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CINEMATECA BOLIVIANA

NOTAS CRITICAS 61

CRONOLOGÍA DEL CINE


BOLIVIANO
(1897-1997)
Notas Críticas Nº 61
Ediciones de la Cinemateca Boliviana
Primera publicación Noviembre 1997
Ediciones de la Cinemateca Boliviana
Responsable: Pedro Susz Kohl.
Todos los textos de este folleto, incluida la filmografía, han sido escritos por Pedro Susz Kohl.
Fotos: Iconoteca FCB

Los artículos publicados pueden ser reproducidos mencionando expresamente la fuente.

CINEMATECA BOLIVIANA
Directora: Mela Márquez Saleg
Directorio: Antonio Eguino, Norma Campos, Mario Castro, Fernando Cajías

Coordinación de la publicación digital: Elizabeth Carrasco


Diseño: Claudio Pérez
Cristhian Montes

Traducciones Keith John Richards (inglés)


Magali Laure (francés)
Christian Müller (alemán)

Catálogo digital
 Notas Críticas 22: JORGE SANJINES
 Notas Críticas 47: JORGE RUIZ
 Notas Críticas 54: OSCAR SORIA
 Notas Críticas 61: Cronología del cine boliviano (1897-1997)
 Critical Notes 61: The Bolivian cinema. Chronology of an adventure
(1897-1997)
 Kritische Hinweise No 61: Das Bolivianische Kino. Chronologie eines
Abenteuers (1897-1997)
 Notes Critiques 61: Le Cinéma Bolivien. Chronologie d´une aventure.
(1897-1997)

Para la descarga www.cinematecaboliviana.net


Agradecimientos

Alcalde Luis Revilla H.

Secretario de Culturas Andrés Zaratti Ch.

Daniel Calderón B.

Pedro Susz K.

Carlos D Mesa G.
INDICE
EL OMBLIGO DE LA CINEMATECA
PRESENTACION DE LAS NOTAS CRÍTICAS
PRESENTACIÓN
2. UN CINE DE PIONEROS
4. CRONOLOGÍA DE LA ÉPOCA SONORA
BALANCE NECESARIO
5. OTROS NOMBRES ESENCIALES
6. LA NUEVA GENERACIÓN
BIBLIOGRAFIA BÁSICA SOBRE EL CINE BOLIVIANO
OBRAS EDITADAS EN BOLIVIA
OBRAS EDITADAS EN EL EXTERIOR
REFERENCIAS EN OTRAS OBRAS
35 PREMIOS DEL CINE BOLIVIANO
LARGOMETRAJES BOLIVIANOS
40 CORTOMETRAJES (y algunos medios) INDISPENSABLES
LAS PRINCIPALES SERIES DOCUMENTALES
PRINCIPALES PRODUCTORAS BOLIVIANAS
PRINCIPALES ACTORES BOLIVIANOS
EL OMBLIGO DE LA CINEMATECA
La Cinemateca Boliviana del siglo XX es una de las instituciones más
importantes de la cultura en el país. Aquel noble sueño del Archivo
Nacional de Imágenes en Movimiento es una realidad tangible, una
noble acción continua que ha insistido y persistido en la preservación, la
custodia y la puesta en valor del cine nacional.

Esta Cinemateca, la de ahora, la del siglo XXI, dialoga con el futuro. Lo


hace desde este presente recurriendo a su propio pasado, tan fecundo,
tan noble, lleno de urgencias por dar fe del cine en Bolivia.

Esta entidad cultural tiene un ombligo, una “cicatriz” que recuerda el “de
dónde se viene”. Lo que permite reconocer el valioso aporte que desde
aquí se hizo. Uno de esos esfuerzos maravillosos, fue la publicación de
NOTAS CRÍTICAS, un cuaderno de viaje, una bitácora que permitió
acercar al espectador con la creación cinematográfica.
En estos textos se ve el ombligo. Se siente la gestación de algo que dio
frutos, que adquiere vida propia, la que no ha dejado de ser
indispensable para pensar el cine en Bolivia. Una selección de estas
NOTAS CRÍTICAS es lo que ahora llega hasta esta nueva realidad de
accesos plurales a contenidos que cada vez son más en número, pero
que no muchas veces alcanzan la profundidad de análisis que
representan estos textos surgidos de la voluntad de acercar al gran
público obras de gran valor, o reseñas de personalidades fundacionales
de nuestro séptimo arte.

Se trata de acercar, una vez más, estos cuerpos pre-existentes, las


obras y sus creadores, con el público, con los investigadores y críticos.
Esta vez el formato permite llegar más lejos, tomar por asalto no sólo el
cielo, sino estos espacios virtuales (la nube), a través de los eslabones
más olvidados, y muchas veces menos trabajados.

La Cinemateca del siglo XXI hace una nueva (vieja) labor de seguir
aportando al pensamiento crítico, al análisis, a la puesta en valor del
patrimonio nacional. Lo hace desde lo imposible, desde su propio
“ombligo” dejando para un futuro después la piedra angular en la que se
apoya la teoría sobre el cine nacional.

Dar la bienvenida a una nueva criatura es motivo de celebraciones. Ver


su ombligo resulta todavía más encantador. Es una acción humana de
reconocimiento y tentaciones. De sueños hechos realidad. En un
desborde de pasión se hizo papel aquel anhelo de festejar la vida desde
el cine. En esta oportunidad el desborde llega a plataformas digitales,
actualizando así una labor de enorme valor.

Amar el cine es algo más que amar la vida. Tal vez por eso sea urgente
ver el ombligo. Para saber que esto no es lo divino (aunque esté cerca),
sino que es el resultado de la acción humana, que en sus gestos de
amor deja para la sociedad los destellos de un mundo mejor.

CLAUDIO SÁNCHEZ
PRESENTACION DE LAS NOTAS CRÍTICAS
A mediado de los 70 del siglo pasado cuando junto a Carlos Mesa, - con
la confianza depositada en ambos - entonces funcionarios del
Departamento de Espectáculos de la Alcaldía de La Paz - asumimos la
tarea de llevar finalmente a la práctica la implementación del archivo de
cine nacional, de la Cinemateca, reclamada desde décadas antes por los
pocos que valoraban la necesidad de recuperar y preservar la memoria
colectiva contenida en las imágenes en movimiento producidas en estas
latitudes desde principios de aquel siglo justamente, se encontraba en
plena ebullición en el mundo entero la controversia sobre el papel de
tales archivos según se tratara de los países del centro y de la periferia,
debate aparejado a la progresiva toma de conciencia acerca del
extendido analfabetismo audiovisual, entendido como la actitud pasiva,
de mero consumo pasivo, de los espectadores masivamente instalados
frente a las pantallas - grandes o chicas - y de la responsabilidad que les
cabía a los repositorios en cuestión para enfrentar la señalada pasividad.

El mencionado debate dejó en claro que mientras los países más


“desarrollados” contaban con múltiples instrumentos activados para
encarar aquel déficit de sentido crítico -cineclubes, cine-artes,
publicaciones especializadas, etc.- lo cual dispensaba en buena medida
a sus archivos de la tarea formativa, en países como el nuestro de
ninguna manera resultaba lícito limitar sus funciones al acopio,
resguardo y difusión de la producción fílmica propia.

Con base en la asunción de esa realidad, que adicionalmente quedó en


claro cuánto la propia subsistencia de los archivos dependía asimismo
del acceso de la comunidad a la certidumbre de la necesidad de dicho
resguardo, dado el desinterés de los administradores del poder y de las
instituciones encargadas del diseño y puesta en agenda de las políticas
públicas en el ámbito cultural, concebido como un espacio postergable
frente a otras necesidades “más apremiantes”, lo cual inducía de modo
automático la idea de que invertir en culturas constituía un dispendioso
malgasto de los pocos recursos disponibles para la atención de otras
necesidades - acceso a servicio básicos, etc.- A partir de la colacionada
toma de conciencia, decía, quedó pronto en claro que la Cinemateca
Boliviana debía asumir otras responsabilidades resumibles en la idea de
la formación cinematográfica.

Fue aquel el disparador del apasionante proyecto traducido en la


publicación de las varias decenas de números publicados a lo largo de
más de veinte años del folleto “Notas Críticas” apuntados ya fuera a
complementar los ciclos de películas exhibidos regularmente por la
Cinemateca, entregando al espectador una crítica sistematizada de los
títulos incorporados a cada ciclo con referencias a la trayectoria de los
directores de las mismas, o bien a rescatar y divulgar la obras de las
figuras esenciales de la cinematografía nacional, así como a ir
engrosando progresivamente la investigación sobre la historia en sí de
nuestra filmografía.

La difusión ahora en formato digital de algunos de aquellas


publicaciones -traducidas adicionalmente a otros idiomas, merced al
trabajo de Elizabeth Carrasco, encargada desde hace buen tiempo del
archivo documental de la Cinemateca Boliviana, permitirá sin duda el
acceso a las mismas por una, ojalá, creciente cantidad de bolivianos(as)
interesados(as) en conocer quiénes fueron algunos de las figuras
basales de esa historia, permitiendo reiniciar la tarea de recuperación de
la memoria - a falta de la cual la propia identidad colectiva corre el
riesgo de diluirse en la homogeneización uniforme propiciada por la
mundialización del capitalismo informático. Será de igual manera un
nuevo impulso a la divulgación de la historia en cuestión para lectores
de otras latitudes, zafando de las dificultades inherentes a la
marginalidad fáctica en el contexto de la aplastante capacidad de
influencia de los monopolios propietarios y administradores de redes y
plataformas.
PEDRO SUSZ K.
Exactamente un siglo atrás Bolivia, accedía al asombro -compartido con
todos los países- de las imágenes en movimiento.

Con el arribo del Biógrafo a La Paz, el 20 de junio de 1897 comenzaba a


correr en efecto una aventura maravillosa.

A lo largo de este siglo, gracias al esfuerzo de sus pioneros, al talento


de sus creadores, a la vocación de ser de todos, el cine boliviano
persiguió con denuedo su lugar bajo el sol.

A manera de homenaje a esa fascinante búsqueda, de ribetes épicos,


dicho sea sin exagerar un ápice, como parte de los diversos hechos
conmemorativos del Primer Centenario del Cine en Bolivia, entregamos
esta Cronología, cuyas versiones en inglés, francés y alemán serán
publicadas próximamente, para mejor difundir nuestra imagen en el
mundo entero.

Es otro aporte de la Fundación Cinemateca Boliviana a la cultura, a la


memoria, y a la autovaloración del país.
PRESENTACIÓN
Cualquier intento de comprimir una historia como la del cine boliviano
que abarca ya 100 años dentro de los límites de un artículo conlleva
siempre los riesgos de simplificaciones, olvidos o maniqueísmo.

Por ello en lugar de internarse en los complicados senderos dela lectura


crítica parece preferible ensayar una visión global, ordenada y
cronológica que pueda brindarle al eventual lector una primera visión
panorámica y aproximativa al fenómeno descrito.

Esa precisamente ha sido la metodología adoptada para esta nota,


aguardando permita conocer en sus rasgos más sobresalientes la
aventura de nuestro cine.

Antes de ponemos en camino resulta empero pertinente formular


algunas precisiones. Al ser creada en 1976, la Cinemateca Boliviana se
impuso como tarea primordial rescatar la memoria audiovisual boliviana.
Ese objetivo abarcaba dos tipos de acciones prácticas. Por una parte y
básicamente la recuperación de las películas mismas. Por la otra,
profundizar la investigación en tomo a esa historia todavía reciente y sin
embargo asediada ya por el olvido.

Tres lustros más tarde conocemos mejor qué se hizo y cómo. Las
primeras batallas contra la desmemorización han sido ganadas. Quedan
otras, pero a partir de lo avanzado podrá afrontárselas sin duda alguna
en mejores condiciones.
2. UN CINE DE PIONEROS
Tratar de calificar, mediante un solo concepto genérico al cine boliviano
no es ciertamente tarea sencilla sin embargo, puede decirse en términos
generales que nuestro cine ha sido obra de perpetuos pioneros.
Desprovista de todo apoyo estatal, la actividad cinematográfica sólo
pudo hacerse efectiva gracias al esfuerzo personal de los propios
realizadores, corriendo en muchos casos el riesgo de perder todo su
patrimonio.

No ha sido esa empero, su única característica, aunque si


probablemente la más dramática. Otro rasgo distintivo de nuestro cine
es su permanente apego, ya desde los primeros intentos, a la realidad
del país, generalmente con una visión crítica, muy cuestionadora de
dicha realidad. Es como si la necesidad primaria de vemos nosotros
mismos en las pantallas, hubiese generado otra urgencia: la de mirar
detrás de los dramas del país para ir al encuentro de las causas.

Y lo admirable es que, a despecho de las penurias económicas, tal


introspección fue lograda mediante recursos de alta calidad
cinematográfica. Por eso, paradójicamente, un cine de escaso desarrollo
cuantitativo, supo alcanzar un avanzado grado de progreso cualitativo.
Lo testimonian innumerables premios internacionales obtenidos por las
películas bolivianas. Pero también el creciente apego del público
nacional a su cine, medio de expresión en el cual encontró fielmente
representado y solidariamente acompañado en su azarosa vida
cotidiana.

1897: Arriba el cinematógrafo a Bolivia y se realizan las primeras


proyecciones en el local del Teatro Municipal de La Paz, que desde
entonces se convertirá en una de las salas utilizadas con mayor
frecuencia, sobre todo para el estreno de muchas películas de la etapa
silente.

1904: De acuerdo a los datos actualmente existentes este fue el año de


las primeras filmaciones realizadas en Bolivia. Y el título del primer film
nacional habría sido “Retrato de Personajes Históricos y de
Actualidad”, limitándose a justamente a mostrar a las autoridades
gubernamentales y otras personalidades de la época.

1905: Llega el Biógrafo París del empresario Enrique Casajuana. Sus


presentaciones obtienen el primer éxito significativo del público.

1907: El Biógrafo Olimpo, otra de las compañías trashumantes que


solía transitar por nuestro territorio, filma y exhibe un pequeño
documental acerca de “La Instalación del Congreso Nacional”.

1912: Comienzan a trabajar Luis Castillo y J. Goytisolo. A pesar de


persistir todavía algunas dudas en tomo a cuál de esos dos realizadores
puede ser considerado el primer cineasta boliviano, se da por hecho que
Castillo fue el gran precursor de nuestro cine, al cual permaneció
vinculado durante muchísimos años. Sus primeras películas eran las
típicas “Vistas Locales” vale decir, breves registros del acontecer
cotidiano: desfiles, misas, procesiones, paseos, etc.

1913/20: Durante estos años el espectáculo del biógrafo se va


estableciendo lentamente entre las costumbres de la sociedad citadina.
Es un avance lento, en la medida en que el grueso de la población
habita en las zonas rurales, amén de hallarse al margen de toda
posibilidad de acceso a la cultura preservada como privilegio para los
limitados sectores letrados. En 1915, por ejemplo, funcionaban en La
Paz cuatro salas estables: El viejo biógrafo París, el Teatro Municipal, el
Cine Teatro y el Cine Edén.

A pesar de carecerse de datos precisos, es legítimo suponer que durante


estos años, Castillo y otros realizadores nacionales perseveraban en el
rodaje de cortas películas documentales. En cambio existen evidencias
ciertas del paso de camarógrafos extranjeros por nuestro país. Así en
1916 la expedición alemana encabezada por el Prof. Müller registró
cinematográficamente su viaje a Tiahuanacu, siendo ese uno de los
pocos documentales de aquella época que han sobrevivido. También en
1920 un camarógrafo suizo pasó por el país llevándose diversas tomas
que luego agruparía bajo el título de “Bolivia, la Suiza de América”.

1921: La empresa productora norteamericana Paramount pone a


consideración del público nacional un film titulado “La Paz – Bolivia”,
donde, a juzgar por los comentarios de la prensa de la época, “nuestra
ciudad se presenta como la urbe de los montes”.

Por entonces ya había sido incorporada definitivamente al circuito


mundial de exhibición de películas, copado mientras tanto por la
industria fílmica de los Estados Unidos, la cual había aprovechado el
tiempo de la Primera Guerra Mundial para desplazar a la industria
europea. Hollywood recién venía surgiendo, pero ya los canales de
distribución comenzaban a ser puestos bajo el control de las productoras
norteamericanas. De entonces data la dependencia cinematográfica de
Bolivia, lo mismo que la de los otros países de América Latina.
1923: Después de haber trabajado varios años en la Argentina llega a
Bolivia el cineasta de origen italiano Pedro Sambarino, otro de los
pilares fundamentales del cine silente nacional. Poco después de su
llegada Sambarino crea la empresa S.A. Cinematográfica Boliviana
convertida luego en Bolivia Films. Uno de los primeros ensayos locales
del realizador es una “Actualidad de La Paz”.

1924: Sambarino rueda “Por mi Patria” documental de cierta


envergadura que obtiene favorables comentarios de prensa y buena
acogida del público. Se componía en realidad de una serie de
cortometrajes ensamblados con la intención de proporcionar una visión
global del país y sus costumbres. Se trataba además de una producción
hecha con vistas a los festejos del Centenario de la República celebrado
al año siguiente.

1925: El 14 de Julio se estrena “Corazón Aymara” considerado el


primer largometraje nacional. Realizado por Pedro Sambarino adaptaba
la obra teatral de Ángel Salas “La Huerta”. Sambarino que había
instalado un laboratorio completo de procesado para revelar y copiar
películas, contó con el apoyo de Raúl Ernst como productor del film. Los
actores eran miembros del “Círculo Lírico Dramático” dirigido por
Julio Cesar lbargüen. La trama de la película ponía en escena un drama
nativo, influenciado sin duda alguna, por la literatura y el teatro
indigenista. Lurpila, la protagonista, se encuentra atrapada entre la
desconfianza de su padre Colke Chuima, el odio de su madrastra
Summa Pankara, los celos de su esposo Khana Aru y el asedio del
mayordomo de la hacienda donde todos habitan. Pero además, no
puede librarse del recuerdo de su amante Kilco. La tragedia estallará
cuando Lurpila sea juzgada por el cacique de la comunidad y condenada
a morir junto al amante.

Para las proyecciones del film, se contó con piezas del repertorio del
maestro Adrián Patiño especialmente adaptadas. Al parecer, algunas
escenas filmadas en Calacoto, donde se relataba la sublevación de la
comunidad contra el despotismo del mayordomo, provocaron irritación
entre los sectores acomodados que en ello presentían seguramente una
especie de anuncio de las grandes sublevaciones indígenas ocurridas
efectivamente poco después y ya no en el ámbito ficcional de la
pantalla.

Ciertos datos dan lugar a pensar que en ese mismo año de 1925 se
produjo otra película boliviana de largometraje, cuya presentación en
público fue impedida por la intervención de la censura. ¿El motivo?, esa
obra de José María Velasco Maidana, titulada “La Profecía del Lago”
abordaba los amoríos de un pongo con la esposa del dueño de la
hacienda. Semejante transgresión a las estructuras establecidas
impregnadas de prejuicios raciales y sociales, no pudo ser digerida por
los guardianes de la “moral pública”, los cuales incluso intentaron
secuestrar la película para incinerarla.

1926: El 9 de septiembre se estrena otro largometraje boliviano. Esta


vez se trataba de una obra del arqueólogo Arturo Posnansky, riguroso
investigador de las culturas precolombinas. La película titulada “La
Gloria de la Raza” constaba de cuatro actos a lo largo de los cuales un
científico, el propio Posnansky sin duda, va recorriendo las huellas de
aquellas culturas desde los Urus a Tiahuanacu, guiado por un anciano
sabio nativo. Se trataba claramente de una película de intención
pedagógica, destinada a revelarle al público los conocimientos
adquiridos por Posnansky. En la filmación, para la cual se utilizaron
maquetas, colaboró Luis Castillo.

Todo lo que ha sobrevivido de esta película es un pequeño folleto


editado en ocasión del estreno, donde se describe de manera
pormenorizada el argumento y se incluyen asimismo algunas borrosas
fotografías tomadas durante la filmación.

1927: Durante este año la sociedad boliviana se vio sacudida por un


caso judicial de vastas repercusiones: la condena y fusilamiento de
Alfredo Jáuregui, hijo menor de una familia acusada del asesinato del ex
-presidente Gral. Pando. De acuerdo a los procedimientos legales
vigentes, entre los tres hermanos condenados por el crimen se procedió
a sortear al que sería ejecutado. Por una especie de mueca siniestra del
destino, ese sorteo salvo a los mayores señalando a Alfredo. Pese a
intensas gestiones y movimientos en favor de clemencia para el reo,
terminaron por imponerse las presiones políticas y Jáuregui fue fusilado.

Aquellos hechos fueron registrados en dos películas. Una, realizada por


Castillo bajo el título de “El Fusilamiento de Jáuregui”. La otra,
rodada por Posnansky, se llamaba “La Sombría Tragedia del Kenko”.

También estas dos obras nacionales tuvieron severos tropiezos con una
censura que intentó impedir su exhibición, temerosa sobre todo de su
posterior difusión en el exterior. Sin embargo, pese a la detención de
Castillo y la exigencia de entregar las cintas para ser archivadas en la
Corte Suprema junto a los obrados del proceso, finalmente ambas
pudieron ser estrenadas.

El de Castillo era un cortometraje que se limitaba a mostrar las escenas


de la ejecución misma. En cambio Posnansky, hizo un mediometraje de
cinco rollos donde se reconstruye toda la cadena de hechos desde el
asesinato, pasando por el juicio, para concluir con la ejecución.

1928/29: Bienio durante el cual se ruedan unos cuantos documentales


referidos generalmente a los frecuentes viajes del presidente Hernando
Siles por diversos puntos de la República. Continúan arribando también
de tanto en tanto camarógrafos extranjeros. Para la posteridad ha
quedado registrado el paso del equipo encargado del noticiero alemán
“Deulig Woche”, así como del cineasta inglés Bee Mason, autor de un
largo documental llamado “De los Llanos a los Andes”.

El hecho más importante sin embargo, es la creación de la productora


Urania Films encabezada por José María Velasco Maidana, autor en
1928 de los cortometrajes “Amanecer Indio” y “Pedrín y Pituca”.

Durante la segunda mitad del año 29, Velasco Maidana se aboca a la


realización de “Wara-Wara”, título fundamental de nuestro cine silente.

Sobre argumento escrito por Antonio Díaz Villamil la película cuenta una
historia ambientada en tiempos de la conquista española. Por sus
pretensiones, y por la magnitud del proyecto fue algo así como la
superproducción del cine silente boliviano, en términos siempre relativos
claro.

Inicialmente la película debió denominarse “El Ocaso de la Tierra del


Sol”. Sin embargo, problemas con la protagonista del film impidieron la
continuidad del proyecto. Parte de las escena filmadas para ese primer
argumento se incorporaron luego a “Wara-Wara”, donde hizo las veces
de elenco la crema y nata de la intelectualidad de la época. Entre otros,
participaron de la filmación: el pintor Arturo Borda, la escultora Marina
Núñez del Prado, el poeta Guillermo Viscarra Fabre. Junto a ellos,
actuaba el popular intérprete Emmo Reyes, y en el rol protagónico,
Juanita Tallansier.

1930: Al iniciarse el año se produjo el estreno de “Wara-Wara”


acompañado por un llamativo éxito de público. Hacia mediados de año,
Velasco Maidana dio a conocer las “Actualidades Urania N. 1”.

1932/33: Mario Camacho, joven cochabambino que había debutado en


“Wara-Wara”, trabajando simultáneamente en diversas tarea técnicas
y en un rol secundario, se unió a José Jiménez y Raúl Durán Crespo con
el propósito de rodar un nuevo largometraje de ficción, bajo el titulo
previsto de “El Hijo de Choqueyapu”. Empero esos años inquietos,
inmediatamente previos al dramático estallido de la Guerra del Chaco,
aconsejaban ponerse a tono. De esa manera el proyecto original fue
reformulado para convertirse en el film “Hacia la Gloria”. En el
argumento, audaz para la época, una joven de la sociedad cometía un
cierto desliz amoroso con el Ministro de Guerra. Avergonzada la joven
decide abandonar al niño en el Choqueyapu. De allí es recogido por una
pareja de campesinos, los cuales se encargarán de criarlo en el seno de
la comunidad. Ya adolescente el muchacho va a la ciudad, se enamora
de otra niña “bien”, pero rechazado decide incorporarse a la Fuerza
Aérea. Se convierte en bravo aviador, hasta caer herido en combate. En
el hospital, la religiosa encargada de cuidarlo descubre de pronto que se
trata del hijo abandonado hace años, descubrimiento que deja paso a
otros: su enamorada resulta ser su hermana y ambos hijos del Ministro
de marras. Decepcionado el joven decide marcharse sin destino
conocido.

En los papeles principales trabajaron Matilde Garvía, Donato Olmos,


Manuel Sagárnaga, Enrique Mendoza, Valentina Arze y Arturo Borda,
llamado también a dirigir algunas escenas. Para la filmación de las
escenas bélicas se contó con la cooperación de las Fuerzas Armadas
además de haberse incluido escenas tomadas de documentales de la
Guerra Mundial.

Todo el procesado de la película, incluyendo el virado de las escenas a


distintos tonos de color se hizo por los propios cineastas. Ellos mismos
elaboraron también los afiches promocionales y montaron un complicado
sistema de fonógrafos situados detrás de la pantalla destinados al
acompañamiento sonoro de la película. Este método todavía elemental y
precario de sincronización dio lugar a que “Hacia la Gloria” fuera
anunciada como la primera película sonora boliviana.

1933/36: El estallido de la confrontación entre Paraguay y Bolivia se


convirtió pronto en tema apetecido por los cineastas. Proyectos hubieron
muchos, pero como siempre pocos los finalmente concretados. Entre los
frustrados podemos mencionar el film «Alerta» de Mario Camacho.

Luis Bazoberry, fotógrafo de profesión se incorporó al ejército en tareas


de aerofotogrametrista. Esto le permitió desplazarse por el escenario de
la contienda, fotografiando los hechos. Pero además Bazoberry llevó
consigo una pequeña cámara de filmación con autonomía de 25
segundos de carga. Con ella registró muchísimas escenas destinadas a
una película. Lamentablemente el terrible clima chaqueño destruyó
buena parte de ese material. Con el resto, una vez concluida la guerra,
Bazoberry viajó a Barcelona. Allí reveló y montó su película, agregando
tomas de fotografías fijas y añadiéndole además una banda sonora. El
resultado conocido como “La Guerra del Chaco” o “Infierno Verde”
no tuvo demasiado éxito en la exhibición, ni aquí ni en otros países
vecinos. Sólo hoy se puede comprender el valor testimonial de esa
película de cerca de una hora de duración, donde los momentos más
espectaculares son aquellos que registran la firma del armisticio y la
confraternización de las tropas enemigas.

Otra película fue “La Campaña del Chaco” de Juan Peñaranda Minchín
colaborado por Mario Camacho y José María Velasco Maidana en tareas
de laboratorio. Ese largometraje con textos de Casto Rojas constaba de
11 bobinas. Concluido fue puesto a consideración del Gral. Kundt,
comandante de las fuerzas en campaña, quien no se mostró demasiado
satisfecho por el resultado. Distinta fue en cambio la opinión del público
el cual acogió el estreno efectuado el 1o de Julio de 1933 con verdadero
entusiasmo, convirtiendo a la película en el gran éxito de la época
silente del cine boliviano.

Naturalmente las empresas extranjeras mostraron también interés en


filmar esos acontecimientos. Incluso Kundt aconsejó negociar con la
empresa norteamericana Paramount para que se le encargara un
largometraje de propaganda. Esto no sucedió, pero la Paramount se
inspiró en cambio en la guerra para la realización de una película de
ficción titulada “Alas sobre el Chaco” donde la historia se volvía puro
trasfondo y el melodrama sentimental ocupaba el lugar de privilegio.
También la empresa alemana UFA, anduvo por las trincheras y de allí se
llevó material para uno de sus noticieros mensuales presentado bajo el
apocalíptico título de “Guerra en el Infierno Verde”.

Pero el tiempo del cine silente llegaba a su fin. En Junio de 1933 se


exhibió “Historia de la Decadencia Aymara” posiblemente reposición de
algunas de las viejas películas rodadas durante el decenio anterior. Fue
lo último durante muchos años. La nueva tecnología del sonoro
inviabilizaba las empresas artesanales locales donde se efectuaba todo
el proceso de revelado y montaje. En esas circunstancias la precariedad
del cine boliviano, efecto en última instancia de la dependencia global
del país, lo condenó a un prolongado mutismo que sólo se quebraría una
buena docena de años después.
4. CRONOLOGÍA DE LA ÉPOCA SONORA
1930: Debemos volver por un instante a principios de la década de los
30. Ese año, en el mes de Junio, el Teatro Municipal fue escenario dela
primera proyección sonora. Sin embargo, el avance dela novedad fue
lento, aunque era ciertamente irreversible. Todavía a mediados de los
30 seguían haciéndose pruebas y experimentos para mejorar la calidad
de las proyecciones sonoras, sin que los resultados parecieran satisfacer
enteramente al público.

De todos modos, para el cine boliviano fue ya se dijo, una encrucijada


tremenda.

1947: Kenneth Wasson, un norteamericano llegado a Bolivia tiempo


antes, funda la productora Bolivia Films donde hará sus primeras
armas el mayor documentalista nacional de la época contemporánea:
Jorge Ruiz.

1948: En ocasión de realizarse los festejos del IV Centenario de


fundación de La Paz, la empresa Emelco rueda el largometraje
documental titulado “Al pie del lllimani”. Se trata en realidad de la
sucesión de pequeños cortos cada uno dedicado a su vez a uno de los
aspectos de aquella celebración. De todos modos, creo que este puede
ser legítimamente considerado el primer largometraje sonoro boliviano.

Ese mismo año, Ruiz conoce a Augusto Roca, brillante operador técnico
con quien formará una pareja inseparable y fundamental para esta
nueva época de nuestro cine.

1949: Bajo la dirección de Alberto Perrín Pando, cooperado por Ruiz y


Roca, se rueda la primera película boliviana en color.
Era el cortometraje “Donde Nació un Imperio”, filmado en la Isla del
Sol tratando de rescatar el recuerdo de los orígenes del Imperio Incaico.

1953: En Marzo de este año, casi exactamente 11 meses después de


haber tenido lugar la revolución del 9 de abril de1952 que cambió
definitivamente el rostro del país, por decisión del gobierno del MNR se
crea el INSTITUTO CINEMATOGRÁFICO BOLIVIANO (I.C.B.).

Fue este el único intento de apoyo estatal al cine. Dirigido inicialmente


por Waldo Cerruto, el I.C.B. debía servir de ente promotor al desarrollo
cinematográfico nacional. Lamentablemente, con el correr del tiempo
fue abandonando ese objetivo inicial para reducirse a ser una agencia de
propaganda gubernamental.
Pese a ello, a lo largo de su existencia, el I.C.B. cumplió dos tareas
fundamentales. En primer lugar, a través de varios cientos de
documentales y noticieros dejó testimonio histórico de aquellos
acontecimientos trascendentales. Todos los hechos básicos de la
revolución nacional quedaron impresos en imágenes en movimiento. Por
otra parte, en el Instituto confluyeron todos aquellos que luego habrían
de ser protagonistas de la etapa más brillante de nuestro cine. El I.C.B.
subsistió hasta 1968, cuando al ser creado Canal 7 empresa nacional de
T.V., fue disuelto debiendo ceder todo su patrimonio a la nueva entidad.

También en 1953 Jorge Ruiz rodó “Vuelve Sebastiana”, cortometraje


que en una reciente encuesta entre críticos, cineastas y otras personas
vinculadas a la actividad fue elegido como la película más importante de
la historia del cine boliviano. Notable por su fidelidad visual a la cultura
del pueblo chipaya, este documental muestra la dura vida de ese grupo
étnico en vías de extinción, además de pintar con respetuosa emoción
sus ancestrales costumbres. El mayor valor de “Vuelve Sebastiana”,
reside sin embargo en el hecho de trascender su anécdota para
convertirse en un verdadero llamado a volver a las raíces. Fue, por
añadidura, el primer film boliviano en obtener un premio internacional,
habiendo sido galardonado en el festival organizado por el SODRE
(Montevideo).

1954: Jorge Ruiz intenta realizar el primer largometraje sonoro en


color. Debía llamarse “Detrás de los Andes” y en el proyecto
participaron también Gonzalo Sánchez de Lozada, fundador de la
productora Telecine, Hugo Roncal que aquí aparecía como protagonista
y luego se convertirá en realizador de documentales, y Raúl Salmón,
quien el año anterior había encarado el primer intento de escribir una
historia del cine nacional a través del artículo público en la Nación.

Diversos problemas de producción impidieron concluir el proyecto. Sin


embargo Telecine produjo después algunos importantes documentales
como “Juanito Sabe Leer” y “Un poquito de Diversificación
Económica”, ambos dirigidos por Jorge Ruiz en una línea de divulgación
de las realizaciones gubernamentales.

Otro hecho fundamental acaecido en 1954, es el acercamiento de Oscar


Soria al cine. Un cuento suyo llamado “Los que nunca fueron” fue
filmado por Ruiz en el Ecuador. De esa manera, el hasta entonces
literato Soria pasó a convertirse en el guionista por excelencia del cine
boliviano contemporáneo. Alrededor de su figura se articuló la tarea de
tres generaciones de cineastas nacionales, lo cual le ha dado
legítimamente el papel de verdadero patriarca de nuestra
cinematografía.

1956: Ruiz realiza “Voces de la Tierra”, otro de los importantes


cortometrajes documentales que aportó a la producción fílmica
boliviana. Se trataba de un esfuerzo por recuperar el valor del folclore
como pilar cultural de la identidad nacional.

1958: Jorge Ruiz filma su primer largometraje concluido bajo el título


de “La Vertiente”. Pese a tratarse de una historia de ficción, el
documentalista aflora a cada instante en esta película de claro tinte
neorrealista. La trama cuenta el esfuerzo colectivo del pueblo de
Rurrenabaque por construir su sistema de agua potable. A esa línea
temática se superponen la historia de amor entre la maestra del pueblo
y un cazador de caimanes, así como el nudo dramático del film dado por
la enfermedad de uno delos alumnos dela escuela, afectado de
parasitosis, hecho que desencadenará precisamente la acción
comunitaria. Pese a la precariedad delos medios, la película tiene
momentos notables, y es una muestra de la madurez narrativa que ya
por entonces había alcanzado Ruiz.

1959: Regresa a Bolivia, luego de estudiar en Chile, Jorge Sanjinés


Aramayo sin duda la figura central del cine boliviano contemporáneo y
posteriormente, nombre esencial del cine latinoamericano. Poco después
de llegar, crea junto a Oscar Soria y Ricardo Rada, el grupo Kollasuyo,
germen de una conjunción de voluntades que le dio a nuestro cine la
dimensión adquirida poco después.

1961: A modo de práctica, Sanjinés realiza su primer cortometraje en


nuestro país. Se trataba de “Sueños y Realidades”, film de
propaganda para la Lotería.

1962: Al conmemorarse el décimo aniversario de la revolución de abril,


Jorge Ruiz realiza el mediometraje “Las Montañas no Cambian”,
especie de visión panorámica de los cambios acaecidos en el país
durante la década. De claro tono apologético, este documental de largo
aliento vale esencialmente por la capacidad fílmica de Ruiz y su visión
de conjunto de una Bolivia que había cambiado sin duda.

Hugo Roncal convertido mientras tanto en realizador, filma una de sus


obras más importantes: “El Mundo que Soñamos”. Allí la historia de la
fabricación de un títere, contada desde el punto de vista de la hoja de
papel periódico utilizada para hacerlo, adquiere, sobre todo al principio,
un nítido tono poético, para luego transformarse también en mensaje
propagandístico de ciertas acciones del gobierno.

Por su parte Sanjinés rueda “Un Día Paulino”, otro cortometraje


inscrito en la misma línea.

1963: Sanjinés y Soria, sobreponiéndose a innumerables obstáculos, le


brindan a nuestro cine su pequeña gran obra maestra, el cortometraje
“Revolución”. Denominado por algunos, “El Potemkin de Sanjinés”,
en algo más de 10 minutos y sirviéndose únicamente de imágenes
montadas con notoria sabiduría cinematográfica, ofrece una sinopsis
perfecta de la historia del país, su miseria, el indoblegable espíritu
popular y las represiones que se suceden sin pausa.
“Revolución” le dio a Sanjinés el primero de los innumerables premios
internacionales que obtendrá a lo largo de su carrera al ser galardonado
en el Festival de Leipzig.

1965: Ya definitivamente en posesión de sus herramientas narrativas,


Sanjinés, siempre sobre libreto de Soria, se acerca al tema minero que
luego lo ocupará reiteradamente.

El resultado es “Aysa”, otra notable realización donde las imágenes


hablan, y hasta gritan, sin necesidad de apoyos adicionales,
consiguiendo penetrar en el núcleo del drama de los trabajadores del
subsuelo.

1966: Producido por el I.C.B. Sanjinés realiza su primer largometraje:


“Ukamau”, primera película en aymara. Ese film, del que luego el grupo
de Sanjinés, Soria y Rada, tomará el nombre, cuenta con la
participación como fotógrafo de Hugo Roncal. El tema: las injusticias y la
discriminación que sufren los indios a manos de grupos de mestizos
acomodados. En la ocasión sin embargo, todo concluirá con la venganza
del aymara cuya mujer fue asesinada por el cholo. De ritmo notable,
ceñido a la propia percepción temporal del grupo cultural retratado, de
una belleza alucinante en las imágenes, “Ukamau” es el definitivo
despertar de nuestro cine, convertido en la forma de expresión más
próxima a los cambios profundos que ocurren en el país.

No puede desde ya, dejarse de lado la presencia de actores como


Benedicto Huanca y Marcelino Yanahuaya, acompañados por Néstor
Peredo, combinación de intérpretes naturales con otros de cierta
experiencia teatral previa, recurso que Sanjinés volverá a utilizar más
adelante siempre con efectivos resultados.

1968: Regresa al país después de concluir sus estudios en los Estados


Unidos, Antonio Eguino, el otro largometrajista fundamental de nuestro
cine contemporáneo.

Se cierra el I.C.B. naciendo canal 7. Por una curiosa confusión de


conceptos, el Estado pone fin al único intento de apoyo al cine nacional.

Utilizando parte del material filmado para “Detrás de los Andes”, Jorge
Ruiz concluye el largometraje “Mina Alaska”, posiblemente una de las
pocas películas en la historia del mundo en que el tiempo transcurrido
en la trama fue efectivamente el tiempo que pasó hasta la finalización
del film. La historia del aventurero buscador de oro Charlie Smith,
entreverada con las andanzas de una alemana - interpretada por Christa
Wagner - afanada en los mismos propósitos, no alcanzó sin embargo a
trascender un nivel apenas regular en la estructura global de la película.

1969: El grupo Ukamau, al cual se ha incorporado entretanto Antonio


Eguino para asumir las tareas del fotógrafo, su especialidad, filma
“Yawar Mallku” segunda obra fundamental en la filmografía de
Sanjinés.

La película, primera en quechua, denunciaba la masiva esterilización de


mujeres campesinas por miembros del llamado Cuerpo de Paz. Sobre
esa línea temática central se articula el proceso de toma de conciencia
de un comunario emigrado a la ciudad donde comprenderá que está de
todos modos excluido de esa sociedad racista y discriminatoria. Tal
verificación acabará por devolverlo al seno de su grupo original.
Interpretada nuevamente por actores naturales, especialmente las
mismas figuras centrales de “Ukamau”, completadas por algunos pocos
intérpretes con experiencia previa, la película estuvo a punto de ser
prohibida por las autoridades municipales. Solo una intensa movilización
de la opinión pública impidió aquello, y “Yawar Mallku” terminó por
influir decisivamente para la expulsión del Cuerpo de Paz, registrada
poco tiempo después.

Ese mismo año llega a Bolivia Luis Espinal, sacerdote jesuita quien se
convertirá en animador fundamental de la cultura cinematográfica
boliviana, especialmente a través de su labor como crítico, autor de
textos y profesor de toda una generación. Espinal fue asesinado en
1980.

En otra línea paralela al cine político, comprometido de Sanjinés, se


ruedan durante el año dos películas pertenecientes al siempre renovado
intento de hacer un cine comercial. Se trataba de “Volver” de Germán
Becker, Alberto Pacciello y Jorge Ruiz, y “Crimen sin Olvido” de Jorge
Mistral, la primera coproducción con la Argentina y Chile.

En ambos casos el folclore y el paisajismo intentan combinarse, sin


resultados demasiado felices, a precarias líneas argumentales.

1970: Sanjinés y el Grupo Ukamau ruedan “Los Caminos de la


Muerte”, película que nunca llegará a concluirse debido a un curioso
accidente registrado en los laboratorios alemanes donde había sido
enviado el material.

Antonio Eguino comienza a recorrer su propio camino como realizador


filmando el cortometraje documental “Basta”, referido a la
nacionalización de la Gulf Oil Co.

1971: Desechada la posibilidad de concluir “Los Caminos de la


Muerte”, Sanjinés y el grupo Ukamau emprenden el reciclaje de “El
Coraje del Pueblo”, obra que marcará una definitiva inflexión en la
trayectoria filmográfica del realizador. El tono político se hace más
radical y se abandonan los métodos del film de ficción propios del cine
comercial de los países industrializados. Esta película, la primera en
color que rueda Sanjinés, relata los hechos de la masacre de San Juan,
registrada en junio de 1967 a cuya consecuencia murieron docenas de
trabajadores mineros. El testimonio directo de los propios protagonistas
y sobrevivientes del acontecimiento, substituye al guión imaginario
previo. Por otra parte, la película comienza con un recuento histórico
que intenta ligar la matanza del 67 a una larga cadena de
acontecimientos similares registrados a los largo de toda la vida
republicana.

Calificada por el crítico francés Hennebelle como una de las 20 películas


más hermosas de la historia, obtuvo varios premios internacionales y se
convirtió en obra fundamental del nuevo cine latinoamericano.

1973: A consecuencia del golpe militar que puso fin al gobierno del
Gral. J. J. Torrez, la actividad cinematográfica se ve obligada a un
paréntesis. Sanjinés debe emigrar, produciéndose la división del grupo
Ukamau en dos subgrupos, los cuales serán encabezados en adelante
por Sanjinés uno de ellos y por Soria-Eguino el otro.

Ya en el Perú Sanjinés rueda “El Enemigo Principal”, película que


marca su tránsito definitivo hacia nuevas formas narrativas y a una
dramaturgia propia adecuada a las costumbres perceptivas del nuevo
destinatario esencial de su obra: el hombre del campo heredero de la
cultura quechua-aymara.
1974: Primer largometraje de Antonio Eguino “Pueblo Chico”. La
dolorosa visión, lindante con el pesimismo, característica de toda la
filmografía de Eguino, aflora ya nítidamente en esta historia del joven de
regreso en Sucre, luego de haber vivido en el exterior, sólo para
encontrar todo cambiado y que la reforma agraria ha sido hasta cierto
punto un fracaso por no haber podido quebrar las viejas divisiones
socioculturales.

Se pone en marcha el Festival Llama de Plata auspiciado por el


Centro de Orientación Cinematográfica, filial boliviana de la
O.C.I.C., cuyo propósito es incentivar la importación del cine de calidad,
premiando cada año a la mejor película estrenada en la gestión anterior.

1976: Creación de la Cinemateca Boliviana por iniciativa de Mario


Mercado V.G. en nombre de la Alcaldía de La Paz, Amalia de Gallardo
por el C.O.C. y el padre Renzo Cotta por la obra Don Bosco. Al fundar
esta entidad destinada a recuperar la memoria cinematográfica del país,
Amalia de Gallardo y Renzo Cotta ofrecen un nuevo aporte a la cultura
cinematográfica nacional de la cual han sido impulsores permanentes.
Para dirigir la nueva entidad son designados Pedro Susz K. y Carlos
Mesa.

Se crea asimismo el Premio Cóndor de Plata, orientado a incentivar la


realización de cortometrajes nacionales.

Los Hnos. José y Hugo Cuellar Urizar, bolivianos residentes en el Brasil,


llevan a la pantalla la novela de Carlos Medinacelli “La Chaskañawi”,
sin conseguir aprender el espíritu esencial del texto.

En Francia, Alfonso Gumucio Dagron, estudiante boliviano del


I.D.H.E.C., realiza “Señores Generales, Señores Coroneles”,
montaje documental en torno a los sucesos políticos acaecidos en el país
en 1971.

1977: Siguiendo su línea de investigación de una nueva dramaturgia,


Sanjinés rueda en el Ecuador “Fuera de Aquí”, película donde retoma
hasta cierto punto, la temática de “Yawar Mallku”, adaptándola a las
formas narrativas que explora.

Antonio Eguino filma y estrena su segundo largometraje: “Chuquiago”,


retrato de la ciudad de La Paz, a través de cuatro historias que traducen
el escalonamiento social de sus habitantes. La película forma parte de la
nueva corriente del “cine posible” vigente en el cine latinoamericano,
según la cual, es preciso hacer obras que sin renunciar a su acento
crítico, puedan exhibirse en países afectados por severas restricciones
políticas.

Demostrando la validez de la propuesta, “Chuquiago” se convierte en


un notable éxito de público, siendo la película de mayor recaudación en
el año y una de las de mayor acceso de público en la historia del cine
boliviano. También en el exterior es acogida con gran interés.

Jorge Guerra Villalba realiza “El Embrujo de mi Tierra”, recorrido por


las diversas regiones geográficas y costumbres del país, articulada a una
historia romántica de escaso vuelo dramático.

1978: En ocasión de celebrarse en nuestro país los VIII Juegos


Deportivos Bolivarianos, Miguel Ángel lllanes filma un largometraje
documental sobre los mismos, registrando esencialmente el ceremonial
oficial, pero también las competencias efectuadas en la ciudad de La
Paz.

En su última reunión de gabinete, el gobierno del Gral. Hugo Banzer


aprueba el D.L. 15604 Ley General del Cine, mediante la cual se crea
el Consejo Nacional Autónomo del Cine y se establecen mecanismos
de incentivo y promoción al cine nacional. Sin embargo todo queda en
buenas intenciones y propósitos, puesto que el texto sólo se aplica de
manera muy parcial.

1979: Jorge Ruiz, quien había seguido realizando incontables


documentales, tanto en el país como en el exterior, filma “El Clamor
del Silencio”, dedicado a los cien años de enclaustramiento marítimo.
Es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo de Ruiz en las últimas décadas.

Hugo Roncal dirige otro cortometraje fundamental “Los Ayoreos”,


emocionante retrato de vida y costumbres de la tribu selvática de
nombre homónimo.

1980: Paolo Agazzi, cineasta italiano afincado en Bolivia dirige “Hilario


Condori Campesino” documental en tomo a los problemas de los
inmigrantes del agro a las ciudades.

Danielle Caillet, esposa de Antonio Eguino al cual colaboró en sus


distintos largometrajes en tareas de foto fija, incursiona en la dirección
con “Warmi” cortometraje donde aborda la dura condición femenina en
Bolivia por medio del testimonio de mujeres pertenecientes a distintas
actividades y medios sociales.
1981: Hugo Boero Rojo, novelista, periodista e investigador de la flora,
la fauna y las huellas arqueológicas presenta el largometraje
documental “El Lago Sagrado”, intentando reconstruir las culturas
florecidas alrededor del Lago Titicaca, además de poner en evidencia las
riquezas allí sumergidas.

Los Hnos. Cuellar Urizar vuelven al país para rodar su segundo


largometraje: “El Celibato”, adaptación libre de la leyenda del Manchay
Puito con severas fallas en la estructura dramática, en la ambientación y
en el manejo de actores.

1982: Primer largometraje de Paolo Agazzi: “Mi Socio”. El viaje de un


camionero originario de la zona occidental y su ayudante nacido en el
Oriente, es utilizado para ir construyendo un cuadro geográfico y
costumbrista del país desde Santa Cruz a La Paz. De claro mensaje
integrador, la película ofrece momentos excelentes, junto a otros
instantes vacilantes, pero su importancia reside en el hecho de ser el
primer largometraje de ficción que abandona la zona aymara-quechua
para mirar hacia otras regiones de la realidad nacional.

1984: En medio de la peor crisis económica del siglo, el cine boliviano


parece paradójicamente, emprender una nueva etapa de febril actividad.

Paolo Agazzi rueda otro cortometraje: “Abriendo Brecha”.


Nuevamente su visión integradora aflora al abordar el problema de los
trabajadores migrantes empleados en la zafra de la caña del azúcar.
Junto a Agazzi, en labores de fotografía, trabaja Armando Urioste,
cineasta boliviano graduado en la escuela de cine de Lodz (Polonia).

Antonio Eguino concreta su vieja aspiración de hacer una película


referida a los acontecimientos de la Guerra del Pacífico de 1879. El
resultado se denominó “Amargo Mar” y se constituyó en la película
más polémica de la historia del cine nacional. Ello fue consecuencia de
su visión iconoclasta de los hechos, basados en las nuevas
investigaciones de una comente revisionista.

A pesar de los graves problemas de producción, y a la eterna penuria de


medios materiales, Eguino consiguió un resultado digno desde el punto
de vista cinematográfico, además de valioso por el contenido
pedagógico de su visión del pasado nacional. Como siempre, sin
embargo, el director dejó traslucir su pesimismo esencial respecto al
destino del país, en lo que tal vez sea una manera muy útil de provocar
la reacción reflexiva del espectador.
De regreso en Bolivia, Jorge Sanjinés y su compañera Beatriz Palacios
afrontan el desafío de un largometraje documental concluido como “Las
Banderas del Amanecer”. Allí mediante un minucioso recorrido por los
dramáticos últimos años de la historia del país, se intenta mantener
alerta la conciencia colectiva, impidiendo al fragor de los hechos diluir el
recuerdo de lo acontecido. Obra abierta, en tanto no pretende ofrecer
un final sino insertarse en la corriente de la vida que continúa al concluir
la proyección, pone, como siempre en la obra de Sanjinés, el acento en
la esperanza contenida en el movimiento popular.

1985: Paolo Agazzi regresa al largometraje adaptando la novela de


Gaby Vallejo de Bolívar Hijo de Opa. La versión cinematográfica recibió
el título de “Los Hermanos Cartagena”. Su trama intenta trazar un
fresco histórico de tres décadas del acontecer histórico nacional, desde
el tiempo inmediatamente anterior a la reforma agraria de 1952 hasta
mediados de la década de los 80. Ese flujo es visto a través de la
historia de dos hermanos, cuyos destinos individuales tratan de resumir
el de los propios sectores sociales fundamentales del país.

Agazzi imprimió a su película un tono de violencia y de audacia en


imágenes poco frecuentes en el cine boliviano. Por eso mismo provocó
rechazos al por mayor, comprometiendo lamentablemente la eficacia
misma de la reflexión histórica propuesta.

Juan Miranda, talentoso fotógrafo y camarógrafo con intervenciones en


películas de Ruiz, Eguino y otros realizadores locales, pone a
consideración del público su primer largometraje: “Tinku - El
Encuentro”. Próxima a esa corriente a la que vimos en busca de un
espacio para el cine comercial hecho aquí, tiene la importancia de ser la
primera película contemporánea pensada y financiada desde fuera de la
ciudad de La Paz.

De correcta factura “Tinku” peca de endeblez dramática, sin conseguir


conciliar de manera feliz su mosaico de escenas geográficas y folclóricas
con la historia del niño campesino transformado en gran pianista que
regresa al encuentro de sus raíces familiares y culturales.

1989: Después de un largo paréntesis, producto de la crisis global del


fenómeno cinematográfico en el país provocada por la multiplicación de
canales privados de TV y la piratería de videos, Jorge Sanjinés consigue
concluir su séptimo largometraje titulado “La Nación Clandestina” que
ese mismo año obtuvo la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián
(España).
“La Nación Clandestina” es una suerte de síntesis madura y depurada
de toda la trayectoria previa de Sanjinés. Articulada sobre la historia de
Sebastián, ex-campesino a bien luego de emigrar a la ciudad sirvió a los
cuerpos represivos a órdenes de cualquiera de los déspotas de turno,
intentando simultáneamente borrar su identidad y sus raíces, muestra el
camino de regreso del personaje hacia su comunidad -vale decir a sus
orígenes- donde bailará hasta morir la vieja danza del Danzanti a modo
de expiación por sus culpas y ofrenda ceremonial a la comunidad. Con
una estupenda fotografía y llevando a la práctica con magnífico
resultado estético la tesis del plano secuencia integral Sanjinés
consigue un resultado conmovedor y reflexivo.

1990: Juan Miranda emprende en Santa Cruz el rodaje de su segundo


largometraje. Bajo el título de “Los Igualitarios” se describe allí la
trayectoria política de Andrés Ibáñez, líder de ideas por así decirlo
socialistas cuyas arremetida., contra régimen oligárquico gobernante a
fines del siglo pasado, fueron brutalmente aplacadas, acusando a Ibáñez
de estar al frente de un movimiento separatista. El intento de Miranda
resultó en parte frustrado por graves deficiencias de guión y realización.

1991: Culminando quince años de arduas gestiones y tropiezos sin fin,


que acabaron por concitar la solidaridad del conjunto de la sociedad
civil, los cineastas movilizados consiguen del Supremo Gobierno la
promulgación de la Ley General del Cine (ley 1302).

El instrumento legal, previamente sancionado por ambas cámaras del


Poder Legislativo expresa, por primera vez, en la historia del país la
voluntad gubernamental de apoyo al cine nacional.

El texto contempla disposiciones y medidas en cuatro áreas


fundamentales:
a) Fomento a la producción nacional en todos los ámbitos del
audiovisual;
b) introducción a la temática audiovisual en todos los ciclos del
sistema educativo;
c) salvaguardia del patrimonio nacional de imágenes en
movimiento;
d) ordenamiento y regulación del mercado audiovisual.

1992: Producto de la aprobación de la Ley 1302 entra en


funcionamiento el Consejo Nacional del Cine (CONACINE), entidad de
carácter mixto, con representación paritaria en su Directorio tanto de las
instancias oficiales relacionadas con la materia, como de los sectores del
quehacer cinematográfico.

El CONACINE es la máxima entidad rectora en materia cinematográfica.


Una de sus tareas centrales es el apoyo a la producción audiovisual
boliviana a través del Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC),
mecanismo de concesión de créditos de bajas tasas de interés para los
proyectos previamente aprobados por el Directorio.

1995: La primera Convocatoria del FFC a la presentación de proyectos


desemboca en un fenómeno inédito: el estreno de cinco largometrajes
bolivianos el mismo año.

De los cinco empero, el primero en llegar a las pantallas fue más bien
un intento de usufructuar el clima de euforia que el país vivía por la
clasificación del seleccionado de fútbol al Campeonato Mundial USA/94.

Esa película titulada “Viva Bolivia toda la Vida”, bajo la dirección de


Carlos Mérida quiso combinar secuencias documentales de los partidos
con la endeble historia de un niño que sueña llegar a estrella del fútbol.
El resultado dejó empero mucho que desear.

Pese a ello el público aguardó con enorme expectativa el estreno de


“Para Recibir el Canto de los Pájaros”, último largometraje de Jorge
Sanjinés, donde el director traza un paralelo entre el momento del
choque brutal entre los españoles desembarcados en América y la
civilización originaria, con los prejuicios y las formas de discriminación
actuales. Todo a través de la historia de un grupo de rodaje que
enfrenta la realización de un filme en torno a la Conquista. Espléndidos
momentos de cine, y secuencias; no del todo logradas alternaban en un
resultado que provocó una enorme polémica en torno a la propuesta
ideológica del realizador.

Una considerable polvareda acompañó asimismo el estreno de “Jonás y


la Ballena Rosada” opera prima de Juan Carlos Valdivia sobre la
novela homónima de Wolfango Montes V. El libro ironizaba en tomo a
las costumbres e hipocresías de una capa de nuevos ricos formada en
Santa Cruz de la Sierra a principios de los años 80 en medio del caos
económico y del avance del narcotráfico sobre la economía.

La adaptación intentó atenuar los referentes espacio/temporales, entre


otros motivos por tratarse de una coproducción con México. Puso
asimismo el acento en los ingredientes eróticos de la trama.

Con un despliegue de producción que supero con largueza todo


antecedente en el cine nacional, el filme se convirtió en el
emprendimiento más caro de la historia. De excelente factura visual,
tuvo notable éxito en Santa Cruz, donde había tenido lugar el rodaje.
Fue en cambio más tibio el recibimiento en el resto del país, quizás
debido a ciertas fallas de estructura y a una resolución algo confusa de
la trama.

En cambio “Cuestión de Fe” fue elogiada de manera casi unánime. Este


primer largo de Marcos Loayza empalmó con algunas tradiciones del
cine boliviano en la modestia del gasto y el apego a una temática muy
local, pero introdujo ingredientes poco o nada utilizados hasta entonces:
el humor y el suspenso.

Tres amigos viajan hacia los Yungas transportando una virgen de yeso
encargada por un narcotraficante de la región. En el camino sufren
innumerables peripecias, mientras redescubren el sentido del
compañerismo y de la complicidad amistosa. Como toda “película del
camino” entraña pues un doble desplazamiento: geográfico pero al
mismo tiempo, interior.

Ha sido una de las películas bolivianas más premiadas en festivales


internacionales.

Finalmente cerrando este año de inusitada fertilidad se estrenó


“Sayariy” de la montajista boliviana Mela Márquez afincada en Italia.

Acercamiento poético y personal a la ceremonia ritual del Tinku, dura


batalla anual que las comunidades del norte de Potosí utilizan para
restablecer de manera simbólica el equilibrio social, geográfico y entre
las propias comunidades en su eterna disputa por la tierras siempre
escasas y avaras en productos, la película combina secuencias
documentales con momentos imaginarios que alternan en un rico
diálogo con poemas de Blanca Wiethüchter y una formidable banda
sonora de Cergio Prudencio.

Junto a “Sayariy” se estrenó el cortometraje de animación “Paulina y


el Cóndor” de la directora Marisol Barragán, una tierna historia no
exenta de ironía acerca de niños migrantes enfrentados al mundo
urbano contada mediante la técnica del papel recortado.

En noviembre de 1995 Bolivia se adhirió de manera oficial al Convenio


Iberoamericano de Integración Cinematográfica.

1996: Luego de la explosión vino el tiempo de sacar cuentas. Sin


embargo durante este año se estrenó “La Oscuridad Radiante” opera
prima del sacerdote Hugo Ara, sobre novela, en parte autobiográfica, de
Oscar Uzín. Rodada inicialmente en soporte video y en formato de
miniserie de tres capítulos para televisión, la historia del sacerdote que
se ve asediado por los recuerdos del tiempo de la guerrilla y de las muy
diferentes opciones seguidas por quienes entonces hacían gala de un
radicalismo a ultranza, quiso testimoniar la encrucijada de la generación
de los 70 con sus ejemplos de consecuencia y de lo contrario.

La versión transferida a celuloide para pantalla grande sufría de algunos


desequilibrios en el tratamiento dramático y de ciertas inexactitudes
históricas que terminaban por opacar el drama del protagonista.

En la línea del cortometraje independiente se estrenó “Ajayu” de


Francisco Ormachea, una muy respetuosa visión de las relaciones entre
el mundo aymara y la muerte. El tratamiento recuerda por momentos
los mejores aciertos de Jorge Sanjinés.

Otro cortometraje a tener en cuenta fue “Skorpio” de Álvaro Zavaleta,


adaptación muy libre de un cuento de Julio Ramón Ribeyro a propósito
de la conflictiva relación entre dos hermanos.

En noviembre, Cochabamba es sede de la Conferencia Extraordinaria de


Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica organizada por el
CONACINE.

1997: Varios proyectos se hallan en marcha al correr estas líneas (31


de mayo). “El Triángulo del Lago”, ópera prima de Mauricio Calderón
viene siendo procesada en laboratorios cubanos. Se trata de una historia
que alterna entre el policial, la ciencia ficción y el esoterismo.

“El Día que Murió el Silencio” regreso de Paolo Agazzi al cine. En


pleno rodaje, homenajea al bolero y a una cierta sensibilidad muy de
este lado del mundo a través de una historia de amoríos, venganzas,
traiciones y odios eternos, con evidente influencia de García Márquez.

“Yawar” mediometraje de Davide Sordella pronto a ser estrenado, se


introduce en el ámbito de los sueños y de los mitos para poner en
cuidadas imágenes la antigua leyenda andina del combate entre el
cóndor y el toro.

“Una Mujer como Tu”, nuevo intento de refundir tres capítulos de una
mini-serie televisa en un largo. Para el caso se trata de episodios de una
serie que ensayó con plausibles resultados la dramatización de una
propuesta didáctica en torno a los riesgos del SIDA y a las necesarias
prevenciones. En los episodios seleccionados el director Femando
Aguilar cuenta el desmoronamiento de un grupo familiar a consecuencia
de un simple “desliz” amoroso del padre.

Marcos Loayza, el director de “Cuestión de Fe”, rueda actualmente en


la Argentina “Escrito en el Agua”.

BALANCE NECESARIO

Cinco años de vigencia de la Ley del Cine, de actividad del CONACINE y


del Fondo de Fomento Cinematográfico permiten arribar a inequívocas
conclusiones iniciales.

Estas deben considerar además la grave crisis del mercado


cinematográfico que llevó a las salas a perder en 15 años, más del 55%
del número de espectadores que las frecuentaban en 1982, provocando
el cierre de muchas de ellas. La crisis se debe a la multiplicación de la
oferta televisiva, primero por los canales privados y recientemente por
la TV por cable. Influye de manera significativa asimismo la
comercialización ilegal de cientos y hasta miles de títulos ofertados al
consumidor en una diversidad de bocas de expendio que van desde
video-clubes de lujo hasta puestos callejeros, todos igualmente al
margen de la ley en materia de derechos.

Con todos los datos a mano queda claro que la producción boliviana
debería estabilizarse en un tope de entre 2 ó 3 largometrajes anuales,
buscando por lo demás agilizar los mecanismos de coproducción y
distribución a mercados próximos puesto que el interno no permite una
adecuada recuperación de costos.
5.
OTROS NOMBRES ESENCIALES
Este somero recuento no puede dejar de lado otros nombres y figuras
esenciales del cine boliviano. Tal el caso de Alberto Villalpando, músico y
compositor a quien se debe la autoría de buena parte de las bandas
sonoras de las obras más valiosas de nuestra producción
contemporánea. “Mina Alaska”, “Yawar Mallku”, “Chuquiago”,
“Amargo Mar”, son algunos de los títulos que tuvieron la suerte de
contar con el aporte de Villalpando.

Cergio Prudencio, joven compositor y director de la Orquesta


Experimental de Instrumentos Nativos aportó nuevas ideas y tendencias
en su especialidad. Prudencio trabajó en la banda sonora de los dos
últimos largos de Sanjinés, entre varios.

También debe mencionarse al compositor Oscar García creador de la


música para “Cuestión de Fe” y otros trabajos audiovisuales.

En la crítica y la investigación histórica debe mencionarse los nombres


de Julio de la Vega, Luis Espinal (+), Alfonso Gumucio D., Carlos D.
Mesa, Amalia de Gallardo (+), Pedro Susz, Rodrigo Ayala.
Esporádicamente escribieron asimismo Julio Peñaloza, Nadia Gutiérrez,
Mauricio Souza, representantes de una nueva generación que a través
de esos u otros nombres deberá renovar la reflexión en torno a la
materia.

El cineclubismo, hoy venido a menos, contó en su momento con el


trabajo de Iván Rodrigo, Wilson O. Flores (Oruro), Orlando Capriles (+)
y otros cinéfilos empedernidos.

Finalmente en el recuerdo de la importancia del I.C.B. como productor


de un importante acervo testimonial de la historia en imágenes en
movimiento, es de estricta justicia retener los nombres de los
camarógrafos Bernal y Ugarte (+), los técnicos argentinos Levaggi y
Smolig, el actor, productor y realizador Celso Peñaranda (+), el locutor
Tito Landa.
6. LA NUEVA GENERACIÓN
Durante años, a falta de oportunidades en el celuloide, el soporte de
vídeo cobijó las inquietudes de una nueva generación dispuesta a pelear
por su lugar bajo el sol de la expresión audiovisual. Sobre todo en los
primeros años de la década de los 80 hubo etapas de intensa actividad y
de fecundo empuje creativo. Los premios internacionales del vídeo
boliviano hicieron honor en ese trance a la tradición de calidad del cine
nacional. No siempre sin embargo se logró circular de manera adecuada
el material realizado, lo que al fin de cuentas causó una suerte de cuello
de botella y provocó el estancamiento de la producción.

Predominó en principio el género documental, sobresaliendo los


nombres de Alfredo Ovando, Liliana de la Quintana, Raquel Romero,
Néstor Agramont, Armando Urioste, Francisco Cajías, el grupo
Wallparrimachi de Cochabamba, el grupo Lu-Pan-Gua de Santa Cruz, en
esa misma ciudad Rubén Poma autor del programa “Jenecherú”
invalorable exploración de la diversidad humana de Bolivia.

En video-ficción y video-arte algunos de los trabajos sobresalientes


llevan la rúbrica de Eduardo López, Marcos Loayza, Rodrigo Quiroga,
Francisco Ormachea, Rogelio Vargas, Julia Weise, Jean Claude Eiffel,
Carola Prudencio, Rodrigo Ayala, Diego Torrez, Gastón Ugalde, Luis
Bredow, etc.

Una reciente hornada de guionistas, fotógrafos, sonidistas, directores de


arte y realizadores formada en la escuela de cine de San Antonio de los
Baños (Cuba) ayudó a mejorar el nivel de la producción en varios rubros
técnicos. A subrayar los nombres de Guillermo Medrano, Carina Oroza,
Luis Guaraní, Verónica Córdova.

En el género de animación sobresale nítidamente Jesús Pérez.


BIBLIOGRAFIA BÁSICA SOBRE EL CINE BOLIVIANO
OBRAS EDITADAS EN BOLIVIA

CINE BOLIVIANO/DEL REALIZADOR AL CRITICO * Carlos Mesa -


Beatriz Palacios -Jorge Sanjinés - A.Von Vacano et alt * Ed. Gisbert * La
Paz/1979
EL CINE BOLIVIANO SEGUN LUIS ESPINAL * Carlos Mesa * Ed. Don
Bosco * La Paz/1982
LA AVENTURA DEL CINE BOLIVIANO (1952-1985) * Carlos Mesa *
Ed. Gisbert * La Paz/ 1985
LA PANTALLA AJENA * Pedro Susz * Ed. Cendes * La Paz/ 1989
CINE Y EDUCACION EN BOLIVIA * Pedro Susz * Ed. Cendes * La
Paz/1989
“LA CAMPANA DE LA GUERRA DEL CHACO”. EL OCASO DEL CINE
SILENTE BOLIVIANO * Pedro Susz * Ed. Universitaria * La Paz/1991
FILMO-VIDEOGRAFIA BOLIVIANA BASICA (1904-1990) * Pedro
Susz * Ed. Cinemateca Boliviana * La Paz/1991
HISTORIA DEL CINE EN BOLIVIA * Alfonso Gumucio Dagron * Ed.
Los Amigos dt Libro * La Paz/1982
LUIS ESPINAL Y EL CINE * Alfonso Gumucio Dagron * Ed. Cimca * La
Paz/1985
CHUQUIAGO * Oscar Soria * Ed. Don Bosco * La Paz/1977
MI SOCIO * Oscar Soria * Ed. Los Amigos del Libro * La Paz/ 1982
TEORIA Y PRACTICA DE UN CINE JUNTO AL PUEBLO * Jorge
Sanjinés y Grupo Ukamau * s/ed. * La Paz/1980
EL CINE EN BOLIVIA * Carlos Mesa y Pedro Susz * Ed. Cinemateca
Boliviana * Folleto N. 2 * La Paz/1976
JORGE SANJINES * Carlos Mesa y Pedro Susz * Ed. Cinemateca
Boliviana * Folleto N.22 * La Paz/1979
LA CINEMATECA: LOS PRIMEROS 6 AÑOS * Carlos Mesa y Pedro
Susz * Ed. Cinemateca Boliviana * Folleto N.41 * La Paz/1982
JORGE RUIZ * Carlos Mesa * Ed. Cinemateca Boliviana * Folleto N.47 *
La Paz/1983
OSCAR SORIA * Carlos Mesa * Ed. Cinemateca Boliviana * Folleto N.54
* La Paz/1984
CINE Y MEMORIA POPULAR * Jorge Sanjinés et alt * Revista Film
Historia N.1 * La Paz/1978
SIMPOSIO DE CINE * Cuaderno de Proyección Cultural N.1 * Taller de
Cine UMSA * La Paz/1982
Artículos en las Ediciones del Sesquicentenario en PRESENCIA- ULTIMA
HORA-EL DIARIO * La Paz/1975
50 AÑOS DE CINE EN BOLIVIA * Alfonso Gumucio Dagron * Artículo en
Ultima Hora * 13 de abril de 1974
NOTA: PARA UNA BIBLIOGRAFIA EXHAUSTIVA CONSULTESE
“BIBLIOGRAFIA DE ESTUDIOS SOBRE COMUNICACION EN BOLIVIA” *
Luis Ramiro Beltrán, C. Suarez, G. Isaza * Ed. Proinsa * La Paz/1990-
págs 47-106

OBRAS EDITADAS EN EL EXTERIOR


HISTORIA DEL CINE BOLIVIANO * Alfonso Gumucio Dagron * Ed.
UNAM * México /1983
TEORIA Y PRACTICA DE UN CINE JUNTO AL PUEBLO * Jorge
Sanjinés y Grupo Ukamau * Ed. Siglo XXI * México/1979
NEO-REALISM IN CONTEMPORARY BOLIVIAN CINEMA * J.
Sánchez * Michigan/ 1983

REFERENCIAS EN OTRAS OBRAS


LES CINEMAS DE L'AMERIQUE LATINE * Alfonso Gumucio Dagron y
Guy Hennebelle * Ed. L'Herminier * París/1981
CINE, CENSURA Y EXILIO EN AMERICA LATINA * Alfonso Gumucio
Dagron * Ed. Cimca * México/1984
CINEMA NA AMERICA LATINA * Paranagua Paulo * Ed. L&P * Sao
Paulo/1985
AMERICA LATINA LO SCHERMO CONTESO * Nuovo cinema * Pesaro
* Ed. Marsilio * Venezia/1973
NUEVO CINE LATINOAMERICANO * A. Martínez Torrez, M. Estremera
Pérez * Ed. Anagrama * Barcelona/1973
LOS AÑOS DE LA CONMOCION * Isaac León Frías * Ed. UNAM *
México/1979
HISTORIA DEL CINE LATINOAMERICANO * Peter Schumann * Ed.
Legasa * Buenos Aires/ 1987
POR UN CINE LATINOAMERICANO * V Encuentro de Cineastas de
A.L. * Ed. Rocinante * Caracas/1977
HOJAS DE CINE: TESTIMONIO Y DOCUMENTOS DEL NUEVO CINE
LATINO¬AMERICANO * Vol.1 * Ed. Secretaría de Educación Pública *
México/1988
EL CARRETE MAGICO (Una historia del Cine Latinoamericano) * John
King * TM Editores * Bogotá 1994
CIEN AÑOS DE CINE LATINAMERICANO (1896-1995) * ICAIC * La
Habana/ 1994
CINE LATINOAMERICANO 1896-1930 * Varios * Ed. Fundación del
Nuevo Cine Latinoamericano * Caracas/1992
PANORAMA DEL CINE IBEROAMERICANO * José Agustín Mahieu *
Ediciones de Cultura Hispánica * Madrid 1990
SOUTH AMERICAN CINEMA * Timothy Barnard & Peter Rist * Garland
Publishing Inc. * London/1996
35 PREMIOS DEL CINE BOLIVIANO

1956: “Vuelve Sebastiana” - Primer Premio en el Festival del SODRE -


Montevideo (Uruguay)
1957: “Voces de la Tierra” - Primer Premio - Festival del SODRE-
Montevideo (Uruguay)
1959: “Miles como María” - Gran Premio - Venecia (Italia)
1959: “Los Primeros” - Miqueldi de Plata - Bilbao (España)
1962: “Un día Paulino” - Mención Especial del Jurado - Karlovy Vary
(Checoslovaquia)
1963: “Las Montañas no Cambian” - Medalla de Plata - Bilbao (España)
1964: “Revolución” - Premio Joris Ivens - Leipzig (Alemania)
1967: “Ukamau” - Premio Grandes Directores Jóvenes - Cannes
(Francia) 1967: “Ukamau” - Premio Flaherty - Locarno (Suiza)
1969: “Yawar Mallku” - Mejor Film Extranjero del Año - Asociación de
Críticos Franceses
1969: “Yawar Mallku” - Premio Timón de Oro - Venecia (Italia)
1970: “Basta” - Mención Especial del Jurado - Oberhausen (Alemania)
1970: “Yawar Mallku” - Espiga de Oro - Valladolid (España)
1972: “El Coraje del Pueblo” - Premio de la Organización Católica
Internacional del Cine - Berlín (Alemania)
1975: “El Enemigo Principal” - Gran Premio - Figueira da Foz (Portugal)
1976: “Pueblo Chico” - Mención especial del Jurado - San Remo (Italia)
1977: “Chuquiago” - Premio Especial del Jurado - Nantes (Francia)
1978: “Chuquiago” - Premio Especial del Jurado - Cartagena Colombia)
1979: “Los Ayoreos” - Carabela de Oro - Bilbao (España)
1981: “Hilario Condori Campesino” - Primer Premio - Tampere
(Finlandia)
1982: “El Lago Sagrado” - Premio Especial de la Crítica - Tashkent
(URSS)
1983: “Mi Socio” - Premio Especial del Jurado - Cartagena (Colombia)
1983: “Las Banderas del Amanecer” - Gran Coral al Mejor Documental
en La Habana (Cuba)
1984: “Abriendo Brecha” - Paloma de Plata - Leipzig (Alemania)
1985: “Primo Castrillo poeta” - Primer Premio - Toronto (Canadá)
1985: “Amargo Mar” - Mención Especial del Jurado - Cartagena
(Colombia)
1989: “La Nación Clandestina” - Concha de Oro - San Sebastián
(España)
1990: “La Nación Clandestina” - Trofeo Glauber Rocha de la Crítica - La
Habana (Cuba)
1995: “Cuestión de Fe” - Mejor Opera Prima - La Habana (Cuba)
1995: “Jonás y la Ballena Rosada” - Mejor Opera Prima - Cartagena
(Colombia)
1995: "Sayariy " Premio Kodak: Opera prima. Festival de Venecia
1996: “Ajayu” - Mejor Cortometraje de Ficción - Santa Fe/Nuevo México
(USA)
1996: “Para Recibir el Canto de los Pájaros” - Premio Especial del
Jurado - Locarno (Suiza)
1996: “Cuestión de Fe” - Mejor Opera Prima - Cartagena (Colombia)
1996: “Cuestión de Fe” - Premio especial de la crítica - San Juan
(Puerto Rico)
1996: "Sayariy " Premio a la Crítica Sidney Film Festival

LARGOMETRAJES BOLIVIANOS

EPOCA SILENTE
1925 CORAZON AYMARA (Pedro Sambarino)
LA PROFECIA DEL LAGO (José María Velasco Maidana)
1926 LA GLORIA DE LA RAZA (Arturo Posnansky)
1929 WARA-WARA (José María Velasco Maidana)
1932/33 HACIA LA GLORIA (Raúl Durán, Mario Camacho, José
Jiménez)
1933 LA CAMPAÑA DEL CHACO (Juan Peñaranda Minchín, José
María Velasco Maidana, Mario Camacho)
1933/35 INFIERNO VERDE O LA GUERRA DEL CHACO (Luis
Bazoberry)

EPOCA SONORA
1948 AL PIE DEL ILLIMANI (Emelco)
1953/54 DETRAS DE LOS ANDES (Jorge Ruiz, Gonzalo Sánchez de
Lozada) ( inconcl.)
1958 LA VERTIENTE (Jorge Ruiz)
1966 UKAMAU (Jorge Sanjinés)
1968 MINA ALASKA (Jorge Ruiz)
1969 YAWAR MALLKU (Jorge Sanjinés)
VOLVER (Germán Becker, Alberto Pacciello, Jorge Ruiz)
(coprod con Argentina y Chile)
CRIMEN SIN OLVIDO (Jorge Mistral)
1970 LOS CAMINOS DE LA MUERTE (Jorge Sanjinés) (inconc.)
1971 EL CORAJE DEL PUEBLO (Jorge Sanjinés)
1972 PATRIA LINDA (Alfredo Estivariz, José Fellman V.)
1973 EL ENEMIGO PRINCIPAL (Jorge Sanjinés) (en Perú)
1974 PUEBLO CHICO (Antonio Eguino)
1976 SEÑORES GENERALES, SEÑORES CORONELES (Alfonso
Gumucio D.)
LA CHASKAÑAWI (Hugo y José Cuellar Urizar)
1977 CHUQUIAGO (Antonio Eguino)
EL EMBRUJO DE MI TIERRA (Jorge Guerra V.)
FUERA DE AQUI (Jorge Sanjinés)(En Ecuador)
1978 LOS VIII JUEGOS DEPORTIVOS BOLIVARIANOS (Miguel
Angel Illanes)
1981 EL LAGO SAGRADO (Hugo Boero Rojo)
EL CELIBATO (Hugo y José Cuellar Urizar)
1982 MI SOCIO (Paolo Agazzi)
1984 AMARGO MAR (Antonio Eguino)
LAS BANDERAS DEL AMANECER (Jorge Sanjinés y Beatriz
Palacios)
1985 LOS HERMANOS CARTAGENA (Paolo Agazzi)
TINKU-EL ENCUENTRO (Juan Miranda)
1989 LA NACION CLANDESTINA (Jorge Sanjinés)
1990 LOS IGUALITARIOS (Juan Miranda)
1994 VIVA BOLIVIA TODA LA VIDA (Carlos Mérida)
1995 PARA RECIBIR EL CANTO DE LOS PAJAROS (Jorge Sanjinés)
JONAS Y LA BALLENA ROSADA (Juan Carlos Valdivia)
CUESTION DE FE (Marcos Loayza)
SAYARIY (Mela Márquez)
1996 LA OSCURIDAD RADIANTE (Hugo Ara)

40 CORTOMETRAJES (y algunos medios) INDISPENSABLES

ABRIENDO BRECHA (Paolo Agazzi/1984)


AJAYU (Francisco Ormachea/1996)
AYOREOS, LOS (Hugo Roncal/1979
AYSA (Jorge Sanjinés/1965)
BASTA (Antonio Eguino/1970)
BOLIVIA INVICTA (Jorge Ruiz-ICB/1963)
BOLIVIA SE LIBERA (Waldo Cerruto/1952)
CARNAVAL PACEÑO (Luis Castillo/1926)
CENTENARIO DE BOLIVIA, EL (Pedro Sambarino/1925)
CLAMOR DEL SILENCIO, EL (Jorge Ruiz/1979)
COMBATE (Marcelo Quiroga Santa Cruz/1959)
DALE MARTIN (Guillermo Aguirre/1982)
DONDE NACIO UN IMPERIO (Jorge Ruiz/1949
ESTAÑO, TRAGEDIA Y GLORIA (Waldo Cerruto/1953)
FUSILAMIENTO DE JAUREGUI, EL (Luis Castillo/1927)
HASTA CUANDO? (Guillermo Aguirre/1979)
HILARIO CONDORI CAMPESINO (Paolo Agazzi/1980)
ILLIMANI (Waldo Cerruto/1953)
INSTANTE, UNA VIDA, UN (Jesús Pérez/1981)
INUNDACION (Jorge Sanjinés/1966)
ISKANWAYA (Hugo Boero-Antonio Eguino/1978)
JAGUAR AZUL, EL (Elizabeth Wenbberg/1987)
LEYENDA DE LA KANTUTA, LA (Waldo Cerruto/1953)
MONTAÑAS NO CAMBIAN, LAS (Jorge Ruiz/1962)
MUNDO QUE SOÑAMOS, EL (Hugo Roncal/1962)
PABELLON CALAMARCA (Enrique Albarracín-Nicolás Smolij/1963)
PASEO DEL PRADO EL DIA DE TODOS LOS SANTOS (Carlo Valenti/1906)
PAULINA Y EL CONDOR (Marisol Barragán/1995)
PEDRIN Y PITUCA (José María Velasco Maidana/1928)
POQUITO DE DIVERSIFICACION ECONOMICA, UN (Jorge Ruiz-Gonzalo
Sánchez de Lozada/1955)
POSESION POR LOS ESPIRITUS DE ALEJANDRO MAMANI (Huberth
Smith/1973) PRIMEROS, LOS (Jorge Ruiz/1956)
PRIMO CASTILLO POETA (Alfonso Gumucio Dagron/1985)
PROSTITUCIÓN (Luis Espinal/1970)
REVOLUCIÓN (Jorge Sanjinés/ 1963)
SKORPIO (Álvaro Zavaleta/1996)
SOMBRÍA TRAGEDIA DEL KENKO, LA (Arturo Posnansky/1927)
UMBRAL (Diego Torres/1977)
VUELVE SEBASTIANA (Jorge Ruiz/1953)
WARMI (Danielle Caillet/1984)

LAS PRINCIPALES SERIES DOCUMENTALES

NOTICIERO I.C.B.
1953/1956
Productor: Instituto Cinematográfico Boliviano
Dirección: Waldo Cerruto
136 entregas

ACTUALIDAD BOLIVIANA CINEMATOGRÁFICA (ABC)


1958/1959
Dirección: Luis Alberto Alipaz
50 entregas HOY BOLIVIA
1968/1971 Producción: Proinca
Dirección: Jorge Ruiz
26 entregas

BOLIVIA LO PUEDE
1960/1961
Producción: Centro Audiovisual - USIS
Dirección: Hugo Roncal
9 entregas
AQUI BOLIVIA
1960/1967
Producción: Instituto Cinematográfico Boliviano
Dirección: Jorge Sanjinés
15 entregas

PRINCIPALES PRODUCTORAS BOLIVIANAS

EPOCA SILENTE
BOLIVIA FILM
URANIA FILMS
CONDOR MAYCU FILMS

EPOCA SONORA
INSTITUTO CINEMATOGRÁFICO BOLIVIANO
TELECINE
BOLIVIA FILMS
GRUPO UKAMAU
EMPRESA UKAMAU LTDA.
PROINCA
SUDAMERIS FILMS
PANAMERICANA FILMS

PRINCIPALES ACTORES BOLIVIANOS

EPOCA SILENTE
Emmo Reyes (WARA-WARA)
Arturo Borda (WARA-WARA, HACIA LA GLORIA)
Juanita Tallansier (WARA-WARA)
Matilde Garvía (HACIA LA GLORIA)
Donato Olmos (HACIA LA GLORIA)
Marta Velasco (WARA-WARA)

EPOCA SONORA
Rosario del Río (LA VERTIENTE)
Raúl Vaca Pereira (LA VERTIENTE)
Benedicta Huanca (UKAMAU, YAWAR MALLKU)
Marcelino Yanahuaya (UKAMAU, YAWAR MALLKU)
Néstor Peredo (UKAMAU, PUEBLO CHICO)
David Santalla (CHUQUIAGO, MI SOCIO, CUESTION DE FE)
Eddy Bravo (AMARGO MAR, LOS HNOS CARTAGENA)
Gerardo Suarez (MI SOCIO, LOS HNOS CARTAGENA)
Edwin Morales (AMARGO MAR, LOS HNOS CARTAGENA)
Edgar Vargas (AMARGO MAR, LOS HNOS CARTAGENA)
Hugo Pozo (CHUQUIAGO, EL CELIBATO, MI SOCIO)
Reynaldo Yujra (LA NACION CLANDESTINA, PARA RECIBIR EL
CANTO DE LOS PÁJAROS)
Jorge Ortiz (PARA RECIBIR EL CANTO DE LOS PÁJAROS,
CUESTION DE FE)
David Mondaca (AMARGO MAR, LA OSCURIDAD RADIANTE)
Elías Serrano (JONAS Y LA BALLENA ROSADA, CUESTION DE
FE)

Sobre el autor: PEDRO SUSZ.

Boliviano, ex-Director de la CINEMATECA BOLIVIANA, crítico e


historiador.
Tiene publicados cuatro libros, varias decenas de folletos e innumerables
artículos acerca de su especialidad.

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