El Mito 3
El Mito 3
El Mito 3
EL MITO
Son narraciones creadas por los antepasados para dar explicación a
fenómenos de la naturaleza. Sus personajes son dioses o héroes
superiores a los demás.
Toda narración consta de inicio, nudo y final o desenlace.
MITO DE LA CREACIÓN CHIBCHA
En un principio todo
era oscuridad; una
interminable noche
sin luna y sin
estrellas cubría la
tierra en forma total y
sólo dos personas la
habitaban: el cacique
de Iraca y el cacique
de Ramiriquí. Como
eran familiares y
amigos, resolvieron
un buen día terminar
de una vez con la
soledad reinante; se
reunieron,
intercambiaron ideas y concluyeron que debían llenar la tierra de seres humanos.
En efecto, hicieron muchas figuras de barro teniendo como modelo el uno al otro,
y luego construyeron otras más hermosas con juncos y bambú; un soplo les dio
vida; las primeras se transformaron en hombres y las segundas en mujeres; por
parejas tomaron diferentes caminos. Pero todos siguieron viviendo en la
oscuridad.
Con el correr del tiempo el cacique de Iraca empezó a sentirse triste en medio de
las tinieblas y resolvió pedir al cacique de Ramiriquí que fuera a las alturas a traer
la luz. Como el uno y el otro se servían mutuamente sin reparos de ninguna
naturaleza, el cacique se lanzó al espacio y subiendo, subiendo llegó a una de las
partes más altas; allí, sin pensarlo y de un momento a otro, se convirtió en el más
refulgente de los astros: el sol. Instantáneamente la luz llegó a la tierra y ante los
ojos humanos apareció toda la hermosura que nos rodea; las matas florecieron
agradecidas y hubo muchos frutos; los pájaros cantaron alegres y volaron
satisfechos; el paisaje no cesó de mostrarse esplendoroso y... luz, más luz,
apareció por todas partes. Empero, al cacique de Iraca se le veía todavía
insatisfecho: estaba contento cuando llegaba la tarde y sabía que a continuación
vendría un período de oscuridad, tal como antes oculta; era la noche y esto lo
acongojaba; resolvió entonces ir a buscar la luz para este lapso y, siguiendo el
mismo camino por donde había partido el cacique de Ramiriquí, recorrió distancias
en forma vertiginosa; de repente, alto, muy alto, pero menos de donde su amigo
había llegado, se convirtió en otro objeto luminoso, aunque de menor intensidad
que el sol: era la luna. Así se disiparon las tinieblas en la tierra: un sol arrogante y
esplendoroso para el día y una luna delicada y tenue para la noche.