Tarea 6 de Proceso Cognitivo
Tarea 6 de Proceso Cognitivo
Tarea 6 de Proceso Cognitivo
Procesos Cognitivos
FACILITADORA:
PARTICIPANTE:
Definir las emociones no es una tarea sencilla y depende en gran medida de donde se ponga
el foco de atención. Existe un consenso importante en considerar la emoción como un
fenómeno complejo y multidimensional que involucra los componentes subjetivos,
cognitivos, fisiológicos, expresivos y motivacionales.
Existen diversas clasificaciones de las emociones, hay quienes sostienen que existen
algunas emociones básicas y universales y hay quienes consideran las emociones como
fenómenos dimensionales que pueden distinguirse según su valencia (positiva o negativa),
activación (alta o baja) o tendencia al acercamiento-evitación.
Las emociones pueden agruparse, en términos generales, de acuerdo con la forma en que
afectan nuestra conducta: si nos motivan a aproximarse o evitar algo.
Robert Plutchik, quien identificó y clasificó las emociones en el 1980, propuso que los
animales y los seres humanos experimentan 8 categorías básicas de emociones que motivan
varias clases de conducta adoptiva
Temor, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, esperanza, alegría y aceptación; cada una de estas
nos ayudan a adaptarnos a las demandas de nuestro ambiente, aunque de diferentes
maneras.
Según Plutchik, las diferentes emociones se pueden combinar para producir un rango de
experiencias aún más amplio. La esperanza y la alegría, combinadas se convierten en
optimismo; la alegría y la aceptación nos hacen sentir cariño; el desengaño es una mezcla
de sorpresa y tristeza
Estas emociones varían en intensidad, la ira, por ejemplo, es menos intensa que la furia, y el
enfado es aún menos intenso que la ira.
Teniendo en cuenta la nueva y relevante información, nuestro cerebro tiene una gran
capacidad para fortalecer recuerdos más débiles. Esto apunta a una naturaleza adaptativa de
la memoria humana. Durante muchos años la investigación se ha centrado en comprender
cómo el cerebro almacena los recuerdos de eventos emocionalmente neutros que ganan
importancia a través de la experiencia posterior
Pero, ¿cómo almacena el cerebro esa información de poco valor? Ya sabíamos que
recordamos mejores eventos altamente emocionales que cualquier suceso neutro. Las
emociones aumentan nuestra capacidad para recordar porque tienen un efecto sobre la
actividad de las regiones cerebrales implicadas en el procesamiento emocional. En concreto
se ha visto que afecta a la amígdala y al núcleo estriado. Además, también tiene un efecto
sobre el hipocampo, la región del cerebro implicada en la codificación de nuevas
experiencias.
Además, las emociones también fortalecen la memoria a lo largo del tiempo, pues influyen
en un proceso llamado consolidación. Las emociones fuertes pueden aumentar la memoria
de acontecimientos positivos y también de los negativos. Pero y qué pasa con ciertos
detalles que a priori no son emocionalmente excitantes pero que luego pueden ganar cierto
significado emocional a través de nuestras experiencias.
Las emociones juegan un papel muy importante en relación a nuestras percepciones, ya que
estas pueden cambiar de acuerdo al estado de ánimo que tengamos en dado momento. Las
emociones son fenómenos de corta duración, que se relacionan con nuestros sentimientos,
los estímulos del ambiente que nos rodea y nuestras intenciones. Las emociones también,
nos ayudan a adaptarnos a las oportunidades y retos que enfrentamos durante los sucesos
significativos de nuestra vida e influyen de manera significativa en nuestras percepciones,
tanto así, que llegan a determinarlas.
En muchas ocasiones, nos encontramos con que no tenemos la habilidad suficiente para
crear un orden o procesar de manera adecuada la información emocional y para que esto
ocurra, la percepción emocional es fundamental. La primera puerta para reconocer las
emociones propias y las de los demás son las expresiones faciales. Nuestros rostros dicen
mucho acerca de nuestros pensamientos e intenciones, tanto de los demás como de las
nuestras, así como permitiéndonos dirigir de manera más eficaz nuestros encuentros
sociales. Esto quiere decir, que las personas que perciben eficazmente las expresiones
faciales que los demás demuestran como respuesta a sus emociones, tendrán una mayor
adquisición para percibir y conocer ese sentimiento, que muy probablemente la otra
persona esté sintiendo, y esto lo va llevar a formarse a nivel interpersonal, ya que
desempeñará una relación social con los demás y a su vez un ajuste social exitoso.