos que la componen (unciones, signación,
imposición de manos), La Didascalia de los doce apóstoles nos proporciona el documento más
antiguo. En ella, el bautismo comprende una unción iniciada por el obispo, encontramos de
nuevo el mismo ritual en las ocho catequesis de Juan Crisóstomo, por mencionar algunas de
ellas, la finalidad de la catequesis, la espera del gran don del bautismo, insistencia sobre la
necesidad de no jurar nunca, el bautismo como desposorio y la alegría de la Iglesia por los
nuevos bautizados.

Los términos de confirmar, confirmación comienzan a ponerse en la Galia, en los concilios de


Riez de Orange, no y expresan un rito caracterizado sino la intervención terminal del obispo.
Expresa menos un gesto que un elemento personal; se sitúa en el plano de las personas no del
ritual, que permanece intacto en el desarrollo de los ritos.

La Edad Media

La separación progresiva de la confirmación respecto del bautismo obliga a dotar a aquélla de


una estructura litúrgica autónoma, cuando no es dada durante la vigilia pascual o pentecostal.
El obispo la utiliza en su iglesia, en el curso de la semana pascual o durante sus visitas
pastorales, que empiezan a multiplicarse a tal

efecto.

Para san Buenaventura el confirmado es «Un combatiente de primera línea que proclama
audaz y abiertamente su fe» Santo Tomás ve en la confirmación, principalmente, el
sacramento que lleva al bautizado a la edad adulta de la vida cristiana.

Los reformadores rechazaron la confirmación en términos enérgicos.


Todos están de acuerdo en reconocer que no puede tratarse
de un sacramento.

Lutero escribe:
Buscamos los sacramentos instituidos por Dios y no hallamos ningún
motivo para contar la confirmación entre los sacramentos. Para fundamentar
un sacramento, es necesario, ante todo, tener una promesa divina
por la cual la fe esté sometida a una obligación. Pero en ninguna parte
Icemos que Cristo haya formulado una promesa relativa a la confirmación,
aunque él mismo impusiese las manos a muchas personas.
El concilio de Trento se contentó con recordar y definir que la confirmación es un
verdadero sacramento. que imprime carácter y cuyo ministro ordinario es el obispo.
El concilio vaticano II no habla ya del obispo como ministro “ordinario” sino
“originario”.
EL PROBLEMA TEOLOGICO
1 espíritu santo e Iglesia
San Ireneo, donde está la Iglesia allí está el Espíritu Santo y donde está el Espíritu santo
allí está la Iglesia.
La Iglesia es creación del Espíritu Santo en ella el Espíritu da y se da, en la palabra en
los sacramentos, y no da, ni se da al individuo, sino en la medida en que se da a la
iglesia.
1. Espíritu Santo y bautismo

toda la iniciación bautismal desde su preparación hasta su consumación es obra del


Espíritu nada se opera fuera de él.
3 bautismo y confirmación
Bautismo y confirmación el Espíritu Santo opera los dos sacramentos
separados bautismo y confirmación deben manifestar su unidad fundamental y el
cristiano debe descubrir que son teológicamente inseparables.
La sacramentalidad de la confirmación.
La confirmación plantea tres problemas a la teología sacramental.
Institución por cristo.
Desde el siglo IV los padres para dar un origen apostólico a la confirmación invocan los
hechos de los apóstoles y más especialmente el episodio de los samaritanos y el de los
efesios la institución global por cristo del bautismo de agua y de espíritu en el origen
por el baño y la imposición de manos.
El ministerio.
En el siglo IV con la extensión de la iglesia se vio muy difícil mantener la unidad
sacramental y la unidad eclesial en el oriente, en el momento que se constituyen las
parroquias, se le delego a los sacerdotes de manera permanente toda la acción bautismal
incluida la unción al sacerdote, pero se mantiene la unidad y el carácter episcopal.
El concilio vaticano II queriendo tener en cuenta el derecho oriental tanto como el
occidente se concretó con afirmar que el obispo es el ministro original de la
confirmación.
Efectos de la confirmación.
Las variaciones de la administración y del signo de la confirmación (unción crismal,
imposición de manos) estos repercuten en la interpretación de los efectos,
principalmente en occidente. Para la iglesia oriental que conserva la unidad original, la
unción crismal sella el bautismo con el don del espíritu.

Hay concepciones que han abierto paso.


Que mantienen una unidad moral o ideal con el bautismo y ve en la confirmación el
remate, el sello del Espíritu, puesto sobre el sacramento de la iniciación cristiana.
Que reconoce la distancia que separa confirmación y bautismo y ve en ella una gracia,
una fuerza, una ordenación a una misión de testimonio, de acción evangelizadora.
Por el sacramento de la confirmación los confirmados son ligados más perfectamente a
la iglesia, son dotados de una fuerza especial del espíritu santo y así obligados más
estrechamente como verdaderos testigos de cristo a difundir y defender la fe con la
palabra y la acción
Un vínculo eclesial
Profundiza miento de la gracia bautismal
Testigos que defiendan a fe con la palabra y la acción
EL PROBLEMA PASTORAL.
En la Confirmación, somos ungidos, con el aceite. Y, de hecho, a través del aceite
llamado ‘santo crisma’, somos conformados, con la potencia del Espíritu, a Jesucristo,
que es el único verdadero “ungido”, el “Mesías”, el Santo de Dios.
El término “confirmación” nos recuerda también que este sacramento ratifica la gracia
bautismal: nos une más firmemente a Cristo, afianza nuestra relación con la Iglesia y
nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para
confesar el nombre de Cristo y no sentir jamás vergüenza de la cruz.

CONFIRMACIÓN EN TEOLOGIA PASTORAL.


Fundamento Antropológico
La juventud es el tiempo de un descubrimiento particularmente intenso del propio yo y
del propio proyecto de vida.
Su corazón está abierto a la fraternidad, la amistad y solidaridad, están llenos de
inquietudes, de desilusiones, miedos y angustias en el mundo.
Efectos de la Confirmación
La confinación tiene un efecto a nivel personal y comunitario.
¿Dónde? Quién.
En Oriente: los dos sacramentos se conservaron unidos y después los dos sacramentos
se separaron.
El ministro de la Confirmación el Obispo, en caso de necesidad, le concede a
presbíteros la facultad de administrar el sacramento de la Confirmación.

Rito
En la Historia ha cambiado, agregando partes y cambiando algunas de ellas
Renuncia al pecado
Imposición de manos
Unción con el olio.
LOS SACRAMENTALES.
Son signos sagrados, muchas veces con materia y forma, por medio de los cuales se
reciben efectos espirituales y que son actos públicos de culto y santificación. Pueden ser
“cosas” o “acciones”, por la intercesión de la Iglesia (Cfr. CIC. no.1166).
Ellos fueron instituidos por la Iglesia, a diferencia de los sacramentos, que fueron
instituidos por Cristo. Tienen ciertas semejanzas con los sacramentos. Son signos de la
oración de la Iglesia y nos disponen para recibir la gracia.
Ejemplos de símbolos materiales sacramentales y que actúan ex opere operantis (obran
en razón de la Iglesia):
El agua bendita, la más importante
Objetos religiosos benditos (cruces, medallas, rosarios ……)
Ejemplos de “acciones” sacramentales:
La bendición, la más importante, porque se implora la protección de Dios.
La señal de la Cruz
Cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, lo que estamos haciendo es acogernos
a la misericordia de Dios y poniéndonos bajo su protección. Debemos de tratarlos con
mucho respeto y estar conscientes de lo que significan.

1669 Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a
ser una "bendición" (cf Gn 12,2) y a bendecir (cf Lc 6,28; Rm 12,14; 1 P 3,9). Por eso
los laicos pueden presidir ciertas bendiciones (cf SC 79; CIC can 1168); la presidencia
de una bendición se reserva al ministerio ordenado (obispos, presbíteros o diáconos, [cf.
Bendicional, Prenotandos generales, 16 y 18]), en la medida en que dicha bendición
afecte más a la vida eclesial y sacramental.

1670 Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los
sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar
con a ella. "La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles
bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida [...] sean santificados por la
gracia divina que emana del misterio Pascual de la pasión, muerte y resurrección de
Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso
honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la
alabanza de Dios" (SC 61).
Diversas formas de sacramentales

1671 Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de
personas, de la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza de
Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos
por Dios Padre "con toda clase de bendiciones espirituales" (Ef 1,3). Por eso la
Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente
la señal santa de la cruz de Cristo.

1672 Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto es


consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos y lugares.
Entre las que están destinadas a personas —que no se han de confundir con la
ordenación sacramental— figuran la bendición del abad o de la abadesa de un
monasterio, la consagración de vírgenes y de viudas, el rito de la profesión
religiosa y las bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia (lectores,
acólitos, catequistas, etc.). Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se
puede señalar la dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la
bendición de los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las
campanas, etc.

1673 Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de


Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas
del Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó
(cf Mc 1,25-26; etc.), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf
Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la
celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo»
sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En
estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las
reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios
o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha
confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo
psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es
importante, asegurarse , antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de un
presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172).

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