Tesis Gestualidad y Significado
Tesis Gestualidad y Significado
Tesis Gestualidad y Significado
Gestualidad y significado
PRESENTA
DIRECTORA DE TESIS
Noviembre, 2014.
ÍNDICE
Introducción
Capítulo 1
LOS GESTOS Y LOS RASGOS SEMÁNTICOS
LA METODOLOGÍA
1.1 El objeto de estudio 12
1.2 La conformación del corpus 16
1.3 El método de análisis de los rasgos semánticos 24
Capítulo 2
UN MARCO TEÓRICO INTERDISCIPLINARIO PARA EL ANÁLISIS
2.1 El estudio de los gestos: su origen 30
2.2 Los antecedentes de la investigación 37
2.3 La herramienta analítica 44
2.3.1 El punto de vista cognitivo del estudio de los gestos 47
2.3.2 Los rasgos semánticos. Un enfoque semántico 62
2.3.2.1 Quillian y el procesamiento paralelo distribuido 65
2.4 Recapitulación 72
Capítulo 3
LA CONFIGURACIÓN DEL CONTEXTO
3.1 El discurso y el contexto 74
3.2 Los niveles contextuales 77
3.2.1 Niveles 1 y 2. El macrocontexto escolar mexicano y la evaluación en el
salón de clases 77
3.2.3 Nivel 5. Las respuestas de los informantes y los contextos alternativos: el 100
~1~
conocimiento del mundo y la lectura del texto
Capítulo 4
LA FUNCIÓN DEL GESTO
4.1 La frecuencia de los gestos y su clasificación 116
4.2 El gesto y el significado 128
4.2.1 Las funciones de la gestualidad 129
4.2.1.1 La especificación gestual. ¿Qué es un quetzal? 130
4.2.1.2 La especificación y la redundancia. ¿Qué es un mural? 136
4.2.1.3 La especificación y la iteración. ¿Qué es un pigmento? y ¿qué es
143
prehispánico?
4.2.2 La especificación y las respuestas apropiadas. ¿Qué es ocre? y ¿qué es
151
elucido?
4.2.3 La especificación y las respuestas imprecisas. ¿Qué es una llana de
157
piedra? y ¿qué es un mineral?
4.2.4 La especificación y el contexto. ¿Qué es delinear? 162
4.2.5 La especificación y las expresiones sintéticas. ¿Qué es un rito? 169
4.3 La coherencia en la gestualidad y otras particularidades 173
Capítulo 5
LEER, DEFINIR Y EXPLICAR: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL
SIGNIFICADO
5.1 La función del gesto en la definición-explicación de un término 188
5.2 La construcción de significados 196
Bibliografía 205
Anexo 1. Lección 15 La pintura mural prehispánica, ¿Qué pintaban en el México 218
antiguo?, ¿Cómo pintaban?
~2~
Anexo 2. Matrices 219
Anexo 3. Metatexto del corpus 225
Anexo 4. Concentrado del tipo y cantidad de gestos que emergieron en cada grupo 270
Anexo 5. Transcripción completa de cada ocasión de intercambio. Clasificación de 272
respuestas apropiadas e imprecisas.
Anexo 6. Síntesis analítica de algunas ocurrencias de otro conjunto de datos obtenidos 280
en el mismo evento interactivo
~3~
Convenciones tipográficas
Cursivas
1. Para lexemas (palabras o términos)
2. Para palabras, expresiones u oraciones en otro idioma
3. Para citar fragmentos del corpus
„Comillas simples‟
1. Para resaltar palabras (términos) o frases
2. Para resaltar títulos (de libros, lecturas, entre otros)
“Comillas dobles”
1. Para significados (<<, >>)
2. Para citas de otros autores (“, ”)
VERSALITAS
1. Para conceptos (unidad cognitiva de significado)
2. Para indicar relaciones semánticas
3. Para siglas y conceptos teóricos
~4~
GESTUALIDAD Y SIGNIFICADO
Investigador – ¿Qué es un quetzal? ¿Conoces un quetzal? ¿Sabes qué es un quetzal?
Niño– No
Investigador y niño, informantes en este estudio.
Introducción
E l maestro pregunta a sus alumnos si hay alguna duda sobre el tema que abordaron y
los estudiantes responden de forma concreta y decidida que todo está perfectamente
claro. Pero si él decide comprobarlo, se percatará de que sus alumnos tienen algunas
confusiones e, incluso, desconocimiento parcial o total de la materia. En el epígrafe anterior
mostramos un fragmento de nuestro corpus. El investigador preguntó a los informantes si
desconocían el significado de alguna de las palabras contenidas en una lectura que habían
hecho momentos antes y, en la mayoría de los casos, los participantes contestaron que
conocían todos los términos. Minutos después, el investigador quiso constatar su respuesta
y, como podemos ver, el niño no pudo explicar qué es un quetzal.
En la convivencia cotidiana dentro del salón de clases, se realizan diversas
actividades orientadas a promover la competencia lectora entre los alumnos. Tanto
profesores como estudiantes llevan a cabo prácticas que se mueven en torno a la
comprensión de los textos. Los programas educativos mexicanos fomentan tareas que
consisten en lecturas guiadas, explicativas y reflexivas. Después de la lectura de un texto, el
maestro organiza una sesión en la que los niños expresan cuál fue el tema y comentan con
sus compañeros las ideas más relevantes (véase Libro para el maestro. Español. Tercer
grado, 2004). Como mencionamos anteriormente, en una buena porción de las ocasiones, el
profesor pregunta a los alumnos si hay alguna duda, si desconocen alguna palabra o si no
comprendieron algo y, casi siempre, los estudiantes expresan un „no‟ como respuesta.
El salón de clases es un campo de acción complejo donde los alumnos interactúan
con otros y reclaman, como cualquier participante de una interacción, una imagen de sí
(Goffman, 1981) particular. Parece que los participantes expresan que han comprendido
esto como estrategia, para descartar que su actuación se vea comprometida ante ciertas
contingencias. Así, evidenciar ante sus compañeros su falta de comprensión o
desconocimiento queda completamente excluido y garantiza su licencia de salida, es decir,
permite el cambio de actividad. Pero ¿realmente el alumno comprendió la lectura?, ¿conoce
el significado de todas las palabras contenidas en el texto leído?, ¿o simplemente contesta
~5~
que conoce y comprendió todo para no dañar su imagen ante sus pares? El maestro también
deja tareas de lectura conjunta para que los alumnos las realicen con sus padres, sin
embargo, se repite el mismo esquema. El padre pregunta si todo está claro y el niño
responde que sí, con el afán de dar por terminada su tarea. En algunas ocasiones, el padre
sólo interroga al niño para comprobar que éste evoca algunos referentes del texto, no
obstante, su evaluación está limitada a la repetición.
En un estudio realizado por Sankey y Díaz (2007-2010) se les pidió a los
informantes –madre/padre e hijo(a)– responder un cuestionario en el que se les pregunta el
significado de algunas palabras extraídas de una lectura que hicieron previamente. A pesar
de que los informantes expresaron su comprensión del texto, los resultados de la prueba
arrojaron que el 95% de las palabras informativas contenidas en ese cuestionario son
desconocidas por el niño, entonces, ¿cómo puede haber comprensión si los niños ignoran el
significado de un número importante de términos semánticamente relevantes para la
comprensión de la lectura?
En 2009, según los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de
1
Estudiantes (Programme for International Student Assessment, PISA) –que se centra en
indagar la capacidad de los alumnos para extrapolar lo que han aprendido a lo largo de la
vida y su aplicación en situaciones del mundo real, así como la capacidad de analizar,
razonar y comunicar con eficacia para plantear, interpretar y resolver problemas en una
amplia variedad de situaciones (INEE, 2010)– en comparación con los puntajes conseguidos
en el año 2000, México no obtuvo una mejoría significativa con respecto a la media
internacional de los países evaluados.
1
PISA es un estudio periódico y comparativo, promovido y emprendido por la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el cual participan los países miembros y no miembros de
la organización (asociados). Su propósito principal es determinar en qué medida los estudiantes de 15 años,
que están por concluir o han concluido su educación obligatoria, han adquirido los conocimientos y
habilidades relevantes para participar activa y plenamente en la sociedad moderna. Esta prueba no mide qué
tanto los estudiantes pueden reproducir lo que han aprendido, sino que indaga lo que en PISA se denomina
competencia (literacy). Este concepto se refiere a la capacidad de los alumnos para extrapolar lo que han
aprendido, y aplicar sus conocimientos y habilidades en nuevos escenarios, así como para analizar, razonar y
comunicarse de manera satisfactoria al plantear, resolver e interpretar problemas en diversas situaciones del
mundo real (Cfr. OCDE, 2010b: 37). La información derivada de PISA permite identificar el nivel de
competencia de los estudiantes, en comparación con los de otros países participantes. Ayuda a identificar
fortalezas y debilidades del sistema educativo nacional y, sobre todo, permite detectar qué factores se asocian
con el éxito educativo. Como podemos ver, PISA es un estudio de evaluación riguroso, estandarizado y con
elevados controles de calidad en todas sus etapas, lo que asegura su validez y confiabilidad. Esta prueba
evalúa principalmente tres áreas: Lectura, Ciencias y Matemáticas (Cfr. INEE, 2010: 13-14).
~6~
Para PISA, la lectura “es una competencia fundamental que permite el aprendizaje
dentro y fuera del ámbito escolar y que ayuda a asumir formas de pensar y [de]2 ser” (INEE,
2010: 43). Según este estudio, nuestro país tuvo un incremento de tres puntos en el área de
lectura con respecto al puntaje de la última evaluación. Este aumento no es estadísticamente
significativo (Cfr. OCDE, 2010a: 12) y sitúa a México como el único de 21 países que en
nueve años no alcanzó un desarrollo (mientras que otros lugares, como Perú, mejoraron
significativamente). De acuerdo con los datos de esta prueba, la puntuación alcanzada por
3
México en esta área (425) se encuentra por debajo de la media de la OCDE (493). En
comparación con parámetros internacionales, México se encuentra por debajo de 45 países
de los 65 participantes4 (OCDE, 2010b).
La evaluación PISA establece niveles de desempeño o de competencia5, es así como
el 39% de los estudiantes se ubica en los niveles inferiores, el 54% en los intermedios y
sólo el 6% en los superiores. Si PISA considera que la competencia lectora abarca una
extensa variedad de habilidades cognitivas como la decodificación, el conocimiento de las
2
El agregado es nuestro.
3
El promedio OCDE es a la media de los 34 países miembros de la OCDE, los cuales se ponderaron por igual, a
fin de evitar que dicho valor estuviera sesgado hacia los países con mayor población escolar de 15 años. En
2009, el promedio de la OCDE en lectura fue de 493 puntos con una desviación estándar de 93. Para revisar
cuáles son los países que conforman la OCDE, véase: Países miembros y asociados que han participado en los
ciclos de PISA en INEE (2010), p. 269.
4
Shanghái-China obtuvo la media más alta de todos los países participantes (556). Le siguen Corea del Sur
(539), Finlandia (536) y Hong Kong-China (533). Bulgaria (429), Uruguay (426), Rumania (424) y Tailandia
(421) tienen el mismo nivel que México (425). Además, 16 países se encuentran por debajo de la media de
desempeño del nuestro. Si comparamos a México con sus pares latinoamericanos, encontramos que está en el
mismo nivel que Uruguay (426) y por arriba de Argentina (398), Brasil (412), Colombia (413), Panamá (371)
y Perú (370) (Cfr. INEE, 2010: 55; OCDE, 2010b: 50-56).
5
La puntuación del nivel superior (6) es de más de 698.32. Los estudiantes que alcanzan este nivel tienen
potencial para realizar actividades de alta complejidad cognitiva, por ejemplo, son lectores capaces de realizar
con detalle y precisión múltiples inferencias, comparaciones y contrastes; pueden demostrar una comprensión
completa y detallada de uno o más textos; pueden integrar información de más de un texto; manejan ideas
inusuales en presencia de evidente información; elaboran clasificaciones abstractas para poder interpretar,
entre otras. Los niveles 5, 4 y 3 están por arriba del mínimo necesario, aunque no es el nivel deseable para la
realización de las actividades cognitivas más complejas. Mientras que el nivel 2, cuyos puntajes están entre
407.47 y 480.18, se caracteriza por la capacidad para identificar la idea principal de un texto, interpretar una
parte de éste cuando sólo es necesario hacer inferencias sencillas, comentarlo desde las experiencias
personales, entre otros. Este nivel representa el mínimo necesario para que un joven pueda continuar con sus
estudios en niveles educativos superiores, o bien pueda insertarse en el ámbito laboral. Los niveles 1a (entre
334.75 y 407.47) y 1b (entre 262.04 y 34.75) son insuficientes para acceder a estudios superiores y desarrollar
las actividades que exige la vida en la sociedad del conocimiento. Los alumnos que obtienen este puntaje
poseen las capacidades para reconocer el tema principal o la intención del autor del texto y localizar la
información de un texto apelando a un único criterio ( INEE, 2010).
~7~
palabras, la gramática, las estructuras, las características lingüísticas y textuales, así como
el conocimiento del mundo y aspectos de índole metacognitiva, y México ha obtenido
puntajes bajos en estos desempeños, entonces, nos enfrentamos a graves dificultades en el
ámbito de la comprensión de textos. Según PISA, la competencia lectora implica la
capacidad de comprensión, es decir, la facultad que posee el lector para construir
significados, desde el proceso más básico como la comprensión de palabras hasta la
realización de tareas complejas como la comprensión del tema implícito en una
argumentación o narración (Cfr. INEE, 2010: 44; OCDE, 2010b: 37). Ahora bien, si los niños
ignoran el significado de las palabras contenidas en una lectura, es evidente que les será
complicado conseguir niveles altos de comprensión. Como vemos, estamos frente a un
problema relacionado con la construcción de significados; y justamente nuestro análisis se
concentrará en cómo la gestualidad de los hablantes participa en este proceso.
La presente investigación está centrada en el análisis de cómo los hablantes
construyen la definición de una palabra extraída de una lectura realizada previamente.
Observaremos qué sucede en el momento en que un hablante se enfrenta a la realización de
una tarea que implica un nivel de comprensión básico. Nuestro propósito es dar una
explicación de cuáles son los recursos de los que se sirve un hablante para construir el
significado de una palabra y, como consecuencia, ofreceremos una explicación sobre la
forma en que se llevan a cabo tareas básicas que impactan en el desarrollo de competencias
más complejas, como las que evalúa PISA.
Los datos que analizaremos son un fragmento de un corpus más extenso registrado
por Díaz y Sankey (2007-2010). En este estudio nos ocupamos del momento en que el
investigador solicita a ciertos informantes (madre/padre e hijo) que definan el significado
de una palabra extraída de una lectura que han realizado anteriormente. En efecto, el
objetivo de la investigación es analizar las respuestas de los padres y niños de forma
integral: tanto los términos lingüísticos (el habla) como los gestos que los coexpresan. Por
lo tanto, el objeto de estudio es el gesto y la palabra que emergen en las respuestas de los
informantes como recursos coexpresivos para solucionar la tarea de proporcionar una
definición para un término. Nuestro propósito es identificar la función de los gestos en la
construcción de significado.
~8~
Cuando las personas hablan, comúnmente acompañan su expresión con gestos,
movimientos realizados con las manos o los brazos (McNeill, 1992). Estos movimientos
poseen una relación estrecha con el discurso que es puesto en marcha, son elementos
constitutivos de la significación que expresan información junto con las palabras. Nuestra
tarea es examinar este tipo de movimientos que, si para Bavelas et al. (2002) juegan el
papel más importante en el esquema comunicativo, son cruciales para la explicación. Los
gestos, símbolos de la acción, nos permiten acceder al pensamiento y a la comprensión
humana (McNeill, 1992). A partir de esta premisa, nuestra investigación estará centrada en
aquellos gestos que se realizan cuando las personas expresan la comprensión o el
conocimiento de un término en un contexto escolar. Queda claro que, como ya lo
mencionamos, analizaremos los datos como mensajes integrados –por el gesto y la palabra.
¿Cómo construimos el significado de un término?, ¿a través de palabras y gestos?,
¿qué significados transmitimos por medio de los gestos?, ¿los gestos son un recurso para la
comprensión?, ¿los gestos evidencian la comprensión de una palabra?, ¿los gestos
transmiten información semántica relevante? Para dar respuesta a estas interrogantes, nos
centraremos en el papel que desempeñan los gestos en la representación de información, es
decir, en su función en la configuración de los rasgos semánticos o conjunto de elementos
que, interrelacionados entre sí, conforman el significado de los términos (o palabras)
(Rogers y McClelland, 2004). Con este propósito en mente, asumimos un punto de vista
gestual (McNeill, 1992) para el examen de los datos y recurriremos al método de análisis de
los rasgos semánticos (Gerwing y Allison, 2009) para dar cuenta de la función de cada
unidad gestual encontrada en nuestro corpus.
Ahora bien, ¿qué importancia tiene examinar este objeto de estudio?, ¿nos ayudará a
identificar problemas de comprensión?, ¿nos permitirá ampliar el conocimiento sobre
fenómenos como el lenguaje y la comunicación?, ¿nos permitirá plantear alternativas para
elevar los puntajes en PISA? Desde nuestra perspectiva, este objeto de estudio nos
permitirá identificar ciertas particularidades de la construcción de significados que nos
pueden ayudar a localizar algunos problemas que afectan a la comprensión lectora. Es
preciso traer a la mente que México posee un nivel muy bajo en la competencia lectora y,
para encontrar cuáles son los problemas que provoca este tipo de deficiencias, se requiere
de análisis especializados mediante los cuales observemos cómo los alumnos realizan
~9~
actividades de nivel básico relacionadas con la comprensión lectora. Como podemos ver,
este estudio contribuirá con hallazgos que proveerán evidencias, información que servirá
para aumentar la comprensión del fenómeno de la lectura. Así, los resultados de la
investigación servirán para la explicación de fenómenos multifactoriales, principalmente
del campo educativo. Aunque esta investigación no esté diseñada para solucionar
problemas directamente, ampliará nuestra comprensión de la problemática educativa y
proporcionará evidencias que influirán en la construcción de herramientas que refuercen y
coadyuven en la solución del problema de la comprensión lectora. De esta forma,
integraremos los hallazgos de este estudio a nuestra investigación previa sobre „la
construcción social de significados‟. Así, daremos cuenta de forma integral de fenómenos
vinculados con la manera en que los hablantes construyen significado a partir de una lectura
realizada.
Con este estudio observaremos un fenómeno en una situación que se llevó a cabo en
el contexto escolar de los informantes. Este ámbito específico está constituido por diversas
condiciones que influencian la manera cómo los padres y los alumnos desarrollan sus
actividades. Consideramos que los hallazgos nos concederán una explicación acerca de lo
que sucede en el lugar donde se recogieron los datos. El microanálisis que realizaremos en
esta situación escolar, además de que nos abrirá paso a la explicación de fenómenos
macrosociales (Coulon, 1995)6, nos permitirá observar el aquí y el ahora de las acciones, es
decir, podremos identificar qué y cómo suceden ciertos fenómenos que intervienen en este
campo concreto de acción.
Asimismo, esta investigación también ofrecerá un avance más a los estudios que ya
se han realizado sobre los gestos y los rasgos semánticos. Como veremos, dado que nuestro
objeto de estudio es diferente al de análisis anteriores, proporcionaremos hallazgos que
contribuirán al desarrollo de esta disciplina y que ampliarán la comprensión de fenómenos
humanos complejos como el lenguaje, la comunicación y el discurso.
El presente escrito está formado por cinco capítulos. En el primero explicamos
detalladamente cuál es el objeto de estudio, describimos cómo se llevó a cabo la
6
Esta perspectiva asume que el orden social se observa en la interacción socioverbal. Esto no implica que
„sumando‟ microanálisis podemos dar cuenta de fenómenos a nivel macro. Los fenómenos exhiben, en el
nivel micro, las mismas macrocondiciones de las que son producto. De esta forma, la relación que existe entre
el orden macro y microsocial es de determinación, es decir, las macroacciones sociales determinan a las
microacciones sociales (Coulon, 1995).
~ 10 ~
conformación del corpus y detallamos el método de análisis de los rasgos semánticos. En el
segundo capítulo realizamos un breve esbozo de la historia de los estudios del gesto,
presentamos los antecedentes de la investigación y, posteriormente, desarrollamos los
puntos de vista teóricos que sirvieron como herramienta para el análisis: la perspectiva
gestual cognitiva del estudio de los gestos y el enfoque semántico de los rasgos semánticos.
En el tercer capítulo damos cuenta de la complejidad contextual en la que emergen los
gestos analizados, a saber, examinamos los diferentes niveles contextuales que determinan
la aparición del objeto de estudio. En el capítulo cuarto mostramos los resultados del
análisis gestual con el propósito de identificar la función de los gestos que emergen en la
definición-explicación del significado de ciertas palabras. Finalmente, en el quinto capítulo,
ahondamos en los hallazgos de la investigación y reflexionamos, a manera de conclusión,
sobre la gestualidad como recurso en la construcción de significados. En este orden de
ideas, dado que nuestro análisis es una inducción analítica, comenzaremos con la
explicación acerca de qué estudiaremos y en qué consiste el método de análisis de los
rasgos semánticos.
~ 11 ~
Capítulo 1
LOS GESTOS Y LOS RASGOS SEMÁNTICOS
LA METODOLOGÍA
Una vez aclarado que el estudio de los gestos y los rasgos semánticos nos puede ayudar en
la comprensión de fenómenos humanos como el lenguaje (particularmente la comprensión
del lenguaje escrito), la comunicación y el discurso, entre otros, es necesario presentar el
método que usamos para el análisis. En párrafos anteriores delimitamos el propósito del
estudio. Ahora bien, necesitamos una metodología que nos permita lograr dicho objetivo.
Cabe señalar que la investigación es cualitativa, cuyo método del análisis de caso7 nos ha
servido en la construcción de nuestro corpus.
En el presente apartado explicaremos con detalle los pasos que seguimos en el
registro y la construcción del objeto de estudio. Asimismo, detallaremos en qué consiste el
método de análisis del que nos serviremos para el examen de los datos.
~ 12 ~
investigación no fue formulada para construir un cuerpo de datos. Por el contrario, nuestros
datos anteceden a la idea de llevar a cabo este análisis. Dicho de otra forma, a partir de
éstos surge esta línea de análisis. Este corpus es producto de una investigación realizada por
Díaz y Sankey (2007-2010), cuyo objetivo fue analizar cómo los patrones de interacción
socioverbal, que guían la lectura de un texto escrito, se relacionan con la construcción
social de diversos significados. Este análisis se llevó a cabo sobre un primer conjunto de
datos; en seguida veremos cómo los resultados de este examen exigieron continuar con el
registro de nuevos datos que forman nuestro objeto de estudio.
La investigación de Díaz y Sankey (2007-2010), como ya mencionamos, comenzó
con una primera etapa de recolección de datos. Obtuvieron trece registros videograbados de
interacciones niño-adulto, en los que niños y niñas de tercer grado de primaria participaron
en una lectura conjunta con su madre. Se intentó que la recolección de los datos fuese en un
ambiente natural dado que se les solicitó a los padres y a los niños que realizaran
(reprodujeran) una lectura conjunta tal como lo hacen en su casa. De esta manera, lo que se
espera es que los padres cooperen en la formación de sus hijos y que amplíen el léxico del
niño.
Una vez realizado el análisis, Díaz y Sankey (2007-2010) desentrañaron el patrón de
interacción verbal9 que guía las secuencias discursivas de una lectura conjunta. Así,
identificaron que el segundo paso de este modelo abstracto está conformado por secuencias
tipo examen –pregunta de examen, respuesta imprecisa o ambigua y pregunta de precisión–
que definen lo esperado después de la lectura, a saber, obtener por parte del niño la
respuesta correcta, es decir, aquella que contiene un listado de términos que la madre
considera relevantes en tanto respuestas informativas de examen. Tal como Sankey y Díaz
(2007-2010) apuntan, esta acción es sistemáticamente la relación que se suscita entre el
maestro y el alumno dentro del salón de clases. Entonces, la lectura del texto es vista como
el antecedente de un posible examen escolar, en el cual el niño habrá de demostrar que
puede evocar los referentes contenidos en el texto; de ahí que la lectura se repite
alternadamente como una estrategia para asegurar la capacidad de memorizar del niño.
Estos resultados llevaron a nuevos cuestionamientos: ¿esta actividad es un acto de
9
El patrón de interacción verbal es un modelo abstracto de comportamientos probados, aceptados y
elaborados cooperativamente por una comunidad para llevar a cabo acciones discursivas como parte de
acciones sociales, para cumplir fines específicos (Hamel, 1982).
~ 13 ~
aprendizaje o es un mero mecanismo de memorización? y ¿realmente los niños amplían su
vocabulario con esta actividad? En consecuencia, Sankey y Díaz (2007-2010) realizaron
una nueva recolección de datos.
En una segunda etapa de registro de datos, se les pidió a los informantes –
madre/padre e hijo– que respondieran un cuestionario con la siguiente instrucción: explica
brevemente qué significa cada una de las siguientes palabras (mural, mineral, ocre,
pigmento, prehispánico, quetzal, delinear, llana, rito y enlucido). Los términos que se
preguntaron son palabras informativas extraídas de la lectura que hicieron previamente. Los
resultados de esta prueba –cuestionario aplicado a padres e hijos– fueron interesantes: el
95% de las palabras informativas que se eligieron para formar parte del cuestionario y que,
como mencionamos anteriormente, fueron obtenidas a partir de la lectura previa, son
desconocidas por el niño. Entonces, los participantes ignoran el significado de un número
importante de términos informativos contenidos en la lectura.
Una vez conocidos estos resultados, se volvió a videograbar una segunda sesión de
lectura conjunta (padres e hijos) del texto „La pintura mural prehispánica, ¿Qué pintaban en
el México antiguo?, ¿Cómo pintaban?‟10. A lo largo de esta actividad también se preguntó
por el significado de ciertas palabras extraídas de este mismo texto. Los investigadores
solicitaron a los informantes que realizaran la lectura tal como la llevan a cabo en su casa.
Mientras transcurría la lectura de alguno de los informantes, el investigador solicitó que la
detuviera y preguntó si había, hasta ese momento, algún término que desconocieran. En la
mayoría de los casos la respuesta fue negativa11 y, por tal motivo, el investigador solicitó
que expresaran la definición de ciertos términos. Así, se obtuvo un total de siete nuevos
registros que contienen las respuestas que los informantes proporcionan como consecuencia
de la petición del investigador12.
10
La lectura completa se puede ver en el Anexo 1.
11
Sólo por única vez una de las informantes pregunta por el significado de mural. Asimismo, cabe mencionar
que en un par de ocasiones los niños preguntaron por algunas palabras que no son relevantes para esta
investigación. Además, cabe mencionar que no hemos tomado en cuenta algunas palabras preguntadas por los
niños porque carecen de contenido informativo relevante para la comprensión de esta lectura en específico,
por ejemplo, algunos informantes solicitaron el significado de palabras como: transmitir, apariencia y
uniforme.
12
Veamos que a pesar de que el diseño de este estudio no es experimental, sí hubo un control de variables. El
objeto de estudio, entonces, es un fenómeno que en estricto sentido surgió en un estudio de campo. Kerlinger
(1975) señala que el estudio de campo es una investigación en una situación realista en la que una o más
~ 14 ~
Díaz y Sankey (2007-2010) llevaron a cabo un análisis de estos datos atendiendo al
nivel de la interacción en la ejecución de la tarea de lectura conjunta. No se ha dado cuenta
de los datos recolectados en la segunda fase y, por tal motivo, nos proponemos continuar
con el examen, específicamente de este segmento del corpus, con una perspectiva gestual.
A esta sección de los datos la nombraremos el catálogo de términos13. Así pues, como
hemos mencionado, a partir de la observación de los datos, en que padres e hijos se sirven
de la gestualidad para definir un término, surge esta línea de estudio y se proseguirá con el
análisis de los gestos. Como en cualquier análisis cualitativo sobre el comportamiento
complejo registrado como corpus, surgieron nuevas preguntas (Kerlinger y Lee, 2002) –en
específico sobre la función de los gestos con relación a los rasgos semánticos– que deben
ser atendidas. De esta forma, integraremos los resultados de este estudio a nuestra previa
investigación sobre „la construcción social de significados‟ para que en conjunto demos
cuenta de este fenómeno.
En efecto, el objetivo es analizar las respuestas de los padres y los niños de forma
integral, particularmente los términos lingüísticos y los gestos que los coexpresan. El objeto
de estudio es, entonces, tanto el gesto como el lenguaje hablado que emergen en las
respuestas de los informantes como recursos coexpresivos para solucionar la tarea de
proporcionar una definición para un término. Cabe señalar que, tal como lo sugiere el
método de análisis de los rasgos semánticos (nuestra investigación seguirá esta
metodología; y más adelante explicaremos en qué consiste), los informantes pudieron
expresarse libremente mediante palabras y gestos –como en Holler y Stevens, 2007–. Por
ejemplo, si el término a definir fue quetzal, los participantes pudieron describir al ave
únicamente a través del lenguaje hablado, o bien mediante el uso tanto de la palabra como
~ 15 ~
del gesto. Por lo tanto, es de nuestro interés mostrar qué tipo de gestos se llevan a cabo
cuando una persona conoce el significado de una palabra –o bien conoce el referente y, por
ende, el significado de la palabra leída–, es decir, cuando expresa comprensión de un
término14. De esta forma, también nos proponemos dar cuenta de los tipos de gestos que se
realizan cuando se desconoce el término. En este sentido, el objetivo principal es identificar
la función de los gestos en la configuración de los rasgos semánticos de un término15.
Una vez realizado este análisis, nos proponemos observar otro momento de este
mismo segundo cuerpo de datos: se trata de una segunda etapa de este evento comunicativo
en el que los informantes explican o expresan nuevamente el significado de los términos
anteriores. Cabe mencionar que en este fragmento del registro se siguió la misma dinámica
de recolección de datos. Sin embargo, los participantes ya tenían conocimiento de los
resultados del cuestionario anterior; incluso, se les proporcionó la definición de cada uno de
los términos y, en algunos casos, se les mostró de forma física (con objetos o imágenes) el
referente del término. Entonces, el objetivo es comparar los resultados del análisis del
primer conjunto de datos con las observaciones que haremos al segundo grupo obtenido en
el mismo evento interactivo16. Los dos grupos de datos fueron transcritos y segmentados en
tanto unidad gestual y de habla.
Con este propósito en mente construimos el corpus que sirvió para el análisis. Ahora
bien, vale la pena detenernos un momento en los pasos que seguimos para su conformación.
En seguida explicaremos detalladamente el arreglo de los datos17.
14
En esta investigación, reiteremos, definimos de forma operativa al conocimiento como la información
(cantidad) que se posee sobre el significado de una palabra, mientras que comprensión es la aprehensión del
sentido de un término.
15
La finalidad es proporcionar una descripción completa y detallada mediante el análisis exhaustivo del
problema a tratar (Cfr. Creswell, 2006: 73). La estrategia es identificar las particularidades de cada gesto para,
después, reconocer aquellas que trascienden en todas las ocurrencias –es decir, identificar el patrón que las
caracteriza.
16
Traigamos a la mente que el objetivo es identificar un patrón; es decir, realizar una síntesis como técnica
analítica para mostrar similitudes en la emergencia del objeto de estudio (Yin, 2003). Éste es un proceso en el
que se realiza una comparación entre las instancias estudiadas para, finalmente, plantear generalizaciones a
partir del análisis –y que se pueden adquirir de cualquier ocurrencia individual o a través del conjunto de
ellas– (Cfr. Creswell, 2006: 163).
17
Cabe señalar que esta metodología y la conformación del corpus están ceñidas al método de estudio de caso
en el que se realiza un análisis integral de un aspecto específico del propio caso (Yin, 2003).
~ 16 ~
1.2 La conformación del corpus
Nuestro punto de partida fue la revisión exhaustiva de los registros (videograbaciones)18.
Observamos cada uno de los eventos con la finalidad de conocerlos en su totalidad y de
identificar el objeto de estudio. Después de examinar los videos, el siguiente paso fue
ubicar los momentos exactos en que el investigador realiza las preguntas. De esta manera,
localizamos las unidades de habla que describen o explican el significado de los términos
(referentes objetivo) y que corresponden a los pares adyacentes de resolver un cuestionario
(el primer turno, una pregunta del investigador y, el segundo turno condicional, una
respuesta del padre-madre y/o del niño). En el siguiente esquema podemos observar este
segmento del evento comunicativo.
I
PRIMER PASO: PREGUNTA
N
T SEGUNDO PASO: RESPUESTA
E
R
C
A
M NO RESPUESTA
B
I
O TERCER PASO: CIERRE
Esquema 1. Reconstrucción de la secuencia de interacción de resolver un cuestionario.
18
El estudio de caso se sirve de múltiples recursos de información; por ejemplo, se pueden usar
observaciones, entrevistas, material audiovisual, documentos, reportes, entre otros (Cfr. Creswell, 2006: 78).
Como hemos mencionado, en esta investigación hicimos uso de registros videograbados de una interacción
entre padres e hijos.
19
En el estudio de caso, tal como lo sugiere su metodología, se da cuenta de un fenómeno con límites claros.
Entonces, nuestro objeto de estudio se circunscribe a la secuencia de interacción de resolver un cuestionario.
20
Para un acercamiento a la definición de patrón de interacción verbal, véase nota 9.
~ 17 ~
no a la pregunta anterior (por los informantes), y el tercer paso, el cierre de este
intercambio: se trata de la confirmación de la recepción de la respuesta o de una valoración
de la respuesta (realizada por el investigador).
Una vez ubicadas estas unidades de habla, transcribimos los segmentos que
corresponden a estas secuencias mínimas sin el uso de convenciones conversacionales
(excepto por algunas marcas que nos parecieron relevantes para la comprensión del texto y
la organización de los datos: la numeración de turnos, el marcador de inicio-final del
intercambio comunicativo y la toma de turno). De este modo, construimos un texto que
respeta signos de puntuación y una redacción convencional, apegada a las normas
gramaticales.
Posteriormente, localizamos las unidades de gesto. Tras un escrutinio profundo,
identificamos los movimientos que coexpresan con el habla y establecimos un intervalo de
coocurrencia con el habla. Así, identificamos el golpe21 de cada gesto y agregamos a la
transcripción las marcas que establecen su coocurrencia con el habla (encerramos entre
corchetes las palabras que coexpresan con los gestos). Cabe señalar que no tomamos en
cuenta aquellos gestos que no forman parte del objeto de estudio –por ejemplo, gestos que
emergen en secuencias laterales o insertadas en el segmento del evento que analizamos y
que no representan ningún rasgo semántico de los términos que analizaremos–, en este
sentido, no fueron incorporados a este corpus. Asimismo, conviene resaltar que la
metodología de los rasgos semánticos –de la que hablaremos más tarde– no especifica el
orden en el que se debe localizar el habla y el gesto; sin embargo, decidimos hacerlo de esta
forma ya que esta organización evita que nos distraigamos en movimientos que después se
descartarán por no aparecer junto con el habla. El producto que obtuvimos es una
trascripción de los pares adyacentes de pregunta-respuesta de un cuestionario con marcas
que indican dónde emerge el golpe del gesto.
El registro fue videograbado a partir de las normas para el análisis del
comportamiento corporal comunicativo. Así, se evitó todo tipo de movimiento con la
cámara y cualquier clase de cuadro artístico –como por ejemplo, paneos, acercamientos,
21
Este término será definido en el marco teórico de esta investigación. Sólo señalaremos brevemente que es
una de las fases del gesto, a saber, la más importante porque es el pico del esfuerzo del movimiento (McNeill,
1992).
~ 18 ~
entre otros–; por eso obtuvimos imágenes que nos permitieron observar detalladamente e
identificar el momento preciso en el que se produjo un gesto. Extrajimos, más tarde,
imágenes fijas de cada movimiento –en específico, del golpe del gesto–. La serie de
fotografías22 que obtuvimos fue sometida a un proceso de anonimización que se llevó a
cabo en varias etapas23. En seguida las describimos brevemente: primero, las imágenes
fueron manipuladas con un programa de diseño para convertirlas en negro y
proporcionarles un efecto que las muestra como si fueran un dibujo a lápiz. Después,
gracias a otro programa de edición, se eliminó el fondo (ya que para nuestro análisis no es
relevante) y se delineó cada figura de tal forma que en cada imagen sólo aparecen los
informantes. Como resultado, obtuvimos imágenes simples y bien definidas de cada
movimiento significativo. Nótese que estas representaciones pictóricas proporcionan un
falso efecto de estaticidad –nos puede parecer que son posturas y no movimientos–, por lo
que hay que tener siempre en mente que éstas son representaciones que se paralizan de un
continuum de comportamiento corporal.
Luego de la modificación de las imágenes, identificamos el tipo de gesto e
incorporamos en un solo metatexto24 tanto las imágenes como la transcripción del habla. Es
22
Aunque trabajamos con fotografías que muestran el golpe del gesto, nunca perdimos de vista que nuestros
datos no son imágenes fijas, sino movimientos constituidos por varias fases. Según McNeill, hay diferencias
entre una fotografía y un gesto. Un gesto se produce mientras la persona habla y está conectado con el habla
temporal, semántica y pragmáticamente, por ello hay una coordinación entre el gesto y la expresión. Todo
esto sugiere que presentar un gesto es completamente diferente a exponer una fotografía. Además, dado que el
gesto y el habla son dos partes de un mismo proceso, deberían aparecer juntas. Asimismo, un gesto tiene un
grado de esquematicidad que las fotografías no poseen. Una fotografía está desconectada del contexto, al
contrario, los gestos sólo existen en un momento determinado que puede ser incluido en su contexto (Cfr.
McNeill, 1992: 33-34). Nosotros tomamos en cuenta todos estas diferencias y propusimos un formato que nos
permita mostrar la coocurrencia del gesto y el habla. Es decir, el arreglo de nuestros datos nos ayudó a
presentar adecuadamente las características de los gestos que analizaremos. Como veremos, a pesar de que
usamos imágenes fijas para ilustrar los movimientos, también nos servimos de otros recursos que nos
permiten contrarrestar todas estas dificultades.
23
De acuerdo a los parámetros de la recolección de los datos para un estudio de caso –tal como lo sugiere
Creswell (2006)–, los participantes fueron informados sobre la protección de su imagen. Es decir, se les hizo
saber que resguardaríamos su identidad. Asimismo, se les dio a conocer el propósito central de la
investigación y los procedimientos para la recolección de los datos, su derecho de retirarse del estudio en
cualquier momento, así como la promesa de informarlos sobre los resultados obtenidos. Es decir, se estableció
un contrato explícito (aunque no de forma escrita) sobre su consentimiento.
24
Desde el punto de vista de Genette (1989), un metatexto es un texto unido a otro, aquél que habla de otro(s)
texto(s). Esta metatextualidad “es un tipo de trascendencia [lo contrario de la inmanencia] textual…”
(Genette, 1989: 13), a la manera de la metacomunicación de Watzlawick (1985): comunicación que se refiere
a la comunicación. El metatexto que proponemos está conformado, en primera instancia, por la lectura de la
que parte la interacción: recordemos que es el antecedente inmediato de la secuencia que analizaremos
~ 19 ~
decir, en un único formato concentramos la imagen de un gesto, su clase y la unidad de
habla en la que aparece. Finalmente, también incluimos una descripción operativa del
movimiento –que ayudará al lector a recordar que la imagen sólo representa el golpe del
gesto, pero que hemos considerado el movimiento completo para el análisis. Además, esta
descripción también nos auxiliará en la comprensión de cómo sucede el gesto. Cabe señalar
que ésta se realizó con respecto a la perspectiva del hablante– y una breve interpretación
del mismo. Esta última se hizo con base en la subsecuente tipología del gesto: metafórico
[M], icónico [I], deíctico [D], deíctico de tiempo [Dt], deíctico de persona u objeto [Dp],
deíctico de lugar [Dl], deíctico abstracto de lugar [Dal], batuta [B] y butterworth [Bw] (en
el marco teórico definiremos cada tipo de gesto) (McNeill, 1992. La siguiente imagen es
una muestra de cómo organizamos cada gesto.
¿Qué es un quetzal?
(pregunta-respuesta). En ese sentido, el texto de la lectura trasciende la interacción entre adulto-niño. Como
ya mencionamos, los datos fueron registrados en un primer texto (videograbación) que después fue
segmentado, transcrito y arreglado de tal manera que se constituyó en un nuevo texto (imágenes, segmentos
de habla, descripción). Veamos, además, que éste reúne los diferentes aspectos de nuestro objeto de estudio:
gesto y habla. Así, este metatexto configura un entramado de textos que conforman nuestro objeto de estudio.
~ 20 ~
orden, el turno de cada participante (e. g. T1, T2, T3)25, la clave del informante (e.g. A1,
A2, N1, N2), el enunciado y entre corchetes el término coexpresado por medios gestuales.
Inmediatamente abajo, se muestra el número romano secuencial de cada gesto y la
identificación del mismo. De forma consecutiva, el primer párrafo contiene la descripción
de los movimientos implicados en el gesto y el segundo párrafo presenta una interpretación
del objeto gesticulado. Hay que especificar que en algunos casos aparece más de un gesto
en el cuadro (en el análisis daremos cuenta de esta particularidad) y en otros se muestra
sólo el fragmento donde está el gesto. Este arreglo de los datos facilitará el análisis porque
el metatexto resultante contiene toda la información relevante para nuestros objetivos26.
Ahora bien, para analizar los rasgos semánticos representados por medio del gesto,
se utilizará el método descrito por Gerwing y Allison (2009). En los siguientes párrafos
encontraremos una descripción detallada del método de análisis de los rasgos semánticos.
~ 21 ~
aquellas categorías semánticas con base en las propiedades del referente (objetos, animales,
entre otros); en otras palabras, determinamos definiciones para cada término informativo
proveniente de la lectura como categorías semánticas de control. En efecto, un análisis de
los rasgos semánticos nos permitió determinar los aspectos descriptivos de los gestos y las
palabras (Holler y Beattie, 2003) y establecer los rasgos destacados de los términos (Cfr.
Holler y Stevens, 2007; Holler y Wilkin, 2009) o las categorías previamente investigadas
(Holler y Beattie, 2002). En esta investigación, las categorías semánticas de control serán
las definiciones de diccionario de los términos preguntados a los informantes. Es pertinente
señalar que estos parámetros de control se sujetan perfectamente a esta metodología de
estudio ya que las definiciones de los términos tienen una base ideal –como este método
sugiere que deben tener.
Las definiciones (categorías semánticas de control) de los términos que se
preguntaron a los informantes las obtuvimos del Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española (DRAE), del Diccionario de uso del español de María Moliner y de otros
diccionarios especializados27. Según esta metodología, las categorías semánticas de control
deben definir de forma ideal a un referente. Por esta razón, decidimos tomar una postura en
la que las definiciones estén ceñidas a la normativa –y por lo tanto a un uso ideal–.
Recordemos que el diccionario de la RAE es un documento normativo, aprobado por un
órgano colegiado y cuyo propósito es “fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en
su mayor propiedad, elegancia y pureza”; es decir, su tarea es regular el uso correcto del
idioma–. Sin embargo, no descartamos la inclusión de las definiciones de uso; por tal
motivo, también optamos por un diccionario que se acerque a significados que emergen en
el uso de la lengua española. Consideramos que un diccionario de uso como el de María
27
Con el propósito de enriquecer la información de las definiciones extraídas de la DRAE y del diccionario de
María Moliner, nos dimos a la tarea de buscar los términos en diccionarios especializados con estándares para
el uso formal. Nuestro objetivo fue servirnos de otras fuentes para aumentar la información de las categorías
semánticas de control. En nuestra búsqueda por otras alternativas nos percatamos de que algunos de los
diccionarios proporcionan el mismo significado que nos ofrecen los dos antes mencionados: especialmente el
Diccionario de Español de México, el Diccionario de Autoridades, Diccionario Breve de Mexicanismos,
Diccionario General Etimológico de la Lengua Española, el Diccionario Tesoro de la Lengua Castellana,
entre otros. Algunos otros, como el Diccionario Básico de Antropología, de Lorena Campo, entre otros,
proporcionaron datos que exceden el marco académico básico de nuestros informantes; es decir, son
diccionarios pertenecientes a un ámbito especializado que sólo los expertos en el área conocen. Por esta
última razón, decidimos no tomarlos en cuenta dado que el público al que están dirigidos debe poseer
conocimientos en el área para que las definiciones sean semánticamente pertinentes. Entonces, optamos por
continuar con el uso formal de las definiciones proporcionadas por la RAE y María Moliner puesto que
cumplen con los requisitos para construir una definición plausible y completa del término.
~ 22 ~
Moliner es una herramienta que se encuentra entre las reglas de la gramática de una lengua
y la realización de la misma, a saber, el habla. Así, las categorías semánticas de control que
empleamos no se hallarán en un extremo u otro, sino que estarán ajustadas a una
denominación de uso y a un instrumento que guía el uso adecuado del español. Como
podemos ver, las categorías semánticas de control conforman un modelo ideal, por un lado,
la normatividad y, por otro, el uso recurrente de significados de la vida cotidiana.
Para comenzar el análisis de los rasgos semánticos de un referente, los
investigadores, comúnmente, solicitan a los participantes describir un estímulo (e.g. una
imagen) con una característica prominente; éste es designado como el referente objetivo.
En esta investigación, las palabras que se preguntaron a los informantes son el referente
objetivo –que de forma ideal, es aquel que tiene características que los participantes podrían
describir de forma similar. Como mencionamos en el primer apartado de este capítulo, los
términos que se preguntaron a los informantes fueron extraídos de una lectura que hicieron
previamente. Éstos fueron elegidos bajo dos criterios: el primero, por su importancia
informativa como parte de la comprensión del texto y, segundo, por su inusual aparición en
el habla cotidiana de los informantes. En consecuencia, Díaz y Sankey (2007-2010)
obtuvieron un total de 10 términos que formaron parte de las preguntas dirigidas a los niños
y/o padres, y que serán las categorías semánticas de control: mural, mineral, ocre,
pigmento, prehispánico, quetzal, delinear, llana, rito y enlucido. Así, las definiciones de
estos términos según el diccionario de la RAE y el diccionario de María Moliner conforman
el punto de comparación a partir del cual analizaremos las respuestas de los informantes.
Ahora bien, ¿cómo organizamos estas definiciones?, ¿cómo se convirtieron en
categorías de control? Para construir estos parámetros de medición o rúbricas28 nos
servimos de la reformulación del modelo de Quillian que proponen Rogers y McClelland
28
Una rúbrica explicita los aspectos que al evaluador le interesan. Desde un punto de vista pedagógico, el uso
de rúbricas facilita la valoración del desempeño. Según Mertler (2010), una rúbrica es una serie de criterios
específicos y fundamentales que permiten evaluar el aprendizaje, los conocimientos y las competencias
adquiridas por los estudiantes. Las rúbricas establecen niveles de calidad de diferentes criterios. Nosotros
consideramos que los parámetros de medición que establecimos son semejantes a una rúbrica de este tipo
porque son instrumentos o criterios que nos permitirán realizar comparaciones entre estos modelos ideales y
la actuación de nuestros informantes. Como sabemos, el objetivo de una rúbrica es proporcionar información
sobre el nivel de aprendizaje y describir cualitativamente los logros alcanzados. En ese sentido, nuestras
rúbricas también nos proveerán de aspectos que permitan valorar el desempeño de los informantes en el
momento de definir un término.
~ 23 ~
(2004). Nuestras rúbricas fueron diseñadas a partir de la idea del procesamiento paralelo
distribuido –propuesta teórica que explicaremos en el siguiente capítulo. De esta manera,
construimos una matriz –como la llamaremos de aquí en adelante, según la terminología del
punto de vista del procesamiento paralelo distribuido– por cada término. Según Rogers y
McClelland (2004), la realización de tareas semánticas29 surge a través de la propagación de
señales clasificadas en un sistema simple, pero que interconecta de forma masiva unidades
de procesamiento. Las representaciones que usamos en las tareas semánticas son
distribuidas y comprenden patrones de activación a través de unidades en una red neural.
Estos patrones de activación son gobernados por ponderadas conexiones entre unidades.
A partir de estas ideas, nos propusimos diseñar un modelo –para cada término– que
muestre esta dinámica de procesamiento. Al igual que estos autores, observamos que el
modelo de Quillian (1968) puede ser un mecanismo eficiente para recuperar y organizar
información semántica. Sin embargo, dado que nuestro punto de vista es el procesamiento
paralelo distribuido, desechamos la idea de una clasificación por niveles. Al contrario, las
matrices están diseñadas con base en la idea de red de procesamiento paralelo distribuido.
De esta forma, tomamos la reformulación de Rogers y McClelland (2004) y realizamos
construcciones a partir de una propuesta similar en que la jerarquía no está reificada en la
arquitectura del procesamiento que dirige el desempeño de las tareas semánticas, sino que
está latente en las similitudes entre las representaciones internas distribuidas de objetos en
una red de procesamiento paralelo distribuido (Cfr. 2004:175). Entonces, el arreglo de los
rasgos semánticos de los términos está hecho con base en dicha reformulación que nos
ayudará a mostrar una progresión de rasgos semánticos, es decir, ilustraremos información
que va de lo general a lo específico. En la Imagen 2 mostramos la matriz del término
quetzal.
29
Es pertinente señalar que las tareas semánticas son aquellas en las que una persona produce o verifica
información semántica sobre un objeto, una descripción de un objeto o un grupo de objetos indicados
verbalmente, por ejemplo, una palabra. La tarea que nos ocupa en esta investigación está ceñida a un marco
interactivo, es una descripción construida entre un descriptor y un descriptario. Por lo tanto, al mismo tiempo
es una explicación que tiene una mayor fuerza interactiva. De ahí que, como veremos, los informantes esperan
que el investigador apruebe su respuesta.
~ 24 ~
QUETZAL □ ave □ animal [□ vertebrado]
◊ nace [□ ovíparo]
◊ respira [□ pulmonar]
Ↄ temperatura [□ endotérmico]
Ↄ pico [□ córneo, □ amarillento]
Ↄ patas [□ dos, □ amarillentas]
Ↄ alas [□ dos]
Ↄ cabeza [□ gruesa, □ moño] [□ sedoso, □ verde]
Ↄ pecho [□ rojo]
Ↄ abdomen [□ rojo]
◊ vuelo [sí]
Ↄ altura [□ 25 cm]
Ↄ envergadura [□ 54 cm]
Ↄ cola [□ larga: 60 cm]
Ↄ plumaje [□ verde tornasolado, □ brillante]
□ trepadora [sí]
□ tropical [□ América]
30
Las matrices de los diez términos que contiene el cuestionario aplicado a los padres y niños se pueden
consultar en el Anexo 2.
~ 25 ~
Las relaciones que pueden establecerse entre los nodos de la matriz semántica son
esenciales o discriminativas. La relación esencial indica las conexiones fundamentales, por
ejemplo, un quetzal esencialmente es un ave o una moneda, y señala las relaciones ES o ES
UN(A) (□), TIENE (Ↄ) y PUEDE (◊). De la misma manera las relaciones discriminativas
muestran las relaciones ES o ES UN(A) (□), TIENE (Ↄ) y PUEDE (◊). Pero las relaciones
discriminativas nos permiten distinguir al elemento descrito de otros de la misma especie o
categoría; por ejemplo, un quetzal se distingue de un tucán por ser trepador y poseer un
moño en la cabeza. Estas relaciones se dividen en dos tipos: las relaciones modales de
necesidad y posibilidad –ES/ES UN(A) y PUEDE, respectivamente–, y las relaciones de
implicación –TIENE. Estas relaciones nos ayudan a organizar esta sucesión de rasgos
semánticos interconectados, sobre todo nos permiten proponer una lectura de las matrices;
por ejemplo: un quetzal ES un «ave» o ES UNA «moneda». Si elegimos el rasgo «ave»,
entonces, éste último ES UN «animal», TIENE «pico» y PUEDE «volar»31.
A diferencia del arreglo de los esquemas de los estudios de los modelos de
procesamiento paralelo distribuido, nosotros no comenzamos el diseño de las matrices por
conceptos generales (en el marco teórico ahondaremos en este asunto y ampliaremos la
explicación de este punto de vista). Es pertinente recordar que el objetivo del diseño de las
matrices es construir un parámetro de medición para comparar la información gestual que
expresan los informantes con relación a determinadas categorías semánticas de control de
términos extraídos de un texto y, al mismo tiempo, ordenar una imagen del campo de los
rasgos semánticos con el fin de ubicar al gesto. En ese sentido, los rasgos semánticos se
desprenden de una palabra extraída de una lectura que puede o no ser un término general.
Por lo tanto, nuestro arreglo de las matrices es diferente de los modelos del procesamiento
paralelo porque en estos últimos se parte de categorías generales y no de ocurrencias
fácticas. En esta configuración de las definiciones de diccionario, dado que el término
quetzal es el que se define, éste está por arriba de otros rasgos semánticos más generales (e.
31
Las relaciones o vínculos entre los rasgos semánticos –es decir, los enlaces para unirlos– representan
principalmente una sucesión dirigida a la especificidad de la información (que sirve para construir una
definición-explicación del significado de un término). En otras palabras, la relación que se establece entre los
rasgos no está organizada en términos lógicos formales. Por ejemplo, si nos detenemos a analizar los vínculos
de los rasgos de matriz de quetzal (un quetzal ES un ave que TIENE patas), veremos que el vínculo TIENE no
establece una relación lógica entre los rasgos; sino que conecta un atributo (poseer patas) con el ser quetzal.
En este sentido, aunque nos referimos a una red de relaciones, esta denominación debe ser entendida como un
sistema (red) de conexiones o enlaces que no reflejan una relación lógica formal.
~ 26 ~
g. animal); sin embargo, no en todas las ocurrencias –es decir, en otros contextos y
situaciones– estará por arriba de términos más generales. Entonces, el diseño de las
matrices obedece a los propósitos de esta investigación (ya que si sólo deseáramos realizar
propuestas de modelos de procesamiento paralelo, indiscutiblemente organizaríamos los
elementos de las matrices de forma diferente; en otras palabras, comenzaríamos la red a
partir del término más general y de ahí estableceríamos relaciones para sus características).
Mientras diseñamos las matrices y establecimos los rasgos semánticos de control del
referente objetivo (es decir, de los términos), nos dimos a la tarea de revisar detenidamente
las videograbaciones de los siete grupos registrados y, como lo proponen Gerwing y
Allison (2009), localizamos cada unidad de gesto y habla que describe los términos.
Recordemos que nuestra finalidad es evaluar qué tipo información representan –el gesto y
el habla– con respecto a cada categoría semántica de control. En enseguida, identificamos
el tipo de gesto y establecimos su intervalo de coocurrencia con el habla (este paso se
explicó detalladamente en el apartado anterior). Después, determinamos el tipo de respuesta
que proporcionó el informante; es decir, las clasificamos en dos grupos: respuestas
apropiadas e imprecisas. Todo esto con la intención de establecer una categorización del
tipo de expresiones que se emiten cuando una persona posee, dentro de su lexicón, el
significado de ciertas palabras. Conviene reiterar que el objetivo es analizar qué
información actualiza un hablante –por medio de gestos y/o habla– con respecto a una
categoría semántica de control; en específico, identificar qué tipo de información se expresa
únicamente a través del habla y cuál es la que se produce por medio de los gestos.
Asimismo, evaluamos los resultados verbales y gestuales para determinar si los
participantes representan, con mayor frecuencia, cierto tipo de información en una
modalidad o en otra32.
Como ya lo mencionamos, una vez realizado este análisis, nos propusimos observar
otro momento del corpus con esta misma metodología –con la finalidad de apoyar nuestra
interpretación– y, así, comparar las respuestas que los informantes proporcionan justo
32
Es preciso anticipar que el propósito de este estudio de caso es buscar patrones y encontrar correspondencia
entre dos o más categorías. Según Yin (2003), una síntesis a través del caso es una técnica analítica en la que
el investigador estudia dos o más casos, cuyo objetivo es mostrar el dato desde su caso individual de acuerdo
a un marco uniforme. La implicación de esto es la identificación de similitudes y diferencias entre los casos.
Con este tipo de estudios, el investigador desarrolla generalizaciones naturales a partir del análisis de los datos
(Cfr. Creswell, 2006: 163).
~ 27 ~
después de la lectura y las respuestas que externan cuando ya se han acercado a una
definición ideal del término o a una muestra física del referente. ¿Será diferente la
información presentada en gestos cuando ya se conoce la definición de la palabra?
Precisamente un acercamiento a manera de comparación nos permitió dar respuesta a esta
interrogante.
En general, podemos decir que gracias al método de análisis de rasgos semánticos
se ha podido dar cuenta del tipo de información que los gestos tienden a transmitir y de las
condiciones bajo las cuales la transmiten. Por ejemplo, Beattie y Sholventon (2002)
hallaron que los hablantes representan con mayor frecuencia información mediante gestos
sobre la posición relativa de un referente. Sin embargo, para analizar los gestos, y su
simultaneidad con el habla, existen otros dos métodos: el método de análisis de expresiones
deícticas y el método de análisis de redundancia (Gerwing y Allison, 2009). El primero se
encarga de dar cuenta sólo de los gestos; con este método se examina la copresentación de
las expresiones deícticas verbales y los gestos. El objetivo de este tipo de examen es valorar
si los gestos describen la información indicada por el habla. Por su parte, el segundo
método analiza, tal como su nombre lo indica, la redundancia entre la información
presentada en palabras y la que es transmitida en gestos, con el propósito de determinar si
los gestos contribuyen con el mismo significado, refinan cualidades o hacen más
restringido el significado de las palabras.
Según una comparación realizada de los tres métodos descritos hasta aquí –el
análisis deíctico, el análisis de redundancia y el análisis de los rasgos semánticos–, el
análisis de rasgos semánticos proporciona una imagen más compleja de los datos, es decir,
a pesar de que los métodos de análisis de expresiones deícticas y de redundancia son usados
para caracterizar el uso de los gestos, el método de los rasgos semánticos es más idóneo
para explorar la complementariedad entre estos dos soportes de la expresión, es decir, la
relación semántica entre gesto y habla (Gerwing y Allison, 2009). Por tal motivo, dado que
nuestro objetivo es examinar esta coexpresión desde el punto de vista de McNeill (1992),
en el que los gestos no están separados del lenguaje hablado, un análisis de la redundancia
o un examen de los componentes deícticos no serían útiles, puesto que el tratamiento que se
hace de las palabras es de manera tangencial. En resumen, estos métodos no dan cuenta de
la comprensión del habla y el gesto en conjunto. En cambio, la metodología del análisis de
~ 28 ~
los rasgos semánticos es más idónea para cumplir los fines establecidos. Según Gerwing y
Allison (2009), el método de los rasgos semánticos es el único que puede tratar y analizar a
las unidades de gesto y habla como mensajes integrados; es un método fructífero para
comprender cómo los gestos y las palabras están integrados. Por ejemplo, los hallazgos de
algunas investigaciones realizadas que siguieron esta metodología corroboraron que los
gestos desambiguan el habla y contribuyen de forma complementaria con la misma
información (Holler y Beattie, 2003, 2004).
En síntesis, este método de análisis nos ayudará a cumplir con el objetivo principal:
probar la hipótesis de que una de las funciones de los gestos es vehiculizar rasgos
semánticos diferenciadores y específicos; dicho de otra forma, la expresión gestual se
orienta hacia la expresión de rasgos semánticos diferenciadores para cumplir con la tarea de
definir un término. Entonces, el gesto, simultáneo a la expresión oral, es un recurso para dar
cuenta de la complejidad del significado y, por ende, juega un papel especificador en la
configuración del significado, es decir, en la construcción del conocimiento –uno de los
propósitos comunicativos de la tarea de lectura de los informantes.
En este apartado explicamos cómo obtuvimos los datos, cómo se construyó el objeto
de estudio y en qué consiste el método de análisis de los rasgos semánticos. Ahora que
dimos cuenta de la metodología, es preciso detallar la perspectiva teórica que guiará el
análisis. En seguida describiremos las tesis más importantes del punto de vista gestual
propuesto por McNeill (1992) y abordaremos brevemente la propuesta de Ishino (2007)
sobre la intersubjetividad en los gestos. Además, sintetizaremos los conceptos más
relevantes de la perspectiva del procesamiento paralelo distribuido para dar cuenta de la
reformulación del modelo de Quillian y los rasgos semánticos.
~ 29 ~
Capítulo 2
UN MARCO TEÓRICO INTERDISCIPLINARIO PARA EL ANÁLISIS
En párrafos anteriores explicamos los pasos de la construcción del corpus y la metodología
de análisis. Asimismo, dimos cuenta del elemento principal de la investigación, a saber, el
objeto de estudio, y explicamos cómo surge la necesidad de analizar estos datos. Los pasos
que seguiremos en el análisis están encaminados a identificar cómo representan
información semántica sobre un término. El examen del objeto de estudio estará
circunscrito por diferentes puntos de vista. Como veremos, la perspectiva cognitiva del
estudio de los gestos guiará nuestra explicación de este fenómeno y permitirá delimitar el
análisis. Un enfoque semántico nos ayudará en la organización de los rasgos semánticos
que conforman la definición de un término y nos permitirá reflexionar sobre el carácter del
diseño de las matrices.
El objetivo del presente apartado es presentar las perspectivas que guiarán nuestra
investigación. Primero, expondremos de forma breve cómo evolucionaron los estudios de
los gestos, después, abordaremos la información más relevante sobre algunas
investigaciones que han seguido la misma metodología del presente análisis y, finalmente,
nos centraremos en exponer los puntos de vista teóricos que guiarán el análisis. En este
orden de ideas, iniciaremos con una síntesis cronológica del origen del estudio de los
gestos.
~ 30 ~
Retórica
Quintilianus
Siglo XX
Gestualidad
~ 31 ~
fue común a todos. Tiempo después, en 1644, John Bulwer presentó dos libros, Chirologia
and Chironomia. En ellos expresó que el gesto fue el lenguaje natural de la especie
humana; asimismo, manifestó la suposición de que los lenguajes hablados eran invenciones
artificiales. Bulwer estudió las expresiones del hombre de forma directa, así, denominó a
este lenguaje natural como “el lenguaje natural de la mano” (Cfr. Kendon, 2007: 13).
Una vez entrado el siglo XVIII, los eruditos focalizaron mucho más al gesto como
objeto de estudio. Tenemos que Giambattista Vico, en 1744, y Condillac, en 1756,
propusieron que el gesto es la primera forma de lenguaje. En París se observaron los
primeros intentos para analizar a los gestos de forma sistemática y, por ende, para
comprender su estructura. Aquí nos referimos al trabajo del abate L‟Eppé y su sucesor
Sicard. Este último estuvo muy interesado en la idea de que el gesto podría formar la base
de un lenguaje universal (véase Siegel, 1969 y Kendon, 2007). A pesar de las diversas
discusiones sobre sus planteamientos, sus ideas –la universalidad del gesto y la visión de
que es la primera forma del lenguaje– no han sido abandonadas del todo. Como veremos
más adelante, nuevos debates sobre estos asuntos contribuyeron al resurgimiento de los
estudios del gesto.
Los pioneros de la antropología y la psicología, en el siglo XIX, mostraron interés
en el gesto. Entre los estudiosos que destacaron en esta época tenemos a Edward Taylor,
quien, en 1865, publicó su escrito Researches into Early History of Mankind en el que
dedica tres capítulos al gesto e incluye un estudio detallado del lenguaje de signos entre
sordos; de este modo, sus investigaciones brindaron mucho espacio a un estudio
comparativo de ciertos gestos. Otra figura importante de los estudios del gesto en esta
época es Garrik Mallery. Su reporte Sign Language Among North American Indians
Compared with that Among Other Peoples and Deaf-Mutes, realizado en 1881, permanece
hasta hoy como uno de los estudios más amplios sobre el gesto (Mallery, 1972). Asimismo,
un personaje que sin duda no podemos dejar de mencionar es Andrea de Jorio ([1832]
2000). Este arqueólogo publicó La mimica degli antichi investigata nel gestire napoletano.
En esta obra realizó una etnografía de las prácticas comunicativas de los napolitanos,
especialmente el uso del gesto. En suma, el interés, de finales del siglo XIX, se centró en la
idea de un lenguaje gestual que podría funcionar como un sistema lingüístico autónomo
(Cfr. Kendon, 2007:15).
~ 32 ~
En este mismo siglo, hubo un interés, en teatro y oratoria, en el empleo de los gestos
con relación al discurso. No obstante, si bien existía –además de un interés filosófico en la
naturaleza del gesto– un gran avance en el conocimiento del gesto, surgió un movimiento
en contra de su uso como medio para la educación de los sordos. En consecuencia, hubo un
abandono del uso de los signos en el adiestramiento de sordos y una deslegitimización del
gesto como objeto de estudio. Justamente, después de la primera década del siglo XX, el
gesto como centro de interés académico comenzó a desaparecer (Kendon, 2007). Entonces,
¿cómo se originó el interés actual sobre los gestos? La atención hacia los gestos comenzó
con la aparición de diferentes factores que hemos agrupado en dos perspectivas generales:
la comunicativa y la generativista (véase Esquema 2). Por un lado, el desarrollo de las
tecnologías de grabación audiovisual –que permitieron nuevas interpretaciones de la
comunicación humana–, la emergencia de análisis estructurales del lenguaje y la
ampliación del fenómeno por el cual fueron aplicados esos métodos de estudio tuvieron un
gran impacto en la aparición del estudio de la comportamiento comunicativo corporal. Por
otra parte, desde la perspectiva generativista, un factor relevante fue el desarrollo de las
computadoras, que trajo como consecuencia la posibilidad de sugerir formas en las que un
proceso mental complejo puede ser modelado; esto contribuyó a la emergencia de un
interés en los procesos cognitivos, especialmente en el estudio de la competencia lingüística
en tanto conocimiento que el hablante tiene de su lengua (Chomsky, 1970).
Revisemos los estudios que surgen de la perspectiva comunicativa. Bateson, quien
utilizó material videograbado para sus análisis, fue el primero que emprendió microanálisis
de la interacción humana e incorporó acciones del cuerpo y el discurso. Como resultado,
obtuvo su escrito conocido como The Natural History of an Interview (véase Bateson,
1996). Cerca de 1940, él comenzó a trabajar como etnólogo y estudió el proceso de
comunicación en psicoterapia (Lipset, 1980). En general, se interesó en la dinámica
comunicativa de las familias integradas con algún miembro con signos de esquizofrenia y,
junto con sus colegas, desarrolló la teoría del doble vínculo (Bateson, Jackson, Haley y
Weakland, 1956). Su herramienta principal para el desarrollo de este estudio fue una
videograbación que le permitió ver con detalle cómo interactúan los integrantes de una
familia. Este instrumento hizo posible observar y escuchar los tonos de voz, los modos de
vacilación, los estilos de habla, las pautas de entonación, la cualidad vocal, la postura del
~ 33 ~
cuerpo, los movimientos corporales y las expresiones faciales que emergen en la
interacción de unos con otros33. A pesar de este desarrollo tecnológico, en cierto sentido, el
gesto no estaba del todo en el centro de la investigación ya que, a pesar de que se realizaban
estudios sobre la comunicación interpersonal, se ponía mayor atención a aspectos
concernientes a la conducta. Así, queda claro que este periodo no fue el inicio del
resurgimiento del estudio de los gestos (Cfr. Kendon, 2007: 21).
Otro analista del comportamiento comunicativo fue David Efron ([1941] 1972),
quien también utilizó material videograbado en sus trabajos y figuró en el desarrollo del
estudio de los gestos. Hizo un análisis comparativo del uso de los gestos en dos grupos con
diferencias culturales. Además, dio cuenta de las diferentes funciones del gesto con relación
al discurso hablado, así como de la manera en que el gesto y el discurso están relacionados.
Por ello su trabajo fue importante para el impulso de esta corriente –sus aportaciones
permanecen vigentes hoy en día– (Kendon, 2007). El principal interés de Efron fue el uso
conjunto del gesto y el discurso.
Bajo este mismo enfoque comunicativo, el antropólogo Ray Birdwhistell (1970),
padre de la cinésica, observó al movimiento del cuerpo humano y consideró que podía ser
analizado en términos de unidades análogas, semejantes a las utilizadas en lingüística.
Birdwhistell estuvo asociado con Edward Hall y con Edward Trager. El primero,
antropólogo, exploró la idea de que los principios de análisis estructural que han sido
desarrollados para comprender la estructura de los lenguajes hablados podrían también ser
aplicados a otra especie de códigos culturales. Asimismo, sugirió que el uso del espacio en
la interacción podría ser analizado en términos estructurales y propuso la ciencia de la
proxémica (Hall, 1966). Por su parte, Trager, en 1958, con su concepto de paralenguaje,
presentó las unidades estructurales con las que se pueden analizar las pautas de entonación,
la voz, las expresiones vocales no verbales y el estilo (véase Kendon, 2007).
La importancia de Birdwhistell se encuentra principalmente en cómo dirigió sus
ideas y en la influencia que tuvo sobre investigadores que después llegaron a hacer
33
Vale la pena resaltar que en nuestra investigación la videograbación también ha sido un recurso muy
importante porque nos ha permitido observar y escuchar cada elemento comunicativo puesto en marcha en las
secuencias mínimas (pregunta-respuesta) del evento comunicativo. A pesar de que nuestro propósito es
centrarnos en el gesto –y su coocurrencia con el habla–, hemos podido tomar en cuenta otros elementos que
influyen y comparten lugar con nuestro objeto de estudio.
~ 34 ~
importantes estudios del gesto. Entre los inspirados por él –para gestionar microanálisis de
la organización del movimiento corporal con relación al discurso– están William Condon y
William Ogston (1966), quienes, mediante el análisis de videos con sonido sincronizado,
mostraron que los movimientos del cuerpo están integrados con el discurso, ya que
observaron que a cada cambio en la fonación del discurso le corresponde un cambio de
movimiento corporal –cabeza, brazos, entre otros. De este modo, sugirieron que el curso
del habla tiene una correspondencia con las unidades cinésicas, a saber, ambos están
coordinados.
Como ya mencionamos, el estudio actual de los gestos no aparece con la
investigación de la comunicación no verbal, sino que se desarrolla en áreas que están
directamente relacionadas con el lenguaje. Nos referimos a investigaciones de carácter
cognitivo en lingüística, a estudios sobre el origen del lenguaje, así como al reconocimiento
del carácter lingüístico del lenguaje de los signos. Desentrañemos esta segunda corriente de
estudio: la generativista.
La perspectiva generativista vuelve a la concepción de Wilhelm von Humboldt: la
competencia lingüística subyacente es un sistema de procesos generativos (creativos)34. El
lenguaje, entonces, fue asociado a complejos procesos mentales que son el resultado de la
evolución y que reflejan el carácter general de la capacidad de la mente humana para
adquirir conocimientos. Como es sabido, el desarrollo de aproximaciones generativas en el
estudio del lenguaje también tuvo importantes consecuencias para el estudio de los gestos,
dado que estos últimos se asociaron a procesos cognitivos –principalmente a estudios sobre
el origen del lenguaje y el lenguaje de los signos– (Cfr. Chomsky, 2004: 33-34). El
resurgimiento de discusiones sobre el origen del lenguaje fue significativo para los estudios
del gesto. Charles Hockett y Robert Ascher (1964) discutieron sobre los orígenes del
lenguaje e intentaron sugerir los rasgos que posee un sistema de comunicación como el
lenguaje humano. Para esto, llevaron a cabo comparaciones exhaustivas con otros sistemas
de comunicación. Así, este tipo de observaciones aceleró el estudio lingüístico de los
34
En ese sentido, se sostiene que la gramática de cualquier lengua concreta puede ser suplementada por una
gramática universal; así, a partir de los intentos por representar el conocimiento que un hablante-oyente posee
de su lengua, se propuso un sistema de reglas capaz de reiteración para generar un número infinito de
estructuras. Los generativistas caracterizaron “el conocimiento de la lengua que proporciona la base para el
uso real de la lengua” (Chomsky, 1970:10) y, para ello, se sirvieron de avances computacionales que
permitieron elaborar modelos que, desde su punto de vista, son sistemas que expresan formalmente su
hipótesis (Chomsky, 2004).
~ 35 ~
lenguajes de signos y contribuyó a que muchos investigadores los reconsideraran como una
modalidad de importancia y de interés teórico (Kendon, 2007).
A principios de los años cincuenta se dirigió la mirada hacia el fenómeno de los
procesos mentales, incluyendo el lenguaje, y así fue que el gesto llegó a ser foco de interés.
Todo comenzó con las aproximaciones de Noam Chomsky sobre sus estudios del lenguaje
en términos del aparato mental (Cfr. Kendon, 2007:22). El trabajo de Elizabeth Bates y sus
colegas (1979) proporcionó soporte a la visión de que el gesto y el habla se desarrollan
juntos y de manera similar, con relación a la misma combinación de capacidades
cognitivas. Por lo tanto, reforzó la idea de que el gesto y las emisiones habladas son
manifestaciones diferenciadas de un proceso más general.
La confluencia de distintos estudios sobre la comunicación y el lenguaje, así como
sus corrientes teóricas, han moldeado la base de los dos puntos de vista actuales del estudio
de la gestualidad, a saber, la perspectiva interactiva y la perspectiva cognitiva (véase
Esquema 2). Desde un enfoque interactivo del estudio de los gestos, e inspirado en las
observaciones de Condon y Osgston y las aportaciones de Birdwhistell, Kendon emprendió
su análisis de la organización del movimiento corporal y el discurso. Sus estudios le
permitieron concluir, título de su obra publicada en 1980, que el discurso y la gesticulación
son Two aspects of the same process of utterance (Kendon, 1980).
Mientras tanto, desde una perspectiva diferente a ésta, el enfoque cognitivo del
lenguaje, David McNeill incursionó en este campo de estudio. Sus análisis sobre los
procesos cognitivos ligados a la adquisición de lenguaje le permitieron incursionar e
interesarse por el estudio de los gestos. La culminación de todo su trabajo de investigación
sobre la relación del gesto y el discurso fue la publicación de Hand and Mind, en 1992. Una
de sus principales tesis sostiene que los hablantes usan gestos para realizar expresiones
conceptuales, es decir, las imágenes que proyectan los gestos refieren a conceptos de la
mente, por lo que estableció que los hablantes piensan tanto en imágenes como en palabras.
Justamente, su teoría se centra en mostrar que los gestos y las palabras son partes integrales
del lenguaje. En 1979, planteó un marco teórico en el que conectó claramente estas
preocupaciones con la teoría psicolingüística.
La propuesta de McNeill (1992) ha sido retomada por disciplinas como la
lingüística, la psicología, y la antropología, entre otras, para continuar con la investigación
~ 36 ~
en este campo (e.g., Bavelas et al., 1992; Bavelas y Chovil, 2000, 2006; Emmorey y Casey,
2001). Así mismo, esta perspectiva teórica será la guía para nuestro análisis –en el
penúltimo apartado de este escrito desarrollaremos los aspectos más importantes sobre el
carácter de los gestos–; es así que nuestra investigación se sitúa en un punto de vista
cognitivo del estudio de los gestos.
Una vez expuesto este breve recuento del estudio de los gestos, es pertinente
detallar algunos antecedentes de la presente investigación. Nos enfocaremos en estudios
que adoptan la propuesta de McNeill (1992).
~ 37 ~
(1999) iniciaron un estudio sobre cómo los gestos icónicos35 contribuyen con información
semántica transmitida por medio del habla. Como resultado de un análisis experimental,
demostraron que los gestos transmiten información adicional a la que contiene el habla.
Esta investigación abrió paso a otros cuestionamientos sobre el carácter informativo de los
gestos y, por lo tanto, se continuó el análisis del mismo objeto de estudio. En el año 2002,
el examen de Holler y Beattie tuvo como finalidad identificar la función comunicativa de
los gestos icónicos en el habla cotidiana. Ellos determinaron qué información se presenta
con el habla y qué datos se expresan a través del gesto. Como consecuencia, concluyeron
que ambos sistemas de expresión son complementarios, ya que identificaron que los
hablantes comunican de forma sistemática cierto tipo de información por medio de los
gestos.
Similar a la anterior investigación, otros estudios han propuesto una hipótesis que
señala que los gestos icónicos que acompañan al habla comunican información semántica
importante. Precisamente, el análisis de Beattie y Shovelton (2002) se centró en probar que
algunos gestos son más comunicativos que otros. Su propósito fue descubrir qué
propiedades de los gestos icónicos pueden afectar su poder comunicativo. Gracias al
análisis, llegaron a dos conclusiones: 1) el poder comunicativo de los gestos icónicos es
muy variado y 2) la capacidad comunicativa de un gesto está significativamente afectada
por el punto de vista a partir del cual este mismo es generado36. Vale la pena señalar que en
nuestros datos podremos observar este fenómeno y, aunque no es el objetivo central del
análisis, nos permitirá comparar el carácter comunicativo de gestos que emergen en la tarea
de definir un término desde las perspectivas del participante y del espectador.
En el año 2003, Holler y Beattie continuaron su primer análisis sobre la función
comunicativa de los gestos icónicos. Esta nueva investigación mostró que el gesto y la
palabra son semánticamente paralelos, es decir, refieren a la misma representación
35
Cuando estos autores hablan de gestos icónicos se refieren a una clase especial de movimientos de manos
que transmiten significado asociado con el contenido del discurso espontáneo. Es decir, el gesto icónico es
aquel que representa un significado que está estrechamente relacionado al contenido semántico de los
segmentos del discurso que acompaña (Cfr. Beattie y Shovelton, 1999; Holler y Beattie, 2002; 2003). Más
adelante ahondaremos en esta definición.
36
Es decir, desde el punto de vista del participante –cuando el hablante produce gestos como si fuera un
integrante activo en la historia–, los gestos son más comunicativos en comparación con el punto de vista del
observador –aquel que produce gestos que muestran eventos desde una perspectiva de espectador. Para una
revisión exhaustiva de esta investigación véase Beattie y Shovelton, 2002.
~ 38 ~
cognitiva subyacente y, a menudo, son elementos complementarios con relación a la
representación de los diversos aspectos semánticos. En otras palabras, Holler y Beattie
(2003) dieron cuenta de cómo interactúan los gestos y el habla en la representación de
información semántica y, así, este estudio va más allá del realizado en el 2002 porque
reformulan sus primeras suposiciones: la división de la información en gestos y habla es
influenciada por ciertos factores, por ejemplo, las convenciones de la conversación en la
que surgen. Estos hallazgos indican que el gesto y el habla no interactúan de una forma
estática, sino que la interacción de ambos sistemas es flexible (Holler y Beattie, 2003;
2004).
Como podemos ver, todos estos estudios están centrados en la observación de los
gestos icónicos. A diferencia de éstos, nuestra investigación no se limitará sólo a la
gestualidad icónica, sino a todos los tipos de gestos. Ciertamente nosotros tomaremos en
cuenta cualquier tipo de gesto que emerja en el momento de explicar la definición o
describir el referente de un término. Sin embargo, nuestros objetivos, en cierto sentido, son
similares: recordemos que nos hemos propuesto identificar cómo coexpresan los gestos y el
habla en la configuración de los rasgos semánticos.
La mayoría de los estudios que presentamos son experimentales. Tanto en las
investigaciones que mencionamos en párrafos anteriores, como en las que en seguida
detallaremos, se han construido los objetos de estudio. Por ejemplo, el experimento que
realizaron Bavelas et al. (2002), cuyo propósito fue buscar evidencia de cómo y cuándo
comunican los gestos, consistió en elegir a ciertos participantes y solicitarles que
describieran una imagen altamente visual. Con algunos informantes se empleó una imagen
de un vestido, mientras que con otros se usó una fotografía de un mapa. Como parte del
experimento, se seleccionaron aleatoriamente a algunos participantes para indicarles que
otra persona vería la grabación de su descripción; al resto del grupo se le advirtió que su
descripción sería escuchada por alguien. Entonces, para identificar cuándo se comunica con
gestos, manipularon dos factores del experimento. El primer factor está relacionado con el
hecho de que el hablante asume que su receptor puede o no ver sus gestos. El segundo es
que el hablante puede tener un vocabulario vasto y disponible para describir la imagen: ésta
es la razón por la que se eligieron dos tipos de imágenes. En cuanto a la observación sobre
cómo se comunica con gestos, analizaron dos variables dependientes, la cantidad de gestos
~ 39 ~
por minuto y la redundancia entre gesto y palabra. Aunado a éstas, se sumó una tercera
variable, la cantidad de expresiones deícticas. Nuestra investigación no sigue este tipo de
protocolo, recordemos que los datos anteceden a la idea de ser analizados con los objetivos
que nos hemos propuesto. Entonces, ésta es otra diferencia entre estas investigaciones y la
que nosotros deseamos realizar. Continuemos con la revisión de los antecedentes.
Sigamos con la descripción del estudio que Bavelas et al. realizaron en 2002. Según
estos autores, los gestos poseen una función comunicativa y con base en esta premisa se
preguntan cómo y cuándo comunican. Estos analistas predijeron que los participantes de su
diseño experimental pueden dividir su información en palabras y gestos de manera
diferente; y este fenómeno dependerá del receptor porque el conocimiento que el emisor
posee sobre si será visto o escuchado en un futuro influencia mucho su actuación. En esta
investigación proponen el concepto subyacente de manipulación física: la comunicación
cara a cara contra la comunicación con una barrera entre los hablantes. En otras palabras,
predicen que en la comunicación cara a cara sus informantes usarán más gestos que en
aquella que se modifica físicamente la interacción y se les pone una barrera.
Los resultados del experimento de Bavelas et al. (2002) probaron las hipótesis. Una
vez hecho el análisis de las descripciones de los informantes que estuvieron en la condición
de audio en comparación con aquellos que sabían que serían grabados, los analistas
hallaron que hubo un mayor rango de gestos por minuto y una mayor proporción de gestos
no redundantes en la condición de video, cuando los hablantes imaginaron que el receptor
vería el video de su descripción –asimismo, el número de participantes que usó deícticos y
el total de frecuencia fueron mayores cuando los hablantes creían que podían ser vistos. Del
mismo modo, probaron el efecto de las imágenes descritas (el vestido contra el mapa) y
mostraron que hubo una alta proporción de gestos no redundantes y de deícticos cuando los
participantes describían el vestido. Así, determinaron que la descripción de los hablantes
está vehiculizada por los gestos cuando las palabras no están disponibles. En suma,
aquellos participantes que creían ser vistos presentaron una mayor cantidad de información
en gestos no redundantes, mientras que los que creían ser escuchados tendieron a usar
gestos redundantes. Estos resultados soportan la hipótesis de que el receptor es un factor
importante en el uso de los gestos, por ello consideramos que nuestros datos son viables
para ser estudiados; dicho de otra forma, los informantes están bajo ciertas condiciones que
~ 40 ~
permiten el uso de los gestos. En ninguna de las situaciones que analizaremos hay barreras
físicas que impidan que los informantes se comuniquen o interactúen entre ellos –y con el
investigador. Asimismo, nuestra investigación también parte de la misma premisa que
establecieron Bavelas et al. (2002), a saber, los gestos poseen una función comunicativa.
Algunos estudios sugieren que la gestualidad se hace presente como resultado de
dificultades en el procesamiento del habla; es decir, se incrementa cuando el acceso al
léxico se dificulta (Morsella y Krauss, 2005, citado en Pine, Gurney y Fletcher, 2010). Por
ejemplo, cuando al hablante se le dificulta dar referencias verbales, normalmente hace un
uso mayor de la gestualidad para representar información (De Ruiter, Bangerter y Dings,
2012). A pesar de estas recientes evidencias sobre el uso de la gestualidad cuando la
palabra no está disponible (Bavelas et al., 2002), esta afirmación ha sido contradicha con
otras investigaciones. Otros hallazgos sostienen que entre más expresión verbal haya,
mayor gestualidad se presentará; mientras que si hay disminución de expresiones verbales,
también mermará la aparición del gesto (So, Kita y Goldin-Meadow, 2009). Sin embargo,
también se ha encontrado que los gestos más representativos son producidos cuando el
individuo posee una representación mental fuerte (Sassenberg y Van der Meer, 2010),
independientemente de que tenga disponible o no un léxico para expresarlo. Además, hay
evidencias de que las personas gestualizan cuando tienen una imagen clara en la mente y no
sólo cuando carecen de un acceso fácil a las etiquetas verbales (Hostetter y Skirving, 2011).
Aunque no es nuestro propósito principal, proyectamos que el análisis nos permitirá
observar si los hablantes hacen uso de los gestos cuando una palabra no está disponible en
el momento de definir un término, o bien si estas afirmaciones distintas tienen mayor
cabida en nuestros datos.
Gran parte de este tipo de estudios se ha centrado sólo en analizar la interacción de
los gestos y el habla relacionada con tres categorías semánticas: la posición, la dirección y
el tamaño de un objeto (e.g. Holler y Beattie, 2002; 2003; Özyürek, 2000). Veamos el caso
de Emmorey y Casey (2001), quienes determinaron que los hablantes tienden a gestualizar
cuando hablan sobre relaciones espaciales –las manos pueden representar con facilidad
objetos concretos, los movimientos con las manos pueden trazar el movimiento de un
objeto y el espacio ocupado por las manos puede corresponder al espacio descrito. En este
estudio exploran las funciones conceptuales y comunicativas de los gestos. En general,
~ 41 ~
podemos decir que las investigadoras analizan el efecto que provoca evitar que los
informantes utilicen gestos para resolver un problema espacial. Finalmente, llegaron a la
conclusión de que los hablantes gestualizan para comunicar y conceptualizar un estado o
evento espaciales. Como vemos, estos resultados soportan la tesis de McNeill (1992), de
que los gestos son un acto de comunicación y un acto de pensamiento, pero al mismo
tiempo, en cierto sentido, hacen fracasar la hipótesis que plantean Krauss, Chen y
Gottesman (2000) en la que se afirma que el gesto funciona primordialmente para facilitar
la recuperación léxica.
Por su parte, Holler y Stevens (2007) realizan un análisis sobre el efecto del
conocimiento común en la representación de información sobre el tamaño de un objeto. El
propósito de esta investigación es determinar qué papel juega el conocimiento mutuo en el
uso de los gestos y el discurso. Como parte del diseño metodológico, los analistas pidieron
a sus informantes completar una tarea de comunicación referencial en presencia de
receptores que compartían conocimiento sobre la medida de ciertos objetos; más tarde, se
solicitó lo mismo pero con receptores que no poseían ese conocimiento. Los resultados
obtenidos muestran que cuando los participantes poseen conocimiento en común, el uso de
los gestos y el discurso cambia. Así, el principal hallazgo de Holler y Stevens (2007) indica
que si los hablantes se dirigen a oyentes que reciben datos nuevos, representan esta
información primordialmente con gestos (incluso si estos redundan con el habla). No
obstante, cuando los hablantes se dirigen a receptores con quienes comparten conocimiento,
por ejemplo, sobre la medida de algún objeto específico, codifican la información
principalmente de forma oral.
Como observamos, estas investigaciones se han centrado en las relaciones
espaciales y el tamaño de objetos. Nuestro estudio, como se especifica en la metodología,
no estará centrado en este tipo de categorías, sino que está enfocado en un conjunto de
términos informativos provenientes de una lectura conjunta. Conjunto formado por diez
categorías semánticas de control cuyos rasgos semánticos hemos identificado y ordenado
en forma de matrices. Entonces, haremos el análisis con base en categorías semánticas de
control de diferente nivel a las que han suscitado interés por los investigadores; es decir,
nuestras categorías se caracterizan por situarse en una posición más alta en la matriz.
Incluso, nosotros hemos construido un modelo ideal por cada categoría de control, es decir,
~ 42 ~
nuestros parámetros de medición son más complejos en comparación con las categorías
semánticas de estos estudios.
El último estudio citado proporciona un elemento importante que en algún momento
debemos considerar para nuestro análisis: el conocimiento mutuo. Recordemos que en los
eventos comunicativos en los que se detiene la presente investigación participan dos
informantes –un adulto(a) y un niño(a)– y el investigador. Por lo que será posible observar
qué sucede cuando se encuentran dos personas en el mismo evento comunicativo; una que
posee conocimiento en común (el investigador) con el adulto que describe y otra que
probablemente no conoce el significado del término que se ha preguntado (niño). Aunque
no es nuestro propósito, consideramos que el análisis nos proveerá de resultados para hablar
de esta particularidad. En su investigación, Holler y Wilkin (2009), quienes tuvieron como
propósito mostrar cómo el conocimiento común modifica las condiciones de la
comunicación humana –tanto al discurso como a los gestos–, usaron el método de los
rasgos semánticos para registrar información presentada en palabras y gestos. En general,
hallaron que las emisiones contienen menos información semántica cuando los
interlocutores comparten conocimiento, incluso, cuando el hablante presenta la información
en ambas modalidades, palabra y gesto.
Como es evidente, la condición en la que emergen nuestros datos es completamente
diferente a las investigaciones que se han realizado y, aunque tenemos algunos objetivos en
común con algunos estudios que acabamos de mencionar, reiteramos que el examen no se
limitará sólo a los gestos icónicos ni se centrará sólo en las categorías semánticas de control
sobre las relaciones espaciales y el tamaño de un objeto. No obstante, compartimos con
estas investigaciones el punto de vista de McNeill y el método de análisis de los rasgos
semánticos. Además, ninguna de las investigaciones citadas se ha realizado con
informantes de habla hispana, entonces, uno de los objetivos es observar qué sucede en
nuestra población.
Es pertinente dar cuenta de las perspectivas desde las cuales realizaremos el análisis,
pero antes de iniciar con el cometido teórico es preciso aclarar algunas particularidades que
guiaron este proceder analítico y desde las cuales se orienta esta investigación. En el
siguiente apartado especificaremos en qué consiste este punto de vista particular en el
examen del comportamiento comunicativo.
~ 43 ~
2.3 La herramienta analítica
En investigación analizamos las estrategias comunicativas gestuales que los hablantes
emplean en la resolución de una tarea, a saber, la explicación del significado de una
palabra. En otras palabras, este estudio se encuentra dentro del ámbito etnometodológico37
dado que asumimos que “las actividades banales de la vida cotidiana [merecen]38 la misma
atención que se suele otorgar a los acontecimientos extraordinarios” (Garfinkel,
(1984[1967]:1). El análisis etnometodológico es práctico y está regido por el examen del
sentido común, su propósito es “la investigación empírica de los métodos utilizados por los
individuos para dar sentido a sus acciones cotidianas y llevarlas a cabo” (Coulon, 1995:16).
En esta investigación, el propósito es observar cómo realizan los informantes la tarea de dar
significado a un número particular de términos extraídos de la lectura conjunta de un texto
y, aunque la situación es construida, nos permite observar el comportamiento social tal
como sucede en el ámbito escolar –conviene recordar que a los informantes se les pidió que
realizaran la tarea indicada (la lectura conjunta) tal como lo hacen en casa.
La etnometodología se encuentra dentro de las prácticas que se enfocan en el
análisis de lo microsocial. Este punto de vista toma en cuenta el „aquí y ahora‟, así como
los procesos que intervienen en la construcción de situaciones sociales. Desde esta
perspectiva, el orden social se observa en fenómenos a nivel micro, precisamente porque
los fenómenos macrosociales determinan a las microacciones sociales. La etnometodología
considera que el examen del orden microsocial abre paso a la posibilidad de captar
fenómenos macrosociales, ya que “los individuos no recrean la sociedad en cada nueva
interacción, sino que están obligados a apoyarse en un orden social común, al tiempo que lo
llevan a cabo, [a saber,]39 la sociedad se ve reproducida en la interacción” (Coulon,
1995:38). Según el autor antes citado, en la interacción cotidiana se produce y reproduce el
orden social, lo cual hace posible analizar ambos niveles (micro y macro) –lejos de un
37
Este proyecto teórico consiste en “analizar los métodos y procedimientos que emplean los individuos para
llevar a buen término las diferentes operaciones que emprenden en su vida cotidiana” (Coulon, 1995:13). La
etnometodología se define como la ciencia de los procedimientos que constituyen el “razonamiento
sociológico práctico” (Cfr. Garfinkel, 1984; Coulon, 1995).
38
El agregado es nuestro.
39
El agregado es nuestro.
~ 44 ~
punto de vista atomista, el análisis microsocial permite analizar interacciones que son el
resultado de la vida social como el contexto más amplio de su ocurrencia.
En este sentido, nuestro objeto de estudio –los gestos– cristaliza fenómenos no
observables que corresponden a un nivel macrosocial –por ejemplo, macroacciones en el
ámbito escolar– y, en consecuencia, nuestro análisis nos ayudará a observar fenómenos que
corresponden a un macronivel social institucional. Ciertamente, nuestro estudio del gesto
en situación de comunicación cara a cara (entre adulto y niño) dará paso a consideraciones
que excedan el ámbito local de las acciones. En la interacción que analizamos no hay
ningún tipo de manipulación física ni barreras que obstruyan la emergencia de cualquier
recurso para transmitir significado e impidan observar los hechos tal como ocurren en la
vida cotidiana –como señalamos, los hablantes pudieron desplegar su gestualidad tal como
lo hacen en la vida cotidiana. Nuestros registros de interacción cara a cara muestran
fenómenos visibles que permitirán el acceso a explicaciones desde un punto de vista
macrosocial. Como veremos más adelante, explicaremos cómo el macrocontexto escolar
determina la forma en que se llevan a cabo las acciones cotidianas que son parte de la
formación y el aprendizaje de los alumnos. El análisis de la dimensión interactiva de los
gestos y el estudio de microacciones evidencian la influencia del macrocontexto en el que
emergen.
Ahora bien, esta investigación surge de la necesidad de dar respuesta a un fenómeno
encontrado en datos que preceden la idea de llevar a cabo este análisis. Es decir, como
mencionamos anteriormente, el objeto de estudio no fue construido para responder
preguntas previas. Recordemos que aunque hubo control de variables en la recolección de
los datos, el diseño de este estudio no es experimental. El corpus fue construido para
observar un fenómeno multimodal –la construcción social de significados– y, dentro de la
riqueza de los hechos, encontramos una particularidad que en este tipo de datos no se había
analizado y que, por supuesto, requiere de explicación. El análisis, entonces, parte de datos
que necesitan explicación; este estudio se centra en dar cuenta de un fenómeno a partir de la
exploración de distintas ocurrencias gestuales. Como hemos mencionado anteriormente,
cuando nos enfrentamos a los datos por primera vez, realizamos una observación profunda
–cuyo propósito inicial fue identificar el objeto de estudio para después constituir el
corpus– que nos permitió percatarnos de una particularidad gestual –como veremos, el
~ 45 ~
análisis propiamente dicho confirmará estas observaciones. Esta característica del objeto de
estudio nos ha impulsado a plantear afirmaciones que nos permitirán proponer
reconsideraciones a la teoría40. En efecto, a través del análisis comprobaremos una hipótesis
que estará fundamentada en las primeras observaciones de los datos. Así, el muestreo
teórico (Charmaz, 1990) se ha realizado con base en estos mismos. Dicho de otra forma,
una vez que se obtuvieron y observaron los datos, se eligió una perspectiva teórica para
analizarlos.
En el siguiente apartado describiremos los fundamentos teóricos que conducirán el
análisis de los datos. Las teorías de las que nos serviremos en esta investigación provienen
de diferentes disciplinas que no se contraponen, sino que se complementan entre sí para
formar nuestro soporte teórico. Por un lado, tenemos el punto de vista cognitivo del estudio
de los gestos (McNeill, 1992) y, por otro, un enfoque semántico para dar cuenta de los
rasgos semánticos y de los conceptos que guiaron la construcción de las matrices (Quillian,
1968; Rogers y McClelland, 2004). Entonces, nuestra base teórica estará formada por un
marco interdisciplinario que nos ayudará a dar respuesta al fenómeno encontrado en
nuestros datos.
En seguida describimos los puntos más importantes sobre el punto de vista gestual
propuesto por McNeill (1992) y abordamos brevemente la propuesta de Ishino (2007) sobre
la intersubjetividad en los gestos.
40
En efecto, nuestro análisis abrirá camino a construir teoría desde la aproximación de la teoría
fundamentada. Como Creswell (2006) plantea, indudablemente algunos estudios generan teoría (mientras que
otros sólo se quedan en descripciones); justamente esa es la situación de esta investigación. En ese sentido,
nos situamos en una perspectiva que persigue el descubrimiento y desarrollo de una teoría: nos referimos a la
teoría fundamentada. Esta última fue desarrollada por primera vez por Glaser y Strauss en 1967 y proviene
del interaccionismo simbólico que considera a los seres humanos como creadores de su mundo (Mead, 1934).
Desde esta óptica, las personas son las que dan forma y sentido a su entorno. La teoría fundamentada surge
como alternativa al funcionalismo de la época y fue llamada por Glaser y Strauss (1967) “el método de
comparación constante” por su estrategia de análisis. Esta comparación constante persigue el descubrimiento
y desarrollo de teoría, no se apoya en previos marcos teóricos, más bien, pone en marcha “…directrices
analíticas que permiten a los investigadores focalizar su recolección de datos y construir teorías de rango
medio a través de sucesivas recolecciones de datos y desarrollos conceptuales” (Charmaz, 2005:507). En esta
perspectiva no hay marcos teóricos preconcebidos, sino que los datos son los que determinan los procesos y
productos de la investigación, con el fin de lograr que el análisis configure la teoría. Entonces, la teoría
fundamentada abre paso a la posibilidad de modificar la teoría, es decir, permite acomodar nuevos hallazgos
(Glaser, 1978) que serán formulaciones teóricas de la realidad social.
~ 46 ~
2.3.1 El punto de vista cognitivo del estudio de los gestos
Los gestos, en términos de McNeill (1992), son los movimientos de manos o brazos –que
las personas realizan mientras hablan– que coexpresan con la palabra y poseen significado.
Desde esta perspectiva, los gestos transmiten información tal como lo hacen las palabras.
La siguiente imagen ejemplifica este tipo de movimientos significativos –cabe resaltar que
las ocurrencias gestuales empleadas para ilustrar los planteamientos del punto de vista
cognitivo del estudio de los gestos han sido extraídas de nuestro corpus.
Imagen 3. La mano derecha de la niña, flexionada con los dedos índice y pulgar
juntos, sube al frente por encima de la cabeza, mientras se mueve de arriba-abajo y
de izquierda-derecha.
~ 47 ~
La concepción de McNeill (1992) sobre el lenguaje y los gestos –como un sistema
integrado– es completamente diferente a la noción de „lenguaje corporal‟. De esta manera,
según este autor, el lenguaje gestual no es un proceso de comunicación en el que se utilizan
movimientos del cuerpo independientes del lenguaje. Por el contrario, el lenguaje gestual
no está separado del lenguaje hablado, los gestos (las imágenes) coexisten con el discurso,
así, ambos son lados diferentes de un solo proceso mental subyacente. En palabras de
McNeill, “…los gestos son una parte integral del lenguaje tanto como las palabras, las
frases y las oraciones –los gestos y el lenguaje son un solo sistema”41 (1992:2). Por
ejemplo, en la siguiente imagen, el gesto, transcrito entre corchetes, se realiza de manera
sincronizada con la expresión oral filito.
¿Qué es delinear?
41
La traducción es nuestra. “… gestures are an integral part of language as much as are words, phrases, and
sentences –gesture and language are one system” (McNeill, 1992:2).
~ 48 ~
hablado, el significado puede segmentarse y ser lineal, puede ser analizado en segmentos
organizados y jerarquizados; por el contrario, los gestos no poseen esa misma forma, ellos
son multidimensionales y presentan significados complejos que no se someten a la
segmentación y a la linealidad. Los gestos son globales, sintéticos y nunca jerarquizados
(Cfr. McNeill, 1992: 19). En las siguientes líneas nos detendremos en una reflexión sobre
las propiedades más sobresalientes de los gestos descritas por McNeill (1992, 2000).
Los términos global y sintético se refieren a la relación de las partes con el todo. En
el discurso (lenguaje hablado o escrito) las partes son combinadas para crear un todo, por lo
que la dirección es de las partes hacia el todo. En contraste, la dirección de los gestos es del
todo hacia las partes, aquí la totalidad es la que determina el significado de los segmentos
(Cfr. McNeill, 2000: 143). Dicho de otra manera, los gestos pueden combinar muchos
significados, es decir, la relación de éstos con el significado es sintética, tal como lo apunta
McNeill, el gesto “es global porque no está compuesto por partes significativas separadas.
Por el contrario, las partes obtienen significado a partir del significado del todo”42 (1992:
20, 21).
Una propiedad de los gestos, que contrasta con la estructura jerárquica del lenguaje,
es que no son combinatorios, dos gestos no se pueden unir para crear un gesto más
complejo. Cada símbolo gestual es una expresión completa de significado por sí mismo.
Entonces, los gestos pueden relacionarse, pero nunca combinarse con gestos superiores,
más bien presentan partes sucesivas de una misma escena (Cfr. McNeill, 1992: 22). No
obstante, sí son secuenciales; característica que, en estricto sentido, implica una forma de
combinación. La imagen que se muestra a continuación enfoca dicha propiedad.
42
La traducción es nuestra. “This gesture-symbol is global in that the whole is not composed out of separately
meaningful parts. Rather, the parts gain meaning because of the meaning of the whole” (McNeill, 1992: 20,
21).
~ 49 ~
¿Qué es prehispánico?
T11 A1 – [a un tiempo de la época]
i… vi [I]
~ 50 ~
¿Qué es delinear?
Los gestos de la representación anterior aparecen junto con las palabras filito, en el
primer caso, y silueta, contorno, figurita, en el segundo caso (todas ellas sinónimos). Estos
movimientos coexpresan con sinónimos y, a diferencia de lo que afirma McNeill (1992), su
realización presenta un patrón en su ejecución –ambos informantes delinean enfrente a la
altura de la cabeza–, sin embargo, su realización no es altamente convencional. Entonces,
observemos que una de las propiedades de los gestos es que no son arbitrarios. Así, otra
diferencia entre el gesto y el discurso (lenguaje hablado y escrito) es que el primero carece
de dualidad de forma y, por ende, de un sistema de arbitrariedad. Los sistemas
estructurados de forma y significado en los gestos no existen por separado, la única forma
de éstos es la del significado. De esta manera, la forma cinésica de un gesto no es un nivel
independiente, sino que está determinada por el significado.
A pesar de que el gesto y el habla difieren en muchos aspectos, es importante
mencionar que están estrechamente unidos. Este vínculo implica que ambos son vistos
como aspectos de un solo proceso de construcción de significado, en efecto, como un solo
sistema. A continuación describimos algunos de esos nexos:
~ 51 ~
a) Los gestos ocurren sólo durante el discurso. El 90% de todos los gestos ocurren
cuando el hablante está expresando algo de forma verbal. Hablar y gestualizar,
acciones que están ligadas una a la otra en el tiempo.
c) Los gestos y el discurso están sincronizados, de tal forma que son cotemporales.
Esta sincronía tiene que ver con que el hablante expresa significado en ambos
canales al mismo tiempo.
e) Los gestos y el discurso decaen juntos en caso de afasia (Cfr. McNeill, 1992: 23-
25).
~ 52 ~
McNeill (1992) realizó una clasificación compuesta por cuatro variedades de gestos
divididos según su función en la comunicación interpersonal. Ha habido otras
clasificaciones que, como él mismo lo indica, son básicamente lo mismo, y pueden ser
intercambiables entre sí porque todas consideran como gestos a los mismos movimientos.
Su única diferencia es su agrupación y sus estrategias de subdivisión (Cfr. Efron, 1941;
Ekman and Friesen, 1969; Freedman y Hoffman, 1967; McNeill, 1992: 75-76). En nuestra
investigación adoptaremos la clasificación que propone McNeill (1992) ya que, como
hemos mencionado, realizaremos el análisis con base en la perspectiva cognitiva del
estudio de la gestualidad. En seguida, definiremos cada tipo de gesto.
Un gesto icónico es aquel que en su ejecución o forma de realización se refiere a un
objeto, evento o acción concretos (McNeill, 1992). Precisemos esta idea en términos de
Peirce (1974), un icono es un tipo de representación directa que toma el lugar de un objeto
o experiencia; éste denota a través de rasgos similares o que son propios del objeto
representado. Así, las características de los iconos y los objetos que representan se
asemejan en gran medida: el primero es imagen del segundo. Este tipo de gestos guardan
relación con el contenido semántico del discurso y revelan el punto de vista que el hablante
elige para observar un evento. Los gestos icónicos son una representación del pensamiento
en imagen, por tal motivo, se han denominado pictóricos (Cfr. McNeill y Levy, 1982;
McNeill, 1992: 12-13, 78-79; Beattie y Shovelton, 1999; Kita, 2000; Holler y Beattie,
2002; 2003). En la imagen 7 se muestra un gesto icónico.
~ 53 ~
El gesto de la imagen anterior iconiza un cáliz. Observemos que la mano izquierda ilustra la
base y la mano derecha representa la copa; en otras palabras, las manos son la imagen
directa del cáliz.
Los gestos metafóricos son aquellos que presentan una idea abstracta. Éstos son más
complejos que los icónicos aunque son similares a ellos porque también presentan una
imagen. Sin embargo, el contenido pictórico presenta una idea abstracta y no un objeto o
evento concreto. En palabras de McNeill, estos “gestos ilustran una imagen de lo invisible –
una imagen de una abstracción. El gesto representa una metáfora concreta para un
concepto, una imagen visual y cinésica que consideramos que es, de alguna manera, similar
al concepto”43 (1992: 14). La homología de los gestos metafóricos es de la propia creación
del hablante. Entonces, la diferencia entre los gestos icónicos y los metafóricos es que la
similitud de los primeros es copiada desde el mundo, mientras que la homología de los
metafóricos es creada por la mente (Cfr. McNeill, 1992: 145). De esta forma, los conceptos
abstractos son presentados como objetos físicos, representan en forma y modo los vehículos
de las metáforas44 (Cfr. McNeill, 1985: 356). La siguiente imagen muestra un gesto
metafórico de nuestros datos. Como podemos ver, ilustra el concepto abstracto DIOS.
43
La traducción es nuestra. “…gestures present an image of the invisible –an image of an abstraction. The
gesture depicts a concrete metaphor for a concept, a visual and kinesic image that we feel is, in some fashion,
similar to the concept” (McNeill, 1992: 14).
44
Aunque en esta investigación no asumimos el punto de vista de la metáfora conceptual (Lakoff y Johnson,
1980; Lakoff y Turner, 1989) ni definimos desde esta perspectiva a los gestos metafóricos, vale la pena
mencionar que, igual que sucede con las expresiones lingüísticas, los gestos metafóricos como expresión de
metáforas conceptuales emergen de la asignación de un dominio fuente a un dominio meta. Para lograr tal
proyección hay que tomar en cuenta a la palabra, no como dominio fuente, sino como coexpresión del gesto.
En este sentido, la primera condición para considerar que un gesto es metafórico es que éste debe surgir
simultáneamente con una palabra que designe un concepto abstracto. Esto muestra, tal como lo sostiene
McNeill (1992) que el gesto no puede estar separado del discurso, están unidos indisolublemente, incluso para
identificar los dominios que se asignan metafóricamente. Por medio del gesto es posible expresar metáforas
conceptuales. Ahora bien, la congruencia de las metáforas –gestuales y discursivas– evidencia un sistema
conceptual a partir del cual organizamos nuestro conocimiento, comprendemos conceptos abstractos y
construimos expresiones lingüísticas o gestuales. Entonces, nuestras conceptualizaciones metafóricas pueden
ser expresadas a través del habla y del gesto. Es decir, estos movimientos significativos son vehículos de las
metáforas conceptuales. En este sentido, el cuerpo y sus movimientos expresan pensamientos de la realidad
cotidiana a través de conceptualizaciones metafóricas. En seguida presentamos un esquema que muestra los
dominios fuente y meta que conforman la estructura de las metáforas de dos casos analizados.
~ 54 ~
T2 A2 – Te acuerdas de la historia, ¿no?, que
cuando cómo sacrificaban para el [dios de] este
l [M]
para que lloviera o para el sol que sacrificaban
a veces a sus princesas.
Los gestos deícticos son movimientos que señalan objetos o eventos. Estos gestos
son realizados prototípicamente con los dedos, sin embargo, puede ser usado cualquier
objeto extensible o alguna otra parte del cuerpo –la cabeza, la nariz, el mentón. La función
de este tipo de gestos es indicar objetos y eventos en el mundo concreto, sin embargo,
también muchos de ellos apuntan a algo que no tiene existencia física, es decir, a un
concepto abstracto (Cfr. McNeill, 1992: 18, 80; Haviland, 2000: 13; Krauss, Chen y
Gottesman, 2000: 262). Por razones de detalle en el análisis y con base en las categorías
tradicionales que propone Levinson (1983) sobre la deixis, hemos distinguido este tipo de
gestos en: deícticos de tiempo (Dt), deícticos de persona u objetos (Dp), deícticos de lugar
(Dl) y deíctico abstracto de lugar (Dal). En seguida, en la imagen 9, podemos ver un gesto
deíctico de persona.
A es B
dominio meta dominio fuente
DIOS ARRIBA
CONCEPTOS
OBJETO
CEREMONIA FÍSICO: UNA
ESFERA
Dominio meta y dominio fuente de las metáforas gestuales. Del lado izquierdo encontramos el dominio
meta: los conceptos DIOS y CEREMONIA y del lado derecho, su dominio fuente: ARRIBA y OBJETO FÍSICO
(una esfera), respectivamente.
La reconstrucción anterior es una síntesis del análisis. No hay que perder de vista que la metáfora sólo puede
ser tal en la medida en que un concepto es entendido y estructurado en términos de otro dominio conceptual.
El hallazgo de los dominios implicados en esta asignación metafórica evidencia el carácter metafórico de su
expresión, es decir, la naturaleza metafórica del gesto.
~ 55 ~
T17 A2 – por ejemplo, si me vas a dibujar a
[mi],
lxv [Dp]
Las manos semiflexionadas y con el dorso
hacia atrás suben hacia los costados de la
cabeza a la altura de los hombros.
Este deíctico realizado con ambas manos señala el rostro de nuestra informante. Una
vez mostrado este ejemplo, seguiremos con la descripción detallada de esta tipología de los
gestos. Una cuarta clase de gestos es el llamado beat o baton (batuta).
Los gestos batuta45 –nombrados beats porque se ven como el compás musical– son
definidos como movimientos que no tienen un significado discernible. Estos gestos, a
diferencia de los icónicos y los metafóricos, tienden a tener una forma independientemente
del contenido. Un batuta típico es un movimiento rápido con la mano o los dedos, puede ser
pequeño y con poca energía, y puede ser reconocido por su movimiento prototípico
característico. Estos gestos son típicamente bifásicos, es decir, se componen de dos
movimientos: adentro/afuera o arriba/abajo. En comparación con otros gestos, los batuta
pueden considerarse menos significativos, no obstante, su valor semiótico no es por su
contenido semántico, sino por su contenido pragmático: indican que la palabra o frase a la
que acompañan es significativa (Cfr. McNeill, 1992; 15, 80). Consideremos la siguiente
imagen que presenta un gesto batuta.
45
Algunos autores también se refieren a los beats como baton. Se nombraron así para hacer alusión al
instrumento (batuta) que dirige el ritmo del compás musical (Efron, 1941; Ekman y Friesen, 1969). Nosotros
adoptaremos este último modo de designación.
~ 56 ~
T21 A1 – Una cosa que [metódica que
siguen].
xx [B]
Este gesto es un batuta que enfatiza el carácter metódico e iterativo de una acción.
Como podemos observar, este movimiento indica al interlocutor que el segmento del
discurso con el que coexpresa es relevante.
Las categorías que acabamos de anunciar –icónicos, metafóricos, deícticos, y
batutas– corresponden con los tipos fundamentales de signos desde un punto de vista
semiótico (Peirce, 1931). Estos movimientos son símbolos que tienen un valor de
significado. Sin embargo, existe otro tipo de gesto que se contrapone con esta característica.
Los gestos butterworth46, que corresponden a la categoría de discurso fallido (véase Tabla
3.1 en McNeill, 1992:76), son movimientos que ocurren como parte de un esfuerzo para
recordar una palabra y/o hallar una adecuada estructura de la oración. La forma prototípica
de los butterworth es una mano que sujeta, barre o arranca el aire mientras el hablante trata
de recordar una palabra.
Ahora nos podemos preguntar ¿cómo podemos localizar y diferenciar estos tipos de
gestos?, ¿cómo sabremos si estamos frente a un tipo determinado de movimiento
significativo?, ¿podemos identificar qué parte de todo el movimientos de las manos o
brazos expresa significado? En efecto, los gestos consisten en tres fases de movimiento.
Para explicar esta particularidad de los gestos, McNeill propuso un diagrama para dar
cuenta de la jerarquía de los movimientos. Nosotros tomaremos un fragmento de este
46
Brian Butterworth, estudioso británico, fue el primero que nombró esta categoría y argumentó que muchos
gestos surgen en respuesta al discurso fallido (Butterworth y Hadar, 1989). Sin embargo, McNeill (1992) no
está de acuerdo con esta visión en la que el discurso fallido sea una condición necesaria o importante para la
ocurrencia de los gestos. A pesar de esto, reconoce que este tipo de gestos ocurren y, por lo tanto, es necesario
dar cuenta de ellos (Cfr. McNeil, 1992: 77).
~ 57 ~
esquema para explicar cuáles son las fases de una unidad gestual. En el Cuadro 1, podemos
observar una reconstrucción del esquema original47.
Como podemos ver en el cuadro, una unidad gestual, que inicia cuando las manos o
los brazos comienzan a moverse y termina cuando han llegado a una posición de descanso,
está compuesta por fases gestuales. Entonces, una fase gestual –o G-PHRASE como la llama
McNeill (1992)– ocurre dentro de una unidad gestual. Una G-PHRASE está formada por una
o más fases de movimiento: las tres típicas son la preparación, el golpe y la retracción.
Veamos en qué consiste cada una de estas fases.
a) En la preparación, los brazos o manos se mueven lejos de su posición de reposo
para situarse en el espacio donde comienza el gesto. Esta fase se anticipa al
segmento lingüístico que coexpresa con el gesto. La realización de esta fase es
opcional.
b) El golpe es el pico del esfuerzo en el gesto. En esta fase es expresado el
significado del gesto. Por lo tanto, el golpe está sincronizado con el segmento
lingüístico que es coexpresivo con él. Esta fase es obligatoria.
c) La retracción es el retorno de las manos a una posición de descanso. Esta fase
del gesto es opcional (Cfr. McNeill, 1992: 83).
Una G-PHRASE no puede existir sin un golpe, mientras que las otras fases son
opcionales. Sin embargo, rara vez se omite la fase de preparación; virtualmente todos los
gestos poseen una fase de preparación a menos que sean gestos encadenados en forma
holística (Sankey y Gutiérrez, 2006). Al contrario, las fases de retracción son omitidas a
menudo cuando un gesto forma parte de un sucesión de gestos –recordemos los gestos
47
Si se desea revisar el esquema completo, véase McNeill, Levy y Pedelty (1990).
~ 58 ~
holísticos48. Entonces, el golpe es la fase que lleva consigo el contenido significativo del
gesto y nos permite distinguir qué tipo de gesto llevan a cabo los hablantes.
Finalmente, cabe otra pregunta ¿cómo podemos distinguir los gestos de otro tipo de
movimientos comunicativos? McNeill (1992, 2000) propone tomar el esquema de Kendon
(1988) para explicar algunas diferencias entre los gestos y otros movimientos significativos.
En el cuadro que se muestra a continuación presentamos el llamado Continuum de Kendon.
Continuum de Kendon:
Lenguaje
Lenguaje de
Gesticulación similar a los Pantomima Emblemas
signos
gestos
48
En algunas ocasiones, la complejidad de la ocurrencia de los gestos ha obligado a verlos como una especie
de encajonamiento en el que un gesto se realiza dentro del contexto de otro. Estos tipos de gestos son
llamados holísticos. Estos se caracterizan por aparecer en una sucesión de gestos en el que el segundo inicia
en el golpe del primero; es decir, dentro de la cadena de sucesión de movimientos, a partir del segundo
movimiento, el anterior inmediato no posee fase de retracción (los movimientos o posturas se sostienen)
(Sankey y Gutiérrez, 2006). En nuestros datos hemos encontrado algunos casos de esta clase de gestos (véase
Imagen 5).
49
La traducción es nuestra. “…idiosyncratic spontaneous movements of the hand and arms accompanying
speech” (McNeill, 1992: 37).
~ 59 ~
los emblemas50 –cabe mencionar que encontramos un par de casos de este tipo en nuestro
corpus– que se encuentran a la mitad del espectro y que pueden o no aparecer en lugar de
las palabras, es decir, durante su ejecución pueden emergen junto con el habla –aunque no
es necesario. A pesar de esta dificultad, esta identificación del movimiento corporal con
valor comunicativo nos permitió descartar aquellos movimientos que no concuerdan con las
características de nuestro objeto de estudio. El esquema jerárquico de los niveles gestuales
y el Continuum de Kendon nos ayudaron a distinguir nuestro objeto de estudio, es decir,
nos auxiliaron en la segmentación de nuestro corpus y en la identificación de los
movimientos que corresponden a los gestos –por supuesto también nos permitieron
distinguir los gestos de aquellos movimientos que suceden en otro nivel51.
Habida cuenta de estos aspectos, es preciso puntualizar que la presente
investigación, además de asumir la perspectiva de la gestualidad en la que los gestos son
elementos importantes de significación, está ceñida a un punto de vista intersubjetivo
(Ishino, 2007) en el que los participantes sincronizan sus acciones en atención a su
interlocutor.
La postura de Mika Ishino (2007) también coincide con McNeill (1992) en que el
gesto es integral al proceso cognitivo de producción de lenguaje. De esta forma, el lenguaje
de los gestos puede codificar la perspectiva del hablante tal como lo hacen las palabras, es
decir, los gestos explicitan la posición de los hablantes hacia el contenido proposicional de
las emisiones. Para Ishino (2007), los gestos, además de expresar este posicionamiento
llamado, por la autora, subjetividad –definida como las actitudes, las emociones, los puntos
de vista o la perspectiva de los hablantes hacia lo que dicen–, envuelven intersubjetividad.
Algunos estudiosos del discurso asumen que la intersubjetividad implica que el
oyente sea atendido por el hablante como un participante activo en el evento discursivo. Por
lo tanto, ésta surge en la interacción del hablante con el oyente (Traugott y Dasher, citado
en Ishino, 2007: 244). Incluso múltiples estudios han centrado su atención únicamente en la
50
Los emblemas son parte de un código social y, aunque no están completamente estructurados como
lenguaje, son aprehendidos como símbolos específicos y pueden ser usados como si fueran palabras habladas;
en efecto, son palabras no habladas (Cfr. McNeill, 1992: 56). Como veremos, en nuestro corpus hemos
identificado algunos casos de este tipo de movimientos significativos.
51
Aunque en este marco teórico sólo damos cuenta de una teoría y caracterización de los gestos –a saber,
nuestro objeto de estudio y principal preocupación–, no perderemos de vista el nivel interactivo y la cinésica
ya que nos permitirán observar e interpretar de forma integral qué sucede en nuestros datos.
~ 60 ~
visibilidad que el hablante tiene de su oyente (Bavelas et al., 1992). Sin embargo, Ishino
(2007) percibe la intersubjetividad más allá de estas consideraciones; mientras ciertos
autores abordan la intersubjetividad diacrónica, ella se preocupa por la intersubjetividad
sincrónica. En efecto, su interés está enfocado en explicar cómo los hablantes cambian de
puntos de vista de un momento a otro en el transcurso del habla. En específico, sostiene que
la presencia del oyente puede afectar la producción del gesto.
Gracias a los resultados de un análisis de caso de la manifestación gestual de la
intersubjetividad sincrónica en una pareja de japoneses, Ishino (2007) concluyó que los
gestos hacen referencia al hablante. Los gestos, entonces, reflejan la conceptualización de
la perspectiva del hablante (Cfr. 249), por lo que estas observaciones sugieren concluir que
la intersubjetividad es manifestada en los gestos.
Otras investigaciones han revelado que los hablantes monitorean al oyente con el fin
de lograr la comprensión incluso, si es necesario, alteran sus emisiones en progreso,
realizan reparaciones en el curso del habla mientras el receptor coopera al dar muestras de
su comprensión. En otras palabras, el hablante y el oyente realizan actividades articuladas
de manera conjunta (Clark y Krych, 2004). Un elemento crucial en este monitoreo es el
conocimiento mutuo que poseen los participantes, puesto que impacta en el uso de gestos y
palabras en el momento de la comunicación (Holler y Stevens, 2007; Holler y Wilkin,
2009). Como veremos, las consideraciones intersubjetivas serán de gran importancia para
dar cuenta de nuestros datos porque nuestros informantes (aquellos que definen o explican
el significado de una palabra y que en su mayoría son las madres o padres) atienden a dos
participantes al mismo tiempo: al niño y al investigador. Por ello, los gestos emergerán
según la relación intersubjetiva que el descriptor establezca con cada participante.
Para el estudio de la función de los gestos emplearemos una perspectiva semántica
que nos servirá como herramienta para la construcción de las matrices, mismas que nos
permitirán identificar cómo se lleva a cabo la configuración de los rasgos semánticos a
través de los gestos. Revisemos los supuestos más relevantes del punto de vista semántico
que guía el diseño de nuestras matrices.
~ 61 ~
2.3.2 Los rasgos semánticos. Un enfoque semántico
Como mencionamos en el capítulo anterior, nuestra investigación está ceñida a la
metodología de los rasgos semánticos. Recordemos que según este método, para poder
realizar el análisis, primero se debe establecer una serie de categorías semánticas de control
que nos ayudarán, entre otras cosas, a comparar los rasgos semánticos de estos parámetros
de medición con los rasgos semánticos de las definiciones de los informantes, así como a
ubicar al gesto dentro de la matriz. Como lo discutiremos más adelante, la construcción de
las categorías semánticas de control (o matrices) fue guiada por los planteamientos teóricos
semánticos de Rogers y McClelland (2004), especialmente a partir de su reformulación del
modelo de Quillian (1968).
Nuevamente traigamos a cuenta que dada la naturaleza de nuestro objeto de estudio,
las categorías semánticas de control parten de la definición ideal (de diccionario) de una
palabra (término) y, a diferencia de los parámetros de control de todos los estudios previos
(e.g. Holler y Beattie, 2002; 2003; Özyürek, 2000; Emmorey y Casey, 2001), están
compuestas por varios rasgos semánticos. Como sabemos, la definición de diccionario de
una palabra está formada por otras palabras que se interrelacionan. La complejidad de estas
redes demandó la búsqueda de un punto de vista semántico que nos permitiera organizar
cada elemento de la definición de los términos. De esta manera, el marco teórico semántico
al que recurriremos hace las veces de una perspectiva operativa; es decir, nos ayudará a dar
soporte a la construcción de matrices. Como veremos, la perspectiva cognitiva es la más
idónea para cumplir con los objetivos de nuestra investigación. En otras palabras, el punto
de vista cognitivo del procesamiento paralelo distribuido es la herramienta teórica de
nuestro diseño y construcción de las categorías semánticas de control –o matrices como las
hemos llamado. Ahora bien, antes de discutir los planteamientos de esta perspectiva,
abordemos algunos supuestos de la lingüística para definir ciertos conceptos que
utilizaremos. Comencemos con nuestra incursión a la lingüística.
Nuestras categorías semánticas de control parten de diez palabras (o términos)
extraídas de un texto, pero ¿qué queremos decir con palabras?, ¿a qué nos referimos cuando
decimos palabras? Desde un punto de vista lingüístico, una palabra es una unidad
compuesta que tiene forma y significado (Cfr. Lyons, 1997: 74). En nuestra investigación
adoptaremos esta definición, incluso en algunas ocasiones usaremos el término técnico
~ 62 ~
„lexema‟ –es decir, una unidad léxica– y en otras el vocablo „término‟ –en cualquiera de los
usos nos referimos al mismo objeto. Además, cuando decimos que preguntamos el
significado de una palabra, nos referimos al “conjunto o red de relaciones de sentido que se
mantienen entre los elementos de una misma lengua” (Cfr. Lyons, 1997: 107).
52
Entendido como un concepto que representa el resultado de diversas observaciones, análisis y
conocimientos; dicho de forma distinta, no apunta directamente a un fenómeno o hecho ostensible, sino que lo
traslada a un lenguaje teórico. En ese sentido, un constructo teórico implica el uso de un lenguaje teórico
propio de una disciplina determinada. Por ejemplo, existen constructos teóricos de la psicología como
„personalidad‟, o de la sociología como „democracia‟, entre otros.
~ 63 ~
analizables en componentes todavía menores –o rasgos distintivos– (Cfr. Lyons, 1980:
231). Para la lingüística estructural, las relaciones de sentido pueden ser de dos tipos:
sintagmáticas y paradigmáticas53. Por ejemplo, el análisis componencial sostiene que “en la
descripción del significado de las palabras […] el sentido de todo lexema puede analizarse
por medio de un conjunto de componentes de sentido o rasgos semánticos” (Lyons, 1980:
299), es decir, elementos que se relacionan entre sí para formar en conjunto el sentido de
una palabra (o término). Esta perspectiva asume que las relaciones que existen entre los
elementos que conforman el sentido de una palabra pueden ser jerarquizadas y, en ese
sentido, representadas mediante figuras arbóreas que muestran dichas relaciones.
Una de las teorías del análisis componencial es propuesta por Katz y Fodor (1964).
Estos estudiosos elaboran un diagrama –denominado árbol KF– del lexema bachelor, un
modelo intensional que analiza el sentido como una elección binaria que el destinatario
realiza entre las diferentes ramificaciones componenciales de los lexemas54. Como
sabemos, este enfoque pretende construir significados de forma dinámica de acuerdo con
ciertos principios. Sin embargo, para muchos estudiosos este modelo tiene numerosas
limitaciones (e.g. Eco, 1978) dado que nunca funcionó la idea de elaborar una especie de
tabla de elementos semánticos a partir de los cuales podamos construir todos los
significados por medio de reglas de composición bien definidas. En esta línea, Katz y
Fodor, descomponen el significado de bachelor en los marcadores semánticos +masculino,
53
Una de las relaciones paradigmáticas que más se ha estudiado es la hiponimia. El término hiponimia se usa
de forma análoga como inclusión o subordinación. “La hiponimia es una relación paradigmática de sentido
que se funda en la encapsulación en el hipónimo de alguna modificación sintagmática en el sentido del
lexema hiperónimo”. Así, las relaciones de hiponimia establecen estructuras jerárquicas sobre el vocabulario,
“de modo que la ordenación jerárquica de lexemas admite una representación formal como el diagrama
arbóreo” (Lyons, 1980: 277). Por ejemplo, vaca es un hipónimo de animal y rosa es hipónimo de flor.
Mientras que rosa, tulipán y clavel, por hallarse en igual relación con respecto a flor, son cohipónimos.
Como podemos ver, la hiponimia se analiza a partir de la inclusión de clases. En general, “cuando la relación
de hiponimia se establece entre nombres, cabe la posibilidad de inferir expresiones sintácticamente apropiadas
que contengan estos nombres en lugar de x e y en la fórmula „x es un tipo de y‟ lo que da lugar a una oración
que expresa una proposición metalingüística o reflexiva analítica” (Lyons, 1980: 275). En tareas descriptivo-
narrativas también se da lugar a la aparición de hiperónimos (temas) e hipónimos (subtemas) que configuran
la secuencialidad lógica (incluso cronológica) de las acciones o eventos descritos –o narrados– (Cfr. Sankey
García y Gutiérrez Estupiñán, inédito).
54
El modelo KF en forma de árbol prevé: indicadores sintácticos (syntactic markers) que incluyen categorías
como Animado, Numerable; los indicadores semánticos (semantic markers) identificables con lo que otros
autores llaman semas; las selecciones restrictivas, entendidas como sentido de lectura, según los contextos; las
reglas de proyección (projection rules) permiten combinar el lexema en el contexto; por último, los
distinguishers son los sentidos diferentes que puede tener un sema (Katz y Fodor, 1964, citado en Eco, 1978:
156-157).
~ 64 ~
+adulto y -casado, sin tomar en cuenta que no definen completamente su significado. Hasta
este momento, sólo ha habido intentos de resolver este tipo de problemas, por ejemplo,
mediante una distinción entre rasgos definitorios y específicos (Smith, Shoben y Rips,
1974), o una introducción de rasgos probabilísticos (Smith y Medin, 1981). Sin embargo,
no se ha diseñado un modelo exhaustivo de los significados de palabras basado en rasgos.
Un enfoque de este tipo dependerá más bien de relaciones básicas que de componentes
semánticos (Collins y Quillian, 1969).
Como podemos ver, los estudios estructuralistas iniciaron la búsqueda de un modelo
que diera cuenta tanto de las relaciones jerárquicas como de los elementos semánticos que
configuran el significado. Ahora bien, el punto de vista cognitivo juzga que es más
importante poner atención en las relaciones entre los elementos que en los componentes
semánticos. En ese sentido, el significado de una palabra está situado con respecto al resto
en el espacio semántico, es decir, el significado es una propiedad de un sistema en su
totalidad. Esta idea en la que el significado de una palabra (o concepto) depende de su
relación con otras (conceptos) ha sido aceptada y desarrollada por la lingüística, la filosofía,
la informática (e.g. las redes semánticas de Quillian, 1967) y la psicología.
Desde un punto de vista cognitivo, Quillian (1967, 1968) propone un modelo de red
semántica en la que los elementos están interconectados entre sí por diferentes tipos de
vínculos –por ejemplo, Collins y Quillian (1969) emplearon la relación IS-A para construir
jerarquías semánticas–. Este modelo fue propuesto para dar cuenta de la memoria
semántica; sin embargo, nosotros nos detendremos sólo a explicar sus características en
tanto representaciones semánticas. Vale la pena recordar nuevamente que utilizamos la
reformulación del modelo de Quillian que proponen Rogers y McClelland (2004)
únicamente para construir las matrices de las palabras. En el siguiente apartado
examinaremos detenidamente ambos supuestos teóricos.
~ 65 ~
una red que está organizada de forma jerárquica y compuesta de conexiones entre
conceptos. Entonces, para Quillian (1968), una red semántica es un grafo en el que los
nodos (o vértices) representan conceptos, y cuyos enlaces representan vínculos de
diferentes tipos entre los conceptos. De esta manera, los conceptos aislados no tienen
significado, es decir, el significado emerge en la relación con otros elementos de la red; así,
entre más propiedades tengan en común, más vínculos existirán entre los nodos. Por lo
tanto, este modelo está basado en “una masa de nudos interconexos conectados entre sí por
diferentes tipos de vínculos asociativos” (Eco, 1978: 222).
En el modelo de Quillian (1968), reformulado más tarde por Collins y Quillian
(1969), se distinguen diferentes clases de conexiones: superordinados, subordinados,
modificadores, disyuntivos, entre otros. Este modelo reticular es una taxonomía jerárquica
con vínculos de dos tipos: „IS-A‟, que representa relaciones jerárquicas o categoriales entre
conceptos, y los vínculos „propiedades‟, que representan características específicas que se
relacionan con los conceptos particulares. En la Imagen 11 encontraremos un ejemplo del
esquema arbóreo que resulta de este ordenamiento.
Imagen 11. Esquema arbóreo propuesto por Collins y Quillian (1969). Extraído de
Rogers y McClelland (2003). La traducción es nuestra.
~ 66 ~
Como se observa en la reconstrucción anterior, para cada significado de lexema,
según Quillian, hay otro término por definir de nivel superior denominado type (o tipo).
Para definir un type A, se emplean otros lexemas llamados tokens (muestras). Así, la
conexión entre lexemas se suscita en términos de types y tokens, por lo que la configuración
del significado se establece a través de los vínculos que un type A posee con varios tokens,
que se convierten en los types B, “patriarcas de una nueva configuración que comprende
como tokens muchos otros lexemas, algunos de los cuales eran también tokens del type A”
(Eco, 1978: 222). Vemos en la Imagen 11 que de seres vivos (type A) se desprenden plantas
y animales (ambos tokens), y de plantas (que se convierte en type B) se despliegan pino y
roble (tokens). Estas relaciones entre types y tokens son del tipo IS-A, es decir, establecen
vínculos jerárquicos y categoriales. Cada uno de estos conceptos posee otras ramificaciones
que se conectan con sus características. Veamos cómo planta se conecta con raíces, árbol
se relaciona con corteza y grande, y pino se une con verde. Desde la perspectiva de este
modelo, la memoria semántica estaría formada por una agregación de planos conformados
por múltiples tokens.
Aunque este enfoque fue una alternativa para el estudio del procesamiento de la
información semántica, tiene algunas limitaciones –por ejemplo, no especifica los tipos de
información que representan los nodos de la red–, quizá la crítica más relevante, que apuntó
contra el principio de economía, fue formulada por Conrad (1972).
Como vemos, Quillian asume que la cognición semántica humana está basada en el
uso de categorías y proposiciones. Según él, si los conceptos están organizados en una
progresión jerárquica desde categorías específicas a generales, las proposiciones de todos
los miembros de una categoría subordinada pueden estar almacenadas en una categoría
superordinada. Por ejemplo, todas las proposiciones de seres vivos se encuentran en la cima
de las construcciones arbóreas, las proposiciones de animales están almacenadas en un
nivel inferior y así sucesivamente (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 310). De esta manera,
la información almacenada con representaciones más generales puede soportar el peso de
las características de las categorizaciones más específicas (Cfr. Rogers y McClelland, 2003:
15).
Más tarde, a mediados de los años 80, se desarrollaron los modelos conexionistas
distribuidos (McClelland y Rumelhart, 1985; Rumelhart y McClelland, 1986) que dieron
~ 67 ~
paso a la perspectiva del procesamiento paralelo distribuido (PPD) (Rogers y McClelland,
2003, 2004). Desde este punto de vista, la organización de la memoria es similar a una red
neural que funciona distribuida y paralelamente (Plaut, 1995) y cuyos conceptos no son
unidades simbólicas sino patrones de activación de un gran número de unidades de proceso
–neuronas–55 (Fodor y Pylyshyn, 1989). En esta red, cada nodo es un rasgo semántico 56 que
puede tomar parte en varios conceptos; por ejemplo, en el procesamiento de una palabra,
las unidades compiten entre sí hasta alcanzar un estado de estabilidad en el patrón de
actividad. Posteriormente, si se procesa una nueva palabra desde esta estabilidad, la
segunda palabra se estabilizará rápidamente siempre que ésta última esté relacionada con la
primera. Esto sucede porque algunas de sus unidades de proceso ya estaban activadas en el
momento de iniciar el segundo proceso.
Una característica de los modelos de PPD es que han sido más explicativos que otros
y proponen una alternativa aún más radical que la planteada por los modelos
proposicionales jerárquicos (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 312). Por ejemplo, se han
utilizado en el estudio de conductas humanas que dependen de información representada en
la memoria semántica, incluyendo la adquisición del conocimiento genérico desde
experiencias específicas (McClelland y Rumelhart, 1985), la adquisición del lenguaje
(Pinker y Prince, 1989), el nombramiento de palabras y la toma de decisión lexical
(Kawamoto, Farrar y Kello, 1994; Seidenberg y McClelland, 1989), el déficit en la lectura
y el uso de significados después de un daño cerebral (Farah y McClelland, 1991; Plaut,
55
El procesamiento cognitivo surge de las interacciones de neuronas a través de conexiones sinápticas. Así, el
conocimiento está almacenado en la fortaleza de las conexiones (o interacciones entre neuronas) y es
adquirido gradualmente a través de la experiencia. La degradación del conocimiento semántico ocurre
mediante la degradación de los patrones de actividad neural que exploran el conocimiento almacenado en las
conexiones. Los modelos de simulación basados en estas ideas capturan el procesamiento cognitivo semántico
(su desarrollo y desintegración) –a partir de modelos de generalización de dominio específico en niños y la
reestructuración del conocimiento conceptual– como una función de experiencia. De esta forma, los
conocimientos están latentes en las conexiones entre neuronas del cerebro que procesan información
semántica (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 310, 312).
56
Los rasgos semánticos que definen un concepto son representaciones mentales de atributos o características
de los elementos agrupados en dicho concepto. El término representación se ha utilizado en las ciencias
cognitivas para referirse a conjuntos particulares de símbolos que denotan objetos, fenómenos o cualidades
del mundo. En este caso, el término símbolo no tiene una acepción lingüística, sino que se refiere a estados
físicos de unidades de materia –como los chips en una computadora o las neuronas en el cerebro– que
simbolizan cosas en el mundo debido a que son accionados por dichas cosas a través de nuestros órganos
sensoriales así como por lo que provocan una vez accionados. De esta manera, el sistema cognitivo está
constituido por símbolos que representan los atributos o rasgos de los conceptos (Cfr. Pinker, 1997: 25).
~ 68 ~
McClelland, Seidenberg y Patterson, 1996) (Cfr. Rogers y McClelland, 2004: 49), así como
en procesos cognitivos y modelos de simulación (McClelland, 2001). En la presente
investigación, utilizaremos los supuestos de esta perspectiva para elaborar modelos ideales
de las definiciones de diccionario de ciertas palabras, es decir, un modelo PPD nos ayudará a
organizar los rasgos semánticos de los diez términos extraídos del texto leído por los
informantes en este estudio.
De forma similar a la propuesta de Quillian (1968), los modelos de procesamiento
paralelo distribuido (Rogers y McClelland, 2004) plantean que el conocimiento conceptual
contenido en la memoria semántica está organizado en rasgos distribuidos en una red. No
obstante, la diferencia es que el modelo PPD considera que tanto el desarrollo de dicha red
durante el aprendizaje como su deterioro a lo largo de los procesos degenerativos son
condiciones que develan principios de organización del conocimiento en la red semántica –
uno de estos principios es el de retroalimentación, que conduce al surgimiento de
representaciones semánticas graduadas y que confiere propiedades dinámicas a la propia
red. Desde esta perspectiva, el significado emerge por la activación de organizaciones
conceptuales que un individuo posee en su memoria a largo plazo (López, 2002; Murphy,
2002; Rogers y McClelland, 2004). Ahora bien, dados nuestros objetivos en cuanto al uso
de este modelo, no nos detendremos en estos detalles y explicaremos cómo a partir de este
modelo y de la reformulación de la propuesta de Quillian, hemos obtenido el diseño de
nuestras matrices.
En la metodología mencionamos que las matrices están constituidas por elementos
que se relacionan entre sí, pero que carecen de una jerarquía. En ese sentido, el modelo de
Quillian no nos permite organizarlas sin establecer niveles jerárquicos y, por tal motivo,
optamos por un esquema reformulado desde el punto de vista del PPD. Sin embargo, los
vínculos que proponen Collins y Quillian (1969), y que después conserva Rumelhart (1990;
Rumelhart y Todd, 1993) en su modelo, nos ayudaron a establecer las relaciones entre los
rasgos semánticos de los términos57.
Como señalamos anteriormente, uno de los objetivos de nuestra investigación es
analizar las respuestas de los padres y los niños en comparación con un parámetro de
57
Recodemos que las relaciones o conexiones entre los rasgos semánticos de las matrices no están
organizadas en términos de la lógica formal. Véase nota 17.
~ 69 ~
medición. Con este propósito en mente, nuestra primera tarea fue establecer dichas
categorías semánticas de control con base en las propiedades de los términos extraídos de
una lectura. De esta manera, diseñamos una matriz por cada categoría semántica de control,
como ya lo mencionamos, a partir de un modelo de PPD, de la reformulación del modelo de
Quillian que proponen Rogers y McClelland (2004).
Según Rogers y McClelland (2004), la realización de tareas semánticas surge a
través de la propagación de señales clasificadas en un sistema simple, pero que interconecta
de forma masiva unidades de procesamiento. Las representaciones que usamos en las tareas
semánticas son distribuidas y comprenden patrones de activación a través de unidades en
una red neural. Estos patrones de activación son gobernados por ponderadas conexiones58
entre unidades. A partir de estas ideas, nos propusimos diseñar un modelo –para cada
término– que muestre esta dinámica de procesamiento. Al igual que estos autores,
observamos que el modelo de Quillian puede ser un mecanismo eficiente para recuperar y
organizar información semántica. Sin embargo, dado que nuestro punto de vista es el
procesamiento paralelo distribuido, desechamos la idea de una clasificación por niveles. Al
contrario, las matrices están diseñadas con base en la idea de red de PPD. Así, aunque
utilizamos el modelo de Quillian, asumimos que establecer categorizaciones conlleva
muchos problemas que no pueden ser resueltos por nuestros propósitos analíticos de
58
Con el término „ponderadas‟ queremos decir que hay ciertas conexiones a las que se les atribuye un mayor
peso, es decir, que son más fuertes que otras. La conexión entre unidades será más intensa con determinados
elementos según el patrón de activación. Cualquier estímulo (ver un objeto o escuchar una palabra) en la red
provoca un patrón inicial de activación entre las unidades de procesamiento –con algunas más activas que
otras. Este patrón puede ser estable; sin embargo, tiende a modificarse cuando una unidad recibe activación de
otras con las que está conectada. Entonces, dicho patrón es determinado por los pesos de las conexiones que
se establecen entre las unidades (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 313). En ese sentido, desde esta propuesta,
el conocimiento es codificado en la fuerza (peso) que constituye la memoria a largo plazo de la red, es decir,
por las conexiones que surgen internamente y que gobiernan el uso de las representaciones (Cfr. Rogers y
McClelland, 2004: 55). Justamente esto sucede con el significado de las palabras. Las unidades de
procesamiento de información cooperan y compiten entre sí para establecer conexión con otras y así lograr un
patrón de actividad estable (Farah y McClelland, 1991).
Hemos localizado en nuestros datos que la tarea semántica de definir el significado de un término
está en gran medida influenciada por el contexto de dicha palabra. Por ejemplo, aunque quetzal puede
significar AVE o MONEDA, nuestros informantes establecen conexión con AVE, mientras que excluyen el rasgo
semántico MONEDA; dicho de otra forma, la conexión se torna ponderada a la unidad de significado AVE.
Como veremos, si la tarea semántica está centrada en un tema económico, el conocimiento semántico sobre
éste se activará en correspondencia con éste; sin embargo, si el tema está relacionado con los animales, el
conocimiento propiciará conexiones relacionadas con las aves.
~ 70 ~
identificar la función del gesto dentro del procesamiento de tareas semánticas, por ello
optamos por un modelo que nos permita observar de forma simultánea cada elemento.
De esta forma, tomamos la reformulación de Rogers y McClelland (2004) y
realizamos construcciones a partir de una propuesta similar en que la jerarquía no está
reificada en la arquitectura del procesamiento que dirige el desempeño de las tareas
semánticas, sino que está latente en las similitudes entre las representaciones internas
distribuidas de objetos en una red de procesamiento paralelo distribuido (Cfr. 2004: 175).
Asimismo, adoptamos la forma en que Rumelhard (1990) presenta el esquema de la red59 y
a partir de las relaciones consideradas por Collins y Quillian (1969) diseñamos una matriz
para cada término. Como veremos, los modelos de PPD tienden a generalizar propiedades
de forma diferente, según el tipo de concepto y propiedad (Cfr. Rogers y McClelland, 2004:
320). Entonces, nuestro arreglo de los rasgos semánticos de los términos está hecho con
base en dicha reformulación que permite mostrar una progresión de rasgos semánticos, es
decir, ilustraremos información que va de lo general a lo específico. Las matrices poseen un
carácter progresivo en la información –o rasgos semánticos– (representado con las flechas.
Véase Imagen 1) que ayuda a la diferenciación y, en ese sentido, esta última se convierte en
un proceso progresivo (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 318).
Para cumplir con los propósitos de la investigación utilizamos como base
organizacional el modelo de Quillian para mostrar una progresión de rasgos semánticos y,
al mismo tiempo, una diferenciación de éstos entre rasgos esenciales y discriminativos. Los
rasgos esenciales son aquellos que son necesarios para construir el significado y los rasgos
discriminativos nos permitirán diferenciar los elementos de otros muy parecidos o de la
misma especie. De esta forma, nuestro arreglo de las definiciones nos ayudará a identificar
la información general y específica de cada término. Como mencionamos en la
59
El modelo introducido por Rumelhart tiene una estructura hacia adelante: la activación fluye hacia una
dirección –desde unidades que representan ítems o relaciones que pasan por capas ocultas hasta una capa de
salida que contiene unidades o terminaciones–. Para Rogers y McClelland, este tipo de redes recurrentes son
más consistentes con su visión de la naturaleza cognitiva del proceso de la memoria semántica. En los
modelos en PPD, el procesamiento toma lugar por una propagación de activación entre neuronas semejantes a
unidades de procesamiento –no usamos el término „neurona‟ en un sentido literal, sino metafórico.
Recordemos que este punto de vista está centrado en diseñar un modelo computacional que explique cómo el
cerebro realiza tareas semánticas a partir de conexiones que configuran el conocimiento semántico. En ese
sentido, usamos esta palabra para referirnos de forma metafórica a los elementos de este modelo que se
encargan de procesar la información, puesto que se pretende simular cómo ocurren los procesos mentales en
nuestro cerebro–. La información semántica no es almacenada como tal, sino que es reconstruida en respuesta
a la examinación, en un proceso llamado patrón de finalización. (Cfr. Rogers y McClelland, 2003: 318).
~ 71 ~
metodología, nosotros no comenzamos el diseño de las matrices por lexemas (o conceptos)
generales. A diferencia de los modelos de PPD, nuestras matrices se desprenden de términos
que son nuestros parámetros de medición y que no necesariamente son de carácter general.
Por ello en algunas ocasiones nos encontraremos frente a elementos que en algunas tareas
semánticas pueden ser más o menos generales (o específicos), pero que en el caso de
nuestros datos conforman el punto de partida de toda una red semántica. Hay que tener en
cuenta que nuestro arreglo de las matrices es diferente de los modelos que propone el PPD
en tanto que nuestros diseños parten de ocurrencias fácticas y no han sido elaborados con la
finalidad de identificar cómo se lleva a cabo el procesamiento en la memoria semántica a
partir de categorías generales, sino qué función tienen los gestos en la configuración del
significado de una palabra.
La propuesta de Rogers y McClelland (2004) nos permitió reconstruir la red de
relaciones presentes en las categorías semánticas de control que necesitamos para realizar el
análisis de nuestro objeto de estudio. Este marco teórico operativo nos servirá, como
veremos, para comparar un modelo ideal con la actuación de los informantes.
2.4 Recapitulación
En este capítulo abordamos las herramientas teóricas que guían la investigación. Hemos
examinado la historia del estudio de los gestos, los antecedentes de nuestro estudio, el
punto de vista gestual y la propuesta del procesamiento paralelo distribuido del significado.
La perspectiva cognitiva del análisis gestual coloca a los gestos como el principal objeto de
estudio; asimismo, esta investigación los sitúa como la principal preocupación a partir de la
cual se realizará el análisis.
Este instrumento teórico interdisciplinario mostró tener la fuerza explicativa para el
objeto de nuestro análisis. La propuesta de McNeill (1992) nos provee de bases para el
estudio de los gestos, la perspectiva de la intersubjetividad sincrónica, aunque no es nuestro
interés primordial, nos ayudará a dar cuenta de la dimensión interactiva de los gestos y a no
olvidar que nuestro corpus emerge en una situación de interacción. El punto de vista de
Rogers y McClelland (2004) nos sirvió como modelo en el diseño de las matrices que serán
parámetros de medición para nuestro análisis.
~ 72 ~
Dado que términos comunicativos es necesario observar la totalidad del discurso,
nuestra investigación abarcará de forma holística al evento que nos ocupa. En el siguiente
capítulo nos concentraremos en el contexto de emergencia de la gestualidad; es decir, nos
enfocaremos en identificar dónde emerge nuestro objeto de estudio.
~ 73 ~
Capítulo 3
LA CONFIGURACIÓN DEL CONTEXTO
Sostengo que toda definición de una situación se concibe de acuerdo con principios ordenadores que rigen
los hechos –al menos los de carácter social– y la implicación subjetiva en estos hechos. La palabra que
empleo para designar estos elementos básicos, según puedo identificarlos, es contexto.
Erving Goffman, 1974.
El discurso y el contexto poseen una relación estrecha; este último desempeña un papel
fundamental en la descripción y explicación del discurso (Cfr. van Dijk, 2000a: 45; Mills,
2004: 10). Con esta idea en mente, nos hemos propuesto dar cuenta del contexto en el que
se suscita la tarea de definir un término. Este examen nos ayudará a no perder de vista todos
los elementos contextuales que intervienen y configuran la gestualidad que examinaremos;
es decir, nos abrirá paso a la totalidad de la comunicación. El propósito es dar cuenta de los
diferentes niveles contextuales que determinan la aparición de nuestro objeto de estudio.
Como veremos, un análisis del contexto nos ayudará a identificar los elementos internos del
discurso que analizaremos.
El presente capítulo está formado por seis apartados. En el primero, realizamos una
breve disquisición sobre algunos conceptos relevantes para nuestro análisis contextual. En
seguida, presentamos una revisión del macrocontexto escolar mexicano y de las
condiciones que se suscitan en el salón de clases. En el tercer apartado, examinamos las
secuencias de interacción cuya tarea es resolver un cuestionario y abordamos el análisis del
contexto de la interacción. Posteriormente, nos enfocamos en las respuestas de los
informantes y los contextos alternativos que constituyen las posibilidades para construir
una definición-explicación de un término. Después, nos centramos en el contexto inmediato
de nuestro objeto de estudio y, por último, presentamos una síntesis de nuestro análisis
contextual. En este orden de ideas, comenzaremos con el desarrollo de algunas nociones
teóricas sobre el estudio del contexto.
~ 74 ~
podemos definirlo como “la estructura de todas las propiedades de la situación social que
son pertinentes para la producción o recepción del discurso” (2000a: 45); o bien en
términos de Scheflen, postura que hemos de asumir en este quehacer analítico contextual, el
contexto es cualquier configuración de eventos o circunstancias que incluyen la unidad por
analizar (Cfr. Scheflen, 1983; Sankey, 1998: 21). El discurso no es sólo una colección de
expresiones descorporeizadas, las expresiones son enactuadas dentro de un contexto social,
es decir, son determinadas por un contexto, mientras el discurso contribuye a la forma en
que los contextos permanecen y se desarrollan (Cfr. Mills, 2004: 10). El discurso posee
significado, fuerza y efecto dentro de un contexto social determinado; en ese sentido, las
estructuras discursivas no son independientes del contexto en el que emergen, al contrario,
éstas pueden ser detectadas mediante el análisis pormenorizado del contexto.
Dada la complejidad del discurso, éste se analiza en niveles; de la misma manera
debe examinarse el contexto, que también es una configuración compleja de niveles
jerárquicos. Por ello, es más acertado hablar de contextos y no de un solo contexto. En cada
nivel del discurso hay huellas de un contexto inmediato que, a su vez, forma parte de una
configuración contextual mayor incluida en otra de alcance superior. “Un contexto es
cualquier configuración de eventos o circunstancias que incluyen la unidad por analizar […
Las unidades de análisis] son vistas como elementos pautados incluidos en configuraciones
mayores y éstas, a su vez, en configuraciones pautadas que las incluyen” (Sankey, 1998:
21). Así, el contexto está organizado en unidades mayores que contienen otras menores; por
lo que analizaremos cada nivel como perteneciente de una configuración mayor que
constituye su contexto inmediato.
Para realizar un análisis del contexto es preciso tomar en cuenta que existen
estructuras globales y locales60. Aunque el propósito de la investigación no es dar cuenta
del nivel interactivo de la actividad conjunta entre adulto y niño(a) de resolver un
cuestionario, prestaremos atención al contexto de la interacción entre los informantes dado
60
El contexto local (o interactivo) está conformado por la situación –tiempo, lugar, circunstancias–, los
participantes y sus diversos papeles comunicativos y sociales, las intenciones, metas o propósitos (Goffman,
1981). En cuanto al contexto global (o social), hay que resaltar que éste es relevante en la medida en que el
discurso es parte constituyente de acciones o procedimientos sociales o institucionales (Cfr. van Dijk, 2000a:
45-46; 2000b: 37). Ahora bien, nuestro análisis del contexto no estará limitado a observar uno de los dos
niveles, sino que integraremos aspectos situacionales y socioculturales –propuesta que realiza Geertz (1973).
En efecto, nosotros asumimos uno de los principios del análisis del discurso: el discurso debe estudiarse como
parte constitutiva de contextos locales y globales (Cfr. van Dijk, 2000a: 58-59).
~ 75 ~
que las particularidades del discurso no pueden determinarse fuera del contexto en que se
produce –ya que el discurso es resultado de realizaciones situadas– (Cfr. West, Lazar y
Kramarae, 2000). El examen microcontextual nos permitirá observar desde diferentes
ángulos a nuestro objeto de estudio y, por supuesto, nos abrirá paso al contexto más amplio
de su ocurrencia: el macrocontexto que determina la naturaleza de la interacción en tanto
micronivel de organización del discurso.
Con el presente análisis contextual tendremos una visión completa de nuestro objeto
de estudio y, en consecuencia, el análisis gestual será explicitado en su totalidad. En otras
palabras, nuestra tarea aquí está centrada en dar cuenta de la estructura contextual que
determina los gestos y el habla. Mostraremos cómo se organizan los elementos contextuales
e identificaremos cuál es la estructura y la función de cada nivel con respecto a la
configuración de la que forma parte. Este examen del contexto seguirá el método de la
historia natural61, a la manera de Scheflen (1983); en sentido estricto, daremos cuenta de
cada nivel contextual-discursivo según la ocurrencia de las acciones. No obstante, dado que
las instancias que nos ocupan tomaron lugar dentro de condiciones contextuales complejas
y nuestro propósito es examinar exhaustivamente cada nivel de esta configuración, nos
servimos también de diversas propuestas analíticas que nos permiten dar cuenta de cada
elemento que constituye el entramado de contextos (e.g. Birdwhistell, 1979; Goffman,
1981; Hamel, 1982; Sankey, 1998).
Una de las propiedades del contexto es su condición dinámica. Un contexto es una
secuencia de mundos-estados, es decir, no permanece idéntico en el tiempo, sino que es
flexible y cambia constantemente (Pomerantz y Fehr, 2000). En un evento comunicativo
pueden existir infinidad de contextos posibles, sin embargo, sólo debemos abocarnos al
contexto factual, definido “por el periodo de tiempo y el lugar en que se realizan las tareas
comunes del hablante y del oyente, y que satisface las propiedades de „aquí‟ y „ahora‟
lógica, física y cognoscitivamente” (van Dijk, 1998: 274). De esta forma, hemos delimitado
61
Éste es un tipo de tratamiento aplicado a datos registrados que proporcionan información de la historia
natural de personas que realizan ciertas acciones en el curso de un lapso de tiempo (Cfr. Winkin, 1984). Se
trata del análisis de un evento comunicativo tal como se suscita en el aquí y el ahora de la interacción; es
decir, se toma en cuenta cada una de las acciones que se desarrollan en el flujo de la historia de los hechos de
los participantes. Para una revisión exhaustiva de este tipo de análisis, véase Scheflen, Albert. (1983). “El
método de la historia natural en la psicoterapia: la investigación de la comunicación”. En McQuown (Ed.), El
microanálisis de entrevistas: Los métodos de la historia natural aplicados a la investigación de la sociedad,
de la cultura y de la personalidad, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
~ 76 ~
el fragmento de datos que examinaremos y, en consecuencia, constreñimos el transcurso del
suceso que analizaremos: nos referimos a la secuencia de interacción de resolver un
cuestionario (véase Esquema 1, 1.2 La conformación del corpus).
Ahora bien, nos enfocaremos en las propiedades contextuales que determinan la
producción o interpretación del discurso; asimismo, daremos cuenta de todas aquellas
características de la situación social que son relevantes para el discurso que analizaremos.
Comenzaremos por abordar brevemente el macrocontexto de los datos que examinaremos.
~ 77 ~
de los noventa, el sistema educativo mexicano se ha puesto como meta una serie de
cambios que permitan conseguir un mayor alcance en la población y en la calidad de la
educación. Se llevaron a cabo acciones que contribuyeron a la reorganización del sistema,
específicamente a la “descentralización y redistribución de la responsabilidad educativa
entre el gobierno federal y los estados” (Miranda, 2010). Se asumió que la educación es una
de los principales factores para hacer frente a las exigencias de productividad y
competitividad. Así, se renovaron los planes y programas de estudio de educación primaria
y secundaria, se actualizaron los libros de textos, se aumentó la educación obligatoria a
doce grados (recordemos que la educación obligatoria estaba constituida por diez años), se
transformó el curriculum de la formación inicial de maestros y se ha instaurado un sistema
de continua preparación para estos últimos, entre otras acciones.
Podemos afirmar que hay muchas razones por las que se suscitaron estos cambios;
sin embargo, quizá las más relevantes están relacionadas con la serie de deficiencias
identificadas en el aprovechamiento de los alumnos. Las reformas pusieron énfasis en la
formación de competencias, en especial en las asignaturas de español y matemáticas; es
decir, se centraron en la formación de alumnos en estas áreas (Fuentes, 2000). Así, se inicia
la aplicación de programas educativos cuyo objetivo es mejorar la calidad y equidad del
sistema educativo nacional. En este sentido, la evaluación se convirtió en uno de las
herramientas esenciales para la gestión de este sistema (Miranda, 2010).
Existen diversos mecanismos para evaluar la calidad de la educación. Desde el año
2006, en nuestro país se ha realizado la Evaluación Nacional de Logro Académico en
Centros Escolares (ENLACE)62. Esta prueba es una evaluación del logro académico basado
en un puntaje estandarizado63. A pesar de las críticas a este instrumento –sobre todo con
62
En el año 2014 la prueba ENLACE fue suspendida debido a que se vinculó con estímulos para los docentes.
Sin embargo, se tiene proyectado un nuevo diseño para el 2015; esta prueba dejará de ser aplicada por la SEP y
será administrada por el INEE.
63
La prueba ENLACE es definida como una prueba objetiva que mide el grado de conocimientos y habilidades
de los estudiantes de acuerdo a los programas oficiales de estudio (SEP, 2011b). En esta prueba han
participado más de cien mil escuelas. La Dirección General de Evaluación de Políticas ( DGEP) y la Secretaría
de Educación Pública (SEP) son las encargadas de coordinar la aplicación de esta prueba. Además, participa
uno de los 133 mil coordinadores externos comisionados por la SEP, el director de la escuela, padres de
familia y personas externas (que funcionan como observadores). Algunas de las medidas de seguridad son las
siguientes: los docentes y padres de familia no pueden supervisar a sus propios alumnos o hijos (según sea el
caso) y se utilizan los métodos K-index y Scruting para garantizar la trasparencia (Cfr. Campos y Urbina,
2011: 258).
~ 78 ~
respecto a la interpretación de resultados–, éste ha sido el estandarte del desempeño
educativo en México (Campos y Urbina, 2011).
Otra herramienta de valoración es el Programa para la Evaluación Internacional de
Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), prueba que desde 2003 es implementada por el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Este programa ha permitido
identificar el gran rezago educativo que México posee con respecto a otros países, las
fortalezas y debilidades del sistema educativo nacional, así como detección de los tipos de
factores que se asocian con el éxito educativo –por ejemplo, sus resultados sugieren que
tener más horas de clase no garantiza ni mejora el aprendizaje de los alumnos 64. PISA es un
estudio de evaluación riguroso, estandarizado y con elevados controles de calidad en todas
sus etapas, lo que asegura su validez y confiabilidad. Esta prueba evalúa principalmente
tres áreas: Lectura, Ciencias y Matemáticas (INEE, 2010). Por ejemplo, en cuanto al área de
lectura, los resultados de esta prueba mostraron que nuestro país sólo tuvo un incremento
de tres puntos con respecto al puntaje de la última evaluación. Como podemos ver, este
aumento no es estadísticamente significativo (Cfr. OCDE, 2010a: 12) y sitúa a México como
el único de 21 países que en nueve años no alcanzó un desarrollo. Estos instrumentos de
evaluación han permitido identificar los graves problemas a los que se enfrenta la
educación en México.
En la actualidad, se continúa con los esfuerzos por implementar una política
curricular. No obstante, el sistema educativo mexicano y su estrecha relación con el sistema
político-sindical, además de los conflictos con el sistema de gobierno, no garantiza la
trasformación de la estructura y la calidad de la educación ni el logro de resultados, así
como tampoco el fortalecimiento de las capacidades (Miranda, 2010). Los datos arrojados
por las pruebas demuestran que todos los esfuerzos por mejorar la educación no han dado
frutos positivos. Todas las transformaciones no lograron erradicar el modelo verbalista, la
memorización mecánica del conocimiento, el autoritarismo en la pedagogía, la falta de
vínculo con la realidad social y de la situación de los estudiantes, la poca relevancia de los
contenidos educativos y la sobresaturación de éstos, el carácter enciclopédico del
aprendizaje, entre otros (Vázquez, 2005).
64
Países como Finlandia y Corea dedican menos horas de clase al año (592 y 570 horas, respectivamente) y
han obtenido mejores resultados en la prueba PISA en el área de matemáticas. Por otro parte, los estudiantes
mexicanos dedican 1047 horas de clase al año y sus puntajes alcanzados son muy bajos (OCDE, 2010).
~ 79 ~
La evaluación cumple con un papel preponderante, se ha convertido en “piedra
angular para la instrumentación de políticas educativas” (Campos y Urbina, 2011: 251); sin
embargo, si no se cuenta con las características conceptuales y metodológicas adecuadas,
ésta puede traer consigo ciertos riesgos que en extremo pueden resultar contraproducentes
para la calidad educativa; ya que la información que arroja no es suficiente para canalizar
adecuadamente todas las demandas. Los diseños educativos son procesos que deben
provenir de la complejidad de la situación educativa y no solo de la evaluación (Martínez y
Blanco, 2010). Por ejemplo, diversas dificultades como la falta de diseños a partir de las
necesidades de sectores específicos impactan en el desempeño y nivel de aprendizaje de los
alumnos, puesto que las condiciones de relevancia y pertinencia que son necesarias para
impulsar los aprendizajes de quienes pertenecen a esos sectores no son las adecuadas
(Muñoz, 2009).
Existen diversos instrumentos tanto internacionales como nacionales que nos
muestran el panorama educativo de nuestro país, específicamente con respecto a la calidad
y al nivel de aprendizaje. Estos mecanismos evaluativos constituyen argumentos sólidos
para diagnosticar y proponer nuevas políticas educativas. Ahora bien, demos un salto al
escenario escolar interactivo. Para ello debemos considerar que nos referiremos a otro tipo
de evaluación: aquella que se centra en asignar de forma individual una calificación al
alumno. Por una parte, tenemos a la evaluación de la educación en tanto sistema global
(evaluación nacional e internacional) y, por otra, a la evaluación que se realiza en el aula,
donde el profesor asigna una nota por cada materia que cursa el alumno. En los siguientes
párrafos nos referiremos a esta última.
Como bien sabemos, hay diversos paradigmas educativos que guían el método de
enseñanza-aprendizaje. En cada uno de ellos se contempla el papel de los participantes
(maestro-alumno) y el tipo de evaluación que se lleva a cabo dentro del aula65, entre otros
65
Por ejemplo, en el paradigma cognoscitivo, se evalúa la capacidad del alumno para realizar procesos
cognitivos. Esta postura considera que no hay habilidades finales, sino procesos de construcción permanente
del pensamiento. El aprendizaje consiste en la enseñanza de estrategias, es decir, es una actividad guiada (por
parte del profesor) para que el alumno adquiera control y responsabilidad. Desde el punto de vista humanista,
el alumno se convierte en responsable de su evaluación y crítica, puesto que el aprendizaje es autoiniciado,
autodirigido y autodeterminado. O bien, desde una perspectiva constructivista, que se basa en la teoría del
aprendizaje significativo, hay medios específicos tanto para la enseñanza y el aprendizaje como para la
evaluación del mismo; entre ellos están los organizadores anticipados y mapas conceptuales. Estos últimos
pueden ser herramientas instruccionales que expresan el aprendizaje significativo en los alumnos (Monroy,
2009).
~ 80 ~
elementos. Pero, ¿desde qué perspectiva educativa se trabaja en México? Como vimos, las
cifras muestran ciertas cualidades y afectaciones del sistema. Aunque los currículos
escolares se plantean objetivos que beneficien a los alumnos, en muchos casos éstos se
cumplen sólo parcialmente (incluso en ocasiones no se llegan a cumplir). Es decir, uno
de los problemas evidentes es la falta de correspondencia entre las ejecuciones de los
alumnos y las expectativas de los programas educativos (Guevara y Macotela, 2006).
Algunos de los estudiantes mexicanos culminan un grado escolar sin poseer los
conocimientos correspondientes a dicho nivel. Por ejemplo, en México, muchos niños
terminan la primaria con una comprensión limitada del concepto de fracción. Esta situación
podría traer consigo serias dificultades y deficiencias de aprendizaje que determinarán su
desarrollo posterior (Cortina et al., 2012). ¿Será adecuado el modelo con el que se trabaja?,
¿acaso se continua con un modelo tradicional en el que la evaluación en el aula se traduce a
la simple memorización (y, por ende, al olvido)? El propósito de esta investigación no es
dar respuesta a estas interrogantes; sin embargo, son un buen punto de partida para
identificar que, en el contexto del salón de clases, la evaluación (nos referimos a los
exámenes y todo tipo de prueba) es un recurso que influye en el aprendizaje y en las
prácticas que lo fomentan.
Justamente las deficiencias identificadas por PISA provocaron que una de las
estrategias educativas fuera solicitar a los padres que leyeran con sus hijos. En otras
palabras, en este contexto donde se muestra con una prueba que hay un déficit en las
habilidades de comprensión lectora es que una de las estrategias educativas es la lectura
conjunta entre padres e hijos. ¿La mera participación de los adultos mejorará la lectura?,
¿esta estrategia resolverá el problema de los bajos puntajes? En esta investigación el lector
se percatará de qué sucede con este tipo de tareas.
La medición del desempeño es una práctica instaurada que forma parte del modelo
educativo mexicano. De esta manera, los estudiantes asumen que la evaluación es el
instrumento que refleja y guía cada una de las acciones que conforman su aprendizaje
académico. Recordemos el estudio realizado por Díaz y Sankey (2007-2010) en el que los
resultados advierten que la tarea de lectura conjunta padre-hijo es concebida como el
antecedente de una posible evaluación. Así, el patrón de interacción define lo esperado
después de la lectura: un examen. En ese sentido, el padre o la madre se centra en realizar
~ 81 ~
preguntas informativas tal como sucede en un examen escolar. De esta forma, el niño habrá
de demostrar que puede recordar los referentes contenidos en el texto; y esto se asegura a
través de una estrategia que pretende fortalecer la capacidad de memorización del niño: la
repetición alternada de la lectura.
En las instancias que nos ocupan, la interacción entre los participantes evidencia el
contexto evaluativo del aula. Mostraremos que tanto los informantes como el investigador,
en sus papeles de madre, hijo y entrevistador, interactúan de tal forma que constituyen
relaciones diádicas maestro-alumno (evaluador-evaluado). Las instancias que analizaremos
emergen en este contexto escolar; por lo que la consideración de un examen escolar que
hacen los informantes se hace presente en cada una de las actividades. Ahora bien, como
veremos, los fenómenos que conforman este sistema se ven cristalizados en la tarea que
resuelven los informantes. En el siguiente apartado, revisaremos el siguiente nivel
contextual: el contexto inmediato interactivo.
66
En una ocasión, uno de los informantes expresó desconocer el significado de la palabra uniforme. Sin
embargo, este término no fue elegido para el análisis ya que no posee el mismo carácter informativo que las
demás palabras. Además, en el grupo 6, el niño pregunta por la palabra enlucido; pero cabe resaltar que lo
hace motivado por el investigador. Es decir, su cuestionamiento surge después de que se le exhortó en varias
ocasiones a buscar palabras que no conoce (¿seguro que conoces todas las palabras?, de eso que leíste ¿qué
palabras no entendiste?).
~ 82 ~
corrobora que los informantes no ignoren el significado de los términos, ya que ellos
mismos han expresado dicho conocimiento. Esto permite que en un tercer momento, una
vez que el investigador realizó la pregunta (¿qué es un quetzal?, ¿qué es prehispánico?,
¿qué es rito?, entre otras), comience RC que será el centro de nuestra atención. Como
observamos, la lectura conjunta es el antecedente inmediato de la resolución del
cuestionario.
Los informantes –y el investigador– comparten un espacio (y tiempo) en el que
desarrollan todas sus acciones comunicativas como parte de RC. En el siguiente esquema
observamos el cuadro de la interacción.
Informantes
A N
~ 83 ~
más relajadas, por ejemplo, A separa las piernas y, en ocasiones, inclina el torso hacia el
frente (con dirección a la cámara). Asimismo, N juguetea y cambia continuamente la
postura de sus piernas.
Como hemos mencionado anteriormente, estudiaremos siete grupos de
informantes69. En el primero participan dos personas, una mujer y su hijo; tanto en el
segundo como en el tercero, una mujer y su hija –el segundo es uno de los tres grupos de
los que extrajimos pocas ocurrencias gestuales: cuatro gestos. En el grupo cuatro
intervienen un hombre y su hija –aquí también hubo poca gestualidad: tres gestos–;
mientras que en el quinto, una mujer y sus hijos: un joven (de secundaria) y una niña. En el
grupo seis colaboran un hombre, una mujer y su hijo; y, por último, en el séptimo grupo,
participan una mujer y sus tres hijas –dos de ellas cursan el preescolar y cabe señalar que
sólo son espectadoras en la mayor parte de la interacción. De este grupo de informantes
obtuvimos sólo cuatro gestos70.
Hasta este punto es pertinente comenzar con el análisis de la interacción entre los
participantes71. Como ya lo describimos, el cometido principal de los participantes (A y N)
es contestar una serie de preguntas sobre el significado de un término, lo hemos llamado
tarea gestual-discursiva de contestar las preguntas. En un inicio la pregunta se formula al
niño(a), pero cuando expresa su desconocimiento, el investigador pide que el adulto(a)
conteste la pregunta. En ese preciso momento, A y N se constituyen en un equipo en
términos de Goffman (1981)72. Ambos participantes conforman un equipo que coopera y
realiza un tipo de actuación distinta para lograr resultados satisfactorios. En este equipo A
es quien guía, mientras que N cumple con el rol protocolar de cómplice en la comprensión
69
Como veremos en el siguiente capítulo, de estos siete grupos de informantes, obtuvimos un total de 122
gestos, objetos de estudio de la presente investigación.
70
Más adelante trataremos a detalle la frecuencia de los gestos.
71
Aunque parece que el análisis es de un solo grupo de informantes, este examen contextual muestra los
resultados de exhaustivas observaciones a cada uno de ellos. De esta forma, presentamos los patrones
comunicativos que identificamos en todo el corpus.
72
En general, ciertas actuaciones requieren de más de un participante, en consecuencia, se forman equipos
donde los individuos se unen y cooperan para representar una rutina en la que a cada miembro se le exige un
tipo de actuación distinta con el objeto de lograr resultados satisfactorios. Para Goffman, un equipo es un
grupo de personas en la medida en que cooperan para mantener una impresión. Uno de los miembros es quien
guía la acción y corrige los posibles errores –este miembro tiene mayor experiencia y conocimiento–,
mientras que otros poseen sólo un rol protocolar (Cfr. Goffman, 1981: 95,108-116).
~ 84 ~
de la explicación del significado del término. El contacto físico, la construcción conjunta de
definiciones73, la ayuda para encontrar la palabra exacta y la mención de vivencias (o
experiencias) compartidas evidencian que los informantes (A y N) establecen un vínculo
que les permite llevar a cabo esta tarea de forma conjunta. Veamos algunas ocurrencias.
FRAGMENTO 1
T43 I – ¿Qué es pigmento? [pregunta]
T44 A1 – Cristales, piedras que muchas veces si las rompemos, ¿en qué se
convierten? si yo le hago así así así, ¿qué voy a obtener?
[respuesta + pregunta1 + pregunta2]
T45 N1 – Mineral [respuesta]
T46 A1 – No. El mineral ya está hecho.
[desaprobación de la respuesta + aseveración]
T47 N1 – {Inaudible} [respuesta]
T48 A1 – No. Agarro una piedra. [desaprobación de la respuesta + aseveración]
T 49 N1 – Pintura [respuesta]
T50 A1 – No. Agarro una piedra y hazle así, ¿qué obtienes?
[desaprobación de la respuesta + aseveración + pregunta]
T51 N1 – Polvo [respuesta]
T 52 A1 – Eso, polvo. Ese polvo tiene color. El color que deja se llama pigmento. El
pigmento significa color, forma parte de los colores, lo que te va a pintar.
[aprobación de la respuesta + aseveraciones]
FRAGMENTO 2
T14 I – ¿Qué es rito? [pregunta]
T15 A1 – ¿Te acuerdas cuando fuimos a Huaquechula? (mientras A toca la pierna
de N) [pregunta + petición de recordar una acción]
T16 N1 – Mjm [respuesta + disposición para recordar]
T17 A1 – Okey. No es exactamente pero un rito, por ejemplo para ellos el rito es
poner esos altares […]
[confirmación de la recepción de la respuesta + aseveración + ejemplificación]
FRAGMENTO 3
T1 I – ¿Qué es mural? [pregunta]
T2 A2 – Por ejemplo es cuando en las paredes pintan algo que quieren esceno,
¿cómo se dice? [….] Por ejemplo has visto que luego pasamos en las calles y los
muchachos ves que pintan este no sé sus murales de gente […] Te acuerdas de la
historia, ¿no?, que cuando cómo sacrificaban para el dios de este para que lloviera o
para el sol […] (A se dirige a N)
[ejemplificación 1+ ejemplificación 2+ recordatorio+ aseveración]
Muestra 1. Fragmentos de las respuestas de los informantes (1, 2 y 3). Recordemos que, en
este orden, aparece el número de turno de cada participante (e. g. T2, T3) y la clave del
informante. La A significa adulto(a) y la N indica niño(a) (e. g. A1, A2, N1, N2). Las letras
en negro y encerradas entre paréntesis son especificaciones aclaratorias nuestras y los
puntos suspensivos entre corchetes indican que omitimos partes de la intervención del
informante. Los actos de habla identificados aparecen en cursiva y entre corchetes.
73
Esta estrategia es un claro ejemplo de que A y N funcionan como equipo (Cfr. Goffman, 1981) al querer ser
una sola voz.
~ 85 ~
Observemos que en 1 ambos participantes –aunque con mayor actuación de A–
FRAGMENTO 4
T4 I – ¿Qué es un mural? [pregunta]
T6 A5 – E mural es es son pinturas. Lo entiendo como mural que son pinturas este
algo así como rupestres este impregnadas en una piedra. ¿Estoy en lo correcto? Que
mural es son este algunas figuras. Ves que a veces vamos a, bueno estaba muy
pequeñita. Es una figura impregnada en una piedra, por ejemplo los aztecas
impregnaban figuras, por ejemplo, que son serpientes dibujadas en paredes, en
rocas; ese es un mural. [respuesta + pregunta directa + respuesta2]
FRAGMENTO 6
T9 A2 – Un quetzal pues no los conocemos bien porque se están extinguiendo. ¿No?
{risa} También es un ave. [respuesta + pregunta etiquetada + aseveración]
74
Las preguntas directas son aquellas que están construidas con la forma canónica de las oraciones
interrogativas; por ejemplo: ¿cuántas personas llegaron?, ¿quién es tu amigo?
75
Para una explicación detallada de este tipo de preguntas véase John Searle (1980), Actos de habla,
Universidad de Cambridge, Cátedra.
76
Las preguntas etiquetadas muestran incertidumbre; consisten en realizar una afirmación para después
preguntar si el interlocutor está de acuerdo o no con ésta, comúnmente mediante el uso de „¿no?‟ (Holmes
1984, citado en West, Lazar y Kramarae, 2000).
~ 86 ~
En el Fragmento 4, el informante elabora una pregunta directa –¿estoy en lo
correcto?– que cumple la función de solicitar la validez de su respuesta para continuar o no
su intervención. En 5, A realiza una pregunta indirecta dirigida a I, mientras que en 6
formula una pregunta que típicamente se conoce como etiquetada. Como podemos ver,
todas las preguntas solicitan la aprobación de la información contenida en la respuesta.
Pero ¿cómo sabemos que estas preguntas fueron dirigidas al investigador? Aunque
no hay registro de alguna respuesta verbal de I, gracias a los informantes y a la
confirmación de I validamos que contestó las preguntas y que, entonces, interpretó que el
cuestionamiento fue dirigido hacia él77. Así, dado que es preferente en términos
conversacionales, responde la pregunta. Además, es necesario hacer notar el
comportamiento cinésico78 porque gran parte de las expresiones están acompañadas por
movimientos –corporales y faciales (especialmente el movimiento de ojos que A realiza
cuando dirige la mirada hacia I)– que indican la solicitud de una respuesta para aprobar sus
afirmaciones (véase Anexo 3. Metatexto del corpus, Grupos 1, 4 y 5). Incluso, hallamos
ocasiones en las que sólo por medios cinésicos se realiza la consulta. En la Imagen 12
presentamos una muestra de esta ocurrencia.
T3 I – ¿Qué es
prehispánico? [pregunta]
T4 A2 – Que era [respuesta + solicitud
antes de la de aprobación de la
“civilización”, que es respuesta]
historia antes de.
Imagen 12. Muestra de un comportamiento cinésico. La palabra entre comillas y en negritas indica
que en ese momento emerge el movimiento cinésico: cambio de postura y mirada dirigida a I.
77
Como sabemos, una de las premisas del análisis conversacional es que la interpretación de los datos debe
coincidir con la interpretación de los hablantes (Cfr. Levinson, 1989).
78
También definido como el comportamiento comunicativo del cuerpo; es decir, los movimientos y las
expresiones corporales que tienen parte en el proceso de comunicación (Cfr. Birdwhistell, 1979; Sankey,
1998).
~ 87 ~
Es preciso aclarar que el movimiento de la mano es un gesto que representa un
término que no aparece en la estructura superficial del enunciado, a saber, „tú‟. A pesar del
valor comunicativo de este gesto para mostrar la naturaleza de la interacción, nos
enfocaremos en el comportamiento cinésico: el cambio de postura y el contacto a través de
la mirada. La imagen anterior muestra cómo A realiza un movimiento y dirige tanto su torso
como su mirada hacia I para pedir una evaluación que le indique si lo que ha dicho es
correcto: que era antes de la civilización. Como observamos, tanto el movimiento de ojos
como el del cuerpo hacen las veces de una solicitud de aprobación –incluso, la misma
estructura de la gestualidad lo evidencia–. Entonces, estas secuencias mínimas que
analizamos se convierten en transacciones (Sinclair y Coulthard, 1992) (véase Esquema 1),
donde la tercera posición instala a A como solicitante de una evaluación79. Así, tanto A
79
Entonces, estamos frente a un nuevo tipo de evaluación. Ya habíamos mencionado la evaluación que se
realiza al sistema educativo (desde una perspectiva nacional e internacional) y la evaluación que se realiza en
el salón de clases. Ahora aquí nos referimos a la evaluación que haces las veces de una sanción. El
investigador se convierte en evaluador para aprobar o desaprobar las definiciones de los informantes,
especialmente como respuesta a la propia solicitud del padre o la madre.
80
Ambos son evaluados en tanto que forman un equipo para construir en conjunto una definición. Sin
embargo, quien se constituye como evaluado de forma explícita es el adulto dado que es quien solicita la
evaluación (ya sea por medio de la cinésica o por la oralidad).
81
La función comunicativa de un comportamiento se determina mediante la siguiente prueba: “Si en
presencia (o ausencia) se relaciona de manera patente a la presencia (o la ausencia) de algún comportamiento
particular de un interactuante, se deduce una relación entre los dos” (Scheflen, 1983).
82
Cabe señalar que muchos de estos movimientos dan lugar al tercer paso de la secuencia interactiva de
contestar un cuestionario (véase Esquema 1, 1.2 La conformación del corpus).
83
Para una explicación detallada de este concepto véase Sankey, M. R. (1998). Cinésica y Semiótica: Una
doble visión de la comunicación no verbal, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
~ 88 ~
realiza su aportación guiado por la participación previa de su interlocutor –contesta dicha
solicitud de aprobación que A realiza por medio de la cinésica. Recordemos que los
intercambios recíprocos mantienen las ligas sociales (Cfr. Sankey, 1998). En ese sentido,
estos comportamientos comunicativos están determinados por un contexto más amplio;
como hemos visto, estos movimientos significativos reproducen el segundo paso del patrón
de interacción verbal de una lectura conjunta: secuencias tipo examen –pregunta de
examen, respuesta imprecisa o ambigua y pregunta de precisión– que definen lo esperado
después de la lectura, a saber, obtener la respuesta correcta. Esta acción es sistemáticamente
la relación maestro-alumno en el contexto escolar (Cfr. Díaz y Sankey, 2007-2010). Por lo
tanto, la tarea gestual-discursiva de contestar un cuestionario también es vista como un
posible examen escolar, en el cual A y N deben demostrar que pueden evocar los
significados de ciertos términos.
Ahora bien, vale la pena detenernos un momento y reflexionar sobre la dimensión
cinésica de este encuentro comunicativo y la relación que establece con nuestro objeto de
estudio –los gestos que emergen en la configuración de una respuesta sobre el significado
de un término. Como sabemos, hay una organización jerárquica dentro de un sistema
comunicativo, en el caso de los movimientos corporales, como lo apunta McNeill (1992) y
como sucede en nuestros datos, el gesto emerge dentro de un contexto más amplio: la
cinésica. El hablante adopta posturas corporales y ciertos patrones de movimiento a partir
de los cuales llevará a cabo su gestualidad. En muchas ocasiones las posturas definen la
manera en que aparece el gesto. Comparemos algunas instancias de nuestro corpus.
En las siguientes imágenes aparecen dos ocurrencias en las que se gestualiza una
característica de los quetzales. Podemos notar que hay cierta similitud en la ejecución; sin
embargo, cada gesto está sujeto a la disposición del cuerpo del hablante con respecto a su
interlocutor. La informante A1 se dirige hacia su costado izquierdo, mientras que la
informante A3 inclina su cuerpo hacia su lado derecho, ambas con dirección al niño(a). De
esta forma, la postura corporal dispone el modo en que ocurrirá el gesto –el uso de uno u
otro brazo o mano.
~ 89 ~
T6 A1 – Como perico más o
menos, como un perico pero
[grandote]
iv [I]
T7 A3 – El quetzal es un [ave], es
xli [I]
un ave con plumaje muy muy
bonito, verde, azul, creo que tiene
también amarillo
Veamos también, en la Imagen 14, que un mismo emblema puede modificarse como
consecuencia de la postura corporal.
~ 90 ~
T19 A1 – [respetarlos].
xvi [E]
Imagen 14. Dos expresiones del mismo emblema: gestos xvi y xviii84.
xvi y xviii son el mismo emblema; sin embargo, el segundo sucede abajo porque está
sujeto a la mecánica del movimiento integrativo cinésico; es decir, este gesto se integró a la
cinésica del evento.
84
La identificación de estos gestos como un emblema se basa en lo siguiente:
1. En tanto su distribución. Los emblemas son parte de un código social y son culturalmente específicos
(por lo que pueden diferir de una cultura a otra), así cada región determina su significado (Cfr.
McNeill, 1992: 59).
2. En tanto su iconicidad. Los emblemas pueden ser gestos icónicos que han sido ritualizados y
establecidos como parte de un código (Cfr. McNeill, 1992: 60). Notemos que este evento
comunicativo es particularmente interactivo. Ahora bien, el pedir, el suplicar, el respetar, entre otros,
implica la presencia física/virtual de otro (o por lo menos la consideración de otro). Por lo tanto, la
unión de las manos representa posiblemente la unión de las dos personas, considerando la empatía, la
solidaridad y la cooperación.
3. En tanto su longevidad histórica. Los emblemas forman parte de una tradición histórica (Cfr.
McNeill, 1992: 60). Este emblema es parte de una práctica religiosa de hace siglos, es decir, ha
logrado su permanencia.
4. En tanto su semejanza con un código. Los emblemas poseen una segmentación, tienen formas
estándar y un uso ritualizado o arbitrario, además hay una comunidad de usuarios que los
comprenden sin explicaciones metalingüísticas. (Cfr. McNeill, 1992: 61).
~ 91 ~
En este mismo orden de ideas, es necesario precisar algunos puntos. Identificamos
que la cinésica es un recurso que se hace presente en el terreno de la interacción y, como ya
mencionamos, funciona como recurso para solicitar una evaluación. Además, ésta aparece
junto con la gestualidad; la cinésica; entonces, constituye el punto de partida del que se
dispone el modo de ejecución de la gestualidad. Una vez mencionado esto, continuemos
con el análisis.
La realización de esta tarea es un trabajo arduo para los participantes; la localización
de patrones de movimientos corporales o faciales (por ejemplo, la posición tensa de su
cuerpo después de escuchar cada pregunta, continuas miradas dirigidas a I, entre otros) y la
identificación de una gran cantidad de elementos paralingüísticos (como risas, suspiros,
velocidad de la emisión de los enunciados, entre otros) evidencia la complejidad de la
resolución de la tarea (véase Fragmentos 5 y 6, e Imagen 12). Sobre todo porque en un
inicio han expresado que no desconocen ninguna palabra y ahora que se les ha solicitado
que definan su significado queda comprometida su imagen85. Es decir, A tiene que poner en
marcha estrategias que le ayuden a evidenciar que conoce y puede definir el significado de
la palabra –aunque en muchas ocasiones dichas estrategias no resultan eficaces y opta por
expresar el desconocimiento del significado del término–, justo para cuidar la impresión
que puede reclamar al otro. Los informantes se sorprenden ante la solicitud de esta tarea y,
como consecuencia, hay una especie de turbación no preferente en el contexto. Además,
comprender el significado de un término no es lo mismo que explicar dicha comprensión;
ésta es un proceso más complejo que implica una tarea interactiva; no se puede dar en
privado, es un acto intersubjetivo que, antes que nada, deja comprometido al informante
con la resolución. Justamente en el momento en que I pide que A explique la definición de
una palabra, este último se constituye en el explicador-descriptor, N en el explicatario-
85
Según Goffman (1981), los participantes de una interacción exigen a sus interlocutores una imagen de sí en
el momento en que se presentan ante ellos, por ello dirigen a este objetivo todas las actividades que realizan
cuando se presentan, la forma en que controlan y dirigen la impresión que otros crean de él, y las acciones que
pueden o no llevar a cabo mientras realizan su actividad. Hay un vasto rango de acciones que pueden ser
tratadas como sintomáticas del autor y que transmiten información intencional. La tesis que Goffman asume
dice que “cuando un individuo se presenta ante otros tendrá muchos motivos para tratar de controlar la
impresión que ellos reciben de la situación” (1981:27). Así, los hablantes se ocuparán de presentar algunas
estrategias que sirven para mantener las impresiones y proteger a la actuación de las contingencias que surjan
de la aplicación equivocada de las estrategias.
~ 92 ~
descriptario86 y, como hemos demostrado, I en el evaluador. Entonces, tenemos que en las
secuencias de resolver un cuestionario, se establece una particular interacción, por un lado,
entre el explicador-descriptor (adulto) y el explicatario-descriptario (niño), cuyas
intervenciones conforman pares adyacentes, y, por otro lado, entre el evaluado (adulto) y el
evaluador (investigador), que es justamente cuando emerge la transacción. En el Esquema 4
se observa una reconstrucción de este sistema relacional entre los participantes en el
intercambio.
~ 93 ~
proporciona una respuesta completamente equivocada porque no tiene nada que ver con el
significado; cabe señalar que en éstas no hay gestualidad–, respuestas imprecisas –en las
que aparecen gestos–, respuestas apropiadas –en las que emerge el gesto– y respuestas
adecuadas y concretas –en las que no hay gestualidad. Veamos algunas ocurrencias.
FRAGMENTO 7
T8 I – ¿Qué es un quetzal?
T9 N4 – Es como un águila. No me acuerdo muy bien.
T1 I – ¿Qué es prehispánico?
T2 N5 – Prehispánico de la era prehispánica (sonrisa), de antes de antes de que
existiera dios.
FRAGMENTO 8
T14 I – ¿Qué es un mineral?
T15 N6 – Mmm
T16 A6 – Un mineral es un [material] que encuentras en la naturaleza. Las [piedras],
por ejemplo, son e están formadas de minerales exactamente. Cuando tú encuentras
un [mineral] puro como la [malaquita], como e [hematita], puede ser este que tengan
colores y esos los e [pulverizan] y puedes utilizarlo como [pigmentos] para [dar
color].
T17 A6‟ – ¿Te acuerdas de la piedra que traía este Jaime? Que te quería vender. Ya
ves que cómo [brillaba]; tiene [muchos minerales] y de ahí lo sacan.
FRAGMENTO 9
T1 I – ¿Qué es prehispánico?
T2 A6 – Has visto [culturas prehispánicas], has visto e [monumentos
prehispánicos], has visto este e fuimos a [Teotihuacán], a Cholula, a [Ixtla]. ¿Qué
son las culturas prehispánicas? Lo que hubo antes de la colonia, antes de que llagara
Cortés. Has leído leyendas prehispánicas, has visto monumentos prehispánicos. Lo
prehispánico es [lo que existió] [antes] de la colonia, de que vinieran los españoles.
FRAGMENTO 10
T1 I – ¿Qué es mural?
T2 N7 – Son pinturas hechas en todo el muro.
~ 94 ~
cubren la mayor cantidad de rasgos semánticos en comparación con las definiciones de
diccionario –que utilizamos para realizar las matrices– (Fragmento 9). Mientras que las
respuestas imprecisas son intervenciones que cumplen con el mínimo de rasgos semánticos
para construir la definición (Fragmento 8). Observemos que el Fragmento 7 constituye tres
ejemplos; estas respuestas de los informantes muestran que estos últimos no evocan en esta
ocasión de intercambio el significado de la palabra y, en consecuencia, no proporcionan
una explicación-definición acertada. Mientras que en el Fragmento 10, mostramos una
respuesta concreta que también puede ser calificada como adecuada. Cabe recordar que en
estos últimos dos tipos de respuestas no hay aparición de gestualidad. En la siguiente Tabla
1 mostramos el tipo y la cantidad de respuestas proporcionadas por los informantes con
relación al término preguntado.
~ 95 ~
Tipo de Llanas/llanas Total de
Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre Rito Prehispánico Delinear
respuestas de piedra respuestas
Respuestas
concretas y
0 0 0 0 1 1 1 0 0 0 3
adecuadas sin
gestualidad
Respuestas que
expresan
6 1 1 0 0 1 4 3 3 0 19
desconocimiento
sin gestualidad
Respuestas
apropiadas con 1 0 1 1 3 2 1 0 2 4 15
gestualidad
Respuestas
imprecisas con 1 2 2 1 0 0 1 3 2 0 12
gestualidad
Total de
respuestas por 8 3 4 2 4 4 7 6 7 4 49
cada término
Tabla 1. Cantidad y tipo de respuestas de los informantes.
~ 96 ~
Tal como es usual en el análisis pragmático, es evidente que nuestra interpretación
coincide con la del informante. En nuestro examen de la interacción, hemos identificado
secuencias de transacción como consecuencia del carácter evaluativo de la tarea de resolver
un cuestionario; y gracias a esta observación nos percatamos de que éstas se dan justamente
cuando la respuesta no satisface al propio informante –e incluso a su interlocutor. Por ello,
el participante solicita la aprobación del investigador; queda claro entonces que el mismo
hablante duda de la precisión de su respuesta. Así, en la mayor parte de las explicaciones-
definiciones que hemos identificado como respuestas de desconocimiento y respuestas
imprecisas se hace presente el proceder evaluativo: el informante solicita aprobación de su
respuesta y se da lugar al tercer paso de la transacción (es preciso traer a la mente que en
algunas ocasiones sólo por medios cinésicos). De esta manera, si hay explicaciones
suficientemente aceptables –desde el punto de vista del informante–, se cancela la
posibilidad de tener como consecuencia una evaluación por parte del investigador;
justamente en aquellas respuestas que calificamos como apropiadas o adecuadas no se
suscita la transacción, sino que el intercambio se constituye en un par adyacente
(explicador-explicatario).
No podemos dejar de resaltar que al parecer la mayoría de las respuestas evidencian
que los informantes no conocen el significado de las palabras, seguidas de aquellas que
muestran un conocimiento frágil (Perkins, 1997) del significado dado que la tarea de
explicar-definir87 se torna compleja. Si sumamos ambos grupos de respuestas, veremos que
predomina el desconocimiento. En la siguiente gráfica podemos distinguir el número de
respuestas por cada tipo.
87
Aunque la hemos llamado „tarea de explicar-definir un término‟, no nos referimos a un quehacer individual
de los informantes. Por el contrario, las acciones de los participantes son el resultado de la construcción social
del significado. Recordemos, entonces, que padres e hijos co-construyen el significado. En este sentido, a
pesar de que usaremos esta denominación para referirnos a sus acciones, no debemos olvidar que la tarea se
resuelve en conjunto.
~ 97 ~
Tipos de respuestas
19
20
18 15
Cantidad de respuestas
16
12
14
12
10
8
6 3
4
2
0
Respuestas Respuestas Respuestas Respuestas de
apropiadas con imprecisas con concretas y desconocimiento sin
gestualidad gestualidad adecuadas sin gestualidad
gestualidad
~ 98 ~
Díaz y Sankey, 2007-2010), la tarea de contestar un cuestionario es propiamente un examen
escolar. En ese sentido, no es relevante que los informantes –en específico el niño(a)–
sepan distinguirlo de otras aves, lo primordial es ofrecer una respuesta a la pregunta que se
les formula. Hemos observado que responder con la palabra „quetzales‟ al cuestionamiento
„¿qué pintaban en el México antiguo?‟ –que por cierto es el título de la lectura leída– es
suficiente, sin importar si se conoce o no qué es un quetzal. De esta manera, el contexto
escolar sienta las bases para que el lector calcule que en este contexto interactivo basta con
la mera mención del término para obtener una calificación aceptable. Es decir, los
informantes cumplen con un principio más cooperativo que semántico: la tarea está hecha –
en otros contextos una respuesta de este tipo causaría cierta insatisfacción y daría paso a
nuevas preguntas hasta alcanzar una definición que satisfaga a los hablantes.
En otras palabras, en la construcción de estas repuestas (tanto apropiadas como
imprecisas), una de las estrategias de A es evocar experiencias pasadas para facilitar la
explicación del significado del término. Como lo mencionamos anteriormente, A se sirve de
recordar vivencias compartidas, discursos en los que también toma parte N y que le
permiten construir una definición. Como veremos en los siguientes párrafos, la
identificación de esta práctica nos ha llevado a nuevas interrogantes: ¿sólo estos discursos
construyen la definición? y ¿hay otros elementos contextuales que tengan influencia en la
construcción de la definición?
La formulación de estas preguntas nos ha guiado a considerar otros elementos
contextuales. Nos hemos percatado de que la definición-explicación propiamente dicha no
sólo está determinada por el nivel interactivo, sino que su propio carácter –la idea de que
es una respuesta de examen, el deseo por cuidar la imagen ante una tarea compleja que se
debe resolver y la preponderancia del principio cooperativo– determina, a su vez, la
aparición de ciertos factores que constituyen la realización de esta tarea, elementos que en
conjunto conforman un discurso intracontextual88. Al igual que la experiencia vivida, los
88
El término intracontextual debe entenderse bajo el mismo sentido con el que Genette (1989) plantea el
concepto de intratextual: la relación de un texto con otros del mismo autor. Aquí proponemos un vínculo entre
los contextos de los que participan los informantes; es decir, los contextos de los que forman parte –y de los
que es resultado– y que determinan la construcción de su discurso. Como hemos observado, los contextos
pertenecientes a los informantes se intersectan de tal manera que hay una presencia efectiva de un contexto en
otro, donde elementos en común de distintos niveles contextuales se unen para determinar (y formar) un
discurso. Esta conceptualización ha sido el resultado de exhaustivas observaciones y discusiones en el comité
tutorial, quien guía este trabajo de investigación
~ 99 ~
discursos compartidos (es decir, las experiencias compartidas) y el conocimiento del
mundo, como veremos, son elementos de esta intracontextualidad, la lectura previa que
realizan los informantes tiene gran impacto en la construcción de sus respuestas.
89
Recordemos que el análisis gestual está sujeto a la metodología de los rasgos semánticos (Gerwing y
Allison, 2009). Entonces, para nuestros propósitos analíticos del discurso gestual, establecimos
anticipadamente un grupo de parámetros de medición con base en las propiedades de los términos
preguntados a los informantes. Estas categorías semánticas de control –o matrices, nos ayudaron a identificar
algunos elementos contextuales que influencian al discurso que estudiaremos.
~ 100 ~
En ambos fragmentos, el investigador realiza la pregunta ¿qué es un quetzal?
FRAGMENTO 11
T2 A1 – Un quetzal es un animal que vuela. Sí, tiene plumas como si fuera un
T3 N1 – Águila
T4 A1 – Ah sí pero el quetzal tiene color, más colores
T5 N1 – Órale
T6 A1 – Mucho más. Como perico más o menos, como un perico pero grandote que
sólo existen aquí en México. Si no me equivoco no existe en otros lados.
FRAGMENTO 12
T8 N2 – No
T9 A2 – Un quetzal pues no los conocemos bien porque se están extinguiendo. ¿No?
{risa} También es un ave.
~ 101 ~
conocimiento que tiene del mundo–, también le ayuda a construir una definición. Veamos
el extracto del texto que explicita esta información.
Los artistas de ese tiempo no pintaban paisajes, pero sí empleaban muchos símbolos
que representaban elementos y seres naturales: corrientes de agua, semillas, conchas,
frutas y flores. También pintaban animales; sobre todo jaguares, serpientes,
cocodrilos, lagartos, búhos, águilas, guacamayas, quetzales, colibríes y mariposas.
Fragmento del texto „La pintura mural prehispánica ¿Qué pintaban en el México Antiguo?,
¿Cómo pintaban?‟
FRAGMENTO 13
T7 A3 – El quetzal es un ave, es un ave con plumaje muy muy bonito, verde, azul,
creo que tiene también amarillo y nada más hay en ciertas zonas de México. Era un
animal muy este precioso, muy apreciado para este los prehispánicos.
T8 N3 – ¿Ya no existe?
T9 A3 – Sí, sí, todavía hay pero no en cualquier lugar. Ya está en peligro de
extinción. Sobre todo en Chiapas hay quetzal y es un animal muy bonito.
~ 102 ~
mexicano que influye la definición –traigamos a la mente el segmento: hay en ciertas zonas
de México. Era un animal muy este precioso, muy apreciado para este los prehispánicos.
En los Fragmentos 11 y 13, las respuestas son más elaboradas y aparecen elementos
que indican que el hablante conserva el significado del texto antes leído que funciona aquí
como contexto. En ese sentido, el texto en tanto contexto no sólo determina la elección de
un significado –para la explicación-definición–, sino que también aporta elementos
contextuales que enriquecen el significado del término. Incluso, A2, quien no posee un
conocimiento completo de los rasgos que caracterizan al ave, proporciona un dato extraído
de la lectura –incluso él mismo expresa que no está seguro de lo que dijo–: …sólo existen
aquí en México. Si no me equivoco no existe en otros lados. Por supuesto que si la lectura
trata de una actividad que se realizaba en México, se implica que aquello que se pintaba
existe en ese lugar –por supuesto que esto no necesariamente significa que sólo se
encuentra en ese lugar–. Veamos una ocurrencia diferente en el corpus. En el siguiente
cuadro mostramos un fragmento de la respuesta a la pregunta ¿qué es un rito?
~ 103 ~
también sus rituales era eso, por ejemplo, sacrificar a una princesa o animales ese es el
ritual, su ceremonia que ellos hacían.
Como vimos, la elección del significado que actualizan los informantes en su
definición del término está determinada, en gran medida, por la lectura previa. Aun cuando
su definición es inexacta, el texto como contexto les permitió construir una. Evidentemente,
el conocimiento del mundo también contribuye en la construcción de la definición. Sin
embargo, el texto visto como contexto tiene predominio tanto en la decisión del significado
como en la construcción de la definición. Nuestros resultados indican que no sólo hay un
contexto en esta situación comunicativa, sino que hay una intersección de diferentes
contextos que se conjuntan e interactúan para la producción del discurso.
Anteriormente señalamos que sobre todo el conocimiento compartido es un recurso
recurrente en la construcción de las definiciones-explicaciones. En el Fragmento 9, el
explicador-descriptor hace uso de las experiencias vividas en las que también toma parte el
explicatario-descriptario. Veamos que, mientras explica la definición de rito, introduce una
referencia a una vivencia pasada: por ejemplo, cuando vamos a la iglesia. Sí que ves que el
padre nos empieza a explicar y todo eso. Y dentro de nuestra creencia, ¿qué hace el
padre?, saca este pues cuando nos va a dar la comunión saca este el cáliz. Entonces
estamos haciendo un ritual o sea estamos haciendo algo que nos enseñaron dentro de
nuestra religión. Hay diversos elementos lingüísticos que indican que el hablante incluye a
su interlocutor. En el momento en que A2 menciona vamos a la iglesia, de forma clara se
hace referencia a ambos participantes; asimismo, hay otras partículas que evidencian la
inclusión del otro: nos, estamos haciendo, nos enseñaron, nuestra religión.
Así, en la construcción de la explicación-definición del significado de las palabras
se hace presente el conocimiento del mundo, las experiencias vividas y las experiencias
compartidas. Revisemos las siguientes respuestas de los informantes.
FRAGMENTO 15
T1 I – ¿Qué es prehispánico?
T2 A6 – Has visto culturas prehispánicas, has visto e monumentos prehispánicos,
has visto este e fuimos a Teotihuacán, a Cholula, a Ixtla. ¿Qué son las culturas
prehispánicas? Lo que hubo antes de la colonia, antes de que llagara Cortés. Has
leído leyendas prehispánicas, has visto monumentos prehispánicos. Lo prehispánico
es lo que existió antes de la colonia, de que vinieran los españoles.
~ 104 ~
FRAGMENTO 16
T3 I – ¿Qué es un mural?
T8 A6‟ – ¿Te acuerdas cuando vamos a, cuando vamos a dejar a Alfonso? En la
gasolinería que hay un puente, eso es un mural que pintaron por la celebración de
del centenario o bicentenario. Esas son las pinturas que se hacen en mural.
T9 A6 – Son las que se hacen sobre las paredes.
FRAGMENTO 17
T14 I – ¿Qué es un mineral?
T17 A6‟ – ¿Te acuerdas de la piedra que traía este Jaime? Que te quería vender. Ya
ves que cómo brillaba; tiene muchos minerales y de ahí lo sacan.
~ 105 ~
T2 N7 – Son pinturas hechas en todo el muro.
T4 N6 – Mural es como las paredes (entonación de pregunta).
T5 A6 – Un mural es una pintura que se hace precisamente sobre las paredes.
T7 A6 – La muralla se hizo y su pintura es un mural.
T8 A6‟ – ¿Te acuerdas cuando vamos a, cuando vamos a dejar a Alfonso? En la
gasolinería que hay un puente, eso es un mural que pintaron por la celebración de del
centenario o bicentenario. Esas son las pinturas que se hacen en mural.
T9 A6 – Son las que se hacen sobre las paredes.
T6 A5 – E mural es es son pinturas. Lo entiendo como mural que son pinturas este
algo así como rupestres este impregnadas en una piedra. ¿Estoy en lo correcto?
Que mural es son este algunas figuras. Ves que a veces vamos a, bueno estaba muy
pequeñita. Es una figura impregnada en una piedra, por ejemplo los aztecas
impregnaban figuras, por ejemplo, que son serpientes dibujadas en paredes, en
rocas; ese es un mural.
Muestra 8. Respuestas de los informantes ( A2, N7, N6, A6, A6‟ y A5). Las cursivas resaltan
partes de las respuestas construidas a partir del conocimiento compartido y experiencial.
Las negritas destacan los fragmentos construidos a partir del texto leído.
~ 106 ~
¿Qué son unas llanas de piedra?
conservó el paradigma de significado del texto; por ello la acción de pulir la realiza sobre
una pared –donde se coloca un mural– y no en una superficie horizontal. Como vemos, el
texto también influye en la forma en que emerge el gesto. Notemos que los siguientes
gestos que conforman la definición de delinear también surgen bajo el paradigma de mural.
En las siguientes imágenes mostramos algunos ejemplos.
90
Al lector le gustaría saber que los resultados de un método consensual que realizamos sobre cómo las
personas gestualizan la acción de delinear mostraron que todos los informantes, situados en contextos
distintos al que nos ocupa, llevaron a cabo movimientos con las manos en una posición horizontal. Estas
observaciones apoyan las afirmaciones sobre la particularidad de los gestos identificados en nuestro cuerpo de
datos.
~ 107 ~
¿Qué es delinear?
T11 N3 – Que está remarcando o sea en la
el [filito] de la figura.
xliii [I]
~ 108 ~
T21 A1 – Has de cuenta primero hay que prender las velas,
forma parte del rito, entonces [se ponen las velas],
xxi [I]
Esta secuencia de actos no aparece aislada; los gestos xiv, xv, xvi, xxi y xxii en
conjunto conforman el rito de las ofrendas en Huaquechula a las que se refiere la
informante, significado del mundo experiencial. Los gestos y el habla coexpresan el
conocimiento del mundo del informante. Nuestras observaciones confirman que el habla y
el gesto, como un solo sistema integrado, son en primer lugar codependientes y en segundo
lugar dependientes de la naturaleza de las explicaciones-definiciones. Los gestos son
recursos que en coexpresión con el habla contribuyen a la explicación-definición del
significado de las palabras. Como sabemos, el habla y el gesto poseen una relación de
codeterminación y, en ese sentido, la gestualidad, entonces, está sujeta tanto al
conocimiento del hablante como al texto leído previamente.
Ahora bien, no olvidemos que el objetivo analítico central de esta investigación es
identificar la función que cumplen los gestos en el cumplimiento de la tarea de explicar-
definir un término. En el análisis del gesto presentaremos todas las particularidades de la
~ 109 ~
gestualidad, en especial mostraremos que los gestos cumplen con una función
especificadora.
Una vez que hemos detallado el contexto en el que emerge nuestro objeto de
estudio, realicemos una síntesis de los diferentes niveles que constituyen el contexto de los
gestos que analizaremos.
3. 3 La síntesis contextual
El contexto es un entramado de unidades organizadas jerárquicamente; donde cada nivel
está relacionado con otro y pertenece a un sistema mayor (Sankey, 1998). Los gestos,
entonces, están contenidos por diversas capas de contextos que determinan su aparición. La
configuración del contexto determina la forma en que se produce y reproduce nuestra
unidad de análisis; en ese sentido, es necesario examinar cada nivel, ya que los gestos, de
un modo, emergen en el seno de ciertas pautas contextuales. Tomemos en cuenta que el
significado depende del aquí y el ahora en el que emerge la comunicación. Nuestra tarea
entonces es mostrar la relación que posee cada nivel contextual con respecto a los sistemas
mayores a los que pertenece; en otras palabras, realizaremos una síntesis contextual en la
que representaremos gráficamente la complejidad de un fenómeno caracterizado por la
premisa del todo a la vez91 de cualquier sistema.
El análisis del contexto que hasta ahora hemos realizado sigue el método de la
historia natural92, es decir, hemos descrito el contexto tal como ocurrieron los hechos. Una
vez analizados los elementos del sistema comunicativo que tenemos a la vista, el propósito
es mostrar un esquema que sintetice el contexto en el que surge la gestualidad para, en el
capítulo siguiente, dar cuenta de la función de estos movimientos significativos. Cabe
mencionar que el arreglo que utilizamos fue tomado de la propuesta de Sankey (1998) para
la organización jerárquica del contexto93. En la siguiente imagen podemos observar que en
91
Si se desea ahondar en este punto de vista, véase Birdwhistell, R. (1979). “Cinésica y Comunicación”. El
aula sin muros, Barcelona: Laia, pp. 33-44.
92
Para una revisión exhaustiva de este tipo de análisis, véase Scheflen, Albert. (1983). “El método de la
historia natural en la psicoterapia: la investigación de la comunicación”. En McQuown (Ed.), El microanálisis
de entrevistas: Los métodos de la historia natural aplicados a la investigación de la sociedad, de la cultura y
de la personalidad, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
93
En esta propuesta “la diagramación en forma de encajamiento tiene la finalidad de resaltar la jerarquía
estructural de los contextos específicos” (Sankey, 1998: 130).
~ 110 ~
cada uno de los niveles identificados están contenidos niveles contextuales inferiores; así,
esta representación parte del macrocontexto hasta llegar a las unidades coexpresivas que
hemos aislado y reconocido como gestos.
Nivel C …C
Nivel C3
La lectura conjunta (LR) La tarea de resolver un
cuestionario (RC)
Nivel C5 Definición-explicación
del significado
Definición-explicación del
c1 c2
significado
El
La lectura
conocimiento
del texto
del mundo
Nivel C6
Habla/gesto
Nivel c c…
Esquema 5. La configuración jerárquica de los niveles contextuales. Cada casilla representa un nivel
contextual; justamente su forma indica una jerarquía de niveles, donde cada contexto es incluido en
otro de mayor nivel. El nivel C es el contexto de mayor jerarquía (el macrocontexto) y el c es el de
menor jerarquía. Las flechas indican la dirección con respecto a la relación de determinación que
existe entre los niveles jerárquicos contextuales (es decir, el nivel macrocontextual determina a C1,
mientras que este último determina a C2 y así sucesivamente). C1: el contexto de la institución
escolar. C2: la evaluación en el salón de clases. C3: la lectura conjunta y la tarea de resolver un
cuestionario. C4: la interacción. C5: la definición-explicación del significado de una palabra. C6: la
gestualidad.
~ 111 ~
relacionadas (Hamel, 1982) de tal manera que el macronivel de organización social nos
permitirá acceder a la revelación del orden social a escala microscópica (Cfr. Coulon,
1995). La relación que existe entre el orden micro y macro social es de determinación, es
decir, las macroacciones sociales determinan a las microacciones sociales. Justamente ésta
es la relación que existe entre este nivel y el inmediato inferior, que a su vez, posee el
mismo vínculo con el posterior, y así sucesivamente (veamos que la relación de
determinación está representada con las flechas en dirección hacia los niveles inferiores). El
nivel C1 representa el contexto de la institución escolar mexicana, macrocontexto que
cobra relevancia en la tarea de definir un término. Este nivel contextual incluye todas las
condiciones de la educación en México, desde la normatividad hasta el nivel de calidad de
la enseñanza. Podemos decir que éste es el panorama general educativo-institucional en el
que se encuentran nuestros informantes.
Como hemos señalado anteriormente, el paradigma que guía todas las prácticas
educativas institucionalizadas conforma la manera en que se llevan a cabo las acciones en
el salón de clases. Sin duda alguna, el modelo evaluativo se hace presente en cada una de
las actividades escolares. En ese sentido, las propias condiciones del salón de clases –es
decir, la evaluación continua mediante la aplicación de exámenes– se activan al momento
de la interacción de los participantes que nos ocupan –más adelante regresaremos a este
punto–. En efecto, el siguiente contexto inmediato inferior es la evaluación en el salón de
clases (C2), cuyas condiciones y paradigmas determinan la manera en que se desarrolla la
tarea de resolver un cuestionario (RC) –y por supuesto también a la lectura conjunta (LC)–
(C3). Los siguientes niveles C4, C5 y C6 representan la interacción entre los participantes,
la explicación-definición a partir del conocimiento del mundo y la lectura y la unidad gesto-
habla que conforma dichas respuestas, respectivamente.
Trasladamos el Esquema 4 (Cfr. supra, 3.2.2 Niveles 3 y 4. La tarea de resolver un
cuestionario y la interacción) y lo insertamos en el nivel C4 del esquema de la síntesis
contextual para mostrar nuevamente el carácter de este encuentro comunicativo. Como
observamos, la interacción es compleja y en ella se presenta una particularidad: la
transacción como tercer paso en la secuencia interactiva de resolver un cuestionario. En la
interacción entre los participantes, específicamente entre investigador y adulto –en algunas
ocasiones el niño y el investigador–, se hace presente la transacción como consecuencia del
~ 112 ~
contexto de la evaluación. Hemos observado que cuando el hablante proporciona –desde su
perspectiva– una respuesta satisfactoria –por medio tanto del habla como del gesto–, la
condición de evaluación no se suscita. En cambio, si la intervención del explicador-
descriptor no satisface la preferencia del mismo informante, se dará paso a la transacción
como consecuencia de la naturaleza del contexto escolar en el que se realiza la tarea de
explicar-definir un término. No hay que perder de vista que la relación tradicional maestro-
alumno es la misma que se da entre un evaluador y un evaluado94. El proceder evaluativo
determina la aparición de la transacción, Sin embargo, cuando hay explicaciones-
descripciones satisfactorias no emerge esta condición evaluativa, por lo que una explicación
suficientemente aceptable cancela la posibilidad de tener como consecuencia una
evaluación por parte del investigador. En efecto, aunque el contexto de la evaluación del
salón de clases está presente en la resolución de la tarea encomendada a los informantes,
éste cobrará mayor relevancia como consecuencia de la propia actuación de los
participantes.
Diferentes contextos –y discursos– se unen y conforman a nuestro objeto de estudio.
El contexto interactivo, C4, –que incluye a su vez a la cinésica–, el contexto de la
resolución de la tarea y la propia explicación-definición de los términos –a partir de
discursos compartidos por los participantes (vivencias compartidas), el conocimiento del
mundo y la lectura previa– configuran el contexto local del encuentro comunicativo. Nos
encontramos frente a un caso de intracontextualidad en el que diferentes discursos y sus
contextos se intersectan para formar un nuevo discurso, darle sentido y lograr el éxito de la
tarea que se les ha encomendado a los hablantes. Entonces, como observamos, nuestro
objeto de estudio (C6) –el gesto– emerge determinado por todos estos niveles contextuales.
De esta estructura jerárquica, hemos identificado que el nivel C5 –que es el más inmediato
al gesto– está constituido por contextos alternativos95 que operan en este mismo nivel.
El nivel C5 está constituido por dos contextos alternativos: el conocimiento del
mundo y la lectura del texto. ¿Podríamos decir que uno de estos contextos es más
94
Es decir, entre un sancionador y un sancionado. Aquí nos referimos a una evaluación que, aunque está
influida por un el contexto escolar en el que se aplican exámenes, tiene como objetivo aprobar o desaprobar
una actuación (en este caso el resultado de la tarea de definir un término).
95
Para un mayor acercamiento a este término, véase Sankey, M. R. (2006). La dinámica de la discusión
conyugal, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
~ 113 ~
importante en la construcción del discurso que nos ocupa?, es decir, ¿podríamos
organizarlos en niveles jerárquicos? Una característica particular de estos contextos
alternativos es que actúan en el mismo nivel jerárquico en momentos diferentes del curso
de la explicación-definición de las palabras. Algunos de ellos predominan en determinados
momentos –por ejemplo, el texto visto como contexto en la elección y definición del
significado de un término o el conocimiento del mundo compartido que juega un papel
importante para el éxito de la comprensión en la explicación que se da entre el adulto y el
niño–, pero no significa que uno esté por encima del otro. En algunas ocasiones es más
relevante uno de ellos, mientras que el otro se encuentra como contexto inactivo que tan
pronto sea necesaria su participación se convertirá en el principal factor determinante del
discurso. Como vemos, hay una intracontextualidad96 que permite que cada contexto cobre
relevancia en el aquí y el ahora del encuentro comunicativo. De esta forma, tenemos una
diada de contextos alternativos que conforma el nivel contextual que determina la aparición
de la gestualidad: el conocimiento del mundo y la lectura del texto. Para representar esta
particularidad incluimos un esquema dentro del nivel C5; veamos que nos permite observar
cada elemento como constituyente de un mismo nivel (casillas c1 y c2). Como podemos
observar en la escala, los niveles del C3 al C5 conforman el microcontexto –sin embargo,
los hemos separado para detallar nuestro análisis–, es decir, los contextos inmediatos (en
orden ascendente) de nuestro objeto de estudio. Estos niveles, a su vez, están determinados
por un nivel contextual mayor, la evaluación en el salón de clases, cuya naturaleza está
sujeta al contexto escolar mexicano. El nivel c representa elementos de un nivel contextual
inferior al gesto, son fragmentos menores de comportamiento. Recordemos que toda
comunicación cara a cara arranca de un punto cero constituido por la disposición corporal y
el reconocimiento visual (Cfr. Sankey, 1998: 132).
Hemos observado un fenómeno particular en las secuencias de resolver un
cuestionario: los niños y los adultos se conforman con explicaciones muy generales. Sólo
basta con poseer algunos rasgos que caractericen vagamente una palabra o concepto porque
el propósito es proporcionar una respuesta a cualquier cuestionamiento que los informantes
consideran evaluativo. Como mencionamos en párrafos anteriores, los informantes cumplen
con un propósito más cooperativo que semántico, por lo que es necesario responder
96
Si se desea recordar el sentido con el que es empleado este término, véase nota 88.
~ 114 ~
cualquier cosa que les haga salir del paso y cumplir con una solución a la que consideran
una evaluación. Incluso, los mismos informantes solicitan una valoración de la respuesta –
no olvidemos que en esto consiste el tercer paso del patrón de interacción de estas
secuencias. Como veremos, los gestos también cumplirán su parte en este tipo de prácticas;
en algunos casos sirven para apelar a la aprobación del investigador (véase descripción del
gesto xxvi).
Como observamos, los informantes se valen de cualquier recurso para lograr el
cumplimiento de la tarea: solicitan aprobaciones previas o posteriores, los informantes se
conforman en equipo, se valen de sus experiencias compartidas para ejemplificar, se
apoyan en los datos que proporciona el texto y traen a cuenta su conocimiento del mundo.
Así, se apoyan y disponen de todos los recursos contextuales para construir una respuesta
que será expresada por medio del gesto y el habla. En ese sentido, los niveles
macrocontextuales determinarán la emergencia de la gestualidad; por lo que es preciso
tomar en cuenta que los niveles que constituyen el contexto intervendrán en la
determinación de la forma y la función de los gestos que configuran los rasgos semánticos.
En algunas ocasiones los gestos serán configurados con base en el texto leído previamente,
mientras que en otras servirán a la explicación y evocación de las experiencias compartidas;
todo con el propósito principal de expresar rasgos semánticos que constituyan la definición
de un término. Nuestro estudio de la gestualidad mostrará que ésta es el resultado de la
compleja configuración contextual y que, como sabemos desde los estudios de Vigotsky
(1932, 1934), el significado es una construcción social.
Todo análisis siempre debe apoyarse en el examen del contexto en el que surge el
discurso. Ningún elemento sujeto a escrutinio debe ser aislado de un marco de referencial
contextual, puesto que su significado dependerá de su interrelación con el contexto
(Sankey, 1998). De esta forma, hemos dado cuenta de la compleja configuración de
contextos que corresponde a este único tipo de intercambio comunicativo y que, como
hemos sostenido, determina a nuestro objeto de estudio. Así, una vez realizado el análisis
del contexto, hemos identificado y abstraído el nivel que nos ocupa para constituirlo en
nuestro objeto de estudio. Ha quedado claro que los gestos no son libres de contexto por lo
que en el siguiente capítulo daremos cuenta de ello.
~ 115 ~
Capítulo 4
LA FUNCIÓN DEL GESTO
Una vez que hemos abstraído a nuestro objeto de estudio de la complejidad del contexto en
el que emergen nuestros datos, comencemos con el análisis de la gestualidad: el nivel
contextual C6. Es preciso traer a la mente que el objetivo central de nuestra investigación es
probar la hipótesis de que la función de los gestos que cumplen con la tarea de explicar-
definir un término es vehiculizar rasgos semánticos diferenciadores y específicos.
Efectivamente, como veremos, los gestos juegan un papel especificador en la configuración
del significado.
En el presente capítulo, entonces, realizaremos el análisis gestual; primero
presentaremos la frecuencia de la gestualidad y su clasificación con respecto al tipo de
término que definen. En seguida, daremos a conocer detalladamente todas nuestras
observaciones sobre el análisis gestual y, por último, realizaremos una reflexión sobre los
hallazgos que corroborarán esta hipótesis. En este orden de ideas, iniciaremos con la
exposición de la frecuencia y la distribución de los gestos que realizaron nuestros
informantes.
~ 116 ~
Gestualidad y tipo de
respuesta
40%
60%
Dado que hay una menor cantidad de respuestas imprecisas con respecto a las
respuestas apropiadas –la diferencia son 3 respuestas–, primero tuvimos que realizar un
análisis del promedio de gestos que se realizaron por cada pregunta según el tipo de
respuestas; para después obtener el promedio general de la cantidad total de gestos
implicados en cada grupo de respuestas. Así, encontramos que el porcentaje de la
gestualidad en las respuestas apropiadas es considerablemente mayor –aquí redondeamos
los porcentajes: respuestas apropiadas, 56%, e imprecisas, 44%. Entonces, hay una menor
frecuencia de gestos en las intervenciones calificadas como respuestas imprecisas. Sin
embargo, a pesar del carácter de las respuestas la gestualidad emerge. Como
demostraremos en el análisis de la gestualidad, estos datos señalan que cuando una
respuesta es más acertada hay una mayor cantidad de gestos implicados.
En las siguientes tablas agrupamos la cantidad de gestos y su tipo con relación al
término que definen los informantes97. Cabe señalar que reunimos a las palabras extraídas
del texto leído en tres grupos según su categoría gramatical: sustantivos, adjetivos y verbos.
97
Si se desea realizar una revisión detallada, en el Anexo 4 se encuentra un concentrado de cada grupo. Esta
tabla desglosa el tipo y la cantidad de gestos que los hablantes realizaron.
~ 117 ~
Categoría
Sustantivo Adjetivo Verbo
gramatical
Llanas/llanas de
Tipos de gesto Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre98 Rito Prehispánico Delinear
piedra
icónicos 1 - 3 7 18 5 3 - 1 15
deícticos 1 - 0 0 0 0 0 - 10 1
metafóricos 0 - 0 3 3 0 0 - 2 0
batutas 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
emblemas 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
butterword 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
Total 2 - 3 10 21 5 3 - 13 16
Tabla 2. Tipos de gestos que emergen en las repuestas apropiadas. Las celdas vacías (indicadas con un guión corto) indican que no hay respuesta de este
tipo (es decir, no hay definición de dicho término) y, por lo tanto, no hay gestos; ya que aquí sólo estamos considerando aquellas intervenciones en las
que hubo gestualidad.
98
Recordemos que la palabra ocre puede funcionar como sustantivo y como adjetivo, según su uso. Cuando nos referimos al nombre de un color, esta palabra no
posee el comportamiento morfológico de los adjetivos. Ocre funciona como aposición al nombre color; por ejemplo, el color verde, el color rosa, el color ocre.
Los colores que indican nombres de materias u objetos físicos como plantas, frutos o piedras preciosas, normalmente conservan su referencia como sustantivo y,
al mismo tiempo, su significación de cualidad –„lo que es de color como‟. Por ejemplo: Ese cuadro tiene demasiado rojo o Las pinceladas de blanco (Cfr. RAE,
2010). Justo éste es el uso del término que se les preguntó a los informantes.
~ 118 ~
Categoría
Sustantivo Adjetivo Verbo
gramatical
Llanas/llanas de
Tipos de gesto Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre Rito Prehispánico Delinear
piedra
icónicos 4 11 2 0 - - 0 10 0 -
deícticos 1 2 2 0 - - 1 0 1 -
metafóricos 0 0 0 3 - - 0 4 1 -
batutas 0 0 0 0 - - 0 1 0 -
emblemas 0 0 0 0 - - 0 3 0 -
butterword 0 1 0 0 - - 0 2 0 -
Total 5 14 4 3 - - 1 20 2 -
Tabla 3. Tipos de gestos que emergen en las repuestas imprecisas.
~ 119 ~
Como apreciamos, éstas son las cantidades y tipos de gestos que tenemos disponibles para
el análisis. Nuestro corpus consiste entonces de un total de ciento veintidós gestos.
Contamos con una gran cantidad de gestos ilustradores, entre los que destacan los icónicos.
Sin importar el tipo de respuesta, pero sí la categoría gramatical a la que pertenecen, las
expresiones icónicas son las más recurrentes99. En la Tabla 2 hay un total de 53 icónicos,
mientras que en la Tabla 3 hay 27 golpes icónicos. No obstante, observemos que el único
adjetivo –prehispánico– (en ambas tablas) se construye en gran medida con gestos
deícticos, que por cierto son el segundo tipo de gesto más recurrente. Como mencionamos
párrafos arriba, dado que hay términos que se preguntaron más veces que otros, para dar
una interpretación correcta de la frecuencia de la gestualidad, optamos por realizar un
análisis del promedio de los tipos de gestos que los hablantes expresan en la definición-
explicación de cada palabra. Primero revisemos las respuestas apropiadas.
Como vemos en la siguiente tabla, en promedio hay una mayor cantidad de gestos
icónicos en las explicaciones-definiciones de los sustantivos pigmento (7) y mural (6) y del
verbo delinear100 (3.75). En cuanto al adjetivo prehispánico, las respuestas de los
informantes están constituidas por 5 gestos deícticos en promedio.
99
Según Pine, Gurney y Fletcher (2010), los gestos icónicos son más probables de aparecer con ciertos tipos
de discursos. En concreto, sostienen que la representación icónica está relacionada con las propiedades
semánticas de la palabra que coexpresa. Entonces, cuando dichas propiedades semánticas posee un
componente de alta carga significativa, se incrementará la probabilidad de que un gesto icónico emerja. Así,
las palabras con especificidad semántica estarán acompañadas mayormente con gestos icónicos –más delante
retomaremos estas ideas.
100
Cabe mencionar que con la finalidad de proporcionar una explicación amplia de las características de este
verbo, nos dimos a la tarea de buscarlo en la Base de Datos de Verbos, Alternancias de Diátesis y Esquemas
Sintáctico-Semánticos del Español (ADESSE); sin embargo, aún no hay registro de éste. No obstante, dadas
sus características, delinear es un proceso de creación, cuya definición requiere de ilustrar el producto que
surge del delineo o el proceso mismo de delineo.
~ 120 ~
Categoría
Sustantivo Adjetivo Verbo
gramatical
Tipos de Llanas/llanas
Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre Rito Prehispánico Delinear
gesto de piedra
icónicos 1 - 3 7 6 2.5 3 - 0.5 3.75
deícticos 1 - 0 0 0 0 0 - 5 0.25
metafóricos 0 - 0 3 1 0 0 - 1 0
batutas 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
emblemas 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
butterword 0 - 0 0 0 0 0 - 0 0
Tabla 4. Promedio de la cantidad de gestos que emergen en respuestas apropiadas con relación al término que definen.
~ 121 ~
La Tabla 4 muestra que las respuestas apropiadas que explican-definen sustantivos y
verbos están constituidas en su mayoría por gestos icónicos; mientras que el adjetivo se
configura con gestos deícticos. Veamos que, aunque con menor frecuencia, en las
definiciones de los sustantivos llanas (3), ocre (3) enlucido (2.5) y quetzal (1) también
aparecen expresiones icónicas. Cabe señalar que sólo en pigmento (3) aparecen gestos
metafóricos. En las respuestas apropiadas sólo emergieron tres tipos de gestos: icónicos,
deícticos y metafóricos. Esto muestra que dado que los informantes poseen los rasgos
semánticos que constituyen la definición de las palabras, los gestos ilustran dicho
significado.
Si comparamos estas respuestas y los tipos de gestos que emergen en ellas con las
respuestas imprecisas y su gestualidad, veremos que en estas últimas hay una menor
aparición de gestos ilustradores (además de que identificamos gestos como batutas,
emblemas y butterwords). La palabra rito se preguntó en seis ocasiones, de las cuales en
ninguna se construye una respuesta apropiada –tres de las respuestas corresponden al grupo
de las que muestran desconocimiento del significado–; lo mismo sucede con mineral que se
consultó tres veces –una de las definiciones corresponde al grupo de las respuestas de
desconocimiento. Podemos decir que estos términos fueron los que implicaron mayor
esfuerzo en su definición ya que todas las respuestas entran en el grupo de las imprecisas.
No obstante, mural, enlucido y delinear constituyen explicaciones-definiciones que, en
todas las ocasiones, las catalogamos como apropiadas.
En nuestro análisis contextual observamos que los informantes se sirven de
elementos que provienen de la lectura previa para la construcción de las explicaciones-
definiciones; en ese sentido, es probable que elaboraran respuestas apropiadas para
enlucido dado que en la misma lectura se encuentra una definición de este término.
Asimismo, mural y delinear son palabras que se mueven en torno al tema central de la
lectura; incluso el mismo título de lectura lo evidencia –„La pintura mural prehispánica,
¿Qué pintaban en el México antiguo?, ¿Cómo pintaban?‟–: se pintaba en murales y parte
del proceso consiste en delinear las figuras. Ahora bien, examinemos el segundo grupo de
respuestas. En la Tabla 5 presentamos el promedio de gestos que surgieron en las repuestas
imprecisas.
~ 122 ~
Categoría
Sustantivo Adjetivo Verbo
gramatical
Tipos de Llanas/llanas
Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre Rito Prehispánico Delinear
gesto de piedra
icónicos 4 5.5 1 0 - - 0 3.333 0 -
deícticos 1 1 1 0 - - 1 0 0.5 -
batutas 0 0 0 0 - - 0 0.333 0 -
emblemas 0 0 0 0 - - 0 1 0 -
~ 123 ~
De acuerdo a los datos de la tabla anterior, también existe una cantidad superior de
gestos icónicos en la configuración de las respuestas imprecisas. Del mismo modo, los
sustantivos son los que poseen en promedio más expresiones de este tipo: mineral (5.5),
quetzal (4) y rito (3.333). Aunque en menor medida, también hay gestos metafóricos –
como, por ejemplo, en el caso del sustantivo pigmento (3)–, icónicos, emblemas, batutas y
butterwords. Los informantes proporcionan respuestas que apenas se acercan al significado
del término, por ello disminuye la cantidad de gestos ilustradores.
Estas observaciones son una muestra de que si el informante conoce el significado,
los gestos ilustrarán dichos rasgos semánticos que lo constituyen; mientras que si decae este
conocimiento, hay menos ilustradores –que como demostraremos en el análisis gestual
funcionan como especificadores– y emergen gestos con menor carga semántica que
cumplen con una función interactiva –recordemos que muchas de las respuestas cumplen
con un principio más cooperativo que semántico.
Si reunimos los dos grupos de repuestas, veremos que el término mural fue en
promedio el más gestualizado, mientras que la palabra ocre se definió con menos gestos. La
siguiente tabla muestra que de acuerdo al promedio general de la emergencia de gestos en
la explicación-definición de los términos, los sustantivos y el verbo se construyen en su
mayoría con expresiones icónicas, mientras que el adjetivo, a pesar de que hay aparición de
iconos, se define, en mayor medida, a través de gestos deícticos.
~ 124 ~
Categoría
Sustantivo Adjetivo Verbo
gramatical
Tipos de Llanas/llanas
Quetzal Mineral Pigmento Mural Enlucido Ocre Rito Prehispánico Delinear
gesto de piedra
icónicos 2.5 5.5 1.6 3.5 6 2.5 1.5 3.333 0.25 3.75
batutas 0 0 0 0 0 0 0 0.333 0 0
emblemas 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0
~ 125 ~
Como apreciamos en la reconstrucción anterior, los iconos son los más recurrentes
en la explicación-definición de los términos –a excepción del adjetivo prehispánico. Hay
una mayor cantidad de gestos icónicos en la definición de los sustantivos mural (6) y
mineral (5.5); seguidos por el verbo delinear (3.75) y los sustantivos pigmento (3.5) y rito
(3.333).
A nuestro aparecer, como mencionamos anteriormente, la tarea se tornó más
compleja en el momento en que se les pidió a los informantes explicar-definir el significado
de la palabra rito. Como observamos, en estas respuestas hay una mayor variedad de tipos
de gestos; es aquí donde aparecen gestos con menor carga semántica. Este término no
apunta a un objeto concreto –o tangible, susceptible de ser ilustrado– como en los otros
sustantivos y, por lo tanto, hay mayor complejidad en la explicación.
Los gestos poseen un rol significativamente comunicativo (Bavelas et al., 2002); sin
embargo, algunos de ellos poseen una carga semántica mayor. Esto quiere decir que su
poder comunicativo es variado; por ejemplo, los gestos batutas –o beats– están más
relacionados con el contenido pragmático que con el contenido semántico del discurso
(Holler y Beattie, 2002). Por el contrario, los gestos icónicos tienden a comunicar
información semántica importante (Beattie y Shovelton, 2002). Como hemos mencionado
anteriormente, los gestos ilustradores, como los icónicos, los metafóricos y los deícticos,
han sido los más recurrentes, sobre todo en las respuestas apropiadas. En efecto, estas
expresiones gestuales que representan un significado estrechamente relacionado al
contenido semántico de los segmentos del habla que acompañan –elementos que ilustran
ciertos aspectos semánticos concretos– (Holler y Beattie, 2003, 2004) son más frecuentes
en las respuestas que cumplen con el objetivo de la tarea encomendada a los informantes, y
disminuyen considerablemente cuando decae el conocimiento de aquello que se desea
explicar-definir. Cuando el hablante no actualiza el conocimiento y decae la pericia
necesaria para definir una palabra, sus recursos lingüísticos y gestuales se verán, en
consecuencia, disminuidos: nos encontramos con intervenciones imprecisas y con una
disminución de la cantidad de gestos, en especial los ilustrativos.
Prestemos atención a que tenemos cuatro tipos de respuestas (nivel contextual C5);
cuando ésta se construye concreta y satisfactoriamente sólo a través del habla, parece que
no es necesaria la gestualidad, es decir, el discurso cubre el propósito de la tarea: como las
~ 126 ~
palabras son suficientes –desde el punto de vista del hablante–, entonces la gestualidad no
emerge –el hablante ha codificado su pensamiento sólo a través de la lengua y no se da
paso a la imaginística gestual– (Cfr. McNeill, 2006:8). Sin embargo, hay ocasiones, en las
que el gesto es un recurso de coexpresión: nos referimos a las respuestas apropiadas con
gestualidad. Después de este análisis encontramos que el gesto es un instrumento de
significado que permite construir definiciones-explicaciones más elaboradas. Hemos
observado que entre más información disponible tenga el informante para la ejecución de la
tarea, habrá mayor gestualidad; dicho de otra forma, el hablante dispone de una mayor
cantidad de rasgos semánticos que pueden ser expresados por medio del gesto.
Ahora bien, cuando la respuesta es, desde el decir del informante, de
desconocimiento, es evidente que no hay rasgos semánticos disponibles para proporcionar
una explicación-definición y, en consecuencia, no hay expresiones gestuales. En otras
palabras, si no hay conocimiento disponible, tampoco habrá gestualidad que lo exprese. En
las respuestas imprecisas en las que sí aparece el gesto como recurso expresivo, dado que el
informante no dispone de toda la gama de rasgos semánticos que integren el significado de
determinada palabra, disminuye la emergencia de gestualidad. Es decir, cuando el
informante tiene una idea vaga del significado del término y se enfrenta a la tarea ardua y
compleja de explicar su significado, se vale del gesto y del habla para cumplir con lo que se
le ha pedido. ¿Qué función tendrán estos gestos en la construcción de las explicaciones-
definiciones de ambos tipos de respuestas? Sabemos que los gestos, en especial los
ilustradores, son vehículos de información semántica valiosa, pero ¿qué tipo de
información representan? Desde nuestro punto de vista, los gestos de ambos tipos de
respuestas cumplen con un papel relevante en la explicación-definición, pero ¿tendrán la
misma función en ambas clases de respuestas?, ¿será que la gestualidad de las respuestas
imprecisas las convierte, de algún modo, en respuestas un tanto aceptables? Justamente
contestar estas peguntas es nuestro siguiente paso analítico.
En suma, hemos identificado que si el acceso a la información –como recurso para
resolver la tarea de definir el significado de una palabra– es restringido, hay menos
probabilidades de que haya gestualidad, decae el uso de recursos comunicativos; no
obstante, entre más información disponible tenga el hablante, mejor será el desempeño de
la tarea y, en consecuencia, desplegará su gestualidad para coexpresar con el habla rasgos
~ 127 ~
semánticos que den cuenta de ello –es decir, para mostrar que dispone de la información.
La finalidad de emplear distintos recursos comunicativos se centra en lograr que su
interlocutor comprenda aquello que expresa, en cumplir con la tarea de explicar-definir el
significado de una palabra.
Ciertamente el contexto inmediato de nuestro objeto de estudio es la realización de
una tarea que consiste en explicar-definir el significado de un término a un explicatario-
descriptario; es decir, hay un interlocutor a quien se le explica y debe comprender la
intervención del hablante para que se cumpla el propósito de la tarea. En este sentido, como
veremos, la aparición de gestualidad –o la materialización del gesto (McNeill, 2006)– es
imprescindible, puesto que sirve para que se cumplan los objetivos comunicativos –la
explicación por parte del hablante y la comprensión-interpretación por parte de su
interlocutor.
Ahora bien, nuestro objetivo es identificar la función que cumplen los gestos en la
definición del significado de las palabras. Asumimos, así, que los gestos no sólo son
redundantes con la información que se proporciona por medio del habla. Para mostrar esto,
en el siguiente apartado compararemos la información que los gestos representan de
acuerdo a las categorías semánticas de control. Analizaremos qué tipo de rasgos semánticos
se actualizan por medio de los gestos y evaluaremos los resultados verbales y gestuales para
determinar si los participantes representan con mayor frecuencia cierto tipo de información
en una modalidad o en otra. En este orden de ideas, comencemos con nuestro análisis de la
función gestual.
~ 128 ~
En el apartado anterior, encontramos que entre más información disponible se tenga
para definir una palabra, hay más probabilidades de que ésta se transmita a través de una
configuración de gesto y habla. En este sentido, los gestos –como demostraremos– proveen
información semántica que aporta sentido a la construcción de una explicación-definición
apropiada. Dedicaremos los siguientes párrafos a detallar el análisis gestual que nos
permitirá encontrar la función de los gestos que conforman nuestro corpus.
~ 129 ~
ciertos patrones que apuntan a que los gestos cumplen con una función de especificidad.
Primero revisaremos algunas expresiones gestuales para mostrar que éstas ilustran rasgos
especificadores y, después, relacionaremos esta función del gesto con otros fenómenos
discursivos.
En el siguiente apartado sólo presentamos una muestra de cada una de las funciones
que hemos identificado; es decir, daremos cuenta de ocurrencias que representan las
observaciones que hicimos a los 124 gestos que conforman el corpus. En seguida
mostraremos los detalles de nuestro análisis.
¿Qué es un quetzal?
T2 A1 – Un quetzal es un animal que
vuela. Sí, [tiene plumas]
i [I]
101
La transcripción completa de esta explicación-definición puede verse en el Anexo 5. Aquí sólo
presentamos los fragmentos en los que emerge la gestualidad.
~ 130 ~
T4 A1 – [el quetzal] tiene color
ii [I]
T4 A1 – [más colores]
iii [I]
~ 131 ~
T6 A1 – Como perico más o menos,
como un perico pero [grandote]
iv [I]
~ 132 ~
i [I] tiene plumas, ii [I] tiene una cabeza ostensible, iii [I] más colores
que otro tipo de aves, iv [I] es grandote, v [D] existe sólo aquí en
México
Notemos que el primer gesto representa un rasgo general del quetzal (a través de la
relación esencial ES UN ave); como vemos, el movimiento de los brazos y manos ilustra la
forma del animal al que se refiere. Sin embargo, al mismo tiempo muestra rasgos que nunca
se mencionaron mediante palabras: «Ↄ una cola» «□ larga». Una vez que la informante ha
configurado un ave, los siguientes gestos (ii, iii y iv) especifican rasgos esenciales «Ↄ
cabeza», «Ↄ color» y «Ↄ altura», respectivamente. La última expresión ilustra un rasgo
discriminativo: la ubicación del ave en América.
El segundo gesto especifica el rasgo «cabeza gruesa, ostensible»; el tercero ilustra
no sólo la presencia de color, sino su abundancia (y, si nos detenemos a leer la descripción
operativa del movimiento de los dedos semiflexionados, posiblemente su brillantez e
irradiación tornasolada) –aunque es cierto que la informante nunca expresa por medio del
habla cuáles son los colores que posee el quetzal. Ahora bien, ubiquemos esta gestualidad y
los rasgos semánticos que representa en la matriz que hemos propuesto para la definición
de este término –esto para localizar la distribución del gesto en la red de conexiones
semánticas y cumplir con nuestro propósito analítico de identificar la función del gesto
dentro del procesamiento de tareas semánticas.
~ 133 ~
QUETZAL □ ave □ [□ vertebrado]
◊ nace [□ ovíparo]
◊ respira [□ pulmonar]
Ↄ temperatura [□ endotérmico]
Ↄ pico [□ córneo, □ ]
Ↄ patas [□ dos, □ ]
Ↄ alas [□ dos]
Ↄ [□ ,□ ] [□ sedoso, □ ]
Ↄ pecho [□ ]
Ↄ abdomen [□ ]
◊ [sí]
Ↄ [□ 25 cm]
Ↄ envergadura [□ 54 cm]
Ↄ [□ : 60 cm]
Ↄ [□ ,□ ]
□ trepadora [sí]
□ tropical [□ ]
Imagen 21. Matriz del término quetzal con los rasgos semánticos que expresa la informante A1. Este esquema
indica que los rasgos resaltados en color rojo han sido expresados por medio del habla, mientras que los
marcados con color azul han sido ilustrados a través del gesto. La línea punteada amarilla señala que dicho
rasgo, además de ser representado por palabras, ha sido expresado por medio de la gestualidad.
102
Es preciso señalar que realizamos este mismo proceder analítico en cada una de las respuestas de los
informantes; sin embargo, aquí sólo nos concentraremos en mostrar los patrones que identificamos. Por ello,
en algunas ocasiones no mostramos todo el metatexto de la respuesta, sino sólo un fragmento. No obstante, si
se desea revisar, véase el Anexo 3.
~ 134 ~
¿Qué es un quetzal?
T7 A3 – El quetzal es un [ave], es un ave con
xli [I]
plumaje muy muy bonito, verde, azul, creo
que tiene también amarillo
Imagen 22. Fragmento del metatexto de la respuesta a la pregunta ¿qué es un quetzal? Grupo 2.
El gesto xli [I] ilustra el «tamaño del ave», rasgo semántico que no se expresa por
medio del habla. Si situamos esta expresión gestual en la matriz, veremos que se localiza a
la derecha del esquema; es decir, estamos frente a un rasgo semántico específico que no se
representa por medios orales.
En las definiciones de la palabra quetzal, la gestualidad emerge principalmente para
representar rasgos semánticos que diferencian al quetzal de otro tipo de aves. El tamaño y
la cantidad de colores han sido primordiales en la descripción. Éstas son características que
nos permiten acercarnos a una diferenciación total con respecto a otras aves semejantes.
Como hemos mostrado, la gestualidad es un instrumento que nos ayuda a representar rasgos
semánticos específicos que, en los casos que analizamos, se configuran a través del
movimiento de las manos.
Una vez que hemos mostrado las primeras evidencias de la función especificadora
del gesto, por razones organizativas, separaremos el habla del movimiento (gesto)103 en
algunos momentos del análisis. Esto servirá para diferenciar las funciones discursivas de las
gestuales y mostrar cómo construyen significado en conjunto; entonces, tendremos el plano
del habla y el plano del gesto. En los siguientes subapartados, relacionaremos la función
especificadora del gesto con la redundancia, la iteración, el contexto, las expresiones
103
Ésta es una estrategia analítica; no significa que gesto y habla estén separados ni que los datos evidencien
esta división. Insistimos en que esta forma de proceder obedece a motivos de organización argumental.
~ 135 ~
sintéticas, así como con la cohesión y la coherencia textuales. Así, mostraremos nuestro
principal hallazgo vinculado con otros fenómenos discursivos.
¿Qué es un mural?
T6 A5 – E mural es es son pinturas. Lo
entiendo como mural que son pinturas este
algo así como rupestres este [impregnadas en
una piedra].
lxxvii [I]
~ 136 ~
T6 A5 – Es una figura [impregnada] en
lxxix [I]
una [piedra],
lxxx [I]
~ 137 ~
T6 A5 – por ejemplo, que son serpientes
[dibujadas] en paredes, en rocas; ese es un
lxxxii [I]
mural.
Esta secuencia de movimientos gestuales (lxxvii, lxxviii, lxxix, lxxx, lxxxi y lxxxii)
ilustra el rasgo semántico esencial «◊ colocar» –impregnar, en palabras de la informante–
pinturas y figuras sobre una piedra y «◊ realizar» –dibujar– serpientes sobre un muro. Lo
relevante es que la forma y la posición de las manos en todos los gestos ilustran que esa
colocación y realización se realiza en una pared o muro. Todos estos golpes expresaron el
rasgo esencial «◊ muro» y no fue hasta después del gesto lxxxii [I] que la informante lo hizo
por medio del habla. Es decir, aquí el gesto fungió como la vía principal por la cual la
informante manifestó información específica –hay muchos tipos de pinturas y figuras, pero
sólo los murales se colocan o se realizan sobre un muro (o pared). Vemos que la expresión
gestual se ubica a la derecha de la matriz; así, expresa un rasgo específico.
Tal como sucede en esta definición, en otras expresiones, gesto y habla representan
el mismo significado; es decir, conforman una unidad que trasmite información redundante
–es decir, la misma información por medio de distintas formas de expresión–. En nuestros
datos hallamos ocurrencias en las que los mismos rasgos semánticos específicos se
~ 138 ~
expresan a través de la unidad gesto-habla. Analicemos otra respuesta de un grupo de
informantes diferente.
¿Qué es un mural?
T2 A2 – Por ejemplo es cuando en las
[paredes] pintan algo que quieren esceno,
xlv [I]
Las manos, con las palmas abiertas y los
dedos abductos, realizan un movimiento del
centro hacia los lados, a la altura del rostro.
~ 139 ~
T2 A2 – los muchachos ves que [pintan] este no
xlviii [I]
sé sus murales de gente hay de, por ejemplo ahora
hay mucho de la calaca, la muerte y todo eso, y la
lucha entre ellos. Ellos lo representan así.
Imagen 25. Fragmento del metatexto de la respuesta a la pregunta ¿qué es un mural? Grupo 3.
~ 140 ~
Los gestos xlv y xlix iconizan la superficie de una pared, es decir, ilustran el rasgo
esencial que indica que un «mural» ES UNA «pintura realizada» sobre una «◊ pared
(muro)». Esto sugiere que mediante ambos sistemas se expresa al mismo tiempo
información específica. En efecto, aunque la especificación ya se expresa por medio del
habla, la gestualidad conserva esta misma función. Este tipo de redundancia, a nuestro
parecer, se explica desde el plano del movimiento como un fenómeno que imprime fuerza
ilustrativa104 a este acto comunicativo. Afirmamos que el informante tiene la intención de
hacer énfasis en este segmento dado que comunica información específica para diferenciar
un mural de otro tipo de pinturas –hay otras ocurrencias que también ostentan esta
particularidad; por ejemplo, los gestos xxxvii [M] y xxxviii [I]. Esta redundancia, entonces,
funciona en tanto movimiento para enfatizar ciertos rasgos semánticos por medio de
imágenes.
Pero veamos xlvi y li, gestos metafóricos que expresan la acción de explicar a través
de la pintura. Curiosamente dichas acciones se realizan sobre una superficie vertical, tal
como si se realizara sobre un muro. Aquí la informante especifica sólo a través del gesto
que la explicación sin palabras se lleva a cabo sobre una pared. Dicho de otra manera, estos
gestos representan el rasgo semántico que especifica que un mural puede realizarse sobre
un «◊ muro». Del mismo modo, xlviii [I] expresa la acción de pintar sobre una superficie
vertical: un muro.
Como hemos visto, en algunas ocurrencias, gesto y habla coexpresan los mismos
rasgos semánticos específicos; es decir, hay redundancia en su representación. Si
104
El término fuerza ilustrativa debe leerse con el mismo significado que tiene el concepto de fuerza ilocutiva
(Austin, 1973). Sin embargo, como estamos situados en el plano del movimiento, hemos modificado la
denominación para hacer alusión a la acción de dar luz, ilustrar o mostrar a través de la imagen, a saber, del
movimiento gestual. Entonces, el prefijo i encierra el mismo sentido del morfema inicial del término
ilocutivo; no obstante, decidimos emplear otro lexema que se adecuara más a las características de esta vía de
expresión. Así, surge la necesidad de buscar un nuevo término que haga referencia a este fenómeno
identificado. Cabe mencionar que lo elegimos de entre una gama de posibilidades gramaticales pertenecientes
al campo semántico de la cinésica; estas últimas fueron descartadas justamente por la falta de correspondencia
tanto fonética como semántica. El término resultante, entonces, es el producto de la fusión del prefijo i y la
palabra ilustrar –definido por la RAE como dar luz al entendimiento, aclarar un punto con palabras, imágenes
o de otro modo–; y de este manera debe entenderse su significado. Para representar y hacer énfasis en esta
particularidad, decidimos tomar una convención tipográfica que distinguiera el carácter semántico de este
concepto; así, escribimos el prefijo i en cursivas con el fin de establecer una distinción entre los elementos
que conforman la palabra ilustrativo. Con ello dejamos en claro que nos referimos a un acto en el que se
hacen cosas por medio del movimiento. Finalmente, recalcamos que este término es el resultado de
discusiones realizadas en el curso del Seminario de Tesis que dio como resultado este escrito.
~ 141 ~
parafraseamos la gestualidad del informante tenemos que un mural es una pintura que se
realiza:
xlv [I] sobre la superficie de paredes, xlvi [M] una explicación sin
palabras sobre la pared, xlvii [I] que se plasma en un muro, xlix [I] en
una pared, li [M] una explicación sin palabras sobre la pared
MURAL □ ◊ [◊ ]
◊ colocarse [◊ muro]
Imagen 26. Matriz del término mural con los rasgos resaltados que expresó la informante A2.
105
Cuando se habla de cohesión textual, se hace referencia a la relación que se establece entre dos unidades
del texto; es decir, el mecanismo de cohesión permite que se integren dos elementos, uno dependiente del otro
(Halliday y Hassan, 1985). Sin embargo, aunque puede ser entendido bajo estos mismos términos, aquí surge
un fenómeno cohesivo distinto que puede comprenderse como la conexión entre significados, como aquella
vinculación que emerge a partir de la relación que se establece entre el habla y el gesto.
~ 142 ~
no emerge de manera fortuita o para expresar significado trivial sin relación a los rasgos
esenciales y específicos que conforman la definición de mural; por el contrario, los
movimientos gestuales se suman al habla para llevar a cabo una función de especificación.
En efecto, toda la gestualidad de las informantes está enfocada en especificar un solo rasgo
semántico. Este proceder nos lleva a identificar otra característica de la gestualidad: la
repetición o iteración. Analicemos grupos diferentes.
¿Qué es un pigmento?
T44 A1 – Cristales, piedras que muchas veces si
[las rompemos, ¿en qué se convierten?] [si yo le
xxxi [I]
hago así así así, ] [¿qué voy a obtener?].
xxxii [I] xxxiii [I]
~ 143 ~
T50 A1 – No. [Agarro una piedra y hazle así], ¿qué
obtienes?
xxxiv [I]
~ 144 ~
T 52 A1 – tiene [color]. [El color que deja] se llama
pigmento.
xxxvii [M] xxxviii [I]
Imagen 27. Fragmento del metatexto de la respuesta a la pregunta ¿qué es pigmento? Grupo 1.
~ 145 ~
forma: «materia» que ES «pulverizable», «polvo» que ES UN «colorante». Veamos la
disposición de estos gestos en la matriz.
106
Además, estas primeras cuatro ocurrencias son gestos holísticos (Sankey y Gutiérrez (2006) que se
encadenan formando una sucesión de movimientos. De esta forma, el origo del primer gesto es el mismo para
los siguientes; es decir, la informante realiza una serie de movimientos que surgen de la misma posición y
ubicación de sus manos. Como se observa en los datos, se realiza el primer gesto desde un origo para
~ 146 ~
claro a qué se refiere sin dar información oral a su interlocutor; además, está esperando la
respuesta a su pregunta.
Desde nuestra perspectiva, la iteración gestual permite imprimir mayor fuerza
ilustrativa (semejante a un acto de habla como las órdenes); su misma ejecución lo
evidencia –los movimientos más marcados en cada ocurrencia. En esta definición, la
iteración –en estricto sentido– se da principalmente por medio de la gestualidad. Con esta
comparación que hemos realizado entre la matriz y la respuesta de la informante,
encontramos otro punto a destacar: en esta respuesta la mujer sigue la estrategia de expresar
primero rasgos específicos y después rasgos generales hasta llegar a la mención de la
palabra definida. Ahora sólo nos conformaremos con mencionar esto, pero en los siguientes
apartados ahondaremos en este hallazgo.
Ahora bien, como mencionamos en párrafos anteriores, hay ocurrencias en las que
la iteración se lleva a cabo a través del gesto y la palabra. Examinemos un fragmento de la
definición de prehispánico.
posteriormente desde la posición del golpe llevar a cabo una serie de movimientos que cada vez imprimen
mayor fuerza en su realización.
~ 147 ~
T13 A1 – [Antes] todavía. [Antes] de los españoles.
x[Dt] xi [Dt]
[Antes] de la conquista.
xii [Dt]
*Es necesario aclarar que estos enunciados ocurren en una secuencia mínima conversacional en la que el niño
propone, en habla simultánea, una posible definición para el término prehispánico, la madre, entonces, lo
conmina a que precise el término. De ahí el carácter iterativo del deíctico antes.
Imagen 29. Fragmento del metatexto de la definición de prehispánico. Grupo 1.
107
Y, como se observa, hay un impacto en la producción de significado. Aunque nuestro propósito no es
analizar el orden temporal de los acontecimientos que menciona la informante, podemos extender la reflexión
a los conceptos de analepsis y prolepsis que propone Genette (1989) en su modelo del estudio del relato. Así,
hemos identificado que por medio del gesto y de la oralidad se evocan acontecimientos anteriores al momento
en que se realiza la explicación sobre qué es prehispánico; es decir, se hace uso del recurso de la analepsis (se
presentan acontecimientos anteriores). Veamos que la informante comienza en la época moderna, después
señala un momento anterior a este punto de partida (la época de la conquista) y finaliza con la mención de la
época prehispánica. La informante inicia su explicación en un tiempo cero, donde ella se encuentra situada,
para ir hacia atrás en el orden temporal de los sucesos históricos: ahorita estamos en la época moderna.
Cuando vinieron los españoles era la época de la conquista. Antes todavía. Antes de los españoles. Antes de
la conquista. A esa a esos a esos personajes se les llamaba de la época prehispánica. Como se observa en
nuestro cuerpo de datos, hay patrones discursivos que coexisten y que hacen de la construcción del
significado un proceso complejo.
108
Los angloparlantes gestualizan el tiempo a partir del eje lateral izquierda-derecha; así, cuando hacen un
movimiento hacia la izquierda, indican épocas anteriores; y los gestos con dirección hacia la derecha
representan ocasiones posteriores. Según Casanto y Jasmin (2012) este tipo de representación es consistente
con el flujo del tiempo en calendarios y gráficas en la cultura de los hablantes de la lengua inglesa; es decir,
los individuos adoptan una perspectiva de movimiento basada en los patrones de interacción con los artefactos
culturales. Así, el tiempo es visto como un diagrama, como una línea de tiempo estática que se extiende
indefinidamente hacia la izquierda y hacia la derecha, donde el observador es externo, se sitúa a la mitad y
mueve su atención hacia los distintos puntos fijos del continuum. Una época se representa, entonces, como un
punto fijo de esta línea. En estas ocurrencias que analizamos, el gesto indica un punto específico del pasado
~ 148 ~
En esta situación comunicativa, el niño participa cooperativamente e indica que la
época prehispánica es la época de la conquista; y ante esta imprecisión la informante
transmite, desde el plano de la oralidad, expresiones que cohesionan cada segmento para
dar coherencia109 y, desde la gestualidad, expresiones con mayor fuerza ilustrativa,
estrategia para especificar la información y dejar en claro que es antes todavía, antes de los
españoles, antes de la conquista. Las cuatro expresiones representan el rasgo esencial «□
lo anterior» que especifica el carácter de aquello que califica el adjetivo prehispánico. La
ausencia (o presencia) del prefijo pre cambia completamente el significado de la palabra.
Un objeto o una cultura hispánicos son elementos distintos a lo anterior a la presencia en
América de los españoles. Ubiquemos estos gestos en la matriz correspondiente.
PREHISPÁNICO □ □
:
□civilizaciones,
□culturas,
□historia,
□lenguas,
□pueblos, □cosas
Imagen 30. Matriz del término prehispánico con los rasgos resaltados que expresó la informante A1.
(la época prehispánica). Ahora bien, estos investigadores consideran que el empleo del eje lateral está
determinado por la cultura –por ejemplo, el hábito de la lectura y escritura con un flujo de derecha-izquierda–
y que esta convención pudo haber sido cooptada por el tiempo. A pesar de estas explicaciones se centran en
los hablantes del inglés, como hemos visto en nuestros datos, también los hispanohablantes configuran esta
misma disposición de las manos y brazos para representar el tiempo. Por ello, queda abierta una discusión
para determinar si la gestualización del tiempo en los hispanohablantes también es resultado de la influencia
cultural. Ahora bien, en cuanto a nuestra observación sobre la representación de un „pasado cada vez más
remoto‟ mediante el movimiento de las manos hacia la izquierda, conviene resaltar que un estudio reciente
afirma que la ejecución de gestos que apuntan hacia la izquierda representa la percepción de una distancia
temporal más lejana con respecto al evento señalado –mientras que los gestos que señalan hacia la derecha
representan la percepción de una distancia temporal más cercana–; es decir, la realización de este tipo de
movimientos indica un aumento en la distancia temporal percibida. En otras palabras, los gestos –que en
mayoría aparecen como deícticos– reflejan el juicio temporal del individuo (Blom y Semin, 2013). En la
ocurrencia de nuestros datos, hay una repetición del mismo gesto en cuatro ocasiones; esto evidencia que la
informante percibe una distancia temporal mayor en comparación con otros momentos de la historia: antes de
los españoles, antes de la conquista.
109
Desde este plano, se puede concebir a la cohesión y la coherencia en términos textuales (Beaugrande y
Dressler, 1997; Calsamiglia y Tusón, 2002). En este sentido, asumimos que el habla que emerge posee estas
propiedades textuales que dotan de sentido a las intervenciones de los informantes.
~ 149 ~
Como apreciamos en la reconstrucción anterior, el rasgo esencial «□ lo anterior», además
de que es resultado de la iteración, se representa por medio del movimiento y del habla al
mismo tiempo. En esta representación, la gestualidad expresa uno de los rasgos distintivos
que conforman el significado de este término (antes: pre).
Hemos identificado que la iteración –en tanto se aumenta la fuerza ilustrativa y se
asegura la cohesión de las expresiones– surge en todos los casos en los momentos
interactivos entre los participantes –explicador-explicatario. El afán de proporcionar y
dirigir una respuesta que asegure la comprensión de un interlocutor particular es el
principal motor de la aparición de mayor fuerza ilustrativa a través de la redundancia y la
iteración y, al mismo tiempo, la razón por la que en el plano textual se garantiza la
propiedad cohesiva que abre paso a la coherencia discursiva. En otras palabras, los
informantes echan mano de la iteración que se da por medio del habla para cumplir con una
función textual que apuntala la relevancia y el sentido de las expresiones; simultáneamente,
la gestualidad comunica rasgos semánticos de gran carga informativa con un énfasis
significativo110.
Al concluir este examen de los movimientos de las manos de nuestros informantes,
nos percatamos de que en todas las definiciones proporcionadas por los informantes la
gestualidad tiene una función especificadora. Identificamos que las particularidades de las
que hemos dado cuenta hasta este momento en algunas ocasiones se hallan combinadas en
las respuestas de los informantes –es decir, en una misma respuesta pueden aparecer gestos
redundantes y complementarios (e incluso iterativos)–; pero los gestos siempre desempeñan
la misma función: especifican rasgos semánticos que permiten que diferenciemos un
referente de otro. Hasta ahora hemos visto que los rasgos semánticos especificadores se
representan por medios gestuales y orales. No obstante, en este tipo de tareas, la
emergencia de los gestos atiende a la especificación111. En otras palabras, aunque el habla
también representa información semántica específica (con menor frecuencia en
110
Veamos que en esta explicación-definición de prehispánico emerge una gestualidad iterativa y redundante
con el habla como recurso para aumentar cada vez más el significado en las expresiones. Como hemos
señalado, la intención comunicativa de los informantes moldea la manera en que la intensidad del significado
se presenta: hay una extensión del significado gracias a la gestualidad.
111
Nuestro principal objeto de estudio es la gestualidad; sin embargo, no significa que hemos dejado de lado
al habla. De hecho, asumimos que gesto y habla conforman una unidad integrada, son un solo sistema
(McNeill, 1992).
~ 150 ~
comparación con el gesto), la especificación se lleva a cabo principalmente por medio de la
gestualidad. Analicemos otras ocurrencias en las que se evidencia que esta función se
cumple por medio del gesto.
¿Qué es el ocre?
T11 A4 – El ocre es como el [color] amarillo,
[naranja]. lxxiii [I]
lxxiv [I]
~ 151 ~
T11 A4 – Bueno, como amarillo [sucio].
lxxv [I]
lxxiii [I] color refulgente, lxxiv [I] naranja, lxxv [I] amarillo sucio,
mezcla de amarillo y naranja.
Notemos que los dos primeros gestos ilustran rasgos generales que definen al color
«ocre». Si nos detenemos a analizar la descripción que resulta del proceder de las manos,
veremos que éstas ilustran una de las características de los colores: el ser una propiedad de
la luz (emitida por un objeto) según la longitud de onda –además de que éste es un gesto
que primordialmente representa al color, nos proporciona información para definir qué es
un color. Pero concentrémonos en el gesto lxxv; éste representa rasgos esenciales y
discriminativos que otorgan mayor especificación. Así, una vez establecido que «ocre» ES
UN «color», se especifican rasgos distintivos de este color en especial. Este último gesto,
especifica los rasgos «□ mezcla» que ES de «□ amarillo y rojo» (que para el informante es
la combinación de amarillo y naranja).
El hablante manifiesta por medio del habla que una de las características que
diferencia al ocre de otros colores parecidos es la propiedad de ser sucio. Sin embargo, es a
~ 152 ~
través del gesto que se expresa de forma más exacta esta particularidad. En efecto, el ocre
es un color que resulta de la mezcla de amarillo y rojo. El movimiento de las manos del
gesto lxxv iconiza tanto la acción de mezclar ambos colores como el resultado de dicha
combinación: amarillo sucio. Ahora bien, localicemos estos rasgos en la matriz del
término.
□ □
□ [□ ]
Imagen 32. Matriz del término ocre con los rasgos resaltados que expresó el informante A4.
Estamos nuevamente frente a una gestualidad que emerge primero para establecer
rasgos generales y después para especificar rasgos que nos permitan diferenciar un tipo de
color en concreto. En esta definición vemos que el gesto fue aún más específico que el
habla. Aunque la oralidad también representó rasgos que nos permiten diferenciar un color
de otro, la materialización del pensamiento (conocimiento de qué es ocre) fue más
específica mediante el gesto.
En el siguiente segmento observaremos que la gestualidad cristaliza un rasgo
semántico específico que no se expresa por medio del habla. En la Imagen 33 se encuentra
la definición de enlucido del Grupo 6.
~ 153 ~
¿Qué es enlucido?
~ 154 ~
T13 A6‟ – que [prepararan] con la cal.
cx [I]
Esta definición está constituida por cuatro gestos: una serie de iconos que ilustran
las características del enlucido. Si expresáramos con nuestras propias palabras la
gestualidad de la informante, tendríamos la siguiente reconstrucción:
cvii [I] una pasta con cierta consistencia, cviii [I] aplicar en una pared,
cix [I] una capa en la pared, cx [I] preparar una mezcla
112
Para un mayor acercamiento a una explicación sobre este tipo de gesto véase Sankey y Gutiérrez (2006), o
bien revísese, en el Capítulo 2, el apartado „El punto de vista cognitivo del estudio de los gestos‟.
~ 155 ~
(cviii) que la acción se da sobre una pared, se ilustra una capa sobre un muro. En este
último proceder, la informante expresa por medio del gesto que la capa se ubica en la pared.
Justamente la naturaleza de este movimiento, que ilustra el grosor de un material sólido,
nos permite distinguir otro rasgo: «Ↄ proceso de endurecimiento», «□ después de su
aplicación». La localización de estos rasgos en la matriz del término, nos permite
determinar que son rasgos específicos; veamos la Imagen 34.
ENLUCIDO □ □ □
□techos
□con una capa de yeso u otra mezcla
□blanqueado □para tener □para tapar la obra
buen
aspecto
Ↄ [□ ]
Imagen 34. Matriz del término enlucido con los rasgos resaltados que expresó la informante A6‟.
113
Sankey y Gutiérrez (inédito) identificaron que los esquemas descriptivos que se constituyen por medio del
gesto se ordenan de tal forma que primero se construye el espacio y, después, se representan las acciones que
se realizan en él. En este caso, veamos que se establece el objeto –que en estricto sentido constituye el espacio
imaginario donde se harán las siguientes acciones– y, en seguida, se ilustra el proceso de una serie de
acciones que culminan en un resultado: el enlucido.
~ 156 ~
gestuales ilustran la acción de recubrir un muro con una mezcla (véase en la Imagen 38 los
rasgos resaltados en azul: «□ acción», «□ recubrir» y «□ muros»).
Hasta este momento hemos analizado respuestas apropiadas –a excepción de la
primera definición de quetzal, Cfr. la definición imprecisa de la Imagen 20–; de hecho, la
mayoría de los gestos que expresan rasgos específicos se encuentran en respuestas de este
tipo. No obstante, encontramos que aun en respuestas imprecisas, los gestos expresan
rasgos semánticos especificadores; aunque cabe resaltar que hay una mayor aparición de
rasgos semánticos generales. Precisamente aquí la gestualidad es la vía por la cual cobra
sentido la explicación-definición. Consideremos ahora las definiciones de llana de piedra y
mineral.
114
Véase en el Anexo 5 la transcripción completa de las respuestas imprecisas.
~ 157 ~
¿Qué son unas llanas de piedra?
Esta definición está formada por dos gestos icónicos; el primero (lix) ilustra una
característica de la llana de piedra y el segundo (lx) representa el uso que se le puede dar.
Según la naturaleza de estos movimientos y el tipo de rasgos que representan, se puede
parafrasear de la siguiente manera: lix [I] piedra plana, lx [I] para pulir paredes o muros.
De acuerdo a los movimientos de las manos, el gesto lix representa la forma plana
de la piedra y, una vez que ha quedado configurado tal objeto, la informante ilustra la
acción de pulir, trabajo que se lleva a cabo con esta herramienta. De esta forma, la
gestualidad especifica los rasgos esenciales «□ plancha», «□ herramienta», «□ usada», «◊
alisar y extender». Nuestras observaciones indican que los tres primeros rasgos sólo se
expresan por medio del gesto; incluso aparece otro rasgo que excede el marco de la
definición de diccionario, a saber, «la pared» que es pulida –más adelante nos detendremos
con mayor detalle en esta particularidad; mientras tanto traigamos a la mente que uno de los
contextos inmediatos de la gestualidad de nuestros informantes es la lectura previa. Véase
Capítulo 3, 3.2.3 Nivel 5. Las respuestas de los informantes y los contextos alternativos: el
~ 158 ~
conocimiento del mundo y la lectura del texto. Ubiquemos estos rasgos en la matriz del
término.
~ 159 ~
¿Qué es un mineral?
T16 A6 – Un mineral es un [material] que
cxi [I]
encuentras en la naturaleza.
En esta intervención aparecen dos gestos icónicos que ilustran aspectos de los
minerales. Si observamos cuidadosamente, veremos que el primer golpe (cxi [I]) ilustra el
carácter esencial y constitutivo de los minerales, es decir, su ser sustancia. Mientras que el
segundo (cxii [I]) iconiza de forma concreta un tipo de mineral específico: las piedras. De
esta manera, la gestualidad expresa los rasgos esenciales «□ ser o esencia» y «□ lo que
constituye», para después dar un ejemplo con el rasgo esencial «□ piedra». Sin duda alguna
la gestualidad emerge primero para establecer un rasgo general y después para especificarlo
con un ejemplo. Ubiquemos estas acciones gestuales en la matriz del término
correspondiente.
~ 160 ~
□ de la corteza terrestre
MINERAL □ □ □inorgánica □ de composición química definida
□jugo que se extrae
□
□lo que permanece
□
115
Cuando a uno de los niños informantes se le pregunta por el significado de prehispánico, responde: sí sé
qué es, pero no sé cómo explicarlo.
~ 161 ~
aclarar que el análisis de la gestualidad no está centrado en clasificar al gesto como un
proceder incorrecto en términos de aquello que representa. Cuando examinamos la
gestualidad no tomamos en cuenta si la información es falsa o equivocada –por ejemplo, el
tamaño del ave en el gesto iv o su ubicación solamente en México con el gesto v (Grupo 1).
Lo relevante es que el gesto ilustra rasgos especificadores que nos permiten establecer
diferencias entre los referentes que poseen características similares a los que se definen. A
pesar de esto, finalmente, el gesto nos permite construir mejores respuestas, integradas por
una unidad inseparable: el movimiento de las manos y el habla.
Dado el carácter de la tarea de los informantes, la gestualidad está centrada en la
expresión de rasgos semánticos; el principal propósito de ésta es configurar rasgos que
definan los términos. Sin embargo, las definiciones exceden el marco de las explicaciones
del diccionario. En los siguientes párrafos veremos que en los fragmentos de las
definiciones que se construyeron a partir de la lectura previa y del conocimiento
compartido, el gesto también es un especificador.
~ 162 ~
¿Qué es delinear?
T11 N3 – Que está remarcando o sea en la
el [filito] de la figura.
xliii [I]
La definición del verbo delinear se construye con dos gestos icónicos (xliii y xliv);
en ambas ocurrencias se ilustra tal acción. De acuerdo a nuestra observación del
movimiento de las manos, identificamos que el primer gesto (xliii) expresa el rasgo esencial
«□ perfilar»; mientras que con el segundo (xliv) se representan los rasgos «□ dibujar» y «◊
dibujo».
~ 163 ~
Volvamos ahora sobre una pregunta que ya nos habíamos formulado antes, ¿por qué
la informante delinea en una posición vertical y no en una horizontal? Si detenemos nuestra
mirada en la forma en que se llevan a cabo dichas acciones, veremos que éstas expresan un
rasgo que quedaría fuera de la matriz del término. Ambos procederes ilustran el lugar en el
que se delinea. En efecto, la informante perfila y dibuja una figura en un muro imaginario.
Esta estrategia gestual emerge a partir del paradigma de la lectura previa. La definición
gestual se construye a partir del texto en tanto contexto. Recordemos que N3 ha leído un
texto en el que la palabra mural es información relevante y, en ese sentido, conserva este
paradigma de significado y lo traslada a acciones que pueden llevarse a cabo en un muro.
La referencia previa a la pintura mural marca la pauta de la que partirán las expresiones que
conforman la explicación-definición de delinear –asimismo, véase la definición de llanas
de piedra del Grupo 3. La gestualidad, entonces, evidencia que la lectura previa está activa
en el momento de definir términos que estén estrechamente relacionados con mural y, al
mismo tiempo, expresa un rasgo que especifica la manera y el lugar donde se delinea. En la
Imagen 40 se encuentran señalados los rasgos implicados en la expresión gestual; sin
embargo, como faltan elementos contextuales en esta rúbrica, añadimos aquellos de los que
se sirvió la informante.
DELINEAR □diseñar
□
{◊ }
□
Imagen 40. Matriz del término delinear con los rasgos resaltados que expresó la informante N3. Recordemos
que el color rojo indica que el rasgo es expresado por medio del habla. El azul significa que el rasgo es
ilustrado a través del gesto. La línea punteada amarilla señala que dicho rasgo, además de ser representado por
palabras, ha sido expresado por medio de la gestualidad. Las llaves indican que el rasgo semántico es
contextual.
~ 164 ~
delinear –o más específico aún, dónde delineaban los prehispánicos. En estas ocurrencias,
el gesto no funciona para especificar la propia acción de delinear, sino para especificar el
contexto desde el que se piensa y se actualiza esta acción. La gestualidad que emerge
determinada por un contexto es más específica aún porque está situada en un aquí y ahora
concretos116. Entonces, observemos que el gesto ostenta una capacidad ilustrativa que
permite conectar un segmento de un discurso previo (la lectura que realizaron los
informantes) con la acción que se pone en marcha en el momento preciso de la ejecución de
la tarea de definir un término. En este sentido, aquí también la gestualidad es parte de un
mecanismo de cohesión (propiedad que también se identificó en la redundancia y la
iteración) en el que los movimientos que coexpresan la definición-explicación de delinear
heredan rasgos semánticos del término mural. Esta misma particularidad se suscita en la
definición del Grupo 7; veamos esta instancia.
¿Qué es delinear?
116
Es así que estamos frente a un movimiento preespecificador dado que establece el contexto desde el cual se
comprenden las acciones. Así, el gesto cumple con la función de especificar rasgos que sobrepasan el marco
de la matriz que resulta del diccionario de la lengua.
~ 165 ~
Este par de gestos, que conforman una parte de la definición, iconiza la base de los
dibujos (cxxi) y la acción de delinear un dibujo (cxxii). El segundo golpe ilustra tanto la
acción como el resultado de ésta, expresa los rasgos «□ trazar», «□ líneas» y «◊ dibujo»; es
decir, este mismo proceder engloba rasgos generales y específicos. Pero veamos la posición
del movimiento de las manos en ambos gestos; tanto la base como la acción de delinear se
realizan sobre una superficie vertical, en un mural. Con este proceder nuevamente
observamos que se representa un rasgo específico contextual: la acción y el resultado de
delinear no se realizan en cualquier lugar, sino en una superficie vertical tal como si fuera
en un mural117.
Nuestro corpus también está constituido por definiciones que se elaboraron a partir
del conocimiento del mundo. En éstas, como veremos en seguida, también se hace presente
el gesto de carácter especificador. Regresemos al análisis de la definición de mineral del
Grupo 6. Párrafos arriba mencionamos que esta palabra es un término difícil de explicar-
definir; por ello los informantes se sirven de intervenciones que expresan conocimiento
experiencial para dar cuenta de un ejemplo de los tipos de minerales –no olvidemos que el
propósito es que el interlocutor comprenda la explicación y se cumpla con la tarea
solicitada por el investigador. En la Imagen 42 encontramos un fragmento de la explicación
de las características de un mineral (Grupo 6):
117
Recordemos los hallazgos de Sankey y Gutiérrez (inédito): los hablantes construyen espacios para
representar en ellos acciones o partes de un proceso. En este caso la acción de delinear y el resultado que se
obtiene de ello se representan en un espacio que el informante construye al mismo tiempo.
~ 166 ~
T17 A6‟ – tiene [muchos minerales] y de ahí
lo sacan. cxx [I]
*Cabe señalar que este movimiento se acerca mucho a la puntuación de los deícticos:
esImagen 42. Fragmento
una señalización del metatexto
de los minerales de la definición de mineral. Grupo 6.
de una piedra.
~ 167 ~
MINERAL □sustancia □ser o esencia □inorgánica □ de la corteza terrestre
□jugo que se extrae □ de composición química definida
□lo que permanece □ natural
□lo que constituye
Imagen 43. Matriz del término mineral con los rasgos resultados que expresó la informante A6‟.
~ 168 ~
especificación en comparación con aquella que surge para dar cuenta de rasgos semánticos
de la definición formal del término.
¿Qué es un rito?
T6 A2 – Un rito es este ay, es en aquel
entonces un rito era cuando hacían una
ceremonia. Una ceremonia es como, por
ejemplo, cuando vamos a la iglesia. Sí
que ves que el padre nos empieza a
[explicar] y todo eso.
liv [I]
~ 169 ~
T6 A2 – Y dentro de nuestra creencia,
¿qué hace el padre?, saca este pues
cuando nos va a dar la comunión saca
este el [cáliz].
lv [I]
~ 170 ~
T6 A2 – A ellos también sus rituales era eso,
por ejemplo, sacrificar a una princesa o
animales ese es el ritual, [su ceremonia] que
lviii [M]
ellos hacían. No sé si esté bien.
118
Aunque McNeill (1992) no plantea una tipología para las expresiones metafóricas, veamos que esta
metáfora gestual posee la particularidad de la metonimia; así, la relación existente entre los elementos es del
todo por la parte.
~ 171 ~
RITO □ □ [□ ,□ ]
□ [□ ] [□ ]
Ↄ [□ ]
- □ válido
□ justo
□ legal
□ manta □ gruesa
□ de hilo basto
Imagen 45. Matriz del término rito con los rasgos señalados que expresó la informante A2.
~ 172 ~
T9 A5 – entonces hacían eran creencias
que ellos tenían, hacer [ritos].
lxxxvii [M]
El gesto anterior ilustra de forma sintética que un rito engloba todas aquellas
características que previamente mencionó la informante: creencias como culto, para
ceremonias religiosas, sacrificios, matar a alguien […] para que se diera bien la cosecha
(véase Anexo 3. Metatexto del corpus, Grupo 5). En estos procederes, la gestualidad
cumple con la función de sintetizar la información antes mencionada. Dicho de otra forma,
aquí la gestualidad emerge primero para ilustrar rasgos específicos (liv y lv) y después
culminar con un gesto cuya función es reunir dicha información. En tanto habla,
nuevamente se hace presente la cohesión como propiedad que permite encadenar y reunir
rasgos semánticos específicos; mientras que desde el plano del movimiento, la gestualidad
muestra su capacidad ilustrativa y una forma de proceder que dota de coherencia estructural
al discurso como totalidad.
119
El término coherencia ilustrativa debe entenderse con el mismo sentido que se le da al concepto coherencia
textual. La coherencia:
…se refiere al significado del texto en su totalidad, abarcando tanto las relaciones de las palabras con
el contexto como las relaciones entre las palabras en el interior del mismo texto. Alude a la
estabilidad y consistencia temática subyacente, asociada a la macroestructura (contenido), a la
superestructura (esquema de organización) del texto, a su anclaje enunciativo (protagonistas tiempo y
espacio) y a las inferencias que activan los hablantes para interpretarlo a partir de conocimientos
previos. (Calsamiglia y Tusón, 2002: 221-222)
Desde una perspectiva lingüística, “la continuidad de sentido está en la base de la coherencia, entendida como
la regulación de la posibilidad de que los conceptos y las relaciones que subyacen bajo la superficie textual
sean accesibles entre sí e interactúen de un modo relevante” (Beaugrande y Dressler, 1997: 135). Sin
embargo, como estamos situados en el plano del movimiento, no podemos verlo en términos de una propiedad
textual, sino como un fenómeno gestual. En este sentido, la coherencia ilustrativa apunta al significado de la
secuencia de gestos en su totalidad, precisamente a su estabilidad y consistencia temática, de tal manera que la
relación que se establece entre los gestos posee continuidad de sentido.
120
Traigamos a la memoria nuevamente que Sankey y Gutiérrez (inédito) identificaron que en la descripción
oral de secuencias de acciones (descripciones tanto del curso de una acción como de la cualidad de un objeto)
emerge una gestualidad particular con la que se ilustra la serie de acciones comprendidas en el ejercicio de los
haceres descritos por sus informantes. De acuerdo con estas autoras, la descripción implica una estructura
lógica –en forma de lista. Así, los gestos aparecen según el orden del esquema descriptivo que actualiza el
descriptor: los informantes construyen un espacio para después realizar determinadas acciones en él.
~ 174 ~
En los datos que analizamos, los gestos siempre aparecieron para expresar
información relevante, tanto en las definiciones ceñidas al diccionario como en las que
emergieron del contexto. Como la tarea consistió en definir el significado de una palabra, la
gestualidad estuvo centrada en cumplir con este objetivo. Esto quiere decir que el gesto se
realizó con una intención específica: definir un término. La mayor parte de las expresiones
gestuales que conforman nuestro corpus son ilustradores que representan rasgos semánticos
de los términos definidos; es decir, gestos con carga semántica relevante para la ejecución
de la tarea. La gestualidad surgió como recurso pertinente para la tarea ejecutada; dicho de
otra forma, el gesto emergió para representar rasgos semánticos relevantes para la
explicación –y comprensión por parte del descriptario-explicatario– del significado de las
palabras (por ejemplo, en el Grupo 3, una de las informantes explica que en la actualidad
los muchachos pintan murales de gente. Curiosamente en este fragmento lo único que
gestualiza es la acción de plasmar algo en la pared, rasgo semántico relevante para definir
mural). En menor medida aparecieron gestos batuta y butterword, sobre todo en respuestas
imprecisas; justamente esto indica que la gestualidad es coherente con el tipo de
información que se representa.
Los gestos que analizamos siguen de forma consistente el patrón comunicativo de la
explicación-definición. Movimiento de las manos y habla trabajan juntos para comunicar
información semántica importante; en el caso del primero para especificar. Después del
análisis del contexto, hemos hallado algunas condiciones de los gestos que, a nuestro
parecer, poseen cierto impacto tanto en su forma como en su función. Recordemos que los
gestos que forman parte de la explicación-definición de palabras están determinados por un
contexto inmediato; en este caso la gestualidad emerge para expresar información extraída
de la lectura previa y del conocimiento del mundo compartido. Hemos observado, así, que
los gestos –tanto en su forma como en su significado– son contextualmente coherentes; es
decir, están sujetos a un aquí y ahora específicos. Para reafirmar esta aseveración,
examinemos una explicación-definición diferente de las que ya hemos mostrado.
~ 175 ~
T16 A6 – y puedes utilizarlo como [pigmentos]
cxvii [I]
para [dar color].
cxviii [I]
121
La intersubjetividad –sincrónica– implica que el hablante atienda a su oyente y lo considere como un
participante activo en el evento discursivo. Por ello ésta surge en la interacción (Cfr. Ishino, 2007: 244).
~ 176 ~
informantes. De esta manera, el descriptor establece una relación intersubjetiva particular
con cada participante en el terreno de la interacción y, en consecuencia, su gestualidad se
ajusta a dicha sincronización. Sabemos que la intersubjetividad se manifiesta, por ejemplo,
en la verificación que el hablante realiza sobre la comprensión del oyente. Esta evaluación
continua se manifiesta a través del habla –con preguntas como: ¿Me entiendes o no?; Te
acuerdas de la historia, ¿no?; ¿Te acuerdas de la piedra que traía este Jaime?; ¿Te
acuerdas cuando vamos a, cuando vamos a dejar a Alfonso?, entre otras122–, pero al mismo
tiempo también por medio del gesto. Traigamos a cuenta el carácter iterativo de la
gestualidad que surge en la construcción de la definición de prehispánico (Grupo 1). Los
gestos surgen como consecuencia del examen que la informante (A1) realiza a las
intervenciones previas de su interlocutor (N1). En turnos previos la informante ya había
coexpresado por medios orales y gestuales que prehispánico es un tiempo de la época que
ya pasó. La falta de especificidad en esta definición se ve subsanada por la iteración que,
como hemos visto, proporciona tanto coherencia como mayor fuerza ilustrativa a su
intención de dejar claro a su interlocutor (quien por cierto interrumpe a la informante con
respuestas inexactas sobre el significado del término) que prehispánico es antes de la
conquista española.
Ahora bien, aunque no analizamos la gestualidad del oyente, hay muestras claras
(intervenciones como la que realiza N1 en T12 o respuestas como la que emite en T5: T4 A1
– Ah sí pero el quetzal tiene color, más colores; T5 N1 – Órale) de que éste coopera para
dar muestras de comprensión. Incluso, cuando el oyente toma el turno para preguntar si lo
que ha comprendido es adecuado, lleva a cabo una gestualidad similar a la de su
interlocutor que, desde nuestra perspectiva, confirma que ha recibido la información
correspondiente, por ejemplo, que un mural se hace precisamente sobre las paredes –en el
turno 7, el padre realiza dos gestos más que reconfirman que un mural se realiza o se coloca
en la pared (véase Anexo 3). En la Imagen 48 observamos los gestos de ambos
participantes en los que aquí hacemos referencia.
122
Veamos que estos fragmentos también sirven como elementos de cohesión para unir otros segmentos
discursivos. Sólo así se afianza la pertinencia y la relevancia de esta parte de la intervención de los
informantes, a saber, la coherencia.
~ 177 ~
¿Qué es un mural?
T5 A6 – Un mural es una pintura que se
hace precisamente [sobre las paredes].
xcix [I]
~ 178 ~
imagen reproducimos un fragmento de esta instancia para resaltar ahora su naturaleza
interactiva:
¿Qué es un pigmento?
T44 A1 – Cristales, piedras que muchas
veces si [las rompemos, ¿en qué se
convierten?] [si yo le
xxxi [I]
hago así así así, ] [¿qué voy a obtener?].
xxxii [I] xxxiii [I]
~ 179 ~
T45 N1 – Mineral
T46 A1 – No. El mineral ya está hecho.
T47 N1 – {Inaudible}
T48 A1 – No. Agarro una piedra.
T 49 N1 – Pintura
T50 A1 – No. [Agarro una piedra y hazle así], ¿qué
obtienes?
xxxiv [I]
T51 N1 – Polvo
T 52 A1 – Eso, [polvo].
xxxv [I]
Parte del éxito de la construcción conjunta de las respuestas que vemos aquí es que
hay conocimiento experiencial mutuo entre los participantes. En efecto, el conocimiento
mutuo es otro elemento que impacta en el empleo de determinada gestualidad (por ejemplo,
véase Anexo 3. Metatexto del corpus, Grupo 6, ¿Qué es un mural?).
Efectivamente, hemos hallado en nuestros datos que las características del oyente,
su presencia (activa o no) y el papel que asume en la interacción afectan directamente en la
particularidad del gesto –incluso hasta en la disposición del cuerpo para ejecutar un gesto.
Véase explicación de la Imagen 13. Dado que uno de los objetivos del informante es
procurar que con la explicación-definición el oyente comprenda el significado de una
~ 180 ~
palabra, éste hace su mayor esfuerzo123. Así, en este intento por construir correctamente una
explicación-definición, se hace uso de todos los recursos, (incluida una gestualidad),
acordes al interlocutor que presencia la ejecución de la tarea. De esta manera, la iteración
gestual es coherente y deja de ser vista como un simple error de repetición.
Las particularidades contextuales e intersubjetivas del gesto surgen justamente por
las condiciones en las que éste aparece. En este sentido, cada situación comunicativa
determinará la forma y la función de la gestualidad. Como hemos señalado, parte de la
función especificadora de los gestos está estrechamente relacionada con definiciones que
exceden el marco del diccionario de la lengua de los participantes.
Dejemos hasta aquí el análisis de la gestualidad para hacer un recuento de nuestros
hallazgos. En el siguiente capítulo ofreceremos las conclusiones de esta investigación y una
reflexión sobre la gestualidad como recurso en la construcción de significados.
123
Además, recordemos que los informantes están comprometidos con el sistema. Anteriormente habían
dicho que sabían el significado de todas las palabras; por ello tienen que respaldar su afirmación y hacer su
mayor esfuerzo por contestar correctamente.
~ 181 ~
Capítulo 5
LEER, DEFINIR Y EXPLICAR: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL
SIGNIFICADO
~ 182 ~
Nuestra preocupación se orientó hacia preguntas sobre cómo construimos
intersubjetivamente el significado de un término, ¿a través de palabras y gestos? La
intención fue identificar qué significados transmitimos por medio de los gestos y cómo
estos funcionan como un recurso para la comprensión de un texto. Justamente, el análisis se
enfocó en reconocer cómo los gestos evidencian la comprensión de una palabra. ¿Los
gestos transmiten información semántica relevante? Sí; ahora el paso era saber cómo lo
hacen. ¿Cómo los gestos y la oralidad que coexpresan, en conjunto, develan el
conocimiento de determinados términos y, por ende, la compresión? Con el propósito de
encontrar respuestas, asumimos un punto de vista gestual (McNeill, 1992) para el examen
de los datos y recurriremos al método de análisis de los rasgos semánticos (Gerwing y
Allison, 2009) para dar cuenta de la función de cada unidad gestual encontrada en el
corpus.
Antes de tratar la síntesis de los resultados obtenidos de nuestro análisis, trataremos
algunos aspectos sobre la metodología y la herramienta teórica de la que nos servimos. Es
preciso traer a la mente que los datos que analizamos son un fragmento de un corpus más
extenso registrado por Díaz y Sankey (2007-2010). En este cuerpo de datos observamos un
fenómeno en un evento que se llevó a cabo en el contexto escolar de los informantes. Así,
los datos fueron el punto de partida del que surge la necesidad de analizar el fenómeno de
la gestualidad y su relación con la construcción social del significado de un término; es
decir, no se formularon preguntas para construir un corpus: se tenía un corpus que requería
una explicación. Ciertamente, una vez que los datos estaban registrados, observamos que
las particularidades de la gestualidad presentada necesitaban ser entendidas y, por lo tanto,
sometidas a análisis.
Los datos examinados conforman una segunda etapa del registro de Díaz y Sankey
(2007-2010) en la que se videograbó una sesión de lectura conjunta (padres e hijos) del
texto „La pintura mural prehispánica, ¿Qué pintaban en el México antiguo?, ¿Cómo
pintaban?‟ (Español. Tercer grado. Lecturas, 1998). A lo largo de esta actividad se
preguntó a los lectores-informantes por el significado de ciertas palabras extraídas de este
mismo texto. Esta última tarea es precisamente el fragmento de datos en el que nos
centramos. Nos propusimos continuar con el examen sobre la construcción de significados,
específicamente, con una perspectiva gestual.
~ 183 ~
El análisis comenzó con una revisión exhaustiva de los registros videograbados con
la finalidad de conocerlos detalladamente e identificar el objeto de estudio. El siguiente
paso fue ubicar los momentos exactos en que el investigador realiza las preguntas para,
después, localizar las unidades de habla que describen-explican el significado de los
términos y transcribir los segmentos que corresponden a dichas secuencias mínimas.
Posteriormente, localizamos las unidades de gestos y establecimos su intervalo de
coocurrencia con el habla. De esta forma, obtuvimos la trascripción de la explicación-
descripción de los informantes sobre el significado de una palabra con marcas que indican
dónde emerge el golpe del gesto.
En cuanto al registro del movimiento gestual, gracias a que la videograbación siguió
las normas para la observación y el análisis del comportamiento comunicativo, pudimos
obtener imágenes que nos permitieron ver detalladamente e identificar con claridad el
momento exacto en el que se produjo un gesto. Es decir, aislamos fotografías fijas de cada
movimiento que más tarde se sometieron a un proceso de anonimización. Una vez que se
tuvieron las imágenes de cada gesto, identificamos el tipo de movimiento. Finalmente,
incorporamos ambos elementos, junto con la trascripción del habla, una descripción
operativa del movimiento y una interpretación del mismo, en un solo metatexto de los 124
gestos que conforman el corpus.
Una vez concluida esta tarea, decidimos que el procedimiento para emprender su
estudio sería el método de análisis de los rasgos semánticos, una forma de analizar datos
gestuales. Con base en esta manera de proceder analítico, examinamos cada modalidad
expresiva –gesto y habla– separadamente y comparamos la información que cada una
representa de acuerdo a un grupo de categorías de información predeterminadas. Para esto
tuvimos que formular definiciones –extraídas y construidas a partir de distintos
diccionarios– para cada uno de los diez términos informativos (mural, mineral, ocre,
pigmento, prehispánico, quetzal, delinear, llana, rito y enlucido) provenientes de la lectura
como categorías semánticas de control y que, posteriormente, las convertiríamos en
matrices, elementos que agregamos como propuesta a este método. La intención fue
comparar los rasgos semánticos ordenados en forma matriz de las categorías semánticas de
control con los rasgos semánticos que los hablantes actualizan con sus explicaciones-
definiciones de las palabras. En concreto, el objetivo del diseño de las matrices fue
~ 184 ~
construir un parámetro de medición para comparar la información gestual que expresan los
informantes con relación a determinadas categorías semánticas de control de términos
extraídos de un texto y, al mismo tiempo, ordenar una imagen del campo de los rasgos
semánticos con el fin de ubicar al gesto para, así, desentrañar su función.
No fue fácil organizar las definiciones de diccionario en forma de matriz. Nos llevó
numerosas reflexiones y reformulaciones sobre la manera de ordenar los distintos rasgos
semánticos para conformar modelos que mostraron una dinámica de procesamiento. En
efecto, las matrices resultantes de un análisis sobre la disposición en red de los rasgos
semánticos que conforman la definición de una palabra se diseñaron con base en las ideas
que se proponen sobre el procesamiento paralelo distribuido (Rogers y McClelland, 2004).
Como resultado, obtuvimos diez matrices, cuyo diseño y organización nos permitió
diferenciar los rasgos semánticos generales (los que están situados a la izquierda de la
imagen) de aquellos rasgos semánticos específicos (localizados a la derecha de la matriz).
Así, las matrices representan una red de posibilidades de significado a partir de una
reconstrucción de las definiciones de diccionario que sirven para organizar la información
relevante del término.
Dado que el objetivo del método de análisis de los rasgos semánticos es explorar la
relación entre movimiento-habla, una vez constituido tanto el metatexto como las matrices,
comenzamos la revisión y clasificación de las definiciones que proporcionaron los
informantes de este estudio. El siguiente paso, entonces, sería iniciar el examen sobre qué
información actualiza un hablante con respecto a una categoría semántica de control; en
específico, identificar qué tipo de información se expresa únicamente a través del habla y
cuál es la que se produce por medio de los gestos.
Las posibilidades para analizar la gestualidad están sujetas a un determinado método
de análisis; existen, en el campo de los estudios del gesto, otras dos formas de
acercamiento. Sin embargo, el método de análisis de los rasgos semánticos más nuestra
propuesta de crear matrices resultaría lo más idóneo para probar nuestra hipótesis inicial. A
saber, que la función de los gestos es vehiculizar rasgos semánticos diferenciadores y
específicos. Tras conformar el corpus, elegir el método analítico y construir una hipótesis,
nuestra siguiente tarea fue encontrar la herramienta teórica apta para el análisis.
~ 185 ~
El estudio del gesto ha evolucionado drásticamente. Como hemos revisado, hoy en
día existen dos grandes corrientes sobre su estudio: la perspectiva interactiva y la
perspectiva cognitiva. Precisamente esta investigación se inscribe en el segundo enfoque.
Con la idea de que los gestos son una ventana a la mente, McNeill (1992) planteó una
propuesta teórica en la que el gesto y la palabra que coexpresa forman una unidad integral
de significado. Los planteamientos sobre cómo los gestos transmiten información tal como
lo hacen las palabras otorgan relevancia semántica a este tipo de movimientos. Así, nuestra
herramienta teórica fue el punto de vista gestual propuesto por McNeill (1992). Este
instrumento nos sirvió para realizar el análisis de cada uno de los gestos identificados.
Por la complejidad de nuestros datos, así como de los objetivos que nos propusimos,
fue necesario hacer uso de un aparato interdisciplinario que nos permitiera dar respuesta al
fenómeno sometido a examen. Para la identificación de la función de los gestos,
empleamos una perspectiva semántica como herramienta para la construcción de las
matrices, elementos que nos permitieron identificar cómo se configuran los rasgos
semánticos por medio del gesto. Así es que tuvimos la necesidad de buscar un instrumento
explicativo para dar forma y justificación a la construcción de los parámetros de medición.
Encontramos que la construcción de las matrices debía ser guiada por los planteamientos
teóricos de Rogers y McClelland (2004), especialmente a partir de su reformulación del
modelo de Quillian (1968), para reconstruir la red de relaciones presentes en las categorías
semánticas de control que necesitamos para realizar el análisis del objeto de estudio. Vale
la pena mencionar que este instrumento teórico interdisciplinario mostró tener la fuerza
explicativa suficiente para dar cuenta del objeto de nuestro análisis.
Ya emprendido el análisis de los datos, observamos cierta complejidad de la que no
pudimos dejar de dar cuenta: se trató de una particularidad contextual que nos llevó a
realizar un examen del contexto que determina la emergencia del objeto de estudio. Esta
revisión trajo como resultado un entramado de cinco niveles jerárquicos que poseen una
relación de determinación entre un nivel y el inmediato inferior. Encontramos que el nivel
de mayor jerarquía (C1) es el contexto de la institución escolar mexicana, el siguiente
contexto inmediato inferior es la evaluación en el salón de clases (C2), cuyas condiciones
determinan los siguientes niveles: la tarea de resolver un cuestionario (C3), la interacción
entre los participantes (C4), así como la explicación-definición a partir del conocimiento
~ 186 ~
del mundo y la lectura del texto (C5). Todos estos niveles se reúnen en una compleja
configuración para determinar la aparición del gesto, nuestro objeto de estudio.
Una característica particular del contexto que emerge en la ocasión de intercambio
que nos ocupó se sitúa en el nivel C5. El análisis contextual nos permitió encontrar una
configuración de contextos alternativos que actúan en un mismo nivel jerárquico en
momentos diferentes del curso de la explicación-definición de las palabras. Identificamos
que la complejidad del objeto de estudio evidenció un fenómeno de intracontextualidad a
partir del cual se construye el significado. En algunas ocasiones los gestos fueron
configurados con base en el texto leído previamente, mientras que en otras sirvieron a la
explicación y evocación de las experiencias compartidas: mecanismo intracontextual al
servicio de la claridad de la expresión de rasgos semánticos en la definición de un término.
Al advertir este proceder, nuestro estudio de la gestualidad mostró que ésta es el resultado
de una compleja configuración contextual y que, por lo tanto, el significado es una
construcción si bien cognitiva, también social. Al hacer esta aseveración no perdemos de
vista que los niveles macrocontextuales determinan la emergencia de la gestualidad; por lo
que cada nivel contextual interviene en la forma y la función de los gestos que configuran
los rasgos semánticos. Después del examen del entramado de configuraciones del objeto de
estudio, ha quedado claro que los gestos no son libres de contexto y, en el caso concreto de
nuestros datos, son resultado de una intrincada jerarquía de elementos.
Estos hallazgos han mostrado que el gesto, al igual que el discurso, también debe
interpretarse y comprenderse no sólo a partir del significado formal, sino tomando en
consideración el contexto –el aquí y el ahora de la interacción interpersonal. Movimientos
que a simple vista pueden parecer sin sentido sólo cobran relevancia en la complejidad del
contexto en el que emergen. Como hemos mostrado, el contexto da forma y significado a la
gestualidad de los informantes.
El recorrido que hemos seguido hasta ahora para dar cuenta de nuestro trayecto
analítico ha servido para demostrar que los objetivos que nos planteamos en un inicio han
sido alcanzados. Efectivamente analizamos la función del gesto y pudimos comprobar la
hipótesis central que guió nuestras acciones. En los siguientes apartados trataremos a
manera de conclusión la síntesis de nuestros hallazgos.
~ 187 ~
5.1 La función del gesto en la definición-explicación de un término
A lo largo del análisis demostramos que la gestualidad cumple con un papel relevante en la
explicación-definición interactiva de términos; sobre todo porque aporta información
específica –que en algunas ocasiones no se dice por medio de la oralidad o no puede ser
codificada en palabras del informante. Así, identificamos que los gestos funcionan como
vehículos de rasgos diferenciadores y específicos en el campo semántico de un término; y
aunque aparecen acompañados de otras funciones –como la redundancia y la iteración, por
mencionar algunas–, cuando se trata de definir-explicar el significado de una palabra, la
gestualidad se orienta a cumplir un propósito mayor: la especificación. En este sentido,
asumimos que los movimientos de las manos o brazos son elementos que proveen valor
semántico a la explicación y la definición.
El cuerpo de datos nos permitió observar que el movimiento y el habla cooperan
entre sí para comunicar un significado, es decir, expresan en conjunto información
semántica relevante y coherente para la construcción de una explicación-definición. Nos
hemos preguntado qué tipo de información semántica se configura a través del gesto;
después de este examen, confirmamos la pertinencia de nuestra hipótesis inicial. En efecto,
los gestos representan información semántica relevante y contribuyen a la construcción de
las definiciones de los términos. En concreto, estos expresan rasgos semánticos
especificadores. Entonces, la función de la gestualidad que estudiamos es la especificación
de rasgos que nos ayudan a diferenciar un referente de otro. En otras palabras, los rasgos
semánticos especificadores que están disponibles en la experiencia del grupo de hablantes
examinados se materializan por medio del gesto. Veamos los detalles en los que es
plausible esta afirmación.
Las observaciones detalladas nos permitieron identificar particularidades propias de
cada tipo de respuesta (apropiadas e imprecisas). En cuanto a las respuestas apropiadas, los
gestos cumplen principalmente con una función especificadora. En este tipo de
intervenciones hay una mayor aparición de gestos que cumplen un propósito semántico
especificador (por ejemplo, emerge una mayor cantidad de gestos icónicos con esta
función). Éstos actúan como recursos para configurar rasgos especificadores, ya que es aquí
donde se evidencia que los participantes disponen de más información para expresarla por
cualquier medio: gestual o simplemente oral. Si el hablante dispone de un conocimiento
~ 188 ~
vasto de los rasgos que constituyen el significado de una palabra, la gestualidad se activará
en consecuencia y, por ende, ésta se centrará en representar rasgos semánticos
especificadores –más aún si el informante dispone de la información que proporciona el
diccionario para realizar la explicación-definición124.
Ahora bien, las respuestas imprecisas se caracterizan por un innegable grado de
incoherencia dada la imprecisión de la información que proporcionan. Sin embargo, el
gesto permite que este tipo de intervenciones cobren coherencia, e incluso permite que
algunas de ellas lleguen a adquirir cierto grado de precisión. En estas intervenciones
también se hace presente la especificación del gesto, pero su función se centra en permitir
que respuestas inexactas contengan mayor información semántica de la que se provee
simplemente con el habla. Si el hablante posee una idea general y sucinta del significado de
una palabra, el gesto ostentará la misma naturaleza –recordemos que en algunas repuestas
imprecisas, los gestos sólo expresan rasgos generales. En algunas ocasiones, aunque el
hablante conoce perfectamente el significado de un término, al pedirle que realice una
explicación-definición de dicho significado, la tarea se puede tornar compleja para él –
comprender el significado de una palabra es completamente diferente a demostrar dicha
comprensión. En estos casos, el gesto se convierte en el recurso que materializa el
pensamiento del informante; los rasgos especificadores son vehiculizados por medio de la
gestualidad.
Esta comparación entre la gestualidad que emergió en cada tipo de respuesta,
también arrojó luz acerca de los supuestos sobre el uso de los gestos cuando la palabra no
está disponible (Bavelas et al., 2002). Aunque recientes hallazgos sobre esta premisa han
presentado ideas contradictorias, dichos fenómenos cobran sentido en la complejidad de
124
No podemos dejar de advertir que de acuerdo con el análisis de otro momento de nuestro cuerpo de datos,
los gestos que emergen en la explicación-definición del hablante que ya conoce el significado del término –
porque se le proporcionó la definición de diccionario en un recurso que puede revisar continuamente mientras
realiza la explicación-definición– son abundantes y se sincronizan con el habla de tal forma que funcionan
como un recurso explicativo-especificativo. Por ejemplo, en el Grupo 7, los participantes no proporcionaron
una respuesta para quetzal, pero después de leer la definición de la RAE, una de las informantes se centró en
ilustrar rasgos específicos por medio de gestos icónicos: la envergadura y sus medidas, la altura del ave, entre
otras (véase Anexo 6. Síntesis analítica de algunas ocurrencias de otro conjunto de datos obtenidos en el
mismo evento interactivo). Cabe destacar que más tarde se le mostró a la niña una lámina con imágenes de
aves distintas y, cuando se le pidió que identificara a los quetzales, lo hizo de forma exitosa. Esto indica que
la descripción previa le permitió construir una imagen del animal; pudo diferenciarlo y localizarlo de entre
varias opciones. Entonces, si los hablantes conocen el significado de los términos, la gestualidad es más
específica.
~ 189 ~
nuestros datos. Evidentemente en las intervenciones que calificamos como adecuadas en
términos verbales –por su abundancia informativa oral– hay una mayor cantidad de gestos
(incluso hay más gestos ilustradores) en comparación con las respuestas imprecisas. Esto
indica que si el individuo posee una representación mental fuerte lo evidenciará a través de
la unidad gesto-habla; donde el movimiento será más ilustrativo (recordemos que en las
respuestas apropiadas hay un uso mayor de icónicos, deícticos y metafóricos, gestos con
mayor carga semántica). Es decir, si se dispone de información para codificarla por
cualquier vía de expresión, el gesto aparecerá con un papel importante en el proceso, tal
como sucedió en nuestros datos. Esto también muestra que gesto y habla que coexpresa se
corresponden porque ambos se suscitan con una mayor carga informativa cuando hay una
sólida representación mental.
Ahora bien, identificamos que en algunos casos hubo complicaciones en el
procesamiento de información por medio del habla y es cuando justamente el gesto hace su
aparición como consecuencia de la limitación. En ciertas ocurrencias, los rasgos semánticos
fueron representados sólo por medio del gesto –rasgos específicos de relevancia
informativa para la explicación-definición. Esto indica que el gesto sí puede cubrir estas
dificultades, pero no demuestra que su aparición en mayor medida suceda simplemente por
este motivo. Como hemos señalado, nuestros datos reflejan que las respuestas que fueron
calificadas como correctas poseen una mayor cantidad de gestos, mientras que en las
respuestas imprecisas, aunque disminuyó su frecuencia, la gestualidad fue un elemento
primordial para dar coherencia a estas intervenciones. Entonces, de acuerdo con nuestros
hallazgos, a pesar de que el gesto emerge como resultado de las dificultades de
procesamiento verbal, su aparición de mayor carga informativa sucede cuando el individuo
dispone de dicha información como representación mental subyacente. Así, encontramos
que el gesto proporciona información relevante, incluso permite que ciertas intervenciones
inaceptables en términos verbales se tornen significativas en términos globales, es decir,
considerando la gestualidad como vía de expresión de significado.
La gestualidad analizada, además de que cumple con la función de especificación,
viene acompañada de otros fenómenos discursivos que permiten establecer distintos
vínculos de coexpresión entre el habla y el movimiento. Hemos identificado que los gestos
son multifuncionales y, en las ocurrencias que hemos analizado, la especificidad –función
~ 190 ~
en la que nos hemos centrado– aparece asociada a otras funciones –o en conjunto con éstas.
La naturaleza del corpus nos ha permitido localizar algunas de éstas: los gestos son recursos
tanto para sintetizar información específica (traigamos a la memoria los gestos que emergen
en la definición de rito) como para enfatizarla mediante la redundancia y la iteración (por
ejemplo, la definición de mural del Grupo 5 y la definición de prehispánico del Grupo 1).
Así, las expresiones gestuales que estudiamos pueden complementarse con el habla o
pueden ser redundantes y/o iterativas, pero siempre funcionan como especificadores.
Además, no podemos dejar de resaltar que la redundancia y la iteración en las ocurrencias
gestuales no sólo enfatizan rasgos semánticos relevantes, observamos que estas
particularidades permiten que el significado se expanda; es decir, que haya una mayor carga
semántica y una incidencia en la intensidad del significado. De esta manera, el gesto
contribuye en la construcción de significado y en la manera en que éste se presenta: aporta
más significado.
Tanto el habla como los movimientos de los informantes configuran información
semántica, pero el uso de una modalidad u otra (o las dos al mismo tiempo) está
estrechamente relacionado con el tipo de respuesta y la intención de los hablantes. El gesto
no es el único que expresa rasgos específicos o el habla no sólo representa rasgos generales
(o viceversa). Sin embargo, la función principal y, por supuesto, más recurrente de la
gestualidad es la especificación –en menor medida aparecen gestos que expresan rasgos
generales. En este sentido, el gesto representa con mayor frecuencia rasgos semánticos
específicos; pero esto no implica que la oralidad no lleve a cabo esta misma función. La
expresión oral también expresa rasgos específicos; la particularidad de esto es que se da en
redundancia con el gesto. Según nuestras observaciones, esta estrategia sirve para enfatizar
rasgos relevantes para la construcción y comprensión de la definición de una palabra.
Además de este hallazgo, el gesto también especifica sin redundar con el habla que
coexpresa; es decir, éste cumple la función de comunicar información que no se expresa
por medio de la oralidad. Como vemos, aunque la simple oralidad lo haga o no, el gesto
siempre se inclina a la especificación; justamente ésta es su función principal.
En lo que hemos denominado plano gestual, identificamos ciertas particularidades
semejantes a las del discurso –por supuesto que con variaciones de acuerdo a la modalidad
de expresión. Vimos que el gesto ostenta cohesión y coherencia –con relación a otros
~ 191 ~
gestos, al habla que coexpresa e incluso al contexto–; además, la gestualidad revela un
fenómeno que nombramos fuerza ilustrativa. Aunque hemos separado los planos gestual y
discursivo con propósitos analíticos, confirmamos que gesto y habla que coexpresa están
vinculados indisolublemente –coexisten–; incluso algunas propiedades de la oralidad
también pertenecen o se trasladan a la gestualidad. En nuestros datos identificamos tres
propiedades lingüísticas que también se hacen presentes en la gestualidad: la cohesión
gestual, la coherencia ilustrativa y la fuerza ilustrativa. Entonces, como movimiento y habla
conforman una unidad inseparable, sus propiedades se conforman como diadas que cubren
cada plano: la cohesión textual/cohesión gestual, la coherencia textual/coherencia
ilustrativa y la fuerza ilocutiva/fuerza ilustrativa125.
Las observaciones minuciosas que realizamos nos permitieron reconocer un
fenómeno de complejidad explicativa: la cohesión. Encontramos que a partir de la iteración
emerge una relación de cohesión textual entre algunos segmentos de la intervención de los
informantes, es decir, entre fragmentos de la oralidad. Asimismo, se suscita un fenómeno
en el que la cohesión se establece entre movimiento y habla a través de la redundancia;
además, el gesto aparece también como mecanismo de cohesión con otros segmentos
discursivos previos (la lectura). En este sentido, la cohesión de los elementos que
conforman la definición de los términos no sólo se dio en el nivel textual, sino que también
se logró por medio del gesto. Es así que el gesto se constituye en un elemento de
encadenamiento y enlace en el discurso. Esta particularidad cohesiva concede paso y
asegura la continuidad de sentido, a saber, la coherencia.
Así, sin titubeo alguno, aseveramos que los antes mencionados fenómenos de
carácter discursivo también se presentan en la gestualidad. La cohesión –textual/gestual–
que identificamos cumple con los requisitos para la emergencia de continuidad de sentido.
Justamente la coherencia ilustrativa de los gestos obedece el mismo patrón cohesivo para
vincular un gesto con otro (como elementos de una misma secuencia), para relacionar el
movimiento con el habla –ya que el gesto es coherente con el tipo de discurso que
coexpresa–, así como para encadenar significativamente las expresiones gestuales con el
125
Es necesario mencionar que el arreglo de estas propiedades ilustra la unión del plano discursivo con el
plano gestual, donde las ocurrencias evidencian, por un lado, cohesión y coherencia textual, así como fuerza
ilocutiva y, por otro, cohesión gestual, coherencia ilustrativa y fuerza ilustrativa. Todo esto de forma
sincronizada para constituir en todo significativo.
~ 192 ~
contexto y la interacción. Entonces, nuestros datos reflejan la existencia de unidades
cohesionadas y coherentes que forman un todo significativo donde el gesto cumple una
función especial. La gestualidad no es una acción fortuita, se coloca en la complejidad del
discurso interactivo que coexpresa como un elemento organizado y relacionado con otros
que permite dar coherencia y cohesión a los segmentos orales en los que emerge. Por esta
razón, proponemos ver al gesto como un elemento que también da textura al discurso oral,
que encadena y enlaza otras unidades para constituir un todo con continuidad de sentido,
para así dar paso a la coherencia –v. g. los gestos que sirvieron para sintetizar información
específica.
Para muchos estudiosos el gesto es un simple acompañante de la oralidad; sin
embargo, este escrutinio muestra que el significado del gesto no puede ser ignorado ni
considerado como adorno instrumental ya que también forma parte de los mecanismos que
otorgan sentido. Tengamos presente que incluso hay información que sólo se trasmite por
medio del movimiento. La aparición de fuerza ilocutiva en un segmento discursivo es un
recurso para enfatizar ciertas acciones que se realizan por medio de las palabras; del mismo
modo, la fuerza ilustrativa acentúa el significado de las acciones que se ejecutan por medio
de las imágenes. Este último hallazgo ofrece una explicación de la continua repetición de
movimientos de manos; es decir, los informantes no realizan gestos de manera accidental;
por el contrario, la gestualidad está motivada por un propósito explicativo-descriptivo. La
fuerza ilustrativa, entonces, no es un mero fenómeno sin sentido, es una marca enfática de
relevancia que se expresa por medio de los movimientos.
El reconocimiento de estas características en nuestro objeto de estudio no debe ser
trivializado, sino tomado en cuenta para futuras investigaciones vinculadas con las
cualidades y la función de los gestos. Los hallazgos de esta investigación nos han obligado
a reflexionar sobre las características del gesto. Encontramos que aunque la gestualidad no
ostenta una estructura como la del lenguaje oral, sí hay una forma de organización propia
de este tipo de expresión. Como hemos visto, los gestos se relacionan entre sí de forma
coherente, se vinculan con el discurso y conforman secuencias de movimientos con un
propósito determinado. A pesar de que los gestos no son combinatorios (McNeill, 1992),
identificamos que su relación como partes sucesivas de una escena permite constituir
secuencias completas de movimientos con significado –que, en nuestros datos, representan
~ 193 ~
rasgos específicos. Es decir, pese a que cada gesto posee significado global, la unión de
cada unidad de la secuencia presenta una sucesión coherente de información que también
representa significado en su totalidad.
Nuestros hallazgos nos han permitido tener una idea de cómo suceden actividades
que se llevan a cabo cotidianamente dentro del salón de clase; nuestro análisis abrió paso a
una explicación de cómo se realizan tareas básicas como explicar-definir una palabra con
relación a las estrategias expresivas que se ponen en marcha. De acuerdo con los resultados
del análisis gestual, los movimientos de las manos y brazos participan de forma activa en la
construcción del discurso. Explicar o definir el significado de un término ha sido una tarea
que permitió a padres e hijos (en conjunto) utilizar todas las estrategias para elaborar
intervenciones plausibles: entre ellas el gesto que cumple funciones primordiales para la
expresión de información significativa. De esta manera, la gestualidad ha sido un recurso
de considerable carga semántica en la explicación y la definición de las palabras.
Gracias a nuestros datos identificamos que el gesto cumple con una función de
especificación en esquemas discursivos cuyo objetivo es la explicación-definición.
Entonces, la gestualidad que coexpresa con la explicación-definición está centrada en la
codificación de rasgos semánticos específicos. En este sentido, los movimientos (de manos
y brazos) son elementos que reflejan significado de acuerdo a los fines e intenciones que se
ponen en marcha en la comunicación cara a cara.
La especificidad es un fenómeno que debe hacerse presente cuando los hablantes
proyectan explicar o definir algo; es decir, dado que los propósitos de este tipo de acciones
es trasmitir información digerible, así como hacer saber, hacer comprender y aclarar –en el
sentido de modificar el estado epistémico del interlocutor–, la comunicación se debe dirigir
hacia estos objetivos. De esta manera, la especificidad gestual permite que el oyente de
dicha explicación-definición obtenga datos que fijen con claridad y exactitud el significado
de un término, la naturaleza de un proceso, una persona o cosa. Veamos que la función del
gesto está ceñida a lograr estos propósitos: dota de precisión a las respuestas de los
informantes. Sobre esta afirmación, sostenemos que la gestualidad con función
especificadora emerge para que, por medio de las imágenes, se explique y se defina.
Nuestras evidencias demuestran que el gesto, entonces, está motivado por fines
comunicativos. Cuando un hablante describe o define, tenderá a realizar gestos que
~ 194 ~
expresen rasgos semánticos especificadores; es decir, su gestualidad se centrará en
representar rasgos que permitan diferenciar un objeto, persona o animal específico de otros
–distintos o quizá muy parecidos. Movimiento y habla interactúan de tal forma que el
primero debe ser considerado como un elemento que aporta significado de manera
particular. Entonces, la emergencia de la gestualidad no sólo depende de la perspectiva del
hablante –es decir, de que se sienta parte o no de la historia, descripción, explicación, etc,
como lo sostienen Beattie y Shovelton (2002)–, sino también de los propósitos
comunicativos de éste, así como de la finalidad con la que se construye un discurso.
En cuanto al conocimiento común como influencia ostensible de la aparición
de gestos, dada la naturaleza particular de nuestros datos, estos últimos desecharon la idea
de que los hablantes que se dirigen a oyentes con quienes comparten información
construirán sus expresiones principalmente de forma oral y con una menor aparición de
información semántica (Holler y Stevens, 2007; Holler y Wilkin, 2009). Existen otros
factores que se suman al propósito comunicativo de representar información con gran carga
semántica por medio del gesto; en efecto, el conocimiento común no siempre cancela la
posibilidad de emplear en mayor medida a la gestualidad. Podemos concluir que el gesto
también emerge primordialmente para comunicar conocimiento compartido por los
hablantes –incluso hay una mayor frecuencia de aparición de información semántica. Las
evidencias demuestran que los hablantes emplean la gestualidad como un recurso de
aparición flexible. No siempre que haya conocimiento nuevo se comunicará principalmente
con gestos; o bien si se quiere comunicar conocimiento compartido, no necesariamente
disminuirá la aparición de la gestualidad. Por el contrario, los movimientos gestuales son
un recurso que surge para satisfacer las necesidades y las demandas comunicativas de la
situación concreta en la que se encuentren los hablantes.
Como nos propusimos comparar los resultados del análisis con las observaciones
hechas a un segundo momento del mismo evento interactivo –en el que los informantes
explican-definen por segunda ocasión el significado de los términos después de conocer y
tener en sus manos la información del diccionario, o bien ver la imagen de la cosa o
animal– para confirmar nuestros hallazgos, pudimos observar nuevamente la función
especificadora del gesto. Este análisis comparativo confirmó nuevamente la hipótesis; en
efecto, en las explicaciones-definiciones que se realizaron después de leer la definición de
~ 195 ~
diccionario –o ver una imagen que representa el referente del término–, el gesto emerge
para representar rasgos semánticos especificadores. Incluso, encontramos que en este tipo
de respuestas hay una mayor cantidad de gestos especificadores de información que,
señalados en la matriz correspondiente, demuestran representar rasgos que se encuentran en
el extremo derecho de la misma (véase Anexo 6. Síntesis analítica de algunas ocurrencias
de otro conjunto de datos obtenidos en el mismo evento interactivo). Insistimos en que si
bien el análisis de estas ocurrencias no fue el foco de nuestra investigación, pudimos
constatar que la gestualidad tiene una función especificadora cuando coexpresa con
explicaciones-definiciones; en especial confirmamos que la gestualidad aparecerá con
mayor frecuencia con dicha función siempre y cuando el hablante posea conocimiento
sobre aquello que explicará –independientemente de que tenga o no los recursos
lingüísticos necesarios para realizar una explicación rica en palabras.
En suma, los gestos que hemos analizado cumplen con la función de vehiculizar
rasgos semánticos específicos y diferenciadores. Entonces, gesto y habla construyen en
conjunto significado, cuyo papel de la gestualidad es la especificación. En efecto, los
informantes de esta investigación gestualizan para comunicar rasgos semánticos específicos
que son relevantes para la construcción de la definición de un término. Así, la gestualidad
integra y proporciona información; juega un papel especificador en la construcción del
conocimiento, uno de los propósitos comunicativos de la tarea de lectura de los
participantes. Con esta investigación hemos aportado nuevo conocimiento sobre la
naturaleza de los gestos en coexpresión con explicaciones y definiciones. Ahora que ha
quedado claro que cumplimos con nuestros objetivos de forma exitosa, ahondaremos en
algunas implicaciones extraídas de esta investigación sobre el mismo papel del gesto en la
construcción de significado.
~ 196 ~
la construcción social del significado. Revisemos algunas implicaciones de nuestros
hallazgos.
Las diversas tareas discursivas que se suscitan en el aula –como la lectura– permiten
que los participantes construyan significados a partir de procesos intersubjetivos (Coll y
Onrubia, 1999; Díaz y Sankey, 2007-2010). El conocimiento no es producido en la
individualidad de una persona, más bien se edifica a través del lenguaje y la acción
(Candoti, Migueles, Quinteros y Aymá, 2005). Es decir, el conocer y el significar son dos
procesos que surgen en el campo de la acción discursiva, un espacio donde se lleva a cabo
un trabajo continuo por hacer prevalecer determinados significados y formas de
comprender la realidad. El significado se construye a partir de variadas posibilidades, de
acuerdo al contexto en el que emerge y a los participantes que intervienen en su edificación.
Asimismo, el discurso es elaborado en interacción con una serie de elementos que influyen
en la manera en que éste será construido y asumen un determinado papel en la
configuración de su significado.
Esta investigación demostró que la gestualidad también colabora en dicha
construcción y cumple con un papel determinante para la comprensión. En otras palabras,
el gesto participa activamente en la construcción de significado puesto que representa
rasgos semánticos especificadores que expresan información más concreta y puntual, así
como datos que servirán para que el interlocutor establezca diferencias significativas entre
lo que se define-explica y otras posibilidades. De esta forma, el gesto es un medio por el
que se transmite conocimiento que permite diferenciar y seleccionar los rasgos específicos
que definen a un referente.
Así, dado que el gesto configura significado relevante en la explicación-definición,
éste también forma parte del entramado discursivo. En efecto, el mismo gesto es resultado
de una compleja configuración de distintos niveles de significado. El gesto no emerge como
movimientos fortuitos o como simple efecto de la posibilidad humana de mover las manos
y brazos. Por el contrario, la gestualidad es producto de la intersección de distintos planos
que abren paso a la construcción de significados. Si reunimos todas las posibilidades
semánticas de las que parte un gesto, tendríamos un enjambre de elementos en distintos
niveles –algunos incluso intersectados (recordemos el análisis del contexto, Capítulo 3. La
configuración del contexto). Justamente, las matrices nos han permitido observar el
~ 197 ~
significado formal como una red de unidades dispuestas a ser seleccionadas por el hablante.
Estas representaciones –que sirvieron como categorías semánticas de control– muestran un
solo nivel de posibilidades semánticas; no obstante, nuestros datos han mostrado que los
informantes han ido más allá del significado de diccionario de su lengua. En el siguiente
esquema se observa una reconstrucción que muestra, a la manera de una megamatriz, una
representación del proceso de construcción de significados que observamos en nuestro
corpus.
DELINEAR □diseñar
□
{◊ }
□
Esquema 6. Megamatriz
~ 198 ~
En esta megamatriz, el primer plano (cuadrado naranja) representa la infinidad de
rasgos semánticos disponibles en el contexto escolar para la construcción de significado. El
cuadrado morado simboliza el significado que emerge como parte de las actividades del
salón de clases. El cuadrado rosa constituye el significado que parte de la lectura conjunta.
De este último se desprende (cuadrado azul) el significado del texto. El cuadrado verde
representa el significado que surge de la interacción que se suscita en las actividades del
salón de clases. El cuadrado amarillo simboliza el significado formal (de diccionario) que
también es extraído del contexto del salón de clases. El cuadrado rojo constituye el
significado extraído del conocimiento del mundo, que no necesariamente parte del contexto
del salón de clases, pero se ciñe y es pertinente a la amplitud del campo escolar. A partir de
estos últimos cuatro planos, se encuentra la serie de posibilidades semánticas que
construirán la explicación-definición de cada uno de los términos extraídos de la lectura
previa; es decir, cada respuesta de los informantes es constituida a partir de rasgos
semánticos que parten del texto, de la interacción con el interlocutor, del conocimiento del
mundo y, por supuesto, del conocimiento formal (diccionario). Las flechas señalan los
rasgos semánticos dentro de las matrices como ejemplo de la emergencia de significado de
estos cuatro planos semánticos. Recordemos que en las matrices de los términos las letras
rojas indican que el rasgo es expresado por medio del habla. Las letras azules significan que
el rasgo es ilustrado a través del gesto, mientras que la línea punteada amarilla señala que
dicho rasgo, además de ser representado por palabras, ha sido expresado por medio del
movimiento.
Proponemos este esquema con el mismo principio de las matrices de los términos
extraídos de la lectura y para dar cuenta de la complejidad del significado construido por
los participantes. La intención de elaborar esta megamatriz es mostrar que el significado
formal no es el único que configura el discurso; el contexto, la interacción y otros también
participan. Así, en esta imagen presentamos la complejidad de los datos analizados y, al
mismo tiempo, es una propuesta para contemplar cómo los informantes construyen
significado a partir de distintas posibilidades. Veamos, entonces, que el gesto no emerge de
la nada; las distintas posibilidades de significado –que están disponibles para ser escogidas–
son quienes le dan forma; y es el hablante quien elige los elementos y recursos que
considera pertinentes para construir un discurso apropiado y con sentido. Es decir, el
~ 199 ~
individuo es quien selecciona qué es relevante tanto para el objetivo de la tarea como para
el aquí y el ahora del encuentro comunicativo. El discurso, así, no surge de un punto cero,
sino de la combinación de tantos discursos –en tanto significados– como sea posible; y aquí
es donde precisamente la gestualidad toma lugar como parte de este mismo proceso.
Estas reflexiones nos llevan a sugerir que el gesto configura parte importante del
discurso oral interactivo: los rasgos especificadores. De todos los recursos lingüísticos y no
lingüísticos de los que dispone el hablante, éste emplea la gestualidad para representar
rasgos específicos; es así que el gesto cumple con un importante propósito semántico.
Como vemos, el gesto representa elementos sustanciales de la megamatriz; esto es una
evidencia de que la gestualidad representa rasgos significativos como parte de la
explicación-definición de términos informativos relevantes para la comprensión lectora.
Entonces, la megamatriz puede verse como un instrumento de ayuda para la comprensión
de la lectura en tanto que permite observar los contextos que intervienen y los planos de los
que parte la construcción del discurso en la explicación-definición del significado de las
palabras –extraídas del texto leído previamente. En otras palabras, la megamatriz puede
servir como instrumento que guíe la estrategia posterior a la lectura para lograr la
comprensión del texto.
A pesar de que el propósito inicial del diseño de las matrices fue elaborar
parámetros de medición, éstas nos han servido para ordenar gráficamente cada uno de los
planos que participan en la construcción social del significado. La megamatriz que hemos
propuesto evidencia cómo cada elemento que se pone en juego en la comprensión lectora
no está sujeto sólo al texto, sino que va más allá de los límites de la lectura. En este sentido,
esta megamatriz se presenta como una propuesta para consideración del docente en su
explicación –posterior a la lectura– de todas las palabras que el niño desconoce, o bien de
aquellas que poseen carga informativa relevante. Planteamos que la explicación-definición
de términos clave posterior a la lectura debe ser una actividad obligada como parte de los
currículos escolares, donde la interacción maestro-alumno permita construir significado con
énfasis especial en la especificación que se trasmite por medio del gesto. Como hemos
demostrado, la información que no puede ser captada por la simple palabra, puede ser
percibida por medio del gesto; razón por la que los alumnos deben centrar su atención en la
gestualidad en el momento de la explicación-definición. Los individuos pueden perder la
~ 200 ~
información oral, pero la gestualidad puede recuperar datos y hacer que estos se
comprendan rápida y fácilmente (Wagner-Cook y Goldin-Meadow, 2006; Namy y
Newcombe, 2008).
Si nos detenemos a reflexionar sobre la comprensión lectora y su relación con la
explicación-definición de términos no conocidos extraídos del mismo texto leído, nos
percataremos de que el gesto también está vinculado con las estrategias que los docentes
deben poner en marcha para lograr que los niños comprendan un texto. De esta forma, el
gesto cumplirá una función concreta como parte de la actividad de la lectura conjunta.
Ahora bien, los resultados de nuestra investigación muestran que el proceso de
lectura implica una complejidad que debe ser considerada en el momento de la
interpretación y comprensión del texto. Es decir, dado que nos hemos percatado de que la
comprensión lectora implica distintos niveles de significado, es necesario que estos mismos
se tomen en cuenta en dicho proceso. En palabras distintas, sugerimos el uso de estrategias
que impulsen una comprensión a partir de la significatividad del contenido de la lectura;
para ello proponemos el empleo de matrices de los términos con mayor carga informativa –
extraídos de las lecturas mismas– con el propósito de situar contextualmente al significado
en el texto y en la vida cotidiana de los niños (con lo que se potenciará el aprendizaje
significativo de nuevos contenidos)126.
Para comprender a profundidad un texto no basta con leerlo varias veces (como lo
hicieron nuestros informantes) y hacer un resumen de lo más importante; por el contrario,
se debe leer con la meta de construir (socialmente) significado para hacer relevante el
contenido del texto y, como consecuencia, haya una mayor comprensión del mismo.
Esperábamos que con la lectura conjunta los adultos cooperaran en la formación de los
niños y en la ampliación de su léxico; sin embargo, no fue así. Para lograrlo, desde nuestra
perspectiva, el maestro (o el adulto a cargo de leer con el niño), debe planear esta actividad
con el objetivo de que sus alumnos exploren, comprendan y analicen los conceptos –ideas,
relaciones, entre otros– de forma significativa. En este sentido, la determinación del
126
Sugerimos que el profesor presente una elaboración previa de la matriz; sin embargo, en el momento de su
análisis, es preciso que el alumno y el maestro (en conjunto) propongan significados alternativos con el fin de
enriquecer la matriz y para que, finalmente, a partir de la interacción maestro-alumno, se seleccione el
significado relevante para la lectura con el fin de que ambos actores coconstruyan el significado de la misma.
Esta estrategia permitirá que los niños adquieran nuevos conocimiento y lo vinculen con su bagaje cognitivo.
~ 201 ~
contexto intersubjetivo que el maestro establece con sus alumnos es un factor que debe ser
considerado en los ejercicios de comprensión lectora. Enfaticemos que las condiciones en
las que se encuentra nuestro país con relación a la deficiencia en esta área en particular
exigen que se tomen en cuenta estas consideraciones. La forma de proceder de los
informantes cristaliza las deficiencias que PISA evalúa; es evidente que los participantes de
este estudio poseen un conocimiento frágil (Perkins, 1997) que se quebranta en el momento
de expresarlo.
Todas nuestras observaciones apuntan a la relevancia de la gestualidad en la
construcción de significados. Nuestros hallazgos muestran que los gestos pueden ser una
herramienta de valor para la comunicación y el desarrollo del ser humano; justamente es un
instrumento de ayuda para compresión. La observación analítica del gesto trae consigo
ventajas que promueven su consideración y participación en los procesos básicos de
aprendizaje. El gesto no sólo es un reflejo de la comprensión –ya que a través de éste se
puede tener acceso a información que los niños saben, pero que no expresan por medio de
las palabras no gesticuladas–, sino también de los procesos de cambio cognitivo (Goldin-
Meadow, 2000). Así, la gestualidad se convierte en una rica fuente de información sobre el
conocimiento de los hablantes, sobre todo aquello que no se dice por medios orales. Dada
la continua aparición del gesto como recurso explicativo, éste puede convertirse en un
instrumento facilitador y posibilitador del conocimiento. En efecto, el gesto ofrece una
segunda aproximación al mensaje. Los movimientos significativos hacen que las
instrucciones orales sean más efectivas; justamente porque pueden cambiar los procesos de
memoria en línea que participan en el almacenamiento de nuevas representaciones.
Una de las principales tareas del docente es explicar al alumno –en el sentido de
hacer asequible la información–; para esto necesita poner en marcha distintas estrategias
pedagógicas que le permitan lograr los objetivos curriculares. El uso del gesto en la
transmisión de explicaciones-definiciones es una maniobra viable para que el otro obtenga
una idea clara del mensaje. En este sentido, el gesto se convierte en un elemento primordial
en las tareas de explicar y definir conceptos, teorías, características de objetos, procesos,
entre otros; sobre todo porque, como hemos mencionado antes, el gesto que coexpresa con
explicaciones-definiciones representa información específica y distinta de la que se
~ 202 ~
transmite por medio de la simple oralidad. Para la pedagogía, la gestualidad se debe tornar,
entonces, en una estrategia para facilitar la evaluación y el aprendizaje.
Con relación a la evaluación, el gesto puede verse como una muestra o indicio de
que el niño ha aprehendido un concepto, de que lo ha hecho suyo y, por ende, puede
explicarlo o definirlo a través del movimiento. El gesto, como fuente de conocimiento
semántico y expresión del mismo (Capone, 2007), puede ser una herramienta eficaz para
evaluar el saber de un niño puesto que la aparición del gesto es una evidencia clara del
aprendizaje. Los padres se sirvieron del gesto para construir significado en conjunto con sus
hijos; este mismo tipo de interacción se suscita dentro del aula en la relación maestro-
alumno. Es decir, el niño y el docente en conjunto intercambian información a través de los
gestos para mediar en su pensamiento cómo aprenden distintos conceptos. Como vemos, el
gesto puede ser un medio por el cual en la interacción maestro-alumno se fortalezca la
comprensión mutua –en términos de Schütz (1932).
Además del campo educativo, los hallazgos de esta investigación proyectan su
pertinencia hacia otros ámbitos. La observación de la gestualidad puede ser útil en el hogar
–por ejemplo, para facilitar la adquisición de la lengua materna en los bebés (Rader y
Zukow-Goldring, 2010)– y la clínica (Goldin-Meadow, 2009); en la relación paciente-
médico –especialmente en la explicación (definición) de las características y localización
del dolor (Ortega, 2011)–; en el sector jurídico, donde la explicación es un discurso
recurrente como parte de las prácticas; en la capacitación laboral; y en toda situación que
tenga como propósito la construcción y transmisión de conocimiento. Como hemos
demostrado a lo largo de esta investigación, el gesto es un recurso para expresar rasgos
semánticos específicos de gran relevancia informativa para la construcción y comprensión
de la explicación-definición. Por ello, el reto ahora es trasladar nuestros hallazgos hacia un
ámbito aplicativo en el que se atienda la gestualidad como una herramienta para lograr la
comunicación, la comprensión y el aprendizaje.
Estos hallazgos han traído consigo la consideración de distintas implicaciones
relacionadas con la comunicación, la construcción de conocimiento, la comprensión, la
cognición y el aprendizaje, en tanto que los gestos son una vía por la que se expresa el
pensamiento y la experiencia de los hablantes. Entonces, la tarea de significar no es
exclusiva del lenguaje oral, los individuos también transmiten significado por medio de los
~ 203 ~
movimientos –de las manos y brazos. Desde nuestra perspectiva, esta investigación abre la
posibilidad de indagar en otro tipo de discursos –distintos a la explicación-definición–
sobre la especificidad semántica que se consigue a través del gesto.
Por último, vale la pena resaltar que esta investigación ha contribuido con nuevo
conocimiento sobre el papel del gesto en el proceso de la construcción social del
significado. En este sentido, nuestro escrutinio colaboró con la concreción de algunos
objetivos del estudio que enmarca y del que parte la presente investigación. Ahora bien,
esta pesquisa deja abierta la posibilidad de continuar con esta línea de investigación;
especialmente para observar los gestos con función especificadora en la comunicación cara
a cara que emerge en el salón de clases –por ejemplo, en otras actividades distintas a la
explicación-definición. Consideramos que esta investigación puede ser el parteaguas de
otros estudios que también estén interesados en la función especificadora del gesto.
Entonces, las repercusiones de nuestros resultados están estrechamente ligadas con la
aportación de conocimiento sobre fenómenos que toman lugar en procesos relevantes que
impactan en la vida del ser humano: la comunicación y el aprendizaje.
~ 204 ~
Bibliografía
Austin, J.L. (1973). How To Do Things With Words, New York: Oxford University Press.
Bates, E. (1979). The Emergency of Symbols, New York: Academic Press.
Bateson, G. (1996). “Communication”. En Hartmut B. Mokros (Ed.), Interaction and
Identity, New Brunswick, New Jersey: Transaction Publishers, pp. 45-70.
Bateson, G., Jackson, D., Haley, J. y J. H. Weakland. (1956). “Toward a Theory of
Schizophrenia”. Behavioral Science, 1, pp. 251-264.
Bavelas, Janet B. y Nicole Chovil. (2000). “Visible Acts of Meaning: An Integrated
Message Model of Language in Face-to-Face- Dialogue”. Journal of Language and
Social Psychology, 19, 2, pp.163-194.
______ (2006). “Nonverbal and Verbal Communication: Hand Gestures and Facial
Displays as Part of Language Use in Face-to-Face in Dialogue”. En Valerie
Manusov y Miles L. Patterson (Eds.), The Sage Handbook of Nonverbal
Communication, Thousand Oaks, CA: Sage, pp. 97-115.
Bavelas, Janet B., Christine Kenwood, Trudi Johnson y Bruce Phillips. (2002). “An
experimental study of when and how speakers use gestures to communicate”.
Gesture, 2, 1, pp. 1-18.
Bavelas, Janet B., Nicole Chovil, Douglas A. Lawrie y Alan Wade. (1992). “Interactive
Gestures”. Discourse Processes, 15, pp. 469-489.
Beattie, Geoffrey y Heather Shovelton. (1999). “Do Iconic Hand Gestures Really
Contribute Anything to the Semantic Information Conveyed by Speech? An
Experimental Investigation”. Semiotica, 123, 1-2, pp. 01-30.
______ (2002). “An Experimental Investigation of Some Properties of Individual Iconic
Gestures that Mediate their Communicative Power”. British Journal of Psychology,
93, 2, pp. 179-192.
Beattie, G. y L. Sale. (2012). “Do Metaphoric Gestures Influence How a Message is
Perceived? The Effects of Metaphoric Gesture-Speech Matches and Mismatches on
Semantic Communication and Social Judgment”. Semiotica, 192, pp. 77-98.
Beaugrande, R. y W. U. Dressler. (1997). Introducción a la lingüística del texto, España:
Ariel.
~ 205 ~
Birdwhistell, R. (1970). Kinesics and Context: Essays on Body-Motion Communication,
Philadelphia: University of Pennsylvania Press.
______ (1979). “Cinésica y Comunicación”. El aula sin muros, Barcelona: Laia, pp. 33-
44.
Butterworth, Brian y Uri Hadar. (1989). “Gesture, Speech, and Computational Stages: A
Reply to McNeill”. Psychological Review, 96, pp. 168-174.
Blom, S. y G. Semin. (2013). “Moving Events in Time: Time-Referent Hand-rm
Movements Influence Perceived Temporal Distance to Past Events”. Journal of
Experimental Psychology: General, 142, 2, pp. 319-322.
Cameron, H. y X. Xu. (2011). “Representational Gesture, Pointing Gesture, and Memory
Recall of Preschool Children”. Journal of Nonverbal Behavior, 35, pp. 155-171.
Campos, Raymundo M. y Freddy D. Urbina. (2011). “Desempeño educativo en México: la
prueba ENLACE”. Estudios Económicos, 26, 2, pp. 249-292.
Calsamiglia, H. y A. Tusón. (2002). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso,
España: Ariel.
Capone, N. C. (2007). “Taping Toddlers‟ Evolving Semantic Representation via Gesture”.
Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 50, pp. 732-745.
Casanto, D. y K. Jasmin. (2012). “The Hands of Time: Temporal Gestures in English
Speakers”. Cognitive Linguistics, 23, 4, pp. 643-674.
Charmaz, K. (1990). “Discovering Chronic Illness: Using Grounded Theory”. Social
Science and Medicine, 30, 11, pp. 1161-1172.
______ (2005). “Grounded Theory in the 21st Century”. En N. K. Denzin y Y. S. Lincoln
(Eds.), The Sage Handbook of Qualitative Research, SAGE: Thousand Oaks, CA.
Clark, E. V. y B. Estigarribia. (2011). “Using Speech and Gesture to Introduce New
Objects to Young Children”. Gesture, 11, 1, pp. 1-23.
Clark, H. H. (1996). Using language. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
Clark, Herbert H. y Meredith A. Krych. (2004). “Speaking While Monitoring Addressees
for Understanding”. Journal of Memory and Language, 50, pp. 62-81.
Cohen, D., Beattie, G. y H. Shovelton. (2011). “Tracking the Distribution of Individual
Semantic Features in Gesture Across Spoken Discourse: New Perspectives in Multi-
Modal Interaction”. Semiotica, 185, 1/4, pp. 147-188.
~ 206 ~
Collins, A. M. y M. R. Quillian. (1969). “Retrieval Time from Semantic Memory”. Journal
Verbal Learn. Verbal Behavior, 8, pp. 240-248.
Colonessi, C., Stams, G. J. J. M., Koster, I. y M. J. Noom. (2010). “The Relation Between
Pointing and Language Development: A Meta-Analysis”. Developmental Review,
30, 4, pp. 352-366.
Condon, W. C. y R. Ogston. (1966). “Sound Film Analysis of Normal and Pathological
Behavior Patterns”. Journal of Nervous and Mental Disease, 143, pp. 338-347.
Conrad, C. (1972). “Cognitive Economy in Semantic Memory”. Journal of Experimental
Psychology, 92, pp. 149-154.
Cortina, J. L., Cardoso, E. y C. Zúñiga. (2012). “El significado cuantitativo que tienen las
fracciones para estudiantes mexicanos de 6º de primaria”. Revista Electrónica de
Investigación Educativa, 14 (1), pp. 70-85. Recuperado el 12 de mayo de 2012 en
http://redie.uabc.mx/vol14no1/contenido-cortinacardozo.html
Coulon, Alain. (1995). Etnometodología y Educación. Trad. Olga Gracia Aguirre,
Barcelona, España: Ed. Paidós.
De Jorio, A. (2000). Gesture in Naples and Gesture in Classical Antiquity. Una traducción
de La Mimica Degli Antichi Investigate nel Gestire Napoletano [1832], con
introducción y notas de Adam Kendon, Bloomington: Indiana University Press.
De Ruiter, J. P., Bangerter, A. y P. Dings. (2012). “The Interplay Between Gesture and
Speech in the Production of Referring Expression: Investigating the Tradeoff
Hypothesis”. Topics in Cognitive Science, 4, pp. 232-248.
Díaz, Alfonso y Ma. del Rayo Sankey. (2007-2010). “La lectura como construcción social
del significado”. Informe técnico ciencia básica, CONACYT.
Dutsch, D. (2002). “Towards a Grammar of Gesture: A Comparison Between the Types of
Hand Movements of the Orator and the Actor in Quintilian‟s Institutio Oratoria 11.
3. 85–18”. Gesture, 2, pp. 259-281.
Eco, Umberto. (1978). Tratado de semiótica general. Trad. C. Manzano, Barcelona:
Lumen.
Efron, D. (1941). Gesture and Environment, Morningside Heights, NY: King‟s Crown
Press.
~ 207 ~
______ (1972). Gesture, Race and Culture. Prefacio por Paul Ekman [retomado de
Gesture and Environment, originalmente publicado en 1941], The Hague: Mounton
and Co.
Ekman, P. y W. V. Friesen. (1969). “The Repertoire of Nonverbal Behavioral Categories:
Origins, Usage, and Coding”. Semiotica, 1, pp. 49-98.
Emmorey, Karen y Shannon Casey. (2001). “Gesture, Thought and Spatial Language?”
Gesture, 1, pp. 35-50.
Español. Tercer grado. Lecturas. (1998). “La pintura mural prehispánica, ¿Qué pintaban en
el México antiguo?, ¿Cómo pintaban?, Lección 15”, México: SEP, pp.142-145.
Farah, M. J. y J. L. McClelland. (1991). “A Computational Model of Semantic Memory
Impairment: Modality Specificity and Emergent Category Specificity”. Journal of
Experimental Psychology: General, 120, pp. 339–357.
Fodor, Jerry, A. y Zenon, W. Pylyshyn. (1989). “Connectionism and Cognitive
Architecture: A Critical Analysis”. En S. Pinker y J. Mehler (Eds.), Connections
and Symbols, Cambridge, MA: MIT Press, pp. 3-71.
Freedman, N. y S. P. Hoffman, (1967). “Kinetic Behavior in Altered Clinical States:
Approach to Objective Analysis of Motor Behavior During Clinical Interviews”.
Perceptual and Motor Skills, 24, pp. 527-539.
Fuentes, O. (2000). “Los esfuerzos por la calidad en la educación básica”. Memoria del
Quehacer Educativo, 1995-2000, Tomo I, México: SEP, pp. 85-90.
Garfinkel, Harold. (1984[1967]). Studies in Etnometodology, Cambridge: Prentice Hall.
Geertz, Clifford. (1973). La interpretación de las culturas, Barcelona, España: Gedisa.
Genette, G. (1989). Figuras III, Barcelona, España: Lumen.
Gerwing, Jennifer y Meredith Allison. (2009). “The Relationship Between Verbal and
Gestural Contributions in Conversation: A Comparison of the Three Methods”.
Gesture, 9, 3, pp. 312-336.
Glaser, B. (1978). Theoretical Sensitivity, Mill Valey, CA: The Sociology Press.
Glaser, B. G. y A. L. Strauss. (1967). The Discovery of Grounded Theory: Strategies For
Qualitative Research, Chicago: Aldine.
Goffman, Erving. (1974). Frame analysis: an essay on the organization of experience, New
York: Harper and Row.
~ 208 ~
______ (1981). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Trad. Hildergarde B.
Torres Perrén y Flora Setaro, Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Goldin-Meadow, S. (2007). “Pointing Sets the Stage for Learning Language- and Creating
Language”. Child Development, 78, 3, pp.741-745.
______ (2000). “Beyond Word: The Importance of Gesture to Researches and Learners”.
Child Development, 71, 1, pp. 231-239.
______ (2009). “How Gesture Promotes Learning Throughout Childhood”. Child
Development Perspectives, 3, 2, pp. 106-111.
Guevara, B., Y. y F. S. Macotela. (2006). “Evaluación del avance académico en alumnos
de primer grado”. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 2, pp. 129-153.
Hall, E.T. (1966). The Hidden Dimension, Garden City, New Jersey: Doubleday.
Halliday, M. y R. Hassan. (1985). Language, Context, Text: Aspects of Language in a
Social Semiotic Perspective. Hong Kong: Oxford University Press.
Hamel, R., Enrique. (1982). “Constitución y análisis de la interacción verbal”. Estudios de
lingüística aplicada, México, CELE, UNAM, 1, 2, pp.31-80.
Hamon, P. (1981). Introduction à l´analyse du descriptif, Paris: Hachette.
Haviland, John. (2000). “Pointing, Gesture Spaces, and Mental Maps”. En D. McNeill
(Ed.), Language, Culture and Cognition 2. Language and Gesture, New York:
Cambridge University Press, pp. 13-46.
Hockett, C. F. y R. Ascher. (1964). “The Human Revolution”. Current Anthropology, 5, pp.
135-168.
Holler, Judith y Geoffrey Beattie. (2002). “A Micro-Analytic Investigation of How Iconic
Gestures and Speech Represent Core Semantic Features in Talk”. Semiotica, 142,
pp. 31-69.
______ (2003). “How Iconic Gestures and Speech Interact in the Representation of
Meaning: Are Both Aspects Really Integral to the Process?” Semiotica, 142, pp. 31-
69.
______ (2004). “The Interaction of Iconic Gesture and Speech in Talk”. En Antonio
Camurri y Gualtiero Volpe (Eds.), Gesture-Based Communication in Human-
Computer Interaction, Berlín y New York:Springer, pp. 63-69.
~ 209 ~
Holler, Judith y Katie Wilkin. (2009). “Communicating Common Ground: How Mutually
Shared Knowledge Influences Speech and Gesture in Narrative Task”. Language
and Cognitive Processes, 24, 2, pp. 267-289.
Holler, Judith y Rachel Stevens. (2007). “The Effect of Common Ground on How Speakers
Use Gesture and Speech to Represent Size Information”. Journal of Language and
Social Psychology, 26, 1, pp. 4-27.
Hostetter, A. B. y C. J. Skirving. (2011). “The Effect of Visual Vs. Verbal Stimuli on
Gesture Production”. Journal of Nonverbal Behavior, 35, pp. 205-223.
INEE (2010). México en PISA, México: INEE.
INEGI (2010). Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, México: INEGI
Ishino, Mika. (2007). “Intersubjectivity in Gestures: The Speaker‟s Perspectives Toward
the Addressee”. En Susan D. Duncan, Justine Cassell y Elena T. Levy (Eds.),
Gesture and the Dynamic Dimension of Language, Amsterdam, Philadelphia: John
Benjamins Publishing Company, pp. 243-250.
Katz, J. J. y J. A. Fodor. (1964). The Structure of Language, Englewood Cliffs: Prentice-
Hall.
Kawamoto, A. H.; W. T. Farrar y C. T. Kello. (1994). “When Two Meanings are Better
than One: Modeling the Ambiguity Advantage Using a Recurrent Distributed
Network”. Journal of Experimental Psychology: Human Perception and
Performance, 20, pp. 1233–1247.
Kendon, A. (1976). “Differential Perception and Attention Frame in Face-to-Face
Interaction: Two Problems for Investigation”. Semiotica, 24, 3-4, pp. 305-315.
______ (1980). “Gesticulation and Speech: Two Aspects of the Process of Utterance”. En
M. R. Key (Ed.), The Relationship of Verbal and Nonverbal Communication,
Elmsford, New York: Pergamon Press, pp. 177-210.
______ (1988). “How Gestures Can Become Like Words”. En F. Poyatos (Ed.), Cross-
cultural perspectives in Nonverbal Communication, Toronto: Hogrefe, pp. 131-141.
______ (2007). “On the Origins of Modern Gesture Studies”. En Susan D. Duncan, Justine
Cassell y Elena T. Levy (Eds.), Gesture and the Dynamic Dimension of Language,
Amsterdam, Philadelphia: John Benjamins Publishing Company, pp. 13-28.
~ 210 ~
Kerlinger, F. N. (1975). Investigación del comportamiento: técnicas y metodología,
México: Nueva Editorial Interamericana.
______ (1979). Enfoque conceptual de la investigación del comportamiento, México, D.F.:
Nueva Editorial Interamericana.
Kerlinger, F. N. y H. Lee. (2002). Investigación del comportamiento, México: McGraw
Hill.
Kita, Sotaro. (2000). “How Representational Gestures Help Speaking”. En D. McNeill
(Ed.), Language, Culture and Cognition 2. Language and Gesture, New York:
Cambridge University Press, pp. 162-185.
Krauss, Robert M., Yihsiu Chen y Rebecca F. Gottesman. (2000). “Lexical Gestures and
Lexical Access: A Process Model”. En D. McNeill (Ed.), Language, Culture and
Cognition 2. Language and Gesture, New York: Cambridge University Press, pp.
261-283.
Lakoff, G. y M. Johnson. (1980). Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, España: Cátedra.
Lakoff, G. y M. Turner. (1989). More than Cool Reason. A Field Guide to Poetic
Metaphor, Chicago: University of Chicago Press.
Lascarides, A. y M. Stone. (2009). “A Formal Semantic Analysis of Gesture”. Journal of
Semantics, 26, pp.393-449.
______ (2009). “Discourse Coherence and Gesture Interpretation”. Gesture, 9, 2, pp. 147-
180.
Levinson, S. (1989 [1983]). Pragmática, Barcelona: Teide.
Libro para el maestro. Español. Tercer grado. (2004). México: SEP
Lipset, D. (1980). Gregory Bateson: The Legacy of a Great Scientist, Englewood Cliffs,
NJ: Prentice Hall.
López, R. E. O. (2002). El enfoque cognitivo de la memoria humana: Técnicas de
investigación, México, D.F.: Trillas.
Lyons, John. (1980). Semántica, Barcelona, España: Teide.
______ (1997). Semántica lingüística, Barcelona, España: Paidós.
Mallery, G. (1972 [1881]). Sign Language Among North American Indians Compared with
that Among Other Peoples and Deaf-mutes. Fotocopia reimpresa de Smithsonian
~ 211 ~
Report en 1881, The Hague: Mouton, disponible en
http://www.gutenberg.org/files/17451/17451-h/17451-h.htm, 14 de abril de 2010.
Martínez, R. Felipe y Emilio Blanco. (2010). “La evaluación educativa: experiencias,
avances y desafíos”. En A. Arnaut y S. Giorguli (Coord.), Los grandes problemas
de México. VII Educación, México, D. F.: El Colegio de México.
McClelland, J. L. y D. E. Rumelhart. (1985). “Distributed Memory and the Representation
of General and Specific Information”. Journal of Experimental Psychology:
General, 114, pp. 159–188.
McClelland, James L. (2001). “Failures to Learn and Their Remediation: A Hebbian
Account”. En J. L. McClelland y R. Siegler (Eds.), Mechanisms of Cognitive
Development. Behavioral and Neural Perspectives, New Jersey: Lawrence Erlbaum
Associates, pp. 97-121.
McNeill, D., E. T. Levy y L. L. Pedelty. (1990). “Gestures and Speech”. En G. R.
Hammond (Ed.), Advances in Psychology: Cerebral Control of Speech and Limb
Movements, Amsterdam: Elsevier, pp. 203-256.
McNeill, David y Elena Levy. (1982). “Conceptual Representations in Language Activity
and Gesture”. En R. Jarvella y W. Klein (Eds.), Speech, Place, and Action: Studies
in Deixis and Related Topics, Chichester, England: Wiley, pp. 271-295.
McNeill, David y Susan D. Duncan. (2000). “Growth Points in Thinking-for-Speaking”. En
D. McNeill (Ed.), Language, Culture and Cognition 2. Language and Gesture, New
York: Cambridge University Press, pp. 141-161.
McNeill, David. (1985). “So You Think Gestures are Nonverbal?” Psychological Review,
92, pp. 350-371.
______ (1992). Hand and Mind, Chicago: University of Chicago Press.
______ (2006). Gesture and Thought. En A. Esposito, M. Bratanic, E. Keller et al. (Eds.).
The Summer Institute on Verbal and Non-Verbal Communication and the
Biometrical Principle. Italia: IOS Press.
Mead, G. H. (1934). “Mind, Self and Society”. En Denzin (1978), The Research Act,
Chicago: University of Chicago Press.
~ 212 ~
Mertler, C. A. (2010). “Designing Scoring Rubrics for Your Classroom”. En S. C.
Williamson (Ed.), Annual
Editions: Assessment and Evaluation, Guilford, CT:
McGraw-Hill, pp. 98-102.
Mills, Sara. (2004). Discourse, New York, USA: Routledge.
Miranda, L. Francisco. (2010). “La reforma curricular de la educación básica”. En A.
Arnaut y S. Giorguli (Coord.), Los grandes problemas de México. VII Educación,
México, D. F.: El Colegio de México.
Monroy, M. (2009). “Propuestas psicológicas”. En M. Monroy, O. Contreras y O.
Desatnik (coaut). Psicología Educativa. México: Facultad de Estudios
Superiores Iztacala UNAM.
Muñoz, I. C. (2009). “Construcción del conocimiento sobre la etiología del rezago
educativo y sus implicaciones para la orientación de las políticas públicas: la
experiencia de México”. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y
Cambio en Educación, 7, 4. Recuperado el 13 de mayo de 2012 de
http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol7num4/art1.pdf
Murphy, G. L. (2002). The Big Book of Concepts, Cambridge, MA: MIT Press.
Namy, L. L. y S. R. Waxman. (1998). “Words and Gestures: Infants‟ Interpretations of
Different Forms of Symbolic Reference”. Child Development, 69, 2, pp. 295-308.
Namy, L. y N. Newcombe. (2008). “More Than Just Hand Waving. Review of Hearing
Gestures: How Our Hands Help Us Think”. Journal of Cognition and Development,
9, 2, pp. 247-252.
OCDE (2010a). Strong Performers and Successful Reformers in Education: Lessons from
PISA for Mexico, disponible en www.oecd.org/dataoecd/55/0/46638969.pdf, 15 de
agosto de 2011.
______ (2010b). PISA 2009 Results: What Students Know and Can Do – Student
Performance in Reading, Mathematics and Science, 1, disponible en
http://dx.doi.org/10.1787/9789264091450-en, 15 de agosto de 2011.
Ortega, D. (2011). Decir el dolor. Tesis de maestría no publicada. Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, ICSyH, México.
Özyürek, Asli. (2000). “The Influence of Addressee Location on Spatial Language and
Representational Gestures of Direction”. En D. McNeill (Ed.), Language, Culture
~ 213 ~
and Cognition 2. Language and Gesture, New York: Cambridge University Press,
pp. 64- 83.
Peirce, C. S. (1931-1935). Collected Papers, Cambridge: Harvard University Press.
______ (1974). La ciencia de la semiótica, Buenos Aires: Nueva Visión.
Perkins, D. (1997). La escuela inteligente del adiestramiento de la memoria a la educación
de la mente, Barcelona: Gedisa.
Pine, K., Gurney, D. y B. Fletcher. (2010). “The Semantic Specificity Hypothesis: When
Gestures Do Not Depend Upon the Presence of a Listener”. Journal of Nonverbal
Behavior, 34, pp. 169-178.
Pinker, S. (1997). How the Mind Works, New York: Norton & Company Inc.
Pinker, Steven y Alan Prince. (1989). “On Language and Connectionism: Analysis of a
Parallel Distributed Processing Model of Language Acquisition”. En S. Pinker y J.
Mehler (Eds.), Connections and Symbols, Cambridge, MA: MIT Press, pp. 73-193.
Plaut, D. C. (1995). “Semantic and Associative Priming in a Distributed Attractor
Network”. Proceedings of the 17th Annual Conference of the Cognitive Science
Society, Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates, pp. 37-42.
Plaut, D. C., J. L. McClelland, M. S. Seidenberg y K. Patterson. (1996). “Understanding
Normal and Impaired Word Reading: Computational Principles in Quasi-Regular
Domains”. Psychological Review, 103, pp. 56–115.
Pomerantz, Anita y B. J. Fehr. (2000). “Análisis de la conversación: enfoque del estudio de
la acción social como prácticas de producción de sentido”. En van Dijk (Ed.), El
discurso como interacción social. Estudios del Discurso: Una introducción
multidisciplinaria, Barcelona: Gedisa.
Quillian, M. R. (1967). “Word Concepts: A Theory and Simulation of Some Basic
Semantic Capabilities”. Behavioral Science, 12, pp. 410–430.
______ (1968). “Semantic Memory”. En M. Minsky (Ed.), Semantic Information
Processing, Cambridge, MA: MIT Press, pp. 227-270.
Rader, N. y P. Zukow-Goldring. (2010). “How The Hands Control Attention During Early
Word Learning”. Gesture, 10, 2-3, pp. 202-221.
RAE (2010). Nueva Gramática de la Lengua Española. Manual RAE, España: Asociación
de Academias de la Lengua Española.
~ 214 ~
Rogers, Timothy, T. y James, L. McClelland. (2003). “The Parallel Distributed Processing
Approach to Semantic Cognition”. Nature Reviews. Neuroscience, 4, pp. 310-322.
______ (2004). Semantic Cognition: A Parallel Distributed Processing Approach,
Massachusetts: Massachusetts Institute of Technology.
Rumelhart, D. E. (1990). “Brain Style Computation: Learning and Generalization”. En S. F.
Zornetzer, J. L. Davis, y C. Lau, (Eds.), An Introduction to Neural and Electronic
Networks, San Diego, CA: Academic Press, pp. 405-420.
Rumelhart, D. E. y J. L. McClelland. (Eds.) (1986). Parallel Distributed Processing:
Explorations in the Microstructure of Cognition: Vol. 1. Foundations, Cambridge,
MA: MIT Press.
Rumelhart, D. E. y P. M. Todd. (1993). “Learning and Connectionist Representations”. En
D. E. Meyer y S. Kornblum (Eds.), Attention and Performance XIV: Synergies in
Experimental Psychology, Artificial Intelligence, and Cognitive Neuroscience,
Cambridge, MA: MIT Press, pp. 3-30.
Sankey, G. Ma. del Rayo. (1998). Cinésica y Semiótica: Una doble visión de la
comunicación no verbal, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
______ (2006). La dinámica de la discusión conyugal, México: Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla.
Sankey, G. María del Rayo y Raquel Gutiérrez E. (2006). El Texto narrativo intersubjetivo,
México: BUAP.
______ (inédito). El mecanismo de la descripción: el habla y los gestos.
Sassenberg, U. y Van der Meer, E. (2010). “Do we Really Gesture More When It Is More
Difficult?” Cognitive Science, 34, pp. 643-664.
Scheflen, Albert. (1983). “El método de la historia natural en la psicoterapia: la
investigación de la comunicación”. En McQuown (Ed.), El microanálisis de
entrevistas: Los métodos de la historia natural aplicados a la investigación de la
sociedad, de la cultura y de la personalidad, México: Universidad Nacional
Autónoma de México.
Schütz, Alfred. (1932). La construcción significativa del mundo social. Introducción a la
sociología comprensiva, España: Paidos.
Searle, John. (1980). Actos de habla, Universidad de Cambridge: Cátedra.
~ 215 ~
Seidenberg, M. S. y J. L. McClelland. (1989). “A Distributed, Developmental Model of
Word Recognition and Naming”. Psychological Review, 96, pp. 523–568.
SEP (2011). Sistema educativo de los Estados Unidos Mexicanos, principales cifras, ciclo
escolar 2010-2011, disponible en
http://www.sep.gob.mx/es/sep1/sep1_Estadisticas, 23 de marzo de 2012.
______ (2011b). Evaluación nacional del logro académico en centros escolares, ENLACE,
disponible en http://enlace.sep.gob.mx, 23 de marzo de 2012.
Siegel, J. P. (1969). “The Enlightenment and the Evolution of a Language of Signs in
France and England”. Journal for the History of Ideas, 30, pp. 96-115.
Sinclair, J. McH. y R. M. Coulthard. (1992). “Towards an Analysis of Discourse”. En
Coulthard, R. M. (Ed.), Advances in Spoken Discourse Analysis, Nueva York:
Routledge, pp. 1-34.
Smith, E. E. y D. L. Medin. (1981). Categories and Concepts, Cambridge, MA: Harvard
University Press.
Smith, E. E.; E. J. Shoben y L. J. Rips. (1974). “Structure and Process in Semantic
Memory: A Featural Model for Semantic Decisions”. Psychological Review, 81, pp.
214–241.
So, W. C., Kita, S. y S. Goldin-Meadow. (2009). “Using The Hands to Identify Who Does
What To Whom: Gestures and Speech Go Hand-in.Hand”. Cognitive Science, 33,
pp. 115-125.
Tomasello, M., Carpenter, M. y U. Liszkowski. (2007). “A New Look at Infant Pointing”.
Child Development, 78, 3, pp. 705-722.
van Dijk, Teun, A. (1998). Texto y contexto, Madrid, España: Cátedra.
______ (2000a). “El estudio del Discurso”. En van Dijk (Ed.), El discurso como estructura
y proceso. Estudios del Discurso: Una introducción multidisciplinaria, Barcelona:
Gedisa.
______ (2000b) “El discurso como interacción en la sociedad”. En van Dijk (Ed.), El
discurso como interacción social. Estudios del Discurso: Una introducción
multidisciplinaria, Barcelona: Gedisa.
~ 216 ~
Vázquez, R. (2005). “La escuela a examen. Las reformas educativas, más de cuatro décadas
de fracasos”. Observatorio Ciudadano de la Educación V, 1, disponible en
<http://www.observatorio.org/colaboraciones/vazquez.html, 15 de marzo de 2012.
Vygotsky, L. (1932). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, México:
Grijalbo.
______ (1934). Pensamiento y lenguaje, Barcelona: Paidós.
Wagner-Cook, S. y S. Goldin-Meadow. (2006). “The Role of Gesture in Learning: Do
Children Use Their Hands to Change Their Minds?”. Journal of Cognition and
Development, 7, 2, pp. 211-232.
West, Candace, Michelle M. Lazar y Cheris Kramarae. (2000). “El género en el discurso”.
En van Dijk (Ed.), El discurso como interacción social. Estudios del Discurso: Una
introducción multidisciplinaria, Barcelona: Gedisa.
Winkin, Y, (1984). La nueva comunicación, España: Editorial Kairós.
~ 217 ~
Anexo 1. Lección 15 La pintura mural prehispánica, ¿Qué pintaban en el México antiguo?,
¿Cómo pintaban?
¿Cómo pintaban?
Los artistas prehispánicos primero cubrían los muros con una capa de cal mezclada con
otros minerales para hacerla resistente y para que los colores tuvieran una apariencia
luminosa. A esta capa se le llama enlucido. Pintaban cuando el enlucido todavía estaba
húmedo. Así conseguían que los colores se fijaran mientras el enlucido se secaba. Para que
permaneciera húmedo y tuvieran más tiempo para pintar, le ponían una capa de arcilla
blanca que luego se pulía con llanas de piedra. Enseguida los artistas realizaban un dibujo
preparatorio, delineando con rojo las figuras que formarían parte del mural.
Los colores se aplicaban por capas, que se pulían para concentrarlos y dejar una
superficie lisa y uniforme. Generalmente se aplicaba primero una base de color rojo,
después se agregaban el amarillo, el ocre, el naranja y, al final, el azul y el verde. Para
terminar el mural, los contornos de las figuras se redibujaban con color rojo oscuro.
Casi todos los colores se preparaban con pigmentos minerales al momento de pintar
el mural. Por ejemplo, para el verde brillante se usaba malaquita, para el rojo oscuro
hematita y para las partes negras se usaba negro de carbón.
~ 218 ~
Anexo 2. Matrices
~ 219 ~
MINERAL □sustancia □ser o esencia □inorgánica □ de la corteza terrestre
□jugo que se extrae □ de composición química definida
□lo que permanece □ natural
□lo que constituye
~ 220 ~
OCRE □mineral □terroso [□amarillo]
□deleznable [sí]
□mezclado [◊ arcilla]
□óxido de hierro [□natural, □hidratado]
◊sirve ◊como mena de hierro
◊en pintura
PREHISPÁNICO □ lo □ al
anterior: descubrimiento
□civilizaciones, y colonización
□culturas, española
□historia,
□lenguas,
□pueblos, □cosas
~ 221 ~
PIGMENTO □sustancia □ser o esencia □colorante ◊disuelto
□jugo que se extrae ◊ encontrarse ◊en gránulos
□lo que permanece
◊en el citoplasma [□animal o □vegetal]
□lo que constituye
~ 222 ~
DELINEAR □diseñar
□dibujar
□perfilar
~ 223 ~
RITO □ acto □ religioso [□ liturgia, □ ceremonia]
□ repetido [□ de forma invariable] [□ costumbre]
Ↄ con normas [□ prescritas]
- □ válido
□ justo
□ legal
□ manta □ gruesa
□ de hilo basto
~ 224 ~
Anexo 3. Metatexto del corpus
GRUPO 1
¿Qué es un quetzal?
T2 A1 – Un quetzal es un animal que
vuela. Sí, [tiene plumas]
i [I]
~ 225 ~
T4 A1 – [más colores]
iii [I]
~ 226 ~
T6 A1 –que sólo [existen] aquí en México
v [Dl]
¿Qué es prehispánico?
T11 A1 – [a un tiempo de la época]
vi [M]
~ 227 ~
T11 A1 – Cuando [vinieron] los
ix [Dt]
españoles era la época de la conquista.
*Es necesario aclarar que estos enunciados ocurren en una secuencia mínima conversacional en la que el niño
propone, en habla simultánea, una posible definición para el término prehispánico, la madre, entonces, lo
conmina a que precise el término. De ahí el carácter iterativo del deíctico antes.
~ 228 ~
T13 A1 – [a esos] personajes se les llamaba
xiii [M]
de la época prehispánica.
¿Qué es un rito?
~ 229 ~
T19 A1 – [respetarlos].
xvi [E]
~ 230 ~
T19 A1 – Los [ritos] son [cuando adoraban] a su
dioses.
xviii [E] xix [I]
~ 231 ~
T21 A1 – Haz de cuenta primero hay que
prender las velas, forma parte del rito, entonces
[se ponen las velas],
xxi [I]
*En la descripción de un quehacer oficioso el primer movimiento del hablante es ilustrar el espacio
donde serán realizadas las acciones (Sankey García y Gutiérrez Estupiñán, 2011). En nuestros datos,
en el espacio que la informante creo en este gesto, llama la atención que queda establecido el lugar
en el que se lleva a cabo un rito.
~ 232 ~
T23 A1 – Eh, por ejemplo eso formaba [parte] de
xxiii [I]
los ritos.
*Cabe señalar que este movimiento se acerca mucho a la puntuación de los deícticos:
es una señalización de una parte.
¿Qué es un mineral?
~ 233 ~
T26 A1 – Forma parte, utilizan también para
formar canicas. Por ejemplo cuando vimos lo
de [las canicas], ¿cuál era el mineral?
xxv [I]
~ 234 ~
¿Qué son las llanas?
T37 A1 – Sí sabes qué es llana. Bueno,
¿qué es llano?, ¿qué es un [llano? (silbido)].
xxviii [I]
~ 235 ~
¿Qué es el ocre?
T41 N1 – Ese sí no sé. [Éste].
xxx [D]
¿Qué es un pigmento?
T44 A1 – Cristales, piedras que muchas veces si
[las rompemos, ¿en qué se convierten?] [si yo le
xxxi [I]
hago así así así, ] [¿qué voy a obtener?].
xxxii [I] xxxiii [I]
~ 236 ~
T50 A1 – No. [Agarro una piedra y hazle así], ¿qué
obtienes?
xxxiv [I]
~ 237 ~
T 52 A1 – tiene [color]. [El color que deja] se llama
pigmento.
xxxvii [M] xxxviii [I]
~ 238 ~
GRUPO 2
¿Qué es un quetzal?
T7 A3 – El quetzal es un [ave], es un ave con
xli [I]
plumaje muy muy bonito, verde, azul, creo
que tiene también amarillo
~ 239 ~
¿Qué es delinear?
T11 N3 – Que está remarcando o sea en la
el [filito] de la figura.
xliii [I]
~ 240 ~
GRUPO 3
¿Qué es un mural?
T2 A2 – Por ejemplo es cuando en las
[paredes] pintan algo que quieren esceno,
xlv [I]
Las manos, con las palmas abiertas y los
dedos abductos, realizan un movimiento del
centro hacia los lados, a la altura del rostro.
~ 241 ~
T2 A2 –Por ejemplo has visto que luego
[pasamos] en las calles
xlvii [I]
~ 242 ~
T2 A2 – Aquí un mural era que en [paredes] o en
xlix [I]
este pintaban, ahí representaban a sus dioses
con los sacrificios.
~ 243 ~
T2 A2 – Ese era un mural, lo dibujaban [sin
palabras].
li [M]
¿Qué es prehispánico?
T4 A2 – Que era antes de la
civilización, que es [historia] antes de.
liii [M]
~ 244 ~
¿Qué es un rito?
T6 A2 – Un rito es este ay, es en aquel
entonces un rito era cuando hacían una
ceremonia. Una ceremonia es como, por
ejemplo, cuando vamos a la iglesia. Sí
que ves que el padre nos empieza a
[explicar] y todo eso.
liv [I]
~ 245 ~
T6 A2 – Entonces estamos haciendo [un ritual]
lvi [M]
~ 246 ~
¿Qué son unas llanas de piedra?
~ 247 ~
¿Qué es delinear?
T16 N2 – Que lo empieces [hacer], pero este con
lxi [I]
pero así en medio blanquito, [pasando] el lápiz,
lxii [I]
~ 248 ~
T17 A2 – Delinear, o sea estás bien, es hacer
nada más [la silueta],
lxiv [I]
La mano derecha con el dedo índice
extendido se mueve en diferentes
direcciones, arriba-abajo y derecha-
izquierda, a la altura del rostro.
~ 249 ~
T17 A2 – Pues me vas a dibujar [la
silueta, el contorno, la figurita].
lxvii [I]
~ 250 ~
¿Qué es pigmento?
T21 A2 – Pigmentos son [los colores
esenciales, fuertes]. ¿No?
lxx [M]
~ 251 ~
GRUPO 4
¿Qué es el ocre?
T11 A4 – El ocre es como el [color] amarillo,
[naranja]. lxxiii [I]
lxxiv [I]
~ 252 ~
GRUPO 5
¿Qué es prehispánico?
T3 J5 – Que la era prehispánica era, bueno
desde ya era [después] de los dinosaurios,
lxxvi [Dt]
¿Qué es un mural?
T6 A5 – E mural es es son pinturas. Lo
entiendo como mural que son pinturas este
algo así como rupestres este [impregnadas en
una piedra].
lxxvii [I]
~ 253 ~
T6 A5 – Que mural es son este algunas
[figuras].
lxxviii [I]
~ 254 ~
T6 A5 – por ejemplo los aztecas
[impregnaban] figuras,
lxxxi [I]
¿Qué es un rito?
~ 255 ~
T9 A5 – y [sus creencias]
lxxxiv [E]
~ 256 ~
T9 A5 – entonces hacían eran creencias
que ellos tenían, hacer [ritos].
lxxxvii [M]
¿Qué es enlucido?
T14 J5 – Es como una capa que se les pone,
puede ser de varios grosores, que se les pone
a las paredes para darle mayor [resistencia]
lxxxviii [I]
~ 257 ~
T16 J5 –Sí, sería, bueno ahí se menciona que es
una piedra, pero con un [corte] así así que es
xc [I]
[plano] y es de esa forma.
xci [I]
¿Qué es delinear?
T18 N5 – Mm [remarcar] la imagen.
xcii [I]
~ 258 ~
GRUPO 6
¿Qué es prehispánico?
T2 A6 – Has visto [culturas prehispánicas], has
xciii [D]
visto e [monumentos prehispánicos],
xciv [D]
~ 259 ~
T2 A6 –has visto este e fuimos a
[Teotihuacán], a Cholula, a [Ixtla].
xcv [D] xcvi [D]
~ 260 ~
¿Qué es un mural?
T5 A6 – Un mural es una pintura que se
hace precisamente [sobre las paredes].
xcix [I]
~ 261 ~
T7 A6 – La muralla [se hizo] y [su pintura] es
un mural.
ci [I] cii [I]
~ 262 ~
T8 A6‟ – En la gasolinería que hay un
[puente],
civ [I]
*Tal como sucede en xxi, la informante con el gesto anterior (civ) creó un espacio virtual (puente)
en el que pintaron un mural. Nuevamente llama la atención que queda establecido el lugar virtual
en el que se encuentra el mural.
~ 263 ~
¿Qué es enlucido?
~ 264 ~
T13 A6‟ – que [prepararan] con la cal.
cx [I]
¿Qué es un mineral?
T16 A6 – Un mineral es un [material] que
cxi [I]
encuentras en la naturaleza.
~ 265 ~
T16 A6 – Cuando tú encuentras un
[mineral] puro
cxiii [I]
~ 266 ~
T16 A6 – puede ser este que tengan
colores y esos los e [pulverizan]
cxvi [I]
~ 267 ~
T17 A6‟ – ¿Te acuerdas de la piedra que
traía este Jaime? Que te quería vender. Ya
ves que cómo [brillaba];
cxix [I]
GRUPO 7
¿Qué es delinear?
~ 268 ~
T19 A7 – así como tú le haces cuando vas a
hacer un dibujo. Primero pones [la base] y ya
cxxiii [I]
después [coloreas] y y pones detalles.
cxxiv [I]
~ 269 ~
Anexo 4. Concentrado del tipo y cantidad de gestos que emergieron en cada grupo.
icónicos 4 3 2 7 - 0 0 7 1 - 24
deícticos 1 0 0 0 - 0 1 0 5 - 7
metafóricos 0 0 0 3 - 0 0 0 1 - 4
Primer grupo
batutas 0 0 0 0 - 0 0 1 0 - 1
emblemas 0 0 0 0 - 0 0 2 0 - 2
butterword 0 1 0 0 - 0 0 0 0 - 1
icónicos 1 - - - - - 0 0 0 2 3
Segundo grupo
deícticos 1 - - - - - 0 0 0 0 1
icónicos 0 0 2 0 4 - 0 3 0 8 17
Tercer grupo deícticos 0 0 0 0 0 - 0 0 0 1 1
metafóricos 0 0 0 3 3 - 0 2 1 0 9
icónicos 0 - - - - - 3 0 0 - 3
Cuarto grupo deícticos 0 - - - - - 0 0 1 - 1
metafóricos 0 - - - - - 0 0 0 - 0
icónicos 0 - 3 - 6 1 0 2 0 1 13
Quinto grupo metafóricos 0 - 0 - 0 0 0 2 0 0 2
emblemas 0 - 0 - 0 0 0 1 0 0 1
icónicos 0 8 - - 8 4 0 - 1 - 21
Sexto grupo
deícticos 0 2 - - 0 0 0 - 5 - 7
Séptimo grupo icónicos 0 - 0 - 0 0 0 0 0 4 4
TOTAL 7 14 7 13 21 5 4 20 15 16 122
~ 270 ~
Esta tabla es un concentrado por cada grupo del tipo y la cantidad de gestos que
emergieron en la construcción de la explicación-definición de cada término. Recordemos
que nuestro análisis está centrado en siete ocasiones de intercambio comunicativo. Las
celdas vacías indican que no se preguntó dicho término y, por lo tanto, no hay gestualidad.
En cambio, las celdas en ceros señalan que, aunque se realizó la pregunta y el informante
respondió a ella, no hubo gestualidad en la construcción de la explicación-definición.
~ 271 ~
Anexo 5. Transcripción completa de cada ocasión de intercambio127. Clasificación de
respuestas apropiadas e imprecisas.
RESPUESTAS APROPIADAS
Quetzal
T6 I – ¿Qué es un quetzal?
T7 A3 – El quetzal es un [ave], es un ave con plumaje muy muy bonito, verde, azul, creo
que tiene también amarillo y nada más hay en [ciertas zonas] de México. Era un animal
muy este precioso, muy apreciado para este los prehispánicos.
T8 N3 – ¿Ya no existe?
T9 A3 – Sí, sí, todavía hay pero no en cualquier lugar. Ya está en peligro de extinción.
Sobre todo en Chiapas hay quetzal y es un animal muy bonito.
Pigmento
T44 A1 – Cristales, piedras que muchas veces si [las rompemos, ¿en qué se convierten?] [si
yo le hago así así así, ] [¿qué voy a obtener?].
T45 N1 – Mineral
T47 N1 – {Inaudible}
T 49 N1 – Pintura
T51 N1 – Polvo
127
Como ya habíamos mencionado anteriormente, no se realizó una transcripción conversacional; sin
embargo, utilizamos algunas convenciones de anotación que nos ayudaron a organizar los datos:
─ Turno
{--} Ininteligible
[ ] Segmento gestual
Cabe señalar que nos concentramos en la transcripción de segmentos de intercambio en los que aparece la
gestualidad.
~ 272 ~
T 52 A1 – Eso, [polvo]. [Ese polvo] tiene [color]. [El color que deja] se llama pigmento. El
pigmento significa [color], forma parte de los colores, [lo que te va a pintar].
Mural
T4 I – ¿Qué es un mural?
T5 N5 – No
T6 A5 – E mural es es son pinturas. Lo entiendo como mural que son pinturas este algo así
como rupestres este [impregnadas en una piedra]. ¿Estoy en lo correcto? Que mural es son
este algunas [figuras]. Ves que a veces vamos a, bueno estaba muy pequeñita. Es una figura
[impregnada] en una [piedra], por ejemplo los aztecas [impregnaban] figuras, por ejemplo,
que son serpientes [dibujadas] en paredes, en rocas; ese es un mural.
T3 I – ¿Qué es un mural?
T1 I – ¿Qué es mural?
T2 A2 – Por ejemplo es cuando en las [paredes] pintan algo que quieren esceno, ¿cómo se
dice?, pues explicar [sin palabras]. Por ejemplo has visto que luego [pasamos] en las calles
y los muchachos ves que [pintan] este no sé sus murales de gente hay de, por ejemplo
ahora hay mucho de la calaca, la muerte y todo eso, y la lucha entre ellos. Ellos lo
representan así. Aquí un mural era que en [paredes] o en este pintaban, ahí representaban a
sus dioses con los sacrificios. Te acuerdas de la historia, ¿no?, que cuando cómo
~ 273 ~
sacrificaban para el [dios de] este para que lloviera o para el sol que sacrificaban a veces a
sus princesas. Ese era un mural, lo dibujaban [sin palabras].
Enlucido
T14 J5 – Es como una capa que se les pone, puede ser de varios grosores, que se les pone a
las paredes para darle mayor [resistencia] o también en ese caso lo usaban le ponían esa
capa para poder para que se vieran bien los colores, se distinguieran.
T13 A6‟ – Enlucido. Ay me suena como una mezcla que queda como [una pasta] en la
[pared], creo como una [capa] que [prepararan] con la cal. A eso me suena enlucido.
Ocre
T11 A4 – El ocre es como el [color] amarillo, [naranja]. Bueno, como amarillo [sucio].
Prehispánico
T7 I – ¿Qué es prehispánico?
T11 A1 – No, [a un tiempo de la época] que [ya pasó], por ejemplo ahorita estamos en la
época [moderna]. Cuando [vinieron] los españoles era la época de la conquista.
T13 A1 – [Antes] todavía. [Antes] de los españoles. [Antes] de la conquista. A esa a esos [a
esos] personajes se les llamaba de la época prehispánica.
~ 274 ~
T1 I – ¿Qué es prehispánico?
Delinear
T15 A2 – Cuando te dicen este que vas a hacer un dibujo y que lo delinees, o sea que lo
empieces a trazar. ¿Qué es delinear?
T16 N2 – Que lo empieces [hacer], pero este con pero así en medio blanquito, [pasando] el
lápiz, [haciendo] la figura, pero [despacito].
T17 A2 – Delinear, o sea estás bien, es hacer nada más [la silueta], por ejemplo, si me vas
a dibujar a [mi], me vas a dibujar [gordita]. Pues me vas a dibujar [la silueta, el contorno, la
figurita]. Sí, [lo de lo de afuera]. Ya después lo vas a [empezar a pintar, a rellenar] o hacerle
lo que quieras poner, sí.
T11 N3 – Que está remarcando o sea en la el [filito] de la figura. Por ejemplo en esto estoy
delineando con negro, por ejemplo [hacer la figura].
T19 J5 – Delinear es poner, es como base para el dibujo para empezar a hacerlo, es como el
contorno de la imagen.
~ 275 ~
T18 N7 – Este marcar
T19 A7 – Sí, exactamente. Es como este e poner tu [base] de [dibujo]; así como tú le haces
cuando vas a hacer un dibujo. Primero pones [la base] y ya después [coloreas] y y pones
detalles.
RESPUESTAS IMPRECISAS
Quetzal
T1 I – ¿Qué es un quetzal?
T3 N1 – Águila
T5 N1 – Órale
T6 A1 – Mucho más. Como perico más o menos, como un perico pero [grandote] que sólo
[existen] aquí en México. Si no me equivoco no existe en otros lados.
Mineral
T25 N1 – Con [lo] creo que con lo que hacen las canicas. ¿No?
T26 A1 – Forma parte, utilizan también para formar canicas. Por ejemplo cuando vimos lo
de [las canicas], ¿cuál era el mineral?
T15 N6 – Mmm
~ 276 ~
T16 A6 – Un mineral es un [material] que encuentras en la naturaleza. Las [piedras], por
ejemplo, son e están formadas de minerales exactamente. Cuando tú encuentras un
[mineral] puro como la [malaquita], como e [hematita], puede ser este que tengan colores y
esos los e [pulverizan] y puedes utilizarlo como [pigmentos] para [dar color].
T17 A6‟ – ¿Te acuerdas de la piedra que traía este Jaime? Que te quería vender. Ya ves que
cómo [brillaba]; tiene [muchos minerales] y de ahí lo sacan.
Llanas de piedra
T36 N1 – No (risas)
T37 A1 – No. Su mamá tampoco sabe (risas). Sí sabes qué es llana. Bueno, ¿qué es llano?,
¿qué es un [llano? (silbido)].
T16 J5 – Llanas quiere decir una superficie que es [plana]. Bueno como, llanas de piedra a
ver. Sí, sería, bueno ahí se menciona que es una piedra, pero con un [corte] así así que es
[plano] y es de esa forma.
T13 A2 – Exactamente no sé qué son llanas, pero me imagino que es una [piedra especial]
que tenían ellos [para poder pulir]. Eso espero.
Pigmento
~ 277 ~
T21 A2 – Pigmentos son [los colores esenciales, fuertes]. ¿No? Eh las [los básicos]. Sí,
tenemos colores básicos esos son [los pigmentos].
Ocre
Rito
T7 I – ¿Qué es un rito?
T8 N5 – No
T9 A5 – Rito. Bueno, lo entiendo yo como rito es hacían ritos a a los dioses. Entonces,
ellos a veces para hacer un [rito] y [sus creencias] eran a veces sacrificios, [matar a
alguien.] ¿Para qué? Para que e lloviera o la cosecha se diera [se diera bien], entonces
hacían eran creencias que ellos tenían, hacer [ritos].
T16 N1 – Mjm
T17 A1 – Okey. No es exactamente pero un rito, por ejemplo para ellos el rito es [poner]
esos [altares],
T19 A1 – [respetarlos]. Bueno, poner esas ofrendas [forma parte] de las costumbres. Los
[ritos] son [cuando adoraban] a su dioses.
T21 A1 – Adorar a sus dioses. Una cosa que [metódica que siguen]. Haz de cuenta primero
hay que prender las velas, forma parte del rito, entonces [se ponen las velas], se [prenden]
las velas ora sí que número dos.
~ 278 ~
T22 N1 – Pero generalmente en los ritos se hacían sacrificios.
T5 I – ¿Qué es rito?
T6 A2 – Un rito es este ay, es en aquel entonces un rito era cuando hacían una ceremonia.
Una ceremonia es como, por ejemplo, cuando vamos a la iglesia. Sí que ves que el padre
nos empieza a [explicar] y todo eso. Y dentro de nuestra creencia, ¿qué hace el padre?, saca
este pues cuando nos va a dar la comunión saca este el [cáliz]. Entonces estamos haciendo
[un ritual] o sea estamos haciendo algo que nos enseñaron [dentro] de nuestra religión. A
ellos también sus rituales era eso, por ejemplo, sacrificar a una princesa o animales ese es el
ritual, [su ceremonia] que ellos hacían. No sé si esté bien.
Prehispánico
T3 I – ¿Qué es prehispánico?
T1 I – ¿Qué es prehispánico?
T3 J5 – Que la era prehispánica era, bueno desde ya era [después] de los dinosaurios, pero
ya en ese tempo ya existían varias varios tipos de gobiernos como mayas. Ahí se menciona
uno, pero ya existían varios, pero eran eran grupos.
~ 279 ~
Anexo 6. Síntesis analítica de algunas ocurrencias de otro conjunto de datos obtenidos en el
mismo evento interactivo
Como parte de esta investigación, nos plantemos comparar los resultados de nuestro
análisis con las observaciones realizadas a un segundo grupo de datos obtenido de otro
momento del mismo evento interactivo. Después de que los informantes han explicado-
definido –por primera vez– los términos extraídos de la lectura, se les proporciona la
definición de diccionario para que la lean –incluso, en algunas ocasiones se les muestra una
imagen del referente de la palabra. Una vez que han leído la definición de la RAE, se les
pide que vuelvan a explicar-definir el significado de los términos. En este anexo
presentamos la síntesis del análisis realizado a la explicación-definición que los
informantes realizan por segunda ocasión. Si seguimos el mismo proceder analítico de esta
investigación (metodología y marco teórico), veremos que los gestos también proporcionan
rasgos semánticos especificadores en estas segundas intervenciones. Revisaremos el
proceder de tres grupos de informantes.
Del Grupo 1 seleccionamos la explicación-definición de quetzal. En la primera
respuesta –que, por cierto, fue catalogada como imprecisa en términos orales–, la
informante proporcionó una serie de rasgos semánticos que permitieron un acercamiento al
significado de la palabra Sin embargo, no fue hasta después de leer la definición de
diccionario que la segunda respuesta trajo consigo información más completa,
especialmente aquella que se expresó por medio del gesto. Veamos las siguientes
ocurrencias.
~ 280 ~
T A1 – Dice, ave [trepadora]; es decir,
cxxv [I]
que es fácil encontrar en las alturas.
Propia de la américa tropical.
~ 281 ~
T A1 –O sea que no es muy grande.
[Veinticinco es una cosa así].
cxxviii [I]
~ 282 ~
T A1 – Cincuenta y cuatro centímetros
de envergadura. Cuando [extiende sus
alas],
cxxx [I]
~ 283 ~
En la secuencia gestual anterior podemos apreciar nueve gestos que conforman la
explicación-definición del significado de la palabra quetzal. De acuerdo a la naturaleza de
los gestos y el tipo de rasgos que representan, podemos parafrasear la gestualidad del
informante de la siguiente manera:
cxxv [I] ave trepadora, cxxvi [D] cabeza (extremo superior de la altura),
cxxvii [D] rabadilla (extremo inferior de la altura), cxxviii [I] altura
(veinticinco centímetros), cxxix [I] cola larga y emplumada, cxxx [I]
envergadura, dos alas, cxxxi [D] extremo derecho de la envergadura,
cxxxii [D] extremo izquierdo de la envergadura, cxxxiii [I] cincuenta y
cuatro centímetros de envergadura.
Notemos que todos los rasgos representados por estos gestos especifican
información más concreta sobre las características del animal. Es decir, el informante
expresa rasgos especificadores y en seguida realiza un acto que detalla aún más la
información. Por ejemplo, muestra qué es la envergadura y después especifica sus medidas;
menciona la altura del ave y especifica qué es la rabadilla (extremo inferior de la altura).
Ahora bien, ubiquemos esta gestualidad y los rasgos semánticos que representan en la
matriz que hemos propuesto para la definición de este término –esto para confirmar
nuestros hallazgos sobre la función de especificación del gesto y su aparición frecuente
cuando el hablante posee conocimiento sobre aquello que explicará o definirá.
~ 284 ~
QUETZAL □ □ animal [□ vertebrado]
◊ nace [□ ovíparo]
◊ respira [□ pulmonar]
Ↄ temperatura [□ endotérmico]
Ↄ pico [□ córneo, □ amarillento]
Ↄ patas [□ dos, □ amarillentas]
Ↄ [□ ]
Ↄ [□ gruesa, □ moño] [□ sedoso, □ verde]
Ↄ pecho [□ rojo]
Ↄ abdomen [□ rojo]
◊ vuelo [sí]
Ↄ [□ ]
Ↄ [□ ]
Ↄ [□ ]
Ↄ [□ verde tornasolado, □ brillante]
□ [ ]
□ tropical [□ América]
~ 285 ~
T A2 – en las minas se encuentran
diversidad de [piedras].
cxxxiv [I]
~ 286 ~
T A2 – O de [adornos], viene siendo
cxxxvi [I]
un mineral o se encuentran en ese tipo
de lugares, en las minas.
~ 287 ~
significado y el referente del término. No obstante, después de leer la definición de la RAE,
la informante expresó rasgos semánticos a través de la unidad gesto-habla. En la Imagen
54 observamos la matriz con la ubicación de la gestualidad.
□ □ □ metal
□ de un yacimiento □ roca
□ [□ preciosa ]
Imagen 54. Matriz del término mineral con los rasgos semánticos que expresa la informante A2.
~ 288 ~
T I – Entonces, ¿qué es una llana?
~ 289 ~
T A5 – para [dar]
cxl [I]
Imagen 55. Metatexto de la segunda respuesta a la pregunta ¿qué es una llana? Grupo 5.
Veamos que la informante actualiza una serie de cuatro gestos icónicos que ilustran
las características de la llana. Si parafraseamos la gestualidad, tenemos que una llana es:
cxxxviii [I] una moldura, una herramienta, cxxxix [I] con un mango, cxl
[I] plancha que se usa para alisar y extender, cxli [I] para dar
conformidad al cemento
~ 290 ~
LLANA □ □ [□ o□ ,Ↄ ]
□ [□albañil]
◊ y◊ [◊argamasa, ◊yeso]
~ 292 ~