Principios Didácticos
Principios Didácticos
Principios Didácticos
REALISMO
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El término escuela se lo utiliza en su acepción genérica de “institución educativa”. De la misma manera
Maestro, “el que es más” en un orden que enseña, en el sentido de docente, cualquiera sea el nivel en el que
enseña.
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que "motiva" pidiendo atención porque lo que va a explicar sirve para la evaluación, está
preparando sólo para la escuela. En el debate contemporáneo sobre el aprendizaje se ha
revalorizado mucho este aspecto del significado.
d) También debe ser considerado el realismo en los métodos de transmisión y
evaluación. Éstos deben atender a la primacía del objeto sobre el método, es decir que
todo método se ha de adecuar al objeto de la ciencia y al tipo de saber que se quiere
transmitir.
e) Existe un tipo de maestro con disposiciones naturales pero cuyas características
también se adquieren, y configuran lo que podríamos llamar el maestro realista.
Este principio realista está en la fundamentación de los restantes.
EXPERIENCIA.
Analogia:
El arte es para la naturaleza, lo que el aprendizaje es para el
método.
ACTIVIDAD.
Este principio tiene como supuesto que el alumno es la causa eficiente principal de
la educación que en él se da. Es formulado así por Santo Tomás pero es vivido por los
grandes maestros desde la antigüedad. Significa que cada sujeto es el verdadero motor
de su propio aprendizaje y como tal no es pasivo sino activo. Los demás agentes,
exteriores, prestan auxilios diversos pero no son más que eso: ayudas para que el propio
sujeto pueda aprender. De hecho a igualdad de condiciones en cuanto a maestros o
padres la respuesta terminal difiere de acuerdo con cada sujeto. La presencia de este
principio es característica del método utilizado por Sócrates.
El alumno no recibe pasivamente la enseñanza, sino que tiene que estar él mismo
en actividad. Se aprende en la medida en que se participa activamente en su
aprendizaje. Se ha considerado la actividad como construcción. Dicha construcción no
implica, para nosotros, hacer "desde la nada", en el sentido en que a veces se utiliza,
como si el construir un conocimiento significara "inventar", crear un concepto, incluso por
consenso o convencionalidad. En realidad se da un proceso subjetivo de reconstrucción
de lo que cultural y realmente ya de alguna manera, es. No tiene por qué concederse
nada a un idealismo de tipo subjetivista. Ni tampoco significa que en la escuela el alumno
va a descubrirlo todo. La mayoría de las veces, hará un redescubrimiento de lo que la
cadena cultural le lega.
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Cfr. especialmente San Mateo, cap. 5, vers. 27,28, 33, 34, 38. 43.
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quien la conoce. Esto significa hacer participar al alumno de los objetivos que se
propone. En esto consistiría fundamentalmente la autonomía del educando.
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Volviendo a la experiencia de Jesucristo como Maestro vemos que enseña
habitualmente a través de métodos activos. Así en vez de largos discursos (que los tiene,
y bellos, pero para ocasiones especiales, y algunos de ellos son enlace de frases dichas
repetidas veces) se complace en proponer algún enigma, o de usar del diálogo: “¿Quién
dicen las gentes que soy Yo?”3 , “¿Es lícito pagar...?”, “¿Qué dice la Ley?” También usa de
la dialéctica proponiendo dilemas para hacerlos pensar: “Si hablé mal ... y si no ...” 4;
¿Qué es más fácil decir....? 5; “¿de quién lleva (el denario) la figura y la leyenda?” 6 “Yo
quiero a mi vez haceros una pregunta...” 7. Hace mirar, dudar, pensar, antes de dar Él
mismo una respuesta o enseñanza.
El fundamento antropológico de este principio está dado por el hecho de que cada
hombre tiene un alma singular, única e irrepetible, en perfecta coadaptación a un cuerpo
también especial y exclusivo. Esto implica que los distintos hombres pueden recibir los
mismos contenidos, pero cada uno los recibe “al modo del recipiente”, es decir de modo
diverso. El proceso de aprendizaje se da entonces de una manera distinta porque la
recepción no es pasiva, como hemos visto en el principio anterior, sino que el sujeto es
modelador de lo que está recibiendo. Cada hombre tiene entonces, por sus disposiciones
y experiencia acumulada de tipo social e individual, como un filtro y una actividad
especial, unos “tiempos” determinados y propios. Este principio se extiende también a los
grupos estudiantiles... Aquí corresponde el tratamiento de los estilos de aprendizaje.
Es de experiencia común que el conocer a cada alumno para potenciar las
capacidades y fortalecer las debilidades mejora el rendimiento y ahorra esfuerzos.
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Cristo como Maestro selecciona sus contenidos diarios diferenciando sus distintos
públicos. Así tiene enseñanzas para "todos", para los setenta y dos, para los doce, para
los íntimos. A veces dice algo para que “oyendo no oigan”. Está haciendo referencia a
estas diferencias madurativas, si podemos llamarlas así, aunque aquí la maduración tiene
indudablemente otro tipo de componentes. También el utilizar un lenguaje sugerente,
como lo hace, ayuda a la personalización, es decir, que deja siempre un margen para que
cada cual interprete hasta donde pueda. Este principio es un contenido en la parábola del
sembrador, al mostrar que quien siembra lo hace con la misma semilla, pero que en cada
terreno fructifica a su tiempo y manera. El recurso lingüístico-didáctico preferido por
Cristo es la parábola. Ésta es suficientemente flexible como para permitir una apropiación
diversa, adecuada a las distintas subjetividades, según quien lo escuche. La parábola
tiene un aspecto positivo, por el que enuncia una verdad, y un aspecto negativo que
tiene por fin velar u ocultar el misterio. Siempre hay una alusión simbólica al Misterio en
ellas8. Y éste es captado según la “medida” de cada uno.
3
Lucas, 9, 18.
4
Juan, 18, 23.
5
Marcos 2, 9.
6
Lucas, 20,24.
7
Lucas, 20, 3.
8
Para los aspectos pedagógicos de Jesucristo, cfr. Galino, María Ángeles: Historia de la Educación. I. Madrid,
Gredos, 1968, págs. 343 a 363.
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La institución educativa no tiene por qué asumir una responsabilidad única, ya que
son muchos los factores extraescolares que condicionan la falta de consolidación, que
tiene que ver con la memoria, y por lo tanto con la atención y concentración. Pero
debe buscar –a pesar de un período de desprestigio de la memoria-, revertir este
proceso. Uno de los méritos de la psicología cognitiva ha sido el retorno a focalizar los
procesos cognitivos básicos como la atención y la memoria, para tornarlas más
eficaces.
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Jesucristo como Maestro trata de fijar en la memoria de sus oyentes ciertos
temas. Elige algunos centrales y los reitera usando distintos puntos de vista y de
distintos modos, pero siempre en relación a los intereses y necesidades primordiales de
sus oyentes. Por otra parte, el recurso que usa es el lenguaje bello y poético, concreto y
metafórico, lo que facilita la atención y la fijación. En estas formas poéticas acude
frecuentemente al paralelismo sinonímico y antitético: “Pedid y se os dará, buscad y
encontraréis, golpead y se os abrirá”9; o “Todo árbol bueno....todo árbol malo ...” 10.Como
los Evangelios fueron de tradición oral en principio las reglas memotécnicas que se
registran en ellos son numerosas. En realidad, en toda la literatura hebrea y en general
en toda “literatura didáctica” o con “fines didácticos”, es habitual encontrar abundantes
paralelismos y recursos para fijar las palabras que encierran el mensaje 11.
PRINCIPIO DE TOTALIDAD
principio se opone a lo sustentado por las posturas asociacionistas del tipo del
empirismo y conductismo.
Es preferible el término todos más que estructuras o formas, pues estas últimas
palabras admiten ser utilizadas vaciadas de contenido, como exigencias perceptivas casi
estéticas, en el caso de la teoría de la Gestalt, o como meras estructuras formales
lógicas, en el caso de otras posturas holísticas, sin que haya un fundamento en la unidad
ontológica y psicológica.
Este principio tiene por lo menos dos aplicaciones prácticas en el tema del
aprendizaje: una en cuanto al planteamiento curricular, la otra en cuanto al método.
Este principio tiene que ver con los motivos vivos y concretos para aprender.
Para que haya aprendizaje efectivo es necesario que se dé un compromiso afectivo en
él. La motivación surge espontáneamente en una escuela que aprovecha la vida y
prepara para la vida real. Esto da a los contenidos una mayor significatividad para los
alumnos. Por ello hay que establecer relaciones con los conocimientos anteriores y con
áreas que se sabe que motivan por su particular relación con la vida de quien está
aprendiendo. Hay que partir desde el mismo alumno y sus experiencias, sus intereses,
inquietudes, curiosidades. Y tratar de elevarlos. Se aprende mejor cuando se está
dispuesto, se quiere aprender. Y esto sucede ordinariamente cuando se sabe qué se
está estudiando y para qué.
Este principio toma particularmente en cuenta el aspecto emocional del
alumno, ya que lo está preparando para la vida, en todos sus aspectos. Incluye por
ello todas sus dimensiones relacionales: con el sí mismo; con los otros, con la vida
familiar, con sus vínculos laborales, deportivos, sociales en general; con el mundo, con
la naturaleza; con Dios. Respecto a sí mismo, tiene que ver con la ayuda para la
formación del autoconcepto y de la autoestima, y el poder conocer y dominar sus
propias emociones.
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FORMAL.
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