Gestion Participativa y Democratica

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GESTION EDUCATIVA

Resumen
En materia de gestión educativa muchos cambios se han dado en las dos últimas décadas, paradigmas nuevos
que modifican las dinámicas de las escuelas como organizaciones. Los actores educativos, en el marco de la
Reforma Integral de la Educación Básica, para cumplir con las expectativas de la sociedad actual, requieren
del desarrollo de competencias que los definan en un perfil acorde con las demandas de la educación
moderna. El director de escuela se ha convertido en la figura clave para cambiar las escuelas desde su interior
a través de un liderazgo compartido, propiciando un clima laboral agradable, aportando para la capacitación y
actualización del colegiado y poniendo en práctica los principios para un trabajo colaborativo efectivo.
Corresponde a cada director, aplicar las estrategias que favorezcan los resultados de aprendizaje de los
alumnos, como tarea principal de la escuela.

Introducción
En tiempos de cambios acelerados que ponen al individuo de nuestra nación en desventaja frente a un mundo
competitivo en todos los sentidos y ámbitos donde se desenvuelve, también a la educación se le exigen
cambios radicales, rompimiento de paradigmas y modificaciones que lleven al individuo hacia una formación
acorde a las características de la sociedad actual.

La preocupación por la calidad de la educación es una tarea que nos ocupa a todos (gobierno,
autoridades, docentes, padres de familia, alumnos), por dar atención a la calidad de vida que es una verdadera
aspiración de todo ser humano y, hacia estas direcciones deben caminar las escuelas, en la búsqueda de
nuevos perfiles, de nuevas expectativas para el alumnado, es así, que la educación, como elemento central de
las sociedades de la información y del conocimiento, es atendida en nuestro país con una reforma, en
respuesta de las necesidades de la actualidad.

La educación básica en el contexto del Siglo XXI tiene la responsabilidad de ayudar a desarrollar en los
alumnos las competencias que requieren para incorporarse con éxito en la sociedad del conocimiento, la
RIEB en su teoría cuenta con los requisitos mínimos indispensables, para responder satisfactoriamente a estas
demandas sociales, ahora será tarea de cada uno de los planteles educativos, llevarlo a la práctica cumpliendo
cada actor de la educación con sus funciones específicas y al mismo tiempo con la sociedad y ver a corto
plazo, que esta reforma educativa es ya una realidad.

Las características actuales que repetidas veces escuchamos son entre otras: la inmersión al mundo
globalizado, las economías abiertas, las necesidades de la formación de individuos capaces de incorporarse al
mundo laboral, la exigencia de la universalización de los principios educativos con una formación de alta
calidad, la necesidad de "aprender a aprender", además de aprender a organizarse para funcionar
con eficacia y eficiencia en todos los ámbitos.

Uno de los cambios de paradigma que más impactaría en el funcionamiento de una "escuela eficaz", es
el cambio en la gestión, ya que la autonomía de las escuelas aunado a una gestión adecuada, llevaría a la
obtención de mejores resultados en las tareas escolares.

La escuela debe buscar alcanzar el perfil de egreso en cada uno de los tres niveles de la educación básica y al
culminar el nivel completo; para ello es importante también el desarrollo de competencias en el docente y en
el propio directivo de escuela, ya que si cuenta con las competencias necesarias, podrá ayudar a los alumnos,
como beneficiarios principales, mejorando los resultados de aprendizaje en la escuela.
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El responsable directo de la gestión en las escuelas como organizaciones completas, es el directivo, es


entonces en el actor educativo que se centra la atención en el presente ensayo, con la finalidad de enmarcar
las competencias de un director eficaz, para el desarrollo de una gestión efectiva, dentro de una escuela de
calidad que obtiene resultados óptimos en el manejo de los recursos. Se ofrece como estrategia de trabajo,
elmodelo "PLACE", para organizar el trabajo del directivo en una organización de trabajo colaborativo.

La escuela como organización


Los fenómenos sociales en los ámbitos económico, político, social, cultural, etc., tales como la globalización,
las economías abiertas, la competititvidad internacional, la necesidad de universalizar la educación, el
desarrollo tecnológico, ha llevado a las sociedades al nacimiento de las organizaciones como colectividades
que trabajan para el cumplimiento de metas definidas, con todo lo que una organización formal y compleja
exige: orden normativo, niveles de autoridad, comunicación, metas y objetivos, manejo de recursos, etc. ya
que cada organización o institución cuenta con principios que como dice Hall (1993), capacitan, adoctrinan y
persuaden a sus miembros a la adopción de una cultura organizacional que los hacen cumplir con sus tareas,
comprometiéndose con el deber que la función les exige.

Si las instituciones educativas funcionan bajo el principio de una organización compleja, creará las bases
para el desarrollo de una gestión efectiva. Esto exige que se cuide:
 La normatividad vigente en educación.
 Conocimiento de los materiales y auxiliares educativos.
 La creación de un clima laboral que apoye el desarrollo de las acciones en la escuela y las aulas.
 Una cultura interna definida.
 Objetivos y metas comunes.
 Aprovechamiento de recursos humanos, materiales y financieros, etc.

El hecho de mantener una cultura propia dentro de cada escuela, permitirá tomar acciones desde otra
perspectiva, aportar para mejorar resultados en todas las acciones que un plantel educativo cumple día con
día y esto provoca indudablemente un sentido de pertenencia que modifica el desempeño a favor de los
beneficiarios de la escuela (alumnos).

Una escuela bien organizada y dirigida camina hacia el ofrecimiento de un mejor servicio a la comunidad,
hacia una gestión participativa y democrática, lo anterior se menciona porque, la nueva gestión requiere de la
participación de todos los involucrados delegando tareas por las altas jerarquías, compartiendo el liderazgo,
aprovechando las capacidades individuales de los integrantes de la colectividad completa y con una
comunicación asertiva, por otro lado, democráticamente, porque las decisiones se toman a través de
consensos y acuerdos donde todos aportan sus opiniones y puntos de vista, así como sugerencias de solución
ante conflictos diversos. Y todas estas tareas se organizan a través de la gestión escolar.

La gestión eficaz en las escuelas con calidad total


La palabra gestión, como dice Antunez (2004) sugiere "acción", entendiéndola como "el conjunto de
acciones orientadas hacia la consecución de ciertos objetivos que se desarrollan en las diversas áreas de
actividad de la organización y en cuyo diseño y evaluación participan, en alguna medida, las personas
encargadas de llevarlas a cabo",(cap.7); dentro de las escuelas se aplica la gestión para organizar espacios,
administrar recursos, delegar tareas, planear actividades, distribuir responsabilidades, coordinar, ejecutar,
controlar y hasta evaluar los procesos y los resultados.
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Pensar en un nuevo paradigma de gestión, obliga a que todos los miembros de la comunidad educativa, en
función de sus capacidades y competencias, intervengan en la gestión de la escuela. Permitiendo así el
protagonismo de los integrantes de la comunidad, la lucha por alcanzar los objetivos propuestos, participar en
los consensos y toma de decisiones, obtener un verdadero trabajo colaborativo.

Menciona Enriqueta M. J. Martínez (2009) en el apartado de Organización y Gestión de Instituciones


Educativas que, "Al hablar de gestión de una institución educativa, estamos aludiendo al aprovechamiento
y financiamiento adecuado de los recursos que la constituyen; estos recursos suelen agruparse en tres grandes
bloques, a saber: los recursos materiales, los de carácter personal y los de tipo funcional (entendidos éstos
como los elementos conceptuales y tácticos que definen la trayectoria de la propia institución). En el modelo
actual de calidad total de una institución educativa, la gestión de los recursos constituye un componente
básico para lograr la calidad de dicha institución."(pág. 200).

Entonces, una gestión eficaz, con el paradigma de calidad total aplicado a la educación, implica la realización
de procesos de mejora continua y supone la optimización de todos los recursos, espacios y tiempos, así como
la satisfacción de todos los involucrados; exige replantear las trayectorias pensando siempre en mejorar los
procesos para obtener mejores resultados.

Se requiere entonces de planear la gestión, establecer un plan o proyecto de acción a partir de las


características y necesidades de la escuela, atendiendo los siguientes puntos, de acuerdo con Samuel Gento
(citado por Martínez Palau, 2009) "La solución sistemática de los problemas (enfrentarlos sin descanso y
convertirlos en una oportunidad de aprendizaje y de mejora constante); el aprendizaje a partir de la propia
experiencia e historia (tomando como elemento básico la experiencia de los miembros, aprendiendo de
errores y aciertos); el aprendizaje de otras instituciones (compararse con otras instituciones e individuos,
promover relaciones externas con instituciones de alta calidad); la transferencia rápida y eficaz de
conocimiento al conjunto de la institución (acumulación de aprendizajes que erradican los errores, trabajando
en la misión y cultura propia de la institución); la construcción de una cultura institucional de calidad (con la
mejora continua como estandarte, donde son determinantes los valores de la institución, sus ilusiones,
aspiraciones, formas de acción y contribución, mismas que justifican su existencia)". (pág. 201).

El actor educativo que tiene en sus manos la organización y ejecución de estas acciones es el director,
como líder educativo.

La calidad exige buen liderazgo


El desempeño del directivo de escuela es relevante para el buen funcionamiento de la escuela, ya que es el
encargado y responsable de los resultados insuficientes, del mal prestigio del plantel en la comunidad, del
incumplimiento en las exigencias administrativas y el mal uso de los recursos o la falta de rendición
de cuentas en todos los ámbitos, aunque no hay un estímulo cuando este desempeño es eficaz. El director es
el elemento clave para promover los cambios en los centros escolares.

La incipiente autonomía de los centros educativos, implican un cambio radical en la función del director de
escuela, a quien ahora se le pide que asuma su cargo con una posición moral, intelectual y funcional, para
conducir la institución; más que ser meros administradores, se requiere de personas capaces de dirigir y
eficientes organizadores. El perfil del director debe contener características básicas como: excelencia, visión,
enfoque, versatilidad, paciencia, sensibilidad, intuición, ser creativo, entre otras, que ayudan en su
desempeño y aceptación en la institución que dirige.
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Entre las tareas que realiza un directivo en forma cotidiana se encuentran: el control de la aplicación de
planes y programas, así como normatividad vigente; dirigir y verificar la ejecución de las actividades
conforme a los lineamientos establecidos; cumplir con las tareas administrativas; prever las necesidades en
todos los ámbitos; administrar los recursos humanos, materiales y financieros rindiendo cuenta de ellos;
organizar acciones con la Asociación de Padres de Familia, Consejo Escolar docente y de Padres de Familia,
atender las necesidades de los alumnos; mantener actualizados los sistemas de información educativa ;
remitir la información solicitada por las autoridades; orientar a los docentes en las tareas técnico-
pedagógicas; controlar los procesos de enseñanza-aprendizaje; motivar al personal docente para una mejor
calidad y rendimiento de su trabajo cotidiano; detectar problemas de actualización y capacitación; participar
en la detección y canalización de alumnos con necesidades educativas especiales; dar a conocer
convocatorias; atender a las iniciativas de todos los actores educativos; mantener informada a la comunidad
educativa; revisar que la documentación se mantenga actualizada; acompañar a los docentes en la realización,
seguimiento, ajuste y evaluación de los avances, registros y evaluaciones de los alumnos; mantener la
plantilla de personal completa; asignar tareas a los integrantes de la plantilla a partir de sus capacidades; dar
seguimiento y solución a las faltas y conflictos de alumnos, docentes y padres de familia; llevar registro y
control de los bienes muebles e inmuebles del plantel, así como su mantenimiento; verificar la dotación de
materiales y auxiliares para maestros y alumnos; entre otras acciones.

Como puede verse, una larga lista de actividades ocupan a un directivo de escuela y es complicada la
organización ante tantas demandas. Para dar solución a esta complicada tarea, la gestión eficaz nos lleva al
manejo de un liderazgo moderno, la inclusión del término de calidad total, que nació en el ámbito
empresarial, pero bien puede aplicarse en el ámbito educativo.

El buen director de escuela es reconocido porque ejerce un liderazgo eficaz, construye un clima escolar
basado en la confianza y la colaboración, promueve compromisos de todos para la mejora de los aprendizajes
de los alumnos, genera decisiones de manera participativa, facilita la planeación sistemática y colectiva,
desarrolla procesos de autoevaluación, comunica el desempeño y promueve la participación en redes
escolares. Cumplir con todo ello es ser un líder eficaz, apoyándose en los integrantes de su equipo de trabajo
bajo los principios de colaboración y participación activa, reflexiva, consciente, en beneficio de los
resultados de la escuela.

El trabajo colaborativo como una solución


Es evidente que el trabajo escolar resulta más eficaz cuando se desarrolla de manera colaborativa. Sin
embargo, alcanzar un verdadero trabajo de grupo, de colegiado, no es tarea fácil para los directivos de
escuela. No siempre todos los miembros se muestran dispuestos a colaborar, mostrando
una actitud individualista, pesimista, poco solidaria, demasiado pasivas, o incluso se manifiestan siempre en
contra de las peticiones o acuerdos afectando los planes de la escuela y creando ambientes hostiles.
Las relaciones interpersonales llegan fácilmente a desacuerdos, conflictos y discusiones que en muchas
ocasiones llegan más allá de la simple relación entre personas, es decir, alcanzan a entorpecer las tareas de la
institución, impidiendo avanzar en la mejora de los resultados proyectados en la planeación de la escuela,
planeación que en la actualidad se manifiesta a través del Plan Estratégico de Transformación Escolar
(PETE).

Las escuelas eficaces y bien organizadas, buscan el fortalecimiento de la unidad escolar, además del trabajo
colaborativo interno de la escuela, presentando así características como menciona Namo de Mello (2003):
"disponen de un ambiente bien ordenado, enfatizan en el desempeño académico, establecen altas expectativas
para el desempeño de sus alumnos y son dirigidas por profesores y directores que realizan un enorme
esfuerzo por ofrecer una enseñanza efectiva y estimular a sus alumnos a que aprendan, independientemente
de sus condiciones familiares o del sexo". (pág. 37).
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La principal ventaja del trabajo en equipo es la de reducir la sensación de impotencia y aumentar su


convicción de eficacia.

Como se ha visto, la función directiva es bastante compleja, exige muchas competencias y una
acción dinámica de principio a fin de cada proceso realizado. Es importante que en la atención de la
autonomía de gestión que se le atribuye, cada director busque organizarse con su colegiado buscando cumplir
con todas las tareas de su desempeño; se ofrece a continuación una estrategia para atender a los aspectos
principales bajo un liderazgo compartido y una visión común.

Modelo PLACE
La gestión escolar abarca las dimensiones: pedagógica, organizativa, administrativa y comunitaria; esto exige
el cumplimiento de un sinfín de tareas cotidianas para funcionar eficazmente y ser aceptado por la
comunidad. Para que una escuela funcione con excelencia, requiere del cumplimiento de las funciones de
todos sus actores (directivo, docentes, alumnos, padres de familia, asistentes, y los vecinos externos).
Como parte de las acciones, el director de escuela orienta su gestión a propiciar ambientes favorables para el
aprendizaje, haciendo el mejor uso de los recursos de que dispone la escuela. Desde esta perspectiva,
podemos decir que la gestión es de acuerdo al concepto manejado por Casassus (1999) "la capacidad de
articular los recursos de que se dispone, a manera de lograr lo que se desea". (pág. 47). Tiene que ver con la
capacidad de "hacer que las cosas sucedan".

Este modelo es una sugerencia que retoma cinco acciones fundamentales de la gestión escolar, como son: la
Planeación, el Liderazgo, la Asertividad, la Creatividad y la Evaluación.
Planeación. Toda acción debe ser planeada, la escuela trabaja por alcanzar los aprendizajes de los alumnos
principalmente. El compromiso por enseñar se expresa en el deber y la responsabilidad. La responsabilidad
es la manifestación objetiva del compromiso; no sólo está relacionada con el cumplimiento puntual de la
normatividad, sino también con la forma de asumir y aceptar los resultados obtenidos individual y
colectivamente. El director procede a ser convincente con la interiorización del compromiso, y está atento a
que se asuma responsabilidad frente a los niveles de aprendizaje de los alumnos. El compromiso y la
responsabilidad pueden expresarse en varios aspectos, pero todos importantes para que el proceso de
enseñanza se ofrezca con mayor efectividad, desde desempeñar la jornada diaria de labores y con el máximo
cumplimiento indicado por el calendario escolar.

Para la realización de los planes que llevarán a una escuela de un punto presente a un punto futuro, el director
debe contar con competencias que le permitan:
 Distribuir tareas, organizando al personal hacia el cumplimiento de objetivos fijados.
 Ejecutar las tareas, dirigiendo y supervisando las acciones.
 Tomar decisiones, de inicio a fin de cada proceso.
 Coordinar, para sincronizar y unificar las acciones hacia el fin común.
 Supervisar, entendiendo el término como el dar seguimiento de las acciones durante la ejecución.
 Evaluar, controlar los procesos, medir resultados.

La planeación es el principal instrumento para dar cuerpo a las acciones de una institución, es todo un
proceso, involucra a director y docentes. Y, una buena planeación permite el aprovechamiento de los
recursos y el logro de las metas propuestas. Toda planeación debe partir de los resultados
del diagnóstico previo y busca en las escuelas el desarrollo de las competencias de los alumnos como
principal función. Estas son tareas que se repetirán cíclicamente en cada plan, en cada acción y bien
ejecutadas.
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Aunque la planeación institucional a través de proyectos o planes de mejora ya es algo frecuente en la


organización de las escuelas, de cualquier forma se enfatiza la necesidad de que ésta cuente con una
determinada planeación a nivel de organización escolar, que le permita a todos tener siempre presente el
rumbo que se ha tomado, con la finalidad de que los alumnos tengan un aprendizaje efectivo.

Para que la escuela alcance el estándar relacionado con la planeación, no es suficiente que se haya elaborado
un plan o un proyecto escolar. La elaboración del plan o el proyecto es el principio definitorio de las acciones
y actividades que habrán de desarrollarse para conseguir las metas planeadas, pero apenas es un punto de
partida y mucho depende de la acción directiva que los planes se consumen y modifiquen la realidad para
mejorarla.

Liderazgo. Se busca actualmente ejercer un liderazgo horizontal, compartido, democrático y responsable;


esto permitirá aprovechar las potencialidades del equipo de trabajo en beneficio de los resultados que la
escuela ofrece a la comunidad.

El director organiza a los maestros para orientarlos hacia la buena enseñanza, y a los alumnos para que
aprendan. Genera acuerdos entre quienes configuran la comunidad escolar, asegurándose de que éstos se
lleven a cabo y, por lo tanto, ganando terreno en el logro de los objetivos planeados en tiempo y forma.
Concierta, siendo incluyente con el equipo y la comunidad escolar, las estrategias para conseguirlos. Produce
convicciones del equipo y de la comunidad escolar a través de la reflexión colectiva sobre la importancia del
aprendizaje.

En la escuela existe un ambiente de libertad para expresar los puntos de vista de cada quien y, además, se
establecen los mecanismos para que ello suceda. Esto no queda sólo como un discurso, sino que las
perspectivas se recogen para ser discutidas, valoradas y, en todo caso, incorporadas al esquema de decisiones
que se hayan tomado con fines de mejorar el aprendizaje de los alumnos.

También es indispensable por otro lado, que la atención de cada evento y situación o actividad desarrollada
considere la utilización de los recursos con los que cuenta la escuela de forma racional, equitativa, moderada,
y consciente.

Asertividad. Entre las tareas que deben ser asertivas en el desempeño directivo están: el manejo de las
relaciones interpersonales, la creación de un clima laboral adecuado, agradable, armónico, que invite a la
participación activa de todos los actores; además de tener visión, empatía y carisma para motivar a la
capacitación y actualización permanente de los integrantes del equipo de trabajo escolar.

Un clima escolar orientado a la promoción del aprendizaje supone la existencia de comunicación,


cooperación, intercambio, integración y establecimiento de valores como respeto, tolerancia y confianza
entre los actores integrantes de la comunidad. Es responsabilidad del director, junto con el equipo docente,
que exista un ambiente de esta naturaleza en la escuela, apoyando la consolidación de su capital social
organizacional, es decir, la capacidad de trabajo cooperativo, basado en la confianza y la reciprocidad,
principalmente, con sus maestros. En este sentido, la escuela se establece como una comunidad abierta a la
autocrítica y dispuesta a desarrollar acciones de aprendizaje organizacional.

En cuanto a la capacitación, se debe buscar homogeneizar las competencias de los docentes a favor de los
alumnos, mantener vigentes los contenidos básicos de formación docente, incluyendo los procesos de
intercambio de experiencias, asesoría y cooperación entre los mismos profesores.
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Creatividad. El director es el principal soporte de la escuela. Sobre él se apoya el colectivo de maestros y la


comunidad escolar; es quien establece conexiones, promueve y se asegura de que ocurran las acciones
colectivas e individuales para apoyar el aprendizaje. Él se formula una visión global de las estrategias que
delinean este camino, para lo que requiere habilidades. Cada director interpretará lo que conviene proponer al
colectivo de acuerdo con buenas prácticas de gestión escolar, la experiencia colectiva y la historia de la
escuela.

Es importante que el directivo de la escuela en la tarea de un liderazgo compartido, busque innovar en las
acciones escolares para conseguir las metas planeadas en un ambiente aceptado por toda la comunidad y es
aquí donde este actor (director), debe crear, innovar, trascender a las rutinas cotidianas para conseguir la
participación activa de la comunidad educativa, así es, con carisma y creatividad para obtener credibilidad y
apoyo que lleven a la escuela a adquirir prestigio en la comunidad y mejores resultados en los aprendizajes
de los alumnos.

Evaluación. Cada escuela busca dimensionarse dentro del contexto nacional, contrastar sus resultados con
los de otras escuelas y con los logros esperados, identificar los puntos vulnerables de la administración y las
problemáticas específicas de la comunidad escolar, realizar una evaluación crítica de su desempeño mediante
el análisis de los resultados obtenidos y construir, en base a estos y a las metas, los elementos, herramientas y
estrategias necesarias para cumplir con los objetivos trazados en el proceso de mejora continua de la gestión
escolar. Asimismo, cada escuela busca asumir su responsabilidad de cumplir con la función que le ha sido
encomendada y rendir cuenta de su desempeño como institución, lo cual resulta fundamental en el marco de
esta sociedad del conocimiento.

La autoevaluación escolar representa el mecanismo por el cual la escuela reconoce, reflexivamente, las
condiciones en las que se encuentra con relación a la misión que le corresponde como parte del sistema
educativo. También tiene la finalidad de cotejarse en relación con los estándares. Ésta es una de las más
importantes iniciativas que el director incluye en su plan de actividades desde el principio del ciclo escolar.
La importancia del proceso radica en que permite a todos los actores de la comunidad escolar observar con
transparencia los resultados y los avances de la escuela, en función del desarrollo de actividades orientadas al
aprendizaje de los alumnos. Al mismo tiempo, ofrece los elementos palpables y verificables que permiten
mejorar la retroalimentación en los ámbitos que se detecten con esa necesidad.

Ma. Antonia Casanova (2004), sugiere considerar como factores de calidad los siguientes:

 La gestión. Liderazgo directivo, organización del centro, funcionamiento del equipo didáctico,
profesorado, instalaciones y recursos.
 Desarrollo interno. Documentos institucionales, currículum, atención a la diversidad,
interculturalidad, proyectos internacionales.
 Relaciones. Expectativas sociales, relaciones con el entorno, procesos de participación de la
comunidad educativa.
 Resultados. Los resultados que arroja el centro escolar. (pág. 208).
Todo proceso debe ser evaluado, la evaluación de las metas en un centro escolar, es otra de las capacidades
de la gestión y permite dar seguimiento, control y ajuste a las acciones planeadas para perfeccionar las
actividades y mejorar los resultados de su ejecución. Para el desarrollo de una evaluación es importante
diseñar indicadores o estándares que permiten hacer una revisión detallada de cada una de las tareas
ejecutadas, y califican la relevancia, eficiencia, efectividad, impacto, sostenibilidad, entre otros aspectos.
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Conclusiones
La preocupación por la calidad es quizá lo que caracteriza a nuestros tiempos, los cambios acelerados en
todos los ámbitos han llegado desde hace poco más de dos décadas a la educación. Compromisos
internacionales y nacionales han sido firmados y se persigue elevar la calidad de los aprendizajes de los
alumnos (como tarea principal de las organizaciones escolares), con la responsabilidad de todos los actores
educativos, desde las altas jerarquías, hasta la propia escuela, donde directivos, docentes, padres y alumnos
trabajan cotidianamente por alcanzar las metas propuestas en las reformas educativas, haciendo uso de los
recursos que se tienen a la mano.

En este quehacer rutinario, la tarea del directivo es el factor principal donde se recarga el éxito o el fracaso,
derivado de la gestión aplicada. Muchas tareas competen al directivo de escuela y sería imposible pensar que
sólo pueda culminar con buenos resultados; de aquí surge el cambio radical en la gestión para atender el
desarrollo efectivo de los aprendizajes de los alumnos cuidando de ofrecer a la comunidad educativa un:

 Liderazgo compartido y democrático,


 Clima laboral adecuado (Relaciones armónicas, comunicación asertiva).
 Manejo adecuado de los recursos (humanos, materiales, financieros).
 Delegación de tareas (de acuerdo a potencialidades).
 Trabajo colaborativo.
 Proceso de planeación, ejecución, evaluación y ajuste en todas las acciones escolares.
Cuando un directivo alcanza una organización que atiende de forma efectiva y eficaz los aspectos anteriores,
alcanza el éxito de la escuela a su cargo, mejorando los resultados de los aprendizajes de los alumnos,
rindiendo cuentas del manejo de recursos y elevando el prestigio del centro escolar en la comunidad.
Esto habla del principio de gestión de calidad, de la calidad total en la escuela.

Hacia una gestión participativa y democrática. En este apartado se define la gestión más allá de una tarea
administrativa, como un conjunto de tareas que deben llevar a cabo todos los agentes que integran la escuela.
En este sentido, el autor propone que el modelo democrático puede ser beneficioso, entiendo que éste
proporciona a todos los actores involucrados, oportunidad de participación en diferentes niveles y ámbitos, y
hace énfasis particular en la necesidad de implicar a los padres de familia en asuntos de relevancia, pues
favorece la calidad de los resultados educativos.

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