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EVITERNA, REVISTA DE HUMANIDADES, ARTE Y CULTURA INDEPENDIENTE

ISSN: 2530-6014, Nº 4, (SEPTIEMBRE 2018)

Ser Decadente
Be Decadent

Angélica Ugarte Ortega


Doctora en Historia del Arte por el Departamento Arte III - Contemporáneo Facultad de Geografía e Historia
Universidad Complutense de Madrid - UCM, España ([email protected])

Recibido el 29 de julio de 2018; revisado el 05 de agosto de 2018; aceptado el 29 de agosto de 2018; publicado el 13 de septiembre de 2018

RESUMEN: Ser simbolista significa trascender más allá de la vida cotidiana. El simbolista accede y
cultiva un universo enigmático, turbador y lírico. Es la vía para abandonar lo rutinario. El artista
prefiere ensimismarse y regodearse en la creación, es la actitud lo que une a los pintores y literatos.
Decadentismo, Dandysmo, Simbolismo o esoterismo, son piezas añadidas a este momento artístico.
En el caso español nos movemos entre los años 1890 y 1930.

PALABRAS CLAVE: Decadentismo, Simbolismo, Literatura, Pintura.

ABSTRACT: To be a symbolist means going beyond everyday routine. Symbolist access and
cultivate an enigmatic, disturbing and lyrical universe. It´s a life to give up routine. The artist would
rather become engrossed and take pleasure in creating, it is the attitude what connects these painters
and man of letters. Decadentism, Dandyism, Symbolism, or esotericism are added pieces to this
artistic moment. In Spain this perios is between the years 1890 and 1930.

KEYWORDS: Decadence movement, Symbolism, Literature, Painting.

El amplio mapa del Simbolismo europeo vivió un momento sobresaliente a finales del siglo XIX y
con el cambio de siglo. Los simbolistas no convivieron como un grupo compacto, fueron decadentes
y estetas a los que unió un espíritu común. Les interesó lo esotérico, lo secreto y crearon un nuevo
mundo hermético con aquello que no está a simple vista en la realidad. La cronología difiere de los
ejemplos del resto de Europa y la influencia del Simbolismo en España se hace notar con cierto
retraso. Nos movemos entre los años 1890 y 1930, se ha distinguido un núcleo aventajado en la

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Angélica Ugarte Ortega

Barcelona modernista y posteriormente en torno a la tertulia encabezada por Valle-Inclán en el


madrileño Nuevo Café de Levante.

Los paraísos embriagadores

"Hay que estar siempre borracho. Todo radica ahí: es la única cuestión. Para no sentir el horrible
fardo del Tiempo, que destroza vuestras espaldas y os inclina hacia el suelo, es preciso emborracharse
sin tregua.
¿Y de qué? De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo, pero emborrachaos.”

Charles Baudelaire
Pequeños poemas en prosa
(1869)

El profeta del credo decadente Charles Baudelaire (París, 1821-1867), defiende abandonarse en una
narcótica levitación. El anhelo del simbolista es huir de la realidad aparente y deleitarse en los
paraísos artificiales. Movidos por una inspiración poética, los artistas de esta órbita acceden a un
universo creado más allá. Aun existiendo algunas señas o rasgos visuales comunes, la actitud
artística prevalece sobre las formas. Lo subjetivo o secreto son algunos de los amplios conceptos de
la espiritualizada dimensión simbolista, como un mundo hermético difícilmente explicable. Sus
imágenes metamorfosean la realidad visible y exponen otra realidad escondida e imaginable como
vía de escape de lo cotidiano. La herencia romántica se enfrenta a la objetividad realista,
impresionista y naturalista: "Para los simbolistas, el "sueño" pierde poco a poco sus profundidades
tenebrosas para no ser más que ese mundo artificial en que uno se refugia." (Béguin, 1993: p. 471)
Esos sueños son los edenes decadentes y los paraísos embriagadores de Baudelaire.

El Fin de Siècle con los avances modernos ensalzados por el Positivismo, provoca desazón a
los decadentes. Como respuesta, estos artistas se encierran en su cosmos narcisista. Su cobijo
artístico entroniza las emociones y el ocultismo. El esotérico mundo simbolista se alimenta de lo
enigmático y onírico. Contra toda norma o dogma científico y contra toda convención vital… lo
nocturno, la tentación y los sueños colman la atmósfera creada. Este otro marco (sin límites) es una
vía de escape de los espacios rutinarios. Sus alucinaciones transmutan las formas conocidas y
compendian recursos imaginables. El Simbolismo europeo se perfila como una compleja y
disgregada reacción idealista más allá de unas coordenadas espacio-tiempo. La metafísica simbolista
empapa a Nazarenos y Prerrafaelitas, los salones Rose+Croix, Les XX, Sezession, Nabis, Pont-Aven
y en el Art Nouveau en todas sus variantes europeas (Liberty, Jugendstil o Modernismo).

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Ser Decadente

El creador y el creyente de la obra simbolista quedan embebidos en sus quimeras de


ensueño1. La opresión que ejerce la rutina en la sensibilidad simbolista se suple con las revelaciones
generadas por la poesía. Esta sugestiva trascendencia puede complicarse con elementos malditos
igualmente enriquecedores2. Los perfiles artísticos presentan una serie de individualidades indolentes
y afligidas. El rol del simbolista responde a una afectación o pose melancólica, creativa y doliente.
La incomodidad, frente al contexto real, provoca un negativismo y Nihilismo que llegan a ser
elogiados. En las biografías simbolistas se da un particular encuentro arte-vida.

Eros, morfina, poesía... son las experiencias inspiradoras para saciar el angustiado
sentimiento del simbolista y su sed de éxtasis. El consumo de drogas en los círculos decadentes
respondía a la búsqueda de ese "otro lugar". Otro componente protagonista es el erotismo enrevesado
que ensalza y pervierte la imagen de la mujer. En la obra de Gustav Klimt (Viena, 1862-1918) o
Gustave Moreau (París, 1826-1898) las pinturas de mujeres tienen un protagonismo casi absoluto.
Pensamos en las tahitianas de Paul Gauguin (París, 1848-1903), las hadas modernistas de Alphonse
Mucha3 (Moravia, 1860-1939), las ninfas de Puvis de Chavannes (Lyon, 1824-1898) y las figuras
andróginas de Fernand Khnopff 4 (Grembergen, 1858-1921). El simbolista, el decadente y el dandy
(a no ser que se trate de un único perfil sin distinciones demasiado exactas…) son creadores y
devotos del arte. La mística simbolista es una vía esotérica de evasión y disfrute poético, hablamos
de una toma de distancia con la realidad y un férreo posicionamiento estético, como evidencia Wilde
(Wilde, 2011: p. 9):

"El artista es creador de belleza."


“Quienes descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser elegantes, lo que
es un defecto.
Quienes encuentran significados bellos en cosas hermosas son espíritus cultivados. Para ellos hay
esperanza.
Son los elegidos, y en su caso las cosas hermosas sólo significan belleza."

1
Añadimos los siguientes títulos: YEATS, William Butler (2005). Ensayos sobre Simbolismo. Langre: San Lorenzo de
El Escorial (1ª edición 1903) y BELTRÁN ALMERÍA, Luis y RODRÍGUEZ GARCÍA, José Luis (coords.) (2008).
Simbolismo y hermetismo. Aproximación a la modernidad estética. Prensas Universitarias de Zaragoza: Zaragoza.
2
Entre la amplia bibliografía respecto a Simbolismo europeo citamos los catálogos:
COGEVAY, Guy y JIMÉMEZ BURILLO, Pablo (eds.) (2013). Catálogo de exposición Impresionistas y
postimpresionistas. El nacimiento del arte moderno. Obras maestras del Musée d'Orsay. Fundación Mapfre y Musée
d'Orsay: Madrid. JUMEAU-LAFOND, Jean-David y SOLANA, Guillermo (eds.) (2000). Catálogo de exposición Los
pintores del alma. El Simbolismo idealista en Francia. Fundación Mapfre: Madrid.
3
MUCHA, Sarah (ed.) (2008). Catálogo Alphonse Mucha. Mucha Ltd.: Praga. Parte de sus carteles fueron expuestos en
el Palacio de Gaviria de Madrid en la exposición temporal organizada por Arthemisia, con la colaboración de Mucha
Foundation y comisariada por Tomoko Sato entre octubre de 2017 y febrero de 2018. Añadimos la exposición dedicada a
Morris y su catálogo FONTÁN DEL JUNCO, Manuel y ZOZAYA ÁLVAREZ, María (eds.) (2017). Catálogo de
exposición William Morris y compañía: el movimiento Arts & Crafts en Gran Bretaña. Fundación Juan March y Museu
Nacional d'Art de Catalunya: Madrid.
4
DRAGUET, Michel (2004), "De l'idéal à l'idéalisme. Le Symbolisme gagné par l'ésotérisme", en Le Symbolisme en
Belguique. Bruselas, Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, pp. 259-301.

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Angélica Ugarte Ortega

Los simbolistas son los deseados y envidiados, también son sublimes sin interrupción,
sospechosos en tiempos homófobos y creadores de un estilo inimitable como Oscar Wilde (Dublín,
1854-1900). Ya en el Romanticismo Lord Byron (Londres,1788-1824) autor de Don Juan (1819) y
George Brummell (Londres,1778-1840) abren el camino de los bellos Narcisos y abanderados del
dandysmo5. La lista de sus herederos finiseculares es larga, entre ellos destacamos al bon vivant
Robert de Montesquieu (París, 1855-1921) o el escritor Marcel Schwob (Chaville, 1867-1905).
Añadimos a Jules Barbey d'Aurevilly, Auguste Villiers de l'Isle-Adam, Octave Mirbeau, Remy de
Gourmont y Jean Richepin. Los héroes literarios son reflejos de sus autores como Dorian Gray del ya
citado Wilde, Andrea Sperelli, Tullio Hermil y Giorgio Aurispa en El placer (1889), El inocente
(1891) y Triunfo de la muerte (1894) de Gabriele d'Annunzio, Des Esseintes y el ocultista Durtal en
A contrapelo (1884) y Allá lejos (1891) de J.K. Huysmans, o los protagonistas proustianos Jean
Santeuil, Charles Swann y el Barón de Charlus. La novela Mosieur de Phocas (1901) de Jean
Lorrain6 (Fécamp, 1855-1906) ejemplifica el tono legendario que caracteriza a estos personajes:

También su vida era materia de una leyenda que quizás él mismo había contribuido a crear de
manera inconsciente y que, posteriormente, había cultivado y acrecentado con gran dedicación. Lo
cierto es que a nadie le extrañaba oír todo tipo de fábulas y rumores acerca de este joven cinco veces
millonario que, aunque procedía de una estirpe muy respetable y se hallaba excelentemente
emparentado, apenas frecuentaba los círculos de la sociedad, vivía sin amigos y sin amantes conocidas,
y todos los años, a finales de noviembre, abandonaba París para pasar el invierno en Oriente.

Un profundo misterio tan denso como infundado rodeaba su vida y, al margen de dos o tres
estrenos que revolucionan la sociedad parisina cada primavera, era imposible encontrar en lugar alguno
a este joven alto y pálido, de aspecto siempre rígido y siempre fatigado7.

Ningún dandy teme a la tan temida soledad y todo dandy se toma las licencias poéticas que
quiere porque puede. El arte y la vida se comunican en sus creaciones. Sus mandamientos le obligan
a rendir culto a su individualismo, por ello vive retirado y aislado. El decadente no es un bohemio, es
un hedonista con gustos perversos y exquisitos que solo sacia cuando le parece oportuno. Tiene por
5
Remitimos a JERROLD, Clare (2018). Los bellos y los dandis con prólogo de Luis Antonio de Villena.
Wunderkammer: Girona (1ª edición 1910) y PRAZ, Mario (2018). El pacto con la serpiente. Paralipómenos de La
carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica. Acantilado: Barcelona. Lord Byron y Percy B. Shelley son los
personajes perversos en Mary Shelley, película drigida por Haifaa Al-Mansour y estrenada en julio de 2018. La cinta está
dedicada a la vida y obra de la autora de Frankestein o el moderno Prometeo (1818).
6
Algunas obras de los auotres citados son: LORRAIN, Jean (2011). Relatos de un bebedor de éter. Caja Negra: Buenos
Aires. SCHWOB, Marcel (2012). Vidas imaginarias. La cruzada de los niños. Valdemar: Madrid (1ª edición 1896)
7
Rescatamos la cita de la antología de GARCÍA, Leticia y PRIMO, Carlos (coords.) (2012). Prodigiosos mirmidones.
Antología y apología del dandismo con prólogo de Luis Antonio de Villena. Capitán Swing Libros: Madrid, p.200.

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Ser Decadente

costumbre visitar los infiernos para contemplar y celebrar con sus camaradas nocturnos. Como
precepto poético, los moradores de los paraísos embriagadores y nacidos bajo el signo de Saturno
van cubiertos de elegancia y melancolía.

Los poetas saturnianos

Ser pesimista es condición obligatoria para ser simbolista. Ser nihilista explica esa huída y búsqueda
evasiva de los paraísos infernales del Simbolismo. Estos saturnianos saturados de bilis negra
enferman de aburrimiento y depresiones varias. La melancolía y la negrura tiñe todas las obras
simbolistas. Aristóteles fue el primero en asociar el temperamento melancólico con el talento notable
para las artes. En la antigüedad, la cultura grecorromana explicaba estas dolencias o patologías
asociado al equilibrio de los fluidos o humores. El fluido predominante en cada organismo,
determina el temperamento: la sangre el temperamento sanguíneo, la bilis amarilla el colérico, la
flema el flemático y la bilis negra marca a los melancólicos8 .

Esta amargura derivó cómodamente en una pose indolente y elegante entre los diagnosticados
de Spleen de finales del siglo XIX. La dolencia contagió a los simbolistas más enfermizos,
narcisistas y egocéntricos. Los saturnianos están predestinados según los astros, a la reflexión y la
creación artística. Su carácter contemplativo e introspectivo, condiciona sus momentos eternos para
la divagación. Estos nihilistas desengañados y ensimismados pierden toda esperanza, se emplazan en
su visión amarga y la resignación. Desengañados y frustrados por el Tedium Vitae y el Ennui
decadente, los simbolistas se declaran vencidos completamente convencidos. Su fracaso se adereza
de desolación y un desencanto voluptuoso. Los decadentes están refugiados en el arte y entre ellos
también existen las (casi olvidadas o invisibles) saturnianas, como la poetisa Anna-Elisabeth de
Bracovan Condesa de Noailles (París, 1876-1933). La aristócrata compuso poemas al Eros-Thánatos
en obras como El corazón innumerable (1901) o Los vivos y los muertos (1913) (Noailles, 2011: pp.
27 y 37):
"Seremos los electos, los proscritos altivos;
oiremos a la vida insultar nuestros sueños,
veremos cómo llora en sus tristes festines
nuestro amor, infinito entre las cosas breves."

8
WITTKOWER, Rudolf y Margot (1985). Nacidos bajo el signo de Saturno. Genio y temperamento de los artistas desde
la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Cátedra: Madrid.

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Angélica Ugarte Ortega

"Habíamos esperado mucho ese día tranquilo,


inflamado, dichoso, cuando ya, clandestinos
y solos, sin tener que hablar, de tan visible
que era el alma, sentíamos que nuestros calurosos
destinos se mezclaban,"

La escritora contrajo matrimonio con el Conde Mathieu de Noailles en 1899 y fue la


anfitriona de sus célebres salones donde se relacionó con escritores del París de la Belle Époque
como Maurice Barrès o Marcel Proust9. La musa fue retratada por Jacques-Émile Blanche, Philip de
László, Antonio de la Gándara (París, 1861-1917) [1] o el pintor vasco Ignacio Zuloaga10. Estas
musas inspiradoras no son las santas de Josep Llimona, ni las hembras carnales de Julio Romero de
Torres. Ellas son más flácidas que frágiles y más fatalistas que fatales. Podemos ubicarlas en una
posición dudosa entre la santa de gracia prerrafaelita y la femme fatale, polos estereotipados y
repetitivos hasta la saciedad. Ni tan angelicales, ni tan diabólicas (o algo de ambas), éstas son las
fetichistas y pérfidas más estimulantes. Otro decadente de belleza ambigua y maldita fue Arthur
Rimbaud (Charleville, 1854-1891) el enfant terrible y esposo infernal de Paul Verlaine (Metz, 1844-
1896), ambos retratados en Un rincón de la mesa (1872, Musée d'Orsay París) de Henri Fantin-
Latour. Verlaine firmó Fiestas Galantes (1869), Romanzas sin palabras (1875) y el célebre ensayo
11
Los poetas malditos (1884) . En sus Poemas saturnianos (1866) señala a los melancólicos
condenados a visitar sus infiernos personales, por ser los elegidos según los designios de los astros
(Verlaine, 2011: p. 21):

"Los sabios de otros tiempos, que bien éstos valían,


Creyeron, y es un punto que aún permanece oscuro
En los cielos leer bonanzas y catástrofes,
Y que cada alma estaba bajo el signo de un astro.
(Muchos se burlan de esto, sin pensar que, a menudo,
Es tan decepcionante como necia esa risa,
A la hora de enfrentar el misterio nocturno.)
Pues bien, los que nacieron bajo el signo SATURNO,

9
PROUST, Marcel (2011). Los salones y la vida de París con prólogo de Luis Antonio de Villena. Ediciones Espuela de
Plata: Madrid. Incluimos el interesante ensayo de OSMA, Guillermo de (2010). Fortuny, Proust y los Ballets rusos. Elba:
Barcelona.
10
BOZAL CHAMORRO, Leyre y JIMÉNEZ BURILLO, Pablo (eds.) (2017). Catálogo de la exposición Zuloaga en el
París de la Belle Époque. 1889-1914. Fundación Mapfre, Musée d'Orsay: Madrid.
11
VERLAINE, Paul (2017). Los poetas malditos. Eneida: Madrid. El autor se incluye entre los poetas Tristan Corbière,
Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Auguste Villiers de l’Isle Adam y a la poetisa Marceline Desbordes-Valmore.

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Ser Decadente

Feroz planeta, caro a todo nigromante,


Arrastran, frente al resto, según viejos grimorios,
Buena dosis de males y no menos de bilis.
Inquieta y débil, la Imaginación,
Anula en ellos toda potencia racional.
Por sus venas la sangre, sutil como veneno,
Como la lava ardiente, corre y se arremolina
Requemando su triste Ideal que se hunde.
Así, los saturnianos han de sufrir. Así,
Morir, si concedemos que la muerte es común.
El plano de su vida, línea a línea es trazado
Por la lógica de una Influencia fatal."

1. Antonio de la Gándara Retrato de la Condesa de Noailles, 1899


Óleo sobre lienzo, 169 x 135 cm. Musée de l'Oise, Beauvais

Los malditos Verlaine y Rimbaud se conocieron en París en 1871. Residen con la esposa y
los suegros de Verlaine hasta que las noches de bohemia y los brindis con el "hada verde", hace la
convivencia insufrible. Verlaine rompe su matrimonio y emprende el periplo de la poesía y la
trasgresión con Rimbaud. Los poetas visitan Londres, Bruselas y sus bajos fondos (calabozos
incluidos) en busca de experiencias inspiradoras12. La vida de ambos inspira y supera sus creaciones

12
STARKIE, Enid (2007). Arthur Rimbaud. Una biografía. Siruela: Madrid.

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Angélica Ugarte Ortega

literarias. Rescatamos unas líneas de Los andróginos del lenguaje. Escritos sobre literatura y arte
del Simbolismo de Luis Antonio de Villena: "Frente al pulcro y espléndido Verlaine, el asilvestrado
Rimbaud, el inconforme, el iconoclasta, el perverso. (...) Como todo genuino mito, Arthur Rimbaud
fue algo más que un poeta rebeldemente notable. Fue el mito de una actitud y una forma de vida. El
mito de la juventud inconforme." (Villena, 2011: p. 37) Las líneas de los poetas saturnianos son
testimonios líricos de sus indagaciones noctámbulas (Rimbaud, 2001: pp. 179-180 y 182):

Noche del infierno

He dado un glorioso trago de veneno - ¡Sea tres veces bendito el consejo que he recibido! – Me
arden las entrañas. La violencia del veneno retuerce mis miembros, me vuelve deforme, me tira por
tierra. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Mirad cómo prende
el fuego! Ardo a las mil maravillas. ¡Vamos, demonio!

"¡Ah! ¡Volver a la vida! Clavar la mirada en nuestras deformidades. ¡Y el veneno, este beso mil
veces maldito! Mi debilidad, ¡la crueldad de mi mundo! Dios mío, piedad, escondedme, ¡a duras penas
me sostengo! Estoy oculto y no lo estoy.
El fuego se reaviva junto con su condenado."

Las alucinaciones de Rimbaud se transforman en visiones oníricas en sus líneas. Sus poemas
en prosa son fruto de la rebeldía y el malditismo, señas decadentes por norma. La pérdida de la
conciencia de la realidad visible y tangible produce una desubicación donde los límites de la
percepción se transforman y expanden. El Eros procaz y desenfrenado deriva hasta entrar en bucle,
como otra vía de acceso al éxtasis y de nuevo el abandono de la realidad. El desorden de los sentidos
y el libertinaje en el autor es el vicio virtuoso o la ascesis en versión salvaje. Rimbaud es el autor de
Una temporada en el infierno (1873) e Iluminaciones (1886). El decadente tras visitar los infiernos
como un libertino, accede a la gloria como el iluminado satánico. Todo decadente busca la
perfección y expansión espiritual ya sea por vía virtuosa, viciosa o su combinación en un equilibrio
casi milagroso.

Señalamos las obras de Rimbaud:


(2015) Poesías completas. Cátedra: Madrid y (2014) Una temporada en el infierno. Iluminaciones. Alianza: Madrid.
Luis Antonio de Villena cuenta con varios trabajos sobre Decadentismo, señalamos algunos a continuación:
(2001) Diccionario esencial del Fin de Siglo. Valdemar: Madrid.
(2002) Máscaras y formas del Fin de Siglo. Mundos varios de la Edad Simbolista. Valdemar: Madrid.
(2003) Corsarios de guante amarillo. Sobre el Dandismo. Valdemar: Madrid.

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Ser Decadente

Místicos y mundanos

Siguiendo el rastro de estas búsquedas de evasión, alucinaciones e iluminaciones, Ramón Mª del


Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866-1936) cantó a los efectos del hachís en La Pipa de Kif
(1919). Valle es necesario y una referencia obligada al atajar cuestiones simbolistas. Sus títulos
tempranos entre 1895 y 1910 son: Flor de Santidad, Femeninas, Corte de amor, Epitalamio, La cara
de Dios, Jardín Umbrío y la culminación de este recorrido con las Sonatas, narraciones rebosantes
de satanismo y erotismo decadente. Hablamos de obras anteriores al Esperpento con sus reflejos e
imágenes deformadas, luces (y sombras) de la bohemia.

Junto a sus títulos teatrales y reseñas de crítica de arte, La Lámpara Maravillosa (1916) es
esencial como guía poética y doctrina para el iniciado en materia artística. El autor tiene vocación
didáctica, relata visiones que trascienden lo cotidiano y se presentan meditaciones para el adepto. La
obra es un libro de estética y los parecidos con los tratados místicos se dan por el discurso
desbordado. El parentesco con las modas ocultistas es otro de sus ingredientes. Valle-Inclán admiró
las obras artísticas que despertaban sensaciones de inmutabilidad y eternidad. Defiende la
experiencia estética como una iluminación. Espiritualidad y Quietismo Estético, son pautas para la
identificación del Simbolismo español13. El escrito es obligado como un expositor de ideas y dogma
simbolista. La experiencia estética se convierte en una nueva forma de conocimiento (Valle-Inclán,
2002: pp. 84 y 141-142):

“El poeta, como el místico, ha de tener percepciones más allá del límite que marcan los sentidos, para
entrever en la ficción del momento, y en el aparente rodar de las horas, la responsabilidad eterna. (…)
El inspirado ha de sentir las comunicaciones del mundo invisible, para comprender el gesto en que
todas las cosas se inmovilizan como en un éxtasis, y en el cual late el recuerdo de lo que fueron y el
embrión de lo que han de ser.”

“El Quietismo Estético tiene esta fuerza alucinadora. Inicia una visión más sutil de las cosas, y al
mismo tiempo nubla su conocimiento porque presiente en ellas el misterio. Es la revelación del sentido
oculto que duerme en todo lo creado, y que al ser advertido nos llena de perplejidad.”

13
VALLE-INCLÁN, Ramón del (1995). Claves líricas. Espasa Calpe: Madrid. Respecto a la labor del autor como
crítico de arte: (1987) Artículos completos y otras páginas olvidadas. Istmo: Madrid. Fuente de información de la tertulia
en el Nuevo Café de Levante son las líneas de BAROJA, Ricardo (1989). Gente del 98. Cátedra: Madrid. El escrito
publicado en 1952, recuerda el contexto y tertulias del 98. Es igual de importante señalar los trabajos de Ricardo Baroja
como grabador así cómo las novelas de su hermano Pío Baroja como autor clave de la Generación del 98 junto a Valle,
Unamuno, Azorín, Maeztu o Ganivet.

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Angélica Ugarte Ortega

En Madrid el foco simbolista fue la tertulia encabezada por Valle-Inclán. Uno de los artistas
vinculados fue Anselmo Miguel Nieto (Valladolid, 1881-1964) quien retrató al escritor [2]. El
Nuevo Café de Levante se convierte en punto de encuentro para artistas de procedencias diversas,
literatos, pintores reconocidos y otros olvidados. López Mezquita, Rodríguez-Acosta, Arteta, Mir,
Casas, Macho o Inurria fueron algunos de los artistas que se dieron cita allí. Las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes y la repercusión crítica de estos artistas, corrobora la influencia del
Simbolismo14. Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) fue uno de los artistas más ensalzados
por el autor gallego, ambos compartieron poéticas y correspondencias artísticas. Al igual que el
Marqués de Bradomín de las Sonatas de Valle, Romero de Torres es otro Don Juan o una creación
literaria y mitológica de sí mismo. El Romero temprano pinta beatas y el maduro a las mujeres
morenas. Algunas señas de identificación visual, revisitaron las obras del Renacimiento italiano. La
espiritualidad en los Primitivos y los Prerrafaelitas, respondían al anhelo de un tono devocional. Esa
idealidad mística y primitiva definida por el Quietismo Estético de Valle-Inclán, se hace patente en el
retablo La consagración de la copla (c.1911-1912) [3] donde el dandy mundano se autorretrata como
un místico. De igual manera ocurre en Autorretrato (1920) [4] en el que Federico Beltrán Massés
(Cuba, 1885-1949) viste con hábito de monje y lleva su paleta de pintor. Adelardo Covarsí (Badajoz,
1885-1951) retrata enjoyado a Antonio Juez15 (Badajoz, 1893-1963) quien escoge el bastón como
fetiche para posar [5] al igual que su tocayo Gala. Juez es el autor de obras como Cerebro y corazón
(1936), Aldabadas (1944), el estudio Luis Morales, el Divino (1925) y Soy un pobre peregrino, obra
de teatro publicada en 1947.

2. Anselmo Miguel Nieto Retrato de Ramón María del Valle-Inclán, 1932


Óleo sobre lienzo. Museo Nacional del Teatro, Almagro

14
CAPARRÓS MASEGOSA, Lola (1999). Prerrafaelismo, Simbolismo y Decadentismo en la pintura española de fin de
siglo. Universidad de Granada: Granada. Los especialistas Jaime Brihuega, Francisco Calvo Serraller, Lily Litvak y
Concha Lomba, han investigado el contexto y artistas del Simbolismo español.
15
GARCÍA MOGOLLÓN, Florencio Javier (2002), "El ambiente cultural y artístico pacense en la época de Antonio
Juez", en HERNÁNDEZ NIEVES, Román (ed.). Catálogo de exposición Antonio Juez. Badajoz, Museo de Bellas Artes
de Badajoz, Diputación de Badajoz, pp.43-51.

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Ser Decadente

3. Julio Romero de Torres La consagración de la copla, c.1911-1912


Óleo y temple sobre tabla, 230 x 290 cm. Colección Prasa

4. Federico Beltrán Massés Autorretrato, 1920


Óleo sobre tapiz, 124 x 100 cm. Colección particular

5. Adelardo Covarsí Retrato de Antonio Juez, hacia 1947


Óleo sobre lienzo, 57 x 51 cm. Colección particular

11
Angélica Ugarte Ortega

Los Machado, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío o Francisco Villaespesa, son los poetas
saturnianos del Decadentismo español. Declaración de un vencido (1887) de Alejandro Sawa y
personajes como Silvio Lago inspirado en el pintor Joaquín Vaamonde en La Quimera (1911) de
Emilia Pardo Bazán, el dandy trasnochador Jaime Thierry y alter ego de Pío Baroja en Las noches
del Buen Retiro (1934), justifican ese tono melancólico que invade las líneas y lienzos simbolistas.
Los decadentes son los héroes derrotados y los contemplativos con la mirada perversa. Más allá de
unas coordenadas espacio-tiempo rígidas y limitadas, el Decadentismo impregna de idealismo y
melancolía todas sus obras como formas de evasión narcótica y elevación espiritual.

Recursos Bibliográficos

BAROJA, Ricardo (1989). Gente del 98. Cátedra: Madrid. (1ª edición 1952)

BAUDELAIRE, Charles (2010). Pequeños poemas en prosa. Los Paraísos Artificiales.


Cátedra: Madrid. (1ª ediciones 1869 y 1860)

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