Frailyn Guerrero B.
(100539556)
Debilidad de la función económica del estado y
causas de la anarquía monetaria.
Desde febrero de 1844 hasta marzo de 1861 se sucedieron 23
gobiernos entre los que predominaron los de Pedro Santana y
Buenaventura Báez. En dicho período las características principales
de la economía dominicana eran: predominio de la pequeña y
mediana producción mercantil simple de bienes agrícolas y de la
industria ligera; la concentración de las exportaciones en unos
pocos productos agrícolas (tabaco, café y cacao); dependencia de
los ingresos tributarios de una muy limitada base, casi
exclusivamente de los impuestos a las importaciones y
exportaciones.
Se vivía una economía de guerra por las constantes amenazas e
intentos de invasión por parte del ejército haitiano. Esto significaba
que el gobierno, además del presupuesto normal para necesidades
civiles y de obras públicas, debía incurrir en un importante gasto
militar para mantener el ejército y cubrir sus requerimientos de
recursos. Esta última circunstancia generaba una demanda
adicional sobre la oferta de alimentos agrícolas y las importaciones,
que, al no poder ser satisfecha en el corto plazo por lo limitada de la
producción y las exportaciones, producía una tendencia a una
elevación de los precios de mercado, por un lado, y a una
depreciación de la moneda local con relación a la moneda fuerte
(peso fuerte).
Como las exportaciones eran independientes de la demanda interna
(o en el peor de los casos, tenían una relación inversa), y los
ingresos corrientes del gobierno dependían casi en su totalidad de
los impuestos al comercio exterior, las finanzas públicas arrojaban
un déficit presupuestal crónico. De ahí que el gobierno debía
recurrir constantemente al endeudamiento.
El endeudamiento público se manejaba operativamente a través de
dos mecanismos: primero, la emisión de obligaciones, vales o
pagarés con comerciantes e importadores, en otras palabras,
instrumentos de deuda; y segundo, la emisión de papel moneda por
parte del Tesoro Nacional. En ese contexto institucional, la política
fiscal y la política monetaria estaban unidas en la Hacienda Pública.