Capitulo Ii La Reforma Protestante
Capitulo Ii La Reforma Protestante
Capitulo Ii La Reforma Protestante
La reforma protestante
Para entender bien el hecho mismo del levantamiento de Martin Lutero, y sobre
todo para comprender la rapidez con que se fue propagando por todo el norte y
centro de Europa la revolución por El iniciada, es necesario representar el estado de
la Iglesia y del pueblo cristiano a principios del siglo XVI.
¿Cuáles son las causas más remotas y generales del protestantismo de Lutero?
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Una segunda causa hay que descubrirla en la decadencia de la teología escolástica,
junto con el falso misticismo. De aquí nacen errores radicales. Los humanistas
desprecian a los teólogos, y se preocupan más por la forma externa, que por el
fondo y contenido. Los protestantes no sólo desprecian a los teólogos, sino también
a la misma teología, pues la consideran opuesta al cristianismo. El falso misticismo
influye en el fideísmo protestante y se convierte en médula de la piedad calvinista.
La teología ha derivado en dialéctica ociosa. Pero la mística sin el fundamento de la
teología puede terminar en un misticismo peligroso.
Todo esto indica que el campo estaba preparado. Bastó que Lutero lanzase su
consigna de reforma y de vuelta al primitivo cristianismo, para que muchos le
siguiesen.
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Martín Lutero
Biografía
Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en 1505 y
comenzó a estudiar teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en
1512. Siendo ya profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia
católica: Lutero protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero
(especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una visita a
Roma en 1510) y censuró también que las bulas eclesiásticas (documentos que
teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos) fueran
objeto de un tráfico puramente mercantil.
La Iglesia hizo comparecer varias veces a Lutero para que se retractase de aquellas ideas
(en 1518 y 1519); pero en cada controversia Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del
papa, de los concilios y de los «Padres de la Iglesia», remitiéndose en su lugar a la Biblia y
al uso de la razón. En 1520, Lutero completó el ciclo de su ruptura con Roma al desarrollar
sus ideas en tres grandes «escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de la
nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia y Sobre la libertad
cristiana. Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula
que Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le declaró
proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521).
Lutero permaneció un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia;
pero sus ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán, y también entre algunos
príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente al emperador, por
lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron en dirigente del movimiento
religioso conocido como la Reforma protestante.
La teología luterana
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Desligado de la obediencia romana, Martín Lutero emprendió la reforma de los sectores
eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual
dotó de una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en escritos
de San Pablo y de San Agustín de Hipona) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe
y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos
suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las
bulas que vendía la Iglesia católica no sólo eran inmorales, sino también inútiles.
Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal», que implicaba una relación
personal directa del individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la
Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional; la interpretación de las Sagradas
Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier
creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, la cual debía ser traducida, por
consiguiente, a idiomas que todos los creyentes pudieran entender. El propio Lutero la
tradujo al alemán, creando un monumento literario de gran repercusión sobre la lengua
escrita en Alemania en los siglos posteriores.
También negó otras ideas asumidas por la Iglesia a lo largo de la Edad Media, como la
existencia del Purgatorio o la necesidad de que los clérigos permanecieran célibes; para
dar ejemplo, él mismo contrajo matrimonio con una antigua monja convertida al
luteranismo. De los sacramentos católicos, Lutero sólo consideró válidos los dos que halló
reflejados en los Evangelios, es decir, el bautismo y la eucaristía, rechazando los demás.
La extensión del luteranismo dio lugar a las «guerras de religión» que enfrentaron a
católicos y protestantes en Europa a lo largo de los siglos XVI y XVII, si bien las diferencias
religiosas fueron poco más que el pretexto para canalizar luchas de poder en las que se
mezclaban intereses políticos, económicos y estratégicos. El protestantismo acabó por
consolidarse como una religión cristiana separada del catolicismo romano; pero, a su vez,
también se dividió en múltiples corrientes, al aparecer disidentes radicales en la propia
Alemania (como Thomas Münzer) y al extenderse el protestantismo a otros países
europeos, en donde aparecieron reformadores locales que crearon sus propias Iglesias
con doctrinas teológicas diferenciadas (como en la Inglaterra de Enrique VIII o la Suiza
de Ulrico Zuinglio y Juan Calvino).
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B). Estado delos elementos eclesiásticos.
Ante todo recuérdese el efecto producido en el campo de las ideas por las diversas
corrientes anti pontificias, que llenan todo el periodo anterior. Ciertamente no
puede negarse que el prestigio pontificio había decaído muchísimo. A esto
contribuía igualmente el estado deplorable en que se hallaba la curia romana y todo
el clero tanto secular como regular. La conducta de algunos Papas durante los
decenios anteriores había dejado tras sí efectos desastrosos.
En lo que se refiere al clero secular, consta que a precios del siglo XVI, en las
regiones del centro de Europa, se hallaba en un estado de corrupción del que
apenas podemos hacernos cargo hoy día. Una de las causas que más contribuía a
ello, era el hecho de que muchos hijos de la nobleza eran destinados a las
dignidades eclesiásticas si atender a su vocación. Estaos eran, en efecto, los que
ocupaban los cabildos y otras prebendas, sobre todo las sillas episcopales. Por esto,
aunque hubo honrosas excepciones, los prelados eran ordinariamente hombres
mundanos y abandonaban la dirección de la Diócesis a subalternos.
La causa de la corrupción del bajo clero era muy diversa… (El bajo clero (frailes,
monjes y clero parroquial) procedía de familias campesinas acomodadas y del
artesanado urbano; mientras que el alto clero procedía, en su cúspide, de la alta
nobleza y las familias reales…) era la ignorancia y el descuido en que vivía
abandonado. Sin retribución cierta en muchos casos, o con retribución insuficiente
en las capellanías pobres; sin la instrucción necesaria al sacerdote que debe instruir
a los demás, vivía una vida impropia, dedicado a otras ocupaciones. De aquí se
originaba en el pueblo la ignorancia más absoluta de las cosas religiosas, en el
descuido más completo de las obligaciones y prácticas cristianas y la corrupción más
deplorable de costumbres. Pero el peor ara que toda esta corrupción penetro en el
mismo clero, por lo cual el concubinato y la simonía se convirtieron en una
verdadera plaga.
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En general se puede afirmar que la causa que más había contribuido a esta
relajación de los regulares, eran las muchas riquezas de los monasterios. Una
segunda causa era la plaga de los abades nobles, que recibían esta prebenda solo
por su nobleza, y por consiguiente ni residían en sus monasterios ni daban buen
ejemplo con su conducta. Con esto se comprende fácilmente que gran parte del
clero secular y regular estaba preparado para sucumbir el yugo de la obediencia y
demás votos religiosos.
Ante todo se advierte, como efecto natural de este estado de cosas, una aversión
creciente por parte de muchos seglares contra el clero, al que veían frecuentemente
ignorantes e indignos. La gente más sencilla conservaba generalmente la fe y las
creencias católicas y aun el respeto al clero, sin dar importancia a sus defectos. Pero
las más instruidas multiplicaban sus protestas y sus muestras de disgusto. Al fin
contagiaros las masas del pueblo de esta prevención contra los eclesiásticos. En este
sentido colaboraron activamente las últimas herejías los wicklefitas y husitas.
La expresión más clara de esta aversión contra Roma se contiene en las célebres
¨grandes noticias de Germania¨, que fueron una serie de quejas que presentaba el
pueblo germano contra Roma, repetidas y urgidas hasta con intemperancia en
multitud de ocasiones. Muchas de estas quejas estaban justificadas, sobretodo que
en la curia Romana se permitía más extorciones de dinero que en otras partes, lo
cual se debía sin duda a que no encontraban allí, como en Francia, una autoridad
fuerte que se le impusiera. Irrito mas esta aversión contra Roma al juntársele el
elemento nacional, por lo cual se convirtió en un verdadero rencor contra los
italianos, a quienes se acusaba de despreciar a los alemanes.
Desiderio Erasmo, era un hombre erudito, pero débil en sus convicciones religiosas
y gran seductor. Con su desprecio de la escolástica, con su ironía y sátiras contra la
vida monacal, contribuyó poderosamente a socavar el respeto a la autoridad
religiosa.
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revolucionarias y en particular de los prejuicios contra Roma, a la que hizo una
guerra encarnizada.
Trabajo: