La Piedra Saywite

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La piedra Saywite

Saywite o Sayhuite es una zona arqueológica que se encuentra ubicada en


Perú, en la provincia de Abancay, distrito de Curahuasi, en el complejo
arqueológico del mismo nombre, en la ex hacienda Saywite propiedad de la
familia Valer a la altura del kilómetro 45 de la carretera que conduce de
Abancay al Cusco y a 3500 metros sobre el nivel del mar.

Piedra de Sayhuite
La piedra de Sayhuite es un gran bloque de granito de más o menos once
metros de circunferencia, cuatro de diámetro y casi dos y medio de alto,
ornamentado en su mitad superior con una serie de complejas y misteriosas
figuras.

El monolito contiene más de doscientas figuras fitomorfas, zoomorfas, de


accidentes geográficos y construcciones humanas talladas en un aparente
desorden y aprovechando los relieves y depresiones naturales de la piedra. Se
desconoce qué uso se le daba, pero estando en un centro ceremonial lo
probable es que tuviera una significación religiosa, quizá una representación
simbólica del universo o, como sostiene Federico Kauffman Doig, estuviese
relacionado con el culto del agua, una especie de gigantesca paccha, habida
cuenta de los receptáculos en los que podía empozarse la lluvia. Los felinos
esculpidos arriba serían, para este destacado estudioso "representaciones
naturalistas de Qhoa en actitud fertilizadora".

Otros, considerando que muchas figuras representan construcciones humanas,


canales, escalinatas, estanques, proponen que la piedra de Sayhuite fue una
especie de plano o croquis pétreo hecho por arquitectos incas para llevar el
control de las obras hidráulicas que realizaban.

Bibliografía
Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web,
Libro 1. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN
9972-2908-1-6 (ISBN-13: ISBN 978-9972-2908-1-7), Bookland EAN-13:
EAN 9789972290817; Depósito Legal Nº 2006-10934 en la Biblioteca
Nacional del Perú..
Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web,
Libro 2. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN
9972-2908-2-4 (ISBN-13: ISBN 978-9972-2908-2-4), Booland EAN-13: EAN
9789972290824; Depósito Legal Nº 2006-10935 en la Biblioteca Nacional del
Perú..

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En el Perú, departamento de Abancay, distrito de Curahuasi, camino hacia el


ombligo del mundo, la ciudad imperial del Cusco, a 3500 m.s.n.d.m., en
medio de cuatro templos incas: el Rumihuasi, el Chincana, Intihuatana,
Pillijchu y el Concacha, la enigmática Piedra de Saywite, se erige como el
gran otrora oráculo del agua al que los Sapas Incas acudían para ver su destino
y el futuro del imperio.

Con el Willaq Umu (en quechua: el sumo sacerdote, el que tiene la última
palabra), el Sapa Inca consultaba al dios Viracocha, a los Apus, a todos los
dioses, sobre hechos y fenómenos que los seres humanos no podían descifrar
ni su fuerza y sabiduría controlar y dominar.

La paz, la guerra, la muerte, la vida, la alegría, el sufrimiento, la desgracia, la


hambruna, las pestes, el clima, la lluvia, la cosecha o el destino de un pueblo,
eran puestos a la vista y oídos del Inca, su panaca real, consejeros y militares,
a través de esa inmensa escultura monolítica, para la mejor toma de decisiones
en bien del reino de los Cuatro Suyos.

Las visiones, presagios y augurios se materializaban unas veces, con agua,


otras con chicha (la bebida de maíz de los dioses), y muchas veces con sangre
de sacrificios humanos o de animales, discurriendo entre vericuetos y más de
200 símbolos, figuras, dibujos, surcos y perforaciones en la piedra sagrada de
Saywite, de 2 y medio metros de altura, 11 metros de circunferencia mayor y 8
de circunferencia menor, extraído del corazón de un Apu, espíritu de la
montaña.

Toda la cosmografía inca sobre el agua, el medio ambiente, la tierra, la


biodiversidad y su relación con los dioses y el reino de los incas, está
resumida en esta escultura con piedra volcánica que no se sabe quién la
esculpió. Allí se registra resumida y pétreamente la ciencia, la tecnología y la
arquitectura urbana, la ingeniería hidráulica y la gestión del agua, la
agricultura, los animales y las deidades antromorfas que gobiernan el mundo.

Las cumbres, las cabeceras de cuenca, ríos, lagos, puquiales, cascadas, bajo la
guardianía con tintes eróticos de parejas macho-hembra de animales, se
mezcla con redes de agua para el abastecimiento de la casa imperial, templos,
edificios, plazas públicas, viviendas, canales, acueductos, túneles, cultivos,
reservorios, que a su vez se fusionan con figuras fitomorfas, zoomorfas y
antropomorfas, y la descripción de las tres regiones del Perú a través de
animales oriundos: costa (peces, cangrejo, pelicano, camarón, pulpo, etc.),
sierra (llama, rana, puma, cóndor, serpiente, lagartija, araña, etc.) y selva
(jaguar, tigrillo, mono, etc.)

El agua: la vida, la prosperidad, la abundancia y el futuro; la chicha: la


abundancia de alimentos, el poder y la fortaleza; y la sangre: los malos
tiempos, la desgracia y el sufrimiento, iban definiendo según su recorrido,
empozamiento o ausencia en los laberintos de la Piedra de Saywitte, las
respuestas a las interrogantes, miedos, temores y esperanzas del inca, hasta
caer el líquido al suelo, a la tierra, a la Pachamama, último destino de todas las
cosas. No era una cuestión de suerte, sino de fe en el oráculo del agua.

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