Memorias de Una Sala de Cirugía

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Memorias de una Sala de Cirugía

Luz Stella Gil Sánchez**

Es un día cualquiera a las 7 de la mañana del año… y en la sala


quirúrgica No. 1. está programada una cirugía para ser ejecutada por el
doctor José Félix Patiño Restrepo. La enfermera quirúrgica de entonces,
la que siempre le instrumentaba, estaba incapacitada; entonces
asignaron a otra, relativamente recién llegada, Luz Stella Gil Sánchez.

La nueva enfermera, una vez enterada de la intervención a la que fue


asignada, estudió previamente cada una de las cuatro cubetas del
espléndido instrumental que el doctor Patiño poseía, además de la
técnica quirúrgica.

La intervención se inició puntualmente, como de costumbre con dicho


cirujano. Él, concentrado en el campo quirúrgico, con sus poderosas
lupas, y ella siguiendo la cirugía paso a paso. En un momento, mientras
montaba una sutura en uno de los porta agujas, el doctor Patiño llevó su
mano derecha a la mesa de Mayo para coger una pinza de Kelly, y de
pronto se escucha una palmada, que el material del guante quirúrgico
hizo muy sonora, y una voz que decía: “Doctor Patiño, por favor, ésta es
mi área” El cirujano, que siempre ha sido una persona respetuosa y
maravillosa, la miró por encima de sus lentes sin decir nada.
Inmediatamente el doctor Edgar Celis, anestesiólogo asignado, brincó
por detrás del doctor Patiño y le hizo gestos a la enfermera quirúrgica,
indicándole que no volviera a repetir lo que había hecho. La cirugía
transcurrió sin ningún contratiempo. Más bien con algunas
intervenciones de buen humor de parte y parte.

Una vez terminado el acto quirúrgico y con el paciente ya en


recuperación, se le informó a Luz Stella, QUIEN ERA el Doctor Patiño !!!.
A continuación el doctor Patiño se dirigió inmediatamente a hablar con la
Jefe de Salas. Todos los que participaron en la cirugía: enfermera,
anestesiólogo, auxiliar y ayudantes observaban preocupados desde la
sala esta situación. Cuando de pronto, entra la enfermera Jefe, Amparo
Valera, a preguntarle a la enfermera quirúrgica qué era lo que le había
dicho y hecho al doctor Patiño!!! Porque él la estaba solicitando, para
que desde ese día en adelante, fuera la enfermera que instrumentara en
todas sus cirugías. Todos nos sorprendimos…

Pero es que teniendo en cuenta sus sabias palabras, el acto quirúrgico


es como una orquesta, un director y cada uno de sus integrantes debe
saber interpretar perfectamente su instrumento y conocer sus
partituras, para no desafinar y lograr que la melodía suene perfecta.

Cada cirugía realizada por el doctor era una experiencia única; en la sala
No. 1, su sala, se tenía listo desde la cámara fotográfica, los campos 80
x 80 para colocar la pieza quirúrgica, los guantes para ser usados en
este proceso, los separadores de diferentes tamaños y formas, las 15
tijeras, las 14 pinzas de disección, las Allis y las Peet, los 18 porta
agujas de diferentes tamaños y formas, y así muchos instrumentos más,
todos fabricados especialmente para él, según su propio diseño,
marcados uno a uno cuidadosamente, hasta la música…

Como en un vuelo aéreo, al que previamente se realiza una completa y


cuidadosa lista de chequeo cada vez que despega el avión, nada debe
fallar, ya que el piloto, al igual que nosotros, tiene la hermosa
responsabilidad de cuidar seres humanos. El carro de la circulante
también era detalladamente revisado, que no faltara ningún insumo o
material quirúrgico, con un pedido de almacén previamente hecho,
según el tipo de cirugía. Una vez iniciada la cirugía, como cuando se
inicia el vuelo, ya no se puede salir de la sala.

Fueron miles de horas registradas en ese quirófano y también muchas


visitas preoperatorias para conocer al paciente hospitalizado quien sería
intervenido al día siguiente, y así por varios años. Por ello, en muchas
de las descripciones del doctor José Félix, aparece este dúo quirúrgico,
Cirujano: José Félix Patiño, Instrumentadota: Luz Stella Gil. S. Al igual
que en los grandes conciertos, todas sus interpretaciones se llevaron a
cabo con éxito.

Hoy cuando nos encontramos en los corredores, siempre me expresa su


afecto y por momentos recordamos juntos esos maravillosos tiempos de
una cirugía compartida, disciplinada y realizada con profundo sentido de
responsabilidad.

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