Guia Contabilidad #4 Once y Decimo
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La crisis económica que está viviendo el mundo entero no es una crisis más, como las muchas
que se han enfrentado en el pasado. No resultó del estallido de una burbuja especulativa, como
ocurrió en octubre de 1929 en Estados Unidos, ni de la excesiva acumulación de deuda por parte
de los gobiernos, las empresas, los bancos y las personas, como sucedió en Colombia a
principios de los ochenta y finales de los noventa del siglo XX.
Es una crisis universal, súbita, producto de una pandemia, que nos afecta a todos los terrícolas e
impacta tanto la producción como la demanda mundial y, desde luego, locales. Y no es solo una
amenaza para la salud humana sino una amenaza profunda para la estabilidad económica, social
y política del mundo y de cada uno de los países que lo conforman. Más grave, como lo anotan
analistas extranjeros serios, que la crisis financiera internacional de 2008/2009 y, de alguna
manera, similar por sus posibles consecuencias sobre la pobreza y el desempleo, a la de los años
treinta del siglo pasado.
En el caso colombiano, a la pandemia –y por su causa– se sumó la pronunciada caída del precio
del petróleo, nuestro principal producto de exportación y principal proveedor de recursos para el
fisco nacional, a través de los impuestos y los dividendos de Ecopetrol, y para los fiscos
regionales, a través de las regalías. De tal manera que se combinan un desequilibrio externo y
uno interno.
Pero, bueno, eso lo enfrentamos en los ochenta, en la crisis del ‘fin de siglo’, y más recientemente
cuando se desplomó el precio internacional del petróleo en 2014. En todos estos eventos fue
necesario introducir ajustes económicos fuertes, elevar los impuestos, reducir gasto, incrementar
el endeudamiento público. El peso se devaluó a las malas, cuando la tasa de cambio era
‘administrada’, y a las buenas, como sucedió en 2015 y como pasa ahora, cuando la tasa ‘flota’
libremente. La actividad económica cayó. La mayor contracción del siglo XX fue la de 1999,
cuando el PIB se redujo 4,3 por ciento, el desempleo superó el 20 por ciento y el déficit externo se
cerró a la fuerza porque el sector privado paró abruptamente las importaciones.
Las crisis han sido generalmente bien manejadas por las autoridades en Colombia, como lo han
reconocido de tiempo atrás los estudiosos del tema. Superamos la crisis del año treinta más
rápido y mejor librados que la mayoría de los países de la región. En los años ochenta, Colombia
fue el único país de América Latina que no reestructuró su deuda externa y el que más creció en
la ‘década perdida’. Y de la crisis de finales de los noventa salimos con un Banco de la República
fortalecido en sus instrumentos, con el esquema de la ‘inflación objetivo’ que nos ha permitido
vivir en un entorno de inflación baja y con la tasa de cambio que fluctúa libremente y minimiza los
sobresaltos de la política monetaria.
La de ahora es una crisis diferente. Esta vez es necesario que el déficit fiscal aumente y no que
se reduzca. El gobierno tiene que gastar sumas inmensas, no presupuestadas. Como lo ha
afirmado el exministro Juan Camilo Restrepo, tendrá muy rápidamente que modificar el
presupuesto para el año en curso, eliminando partidas que no son urgentes y abriendo espacio
para los gastos que debe efectuar en el sector de la salud por la necesidad de adecuar y preparar
la atención hospitalaria a los contagiados del virus. Como se sabe, la capacidad instalada de los
hospitales y clínicas en el país es absolutamente insuficiente. Como lo es, también, la
disponibilidad de ventiladores, de reactivos para las pruebas e, incluso, de personal idóneo para
la atención. Y esas necesidades son diferentes entre las regiones y ciudades del país. La
información que se tenga es crucial para determinar las cuantías a gastar. Es claro que hay que
cambiar las prioridades, como parece entenderlo el Gobierno y debe reflejarlo un presupuesto
modificado.
El choque económico externo y el de la pandemia sobre Colombia son enormes. No hay duda de
que la actividad económica ha entrado en barrena. Los servicios de toda índole, que son los más
afectados, constituyen el 51 por ciento del PIB. La realidad es que la economía colombiana es de
más servicios que de producción de bienes. La disminución de los ingresos personales conduce
forzosamente a una reducción de la demanda de bienes lo cual, a su vez, afectará las empresas
y, particularmente, a las medianas y las pequeñas que viven al día sin reservas de caja ni de
capital. De ahí que se prevea una disminución drástica en el ritmo de crecimiento de la economía
que, de acuerdo con la información más reciente, comenzó bien el año.
Los analistas de Goldman Sachs, el banco internacional, están proyectando crecimiento cero (0
por ciento) para Colombia en 2020. Un consuelo que compartimos con Perú, pues para América
Latina en su conjunto proyectan una caída del PIB de 1,2 por ciento y caídas para países como
Chile, 0,5 por ciento; México, 1,6 por ciento, o Brasil, 0,9 por ciento. Para no mencionar lo que
sucederá en Argentina, un país en una profunda crisis a la cual le ha caído la pandemia, y en
Venezuela, en crisis permanente. Si esto es así, el desempleo se va a incrementar en toda la
región. Este vendrá a sumarse al descontento que ya se había manifestado en las protestas de
fines del año pasado.
De ahí la urgencia de que las autoridades actúen para generar ingresos a quienes los están
dejando de recibir y, de esta manera, estimular la demanda para evitar la quiebra de las
empresas y el aumento del desempleo. En los países desarrollados, como lo anota Martin Wolf en
el Financial Times, los gobiernos acuden a remunerar a quienes se enfermen y al seguro de
desempleo y, “si esto es muy difícil, los gobiernos pueden mandarle a cada individuo un cheque”
(‘The Virus Is an Economic Emergency too’, 18/3/20). En Colombia nos toca agudizar el ingenio y
olvidarnos por un rato de preconcepciones e ideología. Recabar en el pragmatismo que
caracteriza la tecnocracia desde hace muchos años.
ACTIVIDAD
1. ¿Cómo crees se puede solucionar la crisis en Colombia en el 2020?
2. ¿Cuánto tiempo crees pueda durar la recesión económica o la pausa comercial vivida en
Colombia gracias a la pandemia?
3. Investiga que acciones a tomado el gobierno nacional y municipal para atenuar la crisis
económica
4. ¿Qué consideras más grave, la crisis económica en muchos sectores o la enfermedad por
contagio de Covid 19?
5. ¿Qué harías tu personalmente para salir de una crisis como esta en caso de que fueras
una persona independiente?