El documento describe la historia de cómo Mario Donato Palacios Valverde eligió ser abogado. En la secundaria, fue influenciado por los valores de justicia, humildad y veracidad que aprendió de los frailes franciscanos. Un fraile le regaló el libro "El Alma de la Toga" y lo convenció de que sería un gran abogado. Esto, junto con experiencias como ser alcalde escolar, lo llevaron a decidir estudiar derecho a los 15 años. Al principio de la carrera se desilusionó porque
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El documento describe la historia de cómo Mario Donato Palacios Valverde eligió ser abogado. En la secundaria, fue influenciado por los valores de justicia, humildad y veracidad que aprendió de los frailes franciscanos. Un fraile le regaló el libro "El Alma de la Toga" y lo convenció de que sería un gran abogado. Esto, junto con experiencias como ser alcalde escolar, lo llevaron a decidir estudiar derecho a los 15 años. Al principio de la carrera se desilusionó porque
El documento describe la historia de cómo Mario Donato Palacios Valverde eligió ser abogado. En la secundaria, fue influenciado por los valores de justicia, humildad y veracidad que aprendió de los frailes franciscanos. Un fraile le regaló el libro "El Alma de la Toga" y lo convenció de que sería un gran abogado. Esto, junto con experiencias como ser alcalde escolar, lo llevaron a decidir estudiar derecho a los 15 años. Al principio de la carrera se desilusionó porque
El documento describe la historia de cómo Mario Donato Palacios Valverde eligió ser abogado. En la secundaria, fue influenciado por los valores de justicia, humildad y veracidad que aprendió de los frailes franciscanos. Un fraile le regaló el libro "El Alma de la Toga" y lo convenció de que sería un gran abogado. Esto, junto con experiencias como ser alcalde escolar, lo llevaron a decidir estudiar derecho a los 15 años. Al principio de la carrera se desilusionó porque
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1. ¿POR QUÉ ELIGIÓ SER ABOGADO?
RESPUETA POR: PALACIOS VALVERDE, MARIO DONATO.
Forjar una vocación, o mejor dicho encontrar una, quizá sea una de las situaciones más complicadas en las que un joven de unos 16 o 17 años, debe enfrentarse. Elegir una carrera universitaria solo basados en experiencias ajenas, sin conocer que les deparará la misma. Es un verdadero lío. Responder esta pregunta. Me lleva a recordar, aquellos días en los que cursaba la secundaria, en un colegio de Frailes Franciscanos de la ciudad de Piura. Hago hincapié sobre el carácter religioso de la institución, porque por años forje en mi la vocación sacerdotal. Vocación que termino por decaer al ser más grandes mis sueños de ser padre de familia, en un futuro. Durante aquellos años, había sido formado en valores y carismas propios del dogma, entre los cuales destacaban la justicia, humildad y veracidad. Mismos que hicieron que en mí despertará el deseo por luchar por construir una sociedad basada en libertad, comprensión y sobre todo equidad. Razón por la cual, seguía frecuentando la orden, visitando y dialogando con los frailes quienes, a pesar de conocer de mi cambio de planes, me guardaban gran cariño y estima. En una de mis visitas, uno de los hermanos, me obsequio el libro “El Alma de la Toga”. Él estaba convencido que, si yo no iba a ser un sacerdote, sería un gran abogado. Formando dicha convicción por la forma en como me desenvolvía defendiendo mis ideales y las causas justas. A mí me tomo por sorpresa dicha afirmación, puesto que aún cursaba 3ero de secundaria, y no había decidido que carrera seguir. Leí el libro con gusto y terminé por convencerme a mi mismo que quería ser un abogado. Convencimiento que se vio alimentado por experiencias escolares, como haber sido alcalde y fiscal escolar. Poco a poco, entonces, me convencí a la edad de 15 años que quería cursar una carrera en leyes. Ya en el último año de secundaria, me encontraba en otra escuela, en la cual conseguí mi ingreso a la universidad donde actualmente curso estudios. Convencido ya, que quería ser un abogado para poder luchar por las causas justas, por quienes el Estado pareciera haberse olvidado de ellos. Mi vocación en el derecho se formo de esa forma. Pero sufrió un verdadero golpe, cuando empecé la carrera.
Muchas veces al no conocer una realidad, idealizamos. Y yo idealice al derecho de
manera errónea. Creyendo que el abogado, es aquel personaje que aparece en películas debatiendo y defendiendo a su defendido. O pensando que abogado es sinónimo de político. Error. Terminé por desilusionarme. En esos momentos recordé las palabras de Osorio, en “El Alma de la Toga”: Ser abogado va más allá de haber recibido un título de Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas (en nuestro caso). Afirmándonos que el verdadero abogado vendría siendo aquel que ejerce la profesión dando consejos jurídicos y pidiendo justicia. Recordándome el porqué de mi elección. Y tomándole gusto a cada clase, a cada rama de esta profesión. Actualmente curso el 5to año de la carrera, y poco a poco el apasionamiento por ella ha llegado. Hoy estoy convencido de cual es el camino que quiero seguir con ella, porque a lo largo de la misma conocí personas, sean compañeros de clase o docentes, quienes me inspiraron a seguir con esta travesía. Y hoy, más que nunca sé que quiero ser Abogado.