Zinker

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La Gaceta de la Gestalt On-Line

Artículo mensual
 

LO ESTÉTICO EN TERAPIA GESTÁLTICA DE PAREJAS

Joseph Zinker y Sonia March Nevis

Las actividades del Dr. Joseph C. Zinker en Buenos Aires. Argentina,

son organizadas por el

"COLOQUIO DE GESTALT EN BUENOS AIRES",

coordinado por Myriam Sas de Guiter, Licenciada en Psicología, U.B.A.

Potosí 3979 - 6o piso "18", (1199) Buenos Aires, Argentina

Teléfono: 54 11 4983 2582

Fax: 54 11 4865 9551

Lo esencial de la terapia gestáltica con parejas, que tratamos de ejemplificar y enseñar,


reside en el valor y en la eficacia de percibir y experimentar la interacción entre dos
personas desde un punto de vista estético (Zinker, 1994). El término estético viene de la
palabra griega aisthanesthai, que significa "percibir". Percibimos observando,
escuchando, sintiendo y pensando. Nos sentamos con las parejas y cambiamos nuestro
foco para mirarlos en sus diversas formas: como un organismo, un ser vivo, una metáfora,
una danza bella o torpe. Al presenciar el intercambio que ocurre en una pareja somos el
público, el director y el crítico en un drama que se despliega. Una pareja disfuncional
tiene una actuación pobre: teatro deficiente. Sus miembros no pueden elevarse por sobre
modelos habituales en la excitación de su autenticidad dramática; no pueden dejarse ir en
la alegría de su propia comedia, ni pueden bucear en las profundidades de sus propias
almas las tragedias reales de la vida. La terapia gestáltica de parejas le enseña a un par de
seres humanos a vivir auténticamente entre sí, desde sus corazones y cuerpos, desde sus
anhelos y sus risas; unidos por muchos lazos, algunos débiles otros fuertes. Nos
recompensan a cambio con el descubrimiento de su belleza.

Como terapeutas gestálticos de parejas aspiramos a enseñarle a la gente cómo tener una
vida más bella. Hacemos terapia para que la existencia sea estéticamente auténtica y
asentamos nuestra visión estética contemplando a veces a través de los ojos de un artista y
otras a través de los ojos de un artesano, en el darse cuenta aquí y ahora del proceso
gestáltico.

"Estar en Forma" en el Contacto Interpersonal en Terapias de Pareja

El fenómeno de la formación de gestalts, originalmente descubierto por la Psicología de


la Forma, a la que la terapia gestáltica está tan agradecida, comienza con el darse cuenta
de una entidad-estímulo organizada que se destaca de un fondo amorfo de estímulos
potenciales. La formación y destrucción de gestalts es un proceso estético, no
simplemente utilitario. Las figuras emergen y se hacen reales y dependiendo de la fuerza
de su urgencia intrínseca, crecen, brillan, se unifican y energizan, solicitando atención,
acción y finalización. Este es el modus operandi esencial del proceso intrapsíquico de
conciencia-acción-contacto de la homeostasis organísmica. Una vez que las gestalts
existentes -necesidades, deseos, expresiones y demás- son atendidas y completadas se
vuelven a sumergir en el fondo personal estructurado y algo nuevo se hace figura y el
ritmo continua.

Así como esto ocurre en el proceso intrapsíquico individual, ocurre también dentro de los
sistemas interpersonales. Cuando una pareja avanza exitosamente en un dilema, la
experiencia es total, completa, genuina, buena y hermosa. Las gestalts completas,
experiencias totalmente maduras de las que nos hacemos conscientes, que
experimentamos, asimilamos y eventualmente dejamos ir, son fluidas, estéticamente
agradables, están llenas de gracia y "buena forma". Las gestalts incompletas, los
problemas no resueltos que consumen constantemente a una pareja, entristecen, no tienen
identidad, son desagradables y frustrantes. Estos ritmos incompletos, como discos rotos
son estéticamente desagradables tanto para experimentar como para presenciar.

La terapia gestáltica de parejas considera la "patología" como interrupciones en el


proceso natural de formación de gestalts y su resolución. Esta interrupción conduce a una
repetición inútil aunque con frecuentes esfuerzos para solucionar un problema. La
patología es en este aspecto una interrupción del proceso, un "atascamiento" obstinado,
un cul-de-sac existencial.

Cada "síntoma", cada "enfermedad", cada "conflicto" se ve entonces como un esfuerzo


para hacer la vida más satisfactoria, más agradable y más estéticamente rica. Cuando una
pareja se atasca en la resolución de sus problemas, cayendo una y otra vez se interrumpe
su ritmo de apartarse y juntarse. En el momento en que miramos a una pareja como una
figura individual tomada en un intento unificado de "desatascarse" tenemos una
oportunidad de ver como funciona el sistema, la excelencia de su conducta y observarlo
tratando de resolver un problema como un organismo total. Cuando los resultados son
buenos sus acciones son sincrónicas, equilibradas y complementarias. Un sistema de
pareja atascado en un ciclo interactivo incompleto no está en "mala forma" sino que se
manifiesta de la mejor forma de la que es capaz en su ciclo de vida. No tiene sentido
atribuir culpas a uno u otro de los miembros. Esto solo aumenta la resistencia, lo que
magnifica el problema.
Basamos nuestro concepto de buena forma en el suave fluir de gestalts estructurándose y
desestructurándose a través del proceso de toma de conciencia, movilización de energía,
acción, contacto en la frontera interpersonal, cierre (nuevo aprendizaje), y retirada
(restablecimiento de la separación de límites). A partir de este simple proceso
organísmico proponemos una estética de interacción humana trabajando con parejas.

Espacio Relacional

Ciertas escuelas de psicología creen que no existe algo como una "relación", que es una
ilusión, una construcción mental. Estas escuelas consideran que en un campo de dos
personas no existe algo como una "tercera entidad", la relación entre ellos. A esas
escuelas respondemos que su posición es el resultado de sobreintelectualizar el problema:
una incapacidad para hacer uso de la información directa que ofrecen los sentidos y lo
que está ocurriendo. Cuando dos personas están juntas hay un tipo de energía especial que
es experimentada no solo por ellas, sino por otros también. Aceptemos que la conciencia
humana es una entidad solitaria pero relacional. Esto se debe a que el espacio relacional
entre dos personas es cocreado por su mutualidad al delinear un límite de su peculiaridad
juntos y lo que esto significa para ellos en relación a cada uno y con el resto del mundo.

Las circunstancias y los acontecimientos no se suman como números, cantidades o líneas


rectas fluyendo desde A hasta la meta B. Reconocemos modelos de acontecimientos y al
estudiar patrones completos -gestalts- en su totalidad comenzamos lentamente a
comprender las complejas estructuras de los sistemas pequeños y de los grandes: de las
parejas a las familias, a las corporaciones. Teniendo esto en cuenta, poco significan las
serias expresiones clínicas como "la madre esquizofrenogenética" o la "familia criminal".

En matrimonios problemáticos o disfuncionales es ingenuo concluir que uno u otro de los


miembros de la pareja es el culpable, el que causa problemas. Verlos separadamente en
terapia no ayuda al terapeuta para comprender la disfunción, porque la otra parte de la
relación problemática no esta allí. Así, nosotros estudiamos a uno de los miembros de la
pareja; luego otro y después el "espacio relacional" entre ellos. Luego descubrimos la
influencia de sus respectivos padres, familias e hijos. Para manejar todo esto en nuestro
consultorio nos decimos a nosotros mismos: "En este momento trazaré un límite para esta
situación alrededor de la pareja, o alrededor de sus padres y sus hijos y éste será el
sistema que yo estudie o influencie hoy".

La calidad y configuración de los límites de la pareja determinan como están ellos en el


mundo. Por ejemplo, una pareja con un límite fino o sumamente permeable permite la
intromisión de otros o de acontecimientos externos en su unión. Otras parejas con límites
"densos" muestran vidas secretas, por estar muy aislados del mundo exterior.

Los gestálticos y otros terapeutas acostumbrados a trabajar en forma individual tienen que
hacer un salto cognitivo y perceptual desde mirar los límites de una persona hasta
experimentar los límites de la pareja. El "organismo relacional" se agranda mucho y para
no sumirse en él, el terapeuta corre su silla hacia atrás para ver a la pareja como a una
configuración total. El lenguaje reduccionista tan típicamente usado en nuestra cultura
nos falla porque estamos tratando con fenómenos complejos multideterminados; tenemos
que pensar en términos de metáfora, analogía e imágenes viendo configuraciones totales
más que partes separadas. La capacidad de metáfora y de imaginería creativa del
terapeuta le ayudará a encontrar los patrones del organismo más abarcativo. El terapeuta
debe pasar del análisis a la síntesis, eligiendo crear totalidades más que separando las
cosas en pequeñas unidades.

La habilidad de ver a la pareja como una "tercera entidad" es esencial para hacer terapia
gestáltica de parejas. Después de todo, una pareja es un sistema, una gestalt en sí misma.
Para comenzar a experimentar a una pareja de esta manera, el terapeuta debe alejarse de
ellos, intelectual y experiencialmente. El terapeuta empieza a ver a ambos miembros de la
pareja en su campo visual y a observar sus movimientos físicos -su oscilación y desvío-
en la relación de uno con el otro. Escucha el flujo y reflujo de sus voces, sus calidades
tonales mientras hablan entre sí. La cantidad y la calidad de la energía que crean cuando
están juntos, cuanto movimiento, cuantos darse cuenta compartidos, cuanto contacto
mutuo. Usando el sistema de pareja como fuente de información, el terapeuta puede
entonces hacer observaciones fenomenológicas de este proceso:


o  
o "Ustedes dos están sentados tan rígidos y tensos, contemplándose a sí
mismos tan intensamente que me recuerdan a dos duelistas esperando para
disparar el primer tiro".
o  
o "Parecen tan livianos y felices juntos, como si estuvieran de picnic en el
campo, en verano".
o  
o "Parecen dos agentes secretos, cada uno tratando de conseguir información
del otro sin dar nada de sí".

Estas observaciones simples, empero directas (y fenomenológicamente válidas) llevan a


la pareja a aumentar los niveles de darse cuenta de ellos mismos como individuos y su
"estar juntos" como pareja. En el modelo gestáltico el darse cuenta del proceso conduce al
cambio.

Una Filosofía del Proceso Darse Cuenta-Cambio

Cada enfoque terapéutico en el trabajo de parejas posee una filosofía explícita o implícita
sobre cómo cambia la gente, ya sea como individuos o en una relación de dos personas.
La premisa fundamental de cómo sucede el cambio en la terapia Gestáltica, sin considerar
el tamaño del sistema, se basa en el darse cuenta del proceso. El darse cuenta y el cambio
individual o el sistémico son conceptualizados como directamente proporcionales el uno
con el otro: a mayor darse cuenta, mayor será la oportunidad de cambio. Del mismo
modo, a mayor cambio, mayor será la posibilidad del darse cuenta.

Darse Cuenta

¿Qué es darse cuenta? ¿Cómo se genera? ¿Cómo crece en poder y claridad? Definimos
"darse cuenta" como la intencionalidad de lo consciente operando en el límite de contacto
con lo presente. El darse cuenta es la pura subjetividad del "Yo" consciente. Como
conciencia está siempre consciente de algo; su focalización continua (al menos en estados
de conciencia normales cotidianos) está siempre en un movimiento secuencial hacia
adelante desde "un objeto de darse cuenta al siguiente".

Fundamentalmente nos damos cuenta porque estamos físicamente ubicados en el espacio-


tiempo del aquí y ahora. Desde nuestro cuerpo tenemos un punto de vista desde el cual
miramos al mundo (y dentro nuestro) que es únicamente de nuestra propiedad y hace que
nuestra experiencia sea privada, subjetiva. Ya que darse cuenta es siempre darse cuenta de
algo, nuestro estado de darse cuenta se alimenta fundamentalmente a través de nuestro
propio sensorio neurológico, nuestros sentidos y funciones cognitivas, ambos "viendo" y
"pensando en" (aunque en terapia gestáltica se suele enfatizar el "viendo" como más
fundamental, si bien más desatendido).

El punto que distingue la posición de la Gestalt de otras, es su insistencia en que el darse


cuenta de algo (o de alguien) significa estar en relación. El percibir significa estar
conscientemente en relación con algo. Las filosofías de la existencia tendieron siempre a
enfatizar el aislamiento de la consciencia: lo que significa que cada ser humano está
separado y solo en la prisión de su propio darse cuenta posicional y por lo tanto no puede
haber una verdadera unión, ninguna fusión al estar con el Otro. Yo no puedo ser uno
contigo en el nivel experiencial. Podemos compartir las mismas ideas, emociones,
opiniones y estados de la existencia, aun la misma cama, pero no podremos nunca
experimentar totalmente la interioridad del otro. No puedes coexistir conmigo en mi
cuerpo. No me acompañarás cuando me muera. Así es que estamos aislados, como si
fuéramos pequeñas islas de conciencia y experiencia.

Y aún así en nuestro exilio solitario estamos relacionados. Estamos siempre en contacto
con alguna otra cosa, obstaculizando tanto estados de eliminación patológica como
estados no conscientes. El darse cuenta lo es de la posición, de la intención, de lo que se
niega, y de la relación. Podríamos también agregar que dados estos factores la percatación
consciente es paradójica: para que exista necesita incluir el "no yo", en tanto que
simultáneamente lo excluye. En la teoría Gestáltica el punto de inclusión-exclusión donde
ocurre la diferenciación se llama "frontera de contacto". Y es en el límite de contacto, allí
dónde dos cosas diferentes se encuentran que aparece el significado. Así es que, el darse
cuenta es siempre significativo, o al menos contiene la posibilidad de crear o cocrear el
significado. Por lo tanto desde el punto de vista Gestáltico, el darse cuenta es relacional,
paradójico, significativo y creativo.
 

Proceso

El darse cuenta es un proceso lineal que se mueve de una cosa a la otra con variados
grados de intensidad, velocidad y contacto. Este proceso se funda en la estructura
intrapsíquica de la experiencia humana y se elabora posteriormente en lo que llamamos
ciclo de la experiencia de "conciencia-excitación-contacto" (Zinker, 1977). Cuando este
proceso intrapsíquico es experimentado por dos o más personas en una relación, crece
para abarcar múltiples experiencias simultáneamente compartidas y se llama el ciclo
interactivo de experiencia (Zinker, 1994). Esto será también descripto posteriormente.

En la teoría Gestáltica, la naturaleza humana es proceso, en oposición a las concepciones


históricas y nociones fijas tal como "El hombre es un ser racional". Nosotros como
individuos y en relación con los otros estamos en un constante estado de transformación.
Nuestra naturaleza es potencialidad; y nuestra esencia no está predeterminada;
ciertamente el proceso es nuestra esencia. Somos un proceso en constante movimiento;
nuestros límites están siempre cambiando. El proceso es acción que continua y progresa.
El proceso implica un movimiento vivo, orgánico, espontáneo. El proceso es curvilíneo,
modelado, en constante flujo, no inventado, puro; propulsado por la energía de dos o más
personas. Al pensar procesalmente no hay obsesión o preocupación por el contenido o
urgencia por crear resultados determinados. Ser uno con el propio proceso es estar
totalmente vivo. Prestar atención al proceso de la sesión de terapia -el modo como dos
personas están juntas- casi siempre ofrece más elementos que el contenido
de lo que dicen.

Cambio Paradojal

La terapia Gestáltica de parejas afirma que el cambio ocurre paradójicamente mediante la


intensificación del darse cuenta de "lo que es". Esto se conoce como la "teoría paradójica
del cambio", que establece que "el cambio ocurre cuando uno llega a ser lo que es, no
cuando trata de ser lo que no es" (Beisser, 1970, p.77). Con respecto a la aplicación
paradójica de la naturaleza del cambio, Edwin Nevis (1987) citando a Beisser, describió
el rol del terapeuta en el proceso de cambio de esta manera: "El cambio no tiene lugar por
medio de un intento coercitivo del individuo o de otra persona para cambiarlo, sino que
tiene lugar si uno se toma el tiempo y hace el esfuerzo de ser lo que uno es; si está
totalmente inmerso en su modalidad usual. Rechazando el rol del agente de cambio,
nosotros hacemos posible el cambio significativo y ordenado". (p.305).

¿Qué significa decir que miramos a "lo que está" en una pareja? Le damos a la pareja una
oportunidad de examinar lo que se experimenta, lo que se hace, que acciones ocurren, de
que sensaciones y sentimientos disponen y expresan, así como lo que puede estar
retenido. Nosotros entusiasmamos a la pareja a que vea y a que experimente lo bueno, lo
útil, lo creativo que ellos descubren en sí mismos cuando se examinan. Nuestra posición
básica es que las parejas y las familias son generalmente incapaces de ver lo positivo y de
apreciar su capacidad en sus ubicaciones actuales. Son poco o nada asertivos de lo que
hacen bien en su relación; en primer plano está lo molesto de su problemática.

Cuando los miembros de la pareja empiezan a experimentar su capacidad y creatividad


aún en sus problemas, experiencian una asertividad y dignidad que no disponían
anteriormente en su darse cuenta. Esto también les da el valor para mirar lo que está
faltando en su sistema, lo que está del otro lado de sus capacidades; por "debajo de su
ombligo. Ellos podrán decir "Hacemos esto bien pero nos cuesta caro. Tal vez podríamos
probar de hacer las cosas de otra manera, que no nos deje tan solos y aislados como
hemos estado". Avanzando más intensamente hacia "lo que es" permite que el viaje
continúe para mejorar y ajustar la vida de la pareja.

La paradoja es que cuanto más experimenta la pareja lo que su relación es y cómo


funciona (más que cómo "debería ser"), mayor será la oportunidad de tener una vida
mejor, una manera más completa de estar juntos. Por otra parte, cuanto más se presione a
una pareja a cambiar más van a resistir el cambio de sus maneras de actuar y pensar. El
aceptar "lo que es" es la base de nuestra posición terapéutica y de esta manera nos
insertamos en la vida de la pareja en este nivel básico de la curiosidad y del darse cuenta.
Tratamos de despertar su curiosidad sobre cómo están, cómo funcionan y lo que es
importante para ellos. En el momento en que se pueden mirar y comenzar a examinar lo
que son, en ese mismo momento se involucran en el proceso del cambio. El nivel que
combina el darse cuenta de ambos comienza a cambiar. Cuanto mayor, cuanto más rico
sea el darse cuenta tendrán más alternativas y por lo tanto una mejor oportunidad para una
vida mejor.

Esto se logra mediante el apoyo del terapeuta en el darse cuenta de "lo que es", haciendo
observaciones fenomenológicas basadas en el proceso de la pareja en su encuentro
inmediato al estar juntos. Eso significa que apoyamos lo que es, no lo que debería ser, o
lo que nos gustaría que fuera, o lo que nosotros o ellos preferirían, sino simplemente
como están juntos como pareja en el momento. De esta manera comienza a crecer el darse
cuenta dentro de ellos, como individuos y como sistema de pareja, posibilitando el
cambio. Ver fig 15.1 dónde se esquematiza el enfoque en el tipo de intervención para el
cambio.

Aspectos Esenciales de un Enfoque Estético con Parejas

Este capítulo da una visión fundamental con la que podemos ir al encuentro en la relación
entre dos individuos.

 
 

Figura 15.1 Teoría paradójica del cambio: cómo sucede.

Una "visión", como una gestalt, es una totalidad unificada, y al poseer una estructura
cohesionante que crea su propia unidad resulta difícil separarla para su presentación y
asimilación. Sea como fuere, podemos tomar nuestra visión de la validez estética de la
acción interpersonal y sin "pormenorizarla" podemos aun definir una cantidad de aspectos
distinguibles. Nuestra visión de cómo es "estar en forma" en la interacción de la pareja
está inextricablemente entrelazada con nuestro enfoque técnico: son sinónimos. En
nuestra manera de pensar, "hacer" terapia gestáltica de parejas sin una visión, puede ser
posible, pero el trabajo no alcanza el nivel de una totalidad coherente.
El aumento del darse cuenta promete cambios en todos los niveles de nuestras vidas. En
la terapia gestáltica de parejas, nuevamente el darse cuenta del proceso es la base del
cambio significativo. En general, las parejas no son conscientes de su propio proceso, su
flujo, su solidez cognitiva, su energía, su contacto potencial. Atienden al contenido de lo
que hacen y en eso están más apegadas. Cuando su proceso anda bien no necesitan estar
conscientes de eso. El proceso de una pareja es fluido cuando cada uno puede comenzar
en un lugar distinto, delinearlo juntos, hacer algo, luego sentir su culminación y
satisfacción. Cualquier interrupción en ese proceso resultará en energía sobrante, que se
experimenta como una insatisfacción o un mal funcionamiento, algo "que no está bien".
Cuando un proceso es pobre, experimentan dolor, y ahí es cuando buscan terapia para
aliviarse.

Mientras el proceso funciona bien, permanece en el fondo. Cuando el proceso funciona


mal y pasa al primer plano estás forzado a examinarlo. Cuando una pareja requiere terapia
deja de estar simplemente viviendo y ha trasladado su atención del contenido del vivir al
proceso de vivir. Luego cuando la vida se torna fluida nuevamente y hay satisfacción, el
proceso una vez más se transforma en fondo.

¿Qué debe hacer una pareja para corregir su proceso? Necesita hablar de lo que le está
pasando, sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Debe quedarse en el proceso
hasta que toquen algo que les interese, que les preocupe, o experimenten energía ligada
con se interés o preocupación. Necesitan llegar a una "figura" que esté ligada con cada
uno y que les preocupe. Luego la atraviesan, la digieren, la terminan y la apartan una vez
más.

Como terapeutas nosotros atravesamos el mismo proceso que nuestros clientes.


Observamos la pareja, sin conocer aun lo que nos preocupa, lo que nos interesa y nos
importa. Permitimos que algo sea delineado o que se haga figura, o que se vuelva claro
para nosotros en ese proceso, luego se lo decimos a la pareja. Llamamos a este compartir
"intervención". La intervención amplía el darse cuenta de una pareja, trayendo algo del
fondo para hacerlo figura. Si la pareja puede reflexionar sobre el darse cuenta, obtener
algo de eso y elegir cambiar su conducta, nosotros estamos satisfechos.

Si la pareja no puede hacer esto, nosotros creamos experimentos que suministran una
estructura para desplegar este nuevo darse cuenta en un marco concreto. El experimento
expone a la pareja a una nueva conducta, experiencia o "insight". Así pueden o no
incorporar la nueva experiencia a su repertorio de vida. Una vez que hemos presentado a
la pareja una manera novedosa de verse a sí mismos, cerramos "la unidad de trabajo", y
tal vez la sesión, discutiendo e integrando lo que se aprendió.

Pero entonces, ¿qué nos queda a nosotros como terapeutas? ¿Dónde elegimos invertir la
energía y la atención? Imaginemos que estás sentado con una pareja y que el número de
cosas que "suceden", como siempre, están fuera de consideración. Sin una teoría de
conducta humana, una lente para seleccionar ciertas características del terreno,
simplemente no verás nada. Todo será demasiado confuso. Solamente con un "mapa
cognoscitivo" la información se organizará, será percibida y conducirá a una intervención.
(Ver Fig. 15.2). Todas las herramientas y perspectivas de las que hablamos en la terapia
Gestáltica son las "lentes", los "ojos" a través de los cuales vemos el mundo. Existen
cuatro herramientas o lentes principales que puedes usar para organizar lo que ves u oyes:
percepción, darse cuenta, energía y acción, y contacto.

Sensación y sentimiento

En la etapa inicial del sentir, las parejas generalmente se miran, frecuentemente con gran
intensidad pero tienden a no verse o a escucharse: pueden quedarse sentados durante un
rato, ensayando en

Figura 15.2 Ciclo Gestáltico Interactivo


sus mentes lo que sería una "buena apertura" o un rechazo en potencia, o qué temas
preferirían evitar. Aún cuando en esta posición física están recibiendo una gran cantidad
de información experiencial uno del otro, no están en contacto con lo que sienten sino con
su propia planificación cognitiva y fantaseo.

Están por alguna razón desensibilizados uno del otro. Esto es lo más obvio de "lo que
está", de cómo es el estar juntos en este momento y este es el punto de partida del
terapeuta. El terapeuta, en este punto anima a la pareja dirigiendo su darse cuenta en lo
que están haciendo y cómo lo están haciendo - simplemente mirándose el uno al otro en
silencio - y le pregunta lo que cada uno ve. Esta intervención rompe el diálogo interno del
encuentro fantaseado y los enfrenta con su experiencia inmediata de uno con el otro - la
existencia del aquí y ahora - "lo que está" en ese momento. Mientras comienzan a
focalizar más uno en el otro, haciendo observaciones, compartiendo sentimientos, deseos
y necesidades, el terapeuta los asiste, apoyándolos con su presencia en la inmediatez de su
"nosotros" con observaciones de cómo están juntos. El ayudar a una pareja a ver con
claridad su propio proceso en el estar con el otro les enseña casi todo lo que necesitan
aprender sobre sus punto débiles y fuertes en forma individual y conjunta.

Darse Cuenta

Los sentimientos confusos o embrollados conducen a un darse cuenta pobre (o, la


disociación en casos extremos), en tanto que el contacto fuerte y definido con las
sensaciones, apoya, crea y define un fuerte darse cuenta. La pareja, por medio de diversas
resistencias (Perls, Hefferline, & Goodman, 1951; Polster & Polster, 1973; Zinker,
1994,1977) o "estilos de contacto" habituales (Harris, 1981; Wheeler, 1991), tienden a
internalizar una variedad de sentimientos, pensamientos, deseos y necesidades más que a
expresarlos directamente al otro. Cuando se guardan los resentimientos y no se habla de
los sentimientos, las fronteras se confunden, el contacto es anémico y las suposiciones,
incertidumbre, confusión y rabia aparecen en el sistema; la vitalidad emocional se atrofia
y el sistema experimenta un tipo de "arteriosclerosis" interpersonal.

El darse cuenta comienza cuando se está claro sobre lo que se experimenta en el presente.
Se alienta a la pareja a comunicarse de lo que se percata en el momento, lo que cada uno
desea y necesita, lo que sienten y así sucesivamente. Esto lleva a expresar lo que se desea
y necesita del otro y lo que se experimenta como consecuencia de que ese deseo y/o
necesidad no sea hablada, notada, ni realizada. Es durante esta primera etapa cuando la
pareja comienza a negociar una "figura" compartida de lo que ellos como unidad
necesitan trabajar: lo que anda mal entre ellos. El terapeuta permanece observando
cualquier interrupción habitual y apoyando al máximo los darse cuenta, la expresión y la
claridad.

Es característico, en la mayoría de las parejas, un estancamiento en el darse cuenta


cuando se atacan con ofensas y culpas. Ellos mantienen un tipo de anotador interpersonal
marcando cada "Vos-me-hiciste-esto-a-mi" en su darse cuenta. Esto es lo que llamamos
"coleccionistas de estampillas" porque catalogan cada desaire o herida y lo llevan consigo
para usar en contra de su pareja. Estas parejas buscan nuestra ayuda porque no pueden
moverse más allá de este estado de inmovilización, echando la culpa al otro respecto a
acciones que en realidad les ayudarán a satisfacer sus necesidades o deseos. La
intervención en este caso sería llamar la atención en su proceso de culpabilización; como
se atacan y como repetidamente fracasan sin conseguir lo que desean o necesitan del otro.
El terapeuta debería ayudarles a mejorar sus darse cuenta sobre esta experiencia como
punto de partida y explorar lo que emerge a partir de la experiencia de la pareja en este
atascamiento.

Energía y Acción

Una vez que surge la capacidad de "darse cuenta" que permite que emerja una "figura"-
un interés mutuamente compartido sobre el dilema de su proceso - la pareja puede
comenzar a experimentar un aumento de energía para hacer algo con ese tema, para
explorarlo más a fondo. El terapeuta de parejas gestáltico tomará entonces su interés y
energía en un encuentro llamado "un experimento". Por ejemplo, una vez que nuestra
pareja se da cuenta de la inutilidad en su proceso repetitivo de culpabilización y quieren
hacer algo con ese tema, se los podría invitar a culpar al otro por turnos. Esto dará lugar,
por supuesto, a un darse cuenta de como se lastiman uno al otro construyendo así una
empatía mutua. O, en lugar de culparse uno al otro podrían, por turno decirle al otro lo
que hicieron y como sienten esas experiencias en el momento. El tipo exacto de
experimento que se hace no es el tema principal (ya que su diseño viene del material que
ha surgido, y depende mucho del estadío de la terapia con la pareja.) La preocupación
principal es que su energía, darse cuenta y necesidades compartidas se "hagan reales" en
acciones del momento presente de uno con el otro.

En esta etapa de la intervención, el terapeuta apoya un intercambio parejo de energía en el


sistema de modo que un miembro de la pareja no agobia o domina al otro (con el otro
permitiendo la dominación). Buscamos establecer igualdad en el poder, porque si el poder
está sostenido predominantemente por uno de los miembros, la posibilidad de intimidad
disminuye; un ejemplo sería una relación sadomasoquista. En la política y en el amor el
poder corrompe y dos personas no pueden tener una relación totalmente adulta con una
desigualdad de poder; pueden tener una relación tipo padre-hijo o de tipo sadomasoquista;
pero estas no son relaciones adultas.

Es también durante esta etapa que el terapeuta tiene que estar atento en dos resistencias
principales: confluencia y retroflexión. En términos de la diferencia de poder, un
miembro de la pareja puede dominar porque el otro continúa siendo dominado. La
retroflexión, detención de la expresión energética, ocurre porque hay un miedo a las
posibles consecuencias (fantaseadas) dentro del sistema; ambos participan consciente o
inconscientemente en preservar la seguridad conocida del status quo.

La clave para tratar con cada situación es de dos clases. Primero, el terapeuta debe
enseñar (generalmente modelando la conducta) cómo expresar la energía física y
emocional - incluyendo la rabia - de una manera responsable y constructiva. "Las parejas
retroflexivas, por estar tan aisladas de otros fuera de sus fronteras, necesitan que se les
enseñe a pedir ayuda, y a cómo llegar a otros para conseguir apoyo.

Segundo, debe recordarse que todas las conductas y resistencias individuales están co-
creadas y mantenidas por la pareja. No existe tal cosa como un "proyector" sin un
"proyectado", uno no puede ser confluente sin alguien con quien confluir, cada
masoquista necesita su sádico y así sucesivamente. Por lo tanto, cualquier cosa que
presencies en la interacción de una pareja debería sostenerse como un fenómeno
del sistema y no la conducta independiente de uno u otro de los miembros. Hacerlo de
otra manera sería desorganizar la frontera de su "parejedad" proponiendo un "paciente
identificado", una intervención y un etiquetamiento sumamente destructivos.

Contacto

El contacto, como el darse cuenta son con frecuencia difíciles de definir porque su
significado ha sido trivializado por el exceso de uso y la equívoca utilización que ha
hecho de ellos la comunidad psicoterapéutica gestáltica. ¿Qué es "contacto"? ¿Qué
significa estar en "contacto" con otro? ¿Cómo se siente? ¿Cómo es? ¿Cómo lo sabes?

El contacto, como dijimos antes, ocurre en la frontera de lo que es diferente del self y ha
sido adecuadamente descripto (Latner, 1982; Perls et al., 1951). El contacto es la
experiencia de encontrar la diferencia del otro y se conoce por la excitación o energía
generada por este encuentro. El crecimiento ocurre en el momento-evento cuando nos
organizamos para encontrarnos con el medio ambiente y cambiarlo y cambiarnos en el
proceso. Cuando el momento de contacto se termina, desaparece la frontera y se forma
una nueva con algo más; otra vez vemos este aspecto de la secuencialidad de la
conciencia.

El uso creativo de le energía de la pareja a través de la experimentación intensifica el


darse cuenta y el contacto y renueva el sentimiento de estar bien juntos. Aquí estamos
hablando del contacto como una experiencia cualitativa cuya cantidad y frecuencia no es
generalmente lo importante. Un pequeño momento de pura intimidad es más significativo
que horas juntos sin contacto. Por otra parte, aún un despliegue desafiante de rabia,
siempre y cuando sea experiencialmente auténtico y efectuado con responsabilidad,
incrementa el contacto y conduce frecuentemente a una intimidad intensa posterior.

Después que pasa el momento del contacto o se completa el experimento, el terapeuta


debe detener a la pareja y pedirles que manifiesten uno al otro lo que experimentaron.
Este auto-informe evita cualquier desconexión prematura; da validez a su experiencia; les
da tiempo para "masticar las cosas", aún las experiencias desagradables, vergonzosas, o
confusas; apoyan la práctica por ser veraces y abiertas; e incrementan el valor que el
contacto les ofrece a ellos como pareja. Finalmente, el terapeuta debería tomar un
momento para reconocer positivamente la calidad del contacto y de la descripción de lo
que ellos aprendieron a partir de eso.
Hace tiempo que en la terapia gestáltica existe el concepto que el contacto tiene de alguna
manera mayor valor que las otras etapas del ciclo del experimento. En nuestro estilo de
trabajo Gestáltico con parejas, no nos apegamos a una parte del ciclo más que a otro sino
que preferimos mirar al proceso completo, la pareja "danzando" juntos; con el ritmo de un
darse cuenta creciente, una unión energizada, una experiencia de estar completo y una
suave separación. La danza es la mejor metáfora para pensar el modo en que una pareja
está junta; son compañeros que se mueven juntos y también separados al ritmo de su
propia música.

Resolución, Cierre y Retirada

Algunas parejas pueden parecer encerradas en lo que llamamos "pseudo contacto", que
puede manifestarse como contacto real, pero en realidad es una especie de resistencia; lo
que solía llamarse "hanging-on-a-bite" en los primeros días de la terapia Gestáltica, con
su interés especial en las resistencias orales. Es una inhabilidad en dejarse ir, separarse y
alejarse del otro. Aunque la interacción parece de contacto, le falta energía y aún
observándola comienza a sentirse pesada, cansadora y hasta simplemente aburrida. Esta
dificultad en cerrar se ve en el mundo diario con personas que simplemente no pueden
colgar el teléfono o terminar una conversación personal o que hacen difícil lo que hubiera
sido fácilmente resuelto. En las parejas esto aparece como una preocupación al procesar
su propia experiencia y luego procesar su proceso, y después procesar el proceso de su
proceso, ad infinitum (y ad nauseum). Esto es típico en parejas y terapeutas "new age", de
aquellos con temas de inseguridad o abandono.

El terapeuta debe señalar a estas parejas que esto es parte de su proceso y que hay un
momento para parar, un punto de descanso. Se los debe animar a experimentar el dejar ir
y a encontrar satisfacción en encontrarse y en retirarse, abiertos a las experiencias que les
aporten en esas situaciones. La vida es un ritmo de flujo y reflujo, dar y tomar, holas y
adioses. Después que se hace el cierre y la experiencia se ha compartido y asimilado, la
pareja alcanza el momento de retirada. El terapeuta en este momento enseña a la pareja
que el silencio y la íntima reflexión en este contexto constituye una forma de adquirir
solidez. Hay un tiempo de quietud en el que el próximo tema puede aparecer y ser tenido
en cuenta. Esta separatividad meditativa es la culminación del Ciclo Interactivo de
Experiencia y marca el fin de una parte del trabajo. También marca el valor y validez de
la independencia de cada miembro de la pareja y el auto-apoyo cuando están juntos y
cuando están separados. Cuando usamos el Ciclo Interactivo de Experiencia para
observar, "criticar" de una manera equilibrada, e intervenir en el proceso de una pareja,
estamos tomando una visión estética en la que nosotros estamos observándolos mientras
hacen una simple transacción de "negocios interpersonales". Hablan de algo y mientras lo
hacen observamos dónde y cómo se "atasca" su proceso para ayudarlos en un trabajo con
un comienzo definido, un medio y un fin en el curso de la hora de terapia.

Contenidos
Nuestra tarea en la terapia Gestáltica de parejas es ver el proceso -cómo los clientes dicen
lo que dicen y no qué dicen. Esto es todo un desafío porque es más fácil boyar con el
contenido. El contenido es seductor. Piensa en todos los temas de contenido potencial en
tu práctica diaria que podrían enredarte sin ser útiles para la pareja. Nosotros cesamos de
"trabajar" en el momento que nos enredamos en el contenido. Nuestro trabajo es ver el
proceso de la pareja y ayudarles a cambiarlo. Su trabajo es continuar con su contenido. Si
nosotros simplemente unimos a la pareja en su contenido, dejamos de ser consultores
adecuados en el proceso y nos convertimos en parte de su problema.

Nuestra suposición es que el mal funcionamiento del sistema ocurre una y otra vez, en
forma independiente de lo que la pareja está hablando. Pueden estar hablando de sexo,
dinero o mudándose a otra ciudad, pero las áreas de interrupción tenderán a ser las
mismas. Y eso es proceso. No es en el contenido en el que se atascan. No quiere decir que
algún contenido no los atasque más que otros, sino que es en el proceso dónde ocurre el
problema con mayor frecuencia.

Una pareja podría atascarse al indagar demasiado en sus darse cuenta y no estar
suficientemente interesados en hacer un contacto fuerte. Por ejemplo, cuando pelean por
un problema financiero, pueden hablar de dinero por mucho tiempo, pero si no invierten
su energía en hacer que algo suceda, sus esfuerzos van a fracasar por completo. O pueden
hablar de mudarse a otra ciudad, pero si no generan una excitación suficiente su
conversación no los va a llevar a una resolución. El atascarse en el darse cuenta sin
entusiasmo achata nuestra experiencia de las cosas, sin importar el contenido. En el darse
cuenta la inversión de energía es relativamente baja. La figura no es vívida todavía. No
estamos intentando enganchar a nadie con ella. Simplemente estamos desplegando las
cosas. El darse cuenta en sí mismo es una modalidad de baja energía. Necesitamos muy
poca electricidad en el cerebro al tener un darse cuenta. No necesitamos de los músculos
para eso. Y es importante que permanezca bajo por que es experimental. Nosotros
queremos ser capaces de descartar la mitad de nuestras ideas porque si no lo hacemos
todo se vuelve importante y nos atascaremos en ese lugar para siempre.

¿Qué pasa si la pareja logra un ciclo tranquilo y luego nos pide información? ¿Cómo
manejamos esto? Ya que nuestra opinión está más informada que la del público en
general, la gente que viene a nosotros tiene el derecho de esperar consejo sobre ciertos
temas. Estos son momentos complicados, porque no importa lo que sepamos a través de
nuestra experiencia, no importa lo que creamos, nosotros no sabemos lo que realmente es
mejor para otra persona. Es nuestro trabajo, sin embargo, correr el riesgo de decir lo que
creemos que sería mejor. Lo que hace potencialmente frustrante e inasible este área es que
son a estos sistemas, habitualmente los más retroflectivos, que están más encerrados, y
que no nos preguntan nada, a los que nosotros deseamos dar nuestra opinión porque hay
tantas cosas obvias que no saben. Es difícil aconsejar a una pareja que no pregunta nada a
pesar de que tienen una información que al terapeuta le parece desatinadamente
incorrecta. Por ejemplo, puedes considerar que los chicos se las arreglan bien en
situaciones en que ambos padres trabajan, si bien tus clientes dicen que sería desacertado
dejar a su hijo porque el chico se sentiría sin cariño o se volvería un delincuente. Puedes
tener una enorme tentación en tales momentos porque sientes tantos deseos de corregir su
opinión.

Insistimos a nuestros terapeutas en no intervenir y siempre esperar a que se les solicite


para hacerlo. Si no te lo piden, la posibilidad de que te oigan es mínima. No es útil
desistir del trabajo con el proceso para pasar a darles información del contenido. Sin
embargo, como profesionales, cuando nos preguntan (aunque sepamos que no sabemos
qué es lo mejor), podemos dar una opinión informada que debería ser presentada como
tal.

El contrato que establecemos al principio es que observaremos el proceso de la pareja y


que se lo diremos, en vez de darles información del contenido. Esperamos que se nos
pregunte más frecuentemente sobre el proceso. Nos sentimos mucho más libres
informando sobre el proceso y con más certeza de que nuestros valores sean claros.
Pensamos que es bueno que los miembros de la pareja aprendan estas cosas y que les será
útil; estamos más deseosos de intervenir en temas de proceso que en temas de contenido.
Al mismo tiempo, los datos que surgen en la hora de terapia nos proveen de elementos
para una intervención clara sobre el proceso.

Polaridades "Desviadas"

La teoría Gestáltica del self incluye la idea de las polaridades. Los más notables ejemplos
de este fenómeno psicológico son la "formación reactiva" resistencia descripta por Freud
y la "sombra" de Jung, significando que cada cualidad personal lleva en sí una cualidad
igual y opuesta, frecuentemente oculta a la conciencia pero que ejerce una fuerza real o
potencial en la conducta diaria. La teoría Gestáltica considera a la personalidad humana
como un conglomerado de fuerzas polares. Es una simplificación pensar a las polaridades
en términos de dicotomía del estado de ser, tales como bueno versus malo, pacífico versus
violento, fuerte versus débil y amoroso versus odioso, porque cada uno de nosotros posee
no solamente un opuesto sino varios opuestos relacionados, lo que llamamos
"multilaridades" (Zinker, 1977 p. 197). Los estados polarizados del ser y del hacer son
estructuras intrincadas, con dinámicas complejas relacionadas con la historia personal, la
auto-imagen, modelos de supervivencia, deseos, necesidades y percepciones de la
realidad -sus "facticidad" e "historicidad" como dirían los existencialistas. Idealmente, la
persona "saludable" experimentaría un flujo equilibrado de los muchos miles de
polaridades, de una a otra, sin que ninguna fuerza polar domine u opere fuera del dominio
consciente. Así es el ideal, pero la realidad es que ciertas polaridades tienden a ser más
fuertes que otras llevando así a un conflicto intrapsíquico en el individuo y a un conflicto
interpersonal cuando ocurre en una relación.

Cualquier polaridad "desviada", que está en desequilibrio, puede potencialmente hacer su


aparición. Si el sistema de pareja es saludable cada parte desarrolla muchos aspectos
potenciales. Si una persona está demasiado ubicada en una función mientras el otro no lo
está es posible que ocurra una tergiversación de polaridades y se encuentren con
dificultades internas y de interacción. Si persiste esta condición desequilibrada habrá un
estancamiento y debilitamiento psicológico o agitación, rabia e irritabilidad.

¿Cómo ocurre la polarización en nuestro desarrollo? ¿Qué sucede cuando nos juntamos
con otro? Habrá partes del self que permanecerán sin desarrollar durante un largo tiempo
simplemente porque, por cualquier razón, estamos desarrollando otras partes de nosotros
mismos. El resultado es que todos desarrollamos ciertos rasgos psicológicos mientras
dejamos otros rasgos en "la sombra". Por ejemplo, se puede desarrollar el cuidar a los
otros, pero el cuidarse a sí mismo puede permanecer en la sombra. O tal vez, la seriedad
está bien desarrollada y el humor está sin desarrollar.

Ver en otro una cualidad que está sin desarrollar en uno mismo parece delicioso. Es fácil
obtener aquella parte sin desarrollar simplemente uniéndonos a la otra persona; de repente
tienes humor o auto-cuidado, un sentimiento de ser vivaz o bien organizado. Es una auto-
realización instantánea y una sensación maravillosa. Nosotros lo llamamos "enamorados".
La persona se siente "completa" y ciertamente está completa en ese momento. Y la otra
persona que tiene diferentes cosas para desarrollar, sentirá también que su amado es
atractivo. Así se unen y convierten en una unidad. Hoy, ellos como pareja hacen una
unidad. Juntos, ellos, como una pareja constituyen una persona completa y nueva.

Paradójicamente, y con mucha frecuencia sin embargo, las cosas empiezan a funcionar
mal en una pareja después de varios años, a raíz de sus aspectos sin desarrollar. Una razón
es que los miembros de la pareja no valoran la característica compensada por el otro de la
misma manera que cada uno de ellos valora lo que cada uno de ellos sí va desarrollando.
Al mismo tiempo, sin embargo, saben que es importante y en cierto modo esencial, pero
están indecisos. De esta manera se quedan con su pareja y disfrutan las recompensas de
esa característica particular. Sin embargo no pasa mucho tiempo sin que el lado en
sombra de ese placer se ponga en evidencia. Y la misma cosa que a uno de ellos le gustó
antes, la misma cosa que le atrajo del otro, la encuentra ahora repulsiva.

Este es el tiempo más difícil que toda relación debe trascender: los miembros de la pareja
deben quitar sus ojos de lo que el otro hace bien o de lo que hace pobremente y
reapropiarse de lo que ellos hacen bien o hacen pobremente. Necesitan reconocer lo que
aprendieron del otro sobre una determinada característica. También necesitan hacerse
responsables de las características que puedan haber proyectado en su pareja. Cada uno
debe detener el proceso de mantener su mirada pegada a la del otro. Esto dará como
resultado libertad de elección y experiencia. Una vez que la cualidad en sombra es traída
a la luz y es desarrollada, un a vez que se conocen sus complejidades, se está liberado de
estar positiva o negativamente unido a la otra persona.

¿Qué puedes hacer como terapeuta cuando ves las polaridades tergiversadas? Por
ejemplo, ves que él se mantiene haciendo bromas mientras que ella está con mucho dolor
y desea contar la historia de sus dificultades. La respuesta es bastante simple: haces una
afirmación clara y precisa de lo que están haciendo en el momento. Aquí hay una
intervención potencial: "Bien, quiero parar por un minuto. Quisiera contarles algo que
noto. Veo seriedad y humor en la interacción. Por alguna razón, uno de ustedes es el serio
y el otro el gracioso, y parecen mantenerlo así. ¿Se dieron cuenta de eso? ¿Lo hacen en
casa igual que aquí? Después que contesten podrías preguntar algo así: ¿"Por qué no se
dicen cómo se sienten por ésto? ¿Les gustaría hacer eso? ¿O les gustaría ver si pueden
hacer algunos cambios en esto que les ocurre?" Si están interesados y desean hacer
cambios, puedes sugerirles experimentos, tales como roles opuestos, eso les ayudaría a
darse cuenta de sus polaridades.

Complementariedad y Zona Media

Fusión versus diferenciación

La fusión con otra persona, sobre todo la primera vez que se experimenta es un
acontecimiento poderoso, casi un éxtasis agobiante. La fusión con el otro es la
experiencia primordial, el sueño original de unión con la madre. En el principio de la vida
esta fusión no es lo que llamamos "amor" en el sentido usual. La fusión como la
conocemos es una "necesidad", una imagen primordial, un tipo de anhelo indiferenciado.
Es una sensación psicológica, vagamente consciente que se siente antes de los primeros
balbuceos, mucho antes de poder decir "te amo" o "me falta algo". Se hace consciente con
las sensaciones fisiológicas. Cuando la necesidad de unión no se satisface de algún modo,
se está dañando al bebé o al niño.

Sólo más adelante en la vida este enorme anhelo adquiere las palabras con las cuales se
hace conocer. Estas palabras difieren de cultura en cultura, ya que las distintas sociedades
han desarrollado sus propios modos de cubrir este deseo. Por lo tanto, el amor tiene
distintos significados en distintas épocas de nuestra vida, en diferentes etapas del
desarrollo, pero la experiencia de "enamorarse" y la necesidad de fusión permanecen
como un misterio esencial y, más allá de las palabras, constituye una forma de "alquimia
psicológica".

Esta "alquimia", como química mágica que es, es hechizante. Existe un sentimiento
excesivamente poderoso respecto a que uno, sin el otro está menos completo. De la
misma manera, uno olvida que el otro es una persona única y completa, por derecho
propio. La fantasía aumenta la curiosidad de saber quién es el otro en realidad. En la
alquimia, los antiguos místicos trataban de fundir metales opuestos en un intento de hacer
"oro". Esto es, en cierto sentido, análogo al anillo de oro de compromiso y matrimonio.
Así como hay una "alquimia psicológica’, también existe una alquimia de la sexualidad.
El otro es diferente, misterioso y en el corazón de este misterio hay algo que hace que el
momento de contacto sea tan imponente, tan deliciosamente estimulante.

Pero, es triste decirlo (como si jamás hubieras pensado en ello), la fusión eventualmente
fracasa. Tarde o temprano decae y da lugar a una necesidad nueva y más fuerte. El feto
muere si se queda en el útero. Si una persona joven se queda en casa con la madre, morirá
no sólo espiritualmente sino de otras maneras también. Lo que debe seguir a la fusión es
la separación y la separación siempre involucra diferenciación. Diferenciación significa
que la pareja sale de la fusión y comienza a desarrollar su propia mismidad.

En términos Jungianos esta es la "individuación" mientras que en la terapia Gestáltica la


llamamos "formación de la frontera". En la terapia Gestáltica creemos que la única
manera de adecuar el contacto es con las fronteras adecuadas. No puedes tener contacto
con algo gelatinoso. Tampoco puedes tener conflicto con algo gelatinoso. Debes
evolucionar desde una burbuja psicológicamente homogeneizada a un organismo
delimitado, diferenciado con una identidad especial y un sentido de integridad. Entonces
al hacer contacto con otro en el punto de tu propio terreno , experimentas la fricción
placentera que te lleva hacia el fuego interpersonal. El fuego, en este caso no sólo se
consume alegremente sino que también conforta e ilumina.

Concebimos lo que sucede en un sistema de dos personas como un ritmo de dos latidos,
de fusión y de separación. Nos contactamos en diferentes momentos de nuestras vidas.
También nos contactamos con diferentes intensidades; a veces con éxtasis, a veces con
cólera, pero sobre todo apenas con una dosis de grato magnetismo. Después de este toque
nos alejamos para luego juntarnos otra vez. Este proceso de fluir hacia adelante y hacia
atrás es el juego dinámico de estar en la relación.

El tema de la fusión y la separación es una experiencia que aparece a lo largo de la vida


en diferentes formas que concuerdan con diferentes épocas. Las parejas experimentan
fusión cuando se enamoran por primera vez. Son inseparables. Se sientan y contemplan
en los ojos del otro mientras se profesan un amor eterno. Posteriormente, mientras
continúan con sus trabajos cotidianos y se hacen más familiares el uno con el otro, allí
comienza el lento y sutil proceso de separación. Este es un momento de aumento del
reconocimiento de las diferencias y una vuelta a la tarea de auto-actualización. La fusión
se hace más difícil cuando nacen los hijos, aunque se puede sublimar dentro del sistema
incluyendo a los hijos y a la familia. La separación se vuelve a experimentar mientras los
hijos crecen y se van. Una vez más, la pareja queda sola, posiblemente como adultos más
maduros y separados que eligen una vez más estar en una intimidad profunda uno con el
otro. Posteriormente, la enfermedad y la muerte confronta a la pareja a una separación y
la expectativa de fusión con algún poder eterno en una experiencia final de trascendencia.

Uno es traído a este mundo sólo para entregarse una y otra vez. La necesidad de afirmar
el "Yo" como entre madre e hijo sigue a la fusión. Después del enamoramiento cada uno
retorna a la individualidad confrontándose nuevamente con su sí mismo -sus necesidades
internas, conflictos y talentos especiales. Cada miembro de la pareja confecciona su modo
de funcionar en la relación, para trasladarlo al vínculo. Cada persona necesita obtener un
darse cuenta de sí mismo como entidad separada y diferente del otro. Cada persona
necesita aprender a diferenciar su experiencia propia de la modalidad y las experiencias
del otro. Antes que la pareja pueda aprender a experimentar el "nosotros" de su contacto
entre sí, necesitan reconocer su propio "Yo". El terapeuta apoya las fronteras individuales
y podría pedir a cada persona que dijera oraciones como estas:
"Se te ve..."

"Yo percibo..."

"Yo siento..."

"Yo quiero..."

"Yo no quiero..."

Cada persona dice estas cosas por turno y no reactivamente al otro. La introyección, la
proyección y la confluencia son las resistencias favoritas para contactar en este nivel: "Me
parece que tenés hambre" o "Me siento tenso y se te ve tensa" o "Pareces enojado
conmigo". Solo mucho después cuando la visión interior de cada uno se ilumine podrá
validar y cuidar la experiencia del otro verdaderamente. Sin embargo antes que esto
pueda suceder, el contacto-confluencia debe ser reemplazado por el contacto-conflicto.
No puede haber diferenciación sin conflicto. Karl Jaspers, en el mismo sentido se refiere a
"la lucha del amor" en la que dos almas necesitan comprometerse en un "combate
creativo" para formarse a sí mismos (Schlipp, 1957), pero muchas parejas han sido
embaucadas por Hollywood sintiendo que el conflicto significa "no nos amamos más" o
que "ya no somos realmente el uno para el otro". Esto ocurre porque muchas parejas no
han visto nunca en sus familias de origen la expresión y la resolución saludable del
conflicto, (seguido por una expresión de cuidado y apoyo). La pareja puede estar asustada
por la imagen fantaseada que tienen del conflicto y por el consiguiente miedo al fracaso
en su relación.

El terapeuta Gestáltico enseña en este punto a la pareja cómo luchar limpiamente y cómo
resolver e integrar las diferencias de una manera que involucre a ambos y no cause
pérdida de estima en ninguno de los dos. El terapeuta valida la experiencia de cada uno
mientras anima a ambos a respetar el modo que tenga el otro de ver una situación.
Habiendo apoyado a ambos el terapeuta continúa apoyando el "nosotros" animándolos a
encontrar una integración creativa de sus cualidades divergentes. El calor del conflicto
resuelto acerca a la pareja con un interés renovado y a menudo con pasión. La
diferenciación es seguida por la fusión. Y así este ritmo continúa y la Naturaleza sigue su
curso.

Algunas diferencias por otro lado, no son reconciliables y deben ser aceptadas como tales.
Uno puede amar y respetar a su pareja y aprender a aceptar la realidad existencial que no
todos los problemas tienen solución. Así como Hollywood y Madison Avenue nos venden
el mito sobre el amor como fusión, el movimiento de crecimiento personal nos vende la
idea que todos los problemas interpersonales son solucionables. Esta ética introyectada
fuerza a algunas parejas a destacar y negociar fanáticamente todas las diferencias hasta
que se van exhaustos, avergonzados por fracasar y desilusionados del vínculo.
Las diferencias son esenciales para una relación madura. Las diferencias mantienen viva
la relación. Llevadas al extremo conducen a una ruptura irreparable, más que a un espacio
saludable para la relación.

La Función Complementaria

La complementariedad es el aspecto funcional de la diferenciación. Es cómo se vive la


diferenciación. Desde un punto de vista evolutivo, un miembro de la pareja elige a otro
para complementar las partes de sí mismo que no están conscientes, que no son aceptadas,
o son estéticamente repugnantes. Las cualidades se ven en el otro de una forma
romántica. Dos medio-personas se juntan para hacer un ser completo y así salir al mundo,
con más efectividad.

Como lo discutimos anteriormente, la función complementaria es aceptada y apreciada en


el otro mientras no se haya experimentado en uno mismo. Posteriormente, cuando esa
cualidad rechazada comienza a moverse hacia la superficie de uno mismo, la conducta
complementaria del otro puede ser experimentada con fastidio, cólera, irritación, y
confusión. Lo que era romántico se ve ahora con gran crudeza (el sociable extravertido se
ve como "un charlatán" y el introspectivo se ve como "un depresivo". En este punto el
terapeuta de parejas Gestáltico puede ayudar a que cada miembro experimente con su
polaridad rechazada como discutimos en la sección anterior. Algunos modos
complementarios, tanto caracterológicos como estilísticos, permanecerán como
características estables en un miembro en especial, sin importar cuanto crecimiento
individual suceda. Es aquí que la complementariedad real (no neurótica, no proyectada)
puede obrar para prestar variedad y excitación en la vida de la pareja. Cuanto más se
desarrolle individualmente cada miembro de la pareja más se flexibilizarán y aclararán
sus polaridades y más apreciará la conducta "loca" o idiosincrática del otro.

Mientras que la complementariedad acentúa las diferencias, la zona media atrae las
similaridades. La vida tiene lugar en el medio, no en los extremos. En realidad, la vida no
es algo extraordinario. Tampoco lo es la vida de las parejas. Hay tareas, trabajos, pago de
cuentas, diligencias, llamados telefónicos, duchas matutinas, comidas, descansar en los
brazos del otro al fin de un largo día. Es sólo cuando paramos, miramos y contemplamos
que emergen los aspectos extraordinarios de la vida.

Mientras que, la complementariedad aumenta el voltaje la excitación, de la vida de la


pareja, la zona media provee un lugar de descanso, un lugar donde la energía es pareja,
más que extrema (donde se sincronizan los niveles energéticos). Mientras que la
complementariedad estimula el conflicto, la zona media repone la confluencia serena.

La supervivencia y crecimiento de la pareja están determinados por un equilibrio entre


complementariedad y confluencia. La figura de las diferencias es sólo significativa frente
a un fondo de acuerdos, entendimientos, compromisos y placeres comunes. La figura de
la confluencia es solamente viable frente a un fondo de color, diferencia, debate activo,
discusiones y explosiones emocionales. Uno podría decir que el índice de supervivencia
de una pareja es algo proporcional entre confluencia y contacto, o entre medio fondo y
complementariedad.

Para determinar la zona media y equilibrar el trabajo, así como la percepción que la pareja
tiene de sí mismas, el terapeuta puede desear explorar la zona media: ¿Cómo se
conocieron? ¿Qué les gustó del otro? ¿Cuáles son sus creencias en común? ¿Qué
disfrutan juntos cuando las cosas andan bien? Las respuestas a estas preguntas le
recuerdan a la pareja que tiene un fondo común: su lealtad, devoción, amistad y trabajo
duro. El terapeuta puede también descubrir con facilidad que la zona media de esta pareja
no es sólida en absoluto, sino apenas una capa de hielo delgado. En efecto el terapeuta
puede encontrar, que ellos no usaron su mejor criterio en el accionar juntos. Cada uno
puede haber negado sus sentimientos y mentido al otro llevando a una amistad
empobrecida. Finalmente el terapeuta puede descubrir que los sentimientos de lealtad y
devoción son ajenos a esta pareja.

El terapeuta puede juzgar en el aquí y ahora cuánto conflicto puede tolerar este sistema
sin separarse. La pareja puede necesitar ser confrontada con estas preguntas, corresponde
averiguar si desean empezar a construir un fondo básico de confianza entre ellos para
sostener el tipo de conflicto en el que están comprometidos.

Validar la Experiencia por Medio de la Resistencia

Las resistencias son las que suceden en la frontera entre cualquiera de dos subsistemas y
de este modo son una forma de contacto. La resistencia puede suceder dentro de la pareja
en su frontera de contacto, o la pareja puede formar un subsistema al resistir las
intervenciones del terapeuta. La gente generalmente tiene resistencias "favoritas". Ellas
son egosintónicas y caracterológicamente reales; quiere decir que una pareja usará la
misma resistencia en sus interacciones con su terapeuta así como en su propia relación.
Por ejemplo, las personas que retroflexionan entre sí se mantendrán juntos como sistema
y evitarán el contacto con el terapeuta, retroflexionando. Su relación como pareja con el
terapeuta espejará su relación entre sí.

Con frecuencia hablamos de la resistencia como si fuera un fenómeno exclusivamente


intrapsíquico: "Yo soy retroflector" o "Yo soy proyector" o "Yo soy confluente". Las
resistencias, sin embargo se originan en las interacciones. Se necesitan dos personas para
producir una resistencia. Las resistencias se convierten en intrapsíquicas cuando se hacen
habituales al repetirse una y otra vez las mismas interacciones. La persona responde a
toda nueva situación como si fuera una situación vieja, sin notar otras cosas que están
sucediendo y por lo tanto extiende intrapsíquicamente a situaciones nuevas lo que
aprendió interactivamente.

Presencia

La formación de fronteras da sentido a un conjunto de acontecimientos o experiencias y


diferencia a la pareja de su medio, del mismo modo que las fronteras dentro del sistema
dan significado y diferencian subsistemas. Las fronteras no son sólo conceptos; existen.
Aunque nuestro equipo sensorio no las vea directamente, son reales. Son en realidad
campos energéticos. Experimentamos una frontera cuando la gente se pone demasiado
cerca para hablarnos: parecen interferir en nuestro espacio personal. Queremos enviarle a
nuestros pensamientos a nuestro propio paso y ritmo. Si la otra persona está demasiado
cerca cuando producimos un pensamiento, éste tocará la frontera del otro antes de que
estemos preparados.

En todo momento, cuando el terapeuta está mirando a una pareja, una de sus tareas es
captar las fronteras. Los terapeutas deberían poder retirarse en cualquier momento e
identificar las fronteras. La teoría gestáltica establece que la frontera está donde se
experiencia la diferencia -cuando hay un "Yo" y un "tú" o un "nosotros" y un "ellos"- y
ese crecimiento sucede cuando hay contacto en la frontera. Las diferencias deben ser
marcadas antes que puedas hacer contacto: tengo que saber que tú y yo somos distintos
antes que podamos estar juntos.

Cuando un terapeuta se sienta con una pareja, hay un momento en que pasa de ser
espectador a ser una presencia para los otros. La demostración de la presencia del
terapeuta crea un aura y refuerza una frontera clara alrededor de la pareja. Es en ese
momento cuando te das cuenta que estás haciendo terapia de pareja. Sin esa presencia, el
terapeuta es simplemente un testigo que está haciendo comentarios.

El diccionario menciona "espíritu" o "fantasma" por presencia. Aunque esto está lejos de


ser una definición adecuada de presencia, indica ese estado especial de estar totalmente
aquí con todo, en cuerpo y alma. Es una manera de estar con, en vez de hacer-le. La
presencia indica estar aquí totalmente -abierto a todas las posibilidades. El estar aquí
intrínseco de mi ser terapeuta estimula movimientos en las partes más profundas de mi
mismo. La presencia del terapeuta es fondo contrastando la figura de otro u otros para que
florezcan, se iluminen y se mantengan total y claramente.

Cuando experimento otra presencia me siento libre de expresarme, de ser yo mismo, de


revelar cualquier parte tierna, vulnerable, confiar que seré recibido sin juicio o
evaluación. Mi presencia como terapeuta me permite luchar con mis propios conflictos
internos, contradicciones, preguntas problemáticas y paradojas sin sentirme distraído con
insinuaciones o cuestionamientos demasiado definidos. Mi presencia como terapeuta me
permite confrontarme sabiendo que tengo un testigo sabio. Tal vez, el
término presencia pueda ser mejor descripto por lo que no está.

  
 La presencia no es una forma de posturarnos o posar auto-conscientemente o
pavonearse ante otro: no hay nada extravagante, dramático, o teatral en eso.
  
 La presencia no es estilo.
  
 La presencia no es carisma. El carisma solicita atención, admiración. El carisma
pide atención, mientras que la presencia "llama al otro". El carisma es una figura
compitiendo con otra figura, por lo tanto la presencia es fondo "invitando a ser
visto".
  
 La presencia no es una pose de humildad religiosa (que en realidad es una forma de
orgullo secreto).
  
 La presencia no es polémica. No se pone de un lado. Ve totalidades.

La mayor parte de la gente adquiere presencia a través del continuo paso del tiempo, el
tiempo que les recuerda una y otra vez cuanto hay para aprender y lo poquito que saben.
Presencia es el estado de admiración frente a un universo infinitamente complejo y
maravilloso. Para adquirir presencia uno debe aprender muchas cosas y luego
desecharlas. Para aprender presencia uno debe darse totalmente, como una persona rica,
que después de trabajar durante muchos años adquiere gran riqueza, un día descubre que
el mayor placer es dar todo lo que tiene.

Cuando hablamos de la presencia del terapeuta, queremos decir que el terapeuta se


comunica en otra dimensión del self más allá de la intervención verbal. Cuando el
terapeuta está realmente presente su visión es periférica y difusa. De modo silencioso y
sutil el terapeuta está enraizado y lento más que frívolo o apurado. En este estado su
respiración es profunda, plena y tranquila. Su sentido del tiempo es lento y medido. Su
cuerpo está apoyado y alerta. No se "engancha", esto quiere decir que no está muy atraído
por el contenido de la historia del paciente. Cuando la pareja está atascada, por ejemplo,
el terapeuta se deja llevar por el silencio hasta que la tensión en la habitación le hace
posible una intervención fuerte y clara. La pareja se alivia y no se siente abandonada. En
el comienzo estas intervenciones oportunas, cognitivamente claras, y bien organizadas
aumentan la confianza de la pareja en el rol del terapeuta y en su capacidad.

Cuando el terapeuta actúa desplegando una idea y conectándose con todo en el momento
justo, deja, a la vez todo el espacio psicológico necesario para una interacción diádica. La
pareja se siente validada y apoyada como totalidad, y cada miembro se siente totalmente
visto y oído. El silencio del terapeuta mientras escucha y observa es de tanta importancia
como las palabras que pudiera decir en una sesión que impacte a los participantes. Una
presencia produce vitalidad al sistema.

Esto significa operacionalmente que no hacemos charla superficial, porque sino de esa
manera distraeríamos a la pareja de su principal tarea: la de llegar a la mayor toma de
consciencia de su propio proceso. Sí cada intervención es directa y clara, el espacio entre
las intervenciones pertenece completamente a la pareja, y el terapeuta no atrae atención
hacia sí mismo. La presencia y el "timing" enmarcan el poder de cada intervención
mientras apoyan a la persona del terapeuta como una figura importante en el lugar. Al
mismo tiempo, la pareja se siente respetada (vista), acunada (protegida), por esa persona
importante.

Del mismo modo que la pareja, los terapeutas tienen también un campo energético que
debe ser dirigido. Debemos establecer el ritmo del darse cuenta. Al principio, nos
inclinamos y entramos al sistema para comenzar la sesión o hacer una intervención.
Luego, retrocedemos, nos sentamos tranquilos y hacemos asociación libre. Para retirarnos
del sistema y ofrecer una frontera limpia tenemos que dirigir nuestra propia energía para
crear un estado de indiferencia creativa: un estado alerta, abierto, no expectante para la
acción.

Cuando trabajamos con una pareja, debemos estar alerta de cuando irrumpimos en su
frontera para que ellos nos incluyan. Debemos saber cuando queremos ser parte del
campo de la pareja, a fin de influenciar, y cuando queremos hacerlo para observar. Al
observar, no deseamos atraer su energía hacia nosotros, ya sea para que nos tengan en
cuenta o despertar su interés. Hacemos esto solamente cuando queremos la total atención
de ellos... y luego nos alejamos otra vez.

Una Estrategia "Dialéctica" de Intervención

Un Plan de Intervención en Tres Etapas

Como terapeutas, debemos observar bastante tiempo, escuchar bastante tiempo y


experimentar lo que está ocurriendo con la pareja así podemos obtener suficiente
información sobre su proceso para crear intervenciones adecuadas a su dilema. Para hacer
esto necesitamos establecer nuestra presencia en el sistema y hacer que la pareja participe
en un examen de su proceso.

La primer cosa que hacemos es empeñarnos en una cierta cantidad de conversación


trivial. Esto establece nuestra presencia como terapeutas e inicia el contacto con la pareja.
Esta es la charla social común de bienvenida. Nos aseguramos de hacer contacto con
ambas personas y darles calidez para posibilitar la charla en temas íntimos.

Luego, discutimos las reglas terapéuticas de fondo. Les decimos a los participantes que la
mejor manera en que podemos ayudarles es observándolos, que vamos a pedirles que
hablen entre sí sobre cualquier cosa que sea importante para ellos y que vamos a actuar
como testigos, que interrumpiremos cuando surja algo significativo para nosotros que
creamos de interés o utilidad para ellos. Nunca hemos dado estas instrucciones sin
encontrarnos con resistencia. Estos son los comentarios que oímos una y otra vez:

"Pero ya lo hablamos en casa, así que no servirá para nada hacerlo aquí".

"No tiene sentido hablarlo porque él (ella) no escuchará de todos modos y por eso
estamos aquí".
"Yo no esperaba esto".

"Yo quiero decirle... ¿no quiere saber algo de nosotros? ¿No quiere saber nuestra historia
o cómo llegamos a este lugar?"

"Nosotros vinimos para que nos aconseje, no para hablar entre nosotros de lo mismo".

"Eso sería demasiado difícil. Yo no sé si podré hablar en frente suyo mientras está
sentado y escucha".

"Esto parece artificial y teatral. Es una situación falsa y no creo que funcione".

A esta altura, dejamos que aparezca la resistencia (como hacemos en todo buen trabajo
terapéutico) quedándonos en eso hasta que conseguimos que cada persona exprese toda su
resistencia con la situación. Por ejemplo, si los clientes dicen que es muy artificial y falso
y que se sienten incómodos "actuando" para ti, nuestra respuesta podría ser: "Aprecio que
me puedan decir que están incómodos. Tienen razón, es artificial. La situación terapéutica
no es natural. Sin embargo, es muy importante para mi poder observarlos así puedo ver
cómo se comunican. Sé que es artificial e incómodo, pero espero que puedan hacerlo de
todos modos porque creo que es la mejor manera de ser útil a ustedes."

También explicamos que así como nosotros los podemos interrumpir cuando vemos algo
que queremos decirles, ellos también pueden dirigirse a nosotros cuando necesiten ayuda
o se atasquen, o cuando quieran informarnos o cuestionarnos. Ni bien nuestras
instrucciones son claras salimos del sistema y delineamos una frontera. Mientras hablan
entre sí, observamos su proceso y esperamos a que algo se haga figura.

Primer paso. El terapeuta comienza animando a la pareja a hablar de temas que les
interesan. Esto da al terapeuta una oportunidad para observar el nivel de darse cuenta de
la pareja dentro de sus propias fronteras. Después de obtener suficiente información
fenomenológica, el terapeuta hace una observación. Esta es la primera intervención. La
observación se basa en datos reales. Su objetivo es apoyar la habilidad, bondad, y el
sentido de creatividad de la pareja, señala lo que existe para que la pareja tome conciencia
de ello.

El terapeuta da tiempo a la pareja para responder, encontrar excepciones, cambiar


significados y enriquecer su darse cuenta de como están con lo que son. El terapeuta "se
desliza" en la energía generada por el sistema, en vez de empujar contra esa energía.
Mientras la pareja se siente apoyada se instala en el proceso terapéutico. Cuando hay algo
que se vuelve claro para nosotros, los interrumpimos para hacer una segunda
intervención.

Segundo Paso. El terapeuta, entonces enfoca en el otro lado de la habilidad de la pareja,


es decir, el costo de su bondad. Esto puede denominarse el "lado oscuro" del
funcionamiento del sistema, es el descubrimiento de su inhabilidad. Esta es la segunda
intervención. Con frecuencia esta es el área de mayor dificultad, y el terapeuta debería
esperar resistencia en forma de negación, vergüenza, culpa, cólera o simplemente
ignorancia. Este es un punto crucial, sutil, donde el darse cuenta del sistema es
potencialmente ampliado; el terapeuta encuentra mucho cuestionamiento y discusión.

La resistencia, cuando surge, es siempre apoyada. Se estimula a la pareja a que mastique


completamente la información generada, en vez de que se la trague entera. El practicante
experimentado es consciente que si la pareja acepta sus puntos de vista demasiado rápido,
el aprendizaje y el cambio no suceden. Se apoya a ambos miembros de la pareja de igual
manera. Las intervenciones son equilibradas. Este enfoque también minimiza la
polarización entre las personas dentro del sistema así como entre el sistema y el terapeuta.
Sólo cuando las necesidades de ambos sean legitimadas fluirán y se abrirán al mundo.

Tercer Paso. El terapeuta puede luego continuar haciendo preguntas sobre lo que se
puede hacer (poniendo en funcionamiento lo que se aprendió) para cambiar las reglas
implícitas de enredos en conductas explícitas que permitan una menor tensión en los
límites entre la pareja y el medio. La terapia Gestáltica usa experimentos para este
fin; esta es la tercer intervención. Como se expuso, la situación terapéutica con la pareja
es en sí misma un experimento. Construimos sobre eso introduciendo otro experimento.
Todos los experimentos son situaciones inventadas, de corte dramático, o artificiales. Sin
embargo son una porción de la vida donde podemos ver lo que sucede y se pone al
descubierto. Una vez que captamos el proceso de la pareja -lo que es evidente en su estar
juntos- trabajamos desde allí. La pareja puede seguir en esto, o podemos crear un
experimento en el que se medite y aprenda algo.

Finalizamos la sesión volviendo a la charla trivial. Cambiamos de una situación artificial,


estructurada a una más social, fácil y a un contacto humano natural. Les deseamos buena
suerte y nos despedimos. La sesión es como un viaje en avión: despegamos, llegamos a
cierta altura, viajamos durante un rato y luego aterrizamos.

Como Intervenir

Intervenir es hacer algo evidente para la pareja diciéndoles algo que ustedes como
terapeutas ven o experimentan sobre sus conductas y de las que ellos no son conscientes.
Hay varias orientaciones.

Interviene Audazmente. Tu certeza sobre la observación que hagas se debe destacar para
que lo que digas sea recibido. Examina tus objeciones para ser audaz. Puedes preguntarte,
"Supónte que no lo consideren apropiado". Entonces puedes preguntarles "¿Qué es lo que
no concuerda con ustedes de lo que dije?". Esto te dará más información sobre los
pensamientos y sentimientos de la pareja. Nunca discutas tu punto de vista al encontrarte
con objeciones a tu observación, ya que simplemente te encontrarás con un aumento de
resistencia. En cambio, interésate en la manera en que la pareja se experiencia a sí misma.
Suministra Información Fenomenológica. Cuando oyes o ves algo que quieres usar
como intervención para ser oído, ofrece información fenomenológica de apoyo. Dile a la
pareja lo que observaste y describe el rol que cada persona juega al crear la pérdida de
claridad. Es posible que la intervención sea bien recibida porque no es enjuiciadora. Por
lo tanto, una "buena" intervención

  
 Describe lo que está allí en ese momento.
  
 Establece cómo las partes contribuyen a lo que ocurre.
  
 Lleva implícita una acción potencial que cada participante puede tomar para
mejorar el sistema.

Informa Lo Que Se Evoca. Informar lo que evocó en ti, terapeuta, puede ser una
intervención poderosa. Esto es especialmente cierto cuando ya has visto a la pareja en
varias sesiones y has ganado su confianza.

  
 Mientras estoy sentado aquí con ustedes, me siento invisible, nadie me ve.
  
 Quiero decirles cómo me emociona el cuidado que ponen al responderse tan
gentilmente.
  
 Me siento como un traductor de las Naciones Unidas.
  
 Sentado aquí con ustedes me siento tan inútil. ¡Si sólo tuviera una varita mágica!
  
 Después de veinte minutos con ustedes empecé a estar letárgico y soñoliento.
  
 Han pasado sólo unos minutos de nuestra sesión y ya me siento como si alguien me
hiciera dar vueltas. Me siento mareado y desorientado.
  
 Están haciendo todo tan bien que me siento lo suficientemente cómodo como para
hacerme una taza de té.

Cuando ustedes sienten algo profundamente y lo comparten con claridad y fuerza, la


gente con frecuencia responde con el mismo nivel interno del mensaje de ustedes. Esto no
es una treta. Este es un mensaje sincero que desarrollas con tu generosidad emocional
como testigo de un drama que tienes a tu cargo.

Si, por una razón u otra, no puedes hacerte cargo de cuidar, no te preocupes en compartir
tus sentimientos, a menos que el "no hacerte cargo del cuidado" sea evocado por la
manera en que la pareja tiene de estar contigo. Entonces, decirles como te "pusiste frío"
en su presencia es aún otra manera poderosa de permitirles que se vean.

Enseña. Enseñar es otra manera de intervenir. Es un placer enseñar cuando una pareja
directamente pide ayuda. Recuerda que al principio de todo, les ofreciste la opción de
dirigirse a ti para pedir ayuda. Con demasiada frecuencia una pareja es tan retroflectiva
que su energía está volcada hacia adentro uno del otro y no tienen ímpetu para ir hacia ti.
Pueden no estar totalmente conscientes de tu presencia como un recurso significativo para
ellos. Después de todo, ellos se han estado comportando de la misma manera rígida con el
resto del mundo antes que vinieran a ti.

Si ellos realmente eligen pedir ayuda, tienes la oportunidad de enseñar. El enseñar es un


arte. No es siempre dar información, aunque la información ofrece con frecuencia gran
ayuda y alivio. Puedes hablarles también de libros que hayas leído o experiencias que
hayas tenido, o llevarlos a las cosas que ellos conocen y que tienen que ver con su actual
problema o situación.

Valores Estéticos de la Terapia Gestáltica de Pareja

Apreciar a una pareja estéticamente significa hacer juicios evaluativos sobre su forma.
Por "forma" entendemos proceso, aunque en un grado mucho menor incluimos contenido,
cualidades, características, cantidades y así sucesivamente. Hacer juicios implica la
presencia de valores, algo es bueno o hermoso porque se percibe como tal. Los valores,
también, implican que algo es preferible o más importante que algo más. Tener una visión
estética de contacto interpersonal saludable necesariamente significa tener un sistema de
valores sobre los que se basa esta estética.

Históricamente, nuestros valores, surgieron y se desarrollaron a partir de los trabajos


colectivos de los fundadores de la terapia Gestáltica: Fritz y Laura Perls, Paul Goodman,
Isidore From, y muchos otros. Después de haber trabajado con sus principios y refinado
nuestro pensamiento a través de los años, estamos ahora en una mejor posición para
articular nuestros propios puntos de vista de manera más clara y completa.

Cuando empezamos a trabajar más con parejas, grupos, familias y corporaciones nos
vimos forzados a aumentar el terreno de los significados explícitos e implícitos de las
interacciones en la frontera. Primero, empezamos a desarrollar un modelo de proceso más
coherente de los conceptos individuales de sensación, darse cuenta, excitación,
movimiento y contacto de Perls. Creamos un ciclo en el que un fenómeno sigue a otro en
una especie de cadena, moviéndose de una experiencia sensoria vaga a la formación de
una gestalt, desde la excitación que pide satisfacción, luego al movimiento para
alcanzarlo y finalmente al contacto que satisface. Mientras nuestro trabajo progresaba,
adaptamos una serie de valores y principios de teoría de sistemas y los incorporamos al
enfoque Gestáltico. Esta noción de transitar desde la sensación al darse cuenta, de ahí a la
terminación y satisfacción se convirtió en nuestro primer y fundamental factor estético.
La terapia de parejas Gestáltica valoriza lo que está -lo real, lo inmediato, lo tangible. No
nos interesa la especulación, la interpretación o la categorización. Esto no significa,
necesariamente que evitamos las herramientas básicas de nuestro quehacer, tales como
test de personalidad, genogramas, el DSM-IV, y otros instrumentos de diagnóstico. Por
ejemplo en el enfoque Gestáltico tendemos a "diagnosticar y clasificar" los fenómenos del
sistema en términos de contacto-resistencia y modelos de frontera. Tales herramientas son
importantes para determinaciones clínicas y proveen una buena información esencial,
pero se quedan en eso: como fondo y para un uso secundario. Cada sesión de terapia es un
nuevo encuentro y así lo que permanece en primer plano para nosotros en todo momento
son los aspectos fenomenológicos del encuentro interactivo inmediato de la pareja. Estos
aspectos incluyen el tiempo, espacio, cambio, darse cuenta, sensación, especialización
polarizada, energía, coreografía de movimiento y ubicación, belleza, equilibrio, armonía,
complementariedad, ritmo, contraste, calidad de contacto, naturaleza de la retirada,
capacidad de "dejarse ir" y comenzar otra vez, humor y un "sentido de lo filosófico".

Nuestros valores "cardinales", desarrollados en el tiempo y a través de ensayo y error han


llegado a veintidós. Estos valores con sus correspondientes principios de intervención se
presentan a continuación. Las categorías de muestro sistema de valores Gestálticos son:
Equilibrio, Cambio, Desarrollo, Conocimiento de sí mismo, Valores Holísticos y Forma.

Valores del Equilibrio

1. Valor Relaciones equilibradas.


  Principio Es inherente a la vida como seres humanos llegar a ser tanto
dependientes como autónomos. Enseñamos auto-apoyo y también
modelamos el apoyo mutuo; el ritmo equilibrado de fusión en la
pareja y diferenciación individual a partir de eso.
2. Valor La importancia de compartir el poder en la pareja.
  Principio Tratamos de comprender y observar la diferencia del poder en
sistemas pequeños. Las fuertes discrepancias en el poder dar lugar a
una conducta abusiva.
3. Valor Fronteras claras tanto en la pareja como en el terapeuta.
  Principio Nunca tomamos partido ni perdemos nuestra frontera. Equilibramos
una intervención con la otra; modelamos y trabajamos para una
buena definición de frontera y de dirección.

Valores del Cambio

4. Valor Auto-actualización a través de la auto-regulación organísmica.


  Principio Una visión de la pareja mientras lucha por su completud,
integración, fluidez y espontaneidad de funcionamiento. El sistema
lucha por lograr un equilibrio entre quietud y movimiento hacia
adelante.
5. Valor Aprender, haciendo.
  Principio Aprender a hacer en la práctica más que a discutirlos sólo en forma
racional. Enseñamos, entusiasmamos y apoyamos la
experimentación con una conducta novel y fresca para llevar a la
pareja más allá de su funcionamiento actual, estancado y limitado.
6. Valor El cambio a través del darse cuenta.
  Principio El cambio que ocurre a través del darse cuenta y la elección activa
está mucho más integrado y es más duradero que el cambio que pasa
por alto el darse cuenta y la elección.
7. Valor Cambio paradójico.
  Principio Apoyamos la resistencia mientras unimos a la pareja. Cuanto más se
apoye lo que está, mayor será el cambio.
8. Valor Privilegiar el proceso sobre el contenido.
  Principio Es casi siempre más importante cómo una pareja se expresa que lo
que se está discutiendo.

Valores del Desarrollo

9. Valor La regla es que hay excepciones a casi toda regla.


  Principio Necesitamos comprender y apreciar el desarrollo y lo que está
desarrollándose adecuadamente en nuestras intervenciones. Aunque
puedan ser muy útiles, todas las reglas pueden ser potencialmente
estúpidas y peligrosas (incluyendo ésta).
10. Valor Igualdad en el desarrollo experiencial (o "Lo que es bueno para la
gansa es bueno para el ganso").
  Principio Creemos que los terapeutas al igual que los clientes, están en un
estado de cambio y desarrollo constante y que ellos necesitan como
nutrientes el exponerse a su propia terapia así como a una vida plena
en un mundo mucho más extenso que el suyo propio.

Valores de la Consciencia de Sí Mismo

11. Valor El terapeuta "colorea" a la pareja.


  Principio Como terapeutas, constantemente "rastreamos" nuestros propios
humores, deseos, conflictos, necesidades, ideologías cambiantes,
porque la pareja sentada en nuestra presencia se verá afectada por
ellos de una manera u otra, consciente o inconscientemente.
12. Valor Humildad profesional.
  Principio Respetamos la integridad sistémica de la pareja. Sin importar lo
disfuncionales que sean; tienen sin duda la capacidad de cambiar a
su manera.

Valores de lo Holístico

13. Valor Teoría de sistemas - el total colorea o abarca todas las partes
individuales y es mayor que la suma de las partes.
  Principio Imaginamos a la pareja relacionada con un contexto sistémico
formado por la familia extensa, el barrio, y la comunidad toda.
14. Valor "Ninguna persona es una isla".
  Principio Cada intervención debe tener como fondo el modelo del mundo
"externo" de la pareja. Nosotros buscamos entender el "caldo" en el
que ellos flotan en su vida diaria (como si todos los personajes en la
vida del paciente estuvieran detrás de él o de ella como un "coro
griego" siempre presente).
15. Valor La entidad de la "tercera persona" en la relación.
  Principio En el trabajo con parejas las intervenciones deben ser tanto
sistémicas como complementarias. Las intervenciones a uno y no al
otro- positivo o negativo- no será beneficioso para el sistema.
16. Valor La voz colectiva de la pareja.
  Principio Atendemos tanto a la voz única, así como al patrón de voces (en la
psique y en el sistema).

Valores de la Forma

17. Valor Gestalts completas.


  Principio Enfocamos el modo en que la misma capacidad de la pareja crea
partes alienadas que necesitan ser descubiertas y reintegradas a su
vida interior. Siempre comenzamos con sus aspectos, sus
capacidades no con sus carencias.
18. Valor Buena forma.
  Principio Dejamos que la pareja sea, y los dejamos ir. (Y, sin considerar cómo
están siendo y dónde están yendo, apoyamos la buena forma que es
"lo suficientemente buena").

19. Valor La importancia de toda la relación terapéutica como una entidad


integrada y un acontecimiento estético.
  Principio Enfatizamos el proceso de la terapia (e intervención) y su calidad de
movimiento. Valoramos ver la belleza así como lo feo, y la validez
estética de la lucha del cliente-sistema, sus síntomas y su patología.
20. Valor La integridad del desarrollo de la terapia Gestáltica.
  Principio Buscamos la belleza simple que se encuentra en intervenciones
terapéuticas que tienen temas, desarrollos, y resoluciones. Cada
encuentro terapéutico es potencialmente un trabajo de arte.
21. Valor La integridad de la pareja como se encuentra ahora.
  Principio Aceptamos a la pareja donde está, nos unimos a ellos y nos
acercamos a ellos como son con un sentido de aprecio por su
capacidad de ser.
22. Valor La fenomenología del aquí y ahora.
  Principio Buscamos pautas tanto en la psique como en el sistema más extenso.
Las observaciones más útiles parten de observaciones del proceso y
fenomenológicas que acontecen en el aquí y ahora. (Ver discusión en
Farber, 1943.)

Consideramos no sólo el proceso de la pareja sino también todo el sistema de terapia


incluyendo la forma estética de la presencia e intervenciones del terapeuta. La pareja
como individuos y como totalidad, luchan con sus problemas y el terapeuta está allí
trabajando en la frontera de ellos como un testigo benévolo, protector y comprometido.
Mucho de lo que hacemos como "artistas" se basa en dar marco a la información
fenomenológica del proceso del sistema en términos de una metáfora o un tema. Esto le
da a la pareja una perspectiva mayor de cómo están ellos entre sí y sus problemas.

Como en los primeros días de nuestra propia experiencia en terapia Gestáltica permitimos
que nuestros clientes dejen el consultorio sintiéndose más "amigados" con la fuente de sus
experiencias fastidiosas, dolorosas. Ayudamos a las parejas a reconocer que sus síntomas
y conductas, y hasta sus resistencias, son esfuerzos creativos que tienen sus bondades,
valor estético y un propósito. Luchamos por ayudarles a dejar cada sesión de terapia con
el sentido que son personas que se consideran "buenas".

Nota

1.  
2. Todos los derechos reservados por Joseph C. Zinker, Cleveland Hights, Ohio, y
Sonia M. Nevis, Brookline, Massachussetts. Este capítulo fue posible mediante la
asistencia editorial de Paul Shane, uno de nuestros asociados de la escuela de
graduados en Saybrook Institute, San Francisco, California. Partes del material
fueron adaptados con permiso de In Search of a Good Form: Gestalt couple and
Family Therapy (1994) de Joseph Zinker, Jossey-Bass, San Francisco, California y
"The Gestalt Approach to Couple Therapy" (1992) de Joseph Zinker, de Gestalt
Therapy Perspectives and Applications, editado por Edwin C. Nevis, Gardner
Press Inc. Nueva York, Nueva York.
3.  
4. Referencias

Beisser, A.R. (1970). Teoría paradójica del cambio. En J. Fagan & E.L. Shepherd
(Eds). Teoría y técnica de la psicoterapia y gestáltica. De. Amorrortu. Buenos Aires.
Nueva York: Harper/Colophon Books.

Farber, M. (1943). The foundation of phenomenology: Edmund Husserl and the quest for
a rigorous science of philosophy. Albany: State University of New York Press.

Harris, E.S. (1981). A new revised Gestalt theory of resistance. Manuscrito sin publicar y
comunicación personal con los autores.
Latner, J. (1992). La teoría de la terapia Gestáltica. En Gestalt theory Perspectives and
Applications. New York, Gardner Press. (Traducido por Edit. Cuatro Vientos, Chile).

Nevis, E. (1987). Organizational consulting: A Gestalt approach. New York: Gardner


Press.

Perls, F., Hefferline, R., & Goodman, P. (1951). Gestalt therapy. New York: Julian Press.

Polster, E., & Polster, M. (1973). Gestalt therapy integrated. New York:


Brunner/Mazel. Terapia Gestáltica. Ed. Amorrortu. Buenos Aires.

Schlipp, P. (1957). The philosophy of Karl Jaspers. New York: Tudor. (Hay edición en
castellano).

Wheeler, G. (1991). Gestalt reconsidered. New York: Gardner Press.

Zinker, J. (1994). Creative process in Gestalt therapy. New York: Brunner/Mazel. El


Proceso Creativo en la Terapia Gestáltica. Paidós.

Zinker, J. (1994). In search of good form. San Francisco: Jossey-Bass, Inc.

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