Ebook Trabajo Decente DR Ferreyra Negri

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1

SEBASTIÁN ALEXIS FERREYRA NEGRI

TRABAJO DECENTE
Y

FORMACIÓN PROFESIONAL

Ejes fundamentales de los derechos humanos

2
ÍNDICE

Capítulo I
EL TRABAJO DECENTE COMO LA HERRAMIENTA MÁS IDÓNEA
PARA ALCANZAR LA INTEGRACIÓN SOCIAL
− Bases para entender la eficacia integradora
del paradigma del Trabajo Decente -------Página 05.

− Definición y caracteres del Trabajo Decente


El Trabajo Decente como piso u orden público laboral-------Página 11.
Capítulo II
LA FORMACIÓN PROFESIONAL PARA EL TRABAJO DECENTE
− Proyección de la formación profesional al Trabajo
Decente:
1. La formación profesional como derecho
humano……………………………………-------Página 16.
2. La formación profesional entendida como
instrumento económico y de calidad institucional…------Página 18.
3. La formación profesional como sistema nivelador
de oportunidades…------------------------------------- ------Página 20
4. La formación profesional como promotor
de empleabilidad……………………………………------Página 21
5. La formación profesional como herramienta de
protección social…------------------------------------- ------Página 23
La formación profesional como fomentadora del
diálogo social…………………………………------Página 24……

3
Capítulo III
RAZONES QUE EXPLICAN LA CALIFICACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
AL TRABAJO DECENTE Y A LA FORMACIÓN PROFESIONAL

− ¿Cuál debe ser la posición que ocupan los trabajadores


en el mercado? …---------------------------------------------------------Página 26.

Capítulo IV
ANTE LA CRISIS MUNDIAL MÁS TRABAJO DECENTE---------------------------Página 44.

4
Capítulo I
EL TRABAJO DECENTE COMO LA HERRAMIENTA
MÁS IDÓNEA PARA ALCANZAR LA INTEGRACIÓN SOCIAL

Bases para entender la eficacia integradora del paradigma del


trabajo decente
El Trabajo Decente es la síntesis de las aspiraciones de toda
persona en su vida laboral, dado que se caracteriza por aquel trabajo
“productivo y seguro, con respeto a los derechos laborales, ingresos
adecuados, protección social, diálogo social, libertad sindical, negociación
colectiva, participación y formación profesional”1. Éste ha surgido como
modelo integrativo en el seno de la OIT (Organización Internacional del Trabajo)
cuyo mentor es el director del organismo, Juan Somavía, quien en ocasión
de inaugurar las sesiones del año 1999 diseñó el nombre de Trabajo
Decente generando de ese modo un blindaje humanista global.
Juan Somavía define de varias formas al Trabajo Decente, entre las
cuales refiere a aquel “trabajo productivo en el cual los derechos son
respetados, con seguridad y protección y con la posibilidad de
participación en las decisiones que afecta a los trabajadores”2, de lo que
surge a simple vista que se trata de un modelo laboral basado en el
respeto a la dignidad de la persona humanal. Esto evidencia un espíritu
justo y equitativo bajo el cual se tributan las relaciones laborales como
único modelo sustentable en cualquier organización de trabajo y en la vida
social misma. De allí que sugerimos su efecto expansionista a la vida

1
URIARTE, Oscar Ermida (2002) Trabajo decente y Formación Profesional.
Montevideo: Boletín Nº 153, Cinterfor–OIT, pág. 13.
2
SOMAVÍA, Juan (2000) “Introduction”. En: Globalizing Europe. Decent work in the
information economy. Report of the Director General. Sixth European Regional Meeting, ILO,
Geneva, vol. I, pág. X.
5
económico-social, considerando a este modelo como la herramienta más
idónea para alcanzar la integración social, lo que se entiende a poco que
uno observa la potencia que imprime el mismo en la aplicación práctica
de políticas estatales y empresariales.
Es frecuente escuchar sobre los impactos negativos que causa la
exclusión social, sin embargo, no registra la misma claridad conceptual
en esbozar las alternativas para erradicar dicho flagelo, evidenciándose
una notable carencia lingüística del concepto de Trabajo Decente. A partir
del déficit discursivo fue que en Argentina, en el año 2011, se decretó3 el
año del Trabajo Decente, medida por cierto acertada en el mundo del
trabajo y que en cierto punto marca un problema del sector gremial en la
falta de empoderamiento suficiente de dicho paradigma.
Sostener que el Trabajo Decente es la herramienta más idónea para
la integración social, nos ubica en una posición política y económica de
indisimulable sostenimiento al factor humano como modelo de desarrollo
sustentable, pues entendemos que el acceso al Trabajo Decente permite
la movilidad social en forma sistemática, mientras que el déficit del mismo
conlleva mayor desigualdad y desfinanciamiento de la seguridad social.
El desafío que enfrente el mundo en el actual estado de crisis, se
dirime en la respuesta que pueda brindarse desde el Estado,
planteándonos la siguiente disyuntiva: 1) respuesta tutelar o 2)
flexibilización a los trabajadores. Nuestra respuesta se circunscribe al
modelo promovido por la OIT en la defensa irrenunciable del blindaje
humanista “Trabajo Decente”, para lo cual es necesario, en un primer
término, divulgar la importancia que gravita su implementación en la vida
social, siendo el modelo que mejor interpreta los deseos y sueños de la
gente, y genera enormes márgenes de productividad. Así, su

3
Decreto presidencial Nº75/11.
6
implementación se dará en forma masiva en la medida que todos los
actores que intervienen en la economía comprendan los beneficios que
trae aparejado su aplicación.
Vale decir: brindar Trabajo Decente proporciona beneficios tanto a
trabajadores como empleadores. En tal sentido produce:
- Un salario ajustado a las escalas salariales establecidas en las
negociaciones colectivas de trabajo para los trabajadores
convenidos, y un mínimo vital y móvil para aquellos dependientes
fuera de convenio;
- Acceso a la seguridad social;
- Acceso al crédito;
- Trabajo estable y seguro con protección social;
- Respeto por los derechos enunciados en las leyes laborales y
convenciones regulatorias.
En síntesis, conduce a un empleo que procura el ascenso social
como producto de la movilidad que genera el progreso en el trabajo, del
mismo modo que genera significativas utilidades en el sistema productivo
comercial. Sin embargo, suelen estigmatizarse esos anhelos pues en
muchas ocasiones se vislumbra un discurso vacío desde el plano
axiológico y metodológico. Pareciera administrarse una continúa disputa
entre trabajadores y empresarios como lógica antagónica estructural,
paradigma que tiene que desterrarse por su evidente ineficacia desde el
plano práctico, dado que la mayor virtud del Trabajo Decente, y si se
quiere su gran logro, es que consiste en un modelo que suma, no resta ni
divide. Se sustenta en un sistema empresarial basado en la obtención de
mayor productividad, puesto que los trabajadores se encuentran
motivados y, por tanto, producen más y mejor, entendiendo
razonablemente que toda persona que se sea respetada en su trabajo
producirá en forma efectiva y eficiente. Allí, entonces, encontramos una

7
oportunidad para ratificar que el Trabajo Decente es un modelo productivo
por excelencia que milita la sinergia entre los trabajadores y empresarios,
haciendo extensivo al Estado como empleador pues el Trabajo Decente
se aplica desde luego al sector público muchas veces precarizado.
A colación de lo expuesto, reiteramos nuestro desafío en afirmar
que el Trabajo Decente simplifica la respuesta a la pregunta de cómo
resolver el problema de la exclusión social. En tal sentido, las
recomendaciones que brinda la propia OIT comienzan a vislumbrarse en
varios países entre los cuales se encuentra la Argentina; para ello el
Trabajo Decente requiere de varios pasos en el proceso de regularización
laboral tendiente a generalizar el modelo en el sistema económico social.
En primer término, advertimos que para brindar chances a la
población a que acceda a un Trabajo Decente, se deben crear criterios de
igualdad, para de ese modo tener la libertad de elegir las opciones que
ofrece el mercado. En tal sentido, tenemos el ejemplo del Plan Integral de
Empleo Más y Mejor Trabajo4, cuyo propósito fue dotar en habilidades a
los aspirantes a un Trabajo Decente, intentando otorgar herramientas
cognitivas apropiadas a los desafíos del mercado.
Allí es donde detectamos a la formación profesional como un medio
indispensable para acceder al Trabajo Decente. Dicho en otros términos,
no es factible que un trabajador que carece de aptitudes que requiere el
mercado de trabajo, tenga siquiera una posibilidad al ingreso de un

4
El Plan Más y Mejor Trabajo es una herramienta creada para promover la inserción
laboral de trabajadores desocupados en empleos de calidad. Las condiciones básicas que el
Plan posee son: 1) Generación de las calificaciones requeridas por regiones y ramas de
actividad, fortaleciendo el entramado productivo a nivel local. 2) Ejecución de acciones
orientadas hacia la inclusión social y laboral de los trabajadores, afectados por el desempleo
y la precarización laboral, mediante el desarrollo de sus capacidades y competencias para
mejorar sus condiciones de empleabilidad. 3) La promoción del Diálogo Social, como
fundamento de la acción pública, a través de la integración de la Nación, las provincias, los
municipios, las comunas y juntas de gobierno, junto a la participación de todos los actores.
(Ministerio de Trabajo empleo y seguridad social de la Argentina) En:
http://www.trabajo.gov.ar/masymejor/index.asp
8
Trabajo Decente, por lo que se deben dar las condiciones y, por ende, el
contexto indicado para procurar la formación profesional de aquellos
trabajadores que no se encuentran debidamente calificados.
No menor es la tarea de brindar estímulos al sector empresarial
desde el Estado, a fin de promover la contratación laboral registrada y con
ello iniciar el ciclo virtuoso del Trabajo Decente mediante el otorgamiento
de subsidios a la empresas en relación a las contribuciones patronales -
por un plazo determinado- a fin que las mismas se obliguen a regularizar
a sus dependientes no registrados, o bien, a contratar nuevos
trabajadores bajo el signo del Trabajo Decente.
Asimismo, es imprescindible un fortalecimiento en el rol de la
inspección del trabajo, dotando de recursos suficientes a dicha
dependencias a fin de monitorear el cumplimiento global de las normas
laborales en los establecimientos, además de implementar políticas de
incentivo al trabajo autónomo para elevar el volumen de trabajadores
cuentapropistas, quienes tienen el mismo derecho humano a un Trabajo
Decente. En suma: todas las acciones que resulten adecuadas para la
generación de más y mejor empleo, dependiente y autónomo.
Ahora bien, cabe resaltar que tratar el Trabajo Decente implica
referirnos a un tema transversal que involucra a todas las áreas del
Estado y de la vida social, pues a mayor cantidad de trabajadores
decentes, mayor también es el rango de equidad social. Se trata de la
antítesis a la exclusión, de modo tal que el Trabajo Decente involucra en
forma insoslayable al compromiso ético de construir un mundo mejor, que
comienza en el mundo del trabajo. Alcanzar dicha meta lleva su proceso
pero en forma preliminar requiere el convencimiento de que estamos en
presencia de una oportunidad valiosa para transformar la realidad
dolorosa de la pobreza y desigualdades del mundo.

9
Por otro lado, la génesis del Trabajo Decente surge a colación de la
reiterada y patológica conducta de los denominados “malos
empleadores”, con el objetivo de reivindicar una postura sistemática de
violación del plexo normativo laboral, y con ello a la destrucción parcial
del tejido social. Por ello, el paradigma recurre a un método didáctico
insoslayable al demostrar que el déficit del Trabajo Decente causa
perjuicios no sólo a la sociedad sino a la propia empresa.
En Argentina, la Ley de Contrato de Trabajo, en su Artículo 63º,
denominado “Principio de buena fe”, establece que:
Las partes están obligadas a obrar de buena fe, ajustando su
conducta a lo que es propio de un buen empleador y de un buen
trabajador, tanto al celebrar, ejecutar o extinguir el contrato o la
relación de trabajo.

En tal sentido, Pérez Botija señala:


La relación de trabajo no es un negocio circunstancial, ni una
fugaz transacción mercantil, sino que entraña vínculos sociológicos
personales y permanentes. Aun originada por un hecho económico,
no puede condensarse exclusivamente en derechos y deberes
patrimoniales; existen con ellos vínculos de orden moral y espiritual
que, en una moderna acepción del trabajo, no debemos
desconocer.5

Definición y caracteres del trabajo decente. El Trabajo Decente


como piso u orden público laboral

5
PEREZA BOTIJA, Eugenio (1948) Curso de Derecho del Trabajo. Barcelona: Bosch,
pág. 176.
10
Aclaramos inicialmente que definir al Trabajo Decente implica
afirmar que se trata de un paradigma en construcción, por lo que su
concepción se ampliará en forma dinámica con elementos tipificantes que
lo enriquecen a diario. Su definición in extenso ha sido formulada en
nuestra obra anterior titulada “Trabajo decente, un derecho humano”6, y
en esta ocasión replicaremos algunos extractos de la misma.
El Director General de la OIT, Juan Somavía, entiende al Trabajo
Decente como aquel “trabajo productivo en condiciones de libertad,
igualdad, seguridad y dignidad humana”.7 En el Diccionario de la Real
Academia Española, decente significa ‘de buena calidad o en cantidad
suficiente’8.
Estas expresiones se resumen en ‘buena calidad de vida’, para lo
cual vale reiterar el interrogante que formula al maestro Mario Ackerman:
¿quiénes y porqué trabajan? Esta pregunta indaga el propósito de toda
persona al momento de tomar la decisión de acceder a un trabajo en
relación de dependencia, sabiendo que en dicha relación contractual
necesariamente perderá porciones de libertad, dado que el contrato de
trabajo se caracteriza por un trabajo dependiente. Dentro de las notas de
subordinación, se encuentra la jurídica, que faculta al empleador a tomar
medidas disciplinarias en caso de incumplimientos del trabajador. De ese
modo, el dependiente no cuenta con la libertad de decir “no” ante las
directivas de su empleador, de modo tal que ello añade aún más al
legítimo interés en reflexionar las razones que motivan a una persona
perder libertad. El mismo autor brinda la respuesta, cuando sostiene que:

6
FERREYRA NEGRI, Sebastián Alexis (2010) Trabajo Decente, un derecho humano.
Chaco: De La Paz.
7
SOMAVÍA, Juan (1999) OIT- Trabajo Decente. Memoria del Director General a la 87ª
reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, Ginebra.
8
Diccionario de la Real Academia Española (1992) Edición 21ª. Citado en: Conf.
BARRETO GHIONE, Hugo (2001). Diálogo social y formación: una perspectiva desde los países
del MERCOSUR y México. Montevideo: Cinterfor/OIT, pág. 9.
11
“el móvil que lleva a una persona trabajar en relación de dependencia,
proviene de la NECESIDAD”, y se refiere a la necesidad de salario.9 Así,
el un sujeto necesitado se encuentra en un estado de hiposuficiencia ante
el otro sujeto más poderoso que es el empleador, razón por la cual se
justifica la intervención del orden público laboral en crear normas
imperativas, inderogables e irrenunciables que se impongan a la voluntad
discrecional del sujeto más fuerte, mediante un principio protectorio que
tutela al sujeto más vulnerable, ergo: el trabajador10. De ello es que surge
como impronta fundacional y genuina la solución que brinda el Trabajo
Decente en adaptar las necesidades de los trabajadores y empleadores
de la mejor manera.
En este sentido, el autor Gerry Rodgers enuncia que:
La meta del trabajo decente se expresa de la mejor forma a
través de la mirada de la gente común. Se trata de su trabajo y
perspectivas de futuro, de sus condiciones de trabajo, del equilibrio
entre la vida laboral y la familiar, de llevar a sus hijos a la escuela y
sacarlos del trabajo infantil. Se trata de igualdad de género, igualdad
de reconocimientos, y de posibilitar a las mujeres que escojan y que
tomen el control de sus vidas. Se trata de poder expresarse y de ser
escuchado en el trabajo y en la comunidad. Para muchos, es la
principal vía de escape de la pobreza. Para muchos más, se trata de
poder realizar aspiraciones personales de su vida cotidiana, y de
solidaridad con otros. Y en todas partes, para todas las personas, el
trabajo decente trata a cerca de la dignidad humana.11

9
ACKERMAN, Mario E. (2005) El trabajo, los trabajadores y el derecho del trabajo. Tomo
I. Santa Fe: Rubinzal Culzoni, pág. 12.
10
Considerando 10º. Primer párrafo del fallo de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación Argentina: Caso Vizzoti c/ Amsa S.A.: Que sostener que el trabajador es sujeto
de preferente atención constitucional no es conclusión solo impuesta por el Art. 14 bis, sino
por el renovado ritmo universal que representa el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, que cuenta con jerarquía constitucional a partir de la reforma constitucional de
1994.
11
RODGERS, Gerry (2002) El trabajo decente como una meta para la economía global.
Montevideo: Boletín Nº 153-Cinterfor – OIT, págs. 13 y 14.

12
Oscar Ermida Uriarte esbozó los principales caracteres que tributan
al trabajo decente, ergo:
• Trabajo productivo y seguro
• Con respeto a los Derechos Laborales;
• Con ingresos adecuados;
• Con protección social;
• Con diálogo social, libertad sindical, negociación colectiva y
participación;
• La formación profesional entendida como derecho humano o
derecho fundamental.12

Ahora bien, desde el plano constitucional, nuestra Carta Magna


caracteriza las pautas que hoy se incluyen dentro del trabajo decente en
su triple estructura por la cual enumera los derechos individuales y
colectivos del trabajo y de la Seguridad social, a lo cual reproducimos:

Artículo 14º bis. El trabajo en sus diversas formas gozará de la


protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador:
condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada;
descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo
vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las
ganancias de las empresas, con control de la producción y
colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario;
estabilidad del empleado público; organización sindical libre y
democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro
especial.

12
URIARTE, Oscar Ermida (2002) Trabajo Decente y Formación Profesional.
Montevideo: Boletín Nº 153-Cinterfor–OIT, pág. 13.

13
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios
colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el
derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las
garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y
las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que
tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley
establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de
entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y
económica, administradas por los interesados con participación del
Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones
y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa
del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso
a una vivienda digna.

Nuestra Constitución al enumerar dichos derechos, pauta las


condiciones mínimas de reglamentación que luego establecerán las
normas inferiores. En tal sentido, nuestra Ley de Contrato de Trabajo, al
diseñar un estilo de normas de orden público, cumple de ese modo con el
fin protectorio al trabajador requerido por el Artículo 14º bis de la
Constitución nacional, destacando que el Orden Público Laboral “está
conformado por normas de fuente legal o convencional, y que éstas se
caracterizan por ser imperativas, inderogables “in pejus” para la
autonomía individual de las partes e irrenunciables para el trabajador”.13
Parafraseando al autor Diego M. Tosca, entendemos que la
inmensa mayoría de las normas laborales son de carácter de orden
público, determinado nivel salarial, cierta indemnización para el caso de

13
CANDAL, Pablo (2005) Medios técnicos. Tomo I. Santa Fe: Rubinzal Culzoni, pág.
720.
14
despido, plazo mínimo de preaviso, determinado tiempo mínimo de
descanso entre jornadas laborales, etc.14
Lo que proponemos es que el denominado orden público laboral
está asociado al Trabajo Decente como regla mínima de contratación
laboral, replicando lo que el autor Gerry Rodgers entiende al sostener que
el trabajo decente “constituye un piso pero no un techo”15, “la base a partir
de la cual los derechos laborales pueden ser mejorados u optimizados por
acuerdo de parte”, 16 pero nunca inferior al mismo.

14
TOSCA, Diego M. (2005) Fuentes del Derecho del Trabajo. Tomo I. Santa Fe: Rubinzal
Culzoni, pág. 452.
15
RODGERS, Gerry (2002) El trabajo decente como una meta para la economía global.
Montevideo: Boletín Técnico Interamericano de Formación Profesional, Nº 153. Cinterfor/OIT,
pág. 19.
16
FERREYRA NEGRI, Sebastián Alexis (2010) Trabajo Decente, un derecho humano.
Chaco: De La Paz, pág. 22.
15
Capítulo II
LA FORMACIÓN PROFESIONAL PARA EL TRABAJO DECENTE
Proyección de la formación profesional al trabajo decente:
1. La formación profesional como derecho humano:
Juan Somavía señala:
El trabajo es un aspecto fundamental en la vida de los individuos.
No solo es un medio de sustento y de satisfacción de las
necesidades básicas del ser humano; es también un vehículo para
que las personas puedan reafirmar su propia dignidad al ocupar un
lugar productivo y sentirse útil a la sociedad y a su familia. A pesar
de las vertiginosas transformaciones tecnológicas que ha sufrido la
manera como hombres y mujeres producen, el significado del trabajo
en la vida de las personas no ha cambiado. La preocupación por
obtener un trabajo, y por desarrollar las calificaciones necesarias
para poder mantenerlo, sigue estando en el centro de la
preocupación de millones y millones de personas,
independientemente del grado de desarrollo de sus sociedades y de
los aspectos culturales que los diferencian.17

Frente a ese desafío de acceder y conservar un trabajo decente, se


vincula en forma asociativa e inescindible la formación profesional,
entendida ésta como un derecho humano indispensable para consolidar
el Trabajo Decente. En tal sentido, trataremos sobre los beneficios que
proporciona la formación profesional en la vida de los trabajadores y
empleadores en virtud su naturaleza dual: por un lado, es un derecho de
los trabajadores, y por el otro, un instrumento empresarial.
La formación profesional manifiesta una marcada proyección en
otros institutos vinculados al mundo del trabajo. Partiendo desde la

17
SOMAVÍA, Juan (2001) “Presentación”. En: Formación para el Trabajo Decente.
Cinterfor/OIT, pág. 7.
16
premisa que se trata de un derecho humano, no puede soslayarse que en
la actual sociedad del conocimiento el rol de la educación y la formación
profesional juegan un papel muy importante en generar una apropiada
accesibilidad a las posibilidades de encontrar un trabajo decente. No
obstante, sus efectos se extienden a otras funciones que genera la
formación, tanto en los trabajadores como empleadores.
La calificación de derecho humano es formulada en nuestra propia
Constitución en su Artículo 75º, inc. 19, y en la mayoría de los tratados
internacionales con jerarquía constitucional. De modo que su entidad
humanista proviene esencialmente del derecho positivo (derecho
vigente), lo que exorbita la cuestión al debate meramente académico o
doctrinario. Así, al ser nuestras normas fundamentales las que sostienen
que formar a los trabajadores implica un deber humano esencial, se trae
como correlato su respuesta a los evidentes contrastes y asimetrías que
hoy presenta el mundo del trabajo, conviviendo en el mismo mercado
trabajadores altamente calificados frente a otros sin ninguna calificación.
De ese modo, resalto el desafío intelectual que nos propone el autor
Martín Hopenhayn, en su libro “Repensar el trabajo”, cuando refiere:
Por otro lado y a pesar de las vertiginosas transformaciones
tecnológicas que ha sufrido la manera como hombres y mujeres
producen, el significado del trabajo en la vida de las personas no ha
cambiado. La preocupación por obtener un trabajo, y por desarrollar
las calificaciones necesarias para poder mantenerlo, sigue estando
en el centro de la preocupación de millones y millones de personas,
independientemente del grado de desarrollo de sus sociedades y de
los aspectos culturales que los diferencian.18
El escenario actual del trabajo ofrece serias ambigüedades,
debido a que nunca antes el mundo del trabajo se había prestado a

18
HOPENHAYN, Martín (2001) Repensar el Trabajo. Buenos Aires: Norma, págs. 17 y
ss.
17
tantas interpretaciones contradictorias. Por ejemplo, si
consideramos a los profesionales y técnicos incorporados
exitosamente a la sociedad del conocimiento y al sistema
informatizado, podemos afirmar que el trabajo ha logrado su mayor
nivel histórico de productividad, en el uso de facultades de la
inteligencia frente a desafíos en el plano de la complejidad
tecnológica y organizativa. Pero al mismo tiempo, nunca como ahora
se había segmentado tanto el acceso a trabajos estables y con
salarios dignos. Conviven, en extraña simultaneidad, el aumento de
la informalidad y precariedad laborales, y las bondades productivas
de la tercera revolución industrial, la de la información, la
informatización y el conocimiento. El orden global que tiende a
separar a los trabajadores en empleos modernos con ingresos cada
vez mayores, versus los que quedaron a la vera del camino del
progreso y luchan por la supervivencia y la dignidad.

Son estos algunos de los ejemplos de las desigualdades que hoy


presenta el mundo del trabajo, para lo cual se requiere una redefinición y,
por qué no, una refundación, teniendo en cuenta el paradigma del Trabajo
Decente que, a nuestro juicio y compartiendo la interpretación de la OIT,
es la herramienta más idónea para erradicar la exclusión social.

2. La formación profesional entendida como instrumento económico


y de calidad institucional:
La formación profesional no es solo un derecho de los
trabajadores. Es también un importante instrumento económico que
alimenta las políticas activas de empleo y las estrategias de
productividad y competitividad de las empresas. Desde esta
perspectiva, la formación interesa a gobiernos y empleadores.19

19
Formación profesional para el trabajo decente, ob. cit., pág. 22.
18
El conocimiento se transforma en el requisito indispensable para
que una empresa produzca más y mejor. Los trabajadores operarán en
mejores condiciones sus destrezas en la medida que los empleadores
asimilen que la formación continua ofrece enormes beneficios en la
producción. Sólo así la competitividad que presenta el mundo de los
negocios podrá mantener estables las empresas, siempre y cuando la
visión dominante priorice la formación profesional como eje estratégico de
sustentabilidad.
La formación profesional es un importante factor de
empleabilidad. Si bien la formación no genera empleo por sí sola,
contribuye grandemente a que el individuo compita mejor por los
puestos de trabajo disponibles o esté en condiciones de preservar el
empleo que posee.20

Por otro lado, sostenemos que también se manifiesta como una


herramienta generadora de calidad institucional. En este sentido, la
aplicamos al ámbito del empleo público, en ocasión de formar a los
servidores públicos, quienes tienen la tarea de prestar servicios a la
comunidad, lo que requiere un constante cambio de destrezas dada la
evolución social de los problemas de la gente. El Estado como empleador
no puede soslayar que, sin perjuicio de aplicar políticas de estímulos y
promoción al sector privado para la utilización de la formación continua,
es él el principal obligado en formar a sus trabajadores, mediante la
preparación continua ante los nuevos retos que presenta la administración
de las tres funciones del Estado.
Administrar justicia, gestionar, distribuir el presupuesto de la
población, aplicar las normas dictadas por el parlamento y procurar

20
Conf. párrafos 3 y 9 de la Resolución de 2000 sobre Desarrollo de recursos humanos
y ERMIDA URIARTE, Oscar y ROSENBAUM RÍMOLO, Jorge (1998) Formación profesional en la
negociación colectiva. Montevideo: Cinterfor/OIT, págs. 13-14.
19
transformar la realidad de los problemas de la gente, indica un
extraordinario esfuerzo que sólo se compensa con formación a sus
recursos humanos. De ese modo y junto a una gestión ética, los Estados
elevarán los niveles de calidad institucional como eje de gestión pública.

3. La formación profesional como sistema nivelador de


oportunidades:
Está claro, a su vez, que la proscripción de la discriminación
laboral requiere la promoción de la igualdad, especialmente en
aquellas áreas más expuestas a los actos discriminatorios.
Discapacitados, jóvenes y mujeres, son tres de los colectivos que
más frecuentemente sufren dificultades en el empleo, los dos
primeros especialmente en materia de contratación. Respecto de las
personas con capacidad diferenciada, debe resaltarse una previsión
de la Declaración Sociolaboral del Mercosur, que además de incluir
el derecho a la formación profesional entre los fundamentales de la
región, incluye una referencia especial a la formación de
discapacitados. Luego de proclamar que «las personas con
discapacidades físicas o mentales serán tratadas en forma digna y
no discriminatoria, favoreciéndose su inserción social y laboral», el
Artículo 2 dispone que «los Estados Partes se comprometen a
adoptar medidas efectivas, especialmente en lo que se refiere a la
educación, formación, readaptación y orientación profesional».21

Entendemos que se convierte en un sistema nivelador dado su


eficacia en satisfacer las demandas específicas de cada sector
vulnerable, respondiendo con más potencia en aquellos casos en los
cuales se advierte una mayor dificultad en acceder al mercado de trabajo.
Para ello la formación profesional pretende demostrar cómo un primer
empleo es posible en los jóvenes, que la retribución de la mujer debe ser

21
Formación para el trabajo decente, ob. cit., pág. 33.
20
por lo menos igual a la del varón pues la productividad es equivalente, y
que las personas con capacidades diferentes pueden adaptarse a
cualquier escenario y brillar en forma plena en vida laboral.

4. La formación profesional como promotora de empleabilidad:


Las políticas económicas tienen un reto constante en lo que refiere
a la exploración de índices elevados de empleabilidad, lo que se traduce
en mayor equidad social y sustentabilidad del sistema fiscal. En ese
contexto:
La búsqueda de una adecuada correspondencia entre la
estructura de competencias ofrecida y los requerimientos actuales o
emergentes de las empresas y el mercado de trabajo en general, es
probablemente uno de los desarrollos más sistemáticos y
vertebrales de la formación profesional en América Latina y el
Caribe. Se trata de una labor que, por un lado, hace referencia a los
perfiles demandados pero también, y por otra parte, a las nuevas
exigencias en materia de actualización tecnológica, de enfoques
aplicados a la organización y gestión de la producción y el trabajo, y
a la conformación de públicos más amplios y heterogéneos que
demandan servicios de formación profesional. Tales esfuerzos se
vienen desarrollando tanto desde el ámbito de las instituciones de
formación profesional, como de los Ministerios de Trabajo y de
Educación apuntan fundamentalmente al mejoramiento de lo que en
estos tiempos se conoce como “empleabilidad”. La empleabilidad
posee, obviamente, un nexo tanto conceptual como práctico con el
empleo. Ella abarca las calificaciones, conocimientos y las
competencias que aumentan la capacidad de los trabajadores para
conseguir y conservar un empleo, mejorar su trabajo y adaptarse al
cambio, elegir otro empleo cuando lo deseen o pierdan el que tenían
e integrarse más fácilmente en el mercado de trabajo en diferentes
períodos de su vida. Esto implica que, por un lado, la inversión en la
mejora de la empleabilidad de las personas puede incidir

21
positivamente en la reducción de aquel tipo de desempleo que se
debe a la falta de personal debidamente calificado para
oportunidades de empleo ya existentes. Pero también puede tener
un efecto deseable en otro sentido, ya que si las condiciones de
acceso a las oportunidades de formación son equitativas y, por tanto,
también lo es el acceso al logro de mejores niveles de empleabilidad,
es posible adelantar que tenderán a ser análogamente equitativas
las oportunidades de acceso al empleo, aun en contextos de
estancamiento o retracción de este último.22

A modo de síntesis, formar para emplear implica:


− Fortalecer las capacidades de las personas para que mejoren sus
posibilidades de inserción laboral mediante el desarrollo de
competencias claves que disminuyan el riesgo de la
obsolescencia y permitan a hombres y mujeres permanecer
activos y productivos a lo largo de su vida, no necesariamente en
un mismo puesto o actividad;
− Formar para un aprendizaje permanente y complejo que implica:
aprender a aprender, aprender a ser y aprender a hacer;
− Apoyar a las personas para que identifiquen los obstáculos
internos y externos que interfieren en el logro de sus objetivos y
valoren sus habilidades y saberes así como las demandas y
competencias requeridas en el mundo del trabajo. Incluye la
información y orientación sobre el mercado educativo y de trabajo
que despliegue la diversidad de alternativas, sus exigencias y sus
posibilidades, eliminando estereotipos que encasillan los trabajos
como femeninos y masculinos y facilite la búsqueda y/o
generación de trabajo.23

22
Formación para el trabajo decente, ob. cit., pág. 41.
23
Formación para el trabajo decente, ob. cit., pág. 43.
22
5. La formación profesional como herramienta de protección
social:
Decíamos que el principio rector del Derecho del trabajo es el
protectorio, el cual se regula en la Constitución Nacional cuando reza: “el
trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las
que asegurarán condiciones dignas y equitativas de valor”. En tal sentido,
dicha regla bajada al ámbito de la política social, se vislumbra como un
abundante andamiaje de medios tendientes a lograr dicha tutela
preferencial, enfocando sectores en actividad y desempleados, a fin de
lograr que aquellos que poseen un trabajo decente puedan conservarlo y
quienes no han accedido adquieran la posibilidad de lograrlo.
Los trabajadores desempleados se encuadran en un sector
vulnerable y heterogéneo con un sistema complejo de identificación de
problemas, especialmente por razones etarias. A modo de ejemplo: un
joven desocupado que no ha accedido a su primer empleo por no contar
con antecedentes dado nunca se le dio una oportunidad, tiene desafíos
particulares, lo que requiere un análisis situacional apropiado para
encarar estrategias de incentivo al mercado con respecto al rol que puede
cumplir un entusiasta y apasionado trabajador de esa edad.
Por otro lado, distinto es el caso del trabajador adulto que pierde su
fuente de trabajo y que cuenta con experiencia pero que en ocasiones es
estigmatizado por su rango etario. En tal caso, el desafío es lograr que
sea considerada la madurez de la experiencia y el entrenamiento de los
años de trabajo para cautivar el interés de los empleadores y, así,
colocarlo en un escenario igualitario de oportunidades. Por ello es que
pensamos que la formación profesional para el Trabajo Decente brinda
esa posibilidad de proteger a los trabajadores en la accesibilidad del

23
empleo para los desocupados y en la conservación y ascenso del trabajo
para los trabajadores activos.

6. La formación profesional como fomentadora del diálogo


social:
El diálogo social forma parte de las principales recomendaciones de
la OIT, a poco que apela al recurso del consenso para la aplicación de
políticas de Estado, sindicales y empresariales, sin relativizar los
conflictos colectivos de trabajo como medio de fluctuación económica y
laboral. No obstante, a la vez destaca que la formación profesional se ha
transformado el punta pie inicial para cualquier debate social, dado que
es el punto en el que los actores siempre encuentran puntos en común,
pues a los trabajadores representados por sus sindicatos les interesa la
formación para la defensa del trabajo decente y a los empleadores el
esquema de productividad. Por ello, no puede disimularse el fomento que
causa la formación profesional en el diálogo social y la construcción de
consensos cuando estos sean posibles en las diferencias de intereses, lo
que sucede con frecuencia.
En Argentina, la pauta de la formación profesional como esquema
de negociación se ha plasmado no sólo en la Ley de Contrato de Trabajo,
sino además en los convenios colectivos de trabajo, productos de las
negociaciones colectivas entre sindicatos y empleadores, para lo cual el
diálogo social ha resultado fructífero en muchos casos con el inicio del
temario de la formación profesional.
La formación profesional es un contenido creciente de la
negociación colectiva en sus diferentes niveles y manifestaciones.
Desde que aquélla comenzó a formar parte del sistema de relaciones
laborales era inevitable que tarde o temprano fuera alcanzada por la
negociación colectiva. En efecto, en tanto derecho del trabajador, la

24
capacitación es susceptible de previsión en las convenciones
colectivas, como todo otro derecho laboral.
En tanto instrumento económico, el empleador puede tener un
marcado interés en regularla a través de la negociación.
Por otra parte, el convenio colectivo es una norma flexible,
característica apropiada para acompasar las cambiantes
necesidades de formación, al ritmo de los incesantes cambios
tecnológicos. Finalmente, los diversos niveles de negociación (de
empresa, por rama de actividad, nacional y aún internacional),
ofrecen toda una variada gama de alternativas, cada una de ellas
con mayores o mejores aptitudes para considerar unos u otros
aspectos de la formación profesional. Así, por ejemplo, los grandes
acuerdos marco o pactos sociales nacionales son particularmente
apropiados para fijar las grandes líneas de la política de formación y
para crear órganos de competencia general. Los convenios
colectivos de rama de industria o actividad económica pueden prever
planes de formación sectoriales, fijar políticas industriales y regular
derechos y obligaciones vigentes para todo un sector. Los acuerdos
colectivos de empresa, por su parte, pueden pautar los planes de
formación específicos de una empresa determinada, así como
adaptar las previsiones de los convenios y pactos de nivel superior.24

24
Formación para el trabajo decente, ob. cit., págs. 106 y 107.
25
Capítulo III
RAZONES QUE EXPLICAN LA CALIFICACIÓN DE
DERECHOS HUMANOS
AL TRABAJO DECENTE Y A LA FORMACIÓN PROFESIONAL

¿Cuál debe ser la posición que ocupan los trabajadores en el


mercado?
Siempre fue un interrogante que nos formulábamos y su respuesta
ha sido aportada por nuestro máximo tribunal de Justicia de la Nación, en
el leading case: Vizzoti c/ Amsa S.A., cuando la Corte en su Considerando
11º, quinto, sexto y séptimo párrafo, resolvió:
Consentir que la reglamentación del derecho del trabajo
reconocido por la Constitución Nacional, aduciendo el logro de
supuestos frutos futuros, deba hoy resignar el sentido
profundamente humanístico y protectorio del trabajador que aquélla
le exige; admitir que sean las “leyes” de dicho mercado el modelo al
que deban ajustarse las leyes y su hermenéutica; dar cabida en los
estrados judiciales, en suma, a estos pensamientos y otros de
análoga procedencia, importaría (aunque se admitiera la
conveniencia de dichas “leyes”), pura y simplemente, invertir la
legalidad que nos rige como Nación Organizada y como pueblo
esperanzado en las instituciones, derechos, libertades y garantías
que adoptó a través de la Constitución Nacional. Puesto que, si de
ésta se trata, resulta claro que el hombre no debe ser objeto de
mercado alguno, sino señor de todos estos, los cuales sólo
encuentran sentido y validez si tributan a la realización de los
derechos de aquél y del bien común. De ahí que no debe ser el
mercado el que someta a sus reglas y pretensiones las medidas del
hombre ni los contenidos y alcances de los derechos humanos. Por

26
el contrario, es el mercado el que debe adaptarse a los modelos
fundamentales que representan la Constitución Nacional y el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos de jerarquía
constitucional, bajo pena de caer en la ilegalidad.
Es perentorio insistir, ante la prédica señalada, que el trabajo
humano “no constituye una mercancía”25

En la misma lógica y precedencia al fallo histórico que reproducimos


un extracto, encontramos la visión de la doctrina social de la Iglesia en las
encíclicas “Rerum Novarum” de LEON XIII, “Laborem Exercens” y
“Centesimus Annus” ambas de Juan Pablo Segundo, cuando referían:
El salario debe ser, pues, suficiente para el sustento del obrero
y de su familia. Si el trabajador, obligado por la necesidad o acosado
por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no queriéndola, una
condición mas dura, porque se la imponen el patrono o el
empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la
cual clama la justicia.
…
Los ricos y los patrones recuerden que no deben tener a los
obreros por esclavos, que deben respetar en ellos la dignidad de la
persona y la nobleza que a esa persona añade lo que se llama
carácter del cristiano. Que si se tiene en cuenta la razón natural y la
filosofía cristiana, no es vergonzoso para el hombre ni le rebaja el
ejercer un oficio por salario, pues el oficio lo habilita para poder
sustentar su vida honradamente. Que lo que verdaderamente es
vergonzoso e inhumano es abusar de los hombres, como si no
fuesen mas que cosas, para sacar provecho de ellos y no estimarlos
en mas que lo que dan de sí sus músculos y sus fuerzas.
…

25
Causa: “Vizzoti, Carlos Alberto c/ Amsa S.A. s/ despido”. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, 14 de septiembre del 2004.
27
Los derechos humanos que brotan del trabajo, entran
precisamente dentro del más amplio contexto de los derechos
fundamentales de la persona.26

Todas estas visiones impregnadas de contenidos humanistas que


dignifican a la persona en ocasión del realizar un trabajo y que tal como
sostienen Perez Luño:
La dignidad humana supone el valor básico (Grundwert)
fundamentador de los derechos humanos que tienden a explicitar y
satisfacer las necesidades de la persona en la esfera moral. Los
Derechos humanos parten de un nivel por debajo del cual carecen
de sentido: la condición de persona jurídica, o sea, desde el
reconocimiento de que en el ser humano hay una dignidad que debe
ser respetada en todo caso, cualquiera que sea el ordenamiento
jurídico, político, económico y social, y cualesquiera que sean los
valores prevalentes en la colectividad histórica.

Afirma Ángel Sánchez de la Torre: “La persona humana se concibe


así como un ser de eminente dignidad caracterizado por su razón y por
su libertad”. Y añade: “se trata del derecho a ser considerado como ser
humano, como persona, es decir, como ser de eminente dignidad”, lo que
se compadece con la idea de Legaz y Lacambra: “hay un derecho
absolutamente fundamental para el hombre, base y condición de todos
los demás: el derecho a ser reconocido siempre como persona humana”
de ahí fluye su dignidad.27
Y si bien las razones humanistas están suficientemente
demostradas, lo importante también es su regulación dentro del plexo

26
Papa Juan Pablo II (2005) Encíclica Laborem Excercens. Buenos Aires: Paulinas,
págs. 19, 20, 21 y 55.
27
BIDART CAMPOS, Germán J. (1991) Teoría General de los Derechos Humanos.
Buenos Aires: Astrea, pág. 73. Citado en: FERREYRA NEGRI, Sebastián Alexis (2010) Trabajo
Decente, un derecho humano. Chaco: De La Paz, págs. 43 y 44.
28
normativo, inclusivo del Derecho Constitucional y los compromisos
internacionales.
En cuanto a la regulación del Trabajo Decente como derecho
humano, proponemos un cuadro sintético de las normas aplicables a
dicho paradigma:

1. Constitución Nacional: Artículo 14º bis;


2. Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre:
Artículos 14º, 15º, 16º, 18º, 22 y 33º;
3. Declaración Universal de Derechos Humanos: Artículos 23º, 24º
y 25º;
4. Pacto de San José de Costa Rica: Artículos 11º y 25º;
5. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales: Artículos 6º, 7º, 8º y 9º;
6. Convención sobre la Eliminación de Todas Formas de
Discriminación contra la Mujer: Artículo 11º;
7. Convención sobre los Derechos del Niño: Artículo 32º;
8. Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas Formas
de Discriminación Racial: Artículo 5º;
9. Convenios de la OIT;
10. Declaración de Mar del Plata y Plan de Acción: 4ª Cumbre de las
Américas;
11. Ley Nº 25.877: Artículo 7º.

El primer punto ya hemos desarrollado cuando nos referimos al


Artículo 14º bis de la Constitución nacional. Seguidamente, la Declaración
Americana de Derecho y Deberes del Hombre establece:
Artículo 14º. Derecho al trabajo y a una justa retribución.
Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y
a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las
oportunidades existentes de empleo.
Toda persona que trabaja tiene derecho de recibir una
29
remuneración que, en relación con su capacidad y destreza le
asegure un nivel de vida conveniente para sí misma y su familia.
Artículo 15º. Derecho al descanso y a su aprovechamiento.
Toda persona tiene derecho a descanso, a honesta recreación y
a la oportunidad de emplear útilmente el tiempo libre en beneficio de
su mejoramiento espiritual, cultural y físico.
Artículo 16º. Derecho a la seguridad social
Toda persona tiene derecho a la seguridad social que le proteja
contra las consecuencias de la desocupación, de la vejez y de la
incapacidad que, proveniente de cualquier otra causa ajena a su
voluntad, la imposibilite física o mentalmente para obtener los
medios de subsistencia.

En tanto, los Artículos 18º y 22º otorgan el derecho a recurrir a la


justicia y a la órbita de las asociaciones sindicales, ambos derechos
necesarios de alcanzar junto al paradigma del Trabajo Decente, sea por
negociación colectiva o por imperio de la justicia, reforzado en el Artículo
33º que establece el deber de obediencia a la Ley.28
La Declaración Universal de Derechos Humanos, en sus Artículos
23º, 24º y 25º preceptúa:
Artículo 23º:
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de
su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la
protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual
salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración
equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una
existencia conforme a la dignidad humana y que será completada,
en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección

28
FERREYRA NEGRI, Sebastián Alexis (2010) Trabajo Decente un derecho humano.
Chaco: De La Paz, pág. 51.
30
social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse
para la defensa de sus intereses.
Artículo 24º. Toda persona tiene derecho al descanso, al
disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del
trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25º:
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que
le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica
y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o
fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

El Pacto de San José de Costa Rica, en sus Artículos 11º y 25º


regula:
Artículo 11º, incisos 1 y 3: Protección de la honra y de la
dignidad
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al
reconocimiento de su dignidad (…)
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra
esas injerencias o esos ataques.
…
Artículo 25º sobre la Protección judicial:
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente

31
convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.

Por su parte, se incorpora el aporte constitucional que nos brinda el


Pacto Internacional De Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en
sus Artículos 6º, 7º,8º y 9º:
Artículo 6º:
1. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen el derecho
a trabajar que comprende el derecho de toda persona de tener la
oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente
escogido o aceptado, y tomarán medidas adecuadas para garantizar
este derecho.
2. Entre las medidas que habrá de adoptar cada uno de los
Estados Partes en el presente pacto para lograr la plena efectividad
de este derecho deberá figurar orientación y formación técnico-
profesional, la preparación de programas, normas y técnicas
encaminadas a conseguir un desarrollo económico, social y cultural
constante y la ocupación plena y productiva, en condiciones que
garanticen las libertades políticas y económicas fundamentales de la
persona humana.
Artículo 7º. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen
el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo
equitativas y satisfactorias que le aseguren en especial:
a) Una remuneración que proporcione como mínimo a todos los
trabajadores:
I) Un salario equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin
distinciones de ninguna especie; en particular, debe
asegurarse a las mujeres condiciones de trabajo no
inferiores a las de los hombres, con salario igual por
trabajo igual;
II) Condiciones de existencia dignas para ellos y para sus
familias conforme a las disposiciones del presente Pacto;
b) La seguridad y la higiene en el trabajo;

32
c) Igual oportunidad para todos de ser promovidos, dentro de su
trabajo, a la categoría superior que les corresponda, sin más
consideraciones que los factores de tiempo de servicio y capacidad;
d) El descanso, el disfrute del tiempo libre, la limitación razonable
de las horas de trabajo y las vacaciones periódicas pagadas, así
como la remuneración de los días festivos.
Artículo 8º:
1. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a
garantizar:
a) El derecho de toda persona a fundar sindicatos y a afiliarse
al de su elección, con sujeción únicamente a los estatutos
de la organización correspondiente, para promover y
proteger sus intereses económicos y sociales. No podrán
imponerse otras restricciones al ejercicio de este derecho
que las que prescriba la ley y que sean necesarias en una
sociedad democrática en interés de la seguridad nacional
o del orden público, o para la protección de los derechos y
libertades ajenos;
b) El derecho de los sindicatos a formar federaciones o
confederaciones nacionales y el de éstas a fundar
organizaciones sindicales internacionales o a afiliarse a las
mismas;
c) El derecho de los sindicatos a funcionar sin obstáculos y
sin otras limitaciones que las que prescriba la ley y que
sean necesarias en una sociedad democrática en interés
de la seguridad nacional o del orden público o para la
protección de los derechos y libertades ajenos;
d) El derecho de huelga, ejercido de conformidad con las
leyes de cada país.
2) El presente artículo no impedirá someter a restricciones
legales el ejercicio de tales derechos por los miembros de las fuerzas
armadas, de la policía o de la administración del Estado.
3) Nada de lo dispuesto en este artículo autorizará a los Estados
Partes en el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo

33
de 1948 relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho
de sindicación a adoptar medidas legislativas que menoscaben las
garantías previstas en dicho convenio o a aplicar la ley en forma que
menoscabe dichas garantías.
Artículo 9º. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen
el derecho de toda persona a la seguridad social, incluso al seguro
social.
Artículo 10º. Los Estados Partes en el presente pacto
reconocen que:
2. Se debe conceder especial protección a las madres durante
un período de tiempo razonable antes y después del parto. Durante
dicho período, a las madres que trabajen se les debe conceder
licencia con remuneración o con prestaciones adecuadas de
seguridad social.
3. Se deben adoptar medidas especiales de protección y
asistencia en favor de todos los niños y adolescentes sin
discriminación alguna por razón de filiación o cualquier otra
condición. Debe protegerse a los niños y adolescentes contra la
explotación económica y social. Su empleo en trabajos nocivos para
su moral y salud, o en los cuales peligre su vida o se corre el riesgo
de perjudicar su desarrollo normal, será sancionado por la ley. Los
Estados deben establecer también límites de edad por debajo de los
cuales quede prohibido y sancionado por la ley el empleo a sueldo
de mano de obra infantil.
Artículo 12:
1. Los Estados Partes en el presente pacto reconocen el derecho
de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física
y mental. (…)
b) El mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del
trabajo y el medio ambiente.

La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de


Discriminación Contra la Mujer establece la igualdad de género en la

34
accesibilidad del empleo, entre mujeres y hombres, con el deber de los
Estados de eliminar toda forma de discriminación con la mujer en la esfera
del trabajo.
Artículo 11º:
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas
para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera del
empleo con el fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre
hombres y mujeres, los mismos derechos, en particular:
a) El derecho al trabajo como derecho inalienable de todo ser
humano.
b) El derecho a las mismas oportunidades de empleo,
inclusive a la aplicación de los mismos criterios de
selección en cuestiones de empleo.
c) El derecho a elegir libremente profesión y empleo, el
derecho al ascenso, a la estabilidad en el empleo y a todas
las prestaciones y otras condiciones de servicio, y el
derecho al acceso a la formación profesional y al
readiestramiento, incluido el aprendizaje, la formación
profesional superior y el adiestramiento periódico.
d) El derecho a igual remuneración, inclusive prestaciones, y
a igualdad de trato con respecto a un trabajo de igual valor,
así como igualdad de trato con respecto a la evaluación de
la calidad del trabajo.
e) El derecho a la seguridad social, en particular en casos de
jubilación, desempleo, enfermedad, invalidez, vejez u otra
incapacidad para trabajar, así como el derecho a
vacaciones pagadas.
f) El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en
las condiciones de trabajo, incluso la salvaguardia de la
función de reproducción.
2. Con el fin de impedir la discriminación contra la mujer por
razones de matrimonio o maternidad y, asegurar la efectividad de su
derecho a trabajar, los Estados partes tomarán medidas adecuadas

35
para:
a) Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de
embarazo o licencia de maternidad y la discriminación en
los despidos sobre la base del estado civil.
b) Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o
con prestaciones sociales comparables sin pérdida del
empleo previo, la antigüedad o beneficios sociales.
c) Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo
necesarios para permitir que los padres combinen las
obligaciones para con la familia con las responsabilidades
del trabajo y la participación en la vida pública,
especialmente mediante el fomento de la creación y
desarrollo de una red de servicios destinados a cuidado de
los niños.
d) Prestar protección especial a la mujer durante embarazo
en los tipos de trabajos que se haya probado puedan
resultar perjudiciales para ella.
3. La legislación protectora relacionada con las cuestiones
comprendidas en este artículo será examinada periódicamente a la
luz de los conocimientos científicos y tecnológicos y será revisada,
derogada o ampliada según corresponda.

Asimismo, la Convención sobre los Derechos del Niño en su Artículo


32º protege a los niños de la explotación y del flagelo del trabajo infantil:
Artículo 32º:
1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar
protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de
cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su
educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo
físico, mental, espiritual, moral o social.
2. Los Estados Partes adoptarán medidas legislativas,
administrativas, sociales y educacionales para garantizar la
aplicación del presente artículo. Con ese propósito y teniendo en

36
cuenta las disposiciones pertinentes de otros instrumentos
internacionales, los Estados Partes, en particular:
a) Fijarán una edad o edades mínimas para trabajar;
b) Dispondrán la reglamentación apropiada de los honorarios
y condiciones de trabajo; y
c) Estipularán las penalidades u otras sanciones apropiadas
para asegurar la aplicación efectiva del presente artículo.

Finalmente, la Convención Internacional sobre la Eliminación de


todas Formas de Discriminación Racial, en su Artículo 5º reza:
Prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas y
a garantizar el derecho de toda persona a la igualdad ante la ley, sin
distinción de raza, color y/u origen nacional o étnico, particularmente
en el goce de los derechos siguientes: e) los derechos económicos,
sociales y culturales, en particular: i) el derecho al trabajo, a la libre
elección de trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo, a la protección contra el desempleo, a igual salario por
trabajo igual y a una remuneración equitativa y satisfactoria.

Seguidamente, encontramos a los convenios de la OIT ratificados por


la Argentina y que ostentan rango superior a las leyes internas. Así lo
señala Carlos Alberto Etala, citando a Von Potobsky:
…tiene importante consecuencias prácticas para el orden
jurídico interno, ya que en virtud de la ratificación de un convenio
pueden quedar sin efecto las disposiciones legales contrarias, tanto
si son anteriores o posteriores a dicho acto. Éstas serían tachadas
de inconstitucionales, por oponerse a una norma jerárquicamente
superior. 29

29
ETALA, Carlos Alberto (2002) Ley de contrato de trabajo comentada. Buenos Aires:
Astrea, pág. 15.
37
Los convenios internacionales del trabajo (OIT) pertenecen a la
categoría de tratados, con características propias. 30
No menor ha sido el impacto que causó desde el punto de vista
político, jurídico y regional la Declaración de Mar Del Plata de noviembre
del 2005, con motivo de la 4ª Cumbre de las Américas, asignándole un
lugar central al Trabajo Decente más un plan de acción tendiente a la
erradicación definitiva de la pobreza, exclusión social, desempleo y
subempleo en América, y que en la actualidad requiere una actualización
y redefinición en torno a los nuevos desafíos que produjo la crisis
financiera y económica mundial.

A modo de síntesis:
1. Los Estados firmantes se han propuesto lograr para el año 2015
la reducción en un 50% de la proporción de personas que viven
en pobreza extrema, ya que, a pesar de los esfuerzos realizados
por los países de América latina y del Caribe, más de 96 millones
de personas aún viven en pobreza extrema;
2. Lograr el denominado crecimiento sustentable o sostenido con
equidad y justicia social en las economías regionales y centrales,
con una fuerte atención a los diversos problemas ambientales que
hoy padece nuestro ecosistema;
3. Dicha declaración señala el estímulo y papel esencial de la
formación profesional y técnica de la población;
4. Utilizar a los micros, pequeñas y medianas empresas como motor
de crecimiento del empleo;
5. Crear un marco laboral que facilite la creación de Trabajo
Decente;

30
VON POTOBSKY, Geraldo (2005) Tratado de Derecho del Trabajo. Tomo I. Santa Fe:
Rubinzal Culzoni, pág. 496.
38
6. Fortalecimiento de la gobernabilidad democrática.31

Por último, la reforma laboral del año 2004, con Ley N° 25.877,
adoptó el modelo del Trabajo Decente como eje principal de construcción
de equidad social regulado en su Artículo 7º que reza:
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social promoverá
la inclusión del concepto de trabajo decente en las políticas públicas
nacionales, provinciales y municipales. A tal fin, ejecutará y
promoverá la implementación, articulada con otros organismos
nacionales, provinciales y municipales, de acciones dirigidas a
sostener y fomentar el empleo, reinsertar laboralmente a los
trabajadores desocupados y capacitar y formar profesionalmente a
los trabajadores.

Sobre a la regulación de la formación profesional entendida como


derecho humano, nuevamente proponemos un cuadro sintético de las
normas aplicables al caso:

31
Declaración de Mar del Plata del año 2005, en la 4ª Cumbre de las Américas.
39
1. La Declaración Universal de los Derechos del Hombre: Artículo
26º;
2. La Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre:
Artículo 12º;
3. Carta de la OEA;
4. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales: Artículo 13º;
5. Convención Americana sobre Derechos Humanos: Artículo 11º;
6. Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos o «Protocolo San Salvador» (OEA, 1988);
7. Declaración de Mar del Plata (2005);
8. Ley de Contrato de Trabajo: Artículos s/n correspondientes al
capítulo VIII;
9. Ley Nacional de Empleo Nº 24.013: Artículos 128º y 129º.

Desde el plazo normativo legal reglamentario de la Constitución


sobre el Artículo 75º, inc. 19, se fijó tanto desde la Ley de Contrato de
Trabajo como de la Ley de Empleo pautas para generar el paradigma de
la formación profesional. Establece en el Capítulo VIII, incorporado por
Artículo 1° de la Ley N° 24.576 B.O. 13/11/1995 en lo referente a la
formación profesional. A saber:
Artículo s/n. La promoción profesional y la formación en el
trabajo, en condiciones igualitarias de acceso y trato será un derecho
fundamental para todos los trabajadores y trabajadoras.
Artículo s/n. El empleador implementará acciones de formación
profesional y/o capacitación con la participación de los trabajadores
y con la asistencia de los organismos competentes al Estado.
Artículo s/n. La capacitación del trabajador se efectuará de
acuerdo a los requerimientos del empleador, a las características de

40
las tareas, a las exigencias de la organización del trabajo y a los
medios que le provea el empleador para dicha capacitación.
Artículo s/n. La organización sindical que represente a los
trabajadores de conformidad a la legislación vigente tendrá derecho
a recibir información sobre la evolución de la empresa, sobre
innovaciones tecnológicas y organizativas y toda otra que tenga
relación con la planificación de acciones de formación y capacitación
profesional.
Artículo s/n. La organización sindical que represente a los
trabajadores de conformidad a la legislación vigente ante
innovaciones de base tecnológica y organizativa de la empresa,
podrá solicitar al empleador la implementación de acciones de
formación profesional para la mejor adecuación del personal al
nuevo sistema.
Artículo s/n. En el certificado de trabajo que el empleador está
obligado a entregar a la extinción del contrato de trabajo deberá
constar además de lo prescripto en el Artículo 80º, la calificación
profesional obtenida en el o los puestos de trabajo desempeñados,
hubiere o no realizado el trabajador acciones regulares de
capacitación.
Artículo s/n. El trabajador tendrá derecho a una cantidad de
horas del tiempo total anual del trabajo, de acuerdo a lo que se
establezca en el convenio colectivo, para realizar, fuera de su lugar
de trabajo actividades de formación y/o capacitación que él juzgue
de su propio interés.32

Luego la Ley Nacional de empleo, en sus Artículos 128º y 129º


señala:
Artículo 128º. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
deberá elaborar programas de formación profesional para el empleo
que incluirán acciones de formación, calificación, capacitación,

32
Ley Nº 20.744 de Contrato de Trabajo, capítulo VIII, artículos sin números.
41
reconversión, perfeccionamiento y especialización de los
trabajadores tendientes a apoyar y a facilitar:
a) Creación de empleo productivo;
b) Reinserción ocupacional de los trabajadores desocupados;
c) Reasignación ocupacional derivada de las reformas del sector
público y la reconversión productiva;
d) El primer empleo de los jóvenes y su formación y
perfeccionamiento laboral;
e) Mejora de la productividad y transformación de las actividades
informales.
Artículo 129º. Serán atribuciones del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social:
a) Integrar la formación profesional para el empleo en la política
nacional laboral;
b) Coordinar la ejecución de programas de formación profesional
para el empleo con los organismos del sector público nacional,
provincial o municipal y del sector privado, a través de la celebración
de convenios;
c) Validar la certificación de calificaciones adquiridas en
contratos de práctica laboral y de trabajo-formación;
d) Formular los programas de alternancia de formación y práctica
laboral en los contratos de trabajo-formación.

Como corolario del tema, coincidimos con la mirada de los autores


Brú y Rosal, cuando señalan:
…la educación y la formación cumplen con una función cardinal
para la consecución de objetivos económicos y sociales. Son
determinantes para prosperar en un entorno mundializado, en donde
poseer recursos humanos con conocimientos teóricos y prácticos,
contribuye a ser competitivos y contar con empresas adaptables y
productivas, así como obtener el pleno desarrollo personal y social.
Un buen sistema de educación y formación permite mejorar la
inserción económica y social, al ofertar oportunidades a muchos que

42
hubiesen sido excluidos del mercado de trabajo. En tal sentido, no
se puede hablar de trabajo decente si no se cuenta con sistemas de
educación y formación apropiados.33

El Trabajo Decente y la formación profesional, tanto por razones


humanistas como por motivos constitucionales y legales, son una realidad
en el mundo actual, por lo que su implementación no sólo obedece a un
deber moral sino además jurídico y es misión de todos velar por el
cumplimiento de dicho paradigma.

33
BRÚ, Enrique y ROSAL, Mario Hugo (2002) Trabajo Decente y la Formación
Profesional en Centroamérica y República Dominicana. Montevideo: Boletín Nº 153-Cinterfor–
OIT, pág. 95.
43
Capítulo IV
ANTE LA CRISIS MUNDIAL MÁS TRABAJO DECENTE
La crisis que estalló en el año 2008 ha puesto al desnudo que el
mundo no se encontraba lo suficientemente protegido por el blindaje del
trabajo decente, dado que su incorporación es paulatina y en algunos
países aún remota, puesto que las desigualdades se acentuaron y
marcaron tendencias alarmantes en tasas de desocupación y
subocupación.
Ante los momentos de tensión vuelven a surgir interlocutores que
reivindican la flexibilidad laboral y, con ello, un ajuste a los trabajadores.
Esto se sintetiza en la famosa frase “la crisis la pagan los obreros”. En
esta idea se funda el presente acápite tendiente a demostrar que para que
sea sostenida la recuperación económica se requiere un crecimiento bajo
el signo del Trabajo Decente. Se demuestra con ello que existe una
alternativa superadora a la dominante idea neoliberal que poco a poco se
desploma.
El salvaje método del neoliberalismo no sólo ha destruido puestos
de trabajo sino también vidas humanas y con ello ha dejado generaciones
postergadas. Éste, basado en un crecimiento inequitativo en el que el 1%
de la población, es dueño de más del 80% de la riqueza mundial, y el
remanente tiene que ser repartido por el 99% de la sociedad, alcanzando
niveles de desigualdades históricas. Todo esto nos genera el deber moral
de replantearnos hacia dónde debemos virar, dado que nuestra hoja de
ruta económica mundial ha fracasado con recetas impuestas por los
hombres más poderosos del mundo sin consideraciones humanas.
Ante este escenario de crisis mundial en vías de recuperación,
¿persistimos en el ideario del Trabajo Decente? La respuesta no es otra
que afirmativa, pues abdicar implicaría exacerbar aún más la crisis

44
pudiendo causar un colapso civil a nivel mundial; no obstante, no todos
los líderes del mundo piensan del mismo modo. La reciente reforma
laboral impulsada por el gobierno español destruye el aparato protectorio
de derecho del trabajo para con ello colocar a los trabajadores en
situaciones de profunda inestabilidad latente, partiendo del falso
paradigma de que a través de una reforma laboral se generan puestos de
trabajo. Se marca así un estilo incomprensible de no advertir que para
crear puestos de trabajos estables y, por ende, decentes, se requiere de
políticas económicas de Estado y no de una simple reforma de un puñado
de artículos de la Ley de trabajo de un país.
Como verán, el mundo todavía no ha virado en forma universal hacia
el Trabajo Decente como la alternativa más potente, y en ello tenemos
que reconocer que el paradigma que defendemos aún se encuentra en
plena ejecución y construcción, y costará muchos años su
implementación en forma global. Sin perjuicio de ello, es necesario que
ante la abundancia de las voces neoliberales que vuelven al ruedo no
satisfechas con los millones de vidas que han destruido, invaden nuestra
vida social a través de comunicaciones masivas en procurar convencer a
la población que reducir la jubilación de una persona de 70 años es un
remedio sustentable, que quitar el 20% del sueldo a los trabajadores
activos es la mejor manera de crear trabajo, que extender las edades
jubilatorias oxigena el sistema de la seguridad social. Todos estos son
falsos e inescrupulosos modelos económicos que tiene como único móvil
incrementar el poder de los más ricos a costa de los trabajadores.
No obstante, es dable destacar que gran parte del mundo entiende
y toma al Trabajo Decente como un remedio sólido a la crisis, una salida
sustentable que procura equidad social. En ese marco, los salarios juegan
un rol preponderante en el crecimiento, a lo que el investigador alemán
Hein ha denominado “un nuevo pacto Keynesiano”:

45
…se ha demostrado cómo la redistribución, a costa de bajos
ingresos salariales y la participación de los ingresos del trabajo
asociados con el neoliberalismo y la financiarización, ha contribuido
a la inestabilidad macroeconómica en el ámbito nacional, europeo y
mundial y, por lo tanto, ha intensificado la gravedad de la crisis
reciente. Por lo tanto, una estrategia de recuperación de mediano a
largo plazo debe estar basada en los ingresos o los salarios. Esto
conlleva que los salarios deberán incrementarse, en general,
conforme a la producción (potencial). La participación de los ingresos
del trabajo, por consiguiente, debe mantenerse prácticamente
estable en el mediano y largo plazo. Incluso puede subir si se
observa una caída en los reclamos de distribución de las empresas,
rentistas, el Estado o el sector extranjero; en otras palabras, la
competitividad de los precios en el mercado de bienes está en
aumento, o bien las tasas de interés, los porcentajes de dividendos
o las tasas impositivas o los precios de importación bajan, lo que
permite el incremento en la participación de los ingresos del trabajo
sin desencadenar procesos inflacionarios acumulativos.34

Es importante destacar además que ante la crisis se requieren


respuestas urgentes de los estados a los sectores más vulnerables,
de ese modo se ha demostrado que las medidas de protección social
que prestan apoyo a los ingresos de los más necesitados favorecen
el crecimiento económico y el empleo. Esto obedece
fundamentalmente al hecho de que los hogares con ingresos más
bajos consumen bienes nacionales que tienen grandes efectos
multiplicadores de empleo. En el caso del programa Bolsa Familia
del Brasil se ha observado que, además de que ha logrado reducir
la pobreza y el hambre y mejorar el desarrollo social en general -lo

34
Autores Varios (2011) Crisis, causas y perspectivas y alternativas de la OIT. Ginebra:
Oficina Internacional del Trabajo, pág. 70.
46
que constituyen sus principales objetivos-, tiene efectos positivos en
el crecimiento de los ingresos y en la actividad empresarial.35

En Argentina, con la Asignación Universal por Hijo para la


protección social ha sido tomada como medida de sostenimiento
humanitario.
Coincidimos con el investigador Nicolas Pons-Vignon en que “existe
una alternativa, y se trata de Políticas económicas y estrategias laborales
más allá de la corriente dominante”. Para ello, el Trabajo Decente refleja
un modelo basado en la dignidad humana y respeto al orden
constitucional, empoderando así una mayor gobernanza gracias a los
niveles de equidad social que consigue una sociedad.
Somavía, en su obra “Existe una alternativa”, refuerza el concepto
del Trabajo Decente en los momentos de crisis, planteando una directriz:
“Actuar en pro del trabajo decente para todos en todo el mundo”. Para ello
se recuerda:
…lo fundamental que es el trabajo decente para la vida de las
mujeres y los hombres de todo el mundo, para la estabilidad de las
familias y para la paz de las comunidades. Esperanzadoramente, la
crisis también ha desencadenado decisiones valientes y decisivas
para contrarrestar la recesión. Los dieciocho últimos meses, que han
sido testigo del vuelco en el consenso económico reinante, nos han
aportado enseñanzas muy útiles. Aceptar el reto de la crisis mundial
del empleo requiere un concienzudo replanteamiento de las
relaciones entre crecimiento y empleo. Lograr un nivel elevado de
empleo productivo debería ser un objetivo del mismo orden que una
inflación baja y estable y unas finanzas públicas sólidas.36

35
Autores Varios (2011) Cómo lograr una recuperación sostenible de la OIT. Ginebra:
Oficina Internacional del Trabajo, pág. 13.
36
Autores Varios (2011) Existe una alternativa. Ginebra: Oficina Internacional del
Trabajo, pág. 115.
47
Hoy la mitad de los trabajadores del mundo, que suman 3.200
millones de personas, tiene algún tipo de empleo vulnerable.
Alrededor de 1.200 millones de personas trabajan y viven en
condiciones de pobreza. De cada diez personas, sólo dos tienen
acceso a protección social básica. Esta crisis ya existía antes de esta
última crisis mundial. Durante la gran recesión el empleo cayó
aproximadamente un 1 por ciento. En el mundo hay 212 millones de
personas desempleadas que buscan trabajo. De cada cinco
personas sin trabajo, dos son mujeres y hombres jóvenes de entre
15 y 24 años de edad. En muchos países el número de personas
desempleadas desanimadas de buscar activamente un trabajo, así
como las que trabajan voluntariamente a tiempo parcial, han
aumentado drásticamente. En los países emergentes y en desarrollo
los empleos asalariados perdidos han sido sustituidos por empleo
informal de peor calidad. En todos los países la tasa de crecimiento
de los salarios reales ha disminuido considerablemente, o se ha
producido una situación de estancamiento o disminución de los
salarios. Las perspectivas para el futuro auguran que durante los
diez próximos años será preciso crear unos 440 millones de empleos
nuevos en el mundo sólo para seguir el ritmo del crecimiento de la
mano de obra. Todo esto nos lleva a la conclusión de que el mundo
tiene ante sí un desafío enorme, el desafío del empleo.37

La recuperación del empleo bajo el signo del Trabajo Decente es el


motor que moviliza a los Estados apostar sus esfuerzos estratégicos en
la creación y distribución de mayor equidad social, entendiendo que su
construcción conlleva per se, paz social.
La gobernabilidad, en momentos de tensión económica, requiere del
surgimiento de esfuerzos intelectuales de nuestros líderes en el diseño de
políticas públicas que defiendan al del Trabajo Decente como paragua
protector de la sociedad.

37
Existe una alternativa, ob. cit., pág. 116.
48
La transición que puede llevar el esfuerzo para alcanzar el Trabajo
Decente en todo el mundo, no debe implicar que la carga sea soportada
por los sectores más débiles. En ello, el Estado tiene un rol indelegable
en tutelar con el monopolio de la Ley a los sujetos de tutela preferencial,
que son los trabajadores.
Han transcurrido más de dos años desde la quiebra de Lehman
Brothers y el mundo se está recobrando gradualmente de la
recesión, pero a ritmos muy distintos y con el riesgo cada vez mayor
de que la recuperación general del empleo sea débil. Acelerar la
recuperación del empleo sigue siendo una prioridad absoluta. Los
países emergentes y en desarrollo se están recuperando con más
rapidez; de hecho, en el tercer trimestre de 2010 el crecimiento del
empleo ya se acercaba a niveles previos a la crisis. Estas
economías, y unos pocos países industrializados, se están
beneficiando del fuerte crecimiento que está registrándose en China.
Por lo general, han evitado una crisis financiera con el crédito
bancario como instrumento anticíclico clave. El Brasil, China e India
se enfrentan a una escasez de mano de obra calificada, que exigirá
mejores políticas para vincular la educación y formación
profesionales a las necesidades de las empresas. El desafío clave
que confrontan estos países para mantener su crecimiento es el
aumento gradual de la calidad de la mano de obra, el camino más
directo para aumentar el consumo doméstico. Para ello es preciso
contar con una serie de medidas, desde políticas del mercado de
trabajo a protecciones sociales más amplias, así como con una
mejor conexión entre los aumentos de productividad y los salarios.
En 2010 y en los próximos años, es muy probable que en los Estados
Unidos, Japón y Europa el crecimiento sea demasiado débil para que
el empleo se recupere con rapidez. Aunque el desempleo puede
haber alcanzado su nivel máximo, es probable que se mantenga
elevado durante algunos años. Existe un riesgo real de que el
desempleo de larga duración deje secuelas en las personas. Puede
ser útil aplicar medidas orientadas específicamente al empleo, como

49
los subsidios especiales, el desarrollo de capacidades y la ayuda en
la búsqueda de trabajo. Incluso en países con limitaciones fiscales
resulta rentable aplicar medidas de este tipo.38

La OIT viene promoviendo la aplicación del denominado “Pacto


Mundial para el Empleo”, del cual extraemos las principales características
a tener en consideración:

− Capacitación de los trabajadores para representar sus intereses


garantizando y promoviendo el derecho de sindicación y de
negociar colectivamente como recogen los Convenios núms. 87 y
98 de la OIT;
− Protección de los empleados en el lugar de trabajo contra toda
forma de discriminación (Convenio núm. 111) y abuso de la fuerza
por parte de los empleadores (Convenio núm. 29), contra el
despido injustificado (Convenio núm. 158) y contra la pérdida de
salario en caso de quiebra;
− Garantía de los niveles de los salarios mínimos (Convenio núm.
131) y de las transferencias sociales que proporcionen un salario
mínimo suficiente (Convenio núm. 102), así como de las políticas
responsables relativas a la contratación pública (Convenio núm.
94);
− Vigilancia del cumplimiento de las leyes laborales y los convenios
colectivos para todos los trabajadores mediante el pleno
reconocimiento de la relación de trabajo y de las inspecciones de
trabajo en vigor (Convenio núm. 81);

38
Existe una alternativa, ob. cit., págs. 116 y 117.
50
− Enfoque de todas las políticas financieras y económicas en el
objetivo del pleno empleo, productivo y libremente elegido
(Convenio núm. 122)39
Es nuestro compromiso divulgar las alternativas óptimas para la
recuperación de la economía, masificando el modelo de Trabajo Decente
como esquema sintetizador de los anhelos de los trabajadores y
productividad de los empleadores, pero con la siguiente reserva: no
aceptar beneficios precarios como justificativos de la situación de crisis o
argumentos coyunturales. Como refiere Ronald Janssen “a trabajo
precario, recuperación precaria”, utilizando en forma patológica la
modalidad de contrato temporarios y sin registración laboral (empleo en
negro) creyendo que a cuenta gotas la salud de la economía enferma se
recuperará a pasos agigantados.
En tal sentido, el autor mencionado señala que:
En el otoño de 2010 los sindicatos en Europa convocaron
protestas masivas contra el drástico giro tomado en Europa en
materia de política económica. Tras rescatar al sistema bancario de
la quiebra, los gobiernos de toda Europa no se están limitando a
recortar servicios públicos y prestaciones sociales; además de esta
severa austeridad fiscal, algunos Estados Miembros también tienen
previsto aumentar aún más la flexibilidad de sus mercados de
trabajo. Estos gobiernos atesoran la convencional sapiencia de que,
si se conceden facilidades a las empresas para poder deshacerse
de los trabajadores, los empleadores adelantarán su decisión de
(re)contratar a trabajadores. A su vez, el poder adquisitivo adicional
procedente de la mayor flexibilidad en la contratación apoyaría la
demanda agregada y aceleraría la recuperación económica.
Mientras, no cabe duda de que las empresas están más interesadas
que nunca en el despido fácil o los contratos de trabajo flexibles, por
dos razones en particular. Tras el derrumbe repentino y espectacular

39
Existe una alternativa, ob. cit., pág. 124.
51
de la demanda y de la actividad que sufrieron las empresas a finales
de 2008, hoy se muestran reacias a contratar a trabajadores con
contratos indefinidos. Otro motivo que lleva a las empresas a
decantarse por los contratos de corto plazo es la disminución del
crédito a que se han enfrentado o se enfrentan como resultado de la
crisis financiera. Con objeto de reducir la dependencia de los
préstamos bancarios, les interesa elevar al máximo los beneficios
como fuente de nuevo capital, y una manera de recortar los salarios
y aumentar los beneficios es contratar a trabajadores temporales que
tienden a ser más baratos que la mano de obra regular (véase más
adelante). Al emprender esta cruzada de flexibilidad, los
formuladores de política están cometiendo un gran error y corren el
riesgo de conseguir el efecto contrario de estancar y debilitar la
recuperación económica. Para entenderlo se necesita entender la
naturaleza y alcance de los perjuicios que los contratos temporales
infieren a los trabajadores.40
A todas luces nos enfrentamos a un momento histórico mundial,
siendo testigos del avasallante pero agonizante modelo neoliberal que
aun pretende persistir a costa de la dignidad de las personas, para lo cual
entendemos que ante la crisis la respuesta es: más Trabajo Decente,
postulatorio perfecto para la fórmula:

Trabajo Decente = inclusión = gobernabilidad= Paz social

40
Existe una alternativa, ob. cit., pág. 127.
52
53

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