Cap. 2. - Los Empirismos Del Nuevo Mundo

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Cap. 2.

- Los Empirismos del Nuevo Mundo

La Escuela de Chicago y la ecología humana

La ciudad como “espectroscopio de la sociedad”


Robert Ezra Park (1864-1944) fue uno de los miembros de la escuela de Chicago. El
campo de observación privilegiado es la ciudad como “laboratorio social” con sus signos de
desorganización, marginalidad, aculturación y asimilación. Junto a E.W. Burgess, en 1921,
denominan a su problemática “ecología humana”, un concepto inventado en 1859 por Ernest
Haeckel que definía la ecología como la ciencia de las relaciones del organismo con el
entorno, que abarca en sentido amplio todas las condiciones de existencia. Presentan su
programa como un intento de aplicación sistemática del esquema teórico de la ecología
vegetal y animal al estudio de las comunidades humanas.
Tres elementos definen a una comunidad: una población organizada en un territorio,
más o menos enraizada en este, y cuyos miembros viven en una relación de
interdependencia mutua de carácter simbólico. Esta “comunidad orgánica”, cuya población
se distribuye territorial y funcionalmente mediante la competición, puede ser observada en
sus distintas fases o edades sucesivas. Aplican este esquema para dar cuenta del “ciclo de
relaciones étnicas” en las comunidades de inmigrantes: competición, conflicto, adaptación y
asimilación.
Park opone lo “biótico” a un segundo nivel, una especie de superestructura erigida
sobre la “subestructura biótica” y que se impone a ella como “instrumento de dirección y de
control”: el nivel social o cultural. De este nivel se hacen cargo la comunicación y el
consenso (o el orden moral), cuya función consiste en regular la competición y permitir así a
los individuos compartir una experiencia, unirse a la sociedad.
La ecología humana concibe todo cambio que afecte a una división del trabajo
existente o a las relaciones de la población con el suelo en el marco de una idea del
equilibrio, la crisis y la vuelta al equilibrio. La dicotomía operada entre lo biótico y lo social
propone una dificultad, admitida por Park, de trazar la línea de separación entre ambos.

Diversidad y homogeneidad
El pragmatismo ha marcado al conjunto de la escuela de Chicago. Charles Horton
Cooley, muy influido, precedió a Park en el análisis de los fenómenos y de los procesos de
comunicación.
La propia opción etnográfica esta a su vez supeditada a una concepción del proceso
de individualización, de la construcción del self. El individuo es capaz de una experiencia
singular, única, que su historia vivida traduce, y está sometido al mismo tiempo a las fuerzas
de la nivelación y la homogeneización de los comportamientos. Encontramos de nuevo esta
ambivalencia de la personalidad urbana en la concepción que la escuela de Chicago tiene
de los medios de comunicación.

La Mass Communication Research

Harold Lasswell y el impacto de la propaganda


Para Lasswell propaganda y democracia van de la mano. Considera la audiencia
como un blanco amorfo que obedece ciegamente al esquema estimulo-respuesta. Se
supone que el medio de comunicación actúa según el modelo de la “aguja hipodérmica”,
término forjado por el propio Lasswell para denominar el efecto o el impacto directo e
indiferenciado sobre los individuos atomizados. Al acercarse el segundo conflicto mundial,
numerosas obras contribuyen a alimentar la idea de la omnipotencia de los medios de
comunicación y de la propaganda. El titulo de una obra del ruso Serge Tchakhotine ilustra el
momento: “la violación de las masas por la propaganda política”.
Lasswell se interesa básicamente por los temas de propaganda, opinión pública,
asuntos públicos y elecciones. Su segundo estudio se centra en el análisis de las biografías
de los líderes reformadores y revolucionarios, cuya personalidad interpreta en función del
grado de rebelión contra el padre.
Entre los temas de estudio de Lasswell, se encuentra en un segundo plano la
ascensión, en los años treinta, de las estrategias de propaganda de las potencias del Eje por
una parte, y de la Unión Soviética y el Komintern por otra.

La sociología funcionalista de los medios de comunicación


¿Quién dice qué por qué canal a quién y con qué efecto? Traducido en sectores de
investigación, da respectivamente: “análisis del control”, “análisis del contenido”, “análisis de
los medios de comunicación o soportes”, “análisis de la audiencia” y “análisis de los efectos”.
En la práctica se ha dado prioridad a dos puntos de este programa: análisis de los
efectos y, en estrecha correlación con estos, el análisis del contenido que aporta al
investigador elementos susceptibles de orientar su aproximación al público. Esta técnica de
investigación aspira a la “descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido
manifiesto de las comunicaciones”.
Alejándose del postulado de Lasswell, estas investigaciones ilustradas por el informe
de la Fundación Payne ya pusieron en duda la teoría conductista del efecto directo de los
mensajes sobre los receptores y prestaron atención a factores diferenciadores en la
recepción de mensajes, tales como la edad, el sexo, el entorno social, las experiencias
pasadas y la influencia de los padres.
Según Lasswell, el proceso de comunicación cumple tres funciones principales en la
sociedad: “a- la vigilancia del entorno, revelando todo lo que podría amenazar o afectar al
sistema de valores de una comunidad o de las partes que la componen; b- la puesta en
relación de los componentes de la sociedad para producir una respuesta al entorno; c- la
transmisión de la herencia social”.
Dos sociólogos, Paul F. Lazarsfeld (1901-1976) y Robert K. Merton (nacido en 1910),
añaden una cuarta función, el entretenimiento, y complican el esquema distinguiendo la
posibilidad de disfunciones, así como de funciones latentes y manifiestas. Las funciones
como consecuencias que contribuyen a la adaptación o al ajuste de un sistema dado, y las
disfunciones como las molestias. También está la “disfunción narcotizadora" que engendra
la apatía política de grandes masas de población. Las funciones impiden que las
disfunciones precipiten la crisis del sistema. Las funciones manifiestas son las más
comprendidas y queridas por los que participan en el sistema, mientras que las latentes son
las no comprendidas ni buscadas como tales. Por lo tanto, el sistema social se comprende
en términos de equilibrio y desequilibrio, de estabilidad e inestabilidad.

Una discrepancia teórica


Merton y Lazarsfeld pertenecen a la Universidad de Columbia. Pero Lazarsfeld será
considerado uno de los padres de la Mass Communication Research al igual que Lasswell, y
los psicólogos Kurt Lewin y Carl Hovland.
Lazarsfeld se distancia de la tradición de compromiso social que la mayoría de los
pensadores de la escuela de Chicago encarnan en los años treinta. Lo que cuestiona es la
concepción misma que tenían de los medios de comunicación los pensadores influidos por la
filosofía del pragmatismo, como Cooley y Park, que veían estos aparatos modernos como
instrumentos para sacar a la sociedad de la crisis y conducirla hacia una vida más
democrática. En Lazarsfeld no queda la menor huella de ese profetismo, solo una actitud de
“administrador”. Contra la “investigación critica”, reivindica la “investigación administrativa”,
dado que no puede tener como objetivo la construcción de una sociedad mejor, si considera
que el sistema de los Estados Unidos ya no necesita perfeccionarse. Esta toma de posición
lo conduce a abstraer los procesos de comunicación de los modos de organización del poder
económico y político.

El “doble flujo de la comunicación”


En los años cuarenta y cincuenta, la historia de la sociología funcionalista de los
medios de comunicación sitúa como una innovación el descubrimiento de un elemento
intermediario entre el punto inicial y el punto final del proceso de comunicación. Les hace
comprender el flujo de comunicación como un proceso en dos etapas en el que la función de
los “lideres de opinión” resulta decisiva. Es la teoría del two-sep flow. En el primer escalón
están las personas relativamente bien informadas por estar directamente expuestas a los
medios de comunicación; en el segundo, las que frecuentan menos los medios de
comunicación y que dependen de las otras para obtener la información.

La decisión de grupo
El descubrimiento del grupo primario y del escalón intermedio por parte de Lazarsfeld
y sus colaboradores resultaba inédito para el análisis funcional, pero no lo era tanto para
otros modos de enfocar la comunicación. En primer lugar, la noción de grupo primario es una
parte integrante de la problemática de los miembros de la escuela de Chicago.
Pero la hipótesis principal que permite el giro anunciado por la primera investigación
de Lazarsfeld sobre el voto político, deriva más directamente de Kurt Lewin (1890-1947).
Fundó en 1945 el centro de investigaciones de la dinámica de grupo en el Massachusetts
Institute of Technology (MIT).
Lewin estudia la “decisión de grupo”, el fenómeno del líder, las “reacciones” de cada
miembro en su seno ante un mensaje comunicado por diferentes conductos. El segundo
conflicto mundial brinda al psicólogo la ocasión de probar estas leyes de conducta de grupo
al servicio de la movilización en torno al esfuerzo de guerra en una economía de penuria. A
lo largo de estos experimentos se va precisando la noción de gatekeeper, o controlador del
flujo de información, función que asegura el “líder de opinión” informal.
Carl Hovland (1912-1961) no sigue la dirección trazada por Lewin. Se adhiere a los
presupuestos Lasswellianos de orientación conductista. Este investigador de la Universidad
de Yale es conocido sobre todo por los estudios experimentales que realizó sobre la
persuasión a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Estos estudios resultaron ser un
verdadero catalogo de recetas para uso del buen “persuasor” y del mensaje persuasivo
eficaz, es decir, capaz de alterar el funcionamiento psicológico del individuo y de inducirlo a
realizar actos deseados por el dador del mensaje.
Fundada al principio en una creencia en la omnipotencia de los medios de
comunicación, la Mass Communication Research se esforzó más adelante en relativizar sus
efectos en los receptores, pero nunca puso en duda la visión instrumental que había
presidido el nacimiento de la teoría lasswelliana.

Una voz disidente


Esta sociología de “burócrata” o de “funcionario de la inteligencia” se convierte, desde
los años cincuenta, en el blanco de la crítica radical de C. Wright Mills (1916-1962) a quien
se considera uno de los iniciadores de los american cultural studies.
Frente al predominio de una sociología que había perdido toda voluntad reformadora
y se había desviado hacia la ingeniería social, este sociólogo disidente reivindica la vuelta a
la “imaginación sociológica”. Se niega a disociar el ocio y el trabajo, a definir el ocio como
“un problema especial en un terreno separado”.

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