Título Iv - Interpretación Del Acto Jurídico
Título Iv - Interpretación Del Acto Jurídico
Título Iv - Interpretación Del Acto Jurídico
ALUMNOS:
- Cobers Rodríguez, Denyse
- Goñas Maslucán, Franz
- Idrogo Campos, José Luis
- Rodriguez Díaz, Rodrigo Rafael
- Rojas Krugger, Josué Carlos
CICLO: V
Índice .....................................................................................................................................1
1.6. Elementos esenciales del acto jurídico para la relación jurídica .................................8
1.7. Nulidad del Acto Jurídico por falta de elementos esenciales .....................................8
2. La Interpretación .............................................................................................................9
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2.3. Interpretación e Integración .................................................................................... 11
3. Interpretación Del Acto Jurídico en el Perú con origen Del Código Civil Peruano ......... 19
Conclusiones ........................................................................................................................ 21
Bibliografía: ......................................................................................................................... 22
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1. Acto Jurídico
1.1. Definición del Acto Jurídico
No es otra cosa que la manifestación de la voluntad de una o más partes con la
intención de crear, modificar o extinguir un derecho, en sentido estricto es un acto de
voluntad de comportamiento. El sujeto quiere y conoce su comportamiento y la norma
jurídica valora eso. Esa voluntad de comportamiento es considerada por la norma
jurídica para la producción de los efectos jurídicos de ello se desprende:
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utilidad una sola de las partes; tales como los testamentos, la donación, la
renuncia sin cargo a un derecho. En cambio, en los actos onerosos las
obligaciones son recíprocas y cada contratante las contrae en vista de que la
otra parte se obliga a su vez; es decir cuando ambas partes tienen beneficios
o utilidades así ocurre en la compraventa, la permuta, etc.
e) Solemnes – Formales y no solemnes - no formales: Actos formales son
aquellos cuya eficacia depende de la observancia de las formas ordenadas
por la ley es decir es solemne una compra-venta de un bien raíz y no formales
aquellos cuya validez no depende del cumplimiento de solemnidad alguna,
es decir los actos no solemnes no requieren de ninguna formalidad.
f) Causales y Abstractos: en el primero, la causa aparece como ineludiblemente
unida a la existencia del acto jurídico, es decir, tiene causa evidente y notoria.
Ejemplo: el arrendamiento y en el segundo, es posible que tenga una causa,
pero lo que obliga no es esa causa sino la realización de ciertas solemnidades,
no obstante, de constituir una declaración de voluntad que revela el ánimo
de generar efectos jurídicos que, interesen al agente, no llevan la causa
incorporada en sí, ejemplo: el giro de una letra que, conteniendo una
obligación de pago, es independiente de su causa.
g) Puro y simple o Sujeto a modalidad: los primeros son los que obligan en
cuanto se celebran; y los segundos son los que las partes modifican sus
efectos naturales.
h) Principales o Accesorios: el primero, no necesita otro Acto Jurídico para
subsistir, por si solo; y el segundo, son aquellos que necesitan de otro AJ
para subsistir.
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1.3.1.1.Actos Formales Solemnes
Los actos solemnes son aquellos en los cuales la omisión de la forma
legal establecida no solo provoca la nulidad del acto como tal, sino que lo
destituye de cualquier otro efecto civil. Ejemplo el matrimonio, si se omite la
forma legal establecida la unión de los contrayentes es concubinato.
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probationem cuando no se exige sino para la demostración de un acto, sin que su
inobservancia engendre la nulidad del Ad solemnitatem.
Del otro lado, la doctrina en general considera que el formalismo ofrece muchas
ventajas como las siguientes:
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- Agente capaz.
- Objeto física y jurídicamente posible.
- Fin lícito.
- Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
En nuestro Código Civil por los ordinales 1264, 1265 se encuentran establecidos los
requisitos esenciales para la existencia y valides del Acto jurídico, se requiere que dicho
acto reúna los siguientes elementos:
Y los requisitos que hacen que los actos sean inválidos mismos que señala el Artículo
1264, que para la validez de un contrato se requiere:
- Consentimiento.
- Objeto que pueda ser materia de contrato.
- Por incapacidad.
- Por vicios de consentimiento.
- Porque su objeto o su causa sean ilícitos.
- Por defectos en la forma establecida por la ley.
Se debe tener en cuenta que desde el momento en que se celebra un Acto cumpliendo
con los requisitos necesarios, obliga no sólo al cumplimiento de lo expresamente
pactado, sino también a las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a
la buena fe, al uso, costumbre o a la ley.
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1.6. Elementos esenciales del acto jurídico para la relación jurídica
El hombre dentro de la sociedad se relaciona con otras personas, y cuando esas
relaciones tienen importancia jurídica se habla de “relaciones jurídicas”.
a) Sujeto: Son las personas entre las cuales se establece la relación jurídica. El
sujeto puede ser activo; aquel que, en la relación jurídica, ejerce un derecho
o una facultad y el sujeto pasivo; aquel que, en la relación jurídica, se
encuentra obligado a dar, hacer o no hacer algo.
b) Manifestación de voluntad: que puede ser expresa o tácita es expresa cuando
se exterioriza por el lenguaje: moral, escrito o mímico. Es tacita cuando se
desprende de hechos u omisiones que de manera necesaria e indubitable
revelan un determinado propósito, aunque el autor del acto jurídico no
exteriorice su voluntad a través del lenguaje
c) Objeto: Es el contenido del derecho que tiene el sujeto activo. Es la
prestación sobre el cual recae la relación jurídica, es la obligación de dar,
hacer o no hacer
d) Causa: Es el hecho o acto que hace nacer a la relación jurídica, o que por el
contrario la modifica o la extingue
e) Forma: El reconocimiento que haga la norma jurídica a los efectos deseados
por el autor del acto si la norma jurídica no reconoce una cierta
manifestación de voluntad no hay acto jurídico para producir consecuencias
de derecho que estén amparadas en el ordenamiento. Si todas las
manifestaciones de voluntad fueran amparadas por el ordenamiento jurídico,
el derecho estaría al servicio del Caprichos de los particulares.
- Consentimiento.
- Objeto que pueda ser materia de él.
- Solemnidades prescritas por la ley.
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acto o sobreviniente, por un cambio en el ordenamiento jurídico que torna inválido un
acto que nació válido bajo un régimen anterior.
2. La Interpretación
2.1. Definición de Interpretación
Según Campos (s.f. a) señala que “es una actividad humana tan antigua como la
traducción; se puede afirmar que existe desde que el género humano tuvo uso de palabra
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puesto que siempre fueron necesarios los intermediarios entre pueblos de culturas e
idiomas distintos para facilitar la comunicación a todos los niveles” (p. 1, párr. 4). En
otras palabras, La interpretación consiste en desentrañar el sentido de algo. Todo
comportamiento humano va incorporando sentidos a la realidad. Cada vez que tomamos
contacto con una realidad determinada intentamos sacar a la luz el sentido que ella
alberga.
En el campo del Derecho, se interpretan para entender su sentido y alcance, tanto las
normas legislativas, como las normas consuetudinarias las jurisprudencias, las
negóciales y las que están contenidas en los principios generales del Derecho. La
interpretación comprende la globalidad de la actividad jurídica, constituye un dato
ineludible de la experiencia jurídica. Sin interpretación no hay derecho. En realidad, la
interpretación no es la traducción de las palabras; para interpretar como para traducir es
necesario extraer el significado del discurso del orador y reformularlo para que sea
explícito para el receptor del discurso.
La interpretación del acto jurídico puede presentar según los casos dificultades mayores
o menores, pero es siempre necesaria. La interpretación del ser humano y del lenguaje
hace que la reproducción de la voluntad mediante la declaración no esté libre de
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confusión y dudas, por lo que la interpretación deviene en un quehacer necesario para
aclarar las dudas y establecer su significado.
Todo acto jurídico debe ser interpretado según el principio de la "BUENA FE", es decir
que la buena fe es la cláusula general de todos los contratos y que estos se interpretan
objetivamente, asimismo, por "la buena fe es el alma de las relaciones sociales", lo cual
explica que la regla más importante indique que los contratos deben entenderse de buena
fe, lo que significa lealtad en la concertación del acto, confianza en la palabra empeñada.
Si en un acto los términos son susceptibles de dos significados, debe considerarse el
más adecuado a la naturaleza del acto (Cornejo, s. f., párr. 3).
Se advierte que “la interpretación de los contratos, así como de los negocios en general,
está dirigida a la constatación de lo que constituye la intención efectiva de las partes,
autorregulación de los propios intereses, más allá del sentido literal de las expresiones
usadas. Sin embargo, esta fase, a menudo denominada “subjetiva” o “cognitiva” -, en
cuanto básica y prioritaria, representa solo un aspecto del procedimiento interpretativo
del negocio y no agota (o no puede agotar) la actividad hermenéutica requerida por la
ley al respecto.
En efecto, cuando esta primera indagación no haya tenido un éxito positivo y subsista
aun la duda sobre el alcance real de la declaración, se aplican una serie de reglas
interpretativas suplementarias que prescinden, en cierto modo, del real intento negocial,
y están dirigidas, sobre la base de varios criterios, a la salvaguardia de dichos intereses
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y a la obtención de fines específicos, entre los cuales, el fundamental es la misma
conservación del acto jurídico, es esta la interpretación denominada (objetiva) o
(integradora). Mientras sobre el primer perfil, la interpretación el acto privado de
autorregulación (negocio) tiene sustancial afinidad con interpretación de la ley, bajo el
segundo perfil, se distingue netamente”.
Este proceso, se sostiene, “induce a considerar que, ya en un plano más general entre
interpretación e integración corra un nexo consecuencial necesario, de tal manera que
la primera debe preceder (trátese de integración por normas supletorias o dispositivas o,
en cambio, imperativas) a la segunda.
Por el contrario, no valdría objetar que una afirmación similar tendría sentido solo si se
parte del presupuesto que la integración opera solo en presencia de lagunas. Ya que, una
vez demostrado que existen hipótesis en las cuales la fuente legal interviene con carácter
de inderogabilidad, independientemente de la lagunosidad, tal nexo seria interrumpido
y quedaría solo en los casos en los cuales la integración proceda por normas supletorias
o dispositivas.
Solo entonces, las facultades reconocidas a los privados en orden a estas impondrían,
imprimís, el desenvolvimiento de la actividad hermenéutica “(como individualización
en su plenitud del reglamento creado por fuente privada)”, sobre cuya base debería ser
posible “decidir si subsisten en concreto en condiciones que hacen posible el operar de
la fuente legal”.
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2.4. Clases de Interpretación del Acto Jurídico
a) Interpretación popular de las normas o de la ley: Consiste en una visión no
técnica y que llevan a cabo las personas no expertas en el asunto; un ejemplo de
esta interpretación es cuando actúan jurados populares.
b) Interpretación doctrinal de las normas o de la ley: Es una visión técnica fundada
en ciertos criterios y es la que hacen los juristas. Actualmente no existe doctrina
obligatoria, sin embargo, los Tribunales suelen fundar sus resoluciones en las
opiniones vertidas doctrinalmente; un ejemplo de esta interpretación se presenta
cuando un abogado o un particular cualquiera interpretan una disposición
normativa, su interpretación correcta o incorrecta, tiene un simple valor
doctrinal y a nadie obliga su observancia.
c) Interpretación judicial de las normas: Indica la actividad de los agentes del
Poder Judicial, que declara la Ley que son competentes para desentrañar el
sentido de las Leyes, tiene especial importancia la actividad de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en México cuando sienta jurisprudencia, como
función unificadora del criterio legal, si un Juez es quien interpreta una norma
a fin de aplicarla a un caso concreto, esta interpretación adquiere una
obligatoriedad para el asunto que se trata, y sirve de base a una norma
individualizada. Cabe señalar que, en el caso de la jurisprudencia, las tesis
establecidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, obligan a las
autoridades inferiores y pueden ser consideradas como versiones oficiales de
ciertas normas.
d) Interpretación auténtica o legislativa de las normas: Implica la definición de la
norma en la propia norma y la lleva a cabo el legislador, la cual puede ser de
dos clases: contextual, cuando se lleva a cabo en la misma norma o en la ley, y
no contextual, cuando se hace en la ley posterior.
e) Interpretación administrativa: Ahora bien, dentro del estudio de la
interpretación, no podemos soslayar la interpretación que se realiza en el ámbito
administrativo. Ésta podría definirse simplemente por exclusión, es decir, la que
no sea legislativa ni jurisdiccional, cuyos caracteres ya conocemos, por lo que,
al no encuadrarse en ninguno de estos, tendría forzosamente que ser
administrativa. Sin embargo, esta definición no nos da ningún criterio positivo
con el que se pueda caracterizar dicha interpretación.
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Para en el caso en que nos encontremos ante leyes contradictorias que regulan
el mismo caso y sus preceptos son contrarios o contradictorios entre sí, se presenta el
problema relativo a cuál de ellas deberá aplicarse; por lo que los jurisconsultos formulan
las siguientes reglas de interpretación de que ha de seguir el juez o la autoridad
conocedora de la causa para resolver el conflicto: primera, hay que analizar con cuidado
si es del todo imposible conciliar los preceptos de las dos normas, porque pudiera ser
que únicamente sea aparente la contradicción y no real; segunda, si se fracasa en ese
intento, hay que tener en cuenta si una de las leyes es general y la otra especial, porque
en caso de que así suceda, la especial deberá prevalecer sobre la general, la excepcional
sobre la común; tercera, cuando una de las leyes es jerárquicamente superior a la otra
ley, dentro del derecho positivo, entonces hay que dar la preferencia a aquella sobre
esta; por ejemplo, los preceptos de la Constitución deben prevalecer sobre los de
cualquier otro ordenamiento jurídico; cuarta, cuando la incompatibilidad de las normas
es radical, absoluta, en tal forma, que lo que una de ellas ordena la otra lo prohíbe,
entonces deberá resolverse que mutuamente se destruyen y que ninguna de ellas rige el
caso de que se trate, por lo cual habrá de acudirse a los principios generales de derecho
para suplir el vacío de la legislación; quinta, si la incompatibilidad no es radical, se
preferirá la Ley que esté más en consonancia con el sistema jurídico al que pertenezca
dicho caso e incluso con el sistema del derecho nacional.
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objetivista. Puede inferirse entonces que el criterio objetivista que ha adoptado el
Código Civil constituye el principio general de interpretación.
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- Una cláusula aparentemente clara, debe ser vista y entendida como
conformante del unitario conjunto que forma el contrato.
- Una cláusula aparentemente dudosa, debe ser contrastada con las restante
cláusulas del contrato, a fin de eliminar dicha duda, aprehendiendo un único
significado de lo que se presentó inicialmente como “dudoso”, evitando
que una cláusula pueda ser interpretada de manera independiente
mostrando un sentido que no es acorde con el conjunto del contrato.
(Fernández Cruz, 2002, p. 158)
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dirigida a buscar el significado del contrato en directa relación con la causa del
mismo, esto es que “el significado de aquello que las partes han acordado no puede
en efecto ser adecuadamente investigado sino se tiene en cuenta las razones prácticas
del negocio, o sea la causa concreta” (Fernández Cruz, 2002, p. 159)
El objeto a que alude esta interpretación no es la cosa material sino el objetivo que
el agente se propuso regular con su precepto a través de un cierto negocio. Es más,
precisamente la materia final sobre la cual el agente declara su voluntad. El artículo,
con el vocablo “objeto” quiere aludir, en consecuencia, a los temas o asuntos, en
cuanto finalidad objetiva, sobre los que recae el precepto negocial, sean cosas (en
cuanto a bienes materiales), o derechos o conductas.
Por tanto, entendemos por interpretación finalista a aquel método hermenéutico, que
se aplica luego de haber utilizado los previos (común intención de las partes, buena
fe y sistemático) y que tiene como objetivo, primero, aclarar las dudas o
ambigüedades que aún persistan y luego encaminar el propósito práctico de las
partes a la celebración del tipo negocial que tuvieron en mente celebrar.
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gravámenes) acto seguido, en ese momento, su estado de ignorancia podrá
considerarse legítimo configurándose así finalmente la buena fe.
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De acuerdo con una regla de interpretación arraigada en tiempos lejanos y
conservada en la mayoría de ordenamientos a nivel latinoamericano y europeo, así
como en el common law, cuando se esté ante la ambigüedad de una cláusula que no
haya podido ser superada a través de los demás cánones de interpretación y cuando,
adicionalmente, la cláusula haya sido dictada por una de las partes (o una de las
partes se haya valido de un formulario facilitado por un tercero), dicha ambigüedad
debería resolverse en contra de la persona que ha dictado la cláusula o se ha valido
del formulario del tercero: esta es la formulación básica y tradicional de la regla
denominada interpretatio contra proferentem. A esta se ha sumado en época reciente
una nueva formulación mucho más contundente: las ambigüedades deben ser
resueltas a favor del consumidor. (Rodríguez Olmos, 2012, p. 257)
3. Interpretación Del Acto Jurídico en el Perú con origen Del Código Civil Peruano
La principal fuente es la del código civil italiano de 1942, en el cual un legislador
peruano fiel a su tradición de mantener un libro de acto jurídico, independiente del de
contratos, traslado los artículos 1366, 1363 y 1369 del Códice a los artículos 168, 169, 170.
La normatividad relativa a la interpretación de los contratos del Códice ha sido asimilada
por nuestro código civil en la redacción de los artículos de interpretación del acto jurídico
y también de la parte general de los contratos.
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- Art. 169: Las cláusulas de los actos jurídicos se interpretan las unas por
medio de las otras, atribuyéndose a las dudosas el sentido que resulte del
conjunto de todas.
- Art. 168: El acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo que se
haya expresado en él y según el principio de la buena fe
- Art. 170: Las expresiones que tengan varios sentidos deben entenderse en
el más adecuado a la naturaleza y al objeto del acto.
- Art. 1401: Las estipulaciones insertas en las clausulas generales de
contratación o en formularios redactados por una de las partes, se
interpretan, en caso de duda, a favor de la otra.
5. Criterios Interpretativos
La tarea de la interpretación del negocio jurídico, entonces, opera en la
reconstrucción de “lo querido” o de “la común intención de las partes”, y el itinerario sería
a través del principio de la buena fe), de la interpretación sistemática y de la interpretación
teleológica.
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Buena Fe se refiere a la buena fe objetiva de confianza y lealtad que da lugar a una
exigencia de claridad por parte del destinatario y el deber de hablar claro del declarante.
Conclusiones
- Se identifica que en el Código Civil peruano de 1984 en su artículo 168, hace hincapié
en que el intérprete no calcula el sentido del acto por lo que no sea “en lo expresado” y
solo “desde lo expresado”, por tanto, el individuo que lo interpreta se reduce a un juicio
objetivo y extrínseco, sobre el significado del negocio.
- Dícese que el Código Civil peruano preserva una concepción objetiva para el análisis
de lo que realmente quieren las partes, lo anterior dispuesto por los artículos 140°, 141°,
168°, 1352°, 1361°, 1362°, 1373° y 1374° del c.c., preceptos que configuran la
declaración de la voluntad como fuente principal de interpretación en la medida que
obligan al interprete a buscar la real intención de las partes.
- Identificamos que en la interpretación subjetiva y objetiva está inmersa bajo algunos
errores y para superar dichos errores creemos que la interpretación debe orientarse a
determinar el significado más correcto del acto, considerando su función y eficacia
como un instrumento de autorregulación de interés privado.
- Se llega a concluir que la interpretación del acto jurídico es una labor de hermenéutica
jurídica que está destinada a encontrar el verdadero sentido y alcance de la
manifestación de la voluntad, que se encuentra dentro del acto jurídico.
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Bibliografía:
Correa, M. R. (1995). Nulidad Y Anulabilidad. la Invalidez Del Acto Jurídico. Fondo Editorial
PUCP.
Vidal, F. (2007). El Acto Jurídico. Clasificación del Acto Jurídico. Lima- Perú: Gcaeta Jurídica.
Vial, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago, Editorial Jurídica de Chile.
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