0% encontró este documento útil (0 votos)
196 vistas7 páginas

Grover Furr - El Discurso Del Anticomunismo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 7

EL DISCURSO DEL ANTICOMUNISMO

Grover Furr

Aunque oficialmente la guerra fríía haya terminado, el anticomunismo estaí muy vivo y
presente en toda clase de discursos –crííticos, histoí ricos y polííticos–, teniendo una amplíísima
influencia tanto en la academia como en la sociedad en general. Durante aproximadamente
tres deí cadas o maí s, el comunismo ha funcionado como el gran innombrable en la
postestruturalista "guerra contra la totalidad ". Los ataques contra el "logocentrismo" del
"racionalismo occidental" han apuntado generalmente contra el legado burgueí s de la
Ilustracioí n pero, si analizamos el lenguaje de estos ataques, Marx apareceraí en el punto de
mira tanto o maí s que Locke o Rousseau.
Presentada como la críítica al "reduccionismo de clase" en nombre de un modelo
"intergrupal" de geí nero, raza y clase, y de la relacioí n del discurso con la ideologíía, esta
antipatíía hacia el marxismo ha penetrado profundamente en el substrato cultural, ejerciendo
una poderosa y permanente influencia incluso (o tal vez especialmente) en los acadeí micos
que presumen de estar "maí s allaí de la teoríía" y de haber regresado a lo particular. Y aunque el
impacto de este anti-marxismo se halle limitado en gran parte a la academia cuando se
expresa en un lenguaje sumamente teoí rico, se extiende por toda la sociedad a traveí s del
periodismo y de las declaraciones de intelectuales puí blicos, por un lado, y de estudiosos y
profesores por el otro, para darse la mano con los conceptos de guerra fríía del autoritarismo
rojo, conceptos que nunca han abandonado el escenario.
Llevo algunos anñ os investigando la historia de la Tercera Internacional y, en particular –
con la ayuda de acadeí micos rusos afincados en la antigua URSS–, he estado investigando lo
que se ha publicado de los archivos de la era sovieí tica anteriormente secretos. Lo que he
descubierto ha sido una evidencia masiva de que una extraordinaria cantidad de mentiras han
formado parte –y todavíía forman parte– de los relatos de la historia comunista y políítica que
disfrutan de un estatus praí cticamente incontestable en los EEUU y en todo el mundo
occidental, tanto entre los acadeí micos como entre el puí blico en general.
Es decir, lo que he descubierto es que lo local y particular o –utilizando una palabra
pasada de moda pero indispensable, los "hechos"– no soí lo pueden ser fetichizados y
descontextualizados, sino tambieí n sencillamente inventados. Y esta falsificacioí n (o para
decirlo todavíía con menos rodeos, esta mentira) puede pasar praí cticamente inadvertida
mientras concuerde con conceptos incuestionados pero ampliamente populares acerca del
reduccionismo y el autoritarismo de izquierdas.
En nuestro ambiente acadeí mico actual, la atraccioí n postestructuralista hacia la
disociacioí n fragmentaria y la antipatíía hacia la totalidad se alíía estrechamente con el discurso
heredado del anticomunismo. Y la actual tendencia historicista a ver los "hechos" como
funciones de "discursos" –y en consecuencia no susceptibles de ser sometidos a juicios de
verdad o falsedad– hace todavíía maí s difíícil la tarea de recuperacioí n y de reconstruccioí n
histoí ricas. Sin embargo, cada vez maí s personas estamos comprometidas en esta tarea.
Me gustaríía destacar brevemente algunas de mis conclusiones, que revelan la
indiferencia y el desprecio hacia los hechos que caracteriza a la mayoríía de los acadeí micos –en
realidad, pseudo-acadeí micos– anti-comunistas al abordar el asunto de la antigua Unioí n
Sovieí tica.
En su reciente y aclamada biografíía de Stalin, el acadeí mico Robert Service escribe que
el mariscal Mijail Tujachevsky, detenido en mayo de 1937 bajo la acusacioí n de colaborar con el
ejeí rcito alemaí n y japoneí s para dar un golpe de estado en la URSS, confesoí soí lo dos díías
despueí s de su detencioí n:
"Tujachevsky fue ejecutado el 11 de junio; habíía firmado una confesioí n con una mano
manchada de sangre despueí s de una terroríífica paliza". (349)
Esta declaracioí n no solamente es falsa, sino que constituye una mentira deliberada. No
existe ninguna "huella digital ensangrentada" en el papel con la confesioí n del Mariscal, y
tampoco ninguna prueba de que Tujachevsky fuera golpeado o amenazado de ninguí n modo.
Pero ¿cuaí ntos de sus lectores tienen la posibilidad de conocer esto? [2]
Esta carencia de cualquier intento serio de objetividad en el estudio y anaí lisis de
fuentes y pruebas acerca de la historia del movimiento comunista en el siglo XX, es el foco de
mi investigacioí n y el tema de mi ensayo. Me gustaríía introducir brevemente algunos asuntos
sobre los que he estado trabajando.

1. El discurso de Jruschev fue una mentira

El 26 de febrero de 1956, en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unioí n


Sovieí tica celebrado en Moscuí , Nikita Jruschev pronuncioí su famoso discurso "Sobre el Culto a
la Personalidad y Sus Consecuencias". En teí rminos de sus consecuencias, seguramente fue el
discurso maí s importante del Siglo XX, y tal vez de todos los tiempos. Asestoí un golpe mortal al
movimiento comunista internacional, del que eí ste todavíía no se ha recuperado.
Los acadeí micos, periodistas, cientííficos polííticos e historiadores todavíía hablan de las
"revelaciones" de Jruschev, la "exposicioí n", etc. de los "críímenes" de Stalin en este discurso.
Pero ¿cuaí ntos saben que todas y cada una de las supuestas "revelaciones" pronunciadas por
Jruschev en su discurso eran falsas? ¿No "algunas" o "la mayoríía", sino todas y cada una? He
pasado buena parte de los uí ltimos anñ os documentando este hecho.
Esas mismas "revelaciones" de Jruschev son la base sobre la que se ha construido la
subsiguiente teoríía marxista y comunista, asíí como la propaganda anticomunista. Y –debo
decirlo una vez maí s– todas ellas son falsas.
Nadie puede dudar de que Jruschev y Cia. ciertamente odiaban a Stalin. Pero no podíían hacer
ninguna críítica sincera de Stalin, es decir, ninguna que se atrevieran a declarar en voz alta. En
suma, detraí s del "Discurso Secreto" conocido hay otro "discurso secreto" que nunca fue
pronunciado, y que constituye el verdadero motivo del ataque contra Stalin. Para una
descripcioí n de los verdaderos motivos por los que Jrushchev y Cia. odiaban a Stalin, remito a
mi artíículo publicado en dos partes en "Cultural Logic" en el 2005, titulado "Stalin y la Lucha
por las Reformas Democraí ticas". Tambieí n he completado una monografíía mucho maí s larga en
la que examino las supuestas "revelaciones" de Jruschev presentadas en su famoso discurso –
maí s de 50 de ellas– y en la que documento, con pruebas procedentes de los archivos
sovieí ticos antes secretos, que praí cticamente todas y cada una de tales revelaciones son falsas.
¿Cuaí les son las implicaciones para nuestra comprensioí n de la historia del movimiento
comunista, del socialismo "realmente existente" y de la teoríía marxista? Pues que todos ellos
deben ser estudiados de nuevo, repensados de principio a fin. Uno de los mejores
investigadores norteamericanos del perííodo de Stalin en la URSS, J. Arch Getty, ha calificado a
la investigacioí n histoí rica realizada durante el perííodo de la guerra fríía como "productos de
propaganda" --la "investigacioí n" no puede limitarse a criticar o tratar de corregir sus partes
individuales, sino que debe ser rehecha desde el principio. Yo estoy de acuerdo con Getty, pero
anñ adiríía que esta "investigacioí n" tendenciosa, polííticamente sesgada y deshonesta, todavíía se
estaí produciendo hoy en díía y desgraciadamente es la dominante.

2. Objetividad: el caso de los Juicios de Moscú

En 1936, 1937 y 1938 se celebraron los famosos Juicios de Moscuí . Entre los acusados
se encontraban muchos importantes Bolcheviques y colaboradores de Lenin. Los cargos
contra ellos incluíían críímenes tales como el asesinato, el sabotaje econoí mico, planear un
golpe de estado y el asesinato de Stalin y de otros dirigentes comunistas, y conspirar junto con
el ejeí rcito alemaí n y japoneí s.
En aquella fecha, la opinioí n sobre los Juicios estaba muy dividida. Pero desde Jruschev,
de manera amplia se ha asumido –eí sta es la palabra correcta– que los acusados eran
inocentes, y que sus confesiones fueron forzadas de alguí n modo. Durante los uí ltimos anñ os de
existencia de la Unioí n Sovieí tica, el gobierno de Gorbachev y el Partido Comunista declararon
praí cticamente a todos estos acusados como "rehabilitados" –lo que significaba que se les
declaraba inocentes. Sin embargo, no se presentoí ninguna prueba de su inocencia. Los
miembros de las comisiones de "rehabilitacioí n" –cuyos materiales han sido publicados
durante los uí ltimos 15 anñ os– estuvieron seriamente preocupados por este asunto.
Durante los uí ltimos anñ os, me he esforzado por reunir y estudiar todo el material de los
archivos sovieí ticos anteriormente secretos que ha sido publicado y que se refiere a estos
Juicios. Soí lo se ha publicado una parte muy pequenñ a de lo que sabemos que sigue existiendo.
De todos modos, los archivos conocidos permiten –o maí s bien exigen– el total
replanteamiento de la historia sovieí tica.
Leoí n Trotsky fue un conspirador procesado in absentia en cada uno de los tres Juicios
de Moscuí . Muchos de los acusados dijeron que Trotsky colaboraba con los fascistas alemanes
y japoneses. EÉ sta era una acusacioí n que muchos encontraron entonces difíícilmente creííble, y
que Trotsky rechazoí con indignacioí n.
Muchos consideran estas acusaciones –contra los acusados de los Juicios de Moscuí y
contra Trotsky– tan vergonzosas que las mismas casi nunca se toman en serio hoy en díía. Lo
que es maí s, nadie –por lo que puedo determinar– se ha molestado siquiera en buscar los
documentos de los antiguos archivos sovieí ticos para ver lo que hay en ellos. Yo síí lo he hecho,
y en consecuencia me gustaríía decir unas palabras al respecto.
Lo que domina la discusioí n sobre la culpa o la inocencia de los acusados en los Juicios
de Moscuí es la absoluta falta de objetividad, y hasta del maí s míínimo intento de ser objetivo. La
argumentacioí n basada en el insulto, la invencioí n y el rechazo airado, o simplemente la
asuncioí n de lo que debe demostrarse, caracteriza esta discusioí n a todos los niveles.
Lo anterior es un gran problema y un peligro grave para aquellos de nosotros ubicados
en la tradicioí n marxista. Pensar de esa forma excluye la posibilidad misma de que una persona
pueda alguna vez descubrir la verdad.
Marx y Engels escribieron que el proletariado "no tiene nada que perder, salvo sus
cadenas". Interpreto que esto implica que los que estamos al lado de la clase obrera no
deberííamos tener miedo de afrontar la verdad y de aprender de ella, independientemente de
cuaí nto pueda sacudir dicha verdad nuestras "preciosas" ideas preconcebidas.
Marx tambieí n escribioí que deberííamos "dudar de todo". Si esto no significa "cuestionar
nuestras propias ideas preconcebidas", entonces no significa nada.
Una parte esencial de la objetividad consiste en reunir todas las pruebas, estudiarlas
cuidadadosamente, y luego ver queí hipoí tesis es apoyada por la preponderancia de las
pruebas. Si nuevas evidencias salen a la luz, habremos de estar preparados para cambiar
nuestras conclusiones, si fuera necesario, con el fin de dar cuenta de las evidencias.
La cuestioí n de la supuesta colaboracioí n de Trotsky con los alemanes y japoneses es tan
buena como cualquier otra para ser considerada, y por tanto me gustaríía hablar un poco de la
misma.
No es objetivo declarar la idea como "absurda" desde un principio. Ello no seríía
diferente de declararla como "cierta" desde el principio. Lo que tenemos que hacer es
considerar las pruebas. Ninguna persona objetiva rechazaríía las transcripciones de los Juicios.
Las confesiones de los presuntos conspiradores son pruebas --para ser refutadas o
corroboradas por el anaí lisis o por pruebas adicionales.
Puede estar maí s allaí de la capacidad de la mayoríía de los estudiosos e investigadores
acercarse a esta cuestioí n de manera seria. Pero no estaba maí s allaí de la capacidad de Trotsky
hacerlo asíí. Trotsky pudo o no haber conspirado con los alemanes y/o los japoneses. Pero
Trotsky era un hombre muy inteligente.
Trotsky no calificoí las acusaciones contra eí l como "absurdas", "locas", etc. Sabíía que, si
hacíía eso, muchas personas objetivas no soí lo no le creeríían, sino que perderíían el respeto
hacia eí l y se preguntaríían por queí no se estaba tomando los Juicios en serio. Por eso impulsoí
la "Comisioí n Dewey", donde testificoí eí l mismo, pidioí a sus seguidores que testificaran, obtuvo
testimonios del extranjero, etceí tera.
En suma, las transcripciones, pruebas y testimonios tanto de la Comisioí n Dewey como
de los Juicios de Moscuí deben ser tenidoas en cuenta y estudiados en su totalidad.
Y hasta el final de la URSS asíí estuvieron las cosas. Ninguna prueba adicional se hallaba
disponible de ninguí n modo. Jruschev, los "jruschevistas" como Roy Medvedev, Gorbachev y los
"rehabilitadores" nunca proporcionaron ninguna prueba acerca de la cuestioí n de Trotsky y los
alemanes/japoneses.
Pero ahora, desde el final de la URSS, contamos con maí s pruebas de los antiguos
archivos sovieí ticos. No tantas como nos gustaríía tener, desde luego. ¡Los historiadores nunca
estaí n satisfechos, y siempre quieren maí s y maí s pruebas! Sin embargo, no podemos decir que
tengamos pocas pruebas; y todas ellas apoyan la acusacioí n de que Trotsky, de hecho, conspiroí
con los alemanes y los japoneses.
Durante el anñ o pasado investigueí y bosquejeí un artíículo en el que trateí de reunir todas
estas pruebas. No estaí listo para la publicacioí n auí n. Pero puedo decir dos cosas, ya que no hay
nada secreto en este asunto:
* una abrumadora cantidad de NUEVAS pruebas sugiere que Trotsky colaboroí , de
hecho, con los alemanes y los japoneses.
* no existe ninguna "pistola humeante". En este asunto hay que sopesar pruebas
circunstanciales actualmente disponibles para los investigadores. Si se hacen disponibles maí s
pruebas, entonces un especialista objetivo estaraí preparado para cambiar sus conclusiones, e
incluso podraí cambiar sus conclusiones totalmente.
Si eí ste fuera un asunto del que nadie se preocupara o no tuviera ideas preconcebidas
sobre eí l –algo que pudiera ser examinado con, digamos, la misma distancia que los jurados
supuestamente tienen, y muy a menudo tienen de hecho, repeto a un caso sobre el que estaí n
obligados a decidir– sencillamente no habríía ninguna controversia. Trotsky seríía hallado
"culpable", porque las pruebas van "maí s allaí de la duda razonable". No maí s allaí de cualquier
duda concebible, desde luego; no es algo "seguro" –pero ¿cuaí ntas cuestiones en la historia son
"seguras"? De todos modos, las pruebas que tenemos contra Trotsky exceden enormemente a
cualquier prueba de su inocencia, y ciertamente superan con mucho a sus propias negaciones.
Mientras llevaba a cabo esta investigacioí n, tuve que cambiar mis propias ideas. Yo
estaba dubitativo –es decir, con una mente abierta– acerca de todo este asunto. ¿Queí me
costaba decir: "Stalin, o Ezhov, tendieron una trampa a Trotsky"? ¡Nada! Asíí que tambieí n
estaba preparado para encontrarme con esto. Pero, en cambio, encontreí justamente lo
contrario; lo mismo que encontraríía cualquier estudioso objetivo que estudiara las pruebas
ahora disponibles. [3]
A propoí sito, he hecho lo mismo con Bujarin. Es un dogma del anticomunismo, ya sea
liberal, conservador, ruso, occidental, etc., que Nikolai Bujarin, quien confesoí y fue condenado
en los Juicios de Moscuí de 1938, era de hecho "inocente". Rubashov, el heí roe de 'Cero y el
Infinito' de Arthur Koestler, que confesoí haber abandonado la "lealtad al Partido", estaba
basado en Bujarin. No obstante, la enorme cantidad de pruebas que ahora tenemos sugiere
que Bujarin fue culpable precisamente de lo que eí l mismo confesoí , tanto antes como durante
su Juicio. Decir esto es simplemente tabuí , "el tabuí ". Pero es asíí.
¿Todo esto –las pruebas, y un estudio objetivo de las mismas– van a cambiar el punto
de vista de alguien? Dos cosas:
* "Cambiar el punto de vista" no me interesa. El trabajo del investigador es cientíífico.
Reunir pruebas; estudiarlas con cuidado; extraer las conclusiones. Ser objetivo. Seguir las
pruebas y la loí gica, "y dejar que la manzana caiga donde deban caer". "¡Di la verdad y corre!"
(el tíítulo de la autobiografíía del gran periodista George Seldes).
* Muchas personas son capaces de ser objetivas. A menudo hablo con mucha gente
joven que ve los horrores del capitalismo. ¡Ellos quieren cambiar el mundo --y muy bien por
ellos! Comprenden que la herencia del movimiento comunista tiene que ser estudiada, pero
estudiada crííticamente. Ellos quieren ser objetivos porque ven --maí s claramente que muchos
de mi propia generacioí n-- que la objetividad, la verdad, es el UÉ NICO camino adelante para la
clase obrera. Yo tambieí n pienso esto.
Pero hay personas que simplemente son incapaces de cuestionarse sus prejuicios largo
tiempo arraigados. La gente que defiende una determinada causa --el trotskismo, el
anticomunismo, el capitalismo, el anarquismo, la socialdemocracia-- considera a menudo que
dicha causa tiene maí s importancia que la objetividad. Y no van a cambiar de opinioí n
simplemente porque la evidencia diga que deberíían hacerlo. Estas personas no me interesan.
Como marineros medievales cuyos mapas eran maí s imaginarios que basados en hechos
auteí nticos, hemos sido enganñ ados por las historias canoí nicas de la URSS, que son en su
mayoríía falsas. El proceso de descubrir la verdadera historia del primer experimento
socialista del mundo apenas ha comenzado. Creo que esto tiene una importancia inmensa
para la historia del movimiento comunista, para el futuro del proyecto marxista, y para el
futuro de la sociedad humana.

Notas

[1] Recomiendo al lector interesado la lista de los trabajos de investigacioí n sobre la Unioí n
Sovieí tica durante la era de Stalin anñ adida a este ensayo.

[2] Seguí n una comisioí n de la era Jruschev, las senñ ales sobre un papel con las confesiones de
Tukhachevsky son de sangre. Aunque esto fuese verdad, e incluso si fueran la sangre de
Tukhachevsky --lo que no se ha demostrado-- un vistazo a las mismas muestra que no son
"huellas digitales". No hay ninguna prueba en absoluto de que Tukhachevsky fuera "golpeado"
ni de que recibiera abusos fíísicos de cualquier tipo. Las manchas pueden ser vistas en
http://images.izvestia.ru/lenta/35492.jpg

[3] Estoy preparando los estudios de pruebas en los casos de Trotsky y de Nikolai Bujarin y,
junto con un colega ruso, una edicioí n de la Confesioí n --antes ineí dita y no disponible-- de
Bukharin del 2 de junio de 1937.

Bibliografía

*Chase, William. Enemies Within the Gates? The Comintern and Stalinist Repression, 1934-
1939. New Haven and London: Yale University Press, 2001. Documentos disponibles on-line
en: http://www.yale.edu/annals/Chase/intro.htm

*Coplon, Jeff. "Rewriting History: How Ukrainian Nationalists Imposed Their Doctored History
on our High-School Students." Capital Region Magazine (Albany, NY), Marzo 1988.
En http://chss.montclair.edu/english/furr/essays/coplonrewriting88.pdf

*Coplon, Jeff. "In Search of a Soviet Holocaust: A 55-Year-Old Famine Feeds the Right." Village
Voice, Enero 12, 1988. En http://chss.montclair.edu/english/furr/vv.html
*Furr, Grover. "Stalin and the Struggle for Democratic Reform," Partes Uno y Dos. Cultural
Logic 2005. En http://eserver.org/clogic/2005/2005.html Furr, Grover. "Anatomy of a
Fraudulent Scholarly Work: Ronald Radosh's Spain Betrayed." (Revsioí n de Ronald Radosh,
Mary Radosh Habeck, and Grigory Sevostianov, eds., Spain Betrayed: The Soviet Union in the
Spanish Civil War. Annals of Communism series. Yale University Press, 2001). Cultural Logic
2004. En http://eserver.org/clogic/2003/furr.html

*Furr, Grover. "Fraudulent Anti-Communist Scholarship From A 'Respectable' Conservative


Source: Prof. Paul Johnson."
En http://chss.montclair.edu/english/furr/pol/pauljohnsonfraud.html

*Furr, Grover. "New Light On Old Stories About Marshal Tukhachevskii: Some Documents
Reconsidered." Russian History / Histoire Russe 13, Nos 2-3 (Verano 1986), 293-308.
En http://chss.montclair.edu/english/furr/tukhpdf.pdf

*Furr, Grover. "Not 'rescue Stalin,' but rescue the truth and the future." (April, 1996).
En http://tinyurl.com/dszx2 Furr, Grover. Review of Robert W. Thurston, Life and Terror in
Stalin's Russia, 1934-1941. (London and New Haven: Yale University Press, 1996). Cultural
Logic 1998. En http://eserver.org/clogic/1-2/furr.html

*Getty, J. Arch. Origins of the Great Purges: The Soviet Communist Party Reconsidered, 1933-
1938. Cambridge and New York: Cambridge University Press, 1985. Getty, J. Arch, and Oleg V.
Naumov. The Road to Terror: Stalin and the Self-Destruction of the Bolsheviks, 1932-1939.
New Haven and London: Yale University Press, 1939.

*Mecklenburg, Jens und Wolfgang Wippermann (Hrsg.): "Roter Holocaust"? Kritik des
Schwarzbuch des Kommunismus. Hamburg: Konkret Literatur Verlag, 1999.

*Perrault, Gilles. "Les falsifications d'un 'livre noir.'" (críítica de El Libro Negro del Comunismo).
Le Monde Diplomatique. Diciembre 1997.
http://www.mondediplomatique.fr/1997/12/PERRAULT/9660.html

*Thurston, Robert W. "Fear and Belief in the USSR's 'Great Terror': Response to Arrest, 1935-
1939." Slavic Review 45 (1986), 213-234. Con acceso JSTOR, en http://tinyurl.com/d3qzf

*Thurston, Robert W. "On Desk-Bound Parochialism, Commonsense Perspectives, and Lousy


Evidence: A Reply to Robert Conquest." Slavic Review 45 (1986), 238-244. Con acceso JSTOR,
en http://tinyurl.com/blurz

*Thurston, Robert W. "Humor and Terror in the USSR, 1935-1941." Journal of Social, History
24, 3 (Primavera 1991), 541-562. Con acceso Ebsco Academic Search Premier,
en http://tinyurl.com/a8e83

*Thurston, Robert W. "The Soviet Family during the Great Terror, 1935-1941." Soviet Studies
43 (1991), 553-574. Con acceso JSTOR en http://tinyurl.com/bgmqw Thurston, Robert W. Life
and Terror in Stalin's Russia, 1934-1941. New Haven and London: Yale University Press, 1996.
Thurston, Robert W., and Bernd Bonwetsch, eds. The People's War: Responses to World War II
in the Soviet Union. Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 2000.
*Wippermann, Wolfgang. »Die Singularitaä t des Holocaust geleugnet«. Philtrat Nr 26, Enero-
Febrero 1999. En http://www.uni-koeln.de/phil-fak/philtrat/26/2613a.htm

*Serie "Revisioí n de Stalin" (1990) - Cuatro Partes.En http://tinyurl.com/8gwra

*"The Hoax of the 'Man-Made Ukraine Famine' of 1932-33".En http://tinyurl.com/anvxt

*http://www.redcritique.org/WinterSpring2006/uncriticalreadingandthediscourseofanticom
munism

También podría gustarte