Este capítulo discute cómo la curiosidad innata e impulso de investigar que tienen los niños se ve frenada por los sistemas educativos formales, los cuales se enfocan más en cumplir con normas y avanzar de grado que en fomentar la curiosidad. También señala que es posible recuperar la capacidad investigativa mediante nuevos enfoques educativos que formulen preguntas e incorporen mentores y ambientes de creatividad. Finalmente, resalta que bloqueos como ideas religiosas o familiares también pueden reprimir la capac
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Este capítulo discute cómo la curiosidad innata e impulso de investigar que tienen los niños se ve frenada por los sistemas educativos formales, los cuales se enfocan más en cumplir con normas y avanzar de grado que en fomentar la curiosidad. También señala que es posible recuperar la capacidad investigativa mediante nuevos enfoques educativos que formulen preguntas e incorporen mentores y ambientes de creatividad. Finalmente, resalta que bloqueos como ideas religiosas o familiares también pueden reprimir la capac
Descripción original:
Ensayo Capitulo 2 La Caja de Herramientas del joven investigador
Este capítulo discute cómo la curiosidad innata e impulso de investigar que tienen los niños se ve frenada por los sistemas educativos formales, los cuales se enfocan más en cumplir con normas y avanzar de grado que en fomentar la curiosidad. También señala que es posible recuperar la capacidad investigativa mediante nuevos enfoques educativos que formulen preguntas e incorporen mentores y ambientes de creatividad. Finalmente, resalta que bloqueos como ideas religiosas o familiares también pueden reprimir la capac
Este capítulo discute cómo la curiosidad innata e impulso de investigar que tienen los niños se ve frenada por los sistemas educativos formales, los cuales se enfocan más en cumplir con normas y avanzar de grado que en fomentar la curiosidad. También señala que es posible recuperar la capacidad investigativa mediante nuevos enfoques educativos que formulen preguntas e incorporen mentores y ambientes de creatividad. Finalmente, resalta que bloqueos como ideas religiosas o familiares también pueden reprimir la capac
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Capitulo dos: “El Investigador: ¿Aprender o más bien Aprender a Buscar
Respuestas?
De las características más sobresalientes que tiene el ser humano, se destaca
siempre la de ser una persona investigativa. Desde niños tenemos ese impulso sano de querer saber más cosas y buscar respuestas: ¿el porqué de lo que vemos?, sin embargo, como menciona este capítulo, tristemente esta parte inquisitiva se ve frenada, cuando desde niños nuestros padres nos llevan a la escuela y empezamos a regirnos por ciertas normas, con el fin de avanzar de grados y sin querer reprimimos, el deseo de querer ahondar más por las cosas que nos rodean se va perdiendo. Considero que no necesariamente los planteles educativos lo hacen a propósito, pues su objetivo primordial es el de brindar una enseñanza básica y practica de conocimientos esenciales para nuestro buen desarrollo, pero lastimosamente al querer hacer que desde muy pequeños nos tengamos que amoldar a ese estilo educativo, el resultado se va viendo a largo plazo. Cuando el autor llega a este punto, es interesante que no se centra, solo en hablar de la perdida de esa cualidad investigativa, sino que menciona como los planteles educativos podrían pensar un poco más en hacer recuperación de lo perdido con base en nuevas estructuras educativas, a través también de formularnos preguntas, de cómo volver a ese punto de partida que olvidamos en un principio. Con el fin de unir al investigador con la investigación, se mencionan tres ingredientes fundamentales que añaden a esa búsqueda un norte por el cual dirigirse, como los son: El deseo personal de saber y saber para hacer, la presencia de un mentor y un ambiente de creatividad. A mi concepto, interesante, ya que si no hay motivación, guía y buenas herramientas, lastimosamente nos veremos ante obstáculos difíciles de superar. Me gusta la frase “reaprendiendo el arte y el oficio de investigador”, me pone a pensar en que no es un esfuerzo en vano, el de querer ser una persona investigativa, puesto que en su momento lo fuimos. Ahora lo que queda es buscar en nuestro interior y dejar salir esa faceta, haciendo que sea no solo un recuerdo más, sino una vivencia tanto presente como futura. Esa búsqueda puede ser frustrante en su momento, y esto lo explica muy bien el autor cuando pone el ejemplo del saber dibujar. Cuando somos pequeños nuestros trazos no son los mejores y esto se debe a que estamos en un proceso de aprendizaje, por eso, si deliberadamente nos detenemos, no podremos avanzar y nos quedaremos justamente donde paramos, por eso al retomar este arte, nuestros dibujos serán muy parecidos a los que hacíamos antes, la explicación, no cultivamos el arte, por eso empezaremos donde nos quedamos en el pasado, y así ocurre con todo proceso investigativo al que nos enfrentemos, por eso está muy a lugar esta ilustración. Ahora es cuando entra en el escenario otros organismos que causan el bloqueo investigativo, como los son ideas familiares y religiosas, condicionando nuestra facultad de pensar por sí mismos y la necesidad investigativa, por amoldarnos a patrones ya establecidos con anterioridad sin oportunidad de poder analizar si es lo mejor para nosotros. Por ello resulta muy a lugar la idea de volvernos personas filosóficas, pero no por adoptar los criterios de otras personas, sino más bien, por tener esa faceta hambrienta de respuestas que ayude a potenciar nuestra curiosidad y la búsqueda de respuestas. Podemos hacer nuestra la frase de “aprender, desaprender y reaprender”, ya que de esa manera no dejaremos de lado la importancia de la investigación, sino que constantemente estaremos desarrollando nuevas ideas.