Los Conventos de Monjas

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t e r c e r a é p o c a , n ú m .

30 e n e r o - a b r i L d e 2 0 1 4

Boletín de

monumentos
históricos
30

Los conventos de monjas,


arquitectura y vida cotidiana
del virreinato a la postmodernidad

instituto nacionaL de antropoLogÍa e historia


BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS
Tercera época, núm. 30 | enero-abril 2014

RAFAEL TOVAR Y DE TERESA CONSEJO EDITORIAL


Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Julieta García García
Nuria Salazar Simarro
Concepción Amerlinck de Corsi
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Virginia Guzmán Monroy
Leopoldo Rodríguez Morales
MARÍA TERESA FRANCO Luis Alberto Martos López
Directora General Guillermo Boils Morales

CÉSAR MOHENO CONSEJO DE ASESORES


Secretario Técnico Eduardo Báez Macías
Clara Bargellini Cioni
ARTURO BALANDRANO CAMPOS Amaya Larrucea Gárritz
Coordinador Nacional de Monumentos Históricos Rogelio Ruiz Gomar
Constantino Reyes Valerio (†)
LETICIA PERLASCA NÚÑEZ Lourdes Aburto Osnaya
Coordinadora Nacional de Difusión Guillermo Tovar y de Teresa (†)
Rafael Fierro Gossman
VALERIA VALERO PIÉ Pablo Chico Ponce de León
Directora de Apoyo Técnico, cnmh Carlos Navarrete Cáceres
Luis Arnal Simón
JULIETA GARCÍA GARCÍA Antonio Rubial García
Subdirectora de Investigación, cnmh Olga Orive Bellinger

COORDINACIÓN EDITORIAL
BENIGNO CASAS
María del Carmen Olvera Calvo
Subdirector de Publicaciones Periódicas, cnd
Ana Eugenia Reyes y Cabañas
Portada: Acuarela propiedad de la señora Carmen Garrochategui.
Benigno Casas | Producción editorial

María Concepción Amerlinck de Corsi y Nuria Salazar Simarro


| Editoras invitadas

Héctor Siever y Arcelia Rayón | Cuidado de la edición

Sandra Tapia y Rubén Cortez | Formación y cubierta

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra, por cualquier medio o procedimien-
to, sin contar previamente con la autorización de los editores, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso, de los
tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.

La reproducción, uso y aprovechamiento por cualquier medio, de las imágenes pertenecientes al patrimonio cultural de la nación mexi-
cana, contenidas en esta obra, está limitada conforme a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos,
y a la Ley Federal del Derecho de Autor. Su reproducción debe ser autorizada previamente por el inah y por el titular del derecho de autor.

ISSN: 0188-4638

D.R. © INAH, Córdoba 45, Col. Roma, Primera época: 1978-1982 (núms. 1 al 8)
C.P. 06700, México, D.F. Nueva época: 1989-1991 (núms. 9 al 15)
Tercera época: 2004-

Boletín de Monumentos Históricos, tercera época, núm. 30, enero-abril de 2014, es una publicación editada por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia. Editor responsable: Benigno Casas de la Torre. Reservas de Derechos al uso exclusivo: 04-2008-012114371500-102,
ISSN: 0188-4638, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud de Título y Contenido: 16123,
otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de la publica-
ción: Insurgentes Sur 421, séptimo piso, col. Hipódromo, C.P. 06100, México, D.F. Imprenta: Taller de impresión del inah, Av. Tláhuac
3428, Culhuacán, C.P. 09840, México, D.F. Distribuidor: Coordinación Nacional de Difusión del inah, Insurgentes Sur 421, séptimo piso,
col. Hipódromo, C.P. 06100, México, D.F. Este número se terminó de imprimir el 30 de noviembre de 2014 con un tiraje de 1 500 ejem-
plares. Revista indexada en clase y Latindex.
Índice

3 Editorial

artículos

6 Los senderos interiores de los conventos de monjas | asunción lavrin

22 El legado del rosario milagroso en los escritos de viaje


de sor Ana de Cristo hacia Filipinas | sarah e. owens

36 “Breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento


de carmelitas descalzas de la ciudad de Santa Fe, de el Nuevo Reyno de
Granada, en la canonizacion de San Juan de la Cruz” | marta fajardo de rueda

50 Sor Juana de Maldonado y Paz: vida y leyenda | coralia anchisi de rodríguez

72 Ingredientes para la cocina conventual: producción y compras en dos


estudios de caso | nuria salazar simarro

94 El informe prioral de María Francisca de Señor San José, ayer y hoy


en el convento poblano de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana
| sor maría de cristo santos morales

105 Las prioras y el arte, transformación y permanencia del convento


de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana, Puebla de los Ángeles
| maría concepción amerlinck de corsi

126 La edificación del convento de monjas dominicas en Pátzcuaro


| josé martín torres vega

136 El pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista


de la Encarnación de México | alicia bazarte martínez/maría del carmen valle
bustamante

151 La morada de los ángeles: el convento de Santa Mónica de Guadalajara


| cecilia palomar verea
168 “[…] por la mala vida que su marido le daba […]”.
Las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
| cristina ratto

190 Del convento de San Lorenzo de México al Museo de Chaumont,


el redescubrimiento de una espectacular pintura mexicana
de la época colonial | raphaële carreau

201 Paraíso ameno. La representación de la profesión carmelita


y su significado en la pintura virreinal | mayela flores enríquez

209 El convento de Corpus Christi de México. ¿Joya de un anhelo frustrado?


| arturo a. rocha cortés

221 Intento de fundación de un convento para indígenas en Tlatelolco,


siglo xviii | xixián hernández de olarte

231 Incorporarse a Cristo: salud, enfermedad y pasión en el convento carmelita


de Córdoba, Argentina (finales del siglo xviii y principios del xix)
| ana mónica gonzalez fasani

250 Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de Santa María


de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951 | tomás de híjar ornelas

2| 283 Crisis, agonía y restauración del monasterio de Santa Mónica de la ciudad


de Puebla, 1827-1943 | jesús joel peña espinosa

304 La madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio


de Santa Mónica de Puebla | roberto jaramillo escutia

317 El impacto de la modernidad en la vida religiosa femenina.


Conversación a varias voces | manuel olimón nolasco

reseñas

323 Leonardo Icaza Lomelí, Tecnología hidráulica de las haciendas de Tlaxcala,


México, inah (Historia, serie Logos), 2013 | maría del carmen león garcía

semblanzas

327 En memoria de la arquitecta Gabriela Dena Bravo

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Editorial

A
nte todo queremos recordar a una compañera fallecida recientemente,
la arquitecta Gabriela Dena Bravo, cuya memoria honramos. Asimismo
recordamos la pérdida del doctor en arquitectura Leonardo Icaza
Lomelí, cuyo libro póstumo Tecnología hidráulica de las haciendas de
Tlaxcala es reseñado por María del Carmen León García.
Este número reúne textos de un conjunto de investigadores de diversas nacionalidades
y profesiones, que tienen en común su interés en los conventos de monjas. Todos ellos
participaron en el Congreso Internacional Los conventos de monjas, arquitectura y vida co-
|3
tidiana del virreinato a la postmodernidad, celebrado en la ciudad de México del 13 al 15 de
noviembre de 2013.
Con el fin de coadyuvar a un mejor conocimiento del patrimonio tangible e intangible
de los conventos de monjas, en un periodo de larga duración, la Coordinación Nacional de
Monumentos Históricos (cnmh) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah)
apoya. desde 2011, un seminario de investigación que dio nombre al Congreso, cuyas coor-
dinadoras y miembros se han propuesto presentar algunos de sus trabajos bianualmente
en congresos internacionales como el efectuado en 2013.
Para dicho congreso fueron convocados diversos especialistas interesados en el cono-
cimiento de esos lugares privilegiados que son los conventos de monjas, donde miles de
mujeres han cumplido sus anhelos espirituales y personales a lo largo de los siglos. A pesar
de la importancia urbana, arquitectónica y artística de sus inmuebles y templos, aún no ha
sido ponderada su trascendencia. Innumerables libros de historia, al igual que otros rela-
cionados con la arquitectura o el arte, los han pasado por alto. Y no sólo eso; aún están por
analizarse desapasionadamente los motivos que llevaron a la exclaustración del siglo xix,
que afectó a los conventos españoles y a otros muchos en diversos países de Hispanoamé-
rica. Sus consecuencias culturales en México siguen sin ser evaluadas.
No todas las comunicaciones de los participantes en el Congreso han podido publicarse
en este Boletín, cuyo carácter no es el de una recopilación de ponencias, sino el de una pu-

editorial
blicación temática, que pretende ampliar la visión cería y repostería como por la identidad de algunos
integral de los conventos de monjas, cuya historia guisos y bebidas. Nuria Salazar Simarro aborda el
material sólo puede comprenderse si se conocen tema desde otro punto de vista: la adquisición de
las motivaciones y acciones de quienes optaron por ingredientes alimenticios en dos conventos, uno
vivir en el mundo aislándose de él. Al hacerlo crea- de México y otro de Atlixco.
ron una forma de vida cuya espiritualidad influyó Sor María de Cristo Santos Morales y María
en las costumbres, enriqueció la iconografía y creó Concepción Amerlinck de Corsi aluden a la rare-
cultura. za y contenido de las actas priorales del convento
Hoy por hoy los estudios de género también ci- de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana de
fran su atención en la vida femenina al interior de Puebla. La primera contrasta las celebraciones li-
las clausuras. De ahí que varios textos aquí inclui- túrgicas de un trienio con las fiestas actuales de su
dos se ocupen en aspectos espirituales y corporales, convento, mientras que la segunda presenta una
que sólo aparentemente son ajenos a los ámbitos visión global del convento y de esas actas, cuyas
monásticos en que tuvieron lugar. Ejemplo de ello ilustraciones relaciona con el momento histórico
es el artículo que abre este número, resultado de en que fueron creadas.
la rica trayectoria académica de Asunción Lavrin José Martín Torres Vega centra su texto en la
quien, después de haberse ocupado en múltiples erección del monasterio de dominicas en Pátzcua-
aspectos de los conventos de monjas, ha optado por ro, en el antiguo hospital de indios o guatapera. Da
adentrarse en el meollo de su mundo espiritual, a a conocer las obras conventuales que, a poco de me-
través de lo escrito por ellas mismas en los siglos diar el siglo xviii, estaba por concluir el maestro José
xvii y xviii, cuando, desde su espacio personal, se re- de Nava.
4|
firieron a los medios para alcanzar el amor divino. Alicia Bazarte Martínez y María del Carmen Valle
Un enfoque distinto, relacionado con la historia Bustamante publican algunas cuentas del convento
de las mentalidades, es el de Sarah Owens, quien, de la Encarnación de México, que están ilustradas
a partir de un manuscrito escrito por una monja, a finales del siglo xviii con elementos decorativos,
se refiere a la creencia en los milagros y narra los zoomorfos y religiosos. Su escrito es una invitación
prodigios que las clarisas consideraron sobrenatura- para estudiar los manuscritos iluminados.
les durante su viaje fundacional a Filipinas. La crónica En Guadalajara, capital del reino de la Nueva
de otra monja, que manejaba el latín y escribió con Galicia, en la segunda década del siglo xviii fue fun-
fluidez en español, da cuenta de una importante dado el convento de Santa Mónica. Cecilia Palomar
fiesta barroca en Santa Fe de Bogotá, en cuya des- Verea narra sus antecedentes y refiere su historia,
cripción se ocupa Marta Fajardo de Rueda. basándose en fuentes bibliográficas y documentos
Al haberse referido Thomas Gage, con mala in- originales.
tención, a una bella y rica monja que vivía en el Una nueva visión del uso de las celdas particula-
convento de la Concepción de Guatemala, dio pie res monjiles es presentada por Cristina Elena Ratto
a novelas y leyendas que alimentaron falacias. Co- Cerrichio, quien trata de las mujeres casadas que
ralia Anchisi de Rodríguez, mediante documentos también vivieron en ellas. Mediante fuentes de pri-
fehacientes, distingue lo real de lo ficticio. mera mano alude a su condición social, a las razo-
En los últimos años la cocina conventual feme- nes de su admisión en las clausuras y a la forma en
nina ha suscitado un gran interés, tanto por su dul- que lograron sustentarse.

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A raíz de la exclaustración se dispersaron nume- más de Híjar Ornelas, permite comprender cómo
rosas obras de arte que pertenecieron a los conven- se pasó del aprecio secular hacia la labor social de
tos e iglesias monjiles, y algunas de ellas pasaron las monjas, a la negación de su utilidad y al propósi-
a colecciones particulares. Este fue el caso de una to de su desaparición. A pesar de la demolición del
pintura del monasterio jerónimo de San Lorenzo, conjunto conventual, la pérdida de su patrimonio
hoy en el museo de Chaumont, Francia. Raphaële artístico y cultural y la persecución sufrida por las
Carreau ha identificado las fuentes de los emble- religiosas, ellas subsisten fortalecidas.
mas e inscripciones que se encuentran en esa inte- En el amplio marco de la lucha entre conserva-
resante obra. dores y liberales, las primeras exclaustraciones y las
En su lectura de dos óleos del siglo xviii, pro- que siguieron a la persecución religiosa en Puebla,
cedentes de conventos carmelitas novohispanos, Jesús Joel Peña Espinosa presenta las afectaciones
Mayela Flores identifica a los personajes y analiza que a pesar del apoyo de la sociedad civil y contra
elementos simbólicos, que exaltan el valor de la pro- las falsedades publicadas por la prensa, sufrió el
fesión religiosa. convento de Santa Mónica, hoy Museo de Arte Re-
Arturo A. Rocha Cortés exalta la figura de sor Pe- ligioso. El padre Roberto Jaramillo trata de los ava-
tra de San Francisco, por su desconocido intento de tares de esa comunidad, que se libró de la extinción
fundar un monasterio de la primera regla de Santa gracias al liderazgo de sor María Guadalupe del San-
Clara, junto a la ermita del Calvario y por haber lo- tísimo Sacramento, quien la gobernó durante casi
grado, 20 años después, ser fundadora del convento medio siglo, hasta lograr su estabilidad y finalmente
de indias cacicas de Corpus Christi. su expansión.
Otro propósito fundacional para religiosas in- El presbítero Manuel Olimón Nolasco analiza el
|5
dias, que estaría al linde de la capilla de Nuestra doloroso proceso que vivieron las religiosas cuando,
Señora de los Ángeles, en Tlatelolco, es presentado obligadas a vivir en la clandestinidad, tuvieron que
por Rubí Xixián Hernández de Olarte, quien des- aprender a adaptarse a una nueva forma de vida.
glosa los motivos esgrimidos por las autoridades en Aborda los efectos que la modernidad y el Concilio
pro y en contra, y resalta la pugna que impidió su Vaticano II están teniendo en el estilo de vida comu-
realización. nitario y en la relación de las monjas con el mundo
La visión del cuerpo sufriente de Cristo y la exterior. Este autor vislumbra en el profundo com-
unión buscada con él, en el dolor, son consideradas promiso personal de las religiosas, el esperanzador
por Ana Mónica González Fasani, tanto en la icono- desempeño de su vocación en el futuro.
grafía como en la vida cotidiana de la comunidad de
carmelitas descalzas de Córdoba, Argentina. maría concepción amerlinck de corsi
El estudio del convento de Santa María de Gra- nuria salazar simarro
cia de Guadalajara, abordado por el presbítero To- Editoras invitadas

editorial
Asunción LAvrin*

Los senderos interiores


de los conventos de monjas
La propuesta de este trabajo es adentrarse en el mundo espiritual de las religiosas a
través de sus escritos, ya sea en manuscritos o en obras impresas. Se han escogido reli-
giosas poco conocidas —tanto de España como de Nueva España— para establecer el ca-
rácter común de su espiritualidad y los rasgos compartidos de sus escritos. Se apunta la
necesidad de considerar la escritura no sólo como mandato de los confesores sino como
vía de expresión de la compleja realidad espiritual de las religiosas escritoras. Se han
escogido los temas de penitencia corporal y amor divino para explorar la relación de
ambas, ya que para las religiosas el sufrimiento era crisol para allegarse el amor divino.
Palabras clave: monjas escritoras, disciplina, penitencia, poesía amorosa.

H
acer historia significa salirnos de nuestro presente y recrear en nuestra
imaginación y contar con nuestras palabras un pasado que sólo existe
de modo virtual en nuestro intelecto. Esa tarea parecería una aventura
destinada a fracasar, pues, ¿cómo hablar con los muertos? Lo hacemos
6|
escuchando sus palabras a través de sus escritos, pues como decía el
franciscano fray Martín del Castillo en 1673, las palabras de los libros no sólo apelan a nues-
tros ojos sino que hablan con voz viva a nuestros oídos y activan esa facultad imponderable
del intelecto humano que es imaginar.1 Siguiendo las palabras guías del padre Martín, he
tomado el camino de la escritura de varias monjas de los siglos xvii y xviii como un sendero
imaginario que me llevaría no ya al recinto físico del convento, sino a su interioridad es-
piritual.
Esos senderos interiores son compartidos por las religiosas del mundo hispánico en la
edad moderna, pues en cuestiones de religión, el canon era hegemónico y no-negociable,
y se transmitía sin opciones de cambio. Propongo la necesidad de estudios comparativos
que nos dejen apreciar el tronco común histórico e intelectual de la espiritualidad feme-
nina. Así ampliamos las fronteras de nuestra curiosidad, incluyendo la experiencia no ya
de una monja o un convento, sino de la comunidad religiosa que todas compartieron y
en las cuales no existían fronteras políticas. Los múltiples significados del convento feme-
nino se los otorgaron quienes se acogieron a vivir dentro de sus paredes y le infundieron

* Artizona State University.


1 “Parecer de Fray Martín del Castillo sobre la historia de la provincia agustina de Michoacán escrita por Fr. Die-
go de Basalenque”, en fray Diego de Basalenque, Historia de la provincia de San Nicolás Tolentino de Michoacán,
del Orden de N. P. S. Augustín [1673], México, Voz de México, 1886, pp. 3-5.

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el calor de sus vivencias irrespectivamente de su investigadores. También hay que contar con la pér-
ubicación geográfica. No me ocupo de figuras tan dida de fuentes por voluntad de las religiosas o por
radiantes como santa Teresa de Jesús y María de simple inercia histórica.3 Son pérdidas irreparables
Jesús de Agreda, o sor Juana Inés de la Cruz. De que hacen el camino más difícil. Sin embargo, por
estas luminarias se ocupan tantos que no deseo ni el momento seguimos avanzando.
puedo arrebatarlas de las manos de sus numerosísi- Varias rutas historiográficas nos llevan de la
mos admiradores. Mi deseo es adentrarme en otras mano al mundo espiritual de las religiosas: sus bio-
celdas menos conocidas para investigar una reali- grafías, autobiografías, los escritos sobre sus expe-
dad interior, profunda, real, que como manantial riencias espirituales y sus cartas y poesías. A prime-
subterráneo alimentó la vida material y espiritual ra vista parecería que las biografías son productos
de las religiosas que los habitaron.2 La mayor difi- de biógrafos que construían una figura modelada al
cultad en el rescate de estas interioridades reside gusto de la época, una monja ideal, y no necesaria-
en acceder a los escritos de las religiosas. A pesar mente correspondiente a la verdadera personalidad
de que se han hecho muchos avances en el acce- de la religiosa. Aunque hay mucho de cierto en esto,
so a archivos privados, no existen garantías de que tengo en cuenta que los biógrafos utilizaron fuentes
quienes los rigen los abran a un número amplio de emanadas de las religiosas y de su comunidad. No
estaban construyendo castillos totalmente artificia-
2 Respecto a la escritura conventual femenina, véase Electa Arenal
y Stacie Schlau, Untold Sister. Hispanic Nuns in Their Own World, les. En las biografías encontramos pasajes completos
Albuquerque, University of New Mexico Press, 1989; Isabelle de carácter autobiográfico, así como escritos espi-
Poutrin, Le Voile et la Plume. Autobiographie et Sainteté feminine dans
rituales, poesías y cartas que permiten rescatar en
l’Espagne Moderne, Madrid, Casa Velásquez, 1995; Sonja Herpoel,
“ ‘Un mar de misterios’: La religiosa española ante la escritura”, en parte la intimidad de la biografiada. Esto es lo que
|7
Iris Zavala (coord.), Breve historia feminista de la literatura españo- encontramos en Carlos de Sigüenza y Góngora (Pa-
la (en lengua castellana), t. IV, La literatura escrita por mujer (de la
Edad Media al s. xviii), Barcelona, Anthropos, 1997, pp. 205-224, y
raíso occidental), donde inserta la vida de la española
A la zaga de Santa Teresa: Autobiografías por mandato, Ámsterdam, Marina de la Cruz, a cuya inspiración y dedicación
Rodopi, 1999; E. Nieves Baranda, Cortejo a lo prohibido. Lectoras y se debió la fundación del primer Carmelo femenino
escritoras en la España moderna, Madrid, Arcos, 2005; Sor María
Victoria Triviño, osc, “Navidad en las Clarisas. Sermones, iconogra- en Nueva España. Para mencionar sólo algunas, en
fía y representaciones”, en Francisco Javier Campos y Fernández España las biografías de las carmelitas madres Ma-
de Sevilla (coord.), La Natividad: arte, religiosidad y tradiciones po-
riana, María, y Margarita Escobar, y la madre Maria-
pulares, Madrid, Real Centro Universitario Escorial-María Cristina,
2009; María Dolores Pérez Baltasar, “Saber y creación literaria: los na de San José, del convento de la Encarnación de
claustros femeninos en la edad Moderna”, Cuadernos de Historia Zaragoza publicadas por fray Roque Alberto Faci en
Moderna, núm. 20, 1998, pp. 129-143; Antonio Castillo Gómez, “La
pluma de Dios. María de Ágreda y la escritura autorizada”, Viaspiri- 3 Véase por ejemplo una quema de papeles de las religiosas agus-
tus, núm. 6, 1999, pp. 103-119; Asunción Lavrin, “La escritura desde tinas descalzas de Murcia a la que se refiere el padre Luis Ignacio
un mundo oculto: espiritualidad y anonimidad en el convento de Zevallos, sj: “Se quemaron en el convento tantos tesoros cuan-
San Juan de la Penitencia”, en Estudios de Historia Novohispana, tos papeles hubieron a las manos de un padre espiritual antiguo
México, unam, 2000, vol. 22, pp. 49-75; “La religiosa y su confesor: de aquellas religiosas, ya difunto, en que había escrito lo más
Epistolario de una clarisa mexicana, 1801-02”, en Archivum francis- singular que en virtudes y excelencias había en ellas conocido
canum Historicum, 105, 2012, pp. 455-478; “La celda y el siglo: epis- y experimentado”. Introducción que hizo Luis Ignacio Zevallos,
tolas conventuales”, en M. Moraña (ed.), Mujer y cultura en la colo- sj, Pasión de Cristo comunicada por admirable beneficio a la madre
nia hispanoamericana, Pittsburgh, Pennsylvania, 1996, pp. 139-159; Juana de la Encarnación religiosa agustina descalza en el convento
Brides of Christ. Convnetual life in Colonial Mexico, Stanford, Stanford de la ciudad de Murcia, Valencia, Joseph Thomas Luca, 1757, s. p.;
University Press, 2008, pp. 310-349; Jennifer Eich, The Other Mexi- Isabelle Poutrin, op. cit., pp. 153-154. En Nueva España y España
can Muse. Sor Maria Anna Agueda de San Ignacio, 1695-1756, Nueva también se han perdido muchas posibles fuentes debido a la vo-
Orleáns, University Press of the South, 2004. luntad expresa de las escritoras y a la exclaustración del siglo xix.

los senderos interiores de los conventos de monjas


el siglo xviii, se basan en “apuntamientos” y papeles Se me antoja que al hablar acerca de los escritos
similares guardados en el archivo conventual y en personales de las religiosas debo dedicarle algunas
manos particulares de otras religiosas. Otra biografía palabras al cuarto propio como espacio de la es-
con materiales similares es la de sor Martina de los critura. La escritora inglesa Virginia Woolf se hizo
Ángeles y Arilla, dominica de la villa de Benavente, conocida, entre otras cosas, por haber definido la
Zaragoza.4 En México fray Agustín de la Madre de necesidad que las mujeres tenían de una habitación
Dios, fray Pedro Salmerón y Pedro Joseph Cesati se propia, un espacio al cual se pudieran retirar de la
incorporan a este género, al cual también se añaden vida familiar o del mundo en general, y expandir
los nombres de varias monjas biógrafas.5 En realidad, las alas de su creatividad.6 Las religiosas tuvieron
la variedad de fuentes es notable y aquí sólo puedo ese cuarto propio por siglos. Fue su celda, a donde
examinar algunas de ellas, escogiendo varios de los se podían retirar para construir otro espacio más es-
temas sugeridos dentro de esos espacios interiores. piritual en el cual el alma podía seguir sus caminos
hacia sus más altos fines.7 En 1759 María de Jesús
4 En el prólogo de las vidas de la Madre Mariana, Sor María y
Felipa, del convento de San Juan de la Penitencia,
Margarita Escobar, fray Roque escribe que estos apuntes y pape-
les tenían una vida a veces precaria y cómo se llegaban a perder. en la ciudad de México, escribe sobre la tranqui-
Añade cómo algunos documentos se archivaron en el conven- lidad que experimentaba cuando se retiraba a un
to, pero otros se perdieron por estar en manos de una religiosa
cuartito de la tribuna donde quedaba asegurada su
que se los dio a un religioso para que escribiera una biografía
y nunca regresaron al convento. Véase “Prólogo a la Vida de soledad para sus comunicaciones espirituales.8 Un
la Venerable Sor María Escobar y Villalva hija de la venerable escritorio, una pluma y un tintero, con la posibili-
Mariana de Villalba”, en fray Roque Alberto Faci, Vida de la V.
María Villalva y Viente y las de sus tres hijas…, Pamplona, Pascual
dad de una vela en la noche, constituyeron la base
de Ibáñez, 1761, p. 79. También, del mismo autor, Vida de Sor de arranque para el escape intelectual que ocurría
8| María francisca de S. Antonio (en la vida de Pedro y Cascajares) en el tiempo que se podía robar a las actividades. El
religiosa del convento del orden de la Purísima Concepción de la villa
de las Cuevas de Canarte en el reyno de Aragón, Zaragoza, Ofici- papel y el tiempo fueron posiblemente restringidos,
na de Joseph Fort, 1737; doctor Diego de Torres Villarroel, Vida pero ambos fueron utilizados con eficiencia y con
ejemplar de la venerable madre Gregoria francisca de Santa Teresa,
una gran dosis de compromiso personal dentro de
Madrid, Imprenta de la Viuda de Ibarra, 1793. Las biografías y
autobiografías de religiosas son muy abundantes en España en ese recinto propio.9
los siglos xvii y xviii. Véase Isabelle Poutrin, op. cit.
5 A modo de ejemplos, véase José Gómez de la Parrra, funda- 6 Virginia Woolf, Una habitación propia, Barcelona, Seix Barral,
ción y primero siglo. Crónica del primer convento de Carmelitas 2001.
descalzas de Puebla, 1604-1704, México Universidad Iberoameri- 7 María Isabel Viforcos Marinas, “Las reformas disciplinarias
cana/Comisión Puebla V Centenario, 1992; fray Joseph Gómez, de Trento y la realidad de la vida monástica en el Perú virrei-
Vida de la venerable Madre Antonia de San Jacinto, monja profesa nal”, en Manuel Ramos Medina (ed.), El monacato femenino en
de velo negro e hija del real religiosísimo convento de santa Clara de el imperio español, México, Condumex, 1995, pp. 523-535; Mina
Jesús de la ciudad de Santiago de Querétaro, México, Viuda de Ber- Ramírez Montero, “Del hábito y de los hábitos en el convento de
nardo de Calderón, 1689; Pedro Salmerón, Vida de la venerable Santa Clara de Querétaro”, en Ramos Medina, op. cit., pp, 565-
madre Isabel de la Encarnación, Carmelita descalza de la ciudad de 572; José Gómez de la Parra, fundación y Primero siglo…, ed. cit.,
los Ángeles, México, Francisco Rodríguez Lupercio, 1675. Para véase descripción de las primeras celdas en pp. 75-76.
las monjas cronistas, véase Manuel Ramos, Místicas y descalzas. 8 María de Jesús Felipa, Diarios, Archivo Histórico de la Provin-
fundaciones femeninas carmelitas en la Nueva España, México, cia Franciscana de Michoacán, Celaya, México, Fondo Provincia,
Condumex, 1997; Rosalva Loreto López, “Escrito por ella mis- Manuscritos, caja 5, núms. 9, 10 y 11, y caja 6, núms. 12, 13, 14
ma. Vida de la madre Francisca de la Natividad”, en Asunción y 15. Cita de septiembre de 1759, fs. 162-162v.
Lavrin y Rosalva Loreto López (eds.), Monjas y beatas. La escri- 9 La madre Serafina Andrea Bonastre, fundadora del convento
tura femenina en la espiritualidad barroca novohispana. Siglos xvii Carmelita de La Encarnación, en Zaragoza, tenía un cajoncito
y xviii, Puebla, Universidad de las Américas/Archivo General de en un bufete y en él guardaba sus papeles, los cuales pocas otras
la Nación, 2002. religiosas conocían. Véase Raymundo Lumbier, Vida de la Vene-

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La religiosa escritora tenía otros espacios propios: sus oraciones. Así que deseo incluirlo en el catálogo
su imaginación, afectividad y entendimiento, donde de los espacios donde se encuentra la más recón-
recibía las comunicaciones divinas y alcanzaba el so- dita intimidad de los senderos interiores como una
siego del alma. Los camarines o castillos interiores propuesta para expandir la geografía de los mismos,
se popularizaron a través de los escritos teresianos porque las religiosas nos tienen acostumbradas a de-
y gran número de escritoras se ubicaron cómoda- safíos conceptuales en su muy compleja escritura.
mente en sus refugios interiores. Por ejemplo, en la Ejemplo de ello es la conceptualización del alma en
ciudad de México, la franciscana María de Jesús Fe- la pluma de sor María Marcela Soria, capuchina de
lipa se refiere a “un camarín” que se le hacía como la ciudad de Querétaro, quien problematiza la no-
una pieza muy alhajada o al “huerto interior de su ción del alma como espacio y como ente con vida
alma” como los espacios donde reina Dios y donde propia. Como ente es esencia del ser humano, capaz
se alojan todos los seres divinos con quienes decía de encontrarse con Dios en “un lugar secretísimo
dialogar.10 Hay también otro espacio que deseo in- donde sólo el alma y Dios entran”. Pero el alma es
troducir como tema de reflexión. Es el propio cuer- también espacio donde se entraba como en un tem-
po de Cristo a donde se accede a través de la llaga de plo, y donde ella disponía diferentes formas de re-
su costado, una metáfora de raíz medieval favorita verenciar a Dios, quien se encerraba en ese espacio
de las plumas femeninas cristianas. El “alma” de la donde nadie más podía entrar. Y ese espacio-alma
religiosa se nos representa en sus propios escritos es tan propio que se vuelve una realidad doméstica
como introduciéndose en el cuerpo de Cristo, for- muy semejante a su celda.13 En estos complicados
taleciéndose con su sangre y yéndose al corazón, el espacios es donde se lleva a cabo el acto de concebir
espacio más íntimo y apreciado en el cual lograba su el contenido de la escritura.
|9
última purificación.11 Fernando Rodríguez de la Flor
ha llamado al corazón una víscera barroca, lugar La escritura y la escritora
donde el imaginario de la época moderna situaba el
centro de la afectividad y regulación de toda relación Pasemos ahora al análisis del acto de escribir que
entre lo interior y lo exterior.12 El corazón de Cristo siempre me ha interesado como primera puerta
era el albergue donde todas deseaban hallar su re- de entrada al mundo interior. Como dijo Marshall
poso y a cuya posesión iban dirigidos sus escritos y McLuhan, el medio es el mensaje,14 y lo primero que

rable madre Sor Serafina Andrea Bonastre, fundadora del conven- 13 María Marcela Soria, Vida de la Madre María Marcela, religio-
to de La Encarnación… de la observancia de N. Señora del Carmen sa capuchina del convento de Querétaro [1844], México, Biblioteca
de… Zaragoza, Zaragoza, Juan de Ybar, 1675, p. 120. Aunque el Nacional, f. 124. En fs. 134-135 el Señor entra en el alma, donde
detalle de cómo se guardaban estos papeles es raro en las fuen- se le ha preparado una excelente comida que acepta sentándose
tes, es de esperarse que todas las escritoras tenían lugares priva- a la mesa. En esa pieza se ponían adornos simbólicos, como cin-
dos para sus escritos. co candiles que significaban la mortificación de los cinco sen-
10 María de Jesús Felipa, Diarios, septiembre de 1759, f. 162v; tidos. Las capuchinas mexicanas utilizan metáforas de la vida
diciembre de 1752, fs. 142-142v. cotidiana para explicar sus prácticas devocionales. Para mayor
11 A modo de ejemplo, la madre María Escobar y Villalba, car- información acerca de esta religiosa y sus escritos, véase Asun-
melita zaragozana, frecuentemente se ve en el corazón de Cris- ción Lavrin, “María Marcela Soria: una Capuchina queretana”,
to y, de hecho, en todo su cuerpo. Igualmente, Cristo invade en Asunción Lavrin y Rosalva Loreto (eds.), diálogos espirituales.
el suyo y utiliza su corazón como almohada. Véase fray Roque Manuscritos femeninos hispanoamericanos. Siglos xvi-xix, Puebla,
Alberto Faci, op. cit., pp. 250, 260-261, 288. buap/udla, 2006, pp. 74-92.
12 Fernando Rodríguez de la Flor, Mundo simbólico. Poética, políti- 14 Marshall McLuhan, The Medium is the Message, Nueva York,
ca y teúrgia en el Barroco hispano, Madrid, Akal, 2012, pp. 225-251. Random House, 1967.

los senderos interiores de los conventos de monjas


históricamente encontramos fue la explosión de como mero vehículo de caso de conciencia y cono-
escritos y escritura sobre mujeres enclaustradas en cimiento para el confesor. La escritura iba tomando
los siglos xvii y xviii. Los escritos más íntimos de las un carácter más público y didáctico. Se validaba la
religiosas se conocen como escritura de mandato, ortodoxia con el visto bueno que se otorgaba a lo
ya que en la mayoría de los casos, y con muy nota- que se estimaba como valioso por su carácter ejem-
bles excepciones, fueron llevados a cabo por orden plarizante, y como fuente de ortodoxia la imprenta
de sus confesores y directores espirituales. “Man- se encargaba de extenderla a un público lector cuyo
dato” implica significados de estímulo y vigilancia número iba en rápido aumento.16
al mismo tiempo. Y fuera negativo o positivo, este El lugar común de la escritora fingiendo su falta
“mandato”, por ser fuente de muchos escritos, de- de capacidad para escribir ya ha sido juzgado como
manda análisis de su significado. Veamos una expli- parte de una retórica de la femineidad producto de
cación del mandato por un “mandatario” del siglo los tiempos. El mejor testimonio de su capacidad
xvii, Raymundo Lumbier, de la Sociedad de Jesús, intelectual eran sus mismos escritos, donde el lec-
y editor de los escritos de Serafina Andrea Bonas- tor apreciaría una multitud de virtudes fundamen-
tre, fundadora del convento de La Encarnación de tales, tanto de la escribiente como del contenido de
observancia del Carmelo, en Zaragoza, España. Él su mensaje religioso.17 Cuando el padre Lumbier se
nos dice que quienes escriben han recibido favores dio a la tarea de publicar los escritos de sor Serafina
especiales de Dios y necesitan revelarlos, pues: A. Bonastre pensaba en lectores, precisamente por-
que ya estaban tomados en consideración durante
Al descubrirlos, está expuesto mayormente si son la edición. El mensaje de la religiosa era asequible,
gente sin letras, a ilusiones y engaños del común comprensible, e imitable, y por tanto digno de ver
10 |
enemigo, de que ojalá no hubiera tantas experiencias. la luz. Es lamentable comprobar que en Hispano-
Por lo cual, los prelados, para satisfacerse de la solidez américa la mayoría de esos escritos permanecieron
de la virtud de los tales, le ordenan, y a veces en vir- ocultos o fueron material de primera mano para los
tud de santa obediencia les mandan, que den cuenta autores hombres de crónicas o biografías. La situa-
a tal religioso docto y grave y experimentado de su ción en España fue gratamente diferente. Ya desde
modo de oración, de las virtudes en que más particu- el siglo xvi España contaba con una serie de voces
larmente se ejercitan de las tentaciones del enemigo femeninas impresas, proceso que se fortaleció du-
[…] porque de la razón que de esto les dan coligen si rante el siglo xvii.18 Esto no quiere decir que las
sus virtudes son macizas o si son superficiales, o qué objeciones a la escritura de monjas no existieran.
modo de virtudes son. […] Y no conviene que semejan- A regañadientes dieron algunos el visto bueno. Los
tes cosas queden sepultadas en perpetuo silencio, sino que dictaminadores eran hombres entrenados en obje-
se manifiesten y salgan a la luz para gloria de dios, y tar a la autoría femenina. El padre Diego de Salazar
para que otros se animen a servirle con grande perfec- y Cadena, teólogo de la Universidad de Salamanca y
ción, y entiendan que la virtud y la santidad no es cosa examinador sinodal del arzobispado de Toledo, opi-
tan inaccesible como muchos se imaginan.15 16 Sonja Herpoel, A la zaga…, op. cit., pp. 50-76. Herpoel subra-
ya el creciente interés en las biografías y autobiografías y su apo-
Para 1675, cuando se publicó esta biografía, se geo durante el siglo xvii. Véase también Isabelle Poutrin, op. cit.
17 Raymundo Lumbier, op. cit., p. 162.
iba superando el concepto de mandato de escritura 18 Lisa Vollendorf, Women Writers in Early Modern Spain, Nueva
15 Raymundo Lumbier, op. cit., pp. 164-65. Cursivas mías. York, Oxford University Press, 2013.

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nando sobre Huerto del celestial esposo, de Constanza la pluma en la mano emerge triunfante en la edad
Osorio (1686), la consideraba obra muy a propósito moderna y se valida desafiando el enclaustramiento
para la enseñanza de la religión a las profesas, pero físico y abriendo las puertas para el reconocimien-
declaraba que le causaban temor “las obras que na- to de una autoría femenina más extensa —fenóme-
cen de origen femenil”, añadiendo después que no que siguió tomando impulso en el siglo xviii—.
Huerto era de más admirar, dado “lo desesperanzado El mensaje es no sólo lo escrito, sino también la
del sexo femenil para estos puntos”.19 Antonio Prats, religiosa-vehículo cuya vida y frutos intelectuales
dictaminando sobre la Exposición… sobre los SS Qua- tuvieron consecuencias personales o sociales que
tro Evangelios (1694) de la erudita dominica catalana hoy nos reúnen en esta sala.
Hipólita de Rocabertí, confesaba estar lleno de cier- Ahora bien, ¿cómo veían las religiosas mismas
to rubor y confusión “que una señora religiosa pu- el acto de escribir? ¿Lo sufrían o lo disfrutaban?
diese alcanzar tan gran sabiduría, y con tanto acier- Aquí es donde entramos en el reconocimiento de la
to y piedad”.20 Por su parte, en 1723, Diego de Arce, subjetividad y creatividad femenina. La respuesta
también catedrático de Teología, repetía el mensaje no es uniforme ni sencilla. De hecho, en esos diarios
en su dictamen del despertador del alma religiosa, espirituales se repite con frecuencia que el acto de
de la madre agustina Juana de la Encarnación, di- escribir era un sufrimiento, un deber, parte de una
ciendo que “lo que ocultó su lengua para su mayor penitencia prolongada. Tales expresiones son una fa-
seguridad, fuera de sus confesores, para las demás chada convencional que oculta una verdad interior
criaturas, dispuso el cielo, por medio de la obedien- mucho más compleja. La realidad es que aquellas
cia, se explicare en sus escritos, siendo su lengua su que se quejaban no dejaban de escribir. La escritu-
pluma o, por mejor decir, la misma lengua de Dios, ra tuvo que ser de algún modo incómoda, pero si
| 11
sin entenderlo ella, [la que] habló por su pluma con transcendemos esas expresiones y nos remitimos a
la mayor expresión y velocidad”.21 Obviamente la los textos mismos, nos damos cuenta que también
resistencia existía, pero la venció la popularidad de fue imprescindible válvula de escape, y como ex-
su mensaje devocional. Si algunos se empeñaban tensión personal, parte esencial del compromiso
en negarles luz propia a las escritoras conventuales espiritual de aquellas que la ejercieron. Así lo en-
y definirlas como simplemente vehículos de un en- tendieron la sevillana madre María de San José, que
tendimiento superior, no se dieron cuenta de que el sufrió física y moralmente por retener la libertad de
medio, las religiosas escribientes, tenía tanta fuerza expresarse y escribir, y sor Juana Inés de la Cruz,
como el mensaje, y de hecho su carácter como ve- que se le hermanó espiritualmente en la defensa de
hículo era precisamente lo que creaba nuevas cir- su libertad de ser y escribir.22
cunstancias y nuevas consecuencias. La mujer con La esencia del compromiso de la escritura no
fue solamente el confesor mandatario sino el pago
19 Constanza Osorio, Huerto del Celestial esposo, Sevilla, Thomas
López de Haro, 1686. Censura de fray Diego de Salazar y Cade- de la deuda de una obligación religiosa inaplazable:
na, s.p. el voto de obediencia dado en el momento de pro-
20 Hipólita de Jesús Rocaberti, Exposición literal, mystica, y moral
fesar y entendido como la negación de sí mismas y
sobre los lugares más selectos de los SS. Quatro Evangelio, Valen-
cia, Palacio Arzobispal/Jaime de Bordazar, 1694. Dictamen, s.p., el temor de caer en la soberbia. La obediencia no
1695.
21 Juana de la Encarnación, Pasión de Cristo comunicada por 22 Respecto a María de San José, la española, véase Mary Eliza-

admirable beneficio a la madre Juana de la Encarnación, 3a. ed., beth Perry, Gender disorder in Early Modern Seville, Princeton,
Valencia, Joseph Thomas Lucas, 1757. 1a. ed., 1720. Princeton University Press, 1990, pp. 85-90.

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era la que se debía al confesor sino a Dios. “¿Quién a escribir por obediencia, y al escribir superaba su
soy yo para negarme a escribir cuando oigo la voz inquietud. De hecho, experimentaba gran facilidad
de Dios?”, dirían las religiosas. El director espiritual de el mensaje que decía recibir de Dios.
María de Jesús Felipa reclamaba que la escritura
de cada uno de sus cuadernos era, en sí, prueba del Veo lo que su Majestad me da entender con un modo
ejercicio de humildad y obediencia a despecho de de impresión como si pusiera un sello en medio de
cualquier incomodidad o rebeldía.23 En el caso de esta mi corazón que con solo una mirada o vista lo penetró
religiosa siempre parece haber existido una situa- todo y por medio de aquel conocimiento claro, paci-
ción conflictiva con su director espiritual en cuanto fico, sereno, con la luz que su Majestad da a mi alma;
a la obligación de escribir y aun a su dirección espi- conoce sin ser necesario tiempo, y aprende más que
ritual. Se le quitaba la obligación, se la devolvía, sur- si por muchos años estuviera empleada en buscar
gían quejas al respecto, pero al mismo tiempo Ma- consideraciones, que le fueran como una cosa muer-
ría de Jesús Felipa seguía escribiendo y arguyendo ta en comparación de este conocimiento.27
que escribir era la fuente de su felicidad y premio
espiritual porque establecía su conexión con Dios y Entonces, era imposible resistir el impulso a es-
el mundo divino.24 Esta y otras religiosas escribían cribir a despecho de las zozobras que experimen-
para obedecer a Dios, a sí mismas y a su confesor, taba. Metafóricamente, dice que cuando escribe
en ese orden jerárquico.25 Escribir no era un fin li- “era como si otra persona me gobernara la mano”.
terario para darse a conocer o verse aplaudidas, ni Su mano era la sierva de su propio entendimiento,
siquiera en una erudita como la madre Rocaberti. de su propia comprensión del mensaje que Dios le
Escribir era una necesidad espiritual que validaba la daba a entender a través de sus ojos, y que impri-
12 |
verdad que habían percibido; que les daba la opor- mía el conocimiento en la víscera barroca por ex-
tunidad de defender esa verdad que creían poseer celencia. Una vez que ese conocimiento entraba en
de quienes dudaban, y que les permitía elevarse ese aposento, ella era la dueña de la palabra y la
espiritualmente con sus propias fuerzas tomando escritura.
como base lo que habían leído y aprendido y lo que Iguales sentimientos encontramos en los diarios
habían intuido dentro de los cánones de su fe.26 de María de Jesús Felipa, que sabemos escribía por
Juana de la Encarnación, descalza agustina del mandato ineludible porque algunos la considera-
convento de Murcia, y autora de La pasión de Cris- ban ilusa. Tuvo que enfrentarse a sus inhibiciones
to, nos dice: “Habiendo ayer dejado de escribir me figuradas en forma de demonios que se burlaban de
sobresaltaron grandes temores, dudas, conturbacio- ella por escribir lo que le decían era inútil y despre-
nes, tentaciones, si serían estas cosas ilusiones […] ciable, pero tras ese artificio literario, rebatiendo a
que así todo sería efectos de mi soberbia y engaños esos demonios metafóricos que repetían lo que pro-
del Demonio […]”. Superando sus dudas se obligaba bablemente algunas personas le habían dicho acer-
ca de su empeño en escribir, triunfa su voluntad y
23 María de Jesús Felipa, Diarios, noviembre de 1751, f. 136v.
24
nada menos que por 21 años. En 1752 esta religiosa
Sonja Herpoel, A la zaga…, op. cit., p. 102. Herpoel ha seña-
lado que la obediencia no era inmediata o incondicional, y que 27 Juana de la Encarnación, op. cit., pp. 124-126, 142. La pasión
la voluntad de rebelarse fue muy fuerte en algunas escritoras de Cristo es el tema fundamental de las meditaciones de las reli-
españolas. giosas y para Juana de la Encarnación; en sus propias palabras,
25 María de Jesús Felipa, Diarios, enero de 1752, fs. 2r-3r. la meditación era el pan de su entendimiento y la imitación de
26 Sonja Herpoel, A la zaga…, op. cit., pp. 110-116. Cristo el alimento de su alma.

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confesaba que la escritura le costaba trabajo, pero sistente. Su “yo” usa a Dios —YO con mayúscula—
al mismo tiempo la liberaba y le quitaba los dolo- como su medio para sobrevivir y, de hecho, triunfar
res corporales y espirituales, llevándola al conven- en su objetivo. En la obediencia estaba el norte de
cimiento de que escribir era deseable porque esa las religiosas, y la mayor obediencia era la que se
tarea era del agrado de Jesucristo.28 Siete años des- debían a sí mismas como transmisoras de un men-
pués, en septiembre de 1759, escribe “con ligereza” saje que no por estar arropado en vestimentas “divi-
con la ayuda de sus custodios, y en diciembre del nas” dejaba de ser suyo propio.
mismo año sigue experimentado esa sensación de Es a través de la escritura que llegamos a las
serenidad a medida que iba escribiendo siguiendo múltiples temáticas que ocuparon los espacios in-
el llamado de su esposo “con toda libertad”.29 teriores de las religiosas. Entre ello deseo dedicar
Prevenidas de los posibles peligros no sólo de la atención al de la disciplina corporal y la idea de su-
soberbia sino de la ortodoxia, estas mujeres utiliza- frimiento por ser lugares comunes en las biografías,
ban armas que conocían bien. Y una de ellas era autobiografías y diarios espirituales de las religiosas
hablar por Dios. Así Martina de los Ángeles escribe: españolas y americanas, tanto en el siglo xvii como
“Dile a tu confesor que no ponga dudas en lo que Yo en el xviii.31 El padecer que se experimenta a través
puedo hacer, que yo puedo lo que quiero y no hay de la penitencia del cuerpo se hermana con el gozar
quien me pueda ir a las manos para que no hagan espiritual, y sentimientos que son aparentemente
en mis siervos lo que yo quisiere”.30 No podemos ol- antitéticos se abrazan en el camino que lleva al
vidar quién es su primer lector, y cómo la religiosa amor divino y se entrelazan apretadamente hacien-
está empeñada en un diálogo con su interlocutor, do un nudo que mantiene la coherencia interna de
de cuya respuesta dependía la supervivencia de lo la escritura y la integridad espiritual de quienes es-
| 13
que escribía. Mantener la integridad del contenido criben.
de su escritura era una batalla silenciosa pero per-
28 María de Jesús Felipa, Diarios, enero de 1753, f. 3v Cuerpo y espíritu: la disciplina conventual
29 María de Jesús Felipa, Diarios, septiembre de 1759, f. 162; di-
ciembre de 1759, f. 264. “Lo que fui haciendo no era yo sino Dios
en mi ejecutaba lo que era de su agrado porque en esto conocía Entre la materialidad del cuerpo y la inmaterialidad
yo misma no tenía diligencia mía, sino que iba siguiendo aquel del espíritu siempre existió un divorcio que se re-
amoroso llamamiento y así ejecutando lo que penetraban las
monta a la patrística cristiana. Para llegar a lo más
potencias me puse a escribir en aquel resignado ánimo y con-
forme gusto de mi esposo teniendo en este ejercicio levantada la interior del alma y a las infinitas posibilidades de
mente parte superior delante de mi verdadero y pacífico dueño, comunicación con Dios, tenían las religiosas que re-
y así todo sereno fui escribiendo con toda libertad el cuaderno
estando bien divertida.”
solver la relación con su cuerpo y sus tentaciones.
30 Martina de los Ángeles supo cómo responder a esas dudas. Mucho se escribió entonces y bastante se ha escrito
Ante el cuestionamiento de su confesor, escribe una respuesta hoy en día sobre la problemática del cuerpo huma-
no propia, sino de Cristo. Según ella escribió, Jesucristo le envía
un mensaje al confesor. Con esa respuesta se sosegó el confe- no como obstáculo para la espiritualidad y como
sor. Hay que admirarse de cómo ésta y otras religiosas usaron
la autoridad divina para legitimarse, encontrando la respuesta 31 Sonja Herpoel apunta la conexión entre escritura y el sacra-
precisa y dándosela al confesor no personalmente, sino por boca mento de la penitencia. Se refiere a ese sacramento en su acep-
de una autoridad muy superior a ambos. Véase fray Andrés de ción más general y no a la penitencia corporal. Escribir con-
Maya Salaberria, Vida prodigiosa y admirable ejercicio de virtudes ducía a las religiosas a experimentar una purificación a través
de la venerable Madre Sor Martina de los Ángeles y Arilla,… con- de la cuenta de su conciencia, una tarea a la que estaban acos-
vento de Santa fe de Zaragoza, Orden Predicadores…, 4a. impr., tumbradas, y sugiere que la autobiografía nació de esa actividad.
Madrid, Blas de Villa-Nueva, 1712, p. 84. Véase Sonja Herpoel, A la zaga…, op. cit., pp. 92-101.

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medio de inscribir en el cuerpo la voluntad de sufrir cado y como medio de sobreponerlo. En la ley de
por Jesucristo. El discurso del dolor es un compo- gracia el sacramento de la penitencia “es medio ne-
nente esencial del cristianismo, y así lo entendie- cesario para la salvación”. Presupone la confesión
ron mujeres como Catalina de Siena y María Mag- y demanda contrición o detestación del pecado.33
dalena de Pazzi. La teología moral que se desarrolló Todos los canonistas insisten en la necesidad de
desde el siglo xvi y se refinó durante la contrarrefor- sentir dolor espiritual por los pecados antes de irse
ma católica heredaba mucho de la teología escolás- a confesar —el acto de contrición que se hace por
tica en su desprecio hacia la carne, y contribuyó a amor de Dios—, y quien con ese dolor se confesara
la reinterpretación del sacramento de la penitencia y renunciara a sus pecados recibiría el verdadero
como un castigo de la materialidad del cuerpo. De perdón. La satisfacción sacramental era la peniten-
ahí que en los conventos femeninos se introdujera cia impuesta por el confesor. Para los consagrados
el tema de la disciplina corporal como resultado de a Dios la penitencia era parte de la vía purgativa.34
la conjunción de la teología y de la medicina, ya Ya desde el siglo xvi la disciplina corporal, que
que las teorías humorales le entregaban un discur- nunca fue parte de la satisfacción sacramental de
so médico que definía a las mujeres —psicológica la penitencia, se convierte en rasero para medir
e intelectualmente— como impedidas, e inferiores
33 Francisco Apolinar, Suma Moral y Resumen Brevísimo de todas
biológicamente, y les exigía un mayor esfuerzo para
las obras del doctor Machado que redujo… el padre francisco Apoli-
vencer el arrastre de su cuerpo y allegarse a la per- nar de los clérigos reglares menores, lector de Teología de sus colegios
fección de Dios. Añádase a estas dos corrientes in- de Salamanca y Alcalá, Madrid, Andrés García de la Iglesia, 1661,
pp. 120-132. “Los efectos de este sacramento son tripartitos:
telectuales el imperativo religioso barroco de imitar
Confiere la gracia santificante remisiva por la cual se perdonan
en propia carne la pasión de Cristo, y no solamente todos los pecados cometidos después del bautizo; quita el temor
14 |
durante cuaresma, sino a diario, y el resultado es la de la pena eterna impartiendo resistencia para las tentaciones, y
revive las buenas obras llevadas a cabo por el sujeto penitente”,
sacralización de la penitencia.32 p. 132.
La práctica de disciplinas corporales en los con- 34 De acuerdo con un tratado de Teología Mística impreso en

ventos femeninos se difundió durante el siglo xvii México en 1594, el pecado se dejaba detrás tomando la vía pur-
gativa, que limpiaba los mismos. Esa limpieza necesitaba “dolor”
y seguía vigente durante el xviii en todo el mundo y arrepentimiento. Era una vía aconsejable a aquellos consagra-
hispanoparlante a pesar de que en ningún tratado dos a Dios. “Pues sepas que esta vía purgativa […] no es otra cosa
sino un dolor no común, más crecido, tomado voluntariamente
de teología moral se recomendaba la violencia cor-
por los pecados con profunda humildad […]”, Mística Teología,
poral como forma de expiar los pecados o cumplir compuesta por el Seraphico Doctor S. Juan Buenaventura, Méxi-
con el sacramento de la penitencia. Los tratados de co, Pedro Balli, 1575, cap. Primero, s.p. Véase también otros tra-
tadistas como fray Joseph Faustino Cliquet, La flor del Moral... de
teología moral definían el sacramento de la peni-
la Teología Moral, Madrid, Antonio Sanz, 1733, p. 42; fray Pedro
tencia como virtud que inclinaba a detestar el pe- de Ledesma, Primera parte de la Summa en la cual se cifra y suma
todo lo que toca y pertenece a los sacramentos, Zaragoza, Casa de
32 María Marcela Soria, op. cit., f. 138. Sor María Marcela somati- Lucas Sánchez, 1611; fray Henrique de Villalobos, Summa de la
za su espiritualidad y escribe que en Semana Santa “empezaba a Theologia Moral y Canónica, Barcelona, Sebastián de Cormellas,
tener en todo el cuerpo agudísimos dolores, de manera que pa- 1637; fray Francisco Echarri, directorio Moral, 6a. impr., Vich,
recía tener todos los huesos disueltos y como fuera de su lugar; Pedro Morera y Geroa, Narciso Oliva, 1755, pp. 97 y 182; Juan
la cabeza con tales dolores como si la tuviera penetrada toda de Martínez de la Parra, Luz de Verdades católicas, Barcelona, Ra-
espinas, la garganta oprimida con un dogal y […] hasta las uñas y fael Figuero, 1795, pp. 304-384. Echarri explica que los actos del
manos […] no quedaban sin tormento y con esto una debilidad y penitente son dolor, confesión y satisfacción, o sea, penitencia,
flaqueza tan extrema que la vida parecía acabarse por instantes, añadiendo que el dolor, como emoción, es parte de la confesión.
especialmente el viernes santo con el cual me falta muy poco Véase pp. 100 y 110-111. Véase también Francisco Apolinar, op.
para dar el último aliento […]”. cit., pp. 202-203; Francisco Echarri, op. cit., pp. 123-127.

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la espiritualidad, especialmente entre las mujeres bién he encontrado explícita descripción de cilicios
profesas.35 Se hizo común el uso del cilicio como un y penitencias en las biografías de las españolas
galardón que recibía el apoyo complaciente de mu- sor Juana de la Cruz (capuchina), sor Josefa María
chos directores espirituales y el elogio de cronistas García (concepcionista), sor Josefa María de San-
y biógrafos. Cabe aclarar que no todas las monjas se ta Inés (descalza franciscana), y sor María Francisca
imponían ese tipo de penitencia, pero sí fue común de San Antonio (capuchina). Aunque el muestreo
en los conventos de descalzas y se practicaba perso- es pequeño no me cabe duda que el elogio de la
nalmente en conventos de otra filiación. Tomemos disciplina corporal campeó en España y de allí se
por ejemplo la prolija crónica de las carmelitas de esparció a sus virreinatos ultramarinos.38 El castigo
Puebla de los Ángeles en su primer siglo, firmada voluntario del cuerpo era un medio de obtener el
por su historiador José Gómez de la Parra, que se pu- fruto espiritual.
blicó en 1732. El cronista elogia las penitencias de En la espiritualidad femenina barroca el cuer-
cilicios, disciplinas y ayunos con que las religiosas po castigado, humillado y escarnecido era la forma
de elevadas virtudes maceraban sus cuerpos. de penitencia usual y preferida, ya que ejecutando
Gómez de la Parra escribió que el concepto de pa- estas penitencias corporales estaban imitando los
decer atraía a la orden carmelitana porque “mortifi- cada día con nuevas penitencias, con mortificaciones rigurosas.
cación y penitencia” eran su especialidad. Así estas Azotábase cruelísimamente, usaba de cilicios asperísimos y era
tanto el rigor con que se maltrataba que era menester que fuese
religiosas poblanas, enfermas o saludables, “acome- el confesor a la mano muchas veces”, p. 276. En España, algu-
tían contra su inocente cuerpo como si fuera de- nos místicos hombres también recurren a la práctica del dolor
como medio de purificación. Maureen Flynn cita a Pedro de Al-
lincuente, con ásperas y largas disciplinas […] con
cántara, Bernardo de Laredo, Juan de la Cruz, Pedro Ciruelo y
la aprobación de superiores y de sus compañeras Pedro Covarrubias entre los autores que proponen que el dolor
| 15
de convento”.36 Delincuente, bruto, vil, desprecia- es parte imprescindible de la experiencia mística. Véase Mau-
reen Flynn, “The Spiritual Uses of Pain in Spanish Mysticism”,
ble y asociado con los pecados y las artimañas del en Journal of the American Academy of Religion, vol. 64, núm. 2,
demonio, el cuerpo pertenecía a la categoría de lo verano de 1996, pp. 257-278.
38 Roque Alberto Faci, op. cit., pp. 461, 496; Joseph Vela, Vida de
inferior mientras que la voluntad y el conocimiento
la venerable Madre Sor Josepha María García, Abadesa que fue del
representaban los planos superiores. Las religiosas real convento de Capuchinas de Castellón de la Plana en el Reyno de
novohispanas y españolas se unieron a esa corrien- Valencia, Valencia, Imprenta de la Viuda de Antonio Bordazar,
1750, pp. 300-304; Thomas Vicente Tosca, Vida, Virtudes y Mila-
te de autoflagelación como evidencia de espiritua-
gros de la Venerable Madre Sor Josepha María de Santa Inés, religio-
lidad. Teresa de Jesús nunca estipuló la disciplina sa descalza del ejemplarísimo convento de la Purísima Concepción
corporal. Sin embargo, una de sus discípulas favo- de Nuestra Señora de la Villa de Beniganim, Valencia, Joseph Es-
teban Dolz, 1737, pp. 312, 314; Diego Camuñas, Vida admirable
ritas, Ana de San Bartolomé, se ejercitaba en disci-
de la extática virgen y venerable madre Sor Juana de la Cruz, del
plinas corporales elogiadas por su biógrafo.37 Tam- monasterio de la Encarnación de descalzas de la primera regla de la
gloriosa madre Santa Clara de quien fue fundadora y vicaria de la
35 Se suponía que el confesor no podía dar penitencias. Así lo villa de Mula, Orihuela, Jayme Mesnier, 1704, pp. 53, 54, 93; Ro-
establece Faci, citando fuentes de autoridad canónica. Véase Ro- que Alberto Faci, Hermosa Azucena y estrella… Vida de Sor María
que Alberto Faci, op. cit., p. 426. francisca de S. Antonio, Zaragoza, Oficina de Joseph Fort, 1737,
36 José Gómez de la Parra, op. cit., pp. 239-277. pp. 156-65. Véase ejemplos de rituales disciplinarios en fray Án-
37 Crisóstomo Enríquez, Historia de la Vida, virtudes y milagros gel de Molina y Castro, Crónica del religioso observantísimo real
de la Venerable madre Ana de san Bartolomé, Bruselas, Viuda de monasterio de María Santísima de la Encarnación… villa de Mula,
Huberto Antonio, 1632, p. 275. La religiosa trataba de redimir las t. I, Murcia, Imprenta de Felipe Teruel, s. f. Véase las penitencias
culpas de otros como suyas, y “empezó a castigarse y maltratarse de sor Juana de la Cruz en las pp. 340-341. Este cronista escribió
con tanto rigor que parecía increíble”. “La venerable Ana quiso la historia de este convento en tres tomos y constató las prácti-
cargar sobre sus espaldas parte de estos trabajos. Crucificábase cas disciplinarias de sus religiosas.

los senderos interiores de los conventos de monjas


dolores sufridos por Cristo durante su pasión. La pañera en el convento, sor María de Jesús Felipa,
agustina descalza Juana de la Encarnación rogaba también practicaba las mismas rutinas y las detalla
al Señor: “Me deis cuantos dolores y tormentos se con mucha precisión en los varios cuadernos que
pueden padecer”. Asimismo pide que Cristo gobier- entregaba mensualmente a su director espiritual.
ne su vida con “una verdadera mortificación de sus Entendía que el ejercicio de la penitencia corporal
apetitos, pasiones y afectos”. En su exaltado lenguaje refinaba su obediencia y era un medio de ennoble-
clama porque se le conceda sufrir el dolor de la pa- cer su vida como religiosa y acercarse a Dios.42 Ese
sión, y se pone a la merced de Cristo cuando escri- sacrificio no era sólo por sus propios pecados sino
be: “Aquí me tienes; castiga, quema, abrasa, consu- por la salvación de otras almas. Este entendimiento
me, corta, hiere, con tal que hoy no te desagrade”.39 añade una nueva dimensión a la disciplina corpo-
Además de estas expresiones contamos con textos ral al extenderla más allá de la subjetividad de la
que van aún más allá, incluyendo la descripción de sufriente para acercarla al ejemplo protagónico de
las disciplinas contadas por ellas mismas. No son Cristo, que se sacrificó por toda la humanidad. Los
fáciles de encontrar, pero existen.40 En México, la actos de disciplina de sor María se repiten en los
franciscana Sebastiana Josefa de la Santísima Trini- diarios de 1753, 1758 y 1759, con prolijidad de de-
dad, compañera de convento y contemporánea de talles que resultan antitéticos a nuestra sensibilidad
María de Jesús Felipa, se hizo bien conocida por la moderna, pero que los contemporáneos podían leer
infatigable batalla que llevó contra su cuerpo y por y ejecutar sin perturbarse e interpretar como edifi-
la cual mereció el título de penitente y gemebunda cantes porque eran parte del ambiente cultural de
paloma en el sermón de sus exequias.41 Su com- la contrarreforma. Narradas por la protagonista, las
39 Luis Ignacio Zevallos (ed.), op. cit., p. 153; Juana de la Encar- disciplinas consistían en hacer cruces en el suelo
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nación, dispertador [sic] del Alma religiosa. Manual de Ejercicios, con su lengua, lamer los pies de su madre espiri-
confesiones, soliloquio y meditaciones de la Venerable Madre Juana
de la Encarnación, religiosa augustina descalza en el convento obser-
tual, recibir golpes de manos de la misma con una
vantísimo de la ciudad de Murcia, Madrid, Oficina Real de Nicolás vara que levantaba ampollas, soportar el ardor de la
Rodríguez, 1723, p. 149. cera caliente que su madre conventual derramaba
40 Kathleen Myers, Word from New Spain. The Spiritual Autobio-
graphy of Madre María de San José (1656-1719), Liverpool, Liver- sobre las mismas o sufrir el restriego de un limón
pool University Press, 1993, pp. 122-123. Su Hermana Leonor de sobre las heridas abiertas. También se le ordenaba
San José profesó en el convento de Carmelitas de Puebla. Véase
andar descalza para sufrir el frío del suelo o ponerse
su hagiobiografía en José Gómez de la Parra, op. cit., pp. 362-425.
Respecto a sus disciplinas corporales, José Gómez de la Parra garbanzos en los zapatos. Añádase el irse a un patio
escribe sobre sus cilicios y su “espantosa penitencia” reportada interior y ponerse en cruz al sol, o darse baños de
a la superiora por otra monja que vivía en una celda contigua.
agua fría que pudieran servir para aminorar las am-
Véase p. 379.
41 Sebastiana Josefa de la Santísima Trinidad, Escritos, Biblioteca pollas que crecían en la rasguñada carne; y se tiene
Nacional de México, carta 22, f. 217, explica cómo el sufrimien- una información irrefutable sobre estos ejercicios
to de Cristo inspira su deseo de penitencia: “Que daría lástima
a todo lo insensible, ver a un inocente Santísimo, desnudo su penales.
virginal cuerpo, faltándole los pedazos de la carne, bañado en
su bendita sangre, cubierto de amarguísimos dolores, con el des- ni ver, ni acostar el cuerpo para el sueño, con las incomodidades
encaje de los huesos […]”, carta 36, f. 217. Menciona sus propias del ruido de siempre que no falta”. La capuchina queretana sor
disciplinas de sangre y subsecuente debilidad en la carta 18, f. María Marcela Soria también cuenta en su biografía una de sus
95. En f. 225 describe los ejercicios de tres días con estancia en debilitantes disciplinas de sangre, que sin embargo, dice, le per-
el coro y salir a comer algo y el ultimo día un pedazo de semita mitieron amanecer sosegada para comulgar. Véase María Mar-
que no fue menester salir del coro y haciendo cada día “por lar- cela Soria, op. cit., fs. 95-96.
go tiempo la disciplina, y lo más de rodillas y en cruz, sin hablar, 42 María de Jesús Felipa, Diarios, noviembre de 1751, fs. 134-135.

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El ejercicio de tales disciplinas provocaba senti- ce los parámetros de la transgresión y los medios
mientos contradictorios en la franciscana mexicana. de punición. Y vale añadir que dado el caso que las
A pesar de aborrecerlas por escrito en determinadas disciplinas se continúan de por vida, en un sentido
ocasiones, continuamente pedía disciplina a su ma- penal no llevaban a una remisión de la transgresión
dre conventual. Por otra parte también decía recibir que las originó. El castigo no era racional sino per-
un consejo contrario nada menos que de la voz de sonal y afectivo. Lo peculiar de esta situación es que
Dios, que nos transparenta el choque de emociones ofrece dudas en cuanto a quien ejercía la mayor
que tenía en su alma. Así, en 1752 acusaba a su autoridad sobre la acción disciplinaria. El confesor
director espiritual de no complacerse con nada tenía la opción de aprobar una pena, y así vemos
menos que con el destrozo de su cuerpo, situación que cómo el confesor de María de Jesús Felipa le orde-
la hacía desesperar.43 Años más tarde escribía na aceptar disciplinas, mandato que ella comunica
que Dios le había dicho: “No pido horas de oración a su director espiritual, quien al parecer quedaba
ni que se destrocen los cuerpos ni que hagan excesos, de acuerdo con las mismas. En último extremo, sin
que éstos si conviniere a mi gloria les comunicara embargo, no eran ellos quienes manejaban el acto
el mismo sacramento lo que les convenga a su pro- de autodisciplinarse, aunque quedaban bien entera-
vecho”.44 María de Jesús Felipa no prestó atención dos del mismo.47 Claramente las religiosas que he
a estos consejos divinos, pues en los diarios de 1758 leído toman decisiones propias dentro del claustro
y 1759 sigue dando cuenta de las disciplinas.45 A y asumen un papel protagónico en el manejo de
pesar de su propia renuencia vemos que a través de su cuerpo tal y cual entendían la intensidad de la
los años la práctica disciplinaria se vuelve adictiva, penitencia y su propósito, que era el de purgarse y
aunque se sigue moviendo entre la repugnancia y hacerse más limpias y merecedoras de Cristo.
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un sentimiento de dejación estática que la acercaba ¿Cómo salir de estos calabozos espirituales don-
a una experiencia semimística mientras sufría o eje- de se colocan las religiosas por su propia decisión y
cutaba la disciplina. Estos excesos de humillación por la presión cultural de la religiosidad barroca? Si
también se practicaban en España.46 me he detenido en la disciplina corporal es porque
El ceremonial penal nos presenta a la religiosa la raíz y objetivo de las prácticas penitenciales fue la
no sólo como delincuente frente a Dios sino al mis- popularización de la imitación de la pasión de Cris-
mo tiempo como su propio juez, ya que ella estable- to, y ambas estuvieron ligadas al tema del amor di-
43 María de Jesús Felipa, Diarios, enero de 1752, fs. 2-2v. vino. El amor divino es el motor que impulsa todas
44 María de Jesús Felipa, Diarios, noviembre de 1759, fs. 225- las manifestaciones de religiosidad y experiencias
225v. Igual sentimiento se expresa en María de Jesús Felipa,
espirituales femeninas.48 La expresión “herida de
Diarios, 1753, fs. 19v-20. En realidad, su situación era conflictiva;
se disciplina pero teme la disciplina; pide proseguirla cuando 47 María de Jesús Felipa, Diarios, junio de 1759, f. 103v.
desea se termine, pero el demonio la criticaba y le dice que de 48 Rosalva Loreto López, “El amor divino y la mística hispano-
nada le valía; f. 19r, fs. 18-18v, 20 y 21. 1753. Hacía los ejercicios americana. Una aproximación a las representaciones emocio-
para redimir sus flaquezas, soberbia personal y los acosos que nales de la feminidad barroca”, en Pilar Gonzalbo Aizpuru (ed.),
sentía del demonio. Encontramos circunstancias similares en Amor e historia. La expresión de los afectos en el mundo de ayer,
cuanto al uso de penitencias en Roque Alberto Faci, Vida de la V. México, El Colegio de México, 2013, pp. 275-298. Los tratados
Mariana Villalva…, op. cit., pp. 461 y 496. sobre el amor divino del siglo xvii tenían precisamente el objeti-
45 María de Jesús Felipa, Diarios, 1753, fs. 12v-13. Aquí hay or- vo de encauzar el alma hacia ese tipo de afecto, despertando en
den de hacer disciplina y expresión de no poder hacerlas incu- el creyente un amor que sería reciprocado por Cristo y Dios. Al
rriendo en “martirio interior” que ofrece en satisfacción de sus respecto véase Francisco de Sales, del amor de dios, Barcelona,
pecados. Antonio Lacavalleria, 1683; Othonis Vaen Concinnata [Oto Vae-
46 Ángel de Molina y Castro, op. cit., p. 1036. nio], Amoris divini. Emblemata. Antuerpia, Officina Plantiniana

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amor” de Cristo como desgarre y apertura al dolor están empapados del amor de Dios hacen cosas irra-
que implica se convierte en lugar común. Era po- cionales como disciplinas y ayunos. Así dice:
sible unir la mirra de la mortificación y penitencia
a las fragancias de la contemplación.49 La dualidad […] por cierto que no se miden con la razón humana
dolor y amor cabían dentro de la misma orientación las cosas que los amigos de Dios hacen [que] no solo
espiritual. parecen de hombres ciegos, sino de locos y furiosos.
Léase la vida del santo Fray Nicolás Factor, que le conocí
El amor divino y le traté en sus penitencias, azotes y ayunos y cilicios
vigilancias y ejercicios espirituales y verse a bien claro
El amor divino fue un tema fundamental en la cul- cuán ciego el amor y como fundado en razón no la tie-
tura espiritual postridentina y que aún corría como ne en lo que hace a los ojos de los que carecen de él.52
savia alimenticia en los escritos femeninos de fina-
les del siglo xviii. Los tratados de amor divino proli- A eso añade que el alma y Dios están empeña-
feraron en el mundo católico durante los siglos xvi y dos en un duelo, una lucha de amor, y alternativa-
xvii, especialmente por la necesidad de reafirmar el mente se hieren el uno al otro y se cautivan, se en-
canon católico frente a la reforma protestante. Uno ferman y hacen desfallecer y morir por el otro.53
de los mejores textos sobre el amor de Dios que he De esos sentimientos nace una compendiosa
leído es el del franciscano fray Juan de los Ángeles, obra escrita por la ya citada madre Juana de la En-
que publica sus Triunfos del Amor de dios en Medina carnación, agustina descalza del convento de Mur-
del Campo, en 1590, y que nos ofrece un puente teo- cia cuya Pasión de Cristo ya alcanzaba tres edicio-
lógico entre la penitencia y el amor a Cristo.50 Fray nes en 1757. En ella escribe la madre: “Ea, mi Dios,
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Juan nos dice que “el alma que estuviera bien purga- pues sois poderoso, atraviese mi corazón la saeta
da y enjuta de las humedades de los pecados por la aguda de tus ofensas y mientras me durare la
penitencia y la mortificación y bien alumbrada por vida no me curéis esta llaga, y herida muera yo de
el ejercicio de la meditación de las criaturas ha de ella; sea siempre este dolor agudo, vivo, penetrante,
caminar por afectos amorosos y deseos encendidos sin que afloje un punto, antes en cada respiración
al beso de su esposo y a los abrazos estrechísimos de tome más fuerza”.54 Si prestamos atención a Juan
su Dios”.51 La vía purgativa y los ejercicios de mortifi- de los Ángeles y otros místicos y teólogos varones,
cación corporal y mental buscan la redención de los
52 Ibidem, p. 161.
pecados como imprescindible para llegar a conocer
53 Ibidem, p. 7.
el amor de Dios. Hay que purgarse y sacarse las hu- 54 Juana de la Encarnación, op. cit., pp. 160 y 371. Véase Mau-
medades de los pecados. Y más adelante fray Juan reen Flynn, op. cit., pp. 257-278. Sobre la violencia en la historia
nos da una de las razones por las cuales aquellos que del cristianismo, véase Antonio Rubial García, La Justicia de dios.
La violencia física y simbólica de los santos en la historia del cristia-
Balthasar Moreto, 1660; Alonso Pastor Soledades del amor divino nismo, México, Ediciones de Educación y Cultura/Trama Edito-
y dulces laberintos del encerramiento, Valencia, Herederos de Cri- rial, 2011. Véase también fray Damián de Jesús, Compendio de la
sóstomo Garriz, 1655. vida y milagros del glorioso San Pedro de Alcántara, fundador de esta
49 Fray Antonio de la Asunción en su aprobación de la obra de provincia de San José, Madrid, Domingo García Morras, 1652, pp.
fray Roque Alberto Faci, Vida de la V. Mariana Villalva…, op. cit., 15, 18-19; Jessica Boon, The Mystical Science of the Soul: Medieval
s.p. Cognition in Bernardino de Laredo, Toronto, University of Toronto,
50 Juan de los Ángeles, Triunfo del Amor de dios, Medina del 2012. Boon sugiere que el cuerpo fue parte central de la mística
Campo, Francisco del Canto, 1590. del recogimiento en los siglos xvi y xvii, partiendo de la personali-
51 Ibidem, p. 7. dad de Laredo como hombre de ciencias y místico.

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no es correcto asumir que el dolor de la penitencia finezas que “acostumbra pasar en los esposos más
es imprescindiblemente femenino, pero tampoco es amantes de la tierra”.57 Siempre hay sufrimiento en
sorpresivo encontrar este concepto tan arraigado el amor, y si se hacen penitencias por imitar al esposo
entre mujeres dada la aceptación de esos excesos que sufre, la misma trae recompensas divinas. Esas
por biógrafos y el ambiente cultural español que recompensas se expresan en formas de comporta-
ennoblecía la pasión de Cristo.55 Si Dios afligía con miento amoroso por parte del esposo. Maya Salabe-
una mano sanaba con la otra y endulzaba las penas rria, citando a la religiosa en sus coloquios, describe
corporales y espirituales con regalos de visiones, in- a Cristo como “fino galán” que le escribía billetes, la
teligencias sutiles y “ternuras singulares”.56 dejaba descansar en sus abrazos y le enviaba coros de
Sin embargo, el amor divino no siempre se expre- ángeles con música si estaba desconsolada. La inspi-
só como dolor. También siguió el sendero de las más ración deriva del muy trajinado Cantar de los Canta-
finas expresiones de amor casi cortesano que encon- res, y el comentarista excusa la inserción de algunos
tramos en los escritos de las religiosas para quienes poemas de la religiosa diciendo que “no desdice de
el amor de Dios fue un afecto recíproco entre ellas lo serio del Amor Divino las poesías […] aún los más
y su divino esposo. La interpretación personal del elevados espíritus en sus más profundos éxtasis (sin
amor divino por cada religiosa hace más complejo ser poetas) impelidos con superior impulso, se valen
este tema que da pie para estudios de mayor profun- alguna vez de su armonioso metro”.58 Usando de la
didad. En algunos de esos textos se humaniza el amor poesía, la madre Francisca Gregoria de Santa Teresa
divino haciéndolo comparable al amor conyugal. Las (1653-1735) declara su amor a Dios, mientras que en
religiosas no tenían problema alguno con una aproxi- prosa escribe con la agitación de un amor irresistible:
mación que les era natural como mujeres, y la mayo- “O Señor y Vida mía, […] mi alma desfallece en el
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ría de los biógrafos tampoco objetaba a la expresión deseo de poseeros. Salud mía! Cuando llegará el día
de este amor en términos personales. Hay muchos que aparezca para mi tu gloria […] temo como si no
ejemplos en ambos lados del Atlántico. Fray Andrés te hubiera de gozar y espero como si ya te tuviera en
de Maya Salaberria, biógrafo de sor Martina de los posesión”.59 Y en uno de sus poemas dice:
Ángeles y Arilla, dominica del convento de Santa Fe
de Zaragoza y fundadora del convento de San Pedro Si las flechas de tu aljaba/ Me tienen de amor mu-
Mártir de la villa de Benavarre, se explayó en la riendo/ Pues ya me tienes rendida/ Toda por blanco
descripción de un cortejo amoroso entre Cristo y me ofrezco.
la religiosa que tiene toda la familiaridad que parecía
57 Fray Andrés de Maya Salaberria, op. cit., pp. 63 y 66. El autor
conocer entre cónyuges, y apoyado en las mismas se basa en extensos escritos que dejó la monja y que nos acercan
palabras de Martina, escribía que Jesucristo tenia las a su intimidad espiritual.
58 Ibidem, p. 70.
55 Para una discusión de estos conceptos, véase Maureen Flynn, 59 Diego de Torres Villarroel, Libro Segundo de la Ejemplar Vida
op. cit., pp. 257-278. Sobre la violencia en la historia del cristia- de la venerable madre Gregoria francisca de Santa Teresa, Madrid,
nismo, véase Julie B. Miller, “Eroticized Violence in Medieval Imprenta de la Viuda de Ibarra, 1798, p. 23. En la página 22 lee-
Women’s Mystical Literature. A Call for a Feminist Critique”, en mos: “Bien mío, encendedle en el fuego de vuestro divino amor
Journal of feminist Studies in Religion, vol. 15, núm. 2, otoño de y para que abrasado en sus amorosas y vivas llamas se acaben
1999, pp. 25-49; Carolyn Bynum, fragmentation and Redemption. mis temores, tengan término las dudas, y cesen mis congojosas
Essays on Gender and the Human Body in Medieval Religion, Nue- tribulaciones; pues si lo posee este divino incendio no tendrán
va York, Zone Books, 1991. ellas lugar de afligirme […]”. Véase también Poesías de la Venera-
56 Roque Alberto Faci, Vida de la V. Mariana Villalva…, op. cit. ble Madre Gregoria francisca de Santa Teresa, París, Librería de
Aprobación de fray Pedo Alberto Caseda, s. p. Garnier Hermanos, 1865.

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Dispara nuevas saetas/No ceses en el empeño/ citas descripciones de amor divino vestido con el
Que a más heridas más triunfos/ Cantará mi rendi- ropaje del amor cortesano. Besos, abrazos, caricias y
miento.60 demás se intercambian entre ella y su esposo, pero
además se incluye en este menage a trois al confe-
Por su parte la franciscana mexicana, Sebastiana sor Manuel Sancho Valls. No deseo que se entienda
Josefa, escribe: esto por enamoramiento común con su director es-
piritual y confesor, sino por un deseo de anclar su
Es tal la dulce violencia/que abrasa el corazón/ con atención femenina y aun maternal en un hombre
un dolor amoroso/que toda la vida me da/ Son en- que le brindó el consuelo espiritual de oír y respetar
cendidas las llamas/que abrazan mi corazón/ que el clamor de su vida interior.64
sólo el que me lo da/ puede aliviar el dolor. El erotismo es lugar común en la literatura re-
Este corazón amante/se abrasa con tal ardor/ se ligiosa. El esposo angelical fue el centro de la afec-
queja de lo que siente y no dice que es amor / la cau- tividad imaginada de las monjas, una relación que
sa de su dolor.61 llenaba sus aspiraciones emocionales sin peligro de
concupiscencia o carnalidad y se ajustaba a la casti-
Sor María Escobar y Villalba escribe una carta de dad que les era requerida. Es importante constatar
amor a Dios que envía con san Ángelo. Doña Ma- la similaridad de expresiones en ambos lados del
rina de Escobar escribe una carta de amor a Dios, Atlántico, todas ajustadas al canon establecido por
presumiendo que la Virgen María se la entregase místicas medievales y aprobadas por la Iglesia. Lo
personalmente. De hecho, se cuenta que Dios la que es de notar, como lo han apuntado algunas críti-
recibió y después de leerla la pasó a su unigénito. cas literarias, es la inversión protagónica por la cual
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Fray Alberto Roque Faci explica que esas expresio- la mujer consagrada se atreve a hablar y escribir
nes de amor descubrían sus deseos de ir al cielo y sobre relaciones amorosas y enuncia los términos
de ningún modo encontraba la esquela reprocha- del cortejo con su propia voz. En esa relación Cristo
ble, sino más bien como un glorioso “desatino” que se otorga, se entrega a sus esposas, en el desposo-
aun santa Teresa aprobaría.62 Estas familiaridades rio espiritual. María de Jesús Felipa pone en boca
amorosas aparecen en escritos de otras monjas de Cristo esa entrega como parte de la eucaristía:
en el continente americano, como sor Jerónima “Estoy sentado en tu corazón. Cada vez que tengas
Nava Saavedra, carmelita descalza bogotana (1669- hambre de mi cuerpo ven que yo te lo daré y con-
1727).63 En las cartas de la capuchina queretana solaré con la bendición e indulgencia”.65 El amor
María Ignacia del Niño Jesús (1801-1802) hay explí- universal de Cristo se hace más especial con esas
60 Gregoria Francisca de Santa Teresa, Poesías, op. cit., p. 47. 64 Véase Asuncion Lavrin, “Visiones y devociones. María Ignacia
61 Sebastiana Josefa, Cartas espirituales, fs. 238 y 240. En otro del Niño Jesús a través de su epistolario”, en Manuel Ramos Medi-
pasaje dice: “No tardes en venir/que te estoy deseando/ porque na (comp.), Vida conventual femenina. Siglos xvi-xix, México, Cen-
tu presencia/ me hace mucha falta/ Como yo te vea/ Estoy con- tro de Estudios de Historia de México/Carso, 2013, pp. 345-375.
solada/ Hermosura mía/ Esposo de mi Alma”. 65 María de Jesús Felipa, Diarios, 1753, f. 14r. Véase en Roque
62 Roque Alberto Faci, Vida de la V. María Villalva…, op. cit., pp. Alberto Faci, Vida de la V. María Villalva…, op. cit., p. 260, una vi-
243-44. Faci se refiere a Luis de la Puente, Vida Maravillosa de la sión de María Escobar y Villalba. “Parecióme en días atrás verle
Venerable Virgen doña Marina de Escobar… sacada de lo que ella hermosísimo y bello a mi esposo Jesu-Christo, bien de mi alma,
misma escribió, Madrid, Joachin Ibarra, 1666. que haciéndome regaladas caricias y dándome dulcísimos abra-
63 Jerónima Nava y Saavedra (1669-1727): Autobiografia de una zos, me decía: Si yo soy Rey tú, esposa mía, eres Reyna, y si yo
monja venerable, editado por Ángela Inés Robledo, Cali, Colom- tengo el mando, tu mandas […] Pide lo que quisieres y manda a
bia, Universidad del Valle, 1994, pp. 75 y 156. tu gusto, paloma mía.”

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esposas en cuyo espacio afectivo reina. María Mar- “El alma vuela como ave ligera en medio de todos
cela Soria ve a Cristo como un príncipe hermosísi- sus enemigos recibiéndola el Señor en sus brazos
mo que encuentra su reposo en el alma de la esposa de misericordia, purificándola con el incendio de
que para significar la unión, cobra brazos y se an- su amor puro, abrazándola como mariposa”.67 Y
tropomorfiza. Así, Cristo “se dejó caer en brazos del un poco antes, en su convento sevillano, la madre
alma, descansando y regalándose con ella. Otros ra- Gregoria Francisca escribe: “Del Sol más supremo
tos tomaba Su Majestad a el alma en los suyos y la soy/Mariposa, en cuyo incendio/Deseo abrasarme,
acariciaba amorosamente”. En otra ocasión Cristo la cuando/ Sus luces, amante bebo”.68
singulariza en su posesión diciéndole: “No te quiero Mi selección de los temas de disciplina y amor
para el torno, solo para tener contigo mis delicias”. para este artículo fue guiada por lo que veo como
Ese mismo Cristo, la abraza como el esposo en el una agenda para el futuro: el estudio de las múl-
Cantar de los Cantares echándole el brazo diestro tiples facetas de la vida femenina conventual en
y recostándola sobre su costado.66 Y cuando así se el mundo hispanoparlante, de los cuales, esos dos
otorga ocupa el espacio más íntimo de la esposa: temas son sólo un muestrario. Ese análisis no se
el corazón y se logra el intercambio de presencias puede hacer sino partiendo de la escritura de las
usando un puente entre ambos corazones que per- religiosas que nos llevaran hasta lo más íntimo de
miten ese trajinar espiritual. esos espacios tan personales como difíciles de ac-
Deseo terminar con dos metáforas de amor divi- ceder, pero no completamente cerrados a nuestra
no escritas por quienes sintieron los “incendios” del comprensión. Tomando la ruta de esos senderos
mismo, esos fuegos purificadores que nos sirven interiores espero que sea posible hermanarnos con
de acicate para seguir nuestra búsqueda de las in- las ansiedades, las esperanzas y los afectos de esas
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terioridades del alma de la religiosa. En 1753, María almas femeninas tanto en la península como en el
de Jesús Felipa escribe en su convento mexicano: virreinato novohispano.

67 María de Jesús Felipa, Diarios, febrero de 1753, f. 29r.


66 María Marcela Soria, op. cit., fs. 140, 145 y 166. 68 Gregoria Francisca de Santa Teresa, Poesías, op. cit., p. 22.

los senderos interiores de los conventos de monjas


sarah e. owens*

El legado del rosario milagroso


en los escritos de viaje
de sor Ana de Cristo hacia Filipinas
Un manuscrito inédito, escrito por sor Ana de Cristo, alude a los sucesos notables
acaecidos en el viaje de un grupo de monjas hacia Nueva España y Filipinas, donde
fundaron el primer convento del Extremo Oriente. Atribuye curaciones y prodigios a
unas cuentas tocadas a los rosarios milagrosos de sor Juana de la Cruz. Es además la
primera biografía de sor Jerónima de la Asunción, fundadora y primera abadesa del
más antiguo convento de Manila.
Palabras clave: rosarios, franciscanos, Filipinas, Santa Clara, viaje.

E
n 1620 un grupo pequeño de monjas españolas emprendió una odisea que
les llevaría al otro lado del mundo. Sor Jerónima de la Asunción (1556-1630),
la futura abadesa del primer convento de Filipinas (y del Extremo Oriente),
22 |
ordenó a sus religiosas que fueran ligeras de equipaje, ya que se proponía
fundar un convento bajo la Primera Regla de Santa Clara, lo cual implicaría
guardar una estricta austeridad y pobreza, muy diferente de su convento original de cla-
risas en Toledo, que exigía dote y permitía criadas.1 Esto significó que, durante el periplo,
el grupo rechazó muchos regalos ostentosos, como imágenes religiosas, retablos, crucifijos,
relicarios y otras cosas curiosas. Sin embargo, su pequeño séquito de fundadoras sí llevaba
consigo algo muy importante para el viaje: los rosarios benditos de Juana de la Cruz (1481-
1534), la mística franciscana de Cubas (parroquia de Madrid). Las cuentas milagrosas con-
tenían poderes especiales que, en el momento oportuno, evitaron tormentas peligrosas, so-
plaron viento en las velas, calmaron a una esclava suicida, e incluso —cuando las molieron
como medicina— salvaron a sor Jerónima de una enfermedad mortal. El legado de las
cuentas benditas y cómo se relacionan con el viaje de estas monjas, así como la escritura
milagrosa, forman la base de este estudio.

* College of Charleston. Departament of Hispanic Studies.


1 Para más información acerca del convento de Santa Isabel de los Reyes en Toledo, véase “Santa Isabel de los
Reyes (Toledo) en el siglo xvii. Datos para su historia”, en Archivo Ibero-americano, vol. 54, núms. 213-214, 1994,
pp. 511-544. Véase también Reginald D. Cruz, “Servir a Dios en Recogimiento: Religious Life as Woman’s Space
in the Archdiocese of Manila (1590-1700)”, tesis doctoral, University of the Philippines, 2009, pp. 184-188, que
habla de la observancia de Santa Isabel y cómo se cambió de beaterio de la tercera orden a convento de la Pri-
mera Regla y después a la Segunda Regla (también conocido como urbanistas).

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El pintor Diego Velázquez inmortalizó a sor Je- sor Ana en primera persona y sus propias razones
rónima de la Asunción en el retrato que pintó de por tomar la pluma. Como muchos otros textos es-
la monja cuando pasó por Sevilla camino a Mani- critos por religiosas durante la edad moderna, el
la (hoy día conservado en el Museo del Prado de manuscrito de sor Ana nunca fue publicado; sin
Madrid). Este retrato natural la representa con un embargo fue usado por otros biógrafos masculinos
crucifijo y un breviario; las manos venosas y cara que sí publicaron sus obras: el primero por fray Gi-
arrugada revelan su edad avanzada, pero la mirada nés de Quesada,3 que fungió como el confesor de
de hierro muestra su osadía para aventurarse al otro sor Jerónima durante los últimos meses de su vida
lado del mundo. A pesar de la fama de esta pintura, (escrito en 1632, pero no publicado hasta 1713), y el
muchos especialistas de la escritura conventual no segundo por Bartolomé de Letona,4 que nunca co-
saben que también existe un manuscrito sobre este noció a sor Jerónima, pero tuvo la oportunidad de
mismo viaje épico que comenzó en Toledo y condu- entrevistar a algunas de las monjas que la trataron.
jo a las religiosas desde el puerto de Cádiz a México, Se supone que la fundadora de Toledo también era
donde permanecerían seis meses antes de zarpar a una escritora prolífica, pero con excepción de algu-
Manila. La autora del manuscrito de 450 folios, sor nas de sus cartas, se han perdido todos sus escritos.5
Ana de Cristo (1565-1636), fue una de las fundado- Ambos —sor Ana y Quesada— tuvieron acceso a la
ras con sor Jerónima, y empezó a escribir su prime- escritura de sor Jerónima, en particular su autobio-
ra biografía después de llegar a Filipinas.2 La mayor grafía titulada “Carta de marear en el mar del mun-
parte de ese manuscrito se compuso entre los años do”, de la cual sacaron información para sus biogra-
1623 y 1626, pero hay una sección al final datada fías, incluyendo transcripciones de su poesía.6 Ya
en 1629. Dentro de sus escritos, sobresalen referen- que sor Ana conoció a sor Jerónima íntimamente
| 23
cias al foco de devoción hacia Juana de la Cruz y por más de 50 años y fue testigo ocular del uso y
sus rosarios milagrosos, los cuales tienen una ínti- distribución de las cuentas benditas de Juana de la
ma conexión con la construcción de santidad que Cruz, este análisis se basa en su crónica del viaje;
el texto hace de sor Jerónima de la Asunción. Sor sin embargo, habrá veces que también usaremos la
Ana y todo el mundo que iban en el viaje estaban 3 Fray Ginés de Quesada escribió la biografía antes de marcharse
convencidos de que iban en compañía de una santa a Japón en 1632, donde murió mártir el 7 de junio de 1634 en
Osaka. Exemplo de todas las virtudes, y vida milagrosa de la vene-
en vida, pero necesitaban pruebas; esta biografía sir-
rable madre Gerónima de la Assumpción, Abadesa, y Fundadora
vió como tal, y precisamente luego formó parte de del Real Convento de la Concepción de la Virgen Nuestra Señora, de
su proceso de beatificación. En realidad el texto no Monjas Descalzas de nuestra Madre Santa Clara de la Ciudad de Ma-
nila, México, por la viuda de Miguel de la Rivera, 1713. Para este
es una biografía pura; más bien es un texto híbrido
trabajo he usado la transcripción del libro de Quesada que se en-
que incluye una sección que relata los pormenores cuentra en Congregatio Causis Sanctorum. Manilen, Beatificationis
de su viaje, además de incorporar la perspectiva de et Canonizationis Ven. Servae Dei Sororis Hieronymae ab Assumptio-
ne (in saec. H. Yañez), Fundatricis et primae Abbatissae Monasterii
2 Encontré este manuscrito en el convento de Santa Isabel de Monialium Excalceatarum S. Clarae Ordinis S. Francisci… Positio
los Reyes, en Toledo, España, y es la base de mi nuevo proyecto, super Vita et Virtutibus, Roma, 1991.
un libro que trata sobre el grupo fundador de las Islas Filipinas, 4 Bartholomé de Letona, Perfecta religiosa, Puebla, Viuda de Juan
que está patrocinado por una beca del “National Endowment de Borja, 1662. Letona estuvo en las Filipinas entre 1649-1654.
for the Humanities”, del gobierno estadounidense. Agradezco 5 Pedro Ruano, ofm, Jerónima de la Asunción: Poor Clares First
mucho a las monjas del convento su ayuda y amabilidad. Todas Woman Missionary to the Philippines, Quezon City, Monasterio
las citas de sor Ana de Cristo vienen del manuscrito, y para no de Santa Clara, 1991, pp. 84-96.
alargar las notas de este ensayo he puesto las páginas directa- 6 María Victoria Triviño (ed.), Escritoras clarisas españolas, Ma-
mente en el texto después de las citas directas. drid, Biblioteca de autores cristianos, 1992, p. 47.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
biografía de Quesada para descifrar el significado y un papel importante en la fundación del convento;
suplementar datos. La combinación del volumen excepto una de ellas, que murió poco después de zar-
más pulido de Quesada, junto con la narración en par del puerto de Acapulco.
primera persona de sor Ana, pintan un cuadro mu- Parte del enfoque de este artículo se relaciona
cho más completo del periplo y las circunstancias con las dos monjas procedentes del convento de
relacionadas con el legado de Juana de la Cruz y la Santa María de Cubas, en particular sor María Mag-
construcción de una posible santa. dalena de la Cruz (1575-1653). Sor María Magdalena
A la edad de 65 años y antes de emprender el via- fue nombrada vicaria de la fundación de Manila, un
je, sor Jerónima ya tenía muchos seguidores en Es- puesto prestigioso, pues la colocaba en segundo lu-
paña —sus hermanas en el convento de Santa Isabel gar justo después de sor Jerónima. A primera vista,
de los Reyes en Toledo—, junto a frailes franciscanos tal vez parezca extraño que se incluyan monjas fue-
y otros nobles —los cuales pensaban que podría ser ra del convento de Toledo, pero después de leer la
una santa—. Por esa época ya había pasado la mayoría relación de sor Ana podemos deducir que no fueron
de su vida privándose de todas las comodidades ma- seleccionadas al azar. Probablemente formaron par-
teriales, alimentándose de pan y agua, envolviendo te del grupo fundador de las Islas Filipinas por su
su cuerpo esquelético con cilicios, y ocupándose de conexión con el convento de Cubas y con el culto de
los pobres, enfermos y desamparados. A lo largo su antecesora, Juana de la Cruz (1481-1534), cono-
de los años Jerónima había tenido varios puestos im- cida como “santa” Juana. Aunque nunca fue cano-
portantes en el convento de Toledo como maestra de nizada, sor Juana se labró un espacio como mística
novicias, donde enseñó a muchas jóvenes a leer, in- y predicadora. No fue hasta 80 años después de su
cluso a sor Ana. Pero porque nunca gobernó el con- muerte que unos frailes franciscanos dieron los pri-
24 |
vento como abadesa, probablemente sor Jerónima meros pasos en los procesos apostólicos de canoni-
vio esto como su única oportunidad de encabezar un zación, los cuales siguen hasta hoy en día.8 Durante
nuevo convento bajo la Primera Regla de Santa Clara, la primera etapa, entre 1614 y 1616, se entrevistaron
a pesar de que iba a tener que trepar dos hemisfe- a 87 testigos usando un cuestionario de 28 pregun-
rios para hacerlo. No obstante, por su edad avanza- tas. Entre otros entrevistados estaba sor María Mag-
da, sus seguidores seleccionaron un pequeño grupo dalena de la Cruz, del convento de Cubas.9
de religiosas con una doble intención, a saber, que Existe una serie de sermones recogidos en el li-
sor Jerónima tuviera acompañantes en el largo via- bro El conhorte que reflejan comunicación directa
je de 16 meses (con seis de parada en México) y, del Espíritu Santo y la Virgen María con Juana; esta
además, que dicho grupo constituyera el modelo de San Antonio y Luisa de Jesús (antes de profesar se llama-
fundador del futuro convento de clarisas en Manila. ba Luisa de San Francisco). Del convento de Santa María de la
Cruz, Cubas: María Magdalena de la Cruz y María Magdalena
Sus compañeras de viaje fueron sor Ana y tres otras
de Cristo. Del convento de Santa Clara de la Columna, Belalcá-
monjas (dos novicias) de su comunidad original de zar: María de la Trinidad. Del convento de la Visitación (Santa
Toledo, dos monjas de un convento de Cubas, una Isabel), ciudad de México, Leonor de San Buenaventura y María
de los Ángeles.
monja de velo blanco de Belalcázar (situada cerca de 8 El proceso se cerró (en la tercera etapa) en 1731, pero hace
Sevilla), y otras dos monjas que se juntaron al grupo relativamente poco se reabrió en 1985. Inocente García de An-
durante su estancia en México.7 Todas ellas tuvieron drés, El Conhorte: Sermones de una mujer. La Santa Juana (1481-
1534), vol. 1, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999,
7 Del convento de Santa Isabel de los Reyes, Toledo: Jerónima p. 68.
de la Asunción, Leonor de San Francisco, Ana de Cristo, Juana 9 Ibidem, pp. 131-139.

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experiencia mística ocurrió durante 13 años entre primero fue la madre vicaria, sor María Magdalena
cinco y seis horas cada domingo. Dignitarios impor- (originaria del convento de Cubas), quien la man-
tantes, nobles y oficiales eclesiásticos, incluyendo dó a escribir la biografía: “Escribe la vida de nuestra
al emperador Carlos V y al Cardenal Cisneros, asis- Madre, que para eso se lo enseñaron […]” (f. 68v).
tieron a esta especie de sermones.10 Otra monja de Según sor Ana, ella misma se rió cuando escuchó es-
su convento, sor María Evangelista, que supuesta- tas palabras porque también su padre, el comisario
mente era analfabeta, parece ser que recibió el don fray José de Santa María, la había ordenado hacerlo:
de leer y escribir por milagro divino con el único fin “pues el padre comisario lo dice y yo lo deseo […]”
de componer la primera biografía de Juana. Su obra (f. 68v). Prosigue explicando que en ese momen-
inédita, Vida y fin de la bienaventurada Virgen Santa to se acordaba de haber leído sobre la santa Juana:
Juana de la Cruz (en adelante citada como Vida y “[…] me acuerdo que en Toledo […] leía yo el libro
fin), contiene dos voces: una en primera persona de la santa Juana de la Cruz, cómo escribió su vida
escrita por dictado de Juana, y la otra en tercera per- una monja que no sabía leer ni escribir; dentro de
sona donde sor María Evangelista añadió sus pro- mí me dio una alegría […]” (f. 68v). Estaba contenta
pios comentarios.11 El uso de amanuenses no fue el porque, como la biógrafa de Juana, ella tampoco sa-
único al caso de Juana de la Cruz, ya que el dictado bía escribir, aunque sí sabía leer; en otra sección del
se vio como un método muy común por muchos manuscrito sor Ana explica que fray José de Santa
escritores religiosos desde la Edad Media, desde To- María (el padre comisario que las acompañó en el
más de Aquino a Hildegard de Bingen.12 viaje y después fue su vicario) la enseñó a escribir:
Es obvio que sor Ana, en la construcción de la “[…] nuestro padre fray José de Santa María, él que
biografía de sor Jerónima, se sintió inspirada por sor nos trajo y me enseñó a escribir […]” (f. 135v). De
| 25
María Evangelista. De diferentes maneras, sor Ana hecho este tipo de alfabetización fue bastante co-
siguió los pasos de la analfabeta sor María Evange- mún en la España de la temprana modernidad don-
lista, e incluso escribió la biografía de sor Jerónima de el arte de leer y escribir fue enseñado como dos
(también una posible santa) con base en este mo- destrezas diferentes, y muchas mujeres que sabían
delo. En su capítulo “Relación de cómo y cuándo leer nunca dominaron la pluma.13 Por lo visto fray
se comenzó a escribir la historia de nuestra madre José y las otras monjas vieron el gran potencial de
Jerónima de la Asunción…”, sor Ana explica que sor Ana como biógrafa de sor Jerónima (y futura
10 Se cree que sor María Evangelista sirvió como amanuense abadesa), porque si no, no la habrían elegido para
de sor Juana de la Cruz para la mayoría de estos sermones. Hay tal puesto.14 Al mismo tiempo, una lectura cercana
mucho escrito acerca de Juana de la Cruz; entre otros, véase
Ronald E. Surtz, The Guitar of God. Gender, Power, and Authority 13 Véase Anne J. Cruz, “Introducción”, en Women’s Literacy in
in the Visionary World of Mother Juana de la Cruz (1481-1534), Fi- Early Modern Spain and the New World, Burlington, Vermont,
ladelfia, University of Pennsylvania Press, 1990; Daniel de Pablo Ashgate, 2011, pp. 1-2; y Sarah E. Owens, “Monjas españolas
Maroto, “La ‘Santa Juana’, mística franciscana del siglo xvi espa- en Filipinas: la formación de lectura y escritura de sor Ana
ñol. Significación histórica”, en Revista de espiritualidad, vol. 60, de Cristo”, en Letras en la celda. Cultura escrita de los conventos
2001, pp. 577-601; y Jessica A. Boon, “Mother Juana de la Cruz: femeninos en la España Moderna, Madrid, Iberoamericana/Ver-
Marian Visions and Female Preaching”, en A New Companion to vuert, 2014, pp. 379-392. Veáse también el trabajo de Rosalva
Hispanic Mysticism, Leiden-Boston, Brill, 2010, pp. 127-148. Loreto López, “Las formas de la escritura femenina, un aporte
11 El manuscrito original se encuentra en la Real Biblioteca a la espiritualidad barroca novohispana. Siglos xvii y xviii”, en
del Monasterio, El Escorial, K-III-13. Véase también Jessica A. Camino a la santidad. Siglos xvi-xx, México, Condumex, 2003,
Boon, op. cit., p. 128, y Pablo Maroto, op. cit., p. 587. p. 74.
12 Para estos ejemplos y otros, véase Jessica A. Boon, op. cit., 14 Según Domingo Martínez, Compendio histórico de la apostó-
pp. 135-136. lica provincia de San Gregorio de Philipinas de religiosos menores

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
de su manuscrito revela una base intelectual muy en sor Ana, sino en las otras monjas. Sor María Mag-
sólida para su tiempo: cita a muchas personas rela- dalena también fue una escritora prolífica. Entre
cionadas a los franciscanos (religiosos y seculares), otros textos, escribió un manuscrito inédito de tres
líderes eclesiásticos importantes como el Papa, el volúmenes que se llama Floresta franciscana…,16 y
arzobispo de Toledo y muchos otros dentro de la sirvió como amanuense para otra de las fundadoras
orden franciscana, y también menciona a oficiales del convento en Manila, sor Juana de San Antonio
significativos, como el gobernador de Manila. Tal (1588-1660).17 En 1634 sor María Magdalena y va-
vez es verdad que no hubiera tenido mucha prác- rias otras religiosas de España y Manila fundaron el
tica con el papel y la tinta; en cualquier caso sí es primer convento de clarisas en Macao. Después de
verdad que no tardó mucho tiempo en aprender. pasar una década en China, primero como vicaria y
Las anécdotas de sor Ana que cuentan su cami- después como abadesa, sor María Magdalena y dos
no hacia la escritura evidencian la esfera de gente otras monjas españolas regresaron por la fuerza a
que la inspiraba a componer la biografía de sor Jeró- Filipinas. Todo esto ocurrió cuando los portugue-
nima. Es decir, en vez de sólo mencionar que sintió ses expulsaron a los españoles de Macao. Durante
el deseo de escribir la relación, añadió la aprobación su viaje de regreso, en una historia que suena casi
de fray José para realizarla; de esta manera se con- como trama de película de aventuras de Hollywo-
formaba con los estándares patriarcales de su épo- od, la nao que llevaba a las monjas fue capturada
ca al seguir los mandatos de un prelado masculino. cerca de la costa de Cochinchina. Aunque fueron
Además, la posibilidad real del acto de escritura por condenadas a muerte por el rey chino, se supone
milagro divino la inspiraba a escribir su biografía,15 que sor Magdalena negoció su libertad y pudieron
y es a través de su compañera, la madre vicaria, que regresar a Manila.18
26 |
se acordaba de que, como sus antecesoras de Cubas, Sabemos que sor María Magdalena leyó la biogra-
tenía la posibilidad de ser una narradora divina: “La fía inédita escrita por sor María Evangelista porque
gracia y favor del Espíritu Santo sea en mi ayuda lo dice claramente en su testimonio en los procesos
para que una obra de tanta importancia se haya fija- apostólicos sobre la vida milagrosa de sor Juana de
do de tan pobre sujeto” (f. 1v). la Cruz: “[…] el cual [Vida y fin] ha leído muchas ve-
Aunque sor María Magdalena de la Cruz no es ces esta testigo y sabe que todo lo contenido en él,
el enfoque central de este estudio, sería remiso lo afirman las dichas antiguas como cosa pública y
no detallar, aunque sea brevemente, sobre su in- notoria”.19 Lo que no sabemos a ciencia cierta es si
fluencia dentro del convento en Manila, no sólo
16 Sor María Magdalena de la Cruz, Floresta franciscana de ilus-
traciones celestiales cogida al hilo de la oración en la aurora de Ma-
descalzos…, Madrid, Viuda de Manuel Fernández, 1756, p. 241, ría…, 3 vols., manuscritos, Madrid, Archivo Franciscano Ibero-
“Cuando tomó el hábito, no sabía leer, ni conocía las letras. Y oriental (afio), 387/1, 387/2, 387/3.
deseando la prelada, por su virtud, aplicarla para el ejercicio del 17 Este manuscrito, “Noticias de la verdad y luz de los divinos
coro, la impuso en el ejercicio de las letras; y antes de profesar, atributos”, de 770 folios y divido en cuatro volúmenes, se en-
ya sabía leer en latín con admiración […]”. Asunción Lavrin, Bri- cuentra en el archivo del monasterio de clarisas de Santa Isabel
des of Christ, Stanford, Standford University Press, 2008, pp. 310- de los Reyes, Toledo.
311, señala la importancia de la educación básica de las líderes 18 Véase Domingo Martínez, op. cit., libro segundo, pp. 38-40;
de los conventos. María Victoria Triviño, op. cit., pp. 104-105; María Isabel Barbeito
15 Para el tema de la escritura milagrosa véase Darcy Donahue, Carneiro, Mujeres y literatura del siglo de oro. Espacios profanes y
“Wondrous Words: Miraculous Literacy and Real Literacy in the espacios conventuales, Madrid, Safekat, 2007, pp. 353-359.
Convents of Early Modern Spain”, en Women’s Literacy…, op. 19 El Proceso Toledano, f. 44, apud Inocente García de Andrés,
cit., pp. 108-116. op. cit., p. 25.

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sor Ana había leído la biografía de sor María Evan- mitir los logros de sus miembros ejemplares de su
gelista sobre Juana de la Cruz o si había leído una orden”.24 Ambas ediciones de Daza, de 1610 y 1613,
de las biografías publicadas acerca de la “santa” de habrían proveído información valiosa a sor Ana.
Cubas de Antonio Daza (1610; 1613) o de fray Pedro Daza habla de los poderes milagrosos atribuidos
Navarro (aunque el último parece menos probable a las cuentas de Juana, que supuestamente eran
porque no publicó su obra hasta 1622, después de rosarios recogidos por toda la comarca que fueron
que las monjas salieron de España).20 Era común que puestos en una arquilla y después fueron elevados
las religiosas circularan manuscritos dentro de sus al cielo por su ángel de la guardia para que fueran
conventos y órdenes, pero sor Ana menciona ha- bendecidos por el mismo Jesucristo. Aunque las
ber leído específicamente de la biógrafa analfabeta dos ediciones tienen mucho en común, la edición
y no la obra de su pluma. Daza publicó su biografía censurada de 1613 requería que Daza eliminara la
Historia, vida y milagros de la bienaventurada virgen palabra “santa” de su título, y cuando se usara la pa-
Santa Juana de la Cruz en 1610; y hay otra edición labra “santa” siempre habría que combinarla con el
revisada por la Inquisición en 1613.21 Su obra, como artículo definido.25 De esta forma, la llamaba en el
era costumbre en la época, usaba mucho del ma- texto “la santa Juana” en vez de “santa Juana” (ve-
nuscrito de sor María Evangelista (algo que ocurri- mos que Navarro hizo lo mismo en su biografía de
ría con sor Ana y con los futuros biógrafos de sor Juana). En sus biografías, Daza hace mucho hinca-
Jerónima), aunque sí se refiere a la monja analfa- pié en los poderes milagrosos de los rosarios de sor
beta que aprendió a leer y a escribir por milagro Juana. La edición revisada de 1613 añade otro capí-
divino. La biografía de Daza se convirtió en un best tulo exponiendo los milagros de los rosarios (tiene
seller casi inmediato, con traducciones al francés, un total de cuatro capítulos dedicados a las cuen-
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italiano, alemán e inglés.22 En algún momento de tas benditas). Si bien esto no es prueba segura que
su manuscrito, sor Ana hace referencia a la fama sor Ana había leído la segunda edición de Daza, es
de Daza, lo cual sería otro indicio de que ella proba- probable ya que se refiera a Juana como “la santa
blemente había leído su obra.23 Según el historiador Juana” y nunca como “santa Juana”. No obstante, en
Stephen Haliczer, quien utiliza a Daza como uno de su biografía de sor Jerónima, Quesada alterna entre
sus ejemplos, “Probablemente el motivo más im- llamar a la monja de Cubas “santa Juana” y “la glo-
portante que impulsaba a los autores emprender la riosa santa Juana” o “la santa Juana”.26 En un aparte
tarea de escribir una biografía fue el deseo de trans- interesante, años más tarde, en el dictado que sor
Juana de San Antonio hace a sor María Magdalena,
20 Pedro Navarro, Favores de el rey de el cielo hechos a su esposa
la santa Juana de la Cruz, religiosa de la Orden tercera de N. P. S.
también menciona a Juana y su rosario milagroso
Francisco: con anotaciones theologicas y morales a la historia de su en varias ocasiones, pero llama a la monja de Cubas
vida, Madrid, Thomas Iunti, 1622. “santa Juana” en vez de “la santa Juana”.27
21 De aquí en adelante se citará la versión de Antonio Daza, His-
toria, vida y milagros, éxtasis y revelaciones de la bienaventurada 24 Stephen Haliczer, Female Mystics in the Golden Age of Spain.
virgen sor Juana de la Cruz, Madrid, Luis Sánchez, 1613. Between Exaltation and Infamy, Oxford, Oxford University Press,
22 Ronald E. Surtz, op. cit., p. 1. 2002, pp. 99-100. Traducción mía.
23 Véase el cap. LIII, “En que trata de los sucesos que hubo en la 25 Inocente García de Andrés, op. cit., p. 47.

venida de Toledo para Manila nuestra muy venerable madre y 26 Para ejemplos véase fray Ginés de Quesada, op. cit., lib. V,

fundadora Jerónima de la Asunción y sus compañeros”. Sor Ana cap. 35, pp. 549-552.
empieza ese capítulo haciendo una lista de todos los personajes 27 Para un análisis de Juana de la Cruz en la escritura de sor

importantes (incluyendo a Daza) relacionados con sor Jerónima Juana de San Antonio, véase Inocente García de Andrés, op. cit.,
y la fundación del convento en Manila. pp. 120-125. Véase también María Victoria Triviño, op. cit., p.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
El foco de devoción hacia la cuentas de Juana se tante como parte del grupo fundador de Filipinas y
convierte en el motivo central por donde gira la bio- su conexión con las cuentas benditas.30 La obra de
grafía de sor Ana sobre sor Jerónima. Consideran- Quesada también da pistas sobre la procedencia
do que sor Ana leyó la biografía revisada de Daza, de los rosarios de Cubas. Primero explica que sor Je-
ya sabía de estos poderes especiales atribuidos a las rónima, sabiendo que quería fundar la comunidad
cuentas, muchos de los cuales incorpora en su pro- en Manila, había adquirido algunas de las cuentas
pia crónica. Según Daza: originales, pero a la vez enfatiza el papel de las dos
monjas de Cubas (hijas espirituales de la santa Jua-
Las virtudes de estas cuentas son muchas, y por ex- na), quienes llevaron consigo una gran cantidad de
periencia se conoce que la tienen contra demonios, las cuentas “tocadas”.31 Tomando en cuenta nuestra
porque los lanzan de los cuerpos humanos, confesan- investigación sobre los rosarios, seguramente sor
do que salen de los por la virtud de estas cuentas, y Ana entendía que su narración acerca de las cuen-
huyen de los que las traen consigo. Tienen la también tas ayudaba a continuar el culto hacia santa Juana
contra el fuego; contra los truenos, rayos, tempesta- por sus poderes curativos y sobrenaturales, mien-
des y tormentas del mar: y contra muchas enferme- tras a la vez echaba los cimientos respecto a la san-
dades del cuerpo, y del alma. Sanan las calenturas, la tidad de sor Jerónima.
peste, y otras enfermedades. Valen contra escrúpulos Uno de los modos más rápidos para fomentar de-
y tentaciones, y espantos de los demonios.28 votos de una futura santa en la edad temprana mo-
derna era a través de la distribución de cuentas de
Supongamos además que sor Ana habría apren- rosario. De hecho, varias mujeres del siglo xvii, como
dido de Daza que solamente dos de las cuentas ori- la famosa sor María de Agreda, aseguraban que las
28 |
ginales se quedaron en el convento de Cubas. Daza cuentas tenían poderes protectores y curativos.32
explica que cualquier rosario que tocara las cuentas Además de distribuir sus propios rosarios, sor Agreda
originales también tenían los mismos poderes mi- supuestamente poseía una cuenta de sor Juana de la
lagrosos, pero sólo las originales podían transferir Cruz, su retrato y una copia de la biografía de Daza
estos poderes. Daza se refiere a estas últimas como (1613). Precisamente en el texto aparecen subraya-
“las tocadas,” lo que hoy en día se ha denominado das varias secciones por sor Agreda, como las que
como reliquias de contacto terciarias, es decir, han se referían al poder de los rosarios.33 Además de los
absorbido parte del poder de la reliquia original (en testimonios orales, otra razón por la cual sor María
este caso los rosarios bendecidos por el Señor) por de Jesús de Agreda y otros codiciaban las cuentas
estar en contacto con ella.29 Daza enumera muchos de Juana, es que se circulaba una indulgencia falsa,
ejemplos de los milagros causados por las cuentas supuestamente promulgada por el papa Gregorio
y cita a sor María Magdalena como testigo de uno XIII (1572-1585), que verificaba todos los poderes
de dichos milagros, anunciando su papel impor- milagrosos atribuidos a los rosarios.34 La primera
edición de Daza aceptaba la autenticidad de las in-
125, quien escribe: “Es evidente el influjo de la Santa Juana en
dulgencias; sin embargo, en la segunda edición mo-
el estilo literario de nuestra escritora […]”.
28 Antonio Daza, op. cit., p. 44. 30 Antonio Daza, op. cit., pp. 52v-54.
29 Scott Montgomery, “Contact Relics”, en Encyclopedia of Me- 31 Fray Ginés de Quesada, op. cit., lib. V, cap. 35, p. 551.
dieval Pilgrimage. Brill Online, http://brillonline.nl/entries/ 32 Stephen Haliczer, op. cit., p. 225.
encyclopedia-of-medieval-pilgrimage/contact-relics-SIM_00235; 33 Inocente García de Andrés, op. cit., pp. 125-126.
consultado el 24 de noviembre de 2013. 34 Stephen Haliczer, op. cit., p. 269.

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dificó esos capítulos, rechazando las indulgencias nor de San Buenaventura (vicaria de ese convento
por considerarlas falsas.35 mexicano) y María de los Ángeles (enfermera).36 Es
Según sor Ana, los poderes milagrosos de las durante esta sección de su crónica del viaje que sor
cuentas de Juana de la Cruz ayudaron a su expedi- Ana describe en detalle cómo sor Jerónima se que-
ción en momentos críticos, de tal forma que pensa- dó firme en su deseo de llevar lo mínimo a Manila:
ba que nunca hubieran llegado a Filipinas sin ellas.
Durante las etapas iniciales del viaje, sobre todo en Muchas personas le ofrecían retablos que llevase a
México, la identidad de las mujeres como religio- Manila y cantidad de limosnas y no quiso tomar nada
sas clarisas, combinado con el hecho de tener dos diciendo que una cruz de caña le bastaba para dar
monjas del convento de Cubas, ayudó al grupo a principio a su convento porque tuviese grandes fun-
conectar con los habitantes locales —religiosos y damentos, admitió tan solamente un santo crucifijo
seglares— que, a veces, les daban alojamiento y su- de nuestro Padre Alonso de Montemayor, y de una
ministro para el viaje. En su narración del periplo imagen grande de la Concepción que está en el reta-
a Filipinas, para poder llegar a un equilibrio entre blo de pincel; también le presentaban otras de plata
su devoción hacia sor Juana de la Cruz y su apoyo y de oro, relicarios y cosas muy curiosas, respondía
de la posible santidad de sor Jerónima, sor Ana en- que aquello era de grandes señores no de monjas y lo
treteje la conexión entre sor María Magdalena de mismo nos mandó ninguna recibiese nada que tanto
la Cruz y su antecesora, sor Juana de la Cruz. De se defrauda la pobreza […] (f. 90).
hecho muchos seguidores de Juana de la Cruz vie-
ron a la vicaria María Magdalena como su conexión Esta cita enfatiza la determinación de sor Jeró-
más cercana a la santa de Cubas. Por ejemplo, cuan- nima de fundar el convento bajo la estricta Primera
| 29
do estaban en la ciudad de México rogaron a sor Ma- Regla de Santa Clara. Probablemente aceptó la pin-
ría Magdalena que se quedara a fundar un convento tura de la Concepción porque ese sería el nombre
bajo la Primera Regla de Santa Clara. Su respuesta oficial del convento en Manila: Convento de Madre
aclara su devoción hacia sor Jerónima: “Respondió de Dios de Concepción (aunque hasta hoy en día
que por la misma dejó la santa por otra santa que no se conoce comúnmente como el convento de Santa
haría otra cosa sino acompañarla” (f. 90). Clara). En la opinión de Ángela Muñoz Fernández,
El grupo fundador estuvo seis meses en la ciudad fue común que las comunidades religiosas del siglo
de México, la mayoría del tiempo en el convento de xvii tuvieran una pintura devocional: “[…] se desta-

clarisas de la Visitación (Santa Isabel), mientras es- can como tendencia: el predominio de un cuadro
peraban el permiso para embarcar en el siguiente de advocaciones de fuerte inclinación evangélica,
galeón a Manila. Antes de marcharse de la capital se litúrgica e incluso dogmática”.37 Muñoz Fernández
alojaron tres noches en el convento de Santa Clara y explica también que era costumbre referirse a la
tres en el de San Juan de la Penitencia. Durante su Virgen María con títulos generales como la Concep-
estancia en la ciudad, muchas monjas de comuni-
36 Sor Ana y Quesada mencionan que estas dos monjas eran de
dades diversas querían juntarse al grupo fundador,
la Visitación, y Josefina Muriel, Conventos de monjas en la Nue-
pero sólo dos fueron admitidas de la Visitación: Leo- va España, México, Jus, 1946 [1995], p. 217, también las señala
como parte del grupo fundador de Filipinas.
35 Antonio Daza, op. cit., pp. 40v-41v. Un edicto inquisitorial de 37 Ángela Muñoz Fernández, Acciones e intenciones de mujeres:
1605 renunció a las indulgencias por falsas. Inocencio García de Vida religiosa de las madrileñas (ss. xv-xvi), Madrid, Horas y Horas,
Andrés, op. cit., pp. 38-37. 1995, p. 61.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
ción, la Esperanza, la Misericordia, la Asunción y la las cuentas, pero, según Daza, podrían haber sido
Natividad.38 Asimismo, la aceptación de sor Jeróni- formadas de cualquier cosa como azabache, made-
ma de esa imagen refleja su apoyo en la campaña ra, coral o vidrio.40 Se hace referencia por primera
franciscana de la Concepción Inmaculada, un mo- vez a los poderes curativos de las cuentas cuando
vimiento devocional inmaculista que se basó en la el pequeño grupo partió en mula de la ciudad de
creencia de que la Virgen María fue preservada de México hacia el puerto de Acapulco. Incluso para
todo pecado desde su concepción.39 el viajero más experimentado, el terreno difícil de
Mientras que estaban en el convento de la Visi- la marcha hacia la costa resultaba un obstáculo for-
tación las españolas vivían codo con codo en una midable. “El camino de China”, como se conocía
comunidad muy diversa que incluía gente indíge- en esa época, no era nada más que un sendero que
na y africana —criadas y esclavas— algo que era cruzaba montañas altas, pasaba por bosques den-
muy común dentro de los conventos grandes de la sos y atravesaba arroyos y ríos bravos.41 Los mule-
Nueva España. Allí conocieron a una criada indí- ros tenían que cubrir aproximadamente 110 leguas
gena que trabajaba en la enfermería y cuidó de su (300 kilómetros) pasando por los estados de lo que
compañera, sor María de la Trinidad, después de hoy se conoce como Morelos y Guerrero. La pe-
que se cayera de una escalera. Según sor Ana era queña expedición paraba en sitios muy remotos,
“una india llamada Inés de buena vida” (f. 90v), que sobre todo en la zona cerca del río Papagayo y la
profesó una devoción muy especial hacia la monja sierra del mismo nombre, cuyos habitantes eran
de Cubas, hasta tal punto que rezaba a una imagen en su gran mayoría indígenas, junto con unos po-
suya que tenía el convento. Esta sección del ma- cos frailes franciscanos y dominicos. A pesar de su
nuscrito no sólo señala el legado de sor Juana de brevedad, la descripción de sor Ana ejemplifica los
30 |
la Cruz fuera de España, sino también ilumina su peligros de esta región salvaje:
influencia dentro de los diferentes grupos étnicos
en los conventos novohispanos. Íbamos caminando con mucho contento por unos
Aunque sor Ana jamás se refiere a las cuentas caminos muy ásperos de peñascos altísimos y en su-
benditas en la curación de sor María de la Trinidad, biendo uno de esta suerte luego bajaba tanto que los
explica cómo en otras ocasiones las monjas molie- que estaban arriba apenas determinaba las que esta-
ron las cuentas como una medicina potente contra ban abajo y algunos senderos tan angostos como un
enfermedades. Nunca se especifica la sustancia de ladrillo que a tropezar la mula cayeran despeñadas
como de una alta torre y este extremo más de sesenta
38 Idem.
39 Hay muchas posibles conexiones y personajes relacionados
leguas (f. 92).
con la campaña inmaculista, entre ellos sor Juana de la Cruz
y el cardenal Cisneros; y Daza y su hija espiritual, la madre Las monjas, que habían pasado casi todas sus
Luisa de la Ascensión (la famosa abadesa del convento de San-
ta Clara de Carrión de los Condes, en España), que en 1619 vidas detrás de los muros enclaustrados de su con-
fundó la “Hermandad de defensores de la Purísima Concep- vento, ahora les dolían las posaderas de tanto mon-
ción” —una cofradía española que en 1623 tenía más de 140 tar. Una de las toledanas, la madre Leonor de San
mil miembros—. Véase Fermín Labarga, “El posicionamiento
inmaculista de las cofradías españolas”, en AHIg, vol. 13, 2004,
pp. 23-44; y Elizabeth Lehfeldt, Religious Women in Golden Age 40Antonio Daza, Libro de la purísima…, op. cit., p. 42v.
Spain, Burlington, Ashgate, 2005, pp. 170-172. Véase también 41Para una descripción de ese viaje entre Acapulco y la ciu-
Antonio Daza, Libro de la purísima Concepción de la Madre de dad de México, véase William Lytle Schurz, The Manila Galleon,
Dios, Madrid, 1620. Nueva York, E. P. Dutton & Co., 1959 [1919], pp. 384-387.

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Buenaventuras, sufrió de unas hemorroides tan ma- una gran calentura, y falleció a los cinco días. A pe-
las que las hermanas temieron que fuera a sufrir sar de que sor Ana no menciona los rosarios como
de cólico; para remediarlo, le dieron “una cuenta de medicina, sí dice que no respondió a ningún reme-
santa Juana molida en un trago de agua y hecho dio (de lo cual podemos deducir que le dieron una
esto estuvo buena de todo” (f. 92v). Otro obstáculo de las cuentas). En el día sexagésimo del viaje ma-
grande, tal vez aún peor que el camino áspero, fue- rítimo, sor Jerónima sufrió de los mismos síntomas
ron las nubes de mosquitos que atacaban al grupo. mortales. Pensando que estaba a punto de morir,
Sor Ana resume la situación así: “llegamos a otro el obispo de la Nueva Segovia y fray José empe-
lugar que había el cura diciendo misa y dos sacris- zaron a discutir lo que iban a hacer con el cuerpo
tanas a los lados con desaventadores quitando mos- de sor Jerónima (ya habían sepultado a María de
quitos porque había infinitos” (f. 93). Es probable la Trinidad en el mar).44 Como último recurso, la
que esos mosquitos transmitieran enfermedades, madre vicaria pidió intercesión de la santa Juana
como la malaria, que podrían haber infectado a y, después de dar a la monja una cuenta molida,
las monjas españolas, provenientes de los lugares se empezó a recuperar. Esta circunstancia, entre
secos de Castilla y Andalucía donde nunca habían otras, refleja la importancia de la vicaria sor María
estado expuestas a las enfermedades tropicales. Magdalena y su cercana conexión con sor Juana
Mientras esperaban la nao de China en el puerto de de la Cruz. Quesada añade más información a la
Acapulco, sor Ana describe cómo todas sufrían de descripción dada por sor Ana, explicando que sor
fiebres intermitentes (uno de los síntomas clásicos Jerónima se recuperó porque le dieron otra de las
de malaria), pero nadie peor que sor Jerónima. De cuentas originales de santa Juana. Según Quesada,
hecho, todos pensaban que se iba a morir cuando sor Jerónima se molestó con el grupo porque des-
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se recuperó en el último momento: “pero, Dios lo perdiciaron con ella las cuentas originales, y dijo a
remedió dándole tales fuerzas que hoy la dieron el sus hijas espirituales: “Vosotras tenéis la culpa: por-
viático y mañana se fue al mar por su pie” (f. 93v). que lo mismo habían de hacer si fueran tocadas; y
Sor Ana nunca menciona el remedio específico; sin valía más que haber guardado las originales, para
embargo, Quesada atribuye su recuperación mila- remedio de dos reinos”. 45
grosa a una cuenta molida: “Verdad es (y muy dig- Los rosarios milagrosos no sólo curaban las en-
na de notar) que aquella tarde antes, le dieron una fermedades físicas sino también tenían el poder de
cuenta de santa Juana molida en un poco de agua: calmar a los desamparados y de espantar a los de-
y ésta sola medicina con la mucha fe de las que le monios. En un ejemplo destacado que ilumina las
dieron, y de quién la recibió bastó para obrar aquel realidades terribles de la esclavitud en el mundo
milagroso efecto”.42 marítimo, sor Ana describe cómo una negra llama-
Debido al hecho que todos temieron que sor Je- da María intentó suicidarse tirándose al agua. Los
rónima no saliera de Acapulco con vida, la muerte de la lengua castellana o española, Madrid, Castalia, 1611 [1995],
repentina de la madre María de la Trinidad tomó al pp. 242-243.
44 Sor Ana describe el funeral marítimo de sor María de la Tri-
grupo por sorpresa. Poco después de zarpar hacia
nidad: “la difunta se le hizo el oficio muy solemne por obispo y
Manila, dicha religiosa sufrió de “cámaras”43 con nuestros padres y en lugar del clamor dispararon tres tiros de
artillería y cantando responsos la echaron en el mar, vestida y
42Fray Ginés de Quesada, op. cit., lib. IV, cap. 20, pp. 398-399. tocada con una cruz en las manos y echándola a la corriente de
43El diccionario de Sebastián de Covarrubias Orozco define “cá- la proa, su alma darían el premio” (f. 94).
maras” como flujo de vientre y enfermedad de disentería. Tesoro 45 Fray Ginés de Quesada, op. cit., lib. IV, cap. 21, p. 402.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
marineros la agarraron por los harapos de la saya, tiempo se tornaron a juntar tornándoselas a poner al
y después el capitán ordenó que la ataran al mástil mismo Cristo (fs. 94v-95).
para castigarla. Cuando sor Jerónima escuchó sus
gritos, mandó a un fraile con una cuenta para san- En otra ocasión, cuando aflojaban las velas y
tiguarla: “y ella quedó con lágrimas encomendán- los marineros creían que arribaban a Japón, sus
dose a la santa […]” (f. 95). Además, parece que la rezos a la santa Juana hicieron soplar un viento
cuenta salvó a María de un demonio negro: “[…] que terminó llevándoles a aguas seguras. Por és-
cuando la pusieron la cuenta se quitó de ella un tas y otras anécdotas, como cuando los marineros
negro que la quería llevar al infierno […]” (f. 95). ataron, como último recurso, los rosarios al mástil
En vez de criticar las injusticias de la esclavitud y la para salvarse, nos damos cuenta de que la tradición
crueldad contra María, las monjas estaban mucho de las cuentas milagrosas de Juana de la Cruz esta-
más preocupadas por su bien espiritual; por eso in- ba firmemente arraigada dentro de la comunidad
tentaron calmarla dándole “muchas cuentas.” Este marítima.46 Según Quesada, el culto de Juana de la
episodio nos recuerda que las religiosas, aunque te- Cruz ya se había difundido por el Nuevo Mundo. En
nían mucho interés en seguir la Primera Regla de su capítulo dedicado específicamente a la monja de
Santa Clara (que prohibía esclavas y criadas en el Cubas escribe: “Pues apenas hay (en lo que yo he
convento), trajeron consigo a Filipinas un sistema visto en la Nueva España y en estas Islas) hombres
jerárquico social muy arraigado del Viejo Mundo. de moderado caudal, que no tenga y venere su santa
A pesar de que no denunciaron el trato de María, imagen: procurando todos tener alguna cuenta suya
sí sentían lástima por ella; la prueba es que le die- original o tocada, como una preciosa reliquia”.47 En
ron una de sus posesiones más importantes: las ese capítulo Quesada añade a la lista de los milagros
32 |
cuentas benditas. En fin, mientras sor Ana ofrece los rosarios, subrayando la importancia de las cuen-
al lector un panorama de sus viajes transoceánicos, tas tanto en la Nueva España como en Asia, a la vez
también da luz a las continuidades y disyunciones que se percibe en el texto sus intentos de contribuir
culturales de la mentalidad monjil. con los franciscanos a promover la beatificación de
Asimismo, además de su poder de curación físi- Juana de la Cruz: “[…] cuya canonización o beatifi-
ca y espiritual, de curar las enfermedades físicas y cación está tan adelantada que con mucha breve-
de sosegar el alma de una esclava negra, las cuen- dad la espera nuestra Seráfica Orden”.48 De hecho,
tas también ayudaron a los tripulantes a guiar la cerca de 1684 se reeditó la biografía escrita por Daza
nave a su destino final. Durante varias tormentas, en Puebla, precisamente en el intento de promover
las monjas tiraron cuentas al agua para calmar las la causa de Juana de la Cruz.49 Por lo visto también
bravas olas:
46 Para esta tradición de los misioneros franciscanos en Japón (tan
temprano como 1607), véase Lorenzo Pérez, “Mártires de Japón en
[…] nuestra madre mandó echar una cuenta de la el año de 1622”, en Archivo Iberoamericano, vol. 18, p. 171, n. 2.
santa Juana en el mar y comenzó la bonanza que 47 Fray Ginés de Quesada, op. cit., lib. V, cap. 35, “De la gran de-

estando la tempestad en su punto la madre vicaria voción que la Venerable Madre tenía a la gloriosa Santa Juana de
Cruz y de los favores que recibió de ella, y maravillas que obró el
tomó un rosario tocado y se le echó al cuello a un Señor con sus cuentas”, p. 550.
santo crucifijo pidiéndole mostrare la virtud de su 48 Ibidem, p. 549.
49 Según Doris Bieñko de Peralta, esta reedición fue “a instan-
palabra y nos librase por aquellas santas cuentas, al
cias del contador Domingo Fernández Valcárcel, sindico de li-
punto se partieron todas en forma de cruces y a poco mosnas para su causa de beatificación”. Véase “Los impresos

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sor Jerónima dejó varias cuentas en su celda en el en algunos aspectos tiene que tener mucho cuida-
convento de la Visitación, y algunos templos, como do: “En especial a los que dicen que ya no es tiempo
Santa Clara de la ciudad de México, guardaban las para haber santos” (f. 4). Esto explica el que, proba-
cuentas benditas de la santa Juana.50 blemente, evitara referirse a Jerónima como “Santa
Igual que Quesada rinde homenaje a la beatifi- Jerónima”, pero similar a lo que hace con el uso
cación de sor Juana de la Cruz junto con las per- del artículo definido para “la santa Juana,” a veces
sonas involucradas en este proceso, el texto de sor se refiere a Jerónima como “la santa madre”. Pese
Ana, como un tapiz, teje los coloridos hilos de una a los obstáculos hacia la santidad,52 sor Ana afirma
gran variedad de figuras religiosas y personajes que su crónica es verdadera, ya que ella es testigo
políticos que poblaban la mentalidad cultural del visual: “De esto y de lo demás que dijese [he] visto
imperio ibérico en la primera mitad del siglo xvii. con los ojos y palpado con las manos” (f. 4). Tam-
Su manuscrito, a veces pulido, otras veces confuso, bién sabía que tener una santa en vida con ellas en
señala la complejidad de escribir a través de la cual el viaje a Filipinas no sólo daría prestigio a la orden
las monjas de la edad temprana moderna necesi- franciscana, sino que justificaría la visión de sor Je-
taban nadar en las difíciles aguas de las biografías rónima de fundar un convento bajo la Primera Re-
espirituales. Aunque no es el enfoque de este ar- gla de Santa Clara. Hay que tener en cuenta que la
tículo, es notable mencionar que sor Ana también austeridad de esta regla chocaba con la clase noble
se inspiró en la figura de Santa Teresa de Ávila y en de Manila, que quería que sus hijas tomaran el velo
otros íconos religiosos como san Francisco de Asís y en un ambiente relativamente lujoso.53
su discípula Santa Clara. Además, hace referencias De esta manera, la relación de los rosarios mi-
frecuentes a personas menos conocidas, como Ma- lagrosos narrada por sor Ana fundó las bases para
| 33
riana de Jesús, una religiosa de la tercera orden de promover una futura santa. A lo largo de su texto,
su convento original en Toledo, que vivió una vida sor Ana compara a Juana con Jerónima; por ejem-
bendita.51 A pesar de que a veces sor Ana recurre plo, describe el primer encuentro de las dos mon-
a la retórica de la humildad, refiriéndose a sí mis- jas de Cubas con sor Jerónima en Toledo. Según
ma como a “un pobre sujeto”, que no sabía escribir la madre vicaria María Magdalena, a pesar de que
antes de emprender el viaje, es obvio que era una nunca había conocido en persona a sor Jerónima,
mujer sabia de 55 años antes de salir de España. Su cuando la vieron la reconocieron en seguida por-
meta principal, como menciona en su prólogo, es que “sintieron el olor y fragancia de celestial cuer-
documentar la vida virtuosa de sor Jerónima: “esta po de la santa Juana de la Cruz” (f. 73). Todavía no
historia merece por ser digna de crónicas después había fallecido y ya su cuerpo emitía ese aroma fra-
de sus días” (f. 4). No obstante, se da cuenta de que gante de santidad; este olor es precisamente una
de las pruebas que se asocia con los cuerpos inco-
novohispanos sobre religiosas clarisas españolas en el siglo
xvii”, en Monacato femenino franciscano en Hispanoamérica y Es-
rruptos de los santos después de fallecer. Otra prue-
paña, México, Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro, 2012,
pp. 220-221. 52 Para una discusión sobre todos los obstáculos hacia la santi-
50 Bieñko, ibidem, p. 221, encontró estos casos en su investiga- dad, incluyendo la bula del papa Urbano VIII de 1634 contra el
ción sobre las cuentas de sor Juana de la Cruz. culto de personas no canonizadas, véase Stephen Halizcer, op,
51 Mariana de Jesús, ven. vidua. mon. prof. III Ord. Saec. S. cit., pp. 5-10.
Frco. (Escalona 17 feb. 1577, Toledo 8 jul. 1629). Toletan. Decr. 53 Tuvieron muchos obstáculos, sobre todo financieros, y en
Causae Int. 1692. Cfr. Index ac Status Causarum, 1988, p. 233. realidad nunca consiguieron vivir bajo la Primera Regla. Regi-
Apud Congregatio Causis, op. cit., p. 690, n. 8. nald D. Cruz, op. cit., pp. 274-278.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
ba de santidad ocurrió en su camino hacia la costa relación. Su biografía sobre sor Jerónima muestra
cuando pararon aproximadamente un mes en Sevi- su vasto conocimiento del mundo religioso y cultu-
lla, tiempo suficiente para que mucha gente devota ral en que vivía. Otros también la inspiraban (Daza)
visitara a sor Jerónima: “[…] acudía mucha gente y la empujaban (sor María Magdalena y fray José)
de todos estados a visitar a nuestra madre atraídos a documentar sus experiencias con la posible santa.
de la fama de su santidad […] así se juntaba la gente Utilizando el modelo de sus antecesores, sor Ana
cuando llegaba a la reja de la iglesia como si fuera entendía la importancia de incorporar las cuentas
venida del cielo” (f. 82v). De hecho, fue durante su milagrosas en su relación; primero las de sor Juana
estancia en Sevilla cuando Diego Velázquez pintó de la Cruz, y después las tocadas por sor Jerónima.
el retrato de sor Jerónima, e incluso hizo varias co- Más que nada tomó un paso muy importante en
pias, un testimonio de la creciente fama de la mon- promover el culto hacia sor Jerónima: su biografía
ja toledana.54 No cabe duda de que estos retratos fue la primera que se escribió acerca de la funda-
en vida de la monja ayudarían a difundir la imagen dora del primer convento en el Extremo Oriente
de sor Jerónima en su proceso futuro de beatifica- (constituyéndose como parte esencial en el proce-
ción. Por añadidura, más adelante en el texto, sor so futuro de canonización, que continúa hasta hoy
Ana narraría cómo las monjas en México llegaron día). Como Daza y Navarro, quienes recurrían a la
a quitar trozos del hábito de sor Jerónima como escritura de sor María Evangelista para escribir sus
reliquias, una señal de que ya la veían como una propias biografías, Quesada y Letona también uti-
santa en vida. Y hacia el final de la travesía larga lizaban secciones del manuscrito de sor Ana para
del Pacífico, cuando la recuperación de la enferme- crear sus obras sobre sor Jerónima.
dad mortal de sor Jerónima sólo se podría haber A sor Ana no le hubiera pasado por la mente
34 |
atribuido a intercesión divina, algunos marineros que se publicaría su manuscrito; lo que ella pre-
pidieron a la monja de Toledo que bendijera sus tendía era circularlo entre las profesas y que sirvie-
cuentas de rosario: “fueron a tomar la bendición ra como base de relaciones futuras. Por otra parte,
de la santa abadesa, pidiéndole los encomendase incluyó en su texto muchos detalles para proveer
a Dios y les tocasen los rosarios” (f. 95v). Sor Jeró- suficientes pruebas sobre la vida bendita de sor
nima accedió, y así ataron las cuentas a su peque- Jerónima. Poco después de la muerte de ésta, en
ño barco de vela para rodear la costa. Esta escena 1630, la Iglesia católica dio los primeros pasos hacia
representa un cambio de guarda espiritual, trans- su beatificación. Sor Ana fue abadesa en Manila en
firiendo el foco de devoción de Juana a Jerónima. ese tiempo. Durante su vida, y ahora, después de
Más que nada, la fe de los marineros en las cuentas su muerte, sor Ana fue testigo del creciente fervor
de sor Jerónima añadía una prueba más en su cre- de los devotos de sor Jerónima. Muchas personas
ciente currículo de santidad. de diferentes culturas y etnias llegaron al conven-
Para concluir, es posible que si sor Ana no hubie- to para ver el cuerpo bendito de la monja toledana;
ra tenido los sólidos modelos de sor María Evange- este fenómeno subraya la atracción de la posible
lista y sor Juana de la Cruz, tal vez nunca habría en- santa en muchos sectores de la sociedad filipina:
contrado la confianza en sí misma para escribir esta “[…] acudieron en general todas las personas de esta
república de todos estados eclesiásticos y secular
54 Véase Tanya J. Tiffany, Diego Velázquez’s Early Paintings and
the Culture of Seventeenth-Century Seville, University Park, The hombres y mujeres a su convento a pedirles deja-
Pennsylvania State University Press, 2012, pp. 49-76. sen ver el cuerpo de la santa abadesa a clamarla por

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santa con general aplauso no sólo por los españoles jaron que los tocaran con sus rosarios: “[…] viendo
sino por los demás naciones, indios, chinas y japo- que no podían llevar reliquias de su venerable cuer-
nés recién convertidos a la fe […]”.55 Incluso fue ne- po y vestido, tocaban en él sus rosarios […]”.56 De
cesario poner guardias al lado del cuerpo para que esta manera los devotos por lo menos consiguieron
los seguidores de sor Jerónima no sacaran trozos que las cuentas de sus rosarios fueran tocadas a lo que
tanto de su hábito como de su cuerpo, aunque sí de- ellos creían era un cuerpo santificado.

| 35

55 Archivo Secreto Vaticano (asv), Congr. Riti, Processus 1654,


pp. 24v- 25. 56 Ibidem, pp. 25-25v.

el legado del rosario milagroso en los escritos de viaje de sor ana de cristo hacia filipinas
marta fajardo de rueda*

“Breve relacion de las sumptuosas


fiestas, que hizo el sagrado convento
de carmelitas descalzas de la ciudad
de Santa Fe, de el Nuevo Reyno
de Granada, en la canonizacion
de San Juan de la Cruz”
Brígida Gertrudis de Jesús María, religiosa carmelita descalza, describe, por encargo
de su superiora y de su confesor, la espléndida fiesta con que su convento celebró
públicamente la canonización de San Juan de la Cruz en febrero de 1729. Sobresalen
tanto su conocimiento acerca del comportamiento social de la época y de todos los
elementos que conformaban la fiesta barroca, como su propia y particular ilustración
y sensibilidad, manifiesta en su estilo.
Palabras clave: religiosa carmelita descalza, fiesta, canonización, ciudad de Santa
Fe, Nueva Granada.
36 |

L
a revisión de los archivos históricos del convento de carmelitas descalzas
de Santa Fe, que desde hace muchos años forman parte del acervo del
Archivo General de la Nación de Colombia, nos ha permitido acercarnos a
ciertos aspectos de la vida de los conventos hasta ahora muy reservados y
casi totalmente desconocidos por nuestra historiografía.1 También hemos
consultado la biblioteca conventual y la parte de ésta que se conserva en el referido
archivo.
Además de sus obras artísticas, encontramos una buena cantidad de documentos que
dan cuenta de las actividades sociales, económicas, espirituales e intelectuales de las reli-
giosas. Tres de ellas sobresalen por su relación con la literatura: la madre Francisca María
del Niño Jesús (Santafé, 1665-1708), cuyos textos sirvieron para que el cronista fray Pedro
Pablo de Villamor (Santafé, mediados del siglo xvi-1729) escribiera la obra Informaciones

* Universidad Nacional de Colombia.


1 Marina González de Cala, “El Convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Fé de Bogotá. Patrimonio Biblio-
gráfico”, en Tesoros Artísticos del Convento de las Carmelitas Descalzas de Santafé de Bogotá, Bogotá, Universidad
Nacional de Colombia/Andrés Bello, 2005, pp. 71-93.

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de la Vida y Virtudes de la M. Francisca María de el
Niño Jesús, Religiosa del Orden Descalzo de la Primiti-
va Observancia de Nuestra Señora del Carmen, la cual
se publicó en Madrid en 1732, tres años después de
su fallecimiento.2 La hermana lega o de velo blanco
María de Jesús (Santafé, ca. 1700-1776) por sus escri-
tos místicos, conservados en tres preciosos cuader-
nos, valorados y recuperados hasta 2006 por la ma-
dre Helena Esguerra, ocd, quien bajo el título María
de Jesús. Una mística desconocida. Carmelita Descalza
del Real Monasterio de San José de Santa Fe de Bogo-
tá,3 publicó un cuidadoso estudio en el que destaca
principalmente su gran valor espiritual, y la madre
Brígida Gertrudis de Jesús María, quien constituye
un ejemplo único en nuestro medio de que una mu-
jer, y además religiosa de clausura, hubiera escrito
la relación de una fiesta con tal conocimiento de la
cultura de su época y un manejo tan correcto del
idioma, lo cual le mereció que su relato fuera publi- figura 1. brígida gertrudis de Jesús maría, Breve Relacion de las sumptuosas fiestas, que
cado en Sevilla en 1734, casi seis años después de hizo el Sagrado Convento de Carmelitas Descalzas de la civdad de Santa Fe, de el Nuevo
Reyno de Granada, en la canonización de San Juan de la Cruz.
haber tenido lugar la celebración.4 Se trata del texto
| 37
que escribe en Popayán sobre las fiestas de canoni-
zación de San Juan de la Cruz realizadas en Santa El trabajo de relatar minuciosamente una fiesta
Fe, organizadas por las carmelitas descalzas, cuando era encomendado a un funcionario importante del
ella se hallaba en esa ciudad en 1729.5 gobierno, quien debía elaborar un cuidadoso infor-
2 Julio César Barón F. “Vida conventual en el Monasterio de las me, el cual en ocasiones se imprimía con grabados,
Carmelitas Descalzas, en tiempos de la Colonia”, en Tesoros ar- en los reinos en que se practicaba este arte, y en
tísticos…, op. cit., pp. 45-67. Esta religiosa fue priora del convento
otras se presentaba manuscrito a veces ilustrado,
en tres ocasiones. Hizo reformas muy importantes relacionadas
con la vida del convento y lo enriqueció con numerosas obras para ser enviado al rey de España como reconoci-
de arte. miento de su poderío y prueba de la fidelidad de
3 Helena Esguerra, ocd, María de Jesús Una Mística Desconocida.
sus súbditos.
Carmelita Descalza del Real Monasterio de San José de Santa Fe de
Bogotá. Siglo xviii, Bogotá, Kimpres, 2006. Brígida Gertrudis escribió esta relación por man-
4 Agradezco a la madre Lucila de la Cruz, priora del convento
dato de sus superiores: sor María Rosa de San José,
de Carmelitas Descalzas de Bogotá, y a la hermana Guadalupe
su gran generosidad por permitirme la consulta reciente del li- priora del convento de Santa Fe, y probablemente
bro de Brígida Gertrudis de Jesús María en su edición original. de su confesor, cuando ya se encontraba en Popayán
De esta obra se había publicado una versión incompleta y con en 1732, y lo presentó a fray Juan de Mora, domini-
errores en Luis Martínez Delgado y Germán María del Perpetuo
Socorro, Historia del Convento de las Carmelitas Descalzas de San co del convento de Cádiz, con la siguiente
José de Bogotá y noticias breves de las hijas del Carmelo de Bogotá,
Bogotá, Cromos, 1948, pp. 191-201. vento de Carmelitas Descalzas de la ciudad de Santafé en el Nuevo
5 Brígida Gertrudis de Jesús María, carmelita descalza de Santa- Reino de Granada, en la canonización de San Juan de la Cruz, Sevi-
fé, Breve relación de las sumptuosas fiestas que hizo el sagrado Con- lla, 1734. Contiene 88 páginas de texto, sin ilustraciones.

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
DEDICATORIA
Al Rmo. P. Mro. Fr. Juan de Mora, del Orden Sa-
grado de Predicadores, en su Convento de Cadiz, Pro-
vincia de Andalucia
COMO TAN AFICIONADA que soy à la Religion
Dominicana, me puse à discurrir, a que sugeto be-
nemerito y realzado en prendas, y sabiduria, podria
dedicar la Relacion de Fiestas, y Sermones de nuestro
Glorioso Padre S. JUAN DE LA CRUZ, que en obse-
quio de su Canonizacion quanto las fuerzas pudie-
ron, executo por aca la devocion, en el Convento de
Descalzas Carmelitas de San Joseph, ciudad de Santa
Fè, del nuevo Reyno de Granada. Pero poco tuve que
discurrir: porque la fama de V. Rma. ha bolado tanto
hasta las Indias, que se nos ha entrado por nuestros
Conventos. Y assi le dedico esta Obra. El volumen de
el Libro es poco, y tiene grande necessidad de engran-
figura 2. San Juan de la Cruz, anónimo quiteño, escultura en madera policromada, siglo
decerse. V. Rma. le podra dar estimacion y engrande- xviii, 64 x 35 x 6 cm.

cerlo: que quien sabe bolar con su fama, harà tam-


bien que buele el Libro levantandose por los ayres te con esta corta, y pequeña Obra. Y sobre esto ca-
hasta venir acà: Que digamos todas con Zacharias, al lle tambien: poniendo un profundo silencio. De este
38 |
verlo bolar tan alto, y sublimado: Ecce volumen volans. Convento de San Joseph, y San Joachin de Carmelitas
Le hago saber à V. Rma. que el dia de oy me hallo Descalzas de la Ciudad de Popayan, à diez de Noviem-
muy apartada de mi Convento de Santa Fè, de Funda- bre de mil setecientos y treinta y dos.
dora en esta Ciudad de Popayan, por obediencia. Muy A los pies de V. Rvma.
remontada en distancia estoy del Lugar donde se ce- Brigida Gertrudis de Jesus María
lebraron las Fiestas en las quales me hallè por enton-
ces. Pero tengo la esperanza, que vendra el pequeño A continuación se consigna la…
volumen que và tan engrandecido, que hasta acà se
dilate, y estienda: tanto, que yo tambien diga en es- Censura y Aprobación del M.R.P. Mro. Salvador Gar-
tos retiros: Ego video volumen volans. Pero no prosigo, cia del Orden de Predicadores; ex Regente de los Es-
que ya conozco no ser de mi estado, ni de mi sexo tudios del Real Convento de San Pablo de esta ciudad
traer estas cosas, sino poner silencio, tratando solo de Sevilla; y después de los del Colegio Mayor de Sto.
de aprender en silencio, y sujecion: Mulier in silencio Thomas de Aquino de la misma Ciudad Theologo
discat cum omni subjetione, dixo San Pablo.Y Prosigue: Consultor de la Excelentísima casa de Astorga y Vi-
Docere mulieri non permitto, sed esse in silencio. Esto llamanrique etc. y Examinador Synodal de este Ar-
me advierte el Apostol. Pues, Reverendisimo Padre, zobispado.
si he errado, aquí lo dexo; guardarè silencio, pues me
corre de obligación, y es el principal renglon de mi Incluye la aprobación de los tres sermones pa-
Reforma. Reciba V. Rma. todo mi afecto, juntamen- negíricos. Sobre éstos opina el padre García:

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[…] siendo todos sujetos peregrinos para este Pais, juz- contrario a las verdades Catholicas, buenas costum-
go preciso dejar su recomendacion a la obra que cual- bres y Reales Pragmaticas. Asi lo siento (Salvo melio-
quiera vera en este papel; diciendo a cualquiera que re) en este Colegio de Regina Angelorum de Sevilla,
dudare de sus singulares prendas y literatura aquella Febrero 26 de 1734.
sentencia del Evangelio: Operibus credite: Sean sus obras Fray Salvador García. Maestro.
su testimonio. Sobre lo que dijo mi Angelico Maestro:
Nullum enim tam evidens juditio de natura aliti jus rei A continuación viene el concepto o censura del
esse potest, unam illud, quod accipitur ex operibus ejus. padre Juan de San Miguel, carmelita descalzo, exa-
Ningun juicio puede ser más evidente que el que se minador sinodal del arzobispado de Sevilla, quien
asegura en las obras de un sujeto. Lea, pues, el que se refiere en particular a los sermones, destacándo-
quisiere estos Sermones y forme de ellos el juicio los de esta manera:
que debe, que sin duda sera asi mayor que el que mi
cortedad pudiera aqui expresar. No es dudable en la leccion de tan eruditos Oradores
la generosidad, con que en obsequio de mi Gloriosis-
Esta aprobación confirma las excelentes relacio- simo P. se expresa su magisterio; apenas se halla en
nes de los dominicos con las carmelitas. El censor sus clausulas tinta, que no sea hermoso colorido de la
es muy expresivo en el elogio que hace tanto de la sabiduria mas culta.
fiesta como del relato de la religiosa y de los sermo-
nes que allí se pronunciaron. Recomienda su publi- Más adelante agrega:
cación y dice:
El Juycio que hago de esta Relacion, y Panegyricos,
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Su conductor a este Reino ha sido el M. R. P. Mro. Fr. no debía yo reducirlo a mis labios, porque siendo la
Pedro Masustegui. Definidor varias veces y Procura- obligación de no borrar sus discursos, me contemplo
dor General de la Provincia de Santa Fe, de mi Sagra- con la precission de cercenar los elogios. El contenido
da Religion, haciendo la personalidad y oficio de la de estos tres Sermones, no se opone a las verdades
R. M. Sor Maria Rosa de San Jose, Priora del religioso Catholicas, costumbres Christianas, edictos Pontifi-
Santuario donde se ejecutaron las Fiestas. cios, ni reales decretos. Este es mi sentir (salvo me-
liori) etc. En el Colegio del Sto. Angel de la Guarda de
Finaliza con las siguientes palabras. Carmelitas Descalzos. Sevilla, y Febrero 20 de 1734
Fr. Juan de San Miguel
Por todo debe el P. Mro. Masustegui6 procurar que se Maestro
publiquen en estos Reinos las Fiestas que se hicieron
en otro muy distinto, y por lo mismo se entiende Brígida Gertrudis Rivera y Guzmán
dedicada esta relacion a un Religioso de mi Orden, de Tapia y Briseño
porque todo el asunto es tan de casa, como nuestro
especial aprecio. Sobre nada contener esta Relacion, Su nombre religioso fue Brígida Gertrudis de Jesús
María. Aún no conocemos con cuál fue bautizada.
6 Fray Pedro Masustegui, más correctamente Masustegui do- Tampoco ha sido posible encontrar las fechas y lu-
minico, definidor y procurador general de la Provincia de San
gar de su nacimiento y muerte. Sólo sabemos que
Antonino en la Nueva Granada, quizá también era el confesor
de las carmelitas. profesó en el convento santafereño de San José de

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
las carmelitas descalzas el domingo 20 de octubre neció en aquella ciudad hasta su muerte. No tene-
de 1692, y que sus padres fueron el contador Mar- mos hasta el momento ninguna noticia sobre otra
cos Rivera y Guzmán y doña Manuela de Tapia actividad literaria diferente a esta relación, cuyo
y Briseño, hija a su vez de don Matías de Tapia y contenido por sí sólo da cuenta de su refinada edu-
Briseño, alcalde de Antioquia entre 1650 y 1654 y cación. Encontrándose ya en Popayán, como lo he-
luego procurador en 1658, quien participó directa- mos anotado, recibe el mandato de que “reduzca a la
mente en la profesión de su nieta, como consta en pluma la fiel historia de las Fiestas” con las que su
el acta que se levantó ese día: convento de Santafé celebró la canonización de San
Juan de la Cruz en 1729 y en las cuales ella tuvo una
[…] domingo a veinte de octubre del año de mil sei- especial participación, poco antes de su traslado.
siento y nobenta y dos Profeso y tomo el belo la her- Brígida Gertrudis no se limita a obedecer con un
mana brígida gertrudis de jesús maría hija legitima recuento de lo ocurrido. Consigue de manera ame-
del Contador Marcos Rivera y de doña Manuela de Ta- na y exquisitamente erudita ilustrar al lector sobre
pia Briseño Con lisensia del Ilustrísimo Señor Obispo los variados aspectos del comportamiento social de
don Fr. Ignacio de Urbina le dio el belo el licenciado su época en las fiestas. Con admirable fluidez, de-
don Matías de Tapia su abuelo siendo Priora la Madre bida a su conocimiento, evoca en su relato tanto a
María de San Gregorio. […] se entregó el dote [sic] a los Padres de la Iglesia, como a la mitología griega
satisfasion de las monjas y del sindico que son dos y a los autores clásicos. Hace uso de metáforas muy
mil pesos y los dosientos quedo en si dicho su padre poéticas, como cuando describe las joyas que portan
el [ilegible] de la hermana brigida gertrudis lo tomo a las imágenes, o las decoraciones del templo y de los
don Fernando de morales su fiador y el captian don altares callejeros. Como se trata de una fiesta barro-
40 |
agustin de londono los mil patacones de la hermana ca, intervienen en ella prácticamente todas las artes,
luisa de la trinidad que estaban en la estancia de don cuyas características la religiosa maneja con gran
miguel de arebalo los tomo el capitan eredia.7 maría propiedad. Así, distingue y destaca las contribucio-
de san Gregorio priora anamaría de san joseph supe- nes que hacen para enlucirla la pintura, la escultura,
riora isabel de lasencion y brígida gertrudis de jesus la decoración, la platería, la orfebrería, la perfumería,
maria […]. los fuegos artificiales, las danzas, la música y la orato-
ria, para señalar tan sólo los más sobresalientes.
En octubre de 1729 Brígida Gertrudis fue desig- Inicia la relación con un laudo a los historiado-
nada, como ella misma lo relata, con otras cuatro res, cuyo conocimiento se hace manifiesto desde el
religiosas para fundar el convento de San Joseph y primer párrafo, reconociendo y agradeciendo ade-
San Joachin de carmelitas descalzas de Popayán, al más el mandato recibido. Por tales motivos, consi-
suroccidente de la Nueva Granada. Esta fundación deramos muy adecuado el elogio que fray Salvador
contó con el patrocinio de doña Dionisia Pérez Man- García le dirige en estos términos:
rique y Camberros, marquesa de San Miguel de la
Vega. Muy posiblemente Brígida Gertrudis perma- No siempre han de venir de las Indias los materiales
thesoros de oro, y plata: Mayor estimación merecen
7 Archivo General de la Nación, Bogotá, Colombia (agn), Con- los que de sabiduría en este papel se nos ofrecen. Este
ventos, t. 56, f. 255r. Agradezco a la genealogista Marina Gonzá-
es mineral mas preciosso, para el que sabe graduar
lez de Cala la información acerca de las familias Rivera y Guz-
mán y Tapia y Briseño. las alhajas […].

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Brígida Gertrudis inicia así su relato: celebracion y que acompañase con repiques en sus
Iglesias los saltos que de alegria sentian sus piadosos
NO AY PERSONA QUE A MAYOR precio deban com- pechos: dilatando por algunos dias la regia pompa
prar los Principes que la de un Historiador, dijo Tertu- con que le havian de aplaudir […].
liano. Aquel famoso Macedonio à quien no quedaba
nada que executar, se juzgaba miserable, por la falta San Juan de la Cruz, bautizado como Juan de
de un Homero y no se avergonzo de ir à derramar Yepes, nació en Fontiveros en 1542. De común
lagrymas sobre el sepulcro de Aquiles por envidia que acuerdo con Santa Teresa de Ávila emprendió la re-
tuvo à su alabador. Los Expartanos dedignandose,8 forma de la Orden del Carmelo. Fue un auténtico
cuando emprehendian sus batallas de encomendarse maestro de la vida espiritual y poeta por excelencia
à su Marte, encarecidamente lo hacían a las Musas; del Siglo de Oro español. Murió en el convento de
como que los elogios de estas infundian valor. Final- Úbeda, a los 49 años, el 14 de diciembre de 1591.
mente, los primeros Principes siempre han favoreci- Canonizado por la Iglesia el 27 de diciembre de
do à sus Historiadores con la esperanza de hacerse 1727, dos siglos más tarde el papa Pío XI le confirió
inmortales en sus escritos. el título de Doctor de la Iglesia.10 Las celebraciones
Viendome, pues, tan favorecido, [sic] y demasia- por su canonización tuvieron lugar en Santa Fe en
do pagado [sic] de la Sagrada Orden de Carmelitas febrero de 1729.
Descalzas de la Ciudad de Santa Fè del Nuevo Rey-
no, obedeciendo al mandato, que me impone de que El escenario de la fiesta. Las vísperas
reduzga à la pluma la fiel historia de las Fiestas, que se
hicieron, en celebracion de la Canonizacion de San Después de grandes preparativos, la fiesta se inició
| 41
Juan de la Cruz; doy principio, à lo que si por menu- el 19 de febrero de 1729:
do huviera de contar, no tuviera fin […].
[…] se dispuso una devotísima Procession, que ante-
El propósito de estos relatos era dejar constancia cedio a las solemnes Visperas y se ordeno que esta sa-
de que cada una de estas celebraciones había sido liesse de la Iglesia Cathedral. Dispusieronse para esto
única e irrepetible, y por lo tanto debía contener las calles por donde havía de passar con tanta magni-
una gran cantidad de detalles que la diferenciaban ficencia, que las casas mas alhajadas parecian despo-
de las otras. jos del Romano saco: pues no huvo persona en toda
la Ciudad que no quisiese pagar feudo, con lo mas
Luego que esta Sagrada Religion tuvo por Breve Pon- exquisito y primoroso de sus antesalas y recamaras, a
tificio del Santissimo Padre Benedicto XIII la feliz no- las que por tantos titulos se reconocían deudores […].
ticia de Canonizacion, y bien merecido culto de su
Santo Hermano; no cabiendo el regocijo en sus claus- Luego destaca los adornos que colocó en los bal-
tros, huvo de salir fuera.9 Y así convidaron à todas las cones el venerable deán y cabildo…
Religiones Sagradas para que acompañassen a esta
8 Designándose: del latín dedignare, significa “desdeñar”, “des- […] con ricos recamados, vistosos tafetanes, que azotados,
preciar”. y tremolados del viento hacian salva al innumerable
9 La expresión “hubo de salir fuera” denota que la comunidad, a
pesar de ser de estricta clausura, participó activa y públicamen- 10Mario Sgarbossa y Luis Giovannini, Un santo para cada día,
te en el evento. Bogotá, Ediciones Paulinas, 1987, p. 480.

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
gentio que llenaba su Plaza. Los balcones que se se- Todos a porfia querian en ricos tafetanes, que cubrian
guian, à sus ricas colgaduras añadieron primorosas el edificio, descubrir lo magnífico de sus animos.
laminas y riquisimos espejos. Entro ya, donde si entrara la eloquencia de Tulio,
solo con reticencia se explicara:13 ò siguiendo à aquel
El lucimiento de los balcones era muy importan- gran pincèl que mandado pintasse la hermosura de
te porque contribuía a la presentación del escenario las Diosas, y la de Elena, pintadas todas, dexo el blan-
para la fiesta. En ocasiones se hace referencia en co de Elena, con este Epigraphe: Hic locus Elena.
estos relatos a los palomares (o palomarcicos, como Assi lo hiciera en el todo, pero lo harè en parte:
Santa Teresa llamó a sus conventos y palomas a sus porque su multitud sumptuosissima, pedia largo, y
monjas), en los altos de los conventos para permitir abultado volumen. La ilustre casa de los Señores Ol-
que desde allí se pudieran ver los festejos. mos, Zapiaynes y Loyolas, emparentados ya con la
Señala Pablo Rodríguez que en una oportunidad nobilissima familia de Faxardos, hacían punta en la
las autoridades reprendieron a las monjas carmelitas esquina, donde se empezaba ya à ver el Religiosissi-
de Pamplona por el griterío con que celebraban las mo Convento de Carmelitas. Y queriendo concordar
corridas de toros desde su convento aledaño a la con lo levantado de su nobleza, levantaron un Altar
plaza mayor,11 lo cual confirma, además, que en las de tan rica espejeria, que en el se miraban juntas las
fiestas coloniales participaban todos los estamentos calles todas con sus adornos. Y lo que mejor reflectian
de la sociedad. sus Lunas, era en tanto adorno el lleno de su noble
Brígida Gertrudis detalla así el recorrido por la calidad.
ciudad:
En la calle se erigieron:
42 |
Bolteaba la quadra, que es la de la Compañia de Je-
sus, la qual reconociendose siempre deudora à este […] en varios continuados Arcos triunphales; con ex-
Sagrado Convento, quiso en tan buena ocasion mos- celentes estatuas de Angeles tan galanamente vesti-
trarse agradecida. Para esto busco las mas ricas col- dos, que los brocados eran lo menos, con primorosa
gaduras que pudo su afan: añadiendo en grimpolas espejeria, que dispuso el arte en todo el ventanage;
y gallardetes cuanto era el gusto que recibia, viendo con tal artificio, que solo servía para verse, mas no
navegar à toda la bella Nave del Carmelo. para ver […].

Este símil de la nave se aplicaba también a la Juego de palabras y significados muy del gusto
Iglesia, en el sentido de que el mundo es como un barroco.
mar tempestuoso a través del cual hemos de con- Se refiere luego a los niños napolitanos: “Lo pri-
ducir nuestra nave al puerto, a la salvación.12 Conti- moroso, y en multitud, de los Niños Napolitanos pu-
guo al convento de los jesuitas se encontraba el Real diera haverse visto con assombro en todo Napoles”.
Colegio de San Bartolomé, en donde: Pueden ser niños bailarines como los “seises” de Se-
villa, pues el baile era un elemento importante en
11 Pablo Rodríguez, “Los toros en la colonia. Fiesta de integración
de todas las clases sociales”, en Credencial Historia, núm. 62, Bogotá, 13 Aquí se refiere al valor de la brevedad, altamente apreciado
1995. por Cicerón. “Reticencia” significa no decir sino en parte; dejar
12 Hans Biedermann, Diccionario de Símbolos, Barcelona, Paidós, incompleta una frase haciendo entender más por lo que se calla
1989, p. 317. que por lo que se dice.

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casi todas las celebraciones. Algunos tenían lugar Continúa el relato de Brígida Gertrudis:
dentro del templo o acompañando la procesión.
Conocedora de la habilidad de los artistas pinto- Entramos ya en los umbrales del Templo: en cuya
res dice: “Aqui parecerian sombras las ricas tapice- frontera tiene las Casas de su vivienda el Señor Mar-
rias y de exquisitas Historias, fabricadas en Turquía: ques de San Juan, título de Castilla, don Ambrosio
porque el alma toda del pincel del gran Medoro de Rivera, el qual llenando todo el ambito de la calle,
arrebataba todos los sentidos”. En alusión al pintor levanto con primoroso artificio un Altar en que del
italiano Angelino de Medoro (1567-1631), quien vi- grande imperio de la China se veia la mas primorosa
vió y trabajó en la Nueva Granada unos años, y al- loceria. En variedad, primor, y multitud de vidrios, no
gunas de cuyas obras se conservan en Bogotá, Tunja tenia que envidiar à la Francia, y Genova.
y Cali. Posteriormente se dirigió a Lima. Allí dejó
una rica herencia manierista y luego regresó a Es- Ocasiones como éstas eran aprovechadas para
paña, en donde murió. que algunos personajes hicieran ostentación de sus
Destaca la presencia de la música y de las fra- riquezas. Por ejemplo, en la Jura del rey Carlos IV
gancias: en Cali, el alférez real no sólo exhibió su vajilla
de plata, sino que cuando se le preguntó cuánto
Aquí se dejaban oír variedad de instrumentos: se sus- dinero había gastado en la fiesta, respondió que
pendia el olfato con la fragancia de olores: rematando como lo había hecho con tanto gusto no había he-
esto con una pila artificial que arrojaba tan altas sus cho cuenta de ello.14
olorosas aguas, que al bajar venían ya deshechas en Respecto a los arcos, dice Brígida Gertrudis que
menudas perlas. en el centro de muchos arcos triunfales se podían
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colgar “Anathemas de la sumptuosidad”, es decir,
La fiesta barroca estaba programada para exal- ofrendas a Dios que se suspendían en las paredes
tar todos los sentidos: las fuentes derramaban aguas de los templos, o en los arcos, con el propósito de
perfumadas, en las iglesias se quemaba toda clase que fueran vistas por el público. No tenemos regis-
de inciensos, y se arrojaban innumerables péta- tro visual de dichos arcos, pero por las descripcio-
los de flores al paso de las procesiones; las campa- nes es probable que se hayan inspirado en los libros
nas de los templos contribuían con sus repiques a de arquitectura de Sebastiano Serlio que circularon
animar la celebración que tenía puntos culminan- por las Indias desde el siglo xvi o en las portadas
tes con la explosión de la pólvora, acompañada de de los numerosos libros que llegaban ilustrados con
efectos visuales, conocidos generalmente como cas- grabados.15 Según Helga von Kügelgen, Serlio con-
tillos, muy adecuados no sólo para destacar sus bri- trasta los efímeros arcos de triunfo de su época en
llos en medio de la noche, sino para que durante el el libro cuarto con los de la antigüedad, a los que
día, con sus estallidos y luces también enardecieran describe detalladamente en el libro tercero. Dice la
los ánimos de los asistentes. Al interior de las igle- autora que estos arcos eran “portadas de honor”, los
sias especialmente, se gastaban muchas luminarias. cuales se usaron desde el Renacimiento y luego en
En las cuentas, que a veces se han conservado, se 14 Marta Fajardo de Rueda, Oribes y Plateros en la Nueva Grana-
advierte que su costo era muy alto, pero por consi- da, León, Universidad de León, 2008, p. 173.
15 Teresa Gisbert, “La Fiesta y la Alegoría en el Virreynato Perua-
derarlo elemento tan importante, se invertía lo que no”, en El Arte efímero en el Mundo Hispánico, México, iie-unam,
fuera necesario. 1983.

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
el Barroco, y de los que también se construyeron al-
gunos de material duradero tanto en Europa como
en las colonias españolas de América.16
Ya muy cerca del templo observa Brígida Ger-
trudis:

Estoy dando vista à dos Arcos, que coronaban las


puertas del Templo: eran compuestas sus flores de
seda, plata y oro: y sus Artifices, las manos de las
mismas Carmelitas, que las labraron con tanta pro-
piedad, que le pudieramos decir a Salomón: Nec Salo-
mon in omni gloria sua coopertus est, sicut unum existis.
Ya de aquí se divisaban los destellos de lo interior del
Templo.

Aún no se ha destacado la importante labor que


para las fiestas estaba a cargo de las mujeres y en figura 3. camarín del carmen, bogotá.

especial de las monjas. Eran ellas quienes hacían


las numerosas labores manuales para dotar altares las descripciones y en algunas fotografías que alcan-
y arcos; preparaban las comidas y bebidas. Poco zaron a registrarse antes de su demolición.18 A co-
tiempo después de la expulsión de los jesuitas, las mienzos de siglo xviii ya lucía espléndidos retablos
44 |
monjas de Santa Inés (María de San Gabriel, Ma- llenos de imágenes y cuadros de muchos de los me-
nuela del Corazón de María y Rita de San Rafael, jores pintores coloniales. Infortunadamente, a raíz
en su calidad de “sachristanas”) solicitan al virrey de los procesos de exclaustración las religiosas ven-
Pedro Messía de la Zerda autorización para hacer dieron su convento a los padres salesianos, quienes
uso del monumento con el que ellos celebraban la derribaron el edificio del que tan sólo se conserva
fiesta del Corpus Christi,17 el cual debía ser muy el camarín, situado hoy en la esquina de la calle 9ª
suntuoso, porque los jesuitas se destacaron siempre con carrera 5ª de Bogotá (figura 3).
por la magnificencia de sus celebraciones. La siguiente es la descripción de Brígida Gertru-
dis sobre la ornamentación del templo:
La decoración del templo
Entro, pues, y no se juzgue hyperbole el que afirme
La iglesia del convento de las carmelitas descalzas que siendo este Templo de alto à baxo un grano de
de Santafé fue un verdadero tesoro, como consta en oro: en tan festivo aplauso, teniendose por cosa de me-
nos valer, se tuvo por deshecho de la pompa, grande-
16 Helga von Kügelgen, “La línea prehispánica. Carlos de Si- za y bisarria.
güenza y Góngora y su Theatro de Virtudes Políticas que cons-
tituyen a un Príncipe”, en Destiempos, año 3, núm. 14, México, 18 Julio César Barón Fernández, “Vida conventual en el Monas-
marzo-abril de 2008, pp. 110-128. terio de las Carmelitas Descalzas, en tiempos de la Colonia”, en
17 agn, Conventos, t. 44, f. 456, Santafé, 9 de febrero de 1768. “Las Tesoros Artísticos…, op. cit., pp. 71-93, y Guillermo Hernández de
monjas sachristanas de Sta. Ines sobre que se les de prestado el Alba, Teatro del Arte Colonial Primera Jornada, Bogotá, Ministerio
Monumento del Noviciado.” de Educación Nacional, 1938.

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Retirò el arte el Altar que disponia para el nuevo devota Procesion […]”, y con gran sentido poético
Canonizado formando su primer cuerpo tres riquisi- describe las joyas con que se habían adornado las
mos Arcos de seda, oro, y plata; y levantandose sobre imágenes:
estos, otros dos con grande artificio, le hacían lado
quatro, los mas escogidos espejos de todo el Reyno: Formaron dos alas todas las Religiones con cirios en-
puestos con arte tal, que recogiendo en si todo lo mag- cendidos, en cuyo centro à hombros de los mas gra-
nifico de sus Colaterales, hacian, por admirable pers- ves, iba Santa Ana tan ricamente vestida y tan ador-
pectiva, muy agigantado el Altar principal. nada de joyeria, que al herir el Sol tanta riqueza, la
multiplicaba en sus reflexos.
Con lo cual señala que se construyó un gran altar Decia con el nombre de Joseph que se interpreta
efímero, como se acostumbraba para las grandes ce- augmento, la Estatua que le seguia tan ricamente ves-
lebraciones. Menciona con admiración las espléndi- tida, que aun el animo mas altivo juzgaria, vendrian
das luces con que estaba iluminada la iglesia, logra- muy faltas de perleria y joyas las demas Estatuas.
da con hachones de cera, en la que, como hemos Pero se desengañarian en breve porque la Santa
anotado, se gastaba mucho dinero. Antonio Bonet Madre Theresa à esmeros de sus amantes hijas, la
opina que las luminarias eran altamente apreciadas avian adornado con joyeria tanta, que era cosa muy
por todas estas personas que debían soportar tanta dificultosa distinguir el rico fondo de brocato, à flores
oscuridad en las noches, y a quienes debía parecer de oro de su Sagrado Abito.
verdaderamente asombroso el sentirse en ámbitos Coronaba esta Santa Comitiva el gran Padre S.
vivamente iluminados.19 Juan de la Cruz, de cuya sumptuosidad, y riqueza se
podia decir: Et quae divissa, vides, tu collecta tenes. Lo
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De lo sumptuoso de la macetería que le adornaba común de su Sagrado Escapulario eran muy singula-
dire, que pareciendo vulgar el crystalino viso de la res diamantes, que matizados de lo verde de la Esme-
nacar concha, los retoco el arte con esmaltes de plata, ralda, de lo morado de los Ametistos, de lo encendido
entre tan encendido liston, que apenas la vista mas de los Rubies, de el claro oriente de la Perla, le hacían
perspicaz podia distinguir, quál de los dos colores se engaces muchos, y muy ricas cadenas de oro. Com-
llevaba la gala. pitiendo esta riqueza con la que traia en la Cruz, que
Ya quería reparar en la multitud de cera, y se iba enarbolaba en las manos.
la vista a los primorosos embutidos de carey, y sin po-
der sossegar, ya miraba los primores de las laminas, y La forma como Brígida Gertrudis describe la jo-
se bolvía inquieta à registrar en el techo lo enlistona- yería no sólo demuestra su exquisita sensibilidad
do de las lamparas. artística, sino que además poseía un notable co-
nocimiento de este arte. En la Nueva Granada se
La procesión trabajaba intensamente la orfebrería, lo cual puede
apreciarse a través de los legados, las dotes matri-
Comenta la relatora: “Finalmente, sin saber don- moniales, los diferentes contratos con los oribes y,
de bolverme, me llamaron los alegres repiques de en el caso de las monjas, por sus dotes y las donacio-
la Cathedral, que disponia con soberana pompa la nes para las imágenes sagradas.
19
Respecto a la instrucción que las religiosas re-
Antonio Bonet Correa, Fiesta, poder y arquitectura. Aproxima-
ciones al barroco español, Madrid, Akal, 1990, p. 23. cibieran sobre la lengua latina aún no se ha em-

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
prendido ninguna investigación en nuestro país. particular interés trascribir el texto completo que
En el caso de Brígida Gertrudis, es muy probable dice así:
que su maestro haya sido fray Pedro Masustegui
(ca.1681-después de 1760), latinista, autor del Arte Acabadas estas, tocaban las tinieblas à recoger el rego-
de construcción, en el que sigue muy de cerca a cijo entre sus sombras. Pero avia prevenido el desvelo
Nebrija. Según Lázaro Carreter, el mismo Nebrija, de las Religiosas este inconveniente, con la multitud
por solicitud de la Reina Católica, había publicado de luminarias que ardian en las ventanas, balcones y
una edición bilingüe, española y latina, de su Arte torres de toda la Ciudad añadiendo tan artificiales fue-
(1486) para que sirviera de instrucción a las monjas gos, que pareciendo corto el ambito de su Quadra dis-
de clausura.20 pusieron se hiciessen en la Plaza mayor, Cuyo centro
Seguían los dos cabildos y la Real Audiencia, to- ocupaba un Castillo de tanto fuego, que duro en con-
dos con hachas encendidas. tinuos estallidos mucha parte de la noche. En los qua-
tro angulos de la misma Plaza, quatro ruedas grandes,
Por todas partes resonaban instrumentos Musicos, que vulgarmente llaman ruedas de China. De la vis-
que si bien no llevaban tras si las piedras, qual fin- tosa balconeria corrian encontradas unas maromas:
gio la antiguedad de la cytara de Orpheo, suspendian por las quales dispuso el arte, corriese veloz el fuego,
con su melodia los sentidos. Assi llegaron en festivos que encontrandose en el medio, se hacian la salva en
aplausos al Carmelitano Convento, donde esperaba armonioso estruendo, bolviendose à restituir las fogo-
diestra la Mussica. Y empezando à entonar las Víspe- sas exhalaciones, cada qual à su lugar.
ras, el Dignisimo Señor Dean Don Nicolas Alexo de Coronáronse para esto los quatro frentes de la bal-
Tapia y Briceño,21 prosiguio à seis choros en dulces coneria de toda la gente noble y lucida: ocupando el
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melodias repartido el Choro. vulgo el plan de la Plaza, y gran parte de sus ocho
esquinas. Hizo seña la Salutacion Angelica para que
La pólvora y los fuegos artificiales empezasse la salva de San Juan de la Cruz: que fue
con tanto alegre estruendo, que si miraba a lo alto, se
La descripción que hace Brígida Gertrudis de los veia subir soberbio el fuego, para, desahogar su colera
fuegos artificiales es una de las más detalladas y en- rompiendo con el ayre, mas durabale poco, porque
tusiastas que hemos encontrado en la revisión de convertido en muchos apacibles globos de luz, baxa-
numerosas fiestas coloniales neogranadinas sobre ba desterrando tinieblas. Si se miraba al suelo, ya en
toda clase de acontecimientos dignos de celebrar. montantes, ya en ruedas, ya en preñados globos se
Dentro de los elementos que conforman el arte efí- atendia con admiracion ya el estruendo, ya el trave-
mero de las fiestas, éste es uno de los más destaca- sear con la multitud, que no recibiendo daño de tan
dos, por la alegría que suscita al conmover tanto el contrario enemigo, creía aver celebrado paces en esta
sentido de la vista como el del oído. Su importancia ocasión, para celebrar festivo al nuevo Canonizado. Si
ha llegado a ser tan grande que ha sobrevivido has- se atendia à las maromas, se admiraba, que en idas y
ta la actualidad. Por tales motivos, consideramos de venidas correteaba alegre la polvora, pues haciendose
20 Fernando Lázaro Carreter, Las ideas lingüísticas en España du- a un tiempo todos la salva, se volvian ligeros a sus
rante el siglo xviii, Madrid, Crítica, 1985, p. 148. puestos.
21 Este “Señor Dean” probablemente era su tío materno. Trans-
Y para que mas claro se conociesse que era galana
cribo la grafía del apellido Briceño o Briseño tal como la encuen-
tro en los documentos. la guerra resonaban por todas partes los clarines, di-

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versificando las voces en varios modos de tocar: unos […] aún no sossego la variedad de musica; pues duro
à lo Italiano, à lo Aleman otros y otros a la Francessa. hasta la noche, estando abiertas las puertas, que aun-
Asi se paso gran parte de la noche, à que puso fin el que grandes, parecian estrechas, por la multitud que
Castillo, que ocupaba el centro. Este quiso competir entraba, y salía, obsequiando las nuevas glorias de
con todo el fuego passado: porque levantandose parte san Juan de la Cruz: hasta que haziendo el Sol su ca-
à su esfera, servia de luminarias al ayre, baxando par- rrera, y llegando a los umbrales de su occidente, se
te à la tierra, se dividia en globos de luz: persistiendo oculto. Pero se repitieron las luminarias en la Ciudad,
otros en su lugar, eran luminarias que servian de ver para destruir las tinieblas que se avian entrado, y ale-
el artificio, con que el Fénix vatía las alas, para rena- grar los corazones. Los juguetes de los fuegos en la
cer de sus mismas cenizas. Plaza, se continuaron, como la noche antecedente. Y
Tocaron luego a la Queda las campanas de la tocando a la Queda la Metropolitana Iglesia, se fueron
Iglesia Cathedral con lo qual recogidos à sus casas, todos a sus casas, quedando pendiente la esperanza
empezaron a tratar del Jubileo, que con larga magni- de gozar las glorias de la siguiente Aurora: porque
ficencia avia concedido Nro. Santíssimo P. Benedicto estendieron las Carmelitas Descalzas estos jubilos, y
XIII en honra del nuevo Canonizado. E impacientes regocijos de este modo à otros dos dias. Con esto espe-
los pechos de la tardanza de la noche, antes que la ranzados todos, con ardientes deseos, deseaban que
Aurora empezasse sus destellos, dia veinte de dicho rompiesse el silencio de la noche el siguiente dia para
mes de Febrero, se llenaron las Iglesias de gente, para gozar de tanta gloria.
trasplantarse por medio de S. Juan de la Cruz à las
luces de la gracia. SEGUNDO DIA DE LAS FIESTAS, Y SU ORACION
Parecían olas de mar alterado las tropas de gente PANEGYRICA DE SAN JUAN DE LA CRUZ. LUNES
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que concurrian al Carmelitano Templo: durando esta VEINTE Y UNO DE DICHO mes de Febrero, segundo
devocion, aun después, que ya las campanas hacian día de la Fiesta, asistiendo el concurso de numeroso
señas para dar principio a la Missa, y Sermón. gentio, como el dia antecedente, le toco a la Esclare-
cida Religion de Predicadores, el llenar Altar, y Pulpi-
Amaneció el domingo 20 de febrero y se reunie- to. Ocupò las Aras, diciendo la Missa el M.R.P. Mro.
ron en la iglesia del Carmen la Real Audiencia, los Fr. Joseph Sanchez de Aconcha, Regente de Estudios
cabildos y las religiones con la muchedumbre. Según de su Colegio y Universidad del Angelico Doct. Sto.
Brígida Gertrudis, el Thomas y aora Provincial de la Provincia de S. An-
tonino. Asimismo llenó el Pulpito el M.R.P. Mro. Fr.
PRIMER DÍA DE LAS FIESTAS Y SU ORACION PA- Pedro Masustegui, Difinidor, y Procurador general de
NEGYRICA DE SAN JUAN DE LA CRUZ […] avien- su Provincia, dignisimo de el nombre de Predicador,
dose corrido el velo al Sagrado Pan de los Cielos, se que por anthonomasia goza esta Sagrada Familia: y à
empezo la Missa, y la dijo el Sr. Dean Doct. D. Nicolas quien, si la Prensa no diera à luz sus delicados discur-
Alexo de Tapia y Briceño. sos, hiciera agravio à las mas abultadas Librerías. Fue
conmesurando la idea de su Oratoria con rethoricas
El sermón lo predicó el señor doctor don Juan y suaves vozes corriendo la carrera de sus discursos,
de Alea y Estrada, de la catedral de Santa Fé. La con profunda elevacion. Y teniendo patente el ardien-
misa fue solemnizada por los músicos. Finalizada te Sol del Sacramento con admiración de tan numero-
ésta, dice la autora: so concurso, discurrio así:

“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
SALUTACIÓN. OY ME VENGO HACIENDO CRUCES. las dificultades y los desencuentros que en su día
¡Ay tal assombro! Ayudeme la Reina de Predicadores, vivía la sociedad. Particularmente propicios para la
Maria, para saberlo decir y ponderar ¡Tal empeño y teatralidad, muchos sacerdotes se destacaron por
ostentacion! !Tal jubilo y alegria! Ayer, y oy y dicen los términos y la emoción que imprimían a sus ser-
tambien que mañana! ¡Que es esto? Y sin reparar en mones.
gastos entre gente Descalza? Continúa la narradora:
Que ha de ser Que celebran à San Juan de la Cruz
con incendios de amor sus amantes Carmelitas, Que Prosiguiendo en esta forma su magnifica oratoria ter-
aunque Descalzas, se saben desempeñar con su Glo- mino el Orador el Sermon con aplausos universales
rioso Juan. Pues que? Este es el tiempo quando le de tan grave cuanto numeroso concurso. Continuo-
celebra la Iglesia? No por cierto; que tambien saben se la Misa, oficiada con dulce mussica y diversion de
desempeñarse en todo tiempo, y a tiempo. Es el mo- letras, de que fue participante la tarde tambien, por
tivo de dar a entender à todos y que lo sepa el mun- larga estacion.
do, que S. Juan de la Cruz, lustre y primitivo honor Acabada la Solemne Misa, corrieron el velo, al
de la Reforma del Carmelo, es Santo Canonizado, y que patente había estado franqueando con liberali-
que goza de eterna gloria. Que assi lo determino el dad toda su gracia y honrando con su presencia a San
Summo Pontifice Nro. Smo. P. Benedicto XIII. Esto Juan de la Cruz. Llego también el globo del Sol a ocul-
quieren que sepan todos; esto celebran, y esto publi- tar este dia, como lo hace siempre, todas sus luces.
can: que su San Juan de la Cruz es un Santo lleno Entrose la noche extendiendo sus sombras; pero acu-
de gloria y que Bien esta. Y para esto es menester, dio la ciudad con luminarias para vencerlas y alegrar
o es precisso, que salga à la luz aquel Divinissimo los animos. Los fuegos anduvieron a las escaramuzas,
48 |
Sacramento? Y todos tres dias, que se manifieste pa- como antes, gastandose porcion de polvora que vola-
tente? O se dexarà encerrado? Que mysterio tiene el ba por los aires. Toco a recoger la Iglesia y poniendo
descubrirlo,y que salga à publico tambien?22 todos silencio se fueron a sus propias moradas, pero
caminaron todos a su recogimiento, con la esperanza
Los sermones resultan ser una fuente muy in- abierta de gozar al dia siguiente, tercero de la fiesta,
teresante para el estudio de la cultura barroca. Ade- las radiantes y alegres luces de la aurora.
más de su carácter emotivo y didáctico, están llenos
de significados simbólicos. A través de las palabras TERCER DÍA DE LAS FIESTAS Y SU ORACION PA-
y de la gestualidad, con ellos se expresaba en grado NEGYRICA DE EL GLORIOSO SAN JUAN DE LA
sumo la intensidad de los afectos. Contienen algu- CRUZ. MARTES VEINTE Y DOS DE FEBRERO, ter-
nas veces importantes y útiles indicaciones acerca cer dia y ultimo de la Fiesta, con la misma asistencia
de la hagiografía y de la iconografía. Con frecuen- de Audiencia Real, Cabildos, Nobleza y concurso vul-
cia, a más de los naturales elogios al acontecimiento gar, a que tambien, como los demas dias, acudieron
o al homenajeado, con ellos se comunicaba a los las Religiones. Le toco este día a la Sagrada Religion
fieles la opinión de la autoridad eclesiástica sobre de los Heremitas Descalzos de N. P. S. Agustín, Dixo
la Missa el M. R. P. Lector Jubilado Fr. Estevan de la
22 Prosigue el sermón, que como los otros que se pronunciaron Trinidad, siendo Provincial de su Sagrada Religion.
en esos días no describo ni analizo en esta oportunidad, si bien
reconozco su importancia en el estudio sobre el fenómeno de
Fue el complemento del Pulpito el M.R. P. Lector
las fiestas. Provincial de su Sagrada Religión Lector Jubilado Fr.

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Alonso de S. Nicolas, Rector de su Colegio de San Ni- Brígida Gertrudis da término a su relato con una
colas de Tolentino, quien desempeño bastantemente frase que recoge y condensa su mensaje sobre la
con grande erudicion y elegancia à su Religion, y a las incomparable perfección de esta celebración: “Assi
Religiosas Descalzas. dieron fin los gloriosos empeños de las Carmelitas
A Cabò su Sermon este Agustino descalzo con Descalzas de la muy noble Ciudad de Sta. Fe de Bo-
tanta erudicion, y gracia, que creo tiene lo suficiente gota, dexandonos en el Non plus ultra de Hércules,
para ser la corona de toda la obra, y alegre funcion de el Plus Ultra, para los festejos de la Gloria”.
las fiestas. Fue de todos aplaudido, y celebrado.

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“breve relacion de las sumptuosas fiestas, que hizo el sagrado convento de carmelitas descalzas…”
coralia anchisi de rodríguez*

Sor Juana de Maldonado y Paz:


vida y leyenda
Juana de Maldonado y Paz es uno de los personajes más enigmáticos de la historia
colonial de Guatemala. Profesó en 1619 como sor Juana de la Concepción. Tomás
Gage la mencionó en su libro A New Survey of the West-Indies, publicado en Inglaterra
en 1648. La describió como una monja de conducta relajada, que tocaba varios instru-
mentos musicales y tenía gran habilidad para las letras. Según él, poseía una enorme
fortuna y con ella había construido una especie de palacete dentro del convento. Su
legendario relato inspiró a varios novelistas, periodistas e investigadores. Un análisis
detallado de las evidencias documentales y bibliográficas permite separar la fantasía
de la realidad y rescatar a la verdadera sor Juana.
Palabras clave: monja, concepcionista, convento, Guatemala, mito, Tomás Gage.

L
a existencia de la religiosa concepcionista sor Juana de Maldonado y Paz fue
cuestionada y puesta en duda por más de 200 años en Guatemala. El deseo
de conocer nuevos detalles sobre su vida, sumado a los escasos documentos
50 |
que existían, ha servido para alimentar la imaginación de escritores, perio-
distas e investigadores que, anhelando encontrar nuevas evidencias y ba-
sados en antiguos mitos urbanos, la han convertido en una monja de conducta mundana
y relajada, transformándola en un personaje excéntrico, con características extravagantes.
Estos escritos serán examinados a lo largo de este trabajo y se compararán con varios ex-
pedientes que encontré recientemente en el Archivo Histórico Arquidiocesano de Guate-
mala (ahag), que servirán para demostrar que muchos de los aspectos que hasta ahora se
consideraban auténticos, son infundados o han sido exagerados.
La primera noticia que tenemos de su existencia se encuentra en el libro de Tomás
Gage,1 un personaje oscuro del siglo xvii, que nació de una familia católica en Inglaterra.
Sus padres deseaban que fuera sacerdote y lo enviaron a estudiar a España para que se con-
virtiera en jesuita. Gage decidió desobedecer a sus progenitores y se unió a los dominicos,
quienes lo reclutaron para que los acompañara en una misión evangelizadora.

* Museo del Popol Vuh, Guatemala.


1 Esta obra fue publicada por primera vez en 1648 con el título The English American his Travail by Sea and Land:
/ or / A New Survey / of the West-Indias, / containing / A Journall of Three thousand and Three hundred / Miles
within the main Land of America. /… Este libro ha sido publicado, comentado y traducido gran cantidad de veces
por distintos editores, que han abreviado su título original con algunas variantes. Su contenido también ha su-
frido mutilaciones e interpretaciones en el proceso editorial de las distintas versiones, que no siempre reflejan
el sentido del texto original y que varían de unas a otras.

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Figura 2. ilustración de la edición de paul marret de 1721, que representa a Gage con el
Figura 1. portada de una de las traducciones del libro de thomas Gage, publicado en hábito dominico, predicando a los nativos y rodeado de las riquezas americanas descritas
francés en Ámsterdam, por paul marret en 1721. cortesía del museo Franz mayer. en su narración. cortesía del museo Franz mayer.
| 51

Dado que la legislación de la Corona española gio de Santo Tomás de Aquino. Durante su estadía
prohibía que los extranjeros participaran en las mi- en Guatemala fue párroco en San Miguel Petapa,
siones de los territorios de ultramar, este fraile no Mixco y San José Pinula. En ese periodo empezó a
debió haber sido reclutado. Los religiosos lo subie- cuestionar su fe y a dudar del catolicismo. Desea-
ron ilegalmente al barco, escondiéndolo dentro de ba regresar a Inglaterra y pidió permiso a sus supe-
un barril, en el que supuestamente se guardaban riores para que le permitieran volver. Mientras la
provisiones. La nave donde viajaban llegó a la Nue- autorización llegaba, logró reunir cierta cantidad de
va España en 1625. Los viajeros llegaron a la capital dinero, que cambió por piedras preciosas y perlas
del virreinato ese mismo año y permanecieron allí en 1637, cuando dejó el país.
durante dos años, mientras reunían todo lo necesa- El barco en que viajaba fue atacado por los corsa-
rio para salir hacia Manila. Cuando ya casi estaban rios que lo despojaron de casi todos sus bienes; para
listos para zarpar, Gage se enteró de que la empresa su fortuna, logró conservar algunos libros y pinturas
era difícil y muy peligrosa, por lo que escapó a Gua- que vendió al llegar a España. El producto de la ven-
temala. ta le sirvió para costear el pasaje de regreso a Ingla-
Al llegar a la ciudad de Santiago, en la capitanía terra, donde se convirtió en protestante. Para evitar
del reino, se dirigió al convento de Santo Domin- las sospechas y para convencer a sus compatriotas
go, donde el prior le permitió quedarse a cambio de su reciente cambio de religión, atestiguó contra
de que se hiciera cargo de una cátedra en el cole- varios católicos que aún permanecían en Inglate-

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


rra; algunos fueron condenados y otros ejecutados. conveniente,3 y considera que sus motivaciones
Se empeñó en convencer a los ingleses de que más importantes eran la de asegurar a los puritanos
los religiosos católicos de América vivían una vida que había abandonado completamente la religión
pecaminosa, insistiendo en la necesidad de invadir católica y la de promover la invasión de los terri-
las colonias españolas para implantar una nueva torios americanos, argumentando que eran blanco
religión en Hispanoamérica. Con este propósito pu- fácil y que carecían de la organización militar nece-
blicó su libro en 1648, en el que detallaba los porme- saria para defenderse de los ingleses.4
nores de la vida en los conventos, exagerando sus Sinforoso Aguilar supone que esto se debe a que,
riquezas. También se ocupó de informar sobre los al llegar a Inglaterra, se encontró desheredado por
puntos defensivos de Nueva España y Guatemala, su padre, por haberse convertido en dominico y ser
indicando sus debilidades, para facilitar la invasión una especie de oveja negra para la familia, aunado
que estaba promoviendo con ahínco. a las dificultades que tuvo con ciertos miembros de
Sus escritos sirvieron para convencer a Cromwell la jerarquía de la Iglesia católica, ya que conside-
de que patrocinara la construcción de una pequeña raba que no habían cumplido con lo que le habían
flotilla con varios buques de guerra que iniciaría ofrecido.5
secretamente la conquista de las posesiones espa- Por otra parte, el profesor A. P. Newton consi-
ñolas. En 1654 zarparon rumbo a la isla de Santo dera que Gage fue una víctima y que, por haberse
Domingo, donde perdieron la primera batalla con- cambiado de religión, fue atacado por las distintas
tra los españoles. La derrota los forzó a refugiarse facciones que se sentían traicionadas.6
en Jamaica, donde finalizó la expedición y muchos
como él murieron de disentería. 3 Thomas Gage´s travels in the New World, introd. y comentarios
52 | de J. Eric S. Thompson, The American Exploration and Travel
La obra de Gage ha sido comentada y publicada
Series, University of Oklahoma Press. Norman, Oklahoma,
por varios editores en distintos idiomas, por lo que 1958, p. XIV: “He became Protestant when it was to his advan-
existen ciertas variantes entre una y otra versión; tage to do so, but one doubts that his complex character can be
dismissed by merely identifying him as another Vicar of Bray
aunque en todas se puede percibir el esfuerzo que
determined to be on the right side”.
hizo para desprestigiar a los religiosos americanos. 4 Idem, “Firstly, he wished to assure the Puritans, who were in

Carmelo Sáenz de Santa María considera que: complete control of England by the time his book first appeared
in 1648, that he had completely foresworn his former Papist
practices and beliefs… Secondly, he was anxious to promote the
[…] su primer motivo vital: [fue] un odio activo a los theory that the Spanish possessions in much of America could
jesuitas. El segundo motivo —tal vez conexionado con easily be seized on the almost complete absence of defenses
and military forces […]”.
el primero— fue el propósito de mirar por su porve- 5 Nueva relación que contiene los viajes de Tomás Gage en la Nueva

nir, ya que había sido privado de la posible participa- España, pról. de Sinforoso Aguilar, vol. XVIII, Guatemala, Biblio-
teca Goathemala de la Sociedad de Geografía e Historia, Tipo-
ción de la herencia paterna: tenía que hacerse con
grafía Nacional, 1946, p. X: “Pero Tomás Gage estaba desconten-
dinero por los medios que estuvieran a su alcance.2 to con sus circunstancias de relativa dependencia y la falta de
cumplimiento de las promesas que había recibido del secretario
católico de Estado, Sir Francis Windebank, y otras personas de
Eric Thompson opina que se convirtió en pro- influencia”.
testante para su propio provecho, cuando le fue 6 Thomas Gage the English American: A new survey of the West
Indies, ed. e introd. de A. P. Newton, Londres, The Broadway
2 Carmelo Sáenz de Santa María, Los viajes de Gage en el siglo xvii Travelers, ed. esp. para El Patio, Guatemala, 1946, p. XI: “Our
hispanoamericano, aih, Actas IV, 1971, p. 557; disponible en http:// author has suffered at the hands of subsequent writers the fate
cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/04/aih_04_2_052.pdf. of most of those who have changed their party or their creed.

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La mayoría de sus críticos coincide en pensar tan enamorado de ella que […] hizo todo cuanto pudo
que la narración tiene gran valor histórico, a pesar por hacerla elegir superiora o abadesa […] lo que cau-
de los sesgos políticos y religiosos que algunas ve- só gran distensión […] y hubo muchos […] que corrie-
ces tergiversan los hechos o los exageran. Se debe ron al convento con la espada desnuda […] contra
tomar en cuenta que también contiene algunas la poderosa facción [d]el obispo […] lo que sin duda
inconsistencias históricas en el texto, donde men- hubieran hecho si el presidente […] no hubiera man-
ciona lugares inexistentes o con características que dado a llamar al padre de esta joven […] para hacerla
nunca tuvieron; el mismo problema se da con al- desistir […].8
gunos personajes. Se debe considerar también que
el texto original ha sufrido algunas alteraciones a Después de describir un fallido intento para con-
manos de sus distintos editores, y las frases pueden vertirla en abadesa, agrega:
cambiar de una publicación a otra, agregando, omi-
tiendo o cambiando el sentido de ciertas partes del Esta Juana de Maldonado y Paz no era solamente la
texto, especialmente en las traducciones. admiración del convento sino también de la ciudad,
Incluyó en su libro una descripción detallada y tanto por la belleza de su voz y el perfecto conoci-
llena de exageraciones del monasterio de la Limpia miento que tenía de la música, como por la buena
Concepción, donde vivía la religiosa Juana de Mal- educación […] podía decirse que era una de las nueve
donado y Paz, indicando: musas y una Calíope para improvisar versos […] el
obispo mismo confesaba que esta era una de las cosas
No había otro [convento] que igualara a las monjas de que le había hecho encontrar más placer en su con-
la Concepción […] Las religiosas que profesan llevan versación.9
| 53
por lo menos quinientos ducados de dote […] hasta
mil […] lo cual proporciona al convento una gran ren- Se puede notar que este texto pretendía deshon-
ta […] las que quieren tener criadas pueden hacerlo, rar a la monja y al prelado, insinuando una relación
aumentando el dote.7 morbosa y muy cercana, que hacía que el obispo
estuviera dispuesto a concederle toda clase de pre-
Así daba a entender que el lugar estaba lleno de bendas. En los párrafos siguientes describe las ri-
tesoros, que allí sólo vivían mujeres que no presen- quezas que según él se encontraban en la celda de
taban ninguna amenaza para los invasores, y que la religiosa y el valor que tenían, con el propósito
fácilmente podrían adueñarse del patrimonio de las de incitar la codicia de los invasores con los detalles de
religiosas. En otro párrafo describe a nuestra religio- su narración. Según Gage, don Juan de Maldonado,
sa diciendo: su progenitor, era un hombre adinerado que com-
placía todos los caprichos de la religiosa:
En este convento estaba la Doña Juana de Maldonado
[…] Era muy bella y agradable […] [el obispo] estaba […] nada le parecía caro para satisfacerla […] todos los
días le hacía ricos regalos […] le daba gabinetes enri-
The writers of the Restoration despised him for his polemical
passages in favor of the unpopular Puritan cause, while Roman quecidos de oro y plata […] imágenes con coronas de
controversialists dammed his unfeignedly for his apostacy, and oro y piedras y cuadros de gran precio […] con todo
the Jesuits whom he had specifically attacked were relentless in
pouring scorn upon his memory”. 8 Ibidem, p. 182.
7 Nueva relación…, op. cit., pp. 181-182. 9 Idem.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


esto, unido a los regalos del obispo, que le daba cuan- son muchas las religiosas y frailes adinerados que
to tenía, hasta el grado de que cuando murió [el obis- vivían en México y Guatemala, destacando de nue-
po], no dejó con qué pagar sus deudas, pues se decía vo los tesoros que se encontraban en manos de los
que le había dado todos sus bienes […].10 religiosos americanos.
En 1867, esta narración inspiró al escritor José
Agrega que su riqueza era tan grande que… Milla y Vidaure para publicar la novela Los Naza-
renos, en la que sor Juana de Maldonado aparece
[…] se hizo tan rica que mandó a fabricar a su costa una como una abnegada maestra de novicias, que tenía
casa para ella dentro del mismo convento, compuesta bajo su cargo a doña Violante de Padilla, una dama
de muchos cuartos y galerías y un jardín para pasearse que había decidido tomar los hábitos a causa de un
en particular. Tenía además seis negras para servirla, y desengaño amoroso. En la novela, sor Juana com-
trabajar en sus labores […].11 pone la música para algunos versos de la obra de
san Juan de la Cruz tomados del libro del Cantar
Esta narración malintencionada ha ocasionado de los Cantares, que recita mientras toca el arpa
que muchos autores asuman que la monja vivía en el convento. El libro también asevera que era
en una especie de palacete dentro del convento, una mujer adinerada que vivía rodeada de grandes
rodeada de toda clase de comodidades y riquezas, lujos. El autor afirma que para esa época tenía 44
detallando maliciosamente sus aposentos y procu- años.13
rando detenerse en cada uno de los detalles para En 1938, Máximo Soto Hall publicó en Chile La
enfatizar la supuesta fortuna y el lujo que, según divina reclusa, una obra en la que el escritor da rien-
él, la rodeaba.12 Un análisis cuidadoso de su narra- da suelta a su imaginación, haciéndola propietaria
54 |
ción es suficiente para darse cuenta que sus perte- de una especie de palacete, donde vivía cómoda-
nencias no eran muchas, ya que todas cabían en mente atendida por sus sirvientes y donde había
un gabinete, que a la vez hacía las veces de oratorio una especie de salón en el que era visitada sin res-
y depósito de instrumentos musicales. Agrega que tricciones por los personajes más relevantes de la
sociedad colonial, que admiraban su elocuencia y
10 Idem. belleza, entre los que se contaban algunos preten-
11 Idem.
12 Ibidem, pp. 182-183. Menciona que “tenía un particular pla-
dientes como el obispo de Myra y el marqués de
cer en adornar una capilla o un gabinete para rezar sus ora- Talamanca, don Rodrigo de la Cruz.
ciones que estaba magníficamente entapizado y adornado de Soto Hall repite en varias ocasiones que Juana
cuadros de los más curiosos de Italia. […] El altar estaba también
adornado a proporción de lo demás, con piedras preciosas, co-
estaba comprometida antes de entrar al convento
ronas, candeleros y lámparas de plata, y cubierto de un dosel con don Santiago de Córdova, quien la había enga-
bordado de oro. […] En este gabinete tenía también un organito ñado al huir secretamente con una mujer casada,
y otros muchos instrumentos de música […] Finalmente en la
ciudad corría la voz de que su capilla valía por lo menos seis lo que había causado que esta dama tuviera que
mil escudos, que era demasiado para una religiosa que había ingresar al convento para mantener su reputación
hecho votos de pobreza, castidad y obediencia. […] y no cabe
impecable y evitar la vergüenza.
duda que con todas estas riquezas pudiera ganarse más y más la
afección de las religiosas, haciéndose un partido bastante fuerte
para hacerse elegir superiora, porque la ambición y el deseo de 13 El autor incluye en su novela varios personajes del periodo
mandar a los otros, han minado las paredes de los conventos colonial, entre ellos don Rodrigo de Arias y Maldonado, mar-
[…] Además de esta religiosa, hay allí otras, y religiosos que son qués de Talamanca, que llegó a Guatemala en 1664, cuando sor
muy ricos […]”. Juana ya pasaba de los 65 años.

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Figura 4. vista de la fuente del claustro de novicias del convento de la limpia concepción en
antigua Guatemala, siglo xviii. Fotografía de coralia anchisi de rodríguez.

el velo llamada toca, que cubre completamente la


nuca.
Al final de la historia agrega un poema (“Coplas
populares del que ama callando”) que tiene relación
Figura 3. plano parcial del convento de la concepción, publicado por verle l. annis con el relato que le antecede, ya que expresa los
en su libro La arquitectura de la Antigua Guatemala: 1543-1773. ese autor consideró
erróneamente ese espacio como la celda de sor juana de maldonado. sentimientos de un hombre apasionado que, como
el obispo de su historia, ama locamente mientras
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“mira y calla”, guardando secretamente el amor que
Sor Juana figura también en el libro Memorias le consume por dentro.15
de Fuego, del uruguayo Eduardo Galeano, publica- Una nueva adición a su ya mancillada reputa-
do en 1940. El autor sitúa su fantasía en el año 1631 ción se encuentra en el libro del arquitecto esta-
y la titula “Una tarde de música en el convento de dounidense Verle L. Annis, publicado en 1968,
la Concepción”. Su narración asevera que su dote donde describe los edificios más importantes de la
fue de 1,000 ducados y que su padre era un rico ciudad colonial. En el capítulo que dedica al antiguo
hacendado que se encargaba de la repartición de monasterio de la Limpia Concepción, la convierte
indios en las labranzas, minas y talleres de la ciu- en la propietaria del claustro de novicias, donde
dad de Guatemala. En su obra imagina una escena hay varias habitaciones, una capilla, despensa, dos
en la que sor Juana tocaba el laúd en un jardín, patios, cocina y pilas de buen tamaño. Impulsiva-
mientras el obispo anonadado observaba su cuello mente y sin mencionar ninguna fuente, incluyó el
alargado y desnudo, abriendo la boca mientras se plano de este espacio con el título “El convento pri-
le aceleraba el pulso, cuando saboreaba una copi- vado de doña Juana de Maldonado y Paz, dentro del
ta de licor de anís, gritando: “¡Te haré superiora!... Convento de Concepción en Antigua, construido al-
¡Te haré abadesa!”.14 El detalle que este autor pasó rededor de 1620”.16 Ahora se sabe que este espacio
por alto, es que las religiosas usan una prenda bajo
15 Idem.
14 Eduardo Galeano, Memoria del fuego, 6a. ed., Madrid, Siglo XXI 16 Verle L. Annis, La arquitectura de la Antigua Guatemala: 1543-
de España Editores, 1991, pp. 177-178. 1773, Guatemala, Universidad de San Carlos de Guatemala/Edi-

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


ñaba atendida por sus múltiples sirvientes.18 Algu-
nos han llegado a asegurar que sus esclavas lavaban
su hermosa cabellera en un pequeño depósito que
se encuentra en la cabecera (figura 5). Los que lo
han dicho seguramente ignoran que las religiosas
cortaban sus cabellos al momento de tomar la pro-
fesión, como símbolo de la renuncia que hacían al
siglo, o sea a la vida mundana que transcurría fuera
de los muros de estas instituciones.

Del mito a los hechos


Figura 5. bañera del siglo xviii en el claustro de novicias, que en la tradición oral de la
ciudad, se encontraba dentro de la celda de sor juana de maldonado, que murió un siglo
antes. Fotografía de coralia anchisi de rodríguez. Juana de Maldonado y Paz fue hija del licenciado
don Juan de Maldonado, según consta en varios
fue construido en el siglo xviii, un siglo después de documentos, donde únicamente se menciona el
su muerte. nombre de su padre y no el de su madre. Este ca-
Agustín Mencos Franco describe sus aposentos ballero ocupó varios cargos públicos al servicio de
de la siguiente manera. la Corona española; en Guatemala fue Oidor de la
Audiencia y luego fue trasladado a México.
[…] un verdadero palacio, ricamente amueblado y
Según López Mayorical, Juana de Maldonado y
embellecido con hermosos jardines, frescas fuentes,
Paz nació en Santiago de los Caballeros de Guate-
56 | vistosas galerías, cuadros y esculturas de artistas ita-
mala en 1598, y su madre se llamaba Concepción
lianos y guatemaltecos, selecta librería […] oratorio
de Quintanilla, que había muerto cuando la peque-
particular con altares cubiertos de oro, plata y piedras
ña Juana tenía alrededor de cinco años.19 Se ignora
preciosas, con arpas, órganos […] y con tal cúmulo de
18 Se han escrito varios artículos en los que se refieren a esta
objetos de arte, que la capilla ascendía a dos mil du-
bañera, entre ellos Marta Sandoval, “La Sor Juana guatemalte-
cados.17
ca”, Guatemala, El Periódico, domingo 7 de marzo de 2010; dis-
ponible en http://www.elperiodico.com.gt/es/20100307/porta-
En el mismo claustro se encuentra una bañera da/141057/, y Flor de María Orellana, “Bañeras de Santiago de
Guatemala”, Guatemala, Revista D, Prensa Libre, 10 de marzo
muy hermosa, también del siglo xviii, que actual- de 2013; disponible en http://www.prensalibre.com/revista_d/
mente se conoce como “la bañera de sor Juana”, BANERAS_0_875912578.html.
19 Mariano López Mayorical, Investigaciones históricas, t. 1, Gua-
donde algunos reporteros han imaginado que se ba-
temala, Ministerio de Educación Pública, 1958, pp. 24-25. Llama
la atención que este investigador asegure que en la parroquia se
torial Universitaria, 1968, p. 188. El plano del Monasterio de la guardara su partida de nacimiento, un documento que no existía
Limpia Concepción lleva el título “The Private Convent of Doña en la época colonial. En los libros parroquiales se documentan
Juana de Maldonado y Paz within Concepción Convent in Anti- los datos relacionados con el bautizo, la fecha en que éste se lle-
gua, built about 1620”. Sor Juana de Maldonado, o de la Concep- vó a cabo, el nombre de los padrinos, el de sus padres y algunas
ción, profesó en 1619 y el autor fecha el claustro para 1620, un veces el nombre del sacerdote que administró el sacramento. Si
año después de su ingreso al monasterio. este registro existiera, es posible que allí se mencione la fecha de
17 Agustín Mencos Franco, Literatura guatemalteca en el período su nacimiento y algunos datos de sus progenitores. La informa-
de la Colonia, 2a. ed., vol. 105, Guatemala, Departamento Edito- ción es ambigua y debe fundamentarse adecuadamente: “Con-
rial y de Producción de Material Didáctico “José de Pineda Iba- versando con mi distinguida y admirada amiga María Albertina
rra”, Ministerio de Educación, 1967, pp. 101-102. Gálvez, me decía: haber tenido en sus manos hace algunos años

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la razón por la que el nombre de su progenitora se
omite en los documentos. Una posibilidad es que
la dama no haya tenido el mismo nivel social de su
esposo. Puede ser también que no se refieran a ella
porque ya había muerto o porque Juana fuera una
hija ilegítima y su madre había sido deshonrada,
como insinúa la demanda ante la Inquisición que
se refiere a continuación.
Desde muy joven se vio envuelta en distintos
escándalos. El primero de ellos fue una especie
de venganza política en contra de su padre, que
se había enemistado con el deán de la catedral
metropolitana y comisario del Santo Oficio, don
Felipe Ruiz del Corral, quien fue llevado a prisión
por haber faltado el respeto a las autoridades civi-
les de la ciudad y que, según varios autores, buscó
Figura 6. Fachada del convento de la limpia concepción, construida en 1697. Fotografía
el momento propicio para vengarse de don Juan de coralia anchisi de rodríguez.

de Maldonado, que ocupaba el cargo de oidor de


la Audiencia. La demanda que se encuentra en el expediente
El instrumento de la represalia fue una denun- describe la pintura de la siguiente manera: “[…] un
cia ante el Tribunal del Santo Oficio en la que se lienzo al olio y en él pintada la imagen de una seño-
| 57
acusaba a los miembros de la familia Maldonado ra [la Virgen] ya los pies della vna de S. Johan bap-
por haber servido como modelos para pintar los tista y vna de S. estevan y otra de Sta. Lucía […]”.20
santos de un cuadro al que se le tenía gran venera- Varios autores consideran que el denunciante,
ción en la ciudad. Los documentos que detallan este doctor Rodrigo de Villegas, fue utilizado por el co-
proceso fueron publicados en 1949 por el investiga- misario del Santo Oficio para lograr sus fines. La
dor Ernesto Chinchilla Aguilar, quien los encontró acusación asegura que miembros de la familia te-
en México, en el Archivo General de la Nación, en nían gran parecido con los santos representados en
el ramo Inquisición. la pintura:

un legajo de papeles manuscritos, relacionados con Sor Juana


[…] y lo que aeste to. le parese, la ymagen de S. Jo-
de la Concepción, y los cuales consultó superficialmente en el
Archivo y la Biblioteca de México. Corroborando lo valioso de han baptista es retrato, lo q.es rostro y cavesa, del
esta información, me manifestó el Lic. Alfredo Carrillo Ramí- licen[cia]do. Joan Maldonado de Paz, oydor desta real
rez tener —en la actualidad— conocimiento cierto de que en la
capital de la vecina república del norte existen, efectivamente, Aud[ienci]a, cuyo es el lienzo en que están estas pin-
documentos relacionados con el Oidor y con su hija […] que en- turas; y la ymagen de S. estevan es, al pareser, retrato
tre estos expedientes se guarda el acta parroquial de su partida de Pedro Pardo, que está en su casa, yenesta ciudad
de nacimiento que tuvo lugar en la Antigua Guatemala […]”. En
la misma obra, sin mencionar ninguna fuente, se lee en la está en boz de hijo o sobrino del d[i]cho oydor; y la
p. 52: “Nacida en Santiago de los Caballeros de Guatemala, en el
año de 1598, de padre español que vino procedente de México, 20 Ernesto Chinchilla Aguilar, Sor Juana de Maldonado y Paz:
habiendo contraído matrimonio en Guatemala con doña Con- pruebas documentales de su existencia, México, Hispanoamérica,
cepción de Quintanilla”. 1949, p. 15.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


ymagen de Sta. Lucía le parese assimesmo, enlo q. es El oidor, don Juan de Maldonado, envió ese mis-
el rostro dél, retrato de doña Juana […].21 mo año una carta al Tribunal de la Inquisición de
México para demostrar su inocencia y denunciar
No era nada nuevo que personas de carne y hue- los abusos cometidos por el comisario, solicitando
so sirvieran como modelo para las pinturas religio- además que se sustituya al funcionario a causa de
sas. Uno de los ejemplos más documentados es el su comportamiento prepotente.23
de Juana Pacheco, hija del pintor Francisco Pacheco Las autoridades mexicanas recomendaron al
(1564-1644) y autor de El arte de la pintura: su antigüe- comisario que procurara tener mejores relaciones
dad y su grandeza, que es uno de los tratados de ico- con las autoridades civiles de Guatemala. No se tie-
nografía más importantes de la Contrarreforma. El nen más noticias del conflicto, lo que parece indi-
artista utilizó varias veces a su hija para representar car que la familia Maldonado quedó bien librada de
a la Virgen María, especialmente en la advocación la querella.
de la Inmaculada Concepción. Cuando esta dama se Desafortunadamente se ha perdido el rastro de
casó con Diego de Velázquez, apareció nuevamente esta pintura y no se sabe dónde se encuentra. Algu-
retratada en las obras de su esposo. En el cuadro de nos autores han asegurado, sin indicar las fuentes,
la Adoración de los Reyes Magos, ella posó para la Vir- que fue vendida fuera de Guatemala por un anti-
gen María y su hija fue retratada como el Niño Dios; cuario que, para ganar más dinero, la cortó en va-
además se puede reconocer a su suegro, Francisco rios fragmentos que vendió por separado.
Pacheco, en el rostro de Melchor, el más anciano de El primer documento relacionado con la religio-
los reyes magos, y se retrató a sí mismo como San sa y publicado es el de su profesión, que se llevó a
José. Sobre este particular es importante comentar cabo el 27 de diciembre de 1619, cuando tenía alre-
58 |
que la denuncia ante la Inquisición no cuestionaba dedor de 21 años y cambió su nombre de pila por
que los miembros de la familia pudieran ser usados el de Juana de la Concepción.24 Soto Hall asegura
como modelos; el problema residía en que el de- en su novela que esta dama se había visto forzada
nunciante ponía en tela de juicio la moralidad de la a entrar al convento para mantener su dignidad,
familia Maldonado y consideraba que estos persona- ya que estaba comprometida con Santiago de Cór-
jes no deberían aparecer en la obra, porque no eran dova, que la había dejado cuando huyó con una
personas de buena reputación, en especial su hija: mujer casada. Díaz Vasconcelos desmiente esta

[…] doña Juana, que dicen que es hija del d[i]cho 23 Ibidem, p. 49. “[La] […] Audiencia desea tener muy buena co-
rrespondencia con el comisario de ese Santo Tribunal, por saber
oydor, aunque no legítima, por no aver sido casado
lo que ymporta al bien de todos […] y estamos sentidos de que
en otra p[art]e q este to. lo Sepa, y como atal hija la don Felipe […] use tan mal nuestro buen término […] perdiéndo-
tiene en su casa; y q. le paresió mal que debaxo de le el respeto que debe al puesto que ocupamos, como lo hico el
Viernes Santo, echando sin ser juez eclesiástico, ni tener man-
figuras de santos se retratasen semejantes personas
dato de él, dela iglesia a un alguacil, que acompañaba a la mujer
y particularmente la hija, no siendo legitima y lo de vn oydor, de cuyo exemplo se an tenido otros desacatos muy
mesmo lea paresido todas las veces q. avisto el d[i] grabes; su condición es inquieta, sus pareceres singulares, y es
amigo de darlos en todo, fuera de su oficio y profesión. con que
cho lienzo, porq. se a puesto muy de hordinario en causa rebueltas en la República […] Esta Audiencia me mandó
yglesias y altares […].22 que lo presente a V[uestra] Il[ustrísi]ma en su nombre, para que
V[uestra] Il[ustrísi]ma se sirva mandar nombrar otro comisario
21 Idem. que lo sea con la quietud que conviene […]”.
22 Ibidem, pp. 15-16. 24 Mariano López Mayorical, op. cit., p. 69.

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Figura 7. portada del libro de profesiones del convento de la limpia concepción de santiago
de los caballeros de Guatemala (hoy antigua). publicado por mariano lópez mayorical.

aseveración, indicando que este caballero llegó de


México hasta 1625, cuando sor Juana ya tenía seis
años de haber tomado los hábitos.25
En realidad no existe ninguna evidencia que
indique las razones por las que sor Juana entró al
monasterio. En el periodo colonial no todas las jó-
Figura 8. Folio donde se encuentra la profesión de sor juana de maldonado, que al hacer
venes abrazaban la vida religiosa porque tuvieran sus votos tomó el nombre de juana de la concepción. publicados por mariano lópez
mayorical en 1946 y nuevamente en 1958.
vocación. Algunas veces lo hacían cumpliendo los
| 59
deseos de sus progenitores o tutores, otras porque
no contaban con una dote para casarse y debían a pesar de su corta edad, y que esto había ofendido
ingresar a estas instituciones para mantener la de- a las religiosas de mayor antigüedad, que se consi-
cencia. También es posible que haya ingresado por deraban más aptas para ocupar el puesto. Dice tam-
haber sido una hija ilegítima y que su situación le bién que el obispo la apoyaba.
impidiera contraer matrimonio con algún caballero López Mayorical nos informa que compró al-
de la misma posición social que su padre. gunos manuscritos que habían pertenecido a las
La narración de Gage menciona que la religiosa concepcionistas, y que en ellos encontró evidencias
participó en una elección turbulenta en el monas- sobre algunas irregularidades que se dieron en el
terio, que había causado conmoción entre los habi- convento; una de ellas se refiere a las elecciones
tantes; agrega que fue necesario que intervinieran conventuales.
las autoridades religiosas y civiles para devolver el Según Gage, este incidente había sucedido du-
orden y la calma en la ciudad. Según el autor, sor rante el mitrado de fray Juan Zapata y Sandoval, a
Juana se empeñaba en ser abadesa. El texto asegura quien no identifica por nombre, pero asegura que
que sor Juana fue elegida para el puesto de priora fue un obispo que murió debiendo una enorme
suma de dinero y que, según él, se lo había dado
25 Ibidem, p. 20. El autor indica que tomó estos datos del capítu- todo a sor Juana, porque amaba a la monja. El único
lo X del libro de Luis Antonio Díaz Vasconcelos, Apuntes para la
historia de la literatura guatemalteca, 2a. ed., Guatemala, Tipogra- incidente que se reporta en este periodo se refiere a
fía Nacional de Guatemala, 1950. las profesiones y se encuentra asentado en las actas

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


na López Mayorical indican que la protagonista de
este incidente fue una religiosa de nombre Juana
de la Trinidad y no sor Juana de la Concepción (o
de Maldonado). Es posible que Gage haya asumido
que se trataba de Juana de Maldonado, ya que ella
tenía el mismo nombre de pila que la monja im-
plicada en el escándalo. Contrario a lo que este au-
tor asegura, el prelado no apoyó a ninguna facción,
sino que obligó a las religiosas a anular las eleccio-
nes que se habían efectuado y a llevar un registro
ordenado de los sufragios conventuales, las forzó a
realizarlas en presencia de un vicario, quien debía
Figura 9. documento firmado por sor juana de la concepción, cuando era abadesa, junto
a la vicaria y las definidoras del convento. Fotografía de coralia anchisi de rodríguez. atestiguar que el proceso se había llevado a cabo a
su completa satisfacción.28
del 23 y 24 de agosto de 1625, cuando sor Juana El texto de Víctor Manuel Díaz contiene una na-
tendría alrededor de 27 años: rración de las elecciones conventuales, aunque no
especifica la fuente de su información, lo que de
[…] por disposición expresa del obispado se introdu- nuevo resta crédito a la narración. Nos dice que en el
jeron reformas y alteraciones substanciales en la re- convento de la Concepción se celebraron elecciones
dacción y formato de los votos de profesión, todo esto en las que sor Juana obtuvo suficientes votos para
debido a ciertas dificultades surgidas en el régimen ser abadesa. Según él, las religiosas de mayor edad
60 |
interior del convento […] de las Monjas de este Con- se opusieron, poniéndose de acuerdo con las religio-
vento […] y el modo en que en ellas se tiene es de sas del monasterio de Santa Catarina (que también
grande indecencia e commision del orden.26 pertenecía a las concepcionistas), y que también se
encontraba en la ciudad de Guatemala. Dice que
La única irregularidad relacionada con las elec- una de las religiosas del bando de sor Juana conven-
ciones del monasterio que ha sido reportada en los ció al campanero para que tocara las campanas de la
libros de la Concepción, sucedió hasta 1632, duran-
28 Idem. “En la ciudad de Santiago de Guatemala, a trese días del
te el obispado del doctor Agustín Ugarte y Saravia mes de mayo de mil seiscientos y treinta y dos años, su Señoría
(1632-1642), cuando las religiosas fueron llamadas Ilustsrísima Sr. Doctor Don Agustín de Ugarte Saravia […] Obis-
al orden nuevamente.27 Según Gage, Sor Juana se po de la ciudad de Guatla […] Dixo que en este libro debiendo es-
tar escritas en las elecciones que ha abido de Abbadesa y oficia-
empeñaba en ser abadesa y contaba con el apoyo las en el Convento de la Concepción […] no se hallan en el sino
del obispo; agrega que hubo una especie de revuel- solas tres y buscando la elección del trienio próximo passado en
que fue Abbadesa La Madre Juana de la Trinidad, no está en el
ta en la ciudad en la que se enfrentaron los bandos
otro libro y aesta caussa no aver información por donde conste
que apoyaban a la religiosa y los que apoyaban a aver cumplido sobre los usos ha de obedeser presente mes de
las monjas de mayor edad, por lo que fue necesario mayo. Para que en todo tiempo conste y parezca el dia mes
y año en que fueron electas La Abadessa que fuese nuevamen-
que las autoridades civiles intervinieran para que la te electa dentro de ocho días primeros siguientes, haga que el
ciudad volviera a la calma. Los datos que proporcio- Secretario ante quien passare la elección la escriba y autorise
en otro libro con apercibimiento quien assi no lo hiciere se le
26 Ibidem, pp. 81-82. hará cargo de ello en la primera visita ansy lo proveyó mando
27 Idem. y firm […]”.

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iglesia del monasterio agitadamente, lo que alarmó esta religiosa fue elegida consecutivamente por dos
a la población que, armada con palos y piedras, se di- trienios, ya que al momento de su muerte, en 1668,
rigió hacia el convento. Parece que los partidarios de aún ocupaba el puesto de abadesa, como se men-
ambas facciones estuvieron a punto de pelear ente ciona varias veces en el expediente del proceso que
sí, lo que pudo evitarse gracias a la intervención de siguió a su defunción.32
las autoridades civiles y religiosas de la ciudad. Al Otras rúbricas de la religiosa se encuentran en
ver el tumulto provocado, sor Juana se negó a tomar las licencias, que son las peticiones personales que
la dirección del monasterio.29 hacían las religiosas, solicitando permisos de distin-
Es importante recordar que las instituciones fe- ta índole o las que recogen las necesidades de la co-
meninas se encontraban bajo la custodia del prelado munidad. Las monjas estaban obligadas a consultar
de la ciudad, que debía realizar visitas constantes a todo tipo de transacción con las autoridades ecle-
estas comunidades para asegurarse de su buen ma- siásticas y a mantenerlas informadas de todo lo que
nejo y debía informársele de todo lo que sucedía pasaba dentro de las paredes del convento. Por lo
dentro de los muros conventuales. Esto podría expli- menos uno de los documentos que contiene cada
car la razón por la cual el prelado tuvo que interve- expediente debía estar certificado con la firma de
nir en el conflicto, como aseveran todas las fuentes. la abadesa, que actuaba como mediadora entre su
De hecho sor Juana de Maldonado participó va- comunidad y el obispo; en estos expedientes se ad-
rias veces en las elecciones conventuales y fue ele- juntaban y guardaban también los recibos, misivas,
gida en distintas ocasiones para ocupar varios pues- insertos y otros documentos escritos por las perso-
tos en la dirección del convento, ya que su firma nas interesadas o responsables. En las transaccio-
se encuentra en varios documentos, algunas veces nes monetarias se adjuntaban también las firmas
| 61
como vicaria y otras como definidora. Al final de de la vicaria y definidoras, que eran autoridades
su vida fue electa como abadesa, cuando ya pasaba electas —junto a la abadesa o priora— por el resto
de los 50 años. Aunque no han llegado a nuestras de las monjas para regir el monasterio por periodos
manos los documentos que atestiguan cómo se rea- de tres años (trienios). Al lado de las firmas gene-
lizó la elección, es posible saber que ocupaba esta ralmente se encuentran abreviaturas que indican el
posición porque López Mayorical asegura haber en- puesto que ocupaban al momento de legalizar los
contrado un escrito firmado por ella en el que se documentos. Ejemplo de esta práctica es la licencia
indica el puesto que ocupa y que data de 1665.30 solicitada en 1665 para que ingresara una mulatilla
Otra firma de la religiosa en la que su nombre se al convento para el servicio de la M. Josefa de San
encuentra acompañado de la abreviatura Abba Juan, el que sor Juana firma como abadesa.33
(abreviatura para abadesa), se encuentra en el ex- Desde que Gage dijo que era una mujer adine-
pediente de una licencia de compra-venta de una rada, la mayoría de los autores han repetido que
celda, en la que ella certifica la información reque- San José, Fondo Diocesano, Secretaría de Gobierno Eclesiástico,
rida por el obispo, y data de 1666.31 En mi opinión, Convento de la Concepción, exp. 1933, 1666.
32 ahag, Venta de la Celda de Sor Juana de la Concepción, Fondo
29 Víctor Manuel Díaz, Historia de la imprenta en Guatemala: Diocesano, Secretaría de Gobierno Eclesiástico, Convento de la
desde los tiempos de la Colonia hasta la época actual, Guatemala, Concepción, Censos y Capitales (1644-1668), exp. 305, 1668.
Tipografía Nacional de Guatemala, 1930, pp. 71-73. 33 ahag, “Licencia para que ingrese una mulatilla al servicio
30 Mariano López Mayorical, op. cit., p. 55. de la M. Josefa de San Juan”, Fondo Diocesano, Secretaría de
31 Archivo Histórico Arquidiocesano de Guatemala (ahag), Ven- Gobierno Eclesiástico, Convento de la Concepción, Licencias
ta de la celda de la difunta M. María de San Pablo a la M. María de (1656-1672), exp. 750, año 1665.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


Figura 10. documento en el que se ordena que se le entregue a sor juana de maldonado 500 tostones anuales, por considerarla benemérita y haber quedado desamparada cuando su padre fue a méxico para servir
al rey Felipe iv. Fotografías de coralia anchisi de rodríguez.

sor Juana vivía rodeada de lujo y comodidades, lle- Está sepultado en su Iglesia Catedral. Escribió un tra-
vando una vida mundana. Varios autores aseveran tado de “Justicia distributiva”.34
que su padre era un hombre pudiente, que le había
62 |
construido un lujoso apartamento, y que para sa- Es posible que sor Juana haya podido vivir cómo-
tisfacer sus caprichos le obsequiaba toda clase de damente en algún momento de su vida; aunque no
objetos. Por el contrario, Gage asegura que fue ella siempre fue así, como lo demuestra un expediente
la que había costeado la construcción de su celda que se encuentra en el Archivo General de Centro
con la fortuna que había acumulado. América (agca), que indica que sor Juana tenía va-
Se dice que su vivienda contaba con muebles rias deudas y necesidades. Se trata de un mandato
y obras de arte muy costosas que le habían rega- del rey Felipe IV, de España, donde se menciona que
lado su padre y el obispo, que había muerto en la monja había quedado desamparada cuando su pa-
la ruina por habérselo dado todo a la religiosa. Es dre partió hacia México para servir al rey, que aún
posible que Gage se refiera a fray Juan de Zapata no había pagado su dote y que tampoco tenía dinero
y Sandoval, quien dejó enormes deudas al mo- para cubrir sus gastos; específicamente se refiere a
rir, aunque éstas no se debían a los caprichos de la compra de las velas y a la sacristía. En el docu-
la religiosa sino a sus obras piadosas. El cronista mento se enaltecen los servicios que su padre había
e historiador fray Domingo Juarros (1753-1821) prestado a la Corona, indicando que éstos no habían
asegura: sido remunerados en su totalidad, lo que también
significa que su padre no tenía el caudal que asegu-
Fue tan limosnero, que cuando murió quedó debien- raban Gage y la mayoría de los investigadores. Este
do 35 mil tostones. Ultimamente después de una vida 34Fray Domingo Juarros, Compendio de la historia de la ciudad de
exemplar, murió santamente el 9 de Enero de 630. Guatemala, t. 1, Guatemala, Ignacio Beteta imp., 1808, pp. 281-282.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


manuscrito aclara que su progenitor renuncia a lo rentas que otorgaba a sus súbditos; en este caso, la
que se le adeuda en favor de su hija, por lo que el mitad de la renta del primer año.
monarca le otorga una renta anual de 500 tostones Seguramente el compromiso más importante era
por el resto de su vida. No queda claro quién hizo la cancelación de la dote, que servía para cubrir la
esta petición y por qué se le asignó esta renta, aun- manutención de cada religiosa: alimentación, vesti-
que se puede suponer que se trató de una petición do, medicinas, etc. Cuando las monjas profesaban,
de don Juan de Maldonado, su padre, quien volunta- era importante que demostraran que podían hacerse
riamente desistió de sus rentas en favor de la monja, cargo de esta obligación; aquellas que no podían ha-
que en ese momento pasaba por grandes penurias. cerlo, se convertían en una carga para la comunidad,
Este documento publicado por el investigador Joa- la Caja Real o los habitantes de la ciudad, llegando
quín Pardo en 1949, se encuentra en el protocolo del a depender exclusivamente de las limosnas que lo-
escribano real, don Antonio Zabaleta.35 graban reunir con la ayuda de las personas piadosas.
El manuscrito reconoce a sor Juana como una Vale la pena preguntarse por qué se le permitió a
persona “benemérita”, o sea que la religiosa era re- sor Juana ingresar al convento sin que cancelara los
conocida como una persona digna. Para asegurarse pagos a los que estaba obligada, ya que para 1636, 17
que la monja pudiera recibir esta suma, el soberano años después de su ingreso, aún no había pagado sus
solicitó a los funcionarios de la ciudad que le en- deudas al monasterio; aunque es posible que la posi-
tregaran anualmente 500 tostones, obligándola tam- ción que su padre tenía en la Audiencia hubiera sido
bién a cancelar las deudas que anteriormente había suficiente garantía o que se le hubiera aceptado por
contraído;36 aunque no la libró del pago de media sus habilidades musicales, pues era indispensable que
anata, el impuesto que la Corona cobraba sobre las los conventos contaran con religiosas que supieran to-
| 63
car los instrumentos musicales y que pudieran cantar.
35 José Joaquín Pardo, “Pobreza de la Divina Reclusa, luces so-
bre la existencia de Sor Juana de Maldonado”, Diario El Impar- Las religiosas “musicales”, como las llama Collen
cial, Guatemala, 10 de junio de 1949, p. 16. R. Baade, eran imprescindibles para llevar a cabo los
36 Archivo General de Centro América (agca), AI-231516, Proto-
rezos diarios, las celebraciones litúrgicas y el rezo del
colo del escribano real, Dn. Antonio de Cerrano Valdez, fs. 91,
91v, 92, 22 de enero de 1636: “[…] acudiese con quinientos tosto- Oficio Divino. Gage aseguró que ella tenía buena
nes de venta en cada vn año por su vida a la dicha Madre Juana voz, que sabía tocar el órgano y otros instrumentos.
de la concepción, su hija, en consideración de los servicios que
Menciona también que en algunos casos lo hacía en
él mehavia hecho en la dicha placa de Oidor de esa Audiencia,
y otros cargos y ocupaciones que havia tenido. y que respeto compañía de otras religiosas a las que maliciosamente
deque por la pobreca en que sealla, no havia podido pagar lado- llama “otras monjas con quien tenía íntima amistad”.
te de la dicha su hija ni los reditos que tenía della desde el dia
de suprofesión, ni la cera, ni la sacristía, que es para lo que dio Baade encontró evidencia de que en algunos con-
el dicho mi Presidente de la dicha pension gocase della des- ventos de Toledo se facilitaba el ingreso de las mujeres
pues de pagado lo referido por la dicha vida […] de que le hize que tenían estas habilidades, rebajándoles el monto de
m[erce]d y al desamparo conque dejo a la dicha su hija la hiciese
merced por via de limosna de señalarle para su desempeño lo la dote, exonerándolas de ella o recompensando sus
que fuese servido por su vida en lo que en esta Provincia repartí servicios con una compensación económica, aunque
entre personas beneméritas, pues ella lo es tanto y ael no sele
esta costumbre se popularizó hasta el siglo xviii.37
ha hécho m[erce]d ninguna, y las que podia pedirme en consi-
deración de sus servicios, las renuncia en la dicha su hija […] se 37 Collen R. Baade, Monjas músicas y música de monjas en los
le acuda cada vn año a la susodicha con los quinientos tostones conventos franciscanos de Toledo, siglos xvi y xvii, Omaha, Nebras-
de a cuatro reales cada vno por todos los días de su vida […] en ka, Creighton University, s.f., pp. 456-458; “La documentación
Madrid a Veintidos de enero de mil y seiscientos y treinta y seis en los protocolos del Archivo Histórico Provincial de Toledo re-
años: Yo El Rey”. lacionada a las entradas y profesiones de las monjas músicas,

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


Algunos conventos tenían sus propios instru- que ninguno de los escritos de la religiosa haya lle-
mentos, aunque éstos también podían ser propie- gado hasta nuestras manos. Gage también asevera
dad de las hermanas; entre los más populares se que sor Juana tenía habilidad innata para las letras,
encuentran el violín, bajón y bajoncillo (instrumen- que además de hablar muy bien, tenía talento para
tos de viento-madera que se usaron en las iglesias inventar “ingeniosos y súbitos versos”.
españolas), arpa, vigüela con y sin arco (especie de Varios investigadores aseguran que la obra de
guitarra; se le llama también vihuela), clavicordio, sor Juana fue mencionada en uno de los escritos
clavecín, órgano, etcétera. de fray Antonio Arochena, quien había ocupado
Según el franciscano Francisco Nassare, la más el cargo de lector de su convento y fue comisio-
importante de las músicas era la organista: nado por el prior para hacer un recuento de los
escritores distinguidos que habían vivido a lo lar-
[…] en los más [conventos], es la Organista, la Música go del periodo colonial en la provincia francisca-
principal; a cuya cuenta corre, así el disponer lo que na del Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala,
se ha de cantar, como el enseñar a otras Religiosas, y hasta mediados del siglo xviii. Aunque no se cono-
cuydar de que canten con firmeza su parte; corrigién- ce el paradero de su manuscrito, se sabe que la
doles lo que erraren […].38 información recopilada por él sirvió a Juan José
Eguiara y Eguren para elaborar su libro Bibliotheca
Gage asegura que sor Juana tenía en su arma- Mexicana, en la que también enumera a los cro-
rio un pequeño órgano y que además tocaba otros nistas y escritores franciscanos. Años después el
instrumentos; también tenía buena voz. Se puede religioso José Mariano Beristáin y Souza se basó en
pensar que las “amistades” que se mencionan mali- este material para escribir su obra Bibiotheca His-
64 |
ciosamente en el texto eran en realidad las monjas panoamericana Septentrional o Catálogo de noticias
de la orquesta conventual que tocaban sus instru- de los literatos, que ó nacidos, ó educados, ó florecien-
mentos o cantaban bajo la dirección de la monja tes en la América Septentrional Española, han dado
que nos ocupa. Otros autores aseguran que el único a luz algún escrito, ó lo han dexado preparado para la
biógrafo colonial de sor Juana, el padre Arochena, prensa, que fue publicado en los primeros años del
nunca mencionó sus habilidades musicales, lo que siglo xix. Con mucho trabajo logré encontrar una
no puede afirmarse hasta que se encuentre la obra transcripción de este trabajo que fue publicada en
del relator franciscano. Aseguran que únicamente dos partes en Guatemala, la primera en 1927 y la
hace alusión a sus habilidades para las letras, aun- segunda en 1928.39 Desafortunadamente, su obra
identificadas como tal por el hecho de haber estado exentas de
no menciona el nombre de ninguna escritora gua-
pagar la dote a cambio de servir como organista, cantora, o en temalteca; sólo se refiere a los hombres.
raras ocasiones por tocar algún instrumento; también es posible Parece que algún historiador de las primeras
encontrar señal de estas monjas músicas remuneradas en las
mismas cuentas de los monasterios, ya que en muchos casos se décadas del siglo xx publicó ese dato y ha sido re-
les pagaba un pequeño salario, llamado situado o legata […] la petido infinitas veces sin comprobar su veracidad.
gran mayoría de los casos que he podido encontrar, aparecen en
El nombre de sor Juana no se encuentra en esta
el siglo xviii […]”; disponible en http//www.google.com.gt/url?s
a=t&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=web&cd=1&ved=
0CCsQFjAA&url=https%3A%2F%2Ffanyv88.com%3A443%2Fhttp%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdes 39 José Mariano Beristáin, “Escritores del Antiguo Reino de
carga%2Farticulo%2F3713982.pdf&ei=nYR4UtTVJKeqsATIyY Guatemala”, Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, año IV,
DICg&usg=AFQjCNHjtdv2NJ7hSVmfpYSv8fFo9T5gdg. tt. IV y V, núm. I, Guatemala, septiembre de 1927 y 1928; toma-
38 Ibidem, p. 552. do del original, publicado en México, en 1816.

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publicación; y lo que es peor, también se debe du- clausura, es casi imposible que pudieran haberse
dar de la existencia de los títulos de los escritos de conocido.
la monja que supuestamente se enumeran en ese Varios historiadores (Pardo, L. Luján y Zamo-
catálogo: “El ángel de los forasteros”, “Elegía” —su- ra Castellanos) señalan que las religiosas Catalina
puestamente escrita por la muerte de fray González Bautista y Juana de San Francisco, a quienes su-
Altamirano—, “La bondad de los ángeles”, “Pecados puestamente dedica “Cantos de Navidad”, también
de conciencia” y “Recuerdos religiosos”. llegaron a Guatemala en 1578, acompañando a sor
López Mayorical agrega al listado de los escritos Elvira, cuando se fundó la institución concepcio-
de sor Juana nuevos títulos: “Tierna despedida”, de- nista, y debieron tener por lo menos 50 o 60 años
dicada a sor Elvira de San Francisco,40 que supues- al momento de la profesión de sor Juana, si aún
tamente fue a Chiapas para fundar el monasterio de vivían. También se le atribuye el poema “Redon-
La Encarnación, “Redondillas”, dedicado a sor Ma- dillas”, supuestamente dedicado a sor María de la
ría de la Concepción, por su profesión, y “Cantos de Concepción para el día de su profesión, aunque
Navidad”, una serie de poemas narrativos de la vida ningún autor ha mencionado la fuente de esta in-
de sor Juana de San Francisco y sor Catalina Bautis- formación. Otros autores, como Soto Hall, aseguran
ta; aunque no menciona la fuente de estos títulos.41 maliciosamente que el poema “Tierna despedida”
Al comprobar la concordancia entre estos títulos y las no fue escrito para una religiosa, sino a un amor im-
personas a las que se dedicaron, sus datos tampoco posible que la había abandonado años antes, “por la
coinciden con la realidad. Según fray Domingo Jua- pasión que se refleja en sus versos”, aunque nunca
rros, sor Elvira de San Francisco fue una monja jeró- lo haya podido leer.44
nima que llegó a Guatemala desde México para fun- La maestra Carmen Ydígoras Fuentes publicó
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dar el monasterio de la Limpia Concepción en 1578 Compendio de literatura y artes de Guatemala, en
y fue la primera en ocupar el cargo de abadesa.42 Es donde le atribuye “Cantos de Navidad”, “Triste des-
poco probable que sor Juana hubiera tenido la opor- pedida”, “Elegía”, “Villancicos” y “Versos dedicados
tunidad de conocerla, ya que salió de la Concepción a Santa Catalina”,45 asegurando que habían sido
en 1606 para fundar el monasterio de Santa Catali- publicados por el licenciado Salomón Carrillo R.;
na Mártir (la segunda fundación concepcionista de López Mayorical asevera que el trabajo del licencia-
la ciudad), varios años antes de la profesión de sor do Carrillo era un manuscrito y que nunca se pu-
Juana,43 y considerando que ambas eran monjas de blicó.46 Yo tampoco pude encontrarlo en ninguna
biblioteca.
40 Mariano López Mayorical, op. cit., pp. 102-103: “El Señor Es-
trada Sandoval dice: ‘Tierna despedida’ escrita a una religiosa
Víctor Miguel Díaz asegura que las noticias que
mexicana […] atribuye la dedicatoria de esta composición a Elvi- se tienen de sor Juana de Maldonado provienen de
ra de San Francisco en su viaje a Chiapas […] versos cuyo hallaz-
go se atribuyó el Lic. Salomón Carrillo Ramírez”. 44 Mariano López Mayorical, op. cit., pp. 102-104: “Máximo Soto
41 Idem. Hall agrega: Las malas lenguas dicen que ha sido compuesta
42 Fray Domingo Juarros, Compendio de la historia de la Ciudad para llorar otra ausencia, que no es la de su hermana en la re-
de Guatemala, t. I, Guatemala, D. Ignacio Beteta, 1808, p. 180: ligión. La verdad es que hay tal ternura y apasionamiento en
“[…] cuya superiora se llamaba Sor Juana de San Francisco, y las esos versos que uno se siente tentado de creer los decires que
compañeras Sor Catalina Bautista, Sor Helena de la Cruz y Sor pululan […]”.
Ynes de los Reyes […]”. 45 Carmen Ydígoras Fuentes, Compendio de la historia de la li-
43 Ibidem, p. 181: “De esta ilustra casa salieron quatro religiosas teratura y artes de Guatemala, 2a. ed., Guatemala, Ministerio de
el año de 1606 a fundar el convento de Santa Catarina Martir de Educación, José Pineda Ibarra, 1959, p. 49.
esta ciudad, cuya Prelada fue la R. M. Elvira de San Francisco”. 46 Mariano López Mayorical, op. cit., pp. 102-104.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


otra obra de fray Antonio de Arochena, donde se También cabe la posibilidad de que por su habilidad
ocupa de las religiosas de vida ejemplar: “[…] nos para las letras se le hubiera encomendado escribir
da amplias noticias de la vida de Sor Juana, en su autos sacramentales (obras de teatro que se repre-
Catálogo de Monjas notables de los conventos de sentaban dentro de los conventos), elegías (odas
Guatemala”. 47 Este autor indica: dedicadas a personajes importantes), poemas que
tuvieran relación con la vida de los santos o sus mé-
[…] sus confesores notaron el grado de su inteligencia ritos, personas piadosas y otros temas relacionados
desarrollada en el aislamiento y le aconsejaron que con la vida espiritual.
escribiera sus impresiones; aceptó el consejo y días En el año 2002, la investigadora y periodista Luz
más tarde ponía en manos de aquellos la obra titulada Méndez de la Vega publicó La amada y perseguida
“El ángel de los forasteros”.48 sor Juana de Maldonado y Paz, donde asegura que
sor Juana escribió un “auto navideño” titulado “En-
Desafortunadamente nadie ha podido dar con el tretenimiento en obsequio de la güida a Egicto”.49
paradero de esta obra. Aseguraba que esta es una obra de teatro escrita en
Por lo general las monjas escritoras eran perso- verso y que data del siglo xvii, afirmando:
nas con una vida espiritual intensa; algunas incluso
experimentaban raptos místicos, sueños y visiones; […] muestra en su estilo el decidido influjo de la
otras tenían vidas ejemplares, por lo que sus confe- poesía religiosa medieval y prerrenacentista espa-
sores les solicitaban que escribieran sus vivencias, ñola […] sobre todo evidente en el primitivo teatro
mismas que eran sometidas al escrutinio de otros popular […] de procedencia española, como los bai-
religiosos entendidos en la materia, que debían juz- les dialogados de las vidas de los santos, de moros y
66 |
gar si se trataba de personas virtuosas, herejes o ilu- cristianos y hasta el de la Conquista.50
minadas. En los tiempos modernos, escribir puede
ser una forma de conseguir el reconocimiento y la La opinión de Luz Méndez ha sido puesta en
fama. Para las religiosas era muy distinto, ya que duda por varios autores guatemaltecos, como
al momento de su profesión hacían votos de obe- Luis Luján Muñoz, quien demostró que no se tra-
diencia; la escritura de las mujeres era considerada ta de poemas del siglo xvii, sino villancicos anóni-
como una forma de soberbia o vanidad, ajena a la mos del xix.51
vida sencilla y sumisa que debían llevar. Otra fuente importante sobre su vida se encuen-
La posibilidad de que existan escritos de esta tra en el Archivo Histórico Arquidiocesano de Gua-
monja me hace suponer que se trataba de una reli- temala, donde encontré, en los últimos meses de
giosa con una vida ejemplar y que si lo que escribió 2013, varios manuscritos que revelan nuevos deta-
lo debió hacer obedeciendo la petición de sus guías lles sobre los últimos años su vida y que hasta aho-
espirituales. Si este hubiera sido el caso, sus escritos ra eran desconocidos. Uno de ellos data del año de
deberían ser una especie de meditación espiritual,
49 Luz Méndez de la Vega, La amada y perseguida: Sor Juana de
una narración de su vida o sus vivencias religiosas.
Maldonado y Paz, Guatemala, Programa Patrimonio, Cultura e
Identidad, nuf/url, 2002, pp. 62-101.
47 Víctor Miguel Díaz, Historia de la Imprenta en Guatemala des- 50 Ibidem, p. 83.
de los tiempos de la Colonia hasta la época actual (1660-1930), Gua- 51 Luis Luján Muñoz, Tradiciones navideñas de Guatemala, Gua-
temala, Tipografía Nacional de Guatemala, 1930, p. 72. temala, Cuadernos de la tradición guatemalteca, 1981, pp. 53
48 Idem. y 54.

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1665, cuando tenía alrededor de 67 años; allí consta cuidado que tenían las religiosas para informar a las
que sor Juana se encontraba nuevamente endeuda- autoridades eclesiásticas, incluyendo todas las car-
da, necesitada de dinero y además sufría quebrantos tas, solicitudes, insertos, recibos y otros manuscritos
de salud, por lo que se vio en la necesidad de ven- que han sido mencionados a lo largo de este trabajo.
der una esclava negra de su propiedad; para hacerlo Este documento indica que sus aposentos quedaron
necesitaba obtener una licencia o autorización. En al monasterio cuando ella murió. Inicia con la noti-
la misiva que mandó al obispo, le explicaba que se ficación que hace la superiora del convento al pre-
la había obsequiado su padrino, don Francisco Dias lado, informándole que el espacio se encuentra a
Nieto, para “remedio de mis nesesidades y cuando la venta por la muerte de su antigua ocupante. El
recresiesen por mis enfermedades”.52 Le pedía per- obispo autorizó a las religiosas para iniciar el proce-
miso para hacer la venta y le suplicaba que no se so de la venta.
le hicieran otros cobros, liberándola de cualquier Es importante agregar que este documento se
carga tributaria, agregando que lo hacía por necesi- relaciona o complementa con la escritura de com-
dad. La carta fue certificada por la abadesa, vicaria y pra-venta que se encuentra en el agca, del protocolo
definidoras del convento. Ellas aseguraron al obispo del escribano real don Antonio Zabaleta, que regis-
que la esclava era de sor Juana y que la venta podía tra que la transacción se llevó a cabo en uno de los
llevarse a cabo. En ella se puede leer también la li- locutorios del monasterio, en octubre de 1669.
cencia del obispo que autorizaba que la transacción Entre los manuscritos que conservaron las reli-
pudiera realizarse. giosas en este expediente, se encuentra una carta de
Como abadesa, escribió y firmó varios expedien- empeño escrita por sor Juana que data de 1667, y es
tes en los que su nombre se encuentra acompaña- el último documento conocido que tiene su firma.
| 67
do de la abreviatura “abba.” que demuestra que ella En la misiva solicita que le den 20 pesos, ofrecien-
era la superiora de la congregación; ejemplo de ello do como prendas un diamante y la imagen de una
es la licencia en que se solicita al obispo que una virgen que pertenece al monasterio. En ella mani-
monja de su comunidad, sor Jacinta de San Agus- fiesta que es la abadesa de su congregación y que
tín, pueda acoger en su celda a una joven que había requiere este dinero para cubrir las necesidades de
quedado huérfana y desvalida. El obispo autorizó el la comunidad que dirige.54 Esta deuda no había sido
ingreso de la dama al monasterio.53 saldada al momento de su muerte. En otro inserto
El año pasado tuve la fortuna de hallar el expe- señalan que la gema pertenecía a doña María de
diente de la venta de su celda, que se llevó a cabo Serbantes, que posiblemente fue una benefactora
después de su muerte y donde se encuentran de- del monasterio, y que el dinero se le debía a don
talles sobre su vida que hasta ahora eran descono- Antonio de Espinoza, quien guardaba las prendas.55
cidos. Este documento se encuentra en el área de El inventario de los bienes de la difunta se enco-
“Censos y capitales”, que abarca desde 1644 hasta mendó a la madre María de la Asunción, quien ade-
1668. Allí se registran cuidadosamente todos los más tuvo que venderlos. Lo recaudado sirvió para
pormenores de la transacción y se puede notar el pagar una parte de la deuda. La hermana preparó
un resumen con el registro, lo que se pudo cancelar
52 ahag, Fondo Diocesano, Secretaría de Gobierno Eclesiástico,
con la recaudación y las cuentas que aún quedaban
Convento de la Concepción, Licencias (1656-1672), exp. 3054,
año 1665. 54 Ibidem, exp. 3054.
53 Ibidem, exp. 748. 55 Idem.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


pendientes, incluyendo el nombre de cada uno de una carta al obispo en la que le informaba que el
los acreedores. espacio no tenía cocina y que por eso no quería
La abadesa dirigió una misiva al obispo infor- comprarla.
mándole sobre la situación y solicitándole que se Finalmente se efectuó la venta en 1669. El ex-
autorizara la venta de la celda de la difunta para pa- pediente consta de varios insertos, cartas, licencias
gar las deudas que ascendían a 419 pesos. y escrituras que registran los pormenores de la
Por la descripción de la celda que se encuentra transacción. Allí quedó asentado que el aposento
en el documento, se sabe que la celda donde vivió fue adquirido por el capitán Miguel de Cuellar Va-
sor Juana tenía dos niveles, era una celda “de alti- rona y su esposa María de Gaytán y Monterrosso,
llos”. La planta alta tenía dos habitaciones con co- para que fuera ocupado por su hija, que aún era
rredor al frente y salida a la cuadra, dentro de los novicia, y otra religiosa, que sería designada pos-
muros del convento. El primer piso tenía otras ha- teriormente, por espacio de dos vidas; o sea has-
bitaciones; allí se encontraba la cocina, pila y un ta la muerte de ambas ocupantes. El capitán y su
pequeño patio. esposa obtuvieron permiso para visitar la celda.
En el documento se menciona que la parte Escribieron una misiva al obispo explicándole que
original era la de abajo y que sor Juana había la estancia estaba en mal estado y que no contaba
construido la planta alta con su propio dinero, po- con los servicios básicos, por lo que era necesario
siblemente después del año 1636, cuando el rey hacer algunos arreglos y reparaciones. Para ello so-
le concedió una renta anual que le permitía vivir licitaron que se autorizara el ingreso de un albañil
dignamente y pagar sus deudas. Gage aseguraba y un carpintero que se encargarían de hacer un
que ella había pagado por la construcción de toda avalúo de los arreglos y hacer las remodelaciones
68 |
la celda. necesarias. Los padres de la novicia lograron que la
El primer piso estaba ocupado por sor Margarita madre Margarita de San Juan, que vivía en el piso
de San Juan, por una petición de los Maldonado, de abajo, les vendiera parte de su patio, cocina y
quien posiblemente se mudó después de la muerte pilas, con derecho de agua para reacondicionar el
de la difunta. El convento puso a la venta el segun- espacio en el que vivirían su hija y su acompañan-
do piso en 1668. La primera interesada fue la madre te. Se comprometieron a hacer lo estrictamente ne-
Tomasa de San Pedro, que ofreció 450 pesos. Pagó cesario, ciñéndose a la regla que regía el convento,
200 pesos, que fueron depositados en las arcas del evitando lo superfluo o lujoso.
monasterio, y presentó una promesa de su madre La escritura de la transacción se firmó en uno
para cancelar los 250 restantes en diciembre de ese de los locutorios del convento y se encuentra
mismo año. La venta no se llevó a cabo y el obispo asentada en un protocolo del siglo xvii, donde el
solicitó a la abadesa que se le devolviera el dinero escribano real legaliza la compra y hace una des-
a la monja. Dijo que la celda podía ser vendida a cripción detallada de la celda, que dista mucho
cualquier otra religiosa que quisiera adquirirla, ya de ser lujosa o de gran tamaño, como han asegu-
que los pagos no se habían efectuado dentro del rado varios autores. En el mismo documento se
plazo acordado. mencionan también el pago de los 450 pesos y los
La segunda oferta fue hecha por doña María gastos que ocasionaron las remodelaciones que
de Medinilla, que quería adquirirla para que vi- tuvieron que hacerse para adaptar la cocina y las
vieran sus hijas. Después de verla, le escribió pilas que habían comprado, para que el espacio

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quedara listo para su futura ocupante, la novicia religiosas conservaron todos los recibos que ex-
Antonia de Santa María.56 Este documento fue pu- tendieron los sacerdotes que celebraron las misas
blicado por Ricardo Toledo Palomo.57 cantadas y distintos oficios por las almas de las
Después de la venta, las religiosas procedie- religiosas Juana de la Concepción, María de San
ron a pagar a todos los acreedores “para que con Martín y Jerónima de San Francisco.59 Algunos
ellos cumpla y execute lo que por nos le esta fueron cancelados por la abadesa y otros por las
mandado en descarga, de el anima de di[ch]a religiosas de la comunidad, que seguramente te-
Madre Joana de la concepcion, difunta”.58 En el nían aprecio por las difuntas.
expediente se encuentran también los recibos La fecha en que murió sor Juana ha sido tam-
que firmaron los acreedores, lo que nos demues- bién motivo de grandes controversias. Según algu-
tra el orden y el cuidado con que se manejaban nos autores falleció en 1666, otros; como Víctor Mi-
las cuentas. guel Díaz, indican que era mucho más joven:
Una vez canceldas todas las deudas de la di-
funta, el obispo autorizó que se hicieran varias Enferma la poetisa mística, del mal de amor, pagó al
misas y rezos por el descanso de su alma. Las fin tributo a la tierra: su cuerpo fué sepultado en la
galería de las preladas: allí leíase en tosca lápida una
56 agca, Protocolo del Escribano Real Dn. Antonio de Zabaleta, inscripción, haciendo constar que había fallecido a los
exp. A1.20, leg. 1459: “[…] quedó vacía, una selda de altos, con
un aposento, y un quarto que sirve de pasadiso, para salir a la cuarenta años de edad, en noche nebulosa, en 11 de
cuadra, y un corredor bajo que está di[ch]o aposento, y en los junio de 1638.60
altos dos salas y un corredor, y en el, un aposento pequeño que
sirve de despensa y consecutivo a el di[ch]o cuarto de altos assi a
man[o] der[ech]a como vajamos por la escalera otros quartos de Es posible que este autor hiciera alusion al epi-
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Seldas bajas con su corredor que todo fue de la Madre Joana de la tafio que fue publicado varios años después por Ló-
concepción, […] que falleció siendo abba[des]a; de él , y estando assi
vacía por haber fabricado los di[ch]os quartos altos la di[ch]a Madre
pez Mayorical:
Joana de la concepción de los vienes de que uzaba y haver pareci-
do pertenecer después de sus días los quartos vajos antiguos, a Aquí reposa la que se libró del mundo engañoso, para
la Madre Margarita de San Joan Religiossa de este convento por
haverlo assi dispuesto el Señor Liz[encia]do Joan Maldonado de buscar la misericordia Divina, Sor Juana de Maldo-
Paz […] en cuia conformidad tratándose de vender el uzo dellos nado, que a los cuarenta años, en 1638, pagó el saldo
por haver parecido que la di[ch]a Madre Joana de la concep[ci]ón,
de la vida.61
era encargo a diferentes Personas de algunas cantidades que le
havian prestado para supplir sus necesidades y avaluandose la
di[ch]a selda […] en cantidad de quatrocientos y cincuenta pesos Este dato sirvió para asegurar la edad y el año
de a ocho […] Parece que el Alférez Miguel de Cuellar Varona los
di[ch]os quatrocientos y Cincuenta p[e]sos por la di[ch]a selda de
en que había muerto la religiosa. Años más tarde,
los quartos altos con los vajos que les pe[rte]necen para que la el mismo autor dijo que contaba con indicios sufi-
Gozase Antonia de S[an]ta María su hija, religiosa novicia […] por cientes para suponer que la monja había muerto en
los días de su vida, y después de ellos, otra hija suya o persona
que nombrare por su Testam[en]to… que el di[ch]o nuestro con- 59 ahag, Fondo Diocesano, Secretaría de Gobierno Eclesiástico,
vento heredó por muerte de la Madre Joana de la concepción Convento de la Concepción, Censos y capitales (1669-1675),
[…] para que con ellos cumpla y execute lo que por nos le esta exp. 776, leg. 41, año 1669.
mandado en descarga, de el anima de di[ch]a Madre Joana de la 60 Víctor Miguel Díaz, Las Bellas Artes en Guatemala, Guatema-
concepcion, difunta […]”. la, Tipografía Nacional, 1934, pp. 343-344.
57 Ricardo Toledo Palomo, “Venta de la celda de Sor Juana de 61 Mariano López Mayorical, “Estudio verificado sobre la discu-
Maldonado, Juana de la Concepción”, en Anales de la Academia tida existencia de la monja Sor Juana de Maldonado y Paz”, en
de Geografía e Historia, núm. 39, Guatemala, 1958, pp. 13-18. Anales de la Sociedad de Geografía e Historia, t. XXI, Guatemala,
58 Idem. septiembre-diciembre de 1946, p. 269.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


y finalmente el de la venta de su celda, que salió
a la luz en 1958.
El afortunado hallazgo de varios documentos en
el Archivo Histórico Arquidiocesano de Guatemala
(ahag), en los meses de octubre y noviembre del
2013, y los encontrados en enero del 2014, me per-
miten hacer una nueva interpretación de algunos
datos que habían sido publicados y dar a conocer
nuevos aspectos de su vida.
Los expedientes relacionados con sor Juana se
encuentran diseminados en varios archivos y biblio-
tecas; algunos están en el Archivo General de la Na-
ción de México (agn), en el ramo Inquisición; otros
se encuentran en Guatemala, en el Archivo General
de Centroamérica (agca) y en el ya mencionado de
Antigua. Es posible que aún se puedan encontrar
Figura 11. reporte de la recaudación que se hizo al vender los bienes de sor juana, después
de su muerte para que las deudas pudieran saldarse. Fotografía de coralia anchisi de
otros en colecciones privadas, como los que fueron
rodríguez. adquiridos por López Mayorical, en la primera mi-
tad del siglo xx, cuya ubicación actual se ignora.
1666, haciendo caso omiso del epitafio que había in- Desgraciadamente los documentos relacionados
cluido en su primera publicación.62 Esta contradic- con la Concepción que se encuentran en el ahag
70 |
ción pone en tela de juicio la existencia del famoso están incompletos, especialmente los que corres-
epitafio y la veracidad de la información que nos ponden a la primera mitad del siglo xvii, periodo
proporciona este investigador. que corresponde con los años en que esta religiosa
Aunque se desconoce la fecha exacta de su de- vivió en el convento. Como abadesa (1665-1668) fir-
ceso, el expediente de la venta de su celda, que ha mó varias solicitudes e informes dirigidos al obispo,
sido mencionado repetidas veces en este trabajo, que generalmente se encuentran en las llamadas
demuestra que sor Juana murió en 1668, cuando “Licencias”, donde existen varias solicitudes relacio-
su aposento se puso en venta; ella tenía alrededor nadas con autorizaciones de distinta índole, como
de 70 años. el ingreso o egreso de acompañantes, sirvientes y
A manera de resumen se puede decir que esclavas que vivían con las religiosas; otros se rela-
hasta finales del año pasado (2013), se contaba cionan con la defunción de las monjas, sus heren-
únicamente con cuatro documentos relacionados cias al convento o la venta de sus celdas a nuevas
con su vida, el de su profesión publicado en 1946, ocupantes; que no aportan ningún dato importan-
la denuncia ante la Inquisición en 1949, la renta te sobre su vida o su obra. Estos escritos van desde
que le otorgó el rey y que fue publicada en 1949, 1656 hasta 1672. Allí aparecen varias firmas de sor
62 Mariano López Mayorical, Investigaciones históricas, op. cit., Juana que, como abadesa, debía informar lo que
pp. 52-53: “[…] permanece recluida durante 47 años, habiendo sucedía en la institución que dirigía, razón por la
fallecido a la edad de 68, en el año de 1666. Esta parte se debe a
un último y muy reciente descubrimiento realizado por mí con
que su rúbrica consta al final de varios documentos
posterioridad a mi estudio original […]”. relacionados con la vida diaria dentro de los muros

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del convento, especialmente los que se refieren a la co Molina, su primo; varios volúmenes y manuscri-
compra-venta de esclavas o el ingreso de personas tos fueron vendidos al mejor postor, entre ellos los
ajenas al monasterio. relacionados con las concepcionistas.63 La casa fue
Se han extraviado otros libros que corresponden adquirida recientemente por la Universidad Meso-
a este periodo, como el de las elecciones, censos y americana.
capitales, reportes de los administradores, corres-
pondencia, registro de las defunciones y los méritos Conclusiones y recomendaciones
de aquellas que habían llevado vidas ejemplares,
etc. Los de la segunda parte del siglo xvii y el xviii se 1) Sor Juana de Maldonado y Paz es un personaje
encuentran mucho más completos. que ha despertado la curiosidad de los guatemalte-
Las exclaustraciones y expolios sufridos por las cos desde el siglo xvii, cuando el inglés Tomás Gage
órdenes religiosas desde el siglo xix provocaron la la incluyó en sus escritos. La descripción de este
pérdida de varios volúmenes que seguramente con- hombre ha servido a varios autores e investigado-
tenían datos de gran importancia. Una parte de este res para crear un personaje que dista mucho de la
patrimonio fue expropiado por los gobiernos libe- realidad.
rales, mientras que otra parte fue entregada a las 2) Hasta el día de hoy se desconoce el paradero
cofradías y ciertas personas allegadas a la iglesia, de los escritos de sor Juana de Maldonado, razón
para que los cuidaran en ausencia de los religiosos por la que no se le pueden seguir atribuyendo obras
que habían sido expulsados del país. Seguramente y títulos de dudosa procedencia. Desafortunada-
hubo también otros documentos que se perdieron mente no se han encontrado aún fuentes confiables
en el proceso. relacionadas con su producción literaria o los títulos
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López Mayorical logró recuperar algunos libros de sus obras.
y manuscritos de las concepcionistas, que guardaba 3) Para recuperar la verdadera historia de su vida,
celosamente en su biblioteca personal, en la ciudad es necesario ceñirse únicamente a la información
de Quetzaltenango. Algunos datos contenidos en que se encuentra en los documentos originales, evi-
ellos fueron incluidos en sus publicaciones. Des- tando citar a escritores, periodistas e investigadores
afortunadamente este investigador tuvo problemas que la han convertido en un personaje legendario y
económicos al final de su vida que le obligaron a exótico, porque fundamentaron sus trabajos en le-
vender sus pertenencias. Su casa y su bellísima bi- yendas urbanas y en la suposición de documentos
blioteca fueron adquiridos por el doctor José Pache- inexistentes.

63Información proporcionada por la hija de don Mariano López


Mayorical, doña Ana María López, entrevista telefónica, 6 de
enero de 2014.

sor juana de maldonado y paz: vida y leyenda


nuria salazar simarro*

Ingredientes para la cocina


conventual: producción y compras
en dos estudios de caso
La historia de la vida diaria iniciada por historiadores franceses, ya forma parte de
investigaciones en todo el orbe. La comida es una de las protagonistas en ese conoci-
miento, y tratar sobre ella en distintos ámbitos geográficos basta para conocer lo que
distingue a una región cultural. En la cocina monjil se pueden reconstruir los ingre-
dientes que permiten su comprensión, y en archivos que tratan de concepcionistas y
clarisas en la ciudad de México y la Villa de Atlixco, se descubre parte de esa historia
del acontecer cotidiano.
Palabras clave: comida, clarisas, monjas, concepcionistas, refectorio, villa, ciudad.

E
l tema de la comida ha sido históricamente atractivo por su incidencia con
productores y consumidores. Las informaciones antiguas, al igual que las
investigaciones recientes, se centran primordialmente en los platillos; sin
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embargo, en algunos casos se mencionan los ingredientes secos o frescos
guardados en alacenas y despensas, resultantes de una producción para el
autoconsumo o de la adquisición por compra, trueque o donativo.
La arquitectura y el mobiliario de la despensa, la cocina y el refectorio, han sido tam-
bién temas de reflexión cuando se trata de abordar historias de la vida cotidiana, o de
describir, restaurar o ambientar un espacio histórico para recrear la forma de cocinar y el
menaje doméstico. El calor del hogar y la mezcla de ingredientes han dado como resultado
una riqueza de posibilidades de manufactura alimenticia que van de lo dulce a lo salado, y
de las semillas, los vegetales y las leguminosas a los animales, resultado de la producción
agrícola, la crianza, el intercambio de géneros y la compraventa.
Para abordar el tema de lo cotidiano y la cultura material es necesaria la revisión de
fuentes de distinta procedencia: reglas y constituciones, tablas de oficios, libros de cuentas,
inventarios, planos, representaciones pictóricas y hagiografías. Al analizarlas y comparar-
las pueden entretejerse sus coincidencias.
En este texto la revisión de esas fuentes no ha sido exhaustiva, además de que sigue en
curso; no obstante, los hallazgos en los archivos consultados ya permiten presentar algunos
resultados.

* Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, inah.

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Figura 1. portada de la iglesia del real convento de Jesús maría, méxico. José maría
marroqui, La ciudad de México, t. 3, méxico, Jesús medina editor, 1969, p. 40 bis.

Figura 2. portada de la iglesia del convento de santa clara de Jesús, villa de carrión de
La procedencia de ingredientes culinarios se re- atlixco, puebla.

laciona con las múltiples etnias a que pertenecían


las esclavas, sirvientas y monjas que convivieron sólo pretende profundizar un poco más en ellas, al
en los conventos novohispanos, donde se creó una tratar sobre las variaciones de la dieta conventual
cocina multicultural. Las expectativas esperadas al en los medios rural y citadino.
indagar sobre los insumos culinarios conventuales Es notorio que algunas cuestiones —como la
intentaron dar respuesta a las siguientes preguntas: práctica del ayuno y la mortificación— obedecen a
¿cómo obtenían sus alimentos?, ¿quién los produ- prescripciones usuales en comunidades de distinto
cía?, ¿quién decidía lo que se tenía que comprar?, carisma, excepción hecha de casos singulares narra-
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¿con qué fondos?, ¿cómo ingresaban los insumos y dos en hagiografías.2 De éstas sólo se ha tomado en
quién los introducía a la clausura?, ¿qué comían las cuenta aquello que formaba parte de una realidad
monjas y demás mujeres que vivían con ellas?, ¿en compartida por las enclaustradas.
dónde comían y con qué comían?, y, por último, A pesar de lo relatado respecto a la austeridad de
¿quién los cocinaba y llevaba a la mesa? monjas particularmente ascéticas, consta de manera
Diversas investigaciones han dado respuestas a documental que en general las religiosas comían lo ne-
algunas de estas preguntas,1 por lo que este texto cesario para conservar la salud y poder cumplir con la
regla que mandaba muchas horas de oración y contem-
1 Alicia Bazarte Martínez, Un acercamiento a la comida novo- plación, así como el desempeño de diversos oficios.
hispana, México, ipn (Colección Histórica Ex Convento de San
Lorenzo), 2006; Rosalva Loreto, “La sensibilidad y el cuerpo en
Desde que se inicia el proceso fundacional de un
el imaginario de las monjas poblanas del siglo xvii”, en Memoria convento, se prevé que los vecinos del lugar lo pue-
del II Congreso Internacional El Monacato Femenino en el Imperio
Español. Monasterios, beaterios, recogimientos y colegios, México, de 2013, Ana Mónica González Fasani mostró su interés en el
Centro de Estudios de Historia de México Condumex, 1995, pp. tema de la salud de las monjas, y entre otras cosas trató acerca de
541-556; Mina Ramírez Montes (“Del hábito y de los hábitos en el la comida; del mismo modo Mónica Díaz, al desarrollar el tema
convento de Santa Clara de Querétaro”, en Memoria del II Congre- de las capuchinas, mencionó que maíz, chile, frijol y papa son
so Internacional…, op. cit., pp. 565-572) trató sobre los hábitos ali- ingredientes que formaban parte de la dieta de esa comunidad.
menticios. Hay un programa en España (“La cocina de las mon- 2 En Asunción Lavrin y Rosalva Loreto L. (eds.), Diálogos espi-
jas”), por ejemplo, que trata de torrijas de Escalona, provincia rituales. Manuscritos femeninos hispanoamericanos. Siglos xvi-xix,
de Toledo, http://www.magnificat.tv/es/taxonomy/term/65, Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades-buap/
consultado el 29 de noviembre de 2013. En el marco del Congre- Universidad de las Américas, 2006, pueden analizarse varias de
so celebrado en el Museo Franz Mayer de México en noviembre estas vidas ejemplares.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


dan mantener. El grupo social y el área geográfica constitución se había organizado una colecta entre
de los dos conventos que aquí se contrastan inciden los mineros de Temascaltepec, Pachuca y Zimapán,
sobre la materia prima de su alimentación. El con- a la que se añadió en breve un patrocinio real; hay
vento concepcionista de Jesús María es una funda- que aclarar que el legado de Felipe II procedía de la
ción situada en la capital de la Nueva España; en riqueza americana, pues los 30,000 ducados otor-
cambio, el convento de Nuestra Madre Santa Clara gados dependían de “indios vacos”. Para el esta-
de la Villa de Carrión está ubicado en el valle de blecimiento de las clarisas de Atlixco (1617), el ba-
Atlixco, rodeado por campos de cultivo. El nombre chiller Antonio Pérez de las Casas donó su vivienda,
antiguo de esa villa fue Acapetlahuacan, y su pobla- lugar donde se fundó el monasterio con monjas que
ción fue comparativamente menor a ciudades tan llegaron del convento de San Juan de la Penitencia
pobladas como la de México. de México.6
De acuerdo con lo dispuesto por el Concilio de Estos apoyos iniciales fueron sin duda un ma-
Trento, la fertilidad de la tierra en ambas zonas expli- nantial de beneficios materiales a los que se agre-
ca la riqueza de los vecinos, de ahí que hayan podido garon otros, ya que las religiosas dependían de una
contar, como otras, con un convento de monjas. dote que les aseguraba vestido y alimentación, y
por consiguiente garantizaba hasta cierto punto la
La manutención de las religiosas, conservación de la salud con que ingresaban.
una condición fundacional
¿Cómo obtenían los alimentos?
Se dieron muchos pasos antes de lograr fundar el
primer convento en América, desde Salamanca en Entre los historiadores ya es de dominio común
74 |
Extremadura, hasta la capital de la Nueva España; que las dotes depositadas en el arca de tres llaves
con una transformación de beaterio y colegio, a —de donde salían los recursos para inversiones y
monasterio con educandas.3 Y como esto, las pre- préstamos a particulares— producían un rédito de
tensiones anteriores y posteriores de fundaciones 5% anual suficiente para cubrir muchos gastos. El
estuvieron siempre acompañadas de un calvario de monto por concepto de mantenimiento se sacaba
trámites. La fundación de ese primer convento —el del arca y entregaba a la provisora en presencia de
de la Madre de Dios o la Concepción de México (ca. la abadesa y del mayordomo o administrador. Dicho
1540)—4 fue una prerrogativa del arzobispo fray mayordomo hacía las veces de contador y estaba en
Juan de Zumárraga; el franciscano cedió de su pro- contacto con los arrendatarios de las monjas con
pio peculio lo necesario para impulsar el estableci-
miento de las religiosas. De ese convento partieron 5 Carlos de Sigüenza y Góngora, Paraíso occidental plantado y
cultivado por la liberal benéfica mano de los muy católicos y podero-
las fundadoras de Jesús María (1580),5 para cuya
sos reyes de España, nuestros señores en su magnífico Real Conven-
to de Jesús María de México: de cuya fundación y progresos y de las
3 María Concepción Amerlinck, “Los primeros beaterios novo- prodigiosas maravillas y virtudes, con que exhalando olor suave de
hispanos y el origen del convento de la Concepción”, en Boletín perfección florecieron en su clausura la venerable madre Marina
de Monumentos Históricos, núm. 15, México, cnmh-inah, octubre- de la Cruz y otras ejemplarísimas religiosas, México, Juan de Ribe-
diciembre de 1991, pp. 6-21. Véase también Josefina Muriel, La ra impresor y mercader de libros, 1684, f. 9.
sociedad novohispana y sus colegios de niñas, t. I, Fundaciones del 6 María Concepción Amerlinck y Manuel Ramos Medina, Con-
siglo xvi, México, unam, 2005, pp. 71-94. ventos de monjas. Fundaciones en el México virreinal, México, Cen-
4 María Concepción Amerlinck, “Los primeros beaterios novo- tro de Estudios de Historia de México Condumex/El Equilibris-
hispanos…”, op. cit., p. 16. ta/Turner libros, 1995, p. 195.

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quienes los deudores habían solicitado préstamos y Este relato es también una lección que exalta
con los productores o comerciantes que acercaban los beneficios espirituales y temporales de practi-
los productos hasta las puertas del convento. car las obras de misericordia, en este caso la pri-
Los mercaderes de ciudades y villas operaban mera de las siete: “dar de comer al hambriento”.
como intermediarios entre los campos de cultivo y Las clarisas de Atlixco también tenían hortaliza.
los monasterios, pero este no fue el único medio Y para la asignación de oficios se recomendaba to-
de abasto. En los conventos solía haber huerta con mar en cuenta que las hortelanas11 fueran espiri-
frutales y hortalizas, así como gallineros y corrales tuales, pues tenían que trabajar y estar mucho rato
con ganado menor, en particular carneros, que eran solas, y vigilar “que la huerta esté cultivada” y sea de
adquiridos para servir de alimento. provecho para el sustento del convento.12 Cuando
Por ejemplo, sor María Petra de la Trinidad, re- los insumos no se producían al interior de la clau-
ligiosa capuchina de Querétaro, daba cuenta de la sura…
existencia de un sitio o lugar donde se plantaban
hortalizas o legumbres y tal vez árboles frutales,7 ¿Quién los compraba?
suministrando al mismo tiempo un ejemplo de hu-
mildad: “[…] pues se escondió una vez en el rincón Entre los oficios conventuales de las clarisas, ade-
más retirado de la huerta cubierta toda de ramas y más de la hortelana había varios relacionados di-
hojas de árboles persuadida que había que conver- rectamente con la comida: la provisora “maior”, las
tirse en gusano”.8 compañeras [de la provisora], la panadera, la repos-
A través de datos biográficos de sor Gerónima de tera, la colacionera y la refitolera. La provisora com-
la Asunción se destaca la importancia de estos pro- praba lo que no se producía en el convento, tanto
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ductos para la subsistencia de las religiosas: “Cuan- de alimentos frescos para la cocina cotidiana como
do la Venerable Madre9 […] era hortelana en su con- lo que se podía almacenar para la despensa; ella no
vento de Toledo, dio para los enfermos del hospital estaba sola en esta labor, ya que requería de ayuda
toda la fruta y hortaliza que había en la huerta y para trasladar y almacenar los productos, y para ad-
otro día amaneció […] llena de fruta y hortaliza sa- ministrarlos y responder por el dinero que recibía.
zonada”.10 Si atendemos al significado original de la pala-
7
bra, la “repostera” se encargaba “de guardar la plata
Esta es la definición de “huerta” en el Diccionario de Autorida-
des, Madrid, Gredos, 1990. Ed. facs. de Diccionario de la lengua y servicio de mesa, como también ponerla, y hacer
catellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su na- las bebidas y dulces que se han de servir”.13
turaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los Proverbios
o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua. Dedica-
Todas las religiosas tenían tareas asignadas,
do al rey nuestro señor Don Phelipe V, a cuyas reales expensas se pero los oficios de las concepcionistas sólo inclu-
hace esta obra, t. IV, Madrid, Imprenta de Francisco del Hierro, yen dos actividades mencionadas para las clarisas
Impresor de la Real Academia Española (Biblioteca Románica
Hispánica, Diccionarios, 3), 1726, p. 186. 11 En el convento de clarisas de Santa Fe de Bogotá, la regla es-
8 José Valadó y Serra, Flores del claustro. Colección de varios tablece que debía haber dos hortelanas. Regla, constituciones, y
dichos, hechos y conversaciones jocosas y edificantes. De algunos ordenaciones de las religiosas de S. Clara De la ciudad de Santa Feé
santos venerables y religiosas, para los días de recreación, México, de Bogotá en el nuebo Reyno de Granada: de las Indias de el Peru,
Imprenta de Juan M. Andrade y F. Escalante, 1839, p. 34. Roma, Lucas Antonio Chracas, MDCXCIX, p. 144. Ed. facs. Bo-
9 En la transcripción de documentos se ha respetado la ortogra- gotá-Colombia, Litografía Arco, 1998. Agradezco a Doris Bieñko
fía añadiendo acentos y desatando en cursivas las letras faltan- el ejemplar de esta versión facsimilar.
tes para facilitar la lectura. 12 Ibidem, p. 170.
10 José Valadó y Serra, op. cit., p. 35. 13 Diccionario de Autoridades, op. cit., t. V, p. 583.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


profesas. Esta podría ser una de las diferencias
derivadas del carisma, ya que aparentemente
las monjas concepcionistas no se ocupaban per-
sonalmente de la comida.14 Las monjas de velo
blanco, y desde luego las mozas y servidoras,
se encargaban de la preparación de alimentos y
servicio de la mesa. A esto habría que agregar
que, además de los oficios convencionales, las
concepcionistas tenían a su cargo la educación
de las niñas, lo que absorbía una buena parte de
su tiempo.15 Figura 3. detalle de la cocina restaurada del convento de santa rosa de puebla.

En coincidencia, tanto las clarisas como las con-


cepcionistas contaban con porteras y torneras que rendija aparezca en alguna parte, con lo cual sea ce-
colaboraban atendiendo la llegada de los productos rrado profundamente todo agujero a los ratones”.16
alimenticios al convento, ya que por la portería en- En España estas medidas se tomaban también con-
traban los paquetes voluminosos y por el torno los tra los mochuelos.17
bultos pequeños, como los que contenían especias. En la despensa o cerca de ella se guardaban bo-
Frutos secos, semillas, legumbres, aceite y otras tellas, vasos para vino y agua, y ollas de barro coci-
provisiones que eran de mayor duración se podían do; en un cuartito se almacenaban la leña y el car-
comprar en grandes cantidades y almacenar. El cos- bón para el uso de la cocina. Se aconsejaba que el
to de los productos comprados era registrado por el lugar para lavar la vajilla y las ollas estuviera anexo
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mayordomo y la contadora. a la cocina y cerca de un pequeño patio con pozo o
aljibe, como se puede ver en Santa Rosa de Puebla.
¿Dónde se guardaban los productos? Los alimentos se guardaban en “cajas, cestos y
canastillas y en toda clase de vasos-alacena separa-
La despensa —ubicada en el sitio más fresco del dos en sus casillas”.18 Todo debía estar en completo
conjunto conventual— debía estar perfectamente orden para facilitar la tarea de selección de insumos
limpia y en orden. Se recomendaba cubrir sus pa- y condimentos para los guisados, que se cocían en
redes con estuco “de tal modo que ni siquiera una una de las hornillas de carbón del amplio bracero
y se mantenían calientes sobre el rescoldo. En otra
14 Los oficios ocupados por las monjas en 1729 eran: una aba-
desa, una vicaria de casa, cuatro definidoras, tres contadoras,
proporción, había también despensas, braceros y
una secretaria, seis porteras, seis torneras, seis sacristanas, dos patios en las celdas particulares.
maestras de novicias, dos vicarias de coro, dos vicarias de canto
llano, cuatro escuchas, dos correctoras, cinco obreras, seis enfer- 16 Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar ecle-
meras, tres celadoras, dos soto vicarias, dos maestras de mozas siástico, México, unam, 1985, p. 101.
y una sacristana de la ermita. Archivo General de la Nación, 17 Carlos Borromeo, op. cit. Mochuelo: Ave rapaz nocturna
México (agnm), Bienes Nacionales (bn), vol. 474, exp. 6. muy común en España que se alimenta de roedores y repti-
15 Entre los oficios de las clarisas de Atlixco no se menciona el les. Real Academia Española; disponible en http://lema.rae.es/
de pedagoga como en Jesús María, pero también tuvieron niñas drae/?val=mochuelo, consultado el 20 de junio de 2013. “[…]
a su cuidado, de acuerdo con las listas de monjas, niñas y ser- tiene corvas uñas, vuela de noche, vive de caza, susténtase de
vidumbre realizadas en 1718. Archivo Histórico de la Biblioteca carne, persigue a los ratones y es aborrecido de otras aves”, Dic-
Eusebio Dávalos Hurtado (ahbedh), Fondo Franciscano (ff), vol. cionario de Autoridades, op. cit., t. IV, p. 582.
105, fs. 91-91v. 18 Carlos Borromeo, op. cit., p. 101.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


En otros conventos poblanos, y en particular en extrema, cuidaban de su adecuada alimentación,
los de dominicas, el cuidado de los productos co- como lo recomendaba la santa reformadora: Teresa
menzaba en la huerta, y eran “las silleras”19 las en- de Jesús.22
cargadas de cuidar “las verduras […] y vigilar que Con estas prácticas se fue construyendo la dieta de
los lugares donde se conservaban estos alimentos la templanza novohispana, y aunque combatir la gula
estuvieran en óptimas condiciones”; “recibían y al- y extremar las privaciones se interpretaban como un
macenaban el trigo”; “el sitio donde se depositaban medio de alcanzar los beneficios de la vida eterna —
los cereales debía estar libre de humedad y con sus que entre otras formas podía conseguirse reprimiendo
gateras hechas en las puertas del granero, para que las necesidades corporales que debían ser dominadas
los gatos puedan entrar y salir”, y además de asegu- por el espíritu—, en este acercamiento pretendemos
rarlos cerrados y libres de humedad, cubrir las rejas seguir abordando necesidades más terrenales.
de las ventanas con “redes para que los pájaros no En la América virreinal poco a poco se fue intro-
puedan entrar”.20 duciendo el régimen alimenticio occidental, tanto
en poblaciones rurales como citadinas, al tiempo
¿Qué se comía? que los españoles iban incorporando productos y
platillos locales a su dieta. De la misma manera en
La dieta monacal incluía la práctica de la templan- los conventos se desarrolló una cocina mestiza, aun
za relacionada con el voto de pobreza, pero esto no en los poblados mayoritariamente por españolas,
era exclusivo de las comunidades religiosas pues- entre otras cosas por la participación de una servi-
to que se recomendaba a toda la cristiandad como dumbre mixta. Veamos primero lo que indicaba la
contraparte de la gula. De acuerdo con las normas normatividad. De acuerdo con el carisma de las cla-
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eclesiásticas, se impedía la ingestión de carne en risas, debían contentarse
fechas predeterminadas, que oscilaban entre 140 y
160 días al año21 e incluían la cuaresma y el advien- […] con manjares pobres en tiempo de salud […] [aun-
to. Dentro del calendario litúrgico, esos periodos se que] pobreza es también, cuando la monja tiene necesi-
relacionaban con la mortificación. Para las religio- dad de algo para su salud, pedirlo a la enfermera o a la
sas no implicaba dejar de comer, sino renunciar a Abadesa, y no esperar que ellas lo piensen, y se lo rue-
la carne y evitar el exceso. Incluso las carmelitas guen: que todo esto es soberbia escondida aunque pare-
descalzas, que se caracterizaban por su pobreza ce comedimiento. Pues no llevamos la alforja al cuello,
llevémosla en la lengua, pidiendo con humildad.23
19 En diccionarios recientes no encontré un significado de la
palabra “sillera” ni en el de Autoridades, ni en el de Miguel Cova-
rrubias, relacionado con las labores que pudieran coincidir con 22 Las prioras estaban obligadas a regular las penitencias e im-
la selección de texto que Rosalva Loreto destaca de la Regla que pedir que fueran en demasía, para evitar que “cargadas mucho
se cita a continuación. las Monjas, se les acabe la salud, y no puedan hazer lo que están
20 Regla y Constituciones para las monjas del orden de Santo Do- obligadas”; Santa Teresa de Jesús, Modo de visitar los conventos,
mingo de Guzmán. Andalucía, Imprenta de Francisco Sánchez Burgos, Tipografía Monte Carmelo, 1979 (Madrid, 1613), f. 26.
Reciente, 1765. Tomado de Rosalva Loreto López, “Los espacios 23 Constituciones Generales, para todas las monjas descalzas de la

de la vida cotidiana en los conventos de calzadas de la ciudad de primera regla de Santa Clara, y para las Recoletas, asi de la segunda
Puebla 1765-1773”, en I Congreso internacional del Monacato Fe- regla de Santa Clara, Urbanistas como de la purísima Concepción y
menino en España, Portugal y América 1492-1992, t. I, España, Tercera orden sujetas a la obediencia de la Religión de San Francisco.
Universidad de León, 1993, p. 213. Hechas en el Capítulo general celebrado en Roma a 11 de junio de
21 Massimo Montanari, El hambre y la abundancia. Historia y cul- 1639 en que fue electo en Ministro General N. Reverendísimo P. Fr.
tura de la alimentación en Europa, Barcelona, Crítica, 1993, p. 82. Juan Merinero, México, Mariano Ontiveros, 1822, pp. 38-39.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


Las medidas planteadas en las constituciones de Sobre este punto la regla de las clarisas dice a la
las religiosas descalzas de Santa Clara ordenaban letra: “en todo tiempo se abstengan de comer car-
que se guardara ayuno todo el año; sólo podían co- ne”, a excepción de las enfermas en tiempo de su
mer carne en tiempos de necesidad. Las recoletas enfermedad; pero las sanas “Lícitamente puedan
debían hacer “todos los ayunos de la iglesia, […] y usar en el comer de huevos, queso, y cosas de le-
las que ayunaren la cuaresma de los benditos, que che”, excepto en los ayunos ordenados por la Igle-
ordenó Nuestro Padre San Francisco, sean Benditas sia; únicamente la abadesa podía dispensar del ayu-
del Señor”.24 A su vez, la regla de las concepcionis- no a las flacas y a las de poca edad o a las muy viejas
tas ordenaba lo mismo que la de las recoletas, ex- y a las sanas en periodo de “sangría el qual durara
cepto en cuaresma de San Francisco, ya que para por tiempo de tres días”.27
ellas el ayuno era voluntario, pero si por reverencia En cambio la regla de la orden de la Inmaculada
a la Madre de Dios ayunaban los sábados, “benditas” Concepción se refiere a la ingestión de pan y agua28
eran.25 Sucedió con esta norma lo que indica el re- como un castigo y sin mencionar otros productos,
frán: “del dicho al hecho hay mucho trecho”, pues lo que no es extraño porque las medidas se dictaron
en ambas comunidades la madre abadesa o priora en Europa, donde después de mucho forcejeo pre-
podía dispensar del ayuno a las mujeres flacas o en- valecieron pan y carne.29 Un primer indicio de su
fermas.26 prioridad sobre otros víveres, fue la orden de Carlos
24 Constituciones Generales, para todas las monjas descalzas…, op. V para proveer de pan durante dos años a las beatas
cit., p. 4. que había enviado para la fundación del Beaterio de
25 REGLA, Y ORDENACIONES, DE LAS RELIGIOSAS de la Lim-
la Madre de Dios.30
pia e Inmaculada CONCEPCIÓN Dd La Santísima Virgen N. Seño-
ra, Que se han de observar en los conventos del dicho Orden de la Como resultado y en armonía con el mismo
78 |
Ciudad de México: la Concepción Regina Coeli, Jesús María, Nues- marco ordenador, los libros de gastos del convento
tra Señora de Balvanera, la Encarnación, Santa María de Gracia,
y Santa Inés, ya fundados, con los demás que se fundaren subordi-
concepcionista de Jesús María dedicó un apartado
nados á la obediencia del Illmo. Señor D. FRANCISCO MANSO, Y
ZUÑIGA, Arzobispo de dicha Ciudad, del Consejo de su Magestad, Que han de guardar las Religiosas del Convento del Maximo Doct.
y del Real de las Indias, y á la de los Ilustrísimos sus Succesores, S. Geronimo de la Puebla de los Angeles, y los demás que se fun-
pp. 31-32. Las jerónimas observaban los ayunos prescritos por la daren del mismo instituto. Con las Ordenanças, y Constituciones,
Iglesia, así como los días de la víspera de la Purificación, la Na- que en su execusion, y declaración han hecho, los Illustrissimos, y
tividad de Nuestra Señora y del Arcángel San Miguel, en honra Reverendissimos Señores Obispos de la Puebla de los Angeles. Man-
del Santo Arcángel, y el Patriarca San Jerónimo; celebraciones dadas guardar, y reducidas à buena, y clara disposición, POR EL
en que también debían abstenerse de cualquier obra servil. En ILLVSTRISSIMO, Y EXCmo. Señor Doct D. MANVEL FERNAN-
su regla se aclara que la Cuaresma comenzaba el miércoles de DEZ DE SANTA CRUZ, obispo de la Puebla de los Ángeles…, s.p.i.,
Ceniza, excluyendo carnestolendas, o sea el lunes y martes an- pp. 16-16v.
tecedentes. Regla, y Constituciones, que por Authoridad Apostólica 27 Regla, constituciones, y ordenaciones…, op. cit., pp. 68-69.
deben observar las Religiosas Gerónimas del Convento de San Loren- 28 REGLA, Y ORDENACIONES, DE LAS RELIGIOSAS…, op. cit.,
zo, de la ciudad de México, reimpresas a solicitud de la M.R.M. Ma- p. 41.
ría de la luz del Señor San Joaquín, priora actual de dicho convento, 29 Puede obtenerse más información sobre este asunto en Mon-
quien las dedica a su insigne padre el máximo doctor de la Iglesia: tanari, El hambre y la abundancia…, op. cit.
San Jerónimo, México, Imprenta de Mariano Arévalo, 1847, p. 64. 30 El monarca envió la Real Cédula a la Audiencia de la ciu-
26 La regla de san Agustín que normaba la vida de estas religio- dad de México el 21 de mayo de 1534; Vasco De Puga, Cedulario
sas ordenaba “aliviar à las que son de poca edad, en los ayunos, de la Nueva España, México, Centro de Estudios de Historia de
y abstinencias de la orden y de la Iglesia […] hasta que tengan México Condumex, 1985, fs. 36 y 38; Joaquín García Icazbalceta,
edad competente para poder ayunar; pero estarà advertida Don fray Juan de Zumárraga, primer obispo y arzobispo de México,
quando reconociere tienen ya mas fuerzas de irlas habituando, México, Antigua Librería de Andrade y Morales, 1881 [1947], pp.
y acostumbrando à que hagan los dichos ayunos y abstinencias”. 29-30, tomado de Amerlinck, “Los primeros Beaterios…”, op. cit.,
REGLA DEL GLORIOSO DOCT DE LA IGLESIA S. AGUSTIN, p. 13.

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especial para consignar los gastos de harina, carne
y vino.
El pan fue uno de los alimentos básicos de la co-
munidad de Jesús María de la ciudad de México du-
rante todo el siglo xvii. En la primera mitad de esa
centuria se consumió un promedio de 385 cargas31
anuales de harina para alimentar alrededor de 61
religiosas, más las laicas que habían ido ingresando
desde la fundación del convento.32 La compra de ha-
rina está directamente relacionada con el consumo y
la elaboración del pan; cuando el gasto en harina ba-
jaba, era porque las monjas dejaban de hacer pan y lo Figura 4. visión de santa clara y san Francisco en el refectorio; detalle, anónimo, óleo
sobre tela, núm 11. colección del museo de Guadalupe, Zacatecas.
compraban horneado, por ende no se reducía el gas-
to anual. Las cuentas revelan que los panaderos les
fiaban, pues muchas veces tenían deudas con ellos y Al gasto de trigo en harina, durante la primera mi-
en no pocas ocasiones se les iban acumulando. tad del siglo xviii, en Atlixco se sumaban 45 pesos
En comparación, las clarisas de Atlixco consu- trimestrales de “semitas”, piezas de pan salteadas
mían 18 cargas mensuales de harina, o sea 216 car- de ajonjolí típicas de la región.35 Dado que ese gas-
gas anuales,33 que se repartían entre las 43 profesas to era de 180 pesos anuales, aparentemente en el
de velo negro y blanco, además de las hermanas, de convento de Atlixco se consumía mayor cantidad
muchas mujeres de servicio y de algunas niñas.34 de pan y harina juntos que en el de México.
| 79
Cabe añadir que las clarisas de Atlixco tuvieron
31 “Carga”: el peso que lleva o puede llevar sobre sí el hombre o
la bestia, trasportándole de una parte a otra […] viene del toscano
mucha semejanza con las monjas de Santa Clara de
carica […] [o] cierta porción de granos, que en castilla son quatro Puebla, ya que pertenecían a la misma jurisdicción
fanegas. Diccionario de Autoridades, t. II, op. cit., p. 173. La palabra eclesiástica. En la zona se producía trigo, y por ser
“fanega” proviene del árabe hispánico faníqa, medida para áridos
(Granos, legumbres y otros frutos secos a que se aplican medidas Puebla una ciudad primordialmente española, sus po-
de caducidad), y éste del ár., clás. faniqah, o saco para acarrear tie- bladores acostumbraban comer pan de trigo, mientras
rra. Diccionario de la Real Academia Española. Medida de capacidad
que las concepcionistas de Jesús María, amén de com-
para áridos que, según el marco de Castilla, tiene 12 celemines.
32 Archivo Histórico de la Secretaría de Salud (ahss), Fondo Con- prar harina, comían “pan de maíz”, es decir, tortillas.
vento de Jesús María (fcjm), serie libros, vol. 12, f. 67. Por un A la información contable vamos a añadir una
tiempo las religiosas dejaron de hornear y compraron el pan,
pero a partir de 1638 los gastos por este concepto se redujeron a
anécdota de repartición del pan: “Solía una religiosa
la mitad, y se volvió a comprar harina y a panificar nuevamen- poner en verano un pedacito de pan en la ventana
te; ibidem, vol. 15, fs. 64-66. de la celda, para que acudiendo temprano los pa-
33 El dato corresponde a ahbedh, ff, vol. 5, 1742. fs. 9-9v.
34 Hay que tomar en cuenta que entre los datos de consumo jarillos, la despertasen ¡Qué ingenioso es el amor!”.36
de harina y la memoria de las religiosas de Atlixco, hay 30 años De los tres ejemplos siguientes, relacionados con el
de diferencia, ya que los primeros son de 1742 y la nómina es
consumo de carne, el primero, además de documen-
anterior y corresponde a 1712. ahbedh, ff, vol. 105, fs. 91-91v.
De cualquier manera, el número de monjas de Jesús María era tar este producto, ilustra sobre el acopio de animales
de 61 a mediados del siglo xvii, sin contar a las seglares; por lo para su consumo en el interior del convento:
tanto, si se prorratea el consumo con el número de monjas, los
resultados arrojan un consumo mucho menor en el convento de 35 ahbedh, ff, vol. vol. 5, f. 54.
monjas de la capital que en el de Atlixco. 36 José Valadó y Serra, op. cit., p. 11.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


[A] la Venerable Marina de la Cruz, [del convento de
Jesús María de México, quien pasaba ya de los 50
años] se le mandó que por su mano, y sin ayuda al-
guna matase, desollase y descuartizase los carneros
que se traían de provissión cada semana, y aun cada
día, y pareciendo juguete esta ocupación se le añadió
que barriese los corrales, [y] limpiase los gallineros.37

La Venerable Antonia Jacinta de Navarra, recibió


por orden de su prelada una criada, tenida por vir-
tuosa; pero parece que habían pagado para ejercitar Figura 5. Francisco antonio Guerrero y torres, planta baja, agnm, correspondencia virreyes
primera serie, t. 10, f. 160. localizar el corral señalado con la letra h.
la paciencia de su santa ama […] [porque comenzó
a] levantarle falsos testimonios, desacreditándola en
todas partes: decía que su ama se pintaba las llagas: cuanto a vino, se invirtió, entre 1681 y 1682, media
que comía carne, y esto que todas sabían que no la arroba al mes.41
podía probar […].38 Para reiterar el consumo de carne, y en parti-
cular de aves de corral, contamos con otro tipo de
Cuando la Venerable Isabel de la Madre de Dios era documentos como los planos; en una de las celdas
priora, le dio a una religiosa un accidente repentino, se consigna el corral y así se confirma una vez más
y no se atrevió a enviar por carne a la ciudad; por- que criaban gallinas y se autoabastecían de huevo.
que los seglares no la murmuraran. Se fue a la celda Esta información se repite documentalmente
80 |
con esta apuración, y le pidió al Señor la remediara. para las clarisas de Atlixco y a través de las imáge-
Apenas había hecho su petición cuando se le entró nes, según se puede observar en la representación
por la ventana una paloma y se le fue a las manos. pictórica de la celda de sor María de la Antigua que
Con esto ya pudo ocurrir a la necesidad de la monja se conserva en Santa Clara de Querétaro.
enferma.39 Las gallinas fueron de consumo cotidiano:

En los dos últimos pasajes notamos que la car- Parece que la Venerable Sor Mariana, capuchina de
ne se consideraba por un lado como un artículo de Toledo, no había pecado en Adán, pues gozaba de los
lujo, y por otro como un medio seguro para recupe- privilegios del estado de inocencia. Cuando le man-
rar las fuerzas y la salud. daban matar las aves para las enfermas le decía, ver-
Durante la primera mitad del siglo xvii en Jesús bi gratia a la gallina: hermana, la obediencia me ha
María se invirtió en carne casi lo mismo que en mandado que te mate, obedezcamos, el animalito se
harina, costos que se reducían significativamente estaba quieto y no hacía resistencia.42
durante la Cuaresma y el Adviento; ternera y corde-
ro se comían sólo en eventos extraordinarios.40 En Sobre el dispendio y el apego a la regla y a la
37 Carlos de Sigüenza y Góngora, Paraíso occidental…, op. cit., concentración en las cosas de Dios tenemos otra
f. 76. historia breve:
38 José Valadó y Serra, op. cit., pp. 124-125.
39 Ibidem, pp. 123-124. 41 Ibidem, vol. 27, fs. 26-27.
40 ahssa, fcjm, serie libros, vol. 15, f. 83. 42 José Valadó y Serra, op. cit., p. 86.

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La Venerable Madre Sor Gerónima, estando ya en Ma- Cuando las capuchinas de México fundaron Guada-
nila, concedió a una monja licencia de criar unos po- lupe, las visitaba con alguna frecuencia el Ilustrísimo
llitos para el regalo de las enfermas. Dentro de poco Señor Haro. Estaba un día el prelado hablando con
tiempo ya tenía más de trescientos y estaba muy la hermana Sor Antonia, y le preguntó si extrañaba
embebida en cuidarlos. Temerosa la Venerable Geró- su antiguo convento, a los que respondió la religiosa
nima de que le sirvieran de tentación distrayéndola que sólo echaba de menos su gato que hacía milagros.
demasiado, pidió al Señor se los matara. No tardó en ¿Cómo es eso? Volvió a preguntarle sonriendo su se-
ver cumplidos sus deseos, pues al siguiente día los ñoría. Entonces le dijo: porque cuidando allá a Nues-
cuervos dieron una embestida al corral, que solo deja- tra Madre abadesa que padecía inedia, le insté una
ron veinte pollos, que era número suficiente para las noche a que me dijera lo que apetecía; y fuese burla
necesidades de las enfermas.43 o realidad, me dijo: que comería una perdiz. Conocí
que se valía de la imposibilidad de encontrarla para
Respecto al consumo de otro tipo de aves conta- darme a entender su inapetencia; pues sepa Vuestra
mos con varias anécdotas; algunas de ellas confir- Excelencia Ilustrísima que fue viniendo el gato con su
man la dificultad de conseguir codornices o perdi- perdiz en la boca, y de que tuve la satisfacción de con-
ces y la necesidad de obtenerlas para las enfermas: dimentarla y de que la gustara la enferma.45

Siendo abadesa la Venerable Sor Josefa María Gracia, es- Otros productos que compraban las monjas de
tuvo en una enfermedad tan inapetente, que temían las ciudad, es decir las jesusas, y que consumían regular-
monjas se les muriese de necesidad. Preguntándole para mente, además de frutas, verduras y carne, eran: ha-
escitarle el apetito sobre cuanto se halla comestible, les bas, garbanzos, lentejas, maíz y frijoles, sal y mante-
| 81
dijo: “Si se encontrase una gualeta (codorniz pequeña), ca,46 aceite, chile47 ancho, tortillas, tomate, jitomate,
me parece la comería.” Enmudecieron las caritativas queso añejo, huevos, pepitas, almendras, cacao, azú-
asistentes con la respuesta, porque no era tiempo de co- car,48 canela, biscochillos, rosquillas, marquesotes,
dornices; pero pronto salieron de su congoja. Llegó poco
45 Ibidem, pp. 7-8.
después una monja con una codorniz aliquebrada en la 46 A continuación agrego algunas definiciones para enfatizar
mano, y dijo que la acababa de coger en el huerto. Se la el origen y/o procedencia de los productos. Por ejemplo, “Es
guisaron y la enferma la probó, por no desairar a su divi- necesario tomar en cuenta que sin la importación del ganado
que viajó desde Europa hasta al continente americano no po-
no esposo, a quien costó digámoslo así su apetito, aquel dríamos sumar a la dieta el inigualable sabor que da la manteca:
como milagro. Con solo este favor recobró la salud.44 “gordúra de cualquier animal, especialmente la del lechón. Y en
diciéndose Mantéca, absolutamente se entiende la de puerco,
Llamase también unto”; Diccionario de Autoridades, t. IV, op. cit.,
También en el convento de capuchinas de la p. 487. “Producto obtenido por el batido, amasado y posterior
Villa de Guadalupe se comían perdices durante el maduración de la crema extraída de la leche de vaca o de otros
animales”; Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es.
siglo xviii: 47 La palabra “chile” no está registrada en el Diccionario de Auto-
43 Ibidem, p. 116. Respecto a la alimentación de las enfermas del ridades. En el Diccionario de la Real Academia Española dice: del
convento de clarisas de Querétaro véase María Concepción De náhuatl: Chilli planta herbácea y fruto herbáceo. Originario de
la Vega Macías, Fragmentos de la vida cotidiana. Cinco inventarios México y Centro América.
del Real Convento de Santa Clara de Jesús, Santiago de Queréta- 48 Otra definición de un producto obligado en elaboración de
ro (siglos xvii-xix), México, Estado de Querétaro/Consejo del IV las conservas y los postres, y cuyo uso inició con un fin medici-
Centenario de la Fundación del Conventro Santa Clara de Jesús, nal, puesto que se comprobó que favorecía una buena digestión.
2007, pp. 211-212. Azúcar: “El xugo que dán de sí las cañas dulces, ò se saca de
44 José Valadó y Serra, op. cit., p. 88. ellas exprimiéndolas en el ingenio, y cociéndolas hasta que en

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


duraznos y membrillos para conservas, y miel de ma- zanahorias, camote, limas, calabazas y miel; pan,
guey que compraban a las peruleras.49 En forma espo- queso, aceite, vinagre, pepita, tomates, epazote,
rádica consumían gallinas, guajolotes y pollos; arroz, manteca, sal y especias, anís, ajonjolí, y hostias.
manteca, pimienta, vinagre, turcos50 y tostadas; leche, Las cuentas de este convento revelan que con pan
azafrán, aguas de olor, almendra, clavo y fruta que pre- y queso preparaban capirotada,53 y que para el do-
paraban al horno o en conserva.51 mingo de resurrección compraron un cuarto de
Otro convento citadino, el de San Lorenzo, com- vaca, tocino y verdura.54
pró productos semejantes y otros distintos en torno Por los productos adquiridos notamos tres pecu-
a la cuaresma de 1628: camarones, pescado, maíz, liaridades: el origen americano y consumo frecuen-
tortillas, huevos, lentejas, frijoles, garbanzos, habas te de algunos de ellos; que el producto interno no
secas y verdes, cuscús,52 nopales, chile, acelgas, fue suficiente, pues simultáneamente al cuidado
de la huerta, la hortaliza y la cría de animales había
fuerza del fuego pierda las heces y se purifique, el qual después
se condensa y queda seco y enxuto. El que sale por las juntúras compras frecuentes de ciertos productos conside-
ò nudos de las cañas derretido à manera de goma se llama natu- rados indispensables para las sanas y las enfermas,
ral; y artificial el que se beneficia con la operación del fuego. Es
que los consumían incluso durante la Cuaresma; que
voz Arábiga, que viene de la palabra Sucar, o Sacar que significa
lo mismo, y añadiéndole la partícula A con corta inflexión se junto a la adquisición de alimentos se registraba en
dixo Azúcar. / Azúcar de pila: El que se hace en unos piloncitos los mismos libros de cuentas la compra de hostias,
como bellótas grandes. Es especie de golosina que se trae en
la faltriquera, y se suele usar de ella para ablandar el pecho. / lo que refleja que el alimento físico y el espiritual
Azúcar de pilón el que se labra en figura casi cónica […] grandes estaban relacionados.55
de una, dos o más arrobas […] y pequeños de dos libras […] el Los ingredientes arriba mencionados fueron la
qual es más purificado y blanco […]”; Diccionario de Autoridades,
t. I, op. cit., p. 521. materia prima para preparar los guisos en la coci-
82 | 49 Esta información se tomó de los libros de cuentas corres-
na común hasta 1672, año en que el arzobispo fray
pondientes a 1621, cuando era abadesa Catalina de San Miguel.
Payo Enríquez de Rivera visitó los conventos de su
ahssa, fcjm, serie libros, vol. 12, fs. 2-8v, 150-154. Se conoce
como “perulera” a una persona natural del Perú. Diccionario de jurisdicción56 y advirtió que muchas religiosas es-
la Real Academia Española, disponible en http://lema.rae.es/
drae/?val=peculio, consutado el 24 de abril de 2014. sis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, México,
50 El “turco” es un producto que se incluyó entre los insumos unam, 2011.
alimenticios por dos de sus acepciones: “vino de uvas” y “café a 53 En este trabajo no hemos incluido platillos ni recetas; algu-
la turca”, que es el que se prepara “virtiendo el agua hirviendo nos guisados de san Jerónimo pueden consultarse en Sonia
sobre el café molido. Diccionario de la Real Academia Española, Corcuera de Mancera, “La embriaguez, la cocina y sus códigos
disponible en http://lema.rae.es/drae/?val=turcos+, consuta- morales”, en Antonio Rubial García (coord.), La ciudad Barroca;
do el 24 de abril de 2014. en Pilar Gonzalbo Aizpuru, Historia de la vida cotidiana en Méxi-
51 ahssa, fcjm, serie libros, vol. 12, fs. 150-151. La lista de estos co, México, El Colegio de México/fce, 2005, p. 543, y muchas
productos fue incluida también en Nuria Salazar Simarro, “En- recetas en Teresa Castelló Yturbide y María Josefa Martínez del
fermedades y remedios en conventos de monjas de México, Río de Redo, Delicias de Antaño. Historia y recetas de los conventos
Puebla y Querétaro”, en México y sus historias: miradas múltiples, mexicanos, Grupo Financiero bbva Bancomer/Océano/Landucci
México, uia, 2014, en prensa; véase en Josefina Muriel, Cultura Editores, 2000.
femenina novohispana, México, iih-unam (Serie de Historia Novo- 54 En este convento el consumo de harina también ocupó un
hispana 30), 1982, pp. 474-482. lugar aparte; pueden verse los detalles en Alicia Bazarte Mar-
52 El término “cuscús” proviene del árabe, y el producto he- tínez, Un acercamiento a la comida…, op. cit., pp. 28-32 y 43-49.
cho con sémola en grano y salsa se consume con verduras y 55 Además de lo registrado más arriba para el convento de San
carne. Forma parte de la comida típica magrebí; Diccionario de Lorenzo, en la semana del 23 de febrero al 29 de febrero de 1672
la Real Academia Española, disponible en http://lema.rae.es/ y las inmediatas subsecuentes, en el convento de Jesús María se
drae/?val=cusc%C3%BAs, consultado el 26 de abril de 2014. gastó un peso de hostias. ahssa, fcjm, serie libros, vol. 59, data de
Sobre el origen de los términos, véase Diana Salomé Corona raciones de religiosas.
Ortega, “Gastronomía Novohispana. Un enfoque filológico”, te- 56 Para este tema, véase Leticia Pérez Puente, Gabriela Oropeza

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taban flacas y enfermas, y que un gran número de De todo lo que ingerían las religiosas, es indiscu-
ellas había fallecido en los últimos años. El prelado tible que el chocolate tuvo un lugar especial, y es el
lo atribuyó a la dieta, y para evitar que la situación único alimento mencionado directamente como re-
se agravara ordenó que el dinero destinado al man- serva de las religiosas, pues tomarlo no quebranta-
tenimiento del convento se diera a cada monja para ba el ayuno,60 aunque hubo opiniones encontradas
que eligiera su ingesta, lo que redundaría en un sobre la prohibición o aceptación de la bebida en los
mejor aprovechamiento de los recursos conventua- conventos carmelitas de España y de México.61
les; esta medida propició el aumento de las cocinas Las monjas de Jesús María, al igual que las de
particulares al interior de las celdas.57 A partir de Atlixco, ingerían chocolate cotidianamente. En Je-
entonces las religiosas recibieron una cantidad se- sús María, Marina de la Cruz se alimentaba casi ex-
manal para su manutención,58 y como el consumo clusivamente de chocolate en una bebida que “[…]
era una decisión individual o familiar (tomando en se componía de harina de maíz, con cacao y miel
cuenta que había celdas destinadas a varias mon- de maguey”,62 tres potentes energéticos, que no
jas, frecuentemente emparentadas) no se rendían por serlo garantizaban una dieta equilibrada; con el
cuentas, por ello se suprimieron los largos registros tiempo padeció diversos achaques. Es muy proba-
de lo que compraban, y son escasos los datos obte- ble que Mariana de la Encarnación haya introdu-
nidos en los “libros de data” a partir de ese año.59 cido esa costumbre en el convento de San José de
Tena y Marcela Saldaña Solis, Autos de las visitas del arzobispo carmelitas descalzas, donde después se prohibió.
fray Payo Enríquez a los conventos de monjas de la ciudad de Méxi- En Jesús María se tomaba chocolate disuelto en
co (1672-1675), México, Centro de Estudios sobre la Universidad-
agua caliente y también en tabletas. A través de los
unam, 2005.
57 Hay que señalar que antes de 1672 la madre provisora y el inventarios de las pertenecias de las monjas que fa-
| 83
administrador controlaban los gastos cuando se compraban ali- llecían, se sabe que a finales del siglo xvii en algunas
mentos, y que el segundo estaba encargado de llevar un control
en los libros de “data”; esto me permitió estudiar la dieta hasta
celdas guardaban productos que se conservaban du-
ese año. Después ya no fue posible, porque sólo hay registros de rante mucho tiempo en distintos recipientes: redo-
las compras comunes y del reparto del dinero que se daba sema-
nalmente a las religiosas, pues éstas no llevaron control por es- 60 En 1636, Antonio de León Pinelo dio a conocer un texto
crito de sus gastos o no se conservaron sus cuentas individuales. en el que analiza la costumbre de ingerir chocolate y participa en el
58 En 1718 y 1719 se dio a cada una las religiosas tres pesos, debate relacionado con esa ingestión durante los días de ayuno;
cuatro tomines semanales, cuota que tuvo pocas variantes. En Antonio León Pinelo, Qvestion Moral. Si el chocolate quebranta
febrero de 1718 eran 93 religiosas y el gasto total de esa semana el ayuno eclesiástico, pról. de Sonia Corcuera de Mancera, Méxi-
fue de 232 pesos cuatro tomines. ahssa, fcjm, serie libros, vol. 59, co, Centro de Estudios de Historia de México Condumex, 1994
data de raciones de religiosas. Además de esta cantidad, las re- (facs. de la 1a. ed., Madrid, 1636). Otra publicación reciente que
ligiosas recibían tres pagos anuales de 16 pesos, cinco tomines, divulga este conocimiento y otros en relación con el chocolate
o sea el equivalente de 45 pesos, siete tomines anuales de sus fue publicada en Sonia Corcuera de Mancera, “¿Inocente placer
reservas. ahssa, fcjm, serie libros, vol. 59, f. 121v. al paladar o grave cuestión moral?”, en Chocolate II: Mística y
59 En menos de tres años, la orden del arzobispo se aplicó a Meztizaje. Artes de México, núm. 105, marzo de 2011, México, pp.
otras comunidades de concepcionistas y a las jerónimas que de- 9-13.
pendían del ordinario. A partir de entonces fue común tanto la 61 Manuel Ramos Medina, Imagen de santidad en un mundo pro-
ingestión de alimentos en la celda como en el refectorio; este fano, México, Departamento de Historia-uia, 1990, p. 162. Deri-
último más concurrido en Cuaresma y los días de ayuno por la vado del cacao, y por lo tanto de origen americano, el consumo
unificación de un menú de abstinencia y ayunos. Es factible que de chocolate era común en barras, mezclado con agua y con
durante esos días las mozas cocineras de las religiosas transpor- miel de maguey.
taran los alimentos ya preparados al comedor; María Concep- 62 Carlos de Sigüenza y Góngora, Paraíso occidental…, op. cit.,
ción Amerlinck y Manuel Ramos Medina, op. cit., pp. 195-196. El f. 108. Para el consumo del chocolate y derivados del maguey
resto del año, al menos las monjas de las comunidades reforma- como el pulque, véase Sonia Corcuera de Mancera, “La embria-
das por el obispo ingerían sus alimentos en sus celdas. guez, la cocina…”, op. cit., pp. 521-537.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


mas y frascos de vidrio para la miel, cajetes para rrafos a explicar las diferencias alimenticias entre
las conservas y dulces de membrillo, petaquillas y Europa y América:
paños para envolver el chocolate y quizás era pino-
le63 el que se guardaba en un costalito, como “polvo ¿Porqué es allá frecuente en las casas de comodidad,
de Oaxaca”. y en las Comunidades el uso de diversas aves, pezes,
Por las reservas de la cocina sabemos que las quadrúpedos, y frutas secas, como pasas y almendras,
clarisas utilizaban también el chocolate, igual y esto ni abunda, ni se gasta aquí aún en las familias de
que azúcar, canela y pétalos de rosas cubiertos. muchas facultades, sino en los días clásicos, siendo la
Para el manejo adecuado de éstos y de otros in- gallina (que vale dos reales y medio) y quando mucho
gredientes tenían balanzas y medidas, así cal- el pichón (que cuesta a real y medio el par) el regalo
culaban las mezclas; en molinos, metates, pie- ordinario de que usan los ricos y los enfermos? ¿Por-
dras para moler y tablas de amasar hacían unas qué allá es muy común para todos, el gasto de la vaca
combinaciones y otras en las ollas, sartenes y y poco el del carnero, y aquí por el contrario, pues de
cacitos64 que calentaban (hervían) sobre los bra- aquella sólo usan los mui necesitados? Porqué son allá
seros, bien alimentados de carbón, al que ma- de mas substancia y vigor las carnes, semillas, pezes, y
nipulaban con tenazas de varios tamaños. En- legumbres? ¿Porqué es allá saludable y común el uso del
tonces era importante cuidar del rescoldo. Los vino, que se da por raciones en las Comunidades, y aquí
trozos encendidos de carbón se enterraban du- sobrecaro, notablemente noscivo aun a los mismos eu-
rante la noche en el bracero, propiamente dicho, ropeos, que lo frequentan, y medicinal el del pulque,66
donde a falta de oxígeno se frenaba la ignición y que allá no se conoce? ¿Porqué se gasta el pan de trigo
se conservaba caliente el carbón. Al día siguien- o de centeno, que cada uno hace amasar por lo regular
84 |
te se tomaba con las tenazas y se le soplaba hasta en su casa, sin hacerse otro uso del maíz que para las
avivar el fuego, y una vez colocado bajo la hor- bestias, y aquí es esta semilla el común auxilio de los
nillas podía avivarse la llama agitando el aventa- más pobres para su atole y sus tortillas, y pocos de estos
dor frente a la entrada de aire.65 prueban el pan de trigo, ni aquí se amasa sino en las
Baltazar Ladrón de Guevara nos proporciona panaderías? ¿Porqué allá sirven del azeyte para aderezar
una síntesis de la alimentación conventual en el las comidas, ó de la manteca de baca, y aquí sólo de la
último tercio del siglo xviii, ya que dedica varios pá- de cerdo aún en el tiempo quaresmal, sin embargo del
precepto general de la Iglesia, y aun sin otro indulto que
63 “El pinole es una harina de maíz cacahuacintle tostado a la el de la necesidad se pueden usar especialmente por los
que se le agrega azúcar o piloncillo y canela. El término provie-
ne del náhuatl pinolli”. El libro del origen de las palabras, suple-
pobres los lacticinios?67
mento del núm. 9 de la Revista Muy Interesante, sep. de 1996, p.
52. “Pinole: Ciertos polvos que vienen de Indias compuestos de 66 Se han hecho muchos estudios acerca del pulque y de las
vainilla y otras especies aromáticas, y sirven para echarlos en haciendas cuya producción era esencialmente el maguey. Los
el chocolate, al qual dan admirable olor y sabor. Llámanse por dominicos tuvieron varias que abastecían el valle de México, y
otro nombre polvos de Soconusco”; Diccionario de Autoridades, t. sus propiedades alimenticias son innumerables. Para un primer
V, op. cit., p. 276. “Pinolli: la harina de maíz y chía antes que la acercamiento al tema véase Sonia Corcuera de Mancera, El frai-
deslían”; Alonso de Molina, Vocabulario, México, Colofón, 1966, le, el indio y el pulque: evangelización y embriaguez en la Nueva
p. 449 (1a. ed., Antonio de Spinosa, 1571). España, 1523-1548, México, fce (1492-1992 Quinto Centenario),
64 agnm, bn, vol. 881, exp. 8. 1993.
65 Agradezco esta información práctica, así como la lectura de 67 Baltazar Ladrón de Guevara, Manifiesto Vida Común, México,
mi texto y sus agudas observaciones, a María Concepción Amer- 1774, pp. 78-79. Aunque el objetivo del abogado era argumentar
linck de Corsi. la bondad y arraigo de las prácticas religiosas, en este capítulo

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Para este periodo es claro el éxito del intercam- Santo “Tattetla” o Tatectla estaba en la jurisdicción
bio de productos entre Europa y América, sin des- de Izúcar,71 y destinó la mitad de sus tierras a sem-
cartar las diferencias de consumo por razones de brar trigo;72 la hacienda se dedicaba al cultivo de
gusto, fertilidad de la tierra, clima y altitud sobre maíz, frijol, garbanzo y chile; estaba en Zapotitlán.
el nivel del mar, pues lo que era bueno en un lugar Otro convento como el de La Encarnación, en
podía ser dañino en otro. Chiapas, contaba igualmente con una hacienda,
que por ser de trigo se consideraba “hacienda de
La V.M. Felipa de Santiago del Convento de Jesús Ma- pan sembrar”, y en tiempos de cosecha “hacienda
ría de México fue muy singular en la abstinencia. Al de pan llevar”.
comenzarse la cuaresma compró para mantenerse La posesión de tierras y fincas suponía una tarea
medio de pasas, y decía con mucha gracia que para adicional para la abadesa, la contadora y el mayor-
aquel tiempo se necesitaba sustento fuerte.68 domo o administrador del convento, que en algu-
nos periodos se convirtió también en contador. En
Los productos locales no contemplados en la el convento de Atlixco este trabajo estuvo periódica-
dieta occidental salen a relucir cuando se trata de mente a cargo del procurador de los franciscanos,
guardar el ayuno sin pasar hambre; en esos perio- elegido para servir al monasterio en los asuntos
dos las monjas de Jesús María suplían la carne con contables. Por ellos sabemos que el convento de
garbanzo, frijol o diferentes tipos de pescado, como Santa Clara de Atlixco contrataba “indios gañanes”
robalo, lisa, bobo, atún y otros de las lagunas cer- para trabajar el campo, quienes recibían parte del
canas. Paradójicamente la adquisición de carne no pago en especie, en chivos, carneros y bueyes, así
disminuía en los periodos de abstinencia, incluso como en la liquidación de sus rezagos de tributos al
| 85
se incrementaba por las raciones extra que debían ayuntamiento.73
comprarse para alimentar a las enfermas. si recibían azúcar de este ingenio y de un trapiche que habían
Por otro lado, en la dieta habitual de las clarisas adquirido desde el siglo xvi no les bastaba, pues también la com-
de Atlixco, además de los productos ya menciona- praban.
71 ahbedh, ff, vol. 105, f. 143.
dos utilizaban el almidón, la granada, el pápalo y 72 ahbedh, ff, vol.141, f. 23. Esta información procede de una

mayor cantidad de dulces. Al analizar sus gastos carta fechada el 2 de agosto de 1770.
73 También hemos encontrado consumo de maíz, ya que uno
generales se observa que más de 40% correspon-
de los empleados fijos de las monjas era el arriero Joachin Gor-
día a su alimentación.69 Esto sin considerar que el dillo, quien desde el 15 de septiembre de 1741 recibía “un peso
convento de Santa Clara era dueño de un ingenio y cada ocho días, media fanega de maíz, y siete pesos de salario,
había trabajado siete meses y ocho días hasta el 22 de abril de
una hacienda, lo que facilitaba el acceso a sus fru- 1742, tenía recibidos 16 pesos y se le debían 34 pesos 6 reales.
tos. El ingenio de azúcar70 nombrado del Espíritu Lusiano, uno de los ayudantes de la hacienda de Zapotitlán,
ganaba cada mes seis pesos, un peso de ración cada semana,
nos interesa sólo su aportación en el tema de la alimentación. i media fanega de maíz. Del trabajo de un año, dos meses, y
Por su importancia, esta misma cita textual se ha venido anali- diez y nueve días, importó su trabajo 87 pesos 6 reales, le paga-
zando y aparece en varias publicaciones; podemos citar, entre ron 36 pesos, 2 reales y se le debían, 51 pesos 4 reales. Lusiano
ellas, Sonia Corcuera de Mancera, “La embriaguez, la cocina…”, comenzó a trabajar para el convento el primero de febrero de
op. cit., p. 538; Nuria Salazar Simarro, “Enfermedades y reme- 1741”. ahbedh, ff, vol. 105, fs. 8v-10v, 11v y 143. El informe del
dios…”, op. cit. 4 de junio de 1742 estuvo a cargo de la abadesa del convento,
68 José Valadó y Serra, op. cit., p. 112. sor Margarita María del Sacramento, de las contadoras mayor y
69 ahbedh, ff, vol. 105, fs.1-4. Para obtener este porcentaje com- segunda, sor Clara Antonia de San Francisco y sor María Josefa
pletamos los tres meses que nos faltaban por prorrateo. de la Encarnación, así como del vicario y contador fray Antonio
70 Seguramente las religiosas hacían muchas conservas, ya que Grajales. En la documentación del archivo que corresponde a

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


Aunque nos hemos estado moviendo en el lapso con la presencia de una repostera entre los oficios
que abarca tres siglos, lo último que hemos dicho de las clarisas de Atlixco, que además de otras cosas
corresponde al xviii, y para tratar sobre las propieda- preparaban bebidas y dulces.
des de las monjas de Atlixco es necesario regresar Pueden observarse contrastes y semejanzas al compa-
en el tiempo al periodo en que se dieron los prime- rar conventos españoles y novohispanos. El de clarisas de
ros pasos para afianzar la fundación. Los anteceden- Badaurreta en Oñate contaba con enormes cantidades
tes se remontan al siglo xvi, ya que el crecimiento de pan labrado, 2,060 castañares y 449 robledales, y
de la población de la villa y del convento fue pa- zarzales; cuatro heredades y sus huertas, dos frente
ralela a la adquisición de tierras de cultivo y fuen- al convento y dos en San Ubal en Bezasabal entre
tes de consumo. Ubicadas en la región de Izúcar, otras de sus posesiones, que a finales del siglo xvii
las clarisas obtuvieron un sitio que en el siglo xvi llegaron a 48 heredades y propiedades territoriales
pertenecía a los dominicos, después fue adquirido adicionales. La comunidad adquirió varios molinos
por un particular y finalmente por las monjas. Un cercanos a su convento, y su Granja de Arcederillo
trapiche fue una de sus fuentes más importante de en Burgos, que en 1761 producía trigo, cebada, cente-
ingresos y las monjas lo administraban a través de su no, novillos, vacas, yeguas, cabras, carneros, ovejas,
mayordomo. La inserción de esta propiedad en te- cerdos, gatos y colmenas.
rritorio que originalmente pertenecía al Barrio de la Así como no se comían castañas o zaramoras en
Magdalena, ocasionó a las religiosas un pleito rela- los conventos novohispanos, ni tuvieron molinos a
cionado con la tenencia de la tierra y los linderos de diferencia de los de Europa, y aunque en América
la propiedad, por el uso y abuso de las pertenencias se introdujo el ganado fueron predominando unos
vecinales, como cortar madera más allá de su juris- animales sobre otros, de acuerdo con la región y fa-
86 |
dicción. Ningún propietario —y esto incluye a las cilidades para su crianza. Queda claro que tenían
monjas— estuvo exento de esas querellas.74 otra tierra, otro clima, otro gusto y otras necesida-
Lo más relevante de esta adquisición es el man- des, aunque muchos productos se consumían coin-
tenimiento de la comunidad, que en buena parte cidentemente en ambos lados del Atlántico.76
dependía del producto de sus propiedades. Y con
esto se puede presumir que además de lo que com- ¿Dónde se comía?
praban, la caña y el azúcar llegaban directamente al
convento para su consumo y transformación, pues la El refectorio era el lugar donde las monjas se reu-
elaboración de conservas y dulces hicieron famosas nían para comer. Su nombre viene de refección:
a las monjas y principalmente a las poblanas. Tor- alimento moderado y suficiente para reparar las
titas, yemitas y camotes de Santa Clara siguen go-
zando de buena fama hasta el día de hoy como una man que las famosas tortitas son originarias de su convento de
Santa Catalina y no de Santa Clara. Sin duda las que hoy se ven-
exquisitez culinaria.75 Todo esto en coincidencia den en el convento de las dominicas son realmente una delicia.
76 María José Lanzagorta Arco, “La cultura de la pobreza en la

este tomo para referirse al poblado, indistintamente se utilizan: vida conventual clariana femenina, dos ejemplos de la orden:
Atrisco y Atlixco; sirvan estas observaciones para la búsqueda de Santa María de la Bretonera (Belorado) y la Santísima Trinidad
la información en el futuro. de Bidaurreta (Oñate)”, en María Isabel Viforcos Marinas y Ma-
74 ahbedh, ff, vol. 141, fs. 191-193. ría Dolores Campos Sánchez-Bordona (coords.), Fundadores,
75 El vínculo de estos productos con las clarisas, que toca más a fundaciones y espacios de vida conventual. Nuevas aportaciones al
Puebla que a Atlixco, sigue predominando en el imaginario cul- monacato femenino, León, Universidad de León, 2005, pp. 455,
tural hasta el siglo xxi. Por su parte las dominicas de Puebla afir- 459-460.

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fuerzas.77 Esa era la intención de quienes estaban mentaba del agua de la fuente o pila del claustro, y
a cargo de la compra y preparación de la comida, si escaseaba la compraban directamente a los agua-
pues había que conservar la salud y las energías dores o tamemes que la transportaban en ollas sobre
para poder trabajar, y para ello era necesario nutrir- sus espaldas.83 Ya filtrada, el agua se ingería, servía
se, aunque siempre de acuerdo con la templanza, para cocinar o hacer las mezclas de los medicamen-
para no caer en excesos.78 tos. Las religiosas padecían cuando faltaba o sobraba
Camino al refectorio, las religiosas debían dete- el agua, ya que el exceso también fue un problema
nerse en perfecta formación y acercarse en orden cíclico vinculado con las lluvias.84
al aguamanil.79 Para que el agua llegara al refecto- Limpieza y amplitud formaban parte de la im-
rio contaban con un sistema hidráulico adecuado y pecable conservación del refectorio, que debía ser
vigilado por el asentista del agua.80 Desde el siglo “el lugar más cómodo” del monasterio, de manera
xvii también se contrataban mozos que anualmente que fuera suficiente para todas las religiosas que lo
fregaban las pilas o fuentes y sacaban la basura.81 que de agua para riego y un manantial de agua dulce. Sor María
Muchos conventos contaban con pozo propio, y el de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo González,
Las monjas dominicas en la cultura novohispana, México, Insti-
de Santa María de Gracia de Guadalajara tenía un tuto Dominicano de Investigaciones Históricas de la provincia
manantial de agua dulce.82 El filtro también se ali- de Santiago de México, s.f., pp. 141-143, apud María Concepción
Amerlinck y Manuel Ramos, op. cit., p. 239.
77 Diccionario de la Real Academia Española, disponible en 83 En la capital de la Nueva España el agua se transportaba en
http://lema.rae.es/drae/?val=legas, consultado el 2 de diciem- canoas que transitaban por los canales, acercando el líquido has-
bre de 2013. ta las rejas de algunos conventos. ahssa, fcjm, serie libros, vol. 11,
78 Para abordar este tema en un ámbito más general —que se fs. 37-45, y vol. 12, fs. 6v-7, 86.
inicia en las crónicas prehispánicas— puede verse Sonia Corcue- 84 En tiempo de lluvias había que “desasolvar” las atarjeas para
ra de Mancera, Entre gula y templanza, México, fce, 1996. Ade- evitar que se taparan e inundaran algunas partes del convento.
| 87
más de aspectos culturales, se refiere al consumo de trigo, maíz, Esto cuando ya contaron con drenaje, pues casi todos —como
azúcar, cacao y pulque de forma particular, y dedica un capítulo los de Santa Clara y San Juan de la Penitencia de México— care-
al alimento en los conventos. Sonia Corcuera de Mancera, Entre cieron de él hasta mediados del siglo xvii (por lo menos). Uno de
gula y…, op. cit., pp. 99-106. Para el estudio del maíz, del trigo y los trabajos realizados entre 1718 y 1721 fue la composición de
de la panadería, véase Virginia García Acosta, “El pan de maíz y las cañerías. Esta vez sólo se dieron 3 pesos 4 tomines al cañero
el pan de trigo: una lucha por el dominio del panorama alimen- por su trabajo. Este tipo de composturas son menores compa-
tario urbano colonial”, en Janet Long (coord.), Conquista y comi- radas con otras igualmente necesarias para el buen funciona-
da. Consecuencias del encuentro de dos mundos, México, iih-unam, miento del conjunto. El 29 de agosto de 1719 se pagaron 12 pe-
2003, pp. 265-282, y Virginia García Acosta, Las panaderías, sus sos al asentista de las cañerías Antonio Álvarez, quien puso seis
dueños y trabajadores. Siglo xviii, México, ciesas/Casa Chata, 1989. varas de caño de plomo de zulaque e hizo otras reparaciones
79 Carlos Borromeo (op. cit., p. 95) expresa que el material del en la cañería del convento; ahssa, serie libros, vol. 59, fs. 145v y
aguamanil podía ser de mármol, bronce u otro género. 146v. El 30 de abril de 1729, poco antes de la elección trieneal
80 El asentista del agua que daba servicio al convento de Jesús que iba a realizarse en breve, Álvarez inspeccionó el convento y
María, llegó a recibir una cuota anual de 24 pesos, que en el caso entregó un informe de las obras necesarias para que todo estu-
de Joaquín Zarralde Arámburu, asentista que se ocupaba del viera en orden. En cuanto a las reparaciones hidráulicas observó
agua de la fuente del patio principal, esta cuota le fue pagada en “que todos los patios grandes y pequeños tienen sus targeas de
diciembre de 1788; ahssa, fcjm, serie libros, vol. 343, f. 52. Al año mampostería para el desagüe de las llubias y todos de condusen
siguiente, Ignacio José de Pesa y Casas revisó las instalaciones a un caño maestro que sale por el claustro a desaguar a la ase-
como asentista del convento; ahssa, fcjm, serie libros, vol. 350, f. quia que pasa por detrás de dicho combento y dichas targeas se
51. En 1791 el pago se hizo nuevamente a Zerralde y Arámburu; allan todas tan ensolbadas que es necesario lebantar las tenallu-
ahssa, fcjm, serie libros, vol. 357, f. 52. cas con que se allan cuviertas y limpiarlas para darles corrientte
81 En 1789 estos trabajos costaron 87 p. 2r. ahssa, fcjm, serie li- porque no se esperimentte el daño que acaesió el año pasado
bros, vol. 343, f. 60. que por los ensolbos muy cresidos que tenían, con un grande
82 El lavadero debía instalarse cerca del corral y contar con su aguasero que cayó se anegó todo el combento y me obligó a
propio pozo; a veces los lavaderos —como los del convento de meter peones de fuera para dar corriente a las aguas”; agnm, bn,
Santa María de Gracia de Guadalajara— contaban con un tan- leg. 474, exp. s.n., f. 2.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


habitaban y para las que pudieran ser recibidas más La regla de las clarisas obligaba a la priora a
adelante. Para su construcción se sugería dejar “venta- dar buen ejemplo, lo que incluía ser la prime-
nas a ambos lados, desde donde penetre la luz”, y po- ra en entrar al refectorio después del toque de
ner un púlpito junto al muro en su parte media, para campana que las convocaba.89 Sobre la refitole-
que la lectura durante la comida pudiera ser escucha- ra90 la regla de Santa Clara dice que “ha de ser
da desde cualquier punto.85 Tanto la lectura como la una Madre cuidadosa, y limpia”,91 ya que tanto
supervisión de la cocina y el refectorio era una labor el refectorio como el servicio de las mesas debía
rotativa que se asignaba semanalmente a las reli- lucir siempre limpio. La refitolera supervisaba la
giosas, y sólo se podían ausentar las que enfermaban. preparación oportuna y el buen aderezo de los
Para que la lectora pudiera comer y descansar, la pri- alimentos, así como el poner y servir la mesa,92
mera que terminaba sus alimentos la suplía.86 el abastecimiento de agua de las tinajas, el repar-
Actividades propias del refectorio, además de to del pan y llenar de sal los saleros; todo bien
leer, beber o comer, eran ayunar o practicar actos proveído para las horas de comer y cenar.Al ter-
de humildad, tras recibir una reprimenda cuyo minar la comida la refitolera recogía las sobras y
castigo variaba según las faltas cometidas.87 El todos los objetos de servicio quedaban guardados
costumbrero de las concepcionistas de Jesús Ma- en sus alacenas o cajas, pues tenía que dar cuen-
ría ordenaba que si alguna religiosa entraba tarde
89 Regla, constituciones, y ordenaciones…, op. cit., p. 141.
al comedor debía arrodillarse frente a la prela- 90 En el convento de clarisas de Santa Fe de Bogotá, la regla
da con los brazos en cruz y declarar su culpa. A establece que debía haber dos refitoleras. Regla, constituciones, y
ordenaciones…, op. cit., p. 144.
la que no llegaba a tiempo a las oraciones que 91 Ibidem, p. 166.
se rezaban en el coro, después de la bendición 92 La documentación revela que la responsabilidad de la co-
88 |
de la mesa se le obligaba a sentarse en el suelo cina, de los alimentos cocinados y del refectorio recaía en la
refitolera; seguramente ella contaba con otras mujeres que la
junto a la abadesa, y a golpear con un cuchillo ayudaban en todas las labores de preparación y limpieza. De
el suelo hasta que le ordenaban sentarse como acuerdo con sor María de Cristo, las labores culinarias, igual que
todas las demás. En el refectorio se practicaban las de limpieza, recaían mayoritariamente en las legas: donce-
llas sin la suficiente capacidad económica familiar para el pago
actos rutinarios de reverencia y sumisión; todos de una dote; por eso el cargo de cocinera no se encuentra en la
los lunes, antes de servir el agua en los jarros, las designación de oficios de las monjas. Las hermanas legas eran
monjas completas que prometían, como las religiosas, pobreza,
novicias se ponían de rodillas en el centro, y a
obediencia y castidad, pero no participaban en las decisiones.
una señal de la prelada se acercaban una por una Esta diferencia de actividad y de trato se suprimió a partir de
para besarle los pies, y los viernes besaban los de 1965. Agradezco estas precisiones a sor María de Cristo Santos
Morales, op. La Regla lo confirma pues al tratar de las cocineras,
todas las religiosas que estaban en el refectorio, dice: “Para este oficio suelen poner las Preladas dos Hermanas
sentándose después a comer en el suelo. De las Legas, ò tres, ò cuatro, según es mayor ò menor el monaste-
servidoras que ayudaban a la refitolera a traer y rio”. REGLA DEL GLORIOSO DOCTOR DE LA IGLESIA N.G.P.S.
AGUSTÍN, que han de guardar las religiosas de los conventos de
ministrar la comida, la que entraba primero era SANTA CATARINA DE SENA Y SANTA INES DE MONTE PO-
la de la prelada; todas tenían obligación de comer LICIANO, de la orden de N.P. Santo Domingo. Establecidos en esta
Ciudad de la Puebla de los Angeles. CON LAS ORDENANZAS, Y
y no debían darse prisa para no ser las últimas.88
CONSTITUCIONES que para su perfecta práctica han hecho los
85 Carlos Borromeo, op. cit., p. 93. Illmos. Señores Obispos de esta dicha Diócesis de la Puebla. MAN-
86 Costumbrero del Real Convento de Jesús María, 1685, pp. 37v DADAS GUARDAR, Y REDUCIDAS á mas clara y mejor disposi-
y 38v-39. ción POR EL ILLmo. EXmo y VENERABLE SEÑOR D. JUAN DE
87 Ibidem, pp. 38v-39. PALAFOX Y MENDOZA. Reimpreso en la Puebla de los Ángeles,
88 Ibidem, pp. 37-38v. en la Oficina del Real Seminario Palafoxiano, 1789, p. 183.

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ta de todo y hacerlo constar por escrito según lo
había recibido.93
En los documentos de Atlixco no he encontra-
do tablas de oficios que consignen el de “cozinera”,
pero en la regla de las clarisas de Santa Fe de Bogotá
el cargo ocupa un subtítulo y se nombra a una de
ellas por semana para garantizar la limpieza y cari-
dad, es decir, que cuide que sus hermanas

[…] puedan sustentarse con lo que se les da [… y] pro-


curen las que hazen los platos, y reparten las vian-
das, hazerlos, y repartirlas con toda justificación, sin
excepción de personas, y la Abadesa, y Vicaria, pon-
Figura 6. refectorio de carmelitas descalzas. museo nacional del virreinato, inah. maría
gan cuidado en que esto se haga asi, para escusar las concepción amerlinck y manuel ramos medina, Conventos de Monjas. Fundaciones en
el México virreinal, méxico, Grupo condumex/centro de estudios de historia de méxico,
quexas de las Religiosas, las quales se contenten con 1995, pp. 106 y 107.

los platos, que se les ponen, sin volverlos a embiar


para que se les de más vianda, so pena de privación
de la porción que había de tocar por un día. Y ningu- dos veces cada semana “si antes no lo pide la ne-
na de las Religiosas sirvientes legas, se atreva a volver cesidad, y repartidos a trechos saleros servilletas y
el dicho plato, aunque qualquiera Religiosa se lo man- tarros que estén boca abajo” hasta que después de la
de, so pena de comer en tierra por un día. bendición de la mesa se tuviera que servir el agua.95
| 89
En la cozina no ha de entrar ninguna criada, ni Sin asignar estas tareas a una monja con un oficio
china a guizar las comidas, y guizados particulares de específico.
las Religiosas a quien sirven, por excusar los inconve- Lo consignado en la regla puede verse en una
nientes que se siguen, del concurso en ella, lo qual imagen que representan el refectorio de las car-
guarden, y cumplan so pena por la primera vez, que melitas descalzas. Por la colocación de asientos y
en ella entraren de estar un día en el zepo, y por la mesas da la impresión de que las monjas se aco-
segunda de ser hechadas del dicho Convento, y para modaban jerárquicamente, y que las que goberna-
excusar la ocasión de antrar [sic] en la dicha cozina, ban o habían gobernado el convento posiblemente
las cozineras tengan las puertas de ella cerradas con se sentaran al fondo por su situación centralizada.
llave, y si por algún caso, con orden de la Abadeza, y A excepción de la lega o de velo blanco que repar-
no de otra manera, huvieren de dar algún plato, para tía los platos servidos, todas las monjas utilizaban
afuera del refectorio, a algunas de las criadas, o chi- largos bancos de madera que colindaban con los
nas, lo den por las ventanillas de la puerta de la nueva muros. De manera similar, el costumbrero de Jesús
que se hiziere.94 María se refiere a “bancos altos en redondo y delan-
te las mesas de tablones aseados”.96 Mesas también
En la regla de la Concepción, en este punto sólo largas y del mismo material cubiertas con manteles
se especifica que los manteles debían cambiarse blancos y colocadas frente a los bancos, ocupaban
93 Regla, constituciones, y ordenaciones…, op. cit., pp. 167-168. 95 Costumbrero…, op. cit., pp. 37-37v.
94 Idem. 96 Ibidem, p. 37.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


tres de las cuatro paredes del refectorio carmelita das de comida, rosquetes, marquesotes, espumillas
formando una “U”. El pan se ponía directamente so- y colación.99
bre un mantel muy limpio y podían tomarlo con las Además de la fiesta titular, el ingreso de una
manos, mientras que para otros alimentos utiliza- nueva profesa era un gran acontecimiento. Primero
ban cubiertos. Vasos, platos, cucharas y tenedores se preparaba un almuerzo para despedir a la don-
eran individuales.97 cella del hogar paterno, y para la profesión de sor
La presencia de utensilios propios de la cocina y Ángela Ignacia de San Jerónimo, que tomamos
el comedor en los inventarios de las celdas, confir- como ejemplo, se prepararon 25 gallinas, 12 pollos,
man que las monjas habían sido reformadas por el jamón, lomo, chorizos, pies de puerco, vino tinto
arzobispo fray Payo Enríquez de Ribera, y que inge- y blanco, 24 garapiñas,100 21 docenas de pastillas
rían alimentos en sus celdas. Por ello no debemos dulces, chocolate, bizcotelas,101 rosquetes, hojuelas,
descartar la presencia de cocinas y comedores en confites y colación fina. En esa fiesta participaron
los espacios particulares, lo que está probado para 91 religiosas y quizá también las laicas que vivían
las concepcionistas hasta el último tercio del siglo en el convento.102 La familia de una profesa costea-
xviii. Las prácticas posteriores se vieron afectadas ba los manjares que se consumían y ofrecía gratifi-
por la celebración del IV Concilio Provincial Mexi- caciones adicionales en especie —como cacao, ca-
cano. nela y azúcar— para el sacerdote que celebraba, la
maestra, la pedagoga y la madrina de la novicia. La
La comida durante las fiestas. abadesa también podía recibir, por ejemplo media
docena de platitos y media más de tazas de China,
Las limitaciones de los días de abstinencia y ayu- todo muy fino.103
90 |
no contrastaban con la abundancia de los días de En otras celebraciones el convento agradecía a
fiesta, ya que en las fechas más memorables los las cantoras con huevos, a los contadores con cho-
fieles vestían los altares, la iglesia y las calles de
lo que más apreciaban: las flores, los cortinajes, que se daba a los doctores, como era costumbre; esta cantidad
cubría los adeudos de 12 años que se tenían desde enero de
las joyas, las ofrendas y la comida, que era una 1719. ahssa, fcjm, serie libros, vol. 91, f. 127v.
práctica indisolublemente unida a las expresio- 99 ahssa, fcjm, serie libros, vol. 12, fs. 153-153v.
100 Garapiña es “un género de biscochos largos, y angostos de
nes de devoción.
mucha más suavidad y delicadeza que los ordinarios”; Dicciona-
En Jesús María los festejos duraban tres días; rio de Autoridades, op. cit., vol. I, p. 51, y vol. II, p. 22.
101 Bizcotela es “una a modo de hojuela gorda que hacen las
al primero asistía el virrey, al segundo el arzobis-
monjas, compuesta de huevos, azúcar y harina, la cual bañan
po y al tercero los catedráticos de la Real y Ponti-
por encima y queda como masa de rosquilla”; Diccionario de Au-
ficia Universidad. Durante la fiesta se preparaban toridades, op cit., vol. I, p. 613.
102 agnm, Unidad Eclesiástica, Templos y conventos, Secretaría
“aguas de nieves” para gratificarlos por su asisten-
Arzobispal, 1699. (Sin catalogar. Agradezco a la licenciada Car-
cia.98 Las ceremonias litúrgicas estaban acompaña- men Molina que me haya mostrado este documento, cuando
ella estaba participando en su catalogación.) Una de las referen-
97 Para ampliar la información respecto a los utensilios de la cias más completas es la del ajuar de sor Ángela Ignacia de San
mesa y las cocinas de celdas particulares, puede consultarse Nu- Jerónimo, la cual era hija del alférez Andrés Fernández de la
ria Salazar Simarro, “Muebles y objetos en los espacios femeni- Torre y de Jerónima Pimentel; ingresó al convento como novi-
nos novohispanos”, en Barroco Iberoamericano. Territorio, Arte, cia en 1699 y profesó el 29 de septiembre de 1700, vivió 10 años
Espacio y Sociedad, t. I, Sevilla, España, Universidad Pablo de en el convento, pues falleció el 14 de diciembre de 1710; Libro de
Olavide/Giralda, 2001, pp. 191-211. Profesiones, f. 280 (colección particular).
98 En 1730 se gastaron 144 pesos para pagar el agua de nieve 103 agnm, Civil, vol. 83, f. s.n., 9 de junio de 1699.

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colate, a los celebrantes por decir los sermones y pital novohispana: la Concepción y San Juan de la
pláticas de adviento con rosquetes, almendras, Penitencia, respectivamente.108 Acaso la tradición
chocolate y espumillas.104 A veces ofrecían una alimenticia de los conventos de procedencia de las
merienda en la reja a las familias de los médicos fundadoras haya podido influir inicialmente en el
o les daban un regalo que por lo regular era una consumo de insumos de los fundados por ellas, pero
jícara grande de buñuelos. Cuando sus bienhecho- esto no se puede saber por el momento, ya que no
res estaban enfermos les enviaban bizcotelas a los se ha realizado una investigación alimenticia sobre
que aderezaban las capillas de la iglesia en los días esas comunidades. Lo que sí parece incidir en los
de fiesta o al notario que atendía los negocios del tipos de consumo son las diferencias geográficas,
convento, además de encargarse de las escrituras, pues los dos conventos en proceso de estudio perte-
lo compensaban con tablillas de chocolate.105 Por necieron a una distinta región cultural, entendien-
ser un convento real, las religiosas de Jesús María do por cultura lo estrechamente relacionado con el
tenían mucha comunicación con los virreyes y les cultivo de la tierra.
enviaban rosquetes o conservas, y en una ocasión Por ejemplo, para las clarisas de Atlixco no he
remitieron un menú completo a don Diego Carrillo encontrado documentación sobre la compra de
de Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves y con- pescado, lo que fue de consumo común para las
de de Priego.106 concepcionistas de México, ciudad anfibia con po-
También las clarisas de Atlixco gastaron en comi- sibilidades de obtener productos de agua dulce y sa-
da para sus capellanes, procuradores y vicarios, lo lada en su entorno inmediato, o como intercambio
que en periodos de escasez se consideró dispendio. comercial con zonas laguneras como Michoacán o
Los alimentos que no faltaban en la clausura fueron aun más distantes.
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leche, mantequilla, huevos, almendras, pichones y En cuanto al consumo de carne, tanto las reglas
gallinas; agua nevada y nieve, manzanilla, redaño como las constituciones de las clarisas y algunas de
de carnero y unto de marrano,107 quizá porque es- las anécdotas citadas textualmente se refieren a la
tos productos están relacionados con el lugar desti- carne como un lujo, pero de la misma normativi-
nado a la salud: la enfermería. dad surgen las excepciones que propiciaron el con-
sumo en ambos conventos, el citadino y el rural.
Algunas conclusiones En este género se incluyen el ganado y las aves, y
entre ellas los gallos y las gallinas fueron criados en
Los dos conventos aquí contrastados fueron funda- el convento y/o comprados en grandes cantidades
dos con 37 años de diferencia; el citadino y concep- a lo largo de todo el año, tanto por sus cualidades
cionista en 1580, y el rural y de clarisas en 1617. alimenticias como por ser de fácil digestión.
Ambos fueron establecimientos que partieron de Otro ejemplo significativo es el consumo de cerea-
otras comunidades erigidas previamente en la ca- les. En Jesús María se comían tortillas además de ha-
rina y pan, mientras que en Santa Clara —por el mo-
104 ahssa, fcjm, serie libros, vol. 12, fs. 6-6v.
105 Esto ocurrió particularmente al notario Francisco de Arzeo.
mento— están ausentes las tortillas y fue abundante
106 ahssa, fcjm, serie libros, vol. 12, fs. 5, 6, 6v-7v, 151 y 152v.
107 Estos productos eran comprados por las monjas del conven- 108 En la tabla de los oficios del convento de San Juan de la
to de la Villa de Carrión del Valle de Atlixco en 1762 y 1763. El Penitencia de México se registra, en la elección del 9 de julio de
pulque y la leche que se usaban corría por cuenta del mayordo- 1740, el de repostera, tarea que asumieron las monjas de Atlix-
mo administrador. ahbedh, ff, vol. 105, f. 50. co. ahbedh, ff, vol. 104, f. 16.

producción y compras para la cocina conventual: dos estudios de caso


el empleo del trigo, como lo revelan los gastos en camente relación con las clarisas de Puebla y con
harina y la compra semanal de semitas. Esto no es el provincial y provisor/administrador o vicario
de extrañar por la ubicación del convento en el fér- de monjas, que también era un franciscano. Esto
til valle, que debiera su bonanza al cultivo de cerea- significa que en largos periodos no contrataban
les; pero además es muy probable que el convento administradores, ya que religiosos del primer or-
estuviera poblado principalmente de españolas pro- den controlaban sus gastos.
cedentes de la misma villa, así como de Cholula y Por último, aunque todas las religiosas tenían
Puebla.109 El consumo de trigo por encima del maíz oficios, las clarisas estaban a cargo de las hortali-
es más significativo aún entre las dominicas, ya zas y de preparar y distribuir los alimentos, tanto
que se contempla la existencia de un granero en las en las comidas principales como en las colacio-
constituciones andaluzas que llegaron a esa misma nes. Las concepcionistas no tuvieron oficios rela-
comunidad en la ciudad de Puebla. cionados con la producción de alimentos, ni con
Los datos biográficos de religiosas que se han su preparación o distribución; esas actividades
insertado al texto proceden de monjas de varias pudieron estar supervisadas por las monjas, pero
órdenes y lugares, desde Toledo hasta México, por estaban a cargo de servidoras. En este sentido hay
mencionar dos ciudades que fueron capitales. Las un contraste con una regla de mayor pobreza y
citas breves se han ido insertando como flores, para humildad. Otra variante es la de los conventos de
dar color y luz al tema, aunque los muros de cada dominicas donde las legas cocinaban y servían la
clausura hayan sido distintos y hayan estado lejos mesa.
de los dos casos resaltados.110 El acto de comer suponía un proceso de produc-
Seguramente las diferencias de funciona- ción y compra de insumos para preparar la comida,
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miento interno tuvieron repercusiones sobre el cuyo resultado —en toda la gama de sabores— sig-
consumo y generaron variaciones en la alimenta- nificó un regalo para propios y extraños; las mon-
ción, ya que aparentemente las concepcionistas jas se esmeraban en la elaboración y degustaban
de Jesús María, aunque dependían del ordinario, lo que elaboraban con placer, especialmente en los
fueron siempre autónomas; el obispo o el vicario días de fiesta en que compartían lo que cocinaban
nombrado por él sólo estaba al tanto de los resul- con los benefactores del convento. Esta costumbre
tados de la administración a cargo del mayordo- pervive en algunos lugares donde las tradiciones se
mo y de una religiosa contadora, mientras que conservan; me refiero, entre otros, al convento de
las clarisas, además de haber sido fundadas en Santa Clara de Charcas, hoy Sucre, en Bolivia, pues
una villa y no en una ciudad, tuvieron esporádi- en la fiesta patronal —en una habitación clausurada
normalmente— las religiosas sirven a los selectos
109 María Concepción Amerlinck y Manuel Ramos Medina, op. invitados que acuden a felicitarlas sus famosas sal-
cit., p. 195.
110 Además de vegetales y frutos, en las huertas se cultivaron teñas de pollo, platillo que se ha hecho célebre en
flores; Josefina Muriel en su capítulo acerca de las capuchinas esa ciudad histórica.111
de Nuestra Señora de Guadalupe, dice al respecto: “Otra de las Aquí y allá, los alimentos dan cuenta de una
ocupaciones de las religiosas fue el cuidado de la huerta, en la
cual tenían un jardín dedicado especialmente al cultivo de las serie de productos multiculturales con sus va-
flores con que adornaban la iglesia y atendían muy particu-
111 María Antonia Triano, “Función económica en los monas-
larmente aquellas que hicieron famoso el adorno del altar, el
Jueves de Corpus, en su templo”; Josefina Muriel, Conventos de terios de clausura en la audiencia de Charcas”, en I Congreso
Monjas en la Nueva España, México, Jus, 1995, p. 244. internacional del Monacato Femenino en España…, op. cit., p. 441.

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riantes de acuerdo con la región geográfica, lo des ciudades como en el campo, van permitiendo
que incluye el clima, y los antecedentes locales comprender los resultados de una suma de ingre-
relacionados con las costumbres y el gusto;112 el dientes que, al convivir y mezclarse, originaron
recuento histórico que nos brindan los documen- la cocina mestiza, una de las más sabrosas a decir
tos de los conventos de monjas, tanto en las gran- de los expertos.

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112
Un estudio que parte de informes y cartas de monjas capuchi-
nas que viajan de la península ibérica hacia México y Lima con
fines fundacionales, se concentra también en la comida para
señalar las semejanzas y diferencias que perciben las mismas
monjas en contacto con otras órdenes religiosas, con diversas si-
tuaciones durante el trayecto recorrido y con distintos espacios
geográficos, gustos y costumbres en ambos lados del Atlántico.
Véase Sarah E. Owens, “Food, Fasting, and Itinerant Nuns”, en
Food and Foodways, 19:4, 2011, pp. 274-293; disponible en http://
dx.doi.org/10.1080/07409710.2011.630619.

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Sor María de CriSto SantoS MoraleS*

El informe prioral
de María Francisca de Señor San José,
ayer y hoy en el convento poblano
de Santa Catalina de Siena
y Señora Santa Ana
En el archivo del convento de Santa Catalina de Siena, de la ciudad de Puebla, se con-
serva el único ejemplar conocido de informes priorales. Aquí se estudia solamente
el primero de ellos, que corrió de 1791 a 1794, y se comparan la vida de oración, las
fiestas y algunas costumbres conventuales de ese periodo con la actualidad.
Palabras clave: monjas, convento, dominicas, prioras, Puebla.

E
n ningún archivo de los nueve monasterios de monjas dominicas de la Re-
94 | pública Mexicana que se fundaron durante el virreinato,1 existen informes
priorales redactados al término de cada trienio. En el archivo del convento de
Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana, de la Puebla de los Ángeles,2 se
conserva el segundo libro de actas priorales, que empieza con el gobierno de
la madre María Francisca de Señor San José, iniciado el 8 de octubre de 1791 y concluido
el 28 de noviembre de 1794.3 Los informes anteriores desafortunadamente están perdidos.
Por medio de este hermoso conjunto documental podemos reconstruir la vida de este
monasterio a partir de esa época y hasta nuestros días, ya que las reverendas madres prio-

* Monja y cronista del convento de Santa Catarina de Siena y Señora Santa Ana, Puebla, México.
1 Josefina Muriel, Conventos de monjas en la Nueva España, México, Santiago, 1946; sor María de Cristo Santos
Morales, op, y fray Esteban Arroyo González, op, Las monjas dominicas en la cultura novohispana, México, Insti-
tuto Dominicano de Investigaciones Históricas de la Provincia de Santiago de México, s.f.; María Concepción
Amerlinck de Corsi y Manuel Ramos Medina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México virreinal, México,
Grupo Condumex, 1995; sor María de Cristo Santos Morales, op, “Las monjas dominicas de Santa Catalina y de
Santa Inés durante el siglo xvii”, en Anuario Dominicano, t. III, vol. 1, Puebla (1531-1774), México, Instituto Domi-
nicano de Investigaciones Históricas de la Provincia de Santiago de México, 2007, pp. 489-508.
2 El monasterio de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana, de la ciudad de la Puebla de los Ángeles, recibió
la bula de fundación en noviembre de 1567, dada por el papa dominico san Pío V. La fiesta de erección se llevó
a cabo el 10 de enero de 1568.
3 Inventario del Archivo Conventual Monasterio de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana (acmscsssa),
Puebla, Puebla, Sección Gobierno, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año 1791-2004, Libro de Actas Priorales, pp. 4-15v.
Libro En que dan sus Descargos las Rs. Ms. Prioras de este Convento de Mi Madre Sta. CATARINA y Se comienza
el día 8 de octubre De este año 1791 segundo Priorato de N.M.R.M. María Francisca de Sr. Sn. José.

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ras siguen dando cuenta al término de sus respecti-
vos mandatos.
El libro de informes priorales se puede estudiar
desde muy diversos puntos de vista; uno de ellos es
el de conocer cómo recibía y dejaba cada priora la
celda prioral; se menciona la antigua existencia de
jóvenes educandas; se registran las tomas de hábito,
las profesiones de velo y coro, las de velo blanco, las
defunciones; todos los arreglos y mejoras que se ha-
cen al edificio y a las imágenes y objetos litúrgicos,
y las festividades que existían, entre otros temas.
Se abordan acontecimientos que sucedían durante
cada priorato, como fueron los duros momentos de
las exclaustraciones y de la persecución religiosa.
Otro aspecto de interés es que cada informe está
precedido de una portada en blanco y negro o a co-
lores. Pueden ser sumamente bellas.
Tema significativo es el de las fiestas religiosas
que se celebraban en el monasterio de Santa Cata-
lina de Siena y que están referidas en el informe
del priorato trianual que se inició el 8 de octubre figura 1. portada del libro de informes priorales del convento de santa catalina de siena.
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de 1791, dado que la mayoría de esas celebraciones
se siguen realizando actualmente. No obstante hay
que considerar que las fechas de algunas fiestas se dicional de la vida monástica y el cumplimiento de
han modificado de acuerdo con los cambios instru- su misión.
mentados por la Iglesia, a partir de la promulgación
del Concilio Vaticano II, efectuada por el papa San Liturgia
Juan XXIII en 1963.
Con el fin de respetar el calendario litúrgico y En Oriente la liturgia se reduce estrictamente a
conservar las tradiciones del monasterio de Santa la Eucaristía; en Occidente, en cambio, la liturgia
Catalina de Siena, ciertas antiguas fiestas han sido comprende todas las celebraciones que la Iglesia
ajustadas a fechas distintas. La permanencia de considera suyas, como, además de la Eucaristía, los
festividades a pesar de la renovación de la Iglesia, sacramentos, el Oficio Divino (hoy liturgia de las
reitera la solidez litúrgica y sacramental del monas- Horas) y los sacramentales.
terio de Santa Catalina de Siena en los diversos mo- La espiritualidad dominicana tiene como ca-
mentos históricos de la Iglesia. La vida litúrgica es racterísticas la sobriedad, la amplitud y el vigor. Es
la parte fundamental de la vocación de las monjas sobria porque la razón siempre preside el ritmo de
contemplativas, ya que sobre esta elección de vida los afectos. Es amplia porque no está aprisionada
recae el compromiso orante de la Iglesia con inter- en métodos ni sistemas de escuela, ya que es emi-
cesión de los santos, y por lo tanto el apoyo incon- nentemente evangélica, y por ende riquísima en

el informe prioral de maría francisca de señor san josé…


matices de santidad. Es vigorosa porque es profun- Es eucarística por estar centrada en el miste-
damente teológica. rio del Santísimo Sacramento. La beata Juliana de
Algo parecido se podría decir de su liturgia, pues- Monte Cornillon (1192 -1278) tuvo una visión en la
to que sin ser una creación de la Orden, ha recibido que el Señor le explicó que la Luna representaba al
de ella su matiz propio, al adaptarla a una intensa año litúrgico con todas sus fiestas y una banda ne-
vida académica y apostólica. gra aludía a la falta de la fiesta del Santísimo Sacra-
En la Edad Media existían en Roma dos oficios mento, que debería completar el ciclo. El dominico
litúrgicos: el Oficio de la Iglesia Romana, seguido en Hugo de San Caro, confidente de la beata Juliana, a
las basílicas, y el de la Curia o Corte Romana, obser- quien el Señor le reveló su deseo de que se institu-
vado en la capilla del Palacio Apostólico. El primero yese la celebración de Corpus Christi; cuando llegó
era el más completo y sus particularidades y carac- a ser cardenal y legado pontificio, aprobó y declaró
terísticas son las que se encuentran, en gran parte, el precepto en todo el territorio de su legación. Una
en el rito dominicano. En cambio el segundo, dado vez universalizada la fiesta en 1264, el papa Urbano
que la Curia Romana estaba sobrecargada de traba- IV encargó a santo Tomás de Aquino que compusie-
jo y se desplazaba constantemente, acostumbraba ra los himnos para el día de Corpus Christi, que son
abreviar o cambiar el oficio. de los más bellos y completos de la liturgia católica.5
Las monjas dominicas han apoyado histórica- Es de difuntos porque su origen se remonta al
mente la vida apostólica de los frailes de la Orden mismo fundador, según atestiguan los primeros bió-
de Predicadores, y como ellos, también se han en- grafos del santo. Los Capítulos Generales se han dis-
contrado unidas a la Iglesia universal. Dicen con- tinguido por desarrollar la liturgia de los difuntos y
cretamente las constituciones: extender los sufragios por los hermanos, familiares
96 |
y protectores fallecidos.6
Imitando a la Iglesia congregada en Jerusalén por la Todas estas particularidades de la Orden de Pre-
predicación de los Apóstoles y por la cotidiana y uná- dicadores se reflejan en las festividades de las mon-
nime oración (Hch. 2, 42) las monjas ofrecen en la jas de Santa Catalina de Siena de la Puebla de los
presencia de Dios el sacrificio de alabanza, principal- Ángeles.
mente en la celebración de la liturgia.4
Fiestas y misas
Otras características son: mariana, eucarística y
de difuntos. En el libro de informes priorales empieza la rela-
Es mariana porque sabido es que el pueblo cris- ción de fiestas. La fiesta del Rosario, que antigua-
tiano bautizó espontáneamente a los religiosos de la mente se celebraba el primer domingo de octubre;
naciente orden de Santo Domingo con el nombre por lo tanto, a pesar de ser movible se indicaba que
de frailes de María. Aquellos primeros religiosos se debía ser todo doble, de primera clase, con octava
levantaban rezando el oficio Parvo de Nuestra Se- solemne y plática interior. Según el directorio litúr-
ñora, y sólo se acostaban después de cantarle, al fi- gico empleado hasta antes del Concilio Vaticano II,
nal de completas, la antífona mariana más dulce,
5 Alan Butler, Vidas de Santos, t. II, trad. de Wilfredo Guinea S.
la Salve.
J., México, C. I. Jhon W. Clute, 1965, p. 37.
4 Libro de las Constituciones de las Monjas de la Orden de Predica- 6 Miguel Gelabert, op, et al., Misal Diario, Ediciones Litúrgicas, 2a,
dores, Valencia, Imprenta Nácher, 1987, p. 30. ed., Valencia, feda, 1950, pp. 23-26.

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el que fuera doble de primera clase, quería decir
que esa fiesta no podría ser sustituída por otra, aunque
cayera en domingo. Actualmente se celebra el 7 de
octubre, con calidad litúrgica de solemnidad para la
Orden de Predicadores.
Le sigue la festividad de Todos los Santos el 1 de
noviembre, también todo doble, de primera clase,
con octava solemne, y el 2 de noviembre se conme-
mora a los fieles difuntos.
La elección como prelada de Nuestra Madre
Santísima en esta comunidad dominicana de Santa
Catalina de Siena y Señora Santa Ana, es una pia-
dosa y laudable costumbre de tiempo inmemorial,
observada religiosamente después de cada elección
prioral. Esta tradición pervivió hasta 1973.
En relación con esto, la madre priora María Fran-
cisca de Señor San José indica, en el informe al que
aquí se hace referencia, que tomó una imagen de la
Santísima Virgen de los Remedios y la mandó trans-
formar en Inmaculada para que fuera la prelada. El figura 2. imagen de la inmaculada, reelecta como prelada.

día de su elección, en realidad reelección, se dieron


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a cada religiosa dos laminitas con sus maquetas de esta Comunidad. Invita al fin a las religiosas a proce-
plata y 4 reales. El ceremonial de la comunidad lo der a la elección.
describe así: 4º Elección.- Por orden de antigüedad, cada reli-
giosa se acerca, lee en alta voz su cédula y la deposita
Laus Deo et B.V.M. et B.P.D. en el ánfora, entregando al R. Sr. P. un ramillete de
Orden.- Si antes no se ha rezado o cantado el ro- flores, que él colocará al pie de la imagen de María
sario (ad libitum) el Reverendo Padre Presidente co- Purísima.
mienza Ave María Purisima… etc. 5º Ofrecimiento.- Pasado el turno de la última reli-
Por la señal de la santa cruz… etc. giosa, el R. Sr. P. de pie verifica si el número de cédulas
1º Antífona: Veni Creator (Ven Espíritu Santo) corresponde al de las electoras, torna éstas al ánfora,
La Venerable Comunidad lo canta a dos coros, o tómala con ambas manos y arrodillándose ante la sa-
alternando con el Reverendo Señor. Presidente, verso grada imagen de la Augusta Reina elegida, en nombre
y oración. de la comunidad la presenta y ofrece en muda plega-
2º Consagración.- El R. Sr. P. reza una consagra- ria, y deposítala después a sus benditas plantas.
ción a la Santísima Virgen. 6º Confirmación.- Terminado este acto el R. Sr. P.
3º Alocución.- El R. Sr. P. (se sienta) dirige una alo- confirma la elección con los siguientes o parecidos
cución propia de esta piadosa ceremonia, dispuesta términos según su fervor mariano:
para encender cada vez más el amor a María Santísi- En nombre de la Santísima y Augustísima Trini-
ma, como nuestra Señora, Reina, Madre y Prelada de dad, de la soberana Reina elegida en el comparable

el informe prioral de maría francisca de señor san josé…


misterio de su Inmaculada Concepción, del Patriarca
Señor San José, de Santo Domingo, Santa Catalina de
Siena, Santos de la Sagrada Orden y de toda la corte
celestial: APRUEBO Y CONFIRMO ESTA ELECCION
PIADOSA a la mayor honra y gloria del Sacratísimo
Corazón Eucarístico de Jesús, y para el progreso es-
piritual y temporal de esta Venerable Comunidad
Dominicana que en estos momentos, con todo amor
y humildad rinde OBEDIENCIA A SU CELESTIAL
MADRE Y PRELADA, IMPLORANDO SU AUGUSTA
BENDICION.
EL R. SR. P. dice: Benedictio Dei… etc. bendiciendo
figura 3. esta escultura de cristo del siglo xviii aún preside la capilla de las monjas.
a la comunidad (que está en venia, es decir en postra-
ción). Después hace una señal para que las hermanas
se levanten. En una ocasión presidió esa ceremonia y pro-
7º Canto.- Himno Ave Maris Stella. V.- Ora pro nobis nunció la plática exhortativa el señor canónigo,
R. .- Gratiamtuam deán de la catedral angelopolitana don Pedro Mon-
8º Acto final.- El R. Sr. P. expone al Divino Señor tero y Vásquez, en la capilla del actual monasterio.
Sacramentado, reza la estación y da la bendición. A todas las religiosas se les repartieron previamente
unos ramilletes con flores de nomeolvides y bole-
Para el día de la elección de nuestra Madre Purí- tas escritas. La última vez en que se celebró la ce-
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sima se preparaba un altar con la sagrada imagen; remonia de elección de la Virgen como prelada fue
una mesita donde se colocaba el ánfora para depo- durante el gobierno de la madre priora María del
sitar las cédulas y una silla para el reverendo señor Sagrado Corazón, quien fue elegida el 13 de octubre
presidente. De antemano cada religiosa recibía de la de 1973, y la reelección que consta en acta7 se hizo
priora saliente la cédula electiva para el acto de esta el sábado 24 de octubre del mismo año, a las 11:30
ceremonia, que todas acompañaban con un ramo de la mañana.
de flores. Además de las ya mencionadas, las fiestas litúr-
El sacerdote revestido con sotana y sobrepelliz gicas celebradas durante el año son: San José, el 19
se presentaba ante el altar y las religiosas daban de marzo; la Anunciación, el 25 de marzo; celebra-
el saludo inicial a la santa cruz. A continuación el ción del Triduo Pascual, fiesta movible; Santa Inés
celebrante les explicaba que iban a hacer una pe- de Monte Policiano, el 20 de abril, con misa canta-
queña ceremonia y las exhortaba a la obediencia y da; Santa Catalina de Siena, el 29 de abril y el día
al fiel cumplimiento de sus obligaciones religiosas. 30 con misa cantada —anteriormente su fiesta era
Después de esa breve homilía cada una de las her- móvil, pues no se podía celebrar antes de la Ascen-
manas presentes en la comunidad (monjas de votos sión—; San Pío V, el 30 de mayo, por ser ese papa
solemnes, hermanas legas y profesas temporales) dominico y haber dado la bula de fundación del mo-
se acercaba a la imagen de la Virgen y leía la pa-
7 acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Actas, caja 2, exp. 4, 1867-
peleta que decía: “Yo elijo por Priora a mi Madre la
2004, Libros de Capítulos y Elecciones, Actos Marianos de Elec-
Santísima Virgen María”. ción, fs. 1-8.

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nasterio —antiguamente se hacía el 5 de mayo—; nes iniciales, invitatorio); 2) himnos del breviario
Nuestra Señora de la Luz, fiesta movible en mayo, (comúnmente rezados en Occidente, compuestos
un jueves después de la Ascención; Corpus Christi, principalmente por san Ambrosio, san Hilario, Pru-
fiesta movible; Nuestra Señora del Carmen, el 16 de dencio obispo de Troyes, Venancio Fortunato, Pablo
julio; Señora Santa Ana y Señor San Joaquín, el 26 el Diácono, Rabano Mauro y otros); 3) los salmos
de julio —antes se celebraba al padre de la Santísi- (durante el oficio ferial eran 12 y en los domingos
ma Virgen en agosto, como fiesta movible después 18; en el transcurso de una semana se rezaban los
de la Asunción de la Virgen, hoy se celebran jun- 150 salmos que se encuentran en la Sagrada Escri-
tos—; Santo Domingo, el 8 de agosto, todo doble de tura; hoy se hace en un mes); 4) las lecciones eran
segunda clase, con octava solemne —antes se cele- nueve (las primeras tres de la Sagrada Escritura, las
braba el 4 de agosto—; Nuestra Señora de las Nieves, tres siguientes de los escritos de los santos padres, y
el 5 de agosto; la Transfiguración del Señor, el 6 de las tres últimas de las homilías de las fiestas; cuando
agosto; el Tránsito de la Virgen, el 13 de agosto; la no había fiesta se recitaban solamente las lecturas
Asunción de la Virgen, el 15 de agosto; la Nativi- de las Sagradas Escrituras, que debían leerse com-
dad de la Virgen, el 8 de septiembre; la Virgen del pletas a lo largo del año; actualmente se lee en tres
Rosario, el primer domingo de octubre; San Carlos años), y 5) los responsorios y la oración conclusiva.
Borromeo, el 4 de noviembre. Se le recuerda y se le Las laudes, principal rezo de la mañana, en ac-
tiene devoción en el convento de Santa Catalina de ción de gracias por el nuevo día. En algunos días se
Siena por haber sido intercesor para la Bula de fun- añadían las preces, que contienen una invocación
dación. La Inmaculada Concepción, el 8 de diciem- inicial, himno, cinco salmos laudatorios, lectura
bre, con misa cantada; la Virgen de Guadalupe, el breve, benedictus y oración final.
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12 de diciembre. Esta fiesta era patrocinada por las Después están las horas menores: prima hacia
mozas o sirvientas, hasta que por razón de su salida las siete de la mañana; tercia a las nueve, recor-
de la clausura y lenta disminución, la fue asumien- dando la venida del Espíritu Santo; sexta a las 12,
do la comunidad. Su festividad es muy solemne, en recordando la agonía del Señor; nona a las tres de
agradecimiento a la curación milagrosa de la madre la tarde, recordando la muerte de Cristo. En estas
Jacinta María Nicolasa de Señor San José en 1755, a horas se invocaba la ayuda de Dios, para cada una
la que me referiré más adelante. de las horas del día. Se rezaba la invocación inicial,
un himno, tres salmos, la lectura breve, el responso-
Principales obligaciones espirituales rio y la oración final. Actualmente se ha suprimido
de la comunidad la hora prima y quedan las tres restantes, para ser
rezadas sólo en una hora, según acomode mejor a
La lectura diaria del Oficio Divino, con la finalidad cada comunidad.
de santificar todo el día, antiguamente se componía de Las vísperas como oración de la tarde se hacían
maitines, laudes, horas menores (prima, tercia, sex- con invocación inicial, himno, cinco salmos, lectu-
ta, nona, vísperas y completas). Todo esto compren- ra breve, versículo, magnificat, oración conclusiva y
de actualmente la liturgia de las Horas. algunas veces las preces feriales.
El Oficio de Maitines, hoy conocido como el Las completas constituyen la plegaria de la Igle-
Oficio de Lectura, antiguamente se rezaba a la sia implorando el auxilio divino por la noche; com-
media noche e incluía: 1) introducción (invocacio- prendían: invocación inicial, examen de concien-

el informe prioral de maría francisca de señor san josé…


cia, himno, tres salmos, lectura breve, responsorio,
el Cántico de Simeón, oración final, la salve o canto
a la Santísima Virgen y al santo patrón.8
Todas estas oraciones constituyen la liturgia mo-
nástica cotidiana, que antiguamente tomaba de ocho
a 10 horas según fuera el rezo de feria, fiesta o solem-
nidad. Hoy se reza durante menos horas diarias.
La liturgia monástica es muy importante en los
monasterios de vida claustral, porque tienen a la figura 4. escultura del niño dios que se coloca junto al presbiterio el día de la candelaria.

oración como función primordial; son responsables


del culto divino en su máxima expresión, al depen- obstante, en los informes priorales se puede com-
der de ellos la fuerza espiritual de la Iglesia univer- probar que fueron enterradas en la iglesia de Santa
sal. De ahí que sea fundamental para las monjas Catalina de Siena personas de todo género. Pueden
contemplativas. citarse algunos casos: el 29 de julio de 1792 falleció
el padre capellán, licenciado Joaquín Castro, y con
Devociones licencia del padre vicario se enterró en la iglesia.
El 1 de agosto de 1793 falleció la moza María Gertru-
Se entienden por devociones las prácticas piadosas dis y se enterró en la iglesia, al igual que las señoras
que no forman parte de las celebraciones litúrgicas doña María Gertrudis Chaves y doña Josefa Chaves,
propiamente dichas. Son actos populares o particu- ambas de limosna.
lares más o menos importantes, como el Rosario, el También se enterraron de limosna: un pariente
100 |
Vía Crucis, los siete dolores y gozos del Señor San de la madre María Rosa de Santa Catalina; Manuela
José, el Oficio Parvo de la Virgen, la acostada y le- Gertrudis de la Concepción y doña Isabel Soto; el
vantada del Niño Dios en Navidad y en la Candela- sacerdote don Manuel Espinosa; doña María Josefa
ria, las novenas, los triduos, las letanías, las proce- Espinosa y un pobre. Una señora fue sepultada a
siones, las bendiciones, etc., mismos que tuvieron cuenta del padre sacristán; doña Mariana Carrera
mucho arraigo en épocas pasadas, cuando se rezaba a cuenta de su esposo don Pedro de la Rosa; doña Isabel
el Oficio Divino en latín, sin dominar esta lengua, Fuertes a cuenta de su esposo don José María de
por lo que podía quedar un vacío espiritual que las la Carrera; el señor cura don Tomás Armas, de su
monjas suplían con estas devociones. cuenta propia; la mujer de José Leandro, el man-
dadero, también de su cuenta, pero la cera la dio el
Entierros y defunciones convento. Todos los entierros se llevaron a cabo con
licencia del padre vicario.9
Actualmente llama la atención la existencia de en- A pesar de que estos ejemplos proceden sólo del
tierros en las iglesias conventuales femeninas; no primer informe prioral, los considero suficientes
8
para mostrar que en Santa Catalina se compartía la
BREVIARIUM Juxtaritum, SACRI ORDINIS PRAEDICATORUM.
Apostolica /Autoritate /Approbatum /Reverendissimi /Patris: FRATIS costumbre de enterrar a todos los difuntos en las
HYACINTHI MARIE CORMIER, Ejusdem /Ordinis /Magistri (Ge- iglesias, ya que no existían cementerios munici-
neralis /Jussu /Recognitum et Editum. Anno Domini M.DCCCC.IX.
Romae.Typissocietatis S. Joannis /Evangelistae. Desclée et sociorum. S. 9 acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año
Sedis /Apostolicae /Editorum, Romae. Tornac. 1791-2004, Libro de Informes Priorales, pp. 12-12v.

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pales. Pero cabe aclarar que las religiosas profesas su cuenta. Esto con licencia de N. P. Vicario, se le hizo
siempre eran sepultadas en el coro bajo. cabo de año, se le dijeron diez y seis misas rezadas,
Entre las que murieron en este periodo se en- también de cuenta de Doña Anna su hermana.
cuentra la madre Nicolasa María Jacinta de San
José, quien recibió de la Santísima Virgen de Gua- Noticias sobre la cocina
dalupe la gracia de un milagro el 12 de diciembre
de 1755. Profesó el día 1 de enero 1753, en manos En el informe de la priora que se viene comentan-
del señor obispo doctor don Domingo Pantaleón do, ella menciona que se arregló el chocolatero. Las
Álvarez de Abreu, junto con su hermana, la madre dominicas consumían chocolate. Hasta hace bas-
María Josefa Antonia del Corazón de Jesús, siendo tante poco se tomaba en el desayuno, pero no con
priora la madre Josefa de Jesús María, subpriora leche, sino disuelto en agua.
la madre María de Santa Bárbara, y maestra de no- En Santa Catalina existe la tradición de que el ori-
vicias la madre Margarita Micaela de San Agustín. gen de las hoy llamadas “tortitas de santa Clara” en
Eran hijas de don José de Zembra y Simanés y de realidad se originaron en el convento dominico, don-
doña Catalina de Soto y Noguera.10 de se elaboran hasta el día de hoy. Sin embargo las
Un exvoto que se encuentra en el museo de San- prioras no hacen en sus informes alusiones particula-
ta Mónica de la ciudad de Puebla recuerda el mi- res a la cocina, salvo una curiosa referencia de la ma-
lagro de la Santísima Virgen de Guadalupe y en el dre María Josefa del Corazón de Jesús, quien informó
archivo del monasterio se encuentra un manuscrito que el día 29 de diciembre de 1802 recibieron la visita
donde se asienta: de la virreina doña María Ansoátegui y Barrón, espo-
sa del virrey don Félix Berenguer de Marquina y Fritz
| 101
La averiguación del milagro que obró la Santísima Gerald (29 de abril de 1800, al 4 de enero de 1803), y
Virgen María de Guadalupe, a favor de la madre Nico- según la madre priora, la obsequiaron con cajeta.
lasa María Jacinta de San José, hecha por el Juez Gas-
par Antonio Méndez de Cisneros y el Notario Manuel La priora
Gómez de Escobar Manleón, el año 1776.11
El libro de informes priorales da algunas noticias de
El día 20 de mayo de 1792 falleció N.M.R.M. Jacinta las prioras del convento. La madre Francisca de Se-
María de Sr. Sn José, siendo actualmente subpriora se ñor San José aumentó el número de hojas al segun-
le cantaron sus nueve misas, y ciento rezadas (como do libro de Profesiones y también al de Descargos.
consta en los recibos). El día de las honras hubo vigilia Hizo muchas reformas y renovó casi toda la pintura
de cuenta de su hermana Doña Anna. Se hizo inventa- del monasterio en sus diferentes oficinas: refecto-
rio, de lo poco que tenía se le dio a la dicha su hermana rio, cocina, chocolatero, celdas, iglesia, y coros alto
algunas cosas, otras a sus dos mozas, y algunas a la co- y bajo. A pesar de su forma breve y precisa de refe-
munidad, el aposento se lo di a la M. María de Jesús, la rirse a las reparaciones y a los muchos gastos que
celda se la di a las Ms. Rosales, que la compusieron de éstas implicaron, su informe es muy largo.
Esta religiosa fue hija legítima de don José An-
10 acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Religiosas, caja 9, exp. 4, tonio Tamaríz y Carmona y de doña María Ana de
año 1568-1755, 1er. Libro de Profesiones, f. 85.
11 acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Religiosas, caja 11, exp. 9,
Quiñónez; nació el 4 de octubre de 1734, en la ciu-
1838-1864, Libro del Milagro. dad de Puebla de los Ángeles, y fue bautizada en el

el informe prioral de maría francisca de señor san josé…


Aunque las prioras y la mayoría de las religiosas
recibían como cantidad propia 35 pesos anuales, se-
gún consta en el Libro de Profesiones, los gastaban
para remediar sus necesidades y en bien de la co-
munidad. A esas colaboraciones se sumaban otras
que se conseguían de familiares y benefactores.
Tras un priorato encabezado por Francisca de Se-
ñor San José entre 1784 y 1787, ejerció el priorato
entre 1791 y 1794, y más adelante un tercero entre
1798 y 1801, y el cuarto entre 1804 y 1807. Murió el
12 de septiembre de 1808, siendo priora la madre
María Josefa de Jesús.14

Un caso curioso

Debido a que una persona pidió informes al con-


vento sobre la madre María Cayetana del Corazón
de Jesús, en el mundo María Cayetana Herrasti y
Alva, cuyo retrato encontró, buscando en el Segun-
do Libro de Profesiones se comprobó que profesó al
final del trienio en que me estoy ocupando:
102 |
figura 5. primera foja del informe de la priora maría francisca de señor san josé.
Yo Sor María Cayetana del Corazon de Jesús. Hija le-
gitima de Don Francisco de Herrasti y de doña María
Sagrario Metropolitano el 8 de octubre del mismo Ignacia de Alva, hago profesion, y prometo, obedien-
año; fue su madrina doña Manuela Aguayo. El 13 cia, y en ella pobreza, castidad, y clausura, a Dios
de enero de 1752 hizo la profesión perpetua en ma- nuestro Señor, a la Señora María Virgen, a Nuestro
nos del obispo de Puebla don Domingo Pantaleón Padre Santo Domingo, y al Ilustrisimo Señor Doctor
Álvarez de Abreu, ante el señor don José Mercado, Don Salvador de Biempica y Soto mayor, del Orden
Juez de Testamentos, siendo priora la muy reveren- de Calatrava, obispo de esta Ciudad de los Angeles,
da madre Josefa de Jesús, subpriora la madre María Nuestro Dignísimo Prelado, y en su Nombre al Se-
de Santa Bárbara, y maestra de novicias la madre ñor Doctor Don Jose Joaquin de España, Canonigo
Margarita de San Agustín. “Trajo una dote de tres Lectoral, de esta Santa Iglesia Catedral, en cuyas ma-
mil pesos, goza de los 35 [pesos], y trajo, cera, ajuar nos hago profecion, y prometo vivir, segun la regla
y propinas”.12 Sus padres se casaron en San Miguel de Nuestro Padre San Agustin, y Constituciones de
Huejotzingo, Puebla, el 3 de noviembre de 1733.13 Nuestro Padre Santo Domingo, sujetas al ordinario,
y a observar la Santa Vida Comun, como lo manda
12 acmscsssa,Sección Gobierno, Serie Religiosas, caja 9, exp. 1,
año 1568-1755), 1er. Libro de Profesiones, f. 83. 14 acmscsssa, núm. 6, Libro en que está asentado el día, mes y
13 Sagrario Metropolitano, libro 1732-1734, f. 243. Family año en que han fallecido nuestras hermanas las religiosas desde
Search, 29 de octubre de 2013. el año de 1702, hasta nuestros días, s.f.

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la misma Regla, y constituciones, y a mi Prelado, y
Prelada, la que es y la que le subsediere, prometo ser
obediente, hasta la muerte. Y en fee de ello lo firmo
en este convento de Dominicas de Nuestra Madre
Santa Catalina de Siena, siendo actualmente Priora,
Nuestra muy Reverenda Madre Maria Francisca de
Señor San Jose en 23 de octubre de este año de 1794.
Firmas: Dn Jose Joaquin de España
Maria Francisca de Sr. Sn. Jose
Priora.
Maria Josefa del Corazon de Jesus
Subpriora y Maestra de Novicias
figura 6. fachada del convento actual de santa catalina de siena y señora santa ana.
Sor María Cayetana del Corazon de Jesus
Profesa.
Trajo de dote 3000 pesos, cera, ajuar y piso.15 Manuela, religiosa carmelita descalza del convento
de la Soledad. Dos hermanos más, el presbítero Ma-
Fueron sus padres Francisco de Herrasti Mendicu- nuel y el bachiller José Mariano sobrevivieron a sus
te y María Ignacia de Alba Montañez y de la Cueva, hermanas religiosas, como consta por el Segundo
que se casaron el 21 de febrero de 1762. Su tío materno Libro de actas priorales, y fallecieron antes de 1843.
Pedro José Rafael de Alva, cadete del Regimiento de Sor María Cayetana del Corazón de Jesús fue
Dragones de México, heredó un tercio de sus bienes presidenta desde el 27 de agosto de 1837 por falleci-
| 103
a su hermana sor Margarita de Alva, tía de nuestra miento de la madre priora María Josefa de la Santa
monja, quien se encontraba en un beaterio de Jalapa, Cruz.
y heredó también a Cayetana Herrasti su sobrina en
1784. Ésta ingresó como novicia al monasterio de San- El 26 de abril de 1843 murió nuestra M. R. M. Ma-
ta Catalina de Siena de Puebla de los Ángeles después ría Cayetana del Sagrado Corazón de Jesús Herrasti,
del fallecimiento de su padre, acaecido el 18 de junio se enterró en un cajón, se le aplicaron setecientas y
de 1793, por lo que su madre fue la que pagó la dote nueve misas y al cabo de año se completaron las 110
en ese mismo año. que manda la Constitución. Se hizo el inventario y la
La señora María Ignacia de Alba Montañez y de celda que tenía a su uso la pidió, y di la pieza de arriba
la Cueva otorgó en su testamento a sus dos hijas reli- y la celda baja a la M. Definidora, María Rosalía de
giosas los réditos mensuales de 2,000 pesos, mismos Nuestra Madre Santa Catalina Saldaña, y los muebles
que se hicieron efectivos a partir de 1811, año de su y trastes y ropa que tenía a su uso los distribuí en
fallecimiento. Otros dos de sus hijos, María Josefa y las religiosas de este mi convento, en sus hermanitas
Joaquín, quedaron en el siglo y en 1815 otorgaron tanto la religiosa del Convento de la Sma. Virgen de
2,000 pesos a sor Cayetana y a su otra hermana, sor la Soledad como en la Sra. Seculara, criadas, personas
que la trataban y los pobres, igualmente quedando en
15 acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Religiosas, caja 10, exp. uso lo que me pareció útil.16
11, año 1755-1783, 2o. Libro de Profesiones, 1a. parte, f. 59.
acmscsssa, Sección Gobierno, Serie Religiosas, caja 10, exp. 6, año 16 acmscsssa, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año 1791-2004, 2o. Libro
1702-2013, Libreta de defunciones y profesiones. s.f. de Actas Priorales, pp. 129v y ss.

el informe prioral de maría francisca de señor san josé…


Por haber pertenecido a una familia acomoda- a la abundancia de celdas particulares comunicadas
da y piadosa, al morir se rezaron muchas misas por entre sí por pequeñas calles o pasillos, ha llevado a
ella. Cabe destacar que su celda con doble planta calificar a éste y a otros monasterios novohispanos
era amplia, y que las cosas que se repartieron a su de vida particular como pequeñas ciudades.
muerte favorecieron a muchas personas, y todavía Parece exagerado considerarlos como “Repúbli-
quedó algo para la comunidad. ca de Monjas”. Eran más bien instituciones con una
organización y una normatividad resultantes de sus
Aclaraciones reglas y constituciones. Aquellas monjas, como las
actuales, han sido ciertamente mujeres poco comu-
El libro de actas priorales tiene hasta el momen- nes, enclaustradas voluntariamente, para alabar a
to 223 años, lo que supondría 74 prioratos de tres Dios y orar.
años cada uno; pero fueron muchos menos, ya que A las religiosas contemplativas les interesa ayu-
durante ese largo periodo hubo prioras que fueron dar a otros mediante sus oraciones, aunque esto sea
reelegidas; algunas informantes aparecen como incomprensible para muchos. Oran por gente a la
prioras y otras como presidentas, porque cuando que muchas veces no conocen y que tal vez ni si-
moría una priora en funciones se nombraba una quiera les han pedido ayuda directamente.
presidenta para que gobernara en su lugar hasta la Han sido mal interpretadas de muy diversas
nueva elección. Sólo en casos extremos la autoridad maneras, e incluso perseguidas. Eso no parece pre-
competente podía permitir una tercera reelección ocuparles; intentan llevar una vida ordenada, oran-
después de dos trienios consecutivos. Además hubo te, productiva y propagar valores humanos, socia-
una monja del convento de Santa Rosa, también de les, culturales, educativos, religiosos y espirituales
104 |
dominicas, que pasó en calidad de presidenta al de como predicadoras que son.
Santa Catalina de Siena junto con otras dos religio- Actualmente existe interés en conocer a las
sas, para reabrir el noviciado cerrado durante la per- “monjas”, lo que se manifiesta en congresos, colo-
secución y evitar la extinción. quios y publicaciones, en las que no sólo participan
Independientemente del tema que se ha venido seglares sino también monjas contemplativas que
desarrollando, es importante afirmar que el con- abordan el tema desde distintas aristas. Lo que a las
vento de Santa Catalina de Siena proviene de una religiosas les importa es llevar la empresa del Señor
larga tradición de vida religiosa. En el pasado vivie- a feliz término, porque no consideran vivir en insti-
ron en él monjas de coro y velo, hermanas legas, tuciones del pasado, sino en conventos del presen-
educandas, sirvientas o incluso esclavas, además de te, en los que desean seguir actuando hasta que su
viudas y otras seglares llamadas niñas. Esto, aunado vida lo permita y la Iglesia las acoja.

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María ConCepCión aMerlinCk de Corsi*

Las prioras y el arte,


transformación y permanencia
del convento de Santa Catalina
de Siena y Señora Santa Ana,
Puebla de los Ángeles
Esta investigación está basada en una serie de actas redactadas a manera de informes por
las prioras del convento de Santa Catalina de Siena de la ciudad de Puebla de los Ángeles,
al término de cada uno de sus periodos de gobierno, de 1791 a la fecha. Las carátulas ilus-
tradas que las preceden, al relacionarlas con los hechos históricos que han incidido en la
vida de la comunidad, adquieren una elocuencia inesperada.
Palabras clave: informes priorales, arte sacro, exclaustración, supervivencia.

El libro de actas priorales


| 105

U
na práctica muy singular distingue al convento de Santa Catalina de
Siena de Puebla: cada priora —al concluir su periodo trianual de go-
bierno— acostumbra presentar un informe escrito de su gestión. Así,
trienio a trienio se han ido sumando testimonios sobre la actuación de
quienes han encabezado el monasterio; ese corpus de textos se con-
serva unido en un libro que empieza el 8 octubre de 1791 y se prosigue hasta hoy.1 Por
algunas alusiones hechas por las prioras en esos informes sabemos que existieron actas
priorales anteriores a éstas, pero están perdidas.
Dado el interés y riqueza de ese cúmulo de noticias, sor María de Cristo, religiosa y
cronista en ese convento de la orden de predicadores, consideró que valdría la pena dar
a conocer algunos de los aspectos allí abordados; ella lo hizo desde su experiencia en ese
monasterio, del que ha sido priora. Sabiendo de mi interés en los conventos de monjas y en
la historia del arte, me permitió tratar sobre esos informes, salvo en lo que atañe a personas
que aún viven. Mucho le agradezco su generosidad y confianza, así como la buena acogida

* Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, inah.


1 Archivo del Monasterio de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana (amscsssa), Serie Actas, caja 3, exp. 1,
año 1791-2013, Libro de actas priorales.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


que encontré en la comunidad de Santa Catalina de los triduos, cantan las mañanitas, pero ignoran los
Siena, que con tanto cuidado conserva su archivo, maitines, critican los actos de mortificación y ape-
ya clasificado por Adabi.2 nas recuerdan la recitación de jaculatorias, que en
Al hojear ese riquísimo libro, lo primero que lla- los colegios católicos solían contabilizarse y ofrecer-
mó mi atención fueron los frontispicios que antece- se en ramilletes espirituales. Ya han desaparecido
den los textos escritos por cada una de las prioras, a las pequeñas pilas de agua bendita en las recámaras
manera de memoria de lo realizado. Esas carátulas de las casas, donde no faltaba un Cristo o una ima-
contienen el nombre de la informante y las fechas gen mariana cerca de las camas.
de su gobierno, enmarcados por elementos decora- En el siglo xxi la comunidad cristiana ha optado
tivos, cuyas formas y colores varían. por dejar de lado las devociones y la ingenuidad en
Los informes, unidos como los eslabones de una la forma de relacionarse con Dios; pero está muy le-
rica cadena, tienen que ver con la espiritualidad, la jos de vivir una espiritualidad mística. De ahí que
vida cotidiana, el adorno y las obras materiales del los católicos actuales puedan apreciar la labor de las
convento o de la iglesia, además de lo relacionado religiosas de vida activa, pero difícilmente compren-
con quienes vivían o morían en la clausura. Todo den a las monjas contemplativas. Paradójicamente,
ello se traduce en una rica fuente de noticias, de la incluso los que buscan un crecimiento espiritual a
que emanan testimonios auténticos de la historia través de la meditación acuden a tradiciones orienta-
conventual. les y no a las órdenes religiosas, ya sean de varones
Por su carácter de rendimiento de cuentas ante o de mujeres, que centran su vida de oración en la
quienes fueron testigos de lo efectuado durante contemplación.
cada periodo de gobierno, sin pedir ni esperar nada Hay que acercarse a los informes priorales con
106 |
a cambio, sólo para dejar constancia escrita y firma- la humildad del que sabe lo difícil que puede ser ca-
da de cada gestión; reúnen características que son, librar acertadamente lo que allí se menciona, máxi-
a mi manera de ver, como una piedra de toque de me que desconocemos el contexto de obviedad en
su veracidad. que sucedió lo relatado. De ahí que nos parezcan
Esas relaciones permiten aclarar conceptos que oscuros muchos puntos someramente referidos en
han dado lugar a interpretaciones sesgadas sobre las las actas priorales, sin mayor explicación.
monjas contemplativas, cuyo carisma ha sido mal No es fácil ponderar desde la actualidad y con
comprendido y peor interpretado, debido a la gran nuestros prejuicios las decisiones tomadas por las
fractura de la vida conventual habida en el siglo xix, prioras en el interior de las entonces estrictas clau-
a la indudable influencia de la historia oficial y a la suras. El conocimiento y manejo de otros escritos
carencia general de una madura cultura religiosa. monjiles antiguos ayudaría a ampliar nuestros co-
Hoy por hoy numerosas personas están aún fa- nocimientos sobre lo informado por las prioras.
miliarizadas con ciertas costumbres propias de la Aunque se refieran a acciones puntuales, omiten
religiosidad popular, usan escapularios o medallas, detalles y los nombres de quienes interactuaron
pero desconocen los “detentes” que fueron tan co- con el convento, como los artistas y artesanos que
munes en el siglo xix y principios del xx; rezan no- realizaron trabajos para él. Acaso se resolverían al-
venas y cumplen “mandas” mientras van olvidando gunas de estas incógnitas mediante la consulta de
2
los libros de contaduría del propio convento, que es-
Asociación Civil de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Biblio-
tecas de México. tán sin estudiar. También sería necesario situar cada

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


cosa en su momento, mediante el auxilio de datos tral de este texto, conviene conocer, así sea a gran-
históricos, aunados al conocimiento de costumbres des rasgos, la historia del convento.
ancestrales que, aunque se conserven parcialmente La primera acta prioral que ha llegado hasta no-
en la comunidad actual, ya no permean al mundo sotros fue escrita cuando el convento tenía más de
externo como antaño. 300 años. Hoy faltan sólo cuatro para que cumpla
Al estar consciente de ello, debo advertir que los su quinto siglo de existencia. Para comprender su
propósitos de este texto son limitados. Por no poder transformación y valorar su permanencia es indis-
abarcarlo todo, ha sido indispensable escoger qué pensable contar su historia, para después de esta
ver, y he optado por las ilustraciones de las actas aparente digresión, volver a las imágenes que ante-
priorales, en el entendido de que no se pueden per- ceden a las actas priorales.
cibir con una sola mirada. Hay que observarlas con
cuidado y relacionar lo así visto con lo sucedido en Antecedentes históricos
el monasterio.
De esa misma manera se pueden compren- A partir del 10 de enero de 1568, 11 antiguas bea-
der mejor los contenidos de los frontispicios, que tas convertidas en novicias y doña María de la Cruz
solían decorarse para inferirles dignidad, al igual Monnegro, fundadora del beaterio, dieron lugar,
que solía hacerse al principio de algunos libros de en la Puebla de los Ángeles, al convento de Santa
protocolos u otros documentos oficiales. Pero si Catalina de Siena y Señora Santa Ana; observaron
se observan los cambios en su factura y se rela- la regla de san Agustín y las constituciones de las
cionan algunos motivos decorativos con la histo- monjas de penitencia de la orden de predicadores,
ria conventual, esas carátulas pueden ser mejor con autorización del papa Pío V.
| 107
apreciadas. Al igual que la gran mayoría de los conventos
Otros libros también se decoraron, como los de de monjas novohispanos, el primer recinto conven-
profesiones, pero no así cada una de las actas de ingre- tual de Santa Catalina de Siena resultó de la pau-
so, a diferencia de las de otros monasterios.3 Aquí son latina transformación de una casa-habitación en
sobrias, a excepción de algunas páginas dedicadas a las un convento formal, que ocupó un lugar céntrico
bodas de plata o de oro de alguna religiosa. y llegó a tener una gran extensión. Doña María de
Esta es una primera aproximación a algunos la Cruz Monnegro, viuda de Francisco Márquez,4
aspectos de las actas priorales de Santa Catalina de vivía como beata en su casa en 1556, con tres de
Siena y Señora Santa Ana, en un intento por cono- sus sobrinas, bajo la dirección del prior de Santo
cer mejor su vida monástica, con el deseo y la aspi- Domingo, quien solicitó una merced de agua para
ración de poder aquilatarla. Así, desde el presente ellas.5 En ese año ya contaban con claustro en tor-
se podrá coadyuvar a construir un mejor futuro, en no a una pila,6 y en 1561 el ámbito del beaterio se
el que las religiosas contemplativas y la sociedad
4 Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, Historia de la Fun-
que las rodea puedan jugar mejor el papel que les
dación de la Ciudad de Puebla de los Ángeles en la Nueva Espa-
corresponde. Pero antes de abordar el aspecto cen- ña, su Descripción y Presente Estado, vol. II, ed., pról. y notas de
Efraín Castro Morales, Puebla, Altiplano, 1963, p. 427.
3 María Concepción Amerlinck, “La pintura en los libros de 5 Hugo Leicht, Las calles de Puebla, Estudio histórico, Puebla,
profesiones de las concepcionistas novohispanas”, en La Orden Comisión de Promoción Cultural del Gobierno del Estado de
Concepcionista. Actas del I Congreso Internacional, León, España, Puebla, 1967, p. 425.
Universidad de León, 1990, pp. 161-172. 6 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


expandió. Las aspiraciones de las beatas también se algunos trabajos conventuales.12 En la siguiente dé-
incrementaron, hasta que el 10 de enero de 1568 cada un maestro albañil y carpintero de lo blanco,
lograron convertirse en monjas dominicas.7 Juan de Estrada de Mendoza, hizo ciertas obras.13
Hacia 1603 adquirieron unos solares colindan- Una antigua y destacada función social del mo-
tes y pidieron tomar agua de la caja de la fuente nasterio fue el cuidado de niñas que, como en mu-
de Carrasco, por el interior de esos solares.8 Santa chos otros conventos, estuvieron bajo la responsabi-
Catalina de Siena fue el primer convento de monjas lidad de algunas religiosas, en cuyas celdas vivían.
de la ciudad y gozó de gran consideración desde un La existencia de celdas particulares consta por lo
principio, tanto que la procesión de Corpus Christi menos desde 1638, año en que Agustín Hernández
pasaba frente a él desde 1613.9 de Solís edificó una con dos niveles.14
Dado que el edificio conventual ya no existe, A partir de 1642 no pudieron ser recibidas niñas
sólo podemos recrear intelectualmente los espacios menores de 10 años, y el obispo don Juan de Pala-
físicos en que oraron y vivieron las religiosas, así fox y Mendoza, hoy beato, mandó que se vistieran
como su forma de estar en esa parte del mundo, con hábito. Debieron tener un gracioso aspecto al
que fue todo para ellas. El monasterio estuvo cer- asemejarse a novicias en miniatura. Desde fecha
cano a la catedral, entre las calles 2 y 4 Poniente, 3 indeterminada contaron con un espacio al que una
Norte y Santa Catalina. priora se refirió como “el colegio”; al haber dejado
Gracias a las investigaciones de Efraín Castro de haber niñas en el convento perdió su sentido,
Morales conocemos algunos nombres de los arqui- y en un informe se dio cuenta de su transformación
tectos y artesanos que intervinieron en el inmueble. en un celda particular, lo que indica que debió ha-
La primera noticia de una obra formal se remonta ber sido amplio, pero no muy grande.
108 |
a 1615, cuando Francisco Aguilar, un maestro arqui- Había mozas, también llamadas criadas sin nin-
tecto sevillano, que en 1610 era maestro mayor de gún sentido despectivo, ya que esa palabra era usa-
obras de la ciudad, hizo la nueva portería del con- da por lo común para referirse a quienes trabaja-
vento, junto con Pedro López Florín.10 En 1628 se ban en el servicio doméstico; seguramente porque
dijo que una dote se invertiría en aderezar corre- proviene de cuando varios niños se criaban en las
dores,11 y en 1629 Sebastián Gutiérrez participó en casas de los señores a quienes sus padres servían,
como lo harían también ellos. Las mozas se ocupa-
González, op, Las monjas dominicas en la cultura novohispana,
Puebla, Instituto Dominicano de Investigaciones Históricas de ban en labores domésticas relacionadas con el aseo,
la Provincia de Santiago de México, upaep, s.f., p. 69. la cocina, el lavado, el cuidado del corral o de algún
7 María Concepción Amerlinck de Corsi y Manuel Ramos Me-
dina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México virreinal,
gallinero, mediante el cobro de un salario. Algunas
México, Grupo Condumex/Centro de Estudios de Historia de trabajaban para la comunidad y otras para una re-
México, 1995, pp. 153-156. ligiosa en particular, a quien también cuidaban en
8 Hugo Leicht, op. cit.
9 Rosalva Loreto, Los conventos femeninos y el mundo urbano de sus enfermedades y en su vejez.
la Puebla de los Ángeles del siglo xviii, México, El Colegio de Méxi- Seguramente también se ocupaban como nanas
co, 2000, p. 53.
10 Efraín Castro Morales, Constructores de la Puebla de los Án-
de las niñas, de lo contrario las monjas no habrían
geles, vol. I, Arquitectos, alarifes, albañiles, canteros y carpinteros podido contar con el tiempo necesario para acudir
novohispanos. Esbozos biográficos preliminares, Puebla, Museo
Mexicano, 2004, p. 12. 12 Efraín Castro Morales, op. cit., p. 76.
11 Archivo del Convento de Santa Catalina de Siena (acscs), Pue- 13 Ibidem, p. 59.
bla de los Ángeles. Primer libro de profesiones. 14 Ibidem, pp. 86-87.

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a todas sus obligaciones en el coro, ni para rezar el de enclaustradas, tanto que en 1668 eran 268 las
oficio divino, que era mucho más extenso que la ac- monjas de velo y coro, 40 las hermanas de velo negro,
tual liturgia de las horas, y tampoco les habría sido y seguía habiendo mozas. Pero la comunidad fue
posible participar en otros actos comunitarios y en disminuyendo, tanto que en 1714 sólo había en San-
convivencias recreativas, como lo hicieron. ta Catalina 76 religiosas profesas,16 y la tendencia a
Las profesas de velo blanco tuvieron una catego- que fueran menos siguió en los siglos posteriores.
ría inferior a la de las monjas de coro y velo negro; Según Castro Morales en 1710 el maestro de ar-
se ocuparon en labores específicas que incluían ofi- quitectura, cantero y albañil José Luis de Herrera
cios, y tuvieron menos obligaciones y responsabi- trabajó en una celda.17 Carecemos de información
lidades que las religiosas de coro y velo negro, que sobre lo realizado en el convento durante buena
eran las únicas que votaban y elegían trianualmen- parte del siglo xviii; en cambio, en las actas priora-
te a la priora. les aparecen numerosos datos sobre lo efectuado a
El obispo don Juan de Palafox y Mendoza, que partir de octubre de 1791. Lo que requerirá de un
llegó a su diócesis en 1640 y partió de Nueva Espa- trabajo posterior a éste.
ña en 1647, después de haber sido también virrey, En cuanto al templo, suponemos que en la casa-
recomendó que las mozas vistieran modestamen- beaterio que dio lugar al convento hubo un oratorio
te; determinó que las novicias fueran admitidas a que sirvió como capilla al momento de la fundación
partir de los 15 años y hasta los 40, salvo excep- y fue sustituido por la iglesia que el arquitecto Pe-
ción, en caso de que alguna estuviera todavía fuer- dro López Florín se obligó a construir en 1594, con
te; ordenó que ninguna de las profesas pudiera te- cubierta de madera y tejado.18 En 1606 el arquitec-
ner más de una criada y que, de preferencia, ésta to Antonio Ortiz del Castillo hizo una traza para el
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fuera donada; prohibió que la comunidad excedie- retablo, que ejecutó el ensamblador Juan Salguero
ra el número de 80 monjas y 15 legas que en aquel Saavedra.19
momento había, y sobre todo hizo el primer gran El templo actual corresponde parcialmente con
cambio de fondo que tuvo lugar en el convento: el que reparó en 1645 el maestro arquitecto sevilla-
impuso ordenanzas y constituciones redactadas no Juan Bautista Castillo, cuyas intervenciones de-
por él.15 Éstas eran ajenas a la orden de predica- bieron haber sido de gran envergadura, puesto que
dores y, sin embargo, las obedientes religiosas las la iglesia fue consagrada en 1652, fecha que puede
observaron durante largos años, sin percatarse de observarse en la base de cantería del púlpito. Segu-
ninguna inconveniencia. ramente se ampliaron los coros, puesto que en 1656
Algunas de las disposiciones palafoxianas va- concertó el enmaderado de ambos, Gonzalo Bayas
riaron, porque obispos posteriores estuvieron de Delgado, un maestro albañil castellano, carpintero
acuerdo con la existencia de un mayor número de lo blanco, ensamblador y dorador, para hacer
este trabajo se asoció con el maestro ensamblador
15 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arro- Francisco del Álamo.20
yo González, op, op. cit., pp. 70-72. Hay varias reimpresiones de
la Regla de San Agustín, que observaban las monjas de Santa 16 Hugo Leicht, op. cit., p. 426.
Catalina de Siena y las de Santa Inés del Monte Policiano de 17 Efraín Castro Morales, Constructores…, op. cit., p. 88.
Puebla, con las ordenanzas y constituciones mandadas guardar 18 Efraín Castro Morales, en Mariano Fernández de Echeverría
y reducir por Palafox; una de ellas fue impresa en Puebla por la y Veytia, op. cit., p. 427.
viuda de Miguel de Ortega en 1721 y otra en la Oficina del Real 19 Efraín Castro Morales, Constructores…, op. cit., pp. 125-126.
Seminario Palafoxiano en 1789. 20 Ibidem, p. 33.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


A pesar de que suponemos esa primera amplia- prometerse a hacer 10 esculturas, todo por 3,500
ción, seguramente la iglesia se había quedado pe- pesos.27
queña e insuficiente para la gran población feme- Manuel Ramos, un cacique que fue ensambla-
nina que vivía en Santa Catalina de Siena, ya que dor y dorador, en 1784 contrató la hechura y do-
en 1699 se dio licencia para reconstruirla.21 El ar- rado de varios retablos, que tendrían un costo de
quitecto, albañil y carpintero Sebastián Gutiérrez, 8,000 pesos, pero falleció sin haberlos dorado, labor
junto con el maestro de ensamblador y armaduras en que se ocupó Manuel Castillo en 1786. En ese
Juan de Vega, concertó hacerle techo y armadura.22 mismo año el ensamblador Francisco de Mesa con-
Evidentemente tuvo mayor envergadura porque el trató la hechura del retablo de Jesús Nazareno, con
retablo mayor fue agrandado; en 1704 los ensam- pinturas de la Resurrección y la Ascensión, por 700
bladores e indios ladinos Sebastián y José, ambos pesos, y al año siguiente Manuel Castillo se com-
apellidados Rodrigo, le agregaron sagrario y nicho, prometió a dorarlo.28
además de columnas, al segundo cuerpo, y un ter- Como sucede con el desaparecido convento, la
cer cuerpo enteramente nuevo.23 Zerón Zapata se información prioral sobre las mejoras y cambios
refirió al aspecto del templo de Santa Catalina de efectuadas en la iglesia, así como en la decoración
Siena en el siglo xvii: y amueblamiento de sus coros, tribuna y sacristía,
es abundante. El cuidado y renovación de los orna-
Su iglesia es de artesón, de maderas labradas con mentos sagrados y objetos litúrgicos fue constante,
grande curiosidad, cubierta de teja con muchos alta- y también hay gran cantidad de datos relacionados
res dorados con todo primor y arte, mucho adorno y con imágenes y pinturas, que eran cambiadas de
muy excelentes y devotas imágenes.24 lugar con harta frecuencia y a veces hasta de advo-
110 |
cación, de ahí que todo ello merezca otro estudio
Pero su aspecto cambió en poco tiempo, ya que pormenorizado.
en 1705 el artesonado fue sustituido por bóvedas.25 Por ahora sólo adelanto que entre el 20 de fe-
A finales del siglo xviii se hicieron otras innovacio- brero de 1807 y el 17 de febrero de 1810 se hizo la
nes: el ensamblador Martín Cabello y el dorador torre con azulejos y almenas de talavera; a la media
Manuel Castillo contrataron el retablo de Nuestra naranja se le hicieron ventanitas con almenas fo-
Señora del Socorro en 1778, mediante el pago de rradas de ladrillo y azulejo, al igual que el cimbo-
1,050 pesos;26 en ese mismo año Francisco de Mesa rrio, cuyo interior se revocó. Fue entonces cuando
y Manuel del Castillo se hicieron cargo del forrado y se pusieron almenas y laureles en el frente de la
adorno de las paredes laterales del presbiterio y de iglesia, cuyo interior se adornó con laureles, se re-
las puertas de los coros alto y bajo, además de com- vocó y blanqueó. Esto, que da nuevas luces sobre
la historia del templo, se desprende del acta prioral
21 Ibidem, p. 45.
22 Sebastián Gutiérrez fue vecino de la villa de Carrión desde correspondiente a ese periodo.
1656; ibidem, p. 76. En 1924 fue cambiado su pavimento de cante-
23 Efraín Castro Morales, en Mariano Fernández de Echeverría
ra y ónix, y se sustituyó por el actual de mosaico;
y Veytia, op. cit., p. 428.
24 Miguel Zerón Zapata, La Puebla de los Ángeles en el siglo xvii, 27 Franziska Martha Neff, “Apuntes documentales sobre escul-
México, Patria, 1945, p. 91. tura, retablos y sus artífices a finales del siglo xviii en Puebla”,
25 Hugo Leicht, op. cit., p. 255. en Ensayos de escultura virreinal en Puebla de los Ángeles, Puebla,
26 Guía del Patrimonio Religioso de la ciudad de Puebla, D.R.H., México, Fundación Amparo/iie-unam, 2012, pp. 207-331.
Puebla, Ayuntamiento de Puebla, 2012, pp. 151-157. 28 Efraín Castro Morales, Constructores…, op. cit.

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además se removió el altar mayor con sus imáge- Las monjas dominicas de Santa Catalina de Sie-
nes29 y algunos adornos antiguos, para dar lugar al na hacían ejercicios espirituales y podían aislarse
altar que hoy existe, cuya calidad es seguramente temporalmente en “el desierto”, donde reflexiona-
inferior al que antes había y contrasta con la de los ban y oraban en soledad. Desde los coros y la tribu-
retablos barrocos que afortunadamente subsisten. na participaban en las celebraciones litúrgicas, ais-
Los coros también han sido lamentablemente mo- ladas y protegidas de miradas externas, pero unidas
dificados; no conservan sus rejas y tienen un uso al resto de la asamblea cristiana, como lo estuvieron
utilitario que desdice de su origen y de la dignidad todas las moradoras del convento, que aunque no
que esa iglesia, monumento histórico, merece. fueran monjas se comunicaban con el exterior a tra-
A partir de algunos datos que se desprenden de vés de las rejas de los locutorios, con la presencia de
los testimonios priorales, también se puede conocer la inevitable escucha.
parte de lo vivido en el convento. Así, en cierta me- Tuvieron dormitorios, refectorio, enfermería,
dida permiten volver a la vida a ese microcosmos sala de labor, claustros, huerta y otros espacios
religioso, que estuvo vigente durante las últimas dé- de uso general, en los que descansaban, trabaja-
cadas del siglo xviii y buena parte del xix. ban, oraban o tenían momentos de convivencia
y esparcimiento. Además en Santa Catalina de
La vida cotidiana conventual Siena hubo retretes, entonces llamados “lugares
comunes”, y el tradicional temascal, mismo que
En Santa Catalina de Siena, como en otros mu- se compuso a finales del siglo xviii. Las celdas par-
chos conventos del reino de Nueva España, las ticulares podían tener varias habitaciones, cocina,
religiosas vivieron tranquilas en el modo de vida lavadero, patio y a veces gallinero. Por el hecho
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que habían elegido. Además de orar en el coro a de haber contado con sirvientas, e incluso con es-
distintas horas del día, tomaban parte en actos de clavas, y haber convivido con niñas que en su ma-
piedad, escuchaban lecturas edificantes, entre las yoría salían para casarse, las monjas dominicas, al
que se contaban vidas de santos, tratados de espi- igual que las de otras órdenes con presencia social
ritualidad y la repetida lectura de la regla o la más semejante, tuvieron una gran influencia cultural.
esporádica de sus normas y constituciones, como En sus conventos se mezclaron tradiciones que
lo había ordenado el obispo beato Juan de Palafox dieron lugar a una rica y variada cocina, que es-
y Mendoza, quien se expresó en términos suma- tuvo lejos de ser pobre y poco diversificada, como
mente elogiosos sobre las esposas de Cristo de los la de los austeros refectorios de religiosas descal-
conventos poblanos.30 zas. Esa riqueza culinaria, compuesta por recetas
de variado origen, que se mezclaron o reinterpre-
29 Luz del Carmen Jiménez Caro, Tipología de los templos con- taron, dieron lugar a exquisitos platillos y golosi-
ventuales poblanos. Análisis arquitectónico comparativo, México,
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez nas que, bellamente presentados, se degustaban
Pliego, Dirección de Fomento Editorial, Programa del Mejora- en ciertas celebraciones y se vendían u ofrecían
miento del Profesorado (promep), Cuerpo Académico buap-ca-49
como regalo.
del Área de Estudios para la Conservación y Patrimonio con va-
lor Cultural del icsyh/avp-buap, p. 141. Durante algunas fiestas se preparaban determi-
30 María Concepción Amerlinck de Corsi, Conventos y mon-
nados guisos, postres y otros delicados manjares
jas en la Puebla de los Ángeles, Puebla, Gobierno del Estado de
Puebla-Secretaría de Cultura (Lecturas Históricas de Puebla, 16),
que, como diversas bebidas o refrescos, variaban de
1988, p. 7. acuerdo con la importancia de la celebración y la

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


época del año, lo que coadyuvó a conformar nues- Fijó como límite para el cumplimiento de todas
tra identidad gastronómica. sus disposiciones el 3 de diciembre de 1769, día
En el interior de la clausura se hacían procesio- en que envió a los conventos comida y cena para
nes, se celebraba a la Inmaculada Concepción y a celebrar su aceptación al cambio. Pero sucedió que
la Virgen de Guadalupe, se cantaban las posadas, éste no tuvo lugar. A pesar de pertenecer a una de-
se acostaba al Niño el 25 de diciembre y se le le- terminada orden religiosa y estar bajo la jurisdic-
vantaba y arrullaba —como todavía se hace— el 2 ción del ordinario, los monasterios novohispanos
de febrero, día de la Candelaria, cuando tradicional- eran autónomos y las monjas calzadas de cada uno
mente se comen tamales, acompañados de una taza de ellos no se consideraron obligadas a vivir como
de chocolate de tres hervores, en agua o en leche. si fueran descalzas, porque no se habían compro-
Había algunas fiestas y misas que correspon- metido a ello mediante votos al momento de su
dían al convento y otras que se celebraban a peti- profesión.
ción de quien las dotaba; es decir, alguna persona Ante tal actitud el disgusto del prelado fue ma-
podía costear misas anuales en honor del santo de yúsculo y siguió en aumento, tanto que llegó a los
su devoción, y mientras durara la dotación el con- mayores excesos al obligar a la vida común a las
vento se responsabilizaba de que tuvieran lugar en monjas poblanas, al más puro estilo del despotis-
su iglesia. mo ilustrado. Desconoció por entero las bondades
Niñas, sirvientas y monjas vivían como siempre de la vida particular con respecto a la sociedad,
habían vivido, en santa paz y gozando de la aproba- insistió en la salida inmediata de las niñas y parti-
ción de las autoridades religiosas y civiles, así como cipó directamente en la destrucción de celdas par-
de la admiración y aprecio de la sociedad. Pero nada ticulares.
112 |
es para siempre, y como la historia da muchas vuel- Todo ello suscitó una profunda desazón e incon-
tas, lo que había sido ejemplar, empezó a dejar de formidad entre las monjas poblanas. En Santa Cata-
serlo. lina de Siena se dividió la comunidad; 32 cedieron
Altos personajes políticos imbuidos en Europa a las presiones de los nuevos confesores impuestos
por los ideales del llamado Siglo de las Luces o de por el obispo y aceptaron ese nuevo tipo de vida,
la Ilustración, desearon una mayor perfección en la mientras que las 28 reticentes fueron tachadas por
vida religiosa, aspiración que compartieron los obis- su prelado de “apasionadas”,31 calificativo que había
pos españoles. Este fue el caso de don Francisco Fa- empleado en 1767 para definir a quienes se mani-
bián y Fuero, que llegó a Puebla de los Ángeles en festaron en Puebla contra la expulsión de los jesui-
1765, y el 10 de agosto de 1768 exhortó a los cinco tas, personas a las que el regalista obispo consideró
conventos de monjas que estaban bajo su jurisdic- rebeldes.
ción episcopal a una mayor observación de la po- Carlos III fue mal informado sobre la acepta-
breza y a la reducción del número de criadas. Indicó ción de la vida común y la apoyó mediante una
que éstas debieran ayudar a la comunidad, pero no real cédula, emitida en Aranjuez el 22 de mayo de
a una religiosa en particular. Al mes siguiente se 1774,32 pero también dio ejemplo de tolerancia y
pronunció a favor de la construcción de “oficinas
31 Nuria Salazar Simarro, La vida común en los conventos de
comunes” mediante instrucciones precisas, auna-
monjas de la ciudad de Puebla, México, Gobierno del Estado de
das a la observancia de la vida común y la renuncia Puebla, Secretaría de Cultura, Biblioteca Angelopolitana V, 1990.
a la vida particular. 32 Archivo General de la Nación (agn), Duplicado de Reales Cé-

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elasticidad cuando, en agosto del mismo año, res- gado por el convento, al igual que una misa. Las
pondió salomónicamente a las múltiples peticiones prioras se refirieron a la pertenencia de varias de las
y quejas recibidas. Mediante otra real cédula per- mozas a una o más cofradías —que pagaban de su
mitió que quienes así lo desearan eligieran la vida propio peculio—, y a que esas organizaciones pia-
común, y quienes no, continuaran viviendo como dosas se hacían cargo de los sufragios por su alma.
hasta entonces, en vida particular. Como la fuerza de la costumbre es resistente
Sin embargo ya no se permitió que las niñas al cambio, no se modificó sustancialmente la vida
vivieran en las clausuras. Dejó de haberlas en el comunitaria de la noche a la mañana. Prosiguieron
convento de Santa Catalina de Siena; pero el asunto las diferencias económicas entre las religiosas, jun-
de la vida común no se resolvió por su salida. En to con los usos y costumbres que les eran habitua-
1778 tres religiosas firmaron un escrito en que se les. Esto hasta la primera exclaustración de 1861,
quejaron de las presiones a que estaban sujetas, y en que religiosas y seglares salieron del convento
afirmaron que el obispo Victoriano López González contra su voluntad, lo que fue duro para todas. Las
y sus secuaces iban en contra de la libertad en que monjas fueron reubicadas inicialmente en Santa
las había dejado el rey.33 Clara, donde ni dominicas ni clarisas estuvieron có-
Es bien sabido que las nuevas postulantes fueron modas. Aunque la expulsión afectó también a las
llegando a los noviciados advertidas de que vivirían mozas, el tema se ha pasado por alto, a pesar de que
en vida común, de lo que resultó una evidente dis- también ellas tuvieron que enfrentarse de repente
minución en el número de religiosas. Seguramente a su nueva situación, en la que se vieron obligadas
hubo obras y modificaciones materiales acordes a a buscar su destino, alojamiento y salario fuera de
los cambios impuestos por las autoridades, mismos la clausura.
| 113
que, aunque fueron paulatinos, llegaron para que-
darse. Tales adaptaciones respondieron a las nuevas Las dotes y la economía prioral
necesidades, pero en este caso aún están por cono-
cerse en detalle. En las actas priorales resulta evidente que las prio-
En la primera acta prioral que conocemos, fe- ras contaban con la posibilidad de manejarse con
chada el 8 de octubre de 1791, al igual que en otras cierta holgura; además, distinguieron lo pagado
subsiguientes, es evidente que la vida particular por el convento de lo costeado o completado por
pervivió en algunos aspectos, junto con otras cos- ellas, de su cuenta; pero falta saber si manejaban
tumbres. Las mozas, aunque en menor número, una especie de caja chica o si contaban con cierta
subsistieron en la clausura y fueron ellas quienes capacidad monetaria particular. De ahí que pueda
costearon anualmente la fiesta de Nuestra Señora ser ilustrativo observar el monto de las dotes que
de Guadalupe, que se celebraba en la iglesia con- se pagaron para poder profesar en el convento,
ventual. Allí eran enterradas y su entierro era pa- como el posible origen de las diferencias entre las
profesas, puesto que a pesar del cambio hacia la
dulas, vol. 104, exp. 19, fs. 214-218. Al respecto véase Gabriela vida común, parece evidente en las actas priorales
Armendáriz Romero, “La incursión de la vida común en los mo-
nasterios de Puebla, 1774”, en Anuario Dominicano, Puebla (1774- que no todas gozaban de reservas. De ahí que su-
2002), vol. II, México, Instituto Dominicano de Investigaciones pongamos que hubo ciertas distinciones entre las
Históricas, Provincia de Santiago de México, 2008, pp. 3-23.
33 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
monjas, que tuvieron raíces tan antiguas como el
González, op, op. cit., pp. 89-90. convento mismo.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


Es bien sabido que el manejo de los bienes co- 1598 ingresó una religiosa con 2,000 pesos y “ajuar
munitarios estuvo en manos de mayordomos, que muy bueno”, y otra nada menos que con 7,000 pe-
invertían dotes y limosnas en inmuebles, cuyos al- sos y ajuar, lo que contrasta con una aportación de
quileres permitían la manutención de las enclaus- sólo 1,000 pesos y su ajuar. Tal desigualdad no pue-
tradas, al igual que los réditos de los préstamos que de pasar inadvertida, y dado que prosiguió, permi-
hacía el convento a un moderado interés, admitido te suponer el origen de la desemejanza económica
por la Iglesia, sin considerarlo usura. observada en los informes.
De la habilidad y honradez de esos administra- A lo largo del siglo xvii se nota una tendencia
dores dependió el buen manejo de los bienes de la hacia la alza en el monto de la dote; en 1600 hubo
comunidad, cuyos altibajos se vieron paliados por quien aportó 2,000 pesos y ajuar; en 1603 nada me-
la munificencia de donantes, a veces mencionados nos que 3,500 pesos más el ajuar, y en 1610 y 1618,
por las prioras por haber costeado celebraciones o 2,500 pesos y ajuar; en 1625 ajuar y 3,000 pesos. En
haber dado algún obsequio al convento. Pero tam- 1628 una religiosa ingresó con 3,500 pesos, de los
bién parece que las prioras aunadas a los vicarios que se tomarían 500 para aderezar corredores, 1,000
tuvieron injerencia en el destino de algún efectivo para su sustento, y se consideró que después de sus
con que contaban. días todavía quedarían 3,000 para el convento, lo
Con el fin de conocer el origen de la economía que indica que se esperaba que ese dinero generara
conventual, hay que recordar que quienes abra- intereses.
zaron la vida religiosa en Santa Catalina de Siena En 1642, de los 3,000 pesos aportados por una
solían pagar por su manutención al ingresar al no- profesa, se destinaron 700 para su sustento y se es-
viciado y, salvo excepción, daban dote antes de pro- pecificó que, de la renta que produjeran, se le da-
114 |
fesar. Tenían por costumbre inveterada aportar un rían 35 pesos al año durante toda su vida, para su
anillo, que seguramente usarían como signo de sus vestuario. Esto es interesante porque a partir de en-
desposorios con Cristo, y a partir de la última déca- tonces el convento se comprometió a entregar esa
da del siglo xvi, antes de hacer sus votos definitivos, misma cantidad anual a quienes profesaban con
llevaron también su ajuar.34 dote suficiente. Eso contrasta con otra monja que
Las dotes variaron en monto y en destino; una dio 2,000 pesos en 1654, a sabiendas de que no goza-
de las primeras, mencionada en 1568, se usó en ría de renta. En 1671 profesó una novicia habiendo
la construcción de una fuente.35 En 1570 se pagó pagado 4,000 pesos de dote, más 40 pesos por el año
otra dote de 1,000 pesos de tipuzque o de minas; de noviciado; en 1675 otra dio 40 pesos por el
en 1587 el convento recibió como dote unas casas, piso y 40 pesos para la cera. Tres años después, a la
que se apreciaron en 1,400 pesos, y en ese mismo año dote se sumó la propina, sin que se especificara el
se entregó otra dote de 1,500 pesos; en 1591 y 1594 monto de ésta; en 1678 hubo un ingreso con ajuar y
las hubo de 1,000 pesos y ajuar, y en cambio en “propina doblada”. En ambos casos se dijo que esas
1595 fueron aportados 700 pesos, acompañados de religiosas gozarían de 35 pesos anuales para sus ne-
“muy grande ajuar”, o bien alguien profesó habien- cesidades.
do dado 1,000 pesos y su ajuar, o “algún ajuar”. En Se dieron exenciones al pago de dote en 1627,
1640 y 1647, cuando quienes profesaron sabían ta-
34 acscs, Primer Libro de Profesiones.
35 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
ñido y canto, aptitudes que servirían al culto divi-
González, op, op. cit., p. 69. no. En 1658, 1665 y 1672 varias lograron profesar

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gratis como cantoras; en 1723 una que lo era, dio dos de las tres profesas de 1799 entregaron una
1,000 pesos y otra —en 1739— profesó como “músi- sortijita para el Niño Perdido.
ca de voz”, es decir, que sabía polifonía a diferencia Tanto el pago de la dote como la calidad del ajuar
de las cantoras, que sólo conocían el canto llano.36 correspondieron al nivel socioeconómico de las fa-
En 1729 y 1739 se perdonaron las dotes a dos novi- milias de quienes profesaban. Podemos conocer el
cias que tocaban el bajón, y en 1740 a una por saber monto de cada dote, pero no la calidad del ajuar con
tocar el arpa. Curiosamente también se eximió de que llegaban, porque se menciona pero no se deta-
paga a sendas boticarias, en 1733 y 1746. Faltaría lla en el libro de profesiones. Sólo podemos inferir-
averiguar si quienes así profesaban recibían o no los lo a partir de las noticias que aparecen en las actas
consabidos 35 pesos. priorales, sobre lo que aportó alguna religiosa para
A partir de 1590 las legas solían dar 500 pesos; el decoro de la iglesia o de sus coros, o para adornar
sin embargo, en 1618 hubo quienes aportaron 300 y una imagen, así como por acostumbrarse hacer in-
400 pesos respectivamente; pero también esto ten- ventario de lo que tenía en su celda una religiosa al
dió a la alza, tanto que en 1709 una lega profesó con fallecer.
dote de 1,000 pesos, más 65 pesos para cera y 12 Entre lo que dieron las monjas a la priora, vo-
pesos y medio por el piso.37 luntariamente, para alguna mejora, se cuentan re-
Las diferencias en lo aportado y las desigualda- liquias, textiles finos, gemas, perlas, joyas, metales
des en que eso se tradujo aún son difíciles de ca- preciosos y dinero. En el caso de las difuntas, tocaba
librar, pero consta en las actas priorales que unas a la priora distribuir sus cosas. Si una tenía parien-
monjas pudieron pagar mejoras, misas o festivida- tas en el convento, éstas podían recibir su celda y
des anuales, ya fuera en vida o después de sus días, algunos objetos; si tenía familia fuera de la clausu-
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y que otras, en cambio, tuvieron que ser socorridas ra, también se le daban algunas pertenencias. De
ocasionalmente por las prioras, tanto en especie lo contrario se favorecía a quienes vivían en el con-
como en metálico. Acaso esto también haya tenido vento. La priora asignaba la celda “el tabique” y los
relación con la forma en que se invirtieron sus res- objetos a otras religiosas, y en su caso a las mozas
pectivas dotes o con el posible apoyo de familiares que habían servido a la fallecida, quienes solían re-
u otros benefactores en algunos casos. cibir ropa o alguna otra cosa. Las prioras actuaban
Consta también que una profesó de velo y coro a su buen entender, pues ocasionalmente vendían
en 1791, a título de contadora; otra —en 1793— co- o regalaban algo a externos y explicaban que ya no
mo organista y cantora, y una más —en 1795— en servía. Entre esos bienes solían mencionar mobilia-
calidad de organista. En ese año ya se pagaban rio, objetos devocionales, imágenes y ropa.
3,000 pesos de dote, y al año siguiente se dio el Para saber si las prioras, antes de serlo, desta-
caso de una profesión que fue de velo blanco, por caron por su solvencia sobre la mayoría de las re-
haber dado sólo 1,000 pesos; pero sorpresivamen- ligiosas, sería necesario analizar el monto de sus
te se convirtió en profesión de velo negro, porque respectivas dotes y lo dicho sobre la calidad de su
“su ilustrísima” ordenó que el convento aportara ajuar. También pudieron haber manejado una cuen-
los 2,000 pesos restantes. Otra cosa curiosa es que ta especial durante su periodo de gobierno, y por
ello dijeron haber costeado o completado algo “de
36 Agradezco esta distinción al musicólogo y músico Luis Lle-
mi cuenta”. La pregunta que queda sin respuesta es
días.
37 acscs, Primer Libro de Profesiones. si esa cuenta era propiamente suya o asignada por

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


el convento para coadyuvar al buen ejercicio de su rio, antes de tomar ciertas decisiones. De ahí que
cargo. la firma de la priora, aunada a las de otras monjas,
El campo de observación de los informes prio- aparezca en diversos documentos.
rales parte siempre de una realidad fragmentada; Pero algo que distingue a Santa Catalina de Siena
sin embargo, permite hacer ciertas afirmaciones ge- y Señora Santa Ana son las actas priorales. A ese
nerales, como es que a través de la elección de los respecto cabe considerar que cada periodo de go-
gastos que las prioras optaron por hacer, buscaron bierno estuvo sujeto a una serie de variables, que
la sacralización litúrgica, el decoro en las celebracio- influyeron en las acciones de las prioras, aunque no
nes eclesiásticas y la pulcritud de todos los ámbitos siempre sean evidentes en sus informes. Las hubo
conventuales, sin que por ello haya faltado su toque más o menos activas en cuanto a obras materiales
personal. Lo descubrimos en los detalles, como po- se refiere, y aun las que presidieron el convento por
dría ser la preferencia de alguna por ciertas repre- tercera o cuarta vez no actuaron siempre de igual
sentaciones pictóricas, que movió de lugar, o por el manera, seguramente porque las circunstancias
cuidado que puso en el decoro del vestido y adorno que las rodearon y su percepción de las necesidades
de ciertas imágenes, seguramente de su particular comunitarias fueron distintas. Sería muy ilustrativo
devoción. situar cada trienio o periodo de gobierno en su mo-
mento y relacionarlo con la situación concreta del
La historia conventual y las ilustraciones convento, pero esto no es un ideal alcanzable por
de las actas priorales ahora; no obstante, hay que tenerlo en cuenta al
analizar las ilustraciones de las actas priorales.
Por regla general las elecciones y nombramientos Desde el primer informe y hasta 1820 esos fron-
116 |
de prioras fueron trianuales; pero se dieron casos tispicios fueron ejecutados con tinta negra, y a partir
en que una priora fuera reelecta para un segundo de entonces, salvo excepción, en color. Sus motivos
trienio; además, algunas de ellas gobernaron el con- decorativos responden a un lenguaje artístico que
vento por tercera y hasta por cuarta vez, sin que fue cambiando, mediante el empleo de elementos
esos terceros y cuartos trienios hayan sido conse- geométricos, heráldicos, caligráficos, botánicos o
cutivos. fruto de la imaginación. En ocasiones fueron más
Hay que tener en consideración que las decisio- allá de lo meramente ornamental, por lo que invi-
nes de las prioras fueron autorizadas por el vicario, tan a escuchar las voces que proclaman sus signos,
nombrado por el obispo, y que existieron otros car- símbolos y rótulos, en un constante diálogo entre la
gos de gobierno como el de las definidoras, cuya estética y la fe (figura 1).
opinión era tenida en cuenta por la priora. Ade- Algunos de esos motivos son tradicionales y pro-
más de que se celebraban, como todavía se hacen, pios de otro contexto, como un águila bicéfala co-
juntas de consejo, y capítulos conventuales que la ronada a la que se añadió la cruz flordelisada de la
priora convoca y preside, aunque las resoluciones orden. Hay ilustraciones con distinta calidad estéti-
deban someterse a la disposición general. ca, que corresponden al lenguaje artístico de finales
En el pasado, cuando algo podía afectar a todas del siglo xviii y otras al del neoclasicismo. Abundan
las religiosas de un monasterio, se acostumbraba los símbolos relacionados con la orden de predica-
llamarlas a campana tañida, para que escucharan dores y con Santa Catalina de Siena, pero sólo al-
y fueran escuchadas en el coro bajo o en el locuto- gunas ilustraciones buscan expresar la fe mediante

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figura 1. última de las ilustraciones en blanco y negro, con el escudo de la orden de figura 2. una de las ilustraciones firmadas por serrano, con los característicos símbolos de
predicadores, y sobre éste el birrete doctoral alusivo a santa catalina de siena. la orden de predicadores, cuyo escudo, aunado al rosario, enmarca el texto; la estrella y la
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antorcha son luz del mundo, y el laurel y la palma en manos de angelitos indican su triunfo.

propuestas estéticas definidas, de ahí que sólo ex-


cepcionalmente puedan considerarse como obras y emulada en ilustraciones posteriores, como la
de arte sacro. que precedió a los trienios consecutivos que co-
En sus buenos tiempos fueron terceros, evi- rrieron de 1820 a 1826, que aunque está hecha a
dentemente calificados en el arte del dibujo o de colores, siguió el modelo formal de las firmadas
la pintura, quienes ilustraron las primeras porta- por Serrano, pero con menores alcances.
das que preceden a cada acta prioral, aunque sólo Existen frontispicios francamente sencillos y
uno de esos profesionales firmó (“J. A. Serrano, carentes de valor artístico. Sin embargo, al ser ob-
Xalapa”) en la ilustración del informe que abar- servados en su contexto, resultan reveladores y
ca de 1807 a 1810, y en la que va de 1810 a 1813 acordes con la seguridad, el sufrimiento, la deca-
(figura 2). La carátula que corresponde al priora- dencia o la renovada esperanza que se vivía en la
to que corrió de 1813 a 1816 acusa la factura de comunidad. Al relacionar las imágenes con hechos
Serrano, pero otra persona escribió la fecha del históricos relevantes, éstas se tornan elocuentes,
fin de ese periodo de gobierno prioral, lo que per- tanto por las diferencias en su factura y calidad de-
mite suponer que él no pudo completar su obra corativa, como por sus contenidos e incluso por la
con la datación correspondiente, por lo que tam- interrupción de la ornamentación en tiempos par-
poco la firmó. Su buena factura fue reconocida ticularmente difíciles.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


A veces se escuchaban en el convento las de-
tonaciones de quienes se enfrentaban fuera de él,
pero su afectación no era directa. Gozaba del res-
peto general. Se constata, por ejemplo, que a pesar
de la guerra de Independencia, la paz doméstica no
fue alterada en el monasterio, lo que no obsta para
que las monjas estuvieran enteradas de todo lo que
sucedía fuera de la clausura, porque se enteraban
de todo en el locutorio y los vecinos acudían a pe-
dirles oraciones.
El primer problema propiciado por una autori-
dad civil se dio en 1820, cuando el gobernador de
Puebla, llevado por la ambición, quiso conocer el
monto de los bienes de varios conventos, y al de
Santa Catalina de Siena le impuso un administra-
dor;38 fue esa una evidente demostración del libe-
ralismo anticlerical que empezaba a imperar por
entonces.
Los motivos decorativos del informe que abarcó
del 28 de enero de 1826 al 4 de febrero de 1829, son
particularmente explícitos, porque incluyen el es- figura 3. la azucena alude a la pureza de santa catalina de siena, el libro y la pluma a
118 | los escritos que dictó y la cátedra a su reconocimiento como doctora de la iglesia antes de
cudo de la orden, aunado al águila con la serpiente haber sido proclamada como tal.
del escudo nacional, en clara alusión a la reciente
independencia de la Nueva España y al nacimiento
de México como futura nación. del libro, correspondiente al trienio concluido el 18
A otra ilustración exclusivamente decorativa si- de marzo de 1844; allí el birrete se encuentra sobre
guió la que precede al informe del trienio que em- la muceta y hay otras alusiones a las cualidades doc-
pezó el 12 de marzo de 1832 y concluyó el 24 de torales de la santa, como un libro y una pluma. Sus
febrero de 1835; es interesante por contener, entre virtudes espirituales están representadas por una
otros atributos de Santa Catalina de Siena, un birre- cruz, una disciplina, flores y laureles, sostenidas por
te doctoral. Si bien el reconocimiento de la santa los picos y patas de una espléndida águila bicéfala,
como doctora de la Iglesia tardó en emitirse oficial- sobre la que se encuentra una corona de oro, tradi-
mente, para sus hijas en religión ya lo era, como se cionalmente alusiva a los Habsburgo, y que en este
desprende de esa ilustración y lo confirman otras contexto está convertida en un elemento decorati-
posteriores (figura 3). vo, enteramente ajeno a esa ilustre familia.
En la que antecede al siguiente informe aparece Durante la segunda mitad del siglo xix la comu-
el característico gorro con su borla en lugar de ho- nidad siguió disminuyendo, al parejo de la existen-
nor. Lo mismo se observa en uno de los más bellos cia de un creciente discurso laico y anticlerical, au-
38Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
nado a la agitada situación del país y a la invasión
González, op, op. cit., p. 91. estadounidense. A pesar de cierta inercia en la vida

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cotidiana de 30 monjas en 1852,39 la menor calidad
en la factura de las portadas de las actas priorales es
evidente.
La ciudad de Puebla fue escenario de múltiples
batallas, con numerosas víctimas inocentes; su so-
ciedad era eminentemente conservadora y, como
era natural, las religiosas oraban por quienes se en-
comendaban a ellas, e incluso proporcionaron esca-
pularios a quienes iban a luchar contra los liberales,
lo que aunado a una ideología contraria a la tradicio-
nal religiosa, les valió la animadversión de esa frac-
ción. El conservador Antonio de Haro y Tamariz se
apoderó de Puebla de los Ángeles el 22 de enero
de 1856, y el liberal Ignacio Comonfort recuperó
la ciudad el 22 de marzo40 y designó gobernador a
Juan Bautista Traconis, quien decretó el 14 de julio
de 1856 la intervención de bienes del clero en esa
extensa arquidiócesis, demolió parte del convento
de Santo Domingo e impuso pagos a las corporacio-
nes religiosas, por considerarlas responsables de los
gastos que había ocasionado la insurrección. figura 4. una miniatura de santa catalina de siena con la cruz indica la autoría de un
iluminador profesional, que incluyó en la parte inferior de la composición el libro y la pluma,
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Por aquel tiempo la situación económica del con- aunados a la muceta y el birrete, en señal de su magisterio.
vento declinó sensiblemente, ya que la Ley de Des-
amortización de Fincas Rústicas y Urbanas41 del 25
de junio de 1856, conocida como “Ley Lerdo”, con La Habana. Tales hechos son muestra elocuente de
base en su artículo 3o. permitió al gobierno vender la crispación a la que se había llegado.43
casas de la comunidad,42 y en consecuencia las ren- A pesar de eso las dominicas siguieron su vida,
tas disminuyeron. La oposición del obispo Pelagio y puede afirmarse que un pintor profesional ilustró
Antonio Dávalos y Labastida ante lo que consideró una portada que cerró dos trienios consecutivos en
una serie de atropellos, resultó en su aprisionamien- 1859. Ese frontispicio es de muy buena factura; pre-
to y exilio, al que fue llevado desde Veracruz hacia senta un marco con flores, atributos doctorales, y en
la parte superior, una miniatura de Santa Catalina
39 Hugo Leicht, op. cit., p. 426. de Siena con una cruz (figura 4).
40 Sandra Rosario Jiménez, “La desamortización de los bienes
de la Orden de Predicadores en Puebla, 1856-1867”, en Anuario Le siguió otro frontispicio simplemente decora-
Dominicano…. op. cit., pp. 177-219. tivo en 1860, que fue el último de esa época, que al
41 Elisa Speckman Guerra, “Las órdenes femeninas en el siglo
año siguiente llegaría a su fin. La política antirreli-
xix: el caso de las dominicas”, en Estudios de Historia Moderna y
Contemporánea, vol. 18, México, iih-unam, 1998, p. 26. giosa de los liberales fue una tardía consecuencia
42 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los conventos de
de la Revolución francesa, que llevó a la supresión
monjas entre el uso, el abuso y la supervivencia”, en Juan Car-
los Casas García (ed.), Iglesia, Independencia y Revolución, Méxi- 43Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
co, Universidad Pontificia de México, 2010, p. 394. González, op, op. cit., pp. 91-92.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


de las órdenes y congregaciones en Francia, el 13 de pués tuvo otros nombres, y hoy es conocido como
febrero de 1790, en virtud de un artículo constitu- callejón de la 2 Poniente.
cional.44 Llovieron críticas a los conventos, mismas A todo ello siguió la batalla del 5 de mayo con-
que se incrementaron durante la guerra de la in- tra los franceses. Una vez desocupada la ciudad
dependencia en España, donde más adelante, en por sus defensores, las monjas tuvieron la pena de
1837, los liberales promulgaron una ley exclaustra- ser sacadas de su clausura durante la noche del 25
dora,45 que sirvió de referencia a los liberales mexi- de diciembre de 1862.48 El 26 de febrero del año
canos. siguiente una nueva ley prohibió las comunidades
Al llegar al poder el presidente Benito Juárez de- de religiosas, que en un término de ocho días ten-
cretó, el 5 de febrero de 1861, la reducción de los drían que haber vuelto a vivir con su padres u otros
monasterios de religiosas; se aplicó esa disposición familiares, y en su defecto en algún establecimiento
y tocó a las monjas de Santa Catalina de Siena dejar de las Hermanas de la Caridad.49 Ante la reivindica-
su convento el 23 de febrero y compartir el espa- ción de las tropas invasoras francesas mediante un
cio de las religiosas de Santa Clara.46 Ambas comu- nuevo ataque, se convirtieron en defensas de Pue-
nidades sufrieron las incomodidades inherentes a bla varios inmuebles de origen religioso. Sesenta y
esa saturación espacial, donde se obligó a convivir dos días de ataques, sitio, duelo y hambre para los
a personas con distintas obligaciones y costumbres, poblanos culminaron en la derrota y consiguiente
por pertenecer a órdenes religiosas distintas. ocupación de la ciudad, el 17 de mayo de 1863.50
Todas las monjas recibieron y resistieron la Durante el imperio de Maximiliano mejoró la
presión gubernamental para que se secularizaran situación de las monjas, que pudieron regresar a lo
y volvieran definitivamente a sus familias, lo que que quedaba de sus clausuras; pero no fue el caso
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fue especialmente sensible para las ancianas y en- de las de Santa Catalina de Siena, cuyo monasterio
fermas, cuya desolación y sufrimiento fueron tan e iglesia habían recibido balas y granadas durante
profundos que llevaron a algunas a la enfermedad el cerco de los franceses. La sufrida comunidad fue
e incluso a la muerte. A ese dolor espiritual y aní- a dar a la calle de Molina número 7, donde estuvo
mico se sumó la prohibición de tener noviciado, y hasta el 2 de julio de 1865, cuando se mudó al cole-
en ciertos casos la demolición parcial de los monas- gio de Jesús María, locación dejada por las religiosas
terios mediante la apertura de calles y callejones de Santa Inés al volver a su convento.51
en medio de ellos, como sucedió con el innecesario Padecieron de nuevo las angustias inherentes a
callejón de Mendoza, que fragmentó el convento de la guerra, debido a las luchas que culminaron con la
Santa Catalina de Siena en febrero de 1861.47 Des- toma de la ciudad por Porfirio Díaz, triunfador de
la batalla del 2 de abril de 1867. Finalmente, al efec-
44 Louis Lurine y Alp. Brot, Les Couvents, París, J. Mallet et Cie.,
tuarse la segunda exclaustración general, fueron
1846, p. V.
45 Manuel Revuelta González, La exclaustración (1833-1840), Ma- 48 Ibidem, p. 425.
drid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1976, pp. 3-9. 49 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los conventos de
46 Hugo Leicht, op. cit., p. 425. monjas…”, op. cit., p. 395.
47 Ibidem, p. 427. Sobre este tema ya ha escrito Sor María de 50 General Juan Manuel Torrea, Gloria y desastre. El sitio de Pue-
Cristo Santos Morales, op, “Las monjas dominicas y la exclaus- bla, 1863, Universidad Autónoma de Nuevo León, Capilla Al-
tración”, en José Barrado Barquilla, op, y Santiago Rodríguez, op fonsina, Fondo Francisco Díaz Ramírez; disponible en cdigital.
(coords.), Los dominicos y el Nuevo Mundo, siglos xix-xx, Actas del dgb.uanl.mx/la/1020002922_001.pdf, consultado el 6 de mayo
V Congreso Internacional, Querétaro, 1995, Salamanca, San Este- de 2013.
ban, 1997. 51 Hugo Leicht, op. cit., p. 427.

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echadas a la calle el 6 de abril de 1867, día en que actuales circunstancias” el 8 de abril de 1893. El sub-
tuvieron que acudir a la piedad de benefactores y secuente periodo de gobierno se prolongó más de
parientes para poder dormir bajo techo. lo habitual, hasta el 17 de mayo de 1901. Esas dos
Fueron muy graves los daños en inmuebles de ilustraciones fueron sencillas y meramente decora-
origen religioso usados defensivamente durante los tivas. No así la siguiente, que en 1904, a pesar de su
ataques de invasores extranjeros; también los afec- factura casera, incluyó símbolos alusivos al rosario
taron las luchas habidas entre facciones, pero las y a la santa madre, es decir Santa Catalina de Siena,
medidas oficiales dirigidas al exterminio de los con- considerada doctora por las monjas dominicas.
ventos de religiosas fueron aún más contundentes Tres años después fue retomado el color y el
que las guerras. Prueba de ello es que el monasterio adorno en los frontispicios de las actas priorales.
de Santa Catalina de Siena y Señora Santa Ana no Puede decirse que a finales del siglo xix y principios
sólo fue fraccionado, sino acabó siendo vendido y del xx, aunque hayan sido meramente ornamenta-
demolido parcialmente para construir un templo les, reflejaron el optimismo relacionado con la paz
metodista y algunos comercios,52 hasta terminar porfiriana.
arrasado por completo. Sobrevino la Revolución, y la carátula de 1913
La calidad de vida de esas religiosas mejoró que parece haber quedado inacabada, está enmar-
cuando pudieron regresar a una corta sección de cada por varas de espinas. Otra de 1914 se quedó
su antiguo convento, que aún no había pasado a igualmente sin terminar, lo que se comprende per-
manos anticlericales. Estaba junto a la iglesia, y fectamente si se considera que debido al peligro de
aunque era un inmueble relativamente pequeño, los carrancistas, el 10 de diciembre estaban las mon-
como la comunidad había disminuido, las monjas jas en una casa particular y eran solamente seis las
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se adaptaron contentas a ese entrañable lugar. Su profesas de velo y coro, y otra más sólo de velo.54
alegría fue aún mayor en 1886, porque pudieron Una misma priora las rigió de 1914 a 1920, e ilustró
reabrir el noviciado en esa casa de la Avenida 4 Po- o hizo ilustrar su informe con símbolos alusivos a
niente 303.53 la orden y a la santa titular, cuyo gran corazón es lo
Tan venturoso hecho tuvo un sencillo reflejo en que más destaca en su portada y da prueba de una
la portada que antecedió al informe del prolongado asombrosa esperanza, casi equiparable al canto del
periodo encabezado por la madre María Catalina de cisne, dado que en 1919 ya sólo quedaban cuatro
la Ascensión, cuya duración fue del 8 de febrero religiosas ancianas y enfermas.
de 1867 al 13 de marzo de 1889. Probablemente fue Se dio la voz de alarma y el arzobispo Enrique
la priora misma quien acertó a adornar esa cará- Sánchez y Paredes permitió que salieran tres domi-
tula, con mucha sencillez, al inscribir el texto en un nicas del convento de Santa Rosa de Puebla, para
rombo que en su parte inferior tiene un corazón, en evitar la extinción del de Santa Catalina de Siena,
clara alusión al de santa Catalina de Siena. que era el más antiguo de los monjiles en esa ciu-
Desde la reapertura del noviciado y hasta 1890 dad, protomonasterio de su orden en la Nueva Es-
ingresaron 11 novicias. Pero la situación no era fácil; paña y semillero de numerosas fundaciones,55 en-
la portada del siguiente informe, que abarcó cuatro 54 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
años, indica que la priora entregó el sello “por las González, op, op. cit., p. 93.
55 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Las monjas pobla-
52 Santos Morales, “Las monjas dominicas…”, op. cit., p. 398. nas”, en sor María de Cristo Santos Morales, op (comp.), La vida
53 Hugo Leicht, op. cit. claustral en Puebla, Puebla, 1997, pp. 57-72.

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


tre las que se contaba la de Santa Rosa, que le daría cho, y el 14 de septiembre salieron dos, por pocos
nueva vida. días, a casa de la señora Sánchez, y otra para casa
María del Rosario Josefa de Santo Domingo, de la familia Bonilla, en la calle de los Gallos. El 6 de
priora de Santa Rosa, aceptó salir para encabezar el octubre volvieron las dos que estaban en México; el
convento de Santa Catalina de Siena y Señora Santa 25 de noviembre cuatro dejaron la casa de la señora
Ana en 1920, como su presidenta; la madre Concep- Sánchez; el 11 un par de ellas permaneció allí 10
ción del Sagrado Corazón pasó como maestra de no- días más, por orden de los superiores y una buena
vicias, reabrió el noviciado el 9 de enero de 1921 y razón, como veremos. Dos estuvieron con algunas
regresó a su convento el 31 de mayo de 1926, y una monjitas de Santa Rosa en la calle del Noviciado,
tercera monja, también de Santa Rosa, fue a Santa hasta el 3 de febrero de 1929.
Catalina en calidad de provisora.56 En junio de ese año amainó el peligro; ya esta-
El renacimiento del convento se hizo patente ban casi todas reunidas, y como se sintieron más
en la ilustración del informe que abarcó de 1920 a seguras, volvieron a usar el hábito, a excepción de
1926, cuando aún no había empezado la persecu- las torneras, por precaución. El 4 de octubre de 1929
ción religiosa. La luz y el fuego de una estrella, au- regresaron al convento las dos que se habían queda-
nadas a la antorcha dominica, incendian al mundo do en casa de la señora Sánchez, a quien atendie-
inscrito en un rosario; el escudo de la orden y un ron en su última larga y penosa enfermedad, hasta
significativo salmo completaron el conjunto. su muerte. Así se completó la comunidad. Eran 13
Justamente en ese año de 1926 estalló la perse- religiosas de coro y velo negro y cuatro hermanas
cución, encabezada por el presidente Plutarco Elías profesas de velo blanco.
Calles. En Santa Catalina de Siena los informes Como la persecución se había calmado un poco,
122 |
existieron apenas y sin ilustraciones. Su pequeña pudieron hacer un uso discreto de la iglesia y de
comunidad —cuando apenas empezaba a levantar los coros,57 pero el 25 de septiembre de 1929 el go-
cabeza— tuvo que dispersarse dividida en grupos, bierno mandó tapiar el ingreso a los coros desde el
para ocultarse en casas de amigos y parientes. Las convento. Para poder acceder al coro alto desde la
religiosas se vieron obligadas a proteger sus vidas iglesia se mandó hacer una curiosa escalera de ca-
vestidas de seglares, intentando pasar inadvertidas racol, que fue estrenada a finales de diciembre de
a base de discreción. De nuevo tuvieron que asumir 1930 en el coro bajo.
el doloroso cierre del noviciado, el 31 de mayo de Los tres conventos de dominicas de la ciudad tu-
1926. vieron el gusto de la visita de fray Martín Estanislao
En 1927 permanecieron en casas particulares Gillet; pero la efectuada el 28 de septiembre de 1930
unos días, y dos religiosas que eran hermanas se en Santa Catalina fue particularmente significativa,
fueron a México con su familia. Entre el 17 de fe- porque la presidenta que había pasado de Santa
brero y el 24 de marzo de 1928 seis monjas de Santa Rosa se había dado cuenta de que esas dominicas
Catalina vivieron en casa de la señora Mercedes N. observaban todavía las constituciones de Palafox, y
viuda de Sánchez, en la calle de los Carros; ella las había hecho los trámites necesarios ante la Santa
sostuvo hasta que regresaron al convento. Otra se Sede y la orden de predicadores, para que recupera-
hospedó en casa de la señora Trinidad C. de Rian- ran el carisma que habían perdido sin percatarse, al
56 amscsssa, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año 1791-2013, Libro de 57 amscsssa, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año 1791-2013, Libro de
actas priorales. actas priorales.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


haber seguido durante tan largo tiempo tales cons- deberían tener preparadas todas sus cosas persona-
tituciones. El general de la orden les redactó unas les, pues sería lo único que se podrían llevar. Así,
nuevas y así, a partir del 10 de marzo de 1931 en en un santiamén, las dueñas del más antiguo con-
que las recibieron, empezaron a recuperar su caris- vento de monjas de la Puebla de los Ángeles perdie-
ma original.58 ron para siempre lo que quedaba de él, con cuanto
Ante la imposibilidad de acudir a los coros, im- tenía. No obstante, con el disimulado apoyo de al-
provisaron un oratorio en uno de los antecoros, y gunas personas lograron guardar algo en diversas
con el apoyo de algunas almas caritativas y sus es- casas particulares, que recuperaron parcialmente y
casos medios, obtenidos de lo que cocinaban o ha- a la larga, como fue seguramente el caso de lo que
cían manualmente para subsistir, hicieron un ora- les quedó de su archivo.
torio más digno y un nuevo vía crucis, que fueron En cuanto pudieron, ellas se reunieron en una
bendecidos por el arzobispo Pedro Vera y Zuria el 9 casa en Aztomba; en julio se mudaron de allí a la
de julio de 1931. calle de la Soledad, y antes de dos meses a otra casa,
En marzo del año siguiente entraron tres postu- en la calle de Santa Teresa; todo eso porque los due-
lantes, y el 18 de marzo de 1932 abrieron el novicia- ños de los inmuebles temían perderlos por el de-
do, que había estado cerrado desde el 31 de mayo de lito de alojarlas y les pedían cordialmente que se
1926. Las dos primeras aspirantes no perseveraron, retiraran. Ante la repetición de esa misma historia,
pero el 13 y el 28 de agosto ingresaron otras y en la comunidad tuvo que repartirse en casas particu-
octubre de 1933 dos más, todas sin dote; a pesar de lares antes de lograr reunirse de nuevo; en enero
tantas dificultades, hubo un par de tomas de hábito. vivieron algunas en un departamento de la calle de
Ilusionadas, compusieron el techo de algunas Herreros, donde profesaron dos; en febrero se reu-
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celdas en el noviciado, hicieron cuatro celditas en nieron todas, pero tuvieron que desocupar, y el 4 de
la azotehuela, arreglaron algunas pinturas, y sor noviembre de 1935 pasaron a la casa de 19 Sur y 2
Rosa de Santa María López renovó enteramente el Poniente número 1722.
cuadro de los fundadores. Todo parecía ir bien; la Seguía encabezando la comunidad, por dele-
pequeña comunidad, creyéndose a salvo, reabrió gación, la monja de Santa Rosa, cuyo gobierno sui
la comunicación entre la clausura y los coros, y generis duró un periodo particularmente largo: 17
en abril de 1934 la del coro bajó a la torre. Pero no años. El 6 de febrero de 1937 la restauradora de
hay felicidad completa. Todo ese esfuerzo pronto se Santa Catalina de Siena, habiéndolo salvado de la
vendría abajo. extinción y con su carisma recuperado, regresó a
El 23 de mayo de 1934, entre las 4 y las 5 de la su convento. Dejó 13 religiosas profesas, nueve de
tarde, sorpresivamente irrumpieron en el disimula- coro y velo, y cuatro hermanas de obediencia, tam-
do convento 22 agentes gubernamentales, que clau- bién profesas.
suraron los coros y antecoros, donde estaba la ma- Los escuetos informes de esa admirable religiosa
yoría de las imágenes y las mejores pinturas. Dos dieron cuenta de esos hechos, sin estar acompaña-
monjas, custodiadas por algunos de ellos, llevaron dos de portadas decoradas. Esa carencia, al igual que
el sagrado depósito a la iglesia. Intempestivamente la vuelta a los frontispicios decorados, dan cuenta
les hicieron saber que a mediodía del día siguiente de la situación en que vivieron las monjas de San-
58
ta Catalina de Siena, tanto durante su prolongada y
Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
González, op, op. cit., p. 93. angustiosa situación como cuando por fin pudieron

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


figura 5. sor rosa, op, contrasta los tristes sucesos del 24 de mayo de 1934 en que tuvieron figura 6. en la filacteria se lee: “el día 4 de octubre de 1970 nuestro santísimo padre el
124 | que salir 13 monjas de su antiguo convento, con su nuevo “palomar” del 4 de noviembre de papa paulo Vi declaró solemnemente doctor de la iglesia a nuestra madre santa catalina de
1935. todo ello aunado a la orden de predicadores, a su veneración a maría y al rosario. siena. bendito sea dios. mil plácemes”. una azucena que contrasta con la guía de espinas
que se eleva en paralelo y rodea el escudo de la orden, coronado por la palabra Veritas.
los angelitos sostienen símbolos de la vida de amor, sacrificio y sabiduría de la santa: la
azucena, la corona de espinas, la muceta, el libro, la pluma, el corazón y el birrete.

volver a vivir con alegría y comunitariamente en


un nuevo convento. Esto último se hizo paten-
te en la simbólica portada del informe prioral que ahora lo han sido, siguieron adornado las carátulas
corrió del 11 de julio de 1937 al 11 de julio de 1940, de sus informes, de entre las cuales destaca la que
cuyo frontispicio firmó “Sor Rosa”, religiosa induda- en 1970, y sin firmar, plasmó el júbilo experimen-
blemente dotada para el dibujo (figura 5). tado por las dominicas ante el anuncio de Paulo VI
No obstante los pesares, sobrevivieron en Santa de que la proclamación de santa Catalina de Siena
Catalina de Siena festividades y devociones religio- como doctora de la Iglesia Universal, se efectuaría
sas, así como tradiciones culinarias que hoy gozan en la basílica de San Pedro, el 4 de octubre de aquel
de gran fama, como las llamadas “tortitas de Santa año59 (figura 6).
Clara”, que se deben originalmente a las monjas Esto fue una ratificación para ellas, al igual que
dominicas catalinas, que las preparan mejor que para las carmelitas lo fue la de Santa Teresa de Ávila
nadie. en ese mismo día. Ambas órdenes las consideraban
Con ayuda de sor Rosa primero, y después como 59 amscsssa, Serie Actas, caja 3, exp. 1, año 1791-2013, Libro de
han ido pudiendo cada una de las prioras que hasta actas priorales.

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doctoras de la Iglesia desde mucho tiempo atrás, y escribir. Sus cartas y textos fueron dictados por ella
así las representaban desde antes del feliz día en hasta a cuatro escribientes a un tiempo, sin que por
que ambas, a pesar de haber sido mujeres, condi- ello perdiera el hilo de sus ideas. En reconocimien-
ción que aunque hoy parezca increíble, había pe- to a ese asombroso talento, una pluma y un libro
sado en su contra, obtuvieron ese reconocimiento aparecen en muchas de las páginas ilustradas de las
oficial. actas priorales, aunados a los consabidos atributos
Santa Teresa escribió mucho de su puño y letra, doctorales. Seguramente quienes redactaron los in-
tanto que sus escritos, y en particular su firma, fue- formes a que me he venido refiriendo, han tenido
ron recortados profusamente para ser venerados en ella un ejemplo que las sigue motivando a regis-
como reliquias. En cambio santa Catalina no supo trar lo sucedido en su convento.

| 125

las prioras y el arte, transformación y permanencia…


José Martín torres Vega*

La edificación del convento


de monjas dominicas
en Pátzcuaro
El objetivo principal de este trabajo es referir y analizar el proceso de edificación del
convento de Santa María Inmaculada de la Salud, erigido sobre la fábrica material
del hospital de indios, que había sido cedido por la República de Naturales de la ciudad
de Pátzcuaro en 1743, y a partir de entonces se realizaron varias adaptaciones para
dejar el conjunto en condiciones de habitabilidad para las religiosas dominicas.
Palabras clave: edificación, monjas, Pátzcuaro, hospital, indios.

L
os conventos de monjas en la Nueva España fueron fundados principalmente
en propiedades urbanas pertenecientes a la Iglesia o a sitios que donaron los
benefactores para este fin. En cuanto a la edificación, muchos conventos
se materializaron en terrenos adquiridos ex profeso para ello; sin embargo,
126 | varios fueron primeramente beaterios y después conventos; otros fueron en
sus inicios colegios y más tarde evolucionaron a monasterios, pero el caso del convento
de Pátzcuaro fue singular.
En este trabajo se refiere y analiza el proceso de edificación del convento de Santa Ma-
ría Inmaculada de la Salud; la investigación está fundamentada en fuentes bibliográficas,
manuscritos históricos del archivo del antiguo Obispado de Michoacán, así como trabajo de
campo en el conjunto urbano-arquitectónico.
¿Que significa edificación? El Léxico de Alarifes de los siglos de oro, de García Salinero, esta-
blece que “Edificar. Vale hazer casas, templos, alcázares, lugares […].”1 Para este trabajo, “edificar”
consistió en materializar el objeto urbano-arquitectónico, es decir, referir el proceso de cons-
trucción de los diferentes espacios del convento de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro.

Las posibles influencias en la edificación de los conventos femeninos


novohispanos

En la edificación de cada convento de monjas incidieron diversos factores, que hicieron de cada
monasterio un caso especial; mientras que algunos fueron planeados para desplantar sus edifi-
cios con obra material nueva que implicaba sacar los muros desde sus cimientos, hubo otros que
* Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
1 Fernando García Salinero, Léxico de alarifes de los siglos de oro, Madrid, Real Academia Española, 1968, p. 103.

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fueron adaptados a una fábrica material preexistente, vieron escasa repercusión fuera del ámbito eclesiás-
quizá tomando en cuenta algunos instrumentos e indi- tico; fue de los pocos trabajos que aplicaron precep-
caciones, como lo establecido en el Concilio de Trento, tos tridentinos al campo de la arquitectura sacra.5
en las Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos En el capítulo “XXXIII. Del Monasterio de las
de Carlos Borromeo, la regla y las constituciones de la Monjas”,6 se trata lo relacionado con la fábrica de
comunidad a la que pertenecía, y según el caso lo orde- una edificación para religiosas, retomando lo esta-
nado por el IV Concilio Provincial Mexicano. blecido por el Concilio de Trento sobre el lugar don-
de debe establecerse un convento de monjas.
El Concilio de Trento2 (1545-1563) Menciona los lugares que debe tener un mo-
nasterio, lo que en la disciplina de la arquitectura
Ciertamente no tiene amplias indicaciones sobre es conocido como el partido arquitectónico. Borro-
cómo debió ser la fábrica material, pero sí observa meo agrupó por zonas los espacios, primeramente
un relevante aspecto urbano, el establecimiento del los inferiores, los superiores, los lugares separados,
lugar donde se debía fundar un monasterio, y éste el zaguán, el refectorio y la bodega de vinos, etcé-
era dentro de la ciudad; si por algún motivo se había tera.
establecido alguno fuera del asentamiento humano,
debía reubicarse en sitio poblado, ya fuera en un Regla y constituciones de las órdenes
convento nuevo o en uno viejo. femeninas (1773 y 1789)

Y por cuanto los monasterios de monjas fundados El convento de Nuestra Señora de la Salud de Pátz-
fuera de poblado, están espuestos muchas veces por cuaro perteneció a la orden de Santo Domingo, y
| 127
carecer de toda custodia, á robos y otros insultos de fue la única rama del convento de Santa Catarina de
hombres facinerosos; cuiden los Obispos y otros su- Sena de Valladolid; por su parte, el convento feme-
periores, si les pareciere conveniente, de que se tras- nino vallisoletano fue una de las ramas del conven-
laden las monjas desde ellos á otros monasterios nue- to de Santa Catarina de Sena de Puebla. Identificada
vos ó antiguos, que estén dentro de las ciudades, ó esta relación entre los conventos de Puebla y Pátz-
lugares bien poblados; invocando tambien para esto, cuaro, aunado al problema de acceder a la Regla y
si fuese necesario el ausilio del brazo secular […].3 las constituciones del convento de Nuestra Señora de la
Salud, se han consultado la Regla y constituciones de
Instrucciones de Carlos Borromeo (1577)4 los conventos de Santa Catarina de Sena y Santa Inés
de Monte Policiano de Puebla.7
Las Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos
de Carlos Borromeo, a decir de Paola Barocchi tu-
5 Ibidem, p. X.
6 Ibidem, p. 91.
2 El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, trad. al castellano 7 Regla y Constituciones que han de guardar las religiosas de los
por don Ignacio López de Ayala, con el texto latino corregido se- conventos de Santa Catarina de Sena, y Santa Inés de Monte Policia-
gún la ed. auténtica de Roma publicada en 1564, Barcelona, Im- no de la ciudad de los Ángeles, reimpr. en el Seminario Palafoxia-
prenta de Don Ramón Martín Indár, Calle de la Platería, núm. no de dicha ciudad, 1773. Regla del glorioso doctor de la Iglesia N.
58, 1847. G. P. S. Agustín, que han de guardar las religiosas de los conventos de
3 Ibidem, p. 338. Santa Catarina de Sena, Santa Inés de Monte Policiano, de la orden
4 Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiás- de N. P. Santo Domingo, establecidos en esta ciudad de Puebla de
ticos, 2a. ed., México, unam, 2010. los Ángeles…, 1789.

la edificación del convento de monjas dominicas en pátzcuaro


Tabla. Fundaciones femeninas dominicas
Santa Catalina
Santa Catalina de Sena
(Oaxaca, 1568)
(México, 1593)

Santa María
Jesús María
de Gracia 4
(Guadalajara, 1772)

4
(Guadalajara, 1588)

Santa Catalina Santa Catalina Nuestra Señora


de Sena 4 de Sena 4 de la Salud
(Puebla, 1556-1569) (Morelia [Valladolid], 1590) (Pátzcuaro, 1747)

Santa Inés

4
(Puebla, 1620)

Santa Rosa
(Puebla, 1676-1740) ORDEN DE MONJAS DOMINICAS EN NUEVA ESPAÑA
josefina muriel, conventos de monjas en la nueva españa,1946/1995.

En estos documentos se encuentra una serie de indi- jas; en particular le interesaba que se volviera a la
caciones de cómo debieron ser los conventos de monjas “vida común”.
dominicas de Puebla, y por ende suponemos que se de- Se inconformaba por la manera en que los votos de
bieron aplicar a la edificación del convento de Pátzcuaro. pobreza, castidad y obediencia se habían mitigado. En
Uno de los datos puntuales que se establecieron en lo arquitectónico la regla se había relajado a tal punto
la Regla, fue la medida que debían tener las celdas de que hasta se permitía edificar, comprar y vender cel-
las novicias, cuyas dimensiones eran de 3 ½ x 4 varas das, aspecto que iba en contra de la vida común.10
(3 x 3.5 m); se suponía que era un espacio suficiente Como se mencionó en un principio, estos son algu-
128 | para tener su cama y lo necesario para su uso.8 nos de los factores que incidieron en la edificación de
En relación con los trabajos de edificación, en el los monasterios novohispanos, y por ende en la del con-
Capítulo Quinto, “De la Clausura”, en el apartado 6 se vento de Pátzcuaro. Otro aspecto que condicionó la edi-
indicaba que los obreros y oficiales podrían entrar a ficación del convento femenino de Nuestra Señora de
la clausura con materiales para hacer las obras nece- la Salud, fue el haberse establecido sobre el sitio en que
sarias. Le correspondía a la priora y a las madres del se encontraba el hospital de indios de Santa Marta; por
consejo nombrar a dos religiosas ancianas para que lo tanto, no se comenzó desde los cimientos el conjunto
cuidaran el ingreso y la salida de los obreros.9 arquitectónico, sino que en algunas partes se adaptaron
los espacios existentes a las nuevas necesidades.
IV Concilio Provincial Mexicano
(13 de enero-26 de octubre de 1771) Hospital de Nuestra Señora de la Concepción
y Santa Marta de Pátzcuaro
Este concilio tuvo repercusiones en algunos con-
juntos urbano-arquitectónicos de monjas, producto El hospital de Nuestra Señora de la Concepción y
del enorme interés del arzobispo Francisco Anto- Santa Marta de Pátzcuaro fue fundado por don Vas-
nio Lorenzana por reformar los conventos de mon- co de Quiroga y, a decir de Josefina Muriel, fue una

8 Regla y Constituciones que han de guardar las religiosas de los 10Luisa Zahino Peñafort (comp.), El cardenal Lorenzana y el IV
conventos de Santa Catarina de Sena…, op. cit., p. 162. Concilio Provincial Mexicano, México, iij-unam (Serie C: Estudios
9 Ibidem, pp. 47-48. Históricos, 31), 1999.

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figura 2. plano del hospital de pomacuarán. ángel Gutiérrez equihua, Los hospitales de la
Sierra Tarasca en el siglo xvii. Su importancia urbano-arquitectónica, michoacán, secretaría
de cultura de michoacán, 2010, p. 65.
figura 1. planta arquitectónica del estado actual del ex convento de monjas dominicas de
pátzcuaro, michoacán. esperanza ramírez romero et al., Catálogo de monumentos y sitios
de la región lacustre, t. i, pátzcuaro, morelia, Gobierno del estado de michoacán, umsnh,
1986, p. 132.
Por lo antes expuesto, se llegó a la propuesta
hipotética de que el hospital de indios de Santa
obra por la que se tuvo interés particular, pues el Marta de Pátzcuaro pudo ser muy semejante a lo
obispo de Michoacán debió comenzar la fábrica des- presentado en la figura 3. La imagen del templo del
de los cimientos.11 hospital ha sido de lo más difícil de definir en esta
No se sabe —o no se ha encontrado información— reconstrucción, debido a que su aspecto y sus di-
la manera en que estuvieron dispuestos los espacios mensiones han cambiado a través del devenir his-
del hospital de indios de Santa Marta; es por ello que tórico; por ello ahora dejamos una representación
se ha elaborado una propuesta hipotética tomando | 129
del estado actual y no la que quizá tuvo cuando for-
como base los espacios arquitectónicos y su distribu- mó parte del hospital de indios que fue cuando don
ción en algunos hospitales de la sierra tarasca. Vasco de Quiroga colocó una imagen de pasta de
Paralelamente a la revisión de los partidos arqui- caña de la Virgen, la cual tituló Salus Infirmorum
tectónicos de los hospitales, se realizó la lectura del (“Salud de los enfermos”), con la firme intención
estado actual del sitio donde estuvo el convento de de que los indios que tenían serios problemas de
monjas; para ello se recurrió al levantamiento publica- salud fueran curados.
do por Esperanza Ramírez Romero, donde se advirtió La materialidad de esta iglesia comenzó en el
que había espacios de diferentes características y tem- siglo xvi; en ese entonces debió de ser un edificio
poralidades, destacando de entre ellos la iglesia y el pequeño y de materiales perecederos, seguramente
primer claustro (figura 1). adobe y tejamanil, materiales comúnmente usados
A la vez que se hacía la observación del sitio en en Pátzcuaro. El cura Juan Meléndez Carreño en-
Pátzcuaro y su planimetría, se advirtió que los hospi- fermó de gravedad, por lo que se encomendó a la
tales estaban conformados por los siguientes espacios: Virgen de la Salud; como gratitud por haber sana-
capilla, patio con una cruz al centro y las habitaciones. do se propuso hacerle una iglesia de mejor fábrica;
De acuerdo con lo observado, el patrón más parecido a misma que inició en 1691.12 La dedicación de esta
Pátzcuaro fue el de Pomacuarán, Michoacán (figura 2).
12 María Concepción Amerlinck de Corsi y Manuel Ramos Me-
11 Josefina Muriel, Hospitales de la Nueva España. Fundaciones dina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México virreinal,
del siglo xvi, t. I, México, unam/Cruz Roja Mexicana, 1990, p. 71. México, Condumex, 1995, p. 217.

la edificación del convento de monjas dominicas en pátzcuaro


tita”, quienes consiguieron que don Antonio de
Ibarra y su esposa Manuela de Izaguirre aportaran
30,000 pesos para la materialización del convento
de monjas.
Además del matrimonio Ibarra-Izaguirre, un sec-
tor de la población de la ciudad de Pátzcuaro hicieron
aportaciones económicas importantes, de manera
que en algunos días se juntaron cerca de 50,000 pe-
sos,14 y con ello se otorgó la escritura de Fundos el 13
de abril de 1742.15
Por su parte, los indígenas cedieron todo
figura 3. propuesta hipotética del hospital de indios de pátzcuaro. josé martín torres vega.
cuanto les pertenecía en el sitio donde estaba el
el plano base para la realización de la reconstrucción fue tomado de esperanza ramírez
romero et al., Catálogo de monumentos y sitios de la región lacustre, t. i, pátzcuaro, morelia,
hospital, quedando con la libertad de continuar
Gobierno del estado de michoacán, umsnh, 1986, p. 132. con sus procesiones y demás actividades que
realizaban con las cofradías del Santo Entierro
iglesia corrió a cargo del cura beneficiado y juez y San Felipe Neri, que se encontraban fundadas
eclesiástico José Antonio Eugenio Ponce de León el en esa iglesia.16
8 de diciembre de 1717, justo el día en que se venera El documento manuscrito histórico refiere que
la Virgen de la Salud. para el año de 1743 la República de Naturales donó
En 1742 se realizó un inventario por parte del la propiedad en los siguientes términos:
notario Joseph de Amaro, quien apreció las dos
130 |
torres, el camarín, la sacristía y oficinas anexas […] Decimos que por cuanto se pretende fundar
en 59,000 pesos. El retablo mayor donde se en- un convento de Señoras Religiosas de Santa Catha-
contraba colocada la imagen de la Virgen de la lina de Sena en la iglesia y santuario de Nuestra
Salud fue valorado en 16,000 pesos, y el resto de Señora de la Salud, que se venera en esta ciudad a
los retablos en 6,000 pesos.13 En 1845 tuvo otra que está anexo al referido Hospital de Santa Mar-
intervención; dos años después fue ampliada, y tha, se nos ha pedido nuestro consentimiento y
para 1893 fue consagrada. considerando que dicha fundación cede en mayor
culto y veneración de la referida Santísima virgen
Fundación y edificación del convento […] asentamos desde luego y de nuestra libre y es-
de monjas dominicas en Pátzcuaro pontánea voluntad, damos nuestro consentimiento

14 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo


El proceso de edificación del convento de monjas
González, op, Las monjas dominicas en la cultura novohispana,
en Pátzcuaro comenzó después de las gestiones México, Instituto Dominicano de Investigaciones Históricas, de
realizadas por el cura beneficiado Joseph Antonio la Provincia de Santiago de México, s.f., p. 410.
15 Joseph Eugenio Ponce de León, La Abeja de Michoacán: La
Eugenio Ponce de León y la intercesión de la “bea-
venerable señora doña Josefina Antonia de Nuestra Señora de la Sa-
lud: breve noticia de su vida, que dirige a su amada feligresía Don…,
13 ahcm, Diocesano, Gobierno, Religiosos, Dominicas, caja 257, 1752, México, El nuevo rezado de Doña Ma. Rivera, 1752, pp.
exp. 03, 180 f., 1742. El expediente aquí referido no se encuen- 109-110.
tra foliado, por lo que no se indica en número de foja donde se 16 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
encuentra la información citada. González, op, op. cit., p. 415.

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para la dicha fundación, por lo que nos toca con la La fábrica material debió comenzar después de
condición que las oficinas que pertenecen a nuestra la cesión, pues existe un cuaderno de cuentas de lo
Guataperaqua, no se nos han de embarazar, ni per- recibido en el periodo del 1 de mayo de 1745 hasta
judicar en ellas, en manera alguna, y que desde allí julio de 1747; refiere haber recibido 7,000 pesos que
y de la oficina de nuestra cofradía del Santo Entie- entregó Manuela de Isaguirre; el regidor Joseph An-
rro, hemos de tener paso franco para la dicha iglesia, tonio Olorza entregó 1,000 pesos; el regidor Joseph
para esto no se perjudica la Clausura que se pretende Andrés Pimentel entregó 1,112 pesos; el regidor José
y que en dicha Iglesia hemos de hacer todas las fun- Joachin Beltrán dio 425; el regidor, alguacil mayor
ciones de misas, sermones, procesiones, entierros y Diego de Yturria entregó 808 pesos; el sargento ma-
demás que tenemos por costumbre, en servicio de yor dio 1,000 pesos (en el valor de su casa); el regidor
Dios Nuestro Señor, adoración culto de la Santísima y alcalde provincial Martín de Anzorena, 521 pesos;
virgen que no expone al instituto Monástico, antes don Juan Joseph Belazquez, vecino del comercio de
bien conduce con estas condiciones, consentimos en la ciudad de Pátzcuaro, 500 pesos; y don Fernando
la dicha Fundación y cedemos en ella todo lo demás Antonio de Torrens, vecino del comercio, 500 pesos.
que pueda pertenecemos en dicho santuario, iglesia El total de dinero recibido fue de 21,397 pesos 4 reales,
y sitio de su fundación y nos obligamos a no revocar y rubricó el cuaderno el sargento mayor Gerónimo
dicho consentimiento, cesión y traspaso por ninguna de Zuloaga, en Pátzcuaro, a 21 de julio de 1747.18
causa que proceda de derecho común, Real, Munici- El dinero recaudado y consignado en este cua-
pal, ni por especial privilegio que por tales naturales derno se destinó a la obra material del convento;
nos competa por que cualquiera que sea, y de cual- se compraron algunas herramientas, cazos de co-
quier casa que dimane desde luego lo renunciamos y bre, pieles para tanates, palas y fletes. Respecto a la
| 131
declaramos que cede la dicha fundación en utilidad mano de obra y servicios se pagaron 200 pesos a los
nuestra como es notorio […].17 naturales de Cuanajo por el corte de 800 vigas, y 64
pesos 2 reales que fue el valor de dos planchas gran-
En el manuscrito quedó referida a detalle la ce- des para el coro y 178 pinabetes para los tejados.
sión y las condiciones de la República de Natura- El administrador refirió haber gastado en mano
les; donaban prácticamente todo el espacio, con la de obra 8,560 pesos 4 reales, que habían sido sufra-
iglesia, la fábrica material del hospital, comprome- gados semanariamente al maestro de la fábrica, los
tiéndose a no revocar la cesión. Pusieron como con- oficiales de cuchara, los maestros carpinteros, ope-
dición que las oficinas que pertenecían a la Huata- rarios y demás peones. Este grupo de trabajadores
pera no se les quitaran, ni les prohibiera el uso de se había encargado no sólo de la obra nueva, sino
ese espacio; igualmente pidieron se les permitiera que también había demolido las casas antiguas, ade-
tener acceso a la iglesia y continuar con las celebra- más de aplanar y terraplenar el sitio en las partes
ciones y demás actividades de las cofradías. que había sido necesario.19
A pesar de que donaban prácticamente todo el Es posible que por ello se refiera que se levantó
sitio, no renunciaban a las actividades religiosas el monasterio desde los cimientos;20 sin embargo,
propias de la comunidad indígena; cedieron el sitio 18 ahcm, Diocesano, Gobierno, Religiosos, Dominicas, caja 257,

con la condición de seguir presentes. exp. 03, 180 f., 1747.


19 Idem.
17 ahcm, Diocesano, Gobierno, Religiosos, Dominicas, caja 257, 20 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
exp. 03, 180 f., 1743. González, op, op. cit., p. 411.

la edificación del convento de monjas dominicas en pátzcuaro


consideramos que si partimos de la idea de que el En la actualidad el conjunto urbano-arquitec-
monasterio se edificó sobre el sitio del hospital de tónico se encuentra altamente modificado, por lo
indios de “Santa Marta”, y que además se ha regis- que la lectura de los espacios del sitio no reflejan
trado la incorporación de por lo menos tres casas del todo la manera en que estuvieron dispuestos,
particulares al conjunto urbano-arquitectónico, por sin embargo existe un documento que permite
lo que no se puede referir que la totalidad fue des- un acercamiento importante a la distribución de
plantado desde sus cimientos como obra nueva; los espacios del convento de Nuestra Señora de la
más bien se debe considerar que el conjunto urba- Salud, se trata de la inspección y reconocimiento
no arquitectónico se adaptó al existente hospital de que hicieron el 21 de marzo de 1747 Bernardo Ro-
Santa Marta, aprovechando los espacios de la capilla mero, abogado de la Real Audiencia de la Nueva
de la Virgen de la Salud y la fábrica material de algu- España, canónigo doctoral de la Iglesia Catedral
nas habitaciones. de la ciudad de Valladolid, provisor y vicario ge-
La adaptación de los espacios, tanto los existen- neral del Obispado de Michoacán, quien realizó
tes como los de reciente creación, fueron dispues- esta actividad por petición de obispo Martín de
tos por el maestro mayor de arquitectura Joseph de Elizacoechea; le acompañaban Antonio Gil de
Medina,21 quien realizó la inspección y reconoci- Hoyos, calificador del Santo Oficio, chantre de la
miento del sitio, del que se desprendió la propuesta Catedral y también formaba parte de este grupo
de uso a través de un “mapa”, es decir, del proyecto Joseph Antonio Eugenio Ponce de León, comi-
arquitectónico que se debía seguir para la construc- sario del Santo Oficio, cura, vicario y juez ecle-
ción del convento, cobrando por estas actividades siástico de la ciudad de Pátzcuaro. Correspondió
66 pesos. al notario de visita legitimar el estado en que se
132 |
Aunque en la información de los manuscritos hallaba la fábrica del convento de religiosas domi-
históricos de la época no se menciona, se supone nicas que estaba por fundarse en la ciudad.
que en este tipo de intervenciones se aplicó lo es- Informaron que habían visto lo adelantadas que
tablecido en la Regla y en las Constituciones, así estaban las obras, así como lo bien dispuestas
como lo mandado por los Concilios provinciales, que se encontraban las oficinas y la manera en que
porque si bien el maestro en arquitectura tenía el se había suministrado el agua del manantial que ha-
conocimiento sobre la disposición de los espacios bía hecho brotar el obispo Vasco de Quiroga.22
para hacerlos más funcionales, en los instrumentos El reconocimiento se comenzó de la siguiente
normativos estaba indicada la manera más correcta manera:
o mejor dicho ya se encontraba establecido lo que
en la disciplina de la arquitectura se conoce como
22 Sor María de Cristo Santos Morales, op, y fray Esteban Arroyo
“partido arquitectónico”.
González, op, op. cit., p. 411. En los manuscritos históricos se en-
cuentra la referencia de la obra realizada para la cañería de agua
21 Joseph Medina, oriundo de Puebla de los Ángeles, participó en 1747, y aunque no se menciona el origen del agua, en la tesis
en la construcción de la catedral de Valladolid en 1715; en 1744 doctoral se propuso de manera hipotética que el agua se había
realizó el diseño de la parroquia de Dolores (actualmente Do- conducido del manantial “Vasco de Quiroga” hasta la pila del
lores Hidalgo, Guanajuato) y fue el maestro de la obra. Jorge claustro principal. José Martín Torres Vega, “La incidencia de la
Núñez Chávez, “Los constructores de Valladolid de Michoacán orden dominica de mujeres en el espacio urbano-arquitectónico
en el siglo xviii”, tesis de maestría en Arquitectura, Investigación de Pátzcuaro y el Obispado de Michoacán, 1747-1867”, tesis doc-
y Restauración de Sitios y Monumentos, Morelia, Facultad de toral en Arquitectura, Aguascalientes, Universidad Autónoma
Arquitectura, umsnh, 2006, p. 98. de Aguascalientes, 2013, pp. 218-219.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


[…] y puesto en la calle de la puerta del costado de la ponde a la portería exterior y tiene una bentana, que
iglesia de la Sagrada Compañía de Jesús, de esta dicha cae al mismo claustro, y siguiendo la entrada por la
ciudad, desciende para la plaza pública, advirtió, en puerta del otro extremo, se baja por una escalera de
la cuadra de que solo se compone la dicha calle, que palo, con su pasamano a una sala, que puede ser de
está entre oriente y poniente que mira el norte, una labor, que tiene dos balcones y diez y siete varas, y
puerta grande de cantería que cubre la cornija tiene tres cuartas de largo: contigua á esta, está otra sala,
una imagen de piedra de Santo Domingo de Guzmán, de veinte y dos varas y tres cuartas de largo destinada
y puertas correspondientes de madera, y habiendo para dormitorio, el que tiene una puerta, por la que se
entrado por dichas puertas, vido que son de una ofici- entra a la casa del sargento mayor Don Gerónimo Zu-
na destinada para portería exterior de Religiosas, pues loaga: la cual tiene ocho piezas altas con su sala, cinco
en un rincón, que mira para la dicha puerta, tiene un piezas baxas, amasijo, orno, dos corrales, y una tien-
torno y en la cabecera que queda a mano izquierda, da, y sahuan a la calle: Lo que se discurre destinándo-
otra puerta de cantería, con un portón de madera y un se para enfermería, noviciado, y seis celdas, poco más
postigo que contiene una rexilla de hierro, y por dicha o menos, en que puede ocuparse con facilidad, por la
puerta, se entra a otra oficina bastantemente capaz proporción e inmediación en que dicha casa se halla.
que parece poder servir de portería interior: esta ofici- Vuelto por las dichas salas, hasta averse restituido el
na tiene una puerta que mira al sur por la cual salió a expresado pasadiso, entro por la otra puerta a la celda
un claustro, que tiene treinta varas en cuadro, con sus prioral, la cual consta de tres piezas, una sotehuela, y
arcos de cantería, todo enladrillado y en medio tiene una cosina: vuelto a los claustros, entró por una puer-
una pila de cantería, a la que continuamente le entra ta que está en el que cae al sur, y reconoció seguirse
agua por acueductos subterráneos que redundan por un patio por ahora sin techo, que sirve de tránsito
| 133
un pilar que tiene en medio la pila, y en su extremo para el choro bajo, y sala de Profundis, que están uno
una Santa Cathalina de Sena, por cuio pecho brota el enfrente de otro y entrando al choro, lo halló, con su
agua, que llena la pila, y de ella se reparte, para la co- reja de cobre solida para afuera, y una de madera in-
sina, y tanque, como adelante se expresa. Contiguas a terior; una cratícula, en un lado; y un confesionario
dicha portería interior están los locutorios, con puer- en el otro, y dicho choro, tiene de ancho como dos
tas a la calle, de cantería, y cada locutorio, tiene una varas y media, y de largo, como cinco pero con faci-
reja de cobre sólido, por la parte que cae afuera; y otra lidad de hacerlo de veinte varas por la corresponden-
de madera por la parte de adentro, y un torno peque- cia, que tiene del dicho tránsito; y dicho choro se halla
ño: y todas estas oficinas tienen llaves y cerraduras adornado, con su altar; un sanctoxpto. [Cristo] en bal-
correspondientes: y así los claustros, como los locuto- daquín de damasco carmesí: el choro alto, es corres-
rios, están blanqueados y curiosamente pintados: las pondiente y sólo falta, el que se encaja la Rexa: salido
dos porterías, aunque están enjarradas de mescla, no del choro, entró a la sala de profundis que es de diez
están blanqueadas, ni pintadas, por estar actualmen- y nueve varas, y inmediatamente al Refectorio que
te sirviendo de carpintería= llendo después por el es del mismo largo, el cual tiene su ambono [ambón],
claustro, que queda al poniente se salió un pasadiso, o una ventana pequeña, que se comunica con la coci-
tránsito que tiene cuatro puertas, dos en los extremos, na y puerta por donde sale á la soteguela correspon-
y de ellas una queda en el mismo claustro; y las otras diente a dicha cocina, á la que le entra la agua, en un
dos en los costados, y por la una de ellas, que está a tanque que se halla en una esquina, y también tiene
mano derecha, se entra a la sala del torno, que corres- su derrame, y su desague: De la soteguela, sigue otro

la edificación del convento de monjas dominicas en pátzcuaro


134 |
figura 4. reconstrucción del convento de monjas con base en el manuscrito de 1747. propuesta de josé martín torres vega.

tránsito, que corre para la dispensa, la que tiene como que está dentro de una pilastra por donde ha de que-
catorce varas de largo, pues tiene tanto largo, como an- dar la escalera, para el choro alto vuelto, al tránsito,
cho el de profundis, y Refectorio juntos. Vuelto otra al que se halla entre el de profundis y choro alto, vido,
tránsito, que está entre el choro bajo y de profundis, una escalera ó chaflán, que está a espaldas, del dicho
subió para el sur, y vido a su lado, y otro cinco piezas de profundis, refectorio, y cocina, y tiene dicha esca-
separadas serviles, para celdas, con un corral detrás, lera diez y nueve varas, y por ella se baja a un patio de
que se puede dividir, para dar soteguela, ó corral a cincuenta varas de largo, y cuarenta de ancho, y un
cada una de las dichas celdas, y detrás de la iglesia y chiflon que tiene una puerta para sacar basura, y cua-
camarín, ai un sitio que corre de oriente a poniente tro piezas baxas capaces de habitar, y de comunicarse,
que tendrá como treinta varas en que se pueden fabri- con la casa de dicho don Geronimo y en dicho patio
car celdas: ynmeditamente, entró a la sacristía, sigue hay un cercado de cal y canto con siete varas de alto:
una oficina, ópasadiso, que corresponde a la sacristía, el dicho patio linda por el sur, con unas casas conoci-
digo antesacristía exterior, y tiene un caxon por don- das por de la Moya y hoy pertenecen al convento, a el
de, se ha de administrar el vino y las ostias, y demás que se pueden agregar, tienen treinta varas de frente,
necesario y también tiene un confesionario; sigue la y veinte y ocho de centro y sino se quieren incluir al
sacristía, y un cuarto de predicadores, y contiguo al convento pueden servir para capellanes, mandaderos
dicho cuarto hay preparado sitio para una rexa, que se y otros sirvientes: y todas las expresadas oficinas, ex-
ha de fabricar = en la iglesia hay otro confesionario, cepto la sacristía exterior su antesacristía, y cuarto de

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los predicadores, están perfectamente acabados, unas blecido por la cronista de la orden, el padre de la
en ladrillo, y otras en entarimado de madera: la dicha religiosa mandó edificarle dentro del claustro “una
Sacristía, ante Sacristía, y cuarto de predicadores, tienen celda o casa conventual en toda forma con piezas,
asentadas las vigas de los techos, los que aún no están patio, baños y labrados de cantera en arcos, con-
cubiertos y el Mro. de la obra, que lo es Joseph de Nava, traminos y puertas, enteramente como era su casa
dixo que faltando solo esto, el poner la escalera del choro paterna”; y a decir de Gabriel Silva se trata de una
alto y el entablar, y blanquear las porterías, asegura, que reproducción a menor escala.26
dentro de quince días, estará perfectamente concluida
la fábrica: y lo firmó su señoría de que doy fee = entre A manera de reflexión
renglones de la Puerta de costado = bajo = en medio =
alto = vale ecs.do = refirió, que están = no vale […].23 El templo de este conjunto ha sido transformado
y adaptado en varios momentos; comenzó como
Además de lo identificado y que perteneció al hos- capilla del hospital en el siglo xvi, y para el xvii fue
pital de indios, se agregaron tres casas al conjunto: la intervenida y seguramente ampliada, pues para
de Gerónimo Zuloaga, la de Juana Rodríguez la Moya 1742 fue cedida y adaptada para convento de mon-
y la de Joseph Antonio de Bengoechea, por la cual se le jas; en tiempos de la exclaustración de las religiosas
pagaron del dinero que se había juntado 2,530 pesos.24 de nuevo fue intervenido varias veces y hoy se en-
Aunque en el convento de Pátzcuaro se observó vida cuentra abierto al culto.
común, hubo algunas religiosas a las que sus padres y fa- El convento de monjas dominicas de María In-
miliares les edificaron su propia celda, como fue el caso maculada de la Salud de Pátzcuaro se imbricó con
de María Anna Pimentel, quien ingresó al convento en el hospital de indios de Santa Marta, sin que ello
| 135
1753, permaneció durante 12 meses y pagó 150 pesos por significara la renuncia de la República de Naturales
los alimentos; después regresó, en enero de 1756.25 a un espacio simbólico que los convocaba a través
Tomó el hábito con el nombre de Ana María de de las cofradías y los oficios divinos; esto marcó la
Nuestra Señora de la Salud, y según lo dejó esta- singularidad material del conjunto.

23 ahcm, Diocesano, Gobierno, Religiosos, Dominicas, caja 257,


exp. 03, 180 f., 1747. 26 Gabriel Silva Mandujano, La Casa Barroca de Pátzcuaro, Mo-
24 Idem. relia, Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad
25 ahcm, Diocesano, Gobierno, Religiosos, Dominicas, caja 258, Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/Gobierno del Estado de
exp. 17, 82 f. 1757. Michoacán/Morevallado, 2005, pp. 140-141.

la edificación del convento de monjas dominicas en pátzcuaro


AliciA BAzArte MArtínez*/MAríA del cArMen VAlle BustAMAnte*

El pincel, la pluma y las cuentas


en el convento concepcionista
de la Encarnación de México
A don Guillermo Tovar de Teresa———————
por su libro de Los Lagarto1———————

Las portadas ilustradas de las cuentas del convento de Nuestra Señora de la Encarna-
ción de la ciudad de México durante el siglo xviii son uno de tantos ejemplos del arte
de la acuarela y la caligrafía que engalanó múltiples documentos de los monacatos fe-
meninos. Arte menor que no deja de ser grandioso y que está en espera de su rescate
en numerosos repositorios novohispanos. En esta investigación, dicho arte enmarca
las finanzas del convento.
Palabras clave: portadas, libros, cuentas, caligrafía, ilustraciones, contadoras, mayordomos.

C
136 |
orre la antepenúltima década del siglo xviii; en la mitad del mundo conocido
reina su majestad Carlos III y en el virreinato novohispano lo representa su
excelencia don Antonio María de Bucareli y Ursúa, Henestrosa y Lasso de
la Vega. Bajo su mandato se ejecutarán grandes obras hidráulicas en el valle
de México, se inaugurarán y mejorarán hospitales y se expandirán, aún más,
los confines septentrionales de la Nueva España al fundarse San Francisco en la Alta Cali-
fornia, la última joya de la agotada potencia descubridora y conquistadora española.
En Europa, el barroco ha sido abandonado progresivamente, vencido por el movimiento
neoclásico, pero en las tierras americanas continúa en boga ese estilo artístico caprichoso,
recargado y a veces grandilocuente; por lo tanto, los artistas pintores decoran con paciencia
la letra capitular y pueblan la hoja con animales, flores y plantas de los más variados tipos;
sus trazos son limpios y fluidos, producto de una práctica de varios años.
El oficio de iluminador no es algo reciente en la ciudad de México; la tradición de gran-
des acuarelistas y creadores de capitulares se remonta a los Lagarto; don Luis, el patriarca
de la familia y natural de Sevilla, llegó a la Nueva España cuando contaba con 30 años hacia
1586, y su hijo Andrés, ya nacido en el Nuevo Mundo, continuó su oficio dando muestras

* Escuela Superior de Economía, ipn.


1 Guillermo Tovar de Teresa, El rescate de la fantasía: el arte de los Lagarto, iluminadores novohispanos de los siglos
xvi y xvii, México, Fomento Cultural Banamex, 1988.

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Figura 1. libro de cuentas, hombres danzando, 1778. 30 x 20 cm. archivo General de la nación méxico (agn), renta de tabaco, vol.
3, f. 105.

de una sorprendente maestría en el dibujo y el co- nes conocidos de la civilización, le daría el toque de
lorido. Después, a lo largo del resto del Virreinato, color necesario; terminó su obra y no la firmó; aún
habrá muchos iluminadores con diferentes grados sigue siendo considerado un oficio, un arte menor,
de talento que decorarán innumerables documen- y al no haber registro de dicho encargo, permanece-
tos oficiales de los monacatos femeninos: libros de rá anónimo para los siglos venideros.
coro, libros de profesiones,2 portadas de las consti- El grupo de documentos que se muestra en este
tuciones y hojas de contabilidad conventual, entre estudio fue hecho durante un periodo de 25 años
otros. (1772-1797); es muy probable que dos o tres ilumi-
En el caso que nos ocupa, el hábil iluminador nadores hayan sido los autores de la decoración de | 137
deslizó con maestría el fino pincel; su labor de deco- los mismos, no es difícil aventurar dicha conclusión
rar las portadas de las cuentas, con la descripción de tomando en cuenta lo largo del periodo y las dife-
las finanzas, le fue encargada por las religiosas del rencias estilísticas que se establecen entre las cuen-
convento de la Encarnación, de la muy noble y leal tas y portadas aquí recopiladas.3
ciudad de México. Su trabajo fue prácticamente mo- Los trabajos en sí presentan diferentes grados
nocromático; los pigmentos de vivos colores eran de complejidad; vamos desde los documentos pre-
onerosos y las religiosas no quisieron excederse en sentados en las figuras 2, 6, 10 y 11 que son de
los costos, pero, con algunos acentos de grana cochi- una calidad y riqueza notable, hasta la sencillez
nilla, ese producto maravilloso que desde el siglo xvi 3 Debemos mencionar que no sólo se ha localizado este tipo de
volvió famosa a la Nueva España, en todos los confi- portadas para el convento estudiado; basta hacer una revisión de
los catálogos de ilustraciones del Archivo General de la Nación
2 Concepción Amerlinck, nos ofrece un ejemplo de libros de (agn) para apreciar las portadas de cuentas de haciendas, cofra-
profesiones ilustrados profusamente con acuarelas: “La pintura días, conventos, etc. En 2004, como resultado del proyecto de
en los libros de profesiones de las concepcionistas novohispa- investigación SIP-IPN 20040297: Economía, cuentas e iconografía,
nas”, en La orden concepcionistas, actas del I congreso Internacio- en la Escuela Superior de Economía del ipn se llevó a cabo una
nal V centenario, 1489-1989, vol. II, León, Universidad de León, exposición en donde pudimos recrear la historia de la economía
1990, pp. 161-172; asimismo en el Archivo Histórico “José María de la época prehispánica a la actual a partir de la iconografía de
Basagoiti Noriega”, del Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaí- portadas de contabilidades. Por otro lado la técnica de la acuare-
nas, podemos admirar los libros de cuentas de los colegios de la también fue usada para retratos y frescos, pero es el libro de
San Ignacio de Loyola y de Nuestra Señora de la Caridad engar- Guillermo Tovar de Teresa, op. cit., el que nos explica la impor-
zados bellamente por los pintores novohispanos; mencionamos tancia de este tipo de iluminación en documentos e impresos
sólo dos casos pero la lista de este tipo de arte sería interminable. durante los siglos xvi y xvii.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


extrema, pero agradable, de los de las figuras 19, Pero si las acuarelas atrajeron de inmediato
20 y 21.4 nuestras miradas, al hojear los expedientes evoca-
Técnicamente los iluminadores de otras épocas mos a los escribanos de aquellos tiempos, expertos
trabajaban con temple, acuarela o tinta, todos he- en elaborar las cuentas del convento de la Encar-
chos de maneras artesanales por ellos mismos; al nación, que con su oficio nos heredaron el mejor
ser las anteriores técnicas de agua, se vuelve muy testimonio de la destreza en el manejo de la pluma
difícil —sin hacer un peritaje profesional— distin- creaba una forma caligráfica personalizada que, al
guir una técnica de otra. encadenarla con otra, hacía surgir las palabras, ya
En sentido literal, temple significa cualquier fuera para contar historias, para consignar genealo-
sustancia usada para aglutinar un pigmento pulve- gías o simplemente como el amanuense de la Edad
rizado; hacia el siglo x, en Europa se desarrollaron Media copiaba textos literarios para el beneplácito
paralelamente las emulsiones para pintar y para de los enamorados y viajeros, y en ocasiones exper-
iluminar manuscritos; los más importantes solían to en las matemáticas, testimoniaba las finanzas de
hacerse sobre papel avitelado o piel, y la emulsión múltiples instituciones; pero en todos los casos im-
al temple se adecuaba naturalmente a una base que primía un toque artístico a sus escritos que en la
contuviera grasa animal. La mezcla de panes de oro actualidad no dejan de admirarnos al contemplar
y pintura al temple es característica no sólo de los cada una de las páginas por su sorprendente lim-
manuscritos decorados, sino de la pintura medieval pieza.
sobre tabla que se usó en el arte Bizantino y Romá- El contador en su scriptorium frente a su co-
nico, y sobrevivió hasta el siglo xvi. lección de plumas de cañón hecha con rémiges5
Lo más usado en esa época para iluminar per- de oca, ganso, pavo real, cuervo, de acuerdo con
138 |
gaminos era un temple a base de clara de huevo el tipo de trazo que le exigía su trabajo, se ex-
y agua; a esta emulsión se le iba agregando el pig- playaba en su labor, pues no hubo ninguna otra
mento que se fuera a utilizar; es muy probable que herramienta de dibujo que pudiera producir tal
este procedimiento, o uno muy parecido, fuera el variedad de textura y revelar tan nítidamente
usado por los iluminadores novohispanos; la extre- la escritura personal de un artista. En cuanto a la
ma fluidez y secado rápido de este medio permite tinta, que tenía a la mano, por ser la más usada
detalles finos que se vuelve extremadamente com- durante el siglo xviii, fue la ferrogálica, solución
plicado conseguir con otras técnicas. acuosa formada a partir de sales de hierro y ácido
Las portadas que nos ocupan son también un re- gálico, o tánico, formando un complejo orgánico
sumen de los símbolos sagrados que acompañaron metálico de color oscuro, aglutinado, por lo ge-
a las religiosas en el transitar de su vida, pero que neral con goma arábiga; la calidad de esta tinta,
aún son emblemas de la religión católica: el pez en muchas ocasiones, hecha por el mismo escri-
que nos recuerda a los primeros cristianos, flores, bano, permitió que se conservara hasta nuestros
lunas, pájaros, soles, de los que se nutrían sus jar- días.
dines y que iluminaban la existencia de las monjas En cuanto al tipo de caligrafía, la que se
en su encierro. utilizó en la mayoría de los documentos del

4 Fue el artista pintor Jorge Vallejo Murillo quien nos hizo notar 5“Remera, pluma de las alas de las aves”, disponible en http://
las diferencias entre un pincel y otro. Le damos las gracias por www.wordreference.com/definicion/remiges; consultado en
su apoyo. mayo de 2014.

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El convento de la Nuestra Señora de la Encarnación
de religiosas concepcionistas se fundó el 30 de marzo
de 1593, el día de los “cinco panes”, “es decir, cuando
el Evangelio recordaba el milagro de los panes y los
peces. Fueron sus fundadoras cinco monjas profesas
del convento de la Concepción”.6 Durante la exclaus-
tración, en 1861 las 44 religiosas fueron congregadas
en el convento de San Lorenzo, en febrero de 1863
regresaron a su convento pero al mes siguiente fue-
ron enviadas al convento de la Enseñanza Antigua y
nunca más regresaron a sus dominios.7

A partir de 1863, el edificio se dedicó a múltiples


usos: fue sede de la Sociedad de Geografía y Estadís-
tica, del Ministerio de Gobernación, Escuela de Ju-
risprudencia (1867), ahí estuvo también la Lotería
Nacional y luego la Escuela Nacional de Niñas. En
tiempos de Porfirio Díaz fue Escuela Normal de Se-
ñoritas; finalmente, en 1922, durante el tiempo del
licenciado José Vasconcelos, se adaptó el edificio
para oficinas de la Secretaría de Educación Pública,
| 139
mismo que se inauguró el 9 de julio de 1922, y hasta
la fecha se conserva en ese uso.8
Figura 2. carátula de cuaderno de cuentas, 1778. 31 x 21 cm. agn, bienes nacionales,
leg. 1278, caja 1676, exp. único. Durante la vida activa de la comunidad, en ese
recinto se rigieron por la Regla y Ordenaciones de
siglo xviii fue la cursiva, que proviene del latín las Religiosas de la Limpia e Inmaculada concepción,
curro, que significa correr, por ser el tipo de en la que destaca las funciones de la abadesa, de la
letra que permitía escribir rápidamente sin ol- contadora y de la ecónoma, tres religiosas encarga-
vidar la agilidad y destreza del escribano, para das de la administración del convento. Sus funcio-
la comprensible lectura de su obra. nes eran:
Pero al arte del pincel y la pluma se suma-
ron las cuentas que tenían que rendir e incre- Abadesa: Esmérense mucho las monjas y pongan so-
mentar los haberes de múltiples instituciones; lícito cuidado de elegir tal Priora, que resplandezca
por lo tanto, en esta ocasión el corpus de do- por virtudes y que presida más por santas costum-
cumentos contables del convento de Nuestra bres, que por oficio, y que gobierne su comunidad
Señora de la Encarnación nos ofrece la pauta con honesta y ejemplar vida, de suerte que movidas
para comprender lo que fue una floreciente 6 María Concepción Amerlinck de Corsi, convento de monjas,
economía monacal en la segunda mitad del fundación en el México virreinal, México, Centro de Estudios de
Historia de México (Condumex), 1995, p. 72.
siglo xviii, en plenas reformas al episcopado 7 Ibidem, p. 75.
mexicano. 8 Ibidem, pp. 75-77.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


por su ejemplo, la obedezcan, más por amor que por ancianas, y de mayor confianza, que sea depositaria
temor, no tenga singulares aficiones, y consuele a las de todos los dineros que se dieren, y pertenecieren a
afligidas, socorra a las atribuladas, no falten en ella los cualquiera religiosa, los cuales tenga y guarde, y de
remedios saludables a las enfermas […] corrija a sus ellos irá socorriendo las necesidades particulares que
hermanas con caridad. tuviere la religiosa a quien pertenecen.
Sea vigilante como Madre común de mandar Y esto sea y se entienda que a tal religiosa los ha de
igualmente a las religiosas con prudente discreción, haber recibido con licencia de la priora, para poderlos
considerando las condiciones y calidades de las per- poner en el depósito en poder de la depositaria. La
sonas, guardando igualdad y justicia entre ellas, como cual ha de tener y guardar y no lo podrá prestar todo
conviene a su oficio, procurando que en el conven- ni parte de ello, sin licencia de la (abadesa), y consen-
to haya temor y amor de Dios Nuestro Señor, que se timiento de la que se lo entregó y si contraviniere a
guarde la regla y constituciones, que sigan todas la ello, será castigada por la (abadesa) conforme fuere la
comunidad y para que esto se ejecute […] sea la pri- culpa más o menos grave.10
mera que así con su persona como en su modestia y
vestuario, comida y cama, de buen ejemplo a toda la El Mayordomo:11
comunidad.
Todas las monjas tendrán puntual obediencia a La responsabilidad de la administración de un con-
la Priora, será respetada y reverenciada como prela- vento recaía en la priora, pero siempre auxiliada por
da, cabeza y madre de todas las religiosas y tendrá un mayordomo (contador o economista), que vigilaba
autoridad de mandar como queda dicho y de peni- de cerca los intereses del convento, era el enlace con
tenciar, corregir y castigar a las que no guardaren su el exterior; los mayordomos eran en ocasiones de una
140 |
profesión. honradez intachable y en otras dejaban mucho que
Visitará algunas veces las oficinas del convento, desear, pero en gran medida el auge o la decadencia
para que sepa lo que en ellas se hace, y cómo se pro- económica del convento dependía en gran parte de
cede y hará proveer a las oficialas de lo que han me- las inversiones que éstos hicieran, el ser mayordomo
nester, para que hagan bien sus oficios.9 en la época virreinal equivalía a detentar un prestigio
social y un cierto bienestar económico que hacía de
Contadora, ecónoma, depositaria: la profesión el medio idóneo para manejar capitales,
desarrollar estrategias de inversión financiera y hacer
Para que mejor se guarde la santa pobreza, que las del convento una institución de crédito.12
religiosas libremente profesaron, se ordena que en
este convento haya una religiosa de las más virtuosas En las cuentas que presentamos hoy, son la aba-
desa y la contadora quienes las firman, dando su
9 Las reglas y constituciones de otros conventos también expli-
can con detalle los oficios en los conventos, como en la Regla
y constituciones, que por autoridad apostólica deben observar las 10 Idem.
religiosas jerónimas del convento de San Lorenzo de la ciudad de 11 “Mayordomo”, el que tiene cuidado del gobierno de la casa de
México, Impresas a Diligencia, solicitud, y expensas de la R.M. Do- un señor, quasimaiordomus, lat. y griego aeconomus, Real Acade-
minga de la Presentación, priora, que ha sido, y ahora es actual de mia Española, Diccionario de Autoridades, COV M 1611, p. 1066,1.
dicho convento. Quien las consagra y dedica a su insigne padre y Sus funciones las podríamos definir como el de un economista.
patriarca el máximo doctor de la Iglesia San Jerónimo, con licencia 12 Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A.
de los superiores, México, Herederos de la viuda de Francisco Tronco Rosas, El convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867),
Rodríguez Lupercio, en la puente de Palacio, 1707, pp. 9-12. México, ipn, 2001, p. 365.

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Figura 3. Firma de la abadesa y la contadora, cuenta de 1776, s.p.

visto bueno; pero quien se encargó de hacerlas y


balancearlas fue el mayordomo del convento, el li-
cenciado don Diego de José Retana; puesto que la
caligrafía de las cuentas es muy diferente a las fir-
mas de las religiosas, como mencionamos fueron
los contadores y mayordomos los expertos en cua-
drar este tipo de documentos (tabla 1). En cuanto
a las ilustraciones, pensamos que tampoco fueron
hechas por las religiosas sino por el mismo calígra-
fo o un experto en acuarelas, como ya señalamos,
quien las elaboró de acuerdo con lo reportado por el
mayordomo, como se puede apreciar en la figura 3.

| 141
El sostenimiento de un convento requería de fuertes Figura 4. carátula de la cuenta décima séptima, 1773. 31 x 21 cm. agn, bienes
nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.
sumas de dinero, ya que se tenía que pagar la alimen-
tación, el vestido y el calzado de las monjas; cubrir
los salarios de las sirvientas, del padre capellán, […] Ahora bien, desde la llegada de los españoles se
del médico, del boticario, del cirujano, del barbero y del usó el sistema de la partida doble, es decir, de cargo
administrador [o mayordomo], entre otros; mantener y data, ajustando el balance bajo el nombre de resul-
los edificios, solventar los gastos de celebración de tado, resolución, cuadrante o alcance. Actualmente
misas y del culto, así como costear los pleitos y los lo llamamos: cargo, abono y balance.14
litigios en los que constantemente estaban involucra- En lo que corresponde a cargo, en las cuentas se
dos los conventos (sobre todo por la administración anotó todo lo que el convento recibía y data; eran
de sus propiedades).13 todos los gastos del mismo. Tomando como ejemplo
la “Cuenta Décima Nona de gruesa, Arca de difun-
El corpus que tenemos consta de 12 cuentas que tas, y obras pías del Convento de Nuestra Señora de
abarcan del 1 de marzo de 1772 al 31 de diciembre la Encarnación, presentada por la Abadesa, y Con-
de 1797, tiempo en que fue contadora Micaela de la tadora de él. Que comprende el tiempo corrido des-
Santísima Trinidad, quien seguramente pagó las de tres de septiembre de 1776 hasta treinta y uno
ilustraciones de las cuentas.
14 Fue en el siglo xv cuando el fraile franciscano Luca Paccioli
13 Gisela von Wobeser, El crédito eclesiástico en la Nueva España, escribió en Italia el primer tratado de contabilidad llamado de
siglo xviii, México, unam, 1993, p. 51. partida doble.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


Tabla 1. Responsables de las finanzas del convento de la Encarnacióna
cuenta Fecha Responsables
Décima Séptima. Del 1 de marzo de 1772 al 31 de Abadesa: Manuela de San Bernardo. Contadora: María Micaela de la
agosto de 1773. Santísima Trinidad. Mayordomo: licenciado Diego Josef Retana
Vigésima. Del 3 de septiembre al 31 de Idem.
marzo de 1778
Vigésima Prima. Del 1 de abril de 1778 al 2 de Idem. Mayordomo: don Antonio Zorrilla de Hoyos.
octubre de 1779.
Vigésima Segunda. Del 3 de octubre de 1779 al 30 de Abadesa: Clara de San Joseph. Contadora: María Micaela de la Santí-
septiembre de 1781. sima Trinidad. Mayordomo: idem.
Vigésima Cuarta. Del 5 de octubre de 1783 al 31 de Idem.
diciembre de 1785.
Vigésima Quinta. Del 1 de enero de 1786 al 25 de Vicaria: María Manuela de San Pablo. Contadora: María Micaela de la
noviembre de 1785. Santísima Trinidad. Mayordomo: idem.
Vigésima Sexta. Del 26 de noviembre de 1785 al Abadesa: María Manuela de San Pablo. Contadora: María Micaela de
31 de diciembre de 1787. la Santísima Trinidad. Mayordomo: don Bernardo Ruiz de Conejares
Vigésima Séptima. Del 1 de enero de 1788 al 31 de Idem.
enero de 1788.
Vigésima Octava. Del 1 de enero al 31 de diciembre Abadesa: Manuela de los Dolores. Contadora: María Micaela de la
de 1789. Santísima Trinidad. Mayordomo: idem.
Vigésima Nona. Del 1 de enero al 31 de diciembre Idem.
de 1790.
Treinta. Del 1 de enero al 31 de diciembre Idem.
de 1791.
Trigésima sexta. Del 1 de enero al 31 de diciembre Idem. Mayordomo: don José Fernández de Llar.
de 1797.
a Elaboración propia, con base en las cuentas de 1772 a 1797. agn, Bienes nacionales, leg. de 1278, caja 1676, exp. único.
142 |

Figura 5. resolución de la cuenta de 1778, s.p.

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Tabla 2. Cuenta décima nona de gruesa de 1776
cargo
1. Cuenta antecedente que resultó de alcance a favor del convento (lo que se tiene en arcas). 10,167.1.3.
2. Lo que el mayordomo entregó a la contadora semanalmente de las ganancias de sus inver-
siones. 72,671.2.6.
3. Por lo devengado del mayorazgo de Villanueva. 3,083.2.0.
4. Alimentos de novicias que tomaron el hábito. 400.0.0.
5. Dinero que se entregó al convento para que se emplee en el pago de limosnas de señoras
religiosas pobres y vergonzantes del siglo. 74.0.0.
6. Dinero que el maestro platero don Juan José Montes de Oca devolvió al convento por haber
cobrado de más. 17.0.0
7. Importa el cargo: 86,413.P.3.
Data
8. Dinero introducido en el arca del convento. 10,167.1.3.
9. Sustento. Se entregó semanalmente al convento para su sustento durante un año. 27,835.3.0.
10. Reservas. Se pagó a las religiosas semanalmente durante un año de reservas (la contadora entregaba a
las religiosas para sus gastos). 5,623.0.0.
11. Sacristía y otros gastos. Sacristía, enfermería, aquilando [sic], fiestas de obligación del convento, para el arreglo del
coro, para el aniversario general, Semana Santa, aceite de la lámpara y adorno del monumen-
to, entierros, honras y cabos de año de las religiosas.a 43,625.4.3.
12. Misas. Misas que se hayan dotadas (de capellanías). 653.0.0
13. Rentas. Rentas pagadas a algunas señoras religiosas de rentas particulares que gozan (por herencia
de sus padres). 1,243.2.6.
14. Fiestas y dotaciones. Para fiestas y dotaciones. 3,371.2.0.
15. Asignaciones. A la enfermería. 984.1.0. | 143
16. Salarios. Salarios a capellanes, sacristán, mayordomo y otros. 5,597.5.6.
17. Censos. Réditos de censos a que está gravado el convento por los intereses correspondientes a un año. 502.4.0.
18. Reparos. Por aderezos del convento y sus fincas. 5,169,4.0.
19. Gastos judiciales. Erogados por gastos judiciales. 1,260.4.6.
20. Bulas. Bulas de la Santa Cruzada repartidas el año de 1777 a las religiosas. 19.6.0.
21. Gastos extraordinarios. Compostura de algunas casas, principalmente en las losas del piso y empedrados. 14,299.7.0.
22. Nuestra Señora Por estar en el convento la soberana imagen de Nuestra Señora de Loreto fue preciso gastar
—--.de Loreto. en su culto. 983,4.0.
23. Importa la data: 80,291.7.9.
Resolución
24. Cargo. 86,413.0.3.
25. Data. 80,291.7.9.
26. Alcance a favor del convento. 6,121.0.6

a Nota que les envía el contador de la curia por el exceso de gasto en los entierros de las religiosas, a lo que se defienden continuando con
la costumbre de hacer exequias dignas a sus hermanas: “Que a cada religiosa que fallece se le hace su entierro con decencia, y moderación
religiosa, como es constante y a los nueve días se le hacen sus honras, todo lo que tiene de costos los ochenta y ocho pesos que ponemos.
Después se le hace un sufragio de cabo de año, que tiene de costo veinte pesos de que se deduce, que no es lo mismo. Honras, que cabo
de año. En lo antecedente el costo de música, honras, y cabo de año se hacían de los expolios de las señoras religiosas, que fallecían para lo
cual se vendían éstos; pero habiéndose servido el Exmo. Sr. Arzobispo Dr. Don Francisco Antonio de Lorenzana por su Superior Decreto de
veinte y dos de marzo de mil setecientos sesenta, y ocho, mandar que la comunidad haga los sufragios de sus hermanas de los intereses del
convento, con la moderación religiosa y arreglo a nuestras constituciones, en cumplimiento de este mandato, hemos cargado al convento el
costo de entierro, honras, y cabo de año, con lo que damos satisfacción a dicha nota, y para su constancia presentamos el expresado decreto
a fojas del libro de instrumentos de comprobación”.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


144 | Figura 7. ilustraciones de la cuenta décima nona de gruesa de 1776, s.p.

Figura 6. carátula de la cuenta décima nona de gruesa de 1776. 31 x 21 cm. agn, bienes
nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.

Figura 8. ilustraciones de la cuenta décima nona del arca de difuntas de 1773, s.p.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Tabla 3. Cuenta Décima Nona del Arca de Difuntas de 1773
cargo
1. En el arca del año anterior 10,233.0.0.
2. En el arca durante el periodo 4,590.0.0.
3. CARGO 14,823.0.0.
Data
4. Reservas Se entregó mensualmente a las religiosas 1,192.0.0.
5. Abadesa Se entrego a la abadesa 250.0.0.
6. Enfermería Se entregó para gastos de enfermería 75.0.0.
7. Boticario Se pagó a Don Gregorio Meléndez boticario del convento 187.4.0.
8. Médico Se pagaron al médico del convento 74.0.6.
9. Moza conventual Se le pagaron a la moza 2 pesos por mes, mas lo que se le debía 38.0.0.
10. Moza Enfermera A la moza enfermera 4 pesos por mes más otro poco 76.0.0.
11. Mozo Sacristán 250.0.0.
12. Sacristía Gastos sacristía 250.0.0.
13. Sacados para imponer Se le dio en depósito a Don Francisco Herrero del arca (préstamo) 2,178.0.0.
14. MONTA LA DATA 14,278.4.0
Resolución
15. CARGO 14.823.0.0.
16. DATA 14,278.4.4.
17. ALCANCE A FAVOR DEL ARCA DE DIFUNTAS 544.3.6.
NOTA: A esta arca de difuntas se den trece mil novecientos noventa y cinco pesos, que en ocho de octubre de mil setecientos setenta y
uno se sacaron de ella para la compra del Mesón de Santa Anna. Con más de doce mil y cien pesos sacados en esta cuenta, que uno y
otro hace la cantidad de veinte y seis mil noventa y cinco pesos los que se le deberán reemplazar de las exhibiciones primeras o de los
alcances, que hubiere. Se advierte lo anterior para que se tenga presente.

Tabla 4. Cuenta Décima Nona de Obras Pías de 1776


| 145
cargo
1. Dinero para las pobres vergonzantes y las señoras religiosas en el arca y
por las dotaciones del Lic. González, 1,010.5.9.
2. Rentas del convento 2,872.7.0.
3. CARGO 3,883.4.2.
Data
4. Obra Pía de Huérfanas Se depositó en el arca de Dotes de Huérfanas 1,166.6.0.
5. Repartimiento a religiosas pobres y Limosna a religiosas pobres del convento y a las vergonzantes
—.demás 1,607.3.6.
6. Hora de Nuestra Señora de Guadalupe Para las religiosas que rezaron en el convento la hora a Nuestra Señora de
Guadalupe el 12 de diciembre 94.2.0.
7. Misas de renovación y limosnas Limosna a la madre sacristana para las misas de renovación y para las
religiosas pobres del convento. 150.0.0.
8. Dotaciones de la madre Inés de San La pagó el señor Mariscal de Castilla por réditos de un préstamo de cinco
—.Xavier mil pesos sobre su casa de la Caja del Agua. 416,4.6.
9. Dotaciones del licenciado González El licenciado González, dejó rentas de unas casas que tenía y con ello se
dieron anualmente cien pesos a la madre sacristana para las misas que
dejó pagadas y ciento ochenta y cuatro pesos distribuidos a las religiosas el
día de la Purísima Concepción el 8 de diciembre 284.0.0.
10. MONTA LA DATA 3,719.0.0
Resolución
11. CARGO 3,883.4.9.
12. DATA 3,883.4.9.
13. ALCANCE AFAVOR DE LAS OBRAS PIAS 164.4.9.
NOTA: Se sacaron del libro del arca de huérfanas tres mil y seiscientos pesos para completar veinte y cinco mil pesos que se dieron (en
préstamo) a Francisco Herrero.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


Figura 9. ilustraciones de la cuenta de 1776, s.p.

146 |

Figura 10. portada de la cuenta vigésima primera, 1779. 31 x 21 cm. agn, bienes Figura 11. portada de la cuenta vigésima segunda, 1781. 31 x 21 cm. agn, 979/1941,
nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único. bienes nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.

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Tabla 5. Haberes en las arcas del convento
a finales de 1776
Alcance de la gruesa a favor del convento 6,121.0.6
Alcance del arca de difuntos 544.3.6
Alcance de las obras pías 164.4.9
TOTAL 6,829.9.1

Figura 12. ilustración de la cuenta de 1778.

de marzo de 1778”, analizaremos lo que se recibía y


gastaba en el convento mencionado (tabla 2). dignísimo arzobispo de México, quien les daba su
Pero además de estos cargos y abonos, el con- visto bueno. Y las devolvía con la leyenda: “Con la
vento manejaba cuentas sumamente importantes: revisión hecha por el contador General de la Curia
que eran las que se referían al Arca (o caja) de Di- Eclesiástica”.16
funtas, que consistían en el efectivo o lo resultante Nos interesamos por estudiar estas cuentas,
de los bienes de las religiosas que fallecían (tabla 3). puesto que el convento de la Encarnación, duran-
Otro rubro importante en las cuentas de los te todo el siglo xviii, tuvo una economía florecien-
conventos fue la administración de las obras pías o te, pues desde mediados de dicho siglo ocupaba el
piadosas, aquellas en que una persona caritativa o primer lugar en las inversiones de los conventos de
pariente de alguna monja dejaba dinero o bienes a monjas de la ciudad de México (tabla 6).
los conventos para socorrerlos, a cambio de que las Además, el periodo abarcado por ellas en este
religiosas rezaran por el eterno descanso de su alma estudio coincidió con la implantación de la vida
(tabla 4). común en los conventos novohispanos de religio- | 147
Una vez terminados estos balances se ponía la sas, reforma llevada a cabo por el arzobispo Alonso
leyenda: “Y en la forma referida tenemos finaliza- Núñez de Haro y Peralta, la cual consistió en que to-
das estas cuentas, que van ciertas, y verdaderas a das las religiosas de los conventos tenían que tener
todo nuestro leal saber, y entender, salvo yerro”, y un dormitorio común, así como preparar y tomar
quedaban aprobadas por la abadesa y la contadora. los alimentos en forma conjunta, además de sacar
Así, tenemos que la cantidad que contenían las de las cláusulas a las sirvientas y niñas que vivían
tres arcas del convento, en dinero contante y so- con las religiosas. Estos cambios en la vida conven-
nante, fue de 6,829 pesos, 9 reales y 1 grano. Estas tual provocaron fuertes controversias, lo que obligó
cuentas debían ser aprobadas anualmente por el a que las nuevas novicias que profesaron a partir
prelado, es decir, el arzobispo de México; en nues- de 1774 tuvieran que ajustarse a los nuevos ordena-
tro caso se presentaron al arzobispo Alonso Núñez mientos del episcopado mexicano.17
de Haro y Peralta,15 del consejo de su majestad y
16 agn, Bienes Nacionales, Carátula de cuaderno de cuenta,
15 Doctor Alonso Núñez de Haro y Peralta (Villagarcía del Lla- 1778, leg. 1278, s.p.
no, España, 31 de octubre de 1729-México, 26 de mayo de 1800). 17 “En 1774 Carlos III expidió una real cédula a los virreyes don-
Fue arzobispo de México desde el 12 de septiembre de 1771 has- de pedía que en todos sus dominios de América se practicase la
ta su muerte, y virrey de la Nueva España desde el 8 de mayo vida común (también llamada de caldero u olla común) en los
de 1787 hasta el 16 de agosto de 1787. En 1771 fue nombrado conventos femeninos de religiosas calzadas, por ser conforme al
arzobispo de México, y entre 1786 y 1787, fue virrey de la Nueva concilio tridentino y por el grado de perfección que conllevaba
España; llevó a cabo las reformas al episcopado mexicano, en su observancia. Tal reforma significaba un giro drástico en el
especial la de la vida en común en los conventos femeninos. quehacer cotidiano monacal: dormir en una habitación común,

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


Tabla 6. Inversiones de conventos de monjas de la ciudad de México. 1750-1751

148 |

Figura 13. ilustración de la cuenta de 1781, s.p.

Nos preguntamos qué habrá pensado el dicho


prelado al aprobar estas cuentas tan bien hechas y
tan artísticamente presentadas. En todas ellas se ob-
tuvo un excedente importante a favor del convento,
expulsar de la clausura a las niñas y la mayoría de las criadas y
consumir de un solo caldero”; Mina Ramírez Montes, “Del hábi-
to y de los hábitos en el convento de Santa Clara de Querétaro”,
en Manuel Ramos Medina (coord.), El monacato femenino en el
imperio español, monasterios, beaterios, recogimientos y colegios,
Figura 14. portada de la cuenta vigésima sexta, 1787. 31 x 21 cm. custodia. agn,
México, Condumex, 1995, p. 569. 979/1944, bienes nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.

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en donde no aparecen afectadas sus finanzas por la del convento de la Encarnación a finales del pe-
implantación de la vida en común. En la última de riodo virreinal.
ellas, de 1797, el saldo a favor del convento fue de Nuestro deseo es que en este trabajo estén repre-
10,645 pesos, 6 reales, 9 gramos. Su prelado moriría sentados todos los mayordomos y las contadoras,
tres años después. definidoras o ecónomas, que hicieron posible la bue-
De esta manera podríamos concluir que sor na administración de las finanzas de los monacatos
María Micaela de la Santísima Trinidad fue una femeninos novohispanos, pero que además dejaron
excelente contadora, y que al lado de los mayor- testimonio del amor a su oficio heredándonos bellísi-
domos mencionados acrecentaron los haberes mas ilustraciones de un arte que aún está por valorar.

Apéndice. Ilustraciones de cuentas

| 149

Figura 16. cuenta vigésima quinta, 1786. 31 x 21 cm. agn, bienes nacionales, leg. 1278, caja
1676, exp. único.

Figura 15. portada de la cuenta vigésima cuarta, 1785. 31 x 21 cm. agn, bienes
nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.

el pincel, la pluma y las cuentas en el convento concepcionista de la encarnación


Figura 17. portada de la cuenta vigésima séptima, 1788. 31 x 21 cm. agn, bienes Figura 18. portada de la cuenta vigésima nona, 1790. 31 x 21 cm. agn, bienes nacionales,
nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único. leg. 1278, caja 1676, exp. único.

150 |

Figura 19. portada de la cuenta vigésima octava, 1798. 31 x 21 Figura 20. portada de la cuenta treinta, 1791. 31 x 21 cm. agn, Figura 21.
cm. agn, bienes nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único. bienes nacionales, leg. 1278, caja 1676, exp. único.

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CeCilia Palomar Verea*

La morada de los ángeles:


el convento de Santa Mónica
de Guadalajara
El convento de Santa Mónica de Guadalajara, de agustinas recoletas, se fundó de ma-
nera oficial en 1720, después de más de 20 años de empeñosos esfuerzos y negativas.
El mayor impulsor de su establecimiento fue el jesuita Feliciano Pimentel, quien di-
rectamente estuvo a cargo de la construcción del inmueble, del cual en la actualidad
sólo se conserva la iglesia conventual y la arquería del claustro principal.
Palabras clave: convento, Feliciano Pimentel, fundación, agustinas recoletas, Nueva
Galicia.

L
as órdenes femeninas fueron instalándose en la Nueva España en la se-
gunda mitad del siglo xvi: las concepcionistas (1540), las clarisas (1570), las
jerónimas (1585), las agustinas de San Lorenzo (1582),1 las dominicas de
Santa Catalina de Siena (de la Orden de Predicadores, 1583),2 las carme- | 151
litas (1604, en Puebla), la orden del Salvador (de Santa Brígida, 1735) y la
Compañía de María, con la función clara de enseñanza (1754).3
Así pues, se fueron consolidando las diferentes congregaciones religiosas femeninas en el
Nuevo Mundo, principalmente en la ciudad de México, pero también en las otras ciudades im-
portantes del reino: Puebla, Oaxaca, Guadalajara, Querétaro, San Miguel el Grande, Valladolid.4
Al paso del tiempo, el crecimiento y el auge de distintas poblaciones fue dando pie a
nuevas fundaciones conventuales que respondieran a la creciente demanda en las diversas
regiones de la Nueva España.
Las fronteras del reino de la Nueva Galicia fueron avanzando hacia las regiones del
norte, donde se irían estableciendo misiones y presidios, y luego reales de minas y po-

* Universidad de Guadalajara.
1 De donde se expandirían hacia los conventos de Santa Mónica de Puebla (1688), Nuestra Señora de la Soledad
en Oaxaca (1697) y Santa Mónica de Guadalajara (1720).
2 De ahí se desprenden Santa María de Gracia (1588) y Jesús María (1722) en Guadalajara.
3 Josefina Muriel, Conventos de monjas en la Nueva España, México, Santiago, 1946, pp. 21-450.
4 Además de la pionera Josefina Muriel, los conventos de monjas han sido estudiados en sus diferentes aspec-
tos por Asunción Lavrin, Concepción Amerlinck, Rosalva Loreto, Manuel Ramos Medina, Margaret Chowning
y Antonio Rubial, entre otros. Acerca de beaterios y conventos, véase Carmen Castañeda, “Relaciones entre
beaterios, colegios y conventos femeninos en Guadalajara”, en Manuel Ramos (coord.), El monacato femenino en
el imperio español, Memoria del II Congreso Internacional, Homenaje a Josefina Muriel, México, Condumex, 1995,
pp. 455-475.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


blaciones de vocación agrícola. El crecimiento y en común y el voto de pobreza; la recolección lo
la expansión implicaban una mayor población de- hace más evidente. Así se confirman todas estas
mandante de los servicios que debía proporcionar características en las Reglas dadas por nuestro padre
Guadalajara como polo regional, capital del reino y San Agustín a sus monjas, constituciones que han de
sede del obispado. guardar las Religiosas Agustinas Recoletas de Santa
Las primeras fundaciones religiosas femeninas Mónica, impresas para el convento de la ciudad de
en la ciudad de Guadalajara fueron el convento de Puebla, y después, en 1823, para el de Guadalajara.8
las dominicas de Santa María de Gracia y el de las Las agustinas pasaron a México a finales del si-
carmelitas de Santa Teresa, a los que algunas déca- glo xvi; en el xvii se establecieron los conventos de
das después les seguiría el de las agustinas recoletas Puebla y Oaxaca, y fue a principios del xviii cuando
de Santa Mónica. se fundó su convento en Guadalajara.
Lo único que queda del convento en la actuali- La investigación se llevó a cabo con base en los
dad es su iglesia, en las calles de Reforma y Santa documentos del convento de Santa Mónica resguar-
Mónica, en el centro de Guadalajara.5 El convento dados en el Archivo de la Arquidiócesis de Guadala-
en sí fue destruido a principios del siglo xx para eri- jara (ahag) y en la Biblioteca Pública del Estado de
gir en su lugar el seminario tapatío, que conservó Jalisco (bpej). En ambas instituciones existen fuen-
las bases fundamentales de la construcción ante- tes originales de gran valor donde se han recogido
rior, según señala fray Luis de Palacio6 (y que luego testimonios de la época con los cuales se recupe-
de la Revolución sería sede de la xv Zona Militar); ran fragmentos de la vida cotidiana que ayudaron a
del antiguo edificio sólo se conservó la arquería del conformar esta investigación acerca de la evolución
claustro, llamado “patio de los ángeles”, que hoy en de una comunidad de mujeres durante un siglo y
152 |
día está dentro del edificio originalmente planeado medio en un contexto sumamente cambiante, que
para El Colegio de Jalisco, a un costado de la iglesia vio la transformación de esta parte de la Nueva Gali-
de San Sebastián de Analco. cia en el estado de Jalisco y la del reino de la Nueva
La orden de monjas agustinas existe desde los España en el México independiente.
primeros tiempos de las órdenes religiosas feme- Este trabajo forma parte de uno más amplio, es-
ninas, pero en su modalidad de recolección apare- tructurado en cuatro apartados; en esta ocasión sólo
ce en España en el Siglo de Oro, con las reformas estará enfocado en el primero, donde se encuentran
del agustino fray Luis de León (1521-1591).7 Desde los antecedentes de la construcción y fundación de
sus orígenes, la orden agustina observaba la vida este convento, cómo llegó a conseguirse la licencia
5
real para ello y los primeros tiempos de la vida con-
La iglesia de Santa Mónica, con su espléndida fachada ba-
rroca, ha sido rescatada tras muchos años de daños tanto en el ventual. También se abordan los hechos relaciona-
interior como en el exterior, pues corrían peligro sus muros y dos con la construcción del convento con donativos
techos. El trabajo ha sido realizado gracias a la intervención del
Consejo Estatal Adopte una Obra de Arte Jalisco; Concepción que parecían surgir de la nada, las reglas primeras que
Amerlinck de Corsi, Adopte una obra de arte. Patrimonio recupe- impuso el jesuita Pimentel a las internas de la casa,
rado 2000-2010, México, Adopte una Obra de Arte/inah/Conacul- la llegada de las fundadoras de la ciudad de Puebla
ta/Fonca, 2011, pp. 92-98.
6 Fray Luis del Refugio de Palacio, Recopilación de noticias y da- 8 Regla dada por nuestro padre San Agustín a sus monjas. Cons-
tos que se relacionan con la milagrosa imagen de Nuestra Señora de tituciones que han de guardar las religiosas agustinas recoletas de
Zapopan y con su colegio y santuario, t. 1, Guadalajara, Universi- Santa Mónica en la ciudad de la Puebla, Guadalajara, Rodríguez,
dad de Guadalajara, 1942, p. 371. 1823. Consultado y fotocopiado en la Biblioteca Jorge Villalobos
7 Josefina Muriel, op. cit., p. 309. del Iteso, Fondo Reynoso, del Fondo de Libros Raros y Antiguos.

boLetín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abriL 2014


con su regla de san Agustín, y la ceremonia de la Las mujeres de los beaterios hacían promesa de
fundación. Asimismo, se mencionan las modifica- castidad, pobreza y obediencia, y seguían un estilo
ciones que introdujo el obispo Juan Gómez de Para- de vida de recogimiento y mayor o menor clausu-
da en 1738 al reglamento ya establecido. ra, generalmente bajo la dirección espiritual de un
sacerdote; tenían una forma de vida semejante a la
Antecedentes del convento del convento, y en muchos casos pretendían llegar
a formar parte de uno.
Las órdenes religiosas masculinas que llegaron La fundación de un nuevo convento no era em-
a la Guadalajara colonial y que estaban estable- presa fácil. Para conseguir la licencia del monarca
cidas a principios del siglo xviii eran: carmelitas, se seguían largos procesos burocráticos
franciscanos, agustinos, jesuitas, betlemitas, do-
minicos, mercedarios y juaninos. Para finales del […] a solicitud de personas influyentes en la Corte
siglo xvii la ciudad de Guadalajara contaba ya con y de mucha autoridad, como obispos, virreyes, go-
dos conventos femeninos; el más viejo era el de bernadores de provincia, oidores, regidores, etc.,
Santa María de Gracia, de dominicas, fundado en previas informaciones testimoniales en las cuales se
1588, en tanto que el de Santa Teresa, de carme- aseguraba al católico monarca que la fundación en
litas, había sido instituido en las últimas décadas proyecto sería al servicio de Dios y de Su Majestad,
del siglo xvii.9 que se habían llenado todos los requisitos que las
Según los documentos que atestiguan la funda- leyes de entonces exigían; que las recogidas que as-
ción del convento de Santa Mónica, para principios piraban a recibir el hábito de devoción eran virtuo-
del siglo xviii en la ciudad de Guadalajara —con al- sas, hijas de padres cristianos, tenían dote y estaban
| 153
rededor de 12,000 habitantes—10 se dejaba sentir la convenientemente instruidas y preparadas para la
necesidad de nuevas instituciones religiosas feme- vida religiosa […].11
ninas. En ese ambiente devoto en que los conven-
tos eran un lugar seguro —tanto en términos físicos Así, eran muchas las dificultades a que se en-
como espirituales— de salvación para las mujeres, frentaban las iniciativas para conseguir el permiso
buen número de jóvenes expresaba su deseo de de- real para la fundación; entre las principales estaba
dicarse a la vida religiosa. Al no haber suficientes que cada monasterio representaba para la Corona
monasterios en la región se fundaron beaterios o posibles cargas económicas, por lo que uno de los
casas de recogimiento, lugares donde se refugiaban requisitos que se exigían era que se garantizara su
algunas mujeres, por lo general solteras o viudas, sostenimiento por parte de algún patrón o que se
que querían dedicar su vida a Dios y no tenían la consiguieran los suficientes medios que aseguraran
posibilidad de ingresar a un convento. Los que exis- su mantenimiento y rentas necesarias no sólo en lo
tían tenían un número determinado de religiosas inmediato, sino también para el futuro.
que no podía ser rebasado; los dos que había en la Los jesuitas fueron promotores de numerosas
ciudad estaban completos. obras religiosas, entre ellas de conventos de mon-
jas, pese a que desde tiempos de san Ignacio de Lo-
9 Fray Luis del Refugio de Palacio, op. cit., pp. 315 y ss. yola quedó claro que la Compañía no contaría con
10 Jean-Pierre Berthe, “Introducción a la historia de Guadalajara
y su región”, en Lecturas históricas de Jalisco antes de la Indepen- 11 José Ignacio Dávila Garibi, Historia de la Iglesia en Guadalaja-
dencia, Guadalajara, Departamento de Bellas Artes, 1976, p. 98. ra, t. III, 1a. parte, México, Cultura, 1963, p. 302.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


154 |
Figura 1. padre Feliciano pimentel, s. j. Figura 2. cartela del retrato del padre Feliciano pimentel.

una rama femenina.12 Por ello, cuando se tenía la do de la Compañía de Jesús. Tras sus estudios y
iniciativa para la promoción de alguna congregación gracias a su talento fue enviado a Guadalajara para
de mujeres, ésta se encaminaba para ser dirigida por ocuparse de la recién fundada cátedra de filosofía
alguna orden que sí tuviera religiosas, y los jesuitas en el colegio de la Compañía, del cual fue rector
quedaban como consejeros, confesores o capellanes, durante muchos años. Pimentel tenía, según la
pero los conventos estaban adscritos a alguna otra or- carta de edificación y los testimonios de quienes le
den religiosa y dependían de los obispos. conocieron, un especial don para el confesionario,
Uno de los jesuitas de la época que más empeño para hablar con los fieles y para hacer que éstos le
puso en las fundaciones religiosas femeninas fue adoptaran como director espiritual.
Feliciano Pimentel.13 Nacido en la ciudad de San
perteneció a las monjas de Santa Mónica, se encuentra en el Ar-
Luis Potosí, a la edad de 14 años entró al novicia- chivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara (ahag) y fue
12 En la Compañía de Jesús no estuvieron contempladas las transcrita por Felipe Badillo para el Boletín Eclesiástico, publicado
fundaciones femeninas desde la época de san Ignacio de Loyo- en línea. “Carta de edificación del R. P. Feliciano Pimentel, S.I.
la; sólo se conoce el caso de doña Juana de Austria, hermana del Fundador del convento de Santa Mónica de Guadalajara”, en Bo-
rey Felipe II, muy cercana a Loyola, quien fue recibida como letín Eclesiástico, Arquidiócesis de Guadalajara, diciembre de 2008;
jesuita bajo un nombre masculino por su gran deseo de perte- disponible en http://65.99.205.90/~arqui/eclesiastico/2008/12/
necer a la Compañía de Jesús. Véase Antonio Villacorta Baños, carta-de-edificacion-del-r-p-feliciano-pimentel-si-fundador-del-con-
La jesuita Juana de Austria, Barcelona, Ariel, 2005. vento-de-santa-monica-de-guadalajara/; consultado el 30 de abril
13 La copia de la carta de edificación del padre Pimentel, que de 2009.

boLetín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abriL 2014


Así fue como comenzó a formar una peque- Fueron estas nueve las primeras que vivieron
ña comunidad religiosa con unas mujeres que lo reunidas en casa de Santa Cruz y a las que tocó ha-
siguieron tras una breve estancia en Valladolid, cer el cambio a la construcción, ya en obras, del fu-
donde éstas apreciaron sus talentos; llegadas a turo convento, mientras el padre Pimentel buscaba
Guadalajara, formaron un beaterio que tenía la por todos los medios conseguir la licencia para su
intención de convertirse en colegio de niñas. Este fundación.
beaterio fue la semilla de la que germinaría la Matías de la Mota Padilla16 señala que desde el
fundación del convento y colegio de Jesús María, principio de sus esfuerzos para la fundación tanto de
pero no fue Pimentel quien acabó de dar forma a un colegio como de un convento, el padre Pimentel
esta idea, pues por decisión del obispo fray Felipe tenía la idea de ofrecer un lugar a las mujeres que
Galindo debió abandonar este proyecto. carecían de medios económicos para entregar una
Pero no por ello dejó Pimentel de pensar en la dote que les diera lugar en un convento, como suce-
fundación de un convento; el jesuita, dice su biogra- día en los dos ya existentes en Guadalajara. Por eso
fía, sentía gran preocupación por las mujeres pia- se dio a la tarea de conseguir donativos para la ma-
dosas que no tenían medios económicos, que de- nutención de las niñas criollas de pocos recursos.
seaban dedicarse a la vida religiosa pero no podían Dice Mota Padilla que Pimentel empezó por di-
pagar una dote, por lo que fue reuniendo un grupo bujar planos del convento muchos años antes de
de mujeres en estas circunstancias y con ellas pre- conseguir la licencia real. Logró la donación de un
tendió lograr la creación de un convento. Tuvo la solar de parte de don Alejandro Bravo de Gamboa17
suerte de contar con el respaldo de don Martín de a las orillas de la ciudad, y ahí fue construyendo
Santa Cruz, un hombre muy devoto que puso su poco a poco lo que llegaría a ser el convento.
| 155
casa como refugio para estas “niñas”,14 entre las que Ante las críticas que señalaban el desperdicio
estaba una hija espiritual suya que quería seguir el de recursos del jesuita en algo que no tenía futuro,
camino del claustro, Pimentel no cejó en su empeño; por un lado hacía
trámites ante las autoridades y ante el rey para con-
[así como] tres hijas de Diego de Alderete, otra hija de seguir la licencia, y por otro iba levantando el edi-
José Delgadillo y de Manuela Ruelas, del pueblo ficio con las limosnas que podía conseguir semana
de Cuquío y otra hija de María Álvarez Tostado y Fran- con semana, y de las que —dice— nunca le faltaron
cisco Gómez Rendón, vecinos de Teocaltiche; otra que para cubrir los gastos de los constructores, aunque
fue hija de don José Rodelo y doña Juana Alcarazo y el sábado en la mañana no supiera con qué iría a
Cervantes, vecinos de Guadalajara, otra llamada Fran- pagarles. Cuenta Mota Padilla:
cisca de Ontiveros, de cuyos padres no se tienen datos;
la última se llamó Josefa de las Vírgenes, natural de […] el sábado solía hallarse sin efectos para la paga
Valladolid […] no tenemos presente quiénes fueron de sus operarios, mas no pasaba el día sin que fuesen
sus padres, aunque de muy conocido linaje.15
provisor del obispado [ca. 1738], Sección Gobierno, Serie Religio-
sas de San Agustín, caja 1, exp. 1660.
14 Se les decía “niñas” a estas mujeres que renunciaban a la vida 16 Matías de la Mota Padilla, Historia del Reino de la Nueva Gali-
familiar y se retiraban hacer vida religiosa, pues sin pertenecer cia en la América Septentrional, ed. facs. de la de 1742, Guadalaja-
a una congregación no podían ser llamadas monjas, y se les lla- ra, UdeG/ijah/inah, p. 437.
maba así incluso si su edad era avanzada. 17 Ibidem, p. 437. Este autor, contemporáneo de Pimentel, es
15 ahag, Informe de las monjas del convento de Santa Mónica al el único que menciona el nombre de quien regaló el terreno.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


satisfechos, habiendo dichos operarios observado que Así, “quedaron las siete niñas en su convento y
a la misma hora de ser pagados, recibía dicho padre nombró el Padre [Pimentel] por superiora a María
libranza y cartas de lugares distantes y de sugetos á Borja de los Gozos, la mayor de las tres hijas de don
quienes apenas conocía de nombre, y de esta suerte Diego de Alderete”.22 Ya ahí, el padre Feliciano les
continuaba en su fábrica sin detenerse […].18 dictó reglas que fueron observadas por espacio de
18 años, mientras se conseguía la licencia real y se
Asimismo se cuenta acerca de la construcción adoptaban las reglas definitivas de las agustinas re-
del claustro principal que, “aunque de obra tosca y coletas de Santa Mónica.
proporciones bastas, chaparronas —relata fray Luis La existencia de una creciente demanda regio-
del Palacio—, era bien hermoso por la exuberancia del nal de instituciones religiosas para las mujeres se
ornato lapídeo. Le decían ‘el patio de los ángeles’, vio confirmada por el hecho de que a esas siete pri-
porque, al querer pagar a los jóvenes operarios, nin- meras se les fueron uniendo de “otras partes otras
guno apareció más”.19 Por lo que la leyenda adjudi- muchas, y no pocas de esta ciudad, de las cuales
ca a los ángeles mismos la fábrica de este claustro. solas dos salieron no pasando de ocho días su estada
El convento no estaba todavía terminado cuan- en el convento, y todas las demás lograron el ser re-
do hubo un brote de tabardillo20 en la casa de don ligiosas”.23 Para cuando llegó la noticia de la licencia
Martín de Santa Cruz, del cual se contagiaron dos de del rey, eran ya 28 las aspirantes congregadas ahí,
las nueve “niñas” residentes, por lo cual el médico venidas de reales, pueblos y haciendas de las distin-
aconsejó sacar de allí a las demás e instalarlas en tas regiones de la Nueva Galicia.
otro lugar, con lo que pasaron a ocupar el edificio Durante el tiempo que vivieron en el conven-
sin haberse concluido. to antes de recibir la licencia, las pretendientes al
156 |
hábito religioso “se mantenían de sola la Providen-
[Fue a] Josefa de las Vírgenes […] a quien destinó cia divina, porque en el decurso de cuasi dieciocho
Nuestro Padre Feliciano para que viniese por supe- años no tuvo el convento fincas aseguradas ni ma-
riora de las niñas de este convento […] y teniéndo- yordomo”.24
se [ésta] por insuficiente para el oficio, se empezó a Mota Padilla señala que el esfuerzo del padre
acongojar grandemente; tanto, que empezó a pedir Pimentel por lograr la fundación de su convento
a Dios y a la Virgen de Loreto […] le quitasen la vida recibió numerosas críticas, pues se decía que des-
[…] a pocos días le dio un fuerte tabadillo, y viendo perdiciaba mucho dinero en algo que nunca tendría
los médicos lo agravada que estaba, y que el mal era éxito, tanto por las dificultades que enfrentó para la
contagioso, pues ya había cundido en otra de las ni- construcción del edificio en un lugar que se consi-
ñas, dijeron que si no salían de en casa de Santa Cruz deraba lejano y despoblado, como porque se tenía
corrían riesgo de apestarse. Sabiendo esto, Nuestro por difícil y casi imposible la licencia del monarca,
Padre Feliciano ordenó se pasasen al convento […].21 “pues en muchos años de pretensión para el con-
vento de Jesús María no se había conseguido, aun
18 Matías de la Mota Padilla, op. cit., p. 437.
19
estando formalizado y con rentas”.25
Fray Luis del R. de Palacio, op. cit., p. 371.
20 Lo que hoy conocemos como tifo y que era muy contagioso.
21 ahag, Informe de las monjas al provisor…, doc. cit., f. 2. Anó- 22 Ibidem, f. 3.
nimo, Instrumentos y autos originales hechos sobre la fundación del 23 Ibidem, p. 4.
convento de religiosas recoletas de la gloriosa Santa Mónica de esta ciu- 24 Idem.
dad de Guadalajara, Guadalajara, Tipografía de Rodríguez, 1857. 25 Matías de la Mota Padilla, op. cit., p. 438.

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Varias veces había sido negado el permiso del Hallándose el padre bastantemente afligido por no po-
rey para la fundación hasta que, en un intento más, derse conseguir la licencia, ni haber humanos empeños
encargó Pimentel al también jesuita Juan Antonio para ello, antes empeñada toda la ciudad en pretender
de Oviedo,26 que viajaba a Madrid, su intervención. la licencia para la fundación del convento de Jesús Ma-
El padre Oviedo tenía relación directa con el padre ría arriba dicho, se fue un día con esta pena a decir misa,
D’Aubenton, jesuita confesor de Felipe V, por medio y luego que la acabó de decir, escribió a una hija suya:
del cual se pensaba que podría influir a su favor. Sin “En la misa me consoló el Señor y me manifestó cómo
embargo, el Consejo de Indias le negó la licencia y ya la licencia está concedida”.
le ordenó no insistir en el asunto. Los relatos seña- El efecto dijo ser cierto, porque dos meses poco
lan que fue a principios de 1718 cuando el rey, ha- más o menos después de esto vino la licencia, de que
biendo sido “iluminado” durante la misa de la fiesta no había ya esperanza por haber impuesto silencio a
de la Encarnación (25 de marzo), concedió que se la pretérita de ella Su Majestad, quien el día de la En-
fundara en la ciudad de Guadalajara de Indias un carnación, sin instarle ya persona alguna, declaró ser
convento dedicado a este misterio, y que no era muy de su gusto la fundación de recoletas agustinas
otro que el de Santa Mónica, de agustinas recoletas, de Guadalajara, por [la] que había impuesto silencio.29
pues era de esta orden y advocación el convento de
la Encarnación de Madrid al que el monarca tenía Fue así como, después de tantos años de em-
apego.27 Dado el mandato del rey, hubo gran sor- peños de beatas y sacerdotes, con apoyo de bene-
presa entre sus consejeros, pues la misma semana factores y ayuda de diferentes personajes, tanto
se había denegado la licencia. eclesiásticos como seglares, se les concedió el de-
En los diversos relatos de este suceso hay ele- seo al recibir una respuesta afirmativa a sus largas
| 157
mentos devotos de visiones de alguna monja, de súplicas.
voces que pronosticaban el éxito del asunto, de pre-
sentimientos que coincidían con lo leído en el Evan- Tras la llegada del auto del rey
gelio del día.28 El hecho fue que, después de 20 años con la anuencia de la fundación
de empeñosos y poco fructíferos trámites, llegó el
día en que la deseada licencia fue concedida. En la Llegó el aviso de la aprobación del rey con varios
Carta de Edificación del padre Pimentel se señala, meses de retraso, pero ya el padre Pimentel “sabía
acerca de ese episodio, que: en su corazón” que había sido aprobado su proyec-
to. En el documento se menciona que al resolverse
26
conceder la licencia hubo que derogar varias cédu-
Francisco Javier Lazcano, Vida exemplar y virtudes heroicas
del venerable padre Juan Antonio de Oviedo de la Compañía de Je- las que habían sido expedidas con anterioridad30
sús, Mexico, s.e., 1760 (pp. 137-138), apud Alfonso René Gutié- —en todas ellas se prohibían nuevas fundaciones
rrez, Edición crítica de la Vida del V.P. Juan María de Salvatierra,
de César Felipe Doria, SJ, México, Conaculta/Fonca del Noroeste,
1997, p. 41. 29 Felipe Badillo, transcripción. Carta de edificación del R. P. Feli-
27 Fray Luis del R. de Palacio, op. cit., p. 363. ciano Pimentel, op. cit., p. 7.
28 “También es bien sabido en la ciudad el temblor de tierra que 30 Del 19 de marzo de 1593, del 3 de abril de 1605, del 14 de
hubo la noche que llegó la licencia, a las doce y media de la julio de 1643, del 4 de marzo de 1670, del 19 de febrero de 1704,
noche […] y un siervo de Dios dijo con gracia que habiéndolo y del 19 de mayo de 1717; ahag, Licencia del rey Felipe V para la
sentido, se volvió del otro lado en su cama, diciendo: Ésta es la fundación del convento de Santa Mónica en Guadalajara, cédula
licencia de las mónicas”; ahag, Informe de las monjas al provi- fechada en Madrid el 25 de abril de 1718. ahag, Sección gobier-
sor, doc. cit., f. 18. no, Religiosas agustinas recoletas, caja 1, 25 abril de 1718.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


de conventos—, para en 1718 aceptar al fin conce- También las “niñas” ahí reunidas desde hacía
der la licencia para tantos años en espera de profesar como religiosas,
al conocer la disposición del monarca para la funda-
[…] la fundación de un convento de religiosas agusti- ción, escribieron una carta a las religiosas del con-
nas recoletas, con la advocación de Santa Mónica […] vento de Puebla en la cual solicitaban que algunas
por no haber en tan dilatada república [la Nueva Ga- de ellas vinieran a dirigirlas en el nuevo convento:
licia] más de otros dos conventos de religiosas como “postradas, desde aquí suplicamos a Vuestras Reve-
por hallarse para este intento con cuarenta mil pesos rencias se dignen de tomar a su cargo y cuidado la
efectivos, otros cuatro mil de alhajas y ornamentos, y fundación de este convento”.34
unidas tres casas de tan buena calidad y fábrica que Así pues, tras la anuencia del monarca para la
reconocidas por alarifes declararon que […] no se ne- tan deseada fundación, se echa a andar una serie
cesitaba para la erección en convento más cantidad de mecanismos que harán que finalmente llegue el
que la de tres mil pesos […].31 día en el cual sería inaugurado como tal el convento
de Santa Mónica.
El auto del rey despertó grandes expectativas. El
obispo Manuel de Mimbela, quien no había puesto La visita a las instalaciones
mayor atención al proyecto del convento de Santa y descripción del convento
Mónica porque pensaba que no había posibilida-
des para obtener la licencia, quedó tan complacido Por órdenes del obispo Manuel de Mimbela, tras la
que ofreció de su bolsa mil pesos para auxiliar en presentación de la aprobación del rey y del sumo
su construcción.32 Fue también el obispo Mimbela pontífice Clemente XI, se procedió a la visita de la
158 |
quien solicitó al obispo de la ciudad de Puebla y a casa de Santa Mónica por parte del secretario de
su convento de Santa Mónica el envío de algunas cámara y gobierno del obispado, para dar fe del es-
religiosas para que vinieran a fundar el convento tado de la construcción y de lo que ahí había. Fue
de la misma orden, siendo esa la disposición tanto acompañado por el padre Pimentel, el padre Anto-
del rey como la idea que tenía el padre Feliciano nio Rodero, también jesuita, y en presencia de las
Pimentel.
donde se copian varias cartas relativas a la fundación del con-
En la carta escrita por Mimbela al obispo pobla-
vento de Santa Mónica, carta del obispo Mimbela al obispo de
no don Pedro de Nogales y Dávila, aquél hace un Puebla, 31 de agosto de 1719. ahag, Sección Gobierno, Religiosas
recuento exhaustivo de las condiciones del conven- agustinas recoletas, caja 1.
34 ahag, Carta de las beatas a las monjas de Puebla, 29 de agosto
to que “el reverendísimo padre Feliciano Pimentel de 1719, ahag, Sección Gobierno, Religiosas agustinas recoletas,
[…] ha promovido”. Reseña también la cantidad de caja 1. Está firmada por las 27 religiosas que ya vivían en comu-
“honestas y virtuosas doncellas, de decente calidad, nidad: María Borja de los Dolores, Juana de la Asunción, Isabel
de la Presentación, Ana de la Encarnación, Juana de la Sole-
que ha diez y nueve años cumplidos permanecen dad, Inés de la Madre de Dios, María Ignacia de la Concepción,
en recogimiento, cuya antigüedad en la mayor par- Catalina de la Ascensión, María de Loreto, Josefa de la Nativi-
dad, Estefanía del Sacramento, Rosa de San José, Manuela de la
te de [las] veintisiete, que hoy se hallan juntas, las
Encarnación, Antonia de San José, María de Guadalupe, María
hace ser de madura edad”.33 de la Trinidad, Antonia de Santa Ana, María del Espíritu Santo,
Manuela de los Dolores, María de Santa Mónica, Petra de San
31 Idem. Agustín, Rosalía de los Cinco Señores, Juana de Santa María,
32 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., p. 304. Francisca de la Purificación, Magdalena de San Agustín, María
33 ahag, Documento notarial que se entregó al padre Pimentel Josefa de San Ignacio y Francisca Antonia de los Dolores.

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Figura 3. Fachada del templo conventual de santa mónica de guadalajara.

Figura 5. detalle de la puerta del templo.

| 159
pasar á otra formalidad alguna, hasta tanto que por
S.S. Illma. otra cosa se mande”.35
Después de esto y según las órdenes del prelado,
pasó el secretario Manuel González y Rojas, acom-
pañado de los dos sacerdotes y del brigadier José de
Mascareñas, a reconocer toda la casa.36 Se lee así
en el acta del secretario de cámara del arzobispado:

En la ciudad de Guadalajara, á diez y siete días del


mes de Agosto de mil setecientos y diez y nueve años;
yo, el infrascrito secretario de cámara y gobierno de
este obispado, pasé á la casa de Santa Mónica de esta
ciudad, y entré dentro de ella acompañado del Rmo.
P. Feliciano Pimentel, rector del colegio de la Sagra-
Figura 4. detalle de la torre del templo. da Compañía de Jesús, y del R.P. Antonio Rodero del
mismo colegio […] y habiéndose juntado todas las ni-
aspirantes que ahí vivían. También se les informó a
35 Anónimo, Instrumentos y autos originales…, op. cit., 2a. parte,
éstas que en el mismo auto se les mandaba portar p. 6.
el hábito de la congregación de Santa Mónica “sin 36 Ibidem, p. 7.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


Figura 8. claustro de Los ángeles; detalle de los arcos.

160 |
Figura 9. detalle del claustro de Los ángeles.

Figura 6. una portada del templo.

Figura 10. detalle de la portada.

Figura 7. claustro llamado de Los ángeles del convento de santa mónica.


pondrán y traerán el hábito de la devoción, como se
les previene […].
ñas que viven dentro de la misma casa […] les hice Y luego, incontinenti, en virtud de lo mandado
notorio el auto de S.S. Illma. el Obispo […] dijeron por su S.S. Illma., el Obispo, mi señor […], pasé a reco-
todas daban a S.S. Illma. repetidas gracias […] [y] se nocer toda la casa expresada de Santa Mónica, y em-

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Figura 11. detalle de la portada. Figura 12. detalle de la portada.

pezando desde la primera puerta que cae á la calle, En el lienzo del claustro dicho del lado Norte al Sur
hay, lo primero, una pieza que sirve de portería exte- está una escalera toda de piedra que sube al claustro
rior, y a un lado de ella está el torno en la forma que alto, correspondiente de todo, al de abajo […].
se acostumbra en los conventos religiosos; y al otro […] en la medianía de los dos claustros que van
lado de la misma pieza se haya otra pieza moderada, de Norte a Sur […] corre un tráncito muy espacioso
y en ella una reja de madera, y de la parte de adentro […] cuyas ventanas caen al segundo patio, que es el
otra reja también de madera […].37 primero y principal que está junto a la Iglesia […].
[El claustro principal] tiene ocho arcos á la banda
Hace el secretario una descripción muy deta- de Oriente y poniente, y de Norte á Sur, siete: a la
| 161
llada de cada uno de los espacios del convento, ya banda del Norte cae la capilla.38
que menciona una a una todas las habitaciones, los
pasillos, patios, escaleras, ventanas, hornos, árboles, Asimismo, se pasó revista de la capilla del novi-
pilas, arcadas, salas, comedores, claustros, cocina, ciado, sus claustros, la pila de agua y finalmente se
torno, locutorio, enfermería, etcétera: menciona “el sitio de la iglesia principal, que se ha de
hacer y se halla principiada, y también el sitio de la
Inmediatamente se halla el patio del Noviciado, sacristía, que todo es muy capaz, y enfrente de esto
con un jardincito en el medio, claustro alrededor, cae la casa, que es muy decente, para el capellán”.39
de dos lienzos en perfección […] un patio inme- Tras esta visita se consideró que el edificio cons-
diato con algunos árboles y pila corriente […] a un truido por el padre Pimentel era adecuado para los
lado del propio patio están tres hornos cubiertos fines de un convento y que tenía las capacidades
de techado […] se sigue la cocina de las enfermas necesarias para albergar una comunidad de religio-
[…] luego se pasa a un claustro que de la parte de sas según lo aconsejado en la época y en las consti-
Oriente y de Poniente, consta de nueve arcos por tuciones de las órdenes (figura 13).40
banda, y de la de Norte y de Sur, tiene siete ar-
38 Ibidem, pp. 7-8.
cos por banda: en medio de este claustro está un 39 Ibidem, p. 9.
jardín, y en él una pila muy vistosa con agua co- 40 Este plano fue localizado en el ahg; no tiene fecha, pero

rriente […]. parece haber sido elaborado hacia finales del siglo xix, quizá para
dejar constancia de la construcción antes de demoler el edificio
37 Idem. para levantar ahí el nuevo seminario.

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Figura 14. planta del templo del convento de santa mónica.ahag, sección gobierno,
religiosas agustinas, caja 11.

siguiente, que lo fue de la Natividad de Nuestra


Señora, dedicado para dar el hábito de devoción a
las niñas que se hallan en dicha casa”.41 En el acto
Figura 13. planta del convento de santa mónica (ca. 1900). ahag, sección gobierno, estuvieron presentes todas las autoridades civiles y
religiosas agustinas, caja 11.
eclesiásticas, “los señores presidente y oidores de
esta Real Audiencia, los oficiales reales, y el cabildo
Según se lee en el acta de la visita del secretario y regimiento de esta ciudad; las sagradas religiones
162 |
Manuel González y Rojas, la iglesia conventual fue y el cabildo eclesiástico de esta santa Iglesia Cate-
terminada posteriormente, aunque ya se había ini- dral, con otras muchas personas de excepción y
ciado su construcción. calidad”.42
Tocó al obispo fray Manuel de Mimbela dar
Llega el día de la tan esperada fundación los hábitos de devoción a las novicias; se leyeron
las prevenciones que había que tomar, el obispo
Tras la confirmación de la licencia real para la fun- dijo las oraciones del ceremonial de la orden de
dación tuvo lugar la ceremonia que las aspirantes san Agustín para la toma de hábitos y después
tanto tiempo habían esperado. En septiembre de fueron llamadas las aspirantes. Llegó cada una
1719, el día de la Natividad de la Virgen, se llevó a con su madrina, comenzando con la que mayor
cabo la toma de hábitos de las 27 beatas que vivían antigüedad tenía en el recogimiento, y se siguió
ya desde tiempo atrás recogidas en el edificio que así con las demás. En ese momento fueron dis-
pronto sería nombrado convento. tribuidos por el obispo los primeros cargos: prio-
La fiesta comenzó la víspera, el 7 de septiembre, ra, María Borja de los Dolores; subpriora, Juana
cuando se sacó en procesión la imagen de Nues- de la Asunción; maestra de novicias, Isabel de la
tra Señora del Rosario, que fue llevada por la no- Presentación; tornera, Inés de la Madre de Dios;
che “al claustro principal de dicha casa, que estaba
adornado con vistosas colgaduras, y en él un altar 41 Anónimo, Instrumentos y autos originales..., op. cit., p. 23
donde fue colocada la Señora, y el día inmediato 42 Idem.

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provisora, María de Loreto, y sacristana, Anna Xa- convento de Santa Teresa para que pasaran ahí la
viera de la Encarnación. Se señaló que estos oficios noche. Al día siguiente fueron en dos coches a
eran provisionales, mientras llegaban las religiosas la catedral, donde “ocuparon el presbiterio al lado
fundadoras de Puebla. Se exhortó a las nuevas de la epístola y oyeron misa mayor, en la que co-
agustinas a mantener rigurosa clausura, tal como mulgaron; predicó el padre Antonio Rodero, de la
se observaba en los demás conventos femeninos Compañía de Jesús”.44
de la ciudad. Salieron de catedral en procesión hacia el con-
Finalmente llegó el día en que fueron comi- vento bajo una enramada que regaló el presiden-
sionados tres personajes de todas las confianzas te de la Audiencia: “y por más que en la distancia
del obispo Mimbela, don José Gutiérrez de Es- de setecientas varas se procuraba abrir paso, no
pinosa, cura de Zapopan, don José de Barreda era posible, por el crecido concurso de los que de-
y Oliden, presbítero domiciliario del obispado seaban ver, siquiera esta vez, a las que se iban a
de Guadalajara, y el escribano público don Juan sepultar para siempre; mas sólo percibieron bul-
García de Argomanis, para que fueran a Puebla tos”.45
por las monjas y efectuaran su traslado a Gua- Seis meses después profesaron las “niñas”
dalajara. fundadoras, dispensándoseles seis meses de no-
Para la fundación del convento de Guadalajara viciado por haber estado tantos años preparán-
escribió el obispo don Pedro de Nogales Dávila: dose para el estado religioso; así se completó el
número de 32 monjas que por mucho tiempo se
[que] nombraba y nombró por fundadoras de dicho mantuvo, sin admitir a ninguna novicia hasta el
convento de la ciudad de Guadalajara a las madres fallecimiento de alguna religiosa para ocupar su
| 163
Ana Manuela de San Pedro Alcántara por priora de lugar.
dicho convento = por supriora a la madre Catarina de
Santa Cruz = por maestra de novicias a la madre Inés Los primeros intentos de organización
de la Madre de Dios = y por tornera a la madre Mag- de la comunidad religiosa
dalena Antonia de la Concepción= y a la hermana
Magdalena de Cristo, de velo blanco, todas religiosas Las primeras reglas que siguieron las religiosas, en
en el convento de agustinas de Santa Mónica […] en la etapa previa a la fundación formal del convento,
quienes concurren las cualidades de virtud, celo pru- fueron las dictadas por el jesuita Feliciano Pimentel,
dencia, conocidas buenas costumbres […] y la salud “reglas que observaron por espacio de más de die-
necesaria para poder ir a dicha ciudad a la referida ciocho años”,46 y consistían en normas para el ri-
fundación […].43 guroso uso del tiempo de esas mujeres que habían
decidido dedicar su vida a Dios:
Llegaron éstas por la tarde del día 20 de noviem-
bre de 1720 a San Pedro Tlaquepaque, pueblo ya Levantábanse a las cuatro de la mañana, tenían una
muy cercano de Guadalajara, donde fueron recibi- hora de oración mental en comunidad, después de
das “por señoras muy principales” y trasladadas al ella rezaban las cuatro horas del oficio parvo de Nues-

43 ahag, Auto de nombramiento, firmado por el obispo de Pue- 44 Matías de la Mota Padilla, op. cit., p. 439.
bla don Pedro Nogales y Dávila, Sección Gobierno, Religiosas 45 Idem.
agustinas, caja 1. 46 ahag, Informe de las monjas al provisor…, doc. cit.

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tra Señora. A las siete oían en comunidad misa, que las aspirantes a monjas ahí reunidas necesitaban de
casi la hubo desde el principio en una pequeña capi- una guía de actuación que señalara claramente las
llita; después se seguía oficio manual hasta las diez y actividades a realizar, como sucede en todos los re-
media,47 la otra media hora gastaban en lección es- glamentos de cualquier comunidad religiosa.
piritual en comunidad hasta las once; de las once a Una vez pasados los primeros tiempos de la fun-
la media gastaban en examen de conciencia y otras dación del convento, en los que el padre Feliciano
devociones cada una en su celda, donde las visitaba la Pimentel fue la mayor autoridad de las religiosas,
superiora. A la media entraban en refectorio; después así como bienhechor, confesor y director espiritual,
de mesa, hasta la una, gastaban en quiete hasta la una, el convento de Santa Mónica empezó a funcionar
que se recogían a sus celdas; a las dos se levantaban como una comunidad religiosa más de las que se
y tenían media hora de lección espiritual en sus cel- fundaron por esos tiempos en la Nueva España,
das, donde las volvía a visitar la superiora; de las dos asistida por el clero secular y bajo la tutela directa
y media a las tres rezaban vísperas y completas del del obispo.
oficio parvo de Nuestra Señora; de las tres a las cinco El convento que había ideado el padre Pimentel
gastaban en oficio manual en sus celdas; a las cinco se durante tantos años, y para el cual proveyó tanto las
rezaba el Rosario de Nuestra Señora, y el tiempo que inquilinas como los medios económicos, encargado
sobraba hasta las seis tomaban puntos para oración él mismo de la fábrica del claustro y de la paga de
en sus celdas; de las seis a las siete, oración men- los operarios, fue al principio un proyecto personal.
tal; después de ella, se seguían maitines y laudes de Pimentel siempre se preocupó por las mujeres que
Nuestra Señora y otras devociones en el coro; a las querían seguir una vida religiosa, tanto ricas como
ocho entraban en refectorio, y lo que sobraba hasta pobres; para que la manutención del convento no
164 |
las nueve tenían de quiete. A las nueve se recogían fuera onerosa para las autoridades de la ciudad o
a sus celdas a examen de conciencia y tomar puntos del obispado, se dio a la tarea de conseguir los sufi-
para la oración de otro día; volvíalas a visitar la su- cientes medios para su sustento, lo cual, como se ha
periora y dábales la bendición hasta otro día. Esto se dicho, era además requisito indispensable para la
observaba tan puntualmente que no se permitía en aprobación real de una nueva fundación. Matías de
ello la menor dispensa.48 la Mota Padilla se refiere claramente a la idea que
tenía Pimentel de que “debiera haber en cada con-
Se puede observar en tales reglas una distribu- vento cuatro o seis lugares a lo menos para pobres
ción del tiempo entre la vida ascética personal, la que no tienen dotes”, y continúa: “Y no me atreve-
oración individual y la vida comunitaria: las comi- ría yo a exponerlas [estas ideas] si de un hombre tan
das y la misa y oraciones en la capilla. Con este prudente, tan docto y de virtud tan sólida como lo
horario no se podía disponer de demasiado tiem- era el padre Feliciano Pimentel no las hubiere oído,
po para realizar otras tareas, como era la obligación y en ocasión que se lamentaba, viendo frustrado su
de cada religiosa al asumir un oficio. Las reglas de pensamiento”.49
Pimentel fueron de utilidad mientras se esperaba Feliciano Pimentel no sólo deseaba que el con-
el permiso para la fundación del convento, cuando vento pudiera recibir mujeres con vocación reli-
giosa que buscaban apartarse de la vida del siglo,
47 Nota al margen en el original: éste lo hacían en sus celdas
cada una.
48 ahag, Informe de las monjas al provisor…, doc. cit., p. 3. 49 Matías de la Mota Padilla, op. cit., p. 439.

boLetín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abriL 2014


sino que también abrigaba la idea de que con las Un cambio a señalar en la vida de la institución
propiedades obtenidas de las que se mantendría la tendría lugar en noviembre de 1738, cuando el obis-
institución y las dotes que las aspirantes con buena po Juan Gómez de Parada entregó a las monjas de
posición económica aportaran pudiera financiarse Santa Mónica un documento que buscaba hacer
el lugar de jóvenes sin recursos; no obstante, por los ciertas reformas a la vida interna de la comunidad.51
comentarios de Mota Padilla y por los documentos Este texto contiene señalamientos que pretenden
de solicitud de ingreso de las religiosas que por ahí “el mejor gobierno de dicho convento de religiosas,
pasaron, parece ser que fue aplicado de manera ge- y observancia de sus constituciones y regla, [para lo
neral el requisito de aportar una dote, en metálico o cual] debía mandar y mando que en lo de adelante
en propiedades, cuyas rentas sirvieran al manteni- se observen y guarden precisa y puntualmente las
miento de la comunidad. cosas siguientes […]”.52
Así pues, las órdenes del obispo señalan diver-
De las nuevas órdenes dadas por el obispo sos puntos de observancia de los votos y del orden
en 1738 a mantener en la contabilidad del convento por el
bien futuro de éste. Se plantean ocho puntos con
El padre Feliciano Pimentel continuó siendo direc- instrucciones muy precisas para las monjas de San-
tor espiritual del convento en los años posteriores ta Mónica, sobre todo en lo que toca al manejo del
a su fundación, pues no habrían querido prescin- dinero, de las propiedades, de los documentos im-
dir de él las religiosas tras haber velado por ellas portantes, así como una llamada de atención acerca
durante 20 años. En el manuscrito del informe de de los excesos que podían darse en ciertas fiestas
las monjas al provisor del obispado,50 escrito varios religiosas o profesiones de las monjas.
| 165
años después de la muerte del padre Pimentel (el Estas órdenes podrían parecer cuestiones muy
9 de abril de 1733, a los 72 años de edad), pueden domésticas y que atañían sólo a las monjas de este
leerse los elogios del fundador. convento, pero en realidad tenían que ver con un
Sin embargo, como ya se mencionó, desde su señalamiento del obispo para el establecimiento de
fundación formal el convento pasó a estar bajo
responsabilidad directa del obispo, a quien corres- 51 ahag, Sección Gobierno, Religiosos agustinos, Santa Mónica,
caja 1, exp. 1738, noviembre 10. Se trata de un documento de
pondía designar confesores, revisar cuentas, dar
ocho páginas que contiene órdenes y señalamientos del obis-
órdenes, tomar decisiones, hacer las visitas de ins- po para el funcionamiento del convento, donde se señala que
pección y presenciar las elecciones cada tres años, serán copiados en el “libro nuevo de gobierno de este conven-
to”. Esto indica que quizá hubo un libro de gobierno anterior,
así como revisar y autorizar los oficios señalados donde habrían estado anotadas, por ejemplo, las reglas dictadas
para cada religiosa. por Pimentel a sus pupilas, pero éste no está en el Archivo del
En la nueva etapa de la vida monástica formal se Arzobispado ni entre los manuscritos de la Biblioteca Pública del
Estado de Jalisco. Dado que el llamado nuevo libro de gobier-
irían modificando al correr del tiempo las líneas de no contiene todas las actas de las elecciones posteriores a 1738
manejo del convento y se introducirían nuevas dis- hasta los últimos tiempos del convento (1879), cabe también la
posibilidad que lo de “nuevo” no necesariamente se refiera a
posiciones y reglamentos, según el desarrollo tanto
que hubiese uno anterior, sino simplemente que se empieza un
del mismo monasterio como de la política eclesiás- libro que ordena los registros de las elecciones y visitas. bpej,
tica fuera de él. manuscrito 56, Libro de gobierno de Santa Mónica.
52 ahag, Visita del obispo Nicolás Carlos Gómez de Cervantes;

ahag, Sección Gobierno, Religiosas agustinas, Santa Mónica, caja


50 ahag, Informe de las monjas al provisor, doc. cit. 2, 1738/11/09.

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


cierto orden en las comunidades religiosas feme- cañería de las fuentes, y hace dos semanas que estoy
ninas, ya que por no haber claridad en algunos ya componiendo las casas que se hallaban en peor
aspectos del reglamento, como los gastos que reali- estado.54
zaban las familias cuando su hija tomaba los hábitos
o el tipo de regalos que se podían recibir, etc., las La vida del convento de Santa Mónica cruzó por
nuevas directrices resultaban útiles para el mejor diferentes etapas, desde la privación inicial a la bo-
control del funcionamiento y el recogimiento de la nanza, para luego volver a un tiempo de penurias,
comunidad. al enfrentar la vida de una nación independiente en
Los cambios introducidos por el obispo en 1738 donde los cambios que se dieron fuera de los muros
se ocupan más del funcionamiento operativo y permearon poco a poco hacia dentro de los conven-
práctico del convento que del ideal de vida espiri- tos, trayendo nuevos y difíciles tiempos a los que
tual de las religiosas, pero también responden a un las comunidades religiosas tuvieron que adaptarse.
espíritu reformador de la época que hacía especial
énfasis en la vida común y el abandono de los bie- Comentarios finales
nes terrenales.
El convento tuvo una vida de aproximadamente La figura del sacerdote jesuita Feliciano Pimentel
150 años; las agustinas fueron exclaustradas hacia fue fundamental en el proceso de consolidación de
1860, como serían todas las demás religiosas de sus este convento, pues además de que la construcción
conventos; pero algunas décadas antes ya el esta- del edificio se debió a sus esfuerzos, fueron sus em-
do de conservación del edificio del convento no era peños los que finalmente consiguieron que llegara
muy bueno, como se puede leer en una carta del a ver la luz esa institución, tras lo cual comenzó una
166 |
mayordomo del convento de esa época, José Palo- nueva etapa: la de la apropiación de las religiosas
mar, al obispo Diego de Aranda:53 del proyecto de convento que querían vivir.
La vida comunitaria ya había empezado des-
El convento también se halla sumamente necesita- de finales del siglo anterior, pero no fue sino has-
do de una formal compostura; muchos techos de los ta 1720 cuando tuvo lugar la fundación formal del
claustros y celdas están viniéndose abajo, las cañerías convento de Santa Mónica y comenzó a reseñarse
que surten de agua a las fuentes están rotas, advir- por su propia mano la vida de estas religiosas y su
tiéndose que este mal es antiguo porque el agua filtra- labor dentro de la institución. Parecería que antes
da ha humedecido mucho la mayor parte de los pisos de esta fecha las mujeres reunidas en espera de la
bajos del convento, lo que no sólo está perjudicando apertura de su convento hubieran estado sólo a
el edificio, sino que a más creo debe contribuir mu- la expectativa y no hubieran tenido una vida activa.
cho a dañar la salud de las religiosas […]. Pero algunos años después, cuando las religiosas
He comenzado a hacer en la finca las compos- comienzan a relatar los hechos sucedidos antes y
turas más indispensables y después del temporal de durante la fundación, las monjas se apropian de su
aguas pienso componer los techos que amenazan rui- pasado y lo relatan tal como ellas lo vivieron, desde
na. En esta semana se comenzará la compostura de la su perspectiva de mujeres religiosas de finales del
siglo xvii y principios del xviii.
53 ahag, Carta del mayordomo don José Palomar al obispo Die-
go de Aranda, Guadalajara, 23 de julio de 1844. Sección Gobier-
no, Religiosas agustinas, caja 8, exp. 1844, julio 23. 54 Idem.

boLetín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abriL 2014


Así pues, este convento fundado en 1720 fue ción en el mundo regulado de la Iglesia y sus
consolidándose en Guadalajara y ejerciendo una distintos establecimientos.
influencia regional tanto por la presencia física La permanencia de la iglesia conventual de Santa
y la calidad estética del gran edificio erigido en Mónica, con los arreglos que se le han hecho y su be-
los límites del noroeste de la ciudad, como por lleza barroca, nos recuerda el convento que una vez
el movimiento de intercambios económicos que existió a su lado y que fue habitado por mujeres pro-
representaba la institución para los vecinos del venientes de muchos pueblos y ciudades de la Nue-
lugar y de más allá, así como por su participa- va Galicia y del occidente del México independiente.

| 167

La morada de Los ángeLes: eL convento de santa mónica de guadaLajara


Cristina ratto*

“[…] por la mala vida


que su marido le daba […]”.
Las celdas y las tribulaciones
de la vida femenina a principios
del siglo xviii
Gran parte de los conventos virreinales de monjas respondieron a una estructura en
la que es posible reconocer con claridad dos áreas: un núcleo, que reunió los espacios
de uso comunitario, y una extensa zona conformada por la adición sucesiva de “cel-
das”. La importancia cuantitativa y cualitativa de esta parte de los edificios descubre
aspectos diversos de la vida en la clausura. Las celdas funcionaron como ámbitos
domésticos y, en ocasiones, llegaron a ser refugios para mujeres de diferentes con-
diciones. Hicieron posible la convivencia, más o menos excepcional, entre monjas
y seglares. Un acercamiento a este aspecto de la vida cotidiana se vislumbra en un
auto enviado por el arzobispo de México, José de Lanciego y Eguilaz, a las prioras de
los conventos de la ciudad de México. El documento permite observar por qué y en
168 |
qué condiciones algunas mujeres casadas ingresaban a la clausura; también permite
reflexionar sobre la relación entre el espacio arquitectónico y la vida conventual.
Palabras clave: arquitectura, celdas, monjas, seglares, arzobispo.

S
obre la base del análisis de fuentes arqueológicas y documentales es posible re-
construir la distribución arquitectónica de los conventos de monjas de la ciudad
de México y comprobar que, más allá de sus diferencias específicas, algunos
de ellos respondieron a una estructura en la que se identifican dos áreas for-
malmente diferenciadas: un núcleo, que reunió los espacios destinados a la
vida común, y una extensa zona integrada por la adición sucesiva de “celdas” organizadas
como verdaderos espacios habitacionales. Por ejemplo, el convento de San Jerónimo, fun-
dado en 1585 a partir de la adaptación de una finca suburbana ubicada en el extremo sur
de la traza, tomó forma en la medida que su comunidad crecía. De manera general, es
posible reconocer en su estructura rectangular el “núcleo del convento”, ubicado sobre el
perímetro norte-oriente de la manzana, compuesto por el templo y los espacios de uso

* Facultad de Filosofía y Letras, unam.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


figura 1. distribución general del convento de san Jerónimo. daniel Juárez cossio, El
convento de San Jerónimo. Un ejemplo de arqueología histórica, méxico, inah, 1989.
las áreas marcadas en gris indican las superficies donde no se encontraron evidencias
arqueológicas debido a la construcción —a mediados del siglo xx— de dos edificios de tura similar. El Real convento de Jesús María —fun-
cinco pisos.
dado también a finales del siglo xvi— surgió de la
adaptación de una gran residencia, ubicada a dos
comunitario —la portería, el torno, los locutorios calles de la plaza mayor, detrás del palacio virreinal
y el noviciado—; además de algunas dependencias y la audiencia, en el extremo sur de la manzana.
de servicio y una portería secundaria ubicada sobre Tras las primeras adecuaciones del gran inmueble,
el extremo opuesto. Por contraposición, la “zona de en este punto se concentraron los espacios destina-
celdas” conformada mediante la adición de “uni- dos a la vida comunitaria y, sobre el lado oriente,
| 169
dades habitacionales”, de muy variada disposición se construyó, durante las primeras décadas del si-
y tamaño, se extendió sobre el sector centro-po- glo xvii, la gran iglesia. Aquella disposición inicial
niente del conjunto.1 Se trató de un espacio denso guió la distribución de los espacios. Así, el templo
e intrincado que, de acuerdo con los registros do- y el claustro, además de la portería, los locutorios
cumentales y la información arqueológica, estuvo y otras dependencias generales, ocuparon el perí-
sujeto a una constante modificación, entre finales metro sur-oriente; a espaldas de esa estructura se
del siglo xvi y mediados del xix2 (figura 1). distribuyeron de forma intrincada las “celdas”. Esta
En igual medida, al menos otros dos conjuntos área del convento tomó forma a medida que se ad-
conventuales de la ciudad presentaron una estruc- quirían las casas colindantes al núcleo. Durante los
1
siglos xvii y xviii las familias de las monjas, una tras
En los conventos de vida particular, como San Jerónimo, las
celdas fueron verdaderas estructuras habitacionales indepen- otra, compraron las propiedades vecinas, cerraron
dientes. Estas “casas”, de distintas dimensiones y comodidades, su comunicación exterior y las anexaron a la clausu-
se distribuían dentro de la estructura conventual como una po-
blación de dimensiones reducidas. Una primera identificación
ra, de tal modo que la superficie del convento creció
de las celdas como un tipo de casa habitación ha sido señalada en tanto crecía su comunidad3 (figura 2).
por Martha Fernández, “De puertas adentro: la casa habitación”,
3 Nuria Salazar, sobre la base de una rigurosa investigación do-
en Antonio Rubial García (coord.), La ciudad barroca, México,
fce, 2005, pp. 47-80. cumental, ha recuperado información precisa acerca del edificio
2 Cristina Elena Ratto Cerrichio, “El convento de San Jerónimo de Jesús María. A partir de su investigación es posible recons-
de la ciudad de México. Tipos arquitectónicos y espacios feme- truir, en el análisis, la estructura del conjunto y la distribución
ninos en los siglos xvii y xviii”, tesis doctoral en Historia del Arte, de los espacios; Nuria Salazar Simarro, “El convento de Jesús
México, unam, 2006, pp. 122-142 y 182-187. María de la ciudad de México. Historia artística, 1577-1860”, te-

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
figura 2. plano esquemático del convento de Jesús maría antes de la exclaustración. archivo
fotográfico de la coordinación nacional de monumentos históricos. publicado por nuria
salazar simarro, “arquitectura elitista en un conjunto conventual femenino”, en Historias,
núm. 38, méxico, inah, 1997, pp. 55-67.

Asimismo, el convento de San Lorenzo, funda-


do en 1598, surgió de la adaptación de unas vivien-
das localizadas contra esquina del convento de la
Concepción. Aquellas propiedades dieron origen al
170 |
edificio, y en esta área se concentraron los espacios figura 3. distribución general del convento de san lorenzo. manuel francisco Álvarez, Les
destinados a las funciones principales de la comuni- edificies d’instrucción publique a Mexique, méxico, 1910. publicado por enrique tovar
esquivel, “la arquitectura monástica en la vida cotidiana de las religiosas del convento
dad; poco después, junto a ellos se levantó el nuevo jerónimo de san lorenzo”, tesis de licenciatura, méxico, enah, 2001.

templo; la zona habitacional —compuesta por nu-


merosas celdas— creció rápidamente sobre el lado
norte de la manzana, hasta cubrir probablemente el En consecuencia, con sólo comparar los planos
bloque completo4 (figura 3). y la distribución de los espacios en los tres conjun-
tos es evidente que los núcleos conventuales ocu-
sis de licenciatura, México uia, 1986, pp. 96-104; Cristina Elena
paron, aproximadamente, sólo una cuarta parte de
Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 289-291.
4 Alicia Bazarte Martínez y Enrique Tovar Esquivel han rescata- la superficie total de los edificios; entre tanto, casi
do, a partir de fuentes documentales y arqueológicas, aspectos 75% correspondía a la zona habitacional, compues-
fundamentales de la historia de esta comunidad. Sus estudios
ta por celdas. Un rasgo característico de esta parte
permiten vislumbrar la distribución de los espacios y las fun-
ciones en el edificio; Enrique Tovar Esquivel, “La arquitectura de los conventos fue su irregularidad; se trató de un
monástica en la vida cotidiana de las religiosas del Convento espacio heterogéneo y en permanente cambio. So-
jerónimo de San Lorenzo”, tesis de licenciatura, México, enah,
2001, pp. 75-132; Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esqui- bre todo la diferencia en tamaños y la diversidad de
vel y Martha A. Tronco Rosas, El convento jerónimo de San Loren- las celdas —sumado a la ocupación desordenada del
zo (1598-1867), México, ipn, 2001, pp. 111-142 y 269-291; Enrique espacio y a una superficie cuyos límites concretos
Tovar Esquivel, Espacios trastocados. Historia del convento de San
Lorenzo a través de su arquitectura, México, ipn, 2011, pp. 39-59; no condecía con el crecimiento continuo de la co-
Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 292-295. munidad— dio a los conjuntos la apariencia de “ciu-

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


dades dentro de la ciudad”. En el caso de San Jeró-
nimo, tanto la información arqueológica disponible
como los registros documentales relacionados con
la construcción y adquisición de las celdas revelan
que muchas de ellas se componían de más de dos
cuartos, además de una cocina, y que algunas con-
taron con oratorios, miradores y jardines; de tal for-
ma que, detrás de sus muros, este edificio contuvo
desde pequeñas “viviendas”, de uno o dos cuartos,
hasta espaciosas “casas” que alcanzaron casi 300 m2.
Según los testimonios conservados, celdas con estas
características, existieron en San Jerónimo desde
principios del siglo xvii5 (figura 4).
Sólo a manera de ejemplo, entre infinidad de
muchos otros, pueden citarse algunos casos. El pri-
mero corresponde al convento de San Jerónimo.
En 1713 el capitán Martín Rojas y Amezola adqui-
rió para sus tres hijas, próximas a profesar, la cel-
da de la madre Teresa de San Juan, quien en esos
años era la priora. La evaluación realizada por los
arquitectos Pedro de Arrieta y Juan Antonio de la
| 171
Cruz revela que se trató de una amplia vivienda de
aproximadamente 140 m2. Contó, en planta baja,
figura 4. planta del patio central (mediados del siglo xvii), con la identificación de celdas.
con dos cuartos, un pequeño patio, un corredor de a partir del plano publicado por daniel Juárez cossío, El convento de San Jerónimo. Un
ejemplo de arqueología histórica, méxico, inah, 1989.
acceso y una escalera. En el segundo nivel tuvo
un oratorio, una sala y una azotea cubierta.6 Otro
ejemplo notable es el de Simón Carragal, oficial
5 María Concepción Amerlinck ha documentado aspectos rele-
vantes de esta zona del convento. En particular, ha recopilado
real de caja, quien en 1722 compró una celda en
información precisa acerca de la adquisición de celdas duran- el mismo convento para sus seis hijas, dos de ellas
te el siglo xvii; María Concepción Amerlinck y Manuel Ramos todavía novicias. Conforme a la valuación realizada
Medina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México virreinal,
México, Centro de Estudios de Historia de México Condumex, por el arquitecto Manuel de Herrera, se componía
1995, pp. 68-71; María Concepción Amerlinck, “El convento de de dos plantas, tres aposentos, una sala, un patio y
San Jerónimo en tiempos de Sor Juana”, en Carmen Beatriz
un corredor.7 Asimismo, la diversidad de tamaños
López-Portillo (ed.), Sor Juana y su mundo: una mirada actual.
Memorias del Congreso Internacional, México, fce, Universidad y características de las celdas no surgen sólo de las
del Claustro de Sor Juana, 1998, pp. 71-84. Asimismo, una inter- licencias y de los protocolos notariados. De acuer-
pretación de distintos aspectos de estos espacios, entre finales
del siglo xvi y mediados del xix, fundado en el análisis conjunto
do con la información arqueológica disponible, en
de la información arqueológica y las fuentes documentales, se el corazón de San Jerónimo se descubrió una gran
presenta en Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 122-142 vivienda de aproximadamente 230 m2, de dos plan-
y 158-167.
6 Archivo General de la Nación (agn), Bienes Nacionales, vol. 439, 7 agn, Bienes Nacionales, vol. 994, exp. 8, s.f.; Cristina Elena
exp. 1, s.f.; Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 133-135. Ratto Cerrichio, op. cit., p. 428.

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
figura 6. planta de la celda [xv], patio poniente (ca. siglo xviii). plano publicado por ramón
carrasco vargas, Arqueología y arquitectura en el ex convento de San Jerónimo, méxico,
inah, 1990.

figura 5. planta del patio poniente (entre finales del siglo xvii y finales del xviii), con la
172 | identificación de celdas. a partir del plano publicado por daniel Juárez cossío, El convento hermanas profesas.10 En consecuencia, puede con-
de San Jerónimo. Un ejemplo de arqueología histórica, méxico, inah, 1989.
jeturarse que contó con habitaciones y dependen-
cias de suficiente amplitud. Además, los registros co-
tas, con cinco amplias habitaciones y un jardín con rrespondientes a finales del siglo xvii y principios del
su fuente8 (figuras 5 y 6). xviii demuestran que en San Lorenzo los valores de

La construcción de celdas, con tamaños y carac- las celdas oscilaron entre los 80 y los 1,500 pesos.11
terísticas variables, fue también una constante en el De manera análoga a San Jerónimo, las variaciones
convento de San Lorenzo. En primera instancia, ha- en los montos dependieron del tamaño, distribución
cia 1598 la fundadora de la comunidad, sor Marina y estado de conservación de las viviendas.12
de Jesús —Marina de Mendoza en el siglo— había
10 La fundadora, hija de María de Mendoza y Juan de Zaldívar,
hecho construir una no muy modesta celda, cuyo
convivió con al menos dos hermanas y una tía. Entre finales del
costo total fue de 1,000 pesos.9 Es probable que esta siglo xvi y principios del xvii, durante cuatro generaciones, 11
vivienda fuera compartida, al menos, con dos de sus mujeres pertenecientes a este linaje profesaron en San Loren-
zo; Alicia Bazarte Martínez, Enrique Tovar Esquivel y Martha A.
8 Daniel Juárez Cossío, El convento de San Jerónimo. Un ejem- Tronco Rosas, op. cit., pp. 5-10 y 35.
plo de arqueología histórica, México, inah, 1989, pp. 125-126. Cfr. 11 Ibidem, pp. 125-127.
Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 137-138. 12 En el convento de San Jerónimo, la documentación que co-
9 Archivo Histórico de las Jerónimas de la Adoración (Madrid), rresponde al mismo periodo revela sumas parecidas. Sin embar-
Libro de los principales, f. 13v, apud Enrique Tovar Esquivel, Es- go, es importante considerar que, a mediados del siglo xvii, dos
pacios trastocados…, op. cit., pp. 57-58; Alicia Bazarte Martínez, En- celdas en ese convento alcanzaron las extraordinarias cifras de
rique Tovar Esquivel y Martha A. Tronco Rosas, op. cit., pp. 10-25. 4,000 y 10,000 pesos. agn, Templos y conventos, vol. 148, exp. 77,
Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 216-219. fs. 859 y 863; Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 425-429.

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Sin duda uno de los ejemplos más sugestivos
de los que se tiene registro corresponde al conven-
to de Jesús María. Durante la década de 1730, tres
familias de singular poder económico construyeron
magníficas celdas destinadas a las mujeres de sus li-
najes. Las hijas de José Altamirano —sexto conde de
Santiago—, la hija de José de la Borda —uno de los
más prominentes mineros del siglo xviii— y las des-
cendientes de María Teresa de las Heras y Alcocer
—esposa del mercader Juan Bautista de Arosque-
figura 7. plano del proyecto de adaptación de tres celdas en el convento Jesús maría,
ta— habitaron distintas celdas de extraordinarias realizado por francisco guerrero y torres. agn, correspondencia de virreyes, 1a. serie, vol.
10, fs.160-161. publicado por nuria salazar simarro, “arquitectura elitista en un conjunto
proporciones, que contaron con dos plantas, nume- conventual femenino”, en Historias, núm. 38, méxico, inah, 1997, pp. 55-67.
rosos cuartos, patio, cocina, azotea y hasta una ca-
pilla. En particular, la excepcional celda construida ces requería de remodelación— comportó por lo
por la familia Arosqueta-Fagoaga fue habitada por general una inversión importante. En consecuen-
tres de sus hijas hasta 177513 (figura 7). cia, fue muy frecuente que —al momento de con-
Así, desde la observación formal de la estruc- venir la transacción— las familias de las religiosas
tura y la composición de los edificios, es posible buscaran conservar el dominio de la propiedad
apreciar la importancia que los espacios privados durante más de una generación. Así fue posible
tuvieron. La configuración abigarrada y densa- que monjas con distinto grado de parentesco se
mente poblada de los conventos debe ser inter- mantuvieran unidas. En igual medida, las mismas
| 173
pretada en relación con las formas de vida desa- características de los espacios brindaron las con-
rrolladas en ellos. En igual medida, a partir de diciones para que, con cierta frecuencia, las niñas
la confrontación de las reglas, las crónicas, los del mismo vínculo crecieran bajo la supervisión
preceptos pastorales y los documentos notaria- de las monjas de la familia y permanecieran en
les surgen aspectos diversos de la existencia en el convento hasta tomar estado; es decir, hasta la
la clausura, y se hace evidente la importancia concertación de un matrimonio conveniente o
que aquellos espacios tuvieron. Sobre todo, los hasta su profesión religiosa.
documentos notariales, con los que se formalizó No obstante, tanto en el Concilio de Trento (1545-
la transmisión de las celdas, y las licencias arzo- 1563) como en el Tercer Concilio Provincial Mexica-
bispales, con que se establecieron las condiciones no (1585) se entendió que una forma de reforzar la
del usufructo, revelan que en muchos casos, de observancia de la clausura era restringir al máximo
acuerdo con el espacio disponible, en estas “ca- la presencia de mujeres de distintas condiciones
sas” convivieron varias monjas de un mismo li- que no hubieran profesado los votos religiosos.14
naje, a veces asistidas por una o dos criadas. La
14 De manera general, el Concilio de Trento estableció: “Ni sea
construcción de una celda o la adquisición de una
lícito a ninguna monja salir de su monasterio después de la pro-
que hubiera quedado libre —la que muchas ve- fesión, ni aun por breve tiempo, con ningún pretexto, a no tener
causa legítima que el Obispo aprueba: sin que obsten indultos,
13 Nuria Salazar Simarro, “Arquitectura elitista en un conjunto ni privilegios algunos. Tampoco sea lícito a persona alguna, de
conventual femenino”, en Historias, núm. 38, México, inah, 1997, cualquier linaje, condición, sexo, o edad que sea, entrar dentro
pp. 55-67; Cristina Elena Ratto Cerrichio, op. cit., pp. 347-350. de los claustros del monasterio, so pena de excomunión, que se

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
Asimismo, por ejemplo, las constituciones dadas en más, durante el siglo xvii las celdas, y en cierta me-
1580 por el arzobispo Pedro Moya de Contreras a la dida la presencia de mujeres seglares, fueron acep-
comunidad de monjas de Jesús María, recién fun- tadas, más o menos tácitamente, por las autoridades
dada, buscaron regular de manera precisa la admi- eclesiásticas y admitidas en la prédica pastoral. Por
sión de seglares.15 Las reglas y constituciones de las ejemplo, Antonio Núñez de Miranda, el riguroso
comunidades de San Jerónimo y San Lorenzo tam- jesuita confesor de monjas y autor de numerosos
bién pusieron igual cuidado en este punto.16 Aún escritos destinados a la cura monialum, no censu-
ha de incurrir por solo el hecho; a no tener licencia por escrito ró la existencia de estos espacios en la Distribución
del Obispo o superior. Mas este o el Obispo sólo la deben dar en de las obras ordinarias, y extraordinarias del día.17 El
casos necesarios; ni otra persona la pueda dar de modo alguno,
aun en vigor de cualquier facultad, o indulto concedido hasta propósito de este texto preceptivo fue ordenar las
ahora, o que en adelante se conceda”; El Sacrosanto y Ecuménico actividades cotidianas de las monjas como una for-
Concilio de Trento, trad. de Ignacio López de Ayala, con el texto
ma de ejercicio virtuoso, de manera que cada tarea
latino según la edición de Roma de 1564, Madrid, Ramón Ruiz,
1798, Sesión XXV, Los religiosos y las monjas, cap. V. En 1585, de la rutina diaria estuvo vinculada con cada una de
el Tercer Concilio Provincial Mexicano reafirmó la exclusión de las virtudes que debía cultivar una monja. De un
personas ajenas a la comunidad y fue mucho más explícito en
el tema del ingreso y permanencia de niñas: “En cuanto a la
modo preciso, en su doctrina pastoral los ideales
clausura, reflexionen los obispos o cualesquiera otros superio- de la vida religiosa fueron insertados en un edificio
res, que no deben conceder licencia para que salga una monja real. La disciplina propiciada por Núñez de Miranda
de clausura si no es en caso de lepra, de epidemia, o de algún
incendio grande, de conformidad con lo que dispone la constitu- no sólo se dirigió a las técnicas de la introspección
ción del señor Pío V, de feliz memoria. No se permita a persona religiosas; también buscó controlar el tiempo libre
alguna el ingreso o el acceso a los monasterios, sin licencia por
que quedaba tras cumplir con la oración y la asis-
escrito del obispo, fundada en una causa racional y cierta, con
arreglo a la constitución del señor Bonifacio VIII, que comienza: tencia al coro. En particular, instó a erradicar todas
174 |
Periculoso, y que renovó el sacrosanto Concilio de Trento. Tam- las formas del ocio a través de la práctica de distin-
bién se previene a las superioras, vicarias y abadesas o preladas
de los monasterios, que, bajo ningún pretexto, consientan que
tas labores manuales. Señaló que para dedicarse a
entre niños o niñas pequeñas. Y en caso de contravención, se ellas, después de prima y de la misa comunitaria,
ordena a los prelados que en conciencia corrijan cualquier exce- las religiosas, de acuerdo con las características de
so o descuido que en este punto adviertan en las abadesas o en
las monjas, imponiéndoles aun la pena de suspensión de oficio cada comunidad, podrían reunirse en la sala de la-
(si fuere necesario)”. Tercer Concilio Provincial Mexicano, Libro bor o cada religiosa en su “celda, con las personas
3, Tít. XIII, § II; María del Pilar Martínez López-Cano (coord.),
de su cargo”. Se deduce entonces que no consideró
Concilios provinciales mexicanos. Época colonial, México, iih-unam,
2004, p. 180.
15 “[…] prohibimos que no se admitan cuarentonas ni viudas, si 17 Antonio Núñez de Miranda, Distribución de las obras ordina-
no fuere con gran consideración y evidente beneficio e utilidad rias, y extraordinarias del día, para hazerlas perfectamente, confor-
de la casa a juicio del prelado, y mestizas de ninguna suerte”; me al estado de las Señoras Religiosas. Instruidas con doze maximas
Francisco del Paso y Troncoso, Epistolario de Nueva España, t. substanciales, para la vida Regular, y Espiritual que deben seguir.
XII (1576-1596), México, Antigua Librería Robredo, 1940, p. 71. Dispuesta por el R. P. M. Antonio Núñez de Miranda, de la Sagrada
16 De manera específica, las constituciones XXXIX y XXXX re- Compañia de Jesus, Prefecto que fue de la Illustre Congregacion de la
gularon el ingreso de personas ajenas a la clausura, y explícita- Purissima, Sale a la luz a solicitud, y expensas de las Señoras Religio-
mente pusieron como condición necesaria para la admisión de sas del Convento Real de Jesus Maria. Quienes la dedican a Christo
las “donadas” la licencia de la autoridad superior; Regla y Cons- Señor N[uestr]o Sacramentado, México, Viuda de Miguel Ribera
tituciones que por autoridad apostolica deven observar las religiosas Calderón, 1712. Esta obra fue publicada póstumamente en 1712,
del Orden de S. Jerónimo, en esta ciudad de Mexico, México, Here- aunque se supone que tuvo una primera edición alrededor de
deros de la viuda de Bernardo Calderón, 1702; Regla y constitucio- 1680. Cfr. Antonio Alatorre, “La carta de Sor Juana al P. Núñez
nes que por autoridad apostolica deben observar las religiosas jero- (1682)”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, t. XXXV, núm.
nimas del convento de San Lorenzo de la ciudad de Mexico, México, 2, 1987, pp. 605-607, y n. 35; María Dolores Bravo Arriaga, El dis-
Herederos de la viuda de Francisco Lupercio, 1707. curso de la espiritualidad dirigida, México, unam, 2001, pp. 89-123.

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inadecuado que las monjas convivieran en peque- afectivos. No sólo hicieron posible, en muchos ca-
ños grupos en el espacio privado de las celdas. En sos, la convivencia entre hermanas, tías, sobrinas y
igual medida, implícitamente reconoció que la vida primas, sino que propiciaron el surgimiento de nú-
cotidiana del convento hacía necesaria la presencia cleos fuera de los vínculos familiares; así se trans-
de mujeres seglares, al estipular que la religiosa formaron, por distintas circunstancias, en refugios
para mujeres de diferentes condiciones y articula-
A las doze acudirá a comer, o a el Refectorio, si le ron redes de solidaridad estamental y de género.19
ay de Comunidad: o a su Celda con sus particulares En consecuencia, las características de las celdas
commensales, cuydará de la templanza, honestidad, hicieron posible, sobre todo, la convivencia más o
y desencia, que se debe, a mesa de Esposas de Chris- menos excepcional entre monjas y seglares.20
to, a quien siempre tendrá por combidado […] y ofre- Un acercamiento a este aspecto de la vida con-
cerle los mexores vocados de que se privará por su ventual se vislumbra en un auto enviado por el ar-
amor […].18 zobispo de México, José de Lanciego y Eguilaz, a
las prioras de los conventos de la ciudad.21 Todo pa-
De manera pragmática, en su discurso pastoral rece indicar que, poco después de asumir el cargo,
buscó describir y prescribir disciplinas: el manejo procuró fortalecer el control de la autoridad secular
del tiempo dedicado a las obligaciones religiosas, la sobre las comunidades bajo su jurisdicción. Como
forma de ocupar las horas libres, el señalamiento
de hábitos en la alimentación y un modo de con- 19 Asunción Lavrin y Antonio Rubial han puesto en evidencia
este aspecto de la vida conventual en Nueva España; Asunción
vivencia comunitario a partir de pequeños núcleos
Lavrin, “Vida conventual: rasgos históricos”, en Sara Poot Herre-
dentro un espacio físico privado. En este sentido, su ra (ed.), Sor Juana y su mundo, México, El Claustro de Sor Juana,
| 175
doctrina procuró definir hábitos en función de los 1995, pp. 35-91; Antonio Rubial, “Un caso raro. La vida y desgra-
cia de Sor Antonia de San Joseph, monja profesa en Jesús Ma-
lugares en los que se desenvolvía la existencia. Es ría”, en Manuel Ramos Medina (ed.), El monacato femenino en el
en esta distancia donde se hizo evidente la variedad Imperio Español. Monasterios, beaterios, recogimientos y colegios,
y la riqueza de la vida conventual. México, Centro de Estudios de Historia de México Condumex,
1995, pp. 351-358.
De este modo, aunque las disposiciones con- 20 Nuria Salazar, “Niñas, viudas, mozas y esclavas en la clausura

ciliares buscaron restringir al máximo la perma- monjil”, en María del Consuelo Maquívar Maquívar (coord.), La
América abundante de Sor Juana Museo Nacional del Virreinato,
nencia de mujeres seglares dentro de las clausuras
México, inah, 1995, pp. 161-188.
—fueran niñas, casadas o viudas— y las reglas lo 21 José de Lanciego y Eguilaz se desempeñó al frente del ar-

controlaron expresamente, en la práctica la convi- zobispado de México entre 1712 y 1728. Su gestión estuvo di-
rectamente marcada por los cambios que, en cuanto a la po-
vencia entre unas y otras fue frecuente en la medi- lítica eclesiástica, decidió implementar Felipe V. En particular,
da que existió una demanda más o menos implícita. sus acciones se dirigieron al fortalecimiento de la autoridad del
Es decir, este tipo de celdas propició ciertos usos, clero secular sobre las órdenes religiosas. En este contexto, sus
intereses reformadores se enfocaron tanto hacia cuestiones ad-
tanto como algunas funciones y circunstancias de- ministrativas como disciplinares. Recientemente se ha llamado
mandaron su existencia. Las celdas funcionaron la atención sobre las medidas relacionadas con los jueces ecle-
siásticos, la distribución de los curatos y los intentos encami-
como ámbitos domésticos y privados, conservaron
nados hacia la secularización de las doctrinas; Rodolfo Aguirre
en muchos casos los vínculos de consanguinidad de Salvador, “José Lanciego, arzobispo de México, y el clero regular
las monjas y permitieron el surgimiento de círculos durante la transición eclesiástica del reinado de Felipe V, 1712-
1728”, en Fronteras de la historia, vol. 17-2, 2012, pp. 75-101. Sin
embargo, los aspectos de su gobierno involucrados con los con-
18 Antonio Núñez de Miranda, op. cit., fs. 39-42. ventos de monjas no han sido contemplados todavía.

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
resultado de la visita episcopal —la que sería nece- con quiénes vivían en la clausura y cómo se mante-
sario examinar más detenidamente—, insistió en la nían. Por último, entre el 26 y el 31 de agosto el no-
mayor observancia de las reglas y constituciones, tario recorrió los conventos, interrogó a las prioras y
llamó la atención sobre la presencia de seglares en dejó constancia de sus declaraciones. Poco después
las clausuras y redactó una carta pastoral que se el arzobispo inició una campaña de expulsión de las
centró en el ejercicio de la oración como eje de la mujeres casadas y viudas. Con el fin de no dejarlas
vida de una monja.22 En ella, con una fuerte inten- en el desamparo tenía proyectado crear un recogi-
ción didáctica y preceptiva, citó la Cartilla de la doc- miento para ellas; de manera expresa, buscó que las
trina religiosa del padre Antonio Núñez de Miranda religiosas y las seglares tuvieran “mayor encierro” y
como un compendio de las obligaciones del estado “muchas menos distracciones”.25
religioso.23 De las cartas enviadas por las preladas y de sus
Dentro de estas circunstancias, durante 1715 testimonios ante el notario surgen las historias de
dispuso que cada una de las preladas bajo su juris- 12 mujeres de distinta calidad y condición social,
dicción informara con detalle sobre la presencia de que sólo tuvieron en común tres circunstancias: un
mujeres casadas dentro de las clausuras.24 Resul- matrimonio desafortunado, la posibilidad de contar
ta fácil conjeturar que la disposición fuera una de con una monja que las recibiera y los vínculos ne-
las primeras acciones tendientes a poner en orden cesarios para obtener la licencia que les permitiera
algunos aspectos administrativos y disciplinares ingresar a la clausura. Nueve de las 12 mujeres re-
en su arquidiócesis. Así, en primera instancia, es cluidas fueron españolas, dos mulatas y sólo hubo
probable que entre finales de junio y principios de una indígena. Puede deducirse que cuatro de las
julio de aquel año el arzobispo, a través de su secre- españolas pertenecieron a los estamentos más al-
176 |
tario José de Ansoain y los Arcos, inquiriera a las tos de la sociedad virreinal y estuvieron vinculadas
monjas mediante correspondencia. Cada una de las a las familias de los grandes mercaderes —incluso
preladas respondió al requerimiento durante julio, pudieron tener nexos con la nobleza—. Entretan-
de tal forma que hacia final de mes las autoridades to, las otras cinco parecen ser de recursos medios
tuvieron una imagen más o menos precisa de la si- o bajos, casadas con artesanos o con hombres sin
tuación. Pocos días más tarde, el 9 de agosto, el ar- posición. Finalmente, las dos mulatas y la indígena
zobispo giró un auto a las religiosas mediante el que habían entrado en la clausura como criadas al ser-
las obligó a declarar con toda precisión, ante notario vicio de una monja o como mozas de comunidad.
y bajo pena de obediencia, los nombres y la calidad Sin embargo, pese a la diferencia de condición, para
de las mujeres casadas que había en los conventos. todas ellas el convento fue un refugio; tal y como
En igual medida debieron informar quiénes eran los testimonios revelan: unas habían ingresado a la
sus maridos, su paradero, las causas de la reclusión, clausura “por la mala vida que sus maridos les da-
22 Joseph de Lanciego y Eguilaz, Carta pastoral, que el Ilustrissi- ban”, otras habían encontrado en el convento la pro-
mo, y Rmo. Señor Maestro D. Fray Joseph de Lanciego, y Eguilaz, tección frente al abandono deliberado. Prueba de
Arzobispo de Mexico… escribe a sus amadas hijas las religiosas de ello es que la mayoría había permanecido durante
toda su filiación, México, Herederos de la viuda de Miguel de
Ribera, 1716.
23 Antonio Núñez de Miranda, Cartilla de la doctrina religiosa…, 25 Pilar Gonzalbo Aizpuru, Mujeres en la Nueva España. Educa-
México, Viuda de Bernardo Calderón, 1680. ción y vida cotidiana, México, El Colegio de México, 1987, pp.
24 agn, Bienes Nacionales, vol. 439, exp. 3, s.f. Véase el “Apéndi- 241-242; Carta del Consejo de Indias al arzobispo de México, 13
ce documental”. de abril de 1722, Colección Cuevas, obispos, vol. 46.

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muchos años recluida, a pesar de que formalmente indicar que durante aquel año la familia instrumen-
nadie las había forzado a entrar y nadie las retenía. tó distintas estrategias sociales y económicas ten-
Aún más, en tanto que la licencia para que una mu- dientes a consolidar su posición y, de acuerdo con
jer casada fuera aceptada en la clausura requería estas circunstancias, dio estado a sus mujeres: Leo-
de un trámite más o menos excepcional, es factible nor tomó el hábito en el prestigioso convento y para
que ellas, a través de lazos familiares y relaciones, María Teresa se concertó un matrimonio apropiado.
buscaran los medios para alcanzar la única solución Sin embargo, finalmente ambas compartieron la cel-
deseable frente al desamparo social (tabla 1). da, los recursos y el destino conventual como única
Una historia de abandono y una historia de mal- opción honorable. De acuerdo con el testimonio de
trato sobresalen dentro de un panorama semejante, la prelada, doña María Teresa había sido abandonada
más allá de las diferencias de calidad social y posición inexplicablemente 15 días después de la celebración
económica. De acuerdo con la madre Leonor de San de su matrimonio con don Manuel de la Cruz, quien
Ildefonso, abadesa del convento de Jesús María, había al parecer vivía en sus haciendas en la provincia
dos mujeres casadas dentro de su comunidad. Una de de Michoacán. De “natural angelical, virtuosa y hu-
ellas, María Teresa de Alcocer, había ingresado al con- milde”, según la abadesa, grandes señores —como
vento en 1699, con licencia del arzobispo Francisco el obispo de Michoacán, Manuel de Escalante, y el
de Aguiar y Seijas; por lo tanto, llevaba 16 años reclui- arzobispo de México, Juan de Ortega y Montañés—,
da. Vivía amparada por su hermana, Leonor de San habían intercedido en su favor sin lograr que el ca-
Jerónimo, y recibía, para su manutención, el arrenda- ballero se hiciera cargo de la señora, ni “hiciera vida
miento de una hacienda. Hijas de don José de Alco- maridable” con ella. Otros dos religiosos podrían dar
cer Bocanegra y doña Ana Surita y Leiva, pertenecían testimonio de su caso y de sus virtudes: don José
| 177
a una familia de hacendados residentes en la ciudad de Viveros, capellán de San Jerónimo, y el canó-
de México con propiedades en Michoacán.26 Leonor nigo Juan de Castorena.28 Es muy probable que el
había profesado en julio de 1699; en consecuencia, matrimonio de doña María Teresa fuera concertado
es posible que recibiera a su hermana poco tiempo de acuerdo con los intereses de su familia; en igual
después de haber tomado los votos.27 Todo parece medida las redes familiares fueron las que le brinda-
ron respaldo. Así, casi sin recursos para una mujer
26 En 1696, Alonso de Alcocer y Dávalos —hermano de José de
de su posición y en el desamparo social, gracias a
Alcocer Bocanegra— fundó una capellanía con 2,000 pesos
de capital impuestos sobre dos haciendas de su propiedad ubi- sus vínculos estamentales, permanecía junto con su
cadas en el valle de Puruándiro (Michoacán) y nombró a su her- hermana monja, a quien cuidaba en su enfermedad,
mano José como patrono. agn, Capellanías, vol. 272, exp. 313, fs.
en Jesús María —uno de los conventos más presti-
425f-426f. Cuatro años más tarde, en 1700, Ana de Surita y Leiva
—por entonces viuda— estableció otra capellanía sobre la ha- giosos de la ciudad— con la anuencia de la abadesa y
cienda de San Antonio de los Adobes en la jurisdicción de Gua- respaldada por la autoridad eclesiástica. La jerarquía
yangareo (Michoacán). De acuerdo con el documento, Antonio
de Alcocer Bocanegra —como hijo mayor— heredaría el patro- de quienes apoyaron su caso —dos prelados, un ca-
nato y la sucesión privilegiaría la línea masculina antes que la nónigo y un clérigo—, además de las rentas con las
femenina. agn, Capellanías, vol. 273, exp. 106, fs. 196v-198v. que se mantenía, hacen evidente la calidad de doña
27 Leonor de San Jerónimo —hija de José de Alcocer Bocanegra
y Ana Surita y Leiva— profesó en Jesús María el 19 de julio de María Teresa y su hermana monja; aunque la abade-
1699 y murió el 16 de junio de 1735. Libro de profesiones del sa insistiera en las muchas necesidades que ambas
Real convento de Jesús María, Colección privada, f. 278. Agra-
dezco a Nuria Salazar el que generosamente me facilitara los
datos relativos a la profesión de Leonor de San Jerónimo. 28 Véase el “Apéndice documental”.

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
178 |
Tabla 1. Mujeres casadas en los conventos de monjas de la ciudad de México
Convento Monja Nombre Marido Paradero Causa Tirmpo Recursos
La Concepción. Juana Dominga Juana Ventura de Pedro Domínguez, Desconocido; se No existe causa formal; se 5 años y Hace trabajos de costura;
de San Miguel. Páez, española. español. supone que está en supone un disgusto matri- medio. el marido sólo la mantuvo
Zimapán. monial. durante el primer año.
Juana de Santa Francisca de Orduña, Juan Fis de Leiva, Desconocida. 16 años. Trabaja como criada de
Catarina. mulata. mestizo, sastre, veci- Desconocido. la monja que la recibe;
no de la ciudad. al principio su marido la
mantenía.
Catarina de San Rosalía de San José, Un indio escultor. Se crió en el convento de 12 años. Trabaja como criada de la
José. india. Desconocido. donde salió para casarse; monja que la recibe.
regresó un años después del
matrimonio.
Nuestra Señora No se menciona. Juana de Salazar, Manuel Frontoria. Vive en Perú. Desconocida; había estado 2 meses. Vive de la venta de sus
de Balbanera. española. en el convento antes del pertenencias.
matrimonio.
Clara del Santísi- Gertrudis Núñez de Antonio de Espi- Desconocido; posible- Ingresó a la clausura porque 6 años. Hace trabajos de costura y
mo Sacramento. Arteaga, española. nosa. mente vive fuera de la su marido había dejado la la mantiene su hermana, la
ciudad. ciudad en busca de fortuna. madre Clara del Santísimo
Sacramento.
Jesús María. Leonor de San María Teresa de Manuel de la Cruz. Vive en su hacienda de Recién casada su marido la 16 años. Se mantiene del arrenda-
Jerónimo. Alcocer, española. Michoacán. dejó en el convento. miento de una hacienda de
su propiedad; vive con su
hermana, Leonor de San
Jerónimo.
No se menciona. Juana de la Rosa, José Gelacio, mulato Desconocido. Ingresa a la clausura por la 8o9 Trabaja como moza con-
mulata. de Puebla. mala vida que su marido le años. ventual.
daba.
San Bernardo. No se menciona. Josefa Gallo, Pedro de Meneses. Desconocido. Fue abandonada por su 4 años. Se mantiene con la venta de
española. marido. sus alhajas.
San Jerónimo. No se menciona. María Pasalle, Capitán Esteban Vive en la ciudad de Según un testimonio, su 18 años. Su marido le pasa 50 pesos
española. Colunga. México en la calle de la marido asesinó a alguien en al mes.
Compañía de Jesús. su casa; por este motivo se
refugió en el convento.
Regina Coeli. No se menciona. Ángela Ramiro de José de Alvarran, ca- Vecino de la ciudad. Ingresa a la clausura por la 5o6 Vive de la venta de sus per-
Vargas, española. ballero de la Orden mala vida que su marido años. tenencias; está en calidad

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de Santiago. le daba. Inició demanda de de depositada.
divorcio.
No se menciona. Nicolasa de Saravia, Francisco de Elorria- Desconocido; fue des- Ingresa a la clausura por la 5 años. La mantiene su hermano
española. ga, español. terrado a San Juan de mala vida que su marido le fray José de Saravia.
Ulúa por los maltratos daba.
a su mujer.
No se menciona. María Lucrecia, Francisco de Artea- Vecino de la ciudad, Ingresa por los celos y las 14 años. Vive de su trabajo; al princi-
española. ga, español, platero. vive en la calle de San amenazas de muerte de su pio su marido la mantenía
Juan. marido. con 4 reales cada 15 días.
a De acuerdo con el auto del arzobispo José de Lanciego y Egilaz, 1715. agn, Bienes nacionales, vol. 439, exp. 3, s. f. En La Encarnación, San Lorenzo, San José de Gracia y Santa
Inés, según declaración de las preladas, no había mujeres casadas dentro de las clausuras.
padecían, “pues habiendo sido muy acaudalados sus para conseguir seguro de todo pues aunque fuera en
padres están hoy pereciendo los hijos”.29 alguna casa particular lo consiguiera […] con el reco-
Por otro lado, doña Ángela Ramiro de Vargas, ca- gimiento que deve, assi por satisfacer mas la puresa
sada con José Pérez del Moral y Alvarrán, caballero de fines, como por desmentir la impostura del dicho
de la orden de Santiago, había ingresado a Regina su marido en tener que venirse a Mexico mi parte
Coeli en 1710. La abadesa, Ana de Santa Gertrudis, era por vivir a su libertad resolvio la entrada en dicho
señaló que permanecía en la clausura en calidad convento: y viendo por todo lo pasado que el unico
de depositada desde entonces, forzada a vender sus medio de salvar su alma, asegurar su vida, mantener
pertenencias y a pedir prestado entre la comunidad su honor, y vivir sin tantos afanes y mortificaciones,
de monjas, sin que su esposo la asistiera en nada.30 como hasta ahora ha padecido es el estar separada del
Aunque aparentemente no tenía vínculos familia- susodicho […].32
res dentro del convento, según la declaración nota-
riada, doña Ángela, víctima de los malos tratos que Los hechos narrados por la propia doña Ángela
su marido le daba, había ingresado a la clausura —y confirmados por las declaraciones de los testi-
en silla de manos —signo inequívoco de su condi- gos de la causa— revelaron la violencia de la que
ción social— y había iniciado una demanda formal fue víctima. Las humillaciones físicas y verbales
que se desahogaba también desde 1710. Dada su ca- habían comenzado sólo una semana después de
lidad, la licencia para el ingreso fue otorgada por las la boda; en aquella oportunidad, tras injuriarla, le
mismas autoridades que tramitaron su divorcio y había arrojado un pequeño brasero. Meses más
es probable que residiera en la celda de una monja tarde, al trasladarse el matrimonio a su hacienda
vinculada a su familia. de Ozumba, don José había sustraído toda la pla-
| 179
De acuerdo con la demanda, las circunstancias ta labrada y las joyas de su esposa, había buscado
que rodearon el ingreso de doña Ángela a Regina testigos falsos para acusarla de adulterio y la había
Coeli fueron especialmente aciagas.31 Tras hacer encerrado desnuda y a oscuras en una habitación.
una detallada relación de los acontecimientos que Familiares y sirvientes, uno tras otro, relataron los
la llevaron a iniciar el pleito, afirmó que había deci- hechos y aseveraron que don José “[…] la trataba
dido refugiarse en el convento por salvar su alma, muy mal de obra, y de palabra golpeandola; bofe-
su vida y su honra. Desde una situación tan extrema teandola, y ultrajandola con voces inpersonales, y
la clausura fue considerada por ella como el único que la trataba de inferior calidad del diciendole que
lugar seguro. Así, sostuvo, la situación había llevado con su dinero se avia casado”.33
Tras la detallada declaración de hechos, a fina-
[…] a dicha mi parte por no peder la vida, o vivir con les de abril de 1710 doña Ángela dio pleno poder
afrentas, injurias, temores graves, desprecios, y peli- ante notario, en el locutorio del convento, para que
gros de su alma a entrase en el convento de regina don Alonso de Arias y Rojas actuara como su re-
donde se halla con lizencia del señor vicario de él presentante durante el litigio. Con determinación
solicitó la separación, el divorcio de su marido y la
29 Idem.
30 Idem.
31 agn, Civil, vol. 249, exp. 1, fs. 1-398. Se trata de un muy exten- 32 agn, Civil, vol. 249, exp. 1, f. 2v. En la transcripción de los
so documento que contiene el proceso completo de la demanda documentos he conservado la ortografía y la puntuación origi-
interpuesta por doña Ángela Ramiro de Vargas contra su esposo, nales.
don José Pérez del Moral y Albarrán. 33 agn, Civil, vol. 249, exp. 1, f. 17v.

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
restitución completa de su dote —que ascendía a la de haber presenciado cómo su esposo cometía un
cuantiosa suma de 40,000 pesos—; además reclamó asesinato en la residencia conyugal.
1,000 pesos para su manutención y para cubrir los Sin embargo, estas historias registradas en 1715
gastos de la litis.34 Sin embargo, y a pesar de la en- no resultan completamente excepcionales. Por una
tereza con que parece haber enfrentado su destino, parte, en 1684 la comunidad de San Bernardo, tras
uno de los testigos afirmó que “[…] sabe que desde el trámite correspondiente, había acogido a Josefa
que se casso a vivido con grandes mortificaciones de la Cruz, quien temiendo por su vida huía de los
por el rigido del natural de dicho don Joseph que maltratos reiterados de su esposo. Respaldada por
aun estando como esta en el convento aun no le la priora dirigió una carta al arzobispo en la que so-
parese estar segura porque nombrandoselo se so- licitó permiso para vivir con su hermana monja.36
bresalta […]”.35 Por otra parte, en el convento de San Jerónimo tam-
Situaciones parecidas a las de doña Teresa y doña bién se registraron otros casos singulares: durante
Ángela se replicaron en estamentos medios y bajos. el siglo xvii en él profesaron votos completos una
Gertrudis Nuñez de Arteaga vivía junto con su her- mujer casada y dos viudas. A diferencia de las an-
mana, la madre Clara del Santísimo Sacramento, teriores, ellas no entraron al convento como segla-
profesa en el convento de Nuestra Señora de Balba- res, sino que se incorporaron a la comunidad como
nera. Tal vez ambas compartieran una celda modes- monjas de velo y coro. De acuerdo con el libro de
ta y, según el testimonio notarial, la señora ganaba profesiones, en 1603 Mariana de Santa Cecilia, poco
su sustento mediante trabajos de costura. Su marido después de su matrimonio, había “abandonado el
había dejado la ciudad, seis años atrás, en busca tálamo” para convertirse en monja.37 Décadas más
de fortuna, sin que desde entonces nadie supiera de tarde, en 1624, Luisa de Santa Ana —viuda, hija de
180 |
él. Por otra parte, Nicolasa de Saravia permanecía Damián de Za y Ana Gómez Tameris— profesó in
en Regina Coeli desde 1710. Casada con Francisco articulo mortis.38 Finalmente, Ana de la Gasca, viu-
de Elorriaga, acusado de maltratos y desterrado en da del doctor Miguel Caballero, médico, profesó en
San Juan de Ulúa, vivía quizá con alguna religiosa 1696 a la edad de 29 años.39 Hija de Juan de la Gasca
vinculada a su familia, gracias a los buenos oficios
y la asistencia material de su hermano, fray José 36 agn, Templos y conventos, caja 6226, exp. 91.
37 Biblioteca de la Universidad de Texas, Colección Nettie Lee
de Saravia. Otro tanto sucedía con Josefa Gallo; su
Benson, Libro de professiones y elecciones de prioras y vicarias
marido —Pedro Meneses— la había abandonado en del Convento de San Gerónimo, f. 92v. Mariana de Santa Cecilia,
San Bernardo y se mantenía gracias a la venta de hija de Juan López Tamaris y Luisa Desa, profesó en San Jeró-
nimo en 1603 y murió en 1652. De acuerdo con la anotación
sus alhajas. De manera semejante, al escapar de dis- anexa, “esta religiosa habiendose desposado se huyó del tálamo
tintas formas de violencia doméstica, María Pasalle y vino a ser monja”.
38 Ibidem, f. 117v. De acuerdo con la anotación anexa “murio
fue recibida en San Jerónimo. Casada con el capi-
la susodicha el mismo dia que profeso esta era viuda y alla en
tán Esteban Colunga, un mercader de la ciudad de su cama quiso ser monxa pidio la profesion y dieronsela en la
México, encontró amparo en la clausura, después cama; y muerta vino a enterrarse al coro vaxo con las demas
monjas y traxo los tres mill pesos de su dote y ciem pesos para su
34 Del total de la dote y arras, se habían entregado 8,000 pesos entierro, esta es madre de la madre Mariana de Santa Cecilia la
en reales; el resto fue cubierto con joyas, perlas, platería, vesti- que se huyo del talamo abiendose desposado y dexo a su esposo
dos, esclavos, menaje de casa y el capital de una tienda de sedas; y se entro monja en este convento”.
de todo ello la parte acusadora pedía restitución. agn, Civil, vol. 39 Ibidem, f. 197f. agn, Bienes Nacionales, vol. 130, exp. 45, Sobre
249, exp. 1, f. 3. el hábito de bendición que pretende recibir Ana de la Gasca Hi-
35 agn, Civil, vol. 249, exp. 1, f. 20f. dalgo, viuda del doctor Miguel Caballero, médico (1695).

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y Bárbara Hidalgo, es probable que compartiera la refugiar a los conventos de religiosas, por la facilidad
celda con su hermana y con una prima —Juana de que había en su admisión.41
San Luis y María Teresa de San Ignacio—, quienes
habían tomado los votos tres años antes el mismo Así, desde el punto de vista de la autoridad, pa-
día.40 El maestro cirujano Luis de Molina —casado rece claro que abandonos y maltratos fueron consi-
con Francisca Hidalgo y padre de María Teresa— se derados como “frívolos pretextos” y que la clausura
comprometió a entregar la dote de doña Ana. De era una opción tan deseable que “muchas mujeres”
tal modo, quizá los lazos profesionales de su esposo escaparon de la vida matrimonial, a la que habían
y los vínculos familiares facilitaran las diligencias sido destinadas, porque veían las celdas de sus pa-
para que rápidamente la viuda pudiera ser admiti- res religiosas como un “cómodo refugio”.
da como monja. No obstante, la mayoría de las mujeres casadas
En síntesis, entre los siglos xvii y xviii, diferentes que en 1715 vivían en las clausuras de la ciudad de
historias personales y circunstancias permiten vis- México parecen haber sido víctimas de los cazadores
lumbrar que, con cierta frecuencia, los conventos de dotes y de las alianzas matrimoniales arregladas de
sirvieron de refugio frente a diversas formas de des- acuerdo con los intereses estamentales y económi-
amparo social. Paradójicamente, en una carta que el cos. Las 12 historias hacen evidente, tanto desde la
Consejo de Indias dirigió al arzobispo de México en perspectiva de las religiosas y de las seglares reclui-
1722, es posible observar cómo fue interpretado el das, como desde la perspectiva de las autoridades
testimonio de las monjas y cómo la convivencia de eclesiásticas, que el destino de las mujeres duran-
religiosas y seglares fue considerada un problema te el antiguo régimen osciló entre el matrimonio y
que afectaba la disciplina religiosa y el orden social. el convento. Fuera de esta alternativa sólo cabía el
| 181
En el contexto de las medidas reformadoras, que desamparo. En igual medida, los datos en torno a la
tanto autoridades civiles como eclesiásticas busca- vida de aquellas 12 mujeres revelan una vez más
ron implementar durante el siglo xviii, de acuerdo las redes de solidaridad estamental y de género y los
con el Consejo de Indias, el arzobispo Lanciego y vínculos que, más allá de muros y cerrojos, tuvieron
Eguilaz había logrado expulsar el mundo y la clausura. Al mismo tiempo, las respuestas
de las prioras permiten observar por qué y en qué
[…] de los mismos conventos de monjas mugeres se- condiciones algunas mujeres casadas compartían su
culares de todos estados, y en especial casadas, que existencia con las monjas; también permiten reflexio-
notoriamente ocasionaban mucha turbación e incon- nar sobre la relación entre el espacio arquitectónico
venientes a la observancia monástica, con las costum- y la vida conventual. La disposición general de las
bres diferentes y abusos que residen tan de ordinario celdas propició ciertas costumbres, en igual medida
en ellas, además de otros perjuicios que en lo secular que la persistencia de ciertas demandas funcionales
se experimentaban y se habían experimentado hasta mantuvieron vigente las celdas y sus características.
entonces, de irse las mugeres, con fríbolos pretextos a El edificio ostenta las huellas de sus usos. En conse-
40
cuencia, el estudio de las estructuras arquitectónicas
Juana de San Luis —hija de Juan de la Gasca y Bárbara Hi-
dalgo— y María Teresa de San Ignacio —hija del maestro Luis constituye un material fundamental para la historia
de Molina y Francisca Hidalgo— profesaron el 22 de noviembre
de 1693. Biblioteca de la Universidad de Texas, Colección Nettie 41 Pilar Gonzalbo Aizpuru, op. cit., n. 90, p. 242. Carta del Con-
Lee Benson, Libro de professiones y elecciones de prioras y vi- sejo de Indias al arzobispo de México, 13 de abril de 1722, Colec-
carias del Convento de San Gerónimo, fs. 194f-194v. ción Cuevas, obispos, vol. 46.

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
de la cultura y la vida cotidiana. Los edificios se con- encarnacion [al margen]
vierten —al igual que otras expresiones de la cultu- en la ciudad de mexico en veinte y seis dias del mes de
ra— en objetos de estudio que es necesario interpre- agosto de mil setecientos y quince años yo el notario es-
tar a la luz de las fuentes tradicionales de la historia. tando en uno de los loqutorios del sagrado convento de
religiosas de nuestra señora de la encarnacion //f.
Apéndice documental42 v// de esta dicha ciudad notifique el auto de esta foxa
como en el se contiene y para el efecto que expressa
1. auto del arzobispo y respuesta a la reverenda madre Josepha de la encarnacion aba-
de las abadesas y prioras desa de el en su persona que entendida de su efecto
—dijo que en la clausura de este dicho convento no se
//f. f// autto [al margen] halla ninguna muger cassada por cuya causa no tiene
en la ciudad de mexico en nueve dias del mes de que declarar y esto respondio y firmo de que doi fee.
agosto de mill setezientos y quinze años el ylusttrisimo Josepha de la encarnacion abbadesa [rúbrica]
y reverendisimo señor maestro don fray Joseph de bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
lanciego y eguilaz monge del gran patriarcha señor
san benito arzobispo de la santa yglesia metropoli- san lorenzo [al margen]
tana desta ciudad y su arzobispado del consejo de en la ciudad de mexico en veinte y seis dias del mes
su magestad etcetera mi señor —dixo que por quanto de agosto de mil setecientos y quinze años estando en
convenia saber el numero de mugeres casadas que po- uno de los loqutorios del sagrado convento de san
dia haver en los conventos suxetos a la jurisdiccion de lorenzo de esta ciudad yo el notario notifique el auto
su señoria ylusttrisima para que cerciorado de ello pro- de esta foxa para lo que contiene a la reverenda ma-
182 |
videnciar lo conveniente y en esta atencion mandava y dre Joana maria de san Crisptoval priora de el en su
mando que cada una de las preladas de ellos distinta y persona que entendida de su efecto —dixo que dentro
separadamente declaren en virtud de santa obediencia de la clausura de este dicho convento no se halla al
por ante el notario que les notificare este auto, con toda presente ninguna muger del estado que expressa dicho
expresion y claridad el numero de mugeres casadas auto y esto respondio y firmo de que doi fee.
que ay dentro de la clausura de cada convento y sus Juana maria de san Crisptobal priora [rúbrica]
calidades, la causa de su recoximiento en ellos, quie- bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
nes sean sus maridos y donde se hallan, como assimis-
mo de que se mantienen dichas mugeres y el tiempo de //f. f// concepcion [al margen]
su reclusion, y no se escusen dichas preladas de hazer en la ciudad de mexico en veinte y seis dias del mes
dicha declaracion como ba mandado y estandolo se de agosto de mill setecientos y quince años estando
traiga ante su señoria ylusttrisima para lo que conven- en el loqutorio que llaman la contaduria del sagrado
ga y assi lo proveyo acordo e mando y firmo. convento de nuestra señora de la concepcion de esta
fray Joseph arzobispo de mexico [rúbrica] dicha ciudad yo el notario notifique el auto de la foxa
antte mi don Joseph ansoayn y los arcos secretario antecedente segun y como en el se contiene a la re-
[rúbrica] verenda madre maria ysabel de la trinidad abadeza
actual de el referido convento en su persona y entendi-
42 agn, Bienes Nacionales, vol. 439, exp. 3, s.f. En la transcrip-
ción de los documentos he conservado la ortografía y la puntua-
da de su efecto dijo que en su obedecimiento y el de
ción originales. la pena de santa obediencia que se le notifica declara

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haver dentro la clausura de este dicho convento tres mantenido y mantiene de lo que sirve a la madre ca-
mugeres cassadas, la una doña Juana bentura de paez tharina de san Joseph la peña con quien se halla y no
española muger de pedro dominguez tambien español save si entro o no con lizencia que estas son unicamen-
que habra como cinco años y medio que esta en esta te las mugeres cassadas que al presente ay dentro de
dicha clausura, no save formalmente la causa porque esta clausura y cumpliendo con el precepto impuesto en
pero discurre seria algun disgusto con su marido quien dicho auto declara y lo firmo de que doi fee.
no save donde se halla y aunque informada de la maria ysabel de la trinidad abbadesa [rúbrica]
madre Joana dominga de san miguel con quien se ha- ante mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
lla dicha Joana bentura se ha dicho tener noticia de que
dicho pedro dominguez esta en simapan y que de lo //f. f// balbanera [al margen]
que se ha mantenido mas tiempo de quatro años es de en la ciudad de mexico en veinte y siete dias del mes
su travajo en costura y de lo que dicha madre Joana de agosto de mil setecientos y quince años yo el notario
dominga le da, porque dicho su marido solo el primer estando en uno de los loqutorios del sagrado convento
año le acudio, y despues no le ha dado nada y que en- de balbanera de esta dicha ciudad notifique el auto de
tro con lizencia del señor vicario que entonces era de las foxas antes de esta segun y como en el se contiene
este convento el señor maestre escuela —asimesmo se a la muy reverenda madre petra de san ildephonso
halla otra francisca de orduña mulata libre cassada actual abbadeza de este dicho convento que entendi-
con Juan fis vecino de esta ciudad de oficio sastre al da de su efecto —dijo que cumpliendo con el precepto
parecer mestizo que no save donde vive ni travaja; que impuesto en dicho auto declara hallarse actualmente
habra tiempo de diez y seis años poco mas o menos dentro de la clausura de este dicho convento dos muge-
que estan en esta clausura en compañia de la madre res cassadas, la una doña Joana de salazar española
| 183
Joana de santa catharina y no save la declarante la cassada con manuel frontoria que segun ha oido decir
causa de su reclusion y que esta se ha mantenido y se halla oy en el reino del peru, y que ha viendo salido
mantiene de su travajo y lo que dicha religiosa le da de esta clausura en donde havia estado antes, bolvio a
//f. v// aunque a los principios le pareze le acudia entrar en ella habra tiempo como de dos messes poco
dicho su marido pero que al presente no da nada y que mas o menos a lo que le pareze a la declarante y que
entro en la sede vacante del ylusttrisimo señor arzobis- la caussa no la save ni le consta mas de haverla reze-
po don francisco de aguiar y seijas difunto siendo vi- vido de mandato de su señoria ylusttrisima el arzobis-
cario de este convento el señor doctor don manuel de po mi señor y que oy esta pereziendo y vendiendo lo
escalante con licencia de dicho señor vicario —otra que tiene para mantenerse por no tener de que ni quien
llamada rosalia de san Joseph india cassada con un le acuda con cossa alguna para su sustento —la otra
indio escultor a lo que le pareze que no save en donde doña gertrudis nuñez de arteaga española muger de
asiste aunque le han dicho a la declarante anda men- antonio de espinosa que se halla ausente de esta ciu-
digando por las calles de esta ciudad y tanpoco save dad; y que habra tiempo como de seis años que con
su nombre, que esta habra como doze años poco mas lizencia del señor vicario visitador que entonces era
o menos que esta en esta clausura en donde se crio y de este convento el señor lizenciado don francisco
de donde salio para casarse, y haviendo contrahido parcedo y ulloa entro en compañía de la reverenda
matrimonio, no estuvo ni aun ocho dias con su marido a madre clara del santisimo sacramento portera mayor
quien aborrecio luego y por caussa de no querer estar su hermana quien la ha mantenido, y man//f. v//
con el se bolvio dentro en este convento donde se ha tiene ayudandose esta con su travajo que exercita en

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
costuras; y que la caussa es por haver llegado su mari- y que habra tiempo como de ocho o nueve años
do a summa pobreza y haverse ido a buscar la vida, que esta en este convento que vino a el depositada
y que dicha madre clara porque se recogiera y no por orden del señor provisor y vicario general que
con la ocassion de estar ausente su marido, y haver entonces era el señor don antonio de aunzibay por
quedado tan sumamente pobre, y de buena cara la mala vida que dicho su marido le dava, y que se
la tuviera para alguna ofensa a dios nuestro señor la mantiene de ser mosa coventual por que en la oficina
entro como ha dicho en esta clausura, y que lo que es mezessaria travaja y de esso se mantiene y que
ha dicho y declarado es la verdad so cargo de la pena esto es lo que puede y deve declarar so el precepto
impuesta en el referido auto y cumpliendo con su tenor de obediencia que se le ha notificado y lo firmo de
declara y lo firma de que doi fee. que doi fe.
petra de san ylifonso abbadesa [rúbrica] enmendado —quince —vale
antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica] leonor de san yldefonzo abbadesa [rúbrica]
antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
Jhesus maria [al margen]
en la ciudad de mexico en veinte y siete dias del //f. v// san bernardo [al margen]
mes de agosto de mill setecientos y quince años yo el en la ciudad de mexico en veinte y nueve dias del mes
notario estando en uno de los loqutorios del sagrado de agosto de mil setecientos y quinze estando en un
convento real de Jhesus maria de esta dicha ciudad loqutorio de los del convento de reeligiosas del dulcis-
notifique dicho auto como en el se contiene a la muy simo nombre de maria y san bernardo abad de esta
reverenda madre leonor de san yldephonso actual ciudad yo el notario notifique el auto de las foxas antes
abadeza de el en su persona y entendida de su efec- de esta segun y como en el se contiene a la muy reve-
184 |
to —dijo que cumpliendo con el precepto en el im- renda madre Josepha francisca de san raphael actual
puesto declara haver dentro de la clausura de este priora de el en su persona y entendida de su efecto
dicho convento dos mugeres cassadas la una española —dixo que cumpliendo con su tenor declara hallarse
llamada doña maria theresa de alcozer española cas- dentro de la clausura de este convento doña Josepha
sada con //f. f// don manuel de la cruz que se gallo española casada con don pedro de menesses
halla en la provincia de michoacan en donde tiene que no save si se halla en esta ciudad o fuera de ella; que
haziendas, y que habra tiempo de diez y seis años ha tiempo de quatro años que esta en esta clausura
que esta en esta clausura manteniendose del arren- manteniendose del producto de algunas alaxas que ha
damiento de una hacienda que tiene y este tan corto ido, y va vendiendo, por que dicho su marido no le
que si no le ayudara con lo poco que tiene y le da la ha dado ni da cosa alguna, y que la caussa de haverse
communidad la madre leonor de san geronimo su entrado fue por haverla dexado dicho su marido y no
hermana con quien esta pereciera; y que en quanto hazer vida con ella y que esto es lo que unicamente en
a la caussa porque se entro en el no save otra cossa obedecimiento y para cumplir con el precepto de su
que haverla dexado su marido recien cassada, y que señoria ylustrisima tiene que declara por no haver otra
entro con lizencia del ylusttrisimo señor arzobispo muger ninguna cassada dentro de esta clausura y lo
don francisco de aguiar y seijas difunto —assi mes- firmo de que doi fee.
mo esta otra llamada Juana de la rosa mulata libre Josepha francisca de san raphael priora [rúbrica]
cassada con Joseph gelacio mulato libre natural de antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
la puebla que no save si esta o no en esta ciudad;

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//f. f// san Joseph de gracia [al margen] theresa de san Juan ppiora [rúbrica]
en la ciudad de mexico en treinta y un dias del mes de antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica]
agosto de mil setecientos y quince años yo el notario
esando en uno de los loqutorios del convento de reli- regina [al margen]
giosas de san Joseph de gracia de esta dicha ciudad en la ciudad de mexico en treinta y un dias del mes
notifique dicho auto a la reverenda madre agueda de agosto de mil setecientos y quince años estando en
de san bernabe abadeza de el a quien requeri en su uno de los loqutorios del sagrado convento de nuestra
persona declare como por el se manda y entendida señora de regina Çoli de esta ciudad yo el notario
de su conthenido —dijo que al presente no ay dentro notifique dicho auto como en el se contiene para que
de la clausura de este dicho convento ninguna muger devajo de la pena que incluie declare como se manda
cassada por cuya razon no tiene que declarar y esto a la reverenda madre ana de santa gertrudis actual
respondio y firmo de que doi fee. abadeza de el en su persona y entendida de su efecto
agueda de san bernabe abbadesa [rúbrica] —dijo que cumpliendo con el precepto en dicho auto
antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica] impuesto declara haver dentro de la //f. f// clausura
de este convento tres mugeres cassadas la una doña
san geronimo [al margen] angela ramiro de vargas que lo es de don Joseph de
en la ciudad de mexico en treinta y un dias del mes alvarran del orden de santiago vezino de esta ciudad
de agosto de mil setecientos y quince años estando en que habra como cinco o seis años que esta en ella por
uno de los loqutorios del convento de religiosas de san causa de la mala vida que dicho su marido le dava
geronimo de esta ciudad yo el notario notifique dicho sobre que ha seguido demanda de divorcio que esta
auto segun y como en el se contiene a la reverenda se entro en una silla de manos, y oy esta como deposi-
| 185
madre theresa de san Juan priora actual de el y le tada en este convento y que se mantiene de lo que ha
requeri haga la declaracion que por el se manda y empeñado y pedido prestado para sustentarse a algu-
declarando —dijo que dentro de la clausura de este nas religiosas de este convento y a la declarante por
dicho convento se halla doña maria pasalle españo- no darle su marido nada —la otra doña nicolasa de
la casada con don estevan colunga vezcino de esta saravia española cassada con francisco de elorriaga
ciudad en la calle de la compañía de Jhesus que ha español que al presente no save si esta en esta ciudad
tiempo de diez y ocho años que esta en este convento o fuera della y que ha tiempo de cinco años poco mas
//f. v// y que no save ciertamente la caussa de su que esta dentro de esta clausura y que entro por la
reclusion, que la que ha oido decir fue que haviendo mala vida que le dava su marido por cuya caussa lo
hecho una muerte dicho su marido por un testimonio desterraron a san Juan de ulua por la real Justicia y que
que levantaron a un mozo que entrava en su cassa durante el tiempo de su destierro fue quando entro con
se refugio en este convento y entro en el con licencia lizencia que para ello obtuvo del señor doctor don mi-
del ylustrisimo señor arzobispo de este arzobispado guel gonzalez de valde ojera siendo vicario visitador
que entonces era el señor don francisco de aguiar de este dicho convento y que la ha mantenido y man-
y seijas, y que para su mantenimiento le da dicho su tiene fray Joseph de saravia del orden de la merced su
marido cincuenta pesos en cada un mes, y que esta es hermano —la otra maria lucrecia española cassada
la que unicamente ay dentro de esta clausura y declara con francisco de arteaga español oficial de platero
cumpliendo con el precepto impuesto en dicho auto y que vive en la calle de san Juan que ha que esta en
lo firmo de que doi fee. este convento como catorze años por zelos que tuvo

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
su marido haviendo buelto a esta ciudad de un viaje tienpo como si fuera religiosa sin aver dado nota en
que hizo y haverla amenazado de muerte y que se ha nada —la otra es parda se llama francisca de or-
mantenido y sustentado de su travajo por que dicho su duña esta a diesiseis años que esta aca, entro en la
marido //f. v// tan solamente le ha imbiado algunos sede vacante que era vicario el señor don manuel
años quatro reales cada quince dias y esto declaro ser de scalante —su marido se llama Juan fis de leiva,
verdad y no haver otra ninguna muger cassada en la en todo este tienpo no le acudido en nada, ni se a
clausura deste dicho convento y lo firmo que doi fee. cordado de ella, esta a prosedido muy vien; los mo-
anna de santa gertrudis abbadesa [rúbrica] tivos de las doz no lo se esta es toda la verda en mi
antte mi bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica] tienpo no a entrado ninguna vea vuestra merced que
otra cosa me manda en que le sirva no se me ofrese
santa ynes [al margen] mas sino que nuestro //f. v// señor me guarde la
en la ciudad de mexico en treinta y un dias del mes de de vuestra merced muchos años deste convento de
agosto de mill setecientos y quince años estado en uno nuestra señora de la consepcion y julio 4 de 1715.
de los loqutorios del convento de religiosas de santa besa la mano de vuestra merced su servidora que
ynes de esta ciudad notifique el auto susso expressado le stima
a la reverenda madre maria de san francisco actual maria ysabel de la trinidad abbadesa [rúbrica]
abadeza de el en su persona y entendida de su efecto
—dixo que cumpliendo con el precepto impuesto en el //f. f// muy señor mio estimare este vuestra merced
declara no haver dentro de la clausura de el ninguna mejor que Juan me dixo estava vuestra merced con
muger cassada y esto respondio y firmo de que doi fee poca salud me alegrare que la purga aya echo mu-
—enmendando maria vale cho probecho para conseguir la mejoria que deseo
186 |
maria de san francisco abbadesa [rúbrica] —aviendole avisado vuestra merced en la carta de
bernardo nuñez de Zúñiga nottario [rúbrica] dos que se allavan cassadas hasiendo delijencia me
acorde de una y digecela que se crio aca desde muy
2. cartas de las abadesas y prioras pequeña que la crio la madre maria de la o que fue
abbadesa esta la casso luego al istante avorresio al
//f. f// 12 casadas marido y no quiso juntarse con el a los ocho o dies dias
3. se uyo el ama yso deligencia por que no se perdiera
la entro //f. v// consigo a doze años que esta aca
señor secretario selebrare el que gose vuestra merced despues de casada, murio su ama y esta con la madre
de perfecta salud, la mia aunque corta queda para catharina de san Joseph, esto es lo se ofrese por otra
servir a vuestra merced —señor mio rresevi la carta el yndio con quien se casso no se save del si vive o
de vuestra merced no rrespondi luego, por haser, la mure, no se me ofrese mas sino pedir a nuestro se-
deligencia de las que ay cassadas que son doña ñor me guarde la de vuestra merced felises años deste
Juana bentura de paes a sinco años y sinco meses convento de nuestra señora de la consepcion y julio
que esta aca entro en la sede vacante con licencia 6 de 1715.
de el señor maestre escuela —se llama su marido besa la mano de vuestra merced su servidora que
don pedro domingues, esta en simapan un año la le stima
solissito quatro años ha que no viene ni se acuerda maria ysabel de la trinidad abbadesa [rúbrica]
de ella, ni la acude en nada, ha prosedido en este

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señor secretario don Joseph ansoayn y los arcos que en este convento no se observa resivir a mugeres
casadas las secularas que ay son niñas que se an cria-
//f. f// mui mi señor oi ago nombre de dios coxiendo do dentro de la clausura algunas por ser sumamente
la pluma para solisitar las notisias de la salud de vuestra pobres se an quedado mui grandes y sin estado y arto
merced pues de el dia que nos bimos e stado en cama me olgara que dios la remediara y asi no ai otro gene-
pues me acometio por quatro ocasiones este adsidente ro de secularas en esta clausura ni quiera dios las aiga
que a dado en darme como insulto que yegue a estremo vuestra merced bea si me manda en que le sirva interin
de morir que si no me dan una purga a las siete de la pido a dios me guarde la vida de vuestra merced años
noche estoi ya en la otra bida a querido dios darme convento de nuestra señora de la encarnacion y jullio
mejoria aunque la divilidad de las piernas es grande por 2 de 1715.
que e tenido mui quitadas las ganas del comer i asi me besa la mano de vuestra merced su servidora
e desflaquesido muncho por cuya causa no enbiado a Josepha de la encarnacion abbadesa [rúbrica]
saber de mi querido padre el señor arsobispo que estima-
re le de vuestra merced mis encomiendas i le partisipe mi //f. f// señor secretario muy señor mio [al margen]
adsidente que me encomiende a dios i obedesiendo su ninguna
mandato digo que las mugeres casadas que contra mi resevi la de vuestra merced con las estimasiones que
boluntad estan en el conbento son quatro devo y me alegro de su salud de vuestra merced a
doña angela cuyas ordenes estoi la gracia me asiste —señor mio
doña andrea tocante a la pregunta que vuestra merced ase por man-
doña nicolasa dato de nuestro santo prelado digo que muxeres casa-
maria lucrecia das no ai ninguna ni de las que estan por seculares ni de
| 187
estas son las que ai i no se las causas vuestra merced mosas por ser cosa que simpre an defendido asi mis
i el señor probisor o promotor fiscal las sabra mejor que antesesoras como yo y si en tiempo an entrado algunas
yo i asi no tengo mas que decir que pedir a nuestro a sido por mandato del prelado y con muy justas cau-
señor me quide la vida de vuestra merced para consuelo sas pero de presente no las ay. es cuanto se me ofrese
//f. v// de su segura i afedta serbidora desta su casa i informar a vuestra merced cuya vida me guarde dios
nuestra de regina seli 20 de julio de 1715. muchos años san lorenso y julio 4 de 1715.
mui mi señor besa a la mano de vuestra merced su besa la mano de vuestra merced su servidora que le
madre estima
anna de santa gertrudis abbadesa [rúbrica] Juana maria de san Crisptobal priora [rúbrica]

señor secretario don Joseph ansoayn i los arcos mi que- //f. f// ninguna [al margen]
rido i señor señor secretario don Joseph ansoain y los arcos mui mi
señor vi la de vuestra merced y el orden que tiene de su
//f. f// ninguna [al margen] señoria ylusttrisima y obedeciendo a su mandato digo se-
señor secretario mui señor mio ñor que en este combento no ai muxer cassada ninguna,
ni xamas se a permitido la aiga por asegurar la quietu de
resevi el de vuestra merced con la estimasion que devo las religiosas y de mas que nos acisten o en la clausura y
y selebro su salud que prospere el señor como deseo y res- aci es costumbre antigua no admitirlas por lo cual no ai
pondiendo a la pregunta de su ylusttrisima digo señor al presente ninguna como dejo dicho gracias al señor a

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
quien pido la salud y vida de vuestra merced por mui feli- de la crus quien a los dose o quinse dias de averse
ces años de este combento de nuestro padre san Joseph casado la dejo sin saverse el motivo y aviendose em-
de gracia y 4 de julio de 1715 años peñado el ylusttrisimo señor don manuel de escalante
besa la mano de vuestra merced su mas afecta y el excelentisimo señor don Juan de ortega y otros mu-
segura servidora chos sujetos jamas se a conseguido que la atienda ni
agueda san bernabe abbadesa [rúbrica] aga vida maridable con la dicha señora siendo ella de
un natural angelical ba para 17 años que se alla en
//f. f// señor secretario don Joseph ansoayn y los este convento en compañia de su hermana la madre
arcos [al margen] leonor de san geronimo quien se alla mui enferma y
ninguna le sirve de su compañia de grande alivio siendo la di-
resebi la de vuestra merced con mucha benerasion cha doña maria theresa sumamente virtuosa y tan re-
a el mandato que biene espresado de su sseñoria coxida que no se sale de su selda sino es a lo mui pre-
ylusttrisima a lo qual quedo obedesiendo con toda ciso de comulgar i oir misa siendo ejemplo de umildad
prontitud en notisiar como debo el que no ay en este y silençio llevando con grandiçima conformidad sus
convento ninguna mujer casada de ninguna calidad travajos y neçeçidades que son grandes pues aviendo
por que las que ay son las mas yndisuelas muchachas sido mui acaudalados sus padres estan oy pereçiendo
y siempre se a tenido cuydado en obedeser lo que los hijos y en esta supoçiçion no solo no es perjuiçio a
biene decretado en las lisensias y asi se observara la comunidad el que este en este convento pero aun
con mas eficasia en lo benidero siendo presecto de sera mui sençible a todas el que salga del por que se
su ylusttrisima a quien obedesco con mucha y muy venera con creditos de santa y desta //f. v// verdad
rendida boluntad y con la misma pido a nuestro se- podra su ylusttrisima ynformarse de el llicenciado don
188 |
ñor nos lo guarde felisisimos años para nuestro anpa- Joseph de vivero capellan de las religiosas de san
ro y a vuestra merced le conserbe en su grasia y de geronimo que es su confesor y del señor canonigo
muy cabal salud en toda felisidad deste convento de don Juan de castorena quien tiene conoçimiento de la
mi madre santa ynes de julio 4 deste año de 1715 dicha doña maria theresa y que es como llevo ynfor-
años. mado; la otra es una pobre mulata llamada Juana que
besa la mano de vuestra merced su segura y afecta por el mal tratamiento que le assia el marido la entro
serbidora que le estima en deposito el señor don anttonio de aunçivai siendo
maria de san francisco abbadesa [rúbrica] provisor onse años a, y en ellos no a dado ningun
perjuiçio ni escandalo ni el marido la a vuscado, ni a
//f. f.// 2 echo demostraçion ninguna, ella es mui socegada y
mui señor mio respondiendo a lo que vuestra merced virtuosa es mosa conventual y sirve en todo lo que se
me manda aserca de las mugeres casadas que ay ofrese no es de ningun coçijo a la comunidad antes
en este convento digo que ponga vuestra merced en si de alivio. estas dos son las que tenemos en este
noticia de su ylusttrisima que son solas dos con tales convento que ni una ni otra merecen ser repulsas, por
sircunstancias que ni una ni otra an cido nunca de nin- no ser de ningun perjuiçio; que en esto de mujeres
gun perjuicio ni escandalo a esta comunidad la una es casadas se a tenido siempre gran repugnancia en este
doña maria theresa de alcoçer hija lexitima de don convento, y no se an admitido por la grande ynquietud
Joseph de alcoçer y de doña ana surita difuntos casa- que esto trae consigo pues aun estas dos costo mucha
da con un caballero de salaia llamado don manuel dificultad el que entraran siendo, con las sircunstancias

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


que e rreferido, esto es quanto se me ofrese que deçir de colunga; a la cual por el riesgo de su vida dio
esperando de la gran caridad del señor arsovispo las lisensia como digo, el ylusttrisimo señor seijas; eso se
atendera piadoso y pido a nuestro señor dilate la vida a quedado en este, estado y assi rrespondo a vuestra
de vuestra merced quanto puede, convento real de merced; la señora es tan buena que nos da mui buenos
Jhesus maria julio 15 de 1715 años. exemplos en todas las cosas de su estado; y quedo a
mui señor mio los pies de vuestra merced.
besa la mano de vuestra merced su muy segura y theresa de san Juan priora [rúbrica]
afecta servidora que le estima
leonor de san yldefonzo abbadesa [rúbrica] //f. f// yllustrisimo y reverendisimo señor

señor secrettario don Joseph ansoain y los arcos 1


una casada la de meneses una viuda [al margen]
//f. f// 1
ciento mucho el que se prosiga la poca salud de vues- en obedesimiento del mandato resevido de vuestra seño-
tra merced quiera dios darsela a vuestra merced mui ria yllustrisima digo señor que en esta comunidad se halla
perfeta y como se lo pido en mis pobres horaciones sola una mujer cassada que es doña Josepha gallo a
—en lo que toca del mandato de su ylusttrisima obede- quien llame para saber con individualidad los motivos que
siendo del dixo que no ai ninguna casada solo una se- la trujeron a la clausura y me dijo fueron los que la apar-
cular biuda ansiana enferma madre de una relixiosa no taron de su esposo el señor don pedro meneses aberle
tengo otra cosa que ynformar, vuestra merced bea desperdisiado su hasienda y dejadola dos años los quales
que me manda que deseo mucho serbirle en tanto pido estubo en compañia de su madre y por su fallesimiento
| 189
a nuestro señor me guarde la vida de vuestra merced entro en esta clausura esto es lo que me rrespondio y oi
mui dilatados siglo conbento de nuestra señora de bal- por lo que a mi toca digo que el tienpo que a estado a
banera oi viernes 12 de 1715 años obrado mui virtuosamente y sin ningun perjuisio de la co-
besa la mano de vuestra merced su afecta servidora munidad —ay tambien otra señora biuda que desde que
petra de san ylifonso abbadesa [rúbrica] fallesio su esposo que a dies y seis años por las muchas
nesessidades en que quedo se entro en compañia de una
señor secretario don Joseph ansoayn y los arcos hermana suia relixiosa la qual tanbien prosede con mu-
cha honestidad virtud y cortesia con todas las relixiosas no
//f. f// señor secretario se hallan mas que las dos rreferidas vuestra señoria yllus-
mi señor trisima dispondra lo que fuere servido que en todo sera
obedesido como padre y prelado deste su conbento del
vi el papel que vuestra merced me manda a que rres- dulcisimo nombre de maria y mi padre san bernardo
pondo, que la persona que a muchos años que esta en julio 2 de 1715.
este convento y con lisensia de nuestro (difunto) prelado besa rrendidamente los pies de vuestra señoria yllustri-
(que dios aya) don francisco de aguiar y seijas es sima su humilde subdita
doña maria pasalle, mujer de el capitan don esteban Josepha francisca de san raphael priora [rúbrica]

“[…] por la mala vida que su marido le daba […]”. las celdas y las tribulaciones de la vida femenina a principios del siglo xviii
Raphaële CaRReau*

Del convento de San Lorenzo


de México al Museo de Chaumont,
el redescubrimiento
de una espectacular pintura mexicana
de la época colonial
Este texto ha sido enviado desde la pequeña ciudad de Chaumont, en el sur de la re-
gión de Champagne, en Francia, hasta la ciudad de México; igual trayecto hizo, pero
en sentido inverso, una simbólica pintura que perteneció al convento de San Lorenzo
de México.
Palabras clave: coleccionista, restauración, jerónimas, emblemas, grabado.

H
ace algún tiempo redescubrimos en la bodega del Museo de Chau-
mont, durante la preparación de una exposición, una tela que repre-
190 |
senta a una monja abrazada a la cruz de Cristo, obra de la que voy
a tratar aquí.1 En 2006 tuvimos la oportunidad de que los alumnos-
restauradores del Instituto Nacional del Patrimonio en París y de la
Escuela de Bellas Artes de Tours nos restauraran gratuitamente algunas esculturas,
trabajos que realizaron bajo la supervisión de sus profesores. He aquí algunos ejem-
plos antes y después de la restauración: 1) busto-relicario de santa Cecilia, español,
finales del siglo xvi o principios del xvii (figuras 1 y 2); 2) Niño Jesús de la Pasión, na-
politano, siglo xviii (figuras 3 y 4), y 3) busto-relicario de santa Cecilia, finales del siglo
xvi (figuras 5 y 6).

Además de ser todas esas obras esculturas en madera, tenían otros dos puntos en
común: su iconografía era de la Contrarreforma y provenían de la colección Jacquinot,
adquirida por la ciudad de Chaumont en los años setenta del siglo xx.
La señorita Jacquinot (1891-1976) tenía una colección muy variada, que incluía tanto
muñecas antiguas como arte asiático, pero la mayoría de sus piezas eran objetos de carácter
religioso; bajo este rubro he reagrupado pinturas con iconografía bíblica, pinturas y esculturas

* Agregada de conservación del patrimonio. Directora de los museos de Chaumont. Traducción del francés
realizada por Concepción Amerlinck Assereto.
1 Raphaële Carreau, Dévotion baroque, Trésors du musée de Chaumont, Amérique latine, Espagne et Italie, xviie-xviiie
siècle, París, Somogy, 2009.

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| 191

Figura 1.
Figura 2.

Figura 3.

Figura 4.

del convento de san lorenzo de méxico al museo de chaumont, el redescubrimiento…


Figura 5. Figura 6.

devocionales, relicarios, elementos de retablos, texti- la tela están escritos en español; sin embargo, esa
192 |
les litúrgicos y figuras de nacimientos. De este amplio abundancia de textos y la yuxtaposición no rea-
conjunto, sólo los nacimientos habían sido restaura- lista de planos nos pusieron sobre la pista de su
dos, estudiados y mostrados al público. origen hispanoamericano.
Al constatar la calidad del trabajo hecho por En un primer momento intenté identificar el
los alumnos-restauradores y el interés resultante origen de los textos, que me parecía ser la clave
de las obras restauradas, decidí organizar una ex- de su iconografía. Pensé en el Cantar de los Can-
posición con todas esas obras. En consecuencia, tares, pero no provenían de allí.
arropé al conjunto añadiéndole otras pinturas y Mientras proseguíamos nuestra investigación,
esculturas pertenecientes a la colección Jacqui- pusimos la obra en manos de un restaurador. Su
not. Ya había observado que varias pinturas perte- estado general era regular: estaba muy sucia, muy
necían a la misma corriente de la Contrarreforma engrasada, con tonalidades rojizas, a lo que se aña-
y presentaban un paralelismo interesante con las dían huellas de escurrimientos de agua; estaba
esculturas. maltratada en algunas partes y con lagunas, es de-
Entre las pinturas la más notable era una tela cir, con faltantes de capa pictórica. Por lo menos no
de 1.42 cm x 1.04 cm (figura 7), que por sus di- había ningún repinte, lo que indicaba que la tela
mensiones me parecía como una pintura de re- no había sido restaurada, lo que no dejo de subra-
tablo. La señorita Jacquinot, de acuerdo con su yar, pues es bastante raro.
inventario, la había considerado española, segu- La figura 8 muestra la tela después de su lim-
ramente porque los numerosos textos pintados en pieza y llenado de zonas de lagunas (el blanco en

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| 193

Figura 7. Figura 8.

estas zonas y la resina que se usa para llenarlas). renzo de México. Ella me indicó el nombre de un
Las figuras 9 y 10 presentan los detalles de los sai- personaje importante en el convento, María Inés
netes durante el mismo estado de restauración. de los Dolores, muerta en 1728, que podría ser la
La etapa siguiente es la del retoque (con colores) religiosa que está a los pies de Cristo. Pero mis
sobre la resina. investigaciones acerca de esa mujer y la lectura
Durante el proceso de restauración proseguí de su biografía me llevaron a eliminar esa pista:
mi investigación. Fui a Madrid para ver a la seño- nada correspondía con la biografía, ni el persona-
ra García-Sáiz, directora del Museo de América. je ni los textos de nuestra pintura.
Ella me dijo de inmediato que el personaje vesti- El misterio de estos textos por fin se disipó cuan-
do de rosa representaba al alma. Después, gracias do hojeé un tomo de la enciclopedia Summa Artis
a un libro de su biblioteca, pudimos identificar dedicado al arte colonial. En una cita reconocí la
el hábito portado por las religiosas: velo negro, frase presente bajo un personaje sentado. La foto-
escapulario marrón, medallón sobre el pecho y grafía de una parte de esta frase (figura 11) permite
un rosario abrochado sobre los hombros: corres- además ver ampliado el estado original —preocu-
pondía con el hábito de las jerónimas de San Lo- pante— de la capa pictórica.

del convento de san lorenzo de méxico al museo de chaumont, el redescubrimiento…


Figura 9.

194 |

Figura 10.

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Figura 11.
Figura 12.

| 195

Figura 13. Figura 14.

del convento de san lorenzo de méxico al museo de chaumont, el redescubrimiento…


Figura 15. Figura 16. Figura 17.

Esta frase estaba citada en Summa Artis en el segura de que, efectivamente, los grabados y textos
capítulo consagrado a la iconografía procedente de del libro eran la fuente de los sainetes y textos de
196 |
emblemas. Provenía precisamente de un texto inti- nuestro cuadro. Para tener acceso a dos ediciones
tulado Affectos divinos con emblemas sagradas,2 del españolas Affectos divinos, publicado en el siglo xvii,
jesuita Pedro de Salas, publicado en Valladolid en y Camino del Cielo, en el xviii, acudí a la Biblioteca
1638. Affectos divinos es la primera publicación es- Nacional de España. La tipografía de nuestro cuadro
pañola de un libro de emblemas Pia Desideria, com- correspondía con la de Affectos divinos, por lo que
puesto en 1624 por un jesuita bruselés, Hermann fue esa edición del siglo xvii la que el pintor tuvo en
Hugo. Esta obra, al igual que sus reediciones, propo- sus manos al pintar nuestro cuadro. De las nueve
ne al lector meditar sobre el camino del alma hacia zonas con texto que hay en la tela, seis provienen
Dios, siguiendo el peregrinar de una jovencita que directamente del libro de emblemas. En cuanto al
representa al alma y de un ángel que simboliza el paralelo entre los sainetes y los grabados, los pre-
amor divino. El emblema así utilizado en un con- sento aquí juntos para su comparación: 1) El alma
texto religioso y de manera casi novelesca, era en la atravesada por flechas (figuras 12 y 13); 2) El alma ex-
época algo totalmente innovador, lo que aseguró un tasiada bajo las flores arrojadas por el amor divino
gran éxito a este libro, de ahí sus numerosas edicio- (figuras 14 y 15), y 3) El alma deseando alcanzar el
nes en las principales lenguas europeas. amor divino (figuras 16 y 17).
En un primer momento pude consultar en lí- La comparación indica que la pintura está
nea una edición inglesa, lo que me permitió estar muy cerca de su fuente: el grabado. Pero en la
2 Pedro de Salas, Affectos divinos con emblemas sagradas, Vallado-
escena principal hubo modificaciones mayores
lid, G. de Bedoya, 1638. respecto a lo aportado (figuras 18 y 19). No es el

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| 197

Figura 19.

Ese cambio de lugar permite introducir a la


derecha algunos elementos totalmente ajenos al
libro de emblemas, como la religiosa arrodillada a
Figura 18. los pies de Cristo, postrada como María Magdale-
na en algunas Crucifixiones. El gesto de su mano
amor divino el que está crucificado en el árbol, izquierda permaneció misterioso ante mis ojos; la
sino Cristo. Con el chorro de sangre y agua y los creía vacía y me parecía equivocado su escorzo.3
siete corderos ensangrentados —símbolo de los Pero la señora Alicia Bazarte me aclaró que esa
sacramentos de la Iglesia—, el pintor insiste en el mano no estaba vacía, sino que la forma orgánica
papel redentor de Cristo. El alma representada a evocada en la palma de la mano era en realidad
la izquierda está flanqueada por una azucena en- una piedra de penitencia, con la que las religiosas
tre zarzas, símbolo que designa a la esposa en el 3 “Escorzo: Perspectiva aplicada a la figura humana […] que de-

Cantar de los Cantares (antes de la restauración, forma lo que no está en el plano frontal”, definición extraída
ese motivo estaba ilegible; se veía la azucena, de Peinture & dessin, vocabulaire typologique et technique, t. I, Pa-
rís, Editions du patrimoine, Centre des Monuments Nationaux,
pero no las espinas). 2009, p. 66.

del convento de san lorenzo de méxico al museo de chaumont, el redescubrimiento…


198 |

Figura 22. el martirio de santa cristina de belsena. anónimo, siglo xvii.

Figura 20. José de páez (1727-1790). la coronación de la virgen.

—queriendo imitar a san Jerónimo— se golpea-


ban el pecho.
Detrás de la religiosa se extiende el universo
cerrado del convento, evocado de manera simbó-
lica. Un tapete de flores y espinas espera a las
tres religiosas que ingresan; esta mezcla de flo-
res y espinas es una imagen, casi un cliché, para
designar la mezcla de alegrías y penas en la vida
conventual. Se perciben también una fuente de la
vida y símbolos marianos, como la palma y el ci-
prés. Cabe precisar que no hemos encontrado el
origen de los tres textos4 de esta parte del cuadro.

4 He aquí estos tres textos: “GUSTAD Y BEREIS QUAN SUAVE

Figura 21. nicolás enríquez (act. 1722-1777). niño Jesús dormido sobre la cruz velado
ES EL SENOR”, “Aquesta que combida aque agustarte bengan
por san Juan bautista niño. mientras mas de ti gusta mas sedienta sequeda” y “como tortola
sola […] sobre elte jado lloro triste […]iencía de mi amado”.

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Figura 24. la coronación de la virgen. cuzco, siglo xviii.

Figura 23. santa bárbara. siglo xvii. el autor de la tela? Es posible que hayan sido dos,
¿uno para la escena principal y otro —menos dota-
Hay pues en esta obra —encargada por una per- do— para el segundo y el tercer planos? Encontrar
sonalidad importante del convento, la madre supe- un contrato aportaría la respuesta. Otra cuestión re-
riora o el protector— la evocación del monasterio levante: ¿cómo llegó el cuadro a Chaumont ? Apa-
y de una devoción particular a Cristo redentor, que rentemente la señorita Jacquinot lo compró cuando
se expresa en la meditación. Las imágenes y textos vivía en París entre 1915 y 1967; se sabe que com-
del libro Affectos divinos son el vehículo de esta de- praba en el mercado de Pulgas o con cambalache-
voción. El pintor tuvo la obligación de retomar imá- ros. Pero, ¿cómo salió el cuadro de México? ¿Habrá
genes y textos seleccionados por el comitente, que sido vendido a raíz de la aplicación de las Leyes de
desde luego poseía el famoso libro de emblemas. Reforma de Benito Juárez? ¿Las religiosas lo lleva-
En consecuencia, hemos avanzado en nuestro ron consigo a España? Desafotunadamente no lo
conocimiento de la iconografía y el origen de esta sabemos. Pero el hecho de que la tela no tuviera
tela, pero aún nos quedan zonas oscuras. ¿Quién es ninguna huella de haber sido restaurada indica que

del convento de san lorenzo de méxico al museo de chaumont, el redescubrimiento…


200 |

Figura 25. virgen de las nieves. taller de Gregorio vásquez de arce y cevallos. bogotá
(1638-1711). Figura 26. virgen del sagrario de toledo.

sobre la Cruz velado por san Juan Bautista (figura 21);


no debió haber pasado por muchas manos antes de 3) El Martirio de santa Cristina de Bolsena, tela anóni-
llegar a la colección Jacquinot. ma del siglo xvii (figura 22), y 4) Santa Bárbara, tela
Aunque me he centrado en esta tela por el he- anónima del siglo xvii (figura 23).
cho de estar vinculada al convento de San Loren- Obras sudamericanas: 1) La Coronación de la Vir-
zo, también quiero referirme a otros cuadros de la gen, Cuzco, siglo xviii (figura 24); 2) Virgen de las Nie-
colección Jacquinot que hemos podido identificar ves, con su suntuoso marco original, taller de Grego-
como latinoamericanos y que para la coleccionis- rio Vásquez de Arce y Ceballos (Santa Fe de Bogotá,
ta eran europeos (franceses, españoles, italianos o 1638-1711) (figura 25), y 3) Virgen del Sagrario de To-
incluso flamencos). Ella desconocía el origen y la ledo, tela boliviana del siglo xvii o xviii (figura 26).
rareza de lo que tenía. Junto con otras obras de carácter devocional (es-
Obras mexicanas: 1) José de Páez (1727-1790), culturas y telas europeas), estas rarezas que ahora
La Coronación de la Virgen (figura 20); 2) Nicolás En- están identificadas y han sido restauradas, son algu-
ríquez (activo de 1722 a 1777), El Niño Jésus dormido nas de las joyas del Museo de Chaumont.

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Mayela Flores enríquez*

Paraíso ameno.
La representación de la profesión
carmelita y su significado
en la pintura virreinal
En este Paraíso estás, da muchas gracias a Dios. Dile a tu Dulcísimo Esposo
con todo tu corazón, lo que al suyo (que es el mismo) decía tiernamente la Esposa de los Cantares:
[…] os tengo Señor, y nunca os dejaré, siempre seréis único objeto de mi amor. Dile como David:
[…] vos sois, y seréis único descanso mío. No quiero a otro en este mundo,
hasta que en vuestra adorable compañía se eternicen mi descanso en la Gloria.1

La representación pictórica del ámbito monjil ocupa un importante capítulo en la


historia del arte mexicano; ejemplo de ello son las obras que aluden a la ceremonia de
profesión, ya sea a manera de exaltación alegórica o de registro legitimador. En esta
ocasión se presenta una revisión de una selección de imágenes relativas a la orden de
las carmelitas descalzas, revisando los valores e historias que respaldaron su ceremo-
nia de profesión, así como su traducción a nivel visual. Se expondrán las característi- | 201
cas iconográficas de obras creadas principalmente durante el siglo xviii, así como sus
referentes simbólicos fundamentales, en contraste con el modelo establecido para la
vida al interior de la clausura de los conventos virreinales carmelitanos, de acuerdo
con las estipulaciones y paradigmas fundamentales de la reforma teresiana.
Palabras clave: monjas, carmelitas descalzas, ceremonia de profesión, desposorio mís-
tico, matrimonio espiritual, pintura virreinal, flores, jardín, huerto cerrado.

L
a imagen es una estrategia formal y conceptual que se configura de acuerdo
con el sentido del tema o motivo al que atiende, es el resultado de la inten-
ción de representación de una idea específica que tiene como objetivo incidir
en la percepción de un espectador, a fin de ser observada y considerada de di-
versas maneras. La imagen encierra la pretensión de comunicar un mensaje,
mismo que, dependiendo del caso, buscará conmover, convencer, aleccionar, agradar,
desconcertar o repeler. Dentro de la vastedad de variantes que encierra su mundo, existe
* Museo Franz Mayer.
1 Avisos espirituales que dio a sus hijas la seráfica doctora Santa Teresa de Jesús, y explica en Pláticas. Su devoto El
Illmo. Señor Don Joseph Xavier Rodríguez de Arellano, Arzobispo de Burgos, del consejo de su Magestad. Y dedica a
las venerables preladas, y religiosas de los Monasterios de su Filiación, t. II, Burgos, Joseph de Navas, 1780, p. 238.

Paraíso ameno. La rePresentación de La Profesión carmeLita y su significado en La Pintura virreinaL


un capítulo dedicado a aquellas de tipo religioso; sentido y coherencia a la luz de los pormenores de
como parte de este grupo se conocen algunas que tal congregación.
versan sobre el ideal de vida al interior de la clau- Ya algunos investigadores han señalado la tra-
sura y que resultan de una serie de valores, an- dición y significados de la ceremonia referida y de
helos y preceptos específicos, los cuales se inten- sus distintos momentos. También han mencionado
tará revisar en esta ocasión a partir del caso de una los trámites y requisitos que la respaldaban, a partir
selección de pinturas que refieren al tema de la de las noticias que de ello se tienen en sermones,
ceremonia de profesión y que fueron creadas du- vidas, actas de profesión, narraciones e incluso en
rante el periodo virreinal, a la luz de la tradición de las imágenes que refieren a tal asunto.2 En el caso
la orden de las carmelitas descalzas. de las carmelitas, la propia santa Teresa de Jesús
destacó la consideración que debía concedérsele a
Ceremonia de profesión religiosa tal evento; en las constituciones enfatizó la impor-
tancia de dar la profesión únicamente a las mujeres
La ceremonia de profesión de votos solemnes gene- mayores de 17 años, de verdadera vocación, es de-
ralmente aconteció durante la flor de la juventud de cir, personas de oración que pretendan perfección
las mujeres, de acuerdo con las palabras utilizadas y menosprecio del mundo.3 En este sentido, santa
en la época para referir a ello. Una vez aprobado el Teresa instó a valorar la vocación por encima de los
noviciado, se podían tomar los votos perpetuos en intereses personales, e incluso más allá de la capaci-
el marco de un evento pormenorizado por numero- dad de la aspirante de entregar o no una dote.
sos detalles. Mediante este suceso se confirmaba la La ceremonia de profesión, parangón discursi-
muerte en el siglo, es decir, fuera de los límites de vo de un grandísimo contento, fue exaltada como
202 |
los muros del convento, de la dama que hasta en- un momento redentor, paradigmático e iniciático,
tonces había sido conocida por el nombre que le ha- como la alianza más pura, casta y santa a la que
bía sido impuesto por sus familiares o protectores. cualquier mujer podía aspirar. Esta ceremonia, en-
De esta manera se marcaba el inicio de su nuevo tendida como una apoteosis acontecida durante la
estado como Sponsa Cristi, momento tenido como
parteaguas del inicio de una vida en clausura, ante- 2 Alma Montero Alarcón, “Monjas coronadas en América La-
tina: profesión y muerte en los conventos femeninos del siglo
sala de la unión definitiva y eterna con Dios.
xviii”, tesis doctoral en Estudios Latinoamericanos, México, ffyl-
El carácter paradigmático que distinguió la cere- unam, 2002, pp. 131-245; Paul Vandenbroeck, “Novias coronadas”,

monia de profesión hizo eco de su relevancia más en Monjas coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamé-
rica, México, Conaculta/inah/Museo Nacional del Virreinato/
allá del acontecimiento en sí. Textos, imágenes, re-
Ministerio de Cultura/República de Colombia/Museo Nacional
latos y vidas destacaron su trascendencia, así como de Colombia, 2003, pp. 133-151.
3 Véase Regla Primitiva y Constituciones de las Monjas Descalzas
su significación en el marco de una sociedad en la
de la Orden de Nuestra Señora la Virgen María del Monte Carmelo,
que la religión se contó entre los protagonistas de Madrid, Benito Cano, 1797. Sobre la trascendencia de este aspec-
todos los ámbitos de la vida. to en particular, también véase “Las Constituciones Teresianas”,
Aunque la celebración de dicha ceremonia su- en Proyecto de reflexión teológico espiritual de las Monjas Carmelitas
Descalzas, Italia, Curia General del Carmelo Teresiano; disponi-
puso similitudes en el contexto de las diversas órde- ble en http://www.carmelitaniscalzi.com/721/activos/texto/
nes, el estudio del caso de las carmelitas descalzas wcarme_informacion_adicional_0919-GXA9PuQDJcnmxmna.
pdf, consultado el 1 de junio de 2014. Véase también Manuel Ra-
permite ahondar en ciertos aspectos específicos,
mos Medina, Imagen de santidad en un mundo profano, México,
principalmente de carácter simbólico, que cobran uia, Departamento de Historia, 1990, p. 129.

boLetín de monumentos históricos | tercera éPoca, núm. 30, enero-abriL 2014


vida de una religiosa, fue perfilada como el instante
inaugural de una vida que sólo podría tener como
marco la ejemplaridad virtuosa, es decir, la vida al
interior de clausura conventual, la devoción religio-
sa y la atención a los votos profesados.
La relevancia y carga simbólica de tal suceso
tuvo injerencia en el ámbito de la representación,
mismo que buscó dar cuenta de su preponderancia.
Las pinturas de monjas coronadas que celebran la
profesión apuntan en este sentido;4 en ellas encon-
tramos mujeres vestidas de hábito, portadoras de
coronas, velas, ramos, medallas de pecho, cruces,
rosarios, así como de efigies del Niño Dios, entre
otros elementos. Dentro de dichas imágenes las flo-
res fungen como los principales ornamentos de sus
atributos al proclamar su virtuosismo, a la vez que
conmemoran y exaltan la profesión religiosa y a la
propia profesa.5
Los retratos de monjas carmelitas descalzas se
acompañan por elementos que permiten identifi-
carlas como tales; entre ellos se cuentan el caracte-
| 203
rístico hábito teresiano, destacando el manto y esca-
pularios cafés, capa y toca blancas, así como un velo
generalmente en color negro; en algunas ocasiones
también puede observarse el calzado característico,
la presencia de libros, además de pequeñas efigies
que por lo general corresponden con las principales figura 1. manuel montes, Retrato de Anna Francisca de la Encarnación, óleo sobre tela,
nueva españa, 1751. colección museo franz mayer.
devociones de la orden. Todos estos elementos pre-
sentan a la retratada no sólo como una monja pro-
fesa, sino como una imagen ejemplar que guarda recientemente ha cedido su vida a Dios y que aspira
observancia de su regla y de las tradiciones de su a seguir un “camino de perfección”. Esta religiosa, a
orden, a manera de un dechado florido. quien apenas le ha sido impuesto el velo, se acom-
El retrato de Anna Francisca de la Encarnación, paña del correspondiente hábito, flores e imágenes
quien profesó a los 19 años en el convento de Santa de su devoción, dispuestas en su vela y corona a
Teresa de la ciudad de Guadalajara, ejemplifica di- manera de figurillas de cera; tales elementos forma-
cha propuesta.6 Su efigie presenta a una mujer que la M(e) Anna María Franc(a) d la Encarnación: Hija Lex(a) d D.
Lorenzo Xavier de Villaseñor y de Dña. Antonia d Ortega. A los 19
4 Alma Montero, op cit., p. 131. años 11 meses y 23 d de su edad: en el comb. De Sta. Thereza de la
5 Véase Nuria Salazar Simarro, “El lenguaje de las flores en la Ciud d Guadalaxara y murió el 20 de marzo de 1800 a los 70 años 2
clausura femenina”, en Monjas coronadas…, op. cit., pp. 133-151. dias de su edad y 50 a días de religiosa. Mani f.a. d 1751. Agradezco
6 Transcripción de la cartela de la pintura referida: V(o). R(o) d a Juan Sandoval por la ayuda para realizar esta transcripción.

Paraíso ameno. La rePresentación de La Profesión carmeLita y su significado en La Pintura virreinaL


figura 3. autor desconocido, Símbolo del desposorio místico de Jesucristo con el alma
religiosa, óleo sobre tela, nueva españa, siglo xviii, 63.5 x 84 cm. colección museo
nacional del virreinato, conaculta/inah.

Aviso sexagésimo
Andar siempre con grandes deseos de padecer por
Christo en cada obra y ocasión
[…] para con su Magestad basta que el hombre de-
see, y tenga voluntad de tener gran deseo de amarle,
204 | cuando le siente en sí pequeño; porque tan grande le
figura 2. manuel montes, Retrato de Anna Francisca de la Encarnación (detalle), óleo sobre
tela, nueva españa, 1751. colección museo franz mayer. tiene delante de Dios, quanta es su voluntad de tener-
le; y en el corazón […] que tiene este deseo, viene, y
mora el Señor como en un jardín ameno de flores sin
ron parte de una ceremonia de iniciación al matri- riesgo de vanidad […].8
monio espiritual y a la vida en clausura, es decir, a
la entrada en el huerto cerrado del Señor.7 Existen otras imágenes que abundan en el dis-
curso cifrado en los retratos de monjas coronadas.
En el adorno de la vela que porta Anna Francisca Ejemplo de ello es la pieza titulada Símbolo del despo-
se observan las figuras de una monja que entrega su sorio de Jesucristo con la alma religiosa, conocida con
corazón a un Niño Dios pasionario. El simbolismo el nombre de Desposorios místicos, parte de la colec-
de tales elementos se ilumina a la luz de los comen- ción del Museo Nacional del Virreinato. Tal pintura
tarios que el jesuita toledano Alonso de Andrade
hizo al sexagésimo aviso espiritual de santa Teresa 8 Avisos espirituales de Santa Theresa de Jesús. Comentados por
el padre Alonso de Andrade de la Compañía de Jesús, natural de
de Jesús:
Toledo, y Calificador del Consejo Supremo de la Santa, y General In-
quisición, natural de la Imperial Ciudad de Toledo. Segunda parte en
7 Acerca de esta tradición, véase Antonio Rubial García, “El pa- que se ponen los que tratan de las virtudes religiosas, y tocan la per-
raíso encontrado. La representación retórico-religiosa de la Na- fección de la vida Christian, y a la unión, y trato familiar con Dios,
turaleza en Nueva España”, en Boletín de Monumentos Históricos, Barcelona, Impreso en casa de Cormellas, por Tomás Loriente.
tercera época, núm. 18, México, cnmh-inah, enero-abril de 2010, A costa de Jacinto Ascona, Juan Terrefanches y Juan Pablo Ma-
p. 15. rio, Libreros, 1700, p. 297.

boLetín de monumentos históricos | tercera éPoca, núm. 30, enero-abriL 2014


comprende un alegato sobre las particularidades de una exhortación formulada mediante las siguientes
la profesión carmelita, articulado a partir de una pro- palabras: “conságrate al esposo de las vírgenes”. Pre-
puesta de carácter ideal y de claras pretensiones. sidiendo el grupo de asistentes a la ceremonia, la
Al centro de la obra se dispone el principal mo- Virgen del Carmen, quien acoge a la novicia y al
tivo de la imagen, se trata de una comunión que niño Dios con su patrocinio, se presenta afirmando
simboliza una ceremonia de profesión entre una que ella es la honra del carmelo.
novicia y un Niño Jesús. Diversas inscripciones par- Las monjas que atienden las flores y plantas de
lantes señalan la postura del resto de los personajes la huerta recuerdan la tradición de representación
que acogen y presencian tal suceso, entre los que de un pensil como escenario del encuentro con el
se cuentan la Virgen del Carmen, san José, santa Divino Esposo, reformulación del tópico del hortus
Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz y san Elías. conclusus, es decir, del huerto o jardín cerrado, re-
Este grupo se dispone al frente de un huerto-jardín ferente que también ha servido como símbolo del
y se respalda por la presencia de monjas de velo convento y que originalmente fue retomado del
negro y blanco, quienes atienden las flores y plan- Cantar de los Cantares: “Eres un jardín cerrado/ Her-
tas de lo que se sugiere como la huerta conventual, mana mía, novia mía;/ Eres un jardín cerrado/ Una
limitada por altos muros y vitalizada por una fuente fuente sellada”.10
enmarcada por una pérgola, la cual simbólicamen- Por otro lado, la escena también alude al aviso
te refiere a Cristo, atendiendo el correspondiente sexagésimo que santa Teresa dio a sus hermanas,
parangón que la propia santa Teresa elaboró sobre mismo que ya se ha mencionado: “andar siempre
la figura de la fuente en el texto titulado Castillo In- con grandes deseos de padecer por Cristo en cada
terior.9 Cada uno de los santos personajes se acom- obra y ocasión”. La necesidad de cultivar la virtud
| 205
paña por exhortaciones recogidas en inscripciones para Dios se observa en las labores de las monjas
que imperan el apego a la regla reformada del car- que cuidan de una floresta simbólica, representa-
melo, así como a los principales valores de la orden. ción que puede entenderse como una metáfora vi-
En la sección izquierda, san Elías bendice dicien- sual del trabajo, mortificación y penitencia en pos
do: “La paz sea con todos los que siguen esta regla”. del amor divino.
San Juan de la Cruz, representado con su principal Sobre los jardines y su simbología en el contexto
atributo, exhorta a la monja a través de las siguien- conventual, Juan Bautista Lardito ha apuntado:
tes palabras: “niégate á ti misma, toma la Cruz de
Cristo y síguele”. Por su parte, san José la invita di- El jardín significaba el cuerpo sacrosanto de la Virgen
ciéndole: “ven hermana mía serás coronada”. En la su madre, las flores sus virtudes, las rosas, que cuanto
sección derecha, santa Teresa le regala una vara de más distantes parecían más agraciadas, significaban
azucenas, símbolo de pureza y castidad, así como el ardor de su caridad, que cuanto más se extendía,
llegando hasta los enemigos, daban olor en su esti-
9 La ficha del catálogo del Museo Nacional del Virreinato señala mación más fragante; las azucenas, tan blancas y her-
que esta sección corresponde a una alegoría sobre la cuarta mo-
mosas, representaban su castidad y pureza virginal.11
rada del libro de Las moradas o Castillo interior de Santa Teresa
de Jesús, donde se refiere que el alma bebe de la fuente de vida
que es Dios. Véase Roberto M. Alarcón Cedillo, María del Rosa- 10 Salomón, Cantar de los Cantares, IV, 12.
rio García Toxqui et al., Pintura novohispana: Museo Nacional del 11 Juan Bautista Lardito, Idea de una perfecta religiosa en la vida
Virreinato. Tepotzotlán, vol. 2, México, Asociación de Amigos del de santa Gertrudis la Grande, hija del gran padre patriarca san
Museo Nacional del Virreinato, 1992-1994, p. 190. Benito, Madrid, Francisco del Hierro, 1717. Apud Doris Bieñko

Paraíso ameno. La rePresentación de La Profesión carmeLita y su significado en La Pintura virreinaL


Para el caso de la tradición cristiana fue el ya re- Específicamente para el caso de las carmelitas
ferido texto del Cantar de los Cantares uno de los descalzas, en este sentido fueron de especial signifi-
parteaguas en este sentido; con base en su lectu- cación los siguientes ejemplos: Camino de perfección
ra, el autor Juan García Font ha resumido que “[…] [1562-1564], Castillo Interior o Las Moradas [1577],
el jardín será imagen de la amada. […] el esposo la Vida de Santa Teresa de Jesús [1562-1565], Libro de las
saludará como ‘jardín cerrado’ (4,12), como ‘fuen- fundaciones [1573-1582] y Libro de las constituciones
te del jardín’ (4,15), como ‘lugar perfumado’. [En el [1563]. Tales lecturas propiciaron una reflexión so-
que] […] se complace en ‘haber penetrado […]’ (5,1) bre la historia carmelitana y sus fundaciones, que
y de ‘permanecer en él’ (8,13)”.12 Esta propuesta para el caso de la vida en los conventos femeninos
bebe del modelo perfilado a partir del Edén, donde se resolvió a manera de una metáfora de aspira-
se conjugan tanto la figura del huerto como del jar- ción paradisiaca, basada en los jardines, y que fun-
dín originarios, plantados por Yahvé; aquel vergel damentó la creación de obras como la que aquí se
concebido como espacio fundamental, cerrado y analiza.
libre de todo pecado, se constituiría entonces como Principalmente durante el siglo xvii, a la luz de
un referente en torno al cual se entablaría una con- los textos teresianos, varios autores se refirieron
tinua añoranza que exaltaría la sacralidad de ciertos a los conventos como jardín del Señor, jardín ce-
eventos, a través de una serie de correspondencias rrado del Celestial Esposo, Paraíso y jardín ame-
con el Paraíso. no, jardín del Carmelo, nuevo y ameno monte
En el seno de la orden de las carmelitas descal- Carmelo, jardín cerrado del Carmelo y Paraíso,
zas, las referencias y presencias de flores, jardines, títulos que corresponden a la imagen analizada.14
huertos, yermos, pensiles y otros motivos y tópicos
206 |
relativos al mundo de la naturaleza, se orientaron de liares: obra muy útil, no solo para las religiosas, sino también para
los religiosos, personas devotas, y todos los fieles, que quieren servir
acuerdo con su historia y regla “primitivas”. También á Dios con zelo, y llegar á la perfección de sus estados [1774], Las
incidieron en ello los hitos de su tradición y sus aspi- obras de la S. Madre Teresa de Jesús fundadora de la reformación de
raciones, perfilados en los textos de santa Teresa de las descalzas de N. Señora del Carmen [1630], Estaciones de Jerusalén:
con estampas finas; para servir de asunto de meditación sobre la
Jesús, los cuales apelaban a fungir como muestra y Pasión de N. Sr. Jesu Christo [1780], Retiro espiritual, para un día
modelo de un camino de virtud y perfección.13 cada mes Mui útil para la reforma de las costumbres, y para dispo-
nerse con una santa vida, para una buena muerte [1712], Margarita
de Peralta y Antonio Rubial García, “La más amada de Cristo. seráfica, con que se adorna el alma par subir a ver a su esposo Jesús
Iconografía y culto de santa Gertrudis la Magna en la Nueva Es- á la ciudad triunfante de Jerusalen [1796], etc. Véase Elvia Carre-
paña”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, otoño, no Velázquez (coord.), Catálogo del Archivo Histórico “José María
año/vol. XXV, núm. 83, México, iie-unam, 2003, p. 26. Basagoiti” del colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, México,
12 Juan García Font, Historia y Mística del Jardín, Barcelona, mra Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, 2007.
(Aurum), 1995, p. 47. 14 Estas metáforas fueron recabadas de los siguientes textos:
13 En este sentido fueron comunes aquellas “Vidas” de mon- Avisos espirituales que dio a sus hijas la seráfica doctora Santa Tere-
jas ejemplares, generalmente publicadas por sus confesores, así sa de Jesús, y explica en Pláticas…, 1780, op. cit., p. 238; fray Agus-
como diversos títulos, entre los que sirven de ejemplo aquellos tín de la Madre de Dios, Tesoro escondido en el Monte Carmelo
que pertenecieron a acervos conventuales, actualmente res- Mexicano: mina rica de exemplos y virtudes en la historia de los Car-
guardados en el Archivo Histórico José María Basagoiti del Co- melitas Descalzos de la Provincia de la Nueva España: descubierta
legio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas: Avisos de santa María cuando escrita por fray Agustín de la Madre de Dios, religioso de la
Magdalena de Pazzis, a varias religiosas, y reglas de perfección, que misma orden, versión paleográfica, introd. y notas de Eduardo
ella recibió de Jesu-Christo [1721], La religiosa ilustrada con instruc- Báez Macías, México, iie-unam, 1986, pp. 323 y 330; Avisos espiri-
ciones practicas para renovar su espíritu en ocho días de exercicios, tuales de Santa Theresa de Jesús. Comentados por el padre Alonso de
útiles también para la perfección de todos estados [1748], La religiosa Andrade de la Compañía de Jesús, natural de Toledo, y Calificador
instruida, y dirigida en todos los estados de la vida con diálogos fami- del Consejo Supremo de la Santa, y General Inquisición, natural de

boLetín de monumentos históricos | tercera éPoca, núm. 30, enero-abriL 2014


En cuanto a las flores, éstas han formado parte de
los discursos de amor de diversas culturas en los
que el jardín ha fungido como guardián y deposi-
torio.15
Es así que la pintura revisada comulgaría con lo
apuntado al celebrar con florilegios la entrada defi-
nitiva a la vida en el jardín del Carmelo; al respecto,
la investigadora Nuria Salazar ha señalado que en
este caso “el jardín se convierte en el sitio ideal para
la ceremonia conyugal; ahí se realizan los ‘desposo-
rios místicos de Cristo con el alma religiosa’, entre
lirios y rosas Jesús Niño entrega a la novicia un ani-
llo y su corazón”.16
figura 4. adrian collaert (ca. 1560-1618) y cornelis galle (1576-1650), La transverbera­
Considerando lo anterior y regresando con los ción, grabado, 1613.

personajes, observamos que en la pintura de nues-


tro interés la novicia se encuentra hincada; su ex- santa Teresa de Jesús; por otro lado, retoma como
presión la delata conmovida. El Niño, sentado en modelo el propio desposorio de santa Teresa de Je-
el regazo de su madre, sostiene la mano de la mon- sús, quien lo relata de la siguiente manera:
ja, a la vez que penetra un clavo pasionario en su
corazón inflamado por el amor divino. Al niño lo Entonces representóseme por visión imaginaria
acompaña una inscripción en la que se lee: “Dame como otras veces muy en lo interior, y dióme su
| 207
tu corazón”; ella se complementa por otra que res- mano derecha y díjome: mira este clavo, que es
ponde: “Soy toda tuya”. señal que serás mi esposa desde hoy; hasta ahora
Dicha escena, culmen formal y discursivo de la no lo había merecido. De aquí en adelante, no sólo
imagen analizada, recuerda la transverberación de como Creador, y como Rey, y Dios mirará mi hon-
ra, sino como verdadera Esposa mía; mi honra es
la Imperial Ciudad de Toledo. Segunda parte en que se ponen los tuya, y la tuya mía.17
que tratan de las virtudes religiosas, y tocan la perfección de la vida
Christian, y a la unión, y trato familiar con Dios, Barcelona, Impre-
so en casa de Cormellas, por Tomás Loriente. A costa de Jacinto Las obras revisadas señalan la manera en que
Ascona, Juan Terrefanches y Juan Pablo Mario, Libreros, p. 176. la imagen fungió como medio de exaltación de la
Reforma de los descalzos de nuestra señora del Carmen de la primi-
tiva observancia; hecha por Santa Tersa de Jesús en la antiquísima
ceremonia de profesión, a la luz de una tradición
Religión fundada por el gran Profeta Elías. Segunda Impressión. Al retórica, basada en la historia de la orden de las
eminentíssimo y reverendíssimo Señor Cardenal Don Baltasar de carmelitas descalzas, así como en sus principales
Moscoso y Sandoval, Arzobispo de Toledo, etc. Por el Padre Fray
Francisco de Santa María, su General Historiador, natural de Gra- textos, episodios y valores. Por otro lado, también
nada, t. II, Con privilegio, Madrid, 1720; Cartas de Santa Teresa apuntan la manera en que la pintura virreinal se
de Jesús, madre y fundadora de la Reforma de la orden de nuestra
señora del Carmen, de la primitiva observancia. Con notas del R. P.
Fr. Antonio de San Joseph, Religioso Carmelita Descalzo. Dedicadas 17 Francisco de Santa María, Reforma de los descalzos de nuestra
al rey nuestro señor Don Carlos III, Madrid, Imprenta de Don Jo- señora del Carmen: de la primitiva observancia, hecha por Santa
seph Doblado, 1793, p. 342. Teresa de Jesús, en la antiquisisima religión, fundada por el gran
15 Cfr. Juan García, op. cit., p. 23. profeta Elías, vol. 1, cap. LII, Madrid, Impreso por Diego Díaz de
16 Nuria Salazar, op. cit., p. 144. la Carrera, 1644, p. 383.

Paraíso ameno. La rePresentación de La Profesión carmeLita y su significado en La Pintura virreinaL


valió de motivos propios del mundo de la natura- gural de la vida en el Paraíso Ameno, tal como fue
leza, específicamente refiriéndonos a las flores y a entendido el espacio conventual, se destaca en este
los jardines, para simbolizar y enaltecer el espacio tipo de pinturas como uno de los momentos cúl-
conventual, así como a sus moradoras y virtudes, menes de la vida de las esposas de Dios, y que sólo
alentando a sus probables espectadoras a la virtud podría ser superado por la muerte, momento de
y a la propia profesión. Es así que este acto inau- máxima unión.

208 |

boLetín de monumentos históricos | tercera éPoca, núm. 30, enero-abriL 2014


Arturo A. rochA cortés*

El convento de Corpus Christi


de México.
¿Joya de un anhelo frustrado?
El recuento histórico de la fundación del convento de Corpus Christi de México, que
abrió sus puertas en 1724 como fundación iniciada por el virrey marqués de Valero
sólo para indias caciques, suele perpetuar una serie de lugares comunes y aun de
datos imprecisos que surgen del desconocimiento de las fuentes documentales pri-
marias. Cuando se comenzó a historiar con más seriedad, en la década de los años
cincuenta del pasado siglo, el origen y avatares de este cenobio, baluarte de la mexi-
canidad (sobre todo por pluma de Josefina Muriel), se dio pábulo a relaciones no del
todo objetivas que llegaron incluso a sostener la inexistencia de papeles (hoy afortuna-
damente a la vista), a sobreestablecer la condición de la monjas indígenas al grado de
atribuirles autoría literaria y a trillar el recuento romántico de la erección conventual
como resultado de la acción de gracias del fundador tras resultar ileso de un atentado
(del que por otro lado se sabe poco). Este trabajo pretende echar luz sobre algunos de
estos temas, con base en documentos desconocidos e inéditos, y sobre todo elucidar
cuáles fueron los genuinos antecedentes históricos que a la postre darían pie a la fun-
dación del primer convento para indígenas del orbe novohispano, así como a intentos | 209
de posteriores erecciones inspiradas en él que, sin embargo, no pudieron prosperar.
Palabras clave: Calvario, Corpus Christi, San Juan de la Penitencia, Domingo Ferral,
sor Petra de San Francisco, virrey marqués de Valero.

E
s de extraordinario interés el examen del óleo, de anónimo pincel, pertene-
ciente a la colección del Patrimonio del Palacio Real de Madrid, que plasma
la Alameda de México, con el templo y convento de Corpus Christi, al fondo,
cuadro que ha aparecido en muy diversas obras,1 y que reproducimos en
estas páginas (figura 1).
Son interesantes unas pequeñas edificaciones claramente visibles en la pintura que re-
presentan tres de las 14 ermitas del Calvario otrora existentes. Éstas y las demás capillas,
construidas en el siglo xvii, se repartían a lo largo de lo que es hoy la avenida Juárez de la
ciudad de México, hasta llegar a la iglesia del Calvario, llamada un tiempo “humilladero de

* Universidad Intercontinental.
1 vv.aa., Corpus Christi, Sede del Acervo Histórico del Archivo General de Notarías, presentación de Alejandro En-
cinas, introd. de Guillermo Tovar de Teresa, Carlos González Manterola (ed.), México, Gobierno del Distrito
Federal/Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México/Espejo de Obsidiana, 2006.

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


frente a la cárcel de la Acordada, y en el xix, sobre la
calle de Patoni),3 distaba de la puerta principal del
convento de San Francisco “tanta distancia y espa-
cio, como Cristo Nuestro Señor anduvo con la cruz
á cuestas por la calle que llaman de la Amargura”.4
Esto es, según la tradición católica, perpetuada sobre
todo por los franciscanos, el equivalente a 1,322 pa-
sos. Era ésta “la última de las capillas donde acostum-
braban rezar las estaciones, los viernes de cada año,
los buenos vecinos de la ciudad de México”.5
Conocido es que la primera estación del Vía Cru-
cis se rezaba en la iglesia de la Tercera Orden del
convento de San Francisco.6
Por Vetancurt sabemos, escuetamente, de la “Ca-
pilla pequeña de la segunda estacion [sic]”,7 ubicada
dentro del atrio del propio convento, con la entrada
al poniente, fabricada —dice el cronista— “à expen-
sas de D. Christobal de la Plaza, Secretario de la real
Vniversidad, vna Capilla de doce varas de largo, y
seis de ancho con tres bobedas, y dos puertas, ali-
ñada de lienzos de la Passion con sus quadros, muy
210 |
devota [sic]”.8 Efraín Castro Morales nos brinda más

3 Luis González Obregón, op. cit.


figura 1. anónimo, Mapa de la Alameda. Paseo de la Mvi Noble Civdad d México, siglo 4
xviii, óleo sobre madera. sign./ no. inv. 10030131 © patrimonio nacional de España.
“Representación del arzobispo…”, Documentos para la Historia
de México, op. cit., p. 14; cfr. Luis González Obregón, op. cit.
5 Luis González Obregón, op. cit., p. 229.

los Guerreros”,2 tal vez (especula González Obregón) 6 Ibidem, p. 228.


7 Agustín de Vetancurt, Chronica de la Provincia del Santo Evan-
“por haberla mandado construir alguno de los miem-
gelio de Mexico. Quarta Parte del Teatro Mexicano de los successos
bros de la familia de este rico mayorazgo”. Este tem- religiosos. Compuesta por el Reverendo Padre Fray…, Mexicano, hijo
plo que existió más o menos donde hoy se levanta de la misma Provincia, Difinidor actual, Ex-Lector de Theologia,
Predicador Iubilado General, y su Chronista Appostolico, Vicario,
una tienda de Fonart y un Sanborns (o en el siglo xviii y Cura Ministro, por su Magestad, de la Iglesia Parrochial de San
Ioseph de los Naturales de Mexico. Dedicada al Glorioso Patriarcha
2 “Representación del arzobispo de México, Don Juan Pérez Esposo de la que es de Dios Esposa, Angel Custodio de la Ciudad
de la Serna, de uno de los ministros del consejo, sobre varios Mystica Maria Santissima, Padre purativo de Christo nuestro Señor,
puntos, en que dice haberle agraviado la audiencia de México”, Patron de la Nueva España Señor San Ioseph. Con Licencia de los
en Mariano Fernández de Echeverría y Veitia, “Documentos al Superiores. En Mexico, por Doña María de Benavides Viuda de
tumulto de 1624, colectados por D…, caballero de la orden de Iuan de Ribera, año de 1697, Teatro Mexicano 4. p, t. 2, n. 62, p.
Santiago”, t. I, en Documentos para la Historia de México, Segun- 40. Esta capilla ya no existía en tiempos de González Obregón,
da Serie, t. II, México, Imprenta de F. Escalante y Comp., 1855, rezándose a la sazón la segunda estación “frente á un bajorre-
pp. 13-14; cfr. Luis González Obregón, “La capilla de los talabar- lieve en piedra, que representaba á un Jesús Nazareno, y que
teros”, en Luis González Obregón, México viejo. Época colonial. estaba labrado en el muro N. de la capilla de Balvanera”; Luis
Noticias históricas, tradiciones, leyendas y costumbres, cap. XXIII, González Obregón, op. cit.
México, Alianza Editorial (Clásicos mexicanos), 1997, p. 228. 8 Agustín de Vetancurt, op. cit.

bolEtín dE MonuMEntos históriCos | tErCEra époCa, núM. 30, EnEro-abril 2014


figura 2. De alvina y español produce negro trona atrás [sic]. Colección particular. fotografía de rafael doniz. | 211

datos: sería Marco Antonio de Sobrarías, maestro y Conjunta a la Tercera Orden, dice también Ve-
“veedor del arte de alarife”, el encargado de la edi- tancurt, había “otra Capilla de bobedas, que es para
ficación de aquel templo, lo que concertaría con el la tercera estacion del Via Crucis, con dos Altares
secretario De la Plaza el 30 de octubre de 1685. La devotos, y dos puertas al patio, q aumenta su grãde-
capilla quedaría concluida el mes de febrero del año za, es de 14. varas de largo, y 6. de ancho […] [sic]”.10
siguiente.9 Ésta era, también, obra del maestro Sobrarías, quien
9
ya había convenido con la Tercera Orden edificarla
“[…] una capilla de las de la Vía Sacra, que es la segunda
estación, dentro del patio del convento de Nuestro Padre San por 1,300 pesos, mediante escritura otorgada el 10
Francisco […] entre los dos estribos de la iglesia, de doce varas de diciembre de 1684.11
de largo y siete de ancho, con dos puertas al oriente y al norte,
llevando en la principal el paso que le pertenece, de piedra talla- Estación del Vía Crucis y la Capilla de Valvanera del Convento
da, y en la otra la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, y en de San Francisco de la Ciudad de México”, en Boletín de Monu-
ambos frisos tallados, en el uno los atributos de la Pasión y en el mentos Históricos, primera época, núm. 4, 1980, México, inah,
otro los de la Virgen, e haciéndole dos óvalos de fierro que con- pp. 31-46, cita en la p. 34.
fronten con la capilla de la Tercera Orden, cerrándola con tres 10 Agustín de Vetancurt, op. cit., n. 56, p. 38; cfr. Luis González
bóvedas, con sus florones de madera dorados, enluciéndolas, Obregón, op. cit., p. 228.
aplanándolas y blanqueándolas, y fingiendo de cantería, blanco 11 La capilla debía construirse “a la linde de la dicha Tercera
y negro, los arcos y repisas, envigando el suelo con cuartones y orden, cerrándola con tres bóvedas y sus florones de madera
las puertas, con sus marcos de cedro y los tableros de nogal […]”, dorada, y las portadas con sus láminas de piedra de cantería ta-
Archivo General de Notarías, México (agnot), núm 563, Martín llada y en ellas esculpida la imagen del paso que le toca a dicha
del Río [1685], f. 478v, apud Efraín Castro Morales, “La Segunda capilla, y en los frisos asimismo tallado en la una los atributos

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


Las ermitas correspondientes a la cuarta y quin- mentos preservados en el archivo del convento ob-
ta estaciones del Vía Crucis, del tamaño de la ter- jeto de estos comentarios, podemos confirmar que
cera, se hallaban ya en la calle, fuera del atrio de la mayoría de estas pequeñas capillas se deberán
San Francisco. Estaban “hechas —dice Vetancurt— a la munificencia de un rico mercader, vecino de
à costa de los Señores Capitanes Joseph de Retis; y la ciudad de México, aunque originario de Sevilla,
domingo de la Rea: son de bobedas muy hermosas cuya palabra conviene citar. He aquí un fragmento
con sus dos puertas, sus retablos dorados, y lienzos de un traslado de la “escriptura de obligación” de
muy devotos, que cada vna ha costado mas de 5 mil 26 de octubre de 1704, a favor de la tercera orden
pesos [sic]”.12 de San Francisco, a cuyo original ha hecho alusión,
Las ocho capillas restantes se repartían a inter- por ejemplo, Alena Robin en reciente trabajo.18
valos a lo largo de lo que hoy es, como hemos dicho, Pero es de advertir que lo que transcribimos pertenece al
avenida Juárez (durante un tiempo denominada traslado que obra en el convento de Corpus Christi:
“del Calvario”), y hasta llegar a la ermita grande del
mismo nombre, donde se rezaba la decimocuarta […] Sea notorio como yo el Capitan Don Domingo
estación. Las que vemos, pues, en la pintura serían Ferral, vecino y mercader de esta Çiudad de Mexico:
la séptima, “frente a los números 5 y 6 antes de la Digo que Por cuanto hallandome en hedad crecida y
bocacalle de Dolores [sic]”;13 la octava “frente á la casa sin esperansa de tener hijos, por el quebranto de mi
número 7 inmediata al Convento de Corpus Chris- salud, y no hauerlos tenido en dos matrimonios con-
ti… [sic]”,14 y la novena, “frente á las casas 7 y 8 an- traidos en lo mexor de mi edad […] y tener ôy caudal
tes de la esquina de Revillagigedo [sic]”.15 competente […], y sin otros herederos forsosos asen-
Dice González Obregón de éstas y las restantes dientes ni desçendientes: queriendo de mi libre y ex-
212 |
capillas que “no se sabe cuándo fueron construi- pontanea Voluntad emplear mi hacienda en alguna
das”,16 aunque sí refiere su destrucción paulatina a obra pia del bien de mi Alma y en Vtilidad comum de
partir de 1825 (figura 3). los fieles y Catholicos christianos; y hallando serlo la
Y en realidad de estas ermitas se sabía más bien deuocion del Santo Calbario, Y que con la Perfeccion
poco, conocimiento que ha sido ampliado reciente- de las hermitas de el, que las mas de ellas se hallan ya
mente por algunos autores.17 Con apoyo en docu- Acabadas a mi Costa, y otras que se ban prociguiendo
que se han fabricado desde sus simientos a mi quen-
de la Pasión de Cristo Vida Nuestra, y en la otra los de Nues-
tra Señora la Virgen María, y en dicha capilla se han de hacer ta cuidado hasistencia y solicitud, que el Costo de la
dos óvalos con sus lumbreras de fierro, que confronten con la fabrica de cada vna a sido de quatro mil pessos, sin el
de Señor San José, con sus remates y enlucir todas las bóvedas
por dentro, aplanándolas y blanqueándolas y los arcos y repisas
adorno de coraterales [sic] hornamentos, frontales y
fingidos de cantería, de blanco y negro, y las chumaceras de otras cosas nesesarias para dicho Adorno que llegara
las puertas emplomadas, y en el suelo se han de dejar los zoclos a quatrocientos pesos poco mas, Y en la final de Vna
de mampostería que fueren necesarios […]”, agnot, núm. 563,
Martín del Río, 1684, f. 836r, apud Efraín Castro Morales, op. cit., en especial en lo concerniente a la segunda y tercera ermitas
pp. 34-35. del Calvario (véase supra n. 9). A otro autor que ha incursionado
12 Agustín de Vetancurt, op. cit., n. 62, p. 40; Luis González más recientemente en la materia, nos referimos abajo (véase
Obregón, op. cit. infra n. 18).
13 Luis González Obregón, op. cit., p. 229. 18 Véase Agnot, Juan López de Bocanegra, núm. 343, vol. 2251,
14 Idem. año 1704, fs. 264v-266v, apud Alena Robin, “Domingo Ferral y el
15 Idem. Vía Crucis de la Ciudad de México”, en Atas do IV Congreso Inter-
16 Idem. nacional do Barroco Íbero-Americano, Belo Horizonte, Editora c/
17 Es interesante el trabajo ya citado de Efraín Castro Morales, Arte, 2008, p. 1297.

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de dichas hermitas que es la mayor donde finalissa, remos, será el antecedente —malogrado— del con-
|[f. 12v] el dicho Santo Calbario, lo he adornado por vento de Corpus Christi para indias cacicas. Esto se
estar solo antes que se comensase con quatro paredes desprende del propio testimonio de Ferral:
cassi ya caídas y un Santo Crucifijo que hauia presta-
do, donde he puesto muy sumptuosos y bestido todo Y para que tenga entero y deuido cumplimiento é
el resto de dicha hermita de los Misterios de la Sagra- determinado y deliberado gastar treinta mil pessos:
da Pasion= Y asi mismo Pulpito, y Bancas todo nuevo Los diez dellos||En fabricar Vn combento en la dicha
y vna Lampara, Y dotado Renta para el aseite de ella Vltima Hermita Para que continuamente se alabe el
y Missas que no se decian en dicha hermita todos los nombre de Dios, de quince Religiosas de señoras de
días festibos= Y casa y Sacristia con todo adorno que Santa Clara, con el titulo de religiosas de el Santo Cal-
me ha costado como cinco mil pessos=. Y asi Mismo bario, Las dose de ellas, de Belo= Y las tres restantes
tengo dotada la missa (Sermon y Sera) que se canta Legas, en Memoria de los quince Vltimos asotes que
despues de llegada la Proceçion del Via Crusis, que le dieron a Cristo, Vida nuestra; Los quales dichos
anda los Viernes de quaresma y con intencion de diez mil pessos me obligo de tener en mi Poder en
que sea todos los Viernes del año, Y que aiga Confeso- depoçito sobre Lo mejor y mas bien Parado de mis
res que estan dispuestos para que confiesen y comul- Vienes Para que se gasten en la fabrica de dicho Com-
guen las personas que quieran antes de salir dicha bento que es la cantidad que tienen reconocida Los
prosecion Para que con esto se augmente cada dia maestros de Alarife ser necesaria Para dicha fabrica
el ferbor de los Catholicos, y sea con el mayor culto, y de dicho Combento, cuya cantidad dare y pagare Lue-
fervorosos actos de Piedad, cooperando quanto es de go que se conceda las Licencias, Sedulas y despachos
mi Parte a que subçista y se conçerbe Perpetuamente nesesarios, Por el Sumo Pontifice y del Rey Nuestro
| 213
en todos los dichos Exercicios tan nesesarios y proue- Señor, y demas Prerrequisitos y vengan a esta Çiudad
chosos como es la Memoria de la Sagrada Paçion de Las dichas licencias sin que se deje de hacer por falta
Christo Nuestro Redemptor [sic].19 de dicha cantidad dicha obra [sic].20

Así que es el mercader Domingo Ferral quien Esta intención de Domingo Ferral de “fabricar un
está detrás, en buena medida, de la construcción, convento” en la última ermita del Calvario, se vincu-
consecución y/o adorno de buen número de las er- la muy naturalmente con otro inédito documento,
mitas del Calvario, incluso de la última y más gran- perteneciente también al archivo de Corpus Chris-
de, a las que nos hemos referido. Pero, ¿qué tiene ti. Se trata de un memorial, sin fecha ni destinata-
que ver todo esto —preguntará el amable lector— rio (pero sin duda de 1707, y de seguro dirigido al
con el monasterio de Corpus Christi de México? O propio virrey, a la sazón Francisco Fernández de la
mejor dicho, ¿por qué se halla el traslado de esta es- Cueva, X Duque de Alburquerque), que redactarían
critura en su archivo? La respuesta es muy simple: dos monjas profesas del convento de San Juan de la
porque contiguo a la última ermita del Calvario se Penitencia: a saber, las madres sor Petra de San Fran-
pretendería edificar un convento, el cual, según ve- cisco21 y sor Seraphina Rosa de Jesús22 (figura 3):
19 “Escritura de obligación de Domingo Ferral (Cd. de Méxi-
co, 26 oct. 1704)”, en Cartas dirigidas ã la pretension, q se hacia, 20 Ibidem, fs. 13r-13v. Los 20,000 pesos restantes se utilizarían
para fundar el Conv.to en una hermita del Calvario [sic], Archivo en el sustento de las religiosas.
del Convento de Corpus Christi-México (accc), leg. 1, doc. 8, fs. 21 Véase infra n. 24.
12r-12v. 22 Véase infra n. 26.

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


214 | figura 3. San Juan de la Penitencia. Cd. México, ca. 1900. fotografía de Manuel ramos. Colección óscar G. Chávez.

[…] por medio deste Memorial parezemos ante obra del santo calvario, de cuia obra es superinten-
V.E. y decimos: Que hemos deseado para mayor dente […] [sic].23
seruicio de Dios, azer vna fundacion de Recoletas,
sin propios, ni rentas algunas, con estrecha pobre- Hasta aquí el documento; la existencia de cuya
za, segun la primitiua Regla de Nuestra Madre s. ta
copia en el archivo de Corpus, ni Robin, por ejem-
Clara, Y que sea en la hermita del santo Calvario plo, ni nadie más podría siquiera sospechar. De él se
con el numero de Veinte y vna Religiosas, de las desprende que el proyectado convento del Calvario
quales sean las tres legas, con las demas circuns- (y esto es lo absolutamente novedoso) estaba vincu-
tancias y constituciones que combengan a la mas lado, desde su origen, con sor Petra de san Francis-
estrecha observancia. / Para dho efecto el piadoso co,24 personaje quien, como sabemos, sería, 17 años
zelo del capitán d.n Domingo ferral, otorgo scritura
23 “Memorial de sor Seraphina Rosa de Jesús y sor Petra de san
de obligacion de treinta mil p.s a los veinte y seis de
Francisco desde san Juan de la Penitencia (Cd. de México, s.
octubre de Mill setecientos y quatro. Y aunque el
d.)”, en Cartas dirigidas ã…, op. cit., f. 10r.
termino de ella es pasado y la asignacion de R.ta se 24 La obra fundamental para conocer la vida de esta ejemplar

obpone al nuestro yntento; pero su feruoroso zelo, mujer es el sermón fúnebre que le dedicara el padre minorita
Francisco López: F. Joseph López, Piedra Fvndamental de la Mys-
esta llano a ratificar la obligacion, Y que sea en la tica Sion, El Nuevo Conuento de Señoras Naturales, Caziques, Reli-
forma que mas combiniere para que el fin se logre, giosas, Descalzas de Corpus Christi, La R. y V. M. Sor Petra de San
Francisco Su primera Fundadora, y Abadesa. Sermon Predicado en
en continuacion de lo mucho que ha fomentado la

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después, fundadora y primera abadesa del convento de bautismo de Petra —o, en rigor, Petrona, como
de Corpus Christi (figura 4). Más recientemente el en efecto ella se llamaba—, información que depara
gentil estudioso y librero potosino Óscar G. Chávez más de una sorpresa.25
nos ha allegado nuevos datos, tomados de la partida
caer en el mismo defecto, nos bolvia [a] amonestar a solas; con
sus honras, el dia Sabado, 10 de Mayo, de 1727 años. Lo dedica a el tanta caridad y amor de madre. i como criaturitas bolviamos a
Excmo. Señor D. Balthasar de Zuñiga, Sotomayor, Y Mendoza, Mar- reincidir en el mismo defecto, esto es, porque no poniamos cui-
quès de Balero, Ayamonte, y Alenquer, Grande de España de primera dado. Porque por un oído entravan las cosas y Por otro salian. Ya
clase, y Duque de Arion; Vi-Rey Governador, y Capitan General, que entonces entraba la justicia. nos dava nuestros asotitos mui bien
fue de esta Nueva España; y Presidente del Real, y Supremo Consejo dados; i luego, si estábamos yorando, nos acarisiaba i nos decía
de Indias, &c. / Don Pedro de Escorza Escalante Cavallero del Orden de é.[sto] ya se acavo [f. 4v] hijitas: Mas asotaron a nuestro esposo
Santiago, Alcalde Ordinario, que fuè de la Villa de Laredo, Cabeza y peores cosas isieron con Su Majestad. Por nuestro amor nos
de las quatro Villas de la Costa de la Mar, Arzobispado de Burgos, y ponía presente su pasión SS.ma, para consolarnos. i con eso se
Alcalde Ordinario de esta Ciudad de Mexico, electo el año de doze, y nos quitaba el pesar de los asotes [sic].
reelecto dos vezes, el de treze, y catorze, sin exemplar hasta entonces. Pero luego nos desia: miren hijitas, no sean bovas: Procuren
Discurrido, y predicado por el P… Hijo de esta Santa Provincia del el no ser tan muertas[.] es fuerça que bayan poniendo mucho
Santo Evangelio, Lector de Sagrada Theologia en el Convento de N. cuidado en todas las cosas; bayan mirando: cuiden mui bien por-
S. P. S. Francisco de Mexico, y Qualificador del Santo Officio. Con que ustedes son las que se an de quedar solitas en su conuentito,
Licencia de los Superiores, Mexico, Joseph Bernardo de Hogal, Im- porque nuestra S.ta Regla y constitusiones hassi nos lo manda:
pressor mayor de dicha Ciudad. En la Calle Nueva, 1727. por eso lo ago: con mis hijitas. i dice asi que: si la primera bes
Y aunque contamos con la biografía más formal que publi- cometieremos algun defecto: sea a solas amonestada la dha. i si
có, junto con las vidas de las demás monjas de la primera época boluiere a caer en la mesma culpa: hasta la tercera bes: entra la
de Corpus Christi, Josefina Muriel, Las indias caciques de Corpus justicia de sus asotitos; i se sigue comer en tierra pan i agua en el
Christi, México, iih-unam (Serie Documental, 23), 2001, pp. 75-104, Refectorio: i de este modo, N.P., nos fue intimando las cosas de la
pueden resultar útiles los apuntes (éstos sí de indígena mano) religion; tenia espíritu profetico: i murio en opinion de santa [sic].
que obran en el archivo del convento. Estas notas (que sirvie- Mi madre de mi alma: a mi siendo nobicia me sacava del
ron de base a fray Joseph Manuel Camino para escribir, hacia nobiciado. ivamos las dos a cuidar a los operarios de la obra: y
1780, las “Vidas” que Muriel publicó, si bien ella nunca supuso como un dia estubimos con los que apagavan la cal[,] se encalo
| 215
la autoría de este sacerdote) los paleografiamos nosotros por vez Su Rv.a y le dio tavardiyo: qual fue la causa de su muerte: huna
primera para el museo que fundamos en el actual convento de noche me espantaron sus calaveras; Porque estavan asiendo un
Corpus Christi en 1998. He aquí algo de lo que hemos transcri- ruido: en su cajón: y en su manguita andaba trayendo su mor-
to en aquella ocasión: “[f. 4r] En el nomvre de mi S.ra la virgen dasa: y adonde oia rumor de abla rresio, aya iva a dar con la que
maria. Declaro à V. P. de como Nra. R. M. Fundadora, Sor Maria estaba queurantando el S.to silencio: i le decia hijita, avre la voca;
Petra de S.n Fran.co, el modo en que su RV.a nos empezo a criar su i le metía la mordasa. Andava todo el dia por todas partes con su
nueva comunidad. era a un tiempo Abb.a y nuestra Maestra: Fue mordaza; todo esto: me parece a mi que no era por temeridad:
muy exemplarisima en virtudes: muy amavle con nosotras, mui sino por nutrirnos la religion[,] por lo propio que nos estauamos
prudente: mui humilde: mui penitente; tenia un caxon de sus criando nosotras y empesando a criar religion; quando… [sic].
calaveras. toda la noche se la pasava: en bijilia, en el coro, asiendo [f. 5r] eramos pretendientas; estava su R.V.a en S.n Juan [de la
sus penitencias; y a mi siempre me sacaba del noviciado; y me Penitencia] y asta aya íbamos todas todos los dias, a ver á Nra. M.e
yevava en su compañia: i era para que su RV.a fuera con su cruz. y su RV.a nos enseñava a leer en latin y a resar el oficio divino; nos
se andava arrastrando en el coro: y yo era su sayón; Para andarla yevava a la igleçia, aya solitas, i nos hacia poner a dos coros, para-
estirando de la soga. Y luego quería que yo le diera de bofetadas das, para el oficio divino para imponernos en las ceremonias: con
i q la pisoteara: Pero yo no lo quería aser, por que era mi Madre, eso que ando entramos, ya asiamos nuestras canturias, i nuestras
como le avia yo de dar: Por fin me despachava al noviciado: a que madres eran las egdomadas: avia aca huna cruz grande con sus
me recojiera; y su RV.a se quedava en el coro siguiendo su exerci- argoyas: adonde se crusificaban, i nuestra M.e Gregoria, por una
cio: Pero quando ibamos a maitines, aya ayauamos a su RV.a [sic]. hora. Nosotras eramos los Judios que les ayudauamos a subir. Y
Su comer: era tan solamente un huebo estreyadito, en agua en las argoyas metian las manos: i nos estauamos esperando para
y sal, con unos pedacitos de pan remojaditos: Su justicia era bajarlas. [sic] […]”; “Vida de Sor María Petra de San Francisco”, en
muy recta y materna y muy selosa de las leies y costunbres de Apuntes de algunas vidas de Nuestras Hermanas Difuntas. Primera-
la Religion. quando alguna de nosotras cometíamos algun de- mente N. M. R. Madre fundadora Sor María Petra de San Francisco,
fecto, nos yamaba a solas, i nos amonestaba y repregendia [sic] manuscrito, accc, leg. 5, exp. 4 [4 bis], fs. 4r-5r.
con tanto amor i suavidad. No era cosa de que nos maltratara, 25 “Petrona
sino antes, por el contrario, aquel: hijita, esto; hijita, el otro. Todo En treçe de mayo de mil y seiscientos y sesenta y tres años
era su estilo hijita; Y si como criaturas que eramos, bolviamos a con licencia del cura baptise a Petrona hija de P.o de albarado y

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


Pero, en honor a la verdad, fundar un conven-
to en el Calvario —como era el deseo de sor Petra
de San Francisco y de sor Serafina Rosa de Jesús,
prohijado por Domingo Ferral—, era algo más fácil
de pedir que de realizar. La Orden Tercera de Peni-
tencia —a la que pertenecía el Santo Calvario— no
admitía el patronato, por juzgarlo gravoso. Además,
había una serie de reparos e inconvenientes de los
que había hecho síntesis, ya desde el 4 de noviem-
bre de 1704, el vicecomisario general y capellán de
las religiosas, fray Joseph de la Llana, en una carta a
las pretendientes sor Serafina26 y sor Petra, firmada

de Sebastiana de Luna fue su Padrino el B.r D. P.o Calderon Pro-


motor fiscal deste arçobispado [sic].
Luis fonte de Mesa
Br Bar.me Fernandez Pardo
Pasose esto p.da al Libro
de españoles por mandado
del P. Provisor en 20 de
junio de mil seiscientos y
nouenta y tres años, y se dio
certificacion a la parte con la
calidad de española. figura 4, anónimo, Sor Petra de San Francisco [1663-1727], ca. 1720. óleo sobre tela
216 | (perdido). fotografía de M. romero de terreros. tomada de Josefina Muriel, Las indias
D.or Alberto [sic]”. caciques de Corpus Christi, México, iih-unam (serie documental, 23), 2001.
Parroquia de la Asunción, Ciudad de México, Libro de Bautismos
de Castas, 1660-1663, f. 266v. Debo la noticia de este documento
a mi buen amigo Óscar G. Chávez, librero de San Luis Potosí, a en el convento de San Francisco de México, en la
cuya colección particular pertenece, también, la fotografía de
San Juan de la Penitencia reproducida arriba. que les dice:
Lo importante de esta partida de bautismo es que Petrona fue
inicialmente bautizada como mestiza, circunstancia que después
Su Mag.d asissta a VV.RR. y le de mucho de su amor
se enmendó, cual dice el documento, al ser pasada la partida, el
20 de junio de 1693, al libro de bautismos de españoles. Esta y Gracia, assi para que le sirban, en su estado, como
“corrección”, que más se antoja una suerte de blanqueamiento
racial, tiene relevancia, pues hay que recordar que la voluntad el convento de San Juan de la Penitencia: “los primeros años se
del patrono y fundador del convento de Corpus Christi de Méxi- acompaño [sor Petra] de una religiosa mui perseguida del demo-
co, el virrey Baltazar de Zúñiga, Marqués de Valero, era que las nio que era la M.e Serafina Rosa de Jesus[;] en el coro era terrible
cuatro primeras fundadoras de aquel cenobio fuesen españolas, el ruido que hasta las puertas de la iglesia se abrian[;] en la sa-
no obstante ser esta fundación para indias. (Esto a modo de que cristia de [la] misma manera[,] hasta el serrojo donde guardauan
guiaran a las naturales en sus primeros pasos de vida conven- [el] S.to oleo se abria[;] entrava S. R.a y no sonaba una Mosca. Se
tual.) Y si bien la “dificultad” de pertenecer Petra a una casta hiban a Resar a vn campo q llaman la serca y el ||enemigo no
quedaría zanjada, según vemos, desde 1693, persiste la duda de sesaba de jugar a la pelota con el cuartito subiendolo y bajando-
si quien sería la primera abadesa de Corpus Christi no haya sido, lo[.] Desde luego veria los enemigos como atormentaban a la
en efecto, sino mestiza. M.e Serafina porq vna donadita llamada fran.ca Dorotea los veia[;]
26 Los inéditos apuntes de las religiosas que yacen en el archivo esta las acompañava…[sic]” (nn, “Lo que es sabido en el siglo…”
del Convento de Corpus Christi ofrecen unos pocos datos sobre [en torno a Sor Petra de San Francisco], manuscrito, en Apuntes
sor Serafina Rosa de Jesús, a quien describen poseedora de un de algunas vidas de Nuestras Hermanas Difuntas. Primeramente N.
espíritu desasosegado. El fragmento que transcribimos se refie- M. R. Madre fundadora Sor María Petra de San Francisco, manus-
re a los años de esta monja y sor Petra de San Francisco aun en crito, accc, leg. 5, exp. 4 [4 bis], fs. 1v y 3r).

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para que logren la fundacion, que me proponen, y cas Álvarez de Toledo, ante quien también ocurri-
Yo deseo. No obstante que hize sobre ella los Reparos rían las religiosas. En una carta de respuesta a las
siguientes: el primero, que no se consultasse con los dos monjas, fechada en Madrid el 4 de julio de 1705,
Prelados antes de su Publicacion, porque siendo vna confiesa:
cossa de tanta Grauedad como espiritu, y que no
debia prudentemente emprenderse sino es, vinien- […] [dar] a Dios infinitas gracias, por el buen zelo, y
do como Voluntad diuina, esta regularmente se mani- feruoroso espiritu que me manifiestan, deseando la
fiesta, por el consejo de el superior, que esta en lugar fundacion de esse nuevo conu.to en la estrechez de
de su Mag.d Esto, Hijas, es lo que significa llamar Dios la Regla primera de nra M.e S.ta Clara. Pero tiene mu-
a Samuel, y no por otra voz, que la de su P. Heli. El se-
e
chas dificultades, y grauissimas, el conseguirlo, pues
gundo: que el Consilio Tridentino prohibe las funda- sus RR.s an de pasar de vna Regla a otra, que no lo
ciones, fuera de los muros de los lugares. Y aunq este concede la Silla App.ca sino por urgentissimas causas.
nuestro de S.nJu.o padece el mismo defecto, por esso Tambien obsta el ser nueva fundacion, y de Religiosas
mismo es exemplo y no exemplar, que pueda imitarse pobres que an de vivir totalmente de limosnas, de que
fuera, de que se vicio por accidente de la innundacion se recrece la molestia de los bienechores; y esto lo ha
porque antes estaba el mayor concurso de este lugar de estorbar el Consejo, en la presente estacion de los
en aquel Citio, y como mas seguro fue el Monasterio tiempos. Y aunque es verdad, que la diuina prouiden-
en donde entraron las familias mas notables de el. cia no esta sujeta a tiempos, y que puede sustentar a
El señor Moneldha [?] atendiendo a el estado presente V. RR.s es quando las fundaciones se hazen por pre-
de dicho Monasterio, es voz, que quizo pasar las reli- cision, y yo aqui no la hallo, ni soy de dictamen se
giosas a el conv. que oy es Hospital de Bethlemitas.
to
hagan por las muchas experiencias que tengo, y lo
| 217
El tercero, haber de vivir las Religiosas de limosnas. que aora vemos, pues estas señoras Descalzas Reales
Porque viuiendo en esta Ciudad tantos Conuentos, y lo pasan con mucho aprieto, siendo assi que lo son
religiosos de ella, no es bien sobre cargarla con esta de la Sangre Real, y de la mayor nobleza de España.
nueva obligacion, como quiera que su piedad la haze Si fuere voluntad del S.r (a cuya disposicion deben V
de socorrer a quantos le piden, auque sean, como RR.as sujetar sus fervorosos deseos) lo saura disponer
son, muchos. El quarto, ser el caluario, laguna en con aquella suaue fortaleza, con que ordena todas las
tiempo de aguas. Y en el otro tiempo cienega. Y por cosas. Ruego a V. RR.as lo encomienden a Su Mag.d, y
donde acometer primero las inundaciones, como es a mi me tengan presente en sus oraciones […] [sic].28
experiencia, y del año pasado, pues hubo media bara
de agua en el Conuento de S.n Diego. Estos fueron Como vemos, San Juan de la Penitencia era un
mis reparos, haziendo juicio de ellos con prudencia convento de religiosas franciscanas urbanistas, re-
humana [sic].27 gla que en términos prácticos abolía el privilegio
de la pobreza, estableciendo rentas y propiedades
Graves se vislumbraban estos reparos. Pero obje- como forma de subsistencia normal de las monjas.
ciones aún de mayor importancia son las que haría El abrazar la primera regla suponía, evidentemente,
ver el propio comisario general de Indias, fray Lu- pasar a más rígido instituto. Por eso, en otra carta
del 4 de marzo de 1709, cinco años después, insiste
27 “Carta de fray Joseph de la Llana a sor Seraphina Rosa de
Jesús y sor Petra de san Francisco (Cd. de México, 4 nov. 1704)”, 28 “Carta de fray Lucas Álvarez de Toledo (Madrid, 4 jul. 1705)”,
en Cartas dirigidas ã…, op. cit., f. 16r. en Cartas dirigidas ã…, op. cit., f. 7r.

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


Álvarez de Toledo a las monjas, en esta agravante Calvario sólo para algunas, permaneciendo las res-
en la pretensión: tantes en el monasterio de origen, y además cam-
biar de regla, era deseo poco menos que imposible
[…] aplaudo mucho sus fervientes deseos y devociõ de satisfacer, y no se concediera de no mediar “fa-
en el intento de abraçar el instituto de la 1.a Regla de vores soberanos”. Por eso recomendaba solicitar al
N.a M.e; Y quanto estubiere de mi parte, influire en arzobispo de México o al propio virrey que hicie-
tan santa determinaciõ; y deseava poderlo executar sen ellos directamente la solicitud al rey de Espa-
por mi solo, q por mi estuvieran V R.as servidas; no ña. Pero entre tanto eso no sucediese, les rogaba
podemos entrar en esta materia, sin q preçeda peti- encarecidamente a las monjas observar la regla de
ciõ de la com.d, o de los particulares que pretenden las urbanistas, que a su juicio les bastaba para una
esta mudança, o nueva fundaçion de convento; y si perfecta vida religiosa.
V R.as pudiesen conseguir, q esa ciudad, Arzobispo, Especula Robin que el capitán Domingo Ferral
o S.r Vi-Rey, lo pidiese al Rey N. S.r (dios le g.de) se- quería construir el convento anexo al Calvario po-
ria quasi el todo en el complemento de sus deseos; y siblemente “por emular a otros compatriotas”,30 y
tambien, me es pre X 

çisso, poner en la consideraçiõ además hacerlo “nuevo”, con la finalidad específica
de V. R.as: q. si todas las de ese nro convento quisie- de “hacer permanente el objeto del Vía Crucis”.31
ran pasar a profesar la 1.a Regla, quedandose en el Pero por el tenor de los memoriales y cartas que ve-
mismo convento, y sitio; y si algo X fuese necesario nimos citando y otros que nos reservamos, se echa
fabricar demas, supliendolo los devotos; seria materia de ver no sólo el devoto deseo de estas dos monjas
fácil, y conseguible; pero siempre será diffiçil nue- de San Juan de la Penitencia, sino su original, ac-
va fundaçiõ, y q. se queden en esa com.d las demas: tiva y diligente disposición para fundar un nuevo
218 |
porq. (a mi pareçer) solo conçedera el consejo, si no convento. Incluso dicen estos papeles que fue “para
es q. tengan, V. R.as favores soberanos; persuadan a dicho efecto” (esto es: nueva fundación conventual
las demas (aunq. sin violencia) quieran pasar a mas de recoletas en la última ermita del Santo Calvario)
rigido instituto, q. de esta forma se compondra; y V. que Domingo Ferral otorgó la multicitada escritura.
R.as remitanme los recados neçesarios, y se tanteara Y nada menos que la propia virreina —doña Juana
la materia; en el interim, Ruego, por las entrañas de de la Cerda y Aragón, duquesa de Alburquerque—32
Jesu X.o, a V. R.as obseruen su Regla de las Vrbanissas quien en su momento intercedería por las religio-
[sic], q. las basta para ser perfectas Religiosas, y agan sas, encomendará con toda precisión a fray Ma-
vna vida tan espiritual, como si fueran descalças […] nuel de Mimbela, procurador de la provincia del
[sic].29 Santo Evangelio en la Corte, a tomar a su “cargo la
pretensión de las Madres Petra de s.n fran.co y se-
Eran sensatas las recomendaciones del comisa- rafina Rosa de Jesus, tocante â la fundaz.on q desean
rio Álvarez de Toledo: si todas las religiosas de San
Juan de la Penitencia quisieran en efecto abrazar 30 Alena Robin, op. cit., p. 1299.
31 Idem.
la primera regla de Santa Clara, pero optasen por 32 De ella dice Romero de Terreros que era “en alto grado carita-
quedarse en el mismo convento, la cuestión era tiva, puesto que solía hacer frecuentes visitas a los hospitales, es-
más sencilla. Pero el desear nueva fundación en el pecialmente al de San Juan de Dios, en donde asistía personal-
mente a los enfermos, consolándolos y haciéndoles obsequios
29 “Carta de fray Lucas Álvarez de Toledo (Madrid, 4 mar. 1709)”, de dinero; Manuel Romero de Terreros, Bocetos de la vida social
en Cartas dirigidas ã…, op. cit., f. 6r. en la Nueva España, México, Porrúa, 1944, pp. 43-44.

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de conu.to de Religiosas Recoletas en esa Ciudad […] de esto, al dia siguiente pasó su Excelencia á veerla,
[sic]”.33 aun no conociendola, y que le explicasse su voluntad.
Huelga decir que el convento anexo al Calvario Informado de N.V.M. le dió palabra; y despues volvió
jamás se construiría, quedando la pretensión de sor á veerla, y á proponerle fundacion para Indias; á que
Seraphina y de sor Petra en un ferviente deseo. Lo respondio N.V.M.: Almas queremos, Señor, almas que
que aquí hay que poner en relieve es que sor Petra amen mucho, y sirvan á Nuestro Señor, y sean las
se quedaría con la espinilla clavada durante más de que fueren [sic]”.35
una década, y al menos los 14 años que peinan el
periodo histórico de tres virreyes novohispanos. No es necesario decir que del Calvario o del
En 1718, en tiempos del virrey marqués de Va- ominoso atentado al marqués de Valero, no dice
lero, iniciará la gran aventura de Corpus Christi, el P. López ni media palabra. O, por otro lado: ¿no
motivada supuestamente por la acción de gracias sería posible que el convento para indias no haya
de este gobernante a resultas de salir ileso tras el sido sino una providencial circunstancia (sino
atentado que sufriera el jueves de Corpus de aquel es que propia ocurrencia) de este virrey soltero,
año.34 Pero, ¿no será más bien que esta fundación quien así supo proveer oportuno consuelo al ini-
dirigida a la nobleza indiana no haya sido a la postre cial anhelo frustrado de aquella monja, supuesta-
sino algo que sor Petra de San Francisco logró in- mente de noble prosapia y tenida por descendien-
coar en la mente y la voluntad del virrey Baltazar de 35 F. Joseph López, Piedra Fvndamental de la Mystica Sion…, op.
Zúñiga, casi al modo de un premio de consolación por cit., § III, p. 17. Los inéditos e interesantes apuntes de las reli-
el inicial fracaso de ella en el Calvario? Tal parece- giosas de Corpus Christi (que yacen en su archivo particular)
parecen indicar que fue la propia sor Petra quien se inclinó por
ría sugerir el propio panegirista de sor Petra de San (y negoció) una fundación para indígenas (amén de confirmar | 219
Francisco, el P. Joseph López, cuando escribe lo que la mucha estimación en que los principales de México tenían a
esta religiosa, así como la confianza en ella del virrey Marqués
fue objeto de su predicación en 1727, con ocasión
de Valero: “[…] de los S.res principales de mexico era mui estima-
de la muerte de aquella religiosa: da. Todos los que [me] conoscian me decian fuera S.ta como la
M.e Petra […] todo el Dia la vuscaban[;] el S.r Virrey Marques de
Valero le escribio encomendara a Dios a el Rei, que avia dias no
Lo que ha llegado á mi noticia, es en esta manera. Sa- se savia de S.M. Ella le prometio [que en] breve sabria de S.M.,
biendo el Excmo. Señor Marquès la buena opinion de que le hisiera vna fiesta a el S.to Niño la cual se hiso con asis-
N.V.M. le escribió (siendo Abadesa) encomendándole tencia de su ex.a y todos los de palacio. Otra ocasion le escribió
hisiera el conbentito de Corpus para las inditas, y disiendole que
pidiese á Nuestro Señor por vn aviso, y negocio de su porq queria fuera de yndias dixo almas q remos, almas quere-
Magestad. La V.M. auyendo le respondido con humil- mos […] me dan mucha lastima las yndi- | tas de s.n Gregorio. Y
luego se puso el conb.to por obra y enpesaron a pretender […] en
dad, que obedeceria, y que toda la Comunidad lo ha-
la puerta les enseñaban desde la ABC y a ler latin, y en la rexa
ria; ya para firmar: Senti mocion (dixo á quien me par- todos los domingos venian todas sus pretendientas y le[s] daban
ticipó esta noticia) y le puse: ojala, y a V. Exc. le moviera leccion[;] les buscaba quien las enseñara a escribir[,] a Pascuala
enseño D.n Carlos de Tapia[.] S.R. negocio con el Ylmo. S.r Casto-
N. Señor á que hiziera vn Convento de la Primera Regla rena y para el efecto no dexo piedra por mover. Cuando enpeso
de N.M. Santa Clara, que lograra su despacho. Movido a negociarlo con el Virrei seria el año de dies y ocho y el año
de veinti cuatro vinieron las lisensias y me dixo vna persona
33 “Carta de fray Manuel de Mimbela a la Duquesa de Albur- sacerdote hubo vna tormenta en el mar y ella la sosego viniendo
querque (Madrid, 4 mar. 1709)”, en Cartas dirigidas ã…, op. cit., dichas lisensias… [sic] […]” (nn, “Lo que es sabido en el siglo […]”
f. 8r. [en torno a Sor Petra de San Francisco], manuscrito, en Apuntes
34 Véase José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato II. Expansión y de algunas vidas de Nuestras Hermanas Difuntas. Primeramente N.
defensa, 1a. parte, cap. I, México, fce/unam, 1983 (Historia), pp. M. R. Madre fundadora Sor María Petra de San Francisco, manus-
64-69, n. 5. crito, accc, leg. 5, exp. 4 [4 bis], fs. 3r-3v).

El ConvEnto dE Corpus Christi dE MéxiCo. ¿Joya dE un anhElo frustrado?


te de Pedro de Alvarado?36 Quede allí la materia de rosamente su archivo y cuyo cuidado nos ha enco-
especulación. mendado.38 Y si históricamente aquel monasterio
Huelga decir que Corpus Christi existe aún. Y no bien pudo ser consecuencia de una malograda in-
sólo por sobrevivir el templo que diseñara Pedro de tención, no cabe duda que Corpus Christi —baluar-
Arrieta, aunque el pequeño claustro hace décadas te de la feminidad novohispana y referente de la
que desapareció; sólo su fuente pervive en el atrio prístina mexicanidad— a la postre superaría aquel
del ex convento del Carmen, en San Ángel.37 Nos primer propósito, convirtiéndose en una genuina
referimos a su viva comunidad que custodia amo- joya… si bien lo haya sido de un anhelo frustrado.

220 |

36 “[…] sus felicissimos padres, Pedro de Alvarado, y Sebastia-


na de Luna, Noble el Padre por descendiente inmediato de el
Valeroso Conquistador Alvarado, que dexó gravada la memoria
de sus hazañas, en la conquista de esta Ciudad, sobre el puente,
camino de S. Cosme, á que dio el nombre del Salto de Alvarado;
y noble la Madre, por el apellido de Luna, signo de nobleza entre
los Hebreos, y Romanos […]”, f. Joseph López, op. cit., § I, p. 6.
37 Véase Arturo Rocha Cortés, “El convento de Corpus Christi de 38 Agradecemos en especial a sor Ana María del Buen Pastor,
México, para indias cacicas (1724). Documentos para servir en la sor María de Lourdes de Jesús, sor María de la Eucaristía y sor
restauración de la iglesia”, en Boletín de Monumentos Históricos, Luz María de la Inmaculada, quienes nos han apoyado en todo
tercera época, núm. 1, México, Conaculta/inah, 2004, pp. 17-39. momento, y a todas las religiosas del convento de Corpus Christi.

bolEtín dE MonuMEntos históriCos | tErCEra époCa, núM. 30, EnEro-abril 2014


XiXián Hernández de Olarte*

Intento de fundación
de un convento para indígenas
en Tlatelolco, siglo xviii
El convento de Corpus Christi, creado en 1724, fue el primero destinado para indígenas
caciques en Nueva España. Durante el siglo xviii sus religiosas iniciaron procesos para
fundar otros en diversos lugares del territorio, uno de ellos en Tlatelolco. Así, en 1779
sor María Dominga de Santa Coleta explicó la razón con estas palabras: “[…] para que
logren su vocación tantas niñas pretendientas indias caciques […]” y pidió al rey que le
proporcionara la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, inmediata a Santiago Tla-
telolco. En 1785 Carlos III negó el permiso porque, aunque el Cabildo de la ciudad de
México apoyó la fundación, el arzobispo, Alonso Núñez de Haro y Peralta, no la creyó
conveniente. Aunque el intento no se cristalizó, el caso de Tlatelolco es una muestra
del deseo de las monjas indígenas por extender su orden, prueba su gran actividad
gestora ante las autoridades virreinales y revela la necesidad de la élite indígena de
crear nuevos espacios religiosos y educativos para sus mujeres. Además nos da luz
sobre los actores que estaban a favor y en contra de la profesión de indígenas, así como
de factores clave (políticos, económicos y de jurisdicción eclesiástica) que influyeron
para la negación. | 221
Palabras clave: indígenas, convento, Tlatelolco.

E
l convento de Corpus Christi, fundado en 1724, fue el primero destinado para
indígenas caciques en Nueva España. Sus fundadoras fueron monjas criollas
quienes —casi desde su apertura— comenzaron procesos para crear otros
monasterios —también para indígenas— en diversos lugares del territorio.
Así, abrieron sus puertas el monasterio de Nuestra Señora de Cosamaloapan,
de Valladolid, en 1737, y el de Santa María de los Ángeles en Antequera, Oaxaca, en 1782.1
Estas fundaciones podrían hacer pensar que la idea de tener más espacios para reli-
giosas indígenas tuvo éxito. Sin embargo, al parecer no fue totalmente así porque hay in-
formación que revela que durante el siglo xviii se intentaron crear por lo menos otros tres
conventos: uno en Guadalajara, otro en Tlatelolco y uno más en Puebla (este último en dos
ocasiones), por lo que las fundaciones que se concretaron fueron la minoría si se considera
que sólo se fundaron dos de las cinco propuestas. Entonces cabría preguntarse, ¿por qué la
insistencia de crear más monasterios para indígenas? ¿Cuáles fueron los factores que influ-
* Investigadora independiente.
1 Josefina Muriel, Las indias caciques de Corpus Christi, México, unam, 2001, p. 48.

Intento de fundacIón de un convento para Indígenas en tlatelolco, sIglo xvIII


figura 1. templo de corpus christi, ca. 1864. fototeca constantino reyes valerio, cnmh, inah.

yeron para que se negaran las demás fundaciones? mayo la ex abadesa del Corpus Christi, sor María
222 |
Contestar estas cuestiones es el objetivo de esta po- Dominga de Santa Coleta, justificó su petición de la
nencia, centrándonos en el caso de Tlatelolco. siguiente manera:
Cierto es que hubieron muchos intentos de
fundación rechazados en la historia del monacato Hago presente la santa necesidad que tenemos de
femenino dentro del periodo virreinal, pero consi- otros dos conventos nuestros de la primera regla
dero que el proceso que aquí se analiza merece la de nuestra madre Santa Clara, la misma que estamos
atención porque fue un monasterio pensado para observando, para que logren su vocación tantas niñas
indígenas y gestionado por religiosas indígenas, pretendientas indias caciques como hay en esta dicha
ya que a partir de 1744 las indias comenzaron a ciudad de México y fuera de ella; movida por la com-
sostener los cargos de liderazgo dentro del Corpus pasión y lastima de ver sus grandes ansias y deseos y
Christi, y fueron ellas quienes buscaron crear nue- su continua perseverancia en esperarse a que haya
vos conventos para las de su nación a partir de la un solo lugar para ellas.2
segunda mitad del siglo xviii.
Para el caso de Tlatelolco pidió que le propor-
El proceso cionara la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles,
para que sirviera como templo del convento, que el
En 1779 las monjas indias solicitaron al rey de Es-
2 Archivo General de la Nación (agn), Templos y conventos, vol.
paña, Carlos III, la fundación de dos conventos, uno 311, exp. 3, f. 1. En todas las citas textuales se ha modernizado
en Tlatelolco y otro en Puebla. En carta del 21 de la ortografía.

boletín de monumentos hIstórIcos | tercera época, núm. 30, enero-abrIl 2014


monasterio quedara bajo su “real protección” y que que la supervivencia de las lenguas indígenas había
estuviera sujeto a los franciscanos, como lo estaba impedido la cristianización total de los indios y que
el Corpus Christi. Como era costumbre, y por falta no se incorporaran completamente a la economía
de datos suficientes, en noviembre de 1779 el rey mercantil y al sistema judicial español.4 Carlos III
mandó que se le diera informes sobre el asunto. promulgó una cédula el 16 de abril de 1770 donde
La orden de Carlos III llegó a Nueva España en ordenó que se extinguieran los diferentes idiomas y
abril de 1780, y fue hasta finales de mayo cuando el que sólo se hablara castellano; otra cédula de 1778
virrey, Martín de Mayorga, pidió tanto al arzobispo reiteró la anterior y también decretó —como otras
como al cabildo de la ciudad de México que infor- ya lo habían establecido— la fundación de escuelas
marán sobre la solicitud del convento de Corpus de castellano, diciendo que se persuadiera a los pa-
Christi para fundar otro en “el paraje de Nuestra dres para que enviaran a sus hijos.5 De esta manera,
Señora de los Ángeles de esta ciudad”. Al ser comu- el síndico pensó que las monjas indígenas servirían
nicado, el cabildo pidió al síndico del común y al de ejemplo a los demás indios para que aprendie-
procurador general que realizaran un reporte del ran el español.
asunto para que después se notificara al virrey. Por otro lado, aunque García Bravo no citó nin-
El primero en hacer llegar su parecer fue Igna- guna orden real en concreto, cuando escribió que
cio García Bravo, síndico del común. El 27 de agosto los indios podían acceder a las “dignidades eclesiás-
de 1780 fijó su postura de apoyo a las religiosas. Lo ticas”, seguramente se refirió a lo que dos reales
fundamentó de acuerdo con los siguientes puntos: cédulas establecieron: la de 1691, que alentaba la
1) con la fundación aumentaría en número de vírge- formación de becas para caciques en los seminarios
nes dedicadas a Dios; 2) era una cuestión de justicia tridentinos, y la de 1697, que ordenó a las autorida-
| 223
porque en la ciudad sólo había un convento para des virreinales permitir a los hombres de la nobleza
indígenas a comparación de los 19 para españolas, indígena acceder a cargos públicos, lo que propició
y 3) era recomendable en lo político porque el mo- que los indígenas buscarán obtener un grado uni-
narca versitario, y con ello facilitar su ordenación sacerdo-
tal.6 Así, para el síndico del común, la pretensión de
[…] [había] dictado las más eficaces providencias para las indígenas estaba apoyada en las leyes emanadas
que sea atendida y exaltada la nación indiana aspi- desde España.
rando a que se cultiven e instruyan en el idioma cas- Sobre el lugar, siendo que Tlatelolco era un ba-
tellano añadiendo su real magnificencia que pueden rrio indígena, consideró que los vecinos ayudarían
optar los indios caciques a las dignidades eclesiásticas en la manutención. El único inconveniente que se-
de que resulta que vivan más gustosamente subordi- ñaló fue que la madre sor María Dominga de Santa
nados y reconocidos a nuestro augusto monarca […].3 4 Rodrigo Martínez Baracs, “Los indios de México y la moderni-
zación borbónica”, en Clara García Ayluardo, Las reformas borbó-
Por un lado, podemos ver que justificó la funda- nicas, 1750-1808, México, fce/cide/Conaculta/inehrm, 2010, p. 67.
5 Dorothy Tanck de Estrada, “Castellanización, política y escue-
ción a partir de la castellanización. En el siglo xviii la de indios en el Arzobispado de México a mediados del siglo
hubo una fuerte campaña para promover la ense- xviii”, en Historia Mexicana, vol. XXXVIII, núm. 4, México, El

ñanza de la lengua española pues algunos pensaron Colegio de México, 1989, p. 729.
6 Margarita Menegus y Rodolfo Aguirre Salvador, Los indios, el
sacerdocio y la Universidad en Nueva España. Siglos xvi-xviii, Méxi-
3 Ibidem, f. 13v. co, unam/Plaza y Valdés, 2006, p. 103.

Intento de fundacIón de un convento para Indígenas en tlatelolco, sIglo xvIII


Coleta no había especificado quién correría con los
gastos del edificio del convento, pero no dudó que
encontraría un bienhechor. Incluso sugirió que los
mismos benefactores que para ese momento esta-
ban ayudando a reconstruir la capilla de Nuestra Se-
ñora de los Ángeles pudieran dar lo necesario para
el monasterio. Al finalizar su escrito recomendó
que las monjas no dependieran de los franciscanos
(como ellas lo pedían) sino del arzobispado, porque
la capilla propuesta para ser templo del convento de-
pendía de él, y “[…] será muy violento encargar la
dirección de ella a los regulares, [ocasionaría] discor-
dias si se dividiera el gobierno de la iglesia a los cléri-
gos y las monjas a los religiosos cuando debe correr
todo unido […]”.7 Nos encontramos ante un problema
de jurisdicción entre los religiosos del clero regular y
del secular. Más adelante retomaremos el tema.
El procurador general, Ignacio Thomás de Mi-
miaga, fue demasiado crítico con la petición de las
indígenas. Consideró que era necesario abrir una
investigación donde se comprobara si en verdad no
224 |
había lugar para más indias en el Corpus Christi, si
era cierto que había muchas pretendientes, si las re-
ligiosas no pasaban necesidad porque las leyes pro- figura 2. monjas indígenas del corpus christi. “traje de las religiosas de los conventos de
méxico, de los colegios y recogimientos”, detalle. anónimo, siglo xviii. museo nacional del
hibían que se fundaran conventos si no se podían virreinato.
sostener cómodamente. La única forma de probar
si bastaban las limosnas para su manutención era asignó al regidor y tesorero Antonio de Leca y Guz-
revisar el libro de ingresos del convento, y así lo mán para que las supervisara.
recomendó. Además pidió que se obtuviera el tes- Las religiosas de Corpus Christi pudieron probar
timonio del cura de la parroquia de Santa Ana, de que desde 1770 el papa Clemente XIV les concedió
la cual dependía la capilla de Nuestra Señora de los el permiso para que aumentara el número de mon-
Ángeles. Objetó que aunque se contaba con el tem- jas a 33 y que el convento estaba lleno. Presentaron
plo, éste era de adobe, por lo que no duraría mucho una lista de 26 indígenas caciques dispuestas a pro-
tiempo; las monjas no tenían un bienhechor que fesar en el nuevo monasterio, y por último escri-
costeara los gastos, el sitio no estaba muy poblado bieron:
—por lo que resultaba peligroso para las religiosas—
y el agua escaseaba. Aunque no tenemos seguro algún bienhechor para la
En cabildo de 19 de enero de 1781 se acordó ha- fábrica en los términos que van referidos, hay bien-
cer las averiguaciones que pedía el procurador, y se hechores que nos han ofrecido coadyuvaran en cuan-
7 agn, Templos y conventos, vol. 311, exp. 3, fs. 17v-18. to sea posible y como ejemplo de esto habrán otros

boletín de monumentos hIstórIcos | tercera época, núm. 30, enero-abrIl 2014


muchos que lo ejecutaran como le consta al señor en parte del convento. Haro explicó que la capilla
comisionado y a más de todo esto la liberal mano de se construyó en 1580 por un cacique indígena (de
nuestro redentor Jesucristo que moverá los corazo- ahí que seguramente las religiosas la consideraron
nes de otros nuestros hermanos para conseguir el fin acorde a sus fines; era una capilla que se estaba re-
que tanto deseamos que es la salvación de las almas.8 modelando, en un barrio indígena fundado por un
cacique). Desde aquel momento se mandó pintar la
El documento fue firmado por sor María Ger- figura de la virgen en la pared principal, que era de
trudis de los Dolores, abadesa. Pero apareció tam- adobe, y según lo que informó, milagrosamente se
bién la firma de sor María Dominga de Santa Co- seguía conservando su rostro y manos sin deterioro
leta como madre de consejo, quien, como vimos, a pesar de temblores, lluvias y granizos. Desde 1685
fue la monja que solicitó la fundación. Si bien es tenía licencia para que ahí se celebrara misa, y dijo
cierto que aseguraban poder conseguir los recur- que desde que estaba a su cargo en 1776, deseaba
sos suficientes para la construcción del convento, que el culto a la imagen de la virgen aumentara.
considero que no tenían bienhechores seguros para Por ello había buscado bienhechores como Juan de
que las ayudaran, porque de lo contrario lo hubie- Azpetia, Marcelino del Pozo y Juan Ángel Patiño,
ran manifestado en la carta, sobre todo si pensamos quienes le habían donado cal, ladrillo, etc., para
que estaba en juego que el cabildo diera su apoyo a remodelar el edificio. Con esto y la asignación de
la fundación. Esto se agravó más porque en el ex- limosnas que los fieles le daban, aseguró que podía
pediente se agregó un avalúo que el mismo Anto- juntar 14,000 pesos para el monasterio, porque veía
nio Leca mandó hacer al arquitecto don Francisco en éste una vía para que la imagen —de la cual era
Guerrero y Torres, quien calculó en 46,000 pesos la devoto— se conociera más y se perpetuara su cul-
| 225
construcción total del edificio y 3,500 pesos para el to; “[…] si se consigue la fundación del convento lo
traslado del agua desde Santa Fe hasta el centro del veremos construido y las religiosas en él dentro de
nuevo convento.9 seis años por estar muy conmovido el pueblo y la
Sobre el tema de las limosnas el síndico del con- devoción […] porque los fieles han visto como Dios
vento, don Manuel del Castillo, mostró el libro de ha obrado por medio de la imagen de la reina de los
cuentas que reveló no sólo tener lo suficiente para cielos […]”.10
cubrir los gastos necesarios de las religiosas, sino Su testimonio fue muy benéfico para el proceso
que había sobrantes. Se calculó que las indígenas porque gracias a él se pudo contar con un requisi-
necesitarían 2 reales diarios para mantenerse, y que to indispensable: los bienhechores. Si las indígenas
con 6,000 pesos anuales se podían sostener las 33 no los tenían, él demostró que podían contar con
religiosas. el apoyo de los que lo ayudaron para remodelar la
El informe del mayordomo de la capilla de Nues- capilla. Si ellos estaban o no dispuestos a cooperar
tra Señora de los Ángeles, José Haro, nos da pistas para la construcción total del convento no lo sabe-
del por qué se eligió aquel lugar para la fundación y mos a ciencia cierta, pero al parecer fue suficien-
por qué él estaba de acuerdo con que se convirtiera te para Antonio de Leca, porque el 23 de enero de
1783 aconsejó al cabildo que se debía informar po-
8 Ibidem, f. 20. sitivamente al virrey, al arzobispo y rey tocante a la
9 María Concepción Amerlink de Corsi, “La Iglesia y la imagen
de Nuestra Señora de los Ángeles”, en Memorias. Academia His-
fundación.
panoamericana de Ciencias, Artes y Letras, México, 2002, p. 249. 10 agn, Templos y conventos, vol. 311, exp. 3, f. 60.

Intento de fundacIón de un convento para Indígenas en tlatelolco, sIglo xvIII


El trámite se atrasó un poco ese año porque hubo
un cambio en la administración. Pero esto no impi-
dió que sor María Dominga de Santa Coleta estuvie-
ra pendiente de lo que ocurría con su pretensión.
En septiembre de 1783 escribió al nuevo virrey, Ma-
tías de Gálvez, para ponerlo al tanto del asunto. Su-
tilmente le hizo ver que en 1779 se había expedido
una cédula a su antecesor, Martín de Mayorga, para figura 3. firma de sor maría dominga de santa coleta. agn, méxico, templos y conventos,
vol. 21.
que se informará al rey lo más conveniente respecto
a las dos fundaciones conventuales para indígenas El primero se lo hizo llegar en octubre del mismo
caciques, y que el proceso no se había completado. año y, como vimos, al final parecía favorable a las
Aprovechando la ocasión, le solicitó que apoyara la religiosas. Pero el del arzobispo tuvo que esperar al-
causa no sólo como virrey, sino valiéndose de sus gún tiempo más. Alonso Núñez de Haro y Peralta
lazos familiares porque “[…] este negocio está en ma- hizo su informe hasta enero de 1784 porque estaba
nos del señor ministro del Consejo, hermano de su esperando la respuesta del cabildo, la cual obtuvo
excelencia […]”,11 así que esperaba que el informe hasta finales del año anterior y porque tuvo que sa-
se enviara “haciéndome esta merced”, es decir, que lir a una visita pastoral. Desde 1780 contaba con el
escribiera a su favor. El hermano del que hablaba era informe del cura de Santa Ana (que no se anexó al
José de Gálvez, que en ese tiempo era secretario del expediente que tenía el cabildo); a mi parecer fue
Consejo de Indias, lo que demuestra que la religiosa este escrito la principal fuente en la que se basó
indígena estaban enterada de lo que ocurría en el para fijar su postura.
226 |
ámbito político, sobre todo de los personajes de los Conozcamos el contenido de la carta del párro-
que dependía para ver cristalizados sus deseos, y se co doctor Antonio Vegas Rivadeneira. Si el Concilio
acercó a ellos con el fin de convencerlos para que de Trento puntualizó que no se debía consentir una
estuvieran a su favor. nueva fundación si no aseguraba su manutención,
De esta carta vale la pena señalar que sor Ma- él expresó que Tlatelolco era un barrio pobre, que la
ría Dominga de Santa Coleta firmó como portera mayoría de los indios estaban desnudos y que eran
del convento. No hay mención de la abadesa ni de incapaces de socorrer a las monjas con limosnas.
madres del consejo. Se puede concluir que fue esta El lugar estaba muy alejado de la ciudad y, por lo
monja la principal promotora de los dos monaste- tanto, el convento estaría expuesto a “los insultos
rios. Estuvo al tanto del proceso, pues su firma apa- de los malhechores”. Si se reclamaba que había sólo
rece en cada una de las peticiones, no importando un convento para indígenas en la ciudad de Méxi-
el puesto que ocupase dentro de su comunidad, co, él señaló que también había muchas españolas
pero sí dejando claro que había sido dos veces aba- que sufrían porque no había lugar para ellas en los
desa. Tal vez de ahí naciera su insistencia de ver monasterios. Dijo que lo fondos que requerían para
profesar a más indígenas. la construcción eran muchos, y que en la ciudad las
Gálvez le respondió que para hacer su informe limosnas escaseaban cada vez más. Pero su princi-
tenía que esperar el del cabildo y el del arzobispo. pal argumento fue referente a la jurisdicción religio-
sa. Recordó que la capilla de Nuestra Señora de los
11 agn, Templos y conventos, vol. 21, f. 244. Ángeles pertenecía a la jurisdicción del ordinario, y

boletín de monumentos hIstórIcos | tercera época, núm. 30, enero-abrIl 2014


si se aceptaba la fundación provocaría un conflicto trasladar allí la cabecera de su parroquia, justificán-
entre el arzobispado y los franciscanos por los dere- dolo de la siguiente manera:
chos parroquiales.
Se debe recordar que el curato de Santiago Tlate- […] ¿quién dudaría que esta gravísima necesidad de
lolco estaba a cargo de los franciscanos, pero se vio iglesia parroquial en donde puedan edificarse […] no
afectado por el proceso de secularización. El 4 de más unas cuantas doncellas sino todos los individuos
octubre de 1749 la Corona española emitió una cé- de una vastísima feligresía como la mía debe preferir-
dula por la cual todas las parroquias o doctrinas ad- se a la levísima de dar consuelo a un corto número de
ministradas por las órdenes religiosas (franciscanos mujeres que habían de enclaustrarse en el pretendido
observantes, agustinos y dominicos) en las diócesis nuevo monasterio? […].14
de Lima y de México debían pasar al cuidado del
secular. En 1753 promulgó un decreto extendiendo El arzobispo Núñez de Haro y Peralta siguió las
el proceso de secularización a todas las diócesis de ideas del cura. No juzgó conveniente ni útil que el
su imperio en América.12 El objetivo era reducir la rey concediera la licencia para el convento y sugirió
presencia y la influencia de los regulares en las so- que la parroquia de Santa Ana se trasladara a la que
ciedades coloniales porque, a pesar de que su poder se estaba remodelando. Concepción Amerlinck da
paulatinamente iba menguando, seguían presen- noticia de que gracias al arzobispo se demarcó el
tando un obstáculo para el rey y el ejercicio pleno terreno del santuario y se hizo la declaración testi-
de su real patronato. monial de la pintura mariana que estaba en la capi-
Aunque los franciscanos habían conseguido lla, concluyendo que era “obra milagrosa”,15 por lo
mantenerse en Tlatelolco, en 1771 llegó la orden de que no es de sorprender que pidiera beneficiar a la
| 227
su secularización. El encargado del proceso fue el parroquia antes que a un convento que dependería
doctor Manuel Primo de Rivera, quien dijo que los del clero regular, sobre todo a tan poco tiempo de
frailes manifestaron su obediencia ante el decreto. que al fin se había secularizado el curato de Tlate-
Se ordenó que a ellos les siguiera perteneciendo la lolco. Escribió que aunque las religiosas indígenas
iglesia principal de Tlatelolco, y la iglesia de Santa no hacían pública la escasez que padecían, él tenía
Ana se convertiría en cabeza de parroquia.13 Enton- reporte de lo contrario porque en la ciudad había
ces, Rivadeneira aprovechó la ocasión para quejarse muchas instituciones que requerían de limosnas:
porque los franciscanos se habían quedado con la conventos, hospitales, recogimientos, etc., y cada
iglesia más importante, mientras que él vivía redu- vez se recibían menos. Si acaso el rey daba la licen-
cido a “una pequeña capilla con la advocación de cia para la fundación, pidió al virrey que el conven-
Santa Ana a donde por estrechez no pueden asis- to quedara sujeto a la jurisdicción ordinaria, como
tir mucha cantidad de indios”. Como sabía que la ocurrió con el convento de mujeres indígenas de
de Nuestra Señora de los Ángeles estaba en plena Antequera, porque según él “así conviene a las mis-
remodelación, pensó que podía aprovecharla para mas religiosas y al bien público”.16
12
Para poder entender esta declaración es nece-
David Brading, Una iglesia asediada: el obispado de Michoacán:
1749-1810, México, fce, 1994, p. 77. sario recordar el contexto en que fue escrita. A lo
13 María Teresa Álvarez Icaza Longoria, “La secularización de
doctrinas de indios en la ciudad de México”, en Felipe Castro 14 agn, Templos y conventos, vol. 311, exp. 3, f. 78v.
Gutiérrez (coord.), Los indios y las ciudades de Nueva España, 15 María Concepción Amerlink de Corsi, op. cit., pp. 243-245.
México, iih-unam, 2010, p. 317. 16 agn, Templos y conventos, vol. 311, exp. 3, f. 79v.

Intento de fundacIón de un convento para Indígenas en tlatelolco, sIglo xvIII


largo de la segunda mitad del siglo xviii los reyes indígenas que quisieran profesar. Pero también se-
borbones realizaron en Nueva España una serie de ñaló otra razón importante: no deseaba que el mo-
reformas. Uno de los blancos de éstas fue la Iglesia, nasterio dependiera de los franciscanos:
con el objetivo de establecer la preponderancia de
la Corona sobre ella y de “ordenarla y disciplinar- […] Los [conventos] que están con los regulares tie-
la”. Para ello se reforzó el sistema diocesano como nen que tener una casa contigua al monasterio para
figura de autoridad y se recalcó su poder central en que vivan dos o tres separados de su comunidad […]
el cuidado de las almas al encargarle la reforma del [donde] pasan una vida particular de desorden y de
clero. Muchas de las reformas estaban encamina- relajación. Los que están sujetos al ordinario están
das a quitarle poder a las órdenes regulares secu- bien asistidos y tienen las monjas con prontitud todo
larizando sus parroquias. Para Clara García, Núñez socorro espiritual en sus capellanes […].19
de Haro y Peralta fue un tenaz partidario de las re-
formas encaminadas a quitar influencia a las órde- De nuevo encontramos el problema de la juris-
nes regulares,17 y lo que hemos visto no desmiente dicción religiosa. Los arzobispos y obispos que enca-
esa afirmación porque se negó a que se fundara un bezaron las reformas borbónicas pusieron en duda
convento de mujeres que dependiera de los fran- el valor de las órdenes religiosas y subrayaron en
ciscanos. cambio la primacía pastoral del episcopado y del
El arzobispo actuó de forma rápida y muy hábil- clero diocesano.20 A partir de la segunda mitad del
mente, ya que no mandó su informe al virrey sino siglo xviii los frailes sufrieron duros golpes que limi-
que lo hizo directamente al Consejo de Indias; su taron su influencia y poder. Además de las cédulas
carta iba dirigida a José de Gálvez. Cuando el 20 de de secularización antes mencionadas, en 1754 Fer-
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febrero de 1784 el virrey Matías de Gálvez le solicitó nando VI prohibió a los clérigos que intervinieran
el informe, Núñez de Haro le contestó que ya los en la redacción de testamentos. Carlos III impuso
había hecho y mandado “vía reservada” al Consejo un rígido control sobre los conventos de los regula-
acompañado de un informe del cabildo de la ciudad res, quienes fueron duramente criticados porque se
y la carta del cura de Santa Ana,18 por lo que antes consideró que la vida que llevaban era “muy relaja-
de que el virrey comunicara su parecer, en España da”. Así, este soberano envió desde 1771 reformado-
ya se conocía su opinión desfavorable hacia la fun- res-visitadores peninsulares a Nueva España con el
dación de Tlatelolco. Se hicieron copias de todos los fin de reducir a los frailes a una rigurosa observan-
informes y se entregaron al fiscal Ramón Posadas, cia y acabar con la “relajación”. Las visitas que se
quien tuvo la última palabra. llevaron a cabo entre 1777 y 1779 reportaron que los
En su escrito fechado en la ciudad de México el franciscanos habían disminuido a 800 miembros.
17 de abril de 1784, además de lo que el arzobispo Disminuyó también su actividad educativa, artísti-
fundamentó, el fiscal puntualizó que para esas fe- ca y cultural.21 Al parecer el fiscal también tenía en
chas ya había un convento más para indígenas ca-
19 agn, Templos y conventos, vol. 311, exp. 3, f. 104.
ciques —el de Antequera, en Oaxaca—, por lo que 20 David Brading, “El jansenismo español y la caída de la monar-
consideró suficientes los espacios religiosos para las quía católica en México”, en Josefina Zoraida Vázquez (coord.),
Interpretaciones del siglo xviii mexicano. El impacto de las reformas
17 Clara García Ayluardo, “Reformar la Iglesia Novohispana”, en borbónicas, México, Nueva Imagen, 1992, p. 199.
Clara García Ayluardo, op. cit., p. 241. 21 Antonio Rubial García, “Las órdenes mendicantes evangeli-
18 agn, Bienes Nacionales, legajo 266, exp. 39, s. f. zadoras en Nueva España y sus cambios estructurales durante

boletín de monumentos hIstórIcos | tercera época, núm. 30, enero-abrIl 2014


mente las reformas que se tenían que aplicar, de deseaban expandirse en otras ciudades, ¿por qué no
ahí que se inclinara por la opinión del arzobispo. habrían de hacer lo mismo las indígenas?
Al no aceptar la fundación se cooperaba para evitar Aunado a esto, este intento se enmarcó dentro
que los franciscanos se distrajesen de su disciplina de las acciones que algunos caciques emprendie-
e instituto. Lo interesante de notar aquí es que en ron para conseguir instituciones de educación su-
el expediente no hay una contestación de los fran- perior para la nobleza indígena. Por ejemplo, recor-
ciscanos, ni una carta que apoye la pretensión de demos la lucha que emprendió el clérigo indígena
fundación en Tlatelolco. Tal vez se encontraban tlaxcalteca don Julián Cirilo de Castilla Aquihualc-
demasiado preocupados por los problemas que te- teuhtle para crear un colegio para la formación de
nían con la secularización y las reformas que su un clero indígena, intento que tampoco se vio cris-
orden estaba enfrentando para ocuparse del intento talizado.24 Alentados por las reales cédulas que los
de creación de un convento de monjas. O simple- privilegiaban, los caciques comenzaron a exigir la
mente quisieron quedarse al margen para no tener apertura de lugares que les dieran una mejor posi-
problemas en un contexto en el que cada vez per- ción dentro de la sociedad virreinal.
dían más poder. El problema radicó en que el deseo no basta-
El informe final se envió a España y la respues- ba, y muchas veces el contexto limitó sus preten-
ta fue lógica: la negación. Por real cédula de 11 de siones. Para el caso del convento en Tlatelolco,
noviembre de 1785, Carlos III decidió “[…] denegar no se pudo cubrir un requisito fundamental para
a las expresadas religiosas la licencia que han solici- que se aprobara la propuesta: asegurar el bien-
tado para uno y otro establecimiento y participando hechor o los bienhechores que cubrieran los gas-
(como lo ejecuto) para que os habéis enterado de tos del edificio, así como la manutención de las
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ello […]”.22 religiosas, y bien sabemos que no se autorizó la
fundación de un convento de religiosas sin antes
Conclusiones garantizar económicamente su permanencia.25
Aunque este factor pudo solucionarse parcialmen-
Este intento de fundación es muy revelador. El de- te, hubo otro de mayor peso que inclinó la balanza
seo de nuevas fundaciones de la madre sor María en contra: la coyuntura en que vivían las órdenes
de Santa Coleta no sólo se debió a que había mu- mendicantes y que dificultó la creación del con-
chas indígenas queriendo ser esposas de Cristo, vento. Desde el principio las monjas dejaron cla-
sino al fenómeno de iniciativas fundacionales que ro que deseaban depender de los franciscanos, y
repercutió en el aumento de monasterios en el si- tanto el arzobispo como el cura de Santa Ana no
glo xviii, como bien lo ha señalado Rosalva Loreto.23 dudaron en negar su apoyo en un momento en que
Si los monasterios de españolas, mestizas o criollas se consideró que los frailes debían estar dentro de
los siglos virreinales”, en María del Pilar Martínez López-Cano sus conventos y no administrando a religiosas. Las
(coord.), La Iglesia en Nueva España. Problemas y perspectivas de autoridad virreinal —en este caso representadas
investigación, México, iih-unam, 2010, pp. 226-228. por el fiscal, Ramón Posadas— hizo lo propio,
22 agn, Indiferente virreinal, Templos y conventos, caja 4897,
exp. 45, f. 2. 24 Margarita Menegus y Rodolfo Aguirre, op. cit., pp. 207-216.
23 En el siglo xvii se fundaron 15 conventos; para el siglo xviii 25 Nuria Salazar, “Los monasterios femeninos”, en Pilar Gon-
se aumentó el número a 19; Rosalva Lotero López, “La función zalbo y Antonio Rubial (coords.), Historia de la vida cotidiana en
social y urbana del monacato femenino novohispano”, en María México, t. II, La ciudad Barroca, México, El Colegio de México/
del Pilar Martínez López-Cano, op. cit., p. 241. fce, 2005, p. 233.

Intento de fundacIón de un convento para Indígenas en tlatelolco, sIglo xvIII


no recomendando la fundación. Al depender Aunque el intento no se cristalizó, podemos
directamente de los frailes menores, las mon- rescatar el trabajo de sor María de Santa Coleta. Su
jas de Corpus Christi se vieron afectadas tam- insistencia al escribir no sólo a los virreyes sino al
bién de las reformas que las órdenes regulares rey nos muestra a una religiosa indígena activa, que
masculinas sufrieron en el siglo xviii, evitando así derriba la imagen que muchas veces tenemos de
que más indígenas pudieran profesar. los indios como individuos pasivos.

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AnA MónicA GonzAlez FAsAni*

Incorporarse a Cristo:
salud, enfermedad y pasión
en el convento carmelita de Córdoba,
Argentina (finales del siglo xviii
y principios del xix)
En este trabajo pretendemos adentrarnos en el claustro del convento de San José de
religiosas descalzas en la ciudad de Córdoba, Argentina y, a partir de la documenta-
ción que provee el Archivo del Arzobispado y el archivo privado del convento, conocer
hasta qué punto eran practicadas las normas relativas a la salud del cuerpo tomando
en cuenta, por ejemplo, la alimentación y los ayunos. Del mismo modo se abordará
la manera en que era percibida la enfermedad, cuáles eran las más frecuentes y los
medios provistos para acompañar al doliente, y al presentar las mortificaciones más
comúnmente inflingidas nos acercaremos a la vivencia de la Pasión.
Palabras clave: monjas carmelitas, alimentación, enfermedades, remedios, disciplinas.

| 231

E
l monasterio carmelita de San José fue el segundo cenobio femenino que, en
las primeras décadas del siglo xvii, abriera sus puertas en la gobernación de
Tucumán, actual Argentina, para albergar allí a las niñas más nobles de la re-
gión, hijas y nietas de conquistadores. Asimismo fue el primero en fundarse
en el virreinato del Perú, ya que, como ha señalado Martina Vinatea Recoba,1
en Lima se instituyó recién a mediados de siglo.
Tampoco es un hecho menor que ambos monasterios fueran fundados por miembros
de la misma familia, los Tejeda y Miraval. A raíz de la conquista y los servicios prestados a
su majestad, los Tejeda recibieron tierras, indios en encomienda y accedieron a los cargos
de gobierno de la ciudad. La familia Tejeda trabó una densa urdimbre en la que el nepotis-
mo constituyó una de las primeras manifestaciones políticas de esa sociedad en formación.
A pesar de su importancia social y política, el apellido quedará indisolublemente asociado
a las fundaciones piadosas.

* Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Sur, Argentina.


1 Martina Vinatea Recoba, “Catalina María Doria, fundadora del convento de las carmelitas descalzas de Lima,
Perú”, en Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla (coord.), La clausura femenina en el Mundo hispánico,
vol. 2, San Lorenzo de El Escorial, Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, 2011, pp. 1148-1158.

Incorporarse a crIsto: salud, enfermedad y pasIón en el convento carmelIta de córdoba…


figura 2. convento de san José.

con la fundación de un nuevo instituto adscripto al


Carmelo descalzo.3 Juan, hermano de Leonor, rico
encomendero de Nono, también entregó importante
bienes y, apoyado por su esposa y suegros, inició la
figura 1. convento de san José. obra que daría lugar a la segunda clausura.
A partir de su relato sobre la curación mila-
232 |
El primero en establecerse fue el convento de San- grosa de su hija María Magdalena, que atribuyó a
ta Catalina, en 1613, a instancias de los jesuitas y del la intercesión de Teresa de Jesús, sabemos de su
obispo Fernando de Trejo y Sanabria. Doña Leonor de compromiso con la santa de Ávila para establecer
Tejeda, una joven viuda, donó sus cuantiosos bienes un convento descalzo bajo la advocación de San
para la consecución de la obra.2 Quince años después José, convirtiendo para ello su casa en monaste-
el linaje de los Tejeda se vería aún más prestigiado rio. Tal cual lo había prometido, en el monasterio
profesaron sus dos hijas, María Magdalena y Ale-
2 Doña Leonor puso todos sus cuantiosos bienes a disposición jandra, y luego, tras quedar viudas, su esposa y
de la nueva fundación, en la que había ingresado como novicia
y como primera priora, cargo que ocupó en reiteradas ocasio-
nes. Además de ser la fundadora, la madre Catalina de Sena re- 3 Serán en realidad las mismas élites las que construirían y di-
servó para sí los derechos que le correspondían como patrona, fundirían en el imaginario social la convicción y la idea de que la
entre otros, nombrar capellán, elegir mayordomo, disponer su fundación y el patronazgo conventual constituían una señal de
paga y administrar los bienes conventuales junto con él y orde- identidad propia, indicativos de superioridad y grandeza, inex-
nar que se digan misa todos los domingos por ella, la memoria cusables en el patrimonio y en la identidad de la élite dominan-
de su marido y por los indios de sus encomiendas. Por último, te, un acto y una práctica que además, y preciso es no olvidarlo,
estableció las condiciones que debían presidir la administración las propias órdenes religiosas, y en general el discurso eclesiás-
hacendística de la comunidad, a fin de conservar y/o aumentar tico, contribuyeron a poner en valor; cfr. Ana Mónica Gonzalez
la considerable dotación económica que había otorgado; Guiller- Fasani, “El monasterio de San José de Córdoba del Tucumán:
mo Nieva Ocampo, “Crisis económica e identidad religiosa de espacio de devoción y de promoción social”, en Guillermo Nieva
un monasterio femenino en época de los Austrias: Santa Cata- Ocampo, Silvano Benito Moya y Andrea Navarro, Servir a Dios y
lina de Córdoba del Tucumán (1613-1700)”, en Hispania Sacra, servir al Rey. El mundo de los privilegiados en el ámbito hispánico
vol. LX, núm. 122, julio-diciembre de 2008, pp. 423-443. (ss. xiii-xviii), Salta, Mundo Gráfico, 2011, pp. 141-163.

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figura 3. convento de san José.

su suegra. La fundación se realizó el 7 de mayo ma la atención que los permisos por parte de las auto-
de 1628.4 ridades y la remodelación del edificio hayan deman-
Podría resultar extraño que en una ciudad peque- dado sólo seis años. Esto se explica, en buena parte,
ña y nada próspera comparada con otras, apartada de porque en la fundación del Carmelo descalzo en Cór-
la capital del virreinato —Lima— se fundaran en tan doba coincidieron los intereses de la élite local, de los
corto lapso dos conventos de monjas. Igualmente lla- jesuitas y de la misma Corona. La Compañía, siempre
cercana a la familia Tejeda, influyó en la fundación
4 Las crónicas del monasterio cuentan: “Hoy domingo, como
de un convento bajo la regla carmelita en Córdoba,
en las nueve del día […] el dicho señor Ilustrísimo en perso-
na llegó a la puerta reglar del convento de Santa Catalina de como había sido su propósito desde el inicio.5
Siena, y mandó saliesen la madre Catalina de Siena, fundado-
ra del convento, y la madre Catalina de Santo Domingo y la rre, cura de esta dicha ciudad”; Archivo Arzobispado de Córdoba
madre Mariana de la Cruz, las cuales obedeciendo el mandato (aac), Narración de la Fundación de los dos Monasterios de Nuestra
[…] salieron con acompañamiento de Su Señoría y de la Justicia Madres Santa Catalina de Sena y de Santa Teresa de Jesús de esta
mayor, Cabildo y Regimiento y entraron en la iglesia de dicho ciudad de Córdoba, leg. 8, t. 1, Monjas teresas.
convento, de donde, uniéndose las que habían de ser recibidas, 5 Véase Ana Mónica Gonzalez Fasani, “Jesuitas y conventos de
[agrega fray Luis] con gran solemnidad, con velas encendidas monjas en los confines del virreinato del Perú: Córdoba del Tu-
en las manos, fueron llevadas en procesión, con todo el con- cumán en el siglo xvii”, en José Martínez Millán, Henar Pizarro
curso de gente y comunidades de religiosos, a la iglesia matriz Llorente y Esther Jiménez Pablo (coords.), Los jesuitas. Religión,
de esta dicha ciudad, de donde salió el Santísimo Sacramento, política y educación (siglos xvi-xviii), 3 tt., Madrid, Universidad
debajo de palio, en manos del maestro Juan de Puelles y Agui- Pontificia Comillas, 2012, pp. 1599-1616.

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El monasterio se mantuvo mayormente apega- viado a la tierra en forma corpórea para salvar a
do a las constituciones de su Orden,6 según permi- los hombres en cuerpo y alma. La fe y la devoción
ten constatar las sucesivas visitas que se han encon- hacia el cuerpo material de Cristo contribuyen a
trado, escasas y escuetas para el siglo xvii, mucho elevarlo y le otorgan una gran dignidad: “Cuerpo
más detalladas y constantes para el xviii. de Cristo que se come, que se revela a partir de
Lo que se propone este trabajo es comprender lo real de la carne. Pan que modifica y salva los
la visión acerca del cuerpo que tenían las religiosas cuerpos”.
carmelitas en general y las de Córdoba en particu- Por otra parte existe una imagen contrapuesta
lar, los cuidados o correctivos que le proporciona- que es la del hombre pecador. El cuerpo, “ese abo-
ban y la práctica de normas relativas a la salud, a minable vestido del alma”, puede convertirse en la
partir de la documentación que provee el Archivo ocasión de caer. El pecado y el miedo, el miedo al
del Arzobispado y el archivo privado del convento. cuerpo, el miedo al cuerpo de la mujer sobre todo,
También se señalarán algunas de las enfermedades se repiten como una letanía en forma de adverten-
más frecuentes que afectaron a las religiosas. cias o de condenas.8 El pecado y las tentaciones ace-
chan al hombre que es débil por naturaleza.
Los místicos y el cuerpo de Cristo El discurso cristiano sobre el cuerpo y las imáge-
nes que suscita tiene, por consiguiente, un carácter
Por hallarse en el corazón mismo del misterio cris- pendular, hay un doble movimiento de ennobleci-
tiano, afirma Jacques Gélis, el cuerpo es una refe- miento y de desprecio. El cuerpo es considerado
rencia permanente para los hombres de la Edad doble e inconstante, como el que lo habita. Y este
Moderna.7 Es que desde el momento de su naci- enfoque dualista se manifiesta hasta en los libros
234 |
miento, el hombre comenzaba a morir y a luchar, piadosos: hallamos en ellos, respecto al cuerpo, el
porque el principio de la corrupción estaba en su optimismo más desbordado junto al más profundo
cuerpo, y la vida misma era una guerra perpetua pesimismo.9
contra sus pasiones y en contra de aquel que tiene Por ejemplo, san Ignacio de Loyola ampliaba su
por oficio el mentir e inducir al pecado. idea de cuerpo al incitar a sus lectores a considerar,
Por ello la importancia de la tarea redentora del cada uno, su asquerosidad total, la perversidad de
Hijo de Dios. Cristo, Dios hecho hombre, fue en- su alma y la corruptividad de su cuerpo, y “mirarse
6 A partir de sus experiencias místicas, Santa Teresa de Jesús como una llaga o pústula hedionda de donde ha sa-
comenzó a observar con toda perfección la Regla de la Orden y lido tanta ponzoña de maldad y tanta podredumbre
se dedicó a renovar la tradición carmelitana. En virtud del Bre-
ve pontificio del 2 de febrero de 1562 puso en marcha su tarea
de pecados”.10
fundacional y determinó por escrito el estilo de vida religiosa de 8 Jean Delumeau, El miedo de Occidente, Madrid, Taurus, 2002.
la nueva comunidad. Escribió unos breves estatutos, núcleo de las Para Delumeau el Occidente tiene su fundamento en el mie-
constituciones de sus carmelos, presentados al general de do. El miedo escondido tras la valentía, el heroísmo y el orgullo
la orden, fray Juan Bautista Rubeo de Rávena, en 1567. Recién masculino fue conceptualizado por la cultura mucho más allá de
en 1581 tuvo lugar la reunión del Capítulo Provincial del nue- su experiencia psicológica inmediata. Asociado con la necesidad
vo Carmelo en Alcalá de Henares. Allí se elaboraron las Cons- de seguridad como requisito de la vida, el miedo apunta a la
tituciones enriquecidas con diversos elementos sugeridos por la inseguridad asociada con la muerte.
misma Teresa o por el nuevo orden de cosas. 9 Philippe Martin, “Le livre de piété Lorraine”, en Revue d´histoire
7 Jacques Gélis, “El cuerpo, la Iglesia y lo sagrado”, en Alain de l’Église de France, vol. 83, núm. 210, enero-junio de 1997, pp.
Corbin, Jean Courtine y Georges Vigarello (dir.), Historia del 163-177, apud Jacques Gélis, op. cit., p. 28.
cuerpo, t. I, Del Renacimiento a la Ilustración, Madrid, Taurus, 10 Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, México, Edicio-
2005, p. 27. nes Paulinas, 1994, p. 80.

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Por todo esto el cuerpo de Cristo es central en el confiere a este cuerpo un carácter cardinal. Así se
mensaje cristiano. Dios tomó forma humana y vino especifica en Trento en la sesión XIII del Concilio.13
a vivir y a morir entre los hombres, padeció y vi- La comunión permite el acercamiento del cuer-
vió como uno de ellos. Su cuerpo sufrió las mismas po divino a quien lo busca. Los místicos han per-
penurias que cualquier otro y fue entregado para severado en el desarrollo de una relación especial
salvar a los pecadores. La imagen del Cristo de la Pa- con Dios padre e hijo. Su anhelo fue siempre el de
sión que se ofreció para la salvación de los hombres compartir sus sufrimientos y fundirse en lo divino.
ha ocupado un lugar esencial entre los siglos xvi al Entonces, en este sentido si bien el cuerpo —“ese
xviii. El Concilio de Trento confirió a la Pasión una abominable vestido del alma”— ha sido considerado
dimensión fundamental en el culto. por la mística como un obstáculo para llegar a Dios,
En adelante, la espiritualidad y el pensamiento también puede ser un medio para salvarse.
estarán profundamente marcados por la Pasión, Algunos han tratado de aproximarse a Cristo in-
cuyas diferentes secuencias confieren al cuerpo fligiendo al cuerpo numerosos castigos. A partir de
de Cristo una presencia permanente, obsesiva, en finales del siglo xvi la ascesis fue considerada como
el espacio público y en el privado. “Ecce Homo” o una vía para alcanzar la incorporación a Cristo, lo
“Cristo ultrajado”, “Cristo en columna” o “Jesús fla- que trajo, sobre todo, dos tipos de conductas: el ayu-
gelado”, “Cristo atado”, “Cristo de Piedad” u “Hom- no y las mortificaciones. La ocasión de acceder al
bre de dolores”, todos estos calificativos traducen las martirio por el sufrimiento estoicamente soportado
etapas en que el cuerpo y el espíritu de Dios hecho es un lugar común de la espiritualidad postridenti-
hombre fueron sometidos a atroces tormentos.11 na. Religiosos y religiosas interpretan literalmente
Junto a estas imágenes del Jesús sufriente los la comparación entre una conducta ascética y el
| 235
Evangelios y la tradición cristiana han visto a Cristo sacrificio consentido de los primeros mártires. En
como el que salva y alivia a los afligidos. Las Es- la soledad y en la humillación del cuerpo, en el
crituras dicen: “Los ciegos ven, los cojos andan, los “destierro” que ni las prácticas intensas ni la pala-
leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muer- bra escrita del breviario o de las lecturas edificantes
tos son resucitados y a los pobres es anunciado el logran colmar, emerge con fuerza, aunque siempre
evangelio”.12 Los evangelios han recogido numero- con dolor —el “padecer” místico— una exigencia
sos relatos de los hechos milagrosos de Jesucristo radical, donde el espacio de las experiencias indi-
en relación con la salud. Él es el que curará todas viduales se anula en el vacío de una ausencia inne-
nuestras heridas. La sangre de Cristo, pues, también gable.14
es medicina tanto del cuerpo como del alma. La lite- La más alta aspiración era la de convertirse en
ratura religiosa ha elogiado considerablemente los cuerpo de Cristo pasando por todas las pruebas su-
valores redencionales de sus padecimientos y sus fridas por el Hombre de los dolores. La traducción
dotes curativas, puesto que en él “toda enfermedad corporal de la imitación de Cristo tomó, entonces,
sana”. Cristo aparece, entonces, como sujeto de su-
13 “Se enseña y reconoce abierta y simplemente que en el au-
frimientos y médico del alma y del cuerpo.
gusto sacramento de la eucaristía, después de la consagración
La Eucaristía, la presencia del cuerpo real de del pan y el vino, bajo cada una de las especies sacramentales
Cristo en la hostia durante el sacrificio de la misa, le está contenido entero, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su
Divinidad, nuestro Señor Jesucristo.”
11 Ibidem, p. 32. 14 Mario Rosa, “La religiosa”, en Rosario Villari, El hombre barro-
12 Evangelio de Lucas 7:22. co, Madrid, Alianza Editorial, 1993, p. 276.

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la forma de varios fenómenos: desde la estigmati- llaman querubines […] Veíale en las manos un dardo
zación a la transverberación, pasando por la inscrip- de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un
ción en el corazón y todas esas marcas que eran las poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón
pruebas y los signos de haber sido elegido.15 algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sa-
Siguiendo esta línea de pensamiento se acep- carle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda
ta que el primer elegido fue san Francisco, que abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el
se trasformó en modelo de muchas generaciones dolor, que me hacía dar aquellos quejidos y tan exce-
de místicos. Las marcas en el cuerpo se enten- siva la suavidad que me pone este grandísimo dolor
dían como una respuesta de Dios al deseo de que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma
fundirse en el Cuerpo de Cristo. Él, al igual que con menos que Dios. No es dolor corporal sino espi-
otros hombres ascendidos a la categoría de san- ritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo y
tos, se habían convertido en los héroes dominan- aun harto.16
tes, admirados y propuestos como ideal humano
o interesadamente invocados como protectores La enfermedad y el dolor
o terapeutas. como camino ascético
La búsqueda de Dios debía llevar al desprendi-
miento de uno mismo, a la humildad, la indiferen- El pensamiento barroco había instalado la concep-
cia y la pobreza. En su Libro de la Vida, Teresa de ción de que el hecho de enfermar se debía a la vulne-
Jesús utiliza frases como “renunciarse”, “buscar la ratio que el pecado original produjo en la naturaleza
noche de los sentidos”, “morir a uno mismo”, “ser humana. Entre las obras que circulaban, la de Juan
sin intención”, “ofrecer a Dios cada día varias muer- Crasset es sumamente ilustrativa para comprender
236 |
tes”, “crucificarse cada día”. Será ella quien encarne el origen de la enfermedad:
el modelo del puro amor, la transverberación. En su
autobiografía describe el momento en que un rayo Represéntele como las enfermedades vienen de la
de luz ardiente salió del Santo Sacramento y se cla- mano de Dios, el cual las envía como un castigo de
vó en su corazón como una flecha sin que sus ves- nuestros pecados. Y así que el modo de sanar es qui-
tidos fueran atravesados. A partir de ese momento, tar la causa; que la paz del alma contribuye mucho a
que se repitió más de una vez, de completo amor y la salud del cuerpo, y que ésta es imposible tenerla si
dolor, la vida de Teresa fue completamente transfor- está en desgracia de Dios; que debemos apreciar más
mada. Ella lo cuenta del siguiente modo: la vida del alma que la del cuerpo.17

Quiso el Señor que viese aquí algunas veces esta vi- Sin embargo, la enfermedad no sólo era vis-
sión: Veía un Ángel cabe mí hacia al lado izquierdo, ta como un castigo a las faltas humanas, sino también
en forma corporal, lo que no suelo ver sino por mara- como una prueba divina que permitía al hombre
villa […] En esta visión quiso el Señor le viese así: no ejercitar la paciencia y, a partir de ella, crecer en
era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro 16 Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 29, 13. Teresa vuelve
tan encendido que parecía de los ángeles muy subi- a referir este fenómeno místico en las Moradas 6, 2, 4, y en la
dos que parecen todos se abrasan. Deben ser lo que Relación 5, nn. 15-17. Se trata de la famosa gracia de la transver-
beración del corazón o merced del dardo.
17 Juan Crasset, La dulce y santa muerte, s/l, Imprenta de José
15 Jacques Gélis, op. cit., p. 61. Rius, 1867.

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su madurez cristiana.18 Distintas lecturas exhorta- características, complicaciones y evoluciones, sin
ban a tolerar la enfermedad con humildad y man- necesidad de recurrir a lo sobrenatural o milagro-
sedumbre, y a recibir el consuelo de los santos que so para explicarlas. Lo milagroso se encontraría en
las padecieron antes y pedirles socorro o imitarlos y que, a pesar de sus enfermedades, puedan mante-
encomendarse a ellos. ner esa grandeza de espíritu que los proyecta con
En esto radica la fundamental importancia que tal fuerza a lo sobrenatural.20
tuvo la literatura. En España existían anteceden- La monja abulense que a todo intentaba buscarle
tes de monjas que describieron sus enfermedades una explicación objetiva creía, en un principio, que
como una manera de ascender hacia Dios. Tal es los males se debían a su cambio de vida al haber
el caso de Teresa de Cartagena, monja del siglo xv, dejado los manjares de los que antes se alimentaba
y su Arboleda de los enfermos, que ofrece un prece- por una dieta más frugal y una vida menos cómoda.
dente de cómo la enfermedad se manifestaba como Sin embargo, a fin de que esto no se interpretara
“cabestro y freno” divino de las pasiones, auténtica como una queja, se cuidó de afirmar que el estado
escala de virtudes que, con la ayuda del “soberano religioso la hacía muy feliz.
Físyco”, conlleva al acrecentamiento de los dones Recordemos que luego de entrar en el convento
espirituales y la huída del mundo. Para Teresa de de la Encarnación de Ávila y profesar, Teresa comen-
Cartagena Dios era la verdadera salud de los enfer- zó a padecer una larga enfermedad que se inició en
mos. Para ella el “cancionero” de David y los ejem- el otoño de 1538, alcanzó su máxima gravedad un
plos de Tobías y Lázaro le servirían de estímulos y año y medio después, y perduró durante tres años
consolación para sentirse entre los enfermos o es- más. En ese momento tenía ella 23 años de edad.
cogidos a gustar la cena junto al médico eterno.19 Su padre, muy preocupado, la llevó a casa de su her-
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De igual modo la enfermedad llena la mayor mana mayor en Castellanos de la Cañada, donde
parte de los primeros capítulos del Libro de la vida estuvo varios meses a la espera de un tratamiento
de Teresa de Jesús. Nadie puede negar su evidencia con hierbas del campo que le proporcionaría la cu-
o dudar de que estuviese verdaderamente enferma. randera de Becedas. Sin embargo, lejos de ayudarla,
El doctor Avelino Senra Varela ha realizado un por- su estado empeoró.
menorizado análisis de la autobiografía de la monja La objetividad con que Teresa de Jesús describe
de Ávila para diferenciar los síntomas de una en- sus síntomas en su Libro de la vida permite hacer
fermedad biológica y las vivencias espirituales. En un diagnóstico retrospectivo con bastante posibili-
su opinión, los santos se diferencian de los ángeles dad de certeza.21
en que son hombres y mujeres sometidos a las mi-
serias humanas y expuestos a todas las enfermeda- Comenzáronme a crecer los desmayos y diome un
des naturales como los demás hombres, con iguales mal de corazón tan grandísimo, que ponía espanto a
18 El apóstol Santiago escribía en su carta, en capítulo primero, quien le vía y otros muchos males juntos, y así pasé el
versos 3 y 4: “pues ya saben que cuando su fe es puesta a prue- primer año con harta mala salud […] A los dos meses,
ba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento.
a poder de medicinas, me tenía así acabada la vida, y
Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección”.
19 Teresa de Cartagena, Arboleda de los enfermos. Admiración 20 Avelino Senra Varela, “Santa Teresa de Jesús vista por un
operum Dey, ed. de Lewis Joseph Hutton, Madrid, rae, 1967, pp. médico”, en Anales de la Universidad de Cádiz, 1986-1987, 3-4, p.
40-41 y 109, apud Aurora Egido, El águila y la tela. Estudios sobre 315. Véase, del mismo autor, Las enfermedades de Santa Teresa de
la vida de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, Universidad Jesús, Madrid, Díaz de Santos, 2006.
Islas Baleares, 2010, pp. 113 y 114. 21 Ibidem, p. 316.

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el rigor del mal de corazón de que me fui a curar era […] solo un dedo me parece podía menear de la mano
mucho más recio, que algunas veces me parecía con derecha.24
dientes agudos me asían de él, tanto que se temió era
rabia. Con la falta grande de virtud (porque ninguna Fueron cuatro días de inconsciencia total en que
cosa podía comer, si no era bebida, de grande hastío) no oía nada de lo que pasaba a su alrededor. Incluso
calentura muy continua, y tan gastada, porque casi en la creencia de que había fallecido le vertieron
un mes me había dado una purga cada día, estaba tan cera derretida en los párpados para amortajarla, y
abrasada, que se me comenzaron a encoger los ner- tampoco sintió aquello. Puede añadirse que se pro-
vios con dolores tan incomportables, que día ni noche dujo un incendio en su propia cama por descuido
ningún sosiego podía tener.22 de sus familiares al manipular una vela, y no se en-
teró. Este estado, siempre citando a Senra Varela, es
El doctor Senra Varela explica que el tratamien- lo que en medicina se denomina “coma profundo”.
to recibido agravó el estado de su enfermedad. Tras recuperarse del coma persistió su dificultad
El abuso de purgantes le produjo una debilidad y para tragar y para moverse.
adelgazamiento tal que le faltaban las fuerzas para Desde ese momento y hasta la Pascua Florida
moverse. A esto se agregaron unos dolores inso- del año siguiente Teresa quedó inmóvil, aunque su
portables en las raíces sensitivas y motoras que estado de ánimo, según ella misma relata, fue me-
terminaron en una parálisis. La fiebre y los dolores jorando. Las secuelas de la enfermedad fueron los
intensos le provocaron un estado de obnubilación dolores de cabeza que sufrió a lo largo de su vida
febril que Teresa describió como de “tristeza pro- y de un modo especial los ataques de perlesía que
funda”. le aparecieron a partir de 1580, es decir, dos años
238 |
En ese estado su padre la regresó al monasterio antes de morir, y que le impidieron escribir perso-
abulense para confiarla a los médicos. Teresa relata nalmente sus cartas.25
con mucho detalle lo que pasó en esos días:
Púsele mis enfermedades por inconveniente que
Quedé de estos cuatro días de paroxismo23 de manera aunque sané de aquella tan grave, siempre hasta aho-
que sólo el Señor puede saber los incomportables tor- ra las he tenido y tengo bien grandes, aunque de a
mentos que sentía en mí; la lengua hecha pedazos de poco acá no con tanta reciedumbre, mas no se quitan,
mordida; la garganta de no haber pasado nada y de muchas maneras. En especial tuve veinte años vó-
de la gran flaqueza que me ahogaba, que aún el agua mito por las mañanas que hasta mas de mediodía no
no podía pasar; toda me parecía estar descoyuntada; acaecía no poder desayunarme; algunas veces más
con grandísimo desatino en la cabeza; toda encogida, tarde […] Y casi nunca estoy, a mi parecer sin muchos
hecha un ovillo […] sin poderme menear, ni brazo ni dolores, y algunas veces bien graves, en especial en
pie ni mano ni cabeza, más que si estuviera muerta el corazón […] Perlesía recia y otras enfermedades de
calenturas que solía tener muchas veces.26
22 Santa Teresa de Jesús, op. cit., caps. 4 y 5, en Obras completas,
Burgos, Monte Carmelo. 24 Santa Teresa de Jesús, op. cit., cap. 6.
23 “Parajismo”, forma de decir paroxismo: ataque de convulsio- 25 El cuadro clínico es el de una parálisis muscular total —salvo
nes que se acompaña con mordedura de lengua. Según Senra un dedo de la mano derecha— producida por una radiculoneu-
Varela este síntoma no se había presentado en ninguna ocasión ritis. En algunos lugares de Galicia se continúa usando esta pala-
anterior ni se volverá a repetir, ya que ella nunca más lo men- bra para referirse a los temblores parkinsonianos.
cionó; Avelino Senra Varela, op. cit., p. 319. 26 Santa Teresa de Jesús, op. cit., cap. 7.

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Finalmente, teniendo en cuenta los síntomas la, por ello acudió a los del cielo para que la sanen,
(fiebres continuas durante ocho meses, convulsio- y en ellos encontró salvación.30
nes de origen cerebral, estado comatoso por cua- Desde el punto de vista de la mística no impor-
tro días, parálisis por tres años e intensos dolores ta tanto el tipo o historial de la enfermedad sino el
neuríticos, problemas cardíacos —mediastino peri- sentido espiritual y simbólico que ella les diera al
carditis—), se establece que Teresa de Jesús pade- describirlas.31 También, como en Job, en el Libro de
cía de brucelosis o fiebre de Malta,27 enfermedad la vida de Teresa de Jesús se interpreta su enferme-
transmitida por la leche de cabra, “producto que se dad como un verdadero regalo de Dios y le permite
consumía en el monasterio”.28 descubrir en la oración el verdadero camino hacia
Santa Teresa podría haber obviado la descrip- el Amado. Cuanto más sufre más conoce a su Crea-
ción minuciosa de sus dolencias; sin embargo, se dor y se aproxima a Él. La paciencia en que se va
detiene en ella justamente cuando coincide con su ejercitando le permite recibir con igual agrado las
entrada conventual. Es entonces cuando se mez- gracias y los sufrimientos, que no son más que la
clan el dolor físico y la alegría que le proporciona otra cara, la menos deseada.
su nuevo estado. La virtud y el padecimiento irán El doble perfil de su cuerpo enfermo, cuya alma
marcando todo su peregrinar entablándose una lu- divisa los deleites de la unión, se irá así agrandando
cha paralela con la enfermedad y con el mundo en paso a paso, de modo que su debilidad física se com-
su deseo de ser monja. pensa con las fuerzas que le va dando la oración.
Sin duda el ejemplo bíblico para acercarse al En su escrito Teresa subraya la ineficiencia de los
tema del sufrimiento del justo en esta vida ha sido médicos y confesores frente al gozo de la lectura del
Job,29 ya que sólo Dios conocía las causas y los pro- Abecedario de Osuna, las Epístolas de San Jerónimo
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pósitos de las pruebas asignadas. Al igual que en el y las Confesiones de San Agustín. Los libros y la pa-
Job, en el Libro de la vida la enfermedad aparece ciencia que Dios le dio la ayudaron a soportar sus
como prueba y escala del camino ascético que se padecimientos, como ella misma dice, “Para poder
ha trazado. Teresa describe sus tormentos a la vez sufrir las terribles enfermedades que tuve, con tan
que la inoperancia de los remedios del mundo para gran paciencia como su Magestad me dio”. De esta
curarla. Los médicos de la tierra no pudieron curar- forma el Libro de la vida se alzará como un ejemplo
exquisito del valor cuantitativo de la palabra y de
27 La causa probable de todo el cuadro clínico es una meningo- su función liberadora.32 Luego de tanto sufrimiento
encefalitis brucelósica o neurobrucelosis que, aun siendo muy durante la Pascua Florida Teresa tuvo una curación
grave, pudo haber curado espontáneamente ya que existen va-
rios registros de esta enfermedad y su curso similar al descrito
por Teresa de Jesús; Avelino Senra Varela, op. cit., p. 322. 30 Santa Teresa de Jesús, op. cit., caps. 6 y 5.
28 Santa Teresa de Jesús, op. cit., cap. 7. 31 Aurora Egido, op.cit., al plantear el tema de las enfermedades
29 Las Escrituras relatan que Job era un hombre sabio de gran de Teresa de Jesús explica la existencia de una vertiente feme-
riqueza y elevada posición social a quien Satanás, con el per- nina que no debe ser desestimada. El argumento de la debilidad
miso de Dios, le quita su fortuna, sus 10 hijos y, finalmente, su goza de antecedentes esgrimidos con fines de autoafirmación
salud. Sus parientes y paisanos interpretaron sus desventuras desde la monja Hrosvitha a Hildegarda de Bingen, quien inter-
como castigo divino por grandes pecados y lo arrojaron fuera de pretó la melancolía como castigo de Dios tras el pecado de Adán.
la ciudad. La falta de comprensión de sus amigos y allegados lo Su autorretrato de figura excepcional que recibe dones divinos,
llevó hasta el borde de la desesperación, pero también lo acercó siguió además la línea agustiniana de la batalla entre la carne y
a Dios, quien lo preparó para la revelación de la soberanía divi- el espíritu. La mezcla de energía y enfermedad que exhibe Hil-
na que le trajo paz. Pocos pudieron comprender su curación, la degarda en su autobiografía la asemeja también a Santa Teresa.
duplicación de su fortuna y el don de los 10 hijos adicionales. 32 Aurora Egido, op. cit., p. 115.

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repentina, milagrosa, que ella misma interpretó ca- de respeto, si sufrimos con paciencia la herida dada al
si como una resurrección: “viendo cómo parece me corazón por la pérdida de lo que justamente amaba,
resucitó el Señor, que estoy temblando entre mí”. damos nuestra sangre al Salvador.37
Fue su vía crucis personal.
El Libro de la vida se centrará fundamentalmen- La enfermedad se convierte en una oportuni-
te en la oración y en la larga batalla, más de 18 años, dad para fortalecer el espíritu, imitar al Cristo de
para alcanzar el cielo.33 Teresa pudo constatar que los dolores, asimilarse al Dios crucificado. En este
Dios es “salud del alma y vida del cuerpo”, y lo ex- sentido el sufrimiento y el pecado se homologan
presó con todo dramatismo al afirmar que “Deseaba como factores propios de lo humano, pero sublima-
vivir —que bien entendía que no vivía, sino que pe- dos por el sacrificio divino, favoreciendo todo un
leaba con una sombra de muerte— y no había quien lenguaje simbólico religioso de la salud y de la en-
me diese vida, y no la podía yo tomar; y quien me la fermedad.38
podía dar tenía razón de no socorrerme, pues tantas
veces me había tornado a Sí y yo dejádole”.34 Las religiosas carmelitas ante el cuerpo
Esta visión del dolor y el gozo como peldaños y la enfermedad
inexcusables en el ascenso al monte de Dios es la
que transmitió a partir de sus escritos y de su vida En los monasterios carmelitas sólo permanecían el
activa a sus seguidoras: “Lo primero que hemos lue- silencio y las frases modestas, los gestos mesurados
go de procurar es quitar de nosotras el amor de este y discretos, la inmovilidad en los momentos de me-
cuerpo y determinaos mis hijas que venís a morir ditación, el control de los movimientos del cuerpo
por Cristo y no regalaros por Cristo”.35 La tónica de según un preciso código de comportamiento. Aun
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la vida carmelita era austeridad y penitencia. así las religiosas seguían expuestas a los ataques del
En la vida de las religiosas la enfermedad estuvo Enemigo, siempre al acecho. Para librarse de ellos
presente,36 y el sufrimiento que conllevaba la hacía no bastaba con la cotidiana autodisciplina, sino que
deseable a fin de que pudieran sufrir como Cristo había que domar al cuerpo, fuente de toda tenta-
sufrió. Bossuet, en un sermón de 1661, explicaba a ción, imponiéndole largas vigilias durante la noche
las religiosas acerca del sufrimiento que o sometiéndolo a prolongados periodos de absti-
nencias y ayunos, a penitencias reiteradas y a duras
Cuando Dios nos ejercita con las enfermedades o flagelaciones practicadas individualmente o en co-
con alguna otra aflicción de otra naturaleza nuestra mún. Era usual que la religiosa usara cilicios o ca-
paciencia nos sirve de martirio: si pone la mano en misas de crin. Ahora bien, ese cuerpo debilitado por
nuestra familia, quitándonos nuestros padres o pa- los reiterados ayunos, desgarrado por las disciplinas
rientes o lo que nos es amable por algún otro título y lacerados por los cilicios, raramente se mostraba
porque era un asunto entre el individuo y su cuer-
33 Santa Teresa de Jesús, op. cit., caps. 8 y 3. po, una aproximación a Dios en lo secreto.
34 Ibidem, caps. 8 y 12.
35 Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, caps. 10 y 5. 37 Sermones del Illmo. Señor D. Jacobo Benigno Bossuet, Obispo de
36 En el caso de la visitandinas, creadas por san Francisco de Meaux y preceptor del señor delfín, traducidos del francés por D. Do-
Sáles, por ejemplo, el tema de la enfermedad ha estado siempre mingo Morico, Obispo de Solsona, t. VI, Valencia, 1776, II Sermón
presente porque él instituyó la Orden para que fueran recibidas para el Domingo de Ramos, sobre la necesidad del sufrimiento,
en ella las mujeres que por su fragilidad física no tenían posibi- p. 259.
lidades de entrar en otra. 38 Aurora Egido, op. cit., p. 111.

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Los castigos corporales eran practicados por los Estos casos narrados eran extremos. En el con-
monasterios sin importar a qué orden pertenecie- vento de San José, en Córdoba del Tucumán, no
ran; sin embargo, el privilegio del Carmelo imponía aparecen ejemplos similares. Lo cotidiano fue el
mayores sacrificios. En su estudio del Carmelo en uso de la disciplina, aplicada en las espaldas desnu-
la ciudad de México, Manuel Ramos proporciona das de las monjas, azotadas con gruesas cuerdas. La
interesantes ejemplos: “siempre le pedía a nuestra época de mayor uso era la Cuaresma, Semana Santa
Señora le llevara por el camino de los desprecios. y el Adviento, caracterizados por la intensa liturgia
Esto le concedió su Divina Majestad, de modo que en que se recordaban los misterios de la pasión y
sin querer le mortificaban mucho y su Reverencia muerte de Jesucristo, así como su encarnación.
parece que de propósito andaba buscando las oca- Era usual que en los conventos carmelitas los lu-
siones de su desprecio y humillación”. María de la nes, miércoles y viernes se apoyaran los misterios
Natividad del rosario con castigos físicos; nunca durante las
fiestas gozosas. Le correspondía a la priora y a la
[…] su penitencia era admirable. Tenía licencia del maestra de novicias vigilar para que dichas fiestas
prelado que lo era entonces el señor Lanciego, para se cumplieran. La disciplina tenía como objetivos
hacer cosas extraordinarias. Y así se ido mucho a las no sólo castigar al cuerpo pecador sino sufrir por el
penitencias trayendo una corona de espinas conti- mundo, por aquellos que necesitaban la redención
nuamente en la cabeza y al cuello una cadena gruesa divina, por aumentar la fe en el orbe, por los patro-
que le daba la vuelta por la cintura con que la traía nos y benefactores o por las almas de purgatorio.
agobiada sin poderse enderezar. Las disciplinas eran Otra forma de penitencia comunal era aplicada
muy frecuentes y de sangre, siempre que se sentaba en el refectorio, es decir, en el comedor comunita-
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era con mucha incomodidad.39 rio, como dejar comida en el plato, comer en el sue-
lo, besar los pies de las religiosas mientras comían,
Relata igualmente los sacrificios de la madre recibir bofetadas y ponerse en cruz en el medio del
María del Sacramento, quien de moza acostumbra- comedor. Para comer en el suelo se les vendaban
ba a cargar una cruz de madera al hombro, y así la los ojos, se les colocaba una mordaza, se les ataban
encontraban muchas veces las religiosas a diferen- las manos y se quedaban sin comer. Estas mortifi-
tes horas por la noche. Siendo anciana y sin fuer- caciones las decidía la priora: “A las acusadas, o que
zas lo conmutó por ponerse en cruz en los coros, se acusan [de leve culpa] séanle impuesto y dádoles
en la tribuna o en el dormitorio. En San José de penitencia oración u oraciones […] o silencio espe-
México hubo un caso conmovedor en que Beatriz cial o abstinencia de algún manjar en alguna refec-
de Santiago andaba “con una medalla del Santísi- ción o comida”.41
mo Sacramento que hacía lumbre, tenía sellado el Semanalmente se efectuaba en el convento el
pecho, corazón y brazos, porque era amantísima Capítulo de culpas, donde las hermanas eran corre-
de este divino Señor Sacramento y se decía era su gidas en comunidad.42 En ayunas, postradas en tie-
esclava”.40 rra, escuchaban la lectura de las Constituciones y la
39 Apuntes de algunas virtudes que se señalaron y Escritos sobre
la vida de la madre María de la Natividad, apud Manuel Ramos 41 Santa Teresa de Jesús, Constituciones, cap. 13.
Medina, Imagen de santidad en un mundo profano, México, uia, 42 Ibidem, cap. 12, 1: “El capítulo de culpas graves se haga una
1990, pp. 142 y 143. vez en la semana, adonde según la Regla, las hermanas sean
40 Idem. corregidas con caridad. Y siempre se celebre en ayunas”.

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regla, y acabada la plática de la madre priora debían de los ángeles, y la privación del oficio, la voz, el
de dos en dos levantarse a decir sus culpas, comen- último lugar hasta que se cumpliera la pena. En
zando por las novicias y legas hasta las de mayor el refectorio las acusadas debían permanecer en el
antigüedad. Se acercaban a la priora, ante quien se medio, vestidas con el manto y comer pan y agua
arrodillaban y confesaban en voz alta sus culpas y en el suelo desnudo.
“negligencias”. Las hermanas podían acusarse entre Para las hermanas que cayeran en faltas de
sí siempre que alguna hubiera visto faltar a otra. Si “gravísima culpa”, como el “pecado de la sensuali-
la acusación fuera falsa recibiría el castigo y estaría dad” o la ambición de poder, les estaba reservada
obligada a restituir el buen nombre de la infama- la cárcel conventual. Quien fuera hallada culpa-
da cuanto antes. En todos los casos era la priora la ble de apostasía recibiría una condena perpetua
encargada de aplicar los castigos, mitigarlos o abre- en la cárcel.
viarlos. La mortificación —ya fuera por propia iniciativa
Los capítulos 13 al 17 de las Constituciones están o impuesta por la priora— era lo habitual para las
dedicados a las culpas que se gradúan desde leves religiosas, parte aceptada de sus obligaciones al de-
a gravísimas. Se consideraban culpas leves entrar a cidir por la vida claustral.
destiempo al oficio, o llegar tarde a los trabajos o al Desde el momento de la fundación del Carmelo
refectorio, si a alguna le faltare el libro de rezos, o si de Córdoba del Tucumán y hasta bien entrado el
hiciere reír a otras, si no se postrare debidamente, siglo xviii, cuando en Buenos Aires se levantó el con-
si hicieran ruido, si comieran o bebieran sin licen- vento de las capuchinas, sólo las carmelitas vivían
cia. De media culpa: cantar o leer de otra manera, una regla tan severa. En su reforma, santa Teresa de
no bajar los ojos, descuidar los ornamentos del altar, Jesús preconizaba un retorno a la regla tal y como
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faltar a los sermones o al trabajo, hablar sin licen- fuera ordenada por fray Hugo,43 y por ello despro-
cia, vengarse acusando a otra hermana, pleitear o vista de las mitigaciones introducidas más tarde
entrar sin permiso a las oficinas del monasterio. por Eugenio IV en 1432 para atenuar su rigor. Estas
Grave culpa era tocar a una religiosa con las manos, prerrogativas a las que se renuncian significaban la
proferir maldiciones, mentir, faltar al silencio con- posibilidad de comer carne cuatro días por semana
ventual, quebrantar el ayuno, intercambiar objetos (excepto lunes, miércoles y sábado) y la facultad de
o prendas con otra religiosa, entrar en otra celda consumir huevos y lácteos durante la Cuaresma:
sin licencia, acercarse al torno o al locutorio para “Hase de ayunar desde la Exaltación de la Cruz que
escuchar conversaciones ajenas, amenazar a otra o es en Septiembre, desde el mismo día, hasta Pascua
levantarle la mano. Estas graves faltas eran castiga- de Resurrección, excepto los domingos. No se ha de
das con dos días de ayuno a pan y agua, “y coman comer carne perpetuamente, si no fuere con nece-
en el último lugar de las mesas, delante del conven- sidad cuando lo manda la Regla”.44
to sin mesa ni aparejo de ella”. Más grave era aún 43 Fray Hugo fue cardenal de Santa Sabina, autor de la regla
el herirse entre sí, sembrar discordia, presumir de carmelitana en 1248, centrada en el silencio, el ayuno y la abs-
hablar con los de afuera sin escuchas, alzarse con- tinencia. Santa Teresa escribía: “Guardamos la Regla de Nuestra
Señora del Carmen, cumplida esta sin relajación, sino como la
tra la autoridad de la priora, conspirar, recibir y leer ordenó fray Hugo, Cardenal de Santa Sabina, que fue dada a
correspondencia sin licencia de la madre superiora. MCCXLVIII años, en el V del pontificado del Papa Inocencio
IV”; apud Carmen Conde, Al encuentro de Santa Teresa, Murcia,
A ellas les estaba reservado el encierro en la celda,
Editora Regional de Murcia, 1987, p. 274.
lo que simbolizaba ser despojada de la compañía 44 Santa Teresa de Jesús, Constituciones, cap. 4, 1.

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Las mitigaciones, suprimidas en el Carmelo des- En una orden donde la vida comunitaria era tan
calzo, se mantendrían en el calzado. Sin embargo importante había que mantener la uniformidad y
la consideración hacia las personas enfermas y dé- la igualdad de todos sus miembros, de allí que ex-
biles exoneraba a la familia carmelita de la obser- presamente se insista en que ninguna hermana
vancia de abstinencia perpetua de carne que pro- coma a deshoras sin licencia y que no posean nada
clamaba la regla.45 Por otra parte, a estas prácticas propio para comer, porque todas deben hacerlo en
se sumaban los ayunos tradicionales de la Iglesia: común.48
obligatorios como los de Cuaresma, las vigilias y las La frugalidad no exime a la comida de tener
cuatro témporas; o los de devoción particular, como buen sabor. Como se ve en el texto de 1592: “Ningu-
el de Adviento. na hermana murmure de la comida o bebida, ni de
La normativa no establecía únicamente los tiem- su calidad o cantidad, ni de cómo está guisado, más
pos de ayunos y abstinencia, sino que determinaba la priora y provisora tengan en cuenta de que se
el horario de las comidas, el orden de los platos, la aderece bien y que puedan sustentarse con lo que
manera de poner la mesa y de servir la comida, el se les da, pues no tienen otra cosa de que vivir”.49
ritual de bendición de la mesa y el comportamiento La etiqueta carmelita prescribe besar el pan antes
a seguir en el refectorio. de tomarlo, sin partir más del que vayan a comer,
De acuerdo con la restaurada regla primitiva, a para que pueda aprovecharse después, y beber con
las Constituciones publicadas en los años siguientes los dedos y labios bien limpios.
se añadieron otros alimentos. Por ejemplo, en la de Los constantes ayunos y vigilias, así como las
159246 se explicita que la priora puede permitir el tensiones que podrían darse en la convivencia
consumo de huevos y cosas de leche a las que tuvie- y los diversos estados de cada religiosa, sumado
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ren necesidad. En las Constituciones publicadas de a las edades avanzadas que algunas alcanzaban,
1616 se permite que durante los ayunos se ingieran provocaban diversas enfermedades. La enferme-
huevos y leche.47 dad se aceptaba como un camino previsto por
El sacrificio del ayuno podía graduarse desde Dios para lograr el bienestar espiritual de la do-
la abstinencia cuantitativa, comer una cantidad liente; por lo tanto, había que esperar su curación
menor de lo que el cuerpo necesita hasta dejar de cuando Dios lo quisiera. No obstante se llamaba
comer ciertos alimentos, como contentarse con co- a médicos, cirujanos, sangradores o barberos para
midas frugales o elegir sólo pan y agua. No obstante, que, en ciertos casos graves, atendieran a las en-
se afirmaba que era tan importante que la religiosa fermas. Éstos recibían de la priora y del obispo
cuidara tanto de su cuerpo como de su alma. un permiso especial para poder ingresar a la clau-
45 M. Mercé Gras I Casanovas, “Cuerpo y alma en el Carmelo sura, y lo hacían siempre acompañados de dos
descalzo femenino. Una aproximación a la alimentación con- religiosas cubiertas de velos negros para no ser
ventual en la Cataluña moderna”, en Studia Hist, Historia moder-
na, núm. 14, Universidad de Salamanca, pp. 207-221. vistas.
46 Regla y Constituciones de las Religiosas Primitivas Descalzas,
de la Orden de la gloriosíssima Virgen María del Monte Carmelo, 48 Ello derivaba de una reacción contra los usos y abusos ante-
Madrid, Pedro Gómez Aragón, Impresor, 1592; apud Gras I Ca- riores a la reforma cuando las damas nobles y sus doncellas no
sanovas, op. cit., p. 209. se dignaban a bajar al refectorio y compartir el sustento de la
47 Regla y Constituciones de las Religiosas Primitivas Descalzas, comunidad.
de la Orden de la gloriosíssima Virgen María del Monte Carmelo, 49 Regla y Constituciones de las Religiosas Primitivas Descalzas, de
Salamanca, Imprenta de Antonia Ramírez, 1616; apud Gras I Ca- la Orden de la gloriosíssima Virgen María del Monte Carmelo, Ma-
sanovas, op. cit., p. 209. drid, Pedro Gómez Aragón, Impresor…, op. cit., p. 211.

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La enfermedad era un impedimento para entrar pedía a sus religiosas que el cuidado de las enfer-
en la clausura. Por ello antes de profesar se les pre- mas nunca fuera excesivo. La caridad hacia la her-
guntaba si sufrían de alguna dolencia o trastorno físi- mana de salud quebrantada era una obligación: “en
co que les impidiera hacer sus votos. La decisión de esto ponga mucho cuidado la madre priora, que an-
permanecer o salir la tomaba la priora con la maes- tes falte lo necesario a las sanas que algunas pieda-
tra de novicias antes de la profesión. Seguramente des a las enfermas”. Hacer una obra de caridad, cuidar
alguna preferiría callar antes que ser expulsada y a la hermana que lucha contra el sufrimiento y la
verse devuelta a una sociedad que de alguna u otra muerte, era participar también en la Pasión de Cris-
manera la señalaría como no apta para servir a Dios to. Desde su ingreso, las religiosas de velo blanco es-
ni para convivir fuera de los muros. taban dedicadas a cuidar a las enfermas, por lo que
debía haber por lo menos dos monjas enfermeras.
Salud y enfermedad en San José de Córdoba Cuando había alguna peste o enfermedad conta-
giosa en la ciudad de Córdoba el convento también
Cerrando el siglo xviii el obispo Juan Manuel de sufría las consecuencias.52 Si bien tras los gruesos
Moscoso y Peralta visitó el convento de San José y muros las religiosas se hallaban más protegidas, el
advirtió que algunas religiosas estaban débiles. En contagio podía darse por el agua o por los alimen-
su informe al rey el obispo Moscoso escribe: “se ha- tos y verduras que venían de afuera. Sin embargo,
bía introducido la costumbre de que en la cuaresma cabe aclarar que la salud de la religiosa siempre es-
y tiempo de ayuno sólo se dé a las Monjas por co- tuvo menos expuesta; por ejemplo, no padecieron
lación una tortita de tres onzas, lo cual agregado a la los riesgos de los embarazos, los posibles abortos,
continua abstinencia de la carne causa bastante de- partos y puerperios, que fueron la causa de morta-
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bilidad en algunas”. El prelado relacionó la falta de lidad femenina del Antiguo régimen. Cotejando las
salud de algunas monjas con la dieta, y para evitar anotaciones mismas de las monjas se ha notado que
que la situación se agravara mandó que “no siendo las enfermedades más frecuentes en el convento de
opuesto al ayuno un guiso moderado, se les diese San José fueron apostemas (abscesos), tullimientos,
como colación y que, aunque algunas no lo tomasen calenturas (fiebres), dolores de cabeza (migrañas),
por mortificación, permaneciera la comunidad jun- erupciones en la piel e hidropesía.53
ta en el Refectorio”.50 Asimismo el obispo las amo- 52 No han quedado registros para el de San José, pero sí en el de
nestó a “que siempre que alguna Monja enferme, catalinas, en el cual se menciona la epidemia de principios
la acompañe de continuo una de las enfermeras y de siglo xviii (1718), en la que murieron varias criadas de las
que no pernoctaban y alguna religiosa. Félix Garzón Maceda,
cuando esta salga a las distribuciones del Convento, La medicina en Córdoba. Apuntes para su historia, t. II, Buenos
sustituya su lugar la otra enfermera, de manera que Aires, Talleres Gráficos Rodríguez Giles, 1916. La epidemia de
en ningún evento quede sola la enferma”.51 1743 fue muy fuerte. No quedó registrado si minó la salud de las
monjas, pero de los jesuitas se apunta que “han volado al ce-
De esta manera se hizo eco de las palabras de la lestial Colegio […] de ellos seis sacerdotes, cuatro estudiantes y
fundadora de la orden, Teresa de Ávila, quien du- cinco coadjuntores”; Joaquín Gracia, sj, Los jesuitas en Córdoba,
t. III, Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, 2007, p. 193.
rante toda su vida padeció penosas enfermedades; 53 En un estudio realizado por María Leticia Sánchez Hernán-
dez sobre las enfermedades en los conventos de religiosas en
50 “Informe del obispo Moscoso al rey sobre su obispado”, en La la península ibérica, la autora indica que las dolencias más fre-
Revista de Buenos Aires. Historia americana, literaria y derecho, t. cuentes se pueden resumir con los siguientes términos: dolores
XXV, Buenos Aires, 1871, p. 68. y mareos, calenturas (fiebres), perlesías (parálisis acompañadas
51 Idem. de temblores, producidas en algunos casos por falta de calcio);

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A partir de un libro de gastos en el que sor María rujano porque sangraba, sacaba muelas y se llamaba
del Rosario de San Francisco anotó los gastos de me- Diego Pereyra.
dicina y visitas de médicos, se ha comprobado que
las religiosas fueron atendidas por los médicos de la Y agregaba otro dato interesante: “En 1737 los
ciudad, quienes para el siglo xviii eran en su mayo- médicos que por concesión del diocesano podían
ría jesuitas y franciscanos. No es posible conocer el entran en el monasterio eran: Juan Pascual, Juan
nombre de los que con especial permiso de la au- de Escolar y el Padre Marcos, todos jesuitas”.54
toridad eclesiástica curaban tanto en el monasterio A lo anotado se suma otra noticia, esta vez del
carmelita como en el de las dominicas, ya que no 15 de febrero de 1738, en la que se menciona que el
hay constancia en los libros recetarios y de visitas. obispo Zeballos mandó que don Carlos de los San-
Al ser consultada al respecto, la madre superiora de tos, médico cirujano aprobado, examinara a doña
las monjas catalinas respondió: María de Carranza, que quería recogerse en el con-
vento dominico; la orden fue cumplida y el informe
[…] desgraciadamente en sus libros de cuentas y otros médico se produjo, firmado por el doctor Varga y
documentos de su archivo, no se tuvo la prolijidad de Machuca.55
expresar el nombre de los médicos, contentándose Los jesuitas que han ejercido en el campo de la
con apuntar lo que se abonó por su asistencia; parti- salud en la ciudad de Córdoba y en las misiones, se
cularmente en el primer siglo después de su funda- destacaron tanto por sus actividades como por sus
ción, no se menciona sino uno que llamaremos ci- escritos. Además de los ya citados se puede mencio-
nar a Antonio Ruiz de Montoya —que fue el prime-
tercianas (fiebre intermitente causada por el plasmodium vivax,
paludismo en que los accesos aparecen cada dos días separados ro que aparece desempeñándose dentro y fuera de
| 245
por un día de apirexia completa; las tercianas dobles son dos su convento—, Blas Gutiérrez, Pedro Montenegro
accesos cada dos días); parálisis locomotoras, cólicos, dolor en
—coadjuntor de la Compañía y conocido herboris-
el costado (trombo embolismo pulmonar provocado a partir de
los 40 o 50 años por problemas circulatorios), gota en los pies ta—, Enrique Adamo, Segismundo Asperger —au-
y en las manos con deformación (se trata de una enfermedad tor del Tratado de Materia Médica, favorablemente
reumatológica producida por depósito de ácido úrico en las ar-
ticulaciones y en zona de tejido blanco periarticular), tabardillo comentado por el naturalista Bompland—, Marcos
(fiebre aguda endémica sin causa aparente, que puede confun- Villodas, José Jenig y Tomas Falkner. Entre los fran-
dirse con tifus y fiebre tifoidea), bultos en el pecho (cáncer de ciscanos que ejercieron la medicina se encontró a
mama o absceso, colección purulenta), flujos en el estómago
(hemorragia digestiva por vómitos importantes, por úlcera o por fray Atanasio de la Soledad o de la Piedad, lego que
cáncer gástrico), inflamación de garganta con garrote (el garro- durante 13 años prestó sus servicios en el Colegio
tillo es difteria en la laringe proveniente de la infancia), flujos
de Monserrat, en su ranchería y demás colegios de
de sangre (posiblemente algún tumor maligno o benigno —mio-
ma— en el útero), destilación en el pecho extendida a brazos y la orden luego de la expulsión de los jesuitas. Consta
manos (cáncer de mama y linfedema del brazo), cataratas, humor en los archivos del convento de monjas carmelitas
de los ojos (el tracoma era una enfermedad muy común durante
los siglos xvi y xvii, caracterizada por una conjuntivitis granulosa
y casa de huérfanos que allí asistió como médico.56
que podía desembocar en ceguera), dolores en las rodillas (ar- No era mucho lo que existía en materia de re-
tritis reumatoide), hidropesía (ascitis que consiste en un líquido medios. Es conocida la supuesta acción de los ele-
situado en el nivel de la cavidad peritoneal, de causa múltiple),
llagas rodeándole la cintura (herpes zona, llamado vulgarmente
culebrilla, que puede pudrirse infectándose), caratán (enferme- 54 Carta del archivo personal de Félix Garzón Maceda, 26 de
dad de la piel sin especificar); “Veinticuatro horas en la vida de noviembre de 1913; Félix Garzón Maceda, op. cit., t. I, p. 65.
un monasterio de los siglos xvi y xvii”, en Cuadernos de Historia 55 Idem.
Moderna. Anejos, VIII, 2009, p. 219. 56 Ibidem, p. 82.

Incorporarse a crIsto: salud, enfermedad y pasIón en el convento carmelIta de córdoba…


mentos naturales —aire, tierra, agua y fuego—, cu- gada más tarde a la Junta Municipal.59 También se
yas propiedades de frialdad, humedad, sequedad y contaba con la farmacia de los padres betlehemitas
calor se comunicaban a los humores.57 Se admitía que que surtía a los enfermos hospitalizados y a los de
teniendo la enfermedad su origen en aquellas accio- afuera.60
nes, debían combatirse con medicamentos y agentes En general, tanto en América como en la penín-
de propiedades contrarias. Los medicamentos o las sula los remedios más frecuentes eran las purgas
sangrías buscaban equilibrar estos “humores”. Así (medicamentos hechos con base en laxantes, como
las cosas, las monjas acudían a los preparados de aceite de ricino, aceite de oliva, agua templada
la época. Uno de los escasos documentos referidos con sal mezclada con distintas hierbas, destinados
al tema se encuentra en un libro de gastos del siglo a provocar el vómito o la deposición), extirpación
xix, en el cual se anotan el precio y los elementos (extracción de bultos y amputación de senos), apli-
comprados para asistir a las enfermas. Se mencio- cación de aceites fuertes y corrosivos en los ojos, y
nan el cremor tártaro, los vomitivos, el agua de co- vinagre y sal para las llagas. También se practicaban
lonia y otros preparados, que eran comprados en las sangrías.61 En algunos casos los flebotómanos
la botica del hospital al padre fray Félix del Rosario, practicaban un pequeño corte en las venas llamado
boticario.58 flebotomía.62
Hasta el momento de la expulsión la botica de Aunque sobria la dieta alimenticia de los con-
los jesuitas proveyó de los medicamentos necesa- ventos, en general, y del de San José de Córdoba
rios. Como boticarios los jesuitas se preocuparon en particular, era altamente favorable para una
por adquirir conocimiento y experiencia de la flora vida sana: los productos hortícolas, verduras, legu-
regional para incrementar la materia médica euro- minosas, frutas y frutos secos y cereales en forma
246 |
pea, y a la vez hacer más eficiente su labor. Realiza- de arroz y pan que aportaban vitamina A, vitami-
da la expulsión de la orden jesuítica, la botica que na C, ácido fólico, vitamina B12, oligoelementos.
ellos tenían fue abierta al público y para servir a las Entre otros productos, las monjas empleaban regu-
demás rancherías del colegio y del seminario, a los larmente porotos, arroz, almendras, nueces, pasas
mismos colegiales y a los soldados, para ser entre- moscatel, chocolate, almidón, canela, azúcar, leche,
quesos, huevos, fideos, pollos (para las enfermas),
57 Durante siglos permaneció en vigencia la teoría de los hu-
carne, pescado, seso, sal y pan. Los gastos de grasa y
mores. Se creía que los diferentes humores cumplían diferentes
funciones, permitiendo mantener vivo el cuerpo. La sangre se sebo, así como los de aceite y vinagre eran también
consideraba como el licor de la vitalidad: cuando la sangre salía importantes. Los documentos muestran que consu-
a borbotones de un cuerpo, la vida se iba con ella. La bilis era el
líquido gástrico, indispensable para la digestión. La flema, que 59 Félix Garzón Maceda, op. cit., p. 338.
son las secreciones, era vista como una especie de lubricante y 60 El hospital de los padres bethlemitas fue fundado en 1763
refrigerante. También aparecía en el sudor y las lágrimas, y se y contaba con 16 camas. Pero para las mujeres apenas existía
manifestaba en exceso cuando había catarros o fiebres, o cuando una enfermería desde 1768, establecida y sostenida por la Her-
se emitía por la boca y por la nariz. El cuarto fluido, la melanco- mandad de la Santa Caridad. El hospital de mujeres recién se
lía, era el más problemático, ya que no se encontraba casi nunca concretó en 1802.
en estado puro. El “estado” del cuerpo dependía del “estado” de 61 Se trataba de un método destinado a la evacuación de sangre
los fluidos; la salud es entendida como un estado de equilibrio; para reducir la presión sanguínea mediante la aplicación de san-
Roy Porter y Georges Vigarello, “Cuerpo, salud y enfermeda- guijuelas o ventosas en los brazos, cuello, ingles y tobillos.
des”, en Alain Corbin et al., op. cit., p. 326. 62 María Leticia Sánchez Hernández, Patronato regio y órdenes
58 aac, leg. 8, Monjas carmelitas, Libro de gastos del trienio religiosas femeninas en el Madrid de los Austrias: Descalzas Reales,
1821-1824 correspondiente a la priora María del Rosario de San Encarnación y Santa Isabel, Madrid, Fundación Universitaria Es-
Francisco. pañola, 1997, pp. 255-260.

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mían vino añejo en barriles, por el que pagaban 14 y cambiar las condiciones de vida de la ciudad, el
pesos, al igual que vino dulce y blanco, que eran un gobierno dictaba instrucciones de manera periódi-
poco más económicos. De La Rioja se traía un vino ca, las cuales tenían un reducido efecto. Todo tipo
“selecto” en 16 pesos, y 18 pesos se pagaba el barril de basura seguía depositándose en la vía pública;
de aguardiente usado para los remedios. En cuanto a esto se sumaban anegamientos, inundaciones y
a los productos de la huerta no faltaban porque el carencia de un sistema de desagüe. Sin embargo el
convento contrataba a un hortelano que les sumi- panorama comenzaría a cambiar a finales del siglo
nistraba lo necesario, invirtiéndose unos seis pesos xviii e inicios del xix, cuando el uso del jabón, el con-

al mes, más o menos lo mismo que se gastaba en trol de las aguas servidas, el barrido de las calles y
carne y en yerba.63 la provisión de agua obraran en beneficio del cuida-
Todo ello contribuía a que las monjas fueran per- do de las personas y mejoraran la salubridad de la
sonas longevas, ya que muchas de ellas pasaban los ciudad.65
70 años, convirtiendo el estado religioso femenino Las prácticas higiénicas dentro del convento tam-
en una posible liberación de las condiciones de vida poco se diferenciaban de las del mundo exterior. El
materiales de aquella época. aseo de los hábitos no era continuo, por lo que chin-
Las condiciones higiénicas para mediados del si- ches y piojos se escondían entre las gruesas y bastas
glo xviii no eran las mejores, lo que no difería del telas oscuras. El baño tampoco era una práctica cons-
resto del virreinato y del mundo.64 En las calles de tante, y desnudarse se tenía como pecaminoso porque
la ciudad iban y venían los cerdos (recordemos que el cuerpo no podía tocarse ni ser visto. Los pies se lava-
estos animales tienen muchos piojos que contagian ban dos veces al año, por lo que los olores que despe-
al ser humano) que rondaban los basureros y luga- dían los cuerpos serían muy fuertes. Pero en aquella
| 247
res donde había residuos de comida; tampoco falta- época despedir algún olor no era una preocupación,
ban los perros. Para asegurar cierto grado de limpieza sino algo visto como normal. Será al final de la centu-
ria cuando se comience a tomar conciencia de lo sucio
63 aac, leg. 8, Monjas carmelitas, Libro de gastos del trienio 1821-
que estaba el ambiente de la ciudad y ese hecho se vea
1824 correspondiente a la priora María del Rosario de San Fran-
cisco. En la península ibérica las descalzas disponían también como una amenaza.
de huevos, carneros, pescado; no abundaba el dulce elaborado El aseo consistía en que cada mañana se limpia-
con manteca, lo que era especialmente beneficioso para el co-
ban la cara con un trapo limpio y se lavaban las ma-
lesterol, pero sí el azúcar. El problema era que carecían de leche
con la consiguiente falta de calcio que provocaba muchas enfer- nos con agua. Se aseaban los dientes con tela y se
medades de los huesos —osteoporosis—. A partir del siglo xviii enjuagaban la boca con agua y un poco de vino para
las mujeres tomaban bastante carnero —carne barata y fácil de
conseguir—, pero en cantidades adecuadas, posiblemente unos
acidificarla.66 Las Constituciones prohibían los espe-
100 gramos diarios, junto con garbanzos guisados con pescado jos en los conventos: “Jamás ha de haber espejo ni
seco que resultan más sanos que guisados con cerdo. El déficit cosa curiosa, sino todo descuido de sí”.67
alimenticio no sobreviene porque sea una dieta pobre sino por
la escasez de alimentos causada por las penurias económicas; Sólo los achaques y la lentitud de movimientos
María Leticia Sánchez Hernández, “Veinticuatro horas…”, op. demostraban a la religiosa el paso del tiempo en un
cit., p. 220.
64 “Para el Siglo de las Luces, Madrid era la ciudad más sucia de
toda España. Sin embargo, fue en los primeros años de esta cen- 65 Héctor Lobos, Historia de Córdoba. Ocaso y despertar, t. III,
turia cuando se dio un inicio de estructuración de una política Primera parte, Córdoba, Ediciones del Copista, 2009, pp. 406 y
sanitaria”; Luis S. Granjel, Historia política de la medicina españo- 426-428.
la, Salamanca, Universidad de Salamanca y Real Academia de la 66 Manuel Ramos Medina, op. cit., p. 148.
Medicina de Salamanca, 1985, p. 212. 67 Santa Teresa de Jesús, Constituciones, op. cit., caps. 4 y 6.

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cuerpo al que sólo veían reflejado en los ojos de sus se nombra a Juliana de San José (Tagle), quien se
compañeras o en los copones del altar. incorporó al convento a los 35 años y, tras vivir 45
Uno de los cambios que se producen en los li- años allí, murió “la muerte de los justos, y con la
bros de profesiones al inicio del siglo xix es la in- gracia bautismal que tenemos voló al cielo como
clusión de la fecha y, en ciertas ocasiones, la causa un ángel”, un 18 de enero de 1868.
probable del deceso de las religiosas. Muchas de La lista no se agota en estos tres casos. Cuan-
ellas vivieron una larga vida, aunque no siempre do María Manuela del Rosario Quiñones ingresó
exenta de problemas de salud. Como se ha mencio- al convento en 1805 tenía 34 años. Permaneció
nado, era común que dentro del convento hubie- 47 hasta que la muerte la sorprendió “recién sa-
ra religiosas enfermas, baldadas e imposibilitadas lida de los santos ejercicios de junio”, un día 2
de moverse transitoria o definitivamente, ya que de 1852. Aún mayor era Teresa de los Dolores,
muchas de ellas eran de edad avanzada. No debe monja de velo blanco, que ingresó a los 22 años,
olvidarse que las monjas vivían recluidas hasta el y luego de pasar 70 en el monasterio falleció a la
momento de su muerte, que generalmente era por edad de 92 años.
razones naturales dado que el estilo de vida las ale- No todas tuvieron la ventura de morir como Ma-
jaba de los accidentes, y recién cuando se producía ría Manuela, sin advertirlo. Muchas de ellas sufrie-
una vacante podía entrar una novicia a ocupar su ron largas o penosas enfermedades, quedando al-
lugar. gunas tullidas, pero lo que sí las iguala es que de la
Sin embargo, al momento de ingresar las religio- mayoría se dice que enfrentaron la difícil situación
sas estaban sanas, ya que si carecían de juicio o pa- “con edificante resignación”. Es que, acompañadas
decían alguna enfermedad contagiosa, la profesión de sus hermanas, con quienes habían compartido
248 |
era nula. Por lo dicho, se desprende que la causa de tantos momentos, las religiosas partían confiadas a
los padecimientos podían ser, a los mencionados en la morada eterna, objeto de su profesión.
párrafos anteriores, el agotamiento físico, los acci-
dentes cardiovasculares o la edad avanzada. Conclusiones
Tras las rejas hubo varias religiosas testigos de
los múltiples cambios ocurridos a lo largo del siglo El convento de carmelitas descalzas de la ciudad de
xix. Entre ellas se puede mencionar a Francisca An- Córdoba, actual Argentina, es una temprana funda-
tonia de la Concepción, que ingresó en 1815, y tras ción del siglo xvii, año 1628, cuando la ciudad ape-
61 años de vida en el interior del claustro falleció nas alcanzaba sus 50 años de existencia, escasa po-
en 1876. A sus 91 años de edad sus compañeras blación y unas pocas casas de ladrillo. Sin embargo
anotaron que fue una mujer “observante y creemos su vida religiosa y cultural ya se diseñaba. A finales
murió la muerte de los justos”. Otra fue María Luisa de siglo xvi franciscanos, mercedarios, dominicos y
de la Encarnación, que vivió 48 años en el claustro, jesuitas se ocupaban de las necesidades espirituales
de los 32 años a los 80. Tuvo la fortuna de ser asis- de la población. A 15 años de iniciado el siglo xvii,
tida por una familia espiritual que veló por ella en y bajo la influencia de los jesuitas, se erigieron la
su penosa enfermedad tras quedar tullida. Se dice primera universidad y los dos monasterios femeni-
que sufrió “grandes dolores” y que fue asistida en nos, para monjas catalinas y teresas. Ambos monas-
su partida por su confesor, el doctor José Saturnino terios permanecen hasta la actualidad en los sitios
Allende. Para mencionar una más de las longevas donde fueran levantados.

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La regla austera, el silencio y la meditación fueron vida sin zozobras ni trabajos, aislada de los temores
lo cotidiano para estas profesionales de la oración, de un mal parto o de las sistemáticas epidemias, per-
las carmelitas descalzas. A veces fatigado o tullido, el mitieron a las religiosas vivir muchos años dentro del
cuerpo de las religiosas, ese “enemigo del alma” que claustro. Para principios del siglo xix, momento en
había que esconder y disciplinar con castigos recibía, que comenzó a consignarse la fecha del deceso de la
a su vez, una serie de cuidados. Una mesa frugal pero religiosa, se aprecia que varias de ellas habían falleci-
equilibrada —verduras, frutas, frutos secos—, una do a una edad de 80 o aun más de 90 años.

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Tomás de Híjar ornelas*

Vida de catacumbas:
la comunidad de monjas dominicas
de Santa María de Gracia
de Guadalajara,
entre 1861 y 1951
La abolición de las órdenes monásticas en México
fue una medida tomada claramente en defensa de la libertad humana,
amenazada por aquéllas.
Luis Cabrera (1915)

El 5 de febrero de 1861 un decreto del presidente Benito Juárez García redujo a la


mitad los poco más de 50 conventos de monjas en México; otra orden suya disolvió
el monacato femenino e incautó sus conventos dos años después; tal cosa, empero,
lejos de extinguir la vida consagrada, la decantó, sólo que ahora al margen de la ley.
En Guadalajara, cuatro de las cinco comunidades de monjas extintas pervivieron en
la clandestinidad durante 120 años. Aquí se ofrecen algunos pormenores de la más
250 |
antigua de todas.
Palabras clave: conventos femeninos, exclaustración, Iglesia católica en México, Guadalajara.

U
na de las ramas de vida femenina contemplativa tutelada por la Iglesia
católica es la de las dominicas, descritas como “religiosas o monjas
que viven sujetas a la regla de Santo Domingo, guardando los con-
sejos evangélicos, o sea la observancia de los tres votos solemnes de
obediencia, pobreza y castidad. Se hallan sujetas a perpetua clausura,
generalmente dependen en lo espiritual de los prelados regulares de la Orden, cuando
las circunstancias especiales de las Naciones y pueblos no lo hacen imposible por la
supresión de aquellos. Se llama orden de penitencia, porque la regla que observan es
verdaderamente penitente, imponiendo privaciones, ayunos y mortificaciones corpo-
rales, propias de los ascetas y penitentes”.1

* Presbítero y licenciado en Derecho por la Universidad de Guadalajara, profesor-investigador honorario de El


Colegio de Jalisco, profesor en la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente. Cronista de la arqui-
diócesis de Guadalajara.
1 Niceto Alonso Perujo y Juan Pérez Angulo, Diccionario de ciencias eclesiásticas, t. III, Barcelona, Librería de
Subirana Hermanos, 1885, pp. 699-700.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


A esta rama del monacato femenino pertenece
el primer convento para mujeres de la Nueva Gali-
cia, Santa María de Gracia de Guadalajara, inaugu-
rado el 17 de agosto de 1588 en el sitio donde estuvo
la vivienda del oidor Francisco Gómez de Mendiola,
misma que, al ser electo obispo de esta sede,2 donó su
casa al Colegio de Niñas de “Santa Catalina de Sie-
na”, luego confiado a las monjas.3 En la década si-
guiente, éstas permutaron al cabildo eclesiástico su
convento y centro de enseñanza por otro inmueble Figura 1. croquis del convento de santa maría de Gracia a mediados del siglo xvii.
Guillermo de la torre y salvador reynoso, Catálogo del patrimonio cultural de Jalisco: época
cinco cuadras al este del suyo, donde funcionaba colonial, arquitectura, t. 2, escuelas de arquitectura y Filosofía y letras, uag, 1973, s. p.

el Hospital de San Miguel, que ocupó el lugar del


monasterio.4 vientas y hasta esclavas, toda vez que en ese tiempo
Siendo una comunidad de vida particular5 y la los conventos de monjas gozaban del favor del dere-
única durante los 100 años siguientes, el convento cho y las Leyes de Indias los consideraban obras de
de Santa María de Gracia fue también uno de los utilidad pública (figura 1).7
más grandes del Nuevo Mundo: abarcó seis man- En 1770 el patrimonio de este convento se calcu-
zanas y en él vivieron hasta 500 huéspedes, entre ló en 480,000 pesos, frente a los 140 mil del de Jesús
monjas de velo y coro —que nunca pasaron de María; 110,000 del de Santa Teresa e idéntica canti-
100—, novicias y postulantes, pupilas, donadas,6 sir- dad del de Santa Mónica.8 Veinte años después los
réditos de las rentas de Santa María de Gracia fue-
2
| 251
De 1574 a 1576. ron tasadas en 27,000 pesos, en 6,440 los de Jesús
3 En 1661, por disposición del obispo don Juan Ruiz Colmene-
ro, el colegio pasó a llamarse de San Juan de la Penitencia; cfr.
María, en 3,088 los de Santa Teresa y en 6,837 los de
Josefina Muriel, La sociedad novohispana y sus colegios de niñas: Santa Mónica,9 llegando a ser nuestro monasterio,
fundaciones de los siglos xvii y xviii, México, unam, 2004, p. 53. junto con el Juzgado de Capellanías y Obras Pías, la
4 José Ignacio Dávila Garibi, Apuntes para la historia de la Igle-
sia en Guadalajara, t. I, México, Cvltvra, 1962, pp. 715 y ss. El nadas en el monasterio de la Encarnación de Lima, siglo xvii”,
hospital fue demolido después de 1792, para dar paso a la Plaza en Alejandra Araya y Jaime Valenzuela (eds.), América colonial.
de Venegas, donde se comenzó a construir en 1888 el mercado Denominaciones, clasificaciones e identidades, Santiago de Chile,
Corona, recientemente desaparecido (2014). riL Editores, 2010, p. 243.
5 “La vida particular de las monjas dominicas consistía, pues, 7 Son muy parcas las alusiones que estas leyes hacen de los con-
en tener celda y cocina propia, más el peculio para sus gastos ventos femeninos, pero suficientes para darles esta categoría:
personales. Todo lo demás era común: el coro, actos de piedad, libro I, tit. III, leyes 16-19; cfr. Recopilación de leyes de los Reynos
capítulo, recreación, e incluso el capital formado por las dotes y de las Indias mandadas imprimir y publicar por la Magestad Cató-
los bienes adquiridos con él”; cfr. sor María de Cristo Santos Mo- lica del Rey don Carlos II…, t. I, 5a. ed., Madrid, Boix Editor, 1841,
rales, op, “Las dominicas y la exclaustración”, en Los dominicos pp. 14-15. También se alude a ellas en el libro I, tít. I, leyes 1 y 6,
y el nuevo mundo, siglos xix-xx: Actas del V Congreso Internacional. y libro 2, tít. 17, ley 91.
Querétaro, 4-8 septiembre 1995, Salamanca, San Esteban, 1997, p. 8 Cfr. Ramón María Serrera Contreras, Guadalajara ganade-
390. ra. Estudio regional novohispano, 1760-1805, Sevilla, Escuela de
6 “Para permitir que las monjas se concentraran en sus ora- Estudios Hispano-Americanos/CsiC, 1977, p. 158. De los cinco
ciones, las labores más pesadas de los claustros eran realizadas conventos femeninos que hubo en Guadalajara, los cuatro mencio-
por las freylas donadas o hermanas legas. Estas mujeres, que nados se sostenían de sus rentas. El quinto, de clarisas capuchinas,
llevaban permanentemente el velo blanco, estaban a cargo de carecía de ellas.
‘todos los oficios humildes’ del convento, ‘como son cocina, en- 9 Cfr. Mateo José de Arteaga, “Descripción de la Diócesis de
fermería, ropería’,”. Cfr. Kathryn Burns, apud Javier Ruiz Valdés, Guadalajara”, apud Ramón María Serrera Contreras, op. cit., p.
“Recogidas, virtuosas y humildes. Representaciones de las do- 158.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
fuente de préstamo más socorrida en el occidente cambio de títulos y la promesa —del todo incumpli-
de la Nueva España.10 da— de recibir el 3% anual de los réditos. En la pe-
Alarmados por este volumen de capitales, los nínsula, quedaron en bancarrota los fondos diocesa-
gobiernos ilustrados del siglo xviii maquinaron su nos y los de regulares, sin por eso dejar de padecer
incautación a nombre del bien público, máxime acciones confiscatorias en los años venideros, tanto
que en el Nuevo Mundo, a decir del jurista Juan del ejército francés como de la Junta Central.14 El
de Solórzano y Pereyra en 1776, las comunidades embargo de capitales del convento de Santa María
religiosas administraban muchas propiedades.11 El de Gracia de Guadalajara en 1805 fue de 17,100 pe-
desmantelamiento lo comenzó la Real Cédula del sos, y de 6,300 en 1807.15 Tres años la priora de las
25 de septiembre de 1798, mediante la cual Carlos dominicas, sor María Francisca de la Concepción, le
IV dispuso se confiscara el patrimonio de los responde al obispo, Juan Cruz Ruiz de Cabañas, que
sólo puede ofrecer 200 pesos como donativo para el
Hospitales, Hospicios, Casas de Misericordia, de Re- Supremo Consejo de Regencia, y eso quedándose
clusión y de Expósitos, Cofradías, Memorias, Obras sin moneda alguna.16 Pero aunque los conventos
pías y Patronatos de legos, poniéndose los productos ya no tuvieran circulante, conservaron sus bienes
de estas ventas, así como los capitales de censos que raíces, apetecible botín para los intereses estatales.
se redimiesen, pertenecientes a estos establecimien- Los monasterios femeninos en la Nueva España
tos y fundaciones, en mi Real Caxa de Amortización sufrieron, además, una crisis vocacional imparable
baxo el interés anual del tres por ciento.12 desde los últimos años del siglo xviii. Todo comenzó
a consecuencia de la tentativa episcopal de impo-
El rey justificó medida tan extrema apelando al ner la vida común en los conventos de monjas.17 En
252 |
“doble objeto de subrogar en lugar de los vales rea- 1826, ya consumada la independencia de México,
les otra deuda con menor interés e inconvenientes las profesas en todo el país eran menos de 2,000, y
y de poder aliviar la industria y comercio con la ex- un cuarto de siglo después, en 1851, no alcanzaban
tinción de ellos”.13 a ser 1,500.18 En 1863, las profesas de Santa María
Poco después, en 1804, durante la guerra contra
14 Cfr. Bernard Bodiner, Rosa Congost y Pablo F. Luna (eds.), De
Francia e Inglaterra, el trono español embargó los
la Iglesia al Estado: las desamortizaciones de bienes eclesiásticos en
capitales de las corporaciones religiosas mediante Francia, España y América Latina, Zaragoza, Prensas Universita-
la Ley de Consolidación de Vales Reales. Las institu- rias de Zaragoza, 2008, pp. 350-351.
15 Gisela von Wobeser, Dominación colonial: la consolidación de
ciones novohispanas de este tipo fueron precisadas
Vales Reales en Nueva España, 1804-1812, México, iih-unam, 2003,
a entregar al gobierno todo su dinero en efectivo a p. 287.
16 Jaime Olveda, Documentos sobre la insurgencia. Diócesis de
10 Águeda Jiménez Pelayo, Haciendas y comunidades indígenas Guadalajara, Guadalajara, Secretaría de Cultura/Arquidiócesis
en el sur de Zacatecas, México, inah, 1989, p. 82. de Guadalajara, 2009, p. 65.
11 Cfr. Juan de Solórzano y Pereyra, Política Indiana, Madrid, 17 El tema lo desarrolla en extenso Isabel Arenas Frutos, Dos
Imprenta Real de la Gazeta, 1776, pp. 196 y ss. (le dedica al tema Arzobispos de México —Lorenzana y Núñez de Haro— ante la refor-
el cap. XXIII, del Libro IV). ma conventual femenina (1766-1775), León, Universidad de León.
12 Cfr. Josef Febrero, Febrero adicionado o librería de escribanos, 2004.
parte I, t. III, Madrid, Imprenta de Collado, 1817, pp. 134-135. 18 Cfr. José Gutiérrez Casillas, Historia de la Iglesia en México,
13 Cfr. Marta Friera Álvarez, La desamortización de la propiedad México, Porrúa, 1984, p. 256. En 1860, en los 21 conventos es-
de la tierra en el tránsito del antiguo régimen al liberalismo (la des- tablecidos en la ciudad de México el total de monjas era de 542;
amortización de Carlos IV), Gijón, Caja Rural de Asturias, 2007, cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, Nuevo Código de la Refor-
p. 335. ma, t. II, parte II, México, Miguel Zornoza, impresor, 1870, p. 55.

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de Gracia —al tiempo de la exclaustración— apenas […] por más que se busque la utilidad de los monaste-
eran 49, la mitad de su población 100 años antes. A rios, especialmente del femenino, no será fácil encon-
tal declive contribuyó también el decreciente inte- trarla. Los más de estos establecimientos son simple
rés del siglo xix por el claustro monástico como un encierro de mujeres, cuya reunión no deja de ofrecer
refugio para mujeres,19 pero también la animadver- grandes inconvenientes a la moral y a la política.22
sión en su contra fomentada por los ideólogos de la
nación mexicana, inmersos en el contexto clerófobo Para el doctor Mora, cuya simpatía por Estados
de las logias masónicas, cuyo protagonismo originó Unidos será tal que terminará convirtiéndose al
protestantismo, la administración de los conventos
[…] dos facciones que siguieron disputándose el po- en México era
der con encarnizamiento y sin consideración alguna
al régimen legal establecido […] tomando los partida- […] un abismo sin fondo, en donde por trescientos
rios afiliados en una el nombre de escoceses, y los de años se han sumido una multitud inmensa de capi-
la otra el de yorkinos, por el rito masónico que prac- tales, sin que a nadie sea posible dar razón de lo que
ticaban sus logias respectivas, y que, al establecerse se ha hecho con ellos [pues si bien] cada persona que
aquí, desgraciadamente habían tomado un carácter profesa en alguno de los que componen la mayor
político.20 parte de estos establecimientos introduce cuatro mil
pesos en clase de dote, que multiplicados por tantos
Uno de los masones de rito escocés, el presbítero años en que esto ha estado sucediendo, por haber
José María Luis Mora,21 cavó la tumba de la pro- sido como de notorio muchas las profesiones, dan un
tección jurídica del monacato femenino en México, resultado inmenso; no obstante hay monasterios en
| 253
pasando a letra de molde argumentos demoledores, quiebra toda vez que los mayordomos de monjas casi
usados luego por el gobierno para incautar el patri- siempre han hecho su negocio con los bienes del mo-
monio fijo de los conventos. Se trata de la Diserta- nasterio a que sirven.23
ción sobre bienes eclesiásticos de diciembre de 1831,
alegato en el cual su autor tilda de caduca esta op- Ya puesta el hacha a la raíz de tales institutos,
ción de vida y califica de pésimo el manejo de sus el derecho positivo les retirará su favor, considerán-
rentas, pues dolos como establecimientos improductivos, obso-
letos y hasta perniciosos. Desde tal postura el Esta-
19 Mucho de esto escudriñó en su tesis profesional Diana Ro- do azuzó la paulatina e irreversible extinción de los
mero Swain, “One thousand sisters: Religious sensibility and
conventos de monjas, sea decretando el cierre de
motivation in a Spanish American convent, Santa Maria de Gra-
cia, 1588-1863”, San Diego, University of California, 1993, 362 los noviciados o suprimiendo la coacción civil para
pp. Acerca del desaliento femenino ante el monacato, véase el cumplimiento de los votos religiosos, como pasó
Cecilia Adriana Bautista García, Las disyuntivas del Estado y de
la Iglesia en la consolidación del orden liberal, México, 1856-1910, con el decreto del 6 de noviembre de 1833.
México, El Colegio de México/Universidad Michoacana de San La Ley de Desamortización de las Fincas Rústicas y
Nicolás de Hidalgo, 2012, p. 283. Urbanas de las Corporaciones Civiles y Religiosas de
20 Cfr. Ignacio Manuel Altamirano, Historia y política de México,
1821-1882, México, Empresas Editoriales, 1958, pp. 32-33. México del 25 de junio de 1856, “nacionalizó” las pro-
21 Acerca de la afiliación de este clérigo a la masonería, véa-
se Milada Bazant de Saldaña, 175 años de historia del Estado de 22 José María Luis Mora, Crédito público, México, unam/Miguel
México y perspectivas para el tercer milenio, México, El Colegio Ángel Porrúa, 1986, p. 218.
Mexiquense, 1999, p. 60. 23 Idem.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
piedades urbanas y rústicas de los conventos, prohi- […] las leyes de desamortización aplicadas a los ejidos
biendo a las comunidades tener capitales impuestos fueron un error muy serio y muy grande: de ellas data
sobre bienes raíces.24 El artículo 8 de la también Ley el empobrecimiento absoluto de los pueblos y la conver-
Lerdo excluyó de la nacionalización los edificios des- sión de sus habitantes en esclavos de las fincas.28
tinados inmediata y directamente al servicio u objeto
de tales corporaciones, y reconoció a los arrendata- Volviendo a nuestro tema, el artículo 5o. de la
rios del patrimonio activo fijo de las mismas “el de- Constitución de 1857 encuadró los votos monásti-
recho de adjudicarse todas las fincas rústicas y urba- cos en la categoría del trabajo forzoso, elevando a
nas que poseían o administraban”,25 cuyo monto ya rango constitucional la no coacción del Estado para
para entonces había sido mermado en tres cuartas el cumplimiento de los votos monásticos: “La ley
partes, calcula Niceto de Zamacois, según el cual, al no puede autorizar ningún contrato que tenga por
momento de ponerse en práctica esa ley, quedaban objeto la pérdida, o el irrevocable sacrificio de la li-
a las corporaciones religiosas 45 millones de pesos, bertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de
habiéndoseles expoliado entre 1768 y 1855 la friolera educación o de voto religioso”.29
de 150 millones.26 Tal precepto será el corolario de la Ley de nacio-
Como bienes de corporaciones se remataron tam- nalización de bienes eclesiásticos y de separación
bién las tierras comunales de los pueblos de indios, úl- de la Iglesia y el Estado, del 12 de julio de 1859,
timo baluarte de éstos para resistir “el mercantilismo que suprimió las órdenes religiosas masculinas y
despiadado de los blancos, más exterminador dentro las archicofradías, cofradías, congregaciones y her-
de formas hipócritas que la codicia de los encomen- mandades dependientes de ellos. A los religiosos
deros”, a decir de Carlos Pereira.27 Cuando muchos con órdenes mayores se les forzó a aceptar la ju-
254 |
años después, en 1912, el diputado liberal poblano risdicción de los obispos del lugar de su residencia,
Luis Cabrera, principal ariete para eliminar de la liza pero a las monjas se les permitió seguir viviendo en
pública al Partido Católico Nacional, analice los conte- comunidad bajo la tutela del obispo diocesano (art.
nidos del Plan de Ayala, propondrá “La reconstitución 14); también les reconoció el derecho a secularizar-
de los ejidos de los pueblos como medio de suprimir la se y recobrar su dote (arts. 15-17), otorgándoles, si
esclavitud del jornalero mexicano”, admitiendo que este fuera el caso, una cantidad de dinero suficiente
para solventar sus necesidades, según lo determina-
24 “Quedan cerrados perpetuamente todos los noviciados en ran sus superioras, capellanes y autoridades civiles
los conventos de señoras religiosas. Las actuales novicias no (art. 18); se renovó también la prohibición perpetua
podrán profesar, y al separarse del noviciado se les devolverá
lo que hayan ingresado al convento”. La cita se tomó de Mina
de abrir noviciados, obligando a las candidatas que
Ramírez Montes, Niñas, doncellas, vírgenes eternas. Santa Clara tenían tal estado —al momento de promulgarse la
de Querétaro, 1608-1864, México, iie-unam, 2005, p. 272. ley— a abandonar el convento.30
25 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los conventos de
monjas: entre el uso, el abuso y la supervivencia”, en La Iglesia
y los centenarios de la Independencia y la Revolución, México, Cem/ 28 Apud Francisco Regis Planchet, El robo de los bienes de la Igle-
Imdosoc, 2012, pp. 386-387. sia, ruina de los pueblos, El Paso, Revista Press, 1936, p. 25.
26 Al tiempo de ejecutarse la Ley Lerdo había en México 1,500 29 Cfr. Los derechos del pueblo mexicano: México a través de sus
templos, 1,069 curatos, 144 conventos masculinos, 58 feme- Constituciones, vol. III, México, M. Porrúa, 1978, p. 490.
ninos y 178 colegialas en estos últimos; cfr. Agustín Rivera y 30 Cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, t. II, parte II, pp. 58-
Sanromán, Anales mexicanos de la Reforma y el segundo Imperio, 61. La recepción de esta ley ha sido estudiada por Marta Eugenia
México, unam, 1994, p. 52. García Ugarte, “Reacción social a las Leyes de Reforma. 1855-
27 Cfr. Humboldt en América, Madrid, América, s.f., p. 208. 1860”, en Margarita Moreno-Bonett y Rosa María Álvarez de

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El gobierno parecía resuelto a esperar que las co- tremenda presión moral” ejercida por “los padres y
munidades religiosas femeninas se extinguieran por parientes” para inclinarlas a abrazar el monacato.34
deserción o por muerte. Tal espíritu resume el de- Demoler estos edificios, por tanto, equivalía a echar
creto del 5 de febrero de 1861, intitulado “Aclaracio- por tierra calabozos infames, toda vez que la “repú-
nes sobre las leyes de desamortización y nacionali- blica culta no podía sufrir esa reclusión absurda, ese
zación”, donde excluye “de la desvinculación y de la presidio impuesto por la más espantosa de las coac-
facultad de redimir31 [a los] conventos de religiosas ciones, la del engaño”. Quien esto afirma, Hilarión
que aún subsisten”, señalando que “quedarán como Frías y Soto (1830-1905), político liberal involucrado
hoy están, hasta que el supremo gobierno crea que en el proceso de la exclaustración de las monjas,
ya no es necesario ese servicio por la extinción del aplaude la demolición de los conventos, como ha
convento o por cualquiera otro motivo, en cuyo caso venido haciendo la revolución, arrancando “de su
el supremo gobierno dispondrá de los capitales” (art. nido a esas blancas palomas”:
61), suavizando la incautación en lo que respecta a
“[l]as casas anexas a los conventos de monjas, que […] los muros vinieron por tierra y aquellas muje-
fueron exceptuadas de la desamortización por la ley res desoladas se vieron colocadas violentamente en
de 25 de junio de 1856” (art. 95). Según este ordena- medio de un mundo que las espantaba. ¡Cuánto de-
miento, las religiosas podrán seguir “disfrutando de bieron sufrir! Quién sabe. Podía habérseles excusado
la misma excepción, hasta que acabe la comunidad, ese dolor. Si no se hizo, cúlpese a los dignatarios de
en cuyo caso se procederá á desamortizarlas y á re- la Iglesia que en su capricho romano se negaron a
dimir su valor conforme á las leyes”.32 cerrar los noviciados.35
Sin embargo, ni dos años pasaron antes de que
| 255
un nuevo decreto estatal diera el tiro de gracia a las Desmantelamiento del monasterio
comunidades de monjas, disponiendo, el 26 de fe- de Santa María de Gracia de Guadalajara.
brero de 1863, la incautación y remate en pública 1845-1873
almoneda de sus conventos, animando, sin pedirlo,
la demolición de estos edificios para evitar que más Mediante diversas acciones en un lapso de algo más
tarde los pudieran rescatar las “reclusas”.33 de un cuarto de siglo, los edificios construidos en las
Desde la óptica de quienes postularon esta ley, seis manzanas del convento de “Las Gracias” —así
las monjas no estaban en condiciones de defender las apodaron los tapatíos—36 dejaron de ser el eje
su libertad, y además eran incapaces de afrontar “la regulador del trazo oriente de Guadalajara.
Hasta 1873 el monasterio redujo el crecimiento
Lara, El Estado laico y los derechos humanos en México, 1810- 2010, de la ciudad hasta la vaguada del río de San Juan de
vol. I, México, unam, 2012, pp. 376-378. Dios.37 Su nombre lo fue también para la arteria y el
31 Es decir, de la posibilidad de que los censatarios pudieran so-
licitar al gobierno la adjudicación de dichos inmuebles.
32 Luis G. Labastida, Colección de leyes, decretos, reglamentos, 34 Cfr. Eugenia Meyer, Revolución e historia en la obra de Luis
circulares, ordenes y acuerdos relativos a la desamortización de los Cabrera: antología, México, fCe, 1994, p. 174.
bienes de corporaciones civiles ye religiosas y a la nacionalización 35 Hilarión Frías y Soto, Álbum fotográfico, México, Plaza y Val-

de los que administraron las ultimas, México, Tip. de la Oficina dés, 1988, p. 78.
Impresora de Estampillas, 1898, pp. 152-153. 36 Cfr. Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Las calles históricas de
33 Así las califica el artículo 2o. del decreto de extinción de co- Guadalajara, vol. III, México, Gobierno de Guadalajara-Unidad
munidades de monjas, del 26 de febrero de 1863; cfr. Blas José Editorial, 1988, p. 122.
Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., p. 648. 37 Eduardo López Moreno, La cuadrícula en el desarrollo de la

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 3. Vista aérea de la forma como se dividió el convento de santa maría de Gracia
en 1873. Cfr. Plano ortogonal de Guadalajara, 1904, Grant higley, mapoteca de la
universidad de Guadalajara.

Figura 2. estado actual del antiguo claustro de santa maría de Gracia. Fotografía de claustro principal sabemos que antes de su destruc-
manuel enríquez lara, 2010, cedida a tomás de híjar ornelas.
ción era de dos plantas, con cuatro corredores de can-
puente que unía ésta con la calle de Las Huertas38 tera, una hermosa fuente y barandal de hierro. En la
y el de la primitiva Plaza Mayor, principal zona de planta baja, hacia el sur, se hallaban la portería, el
abasto y expendio de mercadería de la ciudad. locutorio y el dormitorio de la enfermería. Desde el
El monasterio creció a raíz del desplazamiento corredor se accedía al torno, al segundo locutorio,
al poniente de la catedral definitiva, suceso que de- a la secretaría y a una pieza de la enfermería. Ade-
valuó el sitio fundacional de Guadalajara, dándole más del torno grande, había un torno pequeño en
al convento ocasión de cumplir lo dispuesto por el el locutorio.42
Concilio de Trento, que prohibía erigir tales obras Antes de trazarse las seis manzanas sobre lo que
“en un lugar arcano, oculto y demasiado remoto fue el convento de las Gracias, en 1873 (figura 3),
256 | de la concurrencia de los hombres” o “fuera de los la obra material sufrió daños graves en el contexto
muros de la ciudad”,39 y sin desfigurar el centro de de las luchas intestinas que afligieron al país en el
Guadalajara, extendiéndose por “un área inmensa, tiempo previo a esta fecha.
que más bien parece rural que urbana”.40 El 13 de julio de 1846 el miliciano liberal José
De esas seis manzanas una fue para el claustro María González Arévalo repelió a sus rivales desde
del monasterio (figura 2), otra para la sección de una trinchera que instaló en la azotea del convento;
la servidumbre, almacenes y panadería de la casa, las monjas evacuadas se refugiaron en el beaterio
y una tercera para el templo, el colegio de niñas y de Santa Clara, y cuando recobraron su casa esta-
hasta un mesón; en las restantes se construyeron ba hecha una lástima. El 26 de julio de 1852, en el
celdas y en los confines se plantó una huerta lin- marco de la insurrección de José María Blancarte,
dante con el riachuelo de San Juan de Dios.41 Del el convento se convirtió en fortín y escenario fre-
ciudad hispanoamericana, Guadalajara, Universidad de Guadala-
cuente de choques entre los bandos contrarios. A
jara/iteso, 2001, p. 198 mediados de 1856, cuando la comunidad se quedó
38 Javier Hernández Larrañaga, Guadalajara: identidad perdida,
sin propiedades, las monjas siguieron en su casa,
Guadalajara, Ágata, 2001, p. 101.
39 Así lo precisa Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y el pero sufriendo hostilidades por parte de las autori-
ajuar eclesiásticos, México, unam, 2010, p. 92. dades públicas, como la del 18 de junio de 1857, día
40 En los recuerdos de Victoriano Salado Álvarez; cfr. Episodios
Nacionales. Santa Anna, la Reforma, la Intervención, el Imperio, to de Santa María de Gracia de Guadalajara, Guadalajara, Rota
vol. IV, México, Colección Málaga, 1945, p. 55. Impresos Nueva Galicia, 1998, p. 56 y ss.
41 Insuperable y obligado es el relato que acerca de este punto 42 María Concepción Amelinck de Corsi y Manuel Ramos Me-
hace sor María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, El conven- dina, op. cit., p. 238.

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Figura 4. destrucción del convento de santo domingo de Guadalajara en 1860. óleo
sobre tela de Francisco de paula mendoza. 1861. col. inah jalisco, museo regional de Figura 5. templo y convento de jesús maría de Guadalajara. Fotografía de tomás de híjar
occidente. ornelas, 2014.

en que “En Guadalajara impide el gobierno la profe- dejando con ello a la Iglesia sin interlocutores ante
sión de una monja, por favorecer su libertad”.43 su régimen.
El convento de Santa María de Gracia fue ca- El 5 de febrero siguiente publicó el decreto de
ñoneada el 26 de diciembre de 1858 por las tropas Bienes de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas, a
de Santos Degollado, y dos años más tarde, du- través del cual todas las monjas del país quedaron
rante el ataque de Guadalajara, entre septiembre a disposición de las autoridades administrativas, ha-
y octubre de 1860 (figura 4), volvió a ser blanco bilitadas para reducir el número de conventos fe- | 257
de los obuses de los liberales, en especial de un meninos a los “que se estimen necesarios, por el
militar apellidado Mejía, quien dinamitó los co- gobierno en el Distrito, y por los gobernadores en
ros alto y bajo del templo. Sin embargo, fue hasta los Estados, observándose para esto el principio de
1873 cuando acaece la demolición del conjunto. que queden juntas las monjas pertenecientes a la
misma regla” (art. 75).45
Las dominicas de Santa María de Gracia Pedro Ogazón, gobernador de Jalisco, a quien
dan asilo a las de Jesús María. 1861-1862 un coetáneo recuerda como de “mano vigorosa”
para proceder a la clausura de los monasterios y sus
El 12 de enero de 1861, al día siguiente de su arribo templos, exclaustración de beatas, monjas y frailes,
a la capital de la República, Benito Juárez, en su ca- “reformas que se verificaban simultáneamente to-
lidad de Presidente de México por ministerio de ley,
impuso destierro al delegado apostólico en México, Antequera-Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guadalajara, Yucatán,
Durango, Sonora, Linares y San Luis Potosí, además de la Admi-
monseñor Luigi Clementi, al arzobispo Lázaro de la nistración Apostólica de la Baja California y la de Tamaulipas. Ni
Garza y a casi todos los obispos del país, incluyendo el prelado de la Baja California ni el de Yucatán sufrieron esta
pena, pero la ubicación de sus sedes les hacía imposible cual-
al de Guadalajara, don Pedro Espinosa y Dávalos,44
quier injerencia en la vida eclesial del país.
45 Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte II, p.
43 Cfr. Ignacio Aguilar y Marocho, La familia enferma, México, 349. En la ciudad de México, de 22 conventos de monjas que
Jus, 1969, p. 52. había, sólo quedaron nueve, y a ocho de éstos fueron trasladadas
44 La única arquidiócesis tenía 10 sufragáneas: Puebla-Tlaxcala, las comunidades de los 13 restantes.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
das, en medio de la conmoción general, hiriendo De monjas a “señoras exclaustradas”
costumbres e intereses inveterados, sentimientos y “reclusas”,1863
religiosos y piadosos, y a pesar de la resistencia de
muchos”,46 dispuso la supresión de dos de los cin- La aniquilación total de la vida monástica femeni-
co conventos femeninos de la Guadalajara: el de las na en México, y en consecuencia de las monjas de
carmelitas descalzas de Santa Teresa, que pasaron Santa María de Gracia, sobrevino, dijimos antes, el
al de Santa Mónica, y el de Jesús María, cuyas in- 26 de febrero de 1863, merced al decreto que nacio-
quilinas —unas 40— fueron transferidas al de Santa nalizó los conventos para mujeres no clausurados.
María de Gracia (figura 5). En los considerandos de esta nueva ley, el legis-
Este traslado tuvo lugar entre el 19 y el 20 de lador expuso que la profesión de votos de castidad,
marzo, y allí permanecerán las asiladas un año en pobreza y obediencia era parte de una disciplina
la “más grande armonía y fraternidad”,47 separán- “evidentemente opuesta a la misma libertad [e] in-
dose cuando las expulsas recuperaron su casa, el 6 compatible con la ley de cultos e intolerable en una
de junio de 1862. República popular”; por tanto, se procedía a clau-
Podemos ilustrar la reducción de los conventos surarlos y prohibirlos, resultando de ello obsoletas
femeninos en Guadalajara con la siguiente crónica sus instalaciones. El reglamento de la ley, diremos
de lo acaecido en la capital de la República: luego, enfatizó la voluntad inflexible del gobierno
de extirpar la vida consagrada: se impondrá pena de
El 13 de febrero de 1861 como a las diez de la no- muerte y destierro a quienes sostengan o recomien-
che, comisiones del gobierno se introdujeron en los den el monacato, en represalia —dice el presidente
conventos de monjas con el fin de hacer efectivo lo Juárez— a “la serie de medios coactivos con que se
258 |
dispuesto en este artículo, a cuyo efecto se ocuparon estrecha al cumplimiento de esos votos”, y “el poder
con fuerza armada las alturas de los mismos edificios, a que sin reserva se someten las señoras religiosas”,
por si los clérigos o los fanáticos intentaban evitar o el cual
resistir la ejecución de la providencia, que no encon-
tró por esto embarazo por parte de ellos. En los ca- […] no tiene por base y correctivo, ni las leyes, como
rros de la ambulancia y en el ómnibus destinado para la autoridad de los magistrados, ni los sentimientos
conducir a los detenidos de la Diputación a la cárcel naturales, como la patria potestad, ni el derecho para
de Ciudad, sin previo aviso a las comunidades que cambiar de disposición las partes interesadas, como
debían refundirse, ni a las en que se hizo la refundi- sucede en los campos de servicios, sino un principio
ción, fueron trasladadas la monjas […] Las iglesias de indefinido cuyas aplicaciones todas se imponen se-
los conventos suprimidos quedaron por el pronto ce- gún la voluntad de ciertos individuos, a otros que de-
rradas al culto y todos los objetos que estaban destina- ben aceptarlas durante su vida entera.49
dos a este […] en poder y a cargo de los comisionados
nombrados, la mayor parte de los cuales disponía de Por otro lado, continúa la ley de nacionalización,
ellos como de cosa propia.48 “en toda la República está decretada la opinión con-
46 Manuel Cambre, Gobiernos y gobernantes de Jalisco, Guadala- tra la subsistencia de estas comunidades”, hacién-
jara, Presidencia Municipal, 1969, p. 77. dose necesario proceder a “la supresión de ellas por
47 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 83.
48 Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte II, pp.
350-351. 49 Ibidem, p. 648.

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motivos justos y de pública utilidad”.50 Asentado por la autoridad administrativa mediante un juicio
todo ello, se dispuso verbal expedito.
Aunque los artículos 12 y 13 de esta ley tie-
Artículo 1o. Quedan extinguidas en toda la República nen un toque humanitario, pues comprometen al
las comunidades de señoras religiosas. gobierno a proveer la subsistencia de las “señoras
Artículo 2o. Los conventos en que están reclusas, exclaustradas”, los numerales 15 y 16 les prohíben
quedarán desocupados a los ocho días de publicado “portar en público el hábito de religiosas” y las equi-
este decreto, en cada uno de los lugares el ministerio paran al rango de proscritas, pues les prohíben “salir
del ramo.51 de la República sin permiso expreso del gobierno
general”.54
El gobierno juarista incautó lo que restaba al pa- En cumplimiento de esta disposición, el 19 de
trimonio de las “reclusas”,52 salvándose nada más marzo inmediato el gobernador Ogazón ordenó en
el ajuar de los templos favorecidos por un resquicio Jalisco el remate de los conventos de monjas y la
del artículo 6o, que toleró siguieran “destinados al devolución de las dotes a las exclaustradas.55
culto católico los que fueren designados al efecto Al día siguiente las dominicas de Santa María
por los gobernadores respectivos”. de Gracia fueron echadas de su casa, viéndose ro-
Dos semanas después, el 13 de marzo, se regla- deadas por “una chusma de bandidos que querían
mentó la anterior disposición, dando potestad a las sacarnos a las monjas más jóvenes”.56 Ya sin ellas,
autoridades civiles para imponer a las exclaustra- el convento fue ocupado por “unos departamentos
das un curador — administrador de sus bienes—, para casas de vecindad de gente pobre, otros para
el cual determinaría el lugar de su residencia (arts. talleres de artesanos y otros para cuartel”.57
| 259
5o. y 8o.). El reglamento puntualizó que “[s]i las Un tema pendiente de estudio es el impacto que
casas en que moren las señoras exclaustradas no la literatura del siglo xix pudo tener en los libera-
fueran las de sus padres, no podrán estar cerradas les que aceptaron a pie juntillas versiones según las
a ninguna hora del día”, y que “No podrán habitar cuales los conventos de monjas ocultaban crímenes
más que dos de estas señoras juntas [ni] vivir en nefandos, como el infanticidio y el aborto provoca-
casa donde more un clérigo” (art. 10),53 castigando do a las monjas, embarazadas por los curas;58 fue
con ajusticiamiento a quien les instara a mantener 54 Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II. Parte II, pp.
la clausura, y si el tal fuera clérigo, con sólo inten- 852-854.
55 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., pp. 83-
tarlo se granjearía cinco años de exilio impuestos
84.
50 Si esto es así, atribúyase menos al repudio y caducidad de la 56 Ibidem, p. 84.
vida monástica que a la eficiente labor de zapa usada en los 30 57 Ibidem, p. 86.
años anteriores por los ideólogos liberales para alcanzar tales 58 A este respecto, Blas José Gutiérrez teme, en 1870, que el
frutos; cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte arzobispo Antonio Pelagio de Labastida, que recientemente ha
III, p. 577. estado en Roma, “nada omitirá para que aquellos en México [los
51 Cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte II, monasterios femeninos] se restablezcan bajo el mismo pie que
p. 648. tienen en la Ciudad Santa”, y que nos describe José Garibaldi
52 Un conocedor del Derecho no pasará por alto que el decre- en su Historia de Roma: “Declarada la república romana por la
to ya no mencione el término “monjas” sino “reclusas”, que es revolución de la que escapó Pío IX en 1849, una de las primeras
como decir presidiarias o encarceladas. medidas del Gobierno fue exclaustrar a las Monjas mandando
53 Si asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lí- que se registraran sus conventos. Yo los visité, y en todos sin ex-
cito es un derecho, con este artículo el legislador insiste en que cepción, se encontraron instrumentos de tortura y también bóvedas
hacerlo por votos religiosos no lo es. para enterrar huesos de los niños […] La estadística prueba tam-

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
tal la aversión a este género de vida que al amparo rales mexicanos buscaran la descristianización del
de esta legislación, y para evitar la subsistencia del país, antes bien, sus caudillos actuaban, a decir de
monacato femenino, surgieron cazadores profesio- Jean Meyer, con “religiosidad apasionada”,61 impeli-
nales de exclaustradas, destacando en Guadalajara dos no sólo por el viraje jurídico inferido al monaca-
—por su rapacidad y fiereza— Refugio Ignacio Gon- to femenino, sino también con el deseo de reformar
zález y González,59 precursor del espiritismo en la fe cristiana en sentido luterano, como alguna vez
Jalisco. Un día, luego de localizar a tres dominicas se lo confesó el propio Juárez a Justo Sierra: “De-
exclaustradas en la casa de la familia Vizcaíno, alla- searía que el protestantismo se mexicanizara, con-
nó la morada sin orden judicial ni facultades para quistando a los indios; éstos necesitan una religión
hacerlo, y que los obligue a leer y no les obligue a gastar sus
ahorros en cirios para los santos”.62
[…] encerró a las religiosas en una pieza y las hizo que Él y casi todos los de su grupo deseaban “sin-
se desvistieran amenazándolas con una pistola si no ceramente una separación que dejara a la Iglesia
lo hacían, hasta dejarlas en paños menores, y todavía libertad para ejercer su función espiritual”, pero
quería que se desnudaran completamente. Entonces tal y como ellos lo entendían: desde una postura
las religiosas prefirieron dejarse morir y le dijeron donde el Presidente encabezaba al “Estado como
que mejor les diera un tiro y les quitara la vida.60 el soberano de una nación contractualista, cuya
autoridad debería absorberla todo lo material y lo
Aunque episodios como éste hayan sido parte social”.63
de una estrategia implementada para descatolizar El proceso cuya cumbre fue la supresión de las
al pueblo de México, no se crea por ello que los libe- monjas, finalmente, “la dificultad de los liberales
260 |
decimonónicos para pensar a las mujeres como
bién que en ninguna ciudad existen tantos expósitos como en
sujetos”, toda vez que en contraste con la vida reli-
Roma, ni hay país en donde se repitan tanto los infanticidios.
Esto sucederá siempre allí donde haya sacerdotes ricos que no giosa masculina —cuyos integrantes fueron trata-
pueden casarse y una población pobre e ignorante”; cfr. Blas dos como “sujetos perdidos para la vida pública”—,
José Gutiérrez Flores Alatorre, op. cit., t. II, parte III, p. 577.
59 Fue hijo de combatientes insurgentes del fuerte del Som- a la disciplina monástica femenina se le consideró
brero, en Lagos (Manuel González Rubio) y Carmen González;
sufrió cárcel por ello siendo un chamaco. Luis Pérez Verdía lo 61 Al respecto, Jean Meyer razona: “En estos tiempos de desas-
recuerda decapitando las esculturas del templo del Carmen tres, la vieja idea filosófica según la cual el protestantismo es
de Guadalajara (cfr. Historia particular del Estado de Jalisco, vol. superior al catolicismo por ser representante del progreso y de
III, Guadalajara, Tipografía de la Escuela de Artes y Oficios del la tolerancia se cristaliza hasta hacerse obsesiva, precisamente
Estado, 1911, p. 129). El 26 de septiembre de 1858 hizo cuanto porque el vencedor norteamericano es protestante y el venci-
pudo por pegarle fuego al convento de Santa María de Gracia. El do mexicano católico […] Los liberales […] quieren imitar a los
5 de octubre de 1863 despojó al mayordomo Emilio Castillo Ne- Estados Unidos. Han conservado de sus orígenes católicos una
grete de la orfebrería del monasterio y destruyó buena parte de especie de religiosidad apasionada, que al secularizarse hace de
su acervo artístico (María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, la doctrina política una verdadera fe; la Asamblea Constituyente
op. cit., p. 85). Dávila Garibi, en la p. 80 de esta última obra cita- de 1857 se parece a un concilio de padres; el presidente es un
da, dice que además de muy malo, González era “sobre todo im- pontífice que hace declaraciones dogmáticas, la Constitución es
pío. Se le acusa de haber cometido varios sacrilegios, profanado sagrada y no podría de ningún modo reformarse, la fraseología
varios templos, quemado públicamente varias imágenes. Fue toda está impregnada de religión”; cfr. Historia de los cristianos en
uno de los encarnizados enemigos de la Iglesia que figuraron América Latina. Siglos xix y xx, México, Vuelta, 1991, p. 76.
mucho en las guerras de Reforma y de Intervención”. Murió en 62 Cfr. Justo Sierra, Juárez, su obra y su tiempo, México, unam,
la ciudad de México el 17 de agosto de 1892, desempeñándose 2006, p. 546.
como diputado federal por Jalisco. 63 Emilio Martínez Albeza, La Constitución de 1857. Catolicismo y
60 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 84. liberalismo en México, t. III, México, Porrúa, 2007, p. 1869.

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la de “mujeres cuyo sentido de vida era sólo en
colectivo, gobernadas por hombres y alejadas del
mundo”.64

Los obispos mexicanos desterrados


en la corte papal

Cuando sucedían estas cosas, los obispos mexica-


nos deportados en Roma participaron, el 8 de junio
de 1862, en la ceremonia de canonización del pri-
mer santo nacido en la capital de la Nueva Espa-
ña, el franciscano Felipe de Jesús. El nombre de
México resonó por vez primera bajo las bóvedas Figura. 6. mediante la bula Romana Ecclesia (1863) fue creada la provincia eclesiástica de
Guadalajara. archivo histórico de la arquidiócesis de Guadalajara.
de la basílica de San Pedro. Este episodio y la to-
tal separación entre la Iglesia y el Estado decidida
por Juárez, junto con la presencia en el Vaticano de Se confina a las monjas de Santa María de Gracia
más de la mitad de los mitrados, agilizó trámites en el convento de Jesús María, 1864-1866
de suyo lentos para crear, a finales de enero del año
siguiente, siete nuevas diócesis en el país,65 elevan- El 5 de enero de 1864, víspera del arribo de las tro-
do las de Michoacán y Guadalajara al rango de ar- pas de legionarios franceses a la capital de Jalisco,
quidiócesis, título detentado durante tres siglos por las monjas de Santa María de Gracia diseminadas en
| 261
la de México (figura 6). casas particulares, regresaron a su cenobio, inten-
A mediados de 1863 la suerte adversa de la fac- tando recuperar su posesión y evitar que aquéllos
ción republicana dio pie a sus rivales para estable- se acuartelaran en él, como sucedió, pero menos
cer en la ciudad de México una junta de gobierno de 24 horas después de haberlo ocupado volvieron
que a su vez conformó una junta de notables, la cual éstas sobre sus pasos.
optó por una forma de gobierno de monarquía mo- El 18 de ese mes y año, el gobierno eclesiásti-
derada, posible al cabo de un año mediante el espal- co dispuso que las “Gracias” se congregaran en el
darazo de Napoleón III, emperador de los franceses, convento de Jesús María, no obstante ser éste in-
aceptando el trono el archiduque Maximiliano de suficiente para albergar a tan crecido número de
Habsburgo. Esta coyuntura favoreció el retorno huéspedes. Poco después, el 6 de febrero siguiente,
de los obispos desterrados, la erección de las nue- fueron evacuadas, pero 15 días más tarde, orilladas
vas diócesis y arquidiócesis, y la consagración de a vivir dentro de esos muros, pasando todas gran-
sus prelados. des incomodidades, pues además de estrecho para
tantas inquilinas, el convento de Jesús María era de
vida común.
64 Cfr. Elisa Cárdenas Ayala, “Ciudadanas en república autori-
taria: México, 1846-2000”, en Christina Fauré (dir.), Enciclopedia Para remediar sus males, las asiladas arrendaron
histórica y política de las mujeres: Europa y América, Madrid, Dic- una vivienda amplia, el antiguo Estanco del Taba-
cionarios Akal, 2010, p. 829. co, que abarcaba media manzana y era colindante
65 Veracruz, Querétaro, Zamora, León, Tulancingo, Zacatecas y
Chilapa. de su viejo convento. El cambio de domicilio tuvo

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
lugar entre el 18 y el 19 de noviembre del mismo
año, y allí vivieron seis meses, hasta el 30 de mayo
de 1865, día en que habiendo desocupado las tro-
pas francesas la casa original de las monjas, éstas
retornaron a ella, pero sólo por tres semanas. De
nuevo en el otrora Estanco, esperaron hasta el 23
de febrero de 1866 a instalarse definitivamente en
su convento (figura 7).
Sin embargo, al cabo de 10 meses, el 31 de di-
ciembre, estando la plaza de Guadalajara bajo el
control de los republicanos, el comandante militar
Donato Guerra comunicó al vicario capitular, en
Figura 7. antiguo estanco del tabaco de Guadalajara, habilitado como convento de santa
sede vacante de la Arquidiócesis, que le daba un maría de Gracia en 1864. Fotografía de tomás de híjar ornelas. 2014.
plazo perentorio de quince días
recién consagrado primer obispo de Zacatecas, don
[…] para que las señoras religiosas desocupen los con- Ignacio Mateo Guerra y Alva.67
ventos, y el de 8 días para que los señores eclesiásti- No mucho se mantuvo don Pedro al frente de su
cos cambien de traje […]. Luego que la desocupación encomienda, pues falleció el 12 de noviembre de
de los conventos se haya verificado, se servirá usted 1866, seis meses antes del malogrado emperador,
ordenar que sean entregadas las llaves al ciudadano cuyo proyecto de gobierno, contra los cálculos de
jefe político.66 sus promotores, lejos de abrogar las Leyes de Re-
262 |
forma y sus efectos, las recrudeció, especialmente
El monacato femenino en Guadalajara cuando el 27 diciembre de 1864 sostuvo un sona-
durante el II Imperio do revés diplomático con el nuncio apostólico Pier
Francesco Meglia, a quien intentó imponer la firma
No conviene dejar en el tintero la suerte de los con- de un concordato redactado en términos del más
ventos de monjas en Guadalajara durante el fallido puro regalismo.68
gobierno de Maximiliano. Once días antes de este desliz, el arzobispo Es-
Luego de tres años de exilio, don Pedro Espinosa pinosa y Dávalos fechó una detallada Relatio ad li-
y Dávalos retornó a su sede el 22 de marzo de 1864. mina,69 dando cuenta al Papa de la situación de su
Se fue obispo y volvió arzobispo. Cinco días antes de
arribar a su sede episcopal, ejecutó la bula Romana 67 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., t. IV, vol. II, 1966, p. 936.
68 Desde la óptica de Patricia Galeana de Valadés, Maximiliano
Ecclesia en la parroquia de Lagos, dando existencia
fue un “romántico de la política” que no supo aprovechar el apo-
jurídica a la Provincia Eclesiástica de Guadalajara, yo de sus promotores por conquistar el respaldo de sus adversa-
que comprendió las diócesis sufragáneas de Duran- rios; cfr. Las relaciones Iglesia-Estado durante el Segundo Imperio,
México, unam, 1991, pp. 175-186. No tomó en cuenta, añadimos
go, Sonora, Linares, Zacatecas y el Vicariato Apos-
nosotros, que su causa sin el respaldo de Francia estaba perdida,
tólico de la Baja California. Allí mismo recibió el en tanto que la de sus rivales con todo el apoyo de Estados Uni-
atributo de su investidura, el palio, de manos del dos era demoledora. Al malquistarse con el bando conservador
y con la Iglesia aseguró su ruina.
69 Se trata de un informe escrito que los obispos debían remitir
66 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 89. a la Santa Sede cada tres años. Su nombre completo es Relatio

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iglesia particular, incluyendo datos precisos acerca de Ostracismo para las contemplativas,
las 220 monjas de la arquidiócesis y de lo padecido por tolerancia para las religiosas de vida activa,
ellas poco antes. Como no hay desperdicio en sus pa- 1867-1873
labras, nos permitimos incluir la extensa cita:
Caído el imperio se renovó para las monjas la pro-
La exclaustración de las monjas [en la diócesis de hibición de estar juntas y abrir noviciado. Las de
Guadalajara] fue bastante deplorable, pero debemos Santa María de Gracia, otra vez exclaustradas, se
dar muchas gracias a la Divina Providencia porque disgregaron en casas particulares. Su suerte parecía
convirtió el mal en bien. Aquel hecho fue fecundo en echada, al grado que dos de ellas se trasladaron, con
ejemplos de grandes virtudes en beneficio de la socie- licencia de la Santa Sede, al obispado de Chiapas,
dad y principalmente de la familia. Dios mostró por donde regentearon un colegio de niñas.71
medio de las hijas predilectas de la Iglesia, el error y El segundo arzobispo de Guadalajara, don Pedro
la malicia de aquellos perseguidores que vergonzosa- Loza y Pardavé, evitando malquistarse con los libe-
mente fueron el corazón y el espíritu de [esa] acción. rales, no hizo nada por ellas. Se ocupó totalmente en
Fueron reveladas la libertad con la que las monjas restaurar las estructuras pastorales de su maltrecha
ejercían la vida religiosa; la espontánea humildad con iglesia, especialmente la disciplina eclesiástica y el
la que se sometían a la pobreza, pureza y obediencia; seminario conciliar. No excluimos que en su fuero
el sumo gozo con el que se vinculaban a los claustros interno considerara a las órdenes religiosas femeni-
y a las virtudes solamente allí conocidas y de las que nas de vida activa el relevo natural de las extintas
fueron testigos la sociedad y la familia. La violencia, contemplativas, toda vez que las Hermanas de la
la astucia, el abuso contra la debilidad femenina y Caridad, último instituto establecido en México an-
| 263
tantas otras armas del mismo género que los após- tes de las Leyes de Reforma (1844), fue exceptuado
toles de la reforma ejercitaban con jactancia contra por el decreto de exclaustración de 1863, arguyen-
las monjas y el clero se disiparon para siempre, sólo do que estas religiosas “además de no hacer vida en
subsisten, de aquellos avatares, las grandes virtudes común, están consagradas al servicio de la humani-
de la vida religiosa. ¡Santa paz, honesta quietud, vida dad doliente”.72
en los claustros! Fue la proclama de cada una de las Lo cierto es que el éxito de esta congregación
vírgenes consagradas a Dios; una vez desaparecidas la en México fue enorme. En 1874 las hermanas de la
coacción y la violencia, al momento las monjas domi- Caridad eran 410: 355 mexicanas, 29 francesas, 25
nicas junto a las que son llamadas de Santa María de españolas y una irlandesa, y tenían a su cargo 43
Gracia y las Capuchinas de San Francisco volvieron
a sus monasterios voluntariamente y por iniciativa primer arzobispo y su relatio ad limina de la archidiócesis de
propia, tanto en la ciudad de Guadalajara como en Guadalajara, 1864”, en Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de
Guadalajara, Guadalajara, febrero de 2009, p. 130.
Lagos; pero las demás, llamadas de Santa Mónica y 71 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., pp. 90-

Santa Teresa, se recluyeron en domicilios particulares 99. Adviértase que el hecho de no vivir juntas no las exoneraba,
moralmente hablando, de seguir sujetas a la disciplina eclesiás-
puesto que sus monasterios permanecen hasta ahora
tica y a las leyes canónicas.
ocupados por militares franceses.70 72 Artículo 1o., fracc. IX; cfr. Blas José Gutiérrez Flores Alatorre,
op. cit., t. II, parte II, p. 648. Este compilador critica con dureza
ad limina Apostolorum, cuya traducción literal a nuestro idioma la excepción hecha por Juárez “a la plaga de las Hermanas de la
sería “Informe ante el umbral de los Apóstoles”. Caridad” (p. 649), a quienes reprocha “su extranjerismo y hostili-
70 Cfr. José J. Hernández Palomo, “Pedro Espinosa y Dávalos: dad a la república, su inutilidad y egoísmo, etc.” (p. 42).

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 8. plano del convento de santa maría de Gracia de Guadalajara en 1871.
levantamiento: d. bravo y s. e. Gleni. actualización de ramón mata torres (1999). propiedad
del monasterio de santa maría de Gracia de Guadalajara.

establecimientos de beneficencia. Sólo en la ciudad


de México atendían cinco hospitales con 1,000 en-
264 | Figura 9. claustro de las sirvientas del monasterio de santa maría de Gracia, hoy escuela
fermos y dirigían internados para 1,400 niñas asisti- de artes plásticas. Fotografía de tomás de híjar ornelas, 2014.
das con alimentos diarios.73
En Guadalajara las hermanas de la Caridad lle- tio del Liceo de Niñas, y la segunda manzana el otro
garon a ser 40 y estuvieron al frente del Hospicio claustro destinado a Casa de la Luz y cuartel de gen-
Cabañas y los hospitales de Belén y de San Felipe. darmería74 (figura 9).
De este modo se borraron los rastros del cenobio
La destrucción del convento de Santa María para mujeres más grande de México, suerte com-
de Gracia, 1872-1873 partida en Guadalajara con los demás conventos,
destruidos parcial o totalmente, como sucedió con
Aunque maltrecho y dedicado a otros fines, el con- el de Santo Domingo.
vento de Santa María de Gracia de Guadalajara se El más activo demoledor de estos edificios, diji-
mantuvo en pie hasta 1872 (figura 8). mos, fue el gobernador Ogazón. Al respecto, el his-
Entre diciembre de ese año y enero del siguiente toriador liberal Luis Pérez Verdía, testigo de estos
se derribaron los coros alto y bajo del templo para episodios, dice que “la pica revolucionaria destruía
abrir la calle que se llamó del Jardín Botánico. La edificios consagrados por la piedad, como la legis-
superficie del convento se fraccionó, cediéndose la lación reformista iba a cambiar las bases de la so-
primera manzana al Departamento de Instrucción ciedad civil”.75 Fuese así o no, Justo Sierra comenta
Pública, que reutilizó el claustro principal como pa-
74 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., p. 100.
73 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., 1966, pp. 1165-1166. 75 Luis Pérez Verdía, op. cit., p. 54.

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que los reformadores “quisieron poner entre la re- sea la denominación ú objeto con que pretendan
volución triunfante y la reacción posible, un muro erigirse.78
enorme de escombros y ruinas, un foso incolmable
de actos irreparables”.76 Por motivos humanitarios, pues, el gobierno li-
A siglo y medio de distancia, la posteridad con- beral apagó la última llama de la vida consagrada fe-
templa estas pérdidas lamentando la desaparición menina que seguía ardiendo en México, la congre-
de un patrimonio riquísimo, gación de las hermanas de la Caridad, aunque fue
hasta el 14 de diciembre de 1874 cuando se ejecutó
Quienes destruyeron los conjuntos monásticos feme- el destierro de las más de 400 religiosas, posible en
ninos lo hicieron sin reparar siquiera en su sentido virtud de la ley orgánica de adiciones y reformas
urbano, ni en su valor histórico, cultural y artístico. constitucionales, que en lo que a nuestro tema ata-
La pérdida de tantos magníficos conventos tuvo múl- ñe, dispuso:
tiples significados, tanto inmediatos, como de larga
duración: las ciudades perdieron importantes refe- Art. 19. El Estado no reconoce órdenes monásticas
rentes, la apertura de calles para fraccionarlos tuvo ni puede permitir su establecimiento, cualquiera que
evidentes consecuencias urbanas y sobre todo, los sea la denominación u objeto con que pretendan eri-
mexicanos y el mundo entero perdimos importantísi- girse. Las órdenes clandestinas que se establezcan se
mos bienes culturales y cuantiosas obras de arte, con considerarán como reuniones ilícitas, que la autori-
incalculable valor histórico y patrimonial.77 dad puede disolver, si se tratare de que sus miembros
vivan reunidos; y en todo caso los jefes, superiores y
Exterminio jurídico de la vida consagrada directores de ellas, serán juzgados como reos de ata-
| 265
en México, 1874 que a las garantías individuales, conforme al art. 963
del Código Penal del Distrito que se declarará vigente
Durante su mandato como titular del Poder Ejecuti- en toda la República.
vo, Sebastián Lerdo de Tejada elevó al rango consti- Art. 20. Son órdenes monásticas para los efectos
tucional las Leyes de Reforma. En su nueva redac- del artículo anterior, las sociedades religiosas cuyos
ción, el artículo 5o., modificado el 25 de septiembre individuos vivan bajo ciertas reglas peculiares a ellas,
de 1873, concluyó que los votos religiosos eran una mediante promesas o votos temporales o perpetuos,
negación de la libertad personal y una amenaza a la y con sujeción a uno o más superiores, aun cuando
libertad humana, toda vez que todos los individuos de la Orden tengan habitación
distinta.79
El Estado no puede permitir que se lleve á efecto
ningún contrato, pacto ó convenio que tenga por ob- No deja de resultar inquietante el alegato de
jeto el menoscabo, la pérdida ó el irrevocable sacri- quienes a nombre de la libertad decidieron el des-
ficio de la libertad del hombre, ya sea por causa de tierro de tan crecido número de mujeres ocupadas
trabajo, de educación ó de voto religioso. La ley, en 78 Cfr. Juan de la Torre, Constitución federal, con todas sus leyes
consecuencia, no reconoce órdenes monásticas, ni orgánicas y reglamentarias, anotadas, concordadas y explicadas,
puede permitir su establecimiento, cualquiera que México, Murguía, 1910, p. 13.
79 Cfr. Eduardo Pallares, Leyes complementarias del Código civil:
76 Ibidem, p. 74. Edición anotada y concordada, México, Herrero hermanos suce-
77 María Concepción Amerlinck de Corsi, op. cit., p. 380. sores, 1920, p. 592.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
en tareas de voluntariado social, determinación que plió embarcándolas en Mazatlán con dirección a Es-
por otra parte tuvo un costo político decisivo para tados Unidos, siendo casi todas acogidas en la dióce-
el derrumbe del lerdismo y el ascenso de Porfirio sis de San Francisco.82
Díaz; sin embargo, considérese que en una fecha Ante tales intimidaciones, menos bríos tuvieron
tan tardía como 1915, un ideólogo liberal sigue pen- las dominicas tapatías y demás monjas exclaustra-
sando que das de restaurar sus comunidades, y pocas o nulas
señales a favor de ello de parte de los gobiernos ci-
La mujer mexicana no tiene, como la mujer ameri- vil y eclesiástico. En la total incertidumbre pasarán
cana, una educación que la capacite personalmente casi 20 años, manteniéndose, empero, en comuni-
para cuidarse de su propia libertad, y antes de pro- cación, observando la regla de su orden y su plan de
mulgarse las Leyes de Reforma, la experiencia hizo vida como consagradas.83
ver que la existencia de conventos representaba una
constante amenaza para la libertad femenina.80 Restauración del monasterio de Santa María
de Gracia, 1884-1903
Analizando los descalabros jurídicos inferidos
por el liberalismo mexicano en contra de las mon- Las monjas sobrevivientes de Santa María de
jas, a las que obligó a vivir en la total inseguridad Gracia se reagruparon a la sombra de su vetusto
jurídica durante 120 años, Elisa Cárdenas Ayala templo en 1884. La astucia política del recién re-
descubre como factor principal la suposición que la electo presidente de la República Porfirio Díaz fue
ideología dominante hizo de la inmadurez política e tanta como para procurar estar bien con Dios y con
intelectual de las monjas, concluyendo: el diablo:
266 |

Al igual que otras comunidades —étnicas o religiosas En tiempos del general Díaz […] se inició una polí-
masculinas, por ejemplo—, las de religiosas resulta- tica de tolerancia en favor de las órdenes religiosas,
ban intolerables a los liberales como sujetos colecti- primero respecto a las instituciones caritativas; luego
vos (siendo contemplativas, además, por el conflicto respecto a las órdenes dedicadas a la educación; final-
que plantea la clausura a las libertades individuales), mente hubo arreglos para adoptar la misma actitud
de ahí su empeño en individualizarlas mediante la tolerante hacia las órdenes contemplativas, las cuales,
consideración de cada una de las integrantes como aunque ilegales en su propia existencia, no fueron de
un sujeto económico […] La dificultad de pensar po- hecho perseguidas por las autoridades judiciales.84
líticamente a las monjas subraya importantes pro-
blemas de una modernidad en búsqueda de sujetos Gobernaba Jalisco el miliciano Francisco Tolen-
individuales […].81 tino, y mostrándose su gobierno ya “muy toleran-
te”,85 él mismo vendió a las exclaustradas una por-
La condena de destierro de las 40 hermanas de
82 José Ignacio Dávila Garibi, op. cit., 1966, pp. 1168-1171.
la Caridad que trabajaban en Guadalajara se cum- 83 Sor María de Cristo Santos Morales, op, “Las dominicas y la
exclaustración”, en Los dominicos y el nuevo mundo, siglos xix-xx:
80 Cfr. Eugenia Meyer, op. cit., p. 174. En este mismo texto y cita, Actas del V Congreso Internacional. Querétaro, 4-8 septiembre 1995,
Cabrera, muy al modo de los viejos liberales mexicanos, ve con Salamanca, San Esteban, 1997, p. 394.
admiración a los Estados Unidos y con desdén a los mexicanos. 84 Cfr. Eugenia Meyer, op. cit., p. 174.
81 Cfr. Elisa Cárdenas Ayala, op. cit., p. 829. 85 Ibidem, p. 99.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Figura 11. arzobispo josé de jesús ortiz y rodríguez, restaurador de las órdenes religiosas
en la arquidiócesis de Guadalajara entre 1902 y 1912, óleo sobre tela conservado en el
seminario conciliar de Guadalajara. Francisco sánchez Guerrero. Fotografía de Francisco | 267
lay martínez.

orden dominicana, que llegó a contar con cientos


de afiliados.
Figura 10. Fachada reconstruida del templo de santa maría de Gracia al abrirse la calle
de jardín botánico. Guillermo de la torre y salvador reynoso, Catálogo del patrimonio
Las religiosas, menguando con el tiempo por
cultural de Jalisco: época colonial, arquitectura, t. 2, escuelas de arquitectura y Filosofía y causas naturales e impedidas a abrir el noviciado,
letras, uag, 1973.
celebraron el 17 de agosto de 1888 el aniversario
ción de lo que había sido su casa, internándose en 300 de su fundación. Ese día les predicó el canó-
ella 14 de las 49 monjas que fueron exclaustradas. nigo Atenógenes Silva, futuro obispo de Colima y
El templo estuvo siempre abierto al culto. Se arzobispo de Michoacán. En su sermón, el orador
recompuso su fachada al pie de la nave a seme- repasó los capítulos de la historia del convento e
janza de las laterales y se reparó el interior gra- hizo una exégesis providencialista de la pérdida del
cias al mecenazgo de algunas monjas pudientes patrimonio, ponderando que no obstante ello la co-
(figura 10). munidad estuviera viva a semejanza del “prudente
Los buenos oficios del presbítero Procopio del marinero que en mar enfurecido por violento hura-
Toro, “muy dedicado al púlpito y confesionario”,86 cán que lo agita y en la forzosa alternativa de salvar
le devolvieron a la capellanía algo de su antiguo es- algo o perderlo todo, elije en aprieto tan obligado lo
plendor, pues también fundó y dirigió una tercera más precioso y esencial”.87
86 María Dolores de las Llagas de Cristo Rivera, op. cit., pp. 101-103. 87 Ibidem, pp. 103-104.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
El arzobispo Pedro Loza, después de una ad- sas y cordiales, reanudadas este último año, cuando
ministración de casi 30 años, falleció en 1898 sin Ahumada arribó a Jalisco como su primer magis-
otorgar la licencia de reapertura del noviciado. Su trado.
sucesor, don Jacinto López y Romo, tomó posesión El mismo año de su toma de posesión, monse-
de su cargo muy quebrantado de salud, muriendo ñor Ortiz inauguró las magníficas instalaciones del
a la vuelta de pocos meses, el 31 de diciembre de Seminario Conciliar (18 de octubre), y se hizo car-
1900. Tres años después, los terciarios dominicos es- go de la postración de las comunidades de monjas,
tablecieron, con licencia de las monjas, un colegio otorgándoles las anheladas licencias para abrir los
en una de las secciones vacías del convento, pero lo noviciados, facilitando también los medios para el
cerraron al año siguiente al prosperar la iniciativa establecimiento de nuevos institutos religiosos de
de sor María Dolores de las Llagas de Cristo de res- vida activa.89
taurar el noviciado. Por lo que a las dominicas de Santa María de
Gracia respecta, vital para su pervivencia fue la visi-
Insólita primavera vocacional en Santa María ta de fray Secundino Martínez, vicario provincial de
de Gracia, 1904-191488 la orden de predicadores en México, llevada a cabo
en respuesta a la última llamada de las monjas de
Al arribo del cuarto arzobispo de Guadalajara, don Guadalajara y apenas a tiempo para evitar la total
José de Jesús Ortiz y Rodríguez, el 4 de enero de extinción de esta comunidad.
1902 (figura 11), nuestro monasterio agonizaba; sus Con el visto bueno del arzobispo Ortiz, fray Se-
ocupantes eran siete ancianas decrépitas, la menor cundino gestionó que dos dominicas del convento
de ellas septuagenaria. de Santa Catalina de Siena de la ciudad de México se
268 |
Hombre práctico y con una experiencia arrai- incorporaran al de Santa María de Gracia haciendo
gada en el compromiso pastoral, monseñor Ortiz, las veces de procuradora y maestra de novicias:
abogado de profesión, traía consigo el grato recuer- sor María Catalina J. de la Pasión y sor Rosa de San-
do de su buena relación con los religiosos josefinos ta María Josefa, las cuales arribaron a la capital de
y jesuitas durante su experiencia episcopal de 10 Jalisco el 11 de febrero de 1903, con especial encar-
años como primer obispo de Chihuahua. A ellos go de instaurar la vida común. Tal empeño, sin em-
encomendó misionar entre los tarahumaras. Por bargo, las enfrentará con las sirvientas de las mon-
otro lado, esa década coincidió exactamente con la jas ancianas, las cuales subsistían gracias al estilo de
gestión del coronel Miguel Ahumada, gobernador vida particular de sus amas.
de aquel estado norteño en tres periodos, de 1892 a
1903, trabándose entre ambos relaciones respetuo- 89 Veinte años después del arribo de monseñor Ortiz, se tiene la
siguiente relación de Institutos de Vida Consagrada en la Arqui-
88 A partir de aquí, la mayor parte de los datos relativos al mo- diócesis de Guadalajara, la mitad de ellos restaurados, instaura-
nasterio se han extraído del libro manuscrito “Crónicas del dos o creados por él: Maristas, Pasionistas, Padres de la Misión,
monasterio de Santa María de Gracia de Guadalajara”, compues- Salesianos, Adoratrices, Capuchinas, Carmelitas, Damas del Sa-
to en dos partes; la primera redactada por sor María Concepción grado Corazón, Dominicas, Hermanas de la Misericordia Cristia-
del Sagrado Corazón de Jesús Santana, op, y la segunda, por sor na, Hermanitas de los Pobres, Reparadoras, Salesianas, Siervas
Josefina del Santísimo Sacramento Barrera, op. Algunos de estos de Jesús Sacramentado, Siervas de los Pobres, Siervas del Cora-
datos ya han sido divulgados en un texto de edición privada: zón de Jesús, Siervas de María, Teresianas, Verbo Encarnado,
Crónica del convento actual de Santa María de Gracia de Monjas Víctimas del Corazón Eucarístico y Visitación; cfr. Librado Tovar,
Dominicas, coord. por Ramón Mata Torres, Guadalajara, Tips División eclesiástica del territorio del estado de Jalisco, Guadalajara,
Gráficos, 2001. Tipografía de Fortino Jaime, 1933, p. 256.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


En un plano conciliador, el arzobispo decidió llegando cuatro de las monjas antiguas a interpo-
respetar las costumbres de las antiguas y ratificar ner quejas tan ardorosas a la curia arquidiocesana
como priora a una de ellas, pero imponiendo la que el prelado se vio orillado a suspender un bienio
vida común a las postulantes que en lo sucesivo el noviciado, lapso durante el cual fallecieron las
ingresaran a la comunidad. La primera fue una po- querellantes, de modo que en 1906 se reabrió esta
blana de nombre Guadalupe Ramos. Poco después etapa de iniciación a la vida contemplativa, y el 13
fue aceptada Carmen Limón, de Degollado, Jalisco; de junio de 1908 hubo profesión solemne de cuatro
juntas hicieron el postulantado y tomaron hábito el monjas y de profesión simple de otras dos, contán-
25 de noviembre de 1903, llamándose la primera dose con el personal indispensable para solicitar la
sor María Guadalupe del Santísimo Sacramento y clausura papal.91
la segunda sor María del Carmen del Niño Jesús. Habiendo cumplido su compromiso, sor María
Se les sumó la tapatía María Romero, quien tomó Catalina J. de la Pasión regresó a su monasterio, lo
el nombre de sor María Magdalena de Jesús Cru- cual provocó un pequeño cisma en la comunidad,
cificado, y poco después Siria Macías y Refugio Na- pues tres de las recién profesas pidieron su trasla-
varro, también de Degollado, las cuales adoptaron do a Santa Catalina de Siena de México, haciéndo-
los nombres religiosos de sor María de Jesús de la lo en tales términos que se proveyó su deseo el 25
Purísima Concepción y sor María del Refugio del de mayo de ese año, quedando en el convento de
Divino Salvador, respectivamente. Guadalajara sólo tres coristas y dos novicias como
A la zaga de las huellas de estas jóvenes, arriba- formandas.
ron poco después María Mejía, de Nochistlán, Zaca- Este año se nombró priora a sor María Juliana de
tecas (sor María del Rosario de Nuestro Padre Santo la Asunción, la penúltima de las monjas antiguas, y
| 269
Domingo), María Gómez, de Ocotlán, Jalisco (sor como maestra de novicias a sor Rosa de Santa María
Margarita del Corazón de María), María Muñoz, de Josefa. En el segundo semestre arribaron dos nue-
Guadalajara (sor María Inés de san José), Adonia vas aspirantes (María Concepción Josefa del Sagra-
Navarro, de Teocuitatlán, Jalisco (sor María Asun- do Corazón de Jesús y María Guadalupe de San Luis
ción de Santo Tomás de Aquino), y María Reynoso, Beltrán) y al año siguiente tres más; en 1912, otra,
de Moyahua, Zacatecas (sor María de la Luz de san aunque las tres últimas no perseveraron.
Vicente Ferrer), alcanzando con ella el número de En marzo de ese último año, habiendo enferma-
seis monjas de coro y cuatro de obediencia.90 do de muerte la anciana priora y sin el número de
profesas para elegir a otra, el arzobispo nombró pre-
Imposición de la vida común 91 Actualmente la clausura de los monasterios se rige por la Ins-
y de la clausura papal, 1906-1914 trucción Verbi sponsa (1999) de la Congregación para los Insti-
tutos de Vida Consagrada, cuyo núm. 14 aclara que “la clausura
reservada a las monjas de vida únicamente contemplativa se
En un punto de choque frontal entre las antiguas llama papal, porque las normas que la regulan deben ser con-
y las nuevas costumbres, todo lo agudizó la insti- firmadas por la Santa Sede”, y que dicha clausura “se extiende
al edificio y a todos los espacios, internos y externos, reservados
gación de la vetusta servidumbre del convento,
a las monjas”, por lo que “la separación del exterior del edificio
monástico, del coro, de los locutorios y de todo el espacio reser-
90 A diferencia de las monjas de velo negro o coristas, las de vado a las monjas debe ser material y efectiva, no sólo simbóli-
medio velo o de obediencia estaban “dedicadas meramente al ca”. Finalmente establece que “la participación de los fieles en
servicio de la casa”; cfr. Fernando Patxot i Ferrer, Las ruinas de mi las celebraciones litúrgicas no consiente la salida de las monjas
convento, Barcelona, José Cuesta-Cervantes, 1858, p. 334. de la clausura ni la entrada de los fieles en el coro de las monjas”.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 12. Vano practicado al muro norte del templo de santa maría de Gracia en 1914.

sidenta a sor María del Refugio del Divino Salvador Para tener el rango de clausura papal bajo el ré-
Navarro, primera de las monjas de la nueva gene- gimen de vida en común, la priora tuvo que lanzar
ración en hacer cabeza de la comunidad, y valiente del convento a las últimas sirvientas de las monjas
270 | timonel de la misma durante la persecución reli- antiguas y adaptar el inmueble a las nuevas nece-
giosa. Dos días después falleció la enferma, quien sidades: se practicó un vano en el muro norte del
contaba con 79 años de edad y 64 de vida religiosa. presbiterio para asistir a la misa sin salir a la calle
Un rescripto de la sede apostólica, de fecha 19 de (figura 12) para colocar en él la reja del coro —una
abril de 1913, confirmó como priora a son María del reja doble— y una cratícula para la comunión de
Refugio, la cual pudo disponer de la administración las monjas; se adecuó la ropería y el refectorio; se
de los bienes de la comunidad, eligiendo como ma- habilitaron la sala de profundis, la cocina, la enfer-
yordomo al abogado José Ortiz Gordoa, quien reci- mería y el oratorio con reserva de la Eucaristía;
bió el cargo de don Luis Verea, varón probo, pero también una sala capitular, rescatándose para ello
liado a una situación financiera personal en la que una pieza de la antigua enfermería con salida a la
arrastró a sus representadas, cuya falta de previsión tribuna del presbiterio. Para el noviciado se dividie-
fue tal —no obstante las reiteradas advertencias de ron las celdas con canceles de madera, y en cada
Verea— que no pudieron evitar la bancarrota del una muebles de la máxima austeridad: un catre de
monasterio, cuyo haber tuvo que redimir la arqui- tablas y un jergón, una mesita y un banco, un co-
diócesis a cambió de la crecida cantidad de 20,000 frecillo de madera para los libros de uso y costura
pesos. Este lance dejó en la total pobreza a la rena- y, suspendidos al cancel, una bolsita con objetos
ciente comunidad, orillando a las monjas a subsistir mínimos de tocador y cilicios para las disciplinas
del trabajo de sus manos.92 de los días viernes.
92 Considérese que la prohibición legal impuesta a las corpo- bienes valiéndose de prestanombres, derivando de ello una
raciones eclesiásticas hasta 1992, las forzaba a administrar sus constante fuente de conflictos.

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La última de las monjas antiguas, más que oc-
togenaria, conservó el servicio de sus criadas, ocu-
pando una casa anexa y mezclándose con la nueva
comunidad tan sólo para asistir a misa.
Viendo tales providencias, el 11 de diciembre
de 1913 el arzobispo Francisco Orozco y Jiménez
autorizó la clausura canónica del monasterio, ce-
rrando con ello un ciclo de 10 fatigosos años para
llegar a tal meta, que sólo durará vigente siete es-
casos meses.

La hebra se rompe, 1914-1916

A mediados de 1914 las noticias del avance impa-


rable y arrollador del ejército constitucionalista,
articulado por el Plan de Guadalupe, adverso al
régimen del presidente Victoriano Huerta, fue- Figura 13. arribo de los carrancistas a Guadalajara el 8 de julio de 1914. al fondo, el
liceo de niñas, antiguo claustro de santa maría de Gracia. colección “eduardo García
ron para la comunidad de Santa María de Gra- ramírez”.

cia como la mímesis y la catarsis de la tragedia


griega: el primero, representado por los revolu- […] amanecía tranquilo, la ciudad en completa calma.
cionarios, con su cauda de renovado furor anti- A las diez comenzaron a entrar por el poniente y nor-
| 271
clerical;93 el segundo, por un grupo pequeño de te de la ciudad, en grupos más o menos numerosos,
mujeres inermes pero decididas a mantener sus los carrancistas. Era un número enorme de salvajes y
ideales a como diera lugar. “salvajas” que se apoderaron de la desdichada Guada-
¿Qué sabía y cómo interpretaba la priora el in- lajara. Obregón habló desde el balcón de Palacio de la
evitable arribo de los constitucionalistas a Guadala- democracia, del tirano Huerta, del mártir Madero; pre-
jara? Creemos que muy poco, pues no tuvo el cui- sentó a Julio Madero, hermano del mártir, etc., etc. El
dado de evacuar a sus monjas ni siquiera cuando pueblo, en gran número, aplaudió. […] Luego comen-
los carrancistas, capitaneados por Álvaro Obregón, zaron a dar color los libertadores. Como granizada me
aniquilaron a las tropas del gobernador militar José llegaban las noticias deplorables durante toda aquella
María Mier, quedando la plaza en sus manos, de la tarde. Las fuerzas se apoderaban del Seminario, del co-
cual tomaron posesión el 8 de julio de 1914. Ese día, legio de los jesuitas y de otros edificios […].94
cuenta un testigo,
No fue la priora, sino el vicario general de la ar-
93 La no adhesión de los militantes del Partido Católico Nacio- quidiócesis, don Manuel Alvarado y Sánchez Alda-
nal al Plan de Guadalupe, lanzado por Venustiano Carranza el na, quien le dio a ésta la orden fulminante de eva-
26 de marzo de 1913, dio pie a la acusación gratuita de que la
Iglesia fue cómplice de la muerte de Madero y del ascenso de
Victoriano Huerta. Con tal pretexto, el carrancismo se ensañó 94 Miguel Palomar y Vizcarra, “De la toma de Guadalajara el
en contra de las instituciones católicas; cfr. José Miguel Romero 8 de julio de 1914 y sus consecuencias inmediatas”, en Boletín
de Solís, El aguijón del espíritu: historia contemporánea de la Iglesia Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara, año VIII, núm. 5,
en México, 1892-1992, México, Imdosoc, 2006, p. 207. Guadalajara, 5 de mayo de 2014, p. 307.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
cuar de inmediato el monasterio. Las “Gracias”, que
eran 13 (la priora, siete monjas de votos solemnes,
dos de votos simples, dos legas y una postulante),
entregaron el templo al sacristán y el convento a
las porteras, amparándose donde les fue posible, y
nada mejor pudieron hacer, pues durante esa jorna-
da los carrancistas transformaron en cuartel y ca-
ballerizas todos los templos y edificios relacionados
con la Iglesia, sin escaparse el de Santa María de
Gracia (figura 13).
La misma catedral sirvió de albergue a las soldade-
ras de la tropa, de modo que “[l]os ornamentos sagra-
dos se convertían en mantillas para los caballos y los
pergaminos de los libros corales en tambores de tropa.
De los templos desaparecieron los objetos de valor”.95
Los carrancistas acuartelados en Santa María de
Gracia sólo permanecieron allí tres días. Después
de dos semanas las religiosas monjas intentaron re-
cuperar su casa, pero en ese momento el nuevo go-
bierno —encabezado por Manuel M. Diéguez— dis-
Figura 14. estado actual del centro cultural el refugio, antiguo hospital y casa de ejercicios
puso el arresto de todos los eclesiásticos residentes
272 | espirituales de san pedro tlaquepaque. Fotografía de tomás de híjar ornelas, 2014.
en la ciudad, que en número de 82 fueron recluidos en
la penitenciaría, sin escaparse siquiera el deán, don cistas. Ocho días se retuvo a los eclesiásticos en la
Antonio Gordillo, decrépito y casi agónico, el cual cárcel, la cual fueron dejando no sin antes obligár-
fue trasladado a la cárcel en una camilla y murió seles a otorgar una cuantiosa fianza de 1,000 pesos.
poco después; tampoco el obispo de Tehuantepec, Como los males no vienen solos, un descala-
don Manuel Plascencia y Moreira, que se encontra- bro mayúsculo afligió a las dominicas en ese mo-
ba de paso en Guadalajara.96 mento: dos españolas, que fueron despedidas del
Aunque el capellán de Santa María de Gracia, un convento por mendaces y faltas de recta intención,
virtuoso presbítero de nombre Emeterio González, denunciaron algunos inmuebles que el monasterio
no fue arrestado; él mismo se entregó a los carran- poseía mediante testaferros, los cuales fueron de
95 Ramiro Camacho, Historia de don Silviano Carrillo, fundador inmediato confiscados por los carrancistas. No sa-
de las Siervas de Jesús Sacramentado, Guadalajara, El Estudiante, tisfechas con eso, dichas mujeres se dedicaron, en
1946, p. 188.
96 Lo desorbitado de la acusación lo pondera Robert Curley los años subsecuentes, a delatar y hacer imposible
señalando que “un complot armado clerical hubiera sido ani- la vida a las dominicas.
quilado con lujo de violencia, mas todo sugiere que se trataba
No pudiendo regresar a su convento, la priora
de extorsión, elemento básico del modus operandi de todos los
ejércitos de esa época”. “Pensar la revolución mexicana: el im- y siete de sus profesas se asilaron, en noviembre
pulso revisionista y los temas de Jalisco, 1910-1920”, en Revista de 1914, en el hospital del Refugio de San Pedro
del Seminario de Historia Mexicana, época 1, vol. 1, núm. 5, Gua-
Tlaquepaque, inaugurado en 1893, a instancias del
dalajara, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de
Lagos, 2000, p. 133. religioso exclaustrado fray Luis Argüello, ofm, y

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


posible gracias a la generosidad de doña Francisca La nueva Constitución ratifica la prohibición
Martínez Negrete, viuda de Fernández Somellera. de los votos monásticos, 1917-1926
Además del nosocomio, atendido por las hermanas
josefinas, el edificio —que ocupaba una manza- En la elección de diputados al Congreso Constitu-
na— tenía una casa de ejercicios, la cual se habilitó yente de Querétaro no pudieron tomar parte quie-
como convento de las exclaustradas, las cuáles co- nes no comulgaran con el carrancismo.
incidieron allí con la última de las monjas antiguas
(figura 14). [S]e prohibió organizar partidos para obtener la elec-
No fue una estancia grata, y apenas pudieron, en ción de individuos de un credo o de una raza en par-
enero de 1915, se instalaron en una casa destartala- ticular y se excluyó a los que han ayudado con las
da en la misma cabecera municipal, sobrellevando armas o quienes han desempeñado puestos públicos
con buen espíritu muchas penurias y suma pobreza, de gobierno hostiles a la causa constitucionalista.98
algo mitigada por la generosidad del vicario general,
don Manuel Alvarado, y del párroco de la localidad. Eso dejó fuera de la asamblea a los indios (zapa-
San Pedro Tlaquepaque se comunicaba con Guada- tismo), a los militantes del extinto Partido Católico
lajara mediante un servicio de tranvías, usado por Nacional y a los villistas.
las monjas que cada día, en tandas de dos, acudían Las sesiones comenzaron el 1 de diciembre de
a cuidar su templo y una partecita de lo que fue su 1916, ocupando las curules anticlericales, modera-
casa. Sin embargo, el 5 de mayo de 1916 el gobierno dos unos, radicales otros, pero todos convencidos
de Jalisco la expropió y clausuró la iglesia. que la Iglesia y sus instituciones eran sólo emisarios
Para colmo de males, el 7 de diciembre de ese de un pasado infame que valía más suprimir. En lo
| 273
año agentes del gobierno a las órdenes del coronel que a las monjas respecta, el Diario de los debates
Carlos Robinson, sonorense, miembro de la escolta usa en tres ocasiones tal palabra, y en todas ellas
de Álvaro Obregón, evacuaron el monasterio clan- de forma peyorativa. Se trata, dice el diputado por
destino, embargaron el menaje de la casa y robaron Michoacán Francisco J. Múgica, de una parte de
los pocos objetos de valor que ahí encontraron, al “esa canalla que ha venido a hacer que la sociedad
cabo de lo cual echaron a las monjas a la calle sin mexicana sea retardataria en una época de su vida
más cosa que lo puesto. nacional”.99
Desde la óptica del carrancismo, este vulnerable En el proyecto original de Venustiano Carran-
reducto de mujeres empeñadas en vivir el mona- za, el párrafo tercero del artículo 5o. constitucio-
cato reñía sustancialmente con los ideales de estos nal mantenía la redacción de Lerdo de Tejada: el
revolucionarios. Poco antes de estos hechos, uno de Estado “no reconoce órdenes monásticas, ni pue-
sus panegiristas había expuesto: “El Gobierno Cons- de permitir su establecimiento, cualquiera que
titucional se propone […] hacer efectiva la abolición sea la denominación u objeto con que pretendan
de las órdenes monásticas existentes en México, erigirse”.
sobre todo las de carácter meramente contempla- 98 Francisco Barbosa Guzmán, “La Iglesia y el gobierno civil”,
tivo […] insistiendo en la estricta observancia de las en Jalisco desde la Revolución, Guadalajara, Gobierno del Estado
leyes de Reforma y de la Constitución Mexicana.97 de Jalisco/Universidad de Guadalajara, 1988, p. 191.
99 Cfr. Ignacio Marván Laborde, Nueva edición del Diario de De-
bates del Congreso Constituyente. 1916-1917, vol. II, México, sCjn,
97 Cfr. Eugenia Meyer, op. cit., p. 176. 2005, p. 2561.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
En tanto esto sucedía en Querétaro, las monjas
dominicas de Guadalajara, perseguidas y dispersas,
se pasaban mudándose de casa en casa, a salto de
mata y en la total miseria. La priora y tres coristas
intentaron congregarse, pero de inmediato se disua-
dieron de hacerlo hasta marzo de 1917, cuando se
les ofreció una vivienda contigua al templo de La
Inmaculada, en la calle de Santa Mónica de Guada-
lajara, propiedad de un presbítero de apellido Ramí-
rez (figura 15).
En 1918 algo serenó las aguas, animándose las
dominicas a abrirle el noviciado a Rita del Real, céli-
be cuadragenaria, hermana del párroco Ramón del
Real, la cual profesó con el nombre de sor María de
la Paz Josefa de la Sagrada Familia de Nazaret.
En febrero del año siguiente, 1919, sabiendo de la
Figura 15. casa contigua al templo de la inmaculada de Guadalajara. Fotografía de tomás
de híjar ornelas, 2014.
insuficiencia de esa casa para las necesidades de
una comunidad tan grande, el vicario general Alva-
Los diputados del constituyente de Querétaro rado ofreció a la priora la morada que fue del extin-
quisieron ir más allá, y considerando que “[l]a ex- to canónigo don Ruperto Ibarra. Aprovechando la
presión ‘La ley no reconoce órdenes monásticas’, oferta, al mes siguiente la comunidad eligió nueva
274 |
parece ociosa, supuesta la independencia entre la priora y hasta recuperaron algunos de los objetos
Iglesia y el Estado; cree adecuado la Comisión susti- incautados en la casa de San Pedro Tlaquepaque.
tuir esa frase por esta: ‘La ley no tolera la existencia Ese año ingresaron cuatro jóvenes a la comunidad
de órdenes monásticas’ ”.100 que llegaron a ser modelo de religiosa observancia.
El artículo fue aprobado por 168 votos a favor El 9 de junio de 1920 se reabrió al culto el templo
y le adjudicó al Estado atribuciones ajenas al es- de Santa María de Gracia, no así el convento, con-
píritu original de la norma, limitada a abolir la vertido en vecindad. Para sorpresa de las monjas, el
coacción estatal para forzar el cumplimiento de ajuar de la iglesia y sus vasos sagrados permanecían
los votos monásticos. Prohibiendo su estableci- intactos. Pareciéndoles eso extraordinario, reanuda-
miento, en cambio, el legislador no sólo fue con- ron la costumbre de cuidarlo en turnos de dos en
tra de la libertad de culto y de asociación, sino dos, habilitando en un anexo un cubículo para per-
también contra “el principio de separación entre noctar.
el Estado y las Iglesias que consagra el artículo En marzo de 1921 nueve monjas y cinco novicias
130”.101 tomaron posesión de una vivienda en el número 71
100
de la calle de Herrera y Cairo que donó el presbítero
Cfr. Fernando Romero García y Joaquín Z. Valadez, Dia-
rio de los debates, vol. 1, México, Congreso Constituyente Juan José Anguiano Galván a las monjas carmeli-
(1916-1917)-Cámara de Diputados, 1922, p. 556. tas descalzas del monasterio de la Hoguera de Santa
101 Guillermo Gatt Corona y Mavio Ramírez Trejo, Ley y religión
en México. Un enfoque histórico jurídico, Guadalajara, iteso, 1995,
Teresa, pero que éstas desalojaron;102 allí tuvieron
p. 134. 102 Cfr. Beatriz de San Juan de la Cruz, oCd, “El Carmelo de la

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Figura 17. aspecto de una vivienda ruinosa en la calle de j. luis Verdía, a la vera de la cual
vivieron las dominicas durante la guerra cristera. Fotografía de tomás de híjar ornelas, 2014.

Figura 16 aspecto actual del sitio donde estuvo, en 1921, el convento clandestino de las
dominicas, por la calle de herrera y cairo de Guadalajara. La mayoría de las monjas ocupaba desde fe-
brero de ese año una casa por la calle de Corona,
el consuelo de ser auxiliadas por dos eclesiásticos
cedida en comodato por los hermanos Aurelio y
ejemplares, los canónigos don Pedro Romero y don
María de Jesús López Rosales. En ese lugar fue
Miguel Cano, hasta la muerte de estos, tres años
reelecta priora sor María del Refugio del Divino
después (figura 16).
Salvador Navarro, y allí vivieron en cierta calma
Dos días antes de la Navidad de ese año, la
más de un año, pues a mediados de 1926 los pro-
priora recibió la orden de abandonar esa casa y
pietarios fueron advertidos de que si las monjas
entregar las llaves, porque estaban denunciadas
seguían ahí, el gobierno les incautaría su casa.104
ante el gobierno civil. Entonces la comunidad se | 275
El 25 de julio de ese año las religiosas se tras-
dividió; dos se fueron a Santa María de Gracia
ladaron a una vivienda en la calle de J. Luis Ver-
y las demás a la mansión de la señora Refugio
día, al oriente de la ciudad, infecta y ruinosa,
Castañeda de Uribe, donde hasta un oratorio tu-
pero no habiendo más, la acondicionaron para
vieron.
habitarla. Eran 17 profesas. En tanto, las novi-
Pese a las dificultades, las monjas seguían cus-
cias, que eran cuatro y su maestra, se quedaron
todiando las migas de su primer nido, turnándose
en la casa de una bienhechora, doña Natalia
como lo venían haciendo, para cuidar su antiguo
Cuéllar (figura 17).
templo. Empero, como el propósito del gobierno
era extirpar la vida monástica, el 5 de agosto de
104 En fecha tan tardía como 1940, la Ley de Nacionalización de
1925 el secretario de gobierno de Jalisco, Silvano
Bienes, reglamentaria de la fracción III del artículo 27 constitu-
Barba González, denunció ante el alcalde de Gua- cional, sigue declarando propiedad de la Nación “los conventos
dalajara, José María Cuéllar, que “en [el templo de] y cualquier otro edificio que hubiere sido construido o des-
tinado a la administración, propaganda o enseñanza de cul-
Santa María de Gracia había varias monjas y que de to religioso” (art. 1o., fracc. II); “Se presumirá, sin que haya
comprobarlo debía clausurar ese ‘conventículo’,”.103 lugar a prueba en contrario, que el dueño de un inmueble
tuvo conocimiento del destino a que se refieren los artículos
Hoguera de Santa Teresa de Guadalajara”, en Boletín Eclesiástico anteriores, por el sólo hecho de que durante más de un año,
de la Arquidiócesis de Guadalajara, año VII, núm. 3, Guadalajara, el inmueble esté siendo utilizado en alguna de las formas a
p. 202 y ss. que los mismos artículos aluden” (art. 5o.); cfr. José Antonio
103 Moisés González Navarro, Cristeros y agraristas en Jalisco, González Fernández et al., Derecho eclesiástico mexicano, México,
vol. II, México, El Colegio de México, 2003, p. 244. Porrúa/unam, 1992, pp. 96-97.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Se penaliza la vida monástica, 1926-1932 A principios de 1927, en el marco de la Guerra
Cristera, estando la comunidad sin capellán, y te-
El 2 de julio de 1926 la Cámara de Diputados aprobó miendo la priora un atentado en contra de las mon-
la iniciativa de ley presentada por el titular del Po- jas, dispuso que una parte de ellas se trasladara a la
der Ejecutivo, Plutarco Elías Calles, la cual reformó parroquia de Ajijic, donde ya residían otras cuatro.
el Código Penal para el Distrito y Territorios Federa- Este intento no prosperó, diluyéndose las religiosas
les sobre delitos del fuero común y delitos contra la a partir de ese año entre sus parientes o viviendo en
federación en materia de culto religioso y disciplina diminutos grupos.
externa. Las que se quedaron custodiando el templo de
Acerca del tema que nos ocupa, el artículo 6o., Santa María de Gracia contaron con la asistencia de dos
explicitando el 5o. constitucional, señala: sacerdotes, uno disminuido en su salud mental, don
Jesús Domingo Quezada, y otro anciano y desvalido,
Son órdenes monásticas, para los efectos de este ar- don Salvador Palomino. En 1928 este pequeño gru-
tículo, las sociedades religiosas cuyos individuos vi- po fue denunciado, y después de sufrir un vejatorio
van bajo ciertas reglas peculiares a ellas, mediante allanamiento de morada, las dos religiosas fueron
promesas o votos temporales o perpetuos, y con su- confinadas en los calabozos de la presidencia mu-
jeción a uno o más superiores, aun cuando todos los nicipal. El gobierno confiscó a las monjas el último
individuos de la orden tengan habitación distinta. reducto de su casa original, dejando para el servicio
Las órdenes o conventos establecidos serán di- del templo sólo la sacristía y la pieza de la reja del
sueltos por la autoridad, previa identificación y filia- coro. El recinto siguió abierto bajo la responsabili-
ción de las personas exclaustradas. dad de un laico, Roque Estrada, designado por el
276 |
Cuando se compruebe que las personas exclaus- gobierno como custodio. Todos los domingos una
tradas vuelven a reunirse en comunidad después de concurrencia nutrida se reunía en él para ofrecer
la disolución, serán castigadas con la pena de uno o actos piadosos y de desagravio.
dos años de prisión. En tal caso, los superiores, prio- A las religiosas no les quedó más remedio que
res, prelados, directores o personas que tengan ca- reagruparse en la insalubre casa de J. Luis Verdía.
lidad jerárquica en la organización o dirección del Empujadas por la suma incomodidad de ella, la
claustro serán castigados con la pena de seis años de convirtieron en noviciado (dos novicias y su maes-
prisión. tra) y despacho de la priora, ocupando las restantes
Las mujeres sufrirán las dos terceras partes de la una vivienda próxima a ese domicilio.
pena en cada caso.105 Por estos días, los más crudos de la Cristiada, la
Santa Sede dio licencia a los fieles de comulgar en
Sin embargo, luego de 12 años de subsistir en las forma extraordinaria a cualquier hora del día, con
peores condiciones, un prieto más en el arroz no dos horas de ayuno. A mediados de ese año otra vez
arredró a las dominicas en sus aspiraciones, pero sí fue reelecta sor María del Refugio del Divino Salvador
les indujo a redoblar las cautelas ante el cariz puni- Navarro. La comunidad practicó ejercicios espiritua-
tivo con que ahora se quería exterminar su modo les, impartidos por el joven jesuita Ramiro Camacho.
de vivir. Al comenzar 1929 el monasterio seguía contan-
do como capellanes a los presbíteros Quezada y Pa-
105 Ibidem, pp. 85-86. lomino, hasta que el primero de ellos, víctima de un

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Figura 19. aspecto de la calle 8 de julio, donde estuvo el convento clandestino de las
dominicas al tiempo de la reapertura del culto, en junio de 1929. Fotografía de tomás de
híjar ornelas, 2014.

religiosas volvieron a tomarlo a su cargo, sufriendo


un poco después un robo sacrílego.
A principios de 1930 la señorita María de Jesús
López Rosales ofreció a las monjas una casa amplia
de su propiedad, a la que se mudaron. Tenía 17 pie-
zas grandes, dos para bodega y tres patios. | 277
Ese año fue nombrado capellán del templo de
Figura 18. presbítero Gumersindo sedano y placencia, ajusticiado por el ejército federal en Santa María de Gracia el presbítero don Abraham
Zapotlán el Grande, jalisco, en 1927. archivo histórico de la arquidiócesis de Guadalajara.
Andrade, cuya gestión estuvo llena de aristas en su
pánico incontrolable, se negó a seguir prestando sus trato con la comunidad, la cual se repobló con nue-
servicios (figura 18). vas aspirantes a la vida contemplativa y tuvo una
especial cercanía con la rama masculina de su or-
Se restaura el convento, 1929 den, al grado que fray Sadoc Lerga, uno de los dos
dominicos españoles enviados a México por su pro-
Después de algunos años de no vivir juntas, el 4 vincia en calidad de visitadores, les impartió ejerci-
de junio siguiente la comunidad se congregó en cios espirituales.
una casa de la calle de San Cristóbal (hoy Ocho Mucho lamentaron las monjas de Santa María
de Julio), de la parroquia de Mexicaltzingo. La de Gracia el secuestro y la violenta expulsión del
vivienda era amplia, tenía siete piezas, corredor país del arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco
y patios (figura 19). Poco después sobrevino la y Jiménez, el 24 de febrero de 1932.
reapertura del culto, el 29 de junio de 1929, con Poco después, un voraz incendio arrebató la vida
una misa solemne que presidió en la catedral el a dos dominicas de Jesús María, destruyendo bue-
vicario general don Manuel Alvarado. na parte de su convento y patrimonio, razón por la
El 1 de julio la arquidiócesis recibió del gobierno cual las de Santa María de Gracia alojaron por un
el templo de Santa María de Gracia, con lo cual las tiempo, como antaño, a sus hermanas de hábito.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Se actualiza la persecución: En 1935 el tinte socialista que se impuso desde la
de nuevo exclaustradas, 1932-1938 Constitución en todo México pretendió ser la pena
de muerte para los colegios de inspiración cristiana
A finales de ese año, la policía secreta tendió un en la República, confinando otra vez a la clandesti-
cerco al monasterio clandestino, que fue evacuado; nidad a los institutos de vida consagrada. Treinta y
las religiosas se trasladaron a una destartalada vi- tres eclesiásticos del clero de Guadalajara que prac-
vienda en la calle de la Parroquia, donde debieron ticaban ejercicios espirituales en la ciudad fueron
hacinarse en las peores condiciones. La comunidad encarcelados en octubre, obteniendo la libertad a
se componía entonces de 25 monjas. El goberna- cambio del pago de una multa de 1,000 pesos.
dor Sebastián Allende redujo a ocho el número de Al año siguiente (1936), el 6 de noviembre, el
presbíteros autorizados a administrar los sacramen- nuevo arzobispo de Guadalajara, don José Garibi Ri-
tos en el estado de Jalisco, y volvió a clausurar el vera, decretó la dispersión de todas las comunidades
templo de Santa María de Gracia. El 24 de abril de religiosas, exceptuando la de Santa María de Gracia.
1932 Domingo Aguirre pidió al presidente Lázaro El 20 de enero de 1937 el gobernador Everardo
Cárdenas que el templo se convirtiera en museo de Topete adjudicó el templo de Santa María de Gracia
arte religioso.106 al gobierno del estado.
Todo ese año estuvo salpicado de privaciones Las dominicas, agobiadas por la penuria, se acer-
debido al nuevo brote persecutorio. Para colmo de caron al abad de Guadalupe, don Feliciano Cortés,
males, las religiosas perdieron un considerable fon- salido del clero de Guadalajara, quien a cambio de
do material puesto en manos de la señora Virginia 20,000 pesos adquirió para aquella basílica un lote
Sotomayor, la cual, para quedarse con él, denunció importante de vasos sagrados y ornamentos precio-
278 |
el monasterio y obligó a la comunidad a dispersarse sos que portentosamente se habían salvado.
una vez más. El 1 de noviembre se reavivó en Guadalajara el
En 1933 el templo de Santa María de Gracia fue cateo de viviendas en busca de comunidades de re-
clausurado, y en tales condiciones permaneció du- ligiosas y hubo arrestos de sacerdotes. El arzobispo
rante una década.107 José Garibi Rivera dispuso la evacuación de los con-
Las dominicas se arriesgaron a vivir en pequeños ventos, aunque la notificación no llegó al de Santa
grupos, alejadas entre sí, conservando, no obstante, María de Gracia.
abierto el noviciado y las profesiones de votos. Algo A mediados de 1938 la tempestad comenzó a
parecido hizo el seminario conciliar, sin una casa fija, amainar y la arquidiócesis tapatía pudo celebrar el
sosteniendo grupos dispersos aquí y allá en las ba- primer Congreso Eucarístico de su historia, y tam-
rriadas populosas distantes del centro de la ciudad. bién su primer Congreso Eucarístico Diocesano.
Paradójicamente, las vocaciones en nuestro monas-
106 Moisés González Navarro, op. cit., vol. IV, p. 56.
107 El Directorio General del Estado de Jalisco, publicado por Ri- terio iban en aumento.
cardo Delgado en 1940, en edición patrocinada por la Cámara
Nacional de Comercio e Industria de Guadalajara, da la lista de
Cesa la persecución, 1940-1951
los templos clausurados en ese tiempo: Belén, Cristo Rey, El
Calvario, El Refugio, La Milagrosa, La Preciosa Sangre, La Sole-
dad, Los Dolores, Sagrado Corazón, San Diego y Santa María de La tensión entre la Iglesia y el Estado menguó a par-
Gracia (p. 430). Ya no se incluyen los templos incautados por
los carrancistas en 1914, como el de Santo Tomás, y la capilla de
tir de 1940. Las monjas debían seguir viviendo en la
Loreto, incautado por los constitucionalistas. clandestinidad y de forma precaria, pero ahora con

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


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Figura 20. casa donde estuvo el convento clandestino de santa maría entre 1940 y 1951. Fotografías de tomás
de híjar ornelas, 2014.

menos zozobras, aunque privadas de una vivienda 1942, organizada a instancias del vicepresidente del
apta para sus fines; ocupaban una en la calle de Re- Comité Central de Festejos por el IV Centenario de
forma número 764, en el territorio de la parroquia la fundación de Guadalajara, Víctor González Luna,
del Dulce Nombre de Jesús (figura 20). el cual, con el apoyo del arzobispo, solicitó y obtuvo
Al año siguiente, el canónigo Antonio Correa vi- que en el recinto se presentara una exposición de
sitó el monasterio, que mereció elogios de su parte. arte sacro, la cual avaló el presidente Manuel Ávila
La priora pidió licencia para adecuar la casa a las Camacho a través de la Dirección de Bienes Nacio-
necesidades de la comunidad, pero la noticia de la nales y de las principales arquidiócesis de México.
restitución del templo de Santa María de Gracia y La exposición tuvo cuatro grandes secciones: borda-
del anexo movió al arzobispo Garibi a recomendar dos, orfebrería, pintura y escultura.108 Se esperaba
la interrupción de las obras; el marco para ello lo 108Cfr. Alberto María Carreño, La exposición de arte religioso en
dio la exposición de arte religioso del 3 de febrero de Guadalajara, Guadalajara, s.e., 1942.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
280 | Figura 21. templo de nuestra señora del sagrado corazón, anexo al monasterio de santa maría de Gracia de Guadalajara, bajo el diseño y ejecución del ingeniero y presbítero pedro
castellanos lambley. Fotografías de tomás de híjar ornelas, 2014.

que al concluir, el 5 de marzo siguiente, el templo don José Aguilar Figueroa, por su parte, ofreció do-
quedara abierto al culto divino, lo cual no sucedió nar al monasterio un terreno amplio en la colonia
en ese momento, pero sí más tarde. Sin embargo, Chapalita, proyecto que no avaló monseñor Garibi
las monjas ya no se hicieron cargo de su atención, arguyendo que estaba muy lejos y distante de la
pues el arzobispo ratificó como rector de la capella- ciudad. El canónigo Rafael Ramos Chávez propuso
nía al presbítero Abraham Andrade, el mismo con a las monjas, a principios de 1949, un terreno en
quien habían tenido diferencias. la delegación de Zoquipan, del municipio de Zapo-
Largos meses transcurrieron sin que se solucio- pan. También se les hicieron ofertas de un predio
nara el problema del nuevo convento. A principios por El Rosario, en Tonalá, y otro en Ciudad Granja,
de 1947 un bienhechor, don Ignacio Navarro, donó en Zapopan. Finalmente les fue ofrecido un terreno
a la comunidad dos casitas para que, uniéndolas, lo próximo al Club Guadalajara, en el fraccionamiento
construyeran. El arzobispo no fue de ese parecer, y Ladrón de Guevara de Guadalajara.
propuso a las religiosas la adquisición de un terre- Ante tantas propuestas y las vacilaciones de la
no de 2,000 m2 frente al Hospital Guadalupano, en priora, y aprovechando la ausencia de ésta, la re-
la colonia Alcalde Barranquitas.109 El fraccionador fitolera del convento, sor María del Espíritu Santo,
109Este nosocomio fue fundado por el presbítero Luis Sánchez nos referimos lo compró la Colonia Tamazulense, a instancias
Araiza en 1935, y se llamó después Hospital Alcalde. Subsiste del presbítero Librado Arreola, para edificar en él un templo a
con el nombre de Salud de los Enfermos. El terreno al que aquí su patrona, Nuestra Señora del Sagrario, hoy sede parroquial.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


tuvo la osadía de negociar la compra de este último
terreno, de 5,000 m2, y hasta dio el enganche. Los
colonos del fraccionamiento Country Club ofrecie-
ron al monasterio un donativo de 40,000 pesos para
la construcción de un templo dedicado a Nuestra
Señora del Sagrado Corazón, y se pidió al inge-
niero y presbítero Pedro Castellanos Lambley se
hiciera cargo de la obra, lo cual condicionó sensa-
tamente a que la comunidad reuniera un capital
no menor a 300,000 pesos (figura 21).
Las monjas vendieron las dos casitas que se les
habían donado en 30,000 pesos, y el restante lote de
Figura 22. interior del templo de nuestra señora del sagrado corazón, adaptada la reja
objetos preciosos que aún conservaban de su anti- del coro de las monjas en torno al presbiterio. Fotografías de tomás de híjar ornelas, 2014.

guo patrimonio: dos ternos de bordados y algunas


piezas de orfebrería de oro y plata, que adquirió en pintura al óleo de Nuestra Señora del Sagrado Co-
150,000 pesos el mencionado abad de Guadalupe, razón, del pincel de Rosalío González, donada por
en abonos mensuales de 10,000 pesos. Se vendió la señora Paz Gortázar, esposa nada menos que del
otro inmueble en 8,000, y gracias a diversos dona- gobernador de Jalisco en ese momento, J. Jesús
tivos pudieron reunir 200,000 pesos. Con tales dili- González Gallo. Los tiempos habían cambiado. En
gencias, el 19 de enero de 1950 comenzó la apertura 1953 la pintura fue remplazada por una escultura
de los cimientos del monasterio de Santa María de traída de Barcelona que bendijo el arzobispo Garibi
| 281
Gracia y del templo dedicado a Nuestra Señora del el 27 de mayo de 1957, en el marco de la dedicación
Sagrado Corazón. Un grupo de 25 operarios y tres del templo110 (figura 22).
ingenieros, bajo la dirección de Pedro Castellanos, La vigencia de las leyes que prohibían la exis-
pusieron manos a la obra, con la promesa de termi- tencia de la vida monástica introdujo una ambigua
narlo todo en menos de un año, ofrecimiento que indefinición hasta esa fecha, acerca de los derechos
cumplieron. de la comunidad sobre la capellanía y los fondos
piadosos del templo, el cual quedó inscrito en el re-
De la clandestinidad a la simulación legal, gistro público de la propiedad como de particulares,
1951-1992 de modo que al abrirse al culto pasó a ser propie-
dad de la federación administrado por la arquidió-
Con muchas incomodidades por estar el edi- cesis. Esa situación, que no cesará sino hasta 1992,
ficio en proceso de construcción, las religiosas se mantuvo al monasterio al filo de la legalidad, enca-
mudaron a él a finales de ese año. A mediados del jonado su claustro en el corazón de la manzana y
siguiente, el arzobispo Garibi Rivera nombró res- cercándola con despachos comerciales para aliviar
ponsable de la construcción del templo al presbíte- los gastos comunitarios con las rentas de los locales,
ro Vicente Enríquez Peregrina. La primera piedra circunstancia de las que se valió posteriormente un
se bendijo y colocó el 19 de agosto de 1951. Ya para
110Luis Enrique Orozco Contreras, Iconografía mariana de la
el 9 de diciembre del mismo año pudo dedicarse arquidiócesis de Guadalajara, t. III, Guadalajara, Gráficos Jalisco,
al culto una parte edificada, donde se colocó una 1977, pp. 351-352.

Vida de catacumbas: la comunidad de monjas dominicas de santa maría de Gracia de Guadalajara, entre 1861 y 1951
Figura 23. la comunidad actual de monjas dominicas de santa maría de Gracia en el huerto de su convento. Fotografía de román ramírez carrillo, 2013.

ventajoso para despojar a las monjas de esas cons- Cabe señalar que la rama femenina de la orden
282 | trucciones. de predicadores tiene en México su vergel más flori-
De cara al futuro, las herederas de un legado de do de Hispanoamérica, pues mientras los del Cono
muchos siglos han llegado al siglo xxi. Durante un Sur, Centroamérica y las Antillas suman 31, en este
cuarto de siglo, de 1914 a 1939, el acoso del gobier- suelo se cuentan 18, y el más numeroso es el nues-
no, las agresiones, la violencia legal y los vejámenes tro, integrado a la fecha por 33 monjas, casi todas de
en su contra, lejos de apagar su voluntad, la forta- menos de 45 años de edad.
lecieron. Dos generaciones de monjas intrépidas y En medio de su pobreza y ocupándose en labo-
valientes, abandonadas casi por todos, subsistiendo riosas tareas para asegurar su diario vivir, la comuni-
a duras penas, confiadas sólo a la Providencia, pu- dad de Santa María de Gracia de Guadalajara ocupa
dieron mantenerse unidas y salir a flote, de modo hoy un lugar sobrio, digno y cómodo, en creciente y
que a la postre el fallido intento de suprimir la vida habitual roce con los ideales dominicos. Carecen de
monacal más bien redundó en beneficio de los mo- rentas y no reciben nada de los fondos piadosos de la
nasterios de vida contemplativa y de la instauración capellanía. Se sostienen atendiendo un taller de alta
de la vida común. Tal criba fortaleció la tenacidad costura, donde confeccionan paramentos litúrgicos,
de las monjas y cerró un doloroso capítulo de casi y una cocina donde preparan diversas viandas, es-
un siglo (figura 23). pecialmente de repostería.111
111 Para redactar este artículo, el autor recurrió a la investiga-
ción usada por él mismo para la monografía Silencio y oración
litúrgica. La comunidad de monjas dominicas de Santa María de
Gracia a 425 años de su fundación, Guadalajara, Morfotec, 2013.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Jesús Joel Peña esPinosa*

Crisis, agonía y restauración


del monasterio de Santa Mónica
de la ciudad de Puebla, 1827-1943
Revisión del impacto que produjeron en el monasterio de Santa Mónica, ubicado en
la ciudad de Puebla, los procesos de lucha política y consolidación del Estado liberal
y del revolucionario. Se pone atención a la vida interna de la comunidad religiosa de
agustinas recoletas, la circunstancia casi de extinción y el renacer de este convento
en medio de un clima hostil que propició la salida definitiva de su casa original y
posterior asentamiento en otro inmueble, ambos parte del patrimonio edificado de la
angelópolis. Reflexión sobre el papel que juega en la memoria histórica de la ciudad.
Palabras clave: monjas, liberalismo, revolución, iglesia, agustinas recoletas.

E
l monasterio de Santa Mónica es un referente esencial en la memoria his-
tórica de Puebla, primero como un espacio que materializó un proyecto es-
pecífico encaminado a proporcionar una alternativa de vida, realización y
| 283
trascendencia a las mujeres; en este sentido aún mantiene vigente esa voca-
ción de forma sorprendente a pesar de los avatares que aquí narraremos. En
segundo lugar, porque el inmueble que lo albergó durante casi dos siglos y medio expresa,
a través de su perfil museístico y pese a lo desafortunado del reciente guión, un rostro del
paradigma de una sociedad multisecular que oscila entre la fe y la laicidad. El inmueble, en
su perfil arquitectónico, se mantiene a pesar de ciertos desatinos recientes de intervención
y la acechanza del gobierno local sobre su acervo y el espacio vecino, un todo que alguna
vez fue parte de esta gran casa religiosa.
En razón de ello quiero centrar la atención en un periodo poco conocido de la histo-
ria del monacato poblano, el decimonónico, y particularmente la etapa de inestabilidad
en la vida conventual provocada por la persecución de los regímenes políticos sobre las
instituciones eclesiásticas.1 El año de inicio corresponde a un momento toral en la vida
espiritual del monasterio, y el de conclusión cuando por fin una nueva generación de
religiosas encuentra la paz en una nueva casa. Expondremos inicialmente el contexto
político y jurídico de la ciudad y del estado de Puebla que incidieron en la vida de los mo-
* Centro inah Puebla.
1 Agradezco al doctor fray Roberto Jaramillo Escutia, osa, la invitación que me hizo hace algún tiempo para
integrarme a las pesquisas acerca del monasterio de Santa Mónica y, desde luego, a la generosidad de la comu-
nidad de agustinas recoletas en Puebla, con quienes hemos compartido muchas experiencias. Este texto forma
parte de un estudio mucho más amplio que algún día verá el término.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
nasterios; a continuación abordamos aspectos que a la Presidencia y la implantación de un gobierno
tocan a todas las comunidades de religiosas en Pue- centralista.3
bla, y finalmente el caso específico del monasterio Durante el siglo xix se expidieron leyes, en un
de Santa Mónica. tono cada vez más alto, que fueron desde la exac-
El monasterio de Santa Mónica fue erigido canó- ción de recursos económicos y afectación de los bie-
nicamente el 20 de mayo de 1688, por iniciativa del nes hasta la supresión de los monasterios. Los ban-
obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, quedando dos en disputa, liberales y conservadores, exigieron
dotado para que en él profesaran doncellas pobres, préstamos forzosos a las instituciones eclesiásticas,
de manera que la falta de dote no fuese impedi- de manera que tanto los anticlericales como los que
mento para acceder a este monasterio. Quedaron arengaban al grito de “religión y fueros” dispusieron
bajo filiación diocesana y observando la Regla de de los bienes eclesiásticos, lo cual impactó defini-
San Agustín, a manera de las agustinas recoletas.2 tivamente en los monasterios femeninos.4 Las Le-
Del convento de Puebla, en el siglo xvii como en el yes de Reforma dieron la puntilla contra los bienes
xx, provino la fundación de otras casas en territorio de las corporaciones eclesiásticas y dinamitaron la
mexicano. existencia de la vida religiosa en México; después
de su aplicación decenas de conventos y monas-
Época de vientos contrarios terios fueron destruidos físicamente o reducidos a
una mínima expresión. La ciudad de Puebla, donde
A partir de 1833 se enunciaron las primeras dispo- la Iglesia era omnipresente, acusó el embate del li-
siciones del México independiente que fueron tipi- beralismo, además de los efectos por la guerra con-
ficadas como anticlericales. Valentín Gómez Farías, tra la invasión francesa; durante la segunda mitad
284 |
como vicepresidente de México, buscó aplicar un del siglo xix la fisonomía simbólica de la ciudad ini-
proyecto de reforma. Aquel año las dos cámaras ha- ció una transformación desacralizadora, y el discur-
bían promulgado el Patronato Nacional, y en razón so social de los poblanos adquirió nuevos matices,
del mismo Gómez se negó a aceptar las bulas de un proceso que se extendió hasta la época posrevo-
nombramiento del obispo de Yucatán, secularizó lucionaria del siglo xx, como ya lo he analizado en
las misiones de California, prohibió que los párro- otro trabajo.5
cos recibieran directamente las obvenciones, fijan- Al mismo tiempo, el gobierno eclesiástico de la
do un salario para los curas, y el 6 de noviembre añeja diócesis Tlaxcala-Puebla entró en un periodo
derogó la coacción civil para el cumplimiento de
3 Marta Eugenia García Ugarte, Liberalismo e Iglesia católica en
los votos monásticos. La suerte de estas leyes duró
México, 1824-1855, México, Imdosoc, 1999, pp. 49-55.
poco, llegando a su fin con el retorno de Santa Anna 4 Ejemplos en otras partes del país, véase Elisa Speckman Gue-
rra, “Las órdenes femeninas en el siglo xix: el caso de las domi-
2 Sobre la etapa fundación y la etapa novohispana del monaste- nicas”, en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea, vol. 18,
rio, véase Teófilo Aparicio López, El Convento de Santa Mónica. México, 1998, pp. 15-40; disponible en http://www.historicas.
Trescientos años de vida fecunda y generosa, Puebla, ed. particu- unam.mx/moderna/ehmc/ehmc18/232.html, consultado el 9 de
lar, 1988, pp. 19-46; Alonso de Villerino, Esclarecido solar de las junio 2014; Lissete Griselda Rivera Reynaldos, “La exclaustración
religiosas recoletas de Nuestro Padre San Agustín y vidas de las in- de las órdenes monásticas femeninas en la ciudad de Querétaro,
signes hijas de sus conventos, Madrid, Imprenta de Bernardo de 1863-1870”, en Tzintzun, núm. 25, enero-junio de 1997, pp. 19-32.
Villadiego, 1694, t. tercero, Libro XXXIV; Mariano Fernández de 5 Jesús Joel Peña Espinosa, “Desacralización de espacios y dis-
Echeverría y Veytia, Historia de la fundación de Puebla de los Án- curso anticatólico en Puebla: 1856-1934”, en F. Savarino y A. Mu-
geles, México, Altiplano, 1962; José Medel, El convento de Santa tolo (coords.), El anticlericalismo en México, itesm/Miguel Ángel
Mónica. Museo colonial, Puebla, Editorial Puebla, 1940. Porrúa/Cámara de Diputados, 2008, pp. 165-188.

boletín de MonuMentos históriCos | terCera éPoCa, núM. 30, enero-abril 2014


de franca decadencia. La amarga muerte del obispo Puebla el periodo álgido de la lucha entre liberales y
don Francisco Pablo Vázquez, mientras los estadou- conservadores, conflicto en el que participó la Igle-
nidenses jubilosos deambulaban por las calles de sia poblana acelerando el proceso que contra ella se
su sede episcopal, marcó el fin de un periodo de vislumbraba, importante momento coyuntural de
esplendor e influencia que duró más de tres siglos. cambio en la historia local.9
Los gobiernos subsecuentes de la mitra poblana El gobierno militar de Haro resistió dos meses
no estuvieron a la altura de las circunstancias y el gracias a los préstamos forzosos que impuso al clero
foco de irradiación intelectual y estrategia política y a los comerciantes.10 Para hacer frente a la suble-
se trasladó a la sede michoacana,6 donde el obispo vación, el ejército federal marchó sobre Puebla, co-
Juan Cayetano Portugal, y posteriormente el bri- mandado por el presidente Comonfort, quien salió
llante Clemente de Jesús Munguía, llevaron el ti- de la capital del país el 29 de febrero, y dio inicio
món frente al surgimiento del Estado liberal. al ataque sobre la angelópolis el ocho de marzo de
La Puebla de los Ángeles poco había cambiado 1856. Las tropas de Haro y Tamariz fueron sitiadas,
durante la primera mitad del siglo xix; subsistían y el día 23 se pactó la capitulación, arribando Co-
en su espíritu y tradiciones formas propias del vivir monfort a Puebla el 31 de marzo.11
colonial; pero en 1854 el viajero francés Ernest de Durante las acciones bélicas los edificios reli-
Vigneaux escribió acusando cambios en las actitu- giosos, templos y conventos, jugaron un papel pri-
des religiosas de los angelopolitanos, aunque más mordial como parte de la estrategia militar, acción
flexibles a la presencia de los extranjeros —muchos que contribuyó grandemente a la destrucción del pa-
pertenecientes a otras confesiones— sin desdeñar trimonio eclesiástico.12 Se culpó al clero de haber
la permanencia de un sello católico.7 propiciado la sublevación, y en particular al obispo
| 285
Desde 1855, acontecimientos vinculados al Plan Labastida y Dávalos; la represión fue inmediata, de-
de Ayutla trastocaron la tranquilidad en el departa- cretándose la intervención de los bienes eclesiás-
mento de Puebla; hubo varios pronunciamientos a ticos en toda la diócesis y la expulsión del obispo.
favor y en contra de dicho plan. En diciembre es- La decisión de intervenir los bienes en el obispado
talló un levantamiento en Zacapoaxtla promulgado poblano-tlaxcalteca, se manifestó mediante un de-
por el cura Francisco de Paula Ortega y García, al creto del gobernador Francisco Ibarra, expedido en
cual se adhirió Antonio de Haro y Tamariz, quien el cuartel general de Puebla el 31 de marzo de 1856;
puso sitio a Puebla, entrando triunfante al frente de
las fuerzas conservadoras y pronunciándose contra José de Mendizábal, Efemérides de Puebla. Esta relación cronoló-
gica publicada durante el siglo xix a través de un almanaque fue
el gobierno liberal de México.8 Comenzaba así para llevada al disco compacto Memoria Urbana de Puebla, Inventario
de la Serie de Expedientes del Archivo General del Honorable Ayun-
6 Respecto a esta época del gobierno eclesiástico de Puebla, tamiento, 1591-1910, Ayuntamiento de Puebla/Conacyt/Institu-
véase Sergio Francisco Rosas Salas, “Obispos, Cabildo catedral to Mora, 1998; nuestras referencias a esta fuente corresponden
y libertad eclesiástica. Puebla 1847-1855”, tesis de maestría en a dicho formato electrónico, de modo que su cotejo debe hacer-
Ciencias Humanas, Zamora, Centro de Estudios de las Tradicio- se conforme a la data referida.
nes-El Colegio de Michoacán, noviembre de 2010. 9 Un documentado estudio de esta época es el de Jan Bazant,
7 Ignacio Ibarra Mazari, Crónicas de Puebla de los Ángeles, según Antonio de Haro y Tamariz y sus aventuras políticas (1811-1869),
testimonios de algunos viajeros que la visitaron entre los años 1540- México, El Colegio de México, 1985.
1960, México, Gobierno del Estado de Puebla, 1990, p. 239. 10 Jan Bazant; Los bienes de la Iglesia en México, 1856-1875, Méxi-
8 Guy P. Thomson, “La contrarreforma en Puebla, 1854-1886”, co, El Colegio de México, 1977, p. 44.
en William Foster et al., El conservadurismo en México en el siglo 11 José de Mendizábal, op. cit.
xix (1810-1910), uap/sc de Puebla/U. of St. Andrews, 1999. p. 249. 12 Jesús Joel Peña Espinosa, op. cit., pp. 173-176.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
en ese documento Comonfort acusó directamente de Puebla, oficina que dependió directamente del
al clero, sentenció la fuerte sospecha de que la su- Ministerio de Justicia federal. Al proclamar esta de-
blevación se había financiado con los bienes ecle- cisión, Comonfort señaló que derivó de la negativa
siásticos y decretó la necesidad de dar una solución del clero a cumplir la ley del 31 de marzo, e insistió
de “alta política” que salvaguardara la paz y el orden que persistían las necesidades que en dicha norma
público, subrayando la obediencia y sumisión que se esgrimieron para dictar la intervención. La dis-
deben al gobierno.13 posición para crear la depositaría fue hecha pública
El proceso de intervención comenzó de inme- en Puebla el 4 de julio de 1856,16 donde debían in-
diato; el gobernador Francisco Ibarra trató de ejecu- gresar los productos de los bienes pertenecientes al
tarlo de manera prudente, sabedor de la situación clero de la diócesis.
local, pero pronto cambió de actitud.14 La oposición En medio de ese ambiente, el 25 de junio de
del clero a la intervención y las presiones de los po- 1856 tuvo lugar la promulgación de la Ley de Des-
líticos y militares que simpatizaban con el espíritu amortización de fincas rústicas y urbanas de las
de los liberales puros, instalados en el gobierno fe- corporaciones civiles y eclesiásticas, conocida como
deral, hicieron que cualquier cordialidad fuese des- Ley Lerdo; fue publicada en Puebla el 2 de julio del
echada. Comonfort sustituyó a Ibarra por el general mismo año. A partir de julio, la ley de intervención
Juan B. Traconis, decidido liberal, a quien encomen- y la de desamortización pesaban sobre los bienes
dó lo tocante a los bienes eclesiásticos. El 19 de abril de la Iglesia en Puebla. Comonfort otorgó facultades
Traconis publicó el reglamento sobre la mecánica extraordinarias al gobernador del estado de Puebla
del proceso interventor. El 11 de mayo se decretó para expedir cuanta disposición fuese necesaria con
la expulsión del obispo don Antonio Pelagio de La- tal de que se cumpliera de forma precisa y rápida la
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bastida y Dávalos, decisión que al parecer sorprendió ley de intervención, facultades de las cuales tam-
al mismo Comonfort y a Portilla, quien había he- bién gozaron los gobernadores de Veracruz, Oaxa-
cho indagaciones sobre las acusaciones contra el obispo ca, Estado de México, Guerrero, y el jefe político
y las había dado por infundadas. La noticia causó de Tlaxcala en virtud de la extensión de la dióce-
conmoción en la ciudad, pero la represión no sólo sis Tlaxcala-Puebla, y así ejecutar las disposiciones
estaba sobre la persona de monseñor Labastida; el emanadas del gobernador poblano en la materia
gobernador había hecho encarcelar a tres priores y referida.17
a cuatro sacerdotes diocesanos. Finalmente el Pre- El 21 de agosto se publicó en Puebla un decreto
sidente de la República aprobó la determinación del para que el clero de dicha diócesis pagara la suma
gobernador poblano.15 de un millón de pesos, repartidos entre todas las
En julio se dispuso la creación de una instancia corporaciones, exceptuando los colegios, hospitales,
burocrática que controlaría de manera absoluta los hospicios y parroquias notoriamente pobres. La dis-
ingresos de la Iglesia, la depositaría general de los bie- tribución se hizo de la forma que se muestra en la
nes intervenidos al venerable clero de la diócesis tabla 1.18
13 Archivo del Ayuntamiento de Puebla (aap), Leyes y decretos 16 aap, Leyes y decretos 17a, f. 238. Bando del gobernador Traconis
17a, f. 167. Bando de Francisco Ibarra del 1 de abril de 1856. que comunica el decreto de Comonfort del 20 de junio de 1856.
14 Antonio Carrión, Historia de la ciudad de Puebla de los Ángeles, 17 aap, Leyes y decretos 17a, f. 241. Bando del 4 de julio de 1856.
t. II, Puebla, Tipografía Salesiana de la Escuela de Artes y Ofi- 18 aap, Leyes y decretos 17a, f. 276. Bando de Juan B. Traconis
cios, 1897, p. 341. del 2 de septiembre de 1856. Puede verse también José de Men-
15 Ibidem, p. 440. dizábal, op. cit.

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Tabla 1. Desglose del pago sufragado por la diócesis poblana (1856)
Curia
Cofre 100,000
Recaudación de vacantes 100,000
Colecturía de ánimas 30,000
Obras pías 40,000
Monasterios de religiosas
Nuestra Señora de la Limpia Concepción 80,000
San Jerónimo 70,000
Santa Catalina de Sena 60,000
La Santísima Trinidad 60,000
Santa Clara de Asís 60,000
Santa Mónica 50,000
Santa Inés de Montepulciano 30,000
Santa Rosa de Lima 25,000
San José y Santa Teresa de Jesús 15,000
Conventos de religiosos
San Agustín 85,000
Nuestra Señora de los Remedios (El Carmen) 70,000
Santo Domingo, incluye la provincia de San Miguel y los Santos Ángeles 80,000
Tercera Orden de San Francisco de Asís 25,000
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Colegio de Nuestra Señora de Belén 20,000
Total 1,000,000

Las leyes de desamortización e intervención se y en enero de 1858 el general Echegaray ordenó el


fueron aplicando en la diócesis de Puebla durante cese de la depositaría y que se pagara al clero los
los primeros meses de la Guerra de los Tres Años, adeudos de los productos de sus bienes.20 Poco des-
hasta que la plaza cayó en manos de los conserva- pués fueron derogadas en todo el país, por el go-
dores. Ante el hecho de que el obispo había sido bierno de Zuloaga, otras leyes —como la de obven-
expulsado, correspondió al cabildo catedral y al go- ciones parroquiales y desamortización—. En el caso
bernador de la mitra hacer frente a esta situación. poblano determinó, el 28 de abril de 1858, la nuli-
El liderazgo del canónigo Ángel Alonso y Pantiga, dad de la ley de intervención, por lo que los bienes
aunque sin suficiente energía, logró unir a la fuerza habían pertenecido y seguían perteneciendo a las
clerical contra los embates liberales, pero el 22 de iglesias, conventos y obras pías correspondientes.
febrero de 1859 murió este personaje, quien fue va- Estas circunstancias favorables a la Iglesia dura-
rias veces gobernador de la mitra y era decano de ron poco; el primer día de 1861 los liberales recu-
todos los canónigos de la República.19 peraron el gobierno de México, y con ello llegó la
Durante la Guerra de los Tres Años los conserva- revancha contra los conservadores y contra la Igle-
dores tuvieron el gobierno de la ciudad de Puebla,
20 aap, Leyes y decretos 20, f. 16. Bando de Miguel María de
19 José de Mendizábal, op. cit. Echegaray del 31 de enero de 1858.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
sia.21 Ese mismo 1 de enero se dio a conocer en la El giro de tuerca por parte del gobierno estatal
ciudad la Ley de nacionalización de los bienes de no demoró, y en septiembre comenzaron a bajar las
la Iglesia que Juárez había promulgado en Veracruz campanas de varios templos; en 1863, con el argu-
en 1859. Dicha ley dispuso la supresión de las órde- mento de defender la ciudad del invasor francés, las
nes religiosas y la exclaustración de los religiosos. iglesias se convirtieron en edificios militares desig-
Una a una se fueron notificando a los angelopolita- nados emblemáticamente con membretes que adu-
nos las leyes dictadas por el nuevo régimen, como cían el carácter laico del estado.24 En 1867, instaura-
la secularización de hospitales, la libertad de los da la república liberal, se ejecutaron las leyes sobre
ministros de culto para ejercer cualquier profesión, los bienes eclesiásticos. Aunque gran parte de los
la ley de secularización de los cementerios, entre conventos no desaparecieron de manera absoluta,
cuyas normas estaba el que las bóvedas de los con- sí fueron reducidos físicamente a un área mínima
ventos de monjas quedaban bajo la inspección de y en algunos casos sólo quedaron los templos. Las
funcionarios gubernamentales.22 áreas cercenadas fueron lotificadas y rematadas al
En mayo el poder local ordenó que don Fran- mejor postor. Esta venta de lo que alguna vez fueron
cisco Irigoyen, gobernador de la mitra, y su se- conventos sucedió paulatinamente, mientras los in-
cretario salieran del estado, en razón de haber muebles no pudieron recuperarse de los estragos de
permitido la lectura de una carta pastoral en los las guerras, del abandono y de la rapiña, resultando
templos, la cual fue suscrita por el propio Irigoyen que al pasar a sus nuevos propietarios iban práctica-
y dirigida a toda la diócesis con fecha del 22 de mente como lotes llenos de escombro.25
abril de 1861. Hizo recuento de las tribulaciones
padecidas por la Iglesia mexicana en los últimos Embate a los monasterios angelopolitanos
288 |
años, por las guerras y por las leyes anticlerica-
les, menciona las protestas de los obispos y los En mayo de 1855 se publicaron en el estado de Pue-
cabildos, la coartación hacia el culto divino y la bla las disposiciones del gobierno central, a través
cuestión de los bienes eclesiásticos. La autoridad del Ministerio de Justicia y Negocios Eclesiásticos,
eclesiástica poblana hacía un llamado a la feligre- para colaborar con el delegado apostólico, Clemen-
sía exhortándola a la caridad y la permanencia en te de Jesús Munguía, sobre diversos aspectos tocan-
la fe hasta el martirio, sin dejarse alucinar por la tes a la administración y gobierno de los conventos,
impiedad y las herejías propaladas por la prensa colegios y hospicios. Una de estas normas, promul-
y algunos libros. Invitaba a una resistencia pasiva gada por el delegado apostólico en México el 27 de
contra las leyes anticlericales.23 abril de 1855, reglamentaba la admisión a los novi-
ciados conforme al decreto de Pío IX de fecha del
21 Para datos generales del país, véase José Gutiérrez Casillas, 25 de enero de 1848, según el cual se requería de
Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa, 1993, pp. 308-313.
22 Luis G. Labastida, Colección de leyes, decretos, reglamentos, 24 Jesús Joel Peña Espinosa, op. cit., pp. 176-180.
circulares, órdenes y acuerdos relativos a la desamortización de los 25 A guisa de ejemplo pueden verse los estudios para el caso de
bienes de corporaciones civiles y religiosas y a la nacionalización de los edificios que fueron propiedad del convento y monasterios
los que administraron las últimas, México, 1893. dominicanos: Sandra Rosario Jiménez, “La desamortización de
23 Archivo del Venerable Cabildo Metropolitano de Puebla los bienes de la Orden de Predicadores en Puebla, 1856-1867”,
(avcm-p), Cartas y edictos pastorales del Arzobispado de Puebla, y Jorge Luis Morales Arciniega, “De conventos a ruinas: los
1825-1929, Carta pastoral que el Gobernador de la Mitra de Pue- espacios dominicanos en Puebla tras la desamortización (1856-
bla dirige a sus diocesanos, 22 de abril de 1862, Tip. de Tomás 1906)”, ambos en Anuario Dominicano, t. IV, vol. II, 2008, pp.
F. Neve, 15 p. 177-221 y 223-252.

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la aprobación de los ordinarios —in scriptis— para Tabla 2. Población de monjas poblanas (1852)
realizar la toma de hábito recomendando tener en Monasterio Religiosas
consideración la fijación del número de novicios Nuestra Señora de la Limpia Concepción 25
acorde a las posibilidades económicas de los con- Santa Catalina de Siena 30
ventos.26 Un año después, como hemos visto, los Santa Rosa de Lima 30
bienes de la Iglesia en Puebla estaban intervenidos. Santa Mónica 24
En la ciudad de Puebla, la Iglesia era propietaria San Jerónimo 44
de casi 50% de los inmuebles; de ese total, los con- Santa Inés Monte Pulciano 24
ventos femeninos poseían 39%. Los monasterios Santísima Trinidad 34
tenían los inmuebles de mayor valor; prácticamen- Santa Clara de Asís 32
te sus casas eran de primera clase, ubicadas en el Nuestra Señora de la Soledad y San José 21
centro de la ciudad y dotadas con servicios como San José y Santa Teresa de Jesús 20
el abasto de agua; la totalidad de esos edificios tenía Santa Ana y San Joaquín (capuchinas) 30
un valor cercano a los 2.5 millones de pesos.27 El Los Gozos 1
monasterio de Santa Mónica era el octavo propieta- Hermanas de la Caridad 5
rio, en orden de importancia por el número de sus
inmuebles, y si se considera sólo a los conventos de mico de sus claustros, los que estaban bajo la jurisdic-
monjas ocupaba el cuarto lugar. ción de las órdenes suprimidas quedarían bajo la de
En 1857, al recuperar de nuevo los liberales la sus respectivos obispos. La religiosa que deseara ex-
ciudad, se reorganizó la depositaría, encargándose claustrarse recibiría la dote con la que ingresó y si algu-
la segunda sección de administrar los monasterios. na no hubiese entregado dote recibiría 500 pesos. Los
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La primera mesa tendría a su cargo los conventos bienes de los conventos se disolvían al estipular esta
de la Concepción, la Santísima, Santa Clara y el co- ley que el capital de dote de cada religiosa se afianzaría
legio de Los Gozos; la segunda mesa Santa Catalina, en cualquier finca a título individual y podría disponer de
Santa Teresa, San Jerónimo, Santa Clara de Atlixco él. Al convento le quedaría sólo el capital para los gastos
y el colegio de Jesús María; a la tercera mesa corres- del culto y manutención, previa presentación por parte
pondían los conventos de Santa Mónica, Santa Inés de las superioras y capellanes de un presupuesto de gas-
y Santa Rosa, así como los colegios de Niñas Vírge- tos, el cual debían entregar al gobernador del Estado.
nes y San José de Gracia; el convento de las religio- Declaró cerrados perpetuamente todos los noviciados
sas capuchinas quedó exento de la intervención.28 en los conventos femeninos y a las novicias que en ese
Respecto a las religiosas, la ley de nacionalización momento existían se les prohibió profesar por lo que
ordenaba que continuaran los conventos que en ese debían separarse del convento inmediatamente.29
momento existían, observando el reglamento econó- ¿Cuántas religiosas había en la ciudad en esos
26 aap, Leyes y decretos 17a, f. 27. Bando del gobernador Joa- años? El número de monjas en Puebla hacia 1852
quín Pérez fechado el 25 de mayo de 1855. Tiene incorporado el era de aproximadamente 320, según la Guía de
decreto del Delegado Apostólico Clemente de Jesús Munguía. Forasteros de Juan del Valle, cuya distribución se
27 Rosalva Loreto López,“Los inquilinos de la Iglesia. Problemas
que enfrentó la propiedad urbana eclesiástica en Puebla, 1821- muestra en la tabla 2.
55”, en Carlos Contreras (comp.), Espacios y perfiles, México,
uap/Comecso/H. Ayuntamiento de Puebla, 1989. pp. 19-27. 29 aap, Leyes y decretos 21, f. 5. Bando del 1 de enero de 1861.
28 aap, Leyes y decretos 19, fs. 52-54. Decreto de J. García Conde La gran mayoría de las leyes dictadas en torno a la Iglesia fueron
del 6 de febrero de 1857. recopiladas en Luis G. Labastida, op. cit.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
Pese a que la ley de nacionalización ordenaba ventos.33 Fueron distribuidas en casas de familiares
respetar los conventos existentes, el 5 de febrero de y de bienhechores.34 Al día siguiente apareció un
1861 el gobierno federal ordenó reducirlos reunien- bando en el cual se decretaba que la jefatura de ha-
do a las religiosas, por lo cual innumerables monjas cienda valuaría los conventos y se procedería a su
salieran de sus monasterios. La primera exclaustra- lotificación para rematarlos con base en una pos-
ción ocurrió el 23 de febrero de 1861. En la noche tura de 5%. Ordenaba la inmediata disolución de
sacaron a las monjas de algunos monasterios y fue- las comunidades que estaban en casas particulares,
ron colocadas en otros. Las de Santa Catalina fueron prometiendo la entrega a las religiosas de las escri-
reunidas con las de Santa Clara, sumándoseles el turas correspondientes a sus dotes. Ortega justificó
día 28 las clarisas de Atlixco; las de Santa Teresa con la medida por las exigencias de la guerra, la lucha
las de la Soledad; las de Santa Inés llevadas al con- en favor de la república y en pro de establecer la
vento de Santa Rosa, y las de la Santísima al de la reforma.35
Concepción. Las capuchinas y las del Corazón de Los edificios conventuales se destinarían para
Jesús se quedaron en sus respectivos monasterios. hospitales militares del Ejército de Oriente, pero la
Las de los Gozos, llamadas sacramentarias, parece orden precisaba que, una vez pasada la contingen-
que se disolvieron.30 Las religiosas de San Jerónimo cia militar, los conventos se dividirían en lotes para
permanecieron en su convento.31 rematarse y esos recursos aplicarlos a los inválidos
El 28 de octubre de 1862, el jefe del Ejército de y familias del mismo ejército.36 En 1863, a los po-
Oriente, Jesús G. Ortega, decretó que los capitales cos días de instalado el ejército francés, volvieron
destinados para el culto en los conventos de reli- a entrar a sus monasterios las monjas capuchinas,
giosas se convertían en redimibles, y la jefatura de la Soledad, Santa Rosa, San Gerónimo y el Cora-
290 |
de hacienda los pondría inmediatamente en ven- zón de Jesús. Los otros siete, unos por vendidos y
ta, exceptuando los destinados para las dotes.32 otros por deteriorados, no estaban en disposición de
Asimismo, el gobierno de Puebla dispuso que los ser habitados, y por lo mismo las monjas de Santa
muebles y otros utensilios de los conventos desocu- Clara se fueron a San Roque, las de Santa Mónica
pados fueran trasladados al templo de Santa Teresa; permanecieron en la capilla de Jesús María, las de
simultáneamente se reunieron en la Academia de la Santísima a la casa de Recogidas, en la calle de la
Bellas Artes muchos cuadros de los mismos. Ape- Sacristía de Capuchinas, las de Santa Teresa a la es-
nas regresaban a sus inmuebles las monjas, cuando quina de Belén y Venado, y las de Santa Catalina a
el 10 de diciembre de 1862 se ordenó de nuevo la la calle de Molina número 7. Las de la Concepción
exclaustración, de manera que la noche de la Na- volvieron a su convento al año siguiente.37 Con la
vidad las sacaron a todas de sus respectivos con- política aplicada por Maximiliano varió muy poco

30 José de Mendizábal, op. cit. Cfr. Antonio Carrión, op. cit., 34 Archivo Histórico de Santa Mónica (ahsm), Secc. Gobierno,
p. 507. serie Correspondencia, Carta del 1 de enero de 1863. La cataloga-
31 Alicia Bazarte Martínez y Enrique Tovar Esquivel (comps.), ción de este fondo documental ha corrido a cargo de la maestra
El convento de San Jerónimo en Puebla de los Ángeles, cuarto cente- Cecilia Vázquez Ahumada. Agradezco a Patricia Ochoa, biblio-
nario de su fundación. Crónicas y testimonio, México, ed. privada. tecaria del Centro inah-Puebla, las facilidades para su consulta.
Según la crónica de sor María de los Ángeles Dimarías la prime- 35 aap, Leyes y decretos 24, f. 132. Bando de Jesús G. Ortega del
ra exclaustración de las jerónimas ocurrió en 1863. 26 de diciembre de 1862.
32 aap, Leyes y decretos 24, f. 111. Bando del Gral. Jesús G. Orte- 36 aap, Leyes y decretos 24, f. 133. Bando de Jesús G. Ortega del
ga del 28 de octubre de 1862. 2 de enero de 1863.
33 José de Mendizábal, op. cit. 37 José de Mendizábal, op. cit.

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esta situación; incluso algunos conventos fueron cación mediante carta, de tal forma que estaban al
ocupados por el ejército imperial. tanto de las circunstancias que guardaban en los lu-
Con el retorno definitivo de los liberales al po- gares donde estaban distribuidas. También algunas
der, en 1867, la fragmentación de los edificios que comunidades suscribieron hermanamientos espiri-
habían sido conventos de monjas siguió su curso. tuales como una forma de mantener el tejido espi-
En abril el gobernador Rafael García decretó que ritual sobre toda la ciudad y apoyarse mutuamente
para reclamo de lotes de los conventos ocupados con la única arma que sabían enarbolar: la oración.
por el ejército invasor o reutilizados por las reli-
giosas, era necesario presentar los títulos de domi- El monasterio de Santa Mónica
nio.38 Días después fue publicado en la ciudad de y sus últimas décadas de paz
Puebla el decreto que Benito Juárez había expedido
desde el 13 de marzo de 1863, ordenando la inme- Las vicisitudes del proceso de independencia inci-
diata exclaustración de las religiosas y prohibición dieron en la economía de todos los sectores socia-
para portar el hábito. El gobierno federal instruía la les, y los conventos no fueron excepción. En Santa
obligación de las “señoras exclaustradas” de some- Mónica se llegó a la anomalía de solicitar dotes a las
terse a la tutela de su padre o disponer libremente novicias, acción del todo prohibida por estatuto de
de su persona; el cese de cualquier arreglo hecho fundación. Mediante carta dirigida por el obispo Pé-
por los conventos en relación con sus bienes y ad- rez Martínez a la priora en 1825, pidió que se asegu-
ministrarlos individualmente cada una de ellas de raran correctamente las dotes; esa escrupulosidad
manera personal o a través de un apoderado; si los la sugería “[…] atendiendo el estado de abatimiento
padres de familias se negaban a recibir a sus hijas en que se hallan las rentas de los Monasterios”.40 En
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exclaustradas perderían todo derecho de autoridad la misiva, el ordinario censuró la mala costumbre
sobre ellas y la facultad para heredarlas. Estableció que las dotes se protocolizaran un día antes de la
pena de muerte para quienes resistieren al retorno profesión y por la prisa quedaban mal aseguradas.
de las religiosas hacia la casa paterna o las escon- Una década después, el obispo Francisco Pablo Váz-
diesen. En caso de que las “exclaustradas” no resi- quez emitió un decreto signado el 18 de noviembre
dieran con sus padres, debían permitir la visita ofi- para que se observara cuidadosamente la decisión
cial en cualquier momento y tener la casa en que del fundador de no pedir dote y recibir sólo a las
moraban abierta todo el día, sin que habitaran más doncellas pobres y virtuosas; la decisión del obis-
de dos religiosas exclaustradas juntas; en caso de po se adoptó en razón de haber mejorado mucho
enfermar debían ser asistidas en las casas a cargo la economía del monasterio. La instrucción permi-
de las Hermanas de la Caridad o cualquier hospi- te saber que el capital en 1835 ascendía a más de
tal. Para el cumplimiento, se ordenó la formación 200,000 pesos según la contaduría de monasterios
de una “Comisión de Señoras”, compuesta por tres del obispado. Las exhortó al ahorro para que con
personas, cuya obligación era la inspección del el sobrante se remplazaran las pérdidas originadas
modo de vida de las exclaustradas.39 por “la inconstancia de las cosas y accidentes de los
Separadas, las religiosas mantuvieron comuni- tiempos”, ello con el fin de no volver a la desgracia
de pedir dote a quienes ingresaran.41 Estos datos de
38 aap, Leyes y decretos 28, f. 11. Bando de Rafael J. García del
12 de abril de 1867.
39 aap, Leyes y decretos 28, f. 17. Bando del 24 de abril de 1867. 40 ahsm, carp. A/18, doc. 3, f. 13.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
orden económico manifiestan la débil estabilidad a la feligresía mediante una novena que comenzó
que existía para la vida material de la comunidad, el 29 de agosto, fiesta de San Agustín. Diariamente
lo cual seguramente impactaba en su vida religiosa. rezaban la Letanía de los Santos después de la misa
Las transformaciones del ambiente decimonóni- conventual.
co en México hicieron más difíciles las decisiones En el testero del coro alto se colocó debajo de
hacia un régimen de vida en clausura; sin embargo, un dosel carmesí un cuadro del Sagrado Corazón
las hubo y seguramente animadas por un auténtico de Jesús, cuya composición iconográfica colocaba
sentido de vocación, como el expresado por María a San Agustín ofreciendo a Jesús un cestillo con 24
de la Luz Luna y Pacheco, quien escribió: “El dia corazones, uno de ellos punzado de espinas y cer-
verdaderamente felis y dichoso 25, de Marzo de ca de la figura del Salvador, además una filacteria
1852. Hise mis solemnes botos con el mas grande que decía: “la que con paciencia sufriere mayores
placer y contento para mayor honrra y gloria de mi trabajos, estará más cerca del Santísimo Corazón
Divino Espocito y sea para bien de mi alma”.42 mas la que huyere de padecer y buscare descanso
Un momento coyuntural en la vida espiritual de se alejará también de este Corazón Divino”.43 Para
las agustinas recoletas poblanas sucedió el viernes los dos últimos días del referido novenario se dis-
7 de septiembre de 1827, cuando la comunidad eli- puso un retiro espiritual distribuyendo cada día a
gió como patrono y protector al Sagrado Corazón de la mitad de la comunidad, con velos en los rostros
Jesús, realizando el juramento solemne. Conforme y mortificaciones. Enmarcado en el jubileo circular
al acta suscrita para este patrocinio, en la introduc- de las 40 horas y delimitado por las fiestas de San
ción de esta devoción los oratorianos y jesuitas tu- Agustín y de la Natividad de María, en medio de
vieron un papel descollante. Entre su práctica reli- repiques, para celebrar el juramento hubo Te Deum,
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giosa habían adoptado la devoción de la comunión procesión, misa y sermón ante un espectacular mo-
en el primer viernes de cada mes desde la época numento construido en el interior del templo, todo
del obispo Álvarez Abreu, es decir, mediados del con pompa y solemnidad, dando una gran fiesta en
siglo xviii. Fue un milagro acontecido en julio de el exterior. El monumento estuvo conformado por
1826, en favor de la madre Teresa María del Cora- tres cuerpos; en el primero se colocó a San Agustín
zón de Jesús, monja del monasterio carmelita de y Santa Mónica, en el segundo a Nuestra Señora de
Nuestra Señora de la Soledad, que la devoción al la Consolación y San José, en el tercero un par de
Corazón de Jesús creció dentro de los monaste- ángeles que flanqueaban el remate donde se puso
rios angelopolitanos. Animadas por este suceso, la custodia. La misa y el Te Deum fueron acompa-
las “mónicas” sortearon las complicaciones que ñados por una orquesta que dio majestuosidad a las
imponían sus constituciones, como el hecho de celebraciones44 (figura 1).
no pedir limosnas, y una vez conseguida la licen- Este patronato jurado se conserva vigente hasta
cia del obispo Pérez Martínez, convinieron rea- la fecha como parte de la vida espiritual y el ciclo
lizar el juramento con un gran aparato celebra- devocional del monasterio, por lo cual es un hecho
tivo. En 1827 se prepararon espiritualmente con histórico primigenio en la praxis religiosa de las
su director de conciencia y después de convidó agustinas recoletas poblanas. Manteniendo la tradi-
ción de la comunión espiritual con el mundo ex-
41 ahsm, carp. A/18, doc. 11, fs. 24 r-25v.
42 ahsm, secc. Gobierno, caja 5, exp. 441. Respetamos la ortogra- 43 Lamentablemente el cuadro no ha podido ser localizado.
fía del documento. 44 ahsm, Libro del Sagrado Corazón de Jesús, fs. 11-17.

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Cuando los primeros días de octubre de 1856
las agustinas recoletas tuvieron pláticas en prepa-
ración a los ejercicios por la renovación de votos y
juramento al Sagrado Corazón de Jesús, debieron
contar con el sobresalto de la presencia del ejército
en las calles de Puebla y los inventarios de los bie-
nes inmuebles que les pertenecían. Al año siguien-
te la reflexión fue pronunciada por su sacristán, el
padre Francisco de Paula Somoza y Pérez, quien
primero hizo una apología de la actitud del monas-
terio al ofrecerse al Sagrado Corazón de Jesús es-
tableciendo una comparación con los holocaustos
Figura 1. Fragmento de la cédula de renovación del juramento al sagrado Corazón de
Jesús, 1926. ahsm-inah. referidos en la Antigua Alianza, después ponderó
el patrocinio sobre la vida espiritual del monaste-
terior, fue un obsequio devocional para la sociedad
rio, y desde ahí meditó sobre la consagración, la
las indulgencias que en 1851 el papa Pío IX otorgó
renovación y la constancia; sin duda, principios de
para quienes asistieran a determinados actos litúrgi-
la vida religiosa que pocos años después serían in-
cos en el templo de Santa Mónica, como la misa en
dispensables a las monjas para hacer frente al nue-
el altar dedicado al Inmaculado Corazón de María,
vo orden de cosas.46
que alcanzó estatus de altar privilegiado.45
La tranquilidad llegó a su fin por las circunstan-
Las exclaustraciones
cias descritas en la primera parte de este ensayo. | 293
de las agustinas recoletas en el siglo xix
En 1847 desfilaron por las calles angelopolitanas los
soldados estadounidenses que invadieron México;
Las religiosas de Santa Mónica fueron trasladadas
a partir de ese momento las comunidades monás-
al que había sido el colegio de Jesús María, veci-
ticas angelopolitanas asumieron la obligación de
no del monasterio de San Jerónimo.47 El drama
participar activamente en los sucesos que iban cim-
de la exclaustración empezaba y no cesaría has-
brando a la ciudad; insisto en decir “activamente”,
ta la salida definitiva de su convento en 1934. La
porque para las monjas sus plegarias tenían amplia
amargura de aquella primera salida quedó regis-
posibilidad de impetrar el auxilio divino e inclinar
trada en un poema (figura 2) que alguna de las
el fiel de la balanza. Dos rasgos se perciben en la co-
religiosas escribió:
rrespondencia privada y los poemas producidos en
aquella época: la lucha junto a las autoridades ecle-
Adiós Claustro idolatrado / decían en triste suspiro /
siásticas y el compromiso de pagar por los pecados
adiós precioso retiro / dulce centro de la paz. / Adiós
de quienes atentaban contra el orden establecido y
¡Oh coro sagrado / donde orábamos al Cielo / sien-
con ello ofendían a Dios, es decir, las circunstancias
do nuestro solo anhelo / amar al Supremo ser! / […]
políticas dieron posibilidad a las monjas para asu-
mirse como medio de ayuda y pago por el bienestar 46 ahsm, secc. Gobierno, serie Correspondencia, caja 1, exp. 27,
espiritual de la iglesia poblana. Carta de Sor María del Refugio a la R. M. Sor María Dolores de
Santa Catalina.
45 ahsm, carp. A/23, doc. 1-28, fs. 69r-82v. 47 José de Mendizábal, op. cit.; cfr. Antonio Carrión, op. cit., p. 507.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
y con ello contribuir al triunfo de la causa que con-
sideraba favorable a la vida religiosa.51 Dentro de su
destierro y clausura improvisada, aquellas mujeres
buscaban influir con sus rezos en favor de lo que
tenían por correcto; el mundo no les era ajeno.
El espíritu de las monjas, violentadas en su mo-
delo aspiracional de vida, desprovistas de lo que les
daba seguridad y expuestas a los ojos de la sociedad,
requirió de muchas atenciones. Se promovió entre
ellas componer o copiar versos que les infundieran
ánimo y, sobre todo, esperanza. Un ejemplo:

No te enternecen mis ansias / no te mueve mi dolor /


Figura 2. Fragmento del poema anónimo escrito a raíz de la exclaustración de 1861. ¿dónde estás bien de mis bienes? / ¿dónde mi amado
ahsm-inah.
Señor? / ¿dónde estás querido mío / dónde mi Jesús
Adiós celditas amadas / adiós huerta, adiós jardín / ya amado / dónde te has ido mi bien? / ¡que tan sola me
vamos a hacer en fin / la voluntad del Señor.48 has dejado!52

La mayoría de la comunidad de Santa Mónica Estas líneas expresan esa sensación de abando-
estaba en una casa donde había al menos la como- no, de ausencia del poder divino, del amado esposo,
didad de contar con un improvisado refectorio, su del patrono del monasterio. También los había de
294 |
oratorio y aposentos, y ahí recibían la Eucaristía dia- un talante apologético y belicoso:
riamente a las cinco de la tarde.49 En su vida espiri-
tual estaba presente la necesidad de la oración para Viva la sangre de Jesús
desagraviar al Corazón de Jesús, a quien se tenía Venza la sangre de Jesús
por ofendido mediante las Leyes de Reforma y las Triunfe la sangre de Jesús
exclaustraciones.50 Sumado a esta situación, los ho- En virtud de la sangre Preciosa de
rrores de la guerra de intervención francesa y des- Jesús Nuestro Dios y Salvador, triunfen las
pués la toma por los liberales ponían la zozobra que Armas Católicas de los enemigos de la Religión.53
vivía toda la ciudad. En una carta, María Dolores
Sales expresó su esperanza porque el general Osollo Las hijas de Santa Mónica expresaban así su lectu-
tomara la ciudad y batiera a los liberales, por ello ra de las contradicciones que habían alterado su vida.
exhortaba a su destinataria para reforzar la oración En apoyo de su frágil vida material y su sólida vida
48 Este poema, que es mucho más extenso, ya había sido pu- espiritual recibieron en 1870 de Pío IX, mediante
blicado en unas estrofas por María Cecilia Vázquez Ahumada y el Breve Expositumnobis, la concesión especial de
Rosa María Garza Marcué, Exconvento de Santa Mónica, Puebla, disfrutar de los privilegios que tenían los altares
buap, 2000, p. 18.
49 ahsm, secc. Gobierno, serie Correspondencia, caja 1, exp. 27, 51 ahsm, secc. Gobierno, serie Correspondencia, caja 1, exp. 39,
Carta de Sor María del Refugio a la R. M. Sor María Dolores de Carta de María Dolores Sales a Teresita.
Santa Catalina. 52 Actualicé la ortografía y coloqué los signos de puntuación.
50 ahsm, secc. Gobierno, serie Correspondencia, caja 1, exp. 34, 53 ahsm, secc. Vida espiritual, serie Oraciones y poesías, caja 3,
Carta de María Francisca del Niño Jesús a Conchita. exp. 171.

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te contratos de hermandad espiritual ofreciendo
acciones piadosas, mortificaciones y oración. Se
buscaba construir un escudo espiritual contra las
autoridades civiles y aquellos quienes se aprove-
chaban del nuevo orden jurídico que entraba en
detrimento de los monasterios. El 16 de enero de
1887 el monasterio de Santa Mónica y el de la San-
tísima Trinidad, ambas comunidades exclaustradas,
suscribieron desde el exilio un hermanamiento es-
piritual mediante el cual se obligaron mutuamente
Figura 3. Corredor y escalera del antiguo monasterio de santa Mónica, ca. 1940. tomado
de José Medel, El arte, la historia y los misterios de el Convento de Santa Mónica, Puebla,
a dedicar sufragios y ofrecimientos en favor de cada
ed. Puebla, 1940, p. 25.
monasterio58 (figura 3).
Hábilmente las religiosas lograron emplear las
de ánimas en el altar privado e improvisado que tu- leyes que ordenaron la supresión de los monaste-
vieran en el lugar donde vivieran provisionalmen- rios en su favor, mediante estrategias que ayudaron
te.54 En 1867 el obispo Colina y Rubio envió una a conservar algunos ingresos que prolongaran su
carta al cardenal Franchi, donde le retrata sucinta- manutención. La obligación de secularizarse y recu-
mente el estado en que se encontraba la Iglesia de perar el capital de su dote abrió la puerta para que
Puebla; expresa que las religiosas se encontraban dis- los viejos inquilinos y deudores reconocieran sus
persas en casas de particulares, las arcas de la Iglesia hipotecas en favor de cada religiosa, esta vez con
estaban completamente vacías.55 Dos años después su nombre civil, de manera que continuaron reci-
| 295
escribió brevemente a monseñor Mario Marini para biendo los réditos de algunos bienes inmuebles,59
explicarle lo que ocurría con los obispos recién nom- dinero que era entregado a la priora y ésta lo ad-
brados para las sedes de Oaxaca, Durango, Yucatán y ministraba según las necesidades de la comunidad
Sonora;56 además le comentó el estado lamentable en dispersa o dividida físicamente; esta centralización
que se encontraban las cosas en el país debido a la po- administrativa de los bienes recuperados se refleja
breza y la paralización del comercio, puntualizó que mediante las escrituras de donación que las mismas
podía seguir con el gobierno de su diócesis con relati- religiosas, usando su personalidad civil, hacían en
va libertad y la preparación de su clero.57 favor de la priora. Pese a los esfuerzos, el tiempo
Aquellas circunstancias produjeron un vínculo inexorable vio morir, una a una, a esas religiosas
con las otras comunidades monásticas, median- que para 1892 habían vuelto a su antiguo convento.
Al finalizar el siglo xix, el monasterio de Santa
54 amsm, carp. A/23, doc. 1-28, fs. 85v-87v.
Mónica agonizaba; quedaban apenas siete monjas
55 Carta del obispo Colina a monseñor Alejandro Franchi, 16
de agosto de 1867, en Luis Ramos (coord.), Del Archivo Secreto ancianas y muy enfermas, dos de ellas casi inmóvi-
Vaticano, México, unam/sre, 1997, documento 168. les, e ingresaba una muchachita que sería la simien-
56 Se trata de Vicente Márquez Carrizosa, José Vicente Salinas
te de renovación: Guadalupe Badillo. La primera
Infanzón, Leandro Rodríguez de la Gala y Jesús María Uriarte
y Pérez, respectivamente; cfr. José Gutiérrez Casillas, op. cit., 58 amsm, carpeta A/24, doc. 10, f. 12.
pp. 346-348. 59 ahsm, secc. Gobierno, serie Pecuniaria,
caja 5, exp. 354. Pago
57 Carta del obispo a monseñor Mario Marini, sin fecha, en Luis que hace Mariano Pastor a María Cayetano Guerrero de 10 pe-
Ramos, op. cit., documento 183. Desde luego que el concilio a sos por rédito de 2,000 pesos que reconoce sobre su casa, 31 de
que se alude es el Vaticano I. enero de 1882.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
década del siglo xx fue difícil para el monasterio
agonizante; apenas un exiguo hilo de savia le nutrió
de nuevo. La situación de la menguada vida monás-
tica en Puebla es evidente cuando en los acuerdos
del I Sínodo Diocesano, realizado en 1906, se habla
de la inexistencia de ellos.

Los difíciles días de la Revolución

El 18 de noviembre de 1910 la policía allanó la casa


de la familia Serdán, quienes formaban parte del
movimiento maderista. Todo ese día hubo agitación
en la ciudad; salió un piquete de soldados desde la
cárcel, la cual estaba frente del convento, y un re-
tén fue apostado en la azotea del monasterio asus-
tando a las religiosas;60 cuatro meses después hubo Figura 4. Madre guadalupe badillo con novicias, 1906. Colección del monasterio de santa
Mónica, tomado de teófilo aparicio lópez, El Convento de Santa Mónica, Puebla, s. e.,
un motín de presos, y para controlarlo los soldados 1988, p. 84.

se apostaron en la azotea del convento, forzando la


puerta reglar y llegando hasta los claustros.61 Estos tropa zapatista.62 Pero el gusto duró un suspiro; el 8
incidentes anunciaban la desazón que les traería la de enero los carrancistas regresaron y de nuevo la
etapa de la Revolución (figura 4). comunidad debió dispersarse en casas particulares.
296 |
En 1914 las tropas carrancistas entraron en la Esta vez la salida fue paulatina, tratando de mante-
ciudad y sor María Guadalupe, quien era la priora, ner la cohesión durante el periodo de la Cuaresma,
recibió orden del arzobispado para repartir a las mon- pero precisamente el Viernes de Dolores de 1915
jas en casa de sus padres, debiendo salir sin hábito. los soldados entraron al edificio y hubo que desocu-
Sólo algunas, junto con la priora, permanecieron un par el inmueble, saliendo la priora escondida por
par de días en el monasterio, del 11 al 13 de agosto, la azotea. En junio sor Guadalupe rentó el segundo
escondidas en la ropería y la enfermería, pero el te- patio de la casa del deán, hacia donde se llevó a la
mor de su vecino a perder la casa, por ser su vía de mayoría de las monjas, sin mobiliario ni dinero. La
comunicación, las hizo dejar completamente el in- situación exasperó a muchas y se generó una cri-
mueble. El 24 de agosto se escondieron en casa de la sis de vocación. A lo largo del segundo semestre de
señora Rivero viuda Del Río, donde permanecieron 1915, una novicia de nombre Isabel fue devuelta a
hasta diciembre, cuando los zapatistas echaron a los la casa paterna, sor Margarita retornó con su fami-
carrancistas de la ciudad. El retorno al monasterio lia, sor María de los Dolores, sor María del Carmen
se logró gracias al apoyo de Gilberto Alarcón, primo y sor María Trinidad, se fugaron de las casas donde
de sor María Guadalupe, quien formaba parte de la estaban guarnecidas.63 Volvieron a cambiar de re-
60 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [hoja 62 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [ho-
35v], 18 de noviembre de 1910. jas 37v-38v], agosto a diciembre de 1914.
61 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [hoja 63 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [ho-
36v], 19 de febrero de 1911. jas 38v-39r], agosto a diciembre de 1915.

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tenario. En octubre de 1927 estuvieron a un tris de
volver a salir del convento; el día 26 la tropa rodeó
el inmueble y supieron que tenían orden de buscar-
las y desalojarlas; al parecer fue una prostituta, tal
vez dueña de un burdel, sabemos que le apodaban
la Mamita, quien deliberadamente distrajo a la tro-
pa, los embriagó y la orden quedó sin cumplir.65 Sin
duda y a pesar de la situación tan delicada, las reli-
giosas debieron encontrar en aquellos años la forma
de auxiliar a las mujeres que vivían en esa parte de
la ciudad, pauperizada e insegura, de manera que
Figura 5. Cédula de renovación del juramento a la Virgen de guadalupe, 1930. ahsm-inah.
dos formas distintas de vivir se dieron la mano en
sidencia, y sólo hasta junio de 1916 logró la madre esos momentos difíciles.
Badillo reunir a lo que quedaba de la comunidad en Entre 1923 y 1925 la comunidad estaba com-
una sola casa. La situación de vivir fuera del monas- puesta por 19 religiosas: Ángeles, Rosa María, Ma-
terio prevaleció hasta agosto de 1919. nuela, Josefina, Melania, Agustina, Asunción,
En 1918 la epidemia de influenza española golpeó Mercedes, Imelda Esperanza, Teresa, Clara María,
a la comunidad, falleciendo una de las monjas; en Margarita, Concepción, Ocotlán, María de los Do-
ese momento la priora, sor María Guadalupe Badillo, lores, María de la Luz, Soledad, María de Lourdes y
tomó la decisión de hacer juramento a la Virgen de la priora Guadalupe Badillo,66 quienes, a pesar de
Guadalupe para que por su intercesión se terminara todo, recibían no sólo una formación espiritual sino
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la peste entre las monjas; dicho juramento se man- también instrucción intelectual. Los lunes, miérco-
tiene y renueva cada año;64 esta es otra coyuntura les y viernes tenían clase de aritmética y gramática;
esencial para la vida espiritual de las religiosas que los martes, jueves y sábado de trabajos manuales;
subsiste hasta la fecha, el patrocinio guadalupano, el sábado también de religión; además recibían
votado en un momento de crisis (figura 5). lecciones de música.67 La vida espiritual en Santa
Ocho años duró la tensa calma; en 1925 decidie- Mónica tenía bases en determinadas obras de ejer-
ron vestir sólo el hábito negro y guardaron el blanco cicios, sobresaliendo los ignacianos. Los textos de
en reserva por la situación que anunciaba el régi- apoyo eran El religioso en soledad, de fray Juan Nico-
men de Calles. En enero de 1926, motivado por la lás Chiesa; Retiro espiritual, escrito por el padre Luis
nueva legislación volvieron a exclaustrase; la priora de Burdalue; Ejercicios espirituales, de fray Miguel de
arrendó una casa en la calle de Hidalgo, donde co- Santander, y los Ejercicios espirituales de San Ignacio,
locó a la mitad de ellas; en julio alquiló otra casa en sus ediciones preparadas por Pedro Tomás To-
más amplia y se pasaron todas, quedando el antiguo rrubia, Sebastián Izquierdo y Luis de la Fuente.68
convento a resguardo de algunos familiares de las
65 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [ho-
monjas. Creyendo que la situación se pondría peor,
jas 47r-50r], 1927 y 1928.
en junio de 1927 la priora las repartió, pero dos 66 ahsm, secc. Gobierno, serie Piedad, Cuaderno de Registro de

meses después todas retornaron al inmueble cen- faltas.


67 ahsm, caja 4, exp. 284, Cuaderno de apuntes de clase de Car-
64 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [hoja men Rivera.
41], octubre de 1918. 68 ahsm, secc. Gobierno, caja 4, exp. 352, Lista de libros de ejerci-

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
Las lecturas particulares que hacían estas religiosas departamento contiguo a donde trasladó lo mejor
tenían el objetivo de acrisolar más su espíritu frente de sus muebles, en especial lo necesario para el cul-
a los sobresaltos cotidianos y el peregrinar por di- to divino, junto con vasos sagrados y ornamentos,
versas casas efímeramente. En 1930 Imelda y María así como el archivo; ahí dejó a sor Imelda para que
de la Luz leían las Cartas a Sor Margarita, supongo se encargara de custodiar el lugar con las religiosas
la escrita por Ambrosio de Valencina; María de los que había instalado.70
Dolores leía sobre las apariciones de la Virgen de La mañana del 18 de mayo, el juez de distrito
Guadalupe; Josefina los Trabajos de Jesús; Rosa Ma- y el agente del Ministerio Público federal iniciaron
ría las cartas escritas por un autor de apellido Rosas; las diligencias en la casa número 103 de la calle 18
Gracia apuraba el Manual Sagrado para Religiosas, Poniente. Según la nota periodística, llegó la policía
de Leonardo de Puerto Mauricio; Asunción revisa- secreta para efectuar la detención de unos señores
ba el Libro de las Profesas y Rosario se deleitaba que resultaron ser trabajadores de plomería; asimis-
con la Vida de San Agustín.69 Conocer sus lecturas mo llegó la policía federal y miembros del ejército
llama a la reflexión sobre la manera en que en esta para resguardar el edificio.71 El cateo de la casa se
pequeña y asustada comunidad vivía aquellos pa- extendió al número 101 de la misma calle y tomó
radigmas espirituales de principios del siglo xx para cerca de ocho horas. Concluida la intervención el
la vida consagrada, época de grandes debates en la juez 1o. de Distrito, Abemar Eboli Paniagua, dejó
Iglesia católica sobre cuestiones como la liturgia y un piquete de soldados custodiando el inmueble y
la exégesis. Imaginarlas leyendo estos libros coloca se fue a la ciudad de México. Por su parte, la priora
a las “mónicas” en una dimensión más profunda, refiere que al ingresar el inspector y los agentes las
siendo mujeres de claustro, en fuga y en clandesti- encerraron en una sola habitación y le pidieron la
298 |
nidad, pero sin alejarse de la realidad universal del llave del sagrario, fueron a la capilla y con un acto
catolicismo y esforzadas por mantener ese vínculo rápido abrió y ocultó el relicario en su pecho; el li-
que les daba fortaleza por el sentido de pertenencia que cenciado Siliceo le preguntó por el copón y ella le
adquirían. mostró que no había nada, entonces el interventor
subió al coro alto, lo cual aprovechó sor María Gua-
1934, la exclaustración definitiva dalupe para recoger las libretas con la contabilidad
de la casa histórica que había ocultado detrás del altar y las escondió
entre el hábito. Todavía uno de los agentes incau-
Fue el gobernador Mijares Palencia quien tornó más tó un documento con los arreglos del alumbrado
violenta la política antirreligiosa, y por sus órdenes, eléctrico hechos en la casa recién habilitada, don-
en 1934, se efectuaron las exclaustraciones en los de habían escondido sus muebles y vasos sagrados;
monasterios de Puebla. El viernes 18 de mayo tocó tras un forcejeo la religiosa arrancó la primera hoja
el turno al convento de Santa Mónica. Alertadas en donde estaba su nombre, dirección y datos impor-
secreto de lo que sucedería, desde el 1 de mayo em- tantes, la cual se tragó para evitar que le fuera arre-
pezó la priora a repartir a las monjas y habilitó un batada. Mientras, sor Consolación lograba tapar la
comunicación que había con dicho departamento,
cios enviada por Sor María de la Asunción al arzobispo, desde el
Convento de Santa Mónica el 21 de marzo de 1932. 70 amsm, Escritos de Sor María Guadalupe, 1a. libreta, f.s.n. [hoja
69 ahsm, secc. Gobierno, serie Piedad, caja 5, exp. 389, Biblio- 81r.], mayo de 1934.
teca. 71 Periódico La Opinión, 1a. plana, sábado 19 de mayo de 1934.

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pues los albañiles que estaban a punto de hacerlo
fueron apresados.
Según la prensa, al llegar las autoridades civiles,
en el acto fue “descubierto” el convento de Santa
Mónica, el cual se disfrazaba por una vecindad que
estaba en la parte frontal del edificio, cuyos inqui-
linos tenían rentas gratis con registros ficticios. Se-
gún los informes extraoficiales se habían asegurado
bienes por un valor cuantiosísimo, por lo que el
juez fue a recibir instrucciones directas del procu-
rador Emilio Portes Gil.72 El domingo 20 de mayo
llegaron a la ciudad de Puebla, Telésforo Hinojosa,
representante del procurador Portes Gil, un tal li-
cenciado Bustamante, representante del encargado
del despacho de la Secretaría de Hacienda, y varios
elementos de la policía judicial federal. Estos indi-
viduos se presentaron en el convento de Santa Mó- Figura 6. Coro bajo del antiguo monasterio de santa Mónica y cripta, ca. 1940.

nica para proceder a su clausura, conminando a las


30 religiosas que allí se hallaban para trasladarse a Justo es decir que los representantes de las autoridades fe-
donde quisieran. La prensa divulgó: derales se han portado como caballeros tanto con las mon-
jas como con los inquilinos que había en los edificios, dán-
| 299
[…] las monjas agradeciendo la atención de que se doles facilidades para que se marcharan, no obstante de que
les hizo objeto, tomaron la resolución de disolver su fueron sorprendidos violando la Ley de Cultos […].74
orden en el acto e hicieron entrega del convento a
los representantes del Gobierno y luego se fueron a Las religiosas de Santa Mónica tuvieron que buscar
alojar en casas particulares donde se les brindó hos- un nuevo lugar, y para ello se mudaron a un local en la
pedaje al saber que habían determinado volver a la calle Ancha (hoy Avenida Juárez), después se fueron
vida secular.73 a una casa en la calle del Estanco (4 Oriente), mien-
tras ocho monjas habían sido recibidas temporalmen-
Los representantes del gobierno aplicaron un te por las comunidades de Santa Clara, Santa Teresa
fuerte dispositivo de seguridad —con soldados del y Nuestra Señora de la Soledad. En octubre de 1935
45o. Batallón— alrededor de la manzana del con- se fueron a una casa frontera del costado del templo
vento, y a los inquilinos se les exigió el inmediato del Espíritu Santo, y al siguiente año se trasladaron a
desalojo de las piezas que habitaban. Simultánea- una propiedad ubicada cerca del campo de aviación
mente se ordenó el cierre del templo con el fin de (hoy Parque Ecológico). Un verdadero peregrinar por
hacer el cateo e inventario. El periódico, proclive al toda la ciudad de estas mujeres desalojadas de su casa,
gobierno en turno, ponderó la actitud de los funcio- mientras que el templo había sido reabierto al culto el
narios involucrados: 22 de mayo75 (figura 6).
72 La Opinión, planas 1a. y 6a., domingo 20 de mayo de 1934. 74 La Opinión, martes 22 de mayo de 1934.
73 La Opinión, 1a. plana, lunes 21 de mayo de 1934. 75 aap, Registro de templos, núm. 5, fs. 21v-22f.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
La difamación como estrategia rios y la prensa afirmaron que el asunto era extraor-
gubernamental dinario, pues entre las paredes de la casa 101 y la
103 (ambas formaban parte del convento) se habían
El argumento enarbolado por el gobierno federal y encontrado 2,500 onzas de oro cuyo valor ascendía
estatal sobrepasaron los límites de las argucias le- a 22 millones de pesos. Además, dijo el periódico,
gales y construyeron relatos fantasiosos buscando se habían asegurado las escrituras de los bienes le-
crear un ambiente adverso a la vida que existía en gados al convento. Se aseguró que la distribución es-
las comunidades de religiosas. La prensa local de pacial del convento era un verdadero laberinto con
entonces, proclive a los regímenes en turno, hizo miles de secretos; vale la pena citar textualmente:
gala de un amarillismo combinado con las maneras
propias de los periodistas para informar en la dé- Abajo de la superficie de la tierra hay un templo edifi-
cada de los años treinta del siglo xx. Publicaron en cado especialmente para servir de capilla secretamen-
los titulares de primera plana: “Las joyas de Santa te, sin que pudieran advertirlo las personas ajenas al
Rosa”, “Valioso cargamento de incunables extraído secreto. En la hoja de una puerta doble se oprime un
del templo de Santa Rosa”, “Cuantioso tesoro ha sido botón eléctrico y en el acto se abre una entrada en el
encontrado”, “Tras un velo de misterio se ocultaban piso que conduce al templo subterráneo. La entrada a
las mil combinaciones del viejo convento de San- este santuario se hace así: en un cuadro en el que hay
ta Mónica”, “Toda una red de caminos secretos en un tapete se paran hasta cuatro personas y al opri-
Santa Mónica”. Sólo los encabezados expresan la in- mirse el timbre, el tapete baja al fondo del santuario
tención de producir interés morboso en la opinión subterráneo y dando el tiempo para que las personas
pública y colocar a las monjas como las millonarias se separen del cuadro, sube nuevamente colocándo-
300 |
que se debían despojar lícitamente. se de tal modo que es imposible creer que es la parte
Hubo una estrategia gubernamental para ge- principal de la combinación. Esta combinación sólo
nerar ánimo adverso hacia las religiosas y favo- se ve en las películas de los barrios chinos, y como
rable a la política anticlerical del Estado. Acusar es lógico suponer es matemático el manejo, porque
una supuesta inmensa riqueza por parte del clero nunca falla.76
permitía al gobierno hacer un contraste con su
discurso demagógico aparentemente en favor de Todavía añadió que era tal el secreto de la exis-
las libertades y el progreso de los pueblos, sobre tencia del convento que ni siquiera los inquilinos
todo de los pobres. Estas versiones favorecieron de la vecindad se habían percatado de la presen-
la rapiña de los funcionarios que intervenían en cia de las monjas. Al día siguiente la fantasía creció
estas confiscaciones y clausuras, al tiempo que azuzada por la retórica febril que hablaba sobre los
aparecía como un “gran golpe” del gobierno revo- supuestos subterráneos del convento que “amerita-
lucionario. La prensa ayudó con la sumisión ab- ban la intervención de los arqueólogos”. Ni aun la
soluta a la política anticlerical reproduciendo las cripta donde se enterraba a las monjas permite sus-
versiones oficiales y con la falta de inteligencia tentar semejante elucubración, pero sí contribuyó
para dar a conocer la información incrementando a que en las décadas posteriores apuntalara estas
el fantaseo. fantasías. Casualmente la Procuraduría de Justicia
En el caso del monasterio de Santa Mónica, la
perversión rompió cualquier límite. Los funciona- 76 La Opinión, 1a. plana, lunes 21 de mayo de 1934.

boletín de MonuMentos históriCos | terCera éPoCa, núM. 30, enero-abril 2014


El “descubrimiento” de la existencia del con-
vento de Santa Mónica lo adjudicó la prensa y el
gobierno al inspector Valente Quintana; sin em-
bargo, la existencia de los conventos en Puebla
era un secreto a voces. Los detalles y el camino
directo sobre los monasterios y otras institucio-
nes eclesiásticas fueron proporcionados por los
denunciadores, gente sin escrúpulos que hizo ofi-
cio de la denuncia, pues por su información reci-
bieron importantes sumas de dinero; de hecho se
había estipulado para los delatores un porcentaje
proporcional respecto al valor del inmueble de-
nunciado. El “soplón” fue un sujeto llamado An-
tonio C. Palacios, quien paulatinamente se fue ga-
nando la confianza de varios conventos al realizar
trabajos para ellos, lo cual le permitió contar con
un ingreso para sobrevivir, pues no tenía propie-
dades ni un oficio definido y así podía llevar —al
parecer— una vida honrada. Transitó desde ser
Figura 7. Madre María guadalupe del santísimo sacramento, ca. 1933. Colección del
monasterio de santa Mónica, tomado de teófilo aparicio lópez, El Convento de Santa
mandadero y llegó hasta administrador en algu-
Mónica, Puebla, s. e., 1988, p. 89. nos monasterios, lo que le permitió tener pleno
| 301
conocimiento de la vida y bienes de los mismos.
informó que “misteriosamente” habían desapareci-
En 1934 se convirtió en uno de los principales
do las 2,500 onzas de oro halladas, acusando a los
denunciantes contra la Iglesia, lo cual incluye al
soldados encargados de la vigilancia y afirmando
monasterio de Santa Mónica, al que acusó ante el
que entablaría demanda ante los tribunales milita-
administrador de la oficina de la Secretaría de Ha-
res (figura 7).
cienda en Puebla, siendo recompensado econó-
En los subsecuentes días fueron publicándose
micamente y mudando su domicilio a la ciudad
algunos detalles más “[…] porque nuestros lectores
de México viviendo con ostentación.78
están ansiosos de saber detalladamente lo que ocu-
Esta difamación tuvo sus repercusiones. Con el
rre al respecto”. Así se dio noticia de que proseguía
paso del tiempo ancló en el imaginario colectivo y
el levantamiento del inventario, añadieron que el
hasta hace muy poco algunos guías turísticos y al-
capellán del convento vivía en una de las piezas del
gún trasnochado cronista la repetían como verdad;
edificio y por ello se ideó la comunicación secreta
además fue una versión que ha pasado de boca en
entre ambas casas. Se afirmó que el arzobispo vi-
boca en algunos ciudadanos, aumentada con otros
sitaba frecuentemente al convento, e incluso que
relatos infundados de cuerpos encontrados entre
estaría el día de la clausura, pero que tuvo que re-
las paredes y patios del ex convento.
gresar al tener conocimiento de la intervención de
los agentes federales.77
78 Enrique Cordero y Torres, Crónicas de mi ciudad, Puebla, Gru-
77 La Opinión, 1a. plana, miércoles 23 de mayo de 1934. po Literario Bohemia Poblana, 1966, pp. 124-126.

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
El actual edificio monacal Santísimo pudo planear y decidir con mayor tran-
quilidad el futuro de la comunidad. Convencida de
El convento de Santa Mónica forma parte esencial que el edificio conventual que durante siglos había
de la historia angelopolitana y, desde luego, de la albergado al monasterio no podría volver a recibir-
historia de la Iglesia en Puebla. Desde la primera las, y ante lo estrecho de la casa en que vivían, deci-
religiosa que profesó en este convento hasta la ac- dió conseguir otro inmueble adecuado y así realizó
tualidad, son parte en el devenir de esta ciudad y las gestiones para adquirir el molino de San Fran-
han trascendido sus fronteras. Parte del inmueble cisco. La adquisición de este sitio tuvo lugar el 11 de
que durante mucho tiempo fue la morada de las octubre de 1941, y el 5 de agosto de 1943 se muda-
agustinas ahora está convertido en museo. El edi- ron a él.81 La posibilidad de adquirir este nuevo ho-
ficio donde actualmente habita la comunidad de gar contó con el apoyo de don Francisco Santillana,
agustinas recoletas también se integra en la añeja quien como apoderado de Esther M. Cuéllar realizó
historia de la ciudad y ha visto pasar cerca de cua- la transacción de compraventa con los anteriores
tro siglos y medio de acontecimientos y procesos; propietarios del inmueble.
forma parte también de su patrimonio edificado. El 11 de octubre de 1941, a las 9:30 de la mañana,
Se trata del molino de San Francisco. En la prime- se protocolizó la escritura del inmueble ubicado en
ra mitad del siglo xx pertenecía a la familia Lorenz, la avenida 12 Oriente, número 610. El señor Fran-
cuyo origen se ubica con el arribo de Maximilia- cisco Santillana asistió para comprar el edificio; los
no de Habsburgo.79 Álvaro Lorenz participó en vendedores fueron los señores Lorenz. La propie-
el gobierno de la ciudad de Puebla, formó parte dad era más grande, de modo que sólo se vendió
del cuerpo de regidores en las tres administracio- una fracción en forma de cuadrilátero; hacia la par-
302 |
nes municipales de 1915, en la de 1916, y en el te sur estaban las casas que anteriormente fueron el
ayuntamiento que fungió de julio de 1920 a abril patio y dependencias principales del molino; estos
de 1921.80 La división del molino de San Francis- restos consistían en una crujía de tres pisos con su
co entre los herederos de Álvaro Lorenz ocurrió azotea enladrillada y algunas ventanas con rejas de
en 1936; se fraccionó en tres partes; una de ellas hierro; por el lado poniente estaba el portal en la
quedó marcada con el número 610 de la 12 Orien- planta baja y un piso sobre él con entrepisos de bó-
te, con una superficie de 5,500 m2 y un valor de vedas de rieles; por el lado sur (que hoy conforma
10,000 pesos. Ésta pasó a propiedad de Joaquín, la fachada principal del convento) estaba una cons-
Matilde, Ana y Alfredo en pago de parte de sus bie- trucción de dos pisos con pequeños departamentos
nes hereditarios. El siguiente paso en la propiedad con su zaguán al centro. Los vendedores se com-
de esta casa fue la venta a la señorita Esther M. prometieron —a costa suya— a construir los muros
Cuéllar. correspondientes a los linderos de esta propiedad
Transcurridos los difíciles años de la violenta (figura 8).
persecución, y ante nuevos aires políticos en la en- Así, el monasterio de Santa Mónica volvió a te-
tidad y en el país, la madre María Guadalupe del ner un hogar, y con ahínco se expandió hasta en-
79 Hugo Leicht, Las calles de Puebla, Puebla, jmmcmmp, 1987, gendrar otras casas monacales en diversos puntos
p. 230a.
80 aap, Libros de cabildo, núms. 181, 182a, 187, 188 y 189, donde 81Lope Cilleruelo, “Semblanza de la Madre María Guadalupe
se ubica la composición de las administraciones municipales de Vadillo”, en Archivo Agustiniano, vol. LXVIII, núm. 186, 1984. p.
los años referidos. 466; Teófilo Aparicio López, op. cit., p. 70.

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Figura 8. agustinas recoletas de visita en el Museo ex Convento de santa Mónica, 2005.

en 1950 la estabilidad y esperanza de vida habían


anclado en el monasterio. Una comunidad histó-
rica de vida perenne con sus momentos críticos
| 303
generados por el drama de las exclaustraciones su-
cedidas desde 1861 hasta 1934. Para generaciones
de religiosas marcó un estado de la espiritualidad
heroica, probada en el crisol de la persecución y
los cambios en el mundo.
El antiguo monasterio de Santa Mónica, con-
vertido en museo desde hace varias décadas,
es un referente fundamental en la vida de los
Figura 9. detalle del claustro en el actual monasterio de santa Mónica, 2004.
poblanos. A pesar de que muchos al visitarlo
del país y el extranjero; además formaron parte conocieron esas versiones difamatorias, recuer-
de la estrategia catequética desplegada por el ar- dan los objetos que manifiestan una forma de
zobispo Octaviano Márquez. Es sintomático que la vida, una opción de pasar y dejar huella en el
restauración de aquella agonizante casa en 1892 mundo. Actualmente la comunidad de agusti-
no dejara de recibir novicias entre 1899 a 1925, nas recoletas vive esa opción, trabaja cotidia-
mientras que entre 1927 y 1940 no hubo ningún namente y custodia una de las imágenes de
ingreso, y en 1941 profesaron cinco como novicias; mayor devoción en Puebla, el Señor de las Ma-
igual cantidad en 1943 y en 1949, de tal forma que ravillas (figura 9).

Crisis, agonía y restauraCión del Monasterio de santa MóniCa de la Ciudad de Puebla, 1827-1943
RobeRto JaRamillo escutia*

La madre Guadalupe Vadillo,


restauradora del monasterio
de Santa Mónica de Puebla
Dadas las limitaciones de acceso a los archivos, la historia reciente de las agustinas
de Santa Mónica de Puebla se reconstruye en este texto a través de testimonios de
algunas monjas. La intervención de la madre Guadalupe Vadillo es pieza clave para
la supervivencia de este monasterio y su expansión con 12 nuevas fundaciones en
México, Brasil y Kenia.
Palabras clave: vocación, liderazgo, obediencia, división, continuidad.

P
ara tratar la figura de Nuestra Madre Lupita, reverencial nombre que daban sus
monjas a la que mantuvo con vida al monasterio de Santa Mónica de Puebla,
es necesario aclarar algunas cuestiones previas, de carácter metodológico. En
primer lugar se debe tener en cuenta que no se trata de una biografía, sino de
304 | un primer acercamiento a la personalidad de esta mujer que, contra viento y marea,
supo sortear la inmensa mayoría de las dificultades que se le presentaron, tanto externas
como internas, sólo que por las mismas peripecias vividas no se cuenta con todo el material
archivístico que un trabajo de esta índole requiere. Gran parte destruido adrede para que
el gobierno no se enterara de asuntos comprometedores, como cuestiones económicas, y
otras por la incuria de los tiempos, pero también porque el monasterio no ha contado con
la praxis de ir trasmitiendo lo que dentro de él ocurría, desde los pacíficos tiempos novo­
hispanos; así, por ejemplo, no existe un libro de crónica,1 y en su libro de capítulos sólo
anotan la sesión donde se elige o reelige a las prioras, y subprioras, sin otro dato más, por
lo cual los acuerdos capitulares y los concejos donde las distintas administraciones toman
sus decisiones no constan en ningún lado; así que las vicisitudes que ocurran a lo largo de
un periodo carecen de fuentes documentales; en consecuencia, para los tiempos más cer­
canos a nosotros sólo los testimonios vivenciales de quienes participaron en ellos pueden
iluminar algo, pues en muchos casos ya la memoria no es tan sólida como sería deseable.

* Orden de San Agustín.


1 Existen dos excepciones no oficiales que valoramos para nuestro periodo: Archivo del Monasterio de Santa
Mónica de Puebla (amsmp). D/11: tres cuadernos con efemérides escritas por sor María Eugenia Diosdado Mar­
tínez (secretaria de la comunidad). 1: 1 de enero de 1951 a 12 de junio de 1960. 2: 24 de febrero de 1967 a 24 de
mayo de 1968. 3: 24 de mayo de 1968 a 3 de mayo de 1970; 18 de junio de 2002 a 18 de octubre de 2002. D/12:
Memorias de Sor Imelda del S. C. de Jesús (María Esther Cuéllar Martínez) escritas por sor Gloria Cárdenas
Bonilla. Mayo de 1990. (Sor Imelda fue la última de las residentes del monasterio.)

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


De igual forma, el archivo del monasterio no quedó cia de estructura agustiniana, se pusieron en con­
completamente clasificado, lo que complica una tacto con el monasterio de Corpus Christi de Grana­
exacta citación de las fuentes, y se debe consignar da, de donde les enviaron la regla y constituciones,
que desde hace 10 años, por diversas circunstan­ les explicaron el tipo de vida que iban a abrazar, y
cias, ya no se tiene acceso al mismo. Por otra hasta una muñeca perfectamente vestida con todas
parte, el otro archivo que nos pudiera ilustrar, el las prendas que debían ponerse las monjas, la cual
arquidiocesano, todavía no está consultable; es­ aún existe. Así inició el monasterio.3
peremos que pronto el investigador pueda beber Durante la época novohispana salieron dos fun­
de sus fuentes. Con estas limitaciones se tratará daciones de esta sede poblana; la primera a Oaxaca,
de dar una idea de cómo pudo tener efecto esta el 14 de enero de 1697, para poblar el monasterio de
restauración. Nuestra Señora de la Soledad; la segunda a Guadala­
jara, el 29 de febrero de 1720, para fundar el monas­
Antecedentes terio de Santa Mónica.
La vida monacal transcurría con leves sobresal­
Este monasterio de Santa Mónica de monjas agusti­ tos, como cuando el obispo don Francisco Fabián
nas recoletas de Puebla de los Ángeles fue fundado y Fuero pretendió imponer la perfecta vida común
por el obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz en los monasterios de su diócesis, a finales del siglo
el 24 de mayo de 1688, quien, contra la costumbre xviii; nada comparado con las incertidumbres que

de la época, no necesitó de religiosas para hacer­ se iniciaron a raíz del triunfo de la revolución de
lo, pues para ello transformó el colegio de recogidas Ayutla, en 1854; así llegó el 10 de diciembre de 1862,
—como se llamaba de manera vulgar— en colegio cuando el general Jesús González Ortega ordenó el
| 305
de recogimiento de señoras españolas honestas y desalojo de los monasterios de monjas en Puebla; la
pobres, cuyos esposos ocupados en la mercadería tropa abrió un boquete en la pared, por donde pudo
se la pasaban viajando. Este establecimiento ya se penetrar a la clausura; la madre priora Mariana Mó­
había transformado en colegio de vírgenes cristia­ nica de Jesús, juntó a sus hermanas para consumir
nas, cuando fue transformado en monasterio; sus el santísimo sacramento y evitar así algún sacri­
habitantes iniciales fueron 18 monjas de coro y legio de los militares, siendo confinadas en el cole­
velo, y dos conversas, quienes profesaron en la ci­ gio de niñas que tenían las jerónimas, diluyéndose
tada fecha; además ingresaron cuatro novicias, las después en diversas casas particulares. En 1892 la
cuales fueron dotadas por su ilustrísima, con lo que madre María del Rosario de San Miguel compró de
el mismo día se realizó la fundación canónica del nuevo el monasterio, el cual ya había sido ocupado
monasterio.2 Cuenta la leyenda que el nombre de la como cuartel y como colegio administrado por los
institución fue escogido a suertes, y mucho puede josefinos; para entonces sólo quedaban siete mon­
tener de verdad, pues nunca tuvo conexión alguna jas —cinco de coro y dos conversas—, todas lucien­
con la orden de San Agustín, cuyo convento poblano do su avanzada edad; hasta entonces comenzaron a
llevaba más de un siglo de existencia; ante tal caren­ recibir jóvenes, quienes no perseveraban, pues en
3 Modo de dar el hábito, profesión y velo a las Religiosas Augustinas
2 Cfr. Miguel de Torres, Dechado de príncipes eclesiásticos que di- Recoletas, ed. Manuel Fernández de Santa Cruz, Puebla, Impren­
bujó con su ejemplar, virtuosa y ajustada vida el Illo. Excmo. Sr. Dr. ta del Capitán Juan de Villareal, 1696; amsmp, A/15: cartas de las
Don Manuel Fernández de Sta. Cruz y Sahagún, Puebla, Imprenta madres agustinas recoletas del monasterio de Corpus Christi de
de la Viuda de Miguel de Ortega, 1714. Granada, 1694­1748.

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


la compañía de sólo ancianas se vislumbraba un pa­ la cofradía de la Inmaculada Concepción, recibien­
norama bastante desolador.4 do su escapulario azul.
Dos años después, en la misma fecha, 11 de febre­
María de Jesús Guadalupe Vadillo y Herrero ro, tras haber terminado unos ejercicios espirituales
en la concordía de Puebla, decidió hacerse religiosa,
La vida de esta niña iba a comenzar bajo los peo­ al parecer por los diálogos que había sostenido con
res augurios; había nacido el 12 de junio de 1874 su tía sor Ana Joaquina de la Concepción, monja del
en el puerto de Veracruz, y ese mismo año, el 11 monasterio de Santa Mónica, que vivía exclaustrada
de diciembre, fue asesinado su padre don Leonido en casa de su tío Juan. Esta decisión la conservó a
en Jalapa; era abogado, había ganado un sonado lo largo de su vida, a pesar de las dificultades con
juicio y cayó abatido en represalia por su triunfo. que se va a tropezar. Estaba tan entusiasmada con su
Cuatro años más tarde, 1878, su madre doña Matil­ atrevimiento, que el 2 de marzo siguiente se grava
de apenas tuvo tiempo para bautizarla, conforme a con un punzón en el pecho el nombre de Jesús, lo
la costumbre del puerto (26 de mayo), pues poco que le provoca una infección con la consabida fie­
después falleció; la familia —compuesta por otros bre, razón por la cual descubren la causa.5
tres hermanos— se desintegró; sus hermanos José
y Luis fueron a parar a Puebla, en casa de su tío Sor María Guadalupe
don Juan Herrero; Ramón al parecer se quedó solo, del Santísimo Sacramento
mientras la niña Guadalupe fue adoptada por poco
tiempo por un conocido de la familia, de quien no El 5 de agosto de 1894 ingresó como postulante en
da el nombre, y después fue recogida por su padri­ la comunidad de Santa Mónica, tras haber hecho el
306 |
no de bautismo don Bernardo Ibarra, quien pronto día anterior una confesión general. Para esto había
la internó en el Hospicio Zamora, fundado por don que cubrir una serie de requisitos, desde la solicitud
Manuel Gutiérrez Zamora, como un asilo para los de la postulante, su acta de bautismo, un certifica­
desventurados de esta tierra, en 1882. do médico donde constara que era sana y no tenía
Será aquí donde por cuatro años reciba las en­ enfermedades contagiosas; un certificado de su di­
señanzas de una cultura general y algo de idiomas; rector espiritual, donde se garantizaba la seriedad
aquí hará su primera comunión el 4 de abril de de la opción; y el permiso de la mitra, otorgado en
1884. En 1886 doña Carmen Herrero de Juárez sacó este caso por don Joaquín Vargas. Cuatro meses era
del hospicio a su sobrina, llevándola a vivir a su casa el tiempo prescrito para el postulantado, así que a
en Orizaba. En esta ciudad se inscribió en la escuela finales de noviembre comienzan los trámites ante
para profesoras, donde llegó a graduarse en 1890. las autoridades de la diócesis, para que el vicario de
Desde que salió del hospicio comenzó a tener un monjas don Rafael Fernández de Lara proceda a im­
director espiritual en la persona del sacerdote don poner el hábito, el 2 de diciembre, lo que implicaba
Nabor Castañeda; en 1892, 11 de febrero, ingresó a su ingreso al noviciado, profesando como monja
hasta el 28 de agosto de 1896, ocho meses después
4 Cuestionario y Contestación Referente al Monasterio de Religiosas de lo normal.6 Desde esta etapa ya se dio cuenta
Agustinas Recoletas de Nuestra Madre Santa Mónica de La Puebla
de los Ángeles de la República Mexicana, que tiene de vida 265 años. 5 Cfr. amsmp, D/1: exp. de la madre Lupita, 1894­1934. Además:
Ejemplar dactiloescrito, fs. 1­2, al parecer fue realizado por sor E/1: memorias de la madre Guadalupe (libreta 1).
Guillermina del Sagrado Corazón. 6 Cfr. amsmp, A/3: libro de ingresos al monasterio de Santa Móni­

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


de que no se cumplían en su totalidad las normas El 8 de febrero de 1904 se erige la sede poblana
señaladas por las constituciones, en razón de que como arquidiócesis, y llega como primer titular don
las siete venerables ancianas que componían la co­ Ramón Ibarra; ante él acude sor Josefa para acusar
munidad necesitaban de criadas seglares que las a sor Guadalupe de no ser un elemento apto para
ayudaran, pues las edades se cifraban entre los 80 y la comunidad, tanto que el 28 de marzo recibe
los 100 años. Se debe notar que desde 1889 habían la orden de presentarse ante el arzobispo, quien le
regresado las monjas al convento, y de que sólo en­ da a escoger entre habitar en la tribuna, sitio fuera
tonces comenzaron a admitir nuevas vocaciones; de la clausura, o regresarse con su familia; tras con­
Guadalupe será la única joven que persevere.7 sultar con su director espiritual don Joaquín Vargas,
La comunidad estaba formada por siete herma­ decide no tomar ninguna decisión, sino que sea el
nas: sor María de los Ángeles y San José, la superiora; arzobispo quien lo determine; éste lo hace hasta
María Concepción de la Sangre de Cristo, la subprio­ el 21 de junio de 1905, enviándola a una pieza en
ra y maestra de novicias; María Josefa de Santa Cole­ la tribuna; por cierto abren un boquete en la pared,
ta, Josefa María del Corazón de Jesús, Ana Joaquina pasa ella a gatas, y lo vuelven a tapiar; no tendrá
de la Concepción, María del Rosario Javiera de San ninguna comunicación con las monjas, y a veces
Miguel, María Luisa del Corazón de Jesús, y ahora hasta la comida se la llevan sus parientes. Esta si­
sor María Guadalupe del Santísimo Sacramento. tuación dura hasta el 16 de septiembre, antevíspera
Ante este panorama la recién profesa siente se­ del capítulo electivo que presidirá don Ramón, 19
rias dudas sobre su vocación, pues en el ambien­ de septiembre; allí, como no pudieron ponerse de
te clerical poblano estaba teniendo mucho éxito la acuerdo las hermanas sobre quien debía presidir
congregación de Siervas del Sagrado Corazón de la comunidad, reducida ahora a cinco miembros,
| 307
Jesús y de los Pobres, fundada por el ahora santo el arzobispo encarga la dirección de la misma a sor
José María Yermo, la cual estaba orientada hacia Guadalupe, con el título de presidenta interina; una
la enseñanza de los más desposeídos; ella, maestra decisión absolutamente desconcertante, que en po­
titulada, dudó sobre si su accionar no sería más efi­ cos días haya pasado de prisionera, rea de faltas gra­
caz en este campo. La inquietud pronto se disipó, ves a la comunidad, a presidir ésta.9
al decidirse por el cumplimiento de todas las nor­ Sor Guadalupe va a ir demostrando con los he­
mativas de las constituciones, lo que sin querer la chos que su designación fue la adecuada; su lide­
fue señalando en la comunidad como un elemento razgo va a dar como fruto que, el 17 de septiembre
discordante, más cuando muere la priora sor María de 1908, se le alargue la encomienda presidencial,
de los Ángeles y en su lugar presidirá la comunidad y lo mismo sucederá en 1911; ya para entonces la
sor Josefa de Santa Coleta, primero como presiden­ comunidad estará conformada por 14 religiosas;
ta, 1901, y al año siguiente ya como priora, 11 de en 1914 ya serán 21. Esto se puede catalogar como
septiembre.8 algo admirable, puesto que los sobresaltos revo­
lucionarios les van a alterar cada rato la paz de la
ca, 1680­1961. A/4: libro de profesiones del monasterio de Santa
vida monacal; por los carrancistas deben salir del
Mónica, 1688­2002.
7 Cfr. amsmp, E/1: memorias de la madre Guadalupe (libretas monasterio —incluso lo asaltan el 25 de marzo de
1 y 2). 1915—; con los zapatistas regresan a su nido, etc.
8 Lope Cilleruelo, Llama de amor viva. Semblanza de la Madre
María Guadalupe del Santísimo, material dactiloescrito, Puebla 9 Ibidem, fs. 20­31; cfr. amsmp, A/2: libro de elecciones del monas­
de los Ángeles, 14 de septiembre de 1980, fs. 14­19. terio de Santa Mónica, 1737­2002.

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


Así llegamos al año 1917, cuando el 1 de febrero por una reelección, pero al constatar que la candi­
muere el arzobispo don Ramón Ibarra y González; data mayoritaria era sor Guadalupe, se suspendió
es también este año cuando se puede realizar un la sesión hasta que llegara el arzobispo, lo que su­
capítulo electivo, presidido por el entonces vicario cedió el 22, día en que es elegida priora, sólo que
capitular don Enrique Sánchez Paredes; en él será el arzobispo no considera que esté capacitado para
electa como priora sor Guadalupe, su primer man­ confirmarla, y decide solicitarlo a la congregación
dato constitucional, 19 de septiembre; por cierto de religiosos en Roma; la confirmación se otorga el
que la elección no se realizó en el monasterio, al 25 de mayo de 1925; se contaba ya con 24 religiosas.
que sólo regresarán hasta el 5 de agosto de 1918. Así llegamos al periodo de la cristiada, respuesta ar­
Al año siguiente, 1919, es nombrado arzobispo mada de grupos católicos a la ley Calles; por temor
de Puebla don Enrique Sánchez Paredes, el 24 de a represalias, nuevamente las monjas abandonan el
enero. Para 1920, cuando llega la fecha del capítulo monasterio de Santa Mónica.12
electoral, 10 de septiembre, es reelecta sor Guadalu­ Con el año 1928 desfallecen las fuerzas de sor
pe como priora, pero el Arzobispo no confirma esta Guadalupe, quien sufre de un mal hepático, por lo
elección porque le pareció contraria a las constitu­ que el médico le recomienda estar una temporada
ciones monacales y al canon 505 del derecho canó­ en los baños de Tehuacán, a donde se traslada el
nico, aplicando por vez primera el código de 1917; 25 de agosto. Este hecho aparentemente inocuo se
sin embargo, la nombra encargada de la comunidad convertirá en el más grave problema interno de la
mientras consulta, sólo que en todo el trienio no su­ comunidad. Con toda claridad aparecen discrepan­
frió alteración.10 Aquí se debe notar la virulencia de cias en ella, pues durante su ausencia sor Guadalu­
la llamada gripe española, con la que se contami­ pe encarga la comunidad a sor Matilde, lo que iba
308 |
naron todas las monjas y enfermaron de gravedad, en contra de las constituciones, pues le correspon­
tanto que sor Guadalupe hizo voto a la Virgen de día a la subpriora, sor Rosario. Estaba desterrado el
Guadalupe de jurarla como patrona si la comunidad arzobispo Vera, con quien sor Guadalupe mante­
superaba la enfermedad.11 nía correspondencia epistolar, por lo que visitando
Al terminar el periodo en 1923, se junta de nue­ el monasterio el vicario general don Manuel Díez
va cuenta la casualidad; el 25 de marzo muere el Calderón, vio muy desmejorada a sor Guadalupe,
arzobispo, y el capítulo electoral tiene lugar has­ sugiriéndole que pensara dejar la dirección del mo­
ta el 20 de septiembre; otra vez sor Guadalupe es nasterio a otra hermana; ella sugirió que lo mejor
nombrada presidenta. Al año siguiente, 24 de agos­ era hacer una elección canónica; no hubo acuer­
to, es designado nuevo arzobispo don Pedro Vera do, y el último día de 1928 el secretario del vicario,
y Zuria. El 19 de septiembre de 1924 se pretendió señor Villanueva, entregó dos cartas, una para sor
hacer un capítulo electivo, para lo cual se informó Guadalupe dándole las gracias por sus servicios, y
a la comunidad que era muy inconveniente votar otra para sor Rosario nombrándola presidenta de la
comunidad a partir del 1 de enero de 1929, con lo
10 Cfr. amsmp, A/2: libro de elecciones del monasterio de Santa
que obviamente no estuvo de acuerdo sor Guada­
Mónica, 1737­2002, A/18: documentos del gobierno eclesiásti­
co angelopolitano (1802­1918). Disposiciones acerca de los votos lupe, protestando por escrito al vicario general, ha­
dadas por la congregación para los religiosos y comunicadas por ciéndole ver que la electa crearía dificultades en la
el arzobispo Sánchez Paredes, enero­abril de 1918.
11 Cfr. amsmp, C/3: libro del juramento de nuestra adorada reina
y madre santa María de Guadalupe, 1920­2002. 12 Cfr. amsmp, A/2: libro de elecciones.

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comunidad; esta respuesta hace que el vicario tome a elección canónica, y el 30 de noviembre de 1929
partido claro por sor Rosario, y tras informes del vi­ resulta elegida priora sor Matilde Amada.
cario de religiosas Morales Ravelo, por los cuales co­ Mientras tanto esta situación llegaba tergiversa­
noce que sor Guadalupe afirmaba que eran los arzo­ da al arzobispo desterrado en el país del norte, con
bispos quienes trataban directamente estos asuntos, los informes de un nuevo vicario de religiosas don
pasará a convertirse en rebelde, siendo el verdadero Mariano Cadena, viéndose la priora en la necesidad
eje que crea divisiones en la comunidad. Aquí quie­ de enviarle su punto de vista. Cansado de tantos
ro dejar constancia de que dentro del papeleo exis­ dimes y diretes, el señor arzobispo da un decreto
tente en este engorroso asunto, se encuentra una de exención de las monjas, reservándose él mismo
carta del arzobispo Vera, quien debió haber pedido este caso. Pero también se iban a involucrar en el
a sor Guadalupe las razones de su apreciación sobre asunto del monasterio poblano el visitador apos­
sor Rosario, y la respuesta debió ser una amistad tólico para los religiosos monseñor Luis Benitez y
particular que mantenía con una señorita y que se Cabañas, obispo de Tulancingo, quien comisionó al
le hacía sospechosa a la priora; la respuesta del pre­ jesuita padre Carlos Mayer para que, como vicario,
lado es muy clara: eso no es suficiente para preten­ se hiciera cargo del asunto de Santa Mónica, 1 de
der quitarle su voz jurídica en la comunidad. agosto de 1930; éste, como máxima autoridad en el
La situación es tal que la restauradora piensa caso, hace que el arzobispo Vera retire su decreto de
que su obra está amenazada, y que como en Puebla exención para el monasterio, 20 de octubre; pocos
no va a encontrar solución a sus dificultades, con días después decide el visitador que sor Guadalupe
la ayuda de un abogado de la ciudad de México, don salga de la comunidad por un tiempo, yéndose a
Domingo Blancas, se decide acudir a la congrega­ residir al convento de las madres capuchinas en la
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ción romana de religiosos, 13 de mayo, no sin recibir Villa de Guadalupe, 28 de octubre; la afectada parte
amenazas de extinguir la comunidad si trasponía las el 31.
fronteras de la arquidiócesis. Será el prior general Con estas medidas —que lejos de traer la tran­
de los agustinos fray Eustacio Esteban quien lleve quilidad a la comunidad—, y a solicitud del grupo
el proceso ante la citada congregación de religiosos minoritario, el visitador definitivamente opta por
y quien durante este tiempo mantenga comunica­ dividir la comunidad, 1 de febrero de 1931, en el
ción con sor Guadalupe hasta que termine el caso. mismo edificio pero en departamentos totalmente
El 28 de mayo el vicario general va al monasterio, separados; la mayoría —14—, adicta a sor Guada­
convoca a todas las monjas, quienes deben señalar lupe, que cuenta con el apoyo del arzobispo, y la
las causas que tengan en contra de la nueva priora, minoría —nueve—, apoyada por el visitador, el vi­
definiendo que continuaría sor Rosario hasta nue­ cario general y tres canónigos. Ambas comunida­
vo aviso. Después, el 27 de septiembre, habiendo des deben mantenerse con los mismos fondos. Con
sufrido sor Rosario un ataque, nombra el vicario de esto ya no tiene caso que la exiliada resida con las
religiosas, Morales Ravelo, presidenta de la comuni­ capuchinas, autorizando su regreso el 26 de abril. Se
dad a sor Asunción, la amiga íntima de sor Rosario, acelera entonces el papeleo que se dirigirá a la con­
lo que agrava la situación, pues al día siguiente se gregación romana, el cual se envía el 16 de julio; y
ordena a sor Guadalupe abandonar el convento e ir fray Eustacio Esteban lo entregará a la congregación
a residir en San José por pocos días, ya que el 4 de de religiosos. En este contexto, al cumplirse el trie­
octubre la regresan. El 22 de noviembre se convoca nio de sor Matilde Amada, el arzobispo Vera y Zu­

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


ria preside el capítulo electivo el 1 de diciembre de Difícil será cumplir con este mandato, no por­
1932, en donde resulta electa sor Guadalupe como que fuera en contra de la justicia, sino porque el 16
priora con todos los votos de su bando. En ese mis­ de mayo anterior habían sido expulsadas definitiva­
mo mes llegan noticias de fray Eustacio Esteban de mente del monasterio, con la consiguiente peregri­
que la congregación había resuelto favorablemente nación de casa en casa, convirtiendo la economía,
a su alegato. por demás raquítica, en algo utópico; esta situación
Será hasta el 28 de febrero de 1933 cuando lle­ será la causante de que en marzo de 1936 el arzobis­
gue el decreto de la congregación romana, man­ po decida que, por las circunstancias que se estaban
dando que se realice un nuevo capítulo electoral viviendo, sor Guadalupe continuara al frente de la
en el que ambos grupos participen; quien resul­ comunidad, ahora como presidenta, por no poder
te electa debe ser reconocida por todas como le­ celebrar capítulo electivo.
gítima superiora; quien no lo quiera hacer tiene Sólo hasta 1938 comienzan a cambiar los aires,
dos alternativas: cambiarse de monasterio o pedir porque ya cansadas de tanto vivir en continua zo­
su dispensa canónica a la misma congregación y zobra toman la decisión de hacer una fundación
abandonar la vida religiosa. Conforme a lo orde­ en la capital de la República, donde aparentemen­
nado, el arzobispo convoca a capítulo electoral; el te llevarían una vida menos tensa, solicitando el
grupo dirigido por sor Asunción opta por no asistir permiso correspondiente al arzobispo poblano, el 12
y recurre la sentencia, lo que alargará la definición de noviembre; en esta tarea servirá de gran apoyo
del proceso; en la elección vuelve a salir electa sor el provincial agustino de la provincia del Santísi­
Guadalupe. mo Nombre de Jesús, fray Bardomiano Silva.
Mientras aprovechando el año jubilar de la re­ En 1939 se puede ya realizar capítulo electivo,
310 |
dención, el arzobispo organiza una peregrinación el 28 de febrero; en él de nuevo es electa priora
en barco a la ciudad eterna e invita a sor Guadalu­ sor Guadalupe, sólo que ahora el señor Vera no
pe para que gane el jubileo y arregle sus asuntos; la se siente autorizado para confirmar la elección,
ausencia tendrá una duración del 7 de agosto al 1 apareciendo conforme a derecho, CIC 507/3, la
de octubre de 1933. En la ciudad eterna conoció y figura de la postulación, por lo que se decide acu­
trató con el padre Eustacio Esteban, quien le garan­ dir a la congregación romana para que avale la
tizó que todo marchaba bien; pero también hizo un elección; sor Guadalupe fungirá mientras como
gran descubrimiento: la existencia de los agustinos presidenta interina, hasta el 10 de septiembre en
recoletos, con quienes desde luego inició comuni­ que llega la autorización de Roma. Este trienio va
cación. Efectivamente, el 1 de octubre la congrega­ a ser muy importante para darle continuidad a su
ción de religiosos confirmaba su decisión, así que obra. En primer lugar, en 1939 se hace efectiva
las nueve disidentes tuvieron que buscar otros mo­ la fundación en la ciudad de México, después de
nasterios, mientras las mónicas debían entregarles que el arzobispo primado don Luis María Martí­
sus respectivas dotes, por decreto del arzobispo del nez acepta la fundación el 28 de abril, y la con­
26 de diciembre de 1934.13 gregación de religiosos hace lo propio el 28 de
13 El texto latino es claro: Sorores vero, si quaefuerint disidentes, mayo; por lo cual el 13 de diciembre se efectúa
velaliudmonasteriumquaerantveldispensationem a votis ab hac S. la fundación canónica en la colonia Portales de
Congregationepetant. Toda esta síntesis del proceso se obtuvo del
amsmp, D/3: libro de actas judiciales sobre la restauración del mo­ la r. m. priora y restauradora María Guadalupe, 1905 a 1967, E/2:
nasterio de Santa Mónica, 1905 a 1931. D/2: exp. de gobierno de memorias de la madre Guadalupe (libreta 2).

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la capital.14 En segundo lugar, el 11 de septiem­ Tlaxcala, y como se trataba de la misma arquidió­
bre de 1941, se compra el antiguo molino de San cesis, los tiempos se abrevian, para el 1 de mayo se
Francisco, en la calle 12 Oriente, la actual sede hacía efectiva la fundación.18 Ese año, el 9 de agos­
del monasterio.15 to, de nueva cuenta es postulada como priora, sólo
La vida monacal va a transcurrir de aquí en ade­ que esta vez la congregación de religiosos negó la
lante con bastante tranquilidad, siempre con sor confirmación, por lo que debió repetirse el capítulo
Guadalupe al frente, con las consiguientes reelec­ electivo; así, el 27 de febrero de 1953 resulta electa
ciones; tal ocurre el 10 de septiembre de 1942, de como priora sor María del Carmen.19
nueva cuenta postulada; habrá una pausa, porque Por ese tiempo comienza otro asunto en el que
el 28 de julio de 1945 muere su protector el arzo­ sor Guadalupe no pudo convencer a sus herma­
bispo don Pedro Vera y Zuria, quien por cierto lla­ nas de la bondad de un proyecto para formar una
mó a sor Guadalupe para que lo atendiera en su federación de monasterios. En 1951 Pío XII, en su
lecho de muerte.16 Esto no afectará el continuis­ encíclica Sponsa Christi, había planteado la necesi­
mo; el 10 de septiembre será nombrada presidenta dad de que los monasterios de un mismo carisma
de la comunidad mientras no llegue la autorización de se federaran para solventar mejor las adversidades
Roma. Al año siguiente, 1946, el 28 de agosto cele­ de los nuevos tiempos, pues en este tipo de vida
bra sus bodas de oro de profesión religiosa, con la cada monasterio es autónomo. Atendiendo a este
alegría que esto provoca en la comunidad. llamado, el prior general de los agustinos recoletos
Continuarán las fundaciones; el 12 de enero de fray Eugenio Ayape convoca el 1 de enero de 1955 a
1948 se hace la solicitud al arzobispo poblano, aho­ todos los monasterios a formar una confederación.
ra don Ignacio Márquez, para fundar en la ciudad Sor Guadalupe se entusiasmó con el proyecto, pues
| 311
de Cuernavaca, haciendo efectivo el proyecto el 25 de veía la necesidad de que todos los monasterios sur­
agosto.17 De igual forma, también habrá postula­ gidos del de Santa Mónica tuvieran una relación
ciones mientras de Roma no venga el visto bueno más efectiva, puesto que además de fundarlos los
para un nuevo priorato; tal sucedió el 25 de febrero había sostenido en sus inicios, y una cierta influen­
de 1949; gobernará como presidenta y será confir­ cia la juzgaba necesaria; mientras vivió nunca logró
mada. Muere el arzobispo Ignacio Márquez, 28 de dar un paso en este sentido, y ahora el monasterio
febrero de 1950, y el 3 de febrero de 1954 le sucedía poblano es el más reticente a una federación.20
su hermano don Octaviano. Mientras sor Guadalu­ Cuando termina el trienio de sor Carmen,
pe seguía con su programa de fundaciones; el 12 de de nueva cuenta es elegida priora sor Guadalu­
febrero de 1952 inicia los trámites para fundar en pe, el 2 de marzo de 1956; lo que se repite el 16
de marzo de 1959; en este trienio operan a sor
14 Cfr. amsmp, B/2: fundación del monasterio de nuestra señora
Guadalupe de cataratas el 24 de septiembre de
de la Consolación, 1939­1964.
15 Los detalles de esta operación se pueden ver ampliamente 1960. Terminado el periodo, tiene lugar el capí­
en la ponencia del maestro Jesús Joel Peña. tulo electivo de 1962, el cual tiene como particu­
16 Cuestionario y Contestación Referente al Monasterio de Religio-
sas Agustinas Recoletas de Nuestra Madre Santa Mónica de La Pue- 18 Cfr. amsmp, B/4: documentos sobre la fundación de Tlaxcala,
bla de los Ángeles de la República Mexicana, que tiene de vida 265 1952­1958.
años. Ejemplar dactiloescrito, fs. 1­2; al parecer fue realizado por 19 Todo lo relacionado a los procesos electorales se puede cons­
sor Guillermina del Sagrado Corazón. tatar en el libro de elecciones: A/2.
17 Cfr. amsmp, B/3: documentos sobre la fundación de Cuerna­ 20 Cfr. amsmp, B/5: documentos sobre la federación de monas­
vaca, 1948­1962. terios, 1949­1975.

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


laridad el celebrarse en dos partes: la primera el sin tener más temor que el de ofenderte.
16 de marzo, cuando sor Guadalupe es postula­ Quiero olvidarlo todo y conocerte,
da como priora, lo que acepta el arzobispo, pero quiero dejarlo todo por buscarte,
solicita de Roma la confirmación, y cuando ésta quiero perderlo todo por hallarte,
llega, concluye el capítulo el 27 de junio; lo mis­ quiero ignorarlo todo por saberte.
mo sucederá en 1965; comienza el capítulo el 23
de julio y termina el 11 de agosto. Será la última Consideraciones finales
vez que presida la comunidad, ya muy mermada
de sus facultades físicas, puesto que la mayor parte A grandes rasgos he pretendido ofrecer un esbozo
del tiempo estaba en su celda; cada cierto tiempo biográfico de esta mujer absolutamente rebelde a
se le hacían transfusiones de sangre porque se le las condiciones sociales que le tocaron vivir y que
agotaban los glóbulos rojos; debido a esto se fue de­ pretendían oponerse a su ideal de vida. A mi modo
bilitando hasta que el 24 de febrero de 1967 expiró, de ver, en las pocas veces que me he asomado al
entre el dolor de sus monjas. La clerecía poblana Porfiriato me he encontrado con figuras que con
se volcó a manifestar la gran simpatía y veneración pocos o nulos recursos, con no muy extensa forma­
que profesaban a la restauradora; baste citar, a ma­ ción y educación académica, pero con gran convicción,
nera de ejemplo, que mientras estuvo abierta la mucho arrojo y gran disciplina han llevado a su cul­
capilla mortuoria se estuvieron celebrando misas minación un ideal, superando toda clase de prue­
hasta que se le trasladó al panteón francés.21 bas, la gran mayoría mujeres, lo que me ha hecho
Sólo falta añadir que no se ha tocado la parte pensar que si ellas se decidieran, podrían cambiar
más esencial de su vida: su experiencia interior, sin duda este país.
312 |
porque es ahí donde su gran actividad va a tener Es muy destacable que, superando sus dudas
sustento y fuerza; se trata de una mística que, para iniciales, sor Guadalupe se haya sobrepuesto a ese
expresar sus anhelos y deseos, recurría constan­ signo ominoso, más bien castigo, de ser relegada
temente a la poesía; el estudio de este aspecto por su comunidad, en esa llamada tribuna que es­
carismático puede ser tema abundante de otra taba situada más cerca de la calle para que se fue­
charla; ahora, sólo como ejemplo, estos breves ra, que del monasterio para que se quedara, por
versos que nos indican claramente el ideal que la barda existente por en medio. ¿Cómo fue que
perseguía: tres días después de regresar al monasterio fue
designada por el primer arzobispo poblano como
¿Qué quiero mi Jesús? ... Quiero quererte, encargada de esa misma comunidad que tres días
quiero cuanto hay en mi del todo darte, antes la consideraba como apestada?; esta cuestión
sin tener más placer que el de agradarte, que por el momento no podemos descifrar nos deja
perplejos. ¿Qué pudo suceder en la mente del arzo­
21 Para estos últimos tiempos es muy importante la crónica es­ bispo? Quizás encontremos respuesta en el archivo
crita por sor María Eugenia Diosdado Martínez; cfr. amsmp, D/11: arquidiocesano, razón por la que tanto deseamos
tres cuadernos con efemérides (1: 1 de enero de 1951 a 12 de
junio de 1960; 2: 24 de febrero de 1967 a 24 de mayo de 1968, la apertura al investigador de este acervo de la mi­
y 3: 24 de mayo de 1968 a 3 de mayo de 1970; 18 de junio de tra angelopolitana.
2002 a 18 de octubre de 2002). Recordando también que todo lo
Por otra parte, es sumamente admirable cómo
relacionado a los procesos electorales se puede constatar en el
libro de elecciones: A/2. una mística iluminada pudo hacer prevalecer sus

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ideas de reforma, y sobre todo formar y convencer bía sido en un periodo, sin agotar el bienio permi­
a las nuevas generaciones para que se transforma­ tido, porque las circunstancias externas no habían
ra y convirtiera en un ideal el futuro de una co­ permitido otro capítulo electivo; que de facto había
munidad moribunda, por sobre las circunstancias gobernado la comunidad desde 1905 hasta 1924 era
tan adversas que estaban viviendo, del exterior otra cuestión cierta, pero no válida para la jurispru­
con las continuas expulsiones del monasterio, has­ dencia.
ta su pérdida total y la formación del nuevo nido Cierto, por otra parte, que ese preferir poner al
en el molino de San Francisco. Pero además con frente de la comunidad a sor Matilde en lugar de
un plan vida verdaderamente abnegado, con una sor Rosario, la subpriora, a la que por derecho le
alimentación bastante reducida, que por las maña­ correspondía, fue la gota que derramó el vaso. Está
nas y las noches se reducía a un atole blanco y un también claro que el involucramiento de la jerar­
pan duro que horneaban ellas mismas cada ocho quía en este asunto en lugar de arreglar las cosas las
días. Si esto no es valor y rebeldía a las leyes gu­ empeoró, ya que ambas partes se vieron fortaleci­
bernamentales que permitían lupanares pero no das por quienes las apoyaban; y es que en un cisma
conventos, ¿díganme cómo lo podemos llamar?; fraterno las consecuencias son muy graves, y cierta­
ya que esta era la realidad constitucional del país, mente dificultaron el crecimiento de la comunidad,
donde lo que degradaba a la mujer estaba permiti­ que pierde a nueve miembros y no en santa paz.
do, y donde lo que procuraba un ideal más elevado Se debe por otra parte considerar que jurídi­
estaba prohibido. camente, conforme al canon 505,22 los superio­
Por otra parte, se logran superar serias dificul­ res religiosos son temporales, no lo pueden ser
tades internas que las van a llevar a un cisma en para siempre, y los de un convento no más de
| 313
la comunidad, y donde estamos ampliamente in­ tres años, con posibilidad de reelección. Que para
formados por la historiografía monacal oficial, la las monjas es el ordinario, en este caso el arzo­
que salió triunfante, pero donde no se puede dar bispo, quien debe presidir las elecciones, 506/2,
un juicio definitivo hasta no conocer los argumen­ y confirmar dicha elección, 506/4; y la postula­
tos de la oposición, al final vencida y disuelta. De ción sólo se debe admitir en caso extraordinario,
nueva cuenta notamos la gran falta de ese archivo 507/3; por lo tanto, podemos concluir que en el
metropolitano que nos puede ilustrar en esta con­ caso de sor Guadalupe hubo una anormalidad
troversia. Pero resulta obvio que un liderazgo que constante de inicio a fin, ciertamente con el apo­
ya llevaba 19 años llegó a cansar a algunas, cuya yo de los arzobispos.
lideresa se vio subestimada por una amistad perso­ Esta rebeldía y anormalidad de la que hemos
nal con una persona ajena a la comunidad, que se hablado ha dado como resultado que el enclenque
había iniciado en alguna de las casas donde debie­ monasterio que recibió cinco religiosas de avanza­
ron ocultarse por algún tiempo. da edad se haya convertido, en la actualidad, en un
Ahora bien, sólo hasta 1917 se había promul­ árbol frondoso que ha dado origen a 12 monaste­
gado el primer código de derecho canónico de la rios en el país, y dos fuera, en Brasil y en Kenia, los
Iglesia católica, y en consecuencia me parece que cuales cuentan con una población 303 monjas, con
invocar leyes para circunstancias anteriores, y que­ muy buen promedio de edad, y con perspectivas
rer así solventar una situación, era ignorarlas, ya 22Cfr. Codex Iuris Canonici, The Newman Book Shop, West­
que jurídicamente priora, sor Guadalupe sólo ha­ minster/Maryland, 1942, pp. 169­170.

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


de crecimiento, pues por necesidad algunos edifi­ món Ibarra le encarga la comunidad a sor Gua­
cios han quedado insuficientes. dalupe como presidenta interina.
1908. 17 de septiembre: continúa como presidenta
Cronograma de la vida de sor Guadalupe interina.
del Santísimo Sacramento 1911. Se le renueva el mandato; ya son 14 religiosas.
1914. 11 de marzo: debido a la Revolución, salen las
1874. 12 de junio: nacimiento de María de Jesús Gua­ religiosas del convento; son 21 religiosas. 16 de
dalupe Vadillo y Herrero, hija de don Leonido y diciembre: regresan al convento apoyadas por los
Matilde. 11 de diciembre: muerte del padre. zapatistas.
1878. 26 de mayo: bautismo; muerte de la madre. 1915. 8 de enero: vuelven a salir presionadas por los
1882. Ingresa en el hospicio Zamora. carrancistas. 25 de marzo: asalto al convento por
1884. 4 de abril: primera comunión. los carrancistas.
1886. Sale del hospicio; desde esta edad tiene direc­ 1917. 1 de febrero: muere el arzobispo Ramón Iba­
tor espiritual. rra y González. 19 de septiembre: elección de sor
1892. 11 de febrero: recibe el escapulario azul de la Guadalupe como priora. 22 de diciembre: muere
Inmaculada. sor Josefa de Santa Coleta.
1894. 11 de febrero: termina los ejercicios espirituales 1918. 5 de agosto: regresan al convento.
en la Concordia, donde decide hacerse religiosa; 1919. 24 de enero: Enrique Sánchez Paredes, arzobis­
al parecer por pláticas con su tía sor Ana Joaqui­ po de Puebla.
na de la Concepción, entonces exclaustrada en 1920. 10 de septiembre: reeligen a sor Guadalupe
su casa. 2 de marzo: se grava en el pecho el nom­ como priora, pero no se confirmó la elección
314 |
bre de Jesús. 5 de abosto: ingresa a la comunidad por ser contraria a las constituciones y al canon
de Santa Mónica como postulante. 2 de diciem- 505; queda encargada de la comunidad mientras
bre: toma de hábito e ingresa al noviciado. resuelve el arzobispo Sánchez Paredes.
1896. 28 de agosto: profesa, y posteriormente tiene 1921. 13 de enero: muere su confesor, don Joaquín
dudas sobre su vocación, quizás influenciada Vargas.
por el padre Yermo. 1923. 25 de marzo: muere el arzobispo Sánchez Pare­
1899. 3 de mayo: muere la tía Ana Joaquina. des. 20 de septiembre: sor Guadalupe es nombra­
1901: es presidenta de la comunidad sor Josefa de da presidenta.
Santa Coleta. 1924. 24 de agosto: Pedro Vera y Zuria, arzobispo de
1902. 11 de septiembre: sor Josefa de Santa Coleta es Puebla. 19 de septiembre: se pretendió hacer una
elegida priora. elección informando a la comunidad la incon­
1904. 8 de febrero: la sede poblana es erigida en ar­ veniencia de una reelección; como la candidata
quidiócesis; don Ramón Ibarra es designado pri­ mayoritaria era la misma, se suspendió el acto
mer arzobispo. 28 de marzo: orden de presentar­ hasta que llegara el arzobispo. 22 de septiembre:
se ante el arzobispo para escoger entre irse con sor Guadalupe es elegida priora; se acude a
su familia o habitar en la tribuna. Roma por considerar el arzobispo que estaba in­
1905. 21 de junio: recibe orden del arzobispo de salir capacitado para confirmarla.
a habitar una pieza en la tribuna. 16 de septiem- 1925. 25 de mayo: sor Guadalupe es confirmada, con
bre: sale de la tribuna. 19 de septiembre: don Ra­ rescripto de la congregación romana.

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1926. 17 de julio: abandonan de nuevo el convento; 1936. Marzo: sor Guadalupe continúa como presi­
son 24 religiosas. denta.
1928. 25 de agosto: enfermedad a causa de ida a Te­ 1938. 12 de noviembre: se decide fundar en México;
huacán; sor Matilde es encargada de la comuni­ solicitud al arzobispo de Puebla.
dad, no sor Rosario, la subpriora. 1939. 28 de febrero: elección de sor Guadalupe
1929. 1 de enero: el vicario general nombra presi­ como priora; el arzobispo determina acudir a
denta a sor Rosario. 4 de enero: sor Guadalupe Roma y la deja como presidenta interina. 28
advierte que sor Rosario crearía dificultades. 29 de abril: autorización del arzobispo de México
de enero: el vicario general apoya a sor Rosario para la fundación. 28 de mayo: aceptación ro­
y amenaza a sor Guadalupe. 13 de mayo: se acu­ mana de la fundación. 10 de septiembre: confir­
de a Roma; Domingo Blancas es el abogado que mación de sor Guadalupe como priora. 13 de
hace el dosier. 17 de mayo: el vicario general se diciembre: primera fundación en México en la
defiende de las acusaciones que se le hacen. 27 colonia Portales.
de septiembre: el vicario general nombra presi­ 1941. 11 de septiembre: se compra el nuevo convento
denta a sor Asunción. 30 de noviembre: se elige en 12 Oriente, número 606.
priora a sor Matilde Amada. 1942. 10 de septiembre: sor Guadalupe es elegida
1930. 1 de agosto: se inicia el trabajo del padre Ma­ priora.
yer, vicario del visitador monseñor Luis Benítez. 1945. 28 de julio: muere el arzobispo Vera y Zuria. 10
20 de octubre: el arzobispo Vera retira su decreto de septiembre: sor Guadalupe es postulada para
de exención. 28 de octubre: sor Guadalupe debe priora; mientras es presidenta.
ir a residir al convento de capuchinas de la Villa; 1946. 28 de agosto: bodas de oro de profesión.
| 315
sale el 31 de ese mes. 1948. 12 de enero: se decide fundar en Cuernavaca;
1931. 1 de febrero: la comunidad se divide en dos. solicitud al arzobispo de Puebla. 25 de julio: fun­
26 de abril: sor Guadalupe puede regresar a dación de la comunidad de Cuernavaca.
su convento. 16 de julio: se envía el dossier a 1949. 25 de febrero: sor Guadalupe es postulada prio­
Roma; el prior general Agustino Eustacio Es­ ra; mientras es presidenta.
teban llevará la causa ante la congregación de 1950. 28 de febrero: muere el arzobispo Ignacio Már­
religiosos. quez.
1932. 1 de diciembre: sor Guadalupe es elegida 1951. 3 de febrero: Octaviano Márquez, arzobispo de
priora. Puebla.
1933. 28 de febrero: llega el decreto de la congrega­ 1952. 2 de febrero: se decide fundar en Tlaxcala. 1
ción para que se haga una nueva elección; ape­ de mayo: fundación en Tlaxcala. 9 de agosto: sor
lan las inconformes. 7 de agosto al 1 de octubre: Guadalupe es postulada priora; mientras es pre­
peregrinación a Roma. 1 de octubre: la congrega­ sidenta.
ción confirma su decreto anterior. 1953. 27 de febrero: sor María del Carmen es electa
1934. 16 de mayo: expulsión definitiva del monaste­ priora al no confirmar la postulación la congre­
rio de Santa Mónica. 26 de diciembre: decreto del gación de religiosos.
arzobispo para que se entreguen las dotes a las 1955. 1 de enero: Eugenio Ayape, prior general re­
nueve disidentes; todas ya estaban colocadas en coleto, convoca a la confederación de monas­
diversos conventos. terios.

la madre Guadalupe Vadillo, restauradora del monasterio de santa mónica de puebla


1956. 2 de marzo: sor Guadalupe es electa priora. aceptó la postulación de sor Guadalupe como
1959. 16 de marzo: sor Guadalupe es electa priora. priora; cuando llega la confirmación se concluye.
1960. 24 de septiembre: sor Guadalupe es operada de 1965. 23 de julio al 11 de octubre: igual que en el capí­
cataratas. tulo anterior, sor Guadalupe es designada priora.
1962. 16 de marzo a 27 de junio: el capítulo se desa­ 1967. 24 de febrero: muere sor María Guadalupe del
rrolla en dos partes; en la primera el arzobispo Santísimo Sacramento.

316 |

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Manuel OliMón nOlascO*

El impacto de la modernidad
en la vida religiosa femenina.
Conversación a varias voces

Dintel

E
s muy conocida una anécdota fechada en 1959 en referencia al papa Juan
| 317
XXIII y su idea motriz de llevar adelante un concilio ecuménico para poner
a la Iglesia católica de cara al mundo contemporáneo y “limpiar su rostro un
tanto ajado por las huellas del tiempo”. Un prominente miembro de la curia
romana le dijo: “Santidad: no conviene abrir las ventanas de la Iglesia, pues
muchos de los que estamos dentro nos podremos resfriar”. El Papa le contestó: “Sí, efecti­
vamente; muchos se van a resfriar, pero si no abrimos las ventanas, todos vamos a acabar
por asfixiarnos”.
Si la anécdota es o no auténtica, no importa; dirían los italianos: “se non è vero e ben
trovato”. El mensaje de fondo es perfectamente real: el Concilio Vaticano II —que sesionó
de 1962 a 1965— cimbró los cimientos de una institución más que milenaria, y muchos no
sólo se resfriaron —y algunos aún siguen resfriados—, sino que contrajeron pulmonías. Y
uno de los grupos católicos más afectados por este impacto fue el de las religiosas, desde las
monjas de clausura hasta las misioneras en puestos fronterizos del mundo.
Unos años antes, contemporáneamente al anuncio del Concilio —en 1959— se presen­
tó en las pantallas la película Historia de una monja, del director Fred Zinneman, protago­
nizada por Audrey Hepburn y Peter Finch. Era la versión fílmica de la novela del mismo
nombre, de Kathryn Hulme. La crítica seria la catalogó como rodada “de manera conteni­

* Academia Mexicana de la Historia.

El impacto dE la modErnidad En la vida rEligiosa fEmEnina. convErsación a varias vocEs


da, austera e intensa”, y obtuvo premios importan­ De esa película, que vi tal vez en 1960 ó 1961,
tes en Europa, no así en Estados Unidos, donde es cuando cursaba la secundaria, tengo aún impresas
la espectacularidad la que cuenta para obtenerlos. algunas imágenes: el porte distinguido y atrayente
Las novelas y sus versiones fílmicas, como sabe­ de la religiosa vestida de blanco, el cuerpo defor­
mos, comunican más que datos verificables en sí me de un niño leproso ante la que cerré los ojos,
mismos, el curso de los sentimientos y emociones cinco negritos sonrientes ensayando en sendas ba­
que le dan color humano y liga con las emociones y cinicas el control de sus esfínteres; la lectura por la
sentimientos de quien lee o ve. madre superiora del decreto de dispensa del papa
Esta “historia”, situada en las décadas de 1930 y Pío XII y la entrega de un sobre con la dote que el
1940, narra el paso por la vida de Gabrielle van der doctor Van der Mal había dado a su hija que, aunque
Mal, hija de un prominente cirujano belga que tuvo Gabrielle quiso no recibir y pidió que el dinero se
desde niña el impulso caritativo de servir a los de­ destinara a las obras del Congo, la superiora insistió
más y deseaba sobre todas las cosas poder servir en en que lo aceptara.
un hospital en el Congo (entonces todavía Belga), y El título que en francés se le dio a la película, Au
encontró como mejor camino para lograrlo ingresar risque de se perdre (En el riesgo de perderse) definió
a una comunidad religiosa que tenía instituciones extraordinariamente el drama de la mujer religio­
en “tierras de misión”. Su fuerte carácter le dificultó sa puesta delante de algunos signos distintivos de
la sumisión a un reglamento monótono que dejaba la modernidad: el desarrollo de las cualidades indi­
poco espacio a la iniciativa y a la búsqueda de ca­ viduales, la importancia de las iniciativas y, sobre
minos. No obstante, superó los obstáculos iniciales, todo, la responsabilidad ante la propia conciencia.
hizo su profesión de votos temporales e inmediata­ La sumisión de la voluntad propia y el seguimiento
318 |
mente después siguió la carrera de medicina, que de las líneas comunitarias serían puestas en tela de
concluyó con honores. Como prueba a su humil­ juicio y necesariamente confrontadas con los valo­
dad, no se le envió a África sino a un hospital psi­ res señalados antes. ¿Esto pondría en riesgo la sal­
quiátrico en Bruselas, donde tuvo experiencias muy vación del alma?
duras con los enfermos. Finalmente fue enviada al
Congo, donde desarrolló una actividad intensa y efi­ La ampliación del papel de la mujer
ciente al lado del doctor Fortunat, médico eminen­ en el mundo contemporáneo
te, sólo que “ateo y cínico”, que la admiraba más allá
de sus cualidades profesionales. El exceso de trabajo Sin duda en Europa los efectos existenciales de dos
y las condiciones de vida en el lugar la llevaron a guerras mundiales modificaron el ethos de grandes
contraer tuberculosis, de la que salió adelante gra­ colectividades y, desde luego, contribuyeron a des­
cias a la atención de Fortunat. Regresó a Bélgica y mantelar, si bien no de una manera tan violenta
ahí le tocó el desarrollo de la Segunda Guerra Mun­ como las guerras mismas, el entramado judeocris­
dial, que le trajo un conflicto de conciencia: su pa­ tiano de la cultura. Quizá los organismos comu­
dre fue asesinado por los nazis por haber ayudado a nitarios más afectados por los cambios culturales
enfermos de la resistencia belga y la congregación fueron las congregaciones religiosas femeninas y
religiosa les había prohibido asumir posiciones polí­ las organizaciones judías que habían mantenido es­
ticas a favor o en contra de los beligerantes. Solicitó pacios prácticamente incontaminados por el Estado
al Papa la dispensa de votos y la recibió. moderno desde la Edad Media. En el acervo de la

bolEtín dE monumEntos históricos | tErcEra época, núm. 30, EnEro-abril 2014


filosofía y la literatura contemporáneas encontra­ la superficie o la conversación anecdótica en esta
mos muy buenas reflexiones, algunas de ellas en temática. Ella presentó en el Sínodo de América con­
clave estética, debidas a novelistas y poetas católi­ vocado por el papa Juan Pablo II, en 1997, una po­
cos, sobre todo franceses, como Bernanos, Claudel nencia en la que, entre otras cosas, afirmó:
o Julien Green. La aportación singular de Hanna
Arendt con su análisis implacable de la realidad del […] Hay que perder el miedo a ser vistas como “no
totalitarismo y la “banalidad del mal” y las lecciones buenas”, “no dóciles”, “no servidoras”. Durante siglos
vitales de los existencialistas Camus, Gide, Marcel y y siglos se nos ha enseñado a decir sí de modo in­
algunos otros, nos ayudan a reconocer un contexto condicional. María, se nos decía a las mujeres, es el
que no es exclusivamente europeo sino del Occi­ modelo: ella siempre dice sí […] Pero la verdad es que
dente de raíces judeocristianas. María […] supo decir sí y decir no (Mateo 5, 37). La hu­
A las religiosas católicas les afectó también el es­ mildad va de la mano con la verdad. El “Magnificat”
pacio diferente tanto en el área de la vida cotidiana canta sí a la pobreza y la salvación y no a la arrogancia
como de inserción en la vida productiva y las deci­ y la soberbia. Aprender a decir sí y no, discernir en li­
siones públicas que se abrió a las mujeres. bertad del Espíritu, sin ideologías políticas, teológicas
El papa Pío XII en buen número de radiomen­ o “espirituales”.3
sajes durante la Segunda Guerra, y en su encíclica
Sacra Virginitas de 1954, señaló algunos puntos in­ Más allá, pues, de un cambio superficial o de
teresantes de reubicación de la vocación femenina. modelos externos, verificable en las estadísticas
Sin embargo, dentro de la Iglesia católica fue la ex­ referentes a las congregaciones religiosas, la crisis
hortación apostólica Marialis cultus, de Paulo VI, del proviene de dimensiones cualitativas del contexto
| 319
2 de febrero de 1974, la que, a propósito de la recta vital, no todas ellas asumidas conscientemente.
devoción mariana, dio un giro antropológico en re­
lación con el papel activo de la mujer: Peculiaridades de la historia de México

[…] La mujer contemporánea, deseosa de participar Lo anterior está presente en el caso mexicano, si
con poder de decisión en las elecciones de la comu­ bien la trayectoria histórica hasta la etapa del con­
nidad, contemplará con íntima alegría a María que, cilio tiene características peculiares que atienden a
puesta a diálogo con Dios, da su consentimiento ac­ las circunstancias tanto de las condiciones sociales
tivo y responsable no a la solución de un problema como de la misma historia, que no sigue el mismo
contingente, sino a la “obra de los siglos” como se ha derrotero de los demás países de tradición católica.
llamado justamente a la Encarnación del Verbo.1 Conviene referirnos en primer lugar a los efec­
tos de la reforma liberal del siglo xix. Es suficiente­
Una teóloga laica católica uruguaya, por desgra­ mente conocido el ataque a los bienes patrimonia­
cia poco conocida, María Teresa Porcile, en un ex­ les de las religiosas durante la aplicación —brutal,
celente estudio —La mujer, espacio de salvación—2 implacable e irrespetuosa de la libertad en todas
dio aportaciones fundamentales para ir más allá de partes— de los decretos de Veracruz de 1859, más

1 N. 37. 3 Ser teóloga desde América Latina: urgencia y desafío de ver la


2 Imdosoc/Librería Parroquial, México 1993. En Uruguay se salvación desde la mujer, página electrónica sedosmission, consul­
publicaron tres ediciones: Montevideo, Trilce, 1991­1993. tada el 9 de noviembre de 2013.

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conocidos como Leyes de Reforma. No hemos de­ Fue, sin embargo, después del desmantelamiento
jado de lamentar el daño irreparable causado al casi total en los años de la presidencia de Sebastián
patrimonio edificado y al legado artístico y cultural Lerdo de Tejada, cuando iniciativas varias, nacidas
obtenido en siglos y perteneciente a todos los mexi­ en nuestro propio país, restauraron la vida religiosa
canos. Sin embargo, el impacto de esas acciones de femenina, sólo que ya no dentro del claustro, sino
los gobiernos liberales tocó fibras sensibles del esti­ en el apostolado directo, al modo de las Hijas de la
lo de vida femenino, de las relaciones familiares y Caridad de San Vicente de Paul, aunque con votos
del entorno social; cambió radicalmente un orden públicos, sobre un modelo modesto pero efectivo.
funcional que no encontró con facilidad sustitución Fueron las guadalupanas del padre Plancarte, las jo­
y pareció no haber lugar para la vida religiosa en sefinas asesoradas por el padre Vilaseca las que, en
el ambiente que dejaba su estructura tradicional a obras hospitalarias o educativas, con el “Jesús en la
pesar del ininterrumpido aprecio popular. boca” ante alguna inspección del gobierno, volvie­
Primeramente, la prohibición de emitir votos ron a poner sobre el tapete de la vida mexicana a
religiosos y de organizarse comunitariamente en las religiosas. La ciudad de México, así como las de
“órdenes monásticas”, expresada en la constitu­ Guadalajara, León, Puebla, Morelia y aun rincones
ción de 1857, lanzó de pronto a la clandestinidad alejados del gran México rural de entonces, vieron
y a la ilegalidad a toda mujer que deseara seguir aparecer pequeños hospitales, escuelas de primeras
la vocación religiosa. La expulsión de las Hijas letras, asilos, orfanatos y otras obras que fueron to­
de la Caridad, la mayoría de ellas mexicanas, he­ leradas por las autoridades, tanto por el apoyo que
cha por Sebastián Lerdo de Tejada en 1875 rebasó tenían sus servicios entre las clases altas y el pueblo
los límites de una lectura jurídica correcta de la llano, como porque cubrían aspectos de alivio de
320 |
condición de la mujer religiosa. Por consiguiente, necesidades sociales desatendidas por la implanta­
a pesar de que la realidad externa, sobre todo después ción de los mismos principios liberales. Muy impor­
de 1940, lo desmentía, antes de la modificación tante también fue la lenta y difícil restauración, en
del artículo 5o. de la Constitución de 1917 en 1991, condiciones físicas y económicas precarias, de las
que calcaba a la del siglo xix, la “espada de Damo­ antiguas órdenes contemplativas: clarisas, capuchi­
cles” estaba sobre la cabeza de toda congregación nas, agustinas, dominicas y otras que, sin recuperar
religiosa y sus miembros, elemento psicológico de sus antiguos y señoriales monasterios, volvieron a
no poca importancia e ingrediente natural de la formar parte de la cotidianidad urbana viviendo en
“simulación” mexicana, viva por tantos años. modestas casas.
Los embates de las persecuciones hirieron un Visto ese fenómeno a la distancia, esas fundacio­
estilo de vida arraigado en el tiempo. No obstante, nes fueron sobre todo respuesta a necesidades con­
permitieron paradójicamente una reforma anhela­ cretas y muestra del vigor apostólico de una Iglesia
da por mucho tiempo en la que se tomara en cuen­ que había salido purificada —juvenil y pobre— de la
ta la llamada de la vocación y la respuesta libre de vorágine de la “reforma”. La generosidad y la espon­
la persona para asumir la vida monástica. Algunas taneidad tuvieron un lugar más destacado que las
leyes dentro del paquete legislativo liberal, que no exigencias canónicas. De esta realidad proviene que
pudieron ser puestas en vigor, pretendieron regu­ el crecimiento del número de miembros de las con­
lar la asunción libre de los votos religiosos, pero gregaciones no haya ido a la par de las exigencias en
con una carga excesiva de intervención del Estado. el reclutamiento y selección de ellos, y sobre todo

bolEtín dE monumEntos históricos | tErcEra época, núm. 30, EnEro-abril 2014


en la formación humana, intelectual e incluso pro­ tal que, junto con otros elementos ambientales pro­
piamente religiosa. Para algunas “niñas” de zonas pios de la “guerra fría”, incluida la visita del presi­
rurales, que fueron invitadas a las comunidades y dente John F. Kennedy en junio de 1962, modera­
que en muchas ocasiones no sabían ni siquiera leer ron la tendencia anunciada por el presidente Adolfo
y escribir, el ingreso fue, en cierto modo, promoción López Mateos sobre la “extrema izquierda” de su go­
de su lugar en la sociedad. bierno que terminó en una “atinada izquierda den­
Estas condiciones, a pesar de que en la década tro de la constitución”, y la semejanza expresada en­
de 1950 hubo un crecimiento cuantitativo de las tre la Revolución Mexicana y la cubana enfatizada
obras, sobre todo educativas y buen número de re­ en discursos de 1959 y 1960.5
ligiosas tuvieron formación profesional, continua­ El concilio emitió un documento especial titula­
ron siendo prácticas comunes hasta los tiempos del do Decreto sobre la adecuada renovación de la vida
concilio.4 Además, a pesar de que mucha gente re­ religiosa. El título mismo y sus primeras palabras:
cibía el servicio de las religiosas, por ejemplo, en los Perfectae Caritatis per consilia evangelica prosecutio-
colegios, casi nadie conocía en realidad lo que pasa­ nem (“La aspiración a la caridad perfecta por medio
ba en las comunidades. De igual manera, la vida in­ de los consejos evangélicos”) llevaban una línea pro­
terna de los conventos de religiosas contemplativas gramática que presagiaba dificultades. ¿Qué querría
que se habían restaurado era desconocida aun por decir el adjetivo adecuada adherido al sustantivo ac­
quienes acudían por las delicias culinarias que se tivo renovación? ¿Eso de la aspiración a la caridad
confeccionaban en ellos, e incluso por sacerdotes y perfecta no llamaba a todo lo contrario, a una vida
miembros de asociaciones piadosas que solicitaban rutinaria y de “costumbres” probadas?
ornamentos litúrgicos o implementos para las cele­ Las disposiciones conciliares conducían a que se
| 321
braciones de los sacramentos, estandartes para las lanzaran dos miradas igualmente importantes. La
procesiones y tejidos o bordados varios. primera al pasado, a los orígenes de la congregación
a la que se pertenecía, para descubrir la llama de un
Los cambios socioculturales carisma, es decir, de un don percibido inicialmente
del México contemporáneo y sus efectos por un fundador o fundadora, y participado como
servicio a los demás. La segunda, a los “signos de los
Para la Iglesia en México, la convocatoria al concilio tiempos presentes”, con los desafíos que el mundo
fue una entera sorpresa. La preocupación y ocupa­ presentaba precisamente al impulso radical que su­
ción de la jerarquía y de las organizaciones laicales, ponía tomar en serio la aspiración a la caridad perfec-
como la Acción Católica, era el peligro de la expor­ ta, que arrancaba del inmovilismo y la repetición.
tación del comunismo criollo incubado en la Revo­ No hace falta insistir en que tal altura de miras
lución cubana. La campaña más que exitosa puesta produjo un impacto demoledor en buen número de
bajo la frase “¡Cristianismo sí, comunismo no!”, ocu­ congregaciones y de sus miembros, acostumbradas
pó un lugar destacado en la opinión pública, sobre a la seguridad de una vida reglamentada y aislada.
todo en 1962 y 1963. La movilización que causó fue 5 Sobre este tema presenté, en septiembre de 2012, una ponen­
cia titulada “México y su Iglesia en 1962: entre la Revolución
4 A solicitud del consejo general de la congregación Misione­ cubana y el Concilio”. Se publicó casi completa en Efemérides
ras de Jesús Sacerdote escribí una obra que permanece inédita Mexicana, revista de la Universidad Pontificia de México, 30/90,
y que ilustra esta situación: “Dolores Echeverría. Una mujer al septiembre­diciembre de 2012, pp. 335­379. La versión completa
paso de los tiempos”. puede consultarse en www.olimon.org.

El impacto dE la modErnidad En la vida rEligiosa fEmEnina. convErsación a varias vocEs


Las reuniones generales (capítulos generales de re­ por ejemplo, la educación informal o la catequesis
novación) que el concilio prescribió para todos los parroquial en lugar de sostener escuelas acosadas
institutos y la necesidad de plasmar en las propias cada vez más por una educación particular domi­
constituciones esa doble mirada, trajo consigo una nada por la oferta de “inglés y computación” o la
crisis profunda que tuvo como efectos la pérdida de publicidad no siempre veraz de ofrecer “educación
muchos miembros, incluso de votos perpetuos, un en valores”. No han sido pocas tampoco las que de­
difícil periodo de improvisaciones y cambios irre­ cidieron salir a lugares marginados de las grandes
flexivos y cierto desconcierto en el ambiente cerca­ urbes o atender las necesidades materiales y es­
no a las obras. pirituales de ancianos desamparados o enfermos
Estas realidades coincidieron en México con la terminales, pero no en asilos u hospitales propios,
trasformación acelerada de la sociedad que pasó de con toda la carga burocrática que suponen, sino en
ser mayoritariamente rural a mayoritariamente ur­ sus casas o aun en la calle. Tal vez una de las ac­
bana, así como de la ampliación de las oportunida­ ciones más valiosas, pero casi desconocida para el
des educativas para las mujeres en todo el territorio público y para los mismos católicos, es la presencia
del país. La procedencia de las candidatas a la vida de religiosas mexicanas en lugares de misiones ex­
conventual era sobre todo del campo, pues eran rarí­ tranjeras, expuestas a riesgos muy altos para su vida
simas, por ejemplo, las ex alumnas de los colegios ur­ misma: existen monasterios de religiosas contem­
banos que ingresaban a una congregación religiosa. plativas formados por mexicanas en diversos países
de África, y son bastantes las misioneras dedicadas
La vida religiosa femenina: directamente al servicio al prójimo en comunida­
no sólo pasado, también presente y futuro des indígenas de América del Sur, en países de Asia
322 |
y hasta en los emiratos árabes.
Las diferenciaciones socioculturales afectaron de ma­ La generosidad propia de la mujer mexicana
nera directa a las religiosas mexicanas, y uno de los está presente en estas nuevas formas de la vida reli­
efectos más fáciles de reconocer se encuentra en la giosa y merece ser conocida y apreciada, pues estas
inversión en la pirámide de la edad promedio que mujeres representan una presencia muy distinta a
marca actualmente un notorio envejecimiento. La la reductiva, pero todavía común de sus tareas en la
búsqueda de vocaciones, realizada más mediante fabricación de galletitas y rompope a nivel mínimo
jornadas de conocimiento e inducción que de ma­ y artesanal. Ellas son una de las mejores partes de
nera espontánea o casi a modo de “redadas” en las lo bueno que existe en México y que nos da espe­
poblaciones rurales, es también un cambio notable. ranza y alegría. Son un sonido de campanas festivas
No obstante, la asimilación de los lineamientos que nos ayudan a creer en el destino sano de nues­
del concilio, bien realizada en muchas partes, dio tra nación y de nuestra gente.
a las religiosas mexicanas espacios de mayor pro­ Tema, pues, no de arqueología o de historia vi­
fundidad en cuanto a la atención a necesidades rreinal, sino de presente y porvenir es éste de la
fronterizas y mayores oportunidades de realización vida religiosa femenina mexicana, fuente fecunda
personal. No han sido pocas las congregaciones que de vitalidad y entrega. Tema que merece mucho
decidieron desinstitucionalizarse, es decir, atender, más que esta conversación “a varias voces”.

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RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS RESEÑAS RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS

Leonardo F. Icaza Lomelí,


Tecnología hidráulica
de las haciendas de Tlaxcala,
México, inah (Historia, serie Logos), 2013
María del Carmen León García*

L
os usos del agua entre blema del agua en la historia de ción. Algunos tratadistas creían
los siglo xviii y xix, es el México. que colocando dentro de los de-
tema que encontramos Algunos datos curiosos, pero pósitos un vaso de vidrio lleno
desarrollado en el libro Tecno- no menos importantes, llenan de sal, de vinagre o de azogue
logía hidráulica de las haciendas de contenido humano a una tapado podría conservarla. | 323
de Tlaxcala, de Leonardo Icaza investigación especializada en Unos más aseguraban que in-
Lomelí, recientemente publi- tecnología hidráulica que troduciendo piedras de cal viva;
cado por el Instituto Nacional en primera instancia pudiera otros recomendaban que los
de Antropología e Historia parecer al lector áridamente depósitos estuvieran a cubierto,
(inah). técnica. En cambio, el autor que no les diera la luz del sol,
En la primera parte, el texto introdujo especificaciones que y con buena ventilación y, por
explica el medio geográfico, dan sentido a la tecnología y último otros aseveraban que
legal y económico de la región arquitectura empleadas para poniendo en el agua peces o
de estudio. En la segunda parte, solucionar el abasto y consumo cultivando una pequeña yerba
enfoca las soluciones arquitec- del agua; nos dice, por ejemplo: flotante (lentejuela), se evitaba
tónicas al problema de los usos la putrefacción del líquido. (pp.
del agua en ese medio durante El agua almacenada en 50-51).
los siglos xviii y xix. Un objeto recipientes, ya sean aljibes o
de estudio amplio y complejo cisternas, dura de uno a dos O comprender el cálculo
que el autor logró sintetizar en meses, dependiendo de las que debía realizarse en la cons-
160 páginas de obligada lectura condiciones, sin echarse a trucción de un jagüey, cuya
para los investigadores del pro- perder, por lo que se tenía que función estaba encaminada a
recurrir a métodos que evitaran solucionar las necesidades de
* Coordinación Nacional de Monumen-
tos Históricos, inah. o previnieran su descomposi- agua en la producción agrícola,

reseñas
RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS RESEÑAS RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS

la crianza de peces o la gana- rrolló una metodología de in- Debo subrayar la importan-
dería, Icaza lo facilita acompa- vestigación en donde confluían cia que Leonardo Icaza dio al
ñando su explicación con la tres pilares fundamentales en la trabajo de campo, en el cual la
siguiente nota: disciplina antropológica aplica- observación y registros minu-
da al estudio de la que él llama- ciosos eran fundamentales: la
Para poder tener una idea de ba arquitectura para el agua: el fotografía, el levantamiento de
la cantidad de agua que se ne- trabajo de campo, la consulta croquis y de medidas. Estas
cesita para una hacienda cuya de documentos de archivo de la últimas, que rara vez corres-
producción esté dedicada en época estudiada y la revisión de pondían al sistema métrico
parte a la ganadería, tenemos tratadistas clásicos, sin olvidar, decimal, lo llevaron a poner
que las cantidades mínimas claro está, la consulta bibliográ- especial atención al problema
de agua requeridas para un fica. de los pesos y las medidas an-
caballo son 50 litros diarios, Él mismo refirió su método tiguos y, por ende, desarrollar
una vaca o buey 30 litros, un en este libro al exponer algunas una técnica específica para su
carnero dos litros y un cerdo conclusiones sobre la construc- inventario, en donde la antro-
324 | tres […] (p. 74). ción de los aljibes: pometría y el cordel fueron sus
herramientas principales.
En otro capítulo del libro Después de algunas medicio- Encuentro en este breve
proporciona al lector los por- nes se pudo verificar el sistema pero minucioso estudio la
menores del acabado imper- de proporción y de medidas. interesante clasificación de los
meabilizante de los aljibes, el Al comparar documentos de la edificios construidos con base
cual se hacía “con un aplanado época virreinal y del siglo xix en cinco funciones o propósitos
o enjarrado, donde se utilizaba con lo que opinaba un trata- del agua: la captación, la eleva-
una mezcla de cal con polvo dista, se llegó a la conclusión ción, la conducción, el alma-
de ladrillo y agua en la que de que existían reglas sencillas cenamiento y el control. Estos
previamente se ponen materia- para las proporciones de los propósitos, a su vez, se relacio-
les vegetales y se deja reposar depósitos; si éste era cuadrado, nan con cuatro tipos de abas-
en un recipiente durante días, o su altura no debía exceder un tecimiento, ya sea la lluvia, un
bien con un mortero a base de cuarto de su lado y el grueso río, un manantial o un manto
cal y polvo de tezontle” (p. 113). un séptimo de esa misma subterráneo. De estas observa-
Precisiones como estas que proporción, no sobrepasando la ciones, el autor propone siete
resalto, demuestran la maestría dimensión de 50 pies. Si el de- tipos de construcciones y los
que Leonardo Icaza alcanzó en pósito era rectangular, entonces expone de acuerdo con su im-
la investigación del patrimonio la parte más larga debería tener portancia numérica, es decir, la
construido. Ciertamente desa- el mayor espesor (p. 110). cantidad en que se encontraron

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS RESEÑAS RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS

dentro de las haciendas de Tlax-


cala. Así tenemos a los jagüeyes
(65 ejemplos estudiados), los
pozos (48 ejemplos estudiados),
las norias (27 ejemplos estudia-
dos), los aljibes (10 ejemplos
estudiados), los acueductos
(cuatro ejemplos estudiados),
los diques (seis ejemplos estu-
diados) y las galerías filtrantes
(dos ejemplos estudiados).
El libro lo estructuró en dos
partes; en la primera aborda los
aspectos sobre las fuentes de
abasto de agua, la legislación, el Figura 1. sistema hidráulico de un acueducto, p. 128.

financiamiento de las obras y la | 325


procedencia y uso del preciado escurrimientos eran su principal como existen dos tipos princi-
líquido; en la segunda parte forma de abastecimiento. Otro pales de galerías filtrantes, las
explica su metodología, y luego aspecto que aclaró Leonardo construidas siguiendo el manto
trata —en capítulos separados— Icaza fueron las relaciones de subterráneo y las que buscan
a cada uno de los siete tipos de los diferentes edificios hidráu- el agua de filtración antes de
arquitecturas para el agua. licos entre sí; por ejemplo, que se forme un manto acuí-
Es importante distinguir la los jagüeyes con los diques, fero, las que se localizaron
relación de las construcciones diques con fuentes, fuentes con en Tlaxcala son del tipo que
con el medio ambiente, porque acueductos o pozos con piletas, sigue un manto subterráneo.
el autor encontró un vínculo etc., y presenta el croquis del Es decir, las galerías filtrantes
estrecho entre las soluciones sistema hidráulico de un acue- tienen la función de captar y
constructivas y las fuentes de ducto que explica esa relación retener el agua en el proceso
abastecimiento. Por ejemplo, (figura 1). de filtración.
descubrió que las haciendas Por otra parte, al tratar las Debo mencionar que el tra-
con jagüeyes, los cuales cons- dos únicas galerías filtrantes bajo de investigación histórica
tituyen la mayoría de edificios existentes, afirmó que “la de Leonardo Icaza estuvo enca-
construidos, no estaban ubica- naturaleza de los terrenos y del minado a lograr el fin último de
das a orillas de ríos o manan- agua son los que determinan la rescatar y conservar el patrimo-
tiales, por lo que la lluvia y sus construcción de una galería”; y nio hidráulico construido. Así

reseñas
RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS RESEÑAS RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS

de claro lo dijo al final de sus historia de Tlaxcala sino de Icaza. Al inicio de los años de
conclusiones: todo México (p. 155). 1980, el Seminario llevó a cabo
la elaboración de un Catálo-
Nos preguntamos, ¿qué de- La sólida trayectoria acadé- go de Haciendas del Estado de
recho tenemos para destruir mica del doctor Leonardo Icaza Tlaxcala, y durante esa investi-
una obra del pasado que Lomelí, recordado maestro gación el autor se percató de la
aparentemente ya no tiene y amigo, dio como resultado necesidad de hacer el análisis
ninguna utilidad o, lo que una obra importante sobre el de la solución arquitectónica a
es peor, porque no sabemos pasado de la arquitectura y tec- los problemas del suministro
o no comprendemos lo que nología hidráulicas en México, y los usos de agua en las ha-
es? El futuro juzgará esta un patrimonio muchas veces ciendas que catalogaban.
época al descubrir que por olvidado, pocas veces estudia- Es decir, cubrir el hueco que
negligencia y falta de identi- do y frecuentemente destruido. existía en la bibliografía his-
ficación con nuestro medio El libro Tecnología hidráulica de tórica sobre las respuestas
ambiente, se ha negado a las haciendas de Tlaxcala es uno constructivas a los problemas
326 | las generaciones futuras la de tantos ejemplos de esa labor originados por el agua en esa
participación en las solucio- que abarcó más de 30 años. región durante los siglos xviii
nes edificatorias. Seremos Efectivamente, esta investi- y xix. Gracias a las gestiones
culpables e incluso cómplices gación la realizó dentro del de la deh tenemos ahora
si permitimos su alteración Seminario de Estudios del Arte, publicado el resultado de ese
o destrucción. En cambio, si de la Dirección de Estudios trabajo que permaneció me-
optamos por su conservación Históricos (deh) del inah, el canoescrito durante muchos
y comprensión, salvaremos cual estuvo conformado por So- años, y es un referente funda-
no sólo el agua, sino aquella nia Lombardo, Mariano Mon- mental para la investigación y
arquitectura que sirve para terrosa, José Antonio Terán, conservación del patrimonio
conservarla; con elementos Leticia Talavera, Guadalupe de tecnológico y arquitectónico
esenciales, no sólo para la la Torre y el propio Leonardo de México.

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


s e m b l a n z a

En memoria de la arquitecta Gabriela Dena Bravo


(24 de marzo de 1953-7 de marzo de 2014)

P
ersonal y autoridades de la Coordina-
ción Nacional de Monumentos Histó-
ricos (cnmh) del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (inah), externan su
pesar por la irreparable pérdida de la compa-
ñera y amiga a la que todos llamaban cariño-
samente Gaby Dena. Ella obtuvo los títulos | 327
de arquitecta por la Universidad Nacional Au-
tónoma de México (unam) y el de maestra en
Arquitectura con especialidad en Restaura-
ción de Monumentos por la Escuela Nacional
de Conservación, Restauración y Museo-
grafía “Manuel del Castillo Negrete” del inah
(encym). Cursaba la maestría en Análisis, Teoría e Historia de la Arquitectura en la unam.
Su vida laboral de 37 años en esta institución estuvo dedicada a la conservación y difu-
sión del patrimonio nacional edificado. Se destacó en las actividades desarrolladas en torno
a la catalogación de monumentos históricos de la delegación Álvaro Obregón de la ciudad
de México, en la actualización de los catálogos de monumentos históricos del Centro His-
tórico de la ciudad de México y la delegación Talpan, así como en la publicación del Boletín
de Monumentos Históricos, primera y segunda época, durante la administración del doctor
Efraín Castro Morales y la de la arquitecta Virginia Isaak Basso, en esta última también
colaboró, a solicitud de la Coordinación Nacional de Difusión (cnd), en la revisión y, en
su caso, aprobación de las miniguías de monumentos históricos dentro del denominado
Proyecto México.
La experiencia obtenida a lo largo de sus años laborales y su constante preparación
profesional a través de cursos, diplomados y seminarios, le permitió participar en even-

semblanza
s e m b l a n z a

tos académicos con ponencias, conferencias, presentación de libros y artículos científicos,


enfocados siempre a difundir el conocimiento y la conservación de nuestro patrimonio
cultural edificado.
Otro aspecto a destacar de la personalidad de Gaby Dena fue su don de gentes; ella deja
en la memoria de sus compañeros de trabajo y amigos el recuerdo de su generosidad y
buen carácter. Recordaremos su rostro siempre sonriente, su palabra amable, su trato fino
y cordial. En el aspecto laboral su entrega y profesionalismo por un compromiso estable-
cido en pro del conocimiento, la conservación y difusión de nuestro patrimonio cultural.
Su prematuro fallecimiento —acaecido el 7 de marzo de 2014— deja en las personas que
la conocimos un enorme vacío, pero un recuerdo grato y positivo; para la Coordinación la
pérdida de una colaboradora dedicada y comprometida con su profesión y con la Institu-
ción a la que perteneció.
Van estas líneas dedicadas a la grata memoria de nuestra entrañable amiga y compañe-
ra de trabajo. Descansa en paz Gaby Dena.

coordinación nacional de monumentos históricos, inah

328 |

boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 30, enero-abril 2014


Boletín de Monumentos Históricos, tercera época
Normas para la entrega de originales

1. La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del inah, 9. En caso de artículos publicados en libros, deberán citarse de
a través de la Subdirección de Investigación, invita a todos los la siguiente manera:
investigadores en antropología, historia, arquitectura y ciencias
afines a colaborar en el Boletín de Monumentos Históricos, ter- a) nombre y apellidos del autor; b) título del artículo entre-
cera época, con el resultado de investigaciones recientes que comillado; c) título del libro en letras cursivas, anteponiendo
contribuyan al conocimiento, preservación, conservación, res- la preposición en; d) tomo y volumen; e) lugar de edición; f)
tauración y difusión de los monumentos históricos, muebles e editorial; g) año de la edición; h) página(s) citada(s).
inmuebles de interés para el país, así como con noticias, rese-
ñas bibliográficas, documentos inéditos, avances de proyectos, 10. En el caso de archivos, deberán citarse de la siguiente manera:
decretos, declaratorias de zonas y monumentos históricos.
a) nombre completo del archivo y entre paréntesis las siglas
2. El autor deberá entregar su colaboración en original impre- que se utilizarán en adelante; b) ramo, nombre del notario
so, con su respectivo respaldo en disco compacto (cd) con su u otro que indique la clasificación del documento; c) legajo,
nombre, título de la colaboración y programa de captura uti- caja o volumen; d) expediente; e) fojas.
lizado. Deberá incluir un resumen no mayor de 10 renglones,
un abstract, así como cinco palabras clave, que no sean más 11. Las locuciones latinas se utilizarán en cursivas y de la si-
de tres de las que contiene el título del artículo. guiente manera:

3. El paquete de entrega deberá incluir una hoja en la que se op. cit. = obra citada; ibidem = misma obra, diferente página;
indique: nombre del autor, dirección, número telefónico, ce- idem = misma obra, misma página; cfr. = compárese; et al.
lular, fax y correo electrónico, institución en la que labora, = y otros.
horarios en que se le pueda localizar e información adicional
que considere pertinente. Las abreviaturas se utilizarán de la siguiente manera: p. o
pp. = página o páginas; t. o tt. = tomo o tomos; vol. o vols.
4. Las colaboraciones no deberán exceder de 40 cuartillas, inclu- = volumen o volúmenes; trad. = traductor; f. o fs. = foja o
yendo ilustraciones, fotos, figuras, cuadros, notas y anexos (1 fojas; núm. = número.
cuartilla = 1800 caracteres; 40 cuartillas = 72000 caracteres).
El texto deberá presentarse en forma pulcra, en hojas bond car- 12. Los cuadros, gráficos e ilustraciones deberán ir perfectamen-
ta y en archivo Word (plataforma pc o Macintosh), en altas y te ubicados en el corpus del trabajo, con los textos precisos
bajas (mayúsculas y minúsculas), a espacio y medio. Las citas en los encabezados o pies y deberán quedar incluidos en el
que rebasen las cinco líneas de texto, irán a bando (sangradas) disquete o disco compacto (cd).
y en tipo menor, sin comillas iniciales y terminales.
13. Las colaboraciones serán sometidas a un dictaminador espe-
5. Los documentos presentados como apéndice deberán ser in- cialista en la materia.
éditos, y queda a criterio del autor modernizar la ortografía
de los mismos, lo que deberá aclarar con nota al pie. 14. Las sugerencias hechas por el dictaminador y/o por el co-
rrector de estilo serán sometidas a la consideración y aproba-
6. Las ilustraciones digitalizadas deberán entregarse al tamaño ción del autor.
de 30 cm de ancho, en formato jpg o tiff con una resolución de
300 dpi (pixeles por pulgada cuadrada) y deberán incluir pie 15. Sobre las colaboraciones aceptadas para su publicación, la
de foto con autor o fuente. Coordinación Editorial conservará los originales; en caso
contrario, de ser negativo el dictamen, el autor podrá apelar
7. La bibliografía deberá incluirse como notas a pie de página; y solicitar un segundo dictamen, cuyo resultado será inape-
la primera vez que se cite la fuente consultada se incluirá la lable. En estos casos, el texto será devuelto al autor.
referencia completa. Los datos a consignar deberán ir sepa-
rados por comas: 16. Cada autor recibirá cinco ejemplares del número del Boletín
de Monumentos Históricos en el que haya aparecido su colabo-
a) nombre y apellidos del autor; b) título de la obra en letras ración.
cursivas; c) tomo y volumen; d) lugar de edición; e) nombre
de la editorial; f) año de la edición; g) página(s) citada(s). * * *

8. Las citas de artículos de publicaciones periódicas deberán con- Las colaboraciones podrán enviarse o entregarse en la Subdirec-
tener: ción de Investigación de la Coordinación Nacional de Monumen-
tos Históricos del inah, en la calle de Correo Mayor núm. 11, Cen-
a) nombre y apellidos del autor; b) título del artículo entrecomi- tro Histórico, México, D.F., C.P. 06060, tel. 55 42 56 46.
llado; c) nombre de la publicación en letras cursivas; d) número
y/o volumen; e) lugar de edición; f) fecha y página(s) citada(s). correo electrónico: [email protected]
Índice
Ø Los senderos interiores de los conventos Ø “[…] por la mala vida que su marido
de monjas | asunción lavrin le daba […]”. Las celdas y las tribulaciones
de la vida femenina a principios del siglo xviii
Ø El legado del rosario milagroso | cristina ratto
en los escritos de viaje de sor Ana
de Cristo hacia Filipinas | sarah e. owens Ø Del convento de San Lorenzo de México
al Museo de Chaumont, el redescubrimiento
Ø “Breve relacion de las sumptuosas fiestas, de una espectacular pintura mexicana
que hizo el sagrado convento de carmelitas de la época colonial | raphaële carreau
descalzas de la ciudad de Santa Fe, de
el Nuevo Reyno de Granada, en la Ø Paraíso ameno. La representación
canonizacion de San Juan de la Cruz” de la profesión carmelita y su significado
| marta fajardo de rueda en la pintura virreinal
| mayela flores enríquez
Ø Sor Juana de Maldonado y Paz: vida
y leyenda | coralia anchisi de rodríguez Ø El convento de Corpus Christi de México.
¿Joya de un anhelo frustrado?
Ø Ingredientes para la cocina conventual: | arturo a. rocha cortés
producción y compras en dos estudios
de caso | nuria salazar simarro Ø Intento de fundación de un convento
para indígenas en Tlatelolco, siglo xviii
Ø El informe prioral de María Francisca | xixián hernández de olarte
de Señor San José, ayer y hoy en el
convento poblano de Santa Catalina Ø Incorporarse a Cristo: salud, enfermedad y
de Siena y Señora Santa Ana pasión en el convento carmelita de Córdoba,
| sor maría de cristo santos morales Argentina (finales del siglo xviii y principios
del xix) | ana mónica gonzalez fasani
Ø Las prioras y el arte, transformación
y permanencia del convento de Santa Ø Vida de catacumbas: la comunidad
Catalina de Siena y Señora Santa Ana, de monjas dominicas de Santa María
Puebla de los Ángeles de Gracia de Guadalajara,
| maría concepción amerlinck de corsi entre 1861 y 1951
| tomás de híjar ornelas
Ø La edificación del convento de monjas
dominicas en Pátzcuaro Ø Crisis, agonía y restauración del monasterio
| josé martín torres vega de Santa Mónica de la ciudad de Puebla,
1827-1943 | jesús joel peña espinosa
Ø El pincel, la pluma y las cuentas en el
convento concepcionista de la Encarnación Ø La madre Guadalupe Vadillo, restauradora
de México | alicia bazarte martínez del monasterio de Santa Mónica de Puebla
/maría del carmen valle bustamante | roberto jaramillo escutia

Ø La morada de los ángeles: el convento Ø El impacto de la modernidad en la vida


de Santa Mónica de Guadalajara religiosa femenina. Conversación
| cecilia palomar verea a varias voces | manuel olimón nolasco

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