Velázquez

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VELÁZQUEZ

-Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599​-Madrid, 6


de agosto de 1660).

ETAPAS:

1) ETAPA DE APRENDIZAJE O SEVILLANA (1618-23)

La Sevilla en que se formó el pintor era la ciudad más rica y poblada de España, así como
la más cosmopolita y abierta del Imperio, allí desarrolló un estilo naturalista de iluminación
tenebrista, muy extendido por la ciudad, al contrario de lo que se piensa sin conexión con
los caravaggistas, comenzó su formación en los talleres de Francisco Pacheco y Herrera el
Viejo.

Cristo servido por los ángeles en el desierto, (1615) de Pacheco


Francisco de Herrera el Viejo. San Buenaventura recibe el hábito de San Francisco.

En las primeras obras de Diego se encuentra un dibujo estricto atento a percibir la exactitud
de la realidad del modelo, de plástica severa, totalmente opuesto a los contornos sueltos de
la tumultuosa fantasía de las figuras de Herrera. Continuó su aprendizaje con un maestro
totalmente diferente; Pacheco. Así como Herrera era un pintor nato muy temperamental,
Pacheco era culto pero poco pintor, que lo que más valoraba era la ortodoxia., por ello fue
mayor el influjo en los aspectos teóricos, tanto de carácter iconográfico, por ejemplo en su
defensa de la Crucifixión con cuatro clavos, como en lo que se refiere al reconocimiento de
la pintura como un arte noble y liberal, frente al carácter meramente artesanal con que era
percibida por la mayoría de sus contemporáneos.
Vieja friendo huevos (National Galleries of Scotland, 1618)
fuentes en el claroscuro de Velázquez

Luis Tristán.Santa Mónica, 1616, museo del


Prado.

b) LA PRIMERA FASE MADRILEÑA O EL PINTOR QUE SOLO SABE PINTAR CABEZAS


Retrato del infante Don Carlos (1626-27). Elegante y austero,
todavía con iluminación tenebrista, resalta su rostro y sus manos iluminados sobre un fondo de penumbra.

En octubre de 1623 se ordenó a Velázquez trasladar su lugar de residencia a Madrid,


siendo nombrado pintor del rey. Allí se le tachó de solo saber pintar cabezas. Cuatro años
después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la
corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y
de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su
presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las
enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que
se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran
luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas..Contactó con Pedro Pablo Rubens, cuando
vino a España por segunda vez en 1628, Velázquez le habría visto pintar retratos reales y
copiar cuadros de Tiziano, aumentando al contemplarle su admiración para con los dos
pintores que más influencia tendrían sobre su propia obra. Su ejemplo inspiró, sin duda, su
primer cuadro mitológico "El triunfo de Baco" o "los borrachos" (1628-1629, Prado), tema
que, en ​manos de Velázquez, recordaría más el mundo de los bodegones que el mundo
clásico.
Parece que una visita a El Escorial con Rubens renovó su deseo de ir a Italia, y partió en
agosto de 1629. Según los representantes italianos en España, el joven pintor de retratos,
favorito del rey y de Olivares, se iba con la intención de rematar sus estudios. Cuenta
Pacheco que copió a Tintoretto en Venecia y a Miguel Ángel y Rafael en el Vaticano. Luego
pidió permiso para pasar el verano en la Villa Médicis, donde había estatuas antiguas que
copiar. No ha sobrevivido ninguna de estas copias ni tampoco el autorretrato que se hizo a
ruego de Pacheco, quien lo elogia por estar ejecutado "a la manera del gran Tiziano y (si es
lícito hablar así) no inferior a sus cabezas". Prueba de sus avances en esta época son las
dos telas grandes que trajo de Roma. "La fragua de Vulcano" (1630, Prado) y "La túnica de
José" (1630, El Escorial) justifican ampliamente las palabras de su amigo Jusepe Martínez,
según las cuales "vino muy mejorado en cuanto a la perspectiva y arquitectura se refería".
En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de
Breda.
El estilo de madurez.

Presente en la National Gallery 1631-1632;


se trata de un retrato posterior al primer
viaje de Velázquez a Italia y en él se ve que
el modelado es más suave y se adopta un
colorido más propio de la escuela
veneciana. Es el principal retrato del rey de
la época.

Felipe IV de castaño y plata, pintado hacia 1631-1636, es de los


primeros donde cambió su técnica buscando la impresión visual. El
conjunto parece plasmado meticulosamente pero consiguió los
efectos del vestido y de las mangas mediante manchas y toques
irregulares
Pablo de Valladolid (1636-37). Sin suelo, ni
fondo, crea el espacio por medio de la
sombra, realzada por la diagonal en
profundidad.80​ Este retrato fue de los más
admirados por Manet que dijo: «... el fondo
desaparece. Es aire lo que rodea al
hombrecillo...»

En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un


dominio extraordinario de la luz. Este período se inauguró con el Retrato del papa Inocencio
X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras:
Las meninas y Las hilanderas.
Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras.

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