Estudio Células 151 1

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Bienvenidos
Muchos líderes desean dar inicio a su ministerio
y así cumplir el llamado que Dios les ha hecho.
El primer paso para lograr este propósito y
el crecimiento es a través de una célula. A
continuación te daremos algunas pautas que
harán que tu célula sea eficaz.

Recomendaciones básicas

Utiliza un lenguaje sencillo, se amable en cada una


de tus expresiones, no utilices un lenguaje religioso.
Pídele al Señor creatividad para que cada semana
la célula sea una experiencia de vida impactante
para todos los asistentes.
Tu mensaje debe ser de fe, esperanza y motivación
para que los invitados sigan adelante en su vida
cristiana.
Transmítele el amor de Dios a cada persona.
Programa con anterioridad los siguientes puntos:
preparación del tema, puntualidad y presentación
personal.
Es importante que tengas una excelente relación
con el anfitrión, esto te permitirá crear una atmós-
fera en la cual el Espíritu Santo podrá moverse con
libertad.
Motiva a los asistentes a participar de las reuniones
y a ser miembros activos de la iglesia.
Enséñales acerca de la importancia de la ofrenda.
No excedas el tiempo acordado para la célula (45
minutos a 1 hora).
Guarda prudencia dentro del hogar donde realizas
la célula, tu testimonio habla por ti.
Lee, estudia y prepárate para recibir la bendición
que Dios tiene preparada para ti.
Ponte de acuerdo con el anfitrión para invitar siem-
pre personas nuevas a la célula.
No olvides realizar siempre la oración de fe.
Ora siempre por las necesidades de los asistentes.

Dinámica
Para un desarrollo efectivo de las células se
sugiere tener en cuenta el siguiente esquema:

1. BIENVENIDA Y SALUDO (5 MINUTOS).

2. INTRODUCCIÓN (5 MINUTOS).

3. DESARROLLO DEL TEMA (20 MINUTOS).

4. MINISTRACIÓN (5 MINUTOS).

5. OFRENDA (5 MINUTOS).

6. CIERRE (5 MINUTOS).

7. REGISTRO (5 MINUTOS).
CÉSAR CASTELLANOS D. © 2017
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de la presente
obra incluyendo la carátula y las imágenes, en cualquiera de sus formas, gráfica,
audiovisual, electrónica, magnetofónica o digital sin la debida autorización de los editores.
Cuando no se indica otra fuente, las citas bíblicas corresponden a la versión: Reina Valera,
1960 (Copyright Sociedades Bíblicas en América Latina).

ISBN: 978-958-8453-07-1

Dirección Editorial_G12 MEDIA_M.C.I.


Edicion digital Colombia 2019
¿Cómo entr ar en la pr esencia de Dios?

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¿Cómo entrar
en la presencia
de Dios?

Hebreos 4:16 NTV


“Así que acerquémonos con toda confianza
al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí 5
recibiremos su misericordia y encontraremos
la gracia que nos ayudará cuando más la
necesitemos”.

Algo en qué pensar


A través de la oración podemos derramar nuestro
corazón en Su presencia, podemos ofrendar
nuestras vidas en el altar, presentándonos como
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Cuando
experimentamos la presencia de Dios, Su amor y
bondad nos inundan, y es como si estuviéramos
ESTUDIO PARA CÉLULAS

recibiendo un bálsamo refrescante que llena todo


nuestro ser.

Cuando estamos delante del trono de la gracia de


Dios, sentimos que Él toma nuestras debilidades,
las convierte en fortalezas y desaparece la angustia,
la ansiedad y todo aquello que nos oprimía, y a
cambio nos da la plena confianza de que somos
más que vencedores.

Desarrollo

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¿Cómo entr ar en la pr esencia de Dios?

1 POR MEDIO DE
LA CRUZ

¡Qué gran privilegio el poder tener acceso directo a la


presencia de Dios! Es importante entender que lo único
que nos puede separar de la plenitud de Su presencia y
que pone barreras entre Dios y el hombre es el pecado y
la naturaleza pecaminosa, pero todo esto fue resuelto y
conquistado por Jesús en la Cruz.

El mismo Dios condenó el pecado en la carne de Su


propio hijo Jesucristo, haciendo que se convirtiera en
una ofrenda perfecta. En el cuerpo de Jesús se acabó
con el pecado una vez y para siempre, desatando li-
bertad de toda atadura y culpabilidad. Por medio de la
Cruz recibes ese intercambio divino: toda tu naturaleza 7
pasada y llena de maldad queda clavada en ese made-
ro (que está en un presente continuo para tu vida), y a
la vez, recibes una naturaleza completamente transfor-
mada por el poder de Dios.
ESTUDIO PARA CÉLULAS

2 CONFIANZA EN LA
SANGRE DE JESÚS
Hebreos 10:19

“Así que, hermanos, teniendo libertad para


entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo”.

La Sangre de Jesús es el arma más poderosa que po-


damos tener como hijos de Dios. Desde el momento en
que la primera pareja, Adán y Eva, permitieron ceder a la
tentación y a la desobediencia, el enemigo se encargó de
dominar y esclavizar al ser humano a una vida de pecado
y maldición. Es por esa razón que el mismo Dios, estable-
8 ció un plan de redención para la humanidad, y solamente
podía ser por medio de Su Hijo Jesucristo. Para que Dios
pudiera rescatarnos solamente había una manera: por
medio del derramamiento de sangre. Pero no cualquier
sangre, sino la de alguien que nunca se hubiera contami-
nado con pecado: la Sangre de Jesús.

Debemos recordar que solo por medio de esta sangre


preciosa tenemos libertad para entrar en la presencia
de Dios, porque cuando la confesamos y aplicamos esta
sangre preciosa sobre nuestra vida, ningún espíritu opre-
sor o destructor puede tocarnos, porque inmediatamen-
te viene una protección sobre nuestra vida y lo que re-
presentamos. Así que antes de comenzar tu tiempo de
oración, inicia declarando lo que la Sangre de Jesús hace
por ti: te redime, perdona todos tus pecados, te justifica
y te santifica. De esta manera entrarás ante el trono de
la gracia confiadamente y sin argumentos en tu contra.
¿Cómo entr ar en la pr esencia de Dios?

3 NEGARSE A
SÍ MISMO

El camino por el cual Jesús anduvo, es el mismo que no-


sotros debemos recorrer: es un camino de negarse a uno
mismo, de obediencia, sacrificio y muerte.
1 Pedro 2:21
“Pues para esto fuisteis llamados; porque
también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas”.

¿Qué significa negarse a sí mismo? Esto no se refiere sim-


plemente a dejar de comer cierta clase de alimentos, o
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dejar de hacer ciertas actividades. El Señor hablaba de
decirle “no” al ego, es decir, negarse al “yo quiero”, “yo
siento”, y “yo pienso”. Lo que nosotros pensamos es irre-
levante frente a los planes de Dios. Negarnos a nosotros
mismos es someter a Dios nuestra voluntad que muchas
veces pueden llegar a ser indomable y tiende a sobrepo-
nerse por encima de Su voluntad perfecta.

Jesús es el más grande ejemplo de negarse a sí mismo. Al


estar en el jardín del Getsemaní, después de ser traicio-
nado por uno de sus discípulos, sabía que se avecinaba el
momento más difícil: su entrega y su muerte. Estando en
esa agonía, oraba intensamente diciendo: “Padre, que no
se haga mi voluntad, sino la Tuya”. Jesús nos enseñó a ne-
garnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo.
ESTUDIO PARA CÉLULAS

Para entrar en la oración es necesario dejar nuestro “yo” a


un lado y determinar que nuestro tiempo de comunión y
de intimidad con Dios se basará no en nosotros, sino en
quién es Él, Su bondad y Su misericordia.

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¿Cómo entr ar en la pr esencia de Dios?

Oración y
Ministración
Antes de iniciar el tiempo de oración, es
importante que puedas recordarles y llevarles a
visualizar cómo la sangre que Jesús brotó en el
Getsemaní fue debido a Su gran angustia. Pero
que al caer esa sangre en tierra, se llevó toda
opresión a causa de la traición. Jesús conquistó
allí nuestra paz, llevándose toda aflicción, fracaso
y ansiedad.
Guíalos a aplicar esa sangre que brotó de Su
frente, donde están declarando que se niegan a 11
sí mismos. Es importante que tengan el tiempo
para pedirle perdón al Señor por querer hacer
su propia voluntad, pidiéndole que de ahora en
adelante se haga la voluntad de Dios en sus vidas.
Declaren juntamente: “Señor, renuncio a mi propio
yo. Renunció a lo que yo quiero, yo siento y yo
pienso, y de ahora en adelante decido hacer lo que
tú quieras, lo que tú piensas y lo que tú sientas”.
Dar gracias a Dios por el sacrificio de Su hijo en la
cruz, porque por ese sacrificio somos santificados
y restaurados.
Declaren que están bajo el pacto de la Sangre de
Jesús y que todos los beneficios de Su Sangre están
sobre sus vidas (sanidad, restauración, perdón,
liberación, conquista, una nueva naturaleza,
propósito, dones espirituales, un nuevo corazón).
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