LITERATURA CLASICA MEDIEVAL Y RENACENTISTA GRADO 11 Guia 2

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INSTITUCION EDUCATIVA TÉCNICO “DAMASO ZAPATA” AREA LENGUA CASTELLANA

Periodo I Guía 2
Asignación 12 de febrero 2021- Fecha de entrega-24 de febrero 2021 Grados: 11-07 11-08
Docente: Elvia Sierra A

TEMA: L I TERATURA CLÁS ICA MED IEVA L Y REN A CEN TIS TA

 Lee y analiza cada uno de los textos de esta Guía


 Visualiza el video https://www.youtube.com/watch?v=MqVvGZbjN3w

 Elabore un paralelo sobre los aspectos socio-políticos, económico , cultural


religioso de la EDAD MEDIEVAL Y RENACENTISTA
 Desarrolla cada una de las actividades propuestas en esta guía

1. Ahora conocerás algunos aspectos históricos de la Edad Media, siglos IV – XIV


LA EDAD
MEDIA
Contexto histórico: Los años de aislamiento. La Edad Media es el período de la Historia
comprendido entre la desintegración del Imperio romano, en el siglo V, hasta el siglo XV,
momento en que los grandes descubrimientos, las novedades científicas y culturales y una
nueva visión del mundo dan inicio al mundo moderno. Se tiende a ver este largo período de
casi mil años como un período de oscurantismo y pérdida de la cultura clásica, sólo
mitigado por la aparición de la ciencia moderna pero, en realidad, se trata de un período de
ricos intercambios, matizado por momentos de guerra y de paz, de invasiones, convivencia
e intercambios cada vez mejor conocidos, en el que florecieron manifestaciones como el
arte románico y el gótico; el arte bizantino y la cultura árabe. En este período, se formaron
las lenguas modernas europeas (romances, germánicas y eslavas), se consolidaron los
estados o naciones a partir de la estabilización de los pueblos de origen bárbaro y se erigió
el cristianismo y la escolástica, tanto en Occidente como en Oriente, como fundamentos
sociales, políticos, religiosos y filosóficos.

Algunos acontecimientos como el saqueo de Roma a mediados del siglo V y la consecuente


división del Imperio romano determinan el inicio de la Edad Media. Durante unos tres
siglos, los pueblos germanos permanecieron asentados en las antiguas estructuras del gran
imperio y sólo poco a poco se constituyeron en reinos asociados a caballeros propietarios
de tierras a quienes los campesinos rendían homenaje a cambio de protección.

Nacieron así las relaciones llamadas feudales, apoyadas en vínculos familiares y en el


servicio militar. Esta primera unidad de origen romano y denominada comitatus dio origen
a los condados, pequeñas regiones hegemónicas que contaban con su propio ejército, su
autoridad política, su masa de campesinos y servidores, situados regularmente alrededor de
una fortaleza militar o castillo. Otros nombres equivalentes e igualmente de origen militar
fueron los marquesados y los ducados. En Alemania, esta unidad mínima fue llamada
feudo, y se opuso al esquema del burgo, que se refería a la ciudad o a la villa donde se
concentraba la masa de artesanos y comerciantes. El homenaje o la fidelidad ofrecida al
señor (llámese caballero, conde, duque o marqués) dio lugar al vasallaje. Este vasallaje era
igualmente ofrecido por los caballeros o nobles a uno de sus pares, al que nombraban rey,
quien no siempre tenía poder militar o económico.
En medio de esta disgregación, la única institución que mantuvo un carácter universal fue
la Iglesia, aunque el poder directo de cada población o región recaía en sus obispos. La idea
de una Iglesia de poder consolidado y establecido jerárquicamente sólo empezó a darse
hacia el siglo IX, cuando los dignatarios de la Iglesia consideraron la importancia de
unificar rituales y calendario. Esta unificación,

Que alrededor de la Iglesia también se manifestó en la política con la llegada del Imperio
carolingio, inició una tendencia de unificación europea basada en la administración romana.

La Alta Edad Media. En el período que corre entre los siglos IX y XII, mejor conocido como
, terminan las grandes invasiones y renace la vida urbana. Gracias a la diplomacia, el
papado comienza a tener un poder cada vez mayor sobre el norte de Italia. El poder de los
monasterios se extiende y obran a veces como cortes de justicia y asociados al poder feudal.
Se fundan las primeras universidades y se inician en algunas, junto a los estudios de
teología y derecho, los de medicina, gracias especialmente a los libros de los eruditos
árabes, que habían conservado la herencia de la cultura clásica.

En estos siglos, la cultura comienza a correr por vías distintas al latín. En cada país,
comienzan a ser importantes las lenguas vernáculas que van a generar una rica literatura,
gracias a que sólo en ellas era posible la transmisión de cantos populares, baladas y
romances. Las catedrales, la principal manifestación de la arquitectura románica, se
construyen a lo largo de las vías que conducen hacia el sur de Francia, hacia Santiago de
Compostela.

En el siglo XIII, las naciones ya constituidas emprenden una gesta religiosa pero también
de corte político y económico sin precedentes: las cruzadas. Se trataba de enviar
expediciones armadas a reconquistar el Santo Sepulcro, la Tierra Santa, hasta entonces en
manos de pueblos musulmanes. Las cruzadas señalaron el camino para la apertura de
nuevas rutas comerciales y significaron, de paso, el crecimiento de muchas de las ciudades
mediterráneas.

La Baja Edad Media. En la Baja Edad Media, entre los siglos XIII y XV, se desenvuelven
muchos de los conflictos internos de las nuevas naciones, que pugnan por convertirse en
Estados modernos nacionales, no en simples reinos feudales asociados por vasallaje.
Pueblos y ciudades crecen en prosperidad y tamaño. Ahora, las relaciones entre las fuerzas
políticas de la urbe, el estado secular y la Iglesia se deterioran, entran en crisis.

La Guerra de los Cien Años, entre Francia e Inglaterra, por la sucesión del trono, y la peste
negra de mediados del siglo XIV que acabó con una cuarta parte de la población de la
Europa medieval desembocaron en la conformación de ejércitos de pobres y vagabundos,
de penitentes y flagelantes, que recorrían Europa entera en busca de un nuevo Mesías.

No fue extraño en este período el surgimiento de ejércitos de mendicantes, apestados y


alienados que se declaraban benditos, en tanto, tocados por el sufrimiento, por la
enfermedad o por la locura y la pobreza, serían los primeros en llegar al cielo. Eran
numerosas las sectas religiosas que preconizaban la pobreza absoluta como signo de
penitencia o de fe.

Los hechos incidieron en la imagen de la Edad Media que ha llegado hasta nuestros días y
no permiten apreciar el brillo del arte bizantino, la altura que alcanzó la vida monástica en
algunas ciudades de Italia y Alemania; el aporte de las universidades medievales, en
especial, París, Padua, Oxford y Toledo; el avance de la escolástica; la importancia de las
ciudades- estado italianas en la conformación de las nuevas sociedades, gracias a su
capacidad para fundir la herencia clásica de la Antigüedad con el arte oriental.

Tampoco permite apreciar que una justa mirada a la Edad Media implica apreciar el aporte
de un pueblo como el árabe, el cual alcanzó en este largo período de “oscurantismo” logros
admirables en campos como la matemática, la medicina, la economía, la astronomía y las
ciencias en general, sin olvidar que autores como Avicena y Averroes fueron los primeros
introductores del helenismo. Un ambiente en ebullición sin el cual no hubieran sido
posibles ni los viajes de Marco Polo, ni más tarde las expediciones de italianos, portugueses
y

Españoles, que cambiaron la faz del mundo.

EL
RENACIMIENT
O

Contexto histórico. La época de las invenciones y los descubrimientos. Hacia el siglo XIV,
comienzan a darse en Italia las primeras manifestaciones de lo que será ese período de
cambios y renovaciones que conocemos con el nombre genérico de Renacimiento y que
implica la consolidación de una nueva visión del mundo. En contraste con el mundo
cerrado que había dado lugar a la sociedad feudal, los nuevos tiempos están marcados por
un universo de aperturas en todo orden de ideas.

En primer lugar, las ciudades-estado Italianas, con Venecia y Florencia a la cabeza, se


convirtieron en pequeños estados mercantiles gracias a la apertura de las rutas comerciales.
Estas ciudades, ubicadas a la orilla del mar Mediterráneo, contaban con una posición
privilegiada para comerciar con los puertos de Asia Menor y del norte de África. En el siglo
XIII, el viajero italiano Marco Polo había descubierto la ruta de la seda, el camino hacia la
lejana China, y aunque su relato fuera para muchos un cuento fantástico, otros se tomaban
en serio el hecho de que al otro lado del mundo existían pueblos civilizados y grandes
imperios con los cuales era posible comerciar y enriquecerse.

Durante varios siglos, los árabes habían monopolizado el comercio y la navegación por las
costas africanas y eran los únicos que tenían acceso al mar índico. Pero en la segunda mitad
del siglo XV, los portugueses lograron doblar el Cabo de la Buena Esperanza, cruzar el
índico y fundar la primera colonia europea en la India. Un siglo más tarde, los españoles
habían seguido su ejemplo pero, en lugar de viajar al Oriente por esta ruta, optaron por
explorar el
Atlántico hacia el Occidente, el cual en muchos mapas medievales aparecía adornado con
dragones y bestias leviatanes que asustaban a los marineros acostumbrados al cabotaje y
muy poco a los viajes de altura.

Aunque Colón nunca se enterara del sentido de su viaje y creyera haber llegado a Cipango
(el lejano Japón), apenas dos décadas más tarde, ya Vespucio y Magallanes habían dado el
primero nombre al Nuevo Continente, el segundo, la primera vuelta al mundo.

Hacia 1465, Gutenberg ideó un sistema de tipos móviles que facilitaba el empleo de las
planchas de impresión. Con ello, dio origen al concepto de imprenta moderna, que modificó
los conceptos de texto, lectura, libro y cultura libresca. El diario de los viajes de Colón y las
crónicas de los descubridores, además de la Biblia, fueron los primeros libros que se
beneficiaron de esta nueva herramienta de difusión de novedades. Si bien portugueses y
españoles apoyados por la Santa Sede se dividieron en dos el mundo recién descubierto, ni
franceses, ni ingleses, ni holandeses, ni alemanes se quedaron quietos. El Nuevo Mundo
presentaba tan vastas extensiones que difícilmente podían estas dos naciones monopolizar
el descubrimiento y la conquista. Por otra parte, las recién consolidadas naciones europeas
que abandonaban el esquema medieval para convertirse en estados poderosos, regidos por
un monarca absoluto, requerían de fuentes adicionales para expandirse comercialmente.

A comienzos del siglo XVI, empiezan a darse en Europa las guerras de religión. Mientras
España se declaraba brazo armado de la Iglesia católica, apostólica y romana, en países
como Alemania, Francia, Inglaterra y Suiza prosperaba el cisma religioso. El luteranismo,
en Alemania, el protestantismo inglés, el calvinismo en Francia y Suiza eran, al mismo
tiempo, una protesta contra Las pretensiones imperiales de España, un cambio de
mentalidad frente al fenómeno religioso y un método para sacudirse del poder del papa.

La pintura y la escultura italianas muestran al mundo una nueva perspectiva frente a la


realidad, una imagen del ser humano idealizado, suma de equilibro, perfección y capacidad
para conocer la naturaleza y regir el mundo. Si bien las escuelas y las universidades siguen
dominadas por los estudios en áreas como la teología, las leyes y la retórica, sabios de otra
índole, como la astronomía, la matemática y la fisiología, ponen en tela de juicio, a partir
del descubrimiento del método científico experimental, la ciencia basada sólo en axiomas y

Silogismos. El mundo nuevo debe ser conocido con otros instrumentos, un novumorganum
basado en la experimentación y la observación.

Hombres como Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Galileo Galilei, Rene Descartes e
Isaac Newton plantean una nueva visión del mundo basada en la explicación científica que
reemplaza los fundamentos teológicos medievales. Que la Tierra era esférica y que
viajando por el Oriente se podía llegar al Occidente era algo que sabían los hombres
de ciencia
medievales, pero no el gran público. A partir del siglo XVI, esta verdad es difundida en
todos los órdenes y la Iglesia debe entrar a reconsiderar su sistema cosmológico.

Para la Edad Media, según el esquema egocéntrico y teocéntrico, la Tierra estaba ubicada
en la mitad del universo y las esferas celestes giraban a su alrededor; dentro del nuevo
modelo copernicano, la Tierra es un planeta más, hace parte del sistema solar y gira
alrededor del Sol. Kepler descubre y prueba matemáticamente que los cuerpos celestes,
incluyendo la Tierra, no giran en órbitas perfectas circulares, sino describiendo elipses que
se rigen por las reglas universales del movimiento. Este hecho pone en tela de juicio el
concepto de un cielo de perfecciones absolutas.

Desde el punto de vista político, el siglo XVI, que para muchos países coincide con su
propio renacimiento artístico y literario, es el siglo de consolidación de naciones poderosas
como Inglaterra y Francia, que empiezan a disputar el poder hegemónico a España y
Portugal.

En Inglaterra, los largos reinados de Enrique VIII, fundador de la Iglesia anglicana, y de


Isabel sientan las bases de una nación en expansión que abandona su aislamiento
insular Emperador Carlos v. upara comenzar a expandirse por el mundo. Francia se
consolida, después de que en el siglo XV enfrentara un período de guerras y conflictos,
como una de las economías más fuertes de Europa en torno a las figuras de sus
monarcas absolutos.

España, por su parte, vive momentos de esplendor y crisis: del imperio de Carlos V, amo de
Europa y América, al reinado de Felipe II que se encierra en El Escorial, esperando que el
mundo vuelva a ser como era antes, en la Edad Media. Por su parte, los comerciantes
Holandeses y los banqueros italianos siembran la nueva moral comercial, herencia que el
mundo recibe de este período de transformaciones y que llega hasta nuestra actual sociedad
burguesa y capitalista.

La literatura del Renacimiento en Europa constituye un gran movimiento cultural de un


proceso iniciado en los siglos XI y XII. Se caracteriza por la recuperación del universo
grecolatino y porfijarlas reglas de belleza y perfección de las formas literarias en general.
Esta literatura expresó una marcada intención estética y los autores de la época concibieron
sus creaciones literarias verdaderas obras de arte. En esta época, apareció el Humanismo
una corriente en la que el ser humano era el centro de las preocupaciones artísticas,
científicas y filosóficas. Con el Humanismo italiano floreció un interés por la cultura, por
las diferentes manifestaciones artísticas y por la enseñanza de las humanidades (retórica,
oratoria, historia, filosofía).

La literatura del Renacimiento en Europa constituye un gran movimiento cultural de un


proceso iniciado en los siglos XI y XII. Se caracteriza porla recuperación del universo
grecolatino y porfijarlas reglas de belleza y perfección de las formas literarias en
general.
Durante este periodo la literatura expresó una marcada intención estética y los autores de la
época concibieron sus creaciones literarias verdaderas obras de arte. Apareció el
Humanismo, corriente en la que el ser humano era el centro de las preocupaciones
artísticas, científicas y filosóficas. Con el Humanismo italiano floreció un interés por la
cultura, por las diferentes manifestaciones artísticas y por la enseñanza de las humanidades
(retórica, oratoria, historia, filosofía).

ACTIVIDADES
 ¿Qué periodo de la historia mundial abarca la literatura medieval?
 ¿Cuáles son las características de la Literatura Medieval?
 ¿Quiénes fueron los principales representantes de la literatura medieval?
 ¿Cuáles son las principales obras de la literatura medieval?

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