Zinker
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Artículo mensual
Como terapeutas gestálticos de parejas aspiramos a enseñarle a la gente cómo tener una
vida más bella. Hacemos terapia para que la existencia sea estéticamente auténtica y
asentamos nuestra visión estética contemplando a veces a través de los ojos de un artista y
otras a través de los ojos de un artesano, en el darse cuenta aquí y ahora del proceso
gestáltico.
Así como esto ocurre en el proceso intrapsíquico individual, ocurre también dentro de los
sistemas interpersonales. Cuando una pareja avanza exitosamente en un dilema, la
experiencia es total, completa, genuina, buena y hermosa. Las gestalts completas,
experiencias totalmente maduras de las que nos hacemos conscientes, que
experimentamos, asimilamos y eventualmente dejamos ir, son fluidas, estéticamente
agradables, están llenas de gracia y "buena forma". Las gestalts incompletas, los
problemas no resueltos que consumen constantemente a una pareja, entristecen, no tienen
identidad, son desagradables y frustrantes. Estos ritmos incompletos, como discos rotos
son estéticamente desagradables tanto para experimentar como para presenciar.
Espacio Relacional
Ciertas escuelas de psicología creen que no existe algo como una "relación", que es una
ilusión, una construcción mental. Estas escuelas consideran que en un campo de dos
personas no existe algo como una "tercera entidad", la relación entre ellos. A esas
escuelas respondemos que su posición es el resultado de sobreintelectualizar el problema:
una incapacidad para hacer uso de la información directa que ofrecen los sentidos y lo
que está ocurriendo. Cuando dos personas están juntas hay un tipo de energía especial que
es experimentada no solo por ellas, sino por otros también. Aceptemos que la conciencia
humana es una entidad solitaria pero relacional. Esto se debe a que el espacio relacional
entre dos personas es cocreado por su mutualidad al delinear un límite de su peculiaridad
juntos y lo que esto significa para ellos en relación a cada uno y con el resto del mundo.
Los gestálticos y otros terapeutas acostumbrados a trabajar en forma individual tienen que
hacer un salto cognitivo y perceptual desde mirar los límites de una persona hasta
experimentar los límites de la pareja. El "organismo relacional" se agranda mucho y para
no sumirse en él, el terapeuta corre su silla hacia atrás para ver a la pareja como a una
configuración total. El lenguaje reduccionista tan típicamente usado en nuestra cultura
nos falla porque estamos tratando con fenómenos complejos multideterminados; tenemos
que pensar en términos de metáfora, analogía e imágenes viendo configuraciones totales
más que partes separadas. La capacidad de metáfora y de imaginería creativa del
terapeuta le ayudará a encontrar los patrones del organismo más abarcativo. El terapeuta
debe pasar del análisis a la síntesis, eligiendo crear totalidades más que separando las
cosas en pequeñas unidades.
La habilidad de ver a la pareja como una "tercera entidad" es esencial para hacer terapia
gestáltica de parejas. Después de todo, una pareja es un sistema, una gestalt en sí misma.
Para comenzar a experimentar a una pareja de esta manera, el terapeuta debe alejarse de
ellos, intelectual y experiencialmente. El terapeuta empieza a ver a ambos miembros de la
pareja en su campo visual y a observar sus movimientos físicos -su oscilación y desvío-
en la relación de uno con el otro. Escucha el flujo y reflujo de sus voces, sus calidades
tonales mientras hablan entre sí. La cantidad y la calidad de la energía que crean cuando
están juntos, cuanto movimiento, cuantos darse cuenta compartidos, cuanto contacto
mutuo. Usando el sistema de pareja como fuente de información, el terapeuta puede
entonces hacer observaciones fenomenológicas de este proceso:
o
o "Ustedes dos están sentados tan rígidos y tensos, contemplándose a sí
mismos tan intensamente que me recuerdan a dos duelistas esperando para
disparar el primer tiro".
o
o "Parecen tan livianos y felices juntos, como si estuvieran de picnic en el
campo, en verano".
o
o "Parecen dos agentes secretos, cada uno tratando de conseguir información
del otro sin dar nada de sí".
Cada enfoque terapéutico en el trabajo de parejas posee una filosofía explícita o implícita
sobre cómo cambia la gente, ya sea como individuos o en una relación de dos personas.
La premisa fundamental de cómo sucede el cambio en la terapia Gestáltica, sin considerar
el tamaño del sistema, se basa en el darse cuenta del proceso. El darse cuenta y el cambio
individual o el sistémico son conceptualizados como directamente proporcionales el uno
con el otro: a mayor darse cuenta, mayor será la oportunidad de cambio. Del mismo
modo, a mayor cambio, mayor será la posibilidad del darse cuenta.
Darse Cuenta
¿Qué es darse cuenta? ¿Cómo se genera? ¿Cómo crece en poder y claridad? Definimos
"darse cuenta" como la intencionalidad de lo consciente operando en el límite de contacto
con lo presente. El darse cuenta es la pura subjetividad del "Yo" consciente. Como
conciencia está siempre consciente de algo; su focalización continua (al menos en estados
de conciencia normales cotidianos) está siempre en un movimiento secuencial hacia
adelante desde "un objeto de darse cuenta al siguiente".
Y aún así en nuestro exilio solitario estamos relacionados. Estamos siempre en contacto
con alguna otra cosa, obstaculizando tanto estados de eliminación patológica como
estados no conscientes. El darse cuenta lo es de la posición, de la intención, de lo que se
niega, y de la relación. Podríamos también agregar que dados estos factores la percatación
consciente es paradójica: para que exista necesita incluir el "no yo", en tanto que
simultáneamente lo excluye. En la teoría Gestáltica el punto de inclusión-exclusión donde
ocurre la diferenciación se llama "frontera de contacto". Y es en el límite de contacto, allí
dónde dos cosas diferentes se encuentran que aparece el significado. Así es que, el darse
cuenta es siempre significativo, o al menos contiene la posibilidad de crear o cocrear el
significado. Por lo tanto desde el punto de vista Gestáltico, el darse cuenta es relacional,
paradójico, significativo y creativo.
Proceso
El darse cuenta es un proceso lineal que se mueve de una cosa a la otra con variados
grados de intensidad, velocidad y contacto. Este proceso se funda en la estructura
intrapsíquica de la experiencia humana y se elabora posteriormente en lo que llamamos
ciclo de la experiencia de "conciencia-excitación-contacto" (Zinker, 1977). Cuando este
proceso intrapsíquico es experimentado por dos o más personas en una relación, crece
para abarcar múltiples experiencias simultáneamente compartidas y se llama el ciclo
interactivo de experiencia (Zinker, 1994). Esto será también descripto posteriormente.
Cambio Paradojal
¿Qué significa decir que miramos a "lo que está" en una pareja? Le damos a la pareja una
oportunidad de examinar lo que se experimenta, lo que se hace, que acciones ocurren, de
que sensaciones y sentimientos disponen y expresan, así como lo que puede estar
retenido. Nosotros entusiasmamos a la pareja a que vea y a que experimente lo bueno, lo
útil, lo creativo que ellos descubren en sí mismos cuando se examinan. Nuestra posición
básica es que las parejas y las familias son generalmente incapaces de ver lo positivo y de
apreciar su capacidad en sus ubicaciones actuales. Son poco o nada asertivos de lo que
hacen bien en su relación; en primer plano está lo molesto de su problemática.
Esto se logra mediante el apoyo del terapeuta en el darse cuenta de "lo que es", haciendo
observaciones fenomenológicas basadas en el proceso de la pareja en su encuentro
inmediato al estar juntos. Eso significa que apoyamos lo que es, no lo que debería ser, o
lo que nos gustaría que fuera, o lo que nosotros o ellos preferirían, sino simplemente
como están juntos como pareja en el momento. De esta manera comienza a crecer el darse
cuenta dentro de ellos, como individuos y como sistema de pareja, posibilitando el
cambio. Ver fig 15.1 dónde se esquematiza el enfoque en el tipo de intervención para el
cambio.
Este capítulo da una visión fundamental con la que podemos ir al encuentro en la relación
entre dos individuos.
Una "visión", como una gestalt, es una totalidad unificada, y al poseer una estructura
cohesionante que crea su propia unidad resulta difícil separarla para su presentación y
asimilación. Sea como fuere, podemos tomar nuestra visión de la validez estética de la
acción interpersonal y sin "pormenorizarla" podemos aun definir una cantidad de aspectos
distinguibles. Nuestra visión de cómo es "estar en forma" en la interacción de la pareja
está inextricablemente entrelazada con nuestro enfoque técnico: son sinónimos. En
nuestra manera de pensar, "hacer" terapia gestáltica de parejas sin una visión, puede ser
posible, pero el trabajo no alcanza el nivel de una totalidad coherente.
El aumento del darse cuenta promete cambios en todos los niveles de nuestras vidas. En
la terapia gestáltica de parejas, nuevamente el darse cuenta del proceso es la base del
cambio significativo. En general, las parejas no son conscientes de su propio proceso, su
flujo, su solidez cognitiva, su energía, su contacto potencial. Atienden al contenido de lo
que hacen y en eso están más apegadas. Cuando su proceso anda bien no necesitan estar
conscientes de eso. El proceso de una pareja es fluido cuando cada uno puede comenzar
en un lugar distinto, delinearlo juntos, hacer algo, luego sentir su culminación y
satisfacción. Cualquier interrupción en ese proceso resultará en energía sobrante, que se
experimenta como una insatisfacción o un mal funcionamiento, algo "que no está bien".
Cuando un proceso es pobre, experimentan dolor, y ahí es cuando buscan terapia para
aliviarse.
¿Qué debe hacer una pareja para corregir su proceso? Necesita hablar de lo que le está
pasando, sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Debe quedarse en el proceso
hasta que toquen algo que les interese, que les preocupe, o experimenten energía ligada
con se interés o preocupación. Necesitan llegar a una "figura" que esté ligada con cada
uno y que les preocupe. Luego la atraviesan, la digieren, la terminan y la apartan una vez
más.
Si la pareja no puede hacer esto, nosotros creamos experimentos que suministran una
estructura para desplegar este nuevo darse cuenta en un marco concreto. El experimento
expone a la pareja a una nueva conducta, experiencia o "insight". Así pueden o no
incorporar la nueva experiencia a su repertorio de vida. Una vez que hemos presentado a
la pareja una manera novedosa de verse a sí mismos, cerramos "la unidad de trabajo", y
tal vez la sesión, discutiendo e integrando lo que se aprendió.
Pero entonces, ¿qué nos queda a nosotros como terapeutas? ¿Dónde elegimos invertir la
energía y la atención? Imaginemos que estás sentado con una pareja y que el número de
cosas que "suceden", como siempre, están fuera de consideración. Sin una teoría de
conducta humana, una lente para seleccionar ciertas características del terreno,
simplemente no verás nada. Todo será demasiado confuso. Solamente con un "mapa
cognoscitivo" la información se organizará, será percibida y conducirá a una intervención.
(Ver Fig. 15.2). Todas las herramientas y perspectivas de las que hablamos en la terapia
Gestáltica son las "lentes", los "ojos" a través de los cuales vemos el mundo. Existen
cuatro herramientas o lentes principales que puedes usar para organizar lo que ves u oyes:
percepción, darse cuenta, energía y acción, y contacto.
Sensación y sentimiento
En la etapa inicial del sentir, las parejas generalmente se miran, frecuentemente con gran
intensidad pero tienden a no verse o a escucharse: pueden quedarse sentados durante un
rato, ensayando en
Están por alguna razón desensibilizados uno del otro. Esto es lo más obvio de "lo que
está", de cómo es el estar juntos en este momento y este es el punto de partida del
terapeuta. El terapeuta, en este punto anima a la pareja dirigiendo su darse cuenta en lo
que están haciendo y cómo lo están haciendo - simplemente mirándose el uno al otro en
silencio - y le pregunta lo que cada uno ve. Esta intervención rompe el diálogo interno del
encuentro fantaseado y los enfrenta con su experiencia inmediata de uno con el otro - la
existencia del aquí y ahora - "lo que está" en ese momento. Mientras comienzan a
focalizar más uno en el otro, haciendo observaciones, compartiendo sentimientos, deseos
y necesidades, el terapeuta los asiste, apoyándolos con su presencia en la inmediatez de su
"nosotros" con observaciones de cómo están juntos. El ayudar a una pareja a ver con
claridad su propio proceso en el estar con el otro les enseña casi todo lo que necesitan
aprender sobre sus punto débiles y fuertes en forma individual y conjunta.
Darse Cuenta
El darse cuenta comienza cuando se está claro sobre lo que se experimenta en el presente.
Se alienta a la pareja a comunicarse de lo que se percata en el momento, lo que cada uno
desea y necesita, lo que sienten y así sucesivamente. Esto lleva a expresar lo que se desea
y necesita del otro y lo que se experimenta como consecuencia de que ese deseo y/o
necesidad no sea hablada, notada, ni realizada. Es durante esta primera etapa cuando la
pareja comienza a negociar una "figura" compartida de lo que ellos como unidad
necesitan trabajar: lo que anda mal entre ellos. El terapeuta permanece observando
cualquier interrupción habitual y apoyando al máximo los darse cuenta, la expresión y la
claridad.
Energía y Acción
Una vez que surge la capacidad de "darse cuenta" que permite que emerja una "figura"-
un interés mutuamente compartido sobre el dilema de su proceso - la pareja puede
comenzar a experimentar un aumento de energía para hacer algo con ese tema, para
explorarlo más a fondo. El terapeuta de parejas gestáltico tomará entonces su interés y
energía en un encuentro llamado "un experimento". Por ejemplo, una vez que nuestra
pareja se da cuenta de la inutilidad en su proceso repetitivo de culpabilización y quieren
hacer algo con ese tema, se los podría invitar a culpar al otro por turnos. Esto dará lugar,
por supuesto, a un darse cuenta de como se lastiman uno al otro construyendo así una
empatía mutua. O, en lugar de culparse uno al otro podrían, por turno decirle al otro lo
que hicieron y como sienten esas experiencias en el momento. El tipo exacto de
experimento que se hace no es el tema principal (ya que su diseño viene del material que
ha surgido, y depende mucho del estadío de la terapia con la pareja.) La preocupación
principal es que su energía, darse cuenta y necesidades compartidas se "hagan reales" en
acciones del momento presente de uno con el otro.
Es también durante esta etapa que el terapeuta tiene que estar atento en dos resistencias
principales: confluencia y retroflexión. En términos de la diferencia de poder, un
miembro de la pareja puede dominar porque el otro continúa siendo dominado. La
retroflexión, detención de la expresión energética, ocurre porque hay un miedo a las
posibles consecuencias (fantaseadas) dentro del sistema; ambos participan consciente o
inconscientemente en preservar la seguridad conocida del status quo.
La clave para tratar con cada situación es de dos clases. Primero, el terapeuta debe
enseñar (generalmente modelando la conducta) cómo expresar la energía física y
emocional - incluyendo la rabia - de una manera responsable y constructiva. "Las parejas
retroflexivas, por estar tan aisladas de otros fuera de sus fronteras, necesitan que se les
enseñe a pedir ayuda, y a cómo llegar a otros para conseguir apoyo.
Segundo, debe recordarse que todas las conductas y resistencias individuales están co-
creadas y mantenidas por la pareja. No existe tal cosa como un "proyector" sin un
"proyectado", uno no puede ser confluente sin alguien con quien confluir, cada
masoquista necesita su sádico y así sucesivamente. Por lo tanto, cualquier cosa que
presencies en la interacción de una pareja debería sostenerse como un fenómeno
del sistema y no la conducta independiente de uno u otro de los miembros. Hacerlo de
otra manera sería desorganizar la frontera de su "parejedad" proponiendo un "paciente
identificado", una intervención y un etiquetamiento sumamente destructivos.
Contacto
El contacto, como el darse cuenta son con frecuencia difíciles de definir porque su
significado ha sido trivializado por el exceso de uso y la equívoca utilización que ha
hecho de ellos la comunidad psicoterapéutica gestáltica. ¿Qué es "contacto"? ¿Qué
significa estar en "contacto" con otro? ¿Cómo se siente? ¿Cómo es? ¿Cómo lo sabes?
El contacto, como dijimos antes, ocurre en la frontera de lo que es diferente del self y ha
sido adecuadamente descripto (Latner, 1982; Perls et al., 1951). El contacto es la
experiencia de encontrar la diferencia del otro y se conoce por la excitación o energía
generada por este encuentro. El crecimiento ocurre en el momento-evento cuando nos
organizamos para encontrarnos con el medio ambiente y cambiarlo y cambiarnos en el
proceso. Cuando el momento de contacto se termina, desaparece la frontera y se forma
una nueva con algo más; otra vez vemos este aspecto de la secuencialidad de la
conciencia.
Algunas parejas pueden parecer encerradas en lo que llamamos "pseudo contacto", que
puede manifestarse como contacto real, pero en realidad es una especie de resistencia; lo
que solía llamarse "hanging-on-a-bite" en los primeros días de la terapia Gestáltica, con
su interés especial en las resistencias orales. Es una inhabilidad en dejarse ir, separarse y
alejarse del otro. Aunque la interacción parece de contacto, le falta energía y aún
observándola comienza a sentirse pesada, cansadora y hasta simplemente aburrida. Esta
dificultad en cerrar se ve en el mundo diario con personas que simplemente no pueden
colgar el teléfono o terminar una conversación personal o que hacen difícil lo que hubiera
sido fácilmente resuelto. En las parejas esto aparece como una preocupación al procesar
su propia experiencia y luego procesar su proceso, y después procesar el proceso de su
proceso, ad infinitum (y ad nauseum). Esto es típico en parejas y terapeutas "new age", de
aquellos con temas de inseguridad o abandono.
El terapeuta debe señalar a estas parejas que esto es parte de su proceso y que hay un
momento para parar, un punto de descanso. Se los debe animar a experimentar el dejar ir
y a encontrar satisfacción en encontrarse y en retirarse, abiertos a las experiencias que les
aporten en esas situaciones. La vida es un ritmo de flujo y reflujo, dar y tomar, holas y
adioses. Después que se hace el cierre y la experiencia se ha compartido y asimilado, la
pareja alcanza el momento de retirada. El terapeuta en este momento enseña a la pareja
que el silencio y la íntima reflexión en este contexto constituye una forma de adquirir
solidez. Hay un tiempo de quietud en el que el próximo tema puede aparecer y ser tenido
en cuenta. Esta separatividad meditativa es la culminación del Ciclo Interactivo de
Experiencia y marca el fin de una parte del trabajo. También marca el valor y validez de
la independencia de cada miembro de la pareja y el auto-apoyo cuando están juntos y
cuando están separados. Cuando usamos el Ciclo Interactivo de Experiencia para
observar, "criticar" de una manera equilibrada, e intervenir en el proceso de una pareja,
estamos tomando una visión estética en la que nosotros estamos observándolos mientras
hacen una simple transacción de "negocios interpersonales". Hablan de algo y mientras lo
hacen observamos dónde y cómo se "atasca" su proceso para ayudarlos en un trabajo con
un comienzo definido, un medio y un fin en el curso de la hora de terapia.
Contenidos
Nuestra tarea en la terapia Gestáltica de parejas es ver el proceso -cómo los clientes dicen
lo que dicen y no qué dicen. Esto es todo un desafío porque es más fácil boyar con el
contenido. El contenido es seductor. Piensa en todos los temas de contenido potencial en
tu práctica diaria que podrían enredarte sin ser útiles para la pareja. Nosotros cesamos de
"trabajar" en el momento que nos enredamos en el contenido. Nuestro trabajo es ver el
proceso de la pareja y ayudarles a cambiarlo. Su trabajo es continuar con su contenido. Si
nosotros simplemente unimos a la pareja en su contenido, dejamos de ser consultores
adecuados en el proceso y nos convertimos en parte de su problema.
Nuestra suposición es que el mal funcionamiento del sistema ocurre una y otra vez, en
forma independiente de lo que la pareja está hablando. Pueden estar hablando de sexo,
dinero o mudándose a otra ciudad, pero las áreas de interrupción tenderán a ser las
mismas. Y eso es proceso. No es en el contenido en el que se atascan. No quiere decir que
algún contenido no los atasque más que otros, sino que es en el proceso dónde ocurre el
problema con mayor frecuencia.
Una pareja podría atascarse al indagar demasiado en sus darse cuenta y no estar
suficientemente interesados en hacer un contacto fuerte. Por ejemplo, cuando pelean por
un problema financiero, pueden hablar de dinero por mucho tiempo, pero si no invierten
su energía en hacer que algo suceda, sus esfuerzos van a fracasar por completo. O pueden
hablar de mudarse a otra ciudad, pero si no generan una excitación suficiente su
conversación no los va a llevar a una resolución. El atascarse en el darse cuenta sin
entusiasmo achata nuestra experiencia de las cosas, sin importar el contenido. En el darse
cuenta la inversión de energía es relativamente baja. La figura no es vívida todavía. No
estamos intentando enganchar a nadie con ella. Simplemente estamos desplegando las
cosas. El darse cuenta en sí mismo es una modalidad de baja energía. Necesitamos muy
poca electricidad en el cerebro al tener un darse cuenta. No necesitamos de los músculos
para eso. Y es importante que permanezca bajo por que es experimental. Nosotros
queremos ser capaces de descartar la mitad de nuestras ideas porque si no lo hacemos
todo se vuelve importante y nos atascaremos en ese lugar para siempre.
¿Qué pasa si la pareja logra un ciclo tranquilo y luego nos pide información? ¿Cómo
manejamos esto? Ya que nuestra opinión está más informada que la del público en
general, la gente que viene a nosotros tiene el derecho de esperar consejo sobre ciertos
temas. Estos son momentos complicados, porque no importa lo que sepamos a través de
nuestra experiencia, no importa lo que creamos, nosotros no sabemos lo que realmente es
mejor para otra persona. Es nuestro trabajo, sin embargo, correr el riesgo de decir lo que
creemos que sería mejor. Lo que hace potencialmente frustrante e inasible este área es que
son a estos sistemas, habitualmente los más retroflectivos, que están más encerrados, y
que no nos preguntan nada, a los que nosotros deseamos dar nuestra opinión porque hay
tantas cosas obvias que no saben. Es difícil aconsejar a una pareja que no pregunta nada a
pesar de que tienen una información que al terapeuta le parece desatinadamente
incorrecta. Por ejemplo, puedes considerar que los chicos se las arreglan bien en
situaciones en que ambos padres trabajan, si bien tus clientes dicen que sería desacertado
dejar a su hijo porque el chico se sentiría sin cariño o se volvería un delincuente. Puedes
tener una enorme tentación en tales momentos porque sientes tantos deseos de corregir su
opinión.
Polaridades "Desviadas"
La teoría Gestáltica del self incluye la idea de las polaridades. Los más notables ejemplos
de este fenómeno psicológico son la "formación reactiva" resistencia descripta por Freud
y la "sombra" de Jung, significando que cada cualidad personal lleva en sí una cualidad
igual y opuesta, frecuentemente oculta a la conciencia pero que ejerce una fuerza real o
potencial en la conducta diaria. La teoría Gestáltica considera a la personalidad humana
como un conglomerado de fuerzas polares. Es una simplificación pensar a las polaridades
en términos de dicotomía del estado de ser, tales como bueno versus malo, pacífico versus
violento, fuerte versus débil y amoroso versus odioso, porque cada uno de nosotros posee
no solamente un opuesto sino varios opuestos relacionados, lo que llamamos
"multilaridades" (Zinker, 1977 p. 197). Los estados polarizados del ser y del hacer son
estructuras intrincadas, con dinámicas complejas relacionadas con la historia personal, la
auto-imagen, modelos de supervivencia, deseos, necesidades y percepciones de la
realidad -sus "facticidad" e "historicidad" como dirían los existencialistas. Idealmente, la
persona "saludable" experimentaría un flujo equilibrado de los muchos miles de
polaridades, de una a otra, sin que ninguna fuerza polar domine u opere fuera del dominio
consciente. Así es el ideal, pero la realidad es que ciertas polaridades tienden a ser más
fuertes que otras llevando así a un conflicto intrapsíquico en el individuo y a un conflicto
interpersonal cuando ocurre en una relación.
¿Cómo ocurre la polarización en nuestro desarrollo? ¿Qué sucede cuando nos juntamos
con otro? Habrá partes del self que permanecerán sin desarrollar durante un largo tiempo
simplemente porque, por cualquier razón, estamos desarrollando otras partes de nosotros
mismos. El resultado es que todos desarrollamos ciertos rasgos psicológicos mientras
dejamos otros rasgos en "la sombra". Por ejemplo, se puede desarrollar el cuidar a los
otros, pero el cuidarse a sí mismo puede permanecer en la sombra. O tal vez, la seriedad
está bien desarrollada y el humor está sin desarrollar.
Ver en otro una cualidad que está sin desarrollar en uno mismo parece delicioso. Es fácil
obtener aquella parte sin desarrollar simplemente uniéndonos a la otra persona; de repente
tienes humor o auto-cuidado, un sentimiento de ser vivaz o bien organizado. Es una auto-
realización instantánea y una sensación maravillosa. Nosotros lo llamamos "enamorados".
La persona se siente "completa" y ciertamente está completa en ese momento. Y la otra
persona que tiene diferentes cosas para desarrollar, sentirá también que su amado es
atractivo. Así se unen y convierten en una unidad. Hoy, ellos como pareja hacen una
unidad. Juntos, ellos, como una pareja constituyen una persona completa y nueva.
Paradójicamente, y con mucha frecuencia sin embargo, las cosas empiezan a funcionar
mal en una pareja después de varios años, a raíz de sus aspectos sin desarrollar. Una razón
es que los miembros de la pareja no valoran la característica compensada por el otro de la
misma manera que cada uno de ellos valora lo que cada uno de ellos sí va desarrollando.
Al mismo tiempo, sin embargo, saben que es importante y en cierto modo esencial, pero
están indecisos. De esta manera se quedan con su pareja y disfrutan las recompensas de
esa característica particular. Sin embargo no pasa mucho tiempo sin que el lado en
sombra de ese placer se ponga en evidencia. Y la misma cosa que a uno de ellos le gustó
antes, la misma cosa que le atrajo del otro, la encuentra ahora repulsiva.
Este es el tiempo más difícil que toda relación debe trascender: los miembros de la pareja
deben quitar sus ojos de lo que el otro hace bien o de lo que hace pobremente y
reapropiarse de lo que ellos hacen bien o hacen pobremente. Necesitan reconocer lo que
aprendieron del otro sobre una determinada característica. También necesitan hacerse
responsables de las características que puedan haber proyectado en su pareja. Cada uno
debe detener el proceso de mantener su mirada pegada a la del otro. Esto dará como
resultado libertad de elección y experiencia. Una vez que la cualidad en sombra es traída
a la luz y es desarrollada, un a vez que se conocen sus complejidades, se está liberado de
estar positiva o negativamente unido a la otra persona.
¿Qué puedes hacer como terapeuta cuando ves las polaridades tergiversadas? Por
ejemplo, ves que él se mantiene haciendo bromas mientras que ella está con mucho dolor
y desea contar la historia de sus dificultades. La respuesta es bastante simple: haces una
afirmación clara y precisa de lo que están haciendo en el momento. Aquí hay una
intervención potencial: "Bien, quiero parar por un minuto. Quisiera contarles algo que
noto. Veo seriedad y humor en la interacción. Por alguna razón, uno de ustedes es el serio
y el otro el gracioso, y parecen mantenerlo así. ¿Se dieron cuenta de eso? ¿Lo hacen en
casa igual que aquí? Después que contesten podrías preguntar algo así: ¿"Por qué no se
dicen cómo se sienten por ésto? ¿Les gustaría hacer eso? ¿O les gustaría ver si pueden
hacer algunos cambios en esto que les ocurre?" Si están interesados y desean hacer
cambios, puedes sugerirles experimentos, tales como roles opuestos, eso les ayudaría a
darse cuenta de sus polaridades.
La fusión con otra persona, sobre todo la primera vez que se experimenta es un
acontecimiento poderoso, casi un éxtasis agobiante. La fusión con el otro es la
experiencia primordial, el sueño original de unión con la madre. En el principio de la vida
esta fusión no es lo que llamamos "amor" en el sentido usual. La fusión como la
conocemos es una "necesidad", una imagen primordial, un tipo de anhelo indiferenciado.
Es una sensación psicológica, vagamente consciente que se siente antes de los primeros
balbuceos, mucho antes de poder decir "te amo" o "me falta algo". Se hace consciente con
las sensaciones fisiológicas. Cuando la necesidad de unión no se satisface de algún modo,
se está dañando al bebé o al niño.
Sólo más adelante en la vida este enorme anhelo adquiere las palabras con las cuales se
hace conocer. Estas palabras difieren de cultura en cultura, ya que las distintas sociedades
han desarrollado sus propios modos de cubrir este deseo. Por lo tanto, el amor tiene
distintos significados en distintas épocas de nuestra vida, en diferentes etapas del
desarrollo, pero la experiencia de "enamorarse" y la necesidad de fusión permanecen
como un misterio esencial y, más allá de las palabras, constituye una forma de "alquimia
psicológica".
Esta "alquimia", como química mágica que es, es hechizante. Existe un sentimiento
excesivamente poderoso respecto a que uno, sin el otro está menos completo. De la
misma manera, uno olvida que el otro es una persona única y completa, por derecho
propio. La fantasía aumenta la curiosidad de saber quién es el otro en realidad. En la
alquimia, los antiguos místicos trataban de fundir metales opuestos en un intento de hacer
"oro". Esto es, en cierto sentido, análogo al anillo de oro de compromiso y matrimonio.
Así como hay una "alquimia psicológica’, también existe una alquimia de la sexualidad.
El otro es diferente, misterioso y en el corazón de este misterio hay algo que hace que el
momento de contacto sea tan imponente, tan deliciosamente estimulante.
Pero, es triste decirlo (como si jamás hubieras pensado en ello), la fusión eventualmente
fracasa. Tarde o temprano decae y da lugar a una necesidad nueva y más fuerte. El feto
muere si se queda en el útero. Si una persona joven se queda en casa con la madre, morirá
no sólo espiritualmente sino de otras maneras también. Lo que debe seguir a la fusión es
la separación y la separación siempre involucra diferenciación. Diferenciación significa
que la pareja sale de la fusión y comienza a desarrollar su propia mismidad.
Concebimos lo que sucede en un sistema de dos personas como un ritmo de dos latidos,
de fusión y de separación. Nos contactamos en diferentes momentos de nuestras vidas.
También nos contactamos con diferentes intensidades; a veces con éxtasis, a veces con
cólera, pero sobre todo apenas con una dosis de grato magnetismo. Después de este toque
nos alejamos para luego juntarnos otra vez. Este proceso de fluir hacia adelante y hacia
atrás es el juego dinámico de estar en la relación.
Uno es traído a este mundo sólo para entregarse una y otra vez. La necesidad de afirmar
el "Yo" como entre madre e hijo sigue a la fusión. Después del enamoramiento cada uno
retorna a la individualidad confrontándose nuevamente con su sí mismo -sus necesidades
internas, conflictos y talentos especiales. Cada miembro de la pareja confecciona su modo
de funcionar en la relación, para trasladarlo al vínculo. Cada persona necesita obtener un
darse cuenta de sí mismo como entidad separada y diferente del otro. Cada persona
necesita aprender a diferenciar su experiencia propia de la modalidad y las experiencias
del otro. Antes que la pareja pueda aprender a experimentar el "nosotros" de su contacto
entre sí, necesitan reconocer su propio "Yo". El terapeuta apoya las fronteras individuales
y podría pedir a cada persona que dijera oraciones como estas:
"Se te ve..."
"Yo percibo..."
"Yo siento..."
"Yo quiero..."
"Yo no quiero..."
Cada persona dice estas cosas por turno y no reactivamente al otro. La introyección, la
proyección y la confluencia son las resistencias favoritas para contactar en este nivel: "Me
parece que tenés hambre" o "Me siento tenso y se te ve tensa" o "Pareces enojado
conmigo". Solo mucho después cuando la visión interior de cada uno se ilumine podrá
validar y cuidar la experiencia del otro verdaderamente. Sin embargo antes que esto
pueda suceder, el contacto-confluencia debe ser reemplazado por el contacto-conflicto.
No puede haber diferenciación sin conflicto. Karl Jaspers, en el mismo sentido se refiere a
"la lucha del amor" en la que dos almas necesitan comprometerse en un "combate
creativo" para formarse a sí mismos (Schlipp, 1957), pero muchas parejas han sido
embaucadas por Hollywood sintiendo que el conflicto significa "no nos amamos más" o
que "ya no somos realmente el uno para el otro". Esto ocurre porque muchas parejas no
han visto nunca en sus familias de origen la expresión y la resolución saludable del
conflicto, (seguido por una expresión de cuidado y apoyo). La pareja puede estar asustada
por la imagen fantaseada que tienen del conflicto y por el consiguiente miedo al fracaso
en su relación.
El terapeuta Gestáltico enseña en este punto a la pareja cómo luchar limpiamente y cómo
resolver e integrar las diferencias de una manera que involucre a ambos y no cause
pérdida de estima en ninguno de los dos. El terapeuta valida la experiencia de cada uno
mientras anima a ambos a respetar el modo que tenga el otro de ver una situación.
Habiendo apoyado a ambos el terapeuta continúa apoyando el "nosotros" animándolos a
encontrar una integración creativa de sus cualidades divergentes. El calor del conflicto
resuelto acerca a la pareja con un interés renovado y a menudo con pasión. La
diferenciación es seguida por la fusión. Y así este ritmo continúa y la Naturaleza sigue su
curso.
Algunas diferencias por otro lado, no son reconciliables y deben ser aceptadas como tales.
Uno puede amar y respetar a su pareja y aprender a aceptar la realidad existencial que no
todos los problemas tienen solución. Así como Hollywood y Madison Avenue nos venden
el mito sobre el amor como fusión, el movimiento de crecimiento personal nos vende la
idea que todos los problemas interpersonales son solucionables. Esta ética introyectada
fuerza a algunas parejas a destacar y negociar fanáticamente todas las diferencias hasta
que se van exhaustos, avergonzados por fracasar y desilusionados del vínculo.
Las diferencias son esenciales para una relación madura. Las diferencias mantienen viva
la relación. Llevadas al extremo conducen a una ruptura irreparable, más que a un espacio
saludable para la relación.
La Función Complementaria
Mientras que la complementariedad acentúa las diferencias, la zona media atrae las
similaridades. La vida tiene lugar en el medio, no en los extremos. En realidad, la vida no
es algo extraordinario. Tampoco lo es la vida de las parejas. Hay tareas, trabajos, pago de
cuentas, diligencias, llamados telefónicos, duchas matutinas, comidas, descansar en los
brazos del otro al fin de un largo día. Es sólo cuando paramos, miramos y contemplamos
que emergen los aspectos extraordinarios de la vida.
Para determinar la zona media y equilibrar el trabajo, así como la percepción que la pareja
tiene de sí mismas, el terapeuta puede desear explorar la zona media: ¿Cómo se
conocieron? ¿Qué les gustó del otro? ¿Cuáles son sus creencias en común? ¿Qué
disfrutan juntos cuando las cosas andan bien? Las respuestas a estas preguntas le
recuerdan a la pareja que tiene un fondo común: su lealtad, devoción, amistad y trabajo
duro. El terapeuta puede también descubrir con facilidad que la zona media de esta pareja
no es sólida en absoluto, sino apenas una capa de hielo delgado. En efecto el terapeuta
puede encontrar, que ellos no usaron su mejor criterio en el accionar juntos. Cada uno
puede haber negado sus sentimientos y mentido al otro llevando a una amistad
empobrecida. Finalmente el terapeuta puede descubrir que los sentimientos de lealtad y
devoción son ajenos a esta pareja.
El terapeuta puede juzgar en el aquí y ahora cuánto conflicto puede tolerar este sistema
sin separarse. La pareja puede necesitar ser confrontada con estas preguntas, corresponde
averiguar si desean empezar a construir un fondo básico de confianza entre ellos para
sostener el tipo de conflicto en el que están comprometidos.
Las resistencias son las que suceden en la frontera entre cualquiera de dos subsistemas y
de este modo son una forma de contacto. La resistencia puede suceder dentro de la pareja
en su frontera de contacto, o la pareja puede formar un subsistema al resistir las
intervenciones del terapeuta. La gente generalmente tiene resistencias "favoritas". Ellas
son egosintónicas y caracterológicamente reales; quiere decir que una pareja usará la
misma resistencia en sus interacciones con su terapeuta así como en su propia relación.
Por ejemplo, las personas que retroflexionan entre sí se mantendrán juntos como sistema
y evitarán el contacto con el terapeuta, retroflexionando. Su relación como pareja con el
terapeuta espejará su relación entre sí.
Presencia
En todo momento, cuando el terapeuta está mirando a una pareja, una de sus tareas es
captar las fronteras. Los terapeutas deberían poder retirarse en cualquier momento e
identificar las fronteras. La teoría gestáltica establece que la frontera está donde se
experiencia la diferencia -cuando hay un "Yo" y un "tú" o un "nosotros" y un "ellos"- y
ese crecimiento sucede cuando hay contacto en la frontera. Las diferencias deben ser
marcadas antes que puedas hacer contacto: tengo que saber que tú y yo somos distintos
antes que podamos estar juntos.
Cuando un terapeuta se sienta con una pareja, hay un momento en que pasa de ser
espectador a ser una presencia para los otros. La demostración de la presencia del
terapeuta crea un aura y refuerza una frontera clara alrededor de la pareja. Es en ese
momento cuando te das cuenta que estás haciendo terapia de pareja. Sin esa presencia, el
terapeuta es simplemente un testigo que está haciendo comentarios.
La presencia no es una forma de posturarnos o posar auto-conscientemente o
pavonearse ante otro: no hay nada extravagante, dramático, o teatral en eso.
La presencia no es estilo.
La presencia no es carisma. El carisma solicita atención, admiración. El carisma
pide atención, mientras que la presencia "llama al otro". El carisma es una figura
compitiendo con otra figura, por lo tanto la presencia es fondo "invitando a ser
visto".
La presencia no es una pose de humildad religiosa (que en realidad es una forma de
orgullo secreto).
La presencia no es polémica. No se pone de un lado. Ve totalidades.
La mayor parte de la gente adquiere presencia a través del continuo paso del tiempo, el
tiempo que les recuerda una y otra vez cuanto hay para aprender y lo poquito que saben.
Presencia es el estado de admiración frente a un universo infinitamente complejo y
maravilloso. Para adquirir presencia uno debe aprender muchas cosas y luego
desecharlas. Para aprender presencia uno debe darse totalmente, como una persona rica,
que después de trabajar durante muchos años adquiere gran riqueza, un día descubre que
el mayor placer es dar todo lo que tiene.
Cuando el terapeuta actúa desplegando una idea y conectándose con todo en el momento
justo, deja, a la vez todo el espacio psicológico necesario para una interacción diádica. La
pareja se siente validada y apoyada como totalidad, y cada miembro se siente totalmente
visto y oído. El silencio del terapeuta mientras escucha y observa es de tanta importancia
como las palabras que pudiera decir en una sesión que impacte a los participantes. Una
presencia produce vitalidad al sistema.
Esto significa operacionalmente que no hacemos charla superficial, porque sino de esa
manera distraeríamos a la pareja de su principal tarea: la de llegar a la mayor toma de
consciencia de su propio proceso. Sí cada intervención es directa y clara, el espacio entre
las intervenciones pertenece completamente a la pareja, y el terapeuta no atrae atención
hacia sí mismo. La presencia y el "timing" enmarcan el poder de cada intervención
mientras apoyan a la persona del terapeuta como una figura importante en el lugar. Al
mismo tiempo, la pareja se siente respetada (vista), acunada (protegida), por esa persona
importante.
Del mismo modo que la pareja, los terapeutas tienen también un campo energético que
debe ser dirigido. Debemos establecer el ritmo del darse cuenta. Al principio, nos
inclinamos y entramos al sistema para comenzar la sesión o hacer una intervención.
Luego, retrocedemos, nos sentamos tranquilos y hacemos asociación libre. Para retirarnos
del sistema y ofrecer una frontera limpia tenemos que dirigir nuestra propia energía para
crear un estado de indiferencia creativa: un estado alerta, abierto, no expectante para la
acción.
Cuando trabajamos con una pareja, debemos estar alerta de cuando irrumpimos en su
frontera para que ellos nos incluyan. Debemos saber cuando queremos ser parte del
campo de la pareja, a fin de influenciar, y cuando queremos hacerlo para observar. Al
observar, no deseamos atraer su energía hacia nosotros, ya sea para que nos tengan en
cuenta o despertar su interés. Hacemos esto solamente cuando queremos la total atención
de ellos... y luego nos alejamos otra vez.
Luego, discutimos las reglas terapéuticas de fondo. Les decimos a los participantes que la
mejor manera en que podemos ayudarles es observándolos, que vamos a pedirles que
hablen entre sí sobre cualquier cosa que sea importante para ellos y que vamos a actuar
como testigos, que interrumpiremos cuando surja algo significativo para nosotros que
creamos de interés o utilidad para ellos. Nunca hemos dado estas instrucciones sin
encontrarnos con resistencia. Estos son los comentarios que oímos una y otra vez:
"Pero ya lo hablamos en casa, así que no servirá para nada hacerlo aquí".
"No tiene sentido hablarlo porque él (ella) no escuchará de todos modos y por eso
estamos aquí".
"Yo no esperaba esto".
"Yo quiero decirle... ¿no quiere saber algo de nosotros? ¿No quiere saber nuestra historia
o cómo llegamos a este lugar?"
"Nosotros vinimos para que nos aconseje, no para hablar entre nosotros de lo mismo".
"Eso sería demasiado difícil. Yo no sé si podré hablar en frente suyo mientras está
sentado y escucha".
"Esto parece artificial y teatral. Es una situación falsa y no creo que funcione".
A esta altura, dejamos que aparezca la resistencia (como hacemos en todo buen trabajo
terapéutico) quedándonos en eso hasta que conseguimos que cada persona exprese toda su
resistencia con la situación. Por ejemplo, si los clientes dicen que es muy artificial y falso
y que se sienten incómodos "actuando" para ti, nuestra respuesta podría ser: "Aprecio que
me puedan decir que están incómodos. Tienen razón, es artificial. La situación terapéutica
no es natural. Sin embargo, es muy importante para mi poder observarlos así puedo ver
cómo se comunican. Sé que es artificial e incómodo, pero espero que puedan hacerlo de
todos modos porque creo que es la mejor manera de ser útil a ustedes."
También explicamos que así como nosotros los podemos interrumpir cuando vemos algo
que queremos decirles, ellos también pueden dirigirse a nosotros cuando necesiten ayuda
o se atasquen, o cuando quieran informarnos o cuestionarnos. Ni bien nuestras
instrucciones son claras salimos del sistema y delineamos una frontera. Mientras hablan
entre sí, observamos su proceso y esperamos a que algo se haga figura.
Primer paso. El terapeuta comienza animando a la pareja a hablar de temas que les
interesan. Esto da al terapeuta una oportunidad para observar el nivel de darse cuenta de
la pareja dentro de sus propias fronteras. Después de obtener suficiente información
fenomenológica, el terapeuta hace una observación. Esta es la primera intervención. La
observación se basa en datos reales. Su objetivo es apoyar la habilidad, bondad, y el
sentido de creatividad de la pareja, señala lo que existe para que la pareja tome conciencia
de ello.
Tercer Paso. El terapeuta puede luego continuar haciendo preguntas sobre lo que se
puede hacer (poniendo en funcionamiento lo que se aprendió) para cambiar las reglas
implícitas de enredos en conductas explícitas que permitan una menor tensión en los
límites entre la pareja y el medio. La terapia Gestáltica usa experimentos para este
fin; esta es la tercer intervención. Como se expuso, la situación terapéutica con la pareja
es en sí misma un experimento. Construimos sobre eso introduciendo otro experimento.
Todos los experimentos son situaciones inventadas, de corte dramático, o artificiales. Sin
embargo son una porción de la vida donde podemos ver lo que sucede y se pone al
descubierto. Una vez que captamos el proceso de la pareja -lo que es evidente en su estar
juntos- trabajamos desde allí. La pareja puede seguir en esto, o podemos crear un
experimento en el que se medite y aprenda algo.
Como Intervenir
Intervenir es hacer algo evidente para la pareja diciéndoles algo que ustedes como
terapeutas ven o experimentan sobre sus conductas y de las que ellos no son conscientes.
Hay varias orientaciones.
Interviene Audazmente. Tu certeza sobre la observación que hagas se debe destacar para
que lo que digas sea recibido. Examina tus objeciones para ser audaz. Puedes preguntarte,
"Supónte que no lo consideren apropiado". Entonces puedes preguntarles "¿Qué es lo que
no concuerda con ustedes de lo que dije?". Esto te dará más información sobre los
pensamientos y sentimientos de la pareja. Nunca discutas tu punto de vista al encontrarte
con objeciones a tu observación, ya que simplemente te encontrarás con un aumento de
resistencia. En cambio, interésate en la manera en que la pareja se experiencia a sí misma.
Suministra Información Fenomenológica. Cuando oyes o ves algo que quieres usar
como intervención para ser oído, ofrece información fenomenológica de apoyo. Dile a la
pareja lo que observaste y describe el rol que cada persona juega al crear la pérdida de
claridad. Es posible que la intervención sea bien recibida porque no es enjuiciadora. Por
lo tanto, una "buena" intervención
Describe lo que está allí en ese momento.
Establece cómo las partes contribuyen a lo que ocurre.
Lleva implícita una acción potencial que cada participante puede tomar para
mejorar el sistema.
Informa Lo Que Se Evoca. Informar lo que evocó en ti, terapeuta, puede ser una
intervención poderosa. Esto es especialmente cierto cuando ya has visto a la pareja en
varias sesiones y has ganado su confianza.
Mientras estoy sentado aquí con ustedes, me siento invisible, nadie me ve.
Quiero decirles cómo me emociona el cuidado que ponen al responderse tan
gentilmente.
Me siento como un traductor de las Naciones Unidas.
Sentado aquí con ustedes me siento tan inútil. ¡Si sólo tuviera una varita mágica!
Después de veinte minutos con ustedes empecé a estar letárgico y soñoliento.
Han pasado sólo unos minutos de nuestra sesión y ya me siento como si alguien me
hiciera dar vueltas. Me siento mareado y desorientado.
Están haciendo todo tan bien que me siento lo suficientemente cómodo como para
hacerme una taza de té.
Si, por una razón u otra, no puedes hacerte cargo de cuidar, no te preocupes en compartir
tus sentimientos, a menos que el "no hacerte cargo del cuidado" sea evocado por la
manera en que la pareja tiene de estar contigo. Entonces, decirles como te "pusiste frío"
en su presencia es aún otra manera poderosa de permitirles que se vean.
Enseña. Enseñar es otra manera de intervenir. Es un placer enseñar cuando una pareja
directamente pide ayuda. Recuerda que al principio de todo, les ofreciste la opción de
dirigirse a ti para pedir ayuda. Con demasiada frecuencia una pareja es tan retroflectiva
que su energía está volcada hacia adentro uno del otro y no tienen ímpetu para ir hacia ti.
Pueden no estar totalmente conscientes de tu presencia como un recurso significativo para
ellos. Después de todo, ellos se han estado comportando de la misma manera rígida con el
resto del mundo antes que vinieran a ti.
Apreciar a una pareja estéticamente significa hacer juicios evaluativos sobre su forma.
Por "forma" entendemos proceso, aunque en un grado mucho menor incluimos contenido,
cualidades, características, cantidades y así sucesivamente. Hacer juicios implica la
presencia de valores, algo es bueno o hermoso porque se percibe como tal. Los valores,
también, implican que algo es preferible o más importante que algo más. Tener una visión
estética de contacto interpersonal saludable necesariamente significa tener un sistema de
valores sobre los que se basa esta estética.
Cuando empezamos a trabajar más con parejas, grupos, familias y corporaciones nos
vimos forzados a aumentar el terreno de los significados explícitos e implícitos de las
interacciones en la frontera. Primero, empezamos a desarrollar un modelo de proceso más
coherente de los conceptos individuales de sensación, darse cuenta, excitación,
movimiento y contacto de Perls. Creamos un ciclo en el que un fenómeno sigue a otro en
una especie de cadena, moviéndose de una experiencia sensoria vaga a la formación de
una gestalt, desde la excitación que pide satisfacción, luego al movimiento para
alcanzarlo y finalmente al contacto que satisface. Mientras nuestro trabajo progresaba,
adaptamos una serie de valores y principios de teoría de sistemas y los incorporamos al
enfoque Gestáltico. Esta noción de transitar desde la sensación al darse cuenta, de ahí a la
terminación y satisfacción se convirtió en nuestro primer y fundamental factor estético.
La terapia de parejas Gestáltica valoriza lo que está -lo real, lo inmediato, lo tangible. No
nos interesa la especulación, la interpretación o la categorización. Esto no significa,
necesariamente que evitamos las herramientas básicas de nuestro quehacer, tales como
test de personalidad, genogramas, el DSM-IV, y otros instrumentos de diagnóstico. Por
ejemplo en el enfoque Gestáltico tendemos a "diagnosticar y clasificar" los fenómenos del
sistema en términos de contacto-resistencia y modelos de frontera. Tales herramientas son
importantes para determinaciones clínicas y proveen una buena información esencial,
pero se quedan en eso: como fondo y para un uso secundario. Cada sesión de terapia es un
nuevo encuentro y así lo que permanece en primer plano para nosotros en todo momento
son los aspectos fenomenológicos del encuentro interactivo inmediato de la pareja. Estos
aspectos incluyen el tiempo, espacio, cambio, darse cuenta, sensación, especialización
polarizada, energía, coreografía de movimiento y ubicación, belleza, equilibrio, armonía,
complementariedad, ritmo, contraste, calidad de contacto, naturaleza de la retirada,
capacidad de "dejarse ir" y comenzar otra vez, humor y un "sentido de lo filosófico".
Valores de lo Holístico
13. Valor Teoría de sistemas - el total colorea o abarca todas las partes
individuales y es mayor que la suma de las partes.
Principio Imaginamos a la pareja relacionada con un contexto sistémico
formado por la familia extensa, el barrio, y la comunidad toda.
14. Valor "Ninguna persona es una isla".
Principio Cada intervención debe tener como fondo el modelo del mundo
"externo" de la pareja. Nosotros buscamos entender el "caldo" en el
que ellos flotan en su vida diaria (como si todos los personajes en la
vida del paciente estuvieran detrás de él o de ella como un "coro
griego" siempre presente).
15. Valor La entidad de la "tercera persona" en la relación.
Principio En el trabajo con parejas las intervenciones deben ser tanto
sistémicas como complementarias. Las intervenciones a uno y no al
otro- positivo o negativo- no será beneficioso para el sistema.
16. Valor La voz colectiva de la pareja.
Principio Atendemos tanto a la voz única, así como al patrón de voces (en la
psique y en el sistema).
Valores de la Forma
Como en los primeros días de nuestra propia experiencia en terapia Gestáltica permitimos
que nuestros clientes dejen el consultorio sintiéndose más "amigados" con la fuente de sus
experiencias fastidiosas, dolorosas. Ayudamos a las parejas a reconocer que sus síntomas
y conductas, y hasta sus resistencias, son esfuerzos creativos que tienen sus bondades,
valor estético y un propósito. Luchamos por ayudarles a dejar cada sesión de terapia con
el sentido que son personas que se consideran "buenas".
Nota
1.
2. Todos los derechos reservados por Joseph C. Zinker, Cleveland Hights, Ohio, y
Sonia M. Nevis, Brookline, Massachussetts. Este capítulo fue posible mediante la
asistencia editorial de Paul Shane, uno de nuestros asociados de la escuela de
graduados en Saybrook Institute, San Francisco, California. Partes del material
fueron adaptados con permiso de In Search of a Good Form: Gestalt couple and
Family Therapy (1994) de Joseph Zinker, Jossey-Bass, San Francisco, California y
"The Gestalt Approach to Couple Therapy" (1992) de Joseph Zinker, de Gestalt
Therapy Perspectives and Applications, editado por Edwin C. Nevis, Gardner
Press Inc. Nueva York, Nueva York.
3.
4. Referencias
Beisser, A.R. (1970). Teoría paradójica del cambio. En J. Fagan & E.L. Shepherd
(Eds). Teoría y técnica de la psicoterapia y gestáltica. De. Amorrortu. Buenos Aires.
Nueva York: Harper/Colophon Books.
Farber, M. (1943). The foundation of phenomenology: Edmund Husserl and the quest for
a rigorous science of philosophy. Albany: State University of New York Press.
Harris, E.S. (1981). A new revised Gestalt theory of resistance. Manuscrito sin publicar y
comunicación personal con los autores.
Latner, J. (1992). La teoría de la terapia Gestáltica. En Gestalt theory Perspectives and
Applications. New York, Gardner Press. (Traducido por Edit. Cuatro Vientos, Chile).
Perls, F., Hefferline, R., & Goodman, P. (1951). Gestalt therapy. New York: Julian Press.
Schlipp, P. (1957). The philosophy of Karl Jaspers. New York: Tudor. (Hay edición en
castellano).