Plan de Accion Integral Sobre Salud Mental Oms 2013-2020
Plan de Accion Integral Sobre Salud Mental Oms 2013-2020
Plan de Accion Integral Sobre Salud Mental Oms 2013-2020
2. INSTA a los Estados Miembros a que pongan en práctica las acciones propuestas para los Esta-
dos Miembros en el plan de acción integral sobre salud mental 2013-2020, adaptadas a las prioridades
nacionales y las circunstancias concretas de los países;
3. INVITA a los asociados internacionales, regionales y nacionales a que tomen nota del plan de
acción integral sobre salud mental 2013-2020;
4. PIDE a la Directora General que ponga en práctica las acciones para la Secretaría que figuran en
el plan de acción integral sobre salud mental 2013-2020 y, por conducto del Consejo Ejecutivo, pre-
sente a las 68.a, 71.a y 74. a Asambleas Mundiales de la Salud informes sobre los progresos realizados
en la aplicación del plan de acción.
1
Documento A66/10 Rev.1.
WHA66.8
ANEXO
1. En mayo de 2012, la 65.a Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA65.4 sobre
la carga mundial de trastornos mentales y la necesidad de una respuesta integral y coordinada de los
sectores sanitario y social de los países. En ella se pidió a la Directora General, entre otras cosas, que
en consulta con los Estados Miembros prepare un plan de acción integral sobre salud mental que abar-
que los servicios, políticas, leyes, planes, estrategias y programas.
2. Este plan de acción integral se ha elaborado mediante consultas con los Estados Miembros, la
sociedad civil y los asociados internacionales. Tiene un enfoque integral y multisectorial, con coordi-
nación de los servicios de los sectores sanitario y social, y concede especial atención a la promoción,
prevención, tratamiento, rehabilitación, atención y recuperación. Asimismo, establece acciones claras
para los Estados Miembros, la Secretaría y los asociados a nivel internacional, regional y nacional, y
propone indicadores y metas clave que se pueden utilizar para evaluar la aplicación, los progresos y el
impacto. En el núcleo del plan de acción se encuentra el principio mundialmente aceptado de que «no
hay salud sin salud mental».1
3. El plan de acción tiene vínculos conceptuales y estratégicos estrechos con otros planes de acción
y estrategias mundiales aprobadas por la Asamblea de la Salud, tales como la estrategia mundial para
reducir el uso nocivo del alcohol, el plan de acción mundial sobre la salud de los trabajadores
2008-2017, el plan de acción de la estrategia mundial para la prevención y el control de las enferme-
dades no transmisibles 2008-2013, y el plan de acción mundial para la prevención y el control de las
enfermedades no transmisibles (2013-2020). Asimismo, se basa en los planes de acción y estrategias
regionales de la OMS para la salud mental y el abuso de sustancias que ya se han adoptado o se en-
cuentran en fase de elaboración. El plan de acción se ha ideado para que genere sinergias con otros
programas pertinentes de organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, grupos interinstituciona-
les de las Naciones Unidas y organizaciones intergubernamentales.
4. El plan de acción aprovecha, pero sin duplicarla, la labor del Programa de acción para superar la
brecha en salud mental (mhGAP) de la OMS, que se centró en la expansión de los servicios de salud
mental en entornos con escasos recursos. El plan de acción es de alcance mundial y tiene por objeto
proporcionar orientaciones para los planes de acción nacionales. En él se aborda la respuesta del sec-
tor social y de otros sectores pertinentes, así como las estrategias de promoción y prevención, con in-
dependencia de la magnitud de los recursos.
5. En este plan de acción, la expresión «trastornos mentales» se utiliza para referirse a una serie de
trastornos mentales y conductuales que figuran en la Clasificación Estadística Internacional de Enfer-
medades y Problemas de Salud Conexos (décima revisión). Entre ellos se incluyen trastornos con una
alta carga de morbilidad, como la depresión, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia, los trastor-
nos de ansiedad, la demencia, los trastornos por abuso de sustancias, las discapacidades intelectuales y
los trastornos conductuales y del desarrollo que suelen iniciarse en la infancia y la adolescencia, in-
cluido el autismo. Con respecto a la demencia y a los trastornos por abuso de sustancias también pue-
den ser necesarias otras estrategias preventivas (por ejemplo, como las descritas en un informe de
1
Véanse en el sitio web de la OMS (http://www.who.int/mental_health/mhgap/consultation_global_mh_
action_plan_2013_2020/en/index.html): un glosario de los principales términos; enlaces con otros planes de acción, estrate-
gias y programas mundiales; los tratados internacionales y regionales sobre derechos humanos, y una serie de materiales
técnicos y recursos de la OMS sobre salud mental.
2
Anexo WHA66.8
la OMS sobre la demencia que se publicó a principios de 20121 o en la estrategia mundial para reducir
el uso nocivo del alcohol). Además, el plan abarca la prevención del suicidio, y muchas de las accio-
nes también son pertinentes para afecciones como la epilepsia. La expresión «grupos vulnerables» es
utilizada en el plan de acción para referirse a individuos o grupos de individuos que son vulnerables a
las situaciones y ambientes a los que están expuestos (por oposición a cualquier problema inherente de
debilidad o falta de capacidad). La expresión debe aplicarse en los países en función de la situación
nacional.
6. El plan de acción abarca asimismo la salud mental, concebida como un estado de bienestar en el
que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés normal de la vida, trabaja de forma producti-
va y fructífera, y aporta algo a su comunidad. Con respecto a los niños, se hace hincapié en los aspec-
tos del desarrollo, como el sentido positivo de la identidad, la capacidad para gestionar los pensamien-
tos y emociones y crear relaciones sociales, o la aptitud para aprender y adquirir una educación que en
última instancia los capacitará para participar activamente en la sociedad.
7. Habida cuenta de los casos generalizados de violación de los derechos humanos y discrimina-
ción que sufren las personas con trastornos mentales, la adopción de una perspectiva de derechos hu-
manos es fundamental para responder a la carga mundial de morbilidad mental. El plan de acción ha-
ce hincapié en la necesidad de servicios, políticas, leyes, planes, estrategias y programas que protejan,
promuevan y respeten los derechos de las personas con trastornos mentales en consonancia con lo dis-
puesto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, la Convención sobre los derechos de las personas con discapaci-
dad, la Convención sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos internacionales y regionales per-
tinentes en materia de derechos humanos.
SITUACIÓN MUNDIAL
8. La salud mental es parte integral de la salud y el bienestar, tal como refleja la definición de sa-
lud que figura en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud: «La salud es un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
La salud mental, como otros aspectos de la salud, puede verse afectada por una serie de factores socio-
económicos (descritos más adelante) que tienen que abordarse mediante estrategias integrales de pro-
moción, prevención, tratamiento y recuperación que impliquen a todo el gobierno.
9. Los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no solo característi-
cas individuales tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comporta-
mientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políti-
cos y ambientales tales como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condi-
ciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad. La exposición a las adversidades a edades
tempranas es un factor de riesgo prevenible bien establecido de los trastornos mentales.
10. Dependiendo del contexto local, algunas personas y grupos sociales pueden correr un riesgo
significativamente mayor de sufrir problemas de salud mental. Entre estos grupos vulnerables se en-
1
WHO, Alzheimer’s Disease International. Dementia: a public health problem. Ginebra, Organización Mundial de
la Salud, 2012.
3
WHA66.8 Anexo
cuentran (aunque no siempre) miembros de las familias que viven en la pobreza, las personas con pro-
blemas de salud crónicos, los niños expuestos al maltrato o al abandono, los adolescentes expuestos
por vez primera al abuso de sustancias, los grupos minoritarios, las poblaciones indígenas, las perso-
nas de edad, las personas sometidas a discriminaciones y violaciones de los derechos humanos, los
homosexuales, bisexuales y transexuales, los prisioneros o las personas expuestas a conflictos, desas-
tres naturales u otras emergencias humanitarias. La actual crisis financiera mundial es un excelente
ejemplo de factor macroeconómico que genera recortes en la financiación, a pesar de la necesidad si-
multánea de más servicios sociales y de salud mental debido al aumento de las tasas de trastornos
mentales y suicidio, así como a la aparición de nuevos grupos vulnerables, como los jóvenes desem-
pleados. En muchas sociedades los trastornos mentales relacionados con la marginación y el empo-
brecimiento, la violencia y el maltrato doméstico, el exceso de trabajo y el estrés suscitan una crecien-
te preocupación, especialmente para la salud de la mujer.
11. Las personas con trastornos mentales presentan tasas desproporcionadamente elevadas de disca-
pacidad y mortalidad. Así, por ejemplo, las personas con depresión mayor o esquizofrenia tienen una
probabilidad de muerte prematura un 40% a 60% mayor que la población general, debido a los pro-
blemas de salud física, que a menudo no son atendidos (por ejemplo, cánceres, enfermedades cardio-
vasculares, diabetes e infección por VIH), y al suicidio. A nivel mundial, el suicidio es la segunda
causa más frecuente de muerte en los jóvenes.
12. Los trastornos mentales influyen a menudo en otras enfermedades tales como el cáncer, las en-
fermedades cardiovasculares o la infección por el VIH/sida, y se ven influidos por ellas, por lo que
requieren servicios y medidas de movilización de recursos comunes. Por ejemplo, hay pruebas de que
la depresión predispone al infarto de miocardio y a la diabetes, que a su vez aumentan la probabilidad
de sufrir depresión. Muchos factores de riesgo, tales como el bajo nivel socioeconómico, el consumo
de alcohol o el estrés, son comunes a los trastornos mentales y a otras enfermedades no transmisibles.
También hay una considerable coincidencia entre los trastornos mentales y los trastornos por consumo
de sustancias. Tomados en su conjunto, los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sus-
tancias se cobran un alto precio, y representaban un 13% de la carga mundial de morbilidad en 2004.
Por sí sola, la depresión representa un 4,3% de la carga mundial de morbilidad, y se encuentra entre
las principales causas mundiales de discapacidad (un 11% del total mundial de años vividos con dis-
capacidad), sobre todo entre las mujeres. Las consecuencias económicas de estas pérdidas de salud
son igualmente amplias: en un estudio reciente se calculó que el impacto mundial acumulado de los
trastornos mentales en términos de pérdidas económicas será de US$ 16,3 billones entre 2011 y 2030.1
13. Con frecuencia, los trastornos mentales hunden a las personas y a las familias en la pobreza. 2
La carencia de hogar y la encarcelación impropia son mucho más frecuentes entre las personas con
trastornos mentales que en la población general, y exacerban su marginación y vulnerabilidad. Debido
a la estigmatización y la discriminación, las personas con trastornos mentales sufren frecuentes viola-
ciones de los derechos humanos, y a muchas se les niegan derechos económicos, sociales y culturales
y se les imponen restricciones al trabajo y a la educación, así como a los derechos reproductivos y al
derecho a gozar del grado más alto posible de salud. Pueden sufrir también condiciones de vida inhu-
manas y poco higiénicas, maltratos físicos y abusos sexuales, falta de atención y prácticas terapéuticas
nocivas y degradantes en los centros sanitarios. A menudo se les niegan derechos civiles y políticos,
tales como el derecho a contraer matrimonio y fundar una familia, la libertad personal, el derecho de
1
World Economic Forum, the Harvard School of Public Health. The global economic burden of non-communicable
diseases. Ginebra, Foro Económico Mundial, 2011.
2
Mental health and development: targeting people with mental health conditions as a vulnerable group. Ginebra,
Organización Mundial de la Salud, 2010.
4
Anexo WHA66.8
voto y de participación plena y efectiva en la vida pública, y el derecho a ejercer su capacidad jurídica
en otros aspectos que les afecten, en particular el tratamiento y la atención Así, las personas con tras-
tornos mentales suelen vivir situaciones de vulnerabilidad y pueden verse excluidas y marginadas de la
sociedad, lo cual representa un importante impedimento para la consecución de los objetivos de desa-
rrollo nacionales e internacionales. La Convención sobre los derechos de las personas con discapaci-
dad, vinculante para los Estados Partes que la han ratificado o se han adherido a ella, protege y fomen-
ta los derechos de todas las personas con discapacidad, incluidas las que padecen trastornos mentales e
intelectuales, y también estimula su inclusión plena en la cooperación internacional, y en particular en
los programas internacionales de desarrollo.
14. Los sistemas de salud todavía no han dado una respuesta adecuada a la carga de trastornos men-
tales; en consecuencia, la divergencia entre la necesidad de tratamiento y su prestación es grande en
todo el mundo. En los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con
trastornos mentales graves no reciben tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos
elevados: entre un 35% y un 50%. El problema se complica aún más por la escasa calidad de la aten-
ción que reciben los casos tratados. El Atlas de Salud Mental 2011 de la OMS aporta datos que de-
muestran la escasez de recursos de los países para atender las necesidades de salud mental y señalan la
distribución inequitativa y el uso ineficiente de esos recursos. Por ejemplo, el gasto mundial anual en
salud mental es inferior a US$ 2 por persona, e inferior a US$ 0,25 por persona en los países de ingre-
sos bajos; el 67% de esos recursos económicos se asigna a hospitales exclusivamente psiquiátricos,
pese a que se asocian a malos resultados sanitarios y violaciones de los derechos humanos.
La reorientación de esta financiación hacia servicios de base comunitaria, con integración de la salud
mental en la atención sanitaria general y en los programas de salud materna, sexual, reproductiva e
infantil, de VIH/sida y de enfermedades no transmisibles crónicas, permitiría que muchas más perso-
nas accedieran a intervenciones mejores y más costoefectivas.
15. El número de profesionales sanitarios especializados y generales que se ocupan de la salud men-
tal es manifiestamente insuficiente en los países de ingresos bajos y medios. Casi la mitad de la po-
blación mundial vive en países en los que, por término medio, hay un psiquiatra para atender
a 200 000 o más personas; otros prestadores de atención sanitaria mental capacitados para utilizar las
intervenciones psicosociales son aún más escasos. Del mismo modo, la proporción de países que dis-
ponen de políticas, planes y legislación sobre la salud mental es mucho más elevada entre los de ingre-
sos elevados que entre los de ingresos bajos; por ejemplo, solo el 36% de las personas que viven en
países de ingresos bajos están amparadas por una legislación en materia de salud mental, en compara-
ción con el 92% en los países de ingresos elevados.
16. Los movimientos de la sociedad civil en pro de la salud mental no están bien desarrollados en
los países de ingresos bajos y medios. Solo hay organizaciones de personas con trastornos mentales y
discapacidades psicosociales en el 49% de los países de ingresos bajos, en comparación con el 83% de
los de ingresos elevados; con respecto a las asociaciones de familiares, las cifras correspondientes son
del 39% y el 80%.
17. Por último, la disponibilidad de medicamentos básicos para los trastornos mentales en la aten-
ción primaria es considerablemente baja (en comparación con los medicamentos disponibles para las
enfermedades infecciosas o incluso para otras enfermedades no transmisibles), y su uso se ve limitado
por la falta de profesionales sanitarios cualificados con las facultades necesarias para prescribir medi-
camentos. Además, tampoco hay disponibilidad de tratamientos no farmacológicos ni de personal
cualificado para ofrecer estas intervenciones. Estos factores constituyen obstáculos importantes a la
atención adecuada de muchas personas con trastornos mentales.
5
WHA66.8 Anexo
18. Para mejorar esta situación, además de los datos sobre los recursos de salud mental en los paí-
ses (tanto los que figuran en el Atlas de Salud Mental 2011 de la OMS como los perfiles más detalla-
dos obtenidos con el instrumento de la OMS para la evaluación de los sistemas de salud mental), 1
existe información sobre intervenciones de salud mental viables y costoefectivas que se pueden ex-
pandir para reforzar los sistemas de atención sanitaria mental en los países. El Programa de acción de
la OMS para superar la brecha en salud mental, presentado en 2008, utiliza orientaciones técnicas,
instrumentos y módulos de capacitación basados en evidencias para ampliar la prestación de servicios
en los países, especialmente en entornos con escasos recursos. Dicho programa se centra en una serie
de afecciones prioritarias y, hecho importante, dirige la capacitación hacia los profesionales sanita-
rios no especializados con un enfoque integrado que fomenta la salud mental en todos los nive-
les asistenciales.
19. La Secretaría ha elaborado otros instrumentos y orientaciones técnicas que ayuden a los países en
la formulación de políticas, planes y leyes integrales de salud mental que fomenten la mejora de la cali-
dad y la disponibilidad de la atención a la salud mental (como el WHO mental health policy and service
guidance package);2 en la mejora de la calidad y el respeto a los derechos de las personas con trastornos
mentales en los servicios de salud (el WHO QualityRights toolkit);3 y en el socorro y la reconstrucción
del sistema de salud mental tras los desastres (Inter-Agency Standing Committee Guidelines in mental
health and psychosocial support in emergency settings).4 El conocimiento, la información y los ins-
trumentos técnicos son necesarios, pero no suficientes; para pasar decididamente de la evidencia a la
acción y la evaluación también se necesitan un fuerte liderazgo, mejores alianzas y el compromiso de
aportar recursos para la aplicación.
20. La visión del plan de acción es un mundo en el que se valore, fomente y proteja la salud mental,
se prevengan los trastornos mentales, y las personas afectadas por ellos puedan ejercer la totalidad de
sus derechos humanos y acceder de forma oportuna a una atención sanitaria y social de gran calidad y
culturalmente adaptada que estimule la recuperación, todo ello con el fin de lograr el mayor nivel po-
sible de salud y la plena participación en la sociedad y en el ámbito laboral, sin estigmatizaciones ni
discriminaciones.
21. Su finalidad global es fomentar el bienestar mental, prevenir los trastornos mentales, propor-
cionar atención, mejorar la recuperación, promover los derechos humanos y reducir la mortalidad,
morbilidad y discapacidad de las personas con trastornos mentales.
1
IESM-OMS versión 2.2: Instrumento de evaluación para sistemas de salud mental, Organización Mundial de la
Salud. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2005 (documento WHO/MSD/MER/05.2).
2
http://www.who.int/mental_health/policy/essentialpackage1/en/index.html (consultado el 24 de mayo de 2012).
3
WHO QualityRights tool kit: assessing and improving quality and human rights in mental health and social care
facilities. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2012.
4
Inter-Agency Standing Committee. IASC guidelines on mental health and psychosocial support in emergency
settings. Ginebra, Comité Permanente entre Organismos, 2007.
6
Anexo WHA66.8
4) fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones sobre la
salud mental.
Las metas mundiales establecidas para cada objetivo proporcionan la base para medir las acciones co-
lectivas y los logros de los Estados Miembros hacia objetivos mundiales, pero no deben impedir la
fijación de metas nacionales más ambiciosas, especialmente para los países que ya hayan alcanzado
las metas mundiales. En el apéndice 1 figuran los indicadores para medir los progresos hechos hacia
la consecución de las metas mundiales definidas.
Enfoque que abarque la totalidad del ciclo vital: las políticas, planes y servicios de salud
mental han de tener en cuenta las necesidades sanitarias y sociales en todas las etapas del ci-
clo vital: lactancia, infancia, adolescencia, edad adulta y ancianidad.
Enfoque multisectorial: la respuesta integral y coordinada con respecto a la salud mental re-
quiere alianzas con múltiples sectores públicos, tales como los de la salud, educación, em-
pleo, justicia, vivienda, social y otros, así como con el sector privado, según proceda en fun-
ción de la situación del país.
24. El marco establecido en este plan de acción debe adaptarse a nivel regional a fin de tener en
cuenta la situación específica de cada región. Las acciones propuestas para los Estados Miembros se
han de examinar y adaptar como corresponda a las prioridades y circunstancias específicas nacionales
para poder alcanzar los objetivos. No existe un modelo de plan de acción válido para todos los países,
7
WHA66.8 Anexo
ya que estos se encuentran en distintas fases del proceso de articulación y aplicación de una respuesta
integral en el campo de la salud mental.
25. Para alcanzar la visión, las metas y los objetivos del plan, se proponen acciones específicas para
los Estados Miembros y los asociados internacionales y nacionales. Además, se han definido acciones
para la Secretaría. Aunque dichas acciones se han especificado separadamente para cada objetivo,
muchas de ellas también contribuirán a la consecución de los demás objetivos del plan de acción.
En el apéndice 2 se proponen algunas opciones posibles para poner en práctica esas acciones.
26. La aplicación efectiva del plan de acción mundial sobre salud mental requerirá acciones de los
asociados internacionales, regionales y nacionales, que incluyen, entre otros:
los organismos de desarrollo, como los organismos multilaterales internacionales (por ejem-
plo, el Banco Mundial o los organismos de las Naciones Unidas para el desarrollo), los orga-
nismos regionales (por ejemplo, los bancos regionales de desarrollo), los organismos inter-
gubernamentales subregionales y los organismos bilaterales de ayuda al desarrollo;
la sociedad civil, en particular las organizaciones de personas con trastornos mentales y dis-
capacidades psicosociales, los usuarios de servicios y otras asociaciones y organizaciones
similares, asociaciones de familiares y cuidadores, organizaciones dedicadas a la salud men-
tal y otras organizaciones no gubernamentales, comunitarias, de derechos humanos y confe-
sionales, las redes de desarrollo y de salud mental, y las asociaciones de profesionales sanita-
rios y proveedores de servicios.
27. Las funciones de estos tres grupos se sobreponen con frecuencia, y pueden incluir múltiples ac-
ciones en las áreas de gobernanza, salud y servicios sociales, promoción y prevención en materia de
salud mental, información, evidencias e investigación (véanse las acciones enumeradas más adelante).
Las evaluaciones nacionales de las necesidades y capacidades de los diferentes asociados serán esen-
ciales para esclarecer las funciones y acciones de los principales grupos de interesados directos.
28. La planificación, organización y financiación de los sistemas de salud es una tarea compleja que
requiere la participación de múltiples partes interesadas y de diferentes niveles administrativos. Como
protectores máximos de la salud mental de la población, los gobiernos son los principales responsables
de poner en marcha arreglos institucionales, jurídicos, financieros y de servicios apropiados para garanti-
zar que se atienden todas las necesidades y se fomenta la salud mental de la totalidad de la población.
29. La gobernanza no trata únicamente del gobierno, sino que se extiende a sus relaciones con las
organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. La existencia de una sociedad civil fuerte, y
en particular de organizaciones de personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales y
de familiares y cuidadores, puede ayudar a formular políticas y leyes y a crear servicios de salud men-
8
Anexo WHA66.8
tal más eficaces, con mayor rendición de cuentas y en consonancia con los instrumentos internaciona-
les y regionales de derechos humanos.
30. Entre los factores esenciales para formular políticas y planes eficaces en materia de salud mental
se encuentran el liderazgo fuerte y el compromiso de los gobiernos; la implicación de las partes intere-
sadas; la definición clara de áreas de acción; la formulación de acciones basadas en evidencias y fun-
damentadas desde el punto de vista financiero; la prestación de atención explícita a la equidad; el res-
peto a la dignidad y a los derechos humanos de las personas con trastornos mentales y discapacidades
psicosociales, y la protección de los grupos vulnerables y marginados.
31. Las respuestas serán más sólidas y eficaces si las intervenciones de salud mental están firme-
mente integradas en las políticas y los planes nacionales de salud. Además, con frecuencia es necesa-
rio elaborar políticas y planes específicos de salud mental que ofrezcan orientaciones más detalladas.
32. La legislación sobre salud mental, tanto si se aborda en un documento legislativo independiente
como si está integrada en otras leyes sobre salud y capacidad, debe codificar los principios, valores y
objetivos fundamentales de la política de salud mental, por ejemplo estableciendo mecanismos legales
y de supervisión para fomentar los derechos humanos y desarrollar en la comunidad servicios de salud
y sociales accesibles.
33. Las políticas, planes y leyes sobre salud mental deben cumplir con las obligaciones dimanantes
de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y de otras convenciones inter-
nacionales y regionales de derechos humanos. 1
34. La incorporación más explícita de las cuestiones de salud mental a otros programas y alianzas
sanitarias prioritarias (por ejemplo, VIH/sida, salud de la mujer y el niño, enfermedades no transmisi-
bles o Alianza Mundial en pro del Personal Sanitario), así como a las políticas y legislaciones de otros
sectores pertinentes (por ejemplo, los que se ocupan de la educación, empleo, discapacidad, justicia,
protección social y de los derechos humanos o reducción de la pobreza y desarrollo), es un medio im-
portante para atender los requisitos multidimensionales de los sistemas de salud mental y debería per-
manecer en el núcleo de los esfuerzos de liderazgo de los gobiernos para mejorar los servicios terapéu-
ticos, prevenir los trastornos mentales y fomentar la salud mental.
Meta mundial 1.1: el 80% de los países habrán elaborado o actualizado sus políticas/planes de salud
mental en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos (para
el año 2020).
Meta mundial 1.2: el 50% de los países habrán elaborado o actualizado sus legislaciones sobre salud
mental en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos (para
el año 2020).
35. Política y legislación: formular, reforzar, actualizar y aplicar políticas, estrategias, programas,
leyes y reglamentos nacionales relacionados con la salud mental en todos los sectores pertinentes, con
inclusión de códigos de prácticas y mecanismos para supervisar la protección de los derechos humanos
1
Los principales instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos figuran en el sitio web de la OMS:
http://www.who.int/mental_health/mhgap/consultation_global_mh_action_plan_2013_2020/en/index.html.
9
WHA66.8 Anexo
y la aplicación de la legislación, en consonancia con las evidencias, las prácticas óptimas, la Conven-
ción sobre los derechos de las personas con discapacidad y otros instrumentos internacionales y regio-
nales sobre los derechos humanos.
36. Planificación de los recursos: planificar de acuerdo con las necesidades cuantificadas, y asignar
en todos los sectores pertinentes un presupuesto proporcional a los recursos humanos y de otra índole
necesarios para poner en práctica los planes y acciones de salud mental basados en evidencias que se
hayan acordado.
37. Colaboración con las partes interesadas: motivar y lograr la participación de las partes intere-
sadas de todos los sectores pertinentes, en particular de las personas con trastornos mentales, sus cui-
dadores y familiares, en la formulación y la aplicación de las políticas, leyes y servicios relacionados
con la salud mental, utilizando para ello estructuras o mecanismos oficiales.
38. Fortalecimiento y emancipación de las personas con trastornos mentales y discapacidades psi-
cosociales, y sus organizaciones: garantizar que las personas con trastornos mentales y discapacida-
des psicosociales tengan funciones y atribuciones oficiales para influir en el proceso de elaboración,
planificación y aplicación de las políticas, leyes y servicios.
39. Política y legislación: compilar los conocimientos y las prácticas óptimas sobre la elaboración,
aplicación multisectorial y evaluación de las políticas, planes y leyes relacionadas con la salud mental,
con inclusión de códigos de prácticas y mecanismos para supervisar la protección de los derechos hu-
manos y la aplicación de la legislación en consonancia con la Convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad y otras convenciones internacionales y regionales sobre los derechos hu-
manos, y crear la capacidad necesaria para ello.
40. Planificación de los recursos: ofrecer a los países asistencia técnica en materia de planificación
multisectorial de los recursos, presupuestación y seguimiento de los gastos relacionados con la sa-
lud mental.
41. Colaboración con las partes interesadas: aportar las prácticas e instrumentos óptimos para for-
talecer la colaboración y la interacción a nivel internacional, regional y nacional entre las partes intere-
sadas en lo que se refiere a la formulación, aplicación y evaluación de las políticas, estrategias, pro-
gramas y leyes de salud mental, con inclusión de los sectores social, de la salud y de la justicia, los
grupos de la sociedad civil, las personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales, sus
cuidadores y familiares, y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y los organismos de
derechos humanos.
42. Fortalecimiento y emancipación de las personas con trastornos mentales y discapacidades psi-
cosociales, y sus organizaciones: implicar a las organizaciones de personas con trastornos mentales y
discapacidades psicosociales en la formulación de políticas a nivel internacional, regional y nacional
dentro de las estructuras de la propia OMS, y ofrecer a esas organizaciones apoyo para que diseñen
instrumentos técnicos para la creación de capacidades basados en los instrumentos internacionales y
regionales de derechos humanos y en los instrumentos de derechos humanos y de salud mental de la
propia OMS.
10
Anexo WHA66.8
43. Incorporar las intervenciones de salud mental a las políticas, estrategias e intervenciones sanita-
rias y de desarrollo y reducción de la pobreza.
44. Considerar a las personas con trastornos mentales como un grupo vulnerable y marginado que
requiere atención prioritaria y debe implicarse en las estrategias de desarrollo y reducción de la pobre-
za, por ejemplo en los programas de educación, empleo y subsistencia, así como en el programa de
derechos humanos.
45. Incluir explícitamente la salud mental en las políticas, planes y programas de investigación ge-
nerales y prioritarios, como los de enfermedades no transmisibles, VIH/sida o salud de la mujer, el
niño y el adolescente, así como en los programas y alianzas horizontales, tales como la Alianza Mun-
dial en pro del Personal Sanitario y otras alianzas internacionales y regionales.
46. Apoyar las posibilidades de intercambio entre los países acerca de las estrategias normativas,
legislativas y de intervención eficaces, basadas en el marco internacional y regional de derechos hu-
manos, para promover la salud mental, prevenir los trastornos mentales y fomentar la recuperación.
48. En el contexto de la mejora del acceso a la atención y de la calidad de los servicios, la OMS re-
comienda el desarrollo de servicios integrales de salud mental y de asistencia social de base comunita-
ria; la integración de la asistencia y los tratamientos de salud mental en los hospitales generales y la
atención primaria; la continuidad asistencial entre diferentes prestadores y niveles del sistema de sa-
lud; la colaboración eficaz entre los prestadores de atención formales e informales, y el fomento de la
autoasistencia, por ejemplo mediante el uso de tecnologías sanitarias electrónicas y móviles.
49. El desarrollo de servicios de salud mental de buena calidad requiere protocolos y prácticas ba-
sadas en evidencias, que incluyan la intervención temprana, la incorporación de los principios de los
derechos humanos, el respeto de la autonomía individual y la protección de la dignidad de las perso-
nas. Además, el personal sanitario no debe limitar su intervención a la mejora de la salud mental, sino
que también debe atender las necesidades de los niños, adolescentes y adultos con trastornos mentales
relacionadas con su salud física, y viceversa, teniendo en cuenta las elevadas tasas de comorbilidad de
los problemas de salud mental y física, y los factores de riesgo asociados, como las altas tasas de con-
sumo de tabaco, que se suelen pasar por alto.
11
WHA66.8 Anexo
recurrir al trabajo y el apoyo de personas en situación similar, que se infunden mutuamente aliento y
comparten un sentimiento de pertenencia, además de conocimientos técnicos. Además se necesita un
planteamiento multisectorial en el que los servicios presten apoyo a las personas en las diferentes eta-
pas del ciclo de vida y, según proceda, faciliten su acceso a derechos humanos básicos como el empleo
(incluidos programas de retorno al trabajo), la vivienda o las oportunidades educativas, y su participa-
ción en las actividades de la comunidad, los programas y otras actividades significativas.
51. Es necesaria una participación y un apoyo más activos de los usuarios en la reorganización, la
prestación y la evaluación y seguimiento de los servicios, de modo que el tratamiento y la atención
respondan mejor a sus necesidades. Asimismo se necesita una mayor colaboración con los prestadores
de atención de salud mental «informales», tales como los familiares o los líderes religiosos, sanadores
espirituales y tradicionales, maestros, agentes de policía y organizaciones no gubernamentales locales.
52. Otro requisito esencial es que los servicios respondan a las necesidades de los grupos vulnerables
y marginados de la sociedad, como las familias más desfavorecidas socioeconómicamente, los afectados
por el VIH/sida, las mujeres y niños víctimas de la violencia doméstica, los supervivientes de actos vio-
lentos, los homosexuales, bisexuales y transexuales, los pueblos indígenas, los migrantes, los solicitantes
de asilo, las personas privadas de libertad o los grupos minoritarios en el contexto nacional.
54. La exposición a sucesos vitales adversos o condiciones extremas de estrés, como desastres natu-
rales, conflictos aislados, reiterados o continuos y disturbios o violencia familiar y doméstica continua,
puede tener para la salud general y mental graves consecuencias que requieren un examen cuidadoso,
especialmente con respecto a la caracterización diagnóstica (sobre todo para evitar el sobrediagnóstico
y la medicalización excesiva) y al planteamiento del apoyo, la atención y la rehabilitación.
Meta mundial 2: la cobertura de servicios para los trastornos mentales graves habrá aumentado en
un 20% (para el año 2020).
12
Anexo WHA66.8
57. Atención integrada y adaptable: Integrar y coordinar una labor holística de prevención, promo-
ción, rehabilitación, atención y apoyo que apunte a satisfacer las necesidades de atención de salud tan-
to mental como física y facilite la recuperación de personas de cualquier edad con trastornos mentales
de la mano del conjunto de servicios generales de atención sanitaria y social (recuperación que com-
prende la promoción del derecho al empleo, la vivienda y la educación) con la aplicación de planes de
tratamiento y recuperación centrados en el usuario del servicio y, cuando convenga, con las aportacio-
nes de familiares y cuidadores.
58. Salud mental en las emergencias humanitarias (incluidos conflictos aislados, reiterados o conti-
nuos, violencia y desastres): trabajar con los comités nacionales de emergencia y los proveedores de
atención de salud mental para incluir las necesidades de salud mental y apoyo psicosocial en la prepa-
ración para casos de emergencia y facilitar el acceso de las personas con trastornos mentales o pro-
blemas psicosociales (ya sean preexistentes o causados por la emergencia) a servicios seguros de apo-
yo, incluidos servicios que aborden los traumas psicológicos y fomenten la recuperación y la resilien-
cia, entre ellos los destinados al personal humanitario y de salud, durante y tras la emergencia, pres-
tando la debida atención a la financiación a largo plazo que se requiere para construir o reconstruir un
sistema de salud mental de ámbito comunitario después de una emergencia.
59. Desarrollo de los recursos humanos: reforzar los conocimientos y competencias del personal
sanitario generalista o especializado para que pueda dispensar servicios de salud mental y atención
social científicamente contrastados, culturalmente apropiados y regidos por los derechos humanos, en
particular a niños y adolescentes, introduciendo la salud mental en los programas de estudios de pre-
grado y universitarios e impartiendo formación y ofreciendo tutorías a los agentes de salud sobre el
terreno, especialmente en los centros de atención no especializada, para que estén en condiciones de
reconocer a las personas con trastornos mentales y ofrecerles adecuado tratamiento y apoyo o derivar-
las, cuando proceda, a otros niveles de atención.
60. Corrección de las disparidades: tomar medidas activas para identificar y prestar apoyo adecuado a
los colectivos que presenten especial riesgo de enfermedad mental y tengan difícil acceso a los servicios.
13
WHA66.8 Anexo
62. Atención integrada y adaptable: reunir y difundir datos científicos y prácticas óptimas para la
integración y la coordinación multisectorial de una atención holística, poniendo el acento en la recupe-
ración y en el apoyo que necesitan las personas con trastornos mentales, lo que supone, entre otras co-
sas, instaurar métodos alternativos a las prácticas coactivas y definir estrategias para hacer participar a
usuarios, familiares y cuidadores en la planificación de los servicios y las decisiones terapéuticas.
Además, ofrecer ejemplos de mecanismos de financiación para facilitar la colaboración multisectorial.
63. Salud mental en las emergencias humanitarias (incluidos conflictos aislados, reiterados o conti-
nuos, violencia y desastres): proporcionar asesoramiento y pautas de carácter técnico acerca de políti-
cas y actividades sobre el terreno vinculadas a la salud mental a cargo de entidades gubernamentales,
no gubernamentales e intergubernamentales, incluida la construcción o reconstrucción, tras una emer-
gencia, de un sistema de salud mental de ámbito comunitario que tenga en cuenta todo lo referente a
las secuelas postraumáticas.
64. Desarrollo de los recursos humanos: ayudar a los países a formular una estrategia de recursos
humanos para la salud mental en la cual, entre otras cosas, se determinen carencias y se especifiquen
necesidades, requisitos de formación y competencias básicas por lo que respecta al personal de salud
sobre el terreno, y se definan programas de estudios para la enseñanza de pregrado y universitaria.
65. Corrección de las disparidades: reunir y difundir datos científicos y prácticas óptimas para
subsanar carencias en los servicios sociales y de salud mental dirigidos a los colectivos marginados.
66. Destinar los fondos recibidos a la prestación directa de servicios para dispensar atención de sa-
lud mental desde el ámbito comunitario en lugar de asistencia institucional.
67. Contribuir a la formación del personal de salud para que aprenda a reconocer trastornos menta-
les. Además, proponer intervenciones científicamente contrastadas y culturalmente apropiadas para
favorecer la recuperación de las personas con trastornos mentales.
68. Secundar iniciativas coordinadas para aplicar programas de salud mental en situaciones de
emergencia humanitaria y después de ellas, lo que incluye la formación y capacitación del personal de
atención sanitaria y social.
69. Como parte de la labor de los países para elaborar y aplicar políticas y programas de salud, es
primordial no solo atender las necesidades de las personas aquejadas de un determinado trastorno
mental, sino también proteger y fomentar el bienestar mental de todos los ciudadanos. La salud men-
tal evoluciona a lo largo de toda la vida. Por consiguiente, a los gobiernos incumbe la importante fun-
ción de utilizar los datos sobre los factores de riesgo y de protección para emprender acciones destina-
das a prevenir los trastornos mentales y a proteger y promover la salud mental en todas las etapas de la
vida, de las cuales las primeras son especialmente propicias para perseguir estos objetivos, pues hasta
un 50% de los trastornos mentales que afectan a adultos empiezan antes de los 14 años de edad.
Los niños y adolescentes con trastornos mentales deben ser objeto de intervenciones tempranas cientí-
ficamente contrastadas de carácter no farmacológico, ya sean psicosociales o de otra índole, dispensa-
das desde el ámbito comunitario, evitando la institucionalización y la medicalización. Esas interven-
ciones deben atenerse además a los derechos que amparan a los niños con arreglo a la Convención de
14
Anexo WHA66.8
las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos internacionales y regionales de
derechos humanos.
70. La responsabilidad de promover la salud mental y prevenir los trastornos mentales se extiende a
todos los sectores y todas las administraciones gubernamentales, puesto que los problemas de salud
mental vienen muy influidos por toda una panoplia de determinantes sociales y económicos, por ejem-
plo el nivel de ingresos, la situación laboral, el nivel educativo, las condiciones materiales de vida, el
estado de salud física, la cohesión familiar, la discriminación, las violaciones de derechos humanos o
la exposición a episodios vitales difíciles como la violencia sexual o el maltrato y abandono infantiles.
Los niños y adolescentes expuestos a catástrofes naturales o a conflictos o disturbios civiles, sobre to-
do los que han participado en fuerzas o grupos armados, tienen enormes necesidades en materia de
salud mental y requieren especial atención.
71. Las estrategias globales de promoción de la salud mental y prevención de los trastornos menta-
les durante toda la vida pueden centrarse en lo siguiente: leyes contra la discriminación y campañas
informativas que atajen la estigmatización y las violaciones de derechos humanos que con demasiada
frecuencia acompañan a los trastornos mentales; fomento de los derechos, las oportunidades y la aten-
ción de las personas con trastornos mentales; cultivo de los principales recursos psicológicos del indi-
viduo en las etapas formativas de la vida (por ejemplo con programas para la primera infancia, de pre-
paración para la vida activa y de educación sexual, o programas para favorecer una relación segura,
estable y enriquecedora entre los niños y sus progenitores y cuidadores); intervención temprana me-
diante la detección precoz, prevención y tratamiento de los problemas afectivos o de conducta, sobre
todo en la infancia y la adolescencia; instauración de condiciones saludables de vida y de trabajo (por
ejemplo, introduciendo mejoras organizativas del trabajo o planes de tratamiento del estrés científica-
mente contrastados en los sectores público y privado); programas o redes comunitarias de protección
que combatan el maltrato infantil y otras formas de violencia en el ámbito doméstico o comunitario; y
protección social de las poblaciones pobres. 1
72. La prevención del suicidio es una de las prioridades importantes. Muchas personas que intentan
poner fin a su vida proceden de colectivos vulnerables y marginados. Además, los jóvenes y las per-
sonas mayores están entre los grupos de edad más propensos a abrigar ideas de suicidio o autolesio-
narse. En general las tasas de suicidio están subestimadas, debido a las carencias de los sistemas de
vigilancia y a la atribución errónea de ciertos suicidios a causas accidentales, así como a la criminali-
zación del suicidio en algunos países. Sin embargo, en la mayoría de los países las tasas tienden a
mantenerse estables o a aumentar, mientras que en otros se observa una tendencia a la baja a largo pla-
zo. Puesto que además de los trastornos mentales hay otros muchos factores de riesgo asociados al
suicidio, por ejemplo dolor crónico o trastorno emocional agudo, las medidas preventivas no deben
proceder únicamente del sector de la salud, sino que otros sectores deben actuar también simultánea-
mente. Pueden ser eficaces medidas como la reducción del acceso a medios para autolesionarse o sui-
cidarse (en particular armas de fuego, plaguicidas, y acceso a medicamentos tóxicos en sobredosis),
una praxis informativa responsable por parte de los medios de comunicación, la protección de las per-
sonas con elevado riesgo de suicidio y el reconocimiento y tratamiento precoces de trastornos menta-
les y conductas suicidas.
1
Véase: Risks to mental health: an overview of vulnerabilities and risk factors. Documento de referencia elabora-
do por la Secretaría de la OMS con vistas a la elaboración de un plan de acción integral sobre salud mental
(http://www.who.int/mental_health/mhgap/consultation_global_mh_action_plan_2013_2020/en/index.html; consultado el 10 de
diciembre de 2012).
15
WHA66.8 Anexo
Meta mundial 3.1: el 80% de los países tendrán en funcionamiento como mínimo dos programas mul-
tisectoriales nacionales de promoción y prevención en materia de salud mental (para el año 2020).
Meta mundial 3.2: se habrá reducido en un 10% la tasa de suicidios en los países (para el año 2020).
73. Promoción de la salud mental y prevención de trastornos: encabezar y coordinar una estrategia
multisectorial que: combine intervenciones universales y otras selectivas para promover la salud men-
tal, prevenir los trastornos mentales y reducir la estigmatización, la discriminación y las violaciones de
derechos humanos; responda a las necesidades de grupos vulnerables específicos en todo el ciclo vital;
y esté integrada en las estrategias nacionales de salud mental y de fomento de la salud.
74. Prevención del suicidio: elaborar y poner en práctica estrategias nacionales integrales de pre-
vención del suicidio, prestando especial atención a los colectivos en que se haya detectado un mayor
riesgo de suicidio, como los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, los jóvenes u otros grupos vul-
nerables de cualquier edad en función del contexto local.
75. Promoción de la salud mental y prevención de trastornos: prestar apoyo técnico a los países
para la selección, formulación y aplicación de prácticas óptimas científicamente contrastadas y costoe-
fectivas para promover la salud mental, prevenir trastornos mentales, reducir los niveles de estigmati-
zación y discriminación y fomentar los derechos humanos en todas las etapas de la vida.
76. Prevención del suicidio: brindar apoyo técnico a los países para reforzar sus programas de pre-
vención del suicidio, prestando especial atención a los colectivos en que se haya detectado un mayor
riesgo de suicidio.
77. Tratar de que todas las partes interesadas participen en las labores de sensibilización para gene-
rar conciencia de la magnitud de la carga de morbilidad asociada a los trastornos mentales y de la exis-
tencia de estrategias eficaces de intervención para promover la salud mental, prevenir los trastornos
mentales, tratar y atender a los afectados y hacer posible su recuperación.
78. Defender el derecho de las personas con trastornos mentales o discapacidades psicosociales a re-
cibir del gobierno una prestación de invalidez y a tener acceso a una vivienda y a programas para ganarse
el sustento, y más en general a tomar parte en la vida laboral y comunitaria y en los asuntos ciudadanos.
79. Velar por que las personas con trastornos mentales o discapacidades psicosociales participen en
las actividades de los colectivos de discapacitados en general, por ejemplo en la defensa de los dere-
chos humanos y en los procesos de presentación de informes sobre la aplicación de la Convención so-
bre los derechos de las personas con discapacidad y otros tratados internacionales y regionales de de-
rechos humanos.
80. Instituir medidas para combatir la estigmatización, la discriminación y otras violaciones de los
derechos humanos que afecten a las personas con trastornos mentales o discapacidades psicosociales.
16
Anexo WHA66.8
Objetivo 4: reforzar los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones
sobre salud mental
82. La información, los datos empíricos y la investigación son ingredientes básicos para un adecua-
do proceso de elaboración de políticas, planificación y evaluación en materia de salud mental. La ob-
tención de nuevos conocimientos gracias a la investigación hace posible que toda política o medida
repose en datos contrastados y en prácticas óptimas, y la existencia de datos pertinentes y actualizados
o de dispositivos de vigilancia permite seguir de cerca las medidas aplicadas y determinar los servicios
en cuya prestación hay margen de mejora. Pero actualmente la investigación discurre casi siempre en
y bajo el control de países de altos ingresos, desequilibrio que es preciso corregir para que los países
de ingresos bajos o medianos se doten de estrategias costoefectivas y culturalmente apropiadas para
atender sus necesidades y prioridades en materia de salud mental.
83. Aunque existen procesos periódicos de evaluación (como el proyecto Atlas de la OMS) que de-
paran una visión sintética de la situación en materia de salud mental, los sistemas de información pe-
riódica sobre el tema son rudimentarios o inexistentes en la mayoría de los países de ingresos bajos o
medianos, con lo que resulta difícil aprehender las necesidades de las poblaciones locales y planificar
en consecuencia.
84. Los datos e indicadores básicos que se necesitan para el sistema de salud mental se refieren a lo
siguiente: magnitud del problema (prevalencia de los trastornos mentales y determinación de los prin-
cipales factores de riesgo y de protección por lo que respecta a la salud y el bienestar mentales); alcan-
ce de las políticas, leyes, intervenciones y servicios (en particular, desfase entre el número de personas
que sufren un trastorno mental y el de personas que reciben tratamiento y se benefician de un conjunto
de servicios adecuados, como servicios sociales); datos sobre resultados sanitarios (incluidas las tasas
de suicidio y de mortalidad prematura en el conjunto de la población, así como mejoras, a nivel indi-
vidual o por grupos, relacionadas con síntomas clínicos, niveles de discapacidad, funcionamiento glo-
bal y calidad de vida) y datos sobre resultados sociales y económicos (niveles relativos de estudios,
vivienda, empleo e ingresos en las personas con trastornos mentales). Estos datos deben estar desglo-
sados por sexo y edad y dar cuenta de las diversas necesidades de las subpoblaciones, definidas en
función de criterios geográficos (por ejemplo, comunidades urbanas frente a rurales) y de la vulnerabi-
lidad de determinados colectivos. Para reunir estos datos se recurrirá a encuestas periódicas concebi-
das especialmente al efecto, que vengan a complementar los datos obtenidos habitualmente con el sis-
tema de información sanitaria. También hay interesantes posibilidades para aprovechar datos ya exis-
tentes, por ejemplo extrayendo información de los informes que gobiernos e instancias no guberna-
mentales o de otra índole dirigen a los órganos encargados de supervisar la aplicación de tratados co-
mo parte de los mecanismos de presentación periódica de informes.
Meta mundial 4: el 80% de los países calculará y notificará sistemáticamente cada dos años al me-
nos un conjunto básico de indicadores de salud mental por medio de su sistema nacional de informa-
ción sanitaria y social (para el año 2020).
85. Sistemas de información: integrar la salud mental en el sistema habitual de información sanita-
ria y determinar, recopilar, comunicar sistemáticamente y utilizar datos básicos sobre salud mental
desglosados por sexo y edad (incluidos los datos sobre suicidios y tentativas de suicidio) con el fin de
17
WHA66.8 Anexo
87. Sistemas de información: definir un conjunto básico de indicadores de salud mental y propor-
cionar orientaciones, formación y asistencia técnica sobre la concepción de sistemas de vigilan-
cia/información destinados a obtener datos para los indicadores básicos de salud mental. Facilitar el
uso de esos datos para la vigilancia de los resultados sanitarios y las inequidades y acrecentar el volu-
men de información reunida por el Observatorio mundial de salud mental de la OMS (como parte
del Observatorio Mundial de la Salud de la OMS) estableciendo datos de referencia para seguir de cer-
ca la situación mundial en la materia (y así evaluar, entre otras cosas, la progresión hacia el logro de
las metas fijadas en el presente plan de acción).
89. Prestar apoyo a los Estados Miembros para instaurar sistemas de vigilancia/información que
sirvan para: definir indicadores básicos sobre salud mental y sobre servicios sociales y de salud para
las personas con trastornos mentales; posibilitar una evaluación de los cambios que se producen en el
tiempo; y entender mejor los determinantes sociales de los problemas de salud mental.
90. Secundar las investigaciones encaminadas a resolver interrogantes en materia de salud mental,
incluidos los que tienen que ver con la prestación de servicios de salud y sociales a personas con tras-
tornos mentales y discapacidades psicosociales.
18
Anexo WHA66.8
Apéndice 1
Estos indicadores para evaluar los progresos hacia las metas mundiales del plan de acción integral sobre
salud mental responden a una parte de las necesidades de información y notificación que los Estados
Miembros deben satisfacer para poder vigilar adecuadamente sus políticas y programas de salud mental.
Dado que las metas son de aplicación voluntaria y mundiales, no se prevé que cada Estado Miembro al-
cance necesariamente todas estas metas específicas, pero sí puede contribuir en grado variable a su con-
secución conjunta. Como se indica en el objetivo 4 del plan, la Secretaría ofrecerá orientación, capacita-
ción y asistencia técnica a los Estados Miembros que lo soliciten para desarrollar sistemas nacionales de
información que les permitan obtener datos sobre los indicadores de insumos, actividades y resultados de
los sistemas de salud mental. El objetivo es aprovechar los sistemas de información existentes en vez de
crear sistemas nuevos o paralelos. Los puntos de partida de cada meta se establecerán pronto durante la
fase de aplicación del plan de acción mundial
Indicador Existencia de una política o plan nacional de salud mental acorde con los
instrumentos internacionales de derechos humanos [sí/no].
Medios de verificación Disponibilidad física de la política/plan y confirmación de que se ajusta a las normas
internacionales y regionales en materia de derechos humanos.
Observaciones/supuestos Muchas políticas y planes con más de 10 años de vida pueden no reflejar las novedades
más recientes en materia de normas internacionales de derechos humanos y prácticas
basadas en la evidencia. En los países con un sistema federado, el indicador se referirá
a las políticas/planes de la mayoría de los estados/provincias del país. Las políticas o
planes de salud mental pueden ser independientes o integrarse en otras políticas o
planes de salud general o discapacidad.
Meta mundial 1.2 El 50% de los países habrán elaborado o actualizado sus legislaciones sobre salud
mental en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos
humanos (para el año 2020).
Indicador Existencia de leyes nacionales sobre salud mental acordes con los instrumentos
internacionales de derechos humanos [sí/no].
Medios de verificación Disponibilidad física de la legislación y confirmación de que se ajusta a las normas
internacionales y regionales de derechos humanos.
Observaciones/supuestos Las leyes con más de 10 años de vida pueden no reflejar las novedades más recientes
en materia de normas internacionales de derechos humanos y prácticas basadas en la
evidencia. En los países con un sistema federado, el indicador se referirá a la
legislación de la mayoría de los estados/provincias del país. Las leyes en materia de
salud mental pueden ser independientes o integrarse en otras leyes de salud general o
discapacidad.
19
WHA66.8 Anexo
Indicador Proporción de personas con trastornos mentales graves (psicosis, trastorno afectivo
bipolar, depresión moderada a grave) que están utilizando los servicios [%].
Medios de verificación Numerador: Casos de trastorno mental grave que están recibiendo servicios,
derivado de los sistemas de información sistemáticos o, si no se dispone de ellos,
de una encuesta inicial y de seguimiento de los centros sanitarios en una o más
zonas geográficas definidas de un país.
Denominador: Total de casos de trastorno mental grave en la población
muestreada, derivado de las encuestas nacionales o, si no se dispone de ellas, de
estimaciones subregionales generales de la prevalencia.
Observaciones/supuestos Son necesarias estimaciones de la cobertura de los servicios para todos los
trastornos mentales, pero aquí se limitan a los trastornos mentales graves para
reducir el esfuerzo de medición. Los centros sanitarios van de los centros de
atención primaria a los hospitales generales y especializados; pueden ofrecer
atención y apoyo social, así como tratamiento psicosocial y/o farmacológico en
régimen ambulatorio o de ingreso. A fin de reducir el esfuerzo de medición, y
siempre que ello sea necesario, los países pueden limitar la encuesta únicamente a
los hospitales y centros con estancias nocturnas, aunque ello conlleve una pérdida
de exactitud debido a la omisión de los prestadores de atención primaria y de otros
servicios. La encuesta inicial se emprenderá en 2014, y la de seguimiento se hará
en 2020 (preferiblemente con una tercera encuesta intermedia en 2017). Al
cuestionario de la encuesta se podrán añadir preguntas suplementarias para
investigar también la buena disposición y la calidad de los servicios, si así se desea.
La Secretaría puede ofrecer orientación y asistencia técnica a los Estados Miembros
con respecto al diseño y la instrumentación de la encuesta.
Meta mundial 3.2 Se habrá reducido en un 10% la tasa de suicidios en los países (para el año 2020).
Indicador Número anual de muertes por suicidio por 100 000 habitantes.
Medios de verificación Registro anual sistemático de las defunciones por suicidio (año de referencia:
2012 o 2013).
20
Anexo WHA66.8
Observaciones/supuestos Las medidas eficaces para alcanzar esta meta requieren una acción conjunta de
múltiples sectores ajenos al sector de la salud y la salud mental. La obtención de
datos de vigilancia exactos es difícil, y la mayor precisión de la información sobre
los suicidios, el envejecimiento de la población y otros posibles factores, pueden
hacer que la cifra total de suicidios registrados no disminuya en algunos países; así
y todo, la tasa de suicidios (en oposición al total de suicidios) es la mejor opción
para reflejar la mejora de los esfuerzos de prevención.
Objetivo 4: Fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones
sobre la salud mental
Meta mundial 4 El 80% de los países calculará y notificará sistemáticamente cada dos años al
menos un conjunto básico de indicadores de salud mental por medio de su sistema
nacional de información sanitaria y social (para el año 2020).
Indicador Conjunto básico de indicadores de salud mental acordados y reunidos de forma
sistemática y notificados cada dos años. [sí/no].
Medios de verificación Presentación de informes y de un conjunto básico de indicadores de salud mental a
la OMS cada dos años.
Observaciones/supuestos Los indicadores básicos de salud mental abarcan los relacionados con las metas
especificadas en este plan de acción y otros indicadores esenciales de acciones de los
sistemas de salud y de asistencia social (por ejemplo en los niveles de formación y
recursos humanos, disponibilidad de medicamentos psicotrópicos e ingresos
hospitalarios). Los datos se deben desglosar por sexo y edad. Cuando sea necesario,
las encuestas también se podrán utilizar para complementar los datos proporcionados
por los sistemas de información sistemáticos. La Secretaría asesorará a los países
sobre una serie de indicadores básicos que habrá que recopilar, en consulta con los
Estados Miembros. Los datos serán reunidos, analizados y notificados por la OMS,
a nivel mundial y por regiones (como parte del Observatorio mundial de la salud de
la OMS).
21
WHA66.8 Anexo
Apéndice 2
Las acciones propuestas para los Estados Miembros en el presente documento muestran qué puede
hacerse para alcanzar los objetivos del plan de acción, mientras que en este apéndice se exponen algu-
nas opciones respecto a cómo podrían materializarse esas acciones teniendo en cuanta las diversas si-
tuaciones de los países, especialmente en lo relativo al nivel de desarrollo de la salud mental, los sis-
temas de salud y de asistencia social y la disponibilidad de recursos. Sin pretender ser exhaustivas ni
prescriptivas, estas opciones proponen mecanismos ilustrativos o indicativos para emprender las ac-
ciones consideradas en los países.
22
Anexo WHA66.8
23
WHA66.8 Anexo
24
Anexo WHA66.8
25
WHA66.8 Anexo
26
Anexo WHA66.8
27
WHA66.8 Anexo
Objetivo 4: Fortalecer los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones
sobre la salud mental
Acciones Opciones para la aplicación
Sistemas de información: integrar la Establecimiento de un sistema de vigilancia activa de la salud mental
salud mental en el sistema habitual de y seguimiento del suicidio, procurando desglosar los registros por
información sanitaria y determinar, centro, sexo, edad y otras variables pertinentes.
recopilar, comunicar sistemáticamente
Incorporación de las necesidades y los indicadores de información
y utilizar datos básicos sobre salud
mental desglosados por sexo y edad sobre salud mental, incluidos factores de riesgo y discapacidades, en
(incluidos los datos sobre suicidios y las encuestas de población y los sistemas de información sanitaria
tentativas de suicidio) con el fin de nacionales.
mejorar la prestación de servicios de Recopilación de datos detallados de servicios secundarios y terciarios
salud mental y las estrategias de además de los datos habituales reunidos a través del sistema nacional
promoción y prevención en la materia y de información sanitaria.
de facilitar información al observatorio
Inclusión de indicadores de salud mental en los sistemas de
mundial de salud mental (como parte
del Observatorio mundial de la salud de información de otros sectores.
la OMS).
Datos científicos e investigación: Elaboración de una agenda nacional prioritaria de investigaciones en
mejorar la capacidad de investigación y materia de salud mental, basada en consultas con todas las partes
la colaboración universitaria en torno a interesadas.
las prioridades nacionales de
Mejora de la capacidad de investigación para evaluar las necesidades
investigación sobre salud mental, en
particular la investigación operativa que y evaluar los servicios y programas.
tenga un interés directo para la Fomento de una mayor cooperación entre universidades, institutos y
concepción e implantación de servicios servicios de salud en el terreno de las investigaciones en salud mental.
y para el ejercicio de los derechos Realización de investigaciones, en diferentes contextos culturales,
humanos de las personas con trastornos sobre la manera de entender y expresar la angustia psicológica, las
mentales, lo que incluye la creación de prácticas nocivas (por ejemplo violaciones de los derechos humanos
centros de excelencia con criterios
y discriminación) o protectoras (por ejemplo apoyo social y
claros, teniendo en cuenta en esta labor
las aportaciones de todos los costumbres tradicionales), y la eficacia de las intervenciones de
interlocutores pertinentes, incluidas las tratamiento y recuperación, prevención y promoción.
personas con trastornos mentales o Desarrollo de métodos de caracterización de las disparidades en salud
discapacidades psicosociales. mental entre subpoblaciones de los países, incluidos factores tales
como la raza/origen étnico, el sexo, el nivel socioeconómico y el
ámbito geográfico (urbano o rural).
Fortalecimiento de la colaboración entre centros de investigación
nacionales, regionales e internacionales para el intercambio
28
Anexo WHA66.8
= = =
29