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Cualquier cosa, menos quietos

Número 57 - J u l i o d e 2 014 - D i s t r i b u c i ó n g r a t u i t a - w w w. u n i ve r s o c e n t ro . c o m
2 CONTENIDO EDITORIAL número 57 / julio 2014 UC 3
6
Vicente Mejía:
La idiocia del amor
más puro
el sacerdote
que levantó a
Medellín

10
El último viaje
por R O B E R T O PA L A C I O
de Chavelito
Ilustración: Camila López

12
Fumar fue un
descubrimiento
maravilloso Entre
combates
16 y totazos
E
Que lo diga ella
n la Edad Media el amor inconcluso en- ridiculeces y por eso en 1427 fundó la Herman-

L
fermó a mucha gente. El mayor invento dad del Sagrado Prepucio, dedicada a buscar la
de los tiempos fue la pasión romántica; “sancta pichulita” sin más especulaciones locas

18
as últimas explosiones en el centro de Me- del centro de Medellín. Hace cerca de veinte años
aquella en la que el único cariño debía de por medio. Pero las historias abundan y son
dellín han sido en dos puntos que marcan Diego Gambetta escribió su libro La mafia sicilia-
dirigirse a un sujeto imposible, distan- tan variadas como las formas de la abstinencia se-
la marginalidad social y los bordes prohi- na: El negocio de la protección privada. Nada distin-
te, porque solo tal vínculo sin futuro tenía al afec- xual: incontenibles, vergonzosas.
bidos de la ciudad: Barrio Triste y El Rau- to a lo que “venden” quienes pasan todos los días
to como su verdadera causa. Convertir el amor en Matilde de Magdeburgo, una monja mística
César Vallejo dal, donde las granadas han reemplazado por vitrinas, ventanillas, carretas y mostradores en
acto amatorio era traicionarlo. Los caballeros se del siglo XIII, era poseída por las tres personas di-
a los puñales, son lugares en los que de alguna for- Centro, amenazando con la cara “dulce” de quien
enamoraban de mujeres casadas, como se mues- vinas, las cuales la llenaban de un ardor tal que
ma se presume, se tolera y se supone una ilegalidad ofrece seguridad. Las mafias se dedican a cobrar

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tra magistralmente en la historia del Rey Arturo daba a entender con mímica y sin tablero —como
menor, un desorden inevitable. Pero las luchas en las deudas que no tienen respaldo en los códigos,
y su amigo Lanzarote del Lago. Este último le pro- se pide un vaso de agua cuando se ha tragado una
el centro de la ciudad, por pequeñas que parezcan, a defender a quienes no tienen el aval del Estado, a
mete amor eterno a Lady Guinevere, esposa de su mosca: perdía el habla durante las posesiones—
así involucren a las carretas de aguacates, las case- propagar la idea de que la autoridad con uniforme
rey, y ella le corresponde. Es entonces cuando se que las tenazas ardientes de Jesús le tocaban los
tas de los vendedores de quincalla o el surtido de no es confiable y a lograr que reine un clima de te-
Derrota al rompe el dominio de Arturo sobre la naturaleza órganos internos, era poseída por todos lados…
las películas porno, implican una pelea entre clanes mor y desconfianza para ser el único resguardo po-
cuadrado y la tierra se enferma: la historia mítica advierte recuérdese que eran tres. Luego, picarona, le re-
poderosos, entre mafias que regentan los negocios sible, una especie de mal obligatorio y deseable. La
contra el hecho de consumar los afectos. Los hé- prochaba al Padre: “Oh, Señor, mimas demasiado
ilegales, organizan los negocios informales y extor- definición de Gambetta es sencilla y convincente:
roes buscaron, entonces, un símbolo abstracto de mi encenagado calabozo”.
sionan –y en algunos casos dirigen– los negocios “La hipótesis que desarrollamos aquí es que la ma-
la sexualidad femenina, un cáliz en donde bañar Nada se parece a los amores de Santa María
legales. Nos han hecho pensar en una pelea entre fia es una empresa económica específica, una in-

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su espada reseca de sangre. Magdalena de Pazzi, quien saltaba de la cama en
patrones de jíbaros y se trata de una guerra por un dustria que produce, promueve y vende protección
Lo común era que muchas consciencias enlo- medio de la noche y arrastraba con fuerza sobre-
territorio decadente y floreciente al mismo tiempo, privada”. En caso de que no exista demanda para
quecieran por no poder culminar en el Ars Aman- natural a una hermana cualquiera por los corre-
un espacio comercial envidiable y un referente his- sus servicios los mafiosos se encargan de crearla.
di. Eran frecuentes las ridículas pruebas de amor: dores del convento hasta el jardín y allí gritaba:
Civitas tórico invaluable que la ciudad puede perder a ma- Hace casi dos años el centro de Medellín sufrió una
arrancarse las uñas y enviárselas a la amada con “¡Amor, amor, amor! ¡Ah, no más amor, ya bas-
nos de delincuentes más o menos invisibles. asonada de seis horas que obligó a cerrar algunas
una nota donde constara que uno sufría. El caba- ta!”, antes de despedazarle la pijama. Su pasión
Desde hace cerca de treinta años el centro de estaciones del Metro, buena parte del comercio y
llero alemán Ulrich von Lichtenstein, un rico no- era tal que hacía hervir agua entre las manos
Medellín fue perdiendo relevancia social y políti- mostró que el caos es una opción en medio de ese
ble de Estiria, murió a causa de tomar, lleno de cuando amaba así, con ese amor verdadero, como
UNIVERSO CENTRO ca, salieron los grandes emblemas públicos y los po- orden inestable sostenido por un poder ilegal. Ese
pasión erótica, cada litro del agua con la que se un manantial de azufre. Se cuenta que en 1592
derosos avisos comerciales, los llamados Palacios especie de motín tuvo su cara espontánea y sus es-
Publicación mensual bañaba su pretendida. En el amor suele haber saltó más o menos unos nueve metros para abra-
fueron quedando en manos de contrabandistas con trategia, detrás hay un poder que defiende sus ren-
idiocia; en el más puro, idiocia pura. zarse a un crucifijo que apretujó entre sus senos
dudoso pasaporte panameño o de empresas cultu- tas y presta protección contra un Estado que hace
DIRECCIÓN Y FOTOGRAFÍA Pero cualquier estupidez amatoria palidece y que las otras monjas tuvieron que arrebatarle a
rales que intentan “curar” el entorno. Los bancos rato dejó de ser quien pone las reglas para conver-
frente a las de los miembros de la Iglesia. Como la fuerza para poder besarlo ellas también…, con
– Juan Fernando Ospina huyeron hacia nuevas millas de oro y los habitantes tirse en un actor más, muchas veces despistado y
no podían siquiera fingir que desviaban sus afec- muy distintas intenciones.
EDITOR que resisten encuentran en las rejas, las ventanas y corrupto, algunas veces bienintencionado e inge-
tos hacia un objeto mundano, descargaban toda Es más saludable fornicar.
la administración del edificio la única forma de pro- nuo y otras más, arrogante y errático.
– Pascual Gaviria la furia instintiva contra sí mismos. Basta imagi- Hoy, inmersos en una sociedad pintada de
tección y defensa. Unos ejemplos nuevos para que El centro no ha perdido su vitalidad y su en-
COMITÉ EDITORIAL narse una vida luchando contra el apetito, con- sexo de los pies a la cabeza, dirá el lector que nada
no hablemos de historia. Hace más o menos diez me- canto, necesita sobre todo quién ayude a hacerlo
tra la acción interna e insistente de hormonas e de esto sucede. Se sorprenderá al saber que la
– Fernando Mora ses algunas rutas de buses que bajan desde el Norte reconocible para muchos habitantes de la ciudad.
impulsos que se cuecen inevitablemente. Debían idea de postergar el placer y procurar que el amor
– Guillermo Cardona hacia la Oriental fueron desviadas a la carrera Su- Necesita del Estado y los ciudadanos. Las cáma-
darse latigazos, saltar en ríos helados, mortifi- sea puro y legal sigue tan viva como hace quinien-
cre, donde sobreviven residentes de edificios históri- ras en los postes no son suficientes. Quienes tra-
– Alfonso Buitrago carse para que el dolor supliera los deseos de la tos años. Los reglamentos de algunas universi-
cos a una cuadra del Parque Bolívar. Se dijo que era bajamos en Universo Centro hemos atendido
– David E. Guzmán carne, porque la carne lo que no soporta es no dades americanas, recuerda el historiador Paul
una decisión temporal pero el infierno de frenazos, muchas veces preguntas de personas que viven
sentir nada: es preferible el dolor a la anestesia. Johnson siguiendo un erotismo de código de poli-
– Andrés Delgado bocinas y chimeneas subsiste, y los habitantes se en Medellín y se arriman con la timidez de algu-
Los ejemplos abundan y me encantan. En medio cía de las feministas, exigen que cada acto del jue-
persignan todos los días al entrar y salir del ascen- nos turistas: “¿Hey que hay por aquí en el Cen-
– Anamaría Bedoya de su barbaridad denotan algo de humor y un go amatorio sea consensuado. Entiéndase lo que
sor. Las aceras están al nivel de la calle y han sido to- tro como pa conocer, qué sitios bacanos hay por
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN cierto gusto por la vida…, y son el tipo de cosas significa cada acto: quitar una camisa de treinta y
madas por las motos. Al menos hay unas urgencias ahí?”. La curiosidad no se ha perdido y tal vez ese
W W W. UN I V E R S O C E N T R O . C O M

que hacen los adolescentes, casi todos apasiona- seis botones, de las que parecen un chaleco de to-
– Gretel Álvarez cerca. Sobre la huida de las divisas importantes di- desconocimiento sea una oportunidad. Falta tam-
dos místicos de alguna causa. rero, implicaría preguntar treinta y seis veces si se
DISTRIBUCIÓN gamos que el edificio de Comfenalco en Palacé, don- bién quién defienda a los habitantes de la Comu-
Margarita Ebner, una monja bávara del siglo quiere hacer el amor:
de funciona su sede administrativa y de servicios, na 10 y a quienes intentan consolidar una lógica
– Erika, Didier, Daniel y Gustavo XIV, solía dormir en la cama con un modelo a es- “Botón A-1 (ubicado en el cuello):
está en vía de convertirse en otro “hueco”. Ya se sabe que no responda a los intereses de los dueños so-
CORRECCIÓN cala del Niño Jesús. Una noche le oyó decir que le —¿Quieres hacer el amor?—¡Sí! [Respuesta
que el precio varía dependiendo de las cosas que pa- terrados. El rescate de cinco edificios claves, em-
permitiera mamar de su seno, a lo cual la monja ac- afirmativa. Seguir con el procedimiento].
– María Isabel Naranjo san en las aceras cercanas. Y se intuye quien gana y blemáticos en el centro de la ciudad, que llevaran
cedió extasiada; no es propio negarle algo a un mu- Botón A-2 (correspondiente al anverso de la
ASISTENTE quién pierde. También parece decidido que el Banco un público y unos negocios por fuera del círcu-
ñeco de madera que habla. A cambio, le pidió que segunda vértebra):
de la república se llevará sus principales preocupa- lo vicioso que se activó hace unos años sería un
– Sandra Barrientos la besara y la dejara deleitarse con la sagrada cir- —¿Quieres hacer el amor? —¡Qué Sí!”
ciones a un lugar más tranquilo y dejará su edificio, intento deseable. Un ejemplo a mano alzada: un
cuncisión, algo que todos hemos soñado que nos Etcétera.
el mismo que tiene a La Gorda como su prendedor, centro de fotografía y memoria de Medellín en
pidan. A las monjas de varios conventos, de hecho, Pero la Iglesia no había hecho tan mal su tra-
Es una publicación de la como sede cultural. Una buena oportunidad y una la casa que fue de Pastor Restrepo en el Parque
les obsequiaban un anillo que era supuestamente bajo: sabía que si prohibía debía dar alguna go-
Corporación Universo Centro amenaza. También sabemos que nuestros museos Bolívar. Están las fotos, el público y el escenario.
elaborado con la piel del sagrado prepucio. losina. Las feministas nos deben justamente eso:
tienen sobre todo un poder: el llanto. Allí hubo un teatro improvisado donde ahora hay
Número 57 - Julio 2014 Las teorías de quienes se han dedicado a estu- un bar de nostalgias. Valdría la pena montar un
Agnes Blannbekin, monja alemana del siglo un bebé de madera que hable, un prepucio sacro
18.000 ejemplares XVIII, dijo haber tenido una experiencia mística so- que nos podamos meter en la boca mientras des-
diar los mecanismos de las mafias también pue- cuarto oscuro y prometedor antes de que llegue
brecogedora cuando se lo metió a la boca y luego de abotonamos un sostén o al menos… al menos el
Impreso en La Patria den ayudar a entender la dinámica en las esquinas una panadería resplandeciente. UC
tragarlo le fue revelado que Jesús tenía prepucio en absurdo de que tres personas son una y una son
el cielo: ¡visión bendita!, tal vez también había re- tres, un engendro al que nos podamos volver de-
[email protected] vertido su judaísmo. Claro que la Iglesia, como re- votos cuando la libido nos haga saltar más o me-
cia institución de sapientia, no iba a soportar esas nos unos nueve metros. UC

D I S T R I B U C I Ó N G R AT U I TA
4 UC número 57 / julio 2014

Los fantasmas de Berlín

por J U A N E S T E B A N C O N S T A Í N

D
icen que Berlín es la nue- y así… Ese es el espíritu de Berlín: las cayéndose a pedazos; incluso quienes florecimiento otra vez, como en el siglo
va capital cultural de Eu- sombras del pasado que aún lo pueblan la habían levantado, o sus herederos en XIX, cuando era un centro académico,
ropa, como en su momento y lo definen, su manera de ser. Sus fan- la burocracia, pretendieron lucrarse de político y diplomático; solo que ahora
lo fueron Londres o París, tasmas son su alma. sus despojos al venderlos como recuer- tiene los bríos de una ciudad más abier-
e incluso, a principios de Por eso no es extraño que una de dos turísticos. Pero ni siquiera ese ne- ta y ecléctica, donde la obsesión por el
los años noventa del siglo pasado, Bar- las primeras cosas, si no la primera, gocio les funcionó a los comunistas: el mundo contemporáneo no es un discur-
celona. Y sí: llega uno al aeropuerto de que busca el viajero cuando llega a Ber- mundo estaba inundado de trocitos del so sino una realidad. Por eso no es algo
Tegel, si es que viene en avión —sobre- lín sea el famoso, derruido y simbóli- Muro de Berlín, y ya nadie sabía cuáles que se proclame o se imponga, sino que
volando bosques y parques y ríos has- co Muro de Berlín, del cual no queda eran apócrifos y cuáles no. Ni siquiera se vive sin ningún aspaviento. En los
ta aterrizar en el noroeste de la ciudad, nada en pie. O bueno, sí, unos fragmen- los que se vendían en Bogotá en 1990, buses, en las calles, en los bares, Berlín
muy cerca del centro—, o llega en tren tos apenas, casi detritos. Y en uno de los en el mercado de las pulgas de la terce- es la nueva capital de Europa. De mu-
a la estación central, Hauptbahnhof, y pocos sitios en los que sobreviven peda- ra, eran de fiar. chos turcos, de muchos artistas, de mu-
por todas partes hay carteles de con- zos de esa frontera que hoy nos parece Es comprensible que los berlineses chos homosexuales, de mucha gente. Y
ciertos y exposiciones y lanzamientos y inconcebible, como de una época re- quisieran reencontrarse pronto tras la todos conviven allí y la hacen posible.
ferias y cosas por hacer. Por donde uno mota aunque fue hace tan poco tiempo, caída del Muro que los separó por vein- En medio de un esplendor cultural
entre, por la ruta que elija y hacia don- los artistas han intervenido el Muro, tiocho años, sin considerar la voraci- que salta por todas partes, y que va des-
de coja, la ciudad es un hervidero. Aun haciendo de él una especie de obra al dad fetichista de los turistas por ver y de el Museo de Pérgamo hasta el merca-
en el invierno, la gente, abrigada y con viento, un manifiesto. Con eso se es- tocar el símbolo de una tragedia que do popular en Tiergarten, desde la calle
manos temblorosas, se detiene fren- trella el viajero que llega a Berlín y pre- era de todos los días, no solo de las va- de las embajadas hasta el Museo de la
te a los vendedores callejeros de salchi- gunta por el Muro: con la sombra de su caciones. Por eso no quedó ninguna Tecnología, pasando por cientos de ga-
chas, se quita los guantes, compra una ausencia, para decirlo de manera muy piedra, porque, más que una demoli- lerías y restaurantes y centros de arte y
salchicha o dos, y sigue su camino ha- pomposa; con sus huellas que se van di- ción, fue un exorcismo. Lo curioso es salas de conciertos y el Reichstag y los
cia Schöneberg, Neukölln, hacia Mitte fuminando. ¿Por qué? ¿Cómo es posible que ese afán por desterrar el pasado y parques y los ríos que atraviesan la ciu-
o Spandau; barrios en los que la histo- que los berlineses no quieran conser- sus recuerdos infames a veces lo hace dad, está el Museo Judío. Ideado por
ria de la ciudad despunta en cada placa var ese símbolo de su historia recien- más visible y presente, más elocuente. Daniel Libeskind, el museo es en sí mis-
o cada plaza o cada estatua, y se funde te, aterrador y alucinante, como salido Veinticuatro años después de la reuni- mo un dispositivo de la memoria, más
con la actualidad y la alimenta, en una de una novela? Bueno, pues es com- ficación alemana —cuatro años menos allá de la colección que alberga. Su es-
síntesis muy poderosa entre el pasado prensible. En la pregunta está la res- de los que el Muro estuvo en pie— mu- tructura de laberinto asfixia al visitan-
glorioso y trágico y este presente agita- puesta. Esa pared separó la vida de esa chos dirán que ya no queda nada de esa te en una escalofriante evocación de los
do y colorido con el que Berlín quiere, ciudad que siempre había sido una, es- diferencia entre las “dos Berlines”, la campos de exterminio, y hay una estan-
de alguna manera, exorcizar sus fan- cindiendo también la vida de su gen- misma que fue uno de los sellos de la cia que es solo un salón frío y gris, como
tasmas y sus cicatrices. Domesticarlos. te. Amigos y familias quedaron de un Guerra Fría. Muchos dirán que ambos aquellos en los que pasaban sus noches y
Pero esas cicatrices y fantasmas es- lado y de otro; como si se pudiera ca- mundos han vuelto a ser lo que fueron vísperas quienes luego iban para los hor-
tán allí, en las puertas, en las paredes. var —y se pudo, eso es lo absurdo— siempre: un mismo pueblo en un mis- nos crematorios. Allí adentro se oyen los
Agujeros de balas y de guerras. El ras- la caverna platónica en medio de un mo lugar. Sin embargo, quedan los fan- pasos de quienes se arrastran arriba, en
tro de lo que Berlín ha sido a lo largo de pueblo, para que cada una de las nue- tasmas de esa partición delirante que al otro salón, sobre unos pedazos circula-
su historia, sobre todo en la moderni- vas mitades se acostumbrara a pensar principio nadie pensó que sería posible, res de aluminio que parecen ser las ca-
dad: incendios, soldados, sabios, abis- en la otra solo con la imaginación y la ni tan infame, y que luego nadie, ni si- ras de muchas otras víctimas anónimas.
mos. Hay una palabra en alemán, geist, nostalgia, viendo su sombra. Así vivie- quiera sus víctimas, creyó que acaba- Berlín ha sobrevivido a todo, y ese
que significa “fantasma”, pero también ron los berlineses durante los años del ría. Quedan los fantasmas, el geist. En es su principal encanto. Cada una de
“espíritu”. Espíritu en el sentido meta- Muro, y se entiende que al tumbarlo, un algunos barrios, en algunas estaciones sus cicatrices es el recuerdo de una in-
físico y popular de las apariciones, y al día de gracia y heroísmo de 1989, qui- de metro, en algunos edificios, incluso famia y un llamado a que no se repitan
mismo tiempo en el sentido noble, filo- sieran hacerlo piedra a piedra hasta que en algunas personas. jamás. El viajero busca los fantasmas
sófico, del alma de las cosas: el espíritu no quedara ninguna. Así, en menos de Pero la unificación trajo como con- de la ciudad, y no es raro que regrese
de la lengua, el espíritu de los tiempos, dos años, esa cortina de concreto fue secuencia la recuperación de Berlín, su cautivado por su alma. UC
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Vicente Mejía fue un cura de armas tomar y ***
Su participación en la toma de terrenos urbanos y las liturgias hetero-
desarmado. Predicó en los tiempos en que doxas comenzaron a preocupar a sus superiores, así que el obispo le ofreció
la posibilidad de estudiar para distanciarlo de Villa del Socorro. Mejía eligió
Domingo Laín, Manuel Pérez y Camilo Torres por Ó S C A R C A LV O I S A Z A * ir a París y no a Roma. Viajó en septiembre de 1964 e ingresó como oyente en
dejaron los hábitos para ir al monte en busca el Institut D’Estudes Sociales del Institut Catholique de Paris, famoso en la
época por ser uno de los espacios privilegiados para la formación del clero
de soluciones heroicas y cruentas. Trabajó con progresista. En 1965 obtuvo el diploma y adelantó una licenciatura en cien-
cias sociales que terminó en 1967, cuando pasó a estudiar un curso anual de
los basuriegos y los tugurianos de la ciudad, desarrollo en el Institut International de Recherche et de Formation, Edu-
cation et Development. Durante estos años leyó las obras de Mao, Marx y
levantó la hostia en la tierra más profana, y Marcuse con el filtro anticomunista de sus maestros y aprendió algunos rudi-
defendió los ranchos de lata y cartón con el mentos de las ciencias sociales aplicadas a los problemas del desarrollo en el
Tercer Mundo. Concluyó sus estudios con una monografía titulada La parti-
la convocatoria para participar en la or- del barrio Villa del Socorro al basural.
“Dios te salve María”. Fervor de Medellín. ganización comunitaria. A eso le suma- Fue el primer lugar de trabajo, obser-
cipación de las masas en la reforma agraria en Colombia. Durante su estancia
en París vivió la situación en América Latina a través de las noticias distan-
ba la distribución de cartillas agrícolas, vé todo, la metodología de recolección
tes sobre Camilo Torres, quien en marzo 1965, durante una reunión en Me-
manuales de organización de la comu- de subproductos de la basura, cómo la
dellín, presentó una plataforma política y comenzó una intensa correría por

Vicente
nidad y el periódico católico El Campe- gente reciclaba el cartón, el papel, la
diversas regiones del país. A mediados de ese año, y luego de un conflicto
sino, que circulaban como apoyo para chatarra, la comida, escogían la mejor
abierto con las autoridades eclesiásticas, Camilo fue reducido al estado lai-
las tareas de alfabetización. comida podrida de la ciudad, de res-
cal. Coordinado con la dirigencia del recién creado Ejército de Liberación
Esos primeros años de sacerdocio taurantes y de los domicilios. La gente
Nacional (ELN), Camilo Torres puso en marcha el periódico Frente Unido, re-
entre el campesinado resultaron de- reciclaba la comida y a la gallina la lla-
unió multitudes en las plazas públicas y buscó estructurar un movimiento
cisivos. Vicente fue nombrado vica- maban gumarra. A la gumarra cocida

Mejía
político nacional. Sin embargo, por órdenes del comandante de esa organi-
rio a cargo del barrio Villa del Socorro le tocaban el buche, ‘el buche y pluma’,
zación guerrillera, Fabio Vásquez Castaño, abandonó intempestivamente el
de Medellín en 1963. Este era un ba- y si la veían gordita se quedaba para
proyecto político de masas y se sumó a las filas de la insurgencia en diciem-
rrio “modelo” construido por la Fun- consumir en ese mismo día. Tenían sus
bre de 1965. Cuando Camilo cayó muerto en su primer combate en febrero
dación Casitas de la Providencia, en el fogoncitos para almorzar en tarros y la
de 1966, Vicente y otros estudiantes colombianos se tomaron por la fuerza
nororiente de Medellín, donde habían gente comía de la basura: fruta podri-
el consulado en París exigiendo la entrega del cadáver que fue desapareci-
sido trasladados a la fuerza los habi- da, naranjas podridas, banano podri-
do por oficiales del Ejército en el departamento de Santander. La imagen de

El sacerdote
tantes de los tugurios del Centro de la do”. Con algunos de estos pobladores
Camilo Torres, el sacerdote guerrillero, jugó un papel central en las defini-
ciudad. Las élites políticas, económicas el cura ensayó otra dimensión de su
ciones políticas y en la imagen pública de Vicente como agitador revoluciona-
y religiosas que dirigían la fundación apostolado, una nueva liturgia que es-
rio, pero a diferencia del cura bogotano, el levita antioqueño nunca se sumó
planearon el barrio como un espacio cenificó a campo abierto en el basure-
como combatiente a las filas insurgentes.

que levantó
de educación y rehabilitación moral de ro de Medellín durante la procesión de
Vicente regresó a Colombia a finales de 1967. En febrero de 1968 fue
los inmigrantes pobres, los recicladores la Virgen del Carmen, patrona de los
nombrado párroco del barrio Caribe, un lugar medular al norte de Medellín
de basura y los destechados. De acuer- recicladores, en julio de 1964. Junto
donde estaba en auge la creación de asentamientos populares construidos
do con el modelo verificado antes en a los camiones de basura, sobre carto-

a Medellín
por el Estado, por urbanizadores ilegales o por la iniciativa y las luchas de los
los patronatos industriales, un sacerdo- nes y desperdicios, con una sotana im-
pobladores. En los primeros meses de 1968, otros dos sacerdotes que habían
te, en este caso Vicente, debía regir el pecable y la hostia levantada al cielo,
estudiado en Europa solicitaron su nombramiento en las nuevas parroquias
comportamiento de la gente, aseguran- comenzó a hablar a los recicladores de
de estos asentamientos: Federico Carrasquilla en el barrio El Popular y Ga-
do por medio de la moral católica una un dios de la basura, de un Cristo pan
Eucaristía en el basurero de Medellín celebrada por Vicente Mejía. 1964. briel Díaz en Santo Domingo Savio. Desde mediados de ese año, Vicente co-
integración no conflictiva en la vida ur- y verbo encarnado en los presentes.
menzó a ser investigado y perseguido por los organismos de inteligencia del
bana. Al principio lideró el esfuerzo co- A principios de los años sesenta los
Estado. Los primeros registros de inteligencia señalaron que Mejía y otros sa-
las zonas rurales. Como parte de una a la vista, como un brujo, “chorreando munitario para construir un templo tugurianos y otros inmigrantes po-
cerdotes realizaban reuniones para difundir el programa del Frente Unido,
familia católica, inmerso en el ambien- óleo”. El sacerdote recién ordenado ha- denominado San Martín de Porres y en- bres de diversos oficios, en lugar de

S
organización liderada por Monseñor Germán Guzmán Campos, que se iden-
te de fanatismo religioso propio de la cía misa, bautizaba y confesaba, pero contrar donaciones y asistencia para los esperar la providencial caridad, se
tificaba con la plataforma política que representó Camilo Torres poco antes
acerdote, predicador del dios de la basura, protagonista de época, fue testigo de los primeros ase- también visitaba la gente y hacía rome- tugurianos a través de Caritas y otras confundieron con otras personas sin
de pasar a la clandestinidad. Los espías del gobierno observaron supuestos
las jornadas disidentes de Medellín en 1968, fundador de sinatos y venganzas que presagiaban el rías cuando cobraba los diezmos de las instituciones de caridad. Sin embargo, casa para fundar los nuevos asenta-
vínculos del levita con obreros maoístas del Partido Comunista de Colombia,
asentamientos ilegales, organizador de movimientos de inicio de la confrontación sectaria en- cosechas o el levante de ganado, recibía en el curso de un año, Vicente se distan- mientos de El Popular, en el nororien-
cuyo brazo armado, el Ejército Popular de Liberación (EPL), había comenza-
base y agitador revolucionario, Vicente Mejía Espinosa fue tre conservadores y liberales. A los tre- las cargas o los animales y agradecía ció del papel pastoral asignado y empe- te de Medellín. Cientos de personas
do a operar en el noroeste del departamento de Antioquia.
uno de los más destacados dirigentes de las luchas popula- ce años ingresó al Seminario Menor en a cada feligrés por ser “el más católi- zó a comprender de otra forma su lugar habían llegado desde distintas par-
Los seguimientos de los organismos de inteligencia se reactivaron tras un
res urbanas en Colombia entre 1960 y 1980. Perseguido y amenazado Medellín. Poco después, en 1948, su fa- co” del lugar. A finales de los años cin- en la comunidad. tes de la ciudad para tomar unos te-
fracasado intento de desalojo de los tugurios en el sector de la Estación Vi-
por la curia y el gobierno, salió del país e inició un prolongado exilio en milia fue víctima de extorción por par- cuenta las zonas campesinas estaban Una influencia decisiva fue Ger- rrenos deshabitados en la periferia.
lla. En el lugar, el alcalde y el secretario de gobierno encontraron los ranchos
1979. Tras su partida contrajo matrimonio, abandonó el sacerdocio ca- te de los liberales y decidió instalarse atravesadas por la violencia sectaria y mán Guzmán Campos, sacerdote y so- En los pliegues de las montañas, entre
adornados con banderas de Colombia y a un grupo de tugurianos organizados,
tólico y se convirtió en pastor protestante para continuar su apostolado también en la ciudad. el bandidaje social, de manera que fue ciólogo, autor principal del libro La los matorrales, comenzaron a apare-
con el apoyo de sacerdotes, estudiantes y sindicalistas, que presentaba a Vi-
entre inmigrantes, indígenas y habitantes urbanos de Ecuador, Estados Confirmada su vocación sacerdotal, testigo de masacres y tuvo que hacer fu- Violencia en Colombia, cuya lectura es- cer las primeras casas de palos y car-
cente como su vocero y llamaba a la organización de los destechados de toda
Unidos y Uruguay. Como muchos hombres y mujeres de América Lati- cursó tres años de filosofía y cuatro años nerales masivos. En muchos sentidos tremeció al vicario y contribuyó a for- tón. Los propietarios informaron de la
na, su testimonio profético emana de la participación directa y decidi- de teología. Aunque fue un estudian- el cura era un actor central en la polí- mar su visión crítica de la realidad situación y las autoridades se hicieron
da en las luchas populares. te “del montón”, aprobó los exámenes y tica del medio rural, con una autoridad social. Guzmán estuvo en Villa del So- presentes para levantar las casetas y
Hijo de Vicente Mejía Echeverri y Berenice Espinosa Muñoz, el pe- realizó los rituales correspondientes has- que emanaba del mundo sagrado de los corro acompañando a Mejía en la ce- evitar la construcción de viviendas
queño Vicente (Fredonia, Antioquia, 1932) creció en una familia re- ta ser ordenado presbítero por el arzobis- rituales de la vida cotidiana, pero al lebración de la Semana Santa, no está duraderas. Pero los invasores llama-
ligiosa y conservadora conformada por seis hermanos. El padre, un po de Medellín Tulio Botero Salazar, en mismo tiempo estaba profundamente claro si en 1963 o en 1964. A su lado ron al cura y este llegó con su sotana
notable pueblerino, comerciante y funcionario público, estudió con los 1958. Su primera designación fue como comprometido con el poder de las élites vivió una clara trasformación pues, al para enfrentar a la policía, evitar el
jesuitas; y la madre, ama de casa, hija de propietarios de fincas cafete- coadjutor en la parroquia de Armenia locales y las relaciones de dominación. parecer, Guzmán incluyó en los actos desalojo y abrir paso a los nuevos ocu-
ras, también fue educada por religiosas en Medellín. En su infancia fue Mantequilla donde, según su testimonio, La experiencia en la organización litúrgicos escenificaciones e interpre- pantes. Hubo, al parecer, forcejeos,
acólito y acompañó a los curas y monjas misioneras en sus correrías por llegó con la sotana nueva y la tonsura social y la propaganda evangélica la ob- taciones novedosas sobre el significado clamores y lágrimas, pero la situa-
tuvo más tarde, como vicario coopera- revolucionario de la pasión, la muer- ción llegó al clímax cuando el sacer-
dor del municipio de Yolombó, donde te y la resurrección de Cristo: “Él pre- dote subió a una roca, hizo en el aire
fue enviado por el arzobispo en sep- dicó, le explicó al pueblo sus deberes y la señal de la cruz con sus manos, y
tiembre de 1960. Allí la experiencia del sus derechos, y la gente se enloqueció. comenzó a gritar a los cuatro vientos
cura rural cobró un nuevo sentido en el A mí me acabó de abrir los ojos y yo dije algunas palabras sagradas, clamado
contexto de los planes del Vaticano de ‘¡pero qué fenómeno!’. En ese momen- una respuesta de la multitud. La gen-
emprender una nueva misión de la Igle- to habló de Camilo por primera vez”. te comenzó a responderle a sus “Dios
sia en América para enfrentar la amena- De la mano de Guzmán viajó a Bogotá te salve María” con otros tantos “San-
za del comunismo. En Yolombó, Vicente para conocer a Camilo Torres Restre- ta María, madre de Dios”, y la oración
participó en los programas de reforma po, con quien se reunió en la Escuela común cobró la forma de un coro po-
agraria y de “rehabilitación” adelanta- Superior de Administración Pública. deroso que siguió cincuenta veces
dos por el Estado en las zonas de con- Camilo prometió visitar Villa del So- hasta completar el rosario. “Todo el
flicto, que incluían la organización de corro en un viaje próximo a Medellín, mundo empezó a cantar y la policía
las comunidades en juntas de acción co- pero ese encuentro nunca se concretó. derrotada”, según el testimonio del
munal, cooperativas de producción y Un día Mejía escuchó las palabras padre Vicente. Federico Carrasquilla,
abastecimiento, junto a la promoción de del jesuita Alejandro del Corro, fun- primer párroco del barrio El Popular,
las escuelas radiofónicas que la Iglesia dador en Chile del Servicio del Tra- dice que aquél “era el puro cura revo-
había desarrollado con éxito como mé- bajo del Hogar de Cristo, quien había lucionario que espantó a Medellín. Le
todo pastoral. Su aprendizaje llegó a llegado a la ciudad para fomentar la hablaba a la gente a las mil maravi-
su punto más alto en 1962, durante la organización de cooperativas de reci- llas. Tenía una sensibilidad bárbara. Y
Gran Misión de Medellín que movilizó cladores. Del Corro decía que los po- tenía un jeep y se pasaba recogiendo
a centenares de sacerdotes y misioneros bladores podían salir de la pobreza a todo el día cosas para la gente. Él fue
de Colombia y de España, quienes intro- través de la basura. El vicario de Villa el que hizo todo el barrio y le decía a
dujeron nuevos estilos de sacerdocio y del Socorro aprendió así, de manera la gente: ‘Cuando venga la policía, llá-
compromiso con las comunidades. En la intuitiva, la importancia de vincular a menme’”. Así, en Medellín como en
vereda La Floresta de Yolombó, además las organizaciones económicas popu- otros lugares del continente, los sím-
del púlpito, el cura tenía una emisora en lares, en este caso las cooperativas de bolos y los rituales católicos comenza-
la que combinaba efectivamente los te- reciclaje, con la organización y la mo- ron a ser resignificados como parte de
mas religiosos, los anuncios dirigidos a vilización política entre los tuguria- las estrategias de lucha y resistencia
los problemas cotidianos de la gente y nos: “Yo fui llevado por los habitantes de los pobladores urbanos.
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terminó en pocas semanas por un con- que facilitaron parte de la financiación —también se vincularon algu-
flicto con los notables locales, quienes nos empresarios y políticos locales— para formación de las cooperativas,
lo acusaban de pertenecer a la guerri- la adquisición de maquinaria, el pago de locales y salarios. Vicente viajó
lla y de apoyar un paro cívico en la re- a Suecia, donde recibió una calurosa acogida y obtuvo los fondos para el
gión. Rodeado en la iglesia del pueblo desarrollo de sus proyectos. Las cooperativas eran el complemento de un
por simpatizantes y detractores, bajo trabajo político permanente, más silencioso, adelantado entre los tugu-
amenazas de muerte, Vicente tuvo que rianos y los ocupantes de tierra en Medellín. Desde finales de los sesenta,
regresar precipitadamente a Medellín Vicente había participado decididamente en la conformación de juntas
escoltado por efectivos del ejército. directivas, luego denominados comités populares, que servían como or-
En octubre de 1969, René García, ganizaciones de base independientes de las juntas comunales contro-
Manuel Alzate, Luis Currea y Vicente ladas por los partidos tradicionales. Estas organizaciones, influidas de
iniciaron una gira nacional en la Uni- forma decisiva por la izquierda revolucionaria, jugaron un papel central
versidad del Valle y participaron en en la toma de terrenos y en la formación de nuevos asentamientos en di-
una manifestación en la Plaza de Caice- versos puntos de la ciudad, como los barrios Camilo Torres, Fidel Castro
do para conmemorar la muerte del Che y Lenin, por solo citar algunos nombres.
Guevara. Pero cuando los sacerdotes se A mediados de los setenta comenzaron a surgir conflictos entre los
desplazaban a Medellín para continuar tugurianos por el empleo de los recursos de las cooperativas, pero tam-
la gira y participar en un evento en la bién por diferencias políticas entre sectores de la izquierda revolucio-
Universidad de Antioquia, fueron dete- naria, cuyos miembros participaban en los proyectos. Hacia 1978 estos
nidos por agentes de seguridad del Es- conflictos se agravaron por incendios, al parecer provocados por agentes
tado. En el mismo operativo, en otros de seguridad del Estado, que destruyeron instalaciones y equipos de la
lugares de Medellín, también arresta- cooperativa de recicladores. En ese mismo año, la situación para el traba-
ron a una decena de líderes sindicales jo de Vicente se volvió más compleja con la promulgación del Estatuto de
y populares por la sospecha de que te- Seguridad Nacional y la elección de Alfonso López Trujillo como nuevo
nían planeada una toma con tugurios arzobispo coadjutor de Medellín. Si con el Estatuto de Seguridad los mili-
en la recién inaugurada ciudad univer- tares adquirieron mayor poder y se multiplicaron las detenciones arbitra-
sitaria. Según algunos testimonios los rias, las torturas y las desapariciones en diferentes lugares del país, con
levitas fueron golpeados por agentes la llegada a Medellín del líder del sector más conservador de la Iglesia
de inteligencia, lo que generó polémica latinoamericana se profundizó la purga contra los sectores progresistas
en la prensa nacional y un debate en el del clero. En 1979, Vicente y María Teresa Louys quedaron envueltos en
Senado. A finales de noviembre fueron una trama por la posesión de un arma de fuego y por esconder a un gue-
liberados. Poco después fueron trasla- rrillero. Advertidos de que eran perseguidos por la inteligencia del Esta-
dados y exonerados de sus tareas pas- do y de que su detención por los militares era inminente, decidieron salir
torales, al mismo tiempo que Carmelo de Medellín hacia Cali, y de allí hacia Ecuador a través de un paso fronte-
García y Carol O’Flynn eran expulsa- rizo selvático. En Ecuador, la pareja decidió casarse y Vicente abandonó
dos de Colombia. La corta vida de Gol- el sacerdocio católico. En Medellín, la fuga de la pareja fue aprovechada
Vicente Mejía. Medellín, S. XX. Anónimo. por las élites locales y los sectores inconformes entre los tugurianos para
conda estuvo marcada por una dura
represión y por tensiones entre faccio- difundir la idea de que Mejía se había fugado con su amante y robado el
nes más o menos proclives a la violen- dinero de los proyectos de cooperación sueca destinados a los pobres. Vi-
cia como método revolucionario. Entre cente acepta que hubo problemas en la administración de los recursos y
la ciudad para luchar contra los planes del gobierno, Vicente invocó el nombre los primeros meses de 1969. Duran- tanto, Domingo Laín, Manuel Pérez y la ejecución de los programas por la inexperiencia empresarial de los re-
de erradicación. En Medellín esta movi- de Camilo Torres en defensa de la gen- te este periodo los informes de agen- José Antonio Jiménez regresaron clan- cicladores y algunos errores propios, pero niega categóricamente la apro-
lización social se puso en contacto con te sin techo, citó a Hélder Câmara para tes de inteligencia del Estado sobre las destinamente a Colombia para incorpo- piación de dineros, una afirmación que atribuye a la propaganda militar
las concepciones teológicas y pastorales sostener que la revolución tendría lugar actividades de Mejía fueron filtrados rase a las filas del ELN. para atacar su integridad moral en la defensa de los desposeídos.
planteadas en el Concilio Vaticano II, con la Iglesia o contra la Iglesia, e hizo cotidianamente al arzobispo Tulio Bo- A pesar de pertenecer al sector más En los años ochenta Vicente y María Teresa iniciaron un prolonga-
cuando en 1968 se realizó en la ciudad un llamado a los obispos para compro- tero Salazar. En febrero fue detenido radical de Golconda, Vicente no aban- do exilio que los llevó a Perú, México, Francia, Bélgica, Estados Unidos,
la II Conferencia del Episcopado Lati- meterse en las luchas del pueblo. por las autoridades por oponerse nue- donó el sacerdocio pero quedó sin car- Guatemala, Uruguay y Ecuador. Hace poco, después de tres décadas de
noamericano. Como estaba ocurriendo En diciembre de 1968, cincuenta vamente al desalojo de tugurios en la go eclesiástico. Quiso vivir de su propio exilio, Vicente Mejía, el cura que escandalizó a Medellín, regresó al país. UC
por esos mismos días a propósito de la sacerdotes celebraron una reunión en Estación Villa, justo cuando comenza- trabajo y se convirtió en reciclador de
visita papal a Bogotá, donde las autori- Buenaventura para discutir el impacto ba una “Semana Camilista” en el tercer basura. En este trabajo el cura hara- *Profesor de la Universidad de Antioquia
dades civiles y militares habían imple- del Concilio Vaticano II y las conclusio- aniversario de la muerte del cura gue- piento y basuriego obtuvo alguna ce-
mentado un plan para recluir por unos nes de Medellín. El grupo se denomi- rrillero. En la Semana Santa los sacer- lebridad pública y el aplauso de las
días a los habitantes de la calle, en la nó Golconda, en referencia al nombre dotes de Golconda realizaron las misas señoras caritativas de la ciudad, pero
capital antioqueña se quería desalo- de una finca donde se había celebra- con discursos y canciones revoluciona- sobre todo adquirió experiencia sobre
jar los tugurios para maquillar la mise- do una primera reunión, a mediados rias en Bogotá y Medellín. Tras la rea- el proceso de reciclaje y se ganó la ad-
ria urbana ante la visita de los obispos de ese año, para discutir la encíclica lización de los actos litúrgicos en una miración de sus compañeros de oficio.
latinoamericanos y la prensa interna- Populorum Progressio de Pablo VI. Sin parroquia de Bogotá, Domingo Laín Hombres y mujeres enseñaban al cura
cional. La policía, en estrecha colabo- embargo, la reunión de Buenaventu- fue detenido y expulsado del país, de a trabajar con el cartón, el papel, los
ración con los cuerpos de inteligencia ra evidenció un rápido proceso de radi- la misma forma que unos meses atrás plásticos, los frascos y los huesos que
civil y militar, había trazado un operati- calización de los participantes, quienes habían sido expulsados sus dos com- dejaban los camiones, a organizar los
vo que apuntaba a desactivar cualquier produjeron el Documento final del se- pañeros residentes en Cartagena, los materiales en bultos y llevarlos para
intento de las organizaciones sociales o gundo encuentro del grupo sacerdotal de misioneros españoles Manuel Pérez y la venta a las bodegas. Con el tiem-
de los movimientos políticos disidentes Golconda, un manifiesto que hacía una José Antonio Jiménez. En Medellín, el po, el cura dejó el trabajo manual y co-
para efectuar manifestaciones o distri- interpretación revolucionaria de las acto central convocado por Vicente fue menzó a trazar la obra social a la que
buir propaganda contra el gobierno. conclusiones de Medellín. Según el tes- el sermón de las siete palabras, que di- se dedicaría durante los años seten-
En las jornadas de Medellín, en timonio de Vicente, además de los deba- fundió en forma masiva a través de la ta: la creación de organizaciones eco-
agosto y septiembre de 1968, Vicente tes ideológicos, teológicos y políticos, radio y con la ayuda de los sindicatos nómicas populares de los recicladores
acompañó, junto a los dirigentes de sin- en Buenaventura se trazó un plan de or- independientes. En sus palabras ante y tugurianos de Medellín. Rehabilita-
dicatos independientes, los estudian- ganización y se nombraron encargados la feligresía del barrio Caribe, el cura do por el arzobispo hacia 1973, pudo
tes de varias universidades y la Central de la dirección nacional y los respon- trasmutó la pasión, la muerte y la resu- dar misa de nuevo y pasó a ser uno de
Nacional Provivienda, la resistencia de sables del movimiento en distintas re- rrección de Cristo en un llamado a con- los ayudantes del párroco en La Améri- Anuncio Taller-Alberto González.indd 2 10/04/14 19:54
los tugurianos contra la erradicación. giones. El documento escandalizó a las vertir el sufrimiento y la opresión en ca, sector de clase media en el occiden-
Según los informes de inteligencia, Vi- élites colombianas de la época y en bre- una fuerza revolucionaria para luchar te de Medellín. Allí arrendó un local
cente planeó una manifestación de los ve las jerarquías católicas amenazaron por la salvación del pueblo. Este Ser- en donde comenzó a funcionar la Cor-
tugurianos hacia el Seminario Mayor, con amonestaciones, cambios de parro- món de las Siete Palabras fue publica- poración Social de Solidaridad con los ,

sede de la II Conferencia, como una for- quias y otras sanciones a los sacerdotes do y distribuido con gran éxito por los Tugurianos, un proyecto de coopera-
ma de poner en evidencia la miseria y la firmantes. Entre 1968 y 1969 los me- sindicatos e inspiró el periódico Siete, tiva de recicladores y una cooperati-
injusticia que habían sido acalladas du- canismos de coordinación del nacien- que reunió a diferentes grupos de la iz- va de materiales de construcción. Allí
rante la visita del Papa a Bogotá. Unas te movimiento quedaron rotos y solo un quierda revolucionaria en Medellín en también conoció a la ingeniera quími-
quinientas personas, en su mayoría tu- pequeño grupo, el más radicalizado po- los años siguientes. Pero también de- ca argentina María Teresa Louys, quien
gurianos, marcharon desde barrio Ca- líticamente, persistió en el movimien- sató la ira de las élites locales y generó fue asistente personal y asesora técni-
ribe hasta el Seminario pero ningún to. Entonces las figuras más visibles de presiones para que el arzobispo amo- ca en los proyectos. La cooperativa de
jerarca católico los recibió y esa denun- Golconda fueron los curas Noel Olaya, nestara a Mejía y a Gabriel Díaz, quien reciclaje llegó a reunir cientos de tra-
cia colectiva quedó en el olvido. En el Luis Currea, René García, Manuel Al- había organizado misas de protesta en bajadores, a construir bodegas con ma-
coliseo de la ciudad se reunieron unas zate y Vicente, acompañados de los sa- Santo Domingo Savio. Botero Salazar quinaria, tener vehículos de trasporte y
dos mil personas convocadas por los cerdotes españoles Carmelo García y ordenó cambiarlos a parroquias rura- canales de distribución entre las indus-
sindicatos independientes, en especial Domingo Laín y la monja estadouniden- les, una decisión que fue resistida sin trias. La cooperativa de producción de
la católica Acción Sindical de Antio- se Carol O’Flynn. Monseñor Gerardo éxito por los curas con el apoyo de sus materiales tenía como epicentro el te-
quia (ASA), para denunciar las políticas Valencia Cano figuraba como la autori- feligreses. Mejía fue nombrado vicario jar La Margarita, pero este proyecto no Vicente Mejía fotografiado por Óscar Calvo
laborales del gobierno y enviar un men- dad del movimiento, pero su participa- ecónomo en la parroquia de Yolombó, logró funcionar bien por la precariedad en Ibarra, Ecuador. 2012.
saje a los obispos latinoamericanos. ción fue contenida y ocasional. el mismo pueblo donde había estado a de la maquinaria. La Corporación contó
En un encendido discurso taquigrafia- Vicente participó en diversas principios de los sesenta. Sin embar- con el apoyo de fundaciones ecuméni-
do por periodistas extranjeros y espías protestas y actos de resistencia en go, esta vez su paso por la parroquia cas europeas, especialmente de Suecia,
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Los médicos le decían que estaba en estado crítico y que esa tarde le prac-
ticarían una traqueotomía.

El último viaje de Chavelito


—¿Cuándo terminen me lo llevo para Medellín?
A Marleny le explicaron que la cabeza de Juan Camilo estaba astillada
como una cáscara de huevo y no lo podía sacar.
El viaje duró un mes. Desde ese viernes en la tarde comenzaron los días
más largos de su vida. Fue como si se hospitalizara con él. Se enfermó de tan-
to tomar café y agua, y comía muy poco.
Las ayudas no alcanzaban, tenía que viajar hasta Caucasia por muchos me-
dicamentos y se triplicaban los valores. Tuvo la fortuna de que un médico le lle-
vaba almuerzo y unos hinchas del DIM, en Montería, estuvieron pendientes. La
familia del papá también estuvo atenta.
—En el barrio hicieron recolectas para pañales. Su baño eran pañitos, cre-
por G U I L L E R M O Z U L U A G A mas, medicinas escasas.
A pesar de los cuidados, Juan Camilo nunca reaccionó. A los quince días
le tocó una mano a la mamá mientras ella le decía que lo perdonaba. “Y tú me
Fotografías: Archivo familiar perdonas, papi, nos uniremos más…”.
Marleny durmió en el piso por más de dos semanas. Sergio iba los fines de
semana y se quedaba hasta domingo en la noche para que ella descansara. Y
en ese plan estaba el 5 de abril.

E
sta es la historia de un chico que comenzó a ofrecerle plata para las excur- El viaje definitivo
recorrió mil kilómetros detrás siones, pero él no aceptaba. Era sábado y hacía calor. Cuando Sergio llegó Marleny le dijo que quería
de un equipo de fútbol y al final —A veces nos llamaba y nos decía que le cerveza porque estaba cansada y andaba mal de los riñones.
perdió su vida. Por ir tras el color consignáramos para poder regresar. Yo le Él le dijo que se fuera tranquila. Ella acarició y besó a Juan Camilo.
de una camiseta dejó a su familia decía que no pero el papá sí le alcahueteaba. —Mirá —pensó— te daba pena que te besara al frente de los compañeri-
sin las pequeñas conquistas y los tachones Juan Camilo hizo sus viajes desatendien- tos pero acá te los doy todos. Te voy a disfrutar.
en el cuaderno propios de los catorce años. do las obligaciones propias de su edad. Sus Marleny salió temblando. Sergio y ella tuvieron la sensación de que el
—Sabe qué, le voy a decir la verdad, mi padres decidieron buscar ayuda y en 2012 es- niño se veía mal. Media hora después una enfermera le soltó una frase con si-
niño pasó contento. tuvo en centros de rehabilitación donde le re- gilo: “Camilito tuvo un paro”.
Dice Marleny González mientras apu- cetaron medicamentos psiquiátricos. Marleny le contó a una hermana por teléfono.
ra un café en un local céntrico, donde Para Marleny el tema se complicaba, —Le dio un paro pero a mucha gente le da, ¿cierto?.
sacó un rato de su tiempo como comer- pues el papá, de quién ya estaba divorciada, —Camilito se nos fue —le confirmó la enfermera unos minutos después.
ciante para recordar la vida de Juan Ca- le reclamaba que estuviera más pendiente. —¡Se me murió mi niño! —gritó Sergio.
milo Vélez, su hijo, quien hizo su último —Por cubrirle la espalda fui donde su
viaje el 5 de abril de 2014. profe y entonces le ponían talleres y deja-
—Se me iba para todas partes. “Mamá, ban que asistiera cuando pudiera, pero así y El viaje de regreso
déjeme ser feliz”, me reprochaba cuando todo él rendía mucho. Desde el momento de su muerte Sergio y Marleny comenzaron a avisar, a
llegaba de los viajes. Su mamá no se explica en qué momento esperar, a gestionar, a averiguar. El levantamiento se hizo el domingo a las
Marleny tiene 39 años, es una mujer estudiaba si siempre se mantenía ocupado ocho de la mañana pero además de ese trámite había que esperar el traslado.
de estatura media, trigueña, y esconde su en la natación y jugando fútbol, y más tarde —El niño estaba más allá de los 120 kilómetros que cubría la funeraria. Tu-
angustia detrás de unos lentes negros de entregado al Medellín y a los viajes. vimos que ponernos de acuerdo con las funerarias de allá y pagar un excedente.
marco grueso. —Y era hincha de Falcao y ya nos decía Juan Camilo llegó a la sala de velación de Medellín el lunes a las ocho.
—Y yo lo dejaba ser feliz. Me acuer- que se iba para Brasil. Como estaba tan mal sus padres no lo dejaron ver. Y con la idea de verlo y des-
do cuando me dijo que se iba a tatuar en Dice Marleny y no cuesta creerle. pedirlo habían llegado doce buses con jóvenes de distintas ciudades.
el estómago y le contesté que si lo hacía le
arrancaba la piel con un cuchillo. Se rayó:
“Mi Poderoso DIM, Comuna 2”. ¡Pero qué El último viaje
voy a maltratar a mi muchacho! El sábado 15 de marzo Chavelito regre-
Marleny habla siempre en presente de só a su casa en el barrio Acevedo. De nuevo —Su entierro fue extremadamen- maras invitó a los niños a disfrutar la
su hijo, a quien llamaban ‘Chavelito’. Su los regaños: “Ponéte en nuestro lugar; mirá te lindo: estuvo tan acompañado, — vida: “Para qué se la tiran detrás de
conversación es una mezcla donde las ale- que nos enfermamos”. dice Marleny. un equipo”.
grías y las travesuras se funden con las an- Juan Camilo juró y juró que no más, que Tanta compañía la consuela un poco. —Cómo que pegaos de una mula,
gustias y la impotencia. era el último. “Tranquila mamá”, le dijo a Juan Camilo fue otro de los chicos para qué son los televisores…
—Ah, al niño lo disfrutamos tan poquito. Marleny. Pero eso sí, que lo dejaran conocer que daría una vuelta por la cancha. Y salió. Esa noche Marleny casi no muertos en las carreteras siguiendo a Cuenta que los amiguitos de Juan Ca-
Dice Marleny. O se le desgrana esa fra- el sitio donde había muerto ‘Ameo’, un cole- se duerme esperándolo, pero el chico no volvió. sus equipos. No hay datos oficiales, pero milo que estuvieron en el hospital no fue-
se, y suspira hondo. ga de viajes y fiebres por el DIM. —Sospeché y averigüé donde jugaba el Medellín. Le había escondi- según LDS más de quince han muerto en ron capaces de tocarlo, les daba miedo.
El 4 de diciembre Juan Camilo y otros do la cámara y el teléfono y por eso ni lo llamaba. Pero él lo había en- los últimos dos años siguiendo a Nacio- —Imagínese, niños que de nuevo
amigos se habían ido pirateando hasta la contrado y se lo había llevado. nal. Cifras de la RXN hablan de diez de arriesgaron la vida por acompañarlo.
Hacia Ibagué costa. A las dos de la mañana de ese mismo Luego, el papá de uno de sus amigos le confirmó a Marleny que se ha- los suyos en el mismo periodo. Marleny dice que sigue con su hijo.
Primer sorbo de café. En los bafles día Marleny recibió una llamada de su hijo, bían ido. A la mañana del miércoles le contó a Sergio, y él “se la montó”. No asimila, ni acepta que no lo tiene.
suenan pasillos y tangos y se destapan las estaba en Bello y quería que le pagara un —Pero qué hago, ¿lo pego de la pata de la cama, o qué? Pero también ha estado enferma.
cervezas del arranque. Marleny cuenta taxi para devolverse. Marleny comenzó a preguntar en los peajes y nada. Cuando supo Dos meses sin viajes —Estuve hospitalizada. Quedé muy
que Juan Camilo fue buen estudiante, que Juan Camilo se había regresado del pea- que el DIM jugaba en Barranquilla hizo cálculos. “Vuelve el martes”, Marleny aún paga las deudas que le mal. La depresión me afectó los riñones.
ganaba menciones de honor y le colabo- je de Don Matías. Sus compañeritos siguieron pensó. Y ocupó su mente en las ventas. quedaron del tiempo que estuvo sin tra- Sergio también ha estado inconsola-
raba a los compañeros. Además, pese a su pegados de una tractomula y al día siguiente A las ocho de la noche del 20 de marzo Marleny estaba con Sergio bajar, y eso que hubo colectas, pues a ble y según Marleny se ha emborracha-
corta edad, insiste, ya iba a clases de na- se bajaron en Tolú a bañarse. Ameo se ahogó. cuando recibió una llamada donde les avisaban del accidente de Juan los gastos se sumaron enfermedades. do dos veces.
tación en la U. de A. —donde un hermano —Camilo se consternó y fue al cemente- Camilo. A las nueve y media, después de intentar tomar un vuelo, salió —Ay papi si supiera en todo lo que Contrario a lo pensado, durante es-
suyo es profesor— y que en la Liga practi- rio a decirle a la familia que él ayudaba. Él con una hija para Montería. nos metiste —dice Marleny y suspira. tos meses de ausencia en la familia le
caba clavados. era así. Pasó diciembre y enero y él seguía Solo supo que fue un accidente en Planeta Rica. A las nueve de la —Han sido más duros estos dos me- han cogido más amor al futbol. “Papi le
Por herencia paterna Juan Camilo comen- inquieto por la muerte de su amiguito. mañana del viernes, cuando llegó a Montería, se enteró de la gravedad ses sin él que los catorce años con sus vamos a sacar las banderas”, dicen las
zó a profesarle amor al DIM desde muy chico. Por eso en marzo, cuando su madre lo de los hechos. Juan Camilo iba en un camión, se había subido a la parte travesuras… ¡Mejor tener la plaguita hermanas. Juan Camilo se volvió amu-
—La primera vez que se nos perdió pu- invitó para el Chocó, donde vendía ropa y alta del contenedor y cuando se agachó a darle la mano a los compañe- en casa! leto. Cuando empieza el partido y el
simos la denuncia. En la prensa salió y un calzado a los mineros, él dijo que la acom- ros una rama baja lo golpeó y lo tiró al pavimento. Los compañeros de La anima pensarlo. Se exalta cuan- juego se aprieta ellas le hablan: “Usted
tío, en Ibagué, le informó a la Policía de In- pañaba con la condición de regresar antes viaje le contaron que le gritaban al conductor para que detuviera el ca- do comienza a revivir las aventuras de es el único que pude meter un gol”.
fancia y allá lo encontraron. del 18 porque quería ir a ver al Medellín rro pero él no escuchaba, y solo cuando paró en una báscula los chicos su hijo. Ese que siempre se creyó grande. —Cuando él murió, al miércoles si-
Para ese entonces Chavelito recién cum- y de paso conocer el sitio donde se ahogó pudieron bajarse y devolverse para intentar ayudarlo. Pero la Policía de —No tuvo adolescencia. Eso de irse guiente el Medellín ganó un partido en
plía nueve años y se lo entregaron a Bien- Ameo. A los amigos y al papá también les Carreteras los retuvo. A Juan Camilo lo auxiliaron y en una ambulancia era decisión de grande, de verraco: sa- el último minuto.
estar Familiar. Sus padres hicieron los dijo que era el último viaje. lo llevaron hasta Montería. lir sin un peso y volver comido, con pla- Sus amiguitos se tatuaron una frase
trámites para reclamarlo. Hubo regaños y En el Chocó estuvo animado. Sin em- Cuando llegó Marleny recibió el parte médico: fracturas en las pier- ta. Les daba ropa a los compañeritos. sencilla: “Camilito eterno”, y dicen que
anuncio de castigos, pero al parecer le que- bargo, su corazón y su mente viajaban por nas, trauma encefálico…, y otros términos que no entendía muy bien. Tenía pelotas. él está con ellos.
dó el gustico de los viajes y pronto pasó de regiones más expeditas. Para ajustar, Bienestar Familiar la culpaba por el supuesto descuido. Juan Camilo pedía dinero y cuando Marleny está muy agradecida por el
la calurosa Ibagué a la fría Tunja y de allí a El martes 18 de marzo salió de estu- —Pero mire, uno ya no los puede reprender. A uno lo descontrolan. ajustaba dos mil pesos compraba bolsas apoyo que ha recibido. Y recuerda a Juan
donde viajara El Poderoso. diar. Al mediodía llamó a la mamá que es- Uno no sabe qué hacer: si los castiga lo demandan… de agua y chicles; revendía y con eso Camilo cuando regresaba de los viajes:
—Yo lo mandaba a estudiar y él sacaba taba comprando mercancía en el Centro, se Dice Marleny, se pregunta, se cuestiona y en sus palabras se nota ajustaba para la boleta. Hasta para in- —Mijo pero es tu felicidad contra la
el bolso con su muda de ropa. Si el equipo comió la arepa con carne desmechada que la impotencia. vitar a un adulto a la boleta para que lo seguridad, mire el peligro…, y la tran-
jugaba domingo se iba el miércoles. ella le preparaba y descansó un rato. A las ingresara porque era menor de edad. quilidad de la familia.
Para Marleny y Sergio, su padre, la vida cuatro se fue con un amigo para la cancha, —¡Usted qué cree! Eso no lo hace Él no vio peligros.
se convirtió en una incertidumbre y cada antes pasó por donde su madre y le pidió El viaje de Marleny un adulto. El jueves 5 de junio se cumplieron dos
que jugaba el Rojo sabían que la salida de para una presa de pollo. Cuando salió para Montería Marleny pensó que el viaje duraría una Durante su estancia en Montería, meses sin los viajes de Juan Camilo y ese
Juan Camilo era cuestión de horas. —Pídala en la tienda que yo pago ahora. noche. Así lo pensó también Sergio, quien pidió permiso en su trabajo Marleny grabó un mensaje donde in- mismo día, Jenny Milena, su hermana
—Llegué al punto de amarrarlo. Se po- Camilo no aceptó. Quería el dinero. Lue- y salió al mediodía del viernes. Marleny le dijo que llevara la tarjeta de vitaba a las madres de chicos hinchas mayor, cumplió 22 años. Solo quiso una
nía agresivo, la policía iba porque decía que go le dijo a la mamá que jugaría Play y ella identidad de Juan Camilo y el papel del seguro para hacer la remisión a que no los reprendieran sino que misa. “No, para dónde me voy…, con el
se iba a tirar por las ventanas. con tal de verlo en la casa le dejó entrar a ese día. Eso pensaba. los escucharan. También ante las cá- niño muerto”, le contestó a la mamá. UC
Pasaron algunos viajes y Marleny com- los amigos. A las nueve, cuando ella les dijo —Cuando llegué me maluquié. Se veía muy aporreado. Parecía un
prendió que el caso era perdido, hasta que apagaran el Play, Camilo salió y le dijo monstruo. Hinchado.
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Dic c iona rio de vic io s

Bocanadas de Bocagrande
por L Í D E R M A N V Á S Q U E Z Caído
del zarzo
Ilustración: Cachorro
Elkin Obregón S.

KIM, LA RUBIA
DE ORO
S A
abía que el tinto y el cigarri- que respondieron: “Abajo”; y otras que manera estaban por fuera de la ley y que teníamos que forrar con pa- Algunos profesores nos ofrecían cigarrillos en los descansos. Todo l protector de pantalla de mi computador lo adorna el
llo se la iban muy bien por- gritaron: “Liceístas hijueputas”; y carca- pel de regalo para no llamar la atención de la policía. Por ser algo tan natural, tan sencillo como pasarle a alguien la bolsa de papitas bello rostro de Kim Novak, una de mis divas platóni-
que cuando estaba en séptimo jadas, muchas carcajadas. casi ilegal, clandestino, el libro, y la lectura, tenían un significado mientras se conversa de cualquier cosa. cas mayores. Con suave sonrisa, parece invitarme a
grado, antes segundo de ba- Aprovechando la soledad de las tar- especial. En los descansos fumábamos y nos leíamos párrafos de al- Aquella imagen del profesor botando humo por la nariz y por la boca entrar a mi correo, en busca de esa ansiada carta que
chillerato, un profesor de des en la casa fumé mis primeros ci- guna obra de Marx, disfrutábamos la elegancia de sus frases: “Los se fue desvaneciendo con los meses y fue remplazada por la del mun- no llega. Pero yo sé esperar, confío en ella.
español, que no era muy bueno que diga- garrillos, no tan a escondidas, ya que dioses de Grecia un día heridos en el Prometeo encadenado de Es- do salvaje, montaraz, el mundo de los comerciales de Marlboro, o por la La conocí dos veces en una misma tarde, gracias a aquellos
mos, se fumaba de dos a tres cigarrillos podía pasearme de aquí para allá, in- quilo hubieron de morir otra vez cómicamente en los coloquios de del pistolero del oeste que atraviesa una calle polvorienta con un ciga- matinés dobles de la época. En la primera, una comedia de nom-
por clase, uno de ellos acompañado de cluso sentarme debajo de un frondoso Luciano”. Frases que repetíamos en las clases de filosofía y que sir- rrillo en la comisura de los labios y un ojo medio cerrado por efecto del bre impronunciable, Phfft (sic), estuvo muy bien acompañada
un tinto. Mientras hablaba, el humo le matarratón que había al frente. De esa vieron para que personajes como José Hilario López bautizara a los humo, atento al más mínimo movimiento. Con esta última estampa salía por Jack Lemmon y Judy Holiday; aún no era protagonista, pero
salía por la nariz y por la boca y aquello manera adquirí la confianza necesa- compañeros: Mao, Carlos Marx, Nikitin…, aunque lo común era que de mi casa, quince años recién cumplidos, el cabello húmedo, el cigarri- lo fue dos horas después en La casa 322, un excelente thriller de
me parecía mágico. Era un colegio priva- ria para que fumar fuera algo normal, los seudónimos se los colocara uno mismo. Por ejemplo, había un llo precariamente sostenido en los labios y un ojo medio cerrado. Y po- Phil Karlson que la lanzó ya para siempre al estrellato. Una tarde
do, perteneciente a la comunidad de los lo que me permitió, en pocas semanas, muchacho que se hacía llamar Mandel, como el trotskista belga, y días fumar en los buses y nadie decía nada, en los descansos, entrando o magnífica de cine, y un primer encuentro más que feliz.
salesianos, que quedaba (y aún queda) hacerlo delante de mi hermana mayor, usaba unas botas ecuatorianas, feas, pero que en esos años era el dis- saliendo del colegio. Después del almuerzo lo correcto era fumar un ci- De ahí en adelante, la carrera de Kim se limitó a confirmar su
al frente de las bóvedas, en Cartagena, y que también fumaba, y de su esposo tintivo de los revolucionarios. Siempre parecía malgeniado y le gus- garrillo y saborear un tinto entre bocanada y bocanada. Fumar fue un aura de primera figura, con filmes casi siempre estupendos: El
desde cuyas ventanas se veía el mar. Es- que era una verdadera chimenea. Na- taba arengar como si estuviera regañando o echando cantaleta. descubrimiento maravilloso como besar, pajearse y leer a Marx. UC hombre del brazo de oro (Preminger), Picnic (Joshua Logan), Me-
tudiaba gente de Bocagrande, de Casti- die dijo nada. Los domingos en la tar- dianoche pasional (Delbert Mann), Servidumbre humana (Ken
llo Grande, de Manga, del Cabrero, en de llegaban mis amigos Álvaro Álvarez Hugues), y, “last but not least”, Bésame tonto, quizás la película
fin, era un colegio que albergaba a cier- y Juan Noriega, cada uno con su paque- más sicalíptica de Billy Wilder.
ta clase media cartagenera, llena de pre- te de cigarrillos, y mi madre, diligen- Pero le hubiera bastado Vértigo para ser siempre recordada y
juicios, para la cual la gente de bien era te y humilde, nos preparaba un tinto admirada. Llegó a esa cinta, niña de los ojos de los chicos de la
la que pertenecía a su mismo estrato so- mientras hablábamos de Vargas Vila; y Nouvelle vague, casi por azar, pues Hitchcock quería como pro-
cial, sin importar que fueran unos políti- mientras Álvaro nos contaba de los be- tagonista a la hermosa Vera Miles, y, de hecho, concibió el guion
cos compra votos, brutos y corruptos. sos furtivos con su prima, bella, con esa pensando en ella. Sabemos que la actriz no aceptó el papel por-
Así que tres años después, cuan- frescura de la adolescencia, y de la de- que estaba embarazada, y la productora no podía o no quería
do empecé a fumar, lo hice teniendo en cepción que sufrió el día que entró al esperar (dígase a manera de paréntesis que la Miles trabajó al
la mente la imagen de ese profesor, con baño justo cuando la prima acababa de fin con Hitchcock, en Psicosis, aunque ya en un rol secundario).
el humo saliéndole por la nariz y por la abandonarlo y sintió ese olor a mierda Volviendo a Vértigo, el director se vio obligado a aceptar a Kim,
boca, y tomando a sorbitos el tinto ca- fresca que persiste, contumaz, después quien no era para nada objeto de sus simpatías. Una buena baza
liente. Para entonces estudiaba en un de una buena cagada. Tuvieron que pa- del destino, pues no se concibe a Vértigo sin Kim Novak. Y, así
colegio oficial, ubicado en la avenida sar muchos años para que aceptáramos fuera a disgusto, Hitchcock supo descubrir en ella el aura inquie-
Pedro de Heredia, un colegio desde cu- que las mujeres bonitas vacían sus in- tante y misteriosa que la historia requería. No contento con ello,
yos calados se veía la ciénaga de La Vir- testinos, que el olor de la mierda huma- se dio el lujo (en uno de los momentos más memorables del fil-
gen, rodeada de casuchas miserables, na es universal, que huele lo mismo si me) de que Kim se desnudara para James Stewart sin quitarse un
barriadas en las que los políticos conse- se es sueco o somalí, bella o fea, y que el solo hilo de su vestido. Ella no lo sabe, pero cuando se desnudó
guían votos a cambio de unas cuantas acto amoroso es un intercambio de flui- para Stewart lo hizo también para mí.
láminas de Eternit, dinero en efectivo, dos corporales en el que no sólo están
botellas de ron Tres Esquinas (un ron presentes la saliva y las lágrimas de la P.D. Llegó por fin la anhelada carta, y trajo buenas noticias.
que olía a alcohol Alelí y que los toma- mujer amada. Gracias, Kim.
dores amansaban con agua de coco) o Todos los sábados hacíamos reunio-

CODA
la promesa de que taparían los huecos nes, la mayoría de las veces en colegios
de las calles, convertidos en verdaderos o escuelas conseguidos para ese propó-
lodazales por efecto de las lluvias. sito durante la semana, diciendo cual- Muchas y justas cosas se dijeron a raíz de la muerte de Rodri-
A diferencia del otro colegio, éste quier mentira a la familia encargada go Saldarriaga. Pero nadie mencionó, creo, su libro Tercer timbre,
era un nido de revolucionarios que se de la vigilancia. En esas reuniones pro- tal vez porque tuvo muy corta difusión. Es un libro precioso, las
enfrentaban a la policía con piedras e curaba tener un paquete de cigarrillo memorias de un hombre de teatro infatigable, que era a la vez un
improperios, y gritaban vivas a la Re- Marlboro, que eran los cigarrillos que magnífico escritor. En fin, un texto que apasiona. Ojalá alguna edi-
volución Cubana y al Che Guevara, y fumaba mi hermana y con los cuales torial se decidiera a relanzarlo; la Fiesta del Libro está ad portas. UC
decían que el proletariado tarde o tem- me inicié, aunque en muy poco tiempo
prano se tomaría el poder y volvería pa- también incursioné en el Pielroja sin fil-
pilla a la burguesía. Era cuestión de tro, imitando con ello a los compañeros
tiempo. Muy pronto me hice trotskista y compañeras de la universidad, estu-
y gritaba en los mítines baldones contra diantes de medicina, economía, dere-
los políticos, contra la policía y contra la cho, enfermería, etc., entre las cuales
burguesía. En una de las muchas mani- se encontraba Judiht Pinedo, que llegó
festaciones de ese año, motivada quizá a ser alcaldesa de Cartagena. Se daban
por la visita de algún duro del gobierno discusiones que hoy me parecen tontas,
norteamericano o por la detención de un en las que se intentaba definir la natu-
sindicalista o el asesinato de algún estu- raleza del movimiento estudiantil y su
diante, nos tomamos el Centro Amura- papel en la historia, si éramos unos sim-
llado, la Ciudad Vieja. Habíamos salido ples catalizadores de las contradiccio-
del Castillo de San Felipe, el mismo que nes sociales o si por el contrario éramos
por un tiempo apareció en los billetes de algo más y podíamos algún día tomar-
cinco pesos, hoy objetos de colección, y
cuando íbamos por la glorieta donde es-
nos el poder. Nuestro grupo, a diferen-
cia de los M.L. (Marxistas Leninistas)
DR. GUSTAVO AGUIRRE
taba ubicada la India Catalina un com- hacía énfasis en la formación teórica, OFTALMÓLOGO CIRUJANO U DE A.
pañero, José Hilario López, que tenía un teníamos una amplia bibliografía, aun-
puesto de ropa en Basurto, gritó: “Aba- que lo que me fascinaba era leer a Marx
CIRUGÍA CON LÁSER
jo Turbay y su maldita abuela”; y de las y un libro de Engles, el Anti-Dühring.
ventanillas de los buses que habían que- Mi entrada en el mundo del cigarri- Clínica SOMA
dado en medio del gentío, salieron pu- llo fue simultánea con el descubrimien- Calle 51 No. 45-93 • Tel: 513 84 63 - 576 84 00
ños amenazantes y se escucharon voces to de los libros; libros que de alguna
Arte Central

Camilo Restrepo
'La Virgencita' (de la serie Los Caprichos)
Tinta, pasteles de cera solubles en agua, cinta, recortes
de periódico, pega y saliva sobre papel.
118 cm x 63 cm.
2014.
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Que LO DIGA ELLA


por G U I L L E R M O C A R D O N A
Fotografías: Juan Fernando Ospina

Se trata de una dama del bosque agreste y salvaje que llegó


del sudeste asiático, como inmigrante glamurosa en busca de
jardines y prados recién cortados y sistemas de riego con as-
persores automáticos, aunque en ciertas regiones de Australia
y los Estados Unidos se le considera plaga invasora.
Eso hablando de las grandes migraciones de las familias
y las especies a través de mares y continentes, porque lo que
es la semilla de la Chaflera que nos ocupa, ya como indivi-
duo único e irrepetible, vino a parar ahí vaya a saberse des-
de dónde y cuándo, aunque sí nos es dable imaginar el cómo:
a lo mejor entreverada con arroces y maíces y restos de otros
bichos, en el buche de tórtola o paloma. Luego, cagada en el
punto exacto y geodésico que marca el centro del arquitrabe,
la semilla o el esqueje echó raíces y pelos absorbentes, y en un

¿
cordoncito de cemento estrecho como el filo de un machete,
nuestra aguerrida Chaflera encontró cobijo, alimento y hume-
dad suficientes para hacer su vida, rodeada de algunos edifi-
Cuántos años tiene? Nadie lo sabe. Algunos creen haberla visto cios que le sirvieron de gafas de sol en los veranos más duros y
desde hace once, doce años, en su atalaya del bar El Guanába- de cortavientos en las más fuertes tormentas.
no, posesionada del Parque del Periodista, por encima del mun- De esos primeros tiempos, obvio, nadie se acuerda, porque
danal ruido y de las vicisitudes económicas y románticas que entonces nadie la había visto y era otra hojita más por allá, en-
desfilan por ese pequeño hábitat donde los humanos encuen- tre tantas que despuntan en esos lugares expuestos al sol y al
tran múltiples formas de perder el tiempo entre fumarolas. agua; una criatura que se abrió paso y fue creciendo como la
Y cada que la miran aquellos que por un segundo dejan de ser despre- habitante de calle que es, sin que nadie le parara bolas ni le to-
venidos transeúntes, la ven más alta de lo que esperaban o de lo que recor- mara fotos, sin que nadie le admirara la estirada del tallo, sin
daban sus ojos engañosos. Y todos se sorprenden del carbonero que luce a que nadie le celebrara el brote sucesivo de los peciolos, la ver-
su lado como un recién llegado pero que, en esas condiciones de cultivo, dura de sus hojas, el milagro de su primer pedúnculo floral.
estilo bonsái, de raíces superficiales, perfectamente podría ser más viejo. Algo que a ella la tiene perfectamente sin cuidado. Ahí está
Pero, entonces, ¿por qué creció tanto su compañera de cornisa? su nicho y a ella le vale huevo la prohibición de la trashuman-
Como sea, las personas se dieron cuenta de que ella existía cuando cia de semillas no certificadas que pregonan Monsanto y su
ya resaltaba airosa y esbelta a simple vista, con su único y largo cuello compañía bastante limitada.
de cisne o de jirafa y su penacho de hojas —como cualquiera otra loqui- Y si ella sigue viva es justamente porque los inspectores y
ta despelucada del parque—, flaca y larga, en equilibrio con la geome- los picapleitos y los que piden papeles y patentes, por la natu-
tría euclidiana y con la gravitación universal, con la relatividad general raleza de su oficio, vale decir, por superficialidad y ligereza,
y hasta con la teoría de cuerdas (por su permanente estado vibracional); les queda (si se me permite la expresión), muy de pa arriba mi-
vale decir, en perfecta armonía con el cosmos y la vida, muy posesionada rar pa arriba, hacia el infinito, hacia el cielo, adonde sólo mi-
de su papel en las alturas. ran los soñadores y los poetas y donde no hay forma de sacarle
Ahora, ¿cómo llegó allá? No es una de esas privilegiadas nacidas en provecho a los bienes terrenales.
almácigo y luego trasplantadas entre mimos y cuidados de biólogos, in- Y justamente por allá, por el cielo, se pasea ella, con su cope-
genieros forestales y jardineros, que oportunamente bañan sus axilas te amarillento en medio del follaje, cinco metros más arriba de
con fungicidas y que, cada tanto, le espolvorean los delicados pies con donde arranca el tallo que es a unos tres metros del piso, para-
químicos y abonos como si fuera Mexsana. Nunca nadie se ha ocupado da en las puntas de los pies sobre esa estrecha cornisa, en equili-
de los dedos mustios de sus pies, a ras de techo, para echarles así sea por brio sobre el abismo, como una bailarina en la oscuridad. UC
encimita unos granitos de nitrato o de cloruro de potasio. Y a nadie le ha
importado que también le guste el manganeso y el magnesio.
No. Ella no es de esas privilegiadas por la siembra y el abono. ¡La hu-
bieran puesto en una parte más cómoda!
Lo cierto es que ella jamás ha dependido de los hombres. No se le han
acercado nunca. Y así está bien. Porque el día que la toquen, con seguri-
dad será para dañarla. Contrario a lo que hizo la Mona Uribe, cantinera De quién estamos hablando
del bar, que desde que la vio parada en la fachada del bar la puso a traba-
jar de planta, como emblema y estandarte. Nombre común: Chaflera
Mas, contra todos los desafíos, contra todos los pronósticos, ahí está, Nombre científico: Schefflera actinophylla
sin una mano intrépida que la subiera ni otra caritativa que le arrancara Pertenece a la familia de las Araliáceas y es origina-
las hojas secas, y claro, sin recibir jamás el rocío vaporizador de alguna ria de las zonas tropicales de Taiwán, Nueva Zelanda
pócima o tósigo que la librara del asedio de tantas cochinillas, mariqui- y Asia sudoriental.
tas y pulgones como frecuentan el parque. Características: Las hojas son de forma palmeada,
Y pese a que muy adentro de su ser debe sentir como una debilidad brillantes y de color verde oscuro. Se amarillean por
esa pertinaz ansia por la urea, también debe agradecerle al carácter ca- el exceso de sol, previo a su caída.
sual de la existencia el haberla puesto tan arriba del instinto mingitorio Flores bastante pequeñas, reunidas en racimos, de
de los bebedores de cerveza. color verdoso.
Y se le dice ella así sea también él, lo cual no le produce traumas ni Los arbustos, árboles o lianas entrelazadas de la
complejos, porque el género, además de un accidente gramatical, es una chaflera, pueden alcanzar 7-8 metros de altura.
dudosa apariencia, una vestimenta o un disfraz, y en el reino vegetal la
posibilidad de nacer es tan incierta que cada planta puede ser a la vez
novia, rival y consorte, sin pedirle permiso al señor Procurador.
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César Vallejo Crónica


verde

por C A R L O S M A N U E L
Todo por P E D R O V I L L A
Á LV A R E Z
legal

D
Junto a la puerta estaba parado enver, Colorado, comparte con Me- básicas. El horario limitado para la comercializa-
César Vallejo. dellín asuntos esenciales que sor- ción de la hierba es de 8:00 a.m. a 7:00 p.m. Hay
prenden. Similitudes que suelen distintos límites a la cantidad que se puede com-
Magro, cetrino, casi hierático, hermanar algunas aglomeraciones. prar: con identificación de Colorado hasta una
Las dos ciudades se encuentran a onza, sin ella hasta un cuarto de onza, aunque
me pareció un árbol deshojado. una milla sobre el nivel del mar, ambas deben al se puede comprar varias veces al día y se puede
Ciro Alegría. oro el motivo de su existencia, la prosperidad que
levantó sus edificios y sus egos primitivos. En sus
ir de un dispensario a otro por toda la ciudad.
No se puede fumar en lugares públicos, para eso
orígenes las dos basaron su economía en ofrecer existen clubs de fumadores, lugares donde lle-
servicios a los mineros locales, generando en uno nando un formulario y pagando una membresía

P
y otro lugar un ciudadano con una psicología bas- se puede comer, tomar, comprar y fumar varie-
arís recibe cada año veinti- No revaloricemos la poesía a partir física— destilan la poesía tal como la co- de un idioma dentro del período entre- tante particular. dades exclusivas generalmente sembradas con
séis millones de visitas. El pa- del estereotipo del poeta hambriento nocemos hoy. Si Martí, por ejemplo, que guerras que César Vallejo, escribiendo Al enterarme de que el estado de Colorado orgullo por el respectivo club. Un octavo de onza
sado 15 de abril, seguramente y vagabundo, del escritor ajado per se, echó a correr, leyó como nadie, y fue un no desde París, sino desde una cárcel había aprobado el uso recreativo del Cannabis vale entre veinticinco y cincuenta dólares y equi-
algún turista extraviado des- pero tampoco la tomemos como un es- suicida ejemplar, agota todas las posibili- municipal en Trujillo, un lugar que to- me pareció que los dos días de camino que me se- vale, más o menos, a tres barillos respetables.
vió su camino, pagó unos eu- tamento social. Para poetizar hay que dades, Vallejo, por su parte, no agota ni davía hoy nadie sabe dónde queda. Al paraban de Detroit no eran nada para un busca- Luego de esperar unos minutos me permi-
ros o unos francos de más, y después de perderse del mapa (no del geográfico, personifica ninguna. Vallejo es el único concluir, Vallejo diría: “El libro ha naci- dor de oro. Entonces me fui a buscar el oro verde tieron atravesar la puerta blindada y entrar al
visitar el Barrio Latino, la cúpula blanca sí del legal), andar con quinientos soles gran poeta de la lengua española que no do en el mayor vacío. Soy responsable de de los “dispensarios”. Hay fiebres de fiebres. dispensario, allí terminó el misterio. Quedé en
de la basílica del Sacré Coeur o la leyen- en el bolsillo. Ese es su entrenamiento. siguió ninguna de las rutas contrahege- él. Asumo toda la responsabilidad de su Llegué a un pequeño pueblito en la frontera manos de una preciosa monita que, al igual que
da finisecular del Moulin Rouge, dirigió Un céntimo más y estaremos cobran- mónicas de la modernidad. estética (…) ¡Dios sabe cuánto he sufri- con Kansas convencido de que allí, ya en el glo- las mejores vendedoras paisas, comenzó a reco-
sus pasos —sus lánguidos pasos— hacia do por una labor que en la medida en No se parece a Darío y sí se parece en do para que el ritmo no traspasara esa rioso Colorado, encontraría la preciosa veta; mendarme diferentes tipos de Cannabis, de allí
el cementerio de Montparnasse. Ya en el que empieza a solventarnos, también algo a Whitman y a Baudelaire, pero por libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios pero un simpático gringo de pequeños ojos en- en adelante fue muy similar a comprar algo en
lugar leyó el epitafio de Georgette: “He empieza a morir. Lo que se logra des- providencia uno no puede afirmar con sabe hasta qué bordes espeluznantes me rojecidos me corrigió explicando que su licen- una licorera.
nevado para que duermas”. de quinientos soles luego resulta impa- certeza que Vallejo le deba a alguien. he asomado, colmado de miedo!...”. cia solo le permitía vender Cannabis a usuarios Tal vez debido a las coincidencias geofísicas
Todo lo que el visitante haya hecho gable, “cuesta una enorme cantidad de Había un dolor, en su fisonomía andina, Llama poderosamente la atención carnetizados para consumo medicinal. Mis tor- me sentí transportado a Medellín, las montañas,
después, toda la secuencia posterior, dinero ser pobre”. (Sospecha: el hom- anterior a su edad, a su vasta erudición que Thomas Merton haya proclamado a pes argumentos no fueron suficientes y de ma- el color de la vegetación, un barrio igual a Laure-
se antoja tristemente conmovedora. Si bre ha puesto precio incluso a Picasso, (no nos confundamos, leyó mucho), y al Vallejo como “el más grande poeta uni- nera paternal me aconsejó que me moviera, pues les, otro igual a Manrique, ¡un bar igual al Gua-
soltó algunas lágrimas o no. Si viró la a Goya, los ha colgado en la pared y ha germen lunático que habita siempre en versal después de Dante”. No porque no aún estaba a un par de horas de Denver, donde nábano! La gente es amable pero acelerada al
espalda y echó a correr o si en cambio extraído del óleo una cifra, pero no ha la miseria. La juntura de su cuerpo es- lo sea, y no porque tales definiciones no me aseguró que podría comprar para fines re- manejar, claro, “el tiempo es oro”, ¿o sería más
encendió un cigarrillo y fumó con dis- podido cosificar ningún poema impor- tuvo reforzada con perfidia, sus múscu- sean infructuosas, sino porque Merton creativos el mejor producto en diversos dispen- bien que el cuarto de onza de Blueberry que me
plicencia encima de la tumba. Si dejó tante. No podría privatizarlo, impedir los estuvieron revestidos de angustia. era estadounidense y Vallejo peruano. sarios debidamente autorizados. vendió la monita estaba mejor de lo que espera-
un soneto o un simple mensaje. Si no la reproducción íntegra de su valor). Dios mismo apretó las clavijas durante Ubiquemos los actores. Cuando Dante Llegué a Denver justo a tiempo. Por ley todos ba? Volé una milla sobre el nivel de Denver.
dejó nada y se mantuvo en el más in- Vallejo decía que no era necesa- la composición biológica de Vallejo. murió, ninguna cultura precolombina los dispensarios cierran a las siete de la noche. Luego en otro dispensario tuve la oportu-
quebrantable silencio. Si tomó fotos u rio leer mucho. Uno de los mayores ha- Trilce, digamos, ¿qué ubicación me- existía en la memoria del mundo cono- Inicialmente me pareció un poco misterioso el ri- nidad de hablar con un viejo activista, contó la
ofreció alguna. Hace setenta y seis años llazgos poéticos es ese que permite y rece dentro de la historia más o menos cido (el que hemos heredado), y San- tual: tomar un ficho de turno, mostrar a través dura lucha que dieron para lograr lo que hoy le
—el turista lo sabe— murió César Va- precisa el desconocimiento de las tradi- encauzada de la literatura contem- tiago de Chuco —la ciudad natal del de un vidrio blindado la identificación que certi- agradecemos, y me dijo, con una enorme sonrisa
llejo, poesía construida a navajazos. ciones y las técnicas, pero que aún así poránea? Ante Trilce, el resto de la poeta— no sería fundada hasta un par fique mayoría de edad y esperar la “cita” en una que brillaba igual que su indumentaria de turista
Como símbolo ha quedado un fulmi- las violenta, las hace prosperar hasta vanguardia latinoamericana queda ri- de siglos después. especie de consultorio odontológico. Las revis- mochilero, que era muy refrescante ver que ha-
nante primer plano donde Vallejo medi- alturas no recomendables. Este méto- dículamente reducida. Fervor de Bue- Hay aquí otra señal, que lo hace más tas para entretener a los pacientes fueron el pri- bía venido desde tan lejos para gozar de esa pe-
ta con sumo interés, sentado encima de do es un infalible detector de mentiras. nos Aires se vuelve un soplo. Un libro poeta y más inconcebible. Si observa- mer relajante: todas hacían alusión a la inmensa queña libertad. Le respondí imitando su sonrisa:
una tumba—posiblemente encima de Eficaz como un baile que no es baile o progresista, como debió serlo Altazor, mos el escenario actual, cabría pregun- subcultura que el Cannabis ha generado en Den- “No, lo que es muy refrescante es poder fumarse
la suya—, vestido con un elegante tra- una música que no es música. Pintar sin deja ver a cada paso su efectismo y su tarse desde qué espacio que no sea un ver, allí comencé a enterarme de algunas cosas un barillito sin ser tratado como un delincuente”. UC
je negro, con el codo de la mano dere- noción clara de la perspectiva o el volu- bulla. La sombra de Trilce, publicado espacio alternativo, tangencial, se le-
cha apoyado en un bastón, la cabeza a men y finalmente acertar. en 1922, cubre el panorama inmediato gitima la cultura latinoamericana, no
su vez apoyada en la palma de la mano, Sabiduría muscular, desligada del como un pájaro altanero y egoísta. Gi- digamos ya la peruana, o la serrana.
el sombrero de la época encima de la conocimiento; ciencia que no es dato, rondo, tan chillón, parecerá luego un ¿Quién es, pues, César Vallejo? ¿Quién
rodilla izquierda, la mirada de andino que no es ecuación ni historia. La poe- agitador de ferias. era cuando arribó a Europa el 13 de ju-
dolorosamente perdida. Y ya ahí, en ese sía es también el único arte esen- Los únicos reductos que Vallejo per- lio de 1923, para nunca volver? Tal vez
mínimo y último instante, no se puede cialmente divorciado de cualquier dona y deja con vida dentro de la van- un botín ni siquiera explicable por la di-
saber si está mirando hacia el pasado o enseñanza, por eso es el animal más guardia son la sencillez disimulada de versidad, la esperanza o el destino que
hacia el futuro, si está viendo lo que na- raro y puro, y el muro contra el que más Neruda y la musicalidad de Lorca. La los latinoamericanos creemos merecer.
die más ha podido ver o si sencillamen- mentecatos se estrellan. No importa nostalgia iniciática del Borges juvenil Si lo leemos temprano, los demás
te está esperando el acta de defunción. cuánto merodeen o se encumbren, nin- solo podrá ser salvada años después por poetas parecerán luego menos de lo
El 13 de julio de 1923, procedente de gún farsante se arropa demasiado tiem- el Borges adulto, que vuelve como un que en realidad son. Es como la sorpre-
Perú, luego de veintiséis días en el mar po en la piel de la palabra. La estufa se forajido a rescatar su pasado. Si colo- sa que el idioma nos tiene para el final.
a bordo del vapor Oroya, Vallejo llegó a prende para los embusteros. camos la lupa sobre Europa, el cadáver Un animal tembloroso que escribe de
París como deben llegar los poetas. No Hay tres arquetipos modernos. Uno exquisito y sus variantes nos parecerán pie sobre las lindes, mojando la voz en
dominaba el idioma. No tenía amigos ni es Rimbaud, el poeta precoz que infiere procesos netamente conscientes, o de la tinta de su sed.
gozaba de influencias. Un cóndor viejo y desaparece. Otro es Mallarmé, que ope- una inconsciencia estéril, para el caso Georgette, la esposa francesa, lo
pernoctaba en sus ojos. En los bolsillos ra el verbo, lo disecciona desde una ex- lo mismo. The Waste Land es sin du- acompañó hasta las nueve y veinte de la
guardaba un águila de oro anudada a un periencia previa: la lectura de todas las das un contrincante de mérito, aunque mañana de aquel viernes santo otoñal.
pañuelo, y una moneda de quinientos so- cosas dichas y por decir. Otro sería Pa- siempre en base a una diferencia: Eliot Era la oscura Europa de 1938. Meses des-
les. Hay ahí una señal. Quinientos soles vese, que se suicida en 1950, mirando fi- recrea un derrumbe y Trilce propone un pués, Stalin volvía a traicionar. Franco
—un manto inagotable de pobreza— jamente, en un cuarto de hotel, los ojos florecimiento. No adánico, pero floreci- ganaba en España. Hitler invadía Polo-
fueron suficientes para escribir la poesía de Constance Dowling. Básicamente es- miento al fin. nia. Un fortuito médico, el doctor Lejard,
más poderosa de una época, los versos tos tres filtros —la fuga juvenil, la consa- No hay mayor ejemplo de libertad no supo que Vallejo estaba muy cansado.
más subversivos de un idioma. gración monástica al lenguaje y la locura creativa o de aniquilamiento orgánico Diagnosticó un renovado paludismo. UC
20 UC número 57 / julio 2014

La tierra que rodea a Jerusalén ha tenido historias largas de vientos y tempestades. De dueños, ocupantes,
inquilinos, usurpadores. Amos Oz, escritor judío nacido en Jerusalén en 1939, ha gastado toda su tinta
para contar el recorrido de su familia por esas colinas de polvo. Aquí están algunas historias de la llegada,
cuando aquello era una tierra de haciendas, galpones de prisioneros y barrios con las primeras huertas.
Fragmento de Una historia de amor y oscuridad, Editorial Siruela, 2000.

Tierra
de Oz
por A M O S O Z

E
n 1845 llegaron a Jerusalén, que estaba Al pie de la hacienda Finn se fundó en 1920 el ba- haber existido. Restos de una cabaña derruida de la
bajo el poder de los turcos otomanos, el rrio de Kerem Abraham, cuyas pequeñas casas, fiesta de Sukkot se amontonan en el patio delantero.
cónsul británico James Finn y su compañe- pegadas unas a otras, fueron construidas entre la vege- Dos o tres mujeres con cofias y hábitos oscuros están a
ra Elisabet Anne. Los dos sabían hebreo y tación y los huertos de la hacienda y le fueron comien- veces junto a la puerta: se callan cuando las miro. No
el cónsul había escrito incluso sobre la his- do progresivamente el terreno. La casa del cónsul, por me devuelven la mirada. Murmuran cuando me alejo.
toria del pueblo judío, con el que había simpatizado su parte, tras la muerte de la viuda, Elisabet Anne Finn, Al Llegar a Palestina, en 1933, mi padre se matri-
durante toda la vida. Formaba parte de la Asociación sufrió muchas transformaciones: primero se convirtió culó para obtener la licenciatura en la Universidad
londinense de difusión del cristianismo entre los ju- en una institución británica para jóvenes delincuentes, Hebrea de Har Hatzofim en Jerusalén. Al principio vi-
díos, pero por lo que se sabe no se dedicaba en Jerusa- después fue un área gubernamental del gobierno in- vió con sus padres en un pequeño piso alquilado del
lén a una actividad misionera directa. El cónsul Finn y glés, y después una comandancia militar. barrio de Kerem Abraham, en la calle Amós, a unos
su compañera creían con fervor que la vuelta del pue- Al final de la Segunda Guerra Mundial, el patio de doscientos metros al este de la casa del cónsul Finn.
blo judío a su patria anticiparía la redención del mun- la casa Finn fue cercado por una alta alambrada y ofi- Después sus padres se mudaron a otro piso. Al piso de
do. Muchas veces el cónsul defendió a los judíos de ciales italianos, prisioneros de guerra, fueron encarce- la calle Amós se trasladó el matrimonio Zarhi, pero en
Jerusalén ante la conspiración de los gobernantes tur- lados en el edificio y en el patio de alrededor. Nosotros la habitación a la que se entraba por la terraza siguió
cos. Asimismo, James Finn creía en la necesidad de nos colábamos allí al atardecer para provocar a los viviendo de alquiler el joven estudiante en el que sus
iniciar “la productividad del pueblo judío” y les ayudó prisioneros y burlarnos de ellos con muecas y gestos: padres tenían puestas grandes esperanzas.
a prepararse para las tareas de construcción y a acos- Bambino! Bambino! Buongiorno, bambino!, nos grita- Kerem Abraham era aún un barrio nuevo, la ma-
tumbrarse al trabajo de la tierra. Para ello, en 1853 el ban los italianos con alegría, y nosotros les contestá- yoría de las calles no estaban pavimentadas, y el viñe-
cónsul adquirió, por 250 libras esterlinas, una colina bamos: Bambino! Bambino! Il duce morte! Finito il duce! do, el kerem, que le dio el nombre, todavía brotaba en
pedregosa y desierta a unos cuantos kilómetros de la A veces les gritábamos: “¡Viva Pinocho!”, y a través de algunos patios de los nuevos edificios: parras y gra-
Jerusalén habitada intramuros, al noroeste de la Ciu- las vallas y a través de los abismos de la lengua extran- nados, higueras y moreras cuyas copas susurraban a
dad Vieja, un terreno deshabitado y sin cultivar que jera, la guerra y el fascismo, volvía siempre a nosotros, cada ráfaga de viento. A comienzos del verano, si se
los árabes llamaban Kerem al-Jalil. James Finn tradu- como la segunda parte de una antigua consigna, el gri- abrían las ventanas, el olor de la floración llenaba las
jo el nombre al hebreo, Kerem Abraham, allí levan- to: “¡Geppetto! ¡Geppetto! ¡Viva Geppetto!”. pequeñas habitaciones. Por encima de los tejados y al
tó su casa y la empresa Colonia Industrial, destinada A cambio de los caramelos, los cacahuetes, las na- final de las calles polvorientas se veían las montañas
a dar a los judíos pobres puestos de trabajo y a posibi- ranjas y las galletas que les arrojábamos por encima de que rodean Jerusalén.
litarles una vida productiva gracias a la artesanía y la la alambrada, como a los monos en el zoológico, algu- Uno tras otro se fueron construyendo edificios de
agricultura. La finca ocupaba unos cuarenta dunam nos nos daban sellos italianos o nos enseñaban de lejos piedra cuadrangulares, sencillos, de dos o tres plan-
(que son unos diez acres). James y Elisabet Anne Finn fotografías familiares con mujeres sonrientes y niños tas divididas en un montón de pisos agobiantes con
levantaron su casa en la cima de la colina, y alrede- muy pequeños momificados dentro de trajes, niños con dos habitaciones diminutas. Los patios y las barandi-
dor extendieron la explotación agrícola y construye- corbata, niños con chaqueta, niños de nuestra edad con llas de los balcones tenían verjas de hierro que se oxi-
ron los edificios destinados a la actividad artesanal. el pelo moreno bien peinado y con un flequillo resplan- daban enseguida. En las puertas de las casas soldaron
Las gruesas paredes de la casa de dos plantas eran de deciente de tanta brillantina que llevaban. estrellas de David o la palabra “Sión”. Poco a poco los
piedra tallada, con techos de estilo oriental, en for- Un prisionero me enseñó una vez, desde detrás de cipreses y los pinos aplastaron a los granados y las pa-
ma de bóvedas de crucería. Detrás de la casa, y en el
patio rodeado por un muro, excavaron pozos de agua
y edificaron establos, un corral, un granero, almace-
la alambrada, a cambio de un chicle envuelto en pa-
pel amarillo, una foto de una mujer gorda desnuda, sin
nada de ropa, salvo unas medias de nailon y un ligue-
rras. Por algunos sitios florecían granados silvestres,
pero los niños los destrozaban antes de que el fruto
madurara. Entre los árboles descuidados y las man-
CIUDAD EMPLEO
nes, una bodega, un lagar y una almazara. ro. Estuve un rato mirándola sin moverme, como al- chas de piedra de los patios a veces plantaban adelfas
Unos doscientos judíos fueron empleados en la Co-
lonia Industrial de la hacienda de Finn, encargados de
desempedrar, vallar, plantar huertos, cultivar frutas y
canzado por un rayo, con los ojos como platos, mudo
de espanto, como si en Yom Kippur, en la sinagoga, de
repente alguien se levantara y gritara el Nombre Ine-
o geranios. Pero rápidamente esos arriates caían en el
olvido: se ponían tendederos encima de ellos y eran
pisoteados o se llenaban de cardos y cristales rotos.
1 de cada 4
verduras, abrir una pequeña cantera y trabajos relacio- fable, y al rato me di la vuelta y huí de allí corriendo Si no morían de sed, las adelfas y los geranios crecían empleos en el
nados con la construcción. Con los años, tras la muer-
te del cónsul, su viuda fundó una fábrica de jabón y
como un loco, consternado, afectado, acongojado. Te-
nía cinco o seis años y salí corriendo como perseguido
salvajes como la maleza. Se construyeron muchos
trasteros en los patios, barracones con techumbre de país se generó
en ella trabajaron también obreros judíos. Muy cerca
de Kerem Abraham, y casi por los mismos años, el mi-
por los lobos, corrí sin parar y no pude escapar de aque-
lla imagen hasta los once años y medio más o menos.
latón, cabañas inestables hechas con las tablas de los
baúles en los que los habitantes habían traído sus co- en Medellín.
sionero alemán Johan Ludwig Schneller, originario Tras la creación del Estado, la casa del cónsul sas, como si quisieran construir aquí una copia de sus
de Herping, en Wuttemberg, fundó una escuela para se utilizó como puesto de la guardia nacional, de la pueblos de Polonia, Ucrania, Hungría o Lituania. Periodo mayo 2013 - 2014
huérfanos árabes cristianos, refugiados de guerra y su- guardia de fronteras y protección civil; también fue Algunos ataban una lata de aceitunas vacía a un
pervivientes de la matanza de cristianos en el Líbano. academia militar, hasta que se convirtió en una ins- palo, levantaban un palomar y esperaban a que fue-
Era un gran terreno rodeado de muros de piedra. El or- titución educativa para chicas ultraortodoxas llama- ran las palomas hasta que desistían. A veces alguien
Inversión en obras públicas.
fanato sirio Schneller, al igual que la Colonia industrial da Casa de Bendición. Con frecuencia doy una vuelta intentaba criar en su patio algunas aves, otro se esfor-

GRACIAS
del cónsul y la cónsul Finn, se basaban en el deseo de por Kerem Abraham, desde la calle Gueulá, que ha zaba por cultivar un pequeño huerto de rábanos, ce-
procurar educación para una vida productiva artesa- pasado a ser la calle Malke Israel, me dirijo a la calle bollas, coles, perejil. Casi todos deseaban marcharse a
nal y agrícola . Finn y Schneller, cada uno a su modo, Malaquías, giro a la izquierda hacia la calle Zacarías, lugares más civilizados, a Rehavia, a Kiriat Shmuel, a
eran cristianos devotos conmovidos por la pobreza, el deambulo un poco por la calle Amós, subo por la ca- Talpiot o a Bet Hakerem. Todos procuraban creer que
sufrimiento y el atraso de los judíos y los árabes en Tie- lle Abdías hasta llegar a la entrada de la casa del cón- los malos tiempos pasarían, que el Estado hebreo se
rra Santa. Los dos pensaban que la preparación de los sul Finn, y entonces me detengo unos minutos junto a fundaría pronto y todo mejoraría: el vaso del dolor ya
habitantes para una vida productiva, en la artesanía, la puerta. El viejo edificio se ha encogido con los años, estaba lleno. Shneur Zalman Rubashov, que después
la construcción y la agricultura, salvaría a “Oriente” de
las garras del deterioro, la desesperación, la debilidad
como si de un mazazo le hubieran aplastado la cabe-
za entre los hombros, como si se hubiera convertido
pasó a llamarse Zalman Shazar y fue elegido presi-
dente del Estado, escribió en esa época en un perió-
Con tu aporte haces de Medellín una ciudad para la Vida.
y la apatía. Tal vez esperaran también, cada uno a su al judaísmo. Los árboles y las plantas han sido arran- dico: “Cuando por fin se funde el Estado hebreo libre,
modo, que su altruismo mostrara a judíos y musulma- cados y el patio asfaltado. Pinocho y Geppetto se han nada será igual que antes. Ni siquiera el amor volverá
nes el camino hacia el seno del cristianismo. desvanecido. También la academia militar parece no a ser igual que antes”. UC
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Derrota al
pedía perdón de rodillas, que cuando ganaba a Brasil ese día saldría con sus familiares a la orilla de femenina que recibía un bombardeo tendida en su colgade-
viene de Italia solo le gusta la comida la carretera a recibir la alegría de su pueblo. ro. En la tarima la pantalla resplandecía. La imagen del par-
que ella le hace. A un par de horas de iniciar el partido, por la principal tido de Colombia contra Brasil era un halo en el horizonte de
—Ese niño como que desde la barri- salida de Antioquia al mar, apenas pasaba un mototaxi o un desierto. No se veía nada. Sobre el piso de la tarima ha-

cuadrado
ga pateaba a la mamá —dijo. una buseta de tanto en tanto. El ganado en los potreros, al bía un televisor auxiliar en el que unas trescientas personas
Era mediodía y en el televisor de la otro lado de la vía, parecía naturaleza muerta. El sol se sen- intuían lo que pasaba. Les repartieron carne envuelta en pa-
sala pasaban el primer partido del día, tó en la sala a ver ganar a los alemanes. Doña Marcela y don pel de aluminio y todos masticaban, gritaban y sufrían. La
Francia contra Alemania. Miguel también estaban sentados, cada uno en una silla, a refundación de la patria era a las patadas. La potencia fut-
—Lo que no me gusta de los parti- lado y lado de la puerta de entrada. Miraban el partido, se bolera se desprendió de remilgos azucarados, bosanovas y
dos es ver como le pegan a Juan Gui- distraían. La hora de su nieto se acercaba. sambas y sacó los machetes de la zafra. En menos de diez
llermo — dijo Miguel Ángel, quien en El parque sin árboles de Necoclí empezó a recibir veci- minutos los aturdidos héroes colombianos recibieron el pri-
realidad es más amante del boxeo y nos. El sol celebraba el triunfo de los alemanes descargan- mer corte de parte de Thiago Silva. Brasil no les ofreció ni
del béisbol. do sus rayos sobre el sarán como si fuera el único lugar de la siquiera una cachaza para echarse en la herida. Cuadrado,
La casa de madera, piso de cemento tierra que le interesara. El sarán parecía una delicada malla ya con cuerpo de mantis religiosa, esquivaba la cacería sin
por A L F O N S O B U I T R A G O L O N D O Ñ O liso y techo de láminas de Eternit, tiene
forma de “T”: un ala horizontal donde
está la sala, el comedor y la habitación
Fotografías: Sergio González de Marcela y Miguel Ángel, y del medio
parte un corredor perpendicular que
lleva a un patio trasero. En el patio ha-

L
bía una habitación con una cocina que
lucía como nueva y una hamaca. El piso
e dicen “La perla escondida del Caribe” y fue el primer poblado fun- El día del partido, desde muy tem- Por La Batea pasó caminando Lei- parecía recién trapeado, las paredes es-
dado por
' los españoles en tierra suramericana (1509). Cinco siglos y prano, el pueblo se preparaba para el dy Paola Galé, otra de las primas, con taban pintadas de verde pastel y tenían
cinco años después, el viernes 4 de julio de 2014, Necoclí estaba en encuentro con su historia. Banderas col- la camiseta de la selección y el apelli- algunos cuadros colgados que no des-
el mapa de nuestros noticieros y periódicos por cuenta de una joya gadas en las ventanas de las casas; todos do obligado en la espalda. Iba para la entonaban con el espacio pulcro, sobrio
negra, nacida en su tierra, que resplandecía en el mundial de fútbol vestidos con camisetas de la selección; casa donde nació su primo, a un par de y organizado. Entre los cuadros había
de Brasil. Su nombre: Juan Guillermo Cuadrado Bello. bebés con la cara pintada del tricolor na- cuadras de la cancha. La casa está cerca un afiche de la Selección Colombia, uno
Por primera vez en un mundial, y en cuartos de final, Colombia se enfren- cional; los estudiantes de un colegio en de una esquina, tiene porche y jardín, y del Deportivo Independiente Medellín
taba a Brasil. Quienes hemos vivido la historia de Colombia como una colec- procesión tocando pitos y tambores con en su interior conserva la habitación de y una revista italiana con Cuadrado en
ción de hazañas remotas o tragedias presentes, sentíamos ese día como si más mística que en una Semana San- Juan Guillermo cerrada con llave. la portada y un título que decía: L’anno
estuviéramos asistiendo a la refundación de la patria, una patria que soportá- ta. En la calle más comercial, que une —Solamente la abre él cuando vie- della rivincita (El año de la revancha).
bamos a pesar de todo y que nos había encandilado jugando fútbol. el parque con la plaza de mercado, no se ne de visita —dijo la prima. En la casa estaban los abuelos, una
Entre los jugadores que lograban el encantamiento estaba Juan Guillermo, encontraba una camiseta de Colombia La casa parecía recién remodelada, hija y dos nietas pequeñas, de unos dos
un jovencito delgado, de apariencia frágil, con finos y cortos dreads en la ca- a la venta. La roja, la amarilla, la blan- se veía moderna, como un apartamen- y cuatro años. Marcela y Miguel Ángel
beza y rostro infantil, que más parecía un cantante de salsa choke que un atleta. Y ca: agotadas. Los mototaxistas parecían to de ciudad. En las paredes había cua- tenían puestas las camisetas amarillas
su tierra se preparaba para entronizarlo como un superhéroe con el benepláci- mariposas amarillas revoloteando bajo dros con recortes de prensa del jugador. con la imagen de su nieto estampada en
to nacional, con reportajes, entrevistas y trasmisiones en directo a cargo de la el calor y levantando polvo. —Juan Guillermo es miedoso, no le el frente.
gran prensa del país. En el parque principal, que perdió gusta dormir solo —dijo la prima. —Nos las mandó de Italia —dijo
Por las veredas corrió el rumor de que el alcalde había decretado Ley Seca la sombra con la tala de árboles orde- En la esquina unos vecinos habla- Marcela.
para ese viernes. Me preguntaba si esa medida cobijaba la chicha de maíz que nada por el alcalde en la última remo- ban duro y saludaban a todos los que La última llamada que Juan Guiller-
toman los pacíficos indígenas Senú y los campesinos de la zona. En la sede de delación, unos empleados de la alcaldía pasaban por la calle. mo les hizo había sido cuatro días atrás.
la alcaldía, una casa de dos plantas ubicada a dos cuadras del parque princi- instalaban una pantalla gigante y un —El Cortico la mete hoy —dijo uno. —Me siento bien, luchando a ver si
pal, había un cuadro de unos tres metros de ancho por dos de alto con los ros- sarán para que filtrara los rayos del sol ‘El Cortico’, así le decían a Juan Gui- ganamos —le dijo a su abuela.
tros de tres prohombres locales que resultaron ser jugadores de fútbol. El del y dejara ver la imagen del partido. El llermo en su barrio. A su papá, que tra- —Seguro que van a ganar —dijo ella.
centro era Juan Guillermo, a su derecha Carlos Díaz, defensa del Atlético Hui- sol quemaba y anunciaba que iba a es- bajaba en una distribuidora de gaseosas, —¿Y el papi cómo está?
la, y a su izquierda Luis 'Neco' Martínez, arquero del Atlético Nacional. En el tar presente a las tres de la tarde, hora le decían ‘El Bizco’, y Juan Guillermo es- —Él está muy bien.
segundo piso, la secretaria de Educación desmintió el rumor. del encuentro. taba muy pequeño cuando lo mataron. Ella sufre de la cadera y de los riño-
—Para nada, ¿cuál Ley Seca? El alcalde mandó matar un novillo para re- Esa mañana una periodista de un En el velorio lo tuvieron que alzar para nes y Miguel del azúcar.
galarle carne a la gente. noticiero de televisión entrevistaba a que lo viera en el ataúd. Nadie pensa- —Le pedí ánimos a Dios para ver el
unas primas de Juan Guillermo que vi- ba entonces que pocos años después ese mundial y así ha sido —dijo Marcela.
ven en el barrio Simón Bolívar, donde cortico juguetón se multiplicaría más Ella es una morena acuerpada, de
nació. Un periodista y un fotógrafo de que su apellido: en fuerza, velocidad pelo cano estirado hacia atrás y sostenido
un periódico regional iban camino de y contextura física. Y se convertiría en por una diadema dorada. Él es un hom-
la casa de Marcela Guerrero y Miguel una figura del fútbol mundial. bre delgado, de pelo corto, bastón y mira-
Ángel Bello, los abuelos maternos que A la orilla de la carretera, en casa da triste. Campesinos de toda la vida.
viven a veinte minutos del casco urba- de doña Marcela Guerrero, de 76 años, El partido de Francia y Alemania
no por la vía que conduce a Turbo. En y Miguel Ángel Bello, de 86, recibían a avanzaba y el desespero de los franceses
la cancha La Batea del barrio Simón Bo- cuanto reportero quería trabajar. era lo único que tensionaba el ambiente.
lívar, el primer técnico de Cuadrado —Aquí ha venido todo el mundo — Afuera no se oía ni siquiera el pasar de
entrenaba con los muchachos de su es- dijo Marcela. los carros. En cambio con cada victoria
cuela de fútbol mientras atendía a un Miguel Ángel hablaba poco y Mar- de Colombia la misma vía se convertía
periodista de otro noticiero de televi- cela recitaba la historia de su nieto: en un río de motos y carros con hinchas
sión que llegó acompañado de un primo que era callejero, que se la pasaba ju- celebrando. Marcela sufría porque había
del jugador . gando fútbol, que lo castigaba y él le accidentes y peleas, pero si Colombia le

encontrar un huequito por donde hacer daño. Necoclí ente- bulancia que llevaba un malherido. Los mototaxistas
ro manoteaba y suspiraba. Por lo menos su muchacho había chapaleaban como peces varados a la orilla del mar. El
aprendido a escabullirse. En la cancha el árbitro estaba del sol se fue a celebrar a otra parte y la noche cayó como
lado de los dueños de la tierra. El machetazo de David Luiz un consuelo.
nos hirió de muerte. La brisa que venía del mar sabía más sa- En su casa, a orillas de la carretera, Marcela y Miguel
lada en el parque del pueblo, pero debíamos caer con evi- Ángel estaban tristes, pero tranquilos. Llegaron a visitarlos
dencias para posteriores reclamos. El gol de Yepes fue una un vecino, un nieto y una hija. Miguel Ángel se mecía en la
tutela negada y después James, valiente, nos regaló la bre- hamaca del patio, y Marcela atendía el celular en la sala.
ve ilusión de una remontada. El partido terminó. Colombia —Le pegaron mucho —dijo Miguel.
quedó eliminada del mundial y el hijo de Necoclí no pudo —La culpa fue del árbitro —dijo Marcela.
hacer nada para evitarlo. Nos sentimos víctimas de un des- La oscuridad se esparcía por los alrededores. No se veía
pojo. “Nos robaron”, “Eso fue gol de Yepes”, “Brasil se dedicó el pavimento de la carretera ni los potreros del otro lado. Se
a dar pata”, balbuceábamos. No atinábamos a decir si la re- oían las chicharras y algún carro que pasaba. No había alga-
fundación de la patria se había completado. rabía, no había romería, no había alegría.
En los próximos minutos a los reporteros de televi- —Dios sabe como hace sus cosas —dijo Marcela—. A lo
sión les cancelarían su aparición en directo y los neco- mejor si hubieran ganado viene toda esa gente en procesión
clicenses intentarían sostener la celebración. Pasó por y hay algún muerto. Mejor así.
el parque un carro de bomberos con la sirena encendi- O como decía el cuadro que había colgado en la sala, otro
da y con gente trepada encima. Sonaba como una am- sería l’anno della rivincita. UC
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La tentacion del ocio Civitas


por F E R N A N D O M O R A M E L É N D E Z
Ilustración: Hernán Franco Higuita

por J O A Q U Í N M A T T O S O M A R
Ilustración: Mónica Betancourt

E I
ba en busca de una dirección por
mpezó pidiendo, como lo hace todo el mun- Pasados otros largos años, la cálida humani- el barrio de las colinas. Tenía que
do, “cinco minuticos más”. Por entonces era dad de aquellas dos voces femeninas, ya por comple- vérmelas con un funcionario pú-
un chico de catorce años y estudiaba ba- to desterradas de su vida, fue remplazada por la fría, blico para explicar mi retardo en
chillerato. Su jornada colegial empezaba a metálica y feroz voz de la alarma del despertador. Ol- el pago de una obligación tribu-
las 7:30 a.m. y su madre lo despertaba a las vidando que esta máquina era insensible a los ruegos, taria. El calor de ese día no daba sino
seis. Para él esa voz, dulce pero firme, que cortaba de él le pedía, sin embargo, su consabido mendrugo de para ir a la playa, pero yo estaba a casi
un tajo su sueño con la exacta guillotina del llamado tiempo extra; pero no ya cinco minuticos sino diez. dos mil kilómetros de las olas. Cuan-
al deber, equivalía a la tonante voz de Dios expulsán- Empezó a llegar tarde al trabajo. Y entonces sur- do creía ir en el sentido correcto, de re-
dolo del paraíso. Y como todos los adanes del mundo gió una nueva amenaza en el horizonte: la horrible pente los números de las edificaciones
pedía: “Cinco minuticos más”. cara de bruja malvada de la jefe de personal, sus fre- cambiaban bruscamente o terminaba
—Cinco minutos, Alfonso. Ni uno más —oía que le cuentes reclamos, sus implacables memorandos. en una bocacalle que parecía calcada
advertía su madre, y la sentía alejarse del dormitorio. Así siguieron las cosas. Una mañana, mientras de un grabado de pesadilla, una cruel-
Y, en efecto, cinco minutos después, con un es- soñaba que vivía en un maravilloso país en el que dad que ni a Escher se le hubiera ocu-
fuerzo digno de Hércules, se levantaba. no existían horarios ni agendas, chilló la alarma del rrido. Entonces tuve compasión de los
Diez años más tarde era la voz de su esposa, igual- despertador. Apenas abrió los ojos vio que eran las mensajeros, esos héroes olvidados.
mente maternal, la que se empeñaba en sacarlo del 6:30 a.m. y dijo mecánicamente: “Diez minuticos Me había fugado del trabajo para ir
jardín de las delicias de sus sueños en nombre de otro más”. El aparato volvió a formular su estridente lla- a resolver ese asunto que a menudo me
deber, el sacrosanto deber de los adultos: el trabajo. Y mado. Con esfuerzo volvió a abrir los ojos: eran las sobresaltaba en mitad de la noche, sin
él volvía a implorar sus cinco minuticos adicionales de 6:43 a.m. Se arrebujó entre las sábanas y masculló: que pudiera volver a recobrar el sueño.
felicidad, aunque alguna vez sintió el impulso de de- “Qué diablos, otros diez minutos más”. Y sucumbió Fui hacia una esquina próxima, rendi-
cir, al modo de Carlitos Brown: “Hoy no me voy a le- de nuevo al sueño, aunque el despertador, tozudo, do ya de mi extravío, y encontré a un
vantar hasta que tenga un sueño que me guste”. implacable, seguía insistiendo en sacarlo de la cama. hombre acuclillado bajo un árbol: repa-
saba las lunetas de sus uñas con una na-
vaja. No tenía mal aspecto, aunque con
la punta de su arma untaba los restos de
mugre que pescaba sobre una gabardi-
na que tenía encima de las rodillas. Le
pregunté dónde podría quedar esa ofi-
cina. De inmediato me señaló con dis-
tracción la cuesta que debía subir: “Es
allá arriba”, dijo.
Animado por la pequeña ayuda del
desconocido, subí la loma y al fondo de
la calle encontré un edificio de ladrillo
a la vista, con todas las trazas de ser
un despacho del gobierno. En la entra-
da me dijeron que eran unas oficinas
de arquitectos y que no había por ese
sector ningún lugar con aires de ofici-
na pública.
Regresé por dónde había venido y
encontré de nuevo al mismo hombre,
bajo el mismo árbol y aún con la gabar-
dina en su regazo. Ya debía haber ter-
minado sus labores de manicure. Me un codazo, menos fuerte de lo que esperaba, casi como una señal de desafío. Empecé
miró con una sonrisa malévola, luego a correr para cruzar la autopista y él hizo lo propio. Fue entonces cuando al hombre
se incorporó y empezó a caminar de- se le cayó la gabardina que colgaba de su brazo. Se agachó para recogerla en el mis-
trás de mí. Cuando igualó sus pasos con mo instante en que venía una camioneta. El impacto lo lanzó en un segundo contra la
los míos, se volvió para mirarme con orilla contraria, justo donde había comenzado a seguirme.
una risa aún más cínica y provocado- Me fui caminando a paso lento, rumiando mis cosas, refugiándome en la idea cul-
ra. Quería recordarle la vocación de va- posa de haberme fugado del trabajo. Pronto la calle se fue llenando de curiosos, ca-
gabunda de la madre que lo parió, pero rros que se embotellaban. Sus pitos se mezclaban con algunos gritos de auxilio.
me contuve. Entonces, tal vez al adver- Unas cuadras más allá el aire estaba limpio, y se oía a un nido de pichoncitos que
tir mi cautelosa indiferencia, me lanzó trinaban alegres en la fronda de algún árbol cercano. UC

Eran las 7:05 a.m. y para ese entonces, muy adentro de sí mismo,
ya se había madurado por completo una decisión terminante: “No
me jodas más la paciencia, voy a tomarme todo el día”. Y, estirando
el brazo, apagó la alarma.
Sintió un alivio profundo, una felicidad creciente. Hacia el me-
diodía ya estaba en plena vigilia, pero seguía en la cama, la que
sentía más muelle que nunca. Sabía ya que no iría más al trabajo,
que sus mañanas no estarían sometidas nunca más a la tiranía del
reloj. Pero, detrás de esta certeza fueron presentándose en fila sus
sombríos corolarios: ¿Cómo pagaría el arriendo del apartamento?;
¿cómo pagaría los servicios de agua y energía?; ¿cómo pagaría esto
y lo otro?
Se dio vuelta en la cama mientras recitaba entre dientes ese her-
moso poema que tanto le gustaba: “No leer, no sufrir, no escribir, no
pagar cuentas…”. Después se dijo, resuelto: “En fin, mañana será otro
día y algo sucederá. Tal vez alguien venga y se haga cargo de mí”.
Y hundió la cabeza en la suavidad de la almohada, lenta, remo-
lona, profundamente. UC
26 UC número 57 / julio 2014 número 57 / julio 2014 UC 27

C
on el tercer llamado para Copen- dad en llamas”. La visión de los estruendos lu-
hague apago el cigarrillo y entro minosos me provoca una emoción que toca
al teatro con el abrigo Heisen- de nuevo el corazón y otra vez la taquicardia
berg. Me he calzado la coraza empuja el parlamento: “Hasta los charcos en
del más duro de los personajes las calles estaban ardiendo, eran charcos de
que he interpretado en toda mi vida: “Soy fósforo derretido, se pega a los zapatos como
una partícula pero también soy una onda”.
El primer motivo para publicar esta pequeña caca de perro incandescente, como si una jau-
Tiene el escenario, a diferencia de la historia de un actor con taquicardia, al ría del infierno hubiera ensuciado todas las
vida, la certeza de las acciones. La Incer- calles de la ciudad”. Ahora afuera todo es
tidumbre es derrotada por las estructuras que le falta el aire mientras piensa en su blanco, silencioso y frío, adentro el golpeteo
rígidas de la actuación: sabemos exacta- de las pulsaciones se confunde con el ronro-
mente en dónde estamos y qué estamos personaje, es el nombre de la editorial que la neo de los aviones y con el estruendo horro-
haciendo en cada instante, sabemos de la
velocidad y de la localización de la partí-
publicó: Ediciones de Camerino. El segundo roso de las bombas. Me falta el aire y empujo
desde el diafragma las últimas frases de la
cula. Tenemos los actores el dominio de la es que hace parte de un libro, Tercer timbre, angustiosa agonía: “Te hubieras reído de mí,
vida de los personajes: tenemos el tono, te- mis zapatos estallaban en llamas a cada se-
nemos el tiempo y también el tempo; el co- que sorprende con las historias de teatro gundo. A mi alrededor, supongo, hay miles de
lor, la temperatura, el volumen; tenemos el personas muriendo quemadas y lo único que
ethos y también tenemos las dimensiones con Medellín como escenario. Hay tablas puedo pensar es cómo puedo conseguir otro
sociológicas en nuestro cuerpo. Sabemos el
instante de la muerte de nuestro personaje,
y hay calles. El tercer motivo es parte de un par de zapatos en tiempos como estos”.
Ya no hay más tiempo, ya no hay más
homenaje a Rodrigo Saldarriaga (1950-2014),
x 10
pero Heisenberg no morirá esta noche en aire. Me recuesto plácidamente en la pal-
Copenhague porque “ya estamos muertos es taforma, cierro los ojos que ya no ven y me
cierto y no le hacemos daño a nadie y no trai- un hombre que vivió cuarenta y cinco años voy, alejándome en el silencio, avanzan-
cionamos a nadie”. do hacia la nada, cerrando el paréntesis del
La sala está hermosamente poblada de en el teatro, como circo itinerante, como tiempo que nos fue dado por la materia. Fui
fantasmas. El brillo de cientos de ojos pa-
recen electrones libres a través de una cá-
casa y fortín, como refugio para pensar materia fisionada por el tiempo transforma-
da en recuerdo.
mara de niebla, aparecen y desaparecen sin y hablar.
direcciones definidas, sin dejar huellas: vi- ...Un largo silencio sin memoria...
siones breves, colisiones con la luz que se
escapa del escenario. Ahora, cuarenta reflectores cenitales me
Bohr y Margrethe flotan en la escena encandilan, estoy acostado en el piso del es-
de la surrealista inversa kandiskiana Co- cenario de Pequeño Teatro, en la casa de los
penhague con sus melódicos y desgarrado- Bohr, y no he podido descifrar en dónde es-
res parlamentos de protesta por la invasión toy, veo la silueta en contraluz de Eduardo
nazi de su amada Dinamarca. que está empujándome el pecho y oigo la en-
La noche es el canto odiado por el fó- trecortada voz de Catalina que pide ayuda:
bico escritor de Basura y amado por el “¿Hay un médico en la sala? Por favor...” El si-
mexicano de Klingsor. Y el ángel ha baja- lencio es aterrador. Han hecho un surullo con
do: Werner Heisenberg (yo), Niels Bohr el abrido de Heisenberg que ahora es mi al-
(Eduardo Cárdenas) y Margrethe Norlund mohada, me han quitado los zapatos, me han
(Catalina Murillo) interpretan el suave subido los pies a una silla de la escenografía,
scherzo al modo de un párodos trágico. me han quitado la corbata, abierto la camisa
La noche presagia la vida: el caden- y soltado la correa y la pretina del pantalón.
cioso resonar de la fisión de los electro- Veo a los espectadores en un escorzo ex-
nes rápidos del U238 ha hecho el milagro traño salidos de sus sillas, bocas abiertas,
alquímico del Plutonio: ha nacido un nue- ojos desorbitados y un silencio reverencial
vo elemento y este será fisionado y nacera de catacumba. Son ahora público de la más
Neptunio: los dioses del inframundo, los patética escena, no han tenido ni tiempo ni
dioses de la destrucción atómica. distancia para entender la realidad, siguen
Han transcurrido 35 minutos de la es- ejerciendo su protagónico rol de espectado-
cena y siento el primer golpe de la acelera- res. Desde Aristóteles hasta Brecht se habrían
ción del corazón. Una violenta taquicardia indignado, y con razón, con aquel verismo
me acompaña el parlamento en donde tra- simplón. Tal vez el “nieto de monseñor” ha-
to de explicarle a Niels la posibilidad de bría reivindicado esta escena como el teatro
construir bombas atómicas a partir de la de su gusto. Cada uno escoge sus fobias para
reacción en cadena. La oscuridad se vuelve ocultar sus verdaderos miedos. Y mi terror es
blanca y brillante, se ralentiza el tiempo y hacer el ridículo y lo estoy haciendo, pero no
el calor se torna en sudor frío. Oigo lejanas tengo conciencia de qué obra es, ni de haber
las palabras de acusación de Niels, me apo- dirigido jamás un montaje semejante.
yo en el brazo sorprendido de Eduardo y se Lentamente viajo hacia la conciencia,
me dobla la rodilla izquierda hasta tocar hacia la realidad en un trago de agua que me
suavemente el piso de madera de la casa de ha traído Eduardo y en el claro llamado de

Y la vida
los Bohr. En la corta eternidad de la pausa Catalina a los espectadores, “Como podrán
caigo en la cuenta de la situación y aprove- entender, hasta aquí llegamos”. Siento el tí-
cho el silencio para “pensar con claridad y mido amago de un aplauso inhibido por el
rapidez, es como esquiar” y pronuncio el dé- miedo a la muerte y por el respeto al herido
bil e inaudible “Seguí, Eduardo”. en el combate y a una pareja de jóvenes mé-

empezó
Lentamente la taquicardia cede pero me dicos que se han desprendido del desfile de
es imposible volver a la escena, la Incertidum- espectadores para atenderme.
bre se ha impuesto sobre la estructura teatral. Reviven en la memoria al ritmo, ahora len-
El presente es ahora más presente y todas las to pero firme del corazón, todos mis fantas-
alertas del soliviantado cuerpo comienzan mas, todos mis muertos, que ya son muchos,
a funcionar en defensa de la obra. El tiempo
ahora es largo, el tempo lento, las distancias
inmensas, la visión opaca y el sonido tiene un
extraño resonar sin altos y sin brillos. Es una
lejana realidad seca, sin emociones, envuelta
en sábado que ya son todos: los del teatro, los actores y
los personajes; los de la vida, mis amigos y
mi familia, y los otros que también son fan-
tasmas. Las quinientas butacas de Pequeño
Teatro se van llenando de figuras lívidas que
en soledad. Cata y Eduardo comprenden la si- sonríen o ríen a carcajadas burlándose de la ri-
tuación y me acompañan solidarios por el via- dícula escena interpretada por el más vanido-
je de la inestabilidad que paradójicamente so y petulante de los actores, yo.
produce una certeza firme en cada palabra, El ulular de una sirena de ambulancia me
en cada movimiento. deposita brutalmente de nuevo en la realidad

por R O D R I G O S A L D A R R I A G A
Niels, Margrethe y Heisenberg han ce- y me convierte en materia con pensamiento
dido sus roles a Eduardo, a Catalina y a Ro- y con voluntad para entregarme a las manos
drigo, ellos son ahora espectadores del sagradas del grupo de cardiólogos del Hospi-
drama de la vida de los actores. Y el segun- tal Universitario. Ahora, al fin, soy materia
do borrador de la misteriosa visita a Copen- intervenida por la ciencia y el hombre.
hague invade los terrenos de la realidad. La Ocho días después me devuelven al es-
bomba atómica estalla en las cabezas de los cenario para interpretar una vez más a Hei-
dos físicos y la guerra se toma la escena. senberg y para tratar de entender el núcleo
“Una noche salí a caminar por Berlín des- de Incertidumbre en aquellos breves segun-
de el centro a uno de sus barrios después de dos en el escenario cuando viví sin interpre-
uno de los grandes bombardeos: toda la ciu- tar la realidad. UC

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