Libres Pensadores

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Libres pensadores

 El librepensador no significaría más que aquella persona que opta por no adherirse a un dogma
establecido. Este concepto amplio puede ser completado con la apelación al uso de la razón, es decir,
que, por medio de ésta, se rechaza la aceptación de los dogmas dados por el mero hecho de ser tales.
Además, es frecuente que el empleo de la concepción amplia de librepensador esté orientado a hacer
apologías simplistas y parciales con finalidades más bien propagandísticas.

El término “librepensadores” se utiliza particularmente en relación a un grupo de pensadores ingleses


de los siglos XVII y XVIII. Los rasgos más característicos y sobresalientes de dichos autores son la defensa
de la tolerancia religiosa, la adopción del racionalismo, cierto materialismo, el deísmo y la religión
natural y racional. En algunos casos hubo quienes predicaban el ateísmo ya sea de forma explícita o
tácita. La cuestión religiosa era central en la discusión y, a este respecto, lo frecuente era el rechazo de
los misterios sobrenaturales, las liturgias y los dogmas “oficiales”. Las notas más señaladas son
el racionalismo gnoseológico (no necesariamente metafísico ni psicológico), por el cual todo
conocimiento verdadero exige la intervención de la razón como facultad, y la impugnación de los
dogmas religiosos.

Cabe destacar al discípulo de John Locke, John Toland, quien fue el primero (o uno de los primeros) en
ser llamado librepensador. Criticó duramente a las instituciones estatales y a las jerarquías eclesiásticas
en célebres obras como Christianity Not Mysterious. Toland fue uno de los deístas más notables y
defendió las características racionales de la religión natural frente a la ininteligibilidad de los misterios
sobrenaturales. Dicha síntesis racional de la religión, según él, podría ser asumida por cualquier persona
de cualquier confesión en virtud de su universalidad. Su racionalismo naturalista desembocó en cierto
materialismo panteísta que culminó en un culto a lo natural ligado a la fraternidad.

Otra obra pionera fue el Discurso sobre el librepensamiento de Anthony Collins. Este librepensador
mantuvo la exigencia del ajuste entre la revelación y las ideas naturales y racionales sobre Dios. Collins
también estuvo relacionado con Locke y recibió la influencia de Bayle, especialmente patente en su
obra Discurso sobre los fundamentos y razones de la religión cristiana.

Queda puesto de relieve que, en relación con estos autores, el librepensamiento se encuentra
relacionado –en general– con una perspectiva deísta y racional en lo concerniente a la problemática
religiosa, particularmente cristiana, y la influencia de Locke.

Ahora bien, los límites del concepto estricto no pueden ser tomados de forma absolutamente rígida,
puesto que no se trata de la asunción de un programa intelectual unívoco y no se tenían por qué
compartir todas las posiciones.  En Francia, por ejemplo, se usaron adjetivos tales como “racionales” (en
contraposición a los “religionarios”). Están también los llamados “libertinos” que entendieron el
libertinaje como el rechazo precisamente a cualquier coacción religiosa o moral. El término tenía una
connotación peyorativa, por lo que, tratándose de un libertinaje intelectual, empezaron a adoptar
denominaciones como “libertinos teóricos” o, entre los siglos XVII y XVIII, “filósofos” y directamente
librepensadores. Esta tradición de libertinaje filosófico es de origen francés y se suele restringir a ciertos
grupos y épocas. Estos libertinos eruditos eran contrarios a las imposiciones autoritarias
(particularmente las eclesiásticas).
Es frecuente considerar que el librepensamiento se consolidó en la Ilustración. En esta línea, es común
entender a los mencionados autores como precedentes de dicho movimiento intelectual y cultural, que
en muchos casos se solapan. El siglo XVIII es llamado el “Siglo de las Luces”, en él despuntaron
intelectuales como los mencionados philosophes franceses que defendieron los ideales ilustrados como
el progreso asentado en la razón. En la Ilustración francesa sobresalieron pensadores como Denis
Diderot, Jean le Rond d’Alembert, Voltaire, Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau, Nicolas de Condorcet,
Étienne Bonnot de Condillac, Turgot, Helvétius, etc. La Enciclopedia dirigida por Diderot y d’Alembert
fue un ambicioso proyecto que se convirtió en un símbolo de la Ilustración. L’Encyclopédie era un
“diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios” que aglutinaba el conocimiento y divulgaba
su contenido. La Ilustración se desarrolló principalmente en Europa y particularmente en Reino Unido,
Alemania y Francia, aunque no exclusivamente. Existen numerosas personalidades ligadas a este
movimiento cultural de los que, entre otros muchos, destacamos a David Hume, Immanuel
Kant o Thomas Jefferson. En Francia Pierre Bayle fue una de las principales figuras precursoras y en
Inglaterra John Locke.

A pesar de no ser un concepto unívoco, tomamos la respuesta kantiana como explicación paradigmática
de lo que se comprende bajo el rótulo “Ilustración”. El filósofo alemán escribió un breve ensayo en 1784
titulado Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración: “La Ilustración es la salida del hombre de su
auto culpable minoría de edad? La minoría de edad es la incapacidad de usar su intelecto sin la guía de
otro. Esta minoría de edad es autoculpable porque su causa no se debe a la falta de razón, sino al valor y
el coraje de servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de
tu propia razón! Es el lema de la Ilustración.”

Es claro que lo que se destaca es el uso de la razón para conseguir la autonomía que se encuentra
inhibida por la aceptación de una autoridad externa. La razón adquiere, así, un carácter emancipador en
el ámbito práctico de sentido de la realidad. La Ilustración, según la respuesta de Kant, quedaría definida
por una alteración en la relación que existe entre la autoridad, la voluntad y el uso de la razón.

Tras la Revolución francesa, el curso de los acontecimientos y la herencia ilustrada provocaron que el
término adquiera una dimensión diferente. Entre los años 1815 y 1830 la palabra es despojada de su
vínculo religioso y empleada por pensadores de corte liberal como Benjamin Constant o François Guizot,
se empieza asi a imponer la idea del primado del librepensamiento en relación al establecimiento de
una permanente hostilidad a cualquier dogma incluso si éste es secular. Alrededor de 1850 y 1870
floreció el ateísmo. Asimismo, en el siglo XIX adquieren fuerza tanto el materialismo como
el positivismo, además del surgimiento de la ciencia social y de avances de otras ciencias positivas como
la psicología experimental, la biología, la medicina, la química, etc. La crítica a la religión se hizo más
perspicaz y penetrante a la luz de corrientes como el marxismo o el positivismo. Este último, en su
reclamo del conocimiento científico y de hechos, relega a la religión a la fase teológica o mágica de la
historia de la humanidad. En estas circunstancias, grupos de intelectuales y proletarios se enfrentaron
frontalmente al cristianismo.

Se fue conformando una actitud de “militante racionalista” y se crearon diversas organizaciones


destinadas a figurar explícitamente en una colectividad y a unificar criterios. Debido a esta tendencia, se
fundaron federaciones, ligas y círculos, y se celebraron multitud de congresos. En España, por ejemplo,
destacaron la Liga Universal Anticlerical de Librepensadores y el semanario Las Dominicales del Libre
Pensamiento.

También podría gustarte