Poder - Leopoldo Munera Ruiz
Poder - Leopoldo Munera Ruiz
Poder - Leopoldo Munera Ruiz
PODER
(Trayectorias teóricas
de un concepto)
Leopoldo Múnera Ruiz1
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L eopoldo Múnera Ruiz
La caracterización del poder presupone enfrentar las dos dicotomías básicas que lo
definen como uno de los conceptos fundamentales de la teoría y las ciencias políticas:
las constituidas por la fuerza y el consenso, y por la capacidad y la praxis. Sin
embargo, emprender la tarea de asumirlas e intentar superarlas, implica participar del
ejercicio mismo del poder en el que simbólicamente se define la política. El debate
sobre la determinación del concepto del poder, inevitablemente hace parte del juego
político que configura el mismo poder, y, por consiguiente, tales debates se presentan
en este texto como un entramado de fuerzas intelectuales y culturales en permanente
tensión, conflicto y contradicción
L
a sinonimia múltiple del en que el poder es uno de los concep-
término poder en el len- tos esenciales para definir la especifici-
guaje cotidiano, guarda dad de la ciencia y la teoría políticas.
correspondencia con la indefinición y Quizás porque el mismo proceso histó-
ambigüedad del concepto en la teoría rico de configuración del concepto ha
política moderna y contemporánea. denotado lo que se quiere significar
Dominación, violencia, potencia, con él. Desde el surgimiento de la
poderío, autoridad, influencia o potes- modernidad política en occidente, las
tad se amalgaman confusamente en un nociones de poder en Hobbes y de
mismo significado, que por su amplitud potencia en Spinoza, reflejaron inter-
e imprecisión no parece apto para desa- pretaciones antagónicas de la política,
rrollar las ciencias sociales o para deter- en una lucha incesante por determinar
minar los límites de un campo de el sentido de la misma. Alrededor del
1 Profesor Asociado y Coordinador del Grupo de Teoría Política Contemporánea, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas
y Sociales, Universidad Nacional de Colombia
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2 Al comentar la teoría de Ferrero, Eloy García resalta este punto de la siguiente manera:“La fuerza, por sí sola, resulta insu-
ficiente para sostener al Poder: la fuerza es un instrumento coyuntural de la dominación no su principio estructural. Como
afirmara con su habitual agudeza Edmund Burke: «el uso de la fuerza es sólo temporal. Se puede sojuzgar por un momen-
to, pero ello no elimina la necesidad de sojuzgar de nuevo».” (García 1998: 30).
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3 Dentro de la teoría política contemporánea, la noción de consenso hace referencia simultáneamente a la construcción
concertada de un sentido colectivo y a la obediencia voluntaria que se deriva de ella.
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concebir las relaciones políticas dentro Carlos Marx había esbozado una mane-
de la sociedad como la confluencia ra diferente de entender el poder que
pacífica alrededor de una causa implicaba un retorno parcial a la teoría
común, de la cual ha sido desterrada de Hobbes y a su noción de que el poder
para siempre la violencia, y en la que entendido como fuerza antecede al con-
la comunicación se desliza de unos a senso y lo condiciona: “Si se ve en el
otros en forma desinteresada. En con- poder el fundamento del Derecho como
secuencia, logró realizar una escisión lo hacen Hobbes, etc, tendremos que el
aséptica entre la violencia y el poder, y Derecho, la ley, etc., son solamente el
la fuerza y el consenso4, como jamás se signo, la manifestación de otras relacio-
lo hubieran imaginado Weber y nes sociales sobre las que descansa el
Ferrero, debido al contenido histórico poder del Estado. La vida material de los
de sus obras. En efecto, la historia de individuos, que en modo alguno depen-
la formación de los Estados moder- de de su simple “voluntad”, su modo de
nos, como lo ilustrarían años después producción y la forma de intercambio,
autores totalmente alejados de la pré- que se condicionan mutuamente, consti-
dica de la violencia, como Norbert tuyen la base real del Estado y se mantie-
Elías (1994: 333-446), Charles Tilly nen como tales en todas las fases en que
(1992: 109-148) y Michael Mann siguen siendo necesarias la división del
(1997: 525-578), impediría separar en trabajo y la propiedad privada, con abso-
forma tan tajante la fuerza (y la vio- luta independencia de la voluntad de los
lencia) del consenso, dentro del individuos.Y estas relaciones reales, lejos
campo semántico del poder, sin caer de ser creadas por el poder del Estado,
en simples alegorías ideológicas ten- son, por el contrario, el poder creador de
dientes a justificar la democracia libe- él.” (Marx 1975: 386). No obstante,
ral. A pesar de ello, como ya lo había como acertadamente lo percibió
hecho con anterioridad Ferrero fren- Hannah Arendt5, Marx no redujo la fuer-
te a Weber,Arendt rescató la pertinen- za que constituye el poder a la violencia,
cia del concepto de poder como sino que la situó en el ámbito de las rela-
categoría analítica. ciones de producción y la entendió
como el dominio que una clase detenta
2. Del consenso a la fuerza sobre otra u otras, dentro de campos
En uno de sus comentarios sobre sociales definidos por el conflicto y la
la naturaleza del derecho y del Estado, contradicción, mediante la orientación
4 Dentro de la misma línea de análisis de Hannah Arendt, pero resaltando las limitaciones del mismo, Habermas diferencia
entre poder comunicativo (el cual correspondería al caracterizado por Arendt), poder administrativo (el ejercicio mismo
del poder dentro del sistema o jerarquía de cargos establecidos por las leyes, que implicaría una lucha por las posiciones
que facultan su uso) y el poder social (la fáctica capacidad de imponerse que tienen los intereses privilegiados). No obs-
tante, no establece una clara relación entre poder social y poder político (poder comunicativo más poder administrativo)
que le permita a la teoría política aclarar la tensión entre fuerza y consenso en la definición misma del poder (Habermas
1998: 214-218).
5 “Marx estaba consciente, por supuesto, del papel que había despeñado la violencia en la historia, pero ese papel le parecía
secundario; no era la violencia sino las contradicciones inherentes en la vieja sociedad la causa de su derrocamiento. La
emergencia de una nueva sociedad estaba precedida, pero no causada, por la violencia; Marx la comparaba con los dolo-
res del parto que preceden, pero no causan, el nacimiento orgánico. En los mismo términos, consideraba al estado como
un instrumento de violencia en las manos de la clase dirigente; en cambio, el poder real de esa clase no consistía de ni se
apoyaba en la violencia: estaba definido por el papel que desempeñaba la clase dirigente en la sociedad, o más exactamen-
te, en el proceso productivo.” (Arendt 1970: 16).
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del proceso productivo en función de sus una clase y las relaciones de fuerza en
intereses específicos y de la producción y relaciones entre facultades abstractas6.
reproducción del capital y del proceso de Por ende, el concepto de fuerza, praxis
trabajo que éste conlleva. o acción social, fue desnaturalizado y
A partir de las intuiciones políti- reconducido hacia el terreno de un
cas de Marx, quién nunca tomó el consenso parcial en la sociedad, el que
poder como objeto diferenciado de se da dentro de la clase dominante, la
estudio o reflexión, éste hubiera podi- cual actúa colectivamente en virtud de
do ser interpretado como la moviliza- sus capacidades como grupo social
ción permanente de los medios sociales estable.
de producción material y simbólica de El reto analítico planteado por
la vida social, para realizar los intereses Marx, consistente en comprender y
de las clases dominantes y del capital en explicar el poder desde una perspecti-
general. Es decir, como el ejercicio va que tiene como eje fundamental la
colectivo de una fuerza social por parte fuerza y no el consenso, fue retomado
de una clase, para definir el sentido de por Michel Foucault y Pierre
una formación social dentro de un Bourdieu, provenientes de corrientes
modo de producción determinado por gnoseológicas y políticas diferentes,
ese poder y por las luchas que lo cons- que no se limitaban al marxismo.
tituyen. A la luz de una interpretación Aunque Foucault manifestó expresa-
de este género, el consenso sería el mente que el propósito de su trabajo
resultado de la visión distorsionada de no era el de analizar “los fenómenos
la realidad social por parte de las clases del poder, ni el de elaborar los funda-
subordinadas, ocasionada por la aliena- mentos de tal análisis”, sino la “histo-
ción y la ideología, y conduciría a un ria de los diferentes modos por los
tipo de obediencia más cercano a la cuales, en nuestra cultura, los seres
servidumbre voluntaria que al libre humanos se convierten en sujetos”
consentimiento. No obstante, en la (Foucault 1991: 51), probablemente
ciencia política marxista, o en la crítica para justificar la falta de tratamiento
marxista de la política, donde fue trata- sistemático del tema, su obra gira fun-
do el tema del poder, el retorno a damentalmente alrededor de las diver-
Hobbes fue leído literalmente, tal y sas manifestaciones del poder en las
como lo hizo Poulantzas. La noción sociedades modernas y contemporá-
hobbesiana del poder como capacidad neas. A partir del modelo de la “bata-
individual, como facultad abstracta, fue lla perpetua”, de una intrincada red de
transformada en capacidad colectiva de relaciones siempre tensas y siempre en
6 La definición del poder realizada por Poulantzas dice textualmente:“Se debe entender por poder, aplicado a las clase socia-
les, la capacidad de una o varias clases para realizar sus intereses específicos. El poder referido a las clases sociales es un con-
cepto que designa el campo de su lucha, el de las relaciones de fuerzas y de las relaciones de una clase con otra: los intereses
de clase designan el horizonte de la acción de cada clase con relación a las otras. La capacidad de una clase para realizar sus
intereses está en oposición con la capacidad (y los intereses) de otras clases: el campo de poder es pues estrictamente relacional. El
poder de una clase (de la clase dominante, por ejemplo) no significa una sustancia que tenga en sus manos: el poder no es
una magnitud conmesurable que las diversas partes se repartan o intercambien según la vieja concepción del poder suma
cero. El poder de una clase remite, ante todo, a su lugar objetivo en las relaciones económicas, políticas e ideológicas, lugar
que abarca las prácticas de las clases en lucha, es decir, las relaciones no igualitarias de dominación/subordinación de las cla-
ses ancladas en la división social del trabajo y que consisten a en relaciones de poder. El lugar de cada clase, y por tanto su
poder, está delimitado, es decir, a la vez designado y limitado por el lugar de las otras clases. El poder no es, pues, una cua-
lidad adherida a una clase «en sí», en el sentido de un conjunto de agentes, sino que depende y deriva de un sistema rela-
cionista de lugares materiales ocupados por tales o cuales agentes.” (Poulantzas 1979: 177-178).
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Foucault7. Si, por el contrario, el poder de trabajo vivo o cosificado; por ende,
denomina el ejercicio de fuerzas den- contiene la dinámica social que esas
tro de las relaciones sociales por parte mismas luchas le imprimen, es el resul-
de múltiples actores, es necesario dife- tado complejo de las relaciones de
renciarlo con claridad de la simple fuerza que las constituyen (Bourdieu
dominación, que sería sólo una de sus 1979: 127; 2000: 131). Además, la con-
posibles expresiones, labor que tampo- cepción amplia de capital que desarro-
co realiza Foucault, y que , por ende, le lla Bourdieu, le permite clasificar las
impide analizar las resistencias como energías que conforman el poder en
manifestaciones de poder, con una económicas: bienes materiales o inma-
estructura práctica que sin ser total- teriales convertibles en dinero; cultura-
mente exterior a la dominación, no les: información y conocimiento;
tiene su misma génesis, porque conlle- propiamente sociales: redes de cone-
va el ejercicio de fuerzas diferentes a las xión y grupos de pertenencia; o simbó-
de quien domina. La ductilidad del licas: la legitimidad adquirida por las
análisis de Foucault sobre el poder otras formas de capital. Por tal razón, la
atenta contra la claridad conceptual del noción de fuerza adquiere una nueva
mismo y además deja en la indefinición entidad, acorde con la visión materia-
total las jerarquías entre las relaciones lista de Marx, pero con una compleji-
de poder que configuran a la sociedad, dad explícita que evita cualquier tipo
la cual había tratado de ser resuelta por de reduccionismo. De la misma mane-
Marx con la primacía de las relaciones ra que en Foucault, en la obra de
de producción. Bourdieu el poder se extiende al uni-
Como si se tratara de una res- verso de sentido en su calidad de poder
puesta a algunos de los vacíos de la pro- simbólico: fuerza que establece un
puesta teórica de Foucault, el análisis de “orden gnoseológico: el sentido inme-
Pierre Bourdieu parte por definir las diato del mundo (y en particular del
fuerzas que constituyen el poder como mundo social)” y que, en conformidad
capital en acción; es decir, energía con Durkheim, supone un “conformis-
social en movimiento, trabajo acumula- mo lógico”, una concepción homogé-
do en forma de materia o en forma nea en el seno de la sociedad que
interiorizada dentro de diferentes cam- permite su integración (Bourdieu
pos sociales y orientado prácticamente 2000: 91-92).
a aprovechar las ventajas a las que per- En virtud de la naturaleza rela-
mite tener acceso. En su calidad de cional del capital, el poder se desdobla
capital, el poder es simultáneamente en dos dimensiones, prácticas y estruc-
una relación social, que sólo genera turales, como “fuerza inherente a las
efectos en el campo donde es produci- estructuras objetivas y subjetivas” y
da o reproducida, y su producto, y el como “regularidad interna del mundo
resultado de luchas por la apropiación social” dentro de múltiples campos
7 Esta confusión constituye uno de los ejes de la crítica de Poulantzas: “Pero las luchas pueden subvertir el poder sin ser
nunca, en efecto, realmente exteriores a él. Si en la concepción de Foucault no es posible tal subversión no se debe a que
sostenga, después del marxismo y coincidiendo con él, que la naturaleza del poder es relacional y que las luchas-resisten-
cias no están nunca en exterioridad absoluta con respecto al poder, sino a razones diferentes. Los poderes y las resistencias
aparecen en Foucault como dos polos puramente equivalentes de la relación: las resistencias no tienen fundamento. Por
ello el polo «poder» acaba por adquirir primacía.” (Poulantzas 1979: 181).
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8 Incluso la fuerza contenida en el capital económico, cultural y social se transforma en capital simbólico cuando logra su
reconocimiento como poder legítimo, cuando adquiere las características del poder simbólico.
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9 La teoria decisionista de Carl Schmitt se concreta en el poder del soberano, en la capacidad colectiva del mismo para man-
tener la unidad de un pueblo (Schmitt 2001: 23-42).
10 Adopto la traducción del texto de Parsons incluida en Barnes (1990: 34), por considerarla mas ajustada a la versión inglesa.
La edición en español en: (Parsons 1966).
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más importante con respecto de las términos del poder van encarrilando
teorías de poder más antiguas, es que la las selecciones por las vías sistémicas;
teoría de los medios de comunicación por consiguiente, con respecto a
conceptualiza el fenómeno del poder Parsons y Barnes, el poder conserva su
sobre la base de una diferencia entre el característica de medio socialmente
código y el proceso de comunicación, generalizado, de hecho es un medio de
y por lo tanto, no está en posición de comunicación en la terminología de
atribuir poder a una de las personas Luhmann, pero pierde su carácter
como propiedad o facultad. El poder es facultativo, para adquirir una naturaleza
comunicación guiada por un código. fundamentalmente práctica. A pesar de
La atribución del poder al poderoso hacer el tránsito del poder como capa-
está regulada en este código por los cidad al poder como praxis, Luhmann
resultados de amplio alcance que con- conserva la idea hobbesiana de conce-
ciernen al refuerzo de motivaciones birlo en sus manifestaciones colectivas
que cumplir, responsabilidad, institu- como una función de integración
cionalización, dando una dirección social que adquiere la forma de una
específica a los deseos de cambio, etc.” dominación con una legitimidad pre-
(Luhmann, 1995: 22-23). supuesta, en el caso de Hobbes bajo la
Dentro del juego complejo de la figura del contrato y en el de Luhmann
doble contingencia parsoniana, donde bajo la del sistema social.
hay un condicionamiento mutuo entre
la praxis de los diversos agentes que 4. La praxis
intervienen en una relación social, En la segunda mitad del Siglo
Luhmann opta por conceptualizar el XVII, la noción de potencia en Baruch
poder como la sugerencia sistémica de Spinoza estaba en las antípodas de la
selecciones funcionalmente posibles noción de poder de Hobbes.
dentro de una sociedad, guiada por una Paradójicamente, con relación al signi-
opción binaria generalizada, la cual crea ficado contemporáneo de los términos,
una disyuntiva entre dichas selecciones mientras para Hobbes el poder era una
y la alternativa de evitación compuesta capacidad, una facultad abstracta, como
por una sanción negativa.Transforma el hemos visto con anterioridad, para
poder en una praxis que orienta el sen- Spinoza la potencia era un concepto
tido de la acción social hacia los obje- práctico; sintetizado con precisión al
tivos sistémicos, por medio de la referirse a Dios y a la naturaleza con-
comunicación, vínculo social funda- tenida en él: “El vulgo entiende por
mental, y simultáneamente facilita la potencia de Dios una voluntad libre y
identificación de la disonancias dentro un derecho sobre todas las cosas que
del sistema, en su carácter de resisten- existen, y que son, por ello, común-
cias, las cuales exigen el desarrollo de mente consideradas contingentes.
una función para reducir la compleji- Dicen, en efecto, que Dios tiene la
dad del entorno caótico (asistémico), potestad de destruirlo todo y reducirlo
asimilar el conflicto y permitir la evo- a la nada. Y comparan, además, muy
lución de la sociedad. La comunica- frecuentemente la potencia de Dios
ción, como relación social, implica con la de los reyes. Pero esto lo hemos
praxis recíprocamente referidas, que en refutado […] hemos mostrado que la
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11 Este punto fue precisado en un texto anterior: “La diferencia entre el poder y a dominación no reside en la existencia o
no de la obediencia, sino en el carácter permanente de ésta para que la dominación pueda ser tal; el «estado de cosas» del
que habla Weber en su definición. Si el poder de quienes resisten se vuelve habitual y contrarresta el poder de quienes
domina, la obediencia permanente se desmorona y la dominación entra en crisis. Un proceso de emancipación con res-
pecto a ella empezaría a andar. Si, por el contrario, esa resistencia sólo alcanza objetivos puntuales o ninguno de los acto-
res conquista el dominio en una relación dada, estaríamos frente a un proceso de negociación, que en este último caso y
dependiendo de sus resultados puede dar origen a otro proceso de dominación o de emancipación. La dominación, la resis-
tencia o la emancipación son procesos, y en cuanto tales, mecanismos que funciona movidos por relaciones sociales cuyo
motor es el poder. Son los mecanismos del poder.” (Múnera 1998: 114).
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Bourdieu, Pierre. 2002. Razones prác- Mann, Michael. 1997. Las fuentes del
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Dahl, Robert. 1961.Who Governs? Rupturas y Continuidades. Bogotá: Iepri-
Democracy and Power in an American City. Cerec-Facultad de Derecho Ciencias
New Haven and London: Yale University Políticas y Sociales de la Universidad
Press Nacional de Colombia
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