Biografia de Honorio Delgado Espinoza

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Introducción

A lo largo de la historia de la psicología, y de la psicología peruana en particular, la filosofía ha


acompañado su más temprano desarrollo, a través de corrientes del pensamiento de corte
espiritualista, fenomenológico y descriptivo, que bien pueden considerarse especulativas. Aunque
con orígenes diversos, todas ellas eran herederas del idealismo hegeliano característico de la
Alemania del siglo XIX. Entre sus principales variantes se destacan la psicología comprensiva de
Wilhelm Dilthey (1833-1911), la psicología descriptiva de Franz Brentano (1838-1917), la psicología
intuitiva de Henry Bergson (1859-1941), la psicología fenomenológica de Edmund Husserl (1859-
1938) y la psicología espiritualista de Eduard Spranger (1882-1963).

Es importante destacar que aunque la psicología filosófica se ubica en algunos casos, en franca
oposición con la ciencia constituye un paso previo a la aparición de la psicología científica, y por
tanto tiene un importante sitial en la historia de la psicología. Esta psicología de orientación
espiritualista llega al Perú con Alejandro O. Deustua (1849-1945), catedrático de estética y filosofía
subjetiva de la Universidad Mayor de San Marcos, que también fue decano de la Facultad de
Letras y rector de esta casa de estudios. Años más tarde, Ricardo Dulanto (1894-1930), Humberto
García Borja (1895-1925) y Pedro Zulén (1889-1928) tomarían la posta de la psicología filosófica de
Deustua, pero es Honorio Delgado Espinoza (1892-1969) el peruano más encumbrado que
defendió la psicología espiritualista y desarrolló sus propuestas teóricas dentro de esta línea del
pensamiento (Alarcón, 1994).

Honorio Delgado nace el 26 de septiembre de 1892 en Arequipa. Fue hijo de Don Juan Ramón
Delgado y de Doña Luisa Espinoza, quienes tuvieron nueve vástagos, siendo Honorio Delgado el
menor de los varones. Su infancia y su adolescencia transcurren en la ciudad de Arequipa
enmarcadas por una enseñanza tradicional que era reflejo de la influencia hispánica propia de la
Arequipa de inicios del siglo XX. Recibió una educación estricta y de alto nivel, ya que su padre, un
próspero molinero, le brindó tempranos estímulos sociales y culturales. Estudió en el Colegio San
Vicente de Paúl, dirigido por el lazarista Hipólito Duhamel, donde aprendió francés y latín, rodeado
de hermosos paisajes urbanos y rurales. Luego siguió sus estudios secundarios en el Colegio de la
Independencia Americana hasta 1908 (Mariátegui, 2002; Arce, 2007).

Desde su preparación escolar Delgado fue un estudiante sobresaliente. Gustaba de la lectura y


frecuentaba la Campiña de Chilina los fines de semana, con admiración por la naturaleza y
reflexivo sosiego. Sus estudios universitarios los inicia en la Universidad Nacional de San Agustín
en la especialidad de Ciencias Naturales, graduándose de bachiller en 1914 con una tesis de 114
hojas que llevaba por título "Grandes cuestiones de la herencia". Dos años antes, siendo
estudiante de la UNSA, publica un artículo sobre la neurosis en la revista Pequeño Mundo
(Mariátegui, en Delgado, 1989). Conoció por entonces a un joven que le presentó la filosofía de
Nietzsche, y que años más tarde le motivaría a estudiar psiquiatría.

Tras culminar sus estudios universitarios de premédicas en Arequipa, se traslada a Lima para
estudiar medicina en la Facultad de San Fernando en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, donde obtuvo su título de médico el 24 de abril de 1918 con la tesis "El psicoanálisis" y el
3 de enero de 1920 obtuvo su doctorado en medicina con la tesis "Naturaleza elemental del
proceso de la función" (publicada como folleto ese mismo año). El 29 de diciembre de 1923
obtuvo finalmente su grado de Doctor en Ciencias Naturales con la tesis titulada "La
rehumanización de la cultura científica por la psicología". Esta tesis comprende cuatro capítulos:
las causas psicológicas de la crisis de la cultura, los aspectos de la naturaleza humana, la psicología
como desiderátum de la renovación de la cultura científica y la psicología y el humanismo. En ella
se aprecia el inicial pero creciente interés de Delgado por la aplicación de la fenomenología a la
psicología y la psicopatología (Teodori, 2008).

Entre sus laboriosas actividades intelectuales y sus viajes a Arequipa, Delgado se encuentra
nuevamente con aquel joven que le sugiriera la lectura de Nietzsche, pero esta vez, su amigo se
hallaba abatido por el asomo de evidentes síntomas de esquizofrenia. Este hecho le tocó tan
hondamente a Delgado, que desde entonces, decidió dedicarse a la psiquiatría. Su ingreso a la
psiquiatría empero, lo efectúa de la mano de grandes figuras como Sigmund Freud.

El primero de enero de 1915 aparece en El Comercio su primer artículo intitulado "El psicoanálisis"
(Delgado, 1915), el primer trabajo sobre psicoanálisis que se publicó en el Perú, por lo que este
año se cumple un centenario de la introducción del psicoanálisis en el país. En este breve artículo,
Honorio Delgado expone los principios fundamentales del psicoanálisis con tono histórico y
reflexivo, dejando ver desde entonces, su aprobación a las posturas de los disidentes como Adler y
enfatizando las conexiones ideológicas entre Freud y Nietzsche. Es por aquellos años que inicia un
periodo de acercamiento hacia el psicoanálisis, y aunque si bien es cierto, el chileno Germán Greve
(1869-1954) fue el primero en hablar de psicoanálisis en Latinoamérica2, sería Honorio Delgado el
más connotado y activo de sus difusores latinos (Alarcón, 2002). Así por ejemplo, en un estudio
bibliométrico realizado por Ramón León (1982) los trabajos de Delgado constituyen el 67 por
ciento de las citas que hacen los psicoanalistas europeos de los autores latinos en la Internationale
Zeitschrift fur Psychoanalyse (Revista Internacional de Psicoanálisis).

El interés de Delgado por el psicoanálisis sería empero, una cuestión temporal, ya que años
después se convertiría en uno de sus críticos más contundentes.Toda esta etapa de su producción
ha sido calificada por Francisco Miró Quesada (1957) como una fase psicológico-filosófica que
abarcó sus intereses por la psicología y la psiquiatría con un marcado trasfondo filosófico de corte
espiritualista que acompañaría toda su obra. Y es que la formación académica y cultural de
Delgado comprende desde sus años juveniles a autores como Aristóteles, Cervantes, Shakespeare,
Goethe y Jaspers entre otros (Hercelles, 1957), que forjaron su sello humanista.

En San Marcos, Delgado tuvo como profesor a Hermilio Valdizán (18851929), médico huanuqueño
que realizó estudios de psiquiatría en Italia con Sante de Sanctis, Aldo Mieli y Augusto Murri, entre
otros destacados especialistas de la época. De modo que con justa razón, Delgado diría de su
profesor que: "es el primer médico peruano que haya realizado la adquisición de la especialidad
psiquiátrica en la escuela sistemática de una clínica con tradición científica y bajo la dirección de
un alienista de categoría" (Delgado, citado por Mariátegui, 1981).

Ya en sus años de formación como psiquiatra, Delgado introdujo ciertas innovaciones en el


tratamiento de sus pacientes. En 1916, junto con Carlos A. Bambarén ensayó el tratamiento de la
dementia praecox, hoy conocida como esquizofrenia, con soluciones de nucleinato de sodio en
inyecciones subcutáneas e intramusculares (Saavedra, 1957). Esta experiencia le llevó a publicar
un artículo en la revista Crónica Médica, donde también aparecen sus ensayos "Una explicación de
la inferioridad del primogénito", "Génesis y tratamiento de la demencia precoz" y "Un caso más de
quiste hidático del hígado". Otras publicaciones suyas aparecen en la revista Reforma Médica
como "La locura de Don Quijote" y "Tratamiento de la manía por nucleato de soda", en la revista
Anales de la Facultad de Medicina ("Algo sobre etiología y profilaxia de la locura: A propósito del
movimiento estadístico del Hospicio de Insanos de Lima") y en el diario El Comercio, del cual era
asiduo colaborador.

Por esos años un tema recurrente en las publicaciones de Delgado era el psicoanálisis. Delgado
compartía opiniones con los seguidores del freudismo y mantuvo correspondencia con Sigmund
Freud (1856-1939), Alfred Adler (18701937) y Karl Abraham (1877-1925), al punto que el propio
Freud le menciona como el único latinoamericano representante del psicoanálisis en su
monumental Historia del Movimiento Psicoanalítico (León, 1992). Existen válidas razones para
considerarle como tal, ya que como se dijo anteriormente, Delgado fue el autor latino más citado
en la Revista Internacional de Psicoanálisis. Funda también con Hermilio Valdizán, la Revista de
Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918, que sería durante su existencia hasta 1924, el principal
órgano de difusión del psicoanálisis en el Perú y América Latina. Además, Delgado publica el
primer volumen escrito en castellano sobre psicoanálisis en 1919, que fue en realidad su tesis de
médico que sustentó en 1917 a la que dio formato de libro. En él expone los fundamentos del
psicoanálisis, sus métodos, sus aplicaciones a la psicopatología y sus vertientes disidentes,
particularmente las de Jung y Adler (Delgado, 1919).
Este libro fue bien recibido por la comunidad psiquiátrica internacional y colocó a Delgado en la
escena mundial. En el American Journal of Psychology, el Journal Medicine of Bordeaux y The
Psychoanalytic Review se publicaron honrosas menciones a su libro (Mariátegui, 2002). Asimismo,
Delgado envió varios de sus trabajos a Freud, quien los recibió con especial atención y les dio
lectura. Incluso le anticipó la publicación del libro El Psicoanálisis que acabamos de mencionar,
como consta en las cartas que Delgado recibía de Freud. A continuación hemos transcrito un
fragmento de la primera carta que Freud le envía a Delgado fechada el 20 de octubre de 1919:

Fue una extraordinaria alegría recibir sus trabajos, los que demuestran tanta comprensión y
valorización del psicoanálisis, y finalmente su carta (del 27 de julio), la que contiene demasiada
adulación hacia mi persona. La respuesta la he pospuesto hasta estar en posesión de la foto
deseada por Usted en la que reconocerá, como consecuencia de los difíciles tiempos, a un hombre
viejo y amargado sin ninguna característica especial. La pequeña foto adjunta de 1909 le
demostrará el cambio sufrido en la última década (…) Espero con impaciencia su libro anunciado
pues yo mismo leo el castellano.

Lamentablemente el correo es muy lento y Sudamérica queda, por otro lado, tan lejos. Le he dado
orden al Dr. Otto Rank, nuestro principal redactor y escritor que le envíe regularmente un
ejemplar de nuestra revista. La reseña de sus trabajos en el Int[ernationale] Zeitsch[rift], así como
en el futuro [International] Journal of A[nalysis], será para nosotros un agradable deber que
cumplimos con satisfacción... (Freud, 1919, citado por Rey de Castro, 1993, pág. 185-186)

Honorio Delgado intercambió fotografías con Freud así como elogios y no pocas opiniones sobre el
psicoanálisis. De hecho se sabe que le obsequió un huaco retrato, sabiendo de la afición del checo
por las antigüedades. También publicó un artículo en el que expone una explicación psicoanalítica
del por qué los ojos son la parte predilecta del rostro femenino. Este artículo se titula "Der
Liebereiz der Augen" y aunque se publicó en la Internationale Zeitschrift fur Psychoanalyse en
1921, no aparece en el Perú hasta 1926 en la revista Amauta. Este trabajo, es sencillo en su
composición y breve en su propuesta, la cual se centra en la hipótesis de que el gusto por los ojos
femeninos deviene de la contemplación del rostro de la madre durante la lactancia (Delgado,
1926a).

Como reconocimiento al compromiso que Delgado tenía para con el psicoanálisis y de su labor
proselitista en esta parte del continente americano, Freud invita a Honorio Delgado a un Congreso
Psicoanalítico con las siguientes palabras:
Por la presente le comunico que he traducido al alemán su interesante trabajo. Al mismo tiempo
le informo que el Congreso Psicoanalítico que debía tener lugar este año se realizará en otoño de
1922. Todos nosotros esperamos, pues, poder complementar a Ud. en esta ocasión como el
primer representante de nuestra ciencia en Sud-América. (Freud, 1921, citado por Rey de Castro,
1993, pág. 190)

Tanto Freud como Delgado deseaban conocerse personalmente, y el Congreso Psicoanalítico


parecía ser el evento ideal. Efectivamente, dicho encuentro se produjo el 16 de noviembre de
1922 en Weimar3. Conoció en esta oportunidad a Carl Jung, Alfred Adler, Ernst Jones, Otto Rank,
Oskar Pfister, William White y Hanns Sachs, entre otros. Tras ese encuentro, Delgado quedó
impactado por el genio de Freud a quien describió con epítetos de hiperbólica admiración. Sin
embargo a partir de 1923 Delgado vuelca su interés por la psiquiatría, ya habiendo fundado la
Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918 junto con Hermilio Valdizán, con quien
formaría el dueto académico más importante de la psiquiatría en el Perú (Valdivia, 1964). Aunque
varios de sus artículos referidos al psicoanálisis ("El psicoanálisis y sus aplicaciones
extrapsiquiátricas", "El psicoanálisis en la escuela", "Sigmund Freud y el movimiento
psicoanalítico", "Documentos psicoanalíticos: Onirograma de un individuo normal" y "La
instrucción psicoanalítica como tratamiento de la alienación mental") se publican en esta revista,
que se había convertido desde su fundación, en el espacio de divulgación del freudismo en el Perú,
no escribió nada sobre psicoanálisis hasta 1926.

El mismo Freud se sintió preocupado por la ausencia de sus publicaciones, de modo que le escribe
una carta el 20 de marzo de 1925, en la que le pide una explicación por su disminuida producción
psicoanalítica. Hasta que en 1926 se publica el libro Sigmund Freud, como resultado del homenaje
que Delgado le rinde a Freud por su cumpleaños número 70 en la Academia Nacional de Medicina
el 6 de mayo del mismo año. En este libro, Delgado desarrolla la biografía de Freud con algunas
imprecisiones (Delgado, 1926b), que el mismo Freud le hace notar en una carta del 22 de mayo de
19284.. Delgado realizó las correcciones en una segunda edición que se publica en portugués en
1933 con el título A vida e obra de Freud y bajo el sello editorial de una casa editora de Río de
Janeiro.

También publica un número dedicado íntegramente a Freud y al psicoanálisis en el Mercurio


Peruano. Este número contiene un artículo que escribe con Valdizán: "Significado de la obra de
Freud" y otro sobre "La rebelión de la libido sexual en la vejez". En "Significado de la obra de
Freud", Delgado (1925) reconoce los aportes del padre del psicoanálisis a la medicina, pero muy
sutilmente ya critica su determinismo pansexualista, hecho que deja entrever su paulatino
distanciamiento de la doctrina de Freud.

Es a raíz de este homenaje que Delgado organiza para Freud, que es invitado en 1927 a ser
formalmente miembro de la Sociedad Británica de Psicoanálisis, invitación que le cursa Ernst Jones
con la venia de Freud. Delgado se convierte así en el primer psicoanalista peruano. Lo paradójico
es como indica Rey de Castro (1993), que este era el momento en que Delgado inicia su
distanciamiento del psicoanálisis. Y es que en realidad, Delgado nunca fue un psicoanalista a carta
cabal. Su interés por la escuela psicoanalítica se debió en parte porque en aquellos años, el
psicoanálisis era adoptado por muchos psiquiatras como modelo terapéutico. Por otro lado, el
psicoanálisis comparte con las corrientes psicológicofilosóficas, el carácter especulativo de sus
teorías, de modo que siendo Delgado, cultor de la psicología espiritualista existía cierta afinidad
entre ambas posiciones. Además, en las producciones de Delgado, se revela un eclecticismo
teórico respecto de las diversas variantes del psicoanálisis, que incluso el mismo Freud le hace
notar con estas palabras: "…me han llegado sus dos escritos y han despertado mi asombro de que
Ud. esté familiarizado con todo y lo haya comprendido todo. Salvo en un punto, el que Ud.
subestima las diferencias de nuestra escuela con las de Jung y Adler" (Freud, 1920, citado por Rey
de Castro, 1993, pág. 187).

Así pues, otra hipótesis válida con respecto al distanciamiento del psicoanálisis, sería que Delgado
se sintió ofendido por las observaciones hechas por Freud -que no fueron pocas-, ya que al parecer
el psiquiatra arequipeño era sensible a la crítica, como lo era también el mismo Freud. En ese
sentido, quienes han conocido a Delgado, decían que tenía una personalidad muy particular pues
era petulante, autoritario, despectivo y racista. De hecho se pronunció a favor de algunas medidas
eugenésicas (Orbegoso, 2012). Asimismo, si consideramos que su producción en contra del
psicoanálisis se hace notoria en 1940 (un año después de la muerte de Freud), se puede colegir
fácilmente -aunque podemos estar equivocados-, que Delgado esperó que muriera Freud para
desatar su lado crítico contra el psicoanálisis, y el propio Freud. Ante los porqués, diríamos que
siendo Freud como era, hubiera arremetido furibundamente en contra de Delgado, con posibles
consecuencias en su trayectoria académica. Posiblemente, Delgado quiso evitarse estos impases.
Quizá por respeto a Freud no lo hizo, aunque el tono mordaz de sus opiniones dejaría entrever
cierto resentimiento hacia el patriarca de la psicología dinámica.

No podemos afirmar a ciencia cierta qué fue lo que generó que Delgado se aleje del psicoanálisis,
pero tal alejamiento ocurrió, de modo que mientras que al principio calificaba al psicoanálisis
como un "instrumento integral" o un "novun organum" de investigación e interpretación, cargado
de "verdades tremendas" (Delgado, 1918), o como una "ciencia médica revolucionaria" (Delgado,
1920); pasaría después a señalar las limitaciones del psicoanálisis (Delgado, 1940a), y a remarcar
que ha tenido varios precursores. De modo que en Main de Biran, Dilthey, Carus, Hartmann,
Nietzsche, Leibinz, Krafft-Ebing y Havelock Ellis, entre otros; las ideas de Freud ya estaban
presentes, por tanto, éste es solamente un sintetizador de los planteamientos de otros autores
(Delgado, 1950, 1956a). Leahey (2006) expresa al respecto, que los estudios históricos actuales
apuntan hacia una aparente falsificación de casos, en concreto, los relativos a su teoría de la
seducción de Freud; así como a la apropiación de las ideas de Breuer, Charcot, Fliess, etc. y que el
distanciamiento de Freud de estos personajes, obedecía más que nada a un esfuerzo por ganar
originalidad como autor al desvincularse con los promotores de dichas ideas.

A pesar de todo, Delgado nunca dejó de reconocer el mérito de Freud de haber cambiado el
pensamiento contemporáneo (Delgado, 1936, 1940b). En resumen su visión sobre el psicoanálisis
pasaría a ser crítica, llegando a expresarse de la siguiente manera: "la doctrina psicoanalítica
entraña un sistema, elástico y ambiguo en extremo, de conceptos, proposiciones y fórmulas que
todo lo explica a su modo, escamoteando por igual la prueba científica de la predicción y el
principio lógico de contradicción" (Delgado, 1989). Puede decirse que Honorio Delgado era antes
que un psicoanalista, un defensor de la psicología, no de aquella que requiere de laboratorios y
estadística, sino de una psicología que está por encima de lo material, que se eleva sobre la
generalización y descubre su camino en el alma de cada persona. Delgado era espiritualista, y su
espiritualismo era un legado de fenomenólogos de la talla de Husserl, Dilthey y Spranger.
Precisamente, su aproximación a Jaspers y Binswanger, a partir de su cultura psicoanalítica y su
vocación por la filosofía favorecieron su tránsito al análisis existencial (Mariátegui, en Delgado,
1989).

Ahora bien, aquí tenemos también que hacer otra aclaración, pues si bien Delgado promovió la
psicología en el Perú, no estaba interesado en promover a los psicólogos, pues él no veía la
necesidad de que una nueva especialidad como la psicología se hiciera cargo de temas que ya eran
menester de los médicos. Sus esfuerzos se movilizaron más bien a que los médicos tengan una
formación psicológica, en la medida que tratan con personas (Delgado, 1952). Sin embargo, la
obra de Delgado fue significativa para el avance de la psicología en el Perú, porque más indirecta
que directamente, generó espacios para el despliegue de temáticas psicológicas.

Por ello, es correcto decir que Delgado alentó el desarrollo de la psicología en el Perú con su
prolífica producción escrita, que sumados sus libros y artículos de investigación empírica y
documental sobrepasa la cifra de 300 trabajos publicados, de los cuales una tercera parte están
dedicados a la psicología (Chiappo, 1957). Además, fundó importantes revistas que se convirtieron
en espacios abiertos para la publicación de trabajos psicológicos. Por ejemplo, en 1938 funda con
Julio Oscar Trelles Montes (1904-1990) distinguido neurólogo peruano, la Revista de Neuro-
Psiquiatría tras haber presidido las Jornadas Neuro-Psiquiátricas del Pacífico en 1937 que tuvieron
lugar en Santiago de Chile (Sánchez & Reyes, 2002). En esa revista publica diversos trabajos
relevantes para la psicología como: "Psicología general y psicopatología de las tendencias
instintivas", "Psicología general y psicopatología de la voluntad", "Psicología general y
psicopatología de la inteligencia", "El concepto de personalidad anormal", "Acerca de la
psicopatología general de Jaspers", "La asistencia del enfermo mental", "Personalidad y
delincuencia", etc.

También funda en 1918, junto con Hermilio Valdizán, la Revista de Psiquiatría y Disciplinas
Conexas que aunque funcionaría hasta 1924, le permitiría publicar diversos artículos: "Los
problemas nacionales de la sanidad mental", "La enseñanza de la psicología en nuestra
Universidad Mayor", "La formación de la personalidad y el carácter", "La psiquiatría psicológica",
"Psicología y fisiología", "Programa sintético para la organización del servicio de higiene mental
escolar" y "La negación de la paternidad como síntoma psicósico". La Revista de Psiquiatría y
Disciplinas Conexas alcanzaría llamativo internacional, ya que hasta el propio José Ingenieros
(1877-1925), psicólogo argentino de gran prestigio mundial, auguró parabienes a dicha
publicación, y se expresó de sus editores, Valdizán y Delgado, con estas palabras: "Estos dos
hombres jóvenes, preparadísimos, con la mente serena para el estudio y el corazón henchido de
entusiasmo, dan un alto ejemplo a la juventud de América" (Ugarte y Chocano, 2005).

La dupla Valdizán-Delgado tiene un importante sitial en la historia de la psiquiatría y la psicología


peruanas, pues además de dirigir la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas, en 1919 fundan
un Seminario Psicopedagógico con el objeto de orientar a los maestros sobre los fundamentos
psicobiológicos del desarrollo infantil, tanto en sus regularidades como en sus alteraciones
(Alarcón, 2000). En este mismo campo, presentan un informe sobre la problemática de la infancia
anormal en el Perú en la Primera Conferencia del Niño Peruano que se celebró en 1922, y que dio
paso a la formación de la Liga Nacional de Higiene Mental (Mariátegui, 1981). El trabajo de
Delgado y de Valdizán constituye una propuesta programática que abarca la investigación
psiquiátrica, la salud mental y la higiene mental en el ámbito escolar (Delgado, 1922). Y es que
Delgado y Valdizán no son sólo discípulo y maestro, sino que son amigos.

La labor conjunta de estos dos insignes psiquiatras se ve interrumpida por la temprana muerte de
Valdizán el 25 de diciembre de 1929, momento en el que Delgado le sucede en la cátedra de
psiquiatría de la Universidad Mayor de San Marcos. En ese sentido, la labor docente de Honorio
Delgado inicia en 1918 con la Jefatura de Clínica Propedéutica de la Escuela de San Fernando
(Medicina) de la Universidad Mayor de San Marcos, hasta 1920 en que se hace cargo del curso de
Patología General. En 1924 enseña en la Facultad de Ciencias el curso de Biología General y en
1928 toma a su cargo el curso de Psicología en la Facultad de Filosofía, Historia y Letras. Hasta que
en 1930 sucede a Valdizán en la cátedra de Psiquiatría y Neuropatología.
A la par de su trabajo como docente y sus publicaciones académicas, Delgado desempeña una
destacada labor como psiquiatra. Sus innovaciones comprenden el tratamiento de la
esquizofrenia, la epilepsia y el alcoholismo entre otros desórdenes. Así por ejemplo, la solución de
nucleinato de sodio que usó para tratar la esquizofrenia en 1916, la empleó también en siete casos
de manía en 1917, de los cuales remitió sólo uno. En 1919 introdujo el luminal como fármaco para
tratar la epilepsia y en 1922 hizo una notable contribución al tratamiento de la parálisis general
progresiva, mediante la malarioterapia, que fue aplicada originalmente por Wagner von Jauregg
en 1917. Delgado fue el primer psiquiatra en aplicar esta técnica en América del Sur. Luego, en
1937 utilizó la terapia convulsiva para tratar la esquizofrenia según el método establecido por
Ladislaus von Meduna (1896-1964). También ensayó la cura cardiazólica en pacientes con parálisis
general progresiva en 1937 y un año después hizo su primera publicación sobre el tratamiento con
insulina de pacientes esquizofrénicos. Este trabajo lo desarrolló con Carlos Gutiérrez Noriega y
Juan Francisco Valega, y se publicó en la Revista de Neuro-Psiquiatría con el título "Contribución al
tratamiento de la esquizofrenia con insulina". Entre otros de sus logros, en colaboración con
Francisco Alarcón introdujo en 1943 el choque acetilcolínico en el tratamiento de la esquizofrenia
y desde 1947 trabajó con Andrés Carrillo en el tratamiento de la depresión con clorhidrato de d-
desoxiefedrina. Finalmente, en 1950 reveló los resultados obtenidos del tratamiento del
alcoholismo crónico con el disulfuro de teraetil thiuramina (antabus) mediante las técnicas de
condicionamiento pavloviano. Así, entre 1915 y 1950, Honorio Delgado estuvo muy dedicado a los
tratamientos físicos además de la psicoterapia, ya que interpretó diversos casos aplicando la teoría
y los métodos psicoanalíticos (Saavedra, 1957).

Muchos de estos estudios Delgado los realizó en el por entonces Hospital de Enfermos Mentales
de Magdalena, hoy conocido como el Hospital Víctor Larco Herrera. Precisamente, sería el propio
Víctor Larco Herrera, miembro de la Beneficencia Pública que tenía a su cargo la inspección del
mencionado nosocomio, quien tras haber recibido las mejores referencias de Honorio Delgado en
un viaje a Buenos Aires que realizó en 1920, le designó una jefatura en el Hospital de Magdalena
(Losada y Puga, 1957). Es curioso que fuera por un grupo de médicos argentinos a 3000 km. de
Lima que Larco Herrera y Honorio Delgado pudieran conocerse, y es que Delgado era bastante
conocido en Argentina porque colaboraba regularmente con la Revista de Criminología, Psiquiatría
y Medicina Legal que dirigía José Ingenieros.

Pero Honorio Delgado también publicaba sus trabajos en revistas estadounidenses (como A
Psychiatry Journal of Adolescence, Psychoanalytic Review, Journal of Nervous and Mental Disease,
etc.) y otras tantas de Europa (Scientia, L'Hygiène Mentale, Annales Médico-Psychologiques,
Psychiatrisch-Neurologische Wochenschrift, Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y
América Latina, Archivo Iberoanamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médica,
Verbum, Universitas Zeitschrift für Wissenschaft, Kunstund Literatur, Imago y claro el
Internationale Zeitschrift fur Psychoanalyse); sin hacer a un lado las revistas peruanas Mar del Sur,
Las Moradas y Letras Peruanas; u otras de América Latina como la Revista de la Universidad de
Buenos Aires, Acta Neuropsiquiátrica Argentina, FinisTerrac y El Diario Ilustrado de Chile.

Delgado fue un hombre sumamente culto. Siempre estuvo al tanto de los últimos avances en
medicina, psiquiatría, psicología, filosofía y biología. Leyó a Freud, Adler, Jung, Abraham, Rank,
Stern, Pavlov, Piaget, Khöler, Watson, James, Ribot, Klages, Bleuler, Kraepelin, Russell, Minkowski,
Nietzsche, Kierkegaard, Loeb y Morgan, entre otros. Pero sus preferidos serían Jaspers, Bergson,
Spranger y Hartmann (Delgado, 1957, 1958). Así también escribió sobre S. Freud, Stanley Hall, José
Ingenieros, Erwin Liek, George Leibniz, Wolfgang Goethe, Johannes Lange, Ivan Pavlov, Eugene
Bleuler, Otto Rank, Eduard Spranger, Antonio Raimondi y Hermilio Valdizán. Delgado leía y escribía
en varios idiomas, ya que además del español, aprendió inglés, francés y alemán, con sus
profesores, Edward Steane (australiano), Daniel Simounet (francés) y Phillip Voigtel (alemán);
respectivamente.

La erudición de Honorio Delgado empero, no se hizo de la nada. De hábitos rigurosos y de


intelecto brillante fue miembro desde sus años formativos, de diversos grupos de estudio. Uno de
ellos funcionaba en la casa de Víctor Andrés Belaunde, jurista y diplomático connotado que a
pesar de ser arequipeño, no conocía a Honorio Delgado, hasta que le fue presentado por Cristóbal
de Losada y Puga en 1919 (Losada y Puga, 1957). Con Víctor Andrés Belaunde se reunían José
Gálvez, José María de la Jara, Carlos Ledgard, José de la Riva Agüero, Guillermo Leguía y Mariano
Iberico; para compartir animadas conversaciones intelectuales que Belaunde llamaba "protervas"
(Arce, 2007).

De este grupo se derivan al menos tres hechos: 1) se forma otro grupo de amigos con Alberto
Mora Químper, Alberto Ibarra, Cristóbal Losada y Puga -y claro, Honorio Delgado-, que se reunían
en el Palis Concert, para tertuliar sobre diversas cuestiones personales y sentimentales propias de
los jóvenes estudiantes. 2) Honorio Delgado empieza a escribir en el Mercurio Peruano, revista
que dirigía Víctor Andrés Belaunde, y cuyo primer artículo se titulaba "Docencia magna: Enseñanza
de la filosofía de la vida fundada en la psicognosia". 3) Conoce también a Mariano Iberico, con
quien escribiría años más tarde un libro de psicología general que sería a decir de Ramón León
(1992) el texto más exitoso de psicología que se haya escrito en el Perú. Publicado originalmente
en 1933 se reeditó en 10 oportunidades en 70 años. Este libro estaba dividido en 30 capítulos y
refleja muy claramente la posición espiritualista de Delgado. Propone por ejemplo que un método
fundamental para el estudio de la personalidad es la intuición.

El libro inicia indicando que la ciencia no es suficiente para explicar diversos fenómenos de orden
psicológico y es constante en todo el texto un estilo propio de H. Delgado, así como una
conceptualización de los hechos psíquicos a la luz de la psicología espiritualista. Así por ejemplo,
define la atención como "el esfuerzo integral del espíritu que limitando una región determinada en
el campo de la conciencia, ilumina vivamente el contenido de ese campo y lo mantiene así" (pág.
110), mientras que el juicio "es un acto del espíritu por el cual afirmamos o negamos algo" (pág.
214).

En Psicología se estudian pues, diversos fenómenos como el instinto, los hábitos, la atención, la
voluntad, la emoción, las pasiones, las sensaciones, la percepción, la memoria, la asociación de
ideas, la abstracción, el juicio, el razonamiento, la imaginación, la inteligencia, el carácter y la
personalidad. Todas ellas distribuidas en tres categorías: extensión de la vida activa, extensión de
la vida afectiva y extensión de la vida intelectual (Delgado & Iberico, 1953). El capítulo final que
titula: "El espíritu objetivo y la actividad anímica", recoge su análisis sobre las relaciones entre el
espíritu y la psicología, ya que como se dijo, es muy característico del libro la posición filosófica de
Delgado, que trata un séquito de autores de similar orientación. Así por ejemplo, el autor más
citado por Delgado en la primera edición de este libro es Henry Bergson, seguido por William
James, Theodule Ribot y Sigmund Freud (León, 1992).

Como dice León (1989) el libro de Delgado e Iberico llenó un vacío en la literatura científica
nacional. Y es importante destacar que el renombre de los autores, era pieza clave que permitió
que dicha obra se convierta en un trabajo harto leído por los interesados en la psicología y citado
frecuentemente por los historiadores de la psicología incluso hoy en día. Y es que así como
Delgado era el abanderado del psicoanálisis en América Latina, Iberico tenía fama por la calidad
superior de su producción, en asuntos referidos a la caracterología, tema que ya le cautivó desde
1913. Asimismo, esta obra también representa el viraje que da Delgado del psicoanálisis a la
psicología espiritualista, que cultivaría hasta el final de sus días. A tal punto que en la última
edición no aparece citado ningún psicoanalista, a excepción de Freud.
Así pues, Psicología (Delgado & Iberico, 1953) es junto con El psicoanálisis (Delgado, 1919), La
formación espiritual del individuo (Delgado, 1933), La personalidad y el carácter (Delgado, 1943),
Ecología, tiempo anímico y existencia (Delgado, 1948) y Contribuciones a la psicología y la
psiquiatría (Delgado, 1962); un grupo de libros que exponen diversos contenidos psicológicos
sobre los que escribió H. Delgado (Alarcón, 2000). En La personalidad y el carácter revisa diversas
perspectivas acerca de estos constructos. Analiza profusamente las tipologías de Kretschmer,
Jaensch, Pfahler, Jung y Spranger. Asimismo, también reflexiona sobre la intervención de los
factores genéticos y ambientales en la formación y el desarrollo de la personalidad, siempre desde
un enfoque espiritual. Precisamente a partir de la cuarta edición de este libro incluye un capítulo
final: La Personalidad y la crisis de la cultura (Delgado, 1966). En este acápite critica el alejamiento
del hombre de la naturaleza, lo cual le conduce a la pérdida de su base moral y a un retraso en el
crecimiento del espíritu. Este tema es también abordado en el libro Ecología, tiempo anímico y
existencia, y atribuye estos desmanes del espíritu al desordenado avance de la modernidad. Toca
varios temas como la sinergia ecológica entre diversos seres vivos, los instintos, la conciencia del
tiempo, la existencia humana y su relación con la naturaleza. En resumen, Delgado encuentra en la
naturaleza el espacio de comunión entre los instintos y las más altas formas del espíritu: "…las
manifestaciones del instinto tienen polaridades y gradaciones que en cierto modo van al
encuentro de las formas más delicadas de la vida espiritual. Por eso no vacilamos en considerar a
las tendencias instintivas como conexión vivificante del alma con la naturaleza" (Delgado, 1948,
pág. 97).

La psicología de Honorio Delgado es eminentemente espiritualista. El núcleo de la psicología de


Delgado no está en el psiquismo, la conducta, la cognición o en el inconsciente, sino más bien en el
espíritu. En ese sentido, la psicología de Delgado sigue el molde de la psicología aristotélica con su
clásica división de alma vegetativa, animal y racional. Ubica la vida instintiva y la racional en un
continuum que desemboca en un proceso de armonización del hombre con la naturaleza, entre su
ser instintivo y su ser racional. Reconoce asimismo, que a veces existen contradicciones entre
estas dos esferas del alma humana, contradicciones que se revelan consciente o
inconscientemente en un flujo de tendencias que denominó psicomaquia.

Delgado se opone a una psicología exclusivamente científica en el sentido positivista, pues postula
que los fenómenos psicológicos no están al alcance absoluto de la ciencia. Entiende al hombre
como una totalidad, como un ser integral en el que confluyen tanto las dotes hereditarias como las
influencias ambientales, dentro de las que destaca la educación. Pero toma siempre como punto
de partida la constitución orgánica del hombre. En ese sentido, admite al igual que Hartmann la
existencia de cuatro planos capitales: 1) físico-material, 2) orgánico-biológico, 3) anímico y 4)
espiritual-histórico (Luza, 1857). La psicología de Delgado se alinea entonces con las corrientes
espirituales en abierta oposición con el asociacionismo, el positivismo y el conductismo por
considerarles atomistas, reduccionistas y mecanicistas.
Como psiquiatra, aborda los desórdenes mentales desde un punto de vista clínico y funcional
(Luza, 1957) analizando su organización estructural así como su devenir psicomáquico (Delgado,
1953, 1962). Por ello la psicología de Honorio Delgado es también psicodinámica, pero no en el
sentido freudiano, sino más bien fenomenológico. La psicología de Delgado se centra en la
actividad noética del sujeto, en su devenir, en su estructura anímica y en sus manifestaciones
conscientes e inconscientes, es decir, en su significación caracteroplástica. De hecho, Delgado
introduce el término caracterografía que tiene por fin lograr una imagen lo más definida e
inteligible que se pueda de la idiosincrasia. En ese sentido, estudia a la persona en el terreno ético,
teleológico, metafísico, axiológico y hasta teológico (Chiappo, 1957). También introduce el término
"Enantotimia" para referirse a la melancolía como síntoma patognomónico de diversos
desordenes mentales, así como el concepto de "Bioneurosis" que incluye al trastorno de pánico y
al trastorno obsesivo compulsivo; y otros términos más como onirocricia, ergoanarquía, etc.

En materia de psiquiatría escribió diversos libros, entre los que destacan: "Lo esencial en el
tratamiento de la esquizofrenia", "Tratamiento de la melancolía" y "Curso de psiquiatría"; que se
convirtió en libro de lectura obligada para los psiquiatras durante muchos años. En este último
libro, se abordan la psicopatología de la percepción, el pensamiento, los sentimientos, la voluntad,
la conciencia, la memoria, la atención, la inteligencia y la personalidad; así como la etiología y
clasificación de los desórdenes mentales, las psicosis (sintomáticas, involutivas, tóxicas y maniaco-
depresivas), la epilepsia, la oligofrenia, las anormalidades psicosexuales, la psicoterapia, la higiene
mental y la psiquiatría forense (Delgado, 1953).

Como resulta evidente, aunque psiquiatra de profesión, Honorio Delgado era un psicólogo por
vocación. Pero no se puede obviar su labor como filósofo. En ese sentido, publica diversos
artículos destacando la vida y obra de figuras insignes de la filosofía en los Archivos de la Sociedad
Peruana de Filosofía ("Introducción a la filosofía de Jaspers" y "Goethe y la filosofía"), en la revista
Letras Peruanas ("Eduardo Spranger y el genio Alemán"), la Revista de Filosofía y Derecho ("Stefan
George y Karl Jaspers"), Nueva Revista Peruana ("La psicología según Aristóteles"), Las Moradas
("Marcel Proust y la penumbra anímica"), en el Mercurio Peruano ("La filosofía de la existencia
según Karl Jaspers") y Verbum ("Leibniz: el psicólogo"). Esta fase de la producción de Delgado
coincide a decir de Francisco Miró Quesada (1957), con su producción humanista literaria, ya que
también publicó trabajos que podrían enmarcarse dentro del campo de la psicología del arte,
entre los cuales tenemos: "Reportaje acerca de Cervantes y su obra" (en El Comercio), "La locura
de Don Quijote" (en Reforma Médica), "El enigma psicológico de Hamlet" (en Crónica Médica),
"Psicología de los cuentos de Hadas" (en la Revista de Filosofía), "Una paradoja de la creación
genial" (en Stylo), "Producción artística de los esquizofrénicos" (en Bellas Artes), "El dibujo de los
psicópatas" (en Anales Hospitalarios) y "La pintura en la esquizofrenia" (en Centauro).
Delgado se pronuncia también en materia de educación, pues se involucró en varios eventos y
actividades de profilaxis mental en la escuela, y escribió diversos artículos referidos a la educación:
"Los factores biológico y social en la evolución psicológica" (en la Revista de Filosofía),"El
psicoanálisis en la escuela", "El desarrollo psíquico del niño" (en la Revista de Psiquiatría y
Disciplinas Conexas), "La inspección médica en las escuelas", "A propósito de las reformas de la
instrucción pública: Necesidad de un Instituto de Psicopedagogía Experimental del Indio" y "La
renovación del criterio pedagógico por la psicología" (en El Comercio), "La selección universitaria"
(en el Mercurio Peruano), "Decadencia mental senil y analfabetismo" (en los Archivos de Medicina
Legal), "La reforma integral de la enseñanza" (en La Prensa), "La cultura superior y las etapas de la
educación" (en la Revista de la Universidad Católica del Perú), "Filosofía y educación" (en la revista
Educación).

Así como con la educación, se interesó en mejorar el sistema penitenciario del país. De modo que
entre 1926 y 1933, Delgado aceptó el cargo de psiquiatra de la Dirección de Justicia y Prisiones,
sirviendo ad honorem a la comisión del gobierno para el estudio del sistema carcelario, que
motivó que realizara un viaje a Europa en 1927 para estudiar la reorganización de los sistemas
carcelarios en el viejo continente. Aprovechó también esta ocasión, para acudir en calidad de
delegado del Perú, al X Congreso de Psicoanálisis que se llevó a cabo en Innsbruk. En esa
oportunidad Delgado realiza su última visita a Freud, en su casa de Semmering y en compañía de
su esposa y de la princesa Marie Bonaparte (Delgado, 1956b).

Otro de los servicios que prestó al país fue el de participar en la reconstrucción de la Biblioteca
Nacional en 1943 (Mariátegui, 2002). Pero su más alto cargo fue el de Ministro de Educación.
Cargo que desempeñó lealmente en 1948. Resulta que ante su admirable interés por la educación
y sus elevadas cualidades académicas, el 17 de junio de 1948 tomó la cartera de Educación Pública
bajo el gobierno del presidente y paisano suyo, José Luis Bustamante y Rivero (1894-1989).
Lamentablemente, su gestión duró breve tiempo, hasta el 27 de octubre del mismo año, cuando el
General Manuel A. Odría dio un golpe de Estado (Hercelles, 1957). Sin embargo, Delgado no cesó
en sus intenciones de mejorar la educación. Habiendo publicado diversos trabajos sobre la
formación universitaria, y en particular sobre la necesidad de introducir la psicología en la
formación de los médicos (Delgado, 1952), a través de la creación de cátedras de Psicología
general, Psicología del niño y el adolescente y Psicología aplicada a la educación5., presenta junto
con Raúl Porras Barrenechea, Alberto Hurtado y Luis E. Valcárcel, un anteproyecto de estatuto
universitario. Tras ser Director del Departamento de Psiquiatría y Neuropatología hasta 1961, fue
elegido Decano de la Facultad de Medicina de la UNMSM. Pero debido a que el 18 de julio de 1962
las Fuerzas Armadas dan un nuevo golpe de Estado, aduciendo esta vez, fraude electoral, faltando
diez días para que el presidente Manuel Prado Ugarteche entregue la banda presidencial a su
sucesor; Honorio Delgado junto el Dr. Alberto Hurtado y otros catedráticos de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos renuncian a sus cargos ante la inminente politización de la Facultad
de Medicina por parte de los militares (Villanueva, 1995). Delgado y sus colegas renunciantes,
forman la Unión Médica Cayetano Heredia, que daría lugar a la Universidad Peruana de Ciencias
Médicas Cayetano Heredia, de la que Honorio Delgado sería rector desde 1962 hasta 1966 (Arce,
2007).

La Universidad Peruana Cayetano Heredia, no sería la única institución que se crea por los méritos
de Honorio Delgado. Así pues, dentro de su vasto trabajo como médico sanitarista, Delgado
coincide con el científico japonés, Hideyo Noguchi, en el tratamiento de enfermedades como la
gripe española y el morbus amarílico. En reconocimiento a su abnegada labor, se crea en 1982 el
Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, que es hasta la actualidad
uno de los más importantes nosocomios donde se brinda tratamiento a los enfermos mentales. En
este centro se integran diversos departamentos que abarcan la geriatría psiquiátrica, la salud
mental comunitaria, las farmacodependencias, la psiquiatría biológica, a neurología, la radiología y
la psicología. Años más tarde, la revista Anales de Salud Mental aparece en 1984 como un espacio
de divulgación de los trabajos de investigación que se realizan en su seno institucional.

En su labor como docente, Honorio Delgado ha tenido destacados alumnos para quienes fue
fuente de inspiración y admiración, tanto en el campo de la psiquiatría como en el de la psicología.
En el primero de los casos, el psiquiatra Segisfredo Manuel Luza Buroncle cambió la
gastroenterología por la psiquiatría a raíz de un consejo que le diera Honorio Delgado, cuando le
sugirió que leyera el libro Psicopatología General de Karl Jaspers (1996). Desde entonces, Luza se
decidió por la psiquiatría e inició de la mano de Delgado su formación en dicha especialidad en el
Hospital Larco Herrera. Se graduó de médico en 1955 con el primer puesto de su promoción y en
1957 obtuvo su grado de Doctor en Psiquiatría en la Universidad Alemana de Heidelberg, con el
calificativo Suma Cum Laude. Lamentablemente, en 1966 su brillante trayectoria académica dio un
viraje de 180 grados por un hecho dramático que afecta profundamente su carrera y su vida
personal.

En el segundo de los casos, Leopoldo Chiappo Galli (1924-2010), otro discípulo de Honorio
Delgado, se graduó como doctor en filosofía en 1951 por la UNMSM y después obtuvo la
licenciatura de psicología en la Universidad Cayetano Heredia. Realizó estudios de posgrado en la
Universidad de Texas (Sánchez & Reyes, 2002) y a su regreso al Perú, desarrolló una importante
labor como psicólogo clínico, siendo pionero, al igual que su maestro, en la psicología del arte con
obras como Dante y la psicología del infierno, en la que analiza psicológicamente la obra de Dante
Alighieri. Fue creador, en 1955, de una de las primeras pruebas psicológicas hechas en el Perú: El
Test Noético Perceptivo, que es utilizado para evaluar pacientes afásicos (Alarcón, 2000).
A pesar de que tuvo varios discípulos, no puede decirse que Honorio Delgado haya fundado
escuela psicológica en el Perú, aunque sí se puede reconocer una escuela psiquiátrica, ya que
como introductor de Rorschach en el Perú tuvo muchos seguidores. En ese sentido Delgado era
heredero del legado de la psiquiatría alemana, mientras que Humberto Rotondo seguía los
lineamientos de la psiquiatría estadounidense. Ambos eran representantes de dos escuelas que
generaron polémica en el campo de la psiquiatría y el psicodiagnóstico de Rorschach, que
protagonizaron una importante confrontación académica por aquellos años en nuestro país.

Aunque la psicología de Delgado se enmarca dentro de la corriente espiritualista y mantiene una


identidad muy particular y plenamente reconocible, con la llegada de Walter Blumenfeld (1882-
1967) al Perú, la psicología filosófica que era cultivada por el psiquiatra arequipeño, fue sustituida
por la psicología experimental que introdujo Blumenfeld (Alarcón, 1994). Según Ramón León
(1998), las diferencias que tenían Honorio Delgado y Walter Blumenfeld sobre la visión de la
psicología, con respecto a sus métodos, sus fines, sus principios rectores y su trasfondo
epistemológico; les llevaron a rivalizar incluso en el plano personal. Mientras Delgado proponía la
intuición como método psicológico, Blumenfeld defendía los métodos experimentales. Mientras
Honorio Delgado desarrolló una psicología filosófica y descriptiva, Blumenfeld abogó por una
psicología objetiva y cuantificable. De esta manera, Blumenfeld posicionó la psicología científica en
el Perú y sentó las bases de la psicología peruana a futuro, en tanto que la psicología espiritualista
de Delgado se vio desplazada por el auge global del positivismo (León, 1993; Arias, 2011).

Este panorama no disminuye empero, la trascendencia de Honorio Delgado, pues es sin lugar a
dudas un pionero y uno de los hombres más renombrados del Perú que alcanzó prestigio mundial
por su innovadora labor como psiquiatra y su vasta producción intelectual. Honorio Delgado fue a
decir de Ramón León (1992) un "hombre de mundo", que se codeó con grandes figuras del más
elevado nivel académico. No sólo entabló amistad con Freud y con otros psicoanalistas, sino que
tuvo la oportunidad de conocer a W. Gordon Allport, Víktor Frankl, Ludwing Binswanger (Criado,
1993), y a Julius Ritter Wagner von Jauregg (1857-1940), ganador del Premio Nobel de Medicina
en 1927 por la introducción de la malarioterapia como tratamiento de la parálisis general
progresiva, que Delgado aplicó con éxito en nuestro país. Por esa razón, Wagner von Jauregg le
invitó a su residencia junto con otros psiquiatras como Goldstein, Stiefer, Kirschbaum, Gamper,
Dreyfus y Jelliffe; que también habían aplicado su técnica (Mariátegui, 2002).

Por otro lado, siendo pionero en el uso de psicofármacos, fue fundador junto con otros 30
psiquiatras de todo el globo, del Collegium Internationale Neuro Psychopharmacologicum (Colegio
Internacional Neuropsicofarmacológico) en 1957 en Zurich, donde se encontraba con motivo del II
Congreso Internacional de Psiquiatría que se desarrollaba en esa ciudad (Mariátegui, 2002). Otros
eventos en los que participó Delgado fueron el de las Jornadas Neuropsiquiátricas Panamericanas
en 1939, el Congreso Internacional de Filosofía en 1951, ambos realizados en el Perú. Fue también
Director de la Segunda Sesión del Congreso Mundial de Psiquiatría, que se celebró en París en
1950 y en 1958 fue Presidente del Tercer Congreso Latinoamericano de Salud Mental (Arce, 2007).

En sus numerosos viajes por Estados Unidos y Europa, así como por Latinoamérica fue distinguido
con altos honores. En 1934 fue nombrado Miembro de Honor de la Academia Nacional de
Medicina de Madrid, fue galardonado con la Orden del Sol del Perú en 1936, ese mismo año fue
nombrado miembro honorario de la Sociedad Chilena de Neurología, Psiquiatría y Medicina Legal.
Un año más tarde fue Miembro Honorario de la Sociedad Médica de Valparaíso. En 1940 fue
Vicepresidente de la Sociedad Peruana de Filosofía así como Socio Honorario de la Sociedad de
Bellas Artes. En 1941 fue Miembro de Honor del Ateneo de la Historia de la Medicina de Buenos
Aires y Consultor Asociado del Journal of Abnormal and Social Psychology. También fue Miembro
Honorario de la Sociedad de Psiquiatría y Medicina Legal de Mar de Plata. En 1942 fue Miembro
de la American Psychiatric Association y de la Asociación Médica Argentina y en 1944 fue Miembro
de la Sociedad de Psicopatología, Neurología y Medicina Legal de Colombia. En 1948 es Miembro
de la Sociedad Cubana de Neurología y Psiquiatría y un año después recibe la Gran Cruz de la
Orden de Alfonso X el Sabio. Ese año es Miembro de la Sociedad Chilena de Filosofía y del Instituto
de Cultura Hispánica de Madrid.

Además fue Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía de 1949 a 1951, fue también miembro
de la Akademic der Wissenschaftenund der Literatur en 1951. Un año después lo nombraron
Miembro Honorario de la Universidad Católica de Chile. Fue Doctor Honoris Causa de la
Universidad de Salamanca en 1954, de la Universidad Nacional de San Agustín y Miembro de
Honor de la Sociedad de Psicología de España. En 1956 realiza un viaje a Colombia y recibe
múltiples condecoraciones como ser Miembro de la Academia Nacional de Medicina de Colombia,
de la Sociedad de Psicopatología, Neurología y Medicina Legal y es nombrado Doctor Honoris
Causa de la Universidad Nacional de Colombia. Recibe las Palmas Magisteriales el mismo año y es
nombrado Profesor Emérito de la Universidad Central del Ecuador. Recibe también la
Condecoración Comendador de la Orden Hipólito Unanue y fue Miembro Extraordinario de la
Sociedad Argentina de Medicina Psicosomática y un año más tarde fue nombrado Miembro
Honorario de la Sociedad de Psiquiatría de Uruguay.

Con 70 años en sus hombros, dedicados la mayoría de ellos a una ardua y fructífera labor
intelectual, Honorio Delgado se fue retirando paulatinamente de la vida académica y la
enfermedad que padecía le obligó de igual manera, a dejar su práctica profesional privada.
Para Luis Trelles (hijo de Oscar Trelles), quien conoció a Delgado desde su infancia, se trataba de
un personaje adusto, serio, formal y pulcramente vestido que incluso para su época llamaba la
atención, por sus guantes, su bastón y su sombrero, que hacían de él un quijote del siglo XX
(Trelles, 1989). Aunque para otros era un hombre arrogante, Cristóbal de Lozada y Puga, amigo
personal de Delgado, resuelve que tras su porte elegante y aristocrático, descansa un hombre
firme y afectivo, que es leal y correcto en todas las esferas de su vida.

Honorio Delgado es parte de un capítulo importante en la historia de la psicología peruana, que


con talante humanista e incansable tesón; contribuyó al desarrollo de la filosofía, la educación, la
medicina, la psiquiatría, la biología, la lingüística y claro, la psicología. Fundador de prestigiosas
instituciones, editor de revistas, brillante profesor, infatigable escritor y pensador fascinante; fue
admirador de la cultura alemana y de sus más grandes pensadores: Jaspers, Spranger y Hartmann
(Delgado, 1954, 1957, 1958, 1960) (de este último escribe un breve libro de 39 páginas en 1956
con el título "Nicolai Hartmann y el reino del espíritu"). Desarrolló como nadie de su tiempo, la
psicología y la psiquiatría en el Perú, colocándolas en la órbita de los últimos avances teóricos de
los países más desarrollados.

Lamentablemente la muerte le alcanzó el 28 de noviembre de 19696., y dejó tras él una estela de


ideas y trabajos psicológicos así como de innovaciones terapéuticas para la psiquiatría; que
siempre debe ser recordada y valorada por todos los peruanos y en particular por los
profesionales de la salud. Con él se apagó la luz de una psicología que pudo aportar mucho a la
psicología presente como lo hizo en el pasado la psicología fenomenológica. Pues Delgado
reconoció las limitaciones de la ciencia y tomó de la filosofía en justa medida, todo aquello que
podía aportar al desarrollo de la psicología de su tiempo. No somos exagerados, cuando decimos,
que Delgado es y seguirá siendo todavía, una de las más insignes figuras que ha tenido el Perú. No
en vano es considerado hasta la fecha como el psiquiatra más importante de América Latina.

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