Libro 223 Sandino, General de Hombres Libres
Libro 223 Sandino, General de Hombres Libres
Libro 223 Sandino, General de Hombres Libres
Gregorio Selser
SANDINO
GENERAL DE HOMBRES LIBRES
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Libro 223
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Gregorio Selser
Colección
SOCIALISMO y LIBERTAD
Libro 1 LA REVOLUCIÓN ALEMANA
Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgo
Libro 2 DIALÉCTICA DE LO CONCRETO
Karel Kosik
Libro 3 LAS IZQUIERDAS EN EL PROCESO POLÍTICO ARGENTINO
Silvio Frondizi
Libro 4 INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA DE LA PRAXIS
Antonio Gramsci
Libro 5 MAO Tse-tung
José Aricó
Libro 6 VENCEREMOS
Ernesto Guevara
Libro 7 DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO - DIALÉCTICA DE LO IDEAL
Edwald Ilienkov
Libro 8 LA DIALÉCTICA COMO ARMA, MÉTODO, CONCEPCIÓN y ARTE
Iñaki Gil de San Vicente
Libro 9 GUEVARISMO: UN MARXISMO BOLIVARIANO
Néstor Kohan
Libro 10 AMÉRICA NUESTRA. AMÉRICA MADRE
Julio Antonio Mella
Libro 11 FLN. Dos meses con los patriotas de Vietnam del sur
Madeleine Riffaud
Libro 12 MARX y ENGELS. Nueve conferencias en la Academia Socialista
David Riazánov
Libro 13 ANARQUISMO y COMUNISMO
Evgueni Preobrazhenski
Libro 14 REFORMA o REVOLUCIÓN - LA CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA
Rosa Luxemburgo
Libro 15 ÉTICA y REVOLUCIÓN
Herbert Marcuse
Libro 16 EDUCACIÓN y LUCHA DE CLASES
Aníbal Ponce
Libro 17 LA MONTAÑA ES ALGO MÁS QUE UNA INMENSA ESTEPA VERDE
Omar Cabezas
Libro 18 LA REVOLUCIÓN EN FRANCIA. Breve historia del movimiento obrero en Francia
1789-1848. Selección de textos de Alberto J. Plá
Libro 19 MARX y ENGELS
Karl Marx y Friedrich Engels. Selección de textos
Libro 20 CLASES y PUEBLOS. Sobre el sujeto revolucionario
Iñaki Gil de San Vicente
Libro 21 LA FILOSOFÍA BURGUESA POSTCLÁSICA
Rubén Zardoya
Libro 22 DIALÉCTICA Y CONCIENCIA DE CLASE
György Lukács
Libro 23 EL MATERIALISMO HISTÓRICO ALEMÁN
Franz Mehring
Libro 24 DIALÉCTICA PARA LA INDEPENDENCIA
Ruy Mauro Marini
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Pablo Neruda
https://elsudamericano.wordpress.com
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A MARTA mi compañera
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Capítulo I
EL ÁGUILA SOBRE LA PRESA
“...Los vecinos iberoamericanos nos han oído proclamar esta nueva fe,
pero también han comprendido el nuevo interés de Estados Unidos por
obtener bases navales y aéreas que llevarán a aquellos territorios la
visita permanente de soldados y marinos norteamericanos. La política
vigente de moderación y templanza no ha borrado todavía de su
memoria el recuerdo de la Diplomacia del Dólar, y las declaraciones de
nobles propósitos son recibidas con escepticismo [...] El llamado
imperialismo sin dolor de los norteamericanos, sólo a nosotros mismos
nos ha parecido exento de dolor. Las repúblicas de Centroamérica que
alojaron a nuestros marinos, directores de aduanas, inspectores de
bancos, encontraban sin duda harto dolorosas las lecciones de moderna
contabilidad apoyadas sobre las bayonetas. Parecía en aquel momento
como si nuestro respeto a las fronteras y a las integridades territoriales
fuera tan sólo el resultado de nuestra preferencia por las aduanas y los
bancos centrales.”
Nicholas J. Spykman1
1
Nicholas J Spykman. Estados Unidos frente al mundo, p. 67. FCE., México, 1944.
16
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2
Ese derecho quedó abrogado en 1937, mediante un acuerdo celebrado entre los presidentes
Franklin D. Roosevelt y Lázaro Cárdenas.
18
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No fue así extraño que Cornelius Vanderbilt obtuviese concesiones para que
sus barcos, que hasta entonces bordeaban el Atlántico, penetraran ahora en
el Caribe y que se internaran, mediante líneas auxiliares de menor calado,
hasta el Lago de Nicaragua. Le habían precedido en el negocio George Law,
3
Edward C. Kirkland. Historia económica de Estados Unidos, p. 391. FCE, México, 1948.
19
Gregorio Selser
Llegó así a conducir hasta California a 2.000 pasajeros por mes, a trasportar
gran parte del oro que se extraía de aquellas tierras y a ganar un millón de
dólares al año; hacia 1853 se jactó ante un amigo de haber ganado once
millones de dólares con esa empresa, a la que denominó Accesory Transit
Company. 4
4
John T Flynn. Grandes fortunas. Historia de doce hombres ricos, p. 189. Editorial Juventud
Argentina S. A., Bs. As., 1945.
20
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La lucha que se entabló por este motivo tiene mucho que ver con los
acontecimientos que sobrevinieron en Nicaragua, y sirvió de anticipo a los
conflictos y a la tragedia de que sería víctima esa nación en los años
subsiguientes.
21
Gregorio Selser
Roto el Pacto Federal Centroamericano ante los embates del fanático indio
guatemalteco Rafael Carrera, la república de Nicaragua se gobernaba por
medio de los llamados directores supremos, suerte de presidentes cuyo
mandato duraba dos años. Razones físico-económicas –hoy diríamos geo-
políticas– habían condicionado dos tendencias ideológicas perfectamente
definidas. Las aparentes rivalidades lugareñas, simbolizadas por las
pretensiones hegemónicas de ciudades tales como Granada, León y Corinto,
eran la simple expresión de factores comerciales en juego. Granada
representaba a los grandes hacendados cultivadores de café y azúcar; el
puerto de Corinto, en el Pacífico, abierto al tráfico de mercancías tanto como
al de ideas, era, con la ciudad de León, la expresión de los pequeños
propietarios, de los artesanos y obreros, así como de la incipiente clase de los
comerciantes al menudeo. Aquéllos eran los conservadores, mechudos o
calandracas; estos, los liberales, desnudos o timbucos.
Como campo extraño a esa rivalidad emergía la región bañada por el Caribe,
zona fiscalizada por la escuadra británica y dedicada a la explotación de frutos
y maderas preciosas, territorio tradicionalmente apto para toda clase de
contrabandos, con una población de indios y negros mezclada, renuentes al
predominio del hombre blanco, donde señoreaban los comerciantes ingleses
e intrigaban para fomentar las luchas civiles en el país con el mismo énfasis
con que se dedicaban a la tarea de fortalecer sus propias posiciones en la
zona, contra toda pretensión norteamericana.
En una de las tan frecuentes guerras civiles de entonces nace la historia del
filibustero norteamericano William Walker.
22
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
23
Gregorio Selser
Superaría los objetivos de esta obra seguir en detalle las andanzas de este
personaje funesto para Nicaragua, conocido por el filibustero Walker. No sería
ocioso, empero, trazar las líneas generales de su actuación, así como de la
reacción que produjeron sus actividades: en 29 de julio de 1855 Walker es
derrotado en Rivas, pero se desquita el 3 de setiembre al batir al general
Santos Guardiola, en La Virgen. El 13 de octubre se posesiona, por asalto, de
la ciudad de Granada. Días antes, el 8 de setiembre, Walker, hecho ya
general, impone la paz al general Ponciano Corral, jefe del bando
conservador, quien firma a regañadientes en nombre del presidente
legitimista Estrada.
Así se desencadenó una lucha que pronto cobró mayores dimensiones y que
por sus características especiales, es conocida en la historia del istmo
centroamericano con el nombre de La Guerra Nacional. Guerra nacional fue
en efecto, ya que las aspiraciones del filibustero lograron concitar en un
mismo haz de voluntades a todos los pueblos de Centroamérica contra aquel
que ya había mostrado sus intenciones de convertirse en gobernante no sólo
de Nicaragua, sino de las cinco naciones ístmicas.
6
Lorenzo Montúfar. Reseña histórica de Centroamérica, pp. 519-520, documento n° 1, tomo VII .
25
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8
Germán Arciniegas. Entre la libertad y el miedo. p. 232. “Cuadernos Americanos”, México, 1952.
27
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Había todavía alguien más con quien Walker, torpemente, debía chocar y
hacer de ella un enemigo más: Gran Bretaña. Llevado de su ímpetu
conquistador trató de intervenir en la zona de la Mosquitia, entonces colonia
inglesa, y de hacer pagar tributo a los plantadores de esa región que
Nicaragua reivindicaba como propia y que, en efecto, décadas más tarde
pasaría a su poder. Walker alentaba quitar a los ingleses el puerto de San Juan
del Norte (Greytown), que dominaba la entrada atlántica del río San Juan,
donde comenzaba la línea de tránsito interoceánica. Finalmente, Walker optó
por retirar el exequátur al vicecónsul inglés residente en Managua, Thomas
Manning, con el pretexto de que éste intervenía en la política interna
nicaragüense.
No era casual, en todo caso, que Gran Bretaña se trenzara contra aquel en
quien adivinaba un escollo para sus planes de asegurarse para sí misma el
dominio de la ruta interoceánica, previniendo las miras idénticas de sus
parientes anglosajones. No eran tampoco casuales las disposiciones de
Walker para asegurarse las llaves de esa misma ruta y preservarlas para sus
connacionales. Los designios del zarandeado Destino Manifiesto de los
Estados Unidos no eran, como los de Dios, inescrutables. Walker constituía la
modalidad estadounidense del intervencionismo impaciente y agresivo,
distinto de la forma pacífica de penetración preconizada por los comerciantes
y financistas y, a pesar de los aspectos pintorescos de su faena en Centro-
américa, no cabe duda alguna de que, de haber triunfado en la brega, muy
otra sería la historia de las cinco naciones federadas en su contra.
Hasta casi un año después ese propósito no había sido cumplido. Los ejércitos
de las pequeñas repúblicas, al mando del costarricense José Joaquín Mora,
lograron acorralar a Walker en Granada, pero éste se zafó no sin antes
incendiar la ciudad, dejando en ella humeantes ruinas y un simbólico cartel:
Here was Granada. Una tremenda epidemia de cólera, diezmó poco después
a las fuerzas aliadas, sobre todo a las costarricenses, y la lucha prosiguió con
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Ínterin, la noticia había provocado suficiente alarma en los Estados del norte,
antiesclavistas, como para animarles a colocar obstáculos al filibustero. Debe
tenerse en cuenta que si éste lograba apoderarse del territorio del istmo y
anexarlo como Estado esclavista a los Estados Unidos, se iría a romper –en
favor del Sur– el equilibrio de la balanza política que tan precariamente se
mantenía sobre una paridad cuantitativa de unidades políticas locales.
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Capítulo II
EL FILIBUSTERISMO DE GUANTE BLANCO
A principios de 1857, las fuerzas del general costarricense Juan Rafael Mora,
que habían acudido en ayuda de Nicaragua, trataron de conservar en su
poder la citada “línea”. Cuando parecía que esta vez la guerra estallaría entre
Nicaragua y Costa Rica, Mora y Martínez lograron llegar a un acuerdo, que se
traduciría a poco en la firma del Tratado Cañas-Jerez. Pero antes de que el
convenio fuera firmado, y para evitar malentendidos, con fecha 1º de mayo
de 1857, firmaron ambos un manifiesto en el que declaraban que:
9
Samuel Flagg Bemis. La diplomacia de Estados Unidos en la América latina, pp. 122-123. FCE.,
México, 1944.
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10
Dicho tratado consignaba entre otras, estas cláusulas: “Como los Estados Unidos y la Gran
Bretaña, al firmar este convenio, desean no solamente un fin particular, sino también establecer un
principio general, convienen en otorgar su protección, por medio de tratados, a todas las demás
vías de comunicación posible, canal o ferrocarril, que atraviesen el istmo que une la América del
Norte y la del Sur, y especialmente a las comunicaciones interoceánicas, si fuesen posibles, sean por
un canal, sean por el ferrocarril que se propone actualmente establecer por la ruta de Tehuantepec
y Panamá.
Ni uno ni otro establecerán jamás ni conservarán por sí mismos la dominación exclusiva del canal;
ninguno levantará jamás fortificaciones sobre el canal o en sus alrededores; ninguno de los Estados
ocupará, fortificará o colonizará, ni asumirá o ejercerá ningún dominio sobre Nicaragua, Costa Rica,
Mosquitos o cualesquiera otras partes de la América Central, ni hará uso de ninguna protección o
alianza que uno u otro pudieran tener con algún Estado o pueblo con el fin de levantar o mantener
dichas fortificaciones; ni los Estados Unidos ni la Gran Bretaña tomarán ventaja de ninguna
intimidad, ni emplearán ninguna alianza, relación o influencia que uno y otro pudiesen tener con
algún Estado o gobierno a través de cuyo territorio dicho canal pueda pasar, con el fin de adquirir o
tomar directa o indirectamente para los ciudadanos o súbditos de uno de ellos ningún derecho o
ventaja, respecto del comercio o de la navegación a través de dicho canal, que no sea ofrecido en
las mismas condiciones a los ciudadanos o súbditos del otro.”
33
Gregorio Selser
11
En junio de 1856, Disraeli dijo en la Cámara de los Comunes: “Daríamos una prueba de sabiduría
si Inglaterra reconociera que los Estados Unidos, como todos los países de Europa, tienen una
política y se hallan asistidos del derecho de tenerla. La doctrina de Monroe no es adecuada, en mi
opinión, para la época que vivimos. El aumento de los medios de comunicación entre Europa y
América ha convertido en una gran familia a todos los países del mundo; un sistema de gobierno
que, en vez de ampliarlas, restrinja las relaciones entre estas partes del globo, no se adapta a
nuestro tiempo. Pero no es una política firme y sagaz la que se funda en la idea de que debemos ver
con extremo recelo el llamado ‘espíritu agresivo’ de los Estados Unidos. Si llevamos al ánimo de
Inglaterra la idea de que debemos estimar siempre toda expansión de los Estados Unidos como un
acto perjudicial a nuestros intereses y hostil a nuestro poder, seguiremos una línea de conducta
que, sin impedir la expansión de dicho país, envolvería a la nación en luchas que pueden ser
desastrosas. Mi opinión es que todo lo que los Estados Unidos tienen derecho a esperar en justicia
pueden obtenerlo sin daño de Europa en general ni de Inglaterra en particular. Es un deber del
hombre de Estado reconocer la necesidad de un aumento en el poder de dicho país.”
12
No pasaba inadvertida incluso para los propios centroamericanos, como lo prueba este artículo
del 30 de mayo de 1857, publicado en la Gaceta Oficial de Honduras: “Tomando en consideración
las ideas emitidas por nuestros colegas El Heraldo, de New York, y el Union, de Washington, nada
hemos adelantado en la vía de nuestra tranquilidad y de nuestra seguridad, individual y territorial.
Según el Union, la actual administración de los Estados Unidos se propone excluir toda intervención
por parte de Inglaterra en los asuntos de Centroamericanismo e inutilizar los tratados existentes
entre ambos Gobiernos, apropiándose del exclusivo derecho de resolver por sí nuestros negocios,
sin intervención de ninguna otra nación sobre la tierra. ¿Y quién ha dado a los Estados Unidos esta
acción directa sobre nosotros? ¿Acaso tiene una nación e individuos más derechos a mezclarse en
los asuntos del vecino que el amigo que se halla más distante?... Si los Estados Unidos desean una
intervención honesta en los asuntos de la América Central, cuanto lo exigen las relaciones de
amistad que unen a ambos países, la justicia, la equidad y hasta su mismo decoro, ¿a qué viene,
pues ese egoísmo, esos celos que le causa una intervención extraña? Si proceden en conciencia,
¿qué les importa que las otras naciones se mezclen también en nuestro bienestar? Lógicamente, no
puede deducirse otra cosa de aquí sino que su insidiosa política envuelve un interés directo y poco
favorable para nosotros, y cuyo interés es de hecho grave que envuelve cada una de sus ideas,
como dicen sus mismos redactores. Y, ¿cuál es ese hecho grave? La absorción de la América
española, porque así se acordó en la Conferencia de Ostende; porque así conviene a los deseos
manifestados por su pueblo; porque así lo significa el nombramiento de hombres cuyas opiniones
son bien conocidas del mundo entero, para la formación del nuevo Gabinete; porque así lo expresa
la prensa del norte y sud de la Unión, y porque así lo prueba la protección dispensada hasta ahora a
los filibusteros por el mismo gobierno…”
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Del cual, por su importancia, transcribimos cuatro de sus artículos:
Art. 14 -La República de Nicaragua concede por la presente, a los Estados Unidos y a sus ciudadanos
y propiedades, el derecho de tránsito entre los océanos Atlántico y Pacífico, a través de los
territorios de aquella república, por cualquiera vía de comunicación, natural o artificial, ya sea por
tierra o por agua, que ahora exista o que pueda existir o ser construida en adelante bajo la
autoridad de Nicaragua, para que pueda usarse y gozarse de la misma manera y bajo iguales
términos por ambas repúblicas y sus respectivos ciudadanos; reservándose, sin embargo, la
República de Nicaragua, su derecho de soberanía sobre las mismas.
Art. 15 -Los Estados Unidos convienen en extender su protección a todas aquellas vías de
comunicación que se acaban de mencionar, y a garantizar su neutralidad. También convienen en
emplear su influencia con otras naciones, para inducirlas a garantizar igual neutralidad y protección.
Y la República de Nicaragua por su parte, se compromete a establecer dos puertos libres, uno en
cada una de las extremidades de las comunicaciones mencionadas, en los Océanos Atlántico y
Pacífico. En estos puertos no se impondrán o exigirán por el Gobierno de Nicaragua ningunos
derecho de tonelaje u otros sobre los buques de los Estados Unidos o sobre efectos o mercancías
pertenecientes a ciudadanos o súbditos de los Estados Unidos o sobre los buques o efectos de
cualquier otro país, destinado bona fide para el tránsito a través de dichas vías de comunicación, y
no para el consumo dentro de la República de Nicaragua.
Art. 16 -La República de Nicaragua conviene en que, si fuere necesario en cualquier tiempo emplear
fuerza militar para la seguridad y protección de personas y propiedades que pasen por cualquiera
de las vías de comunicación, empleará la fuerza necesaria con tal objeto; pero si dejase de hacerlo
por cualquier causa, el gobierno de los Estados Unidos puede emplear tal fuerza para este objeto,
con exclusión de cualquier otro, y cuando cese la necesidad, aquella fuerza será retirada
inmediatamente.
Art. 17 -Se entiende, sin embargo, que los Estados Unidos, al acordar protección a las referidas vías
de comunicación y al garantizar su neutralidad y seguridad, siempre tienen la intención de que la
protección y garantía sean concedidas condicionalmente, y pueden ser retiradas si los Estados
Unidos creyesen que las personas o la compañía que las emprendan o manejen adoptan o
establecen tales regulaciones sobre el tráfico por ellas que sean contrarias al espíritu y a la
intención de este tratado, ya porque hagan injustas distinciones en favor del comercio de otra
nación o de algunas naciones sobre el comercio de otra nación o de otras naciones o porque
impongan exacciones opresivas o impuestos excesivos sobre las malas, pasajeros, buques, efectos,
productos, mercancías u otros artículos. Las mencionadas protección y garantía no serán, sin
embargo, retiradas por los Estados Unidos sin dar noticia con seis meses de anticipación a la
República de Nicaragua.”
Los Estados Unidos tendrán también libertad de llevar tropas y municiones de guerra en sus propios
buques, o de otro modo, a cualquiera de dichos puertos libres, y tendrán derecho a su transporte
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Gregorio Selser
entre dichos puertos, sin obstáculo por las autoridades de Nicaragua y sin que se exijan ningunas
cargas o derechos de pasaje, cualquiera que sean, por su transporte en ninguna de dichas vías de
comunicación. Y no se impondrán otros o más altos impuestos sobre la conducción o tránsito de
personas y de las propiedades de ciudadanos o súbditos de los Estados Unidos o de cualquier país a
través de dichas vías de comunicación que los que han sido o sean impuestos sobre las propiedades
y las personas de ciudadanos de Nicaragua, y la República de Nicaragua reconoce el derecho del
administrador general de Correos de los Estados Unidos de celebrar contratos con cualesquier
individuos o compañías para el transporte de las maletas de los Estados Unidos por dichas vías de
comunicación o por cualesquiera otras vías a través del istmo, a su discreción, en valijas cerradas, el
contenido de las cuales no sea destinado para distribución dentro de dicha República, libre del
establecimiento de todos impuestos o derechos por el Gobierno de Nicaragua; pero esta libertad no
debe interpretarse en el sentido de permitir a dichos individuos o compañías el transporte de
pasajeros o carga en virtud del derecho de transportar las maletas.
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Zelaya había sido expulsado del país por Cárdenas. Exiliado en Guatemala,
peleó junto a Justo Rufino Barrios para reunificar políticamente el istmo.
Regresó al país cuando Carazo decretó la amnistía y desde entonces no cejó
en sus propósitos de derribar el continuismo conservador, lo que finalmente
logró cuando, en 25 de julio de 1893, entraba a Managua al frente de su
ejército. El 15 de setiembre del mismo año, la Asamblea Constituyente le
designaba presidente. Para Nicaragua, históricamente, es el prócer que
reconquistó el territorio de la Mosquitia.
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Gregorio Selser
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
"Daremos a Vd., Sr. Zelaya, los elementos necesarios para que realice la
unión de Centro América: armas, dinero, lo que Vd. pida con la única
condición de que haga negociaciones con mi Gobierno y nos garantice la
ruta canalera del San Juan y una base naval en el Golfo de Fonseca”. 18
Zelaya se negó. Hubo un cierto compás de espera, hasta que súbitamente las
cadenas de diarios de James Gordon Bennet y del ya afirmado William
Randolph Hearst descubrieron al unísono que en Nicaragua existía un temible
déspota, peligroso para la causa de la democracia y para la paz del istmo. El
mismo presidente Taft prosiguió oficialmente el juego, llegando a declarar en
su Mensaje al Congreso de diciembre de 1909 que:
b) “Managua, 8 de abril de 1903. Ministro de Nicaragua, Washington. Como pensamiento
espontáneo emanado del Gabinete (norte) americano, lo que se desea es que el señor Ministro
Hay, por medio del señor Merry (ministro norteamericano en Nicaragua) o del otro ministro (norte)
americano residente en Guatemala, insinúe la celebración de una conferencia de plenipotenciarios
de estas repúblicas. Que de este trabajo no se perciban los miembros del cuerpo diplomático
residente allí, (f) Sánchez.”
c) Del pliego de instrucciones que dio el presidente Zelaya a su nuevo Ministro en Washington,
Rodolfo Espinosa, en 1908:
1. Los Estados Unidos darán a Nicaragua su apoyo moral y material para realizar la unión política
de Centro América. Apoyo moral que consistirá en las insinuaciones que con toda eficacia hagan
sus representantes diplomáticos. Apoyo material que consistirá en suficientes elementos de
guerra y en la presencia de naves de guerra norteamericanas en aguas de Centro América, para
proteger la empresa, de acuerdo con el Gobierno de Nicaragua.
3. Nicaragua establecerá protección aduanera para la importación de artículos de los Estados
Unidos.
4. Si el gobierno [norte] americano pide para llevar a cabo esta negociación una estación
carbonera en Centro América, o una al lado del Atlántico y otra al lado del Pacífico, el Ministro
Espinosa accederá respecto de una y en último caso en cuanto a las dos.”
18
Vicente Sanz. Norteamericanización de Centro América, p. 51. Edit. Talleres de La Opinión, San
José de Costa Rica, 1925.
40
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Mr. Knox no administraba solamente intereses del Estado. Había sido Fiscal
General durante el gobierno de Thedy Roosevelt, y en tal carácter intervino
en París en la liquidación de la Nueva Compañía del Canal de Panamá y su
posterior venta a los Estados Unidos. En 1900 dio como abogado forma legal
a la organización del trust Carnegie Steel Corporation, el mismo que luego
destinaría cien mil dólares para la construcción de un Templo de la Paz en
Corinto.
19
Scott Nearing y Joseph Freeman. La Diplomacia del Dólar, p. 177. Edit. M. Aguilar, Madrid, 1930.
20
“Visité al secretario de Estado con el objeto expreso de imponerle, como lo hice, de la actitud de
mi Gobierno en lo referente a sus dificultades con el de... Nicaragua. Anteriormente, en conversación
con el mismo funcionario, yo le había hecho conocer el empeño de mi Gobierno en mantener la
neutralidad así como su propósito de observar el Tratado y Convenciones de Washington. Y al
confirmárselo así, no pude dejar de notar que en manera alguna le había satisfecho lo expuesto por
mí... Inquieto yo con la impresión que tenía me acerqué al subsecretario, Mr. Wilson... Tuve el pesar
de imponerme más a fondo de la extrañeza con que en el Departamento de Estado se mira esta
actitud, pues... deduje... que se considera como que, mediante la violación de nuestro territorio...
Zelaya obtuvo un triunfo... con pérdida irreparable para los revolucionarios... Aquí consideran que
el Gobierno de Costa Rica mira con mucha indiferencia la violación de su territorio. Un paso franco
sería muy bien visto y nos salvaría de situaciones embarazosas. Estamos en peligro de perder
simpatía.”
41
Gregorio Selser
21
Foreign Relations. 69th. Congress, 1912, págs. 1083-1092.
42
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Capítulo III
LOS ESTADOS UNIDOS INVENTAN A QUISLING
Elihu Root
El medio de que se valió Knox fue idéntico al que empleara Hay para lo de
Panamá: una revolución. Una supuesta disconformidad del gobernador de
Bluefields, Juan J. Estrada, con la política impositiva de Zelaya, fue el motivo
de la insurrección, en la cual se repitió el curioso hecho de que el cónsul
norteamericano tuviera anticipado conocimiento de su estallido. En efecto,
Mr. Moffat, en cable de 7 de octubre de 1909, informaba a Knox que el
siguiente día se sublevaría Estrada, con la ayuda del general conservador
Emiliano Chamorro; que la propiedad extranjera sería respetada, que no
habría lucha y que se derribaría a Zelaya, descontándose el inmediato
reconocimiento por parte de Washington. 23
22
Elihu Root. Congressional Record, enero 13 de 1927, p. 1557.
23
Foreign Relations, 1900, p. 452. Washington, 1914.
43
Gregorio Selser
Los hechos dieron la razón a Moffat, tal como éste lo confirmaba a Knox en su
cable del día 13, pero con una variante, hubo lucha. Zelaya resistió hasta tal
punto –no obstante la desembozada ayuda que en hombres, armas y
municiones prestaban los buques de la United Fruit Company, que Knox
dispuso la intervención de los cruceros Paducah y Dubuque. Y no fue ésa la
única ayuda: El general Estrada fue rudamente franco, demasiado franco,
cuando concluyó diciendo que admitía que la revolución que él había
encabezado contra Zelaya había recibido la ayuda financiera de ciertas
compañías norteamericanas, establecidas en la costa atlántica de Nicaragua.
Dijo que tales compañías contribuyeron a la revolución de Bluefields con un
millón de dólares, y la casa de Joseph W. Beers con unos doscientos mil y la
de Samuel Weil con cerca de ciento cincuenta mil dólares. 24
Lo que sin embargo era evidente para Zelaya, la decisión de los Estados
Unidos de suprimirlo, le indujo a resignar el mando en 16 de diciembre ante la
Asamblea Nacional para:
Respecto de la reparación que debe hacerse por la muerte de los señores Cannon y Groce, el
Gobierno de los Estados Unidos se resiste a imponer al inocente pueblo de Nicaragua un castigo tan
pesado en expiación de las culpas de un régimen mantenido por la fuerza o a exigir del Gobierno
que surta, si éste sigue una política diferente, el pago de aquella penalidad. Al discutirse esta
reparación, debe discutirse al mismo tiempo la existencia en Managua de un gobierno capaz de
responder a la demanda. Debe también considerarse hasta dónde puede llegar la responsabilidad
de los que perpetraron el hecho, y las torturas que precedieron a la ejecución, si esto se
comprueba, y la cuestión de si el nuevo Gobierno está enteramente desligado de las presentes
intolerables condiciones y es digno de que se le tenga confianza de evitar la repetición de actos
semejantes. En tal caso, el Presidente de los Estados Unidos, como amigo que es de Nicaragua y de
las otras repúblicas de Centroamérica, estará dispuesto a reducir la indemnización a lo que
realmente se deba a los padres de los fusilados y exigir el castigo solamente de aquellos que lo
merezcan. De acuerdo con esta política, el Gobierno de los Estados Unidos suspenderá
temporalmente su demanda de reparación; mientras tanto, dará los pasos necesarios para la
debida protección de los intereses [norte] americanos.
Para asegurar la futura protección de los legítimos intereses [norte] americanos, y en consideración
a los intereses de la mayoría de las repúblicas centroamericanas, lo mismo que con la esperanza de
hacer más efectivos los oficios amistosos establecidos por las convenciones de Washington, el
Gobierno de los Estados Unidos se reserva para tiempos más oportunos el discutir las estipulaciones
con que el Gobierno constitucional de Nicaragua se obligue, por medio de una convención, en
beneficio de todos los gobiernos interesados, a garantizar en lo futuro el mantenimiento de las
convenciones de Washington y sus ideas pacíficas y progresistas.
Por todo lo anterior, usted debe comprender que ha terminado su misión de encargado de
negocios, y tengo el honor de remitir adjunto su pasaporte para el caso de que usted quiera salir del
país. Debo agregarle, al mismo tiempo, que aunque su misión diplomática ha terminado, tendré
mucho gusto en recibir a usted, lo mismo que tendré el gusto de recibir al representante de la
revolución; uno y otro como medios no oficiales de comunicación entre el Gobierno de los Estados
Unidos y las autoridades de facto, con quienes habré de tratar para la protección de los intereses
[norte] americanos, mientras se establece en Nicaragua un gobierno con el cual puedan los Estados
Unidos mantener relaciones diplomáticas.
26
José Santos Zelaya. La Revolución en Nicaragua y los Estados Unidos, p. 139. Madrid, 1910.
27
José Santos Zelaya, op. cit.: “Esos individuos no podían asimilarse a los prisioneros de guerra que
se toman al enemigo en una contienda internacional; eran filibusteros al servicio de una revolución
interna pagados para producir estrago y muerte; mercenarios extranjeros que venían a aumentar
nuestras desgracias no por amor a un país que no era el suyo, sino para alcanzar una recompensa
de los rebeldes y traidores que venían ensangrentando el suelo nacional.”
46
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Cuando Madriz protestó ante los comandantes y ante Knox, le fue contestado
por los primeros que “harían respetar con los fuegos de sus cañones el
comercio [norte] americano, aunque consistiese en armas y municiones para
la revolución, y que un disparo contra esas embarcaciones significaría
declarar la guerra a los Estados Unidos”; y por el segundo, que el gobierno de
los Estados Unidos “simplemente exige que cada fracción cobre derechos sólo
en el territorio que se halle bajo su dominio de facto, y no permitirá que se
recauden dobles derechos".
Ante demostración tan evidente de que tampoco él era persona grata para
Washington, Madriz renunció en 20 de agosto de 1910. Una semana después,
derrumbada la resistencia de los patriotas, Estrada y Chamorro entraban
victoriosos en Managua. El 11 de octubre, el Departamento de Estado
nombraba a Thomas G. Dawson, entonces ministro, en Panamá, como agente
especial en Nicaragua. Se le dieron instrucciones de negociar un empréstito
garantizado por un porcentaje de los derechos aduaneros. 28
28
Scott Nearing y Joseph Freeman, op. cit., pp. 180-181, donde observan: “Cuando Brown Bross &
Co. tuvieron conocimiento de estos planes, ofrecieron al Departamento de Estado flotar el
empréstito de Nicaragua. Estos banqueros habían llegado a un acuerdo con George D. Emery Co.
para cobrar su reclamación de Nicaragua, la cual se había fijado en septiembre de 1909 en la
cantidad de 600.000 dólares, poco antes de la caída de Zelaya. El 2 de febrero de 1911, Brown Bross
47
Gregorio Selser
49
Gregorio Selser
República Dominicana la ‘civilización’. Yo fui quien en 1923 ayudó a arreglar los asuntos de
Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé la
seguridad de los intereses de la Standard Oil.”
"Cuando de tal modo arrojo una mirada hacia atrás, me percato de que podría incluso representar a
Al Capone, pues él no pudo ejercer sus actividades de gángster más que en tres barrios de una
ciudad, mientras yo, como marine, las he ejercido en tres continentes.” Common Sense, New York,
noviembre de 1935.
30
El texto de la nota, importante para la historia de las relaciones latinoamericanas con los Estados
Unidos, era el siguiente:
'Excelencia: Tengo la honra de informar a V. E. que el Departamento de Estado me ha dado
instrucciones por cable de transcribir al Gobierno de V. E., y de modo no oficial a los jefes rebeldes,
así como hacer pública la siguiente declaración autorizada de la política de los Estados Unidos en los
presentes disturbios. La política del Gobierno de los Estados Unidos en los presentes disturbios de
Nicaragua es tomar los medios necesarios para una protección adecuada de la legación de
Managua, mantener abiertas las comunicaciones y proteger la vida y la propiedad [norte]
americanas. Al desconocer a Zelaya, a cuyo régimen de barbarie y corrupción puso término la
nación nicaragüense después de una sangrienta guerra, el Gobierno de los Estados Unidos condenó
no sólo al individuo, sino al sistema, y este Gobierno no podría tolerar ningún movimiento para
restablecer el mismo régimen destructivo. El Gobierno de los Estados Unidos, en consecuencia, se
opondrá a cualquier restauración del zelayismo y prestará su eficaz apoyo moral a la causa del buen
gobierno legalmente constituido para beneficio del pueblo de Nicaragua, a quien ha tratado de
ayudar desde largo tiempo en su justa aspiración hacia la paz y prosperidad, bajo un gobierno
constitucional y de orden.
“Un grupo como de 128 plantadores [norte] americanos, residentes en una región de Nicaragua, ha
pedido protección. Como dos docenas de casas [norte] americanas que hacen negocios en el país,
han pedido protección; los bancos [norte] americanos que han hecho inversiones de fondos en
ferrocarriles y vapores de Nicaragua, como parte de un plan para el alivio de la angustiosa situación
financiera de aquél, han pedido protección. Los ciudadanos [norte] americanos que están ahora en
servicio del Gobierno de Nicaragua y hasta la propia legación se han expuesto a peligro inmediato
durante los fuegos. Dos ciudadanos [norte] americanos se dice que han sido bárbaramente
asesinados. Además del reclamo Emery, debido a ciudadanos [norte] americanos, y de la
indemnización por la muerte de Cannon y Groce durante la guerra de Zelaya, hay varias
reclamaciones de [norte] americanos e intereses ocasionados por concesiones en Washington. Los
Estados Unidos tienen el compromiso de ejercer su influencia para el mantenimiento de la paz
general, que está seriamente amenazada por el presente levantamiento, y en este sentido hacer
cumplir estrictamente las convenciones de Washington y prestar debido apoyo a sus designios y
propósitos.”
“Cuando el ministro [norte]americano pidió al Gobierno de Nicaragua que protegiera la vida y las
propiedades [norte] americanas, el ministro de Relaciones Exteriores respondió que las tropas del
Gobierno debían ocuparse en vencer la rebelión, agregando, en consecuencia: Mi Gobierno desea
que el Gobierno de los Estados Unidos garantice con sus propias fuerzas la seguridad y la
prosperidad de los ciudadanos [norte] americanos en Nicaragua y que haga extensiva la protección
a todos los habitantes de la República. En esta situación, la política de los Estados Unidos será
51
Gregorio Selser
cuando esto ha sucedido, sus autores fueron con rara unanimidad norte-
americanos, que confundieron la mesa de las deliberaciones de Estados
soberanos con mostradores de almacenes o bancos. El insólito panfleto del
funcionario del Departamento de Estado, como otrora el de Knox, son las
mejores pruebas de nuestro aserto.
Pero el colmo de los absurdos ocurrió cuando Chamorro hizo imprimir esa
insultante nota, distribuyéndola entre las autoridades militares y civiles y la
tropa como demostración de que Díaz estaba realmente apoyado por las
tropas de los Estados Unidos. ¡Eso, en lugar de refugiarse a esconder su
vergüenza en el pozo más lóbrego de su patria! ¡Eso, en lugar de unirse a los
patriotas para barrer a los invasores!
formal protesta de dos hechos principales... El primero de estos hechos es la captura por fuerzas de
su mando del pequeño barco de vapor “El Águila”, tomado por nosotros como buena presa,
conforme a las leyes de guerra, por encontrarse dicho barco al servicio del Gobierno de Managua. El
segundo hecho es la prisión actual de todos los ciudadanos nicaragüenses, recluidos en "El Cordón"
por motivos políticos... Para concluir…: no extrañará que le pregunte si las relaciones entre los
Estados Unidos y Nicaragua son de paz o de guerra...”
53
Gregorio Selser
32
U. S. Foreign Relations, 1912, pp. 1093-1100
54
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Por su parte, Mr. Taft no cejaba en su apoyo incondicional a Díaz. “La Guerra
de Mena” había provocado la justa alarma de los gobiernos centro-
americanos, uno de los cuales, el de El Salvador, reclamó del norteamericano
por su abierta intervención. La respuesta de Taft estuvo de acuerdo con todos
los antecedentes registrados en la materia. 33
33
A la propuesta de El Salvador de que Taft insinúe a Nicaragua la necesidad de concluir un arreglo
pacífico, el presidente responde, entre otras cosas “El Gobierno de los Estados Unidos no ha tenido
intención de dejar su Legación y las vidas e intereses de sus ciudadanos en Nicaragua a merced de
una rebelión sin fundamento, y que, por sus acciones, hace pensar en la época de Zelaya,
cometiendo los atropellos más flagrantes a los principios del honor, de la Humanidad, del orden y
de la civilización, como V. E. me lo indica. No creo que fuera de justicia insinuar al Gobierno legítimo
de Nicaragua cualquier arreglo con las personas que han demostrado que no cumplen los
compromisos contraídos con las autoridades locales representadas legalmente y en el ejercicio de
sus derechos. En vista de todas estas circunstancias, y para hacer más prontamente eficaz el
cumplimiento de sus obligaciones, el Gobierno de los Estados Unidos se propone, de conformidad
con lo solicitado por el Gobierno de Nicaragua, tomar las medidas más convenientes para proteger
sus intereses y el afianzamiento de la paz”.
34
Howland, Survey, p. 181. 1929
55
Gregorio Selser
Nearing y Freeman acotan que Knox contestó que “no había fundamento para
el rumor de que la próxima Administración cambiaría la política de los Estados
Unidos hacia Centroamérica”, y que recomendó al ministro conversara con
Mr. Bundy Cole, gerente del Banco Nacional de Nicaragua y agente de Brown
Bross. La garantía de Knox y la conversación habida se tradujeron en un
nuevo convenio, en 8 de octubre de 1913, que establecía:
¿Hubo algún saldo positivo para Nicaragua? No, rotundamente. Según los
inapreciables Nearing y Freeman,35 de los dos millones de dólares adelantados a
Nicaragua en pago de las acciones del ferrocarril y como empréstito, la
República sólo recibió 772.424 dólares. El saldo se empleó en pagar la
totalidad de los empréstitos anteriores, en renovar el fondo para la
estabilización del cambio, en comprar acciones del Banco Nacional y en pagar
diversas partidas de los banqueros:
35
Op. Cit., p. 193
56
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
actos. Acerca de la apellidada Convención canalera, el senador Borah recalcó: “Si el pueblo
norteamericano hubiera conocido todas las circunstancias en que se hizo, jamás en la vida habría
consentido el que se aprobara. Ese fue casi todo el comentario. Evidentemente, la prensa en
general, y los leaders de los dos grandes partidos políticos, aceptaron el proceder de Wilson en
Nicaragua. Cuando el sucesor de Wilson lo continuó, no se oyó ninguna protesta; y es que, a la
verdad, tal política había sido iniciada por el antecesor de Wilson.
Para hallar detalles auténticos, podemos acudir a las audiencias sobre la Convención de Nicaragua,
verificadas por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en 1914. Estas audiencias fueron
impresas ‘confidencialmente’, de modo exclusivo para uso del Comité, pues se le envió una copia a
cada miembro acompañada de la advertencia de que guardara el secreto. El autor de este libro ha
tenido en sus manos una de las copias del Comité.
Un examen de este documento secreto del Gobierno demuestra que las audiencias fueron hechas
en forma de preparadas adrede. Es decir, ni a los nicaragüenses ni a los norteamericanos que se
oponían al Tratado les fue permitido dar sus declaraciones al respecto como testigos. Sólo una
persona de las que no tenían interés que se llevara a cabo la negociación, y que no pertenecía a
ninguna de las partes interesadas en pro y en contra, fue oída. Pues bien, a despecho de la
supresión de detalles importantísimos e indispensables para ilustrar la génesis del arreglo, el
documento descubre claramente los siguientes hechos fundamentales:
1º Que la ocupación permanente de Nicaragua fue llevada a cabo por la administración de Taft con
el propósito de sostener en el Poder a un Presidente combatido por una mayoría abrumadora de
ciudadanos en su país. 2º Que el tal Presidente, Adolfo Díaz, fue llevado al Poder, no por votos de
los nicaragüenses, sino por las fuerzas armadas de los Estados Unidos, a las órdenes del Presidente
de los Estados Unidos. 3º Que como un medio de llevar a Adolfo Díaz a la Presidencia, y de
mantenerlo allí, nosotros emprendimos una serie de ilegales campañas militares, matamos a
centenares de nicaragüenses, echamos abajo tres Gobierno sucesivos, nos apoderamos de la
propiedad pública y privada y proseguimos una guerra de conquista hasta tomar posesión completa
del país. 4º Que Adolfo Díaz, en la Presidencia, se encontró con que no podía hacer nada por su
propia voluntad, sino que tenía que recibir órdenes como un mayordomo cualquiera. 5º Que la
dominación norteamericana en Nicaragua no llevó el más pequeño beneficio al pueblo de
Nicaragua; que las libertades de los ciudadanos nicaragüenses fueron permanentemente abolidas;
que el Gobierno de Nicaragua, bajo el protectorado norteamericano es una pura autocracia,
administrada por extranjeros, la cual se ve obligada a mantener suspendida sobre el pueblo
nicaragüense la amenaza de un régimen de terror para perpetuarse en el Poder. 6º Que todo el
propósito de la guerra de los Estados Unidos contra la pequeña República fue el de obligar a
Nicaragua a someterse a un saqueo de sus riquezas por financieros norteamericanos. 7º Que
Woodrow Wilson llevó adelante, en todos sus detalles, los proyectos de conquista principiados por
Taft; que a la explotación de Nicaragua con la ayuda de los cañones norteamericanos se le dio un
color de legalidad bajo el régimen de Wilson, pues el Tratado con Nicaragua fue ratificado porque
así lo recomendó Wilson. 8º Que los principales rasgos de este Tratado, la venta de una concesión
canalera y el arrendamiento de unas bases navales, son cuestiones concebidas después de resuelto
el verdadero objetivo, con el fin de poner una pantalla que ocultara los propósitos puramente
financieros del protectorado. 9º Que el actual arbitro de los destinos de Nicaragua, bajo el
protectorado norteamericano, no es otro que el representante o apoderado local del Sindicato de
58
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Banqueros de New York, para cuyo beneficio exclusivo se llevó a cabo la conquista y se firmó la
Convención.”
59
Gregorio Selser
Art. 4. – Esta Convención será ratificada por las dos altas partes
contratantes de acuerdo con sus respectivas leyes, y las ratificaciones de
la misma se canjearán en Washington, tan pronto como sea posible. En
testimonio de lo cual los respectivos plenipotenciarios han firmado el
presente tratado y fijado en él sus sellos. Hecho en Washington, por
duplicado, en inglés y en español, el día cinco de agosto del año de mil
novecientos catorce.
60
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
37
Diarios y revistas norteamericanos fustigaron sin piedad a su Gobierno. Entre ellos “The
Argonaut”, de San Francisco, California, se refería en términos duros a esa política, en un editorial
de 14 de octubre de 1916, n º 2.064, Volumen LXXIX, reproducido por “Hispano América”, de
Tegucigalpa, Honduras, pp. 169-170, de donde son estos párrafos:
“La historia de esa ocupación territorial es interesante. Durante la administración de Taft, los
banqueros Brown Brothers y Seligman & Co., de New York, le dieron a Nicaragua un empréstito de
millón y medio de dólares bajo ciertas condiciones garantizadas por el Gobierno de los Estados
Unidos, y en virtud de esa garantía, y para hacerla efectiva, los marinos fueron a Managua. Brown
Bross. & Co., por falla de pago de intereses y otros incidentes desde aquella época, son actualmente
acreedores por aquel empréstito, y además dueños del ferrocarril nacional de Nicaragua, dueños
del Banco Nacional de Nicaragua, y de algunas otras propiedades que también eran nacionales; y
cuando vino el asunto del Tratado entre los Estados Unidos y Nicaragua para la concesión del canal,
durante las funciones de Bryan en el Departamento de Estado, Brown y Seligman & Co. le pusieron
ojos codiciosos a los tres millones que nosotros le debíamos pagar a Nicaragua por la concesión, y le
fueron a contar “hábilmente” su historia del empréstito a Mr. Bryan, quien tuvo la “complacencia”,
dicen, de convenir el firmarles una forma de contrato, garantizándoles que los tres millones, cuando
hubieran de pagarse, se les entregarían a ellos, en vez de al Gobierno de Nicaragua.
“Por qué los tres millones en lugar del original millón y medio, es cosa que todavía nadie se la ha
explicado. Los banqueros se guardaron ese contrato, “redactado a su gusto y satisfacción”, y
debidamente firmado por Mr. Bryan, con la peculiaridad de que de él no quedó registro ni huella
alguna en el Departamento de Estado, donde, aparentemente, nadie supo ni tuvo conocimiento de
tal contrato; y cuando este Gobierno y los representantes del de Nicaragua iban a proceder a
distribuir el dinero entre Nicaragua y varios de sus acreedores, Brown Bross. y Seligman & Co. se
presentaron con su contrato reclamando todos los tres millones, lo cual fue una gran sorpresa para
el nuevo secretario de Estado, y un tremendo chasco para el Gobierno de Nicaragua y sus otros
acreedores.
Según queda dicho, nadie está en actitud de explicar satisfactoriamente por qué el reclamo de los
banqueros ha crecido de millón y medio a tres millones, más un ferrocarril, un banco y otros saldos
e intereses. Ahora, ¿por qué tratamos nosotros con un espíritu y un método a los países chiquitos
como Haití, Santo Domingo, Panamá y Nicaragua, y tratamos a México con otro espíritu y otro
método? La contestación es que estos países chiquitos, por la pequeñez de sus asuntos e intereses,
están fuera de la observación general, y no llaman la atención de nadie; mientras que México está
actualmente siendo el centro de la atención general.”
"El presidente Wilson, el del ’recto juicio’, siguiendo el interés general, ha tomado personalmente a
su cargo la dirección de los asuntos mexicanos, y ha dejado a los subalternos del Departamento de
Estado el manejo de los países pequeños, y por Sección.”
61
Gregorio Selser
38
David R. Moore, op. cit. p. 711
62
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
39
Congressional Record, Proceedings and Debats of the 2nd. Session of the 67 th. Congress, Vol.
LXII, pan. 9º págs. 8941-42, Washington.
63
Gregorio Selser
64
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
40
Congresional Record, diciembre de 1922, Washington.
41
Ramón de Belausteguigoitia, Con Sandino en Nicaragua, p. 51. Edit. Espasa-Calpe, Madrid, 1934.
65
Gregorio Selser
Capítulo IV
EL “IMPERIALISMO BENÉVOLO DE CORTA DURACIÓN”
“En medio del nuevo orden del poder marítimo y de la política que
apareció a finales del siglo XIX, la inquietud por la seguridad de la
República Continental y por las comunicaciones navales entre sus dos
populosas costas condujo a una serie de intervenciones de Estados
Unidos en las soberanías de las repúblicas independientes del Caribe y
en ciertos estados de la América Central. Esas intervenciones condujeron
a un imperialismo benévolo de corta duración que desapareció tan
pronto como pareció desvanecerse, después de Versalles, el peligro
europeo.”
42
Samuel Flagg Bemis, op. cit., p. 10.
43
Charles Evans Hughes. Discurso como secretario de Estado pronunciado en Brasil, en 1922, con
ocasión del Centenario de la Independencia de ese país. Adresses in Brazil delivered by the Hon.
Charles Evans Hughes, p. 3. Washington. September, 1922.
66
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
“Trascendió que Julián Irías, candidato del Partido Liberal, fue citado por
el ministro norteamericano Jefferson a una entrevista, que tuvo lugar en
la Legación en la mañana del 17 del presente mes (septiembre de 1916), a
presencia del almirante Sr. Caperton y del intérprete doctor Francisco
Brown Webber... y el señor ministro norteamericano, sin las palabras
equívocas de una afectada amabilidad diplomática, hizo al candidato
liberal, en nombre de la Secretaría de Estado, las siguientes declaraciones:
44
Sofonías Salvatierra. Azul y Blanco, pp. 114-115. Managua, 1919.
67
Gregorio Selser
Bien aconsejado por los banqueros y mejor sostenido por los marines,
nombró en 1918 la Comisión Suprema de la República, destinada a fiscalizar
los gastos de la Nación. Naturalmente, en este organismo figuraban dos
funcionarios designados por el Departamento de Estado y uno nicaragüense,
designado por Chamorro.
A todo esto Wilson expresaba, con su proverbial idealismo, que “los Estados
Unidos jamás volverán a adquirir un pie de territorio por conquista” y que:
“los pequeños Estados del mundo tienen el derecho de gozar del mismo
respeto por su soberanía y por su integridad territorial que las grandes y
poderosas naciones”.
45
Castellón. Historia de Nicaragua, p. 105: “...con el Plan Lansing, aprobó el Gobierno de Nicaragua
los contratos con los tenedores de Bonos Extranjeros de Londres, con los banqueros de Nueva York
y con el Banco Nacional de Nicaragua y quedó establecida la Alta Comisión con cargo de agente
fiscal. Por medio de dicha Alta Comisión se hizo el reconocimiento de la Deuda Interna dejando este
Tribunal el mismo recuerdo que la Comisión Mixta de los años anteriores. Los contratos y
negociaciones llevados a cabo por el Gobierno durante el año de 1917, analizados atentamente
revelan cláusulas onerosísimas, crecidos intereses y un cuantioso capital en garantía de poco
dinero”.
68
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
concepto, pues, el Gobierno de Nicaragua, agotadas las formas propuestas, la única manera de
llegar a un resultado feliz era suspender, por ahora, las Conferencias, para que puedan continuarse
en Managua en un término prudencial, por supuesto, mediante la inteligencia oportuna de los
demás Gobiernos de Centroamérica. Por lo expuesto, y no habiendo llegado la autorización del
Gobierno de Nicaragua para que pueda el que habla firmar solo, sin la asistencia del otro delegado
(olvida que con su anuencia se fijó para suscribirlo el día 18), es llegado el caso de anunciar el retiro
de la Delegación.”
70
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
47
Es sugestivo que entre tantas prescripciones no figurara como una de las generales de la ley el
hecho de haber sido ministro, embajador o agregado militar acreditado ante Washington, caracte-
rística que suele darse con alguna frecuencia en la biografía de los dictadores latinoamericanos.
71
Gregorio Selser
Callado, sin cultura ni gustos intelectuales, con una mente que en muchos
aspectos era singularmente ordinaria y vulgar, poseía sin embargo cierta
astucia y cordura de yanqui endurecido, que le hacían aparecer ante muchos
como un guía prudente y seguro... Sus intereses eran limitados, y al parecer
conocía y le importaban muy poco los asuntos internacionales y los
problemas más vastos del mundo de posguerra. Su comentario sobre las
deudas, cuando se hablaba de reducirlas:
–“alquilaron el dinero, ¿no es cierto?” –da harto justamente la medida
del hombre.”48
También dan fe de ello las palabras de nuestro compatriota Palacios:
“...quienquiera que haya leído su libro El precio de la libertad le habrá
considerado un paladín de los derechos humanos, de la moral y de la
justicia [...] que tal hombre se halla destinado a realizar un cambio
fundamental en el proceder político de Norteamérica, a convertirse en
agente y campeón de la solidaridad continental. Mas he aquí que ese
apóstol ferviente [...] utiliza su cargo de Presidente de la nación más
fuerte del mundo para ejecutar el acto más arbitrario e injusto que se
pueda concebir, movido por intereses materiales, contra un pueblo
48
James Truslow Adams. Historia de los Estados Unidos, p. 396, T. II. Edit. Poseidón, Bs. As., 1945.
73
Gregorio Selser
49
Alfredo L. Palacios. Nuestra América y el Imperialismo Yanqui, p. 70. Edit. Historia Nueva, Madrid,
1930.
50
Una buena muestra de esa actitud está representada por la información aparecida en La Nación,
de Buenos Aires, el 18 de julio de 1925 y que por su valor reproducimos en parte:
“Nueva York, 17 (Associated). El presidente de la Comisión de Negocios Extranjeros de Senado,
senador Borah, publicó un artículo en el “Forum Magazine”, pidiendo que la futura política
panamericana de Estados Unidos se base en la razón y no en la fuerza. El artículo, titulado ‘El
74
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Fetiche de la Fuerza’, insiste en la necesidad de que por todo el hemisferio occidental se extienda
una atmósfera de demostración de buena fe y de fuerza moral', de acuerdo con el espíritu de la
Constitución de Estados Unidos, porque ello sería la contribución más grande de parte de la Unión a
la paz mundial...
“Mr. Borah dice: “Un capítulo muy triste de la historia de nuestras relaciones internacionales es el
que se refiere a nuestro trato con las repúblicas centroamericanas durante los últimos 25 años. No
hemos tenido paciencia; hemos sido injustos en todo momento y, considerada en conjunto, nuestra
acción no ha sido satisfactoria para nadie. Con frecuencia hemos apelado a la fuerza, sin causas
justificadas. Aun en los casos en que existían tratados estableciendo el arbitraje, hemos pasado por
encima de ellos. Conscientes de nuestro gran poder, lo hemos empleado injustamente. La invasión
de Nicaragua no era necesaria, y, por lo tanto, fue inmoral. Constituyó una violación de los
principios sanos del derecho internacional y de la tolerancia internacional”.
“Agrega que la conducta observada por Estados Unidos con las Repúblicas de Santo Domingo y Haití
tampoco puede ser defendida, por más que sus causas hayan sido, quizá, más justificadas que en el
caso de Nicaragua. 'Sin embargo – dice–, ¿quién duda de que, empleando la razón en lugar de la
fuerza, hubiésemos conseguido todo lo que nos correspondía? De todos modos debíamos haber
demostrado nuestra buena fe, tratando de proceder en esa forma. Insisto en que mientras
procedamos tan precipitadamente, apelando con tanta facilidad a la fuerza, la charla del reemplazo
de la violencia y de la fuerza por la ley y el orden no es sino una hipocresía. Si queremos
sinceramente lo que decimos, podemos siquiera practicar esos principios en nuestras relaciones
con los pequeños países, cuyos asuntos quedan tan fácilmente afectados por nuestro modo de
obrar.
“¿Cuándo hemos de empezar a obrar honestamente? Parece razonable suponer que nuestra
política con relación a los asuntos de la América Central ha de sufrir un cambio que establezca la
armonía entre la realidad y nuestras declaraciones.
¡Quiera Dios que ese día llegue pronto! Este modo intolerable de llevar las cosas debe terminar
cuanto antes. Tengo entendido que nuestro secretario de Estado opina que se debe seguir un
rumbo que deje las intervenciones por la fuerza a un lado, como una cosa del pasado. Se puede
deducir también de las declaraciones públicas hechas por el presidente que el Gobierno cree en la
sabiduría y la posibilidad de ese método...”
¡Vanas ilusiones, Mr. Borah!, como usted muy pronto iría a comprobarlo.
75
Gregorio Selser
53
“La Nación”, de Buenos Aires, 29 de diciembre, 1926.
78
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
54
“La Nación”, de Buenos Aires, 28 de diciembre, 1926.
55
Para mayores detalles de esta campaña y para una explicación más exhaustiva del porqué de la
intervención yanqui en Nicaragua véase la obra del autor El pequeño ejército loco (Operación
México-Nicaragua), Ed. Triángulo, Bs. As., 1958.
79
Gregorio Selser
Agregaba que:
Una de las censuras más francas a la política de Kellogg, fue la formulada por
el veterano corresponsal de The Brooklyn Eagle en Washington, Mr. Henry
Suydam,57 (actual jefe del servicio de prensa del Departamento de Estado).
57
Reproducida por “La Nación”, de Buenos Aires, el 29 de diciembre de 1926:
"La intervención por la fuerza de los Estados Unidos en la política de Nicaragua so pretexto de
proteger las propiedades de los ciudadanos norteamericanos, constituye un ejemplo singular de la
incapacidad del secretario de Estado, Mr. Frank B. Kellogg. No hay un solo diplomático
latinoamericano en Washington que no se muestre desesperado por la actitud que observa
actualmente nuestro Departamento de Estado. Además, la diplomacia de Mr. Kellogg está
destinada a producir precisamente los resultados que desearía evitar a toda costa, porque Méjico,
cada vez más, y gracias a la torpeza de Mr. Kellogg, se está colocando en la situación de
portaestandarte de las demás repúblicas de este hemisferio. Esto es tanto más lamentable si se
tiene en cuenta el hecho de que Mr. Charles Evans Hughes, durante los cuatro años que desempeñó
el cargo de secretario de Estado, trató de eliminar todas las causas de irritación y de demostrar que
el gobierno de los Estados Unidos, al poseer un poder gigantesco, sólo se proponía utilizarlo
provisionalmente. Durante la inteligente y fuerte administración de Mr. Hughes, la luz iba disipando
cada vez más las tinieblas, y se iba llegando definitivamente al reinado de la buena voluntad. Bajo la
administración de Mr. Kellogg, en cambio, los temores, las suspicacias y las desconfianzas se
extienden en el Mar Caribe y en todas las repúblicas latinoamericanas.
"La intervención norteamericana en la política nicaragüense, que se lleva a efecto con el propósito
de contrarrestar la influencia de Méjico en Nicaragua, no puede tener otro efecto que el de
aumentar las oportunidades que se ofrecen a Méjico para que su influencia crezca en aquel país.
Aunque momentáneamente se elimine al Sr. Sacasa y a su gabinete liberal, está destinada a crear
simpatías y apoyo para el señor Sacasa entre los nicaragüenses que, de otro modo, hubieran
permanecido indiferentes u hostiles. Además, no entramos en el terreno de las especulaciones al
afirmar que Mr. Hughes hubiera ido hasta el extremo para evitar el uso de la fuerza en la América
latina. Intrínsecamente, importa poco el hecho de que unos cuantos marinos sean desembarcados,
pero las repercusiones que tiene llegan a oírse en toda la América latina, que ya había empezado a
mirar con suspicacia a los Estados Unidos, a causa de otras recientes intervenciones
norteamericanas. Mr. Kellogg ha planteado ya un dilema en lo que respecta a Méjico. Su técnica en
81
Gregorio Selser
Del mal efecto que los hechos habían producido en el mundo parlamentario
de Washington, se hacía eco el corresponsal en esa ciudad del “New York
Times”.58
“NUEVA YORK, 28 (AP) – The New York Times publicará mañana el
siguiente despacho de su corresponsal en Washington:
“Pero todo fue inútil. Cuando Latimer comprobó que a pesar de declarar
zona neutral a Puerto Cabezas, Bluefields y demás puntos importantes
de la región del Atlántico, la rebelión triunfaba en el Pacífico y se
la cuestión de Tacna y Arica no es de ninguna manera agradable para los interesados, y para
complicar la situación ha ordenado la intervención en Nicaragua.
"Varios de los más grandes países sudamericanos, descubren ahora que se han impuesto embargos
seudocientíficos a la entrada de sus productos, y eso no es más que un plan para aumentar, por
medio de un acto administrativo, las barreras proteccionistas, de suyo elevadas, y que no han
podido satisfacer, en cierto modo, al comercio norteamericano.
"El reciente tratado que se firmó en Panamá constituye otro motivo de irritación.
"El deseo del Departamento de Estado, de negociar 'incondicionalmente' con la América latina
tratados con la cláusula de la nación más favorecida, antes de garantizar tratamientos especiales y
recíprocos, ha contribuido también a tocar otra llaga.
"Detrás de todos estos acontecimientos se encuentra la fuerte presión del avance externo del
comercio norteamericano, lo que suele llamarse a veces el imperialismo económico. Este avance
externo es, en sí mismo, bastante legítimo, pero jamás se realizará con éxito en medio de una
atmósfera de irritaciones y suspicacias. Los elementos que trabajan en favor de la conciliación con
la América latina comprenden que nuestros mercados en el sur nunca podrían ensancharse en
todas sus posibilidades si se permite que una diplomacia errónea nos malquiste con nuestros
vecinos del sur. Si se permite que sigan sucediendo las cosas que ahora ocurren bajo la
administración de Mr. Kellogg, se destruirán hasta las últimas huellas de la tarea útil de Mr. Hughes:
las relaciones de los Estados Unidos con la América latina se desarrollarán en medio de una
atmósfera malsana, sin que la situación mejore durante muchos años, y Méjico se erigirá como el
país protector y portaestandarte de todas las demás repúblicas del hemisferio.
"Las manos de los diplomáticos latinoamericanos en Washington están atadas, pero no pasará
mucho tiempo antes de que el senado de la Unión intervenga para descubrir hacia qué fines Mr.
Kellogg está conduciendo a este país."
58
Reproducido por “La Nación”, de Buenos Aires, el 29 de diciembre de 1926.
"El presidente Coolidge está profundamente preocupado con motivo de la actitud de los países
sudamericanos hacia las actividades de las fuerzas norteamericanas en Nicaragua. Se entrevé la
posibilidad de que se inicie alguna política nueva después de los debates de hoy que siguieron a las
crecientes censuras por parte de los senadores más destacados, quienes declaran que debe
procederse a una investigación a fin de establecer si hubo violación de tratados.
"Se ha guardado mucha reserva de lo que pasó en la conferencia celebrada en la Casa Blanca, pero
el hecho de que haya sido la más extensa que el presidente ha celebrado en muchos meses se ha
interpretado como un presagio de un cambio de actitud en Nicaragua o de una política aún más
enérgica: Mientras se celebraba la conferencia, Mr. Kellogg envió por los tratados con América
Central relativos al reconocimiento de los Gobiernos que surgiesen mediante un golpe de Estado o
de una revolución. La aseveración de Mr. Coolidge de que el desembarco de las fuerzas norte-
americanas en Nicaragua no tenía significado político fue seguida por acontecimientos que se
produjeron tan rápidamente que se convocó la conferencia para satisfacer al presidente acerca de
si la posición de la Unión estaba dentro del Derecho Internacional y los derechos estipulados en el
tratado, o si la situación requería que se impartiesen nuevas órdenes en la América Central.
"Algunos críticos declaran que dichos tratados, que se encuentran en vigor, han sido violados. Al
salir de la conferencia, Mr. Kellogg manifestó que la política norteamericana en Nicaragua no será
modificada. Al parecer, la cuestión nicaragüense viene ocupando rápidamente el primer plano. Se
82
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
ha oído insinuar a los senadores que en el Congreso se investigará detenidamente la cuestión, y que
aquellos que están enterados acerca de la situación concurrirán a declarar. Si fuera posible
convencer a los testigos de que vengan a Washington, sería probable que una moción pidiendo que
sea ampliamente ventilada la actitud de los Estados Unidos hacia Nicaragua fuera informada
favorablemente por la Comisión de Relaciones Exteriores cuanto antes. Los senadores ya se han
puesto en comunicación con los testigos. Esta noche el senador Borah se negó a hacer más
comentarios sobre la situación, diciendo que esperaba los acontecimientos, pero que estaba lejos
de estar convencido de que las vidas y los bienes norteamericanos en Nicaragua habían corrido un
serio peligro. El senador por Utah, Mr. King, hizo una fuerte censura a los Gobiernos de Mr. Harding
y Mr. Coolidge por sus presuntas tácticas de saqueo en la América latina. El senador por Nebraska,
Mr. Morris, también censuró al actual gobierno por su política en la América Central.
"Los demás senadores están muy preocupados a causa de la situación en Nicaragua; temen que el
desembarco del almirante Latimer sea interpretado como una intervención destinada a causar
recelos en contra de la Unión en la América latina y socavar la confianza que se tiene en este país.
No les preocupa cuál es la facción victoriosa en Nicaragua, sino que insisten en que se les debe
permitir que arreglen sus asuntos entre ellos, sin ayuda de la Unión para ninguna de las dos Partes.
Era obvio que esos senadores consideraban los relatos acerca de las amenazas a los bienes y a las
vidas norteamericanas como propaganda en su mayor parte, lanzada por varios intereses que están
deseosos de un tratamiento preferente en Nicaragua y de ayuda especial de la Unión. Los
senadores que sostienen este punto de vista arguyen que los norte-americanos que salen al
extranjero con propósitos comerciales deben reconocer las dificultades que entraña el vivir bajo
otros Gobiernos y leyes extranjeros, y no debieran actuar sin pedir al Gobierno de la Unión que les
preste su protección habitual.
El senador King manifestó lo siguiente:
“–Nuestra política exterior durante las presidencias de Harding y Coolidge ha sido errónea. Si bien la
Constitución confiere la dirección de las relaciones exteriores a la rama ejecutiva del Gobierno, a
Dios gracias, la legislativa es el verdadero gobierno. La política que amenace al país con un probable
desastre, se supedita adecuadamente al debate parlamentario. Tan pronto como celebre sesión el
Congreso, se la hará objeto de una discusión en el recinto del Senado. Decimos que no hemos
intervenido en Nicaragua, y sin embargo, tenemos tropas en aquel país, y no tenemos por qué
tenerlas allí; esto es un acto de guerra. No tenemos por qué ser los agentes de policía del mundo; si
esos países quieren la guerra intestina, es asunto de ellos. Nuestros compatriotas se dirigen a
aquellos países para hacer inversiones y fomentar los desórdenes para luego pedirnos nuestra
protección. Que hayamos intervenido o no, el resultado fue que se ha levantado toda la América
latina contra nosotros; que se censura abiertamente nuestra política y que las amistades que nos
hemos esforzado por hacer son destruidas en un momento. Además, nuestros toscos esfuerzos por
recuperar el terreno perdido han acrecentado los recelos y el desagrado de la América latina. Hemos
tratado de dirimir el pleito de Tacna y Arica; hemos ganado el desagrado del Perú, Bolivia y Chile a
causa de nuestros errores. Hemos emprendido el arreglo de la disputa entre Panamá y Honduras, y
nos hemos granjeado el desagrado de ambas. El más reciente error en Nicaragua ha venido a
coronarlos a todos. Es esto sólo un rápido esbozo de una situación enormemente grave.
Gozábamos de la amistad del mundo; hoy sólo tenemos la de unas pocas naciones. Esta situación
nos amenaza con peligros, y por dondequiera que miremos hay errores.”
83
Gregorio Selser
59
Reproducido por Vicente Sáenz en Rompiendo Cadenas, p. 41, 2ª edición. Edit. Unión Democrática
Centroamericana, México, 1951.
60
"...bolcheviquismo es la palabra que está de moda en Washington para definir todo aquello que
pretenda hacer un país más o menos débil, a disgusto de los intereses comerciales o políticos
norteamericanos. Por ejemplo, algunas grandes compañías petroleras rehúsan obedecer las nuevas
disposiciones de la ley mexicana sobre petróleo, y entonces los señores Coolidge y Kellogg,
respaldando la actitud de estos poderosos intereses que no quieren someterse a las leyes de
México, claman contra el bolcheviquismo de su gobierno. Pero debe tomarse como absolutamente
84
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
El día 12 y para contestar a las críticas de que era objeto, Kellogg presentaba
un memorándum al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, presidido
por Mr. Borah, en el que alegaba la existencia de actividades comunistas
contra Estados Unidos en “México y otros países latinoamericanos”, lo que
mereció a “The Evening World” de fecha 14 de enero este comentario:
cierto que el petróleo, y nada más que el petróleo, es la causa de esta condenación oficial de lo que
ha dado en llamarse bolcheviquismo mexicano. Si el presidente Calles se doblegara y concediese a
los petroleros de este país todo lo que desean, los funcionarios de Washington haría de él los
mayores elogios y cantarían en honor suyo villancicos de Nochebuena."
85
Gregorio Selser
“Si los Estados Unidos pensaran que es mejor que yo le ceda el puesto a
cualquiera otra persona, lo haría inmediatamente... Siempre me opuse a
la retirada de los marinos de Nicaragua, y les doy la bienvenida a su
regreso en ayuda de nuestra nación... En tanto sea yo Presidente, y en
los gobiernos que me sigan, los marinos de la Unión deben permanecer
en mi país.”
Parecía que los marines, a quienes el traidor máximo no sólo abría las puertas
de su patria sino que la entregaba además atada de pies y manos, tratarían
además de quedarse en el país, de quedarse con el país:
86
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Esta vez el precio era mayor, las ametralladoras eran doscientas, los rifles tres
mil y las fajas de tiros tres millones. El día 25 los diarios publicaban la opinión
del senador Borah:
V
SANDINO, HÉROE DE LAS SEGOVIAS
Rubén Darío
63
Samuel Flagg Bemis, op. cit., p. 220.
89
Gregorio Selser
derrocar al gobierno mexicano proporcionada por Adolfo de la Huerta, que vivía exiliado en Estados
Unidos.”
65
Samuel Flagg Bemis, op. cit., p. 223.
91
Gregorio Selser
naciones del mundo, pasó al cuarto lugar. El Tesoro vio que sus rentas disminuían mensualmente,
en muchos millones, y se proyectó en los horizontes una crisis económica horrenda. Ante esa
perspectiva, Calles reformó las leyes, o para hablar con más franqueza, las derogó, pues las cosas
volvieron al mismo estado que guardaban antes de la controversia. Sin necesidad de que los
Estados Unidos enviaran un solo soldado a México, ni de que se tomasen el trabajo de redactar una
nueva nota, el que parecía rebelde indomable quedó completamente sometido.
"Con Sandino ha pasado todo lo contrario. Se enviaron contra él dos batallones; después otros dos;
ha habido por todo el mundo infinidad de protestas; muchos muertos han caído en el campo de
batalla; pero el rebelde continúa de píe y en actitud amenazante. Es indiscutible que el general
Sandino acabará por perder; pero su caída, aparte de resultar costosísima, traerá consigo una
merma del prestigio moral y material de los Estados Unidos. Mientras la sumisión de Calles da fama
a Mr. Coolidge de astuto, de práctico y de frío, la campaña contra Sandino le ha conquistado una
reputación poco envidiable de torpe, de ventajoso y de violento.
"La comparación de resultados basta para condenar las intervenciones militares, no solamente por
ser injustas, sino porque también resultan ineficaces y contraproducentes. Los que defendieron el
principio intervencionista en la Conferencia de Cuba, decían con sobrada razón que todos los países
están obligados a respetar los intereses de los extranjeros; pero en lo que se salían de la razón y de
la justicia era en admitir tácitamente que los países que desconocieran dicha obligación podían ser
sometidos por medio de las armas.
"Esta manera de razonar en contra de los pueblos que no pueden o no quieren cumplir sus deberes
internacionales se parece a la lógica de los tratadistas que en el siglo pasado defendían la prisión
por deudas de carácter civil. Se decía entonces con gran justicia que toda deuda debe pagarse; pero
en lo que se cometía una iniquidad era en emplear la cárcel como medio coercitivo de pago.
"¿Cómo se fuerza entonces el cumplimiento del derecho? ¡Ah! El derecho tiene infinidad de
maneras de hacerse respetar sin que haya menester de recurrir al atentado. A principios del siglo
XIX la mayoría de las personas creía de buena fe (probablemente lo creían hasta los mismos
deudores) que la abolición de la prisión por deudas iba a traer un desquiciamiento social... Y hoy se
ve claramente: dichas prisiones desaparecieron y las operaciones de crédito, en lugar de haber
desaparecido se han multiplicado en forma fantástica. Los acreedores prestan más dinero que
nunca, y el crédito se encuentra mucho más protegido que antes. La crueldad nunca ha sido una
sanción efectiva.
"La falta de protección al derecho trae en sí misma el mayor de los castigos. Tanto los individuos
como los pueblos que desconocen sus obligaciones se cierran las puertas de la riqueza y el éxito. Y
al darse cuenta de que por el mal camino se desempeñan en la penuria, reaccionan hacia el
derecho porque comprenden que es la única manera de conquistar la prosperidad.
"Si Mr. Coolidge hubiera procedido con Calles en la misma forma que procedió con Nicaragua; si
hubiera enviado un ejército a Tampico a fin de impedir que las leyes anunciadas se pusieran en
vigor; si hubiera deshonrado el derecho, sosteniéndolo con la violencia; aparte de no haber
obtenido un resultado práctico satisfactorio, habría provocado en todo el mundo, y especialmente
en la América española, una tempestad de maldiciones y de protestas.
"Por supuesto que los admiradores de Calles tienen que sentirse amargados con la sumisión de
quien les pareció abanderado de la raza, y centinela del hispanoamericanismo, y clarín de órdenes
de los pueblos latinos, y digno de todos los demás títulos sonoros y huecos que se otorgan a
93
Gregorio Selser
aquellos a quienes se atribuye una actitud de valiente rebeldía en contra de los Estados Unidos.
Hubiera sido triste que Calles cayera como va a caer Sandino uno de estos días: acribillado por los
proyectiles de una ametralladora norteamericana; pero desde un punto de vista romántico tiene
que ser más doloroso verlo a las órdenes de la Casa Blanca.
"Un espíritu apasionado con quien comentaba este asunto doloroso me decía que era preferible ver
el imperialismo norteamericano armado, con atavío medieval y enarbolando descaradamente su
bandera conquistadora. Románticamente, sí; pero el romanticismo es algo que las colectividades no
sienten sino por excepción, y por tal causa no es posible tomarlo como norma de la vida diaria.
Aunque un sentimentalismo agudo nos haga aborrecibles las formas suaves de los usureros,
siempre es mejor tratar con agiotistas que con sargentos.
"–¡Que lo digan Calles y Sandino! Mientras este último, por andar luchando contra el general
Lejeune, pronto reposará en un cementerio humilde o en la fosa de los héroes anónimos, Calles
está encantado con mister Dwight Morrow, socio de la casa bancaria que encabeza John Pierpont
Morgan. Sandino será un vencido y Calles es un convencido.”
94
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
96
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
68
Palmazones, término que viene de palmar, morirse, y por extensión dar la muerte, modismo
americano que se aplicó a los niños sandinistas, que sumaban unos treinta. Refiere Gustavo Alemán
Bolaños en su libro ¡Sandino!, p. 9. Edit. La República, México, 1932, que a esos muchachos de 14 a
15 años hubo de encomendar Sandino la custodia de algunos prisioneros yanquis, “no sin antes
recomendarles que tuvieran cuidado, y hacerles prometer ‘que quedarían seguros bajo su
vigilancia’. Más dos o tres horas después, cuando el general volvía al campamento, se encontró con
que los presos habían sido despachados a mejor vida... Los muchachos se explicaron diciendo ‘que
como eso gringos eran tan grandes y el general les había dicho que los aseguraran...”
97
Gregorio Selser
Esa exigua tropa estableció su base de operaciones en San Rafael del Norte, a
un día de viaje de la ciudad de Jinotega, capital del departamento del mismo
nombre. Y en tanto el general Moncada remontaba el Río Grande en procura
de Managua, llegando a Matiguás por el lado de Matagalpa, Sandino se
fortificaba en Yacapuca, cerro situado entre San Rafael y Jinotega, donde le
alcanzó la noticia de que el general Francisco Parajón, jefe liberal, había sido
derrotado en Chinandega y su ejército huía hacia El Salvador. Hacia allí se
puso en marcha Sandino, obteniendo a los dos días su primer triunfo en San
Juan de Las Segovias. Desde esa plaza partió hacia Ocotal, que el enemigo
había abandonado por consunción, encontrándose allí con el general
moncadista Camilo López Irías. Escuchemos ahora a Sandino:
“Convine con López Irías que él pasaría a ocupar Estelí, que estaba
también abandonado por el enemigo, y que con mi gente tomaría a
balazos la plaza de Jinotega. En Ocotal dejamos fuerzas militares y
autoridades civiles. López Irías logró acrecentar su columna, y pocos
días después sorprendió al enemigo en el lugar llamado Chagüitillo,
quitándole un valioso tren de guerra, que tardó poco en su poder, por
habérselo arrebatado el enemigo con creces, al extremo de que quedó
desorganizado y tuvo que huir a Honduras. El enemigo ocupaba las
plazas de Estelí y Jinotega, y no había columnas organizadas del
liberalismo ni en occidente ni en los departamentos del norte, a
excepción de mi columna segoviana, que se encontraba impertérrita en
San Rafael del Norte, no obstante que un general Carlos Vargas,
perteneciente a la columna derrotada de López Irías, me aconsejaba
huir de aquellos lugares, porque estábamos rodeados del enemigo.
Vargas venía derrotado y acobardado como su jefe, y todo a pesar de
estar viendo el heroísmo de mis muchachos, quienes acababan de
derrotar al enemigo por uno de los flancos, arrebatándole provisiones y
parque.
Con todo, los invasores proseguían la ocupación del resto del territorio
de Nicaragua y auxiliaban a las fuerzas de Díaz y Chamorro, que se
aprestaban a envolver a Moncada; este jefe, viéndose en situación
difícil, resuelve recurrir entonces a aquel a quien no hacía mucho
tiempo desdeñara, ordenándole concentrar sus fuerzas en Tierra Azul
–donde él se encontraba– advirtiéndole que de lo contrario le
responsabilizaría “del desastre que se avecinaba”. De las acciones que
siguieron no existe mejor historiador que el propio Sandino:
98
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Sigue luego el relato de la acción donde liberó a las fuerzas de Moncada, las
que a partir de ese momento tenían el camino abierto para apoderarse de
Managua:
99
Gregorio Selser
“En el recorrido que hicimos desde Jinoteca hasta Las Mercedes, lugar
donde estaba Moncada, tuvimos dos ligeros encuentros, uno en San
Ramón y otro en Samulatí. En Jinotega se reunieron después de mi
partida los “generales” Parajón, Castro Wasmer y López Irías (de los tres
no se hace uno solo) formando una sola columna, con la que seguían de
cerca mis pasos.
Luego agrega:
norteamericanos al servicio de Díaz, quienes tomaron parte activa en las tres batallas. Aquí se ha
celebrado la buena nueva con disparos de rifles, cohetes y triquitraques. También se echaron a
volar las campanas de las iglesias y de los conventos”.
Vicente Sáenz, por su parte, anota que monseñor Reyes y Valladares, obispo de Granada,
excomulgaba desde el púlpito a los constitucionalistas, bendecía las armas de los conservadores y
distribuía indulgencias, escapularios y medallas entre los oficiales y soldados conservadores.
101
Gregorio Selser
“que no corrió, más bien voló sobre las olas del Atlántico; raudo
atravesó el canal de Panamá y llegó a Corinto con una rapidez nunca
vista en aquellos mares”.
Había resuelto traicionar a los suyos, a cambio del visto bueno de Washington
en sus aspiraciones presidenciales. El periodista Belausteguigoitía, que le
conoció presidente, señalaba que a Moncada “corresponde, por antono-
masia, el nombre de cínico”; que:
“llevando sobre sí el aire dionisíaco del viejo fauno, amigo del buen vino
y de las buenas mozas..., su vida tiene de todo, quizá del zorro, pero de
ninguna manera del león... y aunque en el ocaso de su vida,
precisamente ahora, construye en el pueblo donde habita alguna
escuela u hospital, la voz pública dice, por lo bajo, que antes hizo los
pobres...”
referiría más tarde que Moncada le había expresado: “Yo no tengo deseos de inmortalidad... No
quiero ser un segundo Zeledón. Ya estoy viejo, y si puedo vivir algunos años más, tanto mejor... Les
digo esto a propósito de la imposición norteamericana...”
104
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
105
Gregorio Selser
alguna el que Manuel Cordero Reyes, uno de sus emisarios renuentes a la Paz
del Espino, ocupara el ministerio de Relaciones Exteriores cuando Moncada,
en 1º de enero de 1929, asumió la presidencia.
Porque, como era de esperarse, Moncada fue candidato en los comicios
celebrados en 5 de noviembre de 1928, comicios celebrados de acuerdo con
una ley electoral elaborada por el genial Franklin A. Mc. Coy73 cuyas
prescripciones son notables por las características de nación conquistada que
acuerdan a Nicaragua.
Como era de esperarse, tanta preocupación norteamericana tenía su
equivalente en dólares. Fue así que Moncada "tuvo que hacer" un empréstito
de más de un millón y medio de dólares, "el cual fue invertido en gran parte
en el pago de la Misión Electoral que llegó al país y en rezagos que había
dejado el Gobierno de don Adolfo Díaz".
73
El texto de la ley electoral era éste:
1º –Con ayuda de un experto nombrado por el Presidente de los Estados Unidos, el Congreso de
Nicaragua pasará una ley electoral aprobando, entre otros, los siguientes puntos:
a) Se formará una comisión nacional de elecciones que tendrá poder para vigilar la elección y
nombrar a los miembros de los consejos departamentales;
b) Esta comisión estará compuesta de 3 miembros: el presidente, que será nombrado por el
Presidente de los Estados Unidos, un conservador y un liberal. Ninguna acción ni resolución de esta
comisión nacional será válida o efectiva sin la asistencia del presidente de dicha comisión.
2º –Habrá en cada departamento una comisión de elección compuesta de 3 miembros: un
conservador, un liberal y el presidente, que será un [norte] americano nombrado por la comisión
nacional de elecciones.
3º –En cada lugar de votación habrá un consejo de elección compuesto de 3 miembros, un
conservador, un liberal y el presidente, que será nombrado por la comisión nacional.
4º –Los miembros liberales y conservadores de las comisiones y consejos ya citados, serán
nombrados por la comisión nacional con la recomendación de los comités respectivos de cada
partido.
5º –En las comisiones departamentales y consejos locales ninguna acción o resolución será válida o
efectiva sin la concurrencia del presidente [norte] americano de tales comisiones y consejos,
respectivamente.
6º –El ejército nacional será licenciado y puesto fuera de servicio simultáneamente con el desbande
de las fuerzas opositoras, y la función de conservar asumida por la Constabularia Nacional, será
organizada bajo la instrucción y hasta donde sea posible la dirección de oficiales [norte] americanos
en servicio activo.
7º –La Comisión Nacional de Elecciones, las comisiones departamentales y los varios consejos
locales, tendrán todos y cada uno el derecho de exigir los servicios de la Constabularia Nacional y
emitir órdenes a la misma para el objeto de impedir intimidación y fraude en la elección y preservar
el orden y la ley durante los varios actos de registro y votación.
8º –Se contempla también que una fuerza suficiente de marinos [norte] americanos permanecerá
en el país durante la organización o instrucción de la Constabularia y durante la elección, para
reforzar el trabajo de asegurar una elección absolutamente imparcial entre los dos partidos.
106
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
VI
LA HORMIGA ENFRENTA AL ELEFANTE
William Krehm74
74
William Krehm, Democracia y tiranía en el Caribe, pp. 158-159. Edit. Unión Democrática Centro-
americana, México 1951.
107
Gregorio Selser
Aunque los hombres son pocos, las armas son menos todavía. El ingenio debe
reemplazar a la técnica, la táctica primitiva a la estrategia militar. La honda
puede no matar, pero sí vaciar un ojo, y una rama flexible de árbol es una
honda gigante, capaz de causar estragos, perturbar la marcha de soldados o
sembrar la necesaria confusión a cuyo amparo los ocultos tiradores puedan
apuntar cuidadosamente. Un colchón de hojas de árboles caídas puede
perfectamente ocultar un pozo, de la misma manera en que mediante diques
de troncos y rocas se pueden modificar los cursos de agua señalados en los
mapas de la región y desviar a los soldados enemigos hasta donde las
guerrillas esperan su presa.
No era pues una casualidad que Sandino eligiera como cuartel general uno de
los lugares más inaccesibles de Las Segovias, el cerro del Chipote, o El
Chipotón, que junto con el nombre de Sandino figuraría al poco tiempo en la
primera página de todos los diarios del mundo, y lo repetirían con entusiasmo
y veneración todos los hispanoamericanos.
108
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Veintinueve hombres dieron ese paso. Con él, sumaban treinta... ¡Buen
ejército para luchar contra la intervención yanqui!, observa Belausteguigoitía.
Y sin embargo, esos treinta hombres fueron el núcleo del ejército libertador
de Nicaragua. Con ellos se dio la primera batalla en Jícaro, el 2 de noviembre
de 1926. Treinta hombres mal armados enfrentaron allí a una columna de
doscientos soldados de Chamorro; lo hicieron malamente, reemplazando con
coraje lo que faltaba en armamento y preparación. Fue para Sandino una
derrota afortunada, pues aunque debió retirarse no tuvo pérdidas entre sus
hombres y en cambio las infligió a sus adversarios.
Todos, menos Sandino. Sandino también había sido invitado a la Junta, pero
cuando se hizo presente, a la hora convenida, todo había sido ya decidido. Al
protestar del adelanto de la reunión o del horario posterior que se le había
fijado, Moncada le manifestó que debía aceptar el desarme decidido, como
subordinado suyo en grado militar y en jerarquía ministerial. Es famosa en
ese sentido la respuesta de Sandino a la irónica pregunta de Moncada
109
Gregorio Selser
75
Alberto Ghiraldo. Yanquilandia Bárbara, Madrid, 1929.
110
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
112
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
113
Gregorio Selser
A las ofertas de Moncada había seguido una tentativa de soborno por cien mil
dólares. Ahora, las “razonables propuestas” se apoyaban en la mención de
quien traicionó a su patria, Filipinas, a cambio de la paga norteamericana.
A. C. Sandino.”
“El 16 del propio mes –relata Sandino– dos días después de recibida la
nota insolente del capitancillo yankee, ochocientos hombres estaban
listos para el asalto a Ocotal. En esa plaza había cuatrocientos piratas y
doscientos renegados nicaragüenses al servicio de aquéllos”.
114
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
El capitán Colindres, luego general, constató entonces que los caídos en las
filas enemigas eran todos compatriotas, y que las fuerzas norteamericanas se
habían replegado, manteniéndose en una posición abrigada dentro del
perímetro de la ciudad, en una manzana que fue prontamente sitiada.
Y en tanto esto ocurría, los campesinos, con el largo rencor acumulado en una
vida de miserias y privaciones, se lanzaron al saqueo de la ciudad, devastando
las tiendas de comestibles y ropas y haciéndose justicia por sus propias manos
en la persona de las autoridades y expectables; los cuarteles y las casas de los
adversarios fueron dinamitados. Luego Colindres sugirió a Sandino el incendio
total de la plaza, como medio de lograr que los sitiados abandonaran su
guardia. El caudillo se opuso, movido por las súplicas de los pobladores.
Luego, al comprobar que sería inútil el asalto de la fortaleza enemiga, ordenó
el repliegue.
Esta “heroica acción de guerra”, como fue denominada por Coolidge, indujo
al jefe quisling a solicitarle la condecoración para los aviadores participantes
en la matanza; no satisfecho aún, les agasajó con un banquete al cual asistió,
entre otros altos jefes, el general Moncada. La reacción en los Estados Unidos
fue mucho más violenta que en Iberoamérica. El gobernador de Illinois,
Edward Dunne, en una carta abierta dirigida a Coolidge, después de negar
que se hubiera tratado de una batalla y afirmar que había sido una simple
matanza de características atroces, expresó:
115
Gregorio Selser
116
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
78
Allí expresaba Borah: “Díaz llegó a ser presidente de Nicaragua a fuerza de intrigas, y retiene la
presidencia merced a la complacencia de los Estados Unidos. No sólo no podría continuar ni por una
hora en la presidencia, si la marinería de los Estados Unidos no podría sofocar la rebelión del pueblo
contra su forzada autoridad. El pueblo de Nicaragua estaba y está en abrumadora mayoría contra
Díaz y su régimen. Ello se ha puesto más de una vez de manifiesto en Nicaragua. Su reconocimiento,
a mi parecer, fue el pábulo de la revolución en América Central y un desafío a los más
fundamentales principios de independencia y gobierno libre. Nicaragua era débil y nosotros éramos
fuertes, y cuando un poder débil se aproxima a uno fuerte, la fascinación de predominio parece
irresistible.”
“Pero lo hecho, hecho está. Ahora el problema es éste: ¿Cómo hemos de sacar el orden del caos, y,
al menos en cierta medida, hacer justicia al pueblo de Nicaragua? ¿Cómo hemos de volver su
gobierno propio a ese pueblo, con el privilegio de determinar quiénes han de ser y quiénes no sus
funcionarios? Es probable que, bajo cualesquiera circunstancias, el plan propuesto por Mr. Stimson
sea el mejor. Ahora se está poniendo en ejecución.”
“Habría, al parecer, dos caminos que tomar. El uno, retirar el reconocimiento de Díaz, ceder al casi
unánime sentimiento del pueblo de Nicaragua y reconocer a Sacasa, quien, a mi juicio, era el
presidente legal después de la dimisión de Solórzano; pero este camino no era el más práctico ni el
más admisible desde el punto de vista de nuestro gobierno, por razones que se pueden comprender,
pero no aprobar. El otro camino era establecer la paz, si fuera posible, y dar al pueblo de Nicaragua,
por medio de una elección, la oportunidad de que eligiera a su presidente. Este es el procedimiento
que se ha adoptado. Este es uno de esos casos en que es necesario hacer mal para obtener algún
bien. Pues, dentro del orden normal, nada tendríamos que hacer en Nicaragua en el asunto de las
elecciones. Dentro del orden normal, eso sería intolerable para la América Central e indefendible
por nuestra parte. Dentro del orden normal, sería esa otra forma de imperialismo, aunque
disimulada y sutil. Pero habíamos apoyado a Díaz, y ahora hemos caído en la cuenta de que el
pueblo no le reconoce ni le quiere por presidente, y hemos llegado a la conclusión de que se debe
consultar al pueblo de Nicaragua, por donde el único camino de volver a su orden las cosas es
procurar que el pueblo de Nicaragua tenga una justa oportunidad de expresar su voluntad.
"...A mi entender, alguna compensación ha habido al cabo en esta desdichada cuestión de
Nicaragua. El pueblo de Nicaragua ha puesto al descubierto un verdadero espíritu y una real
devoción nacionales, y con ello un coraje digno de la más alta causa. Muchos creían sin duda que la
oposición a Díaz y a su sistema de gobierno iba muy pronto a extinguirse y desaparecer; que era
simplemente una facción en guerra con otra, por codicia de beneficios y prebendas. Pero durante
semanas y meses, bajo las circunstancias más adversas y con las probabilidades más desalentadoras,
el pueblo de Nicaragua se batió y, sin duda alguna hubiese ganado una señalada victoria, de no
haber sido por las fuerzas navales de los Estados Unidos. Este espíritu nacional ha conquistado el
reconocimiento y ha determinado a la política de los Estados Unidos en el sentido de que se
117
Gregorio Selser
“Algunas de las razones por las cuales fueron enviadas fuerzas estado-
unidenses a Nicaragua podrían ser calificadas de pifias. Las vidas y
propiedades de los Norteamericanos en ningún tiempo estuvieron en
peligro... Las referencias a protección de nuestros derechos al canal
fueron ridículas, pues ese proyecto sólo existe en el papel. Su
construcción, si alguna vez se emprende, será bien acogida por
cualquier facción que se halle en el poder... Estoy persuadido de que
nos hemos ensuciado las manos al hundirlas en las aguas contaminadas
de la diplomacia capitalista. La mayor parte de los nicaragüenses sanos
nos tienen en un miserable y triste concepto.”
Finalmente, leamos la opinión del senador Burton K. Wheeler:
“Reducida a términos simples, la política de Kellogg y Coolidge ha
conducido a una intervención armada en Nicaragua. Ambos han sido
títeres de un presidente impuesto a un pueblo contra su propia
voluntad, por la sencilla razón de que está listo, cueste lo que costare a
Nicaragua, para servir a los banqueros de New York que durante 17
años han estado explotando sin misericordia a ese país, bajo la égida de
nuestro Departamento de Estado. Esta política, a menos que sea
alterada o abandonada, conducirá a una intervención armada en
México, en apoyo de los dudosos títulos de Doheny, Sinclair y Mellon.
Esto equivale a decir que al pueblo de los Estados Unidos se le invitará a
otorgue al pueblo de Nicaragua la oportunidad de hacerse oír en una elección; y son miles los que
por eso hoy sienten respeto por ese pueblo. Será un factor de gran peso en el trance de encauzar
en el orden normal los asuntos actuales y futuros.
"Ahora parece evidente que nuestro gobierno estuvo desacertado desde el principio en cuanto a
ciertos hechos. Ni las vidas ni las propiedades de los [norte] americanos se hallaron en ningún
peligro real por causa del pueblo de Nicaragua. Cualquiera que haya sido a causa de esto la opinión
de nuestro gobierno, en realidad de verdad, lo que hicimos fue enviar fuerzas a sostener a un
gobierno débil, impopular e ilegal, y no a proteger las vidas y propiedades norteamericanas. Fuera
de las perturbaciones e inconvenientes que necesariamente acompañan al estado de guerra, nunca
pude hallar evidencia alguna de estar en peligro la vida o la propiedad de ningún ciudadano de los
Estados Unidos. En cuanto al canal, no tenemos sino un mero título sobre el papel, ¿y quién recusa
este título? ¿Quién ha intentado siquiera ponerlo en discusión? Cuando consideramos las
circunstancias en virtud de las cuales el susodicho título fue adquirido, debemos admitir que el no
haber sido recusado es un delicado tributo a la paciencia y amistad del pueblo de Nicaragua para
con los Estados Unidos.
"El asunto de Nicaragua ha puesto al descubierto un aspecto bien definido y lamentable de nuestras
relaciones con toda la América latina ¿Qué será del futuro? Diariamente recibo cartas de todos los
extremos del continente, en las cuales me expresan el profundo disgusto de los pueblos de la
América latina y el hondo resentimiento que este asunto ha suscitado en ellos. Pero tengo muchas
esperanzas, y me asisten razones para creer que en el futuro las cosas van a ser conducidas de
modo diferente y que las relaciones no van a empeorar, sino que van a ser mejores…”
118
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
El primer ensayo fue puesto en práctica diez días después del desastre de Las
Flores, cuando Sandino, en tanto los invasores se internaban en Las Segovias
en dirección al cerro del Chipote, se colocó a su retaguardia y atacó, en 19 de
septiembre, la ciudad de Telpaneca. Por la noche la ciudad estaba en sus
manos, con excepción del sistema defensivo de trincheras:
121
Gregorio Selser
“...¡Los muy majaderos! En esa forma, sí, podían circular por gran parte
de la ciudad, sin exponer el pellejo. Pero ocupé la ciudad tomando las
alturas, en donde emplacé mis ametralladoras y barrí la cabeza a cuanto
gringo asomó sobre las zanjas, de manera que mientras los invasores
permanecían cubiertos en las zanjas, yo dejé al populacho que tomara
en la ciudad todo lo que le diera la gana... La situación duró toda la
noche, hasta el día siguiente en la mañana, cuando los aviadores
yanquis comenzaron a situar sus bombas sobre las alturas ocupadas por
mi ejército, y entonces inicié la retirada a los bosques, ordenadamente.”
furiosa descarga desde distintos puntos. Los tiradores han tenido tiempo y
puntería suficientes, como para evitar un inútil desperdicio de munición:
cuando los norteamericanos reaccionan, dispuestos al contraataque, sólo
encuentran la huella reciente de pisadas que se pierden en la espesura,
donde es más peligrosa la acechanza de los sandinistas. Estos, una vez
descargadas sus armas y cumplida la faena de diezmar a los “gringos”, se
retiran en orden tan silenciosamente como han llegado. Claro está que no
siempre se es tan afortunado.
“Vencimos y nos vencieron –recordaría Sandino–, pero al enemigo le
hacía falta conocer nuestra táctica. Además, nuestro espionaje siempre
fue y sigue siendo superior al de los mercenarios. Así fuimos adquiriendo
armas y parque norteamericanos, porque les capturábamos gente y
botín. ¡Lástima que sean de tan grande estatura los piratas, porque sus
uniformes no les sirven a nuestra gente!”
El temible ejército fantasma de Sandino es así imbatible. No precisa de
grandes efectivos, que, por el contrario, entorpecerían sus acciones. Ni
siquiera de costosos preparativos o concentraciones de armamento y tropas.
La pequeña partida es escurridiza, de difícil localización, de ardua persecución.81
Por eso cuando, sobreponiéndose al estrépito de la fusilería y al tableteo
impotente de las Thompson descargadas nulamente al azar, se oye el grito de
“¡Viva Sandino!”, o el de “¡Viva el ejército libertador!”, o el de “¡Mueran los
gringos!”, o el de “¡Patria Libre o Morir!”, los invasores mercenarios intuyen
oscuramente que algo más que un “bandido” les hace frente y les desafía y
les humilla y les enfurece y les diezma.82
81
Un visitante del campamento de Sandino, en las postrimerías de sus campañas, describiría así sus
impresiones: “...En el campamento, que estaba instalado en un ‘limpio’, bajo los árboles copados
que hacían impenetrable el sol, y al cual se llega de pronto, sin descubrirlo antes, había dos
champas, y una más grande donde estaba Sandino, vestido con un pantalón kaki de montar, camisa
blanca y pañuelo también blanco, amarrado al cuello. Llevaba finas botas altas de calf y un
sombrero de paño de anchas alas. No portaba pistola ni ninguna otra arma y se mostraba siempre
de buen humor. En ese campamento estaban solamente seis hombres y unas mujeres cuyos
nombres nunca pude saber, pues sólo se daban al tratamiento de 'hermanos'. No había pues,
señales de ejército; sin embargo, cerca de allí se oía tocar victrola, lo mismo que una guitarra y
hasta un pistón, por lo cual deduje que el verdadero alojamiento de Sandino no era aquel en el cual
se me tenía y se me tuvo hasta el regreso, sino otro. Allí llegaban a verme.” “Esto me hizo deducir
también que había más gente, lo cual se confirmó por el hecho de que durante mi permanencia
haya visto destazar tres reses cada día de por medio, por lo demás, había abundancia de
provisiones como arroz, frijoles, papas y hasta harina. También vacas; es decir, tampoco se carecía
de leche. Igualmente muchas bestias.” Y otro, el general Carlos N. Quezada, informaría que “lo
primero que manda hacer el general Sandino cuando se instala en un campamento, es un caminito
o vereda que le facilite pasearse, lo que hace con las manos hacia atrás. De la meditación en esos
breves paseos surgen generalmente sus sorpresivas resoluciones”.
123
Gregorio Selser
Ese algo más, corre ya en boca de los oprimidos de todo el mundo y les
reconforta y enaltece, ese algo más se traduce en las músicas y en los poemas
que el anónimo pueblo dedica a su gesta o a su persona. Algunos años antes,
en todo México se difundían las canciones que brotaban de cada batalla,
cuando en lucha análoga Villa, Carranza, Obregón y Emiliano Zapata –el otro
gran traicionado– enfrentaban a los ejércitos de la reacción. Eran versos
sencillos, que cuando no utilizaban la música del himno de Riego, que los
anarquistas de principios de siglo modificaron intencionadamente, recurrían
al inagotable genero folklórico mexicano, de donde brotaran corridos y
canciones como “La Adelita”, cuya música, expropiada por los sandinistas,
servía a versos como éstos:
“¡Compañeros, patriotas hermanos!
No desmayen jamás en su valor,
Que si morimos en defensa de nuestra patria
Quedará en la historia que hemos muerto con honor.
Todo aquel que sienta por su patria
que venga estas filas a engrosar,
Porque mañana más tarde no les pese
Que los yankees vengan y nos vayan a pisotear.
Nuestro jefe Sandino se ha interpuesto
Por querernos venir a libertar;
Pero a mucho “vendepatria” se ha enfrentado
Por querernos venir a desarmar.
Y el plazo se ha vencido
Y no han podido desarmar
a estos cuatro segovianos
Moncadistas por partidas,
Y nosotros aún seguimos
Encantados de la vida...”
82
Carleton Beals América Ante América (America South), p. 427. Edit. Zig-Zag, Santiago de Chile,
1940: “Poco después de la guerra mundial, con la extensión de nuestro imperio de cables y noticias
a los dos continentes, con el propósito de fomentar la buena vecindad y el comercio junto con la
ganancia inmediata, esas mismas agencias tuvieron que informar ampliamente, y como ironía,
sobre la lucha de Sandino contra los marinos norteamericanos en Nicaragua. Y a pesar de que los
representantes de la U. P. y de la A. P. allí eran, respectivamente, el cobrador de los derechos
aduaneros, Clifford D. Ham y su ayudante. Charles Lindbergh, a pesar de que la mayoría de los
mensajes de allí deformaban la verdad, empequeñecían a Sandino, llamaban “bandidos” a sus
partidarios, glorificaban a los marinos estadounidenses, esos mismos representantes o
corresponsales no decían nada acerca de los bombardeos aéreos de aldeas indefensas, acerca de
los civiles asesinados por los marinos, nada decían sobre los latrocinios y abusos; sin embargo, por
toda la América latina se extendió el orgullo por el hombre que peleó casi a mano limpia y tan
valientemente en la jungla en contra del poder de la nación más grande de la tierra.”
124
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
125
Gregorio Selser
126
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Capítulo VII
“EN NICARAGUA, SEÑORES, LE PEGA EL RATÓN AL GATO”
Carleton Beals83
83
Carleton Beals. The Corning Struggle for Latín America (La próxima lucha por Latinoamérica), pp.
239-240. Edit. Zig-Zag, Santiago de Chile, 1942.
127
Gregorio Selser
Cuando se comparan las cifras de los efectivos máximos con que llegaron a
contar las fuerzas sandinistas y las invasoras –3.000 y 12.000 respectiva-
mente–, no puede menos que admirarse de que la lucha durara los siete años
que duró. Esa voluntad de resistencia no estaba en modo alguno respaldada
por convicciones políticas o sociales definidas. Tampoco existió una férrea
identidad de miras entre los componentes del ejército sandinista, al cual
arribaron tanto aventureros como contrabandistas, comunistas como
sindicalistas o anarquistas o socialistas, latinoamericanos como europeos y
asiáticos.
Sandino no sólo tuvo que luchar contra los invasores militares de su patria. En
todo el mundo, las noticias difundidas por United Press y Associated Press
deformaban los hechos, descubrían crímenes horrendos cometidos por aquél
en tanto silenciaban los de la intervención; atribuían al héroe intenciones que
no tenía y jamás apeaban la referencia a los “bandidos”, a las “hordas” o a las
“bandas sediciosas” según el molde sutil de los estupendos cerebros de la
propaganda. Y en tanto se prodigaban en fotografías de los altos jefes
norteamericanos o del mundo oficial de los quislings nicaragüenses, eran
escasas por no decir nulas las que se publicaban del bando sandinista.
128
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
130
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
131
Gregorio Selser
132
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
El hombre que “siempre vivió del pillaje”, apenas cinco meses antes, cuando
le hubo alcanzado la nota del almirante Sellers, había declarado a sus
soldados:
133
Gregorio Selser
84
Henry L. Stimson, op. cit., p. 38, sostiene que el Concón no era un buque naufragado sino que
juntamente con el Foam, el Tropical y el Superior constituían un grupo que entre agosto y diciembre
de 1926 condujo especialmente armas y municiones desde México a Nicaragua. Téngase en cuenta
que ése era el tiempo en que en los Estados Unidos se trataba de azuzar la guerra contra México,
para comprender el motivo de esta aseveración. Por otra parte, cuando Coolidge hizo referencia a
esos embarques, se guardó muy bien de mencionar si las pruebas que había obtenido sobre el
particular demostraban que esas municiones formaban parte de las que el gobierno de los Estados
Unidos había vendido poco tiempo antes al gobierno de Obregón, “para permitirle que sofocara
una revolución”.
85
Constabularia: la que más tarde se conocería como “Guardia Nacional” de Nicaragua fue una
estrategia de EE.UU. que comenzó en mayo de 1927. [N. Ed.]
134
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
[...] Desfilaban los hombres con aire sombrío y cansado, mientras sus
pies chapoteaban en el barro, rompiéndose de pronto la monotonía de
la marcha con algún viva estentóreo, que era coreado por todos: “¡Viva
el general Sandino! ¡Viva el ejército de la independencia!”
–No –contestó el general con sorna–; desde luego que no. Es un hombre
correcto. Pero damos la palabra bandido en un sentido técnico, en el de
jefe de una banda. ¡Ah, según eso –reflexionó ante Feland mientras
escuchamos un concierto– el director de esta orquesta es también un
bandido! Dirige su banda. ¡Perfecto!”
86
Carleton Beals, Banana Gold
136
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
137
Gregorio Selser
En Las Cruces murió también el capitán pirata Bruce. Este joven oficial
del ejército norteamericano, el 24 de diciembre envió un cablegrama a
su madre, a Estados Unidos, anunciándole la proximidad del fin de la
campaña, porque creía que para el 1º de enero estaría concluida la
existencia de Sandino. “El 1º de enero de 1928 le habremos cortado la
cabeza al bandido de Sandino”, decía el mensaje. Bien, justamente el 1º
de enero de 1928, Bruce tenía la cabeza sumida en el estómago, muerto
en uno de los combates de Las Cruces. Sus anteojos de campaña yo los
uso. Son magníficos, reglamentarios del ejército norteamericano, con su
estuche y con una pequeña brújula.
Después de esas batallas, las más cruentas de las que se han librado en
la lucha de Nicaragua, nos reconcentramos al Chipote, que era el
objetivo de los piratas. Pero la posición era difícil. Nos fueron cercando
para evitar que nos aprovisionáramos, y el cerco se estrechaba cada vez
más. No nos faltaban armas ni parque, porque en los últimos
encuentros habíamos quitado al enemigo enormes cantidades de
cartuchos y armas espléndidas, nuevas y flamantes. Durante dieciséis
días que estuvimos sitiados, diariamente nos visitaron las escuadrillas
aéreas de los piratas. A las seis de la mañana aparecía la primera
escuadrilla de cuatro aparatos, que se dedicaban a bombardear. Por
supuesto que nosotros les echábamos bala también, y varios pájaros de
acero fueron heridos de muerte. Después de cuatro horas de
bombardeo, nueva escuadrilla sustituía a la primera y continuaba el
fuego, hasta que pasadas cuatro horas volvía otra. Y así sucesivamente,
hasta que llegaba la noche.
Pocos daños personales nos hacía el bombardeo, porque estábamos
bien protegidos, pero perdimos como doscientas cabezas de ganado de
la caballada de nuestro ejército, y ganado vacuno para alimentarnos. La
situación iba siendo grave, porque la mortandad de animales había
hecho la estancia insoportable por la descomposición de los cadáveres.
Los zopilotes tuvieron el espacio por varios días, y si bien nos hicieron
un servicio, porque llegaban a impedir la visibilidad a los aviadores –
muchas veces confundimos a éstos con los zopilotes–, nuestra vida iba
haciéndose más difícil por esas circunstancias, y resolvimos retirarnos.
139
Gregorio Selser
87
Emidgio Maraboto. Sandino ante el coloso. Edit. Veracruz, México, 1929.
140
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Fue allí donde Sandino hizo prisionero al gerente de la mina, Mr. Marshall, al
que llevó consigo a las montañas. La muerte de este hombre, no imputable a
maltrato sino al hecho de sufrir las consecuencias de un clima al cual no
estaba habituado, fue explotada por los diarios como demostración de la
barbarie sandinista.
Pero es curioso que los sesenta quintales de dinamita colocados por Juan
Romano en la mina tuviera la virtud de desatar la mayor campaña de
denuestos e infundios sobre el héroe de Las Segovias, en un grado hasta
entonces no conocido. Se aprovechó entonces la oportunidad para destacar
que el castigo infligido a los colaboracionistas mediante el fusilamiento del Dr.
Juan Carlos Mendieta, de Cayetano Castellón, de Julio Prado y de otros
habitantes del caserío de San Marcos no era un acto de guerra sino “un brutal
asesinato”; que Mr. Marshall había sido envenenado y muerto luego a
machetazos; que los niños eran quemados y las mujeres violadas; que esto y
que aquello... y seguía la retahíla de acusaciones sin tasa ni medida para
desprestigiarle ante quienes confiaban en él y en su misión. Y también le
llenaban de acusaciones para que no brillara su figura en la Conferencia de La
Habana.
141
Gregorio Selser
Capítulo VIII
INTERVENCIONES PARA ASEGURAR INVERSIONES
88
”Excelsior”, México, octubre 17 de 1929.
142
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
89
Gustavo Alemán Bolaños, op. cit, p. 31, publicó en “El Heraldo” de Cuba un artículo valiente, en
momentos en que se celebraba la Conferencia, en el cual entre otras cosas, expresaba: “Cada vez
que se habla... y sale a colación alguna frase hecha, la sombra de Sandino aparece. Cada vez que en
el más puro amor confraternal se confunden las aspiraciones de los señores delegados y cuando no
ven... ‘una sola nube parda en el claro cielo de América’, se presenta la sombra de Sandino. Y así
que el himno al fuerte resuena en sus mejores tonalidades... hete ahí que Sandino llega a turbar a
los asambleístas con su presencia reflejada desde lo alto de una montaña del Istmo de América.
Sandino no deja tomar a gusto la sopa panamericana. Penetra al local de las sesiones algún
miembro de la delegación ‘de Nicaragua’, y Sandino ha entrado al propio tiempo, colándose su
sombra, que algo ha de tener de acusadora para los señores delegados cuando el guerrillero se
llama precisamente Augusto, y ha de serlo, siquiera por su decidida brega libertaria. Y esa presencia
así, en forma de proyección, no les asusta, no. Apenas les desconcierta. Les viene a recordar que
hay algo de aquello que un príncipe dinamarqués recogió del ambiente con la punta de su nariz.”
143
Gregorio Selser
90
Samuel Flagg Bemis, op. cit., pp. 258-259, donde además puede leerse: “La Conferencia de La
Habana representó, pues, un campo de batalla diplomático entre los derechos y los deberes de los
Estados. A pesar de la oposición a este programa, dirigida por Argentina, El Salvador, Chile y
México, Hughes consiguió reducir las discusiones a los lemas que figuraban en el programa
preparado de antemano, incluidos los proyectos de Río, y bloquear los dos pactos, recusables, en
especial el referente a la doctrina de la no-intervención incondicional.”
144
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Y aclarará Sandino:
148
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Tiempo después, a raíz de haber querido Turcios adoptar una airosa actitud al
comentar el papel que le cabía en la lucha de los patriotas, Sandino aclararía:
“He leído la entrevista que dio el señor Turcios, quien parece que trata
de ocultar su error; pero publicando la correspondencia cruzada con él,
le obligaré a que confiese la verdad. Lejos de haber sido el señor Turcios
nuestro director intelectual y doctrinario, más bien, con fecha 10 de
julio de 1928, en forma amistosa le llamamos la atención con motivo del
avisito permanente que publicaba en la revista “Ariel”, poniéndose en
papel de terruñista, muy lamentable por cierto, en la disputa de límites
entre Honduras y Guatemala. Por cierto Turcios retiró inmediatamente
el malhadado avisito.”
Si bien esta última tenía intereses en ambos países, por lo cual su actitud fue
prudente y hasta conciliadora, la Cuyamel sólo los tenía en Honduras y se veía
trabada en sus ambiciones expansionistas, por lo cual no vaciló hasta en
fomentar la guerra, exacerbando el nacionalismo de aquélla. 92 La intervención
92
El 1º de julio de 1928 “La Tribuna”, de San José de Costa Rica, publicaba al mismo tiempo la
opinión de las dos compañías bananeras sobre el litigio. La United manifestaba: “La United Fruit
Company respetará cualquier decisión o arreglo que se haga, ya sea temporal o permanente,
confiando plenamente que continuará disfrutando en el futuro, como en el pasado, de la confianza
de los gobiernos de los países en los cuales trabaja.”
Veamos ahora la otra opinión: “La Coyamel Fruit Company, está dispuesta, y desea, cooperar y
ayudar por todos los medios a su alcance al gobierno de Honduras, en cualquier situación en que se
encuentre, en lo que respecta a la disputa fronteriza con Guatemala, con el fin de que como desea
la compañía, el resultado de la controversia pueda ser un merecido triunfo hondureño; y que
Honduras no pierda una sola pulgada de tierra, no sólo en la faja disputada sino también en
149
Gregorio Selser
de Roy David, embajador de Estados Unidos en Costa Rica, evitó que la guerra
“fría” entre ambos países, que no era sino una guerra de compañías
bananeras, se convirtiera en un conflicto armado. Lo chistoso era que Sam
Zemurray, tan celoso de la soberanía de Honduras en su litigio con Guatemala
apoyara a Nicaragua contra Honduras cuando ésta trató de reivindicar como
suyos los territorios de la Mosquitia que estaban siendo satisfactoriamente
explotados por una subsidiaria maderera de la Cuyamel, la Lousiana
Nicaragua Lumber Company.93 Lo cierto es que Sandino no dejó de ver claro
en este asunto, y no sólo reprochó a Turcios su “papel de terruñista” sino
que, mirando más lejos, le envió una extensa nota que causó enorme
sensación en toda Centroamérica. En la misma, si bien persiste el típico
lenguaje del caudillo, se advierte un profundo adelanto en cuanto a sus
convicciones ideológicas, a lo cual no era ajeno el plantel de hombres de que
se había rodeado en los últimos tiempos. Por su valor político, bien vale la
pena su reproducción completa:
Tomando, como se debe, por lema las frases anteriores, los yankees
sólo pueden venir a nuestra América latina como huéspedes; pero
nunca como amos y señores, como pretenden hacerlo. No será extraño
que a mí y a mi ejército se nos encuentre en cualquier país de la
América latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de
conquista.
152
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Antes de que terminara el año 1928, otra carta iba a dar la vuelta al mundo.
Era la que enviara a Sandino el almirante Sellers, quien condescendía por
primera vez a apear el nominativo de "bandido" aplicado hasta entonces al
jefe patriota y le manifestaba:
95
En “Amauta”, n° 20, enero de 1929, p. 94. Lima, Perú.
154
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
D. Sellers, etc.96
Los aviones, dado lo abrupto del terreno, sólo podían hostilizar, ametra-
llándolas, a las columnas sandinistas, que cuando eran sorprendidas en los
llanos, se dispersaban para volver a concentrarse en zonas arboladas. Otras
veces, cuando eran pocos, se mantenían de pie, erectos como los árboles,
inmóviles, para pasar desapercibidos. Cuando caía algún aviador, defendía su
vida hasta último momento, resistiéndose a la captura, que consideraba
infamante.
157
Gregorio Selser
“En una madrugada llegué a cierta choza en un claro del bosque que me
servía de abrigo. Estaba rendido de la fatiga de una jornada en la noche
y, bien lo recuerdo, vestía un traje blanco de montar. Apenas había
entrado a la casa a descansar, cuando los aviadores norteamericanos
iniciaron un raid de bombardeo. Cubierto con una capa negra, me
oculté entre los matorrales vecinos, y allí permanecí esquivando el
ataque, mientras por otros rumbos mis soldados ametrallaban los
aviones, cuando apercibí muy cerca al general José Santos Sequeira, jefe
por aquel entonces de mi estado mayor, que, pistola en mano, me
apuntaba. Empuñé rápidamente mi revólver y exigí a Sequeira que se
colocase en otro lugar. Repetí la orden y pistola en mano hice cumplirla.
Más tarde, Sequeira quedó convicto de traición, y aunque quedó sin
mando, participaba en las operaciones. Cuando fue sorprendido en un
nuevo intento de traición, logró escapar en dirección al campamento
norteamericano; abandonó las filas como desertor y fue capturado y
ejecutado para ejemplo de los demás, algunas semanas después.”
Los asaltos de los marinos borrachos, los asesinatos por cuestiones nimias, las
violaciones, la crueldad sádica con que trataban a los campesinos, fueran o no
sandinistas, las complicadas muertes que inventaban para los prisioneros
para satisfacer su refinado sentido del humor, empalidecen cualquier
desenfreno de las fuerzas de la resistencia, que, en todo caso, encontrarían
justificación en el hecho de que defendían su suelo y su libertad contra un
poder extraño. Porque en ningún momento, en medio de las luchas o en
pleno descanso o en la mesa de las conferencias, jamás dejó Sandino de hacer
constar la legítima razón que le asistía, en su simple condición de nicaragüense,
para resistir a la intervención y luchar contra ella por todos los medios a su
alcance.
159
Gregorio Selser
160
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
161
Gregorio Selser
Capítulo IX
PATRIA Y LIBERTAD
97
Samuel Guy Inman. Prólogo para América Revolucionaria, pp.. 17/18. Edit. Javier Morata, Madrid,
1933.
162
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Era el abrazo, en efecto, el saludo entre los soldados sandinistas fuera de las
formaciones militares, donde era de rigor la venia. Se trataban unos a otros
de “hermanos”.
En San Rafael del Norte, Sandino utilizaba para sus paseos el interior de una
oscura habitación contigua a la guardia, custodiada por soldados con ametra-
lladoras de mano. Era una habitación en uno de cuyos rincones había gran
cantidad de fusiles; el mobiliario lo constituía una mesa, algunas sillas y un
largo banco donde solían sentarse en silencio, para escucharle o para asistir a
sus conferencias con los visitantes, los jefes de su estado mayor, o los
campesinos y trabajadores que acudían en pos de un consejo o una ayuda.
Las paredes, en la semipenumbra, sólo ostentaban un modesto almanaque y
la reproducción fotográfica de un paisaje. Su silla favorita era una mecedora.
“Nos han dado algo superior, las ondas que vienen con el apoyo moral.
Vale más eso que si nos hubieran enviado un cañonero con soldados y
parque”.
164
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
ríe a menudo; es entonces cuando sus ojos adquieren cierto brillo, pero
su cara queda seria; solamente su boca se ríe; se diría que su risa no se
ríe: esto no es trágico, pero sí es muy antipático; es solamente anodino,
extraordinariamente parecido a los demás.
Ahora oigámosle hablar; veámosle gesticular. Todavía nos habla de él.
Cuando habla, sus manos, su patria y su corazón no tienen un momento
de reposo. No nos dirá jamás “los yankis” o “los americanos”; dirá “el
gringo", como los españoles decían “el moro”.
“No abandonaré mis montañas mientras quede un gringo en
Nicaragua; no abandonaré mi lucha mientras falte a mi pueblo un
Derecho por enderezar. Mi causa es la causa de mi pueblo, la
causa de América, la causa de todos los pueblos oprimidos”.
Aunque no sabe hablar, es expresivo, fogoso, dice todo lo que siente;
algunas veces hasta lo que no siente (pues, como buen americano, es
muy nicaragüense); es el tipo del criollo ciento por ciento, hablador, en
general un poquito fanfarrón. No se lo he preguntado, pero estoy
seguro que debe tener una gran debilidad: los gallos. Sólo haciendo un
gran esfuerzo puedo recordar lo que dijo textualmente y en su rostro no
vi nada que revelara la formidable energía de este incansable luchador;
todo el peso de su fama sólo le ha hecho engolar la voz; después es un
hombre sencillo, natural, un verdadero criollo. De no engolar la voz,
diríase que no tiene nada de general.”
No cabe duda de que la ironía algo sangrienta del peruano Falcón no logra
disminuir la exactitud de la pintura, que, por el contrario, se enriquece con el
detalle sobre la insistencia con que Sandino machaca sobre su propia historia.
Ya hemos hecho referencia a ese aspecto de su carácter, bien entendido que
su relato se hacía abundante sólo en relación con su gesta, ya que sobre su
vida privada mantenía el más absoluto mutismo.
También el aspecto referente a la vida religiosa de Sandino era satirizado por
la prensa quislinguista. Las iglesias se hacían eco de la maledicencia, y
cultivaban su apoyo a la intervención con una crítica despiadada a la
resistencia, a la que atribuían desde todos los púlpitos características
bolcheviques y ateas. La leyenda forjada sobre su persona agrega la mención
de sus dotes de clarividencia, aplicadas al terreno militar. Sus predicciones,
con tener una explicación lógica, no dejaban de impresionar a sus soldados y
contribuían a rodear a su persona de cierto hálito misterioso.
165
Gregorio Selser
El general Carlos N. Quezada, que sirvió bajo sus órdenes, refiere este hecho:
“Recuerdo que cuando estábamos en el campamento de La Culebra, en
la zona de Chipotón, llegó un correo del retén de Las Carretas
informando del avance de una columna de 250 marinos yanquis, que se
movilizaba desde el Jícaro rumbo al cuartel de Sandino. Con la serenidad
que caracteriza al general, éste dijo:
“No temo a esa columna, porque es albur tapado. Estos quieren
llamarme la atención por la vanguardia y sorprenderme con otras
columnas movilizadas con rumbo que todavía ignoro”.
Y como por encanto, mandó reunir sus contingentes y los distribuyó con
los siguientes rumbos: al cerro de Ventía, desde donde se divisa el
puerto fluvial de Wiwilí, y a Santa Cruz, también un puerto del río Coco.
Al siguiente día, ambas columnas rechazaban, cada una por su parte, a
las columnas yanquis que avanzaban por las montañas. En cambio la
columna que había salido del Jícaro y de que informaba el correo
quedaba acampamentada en las alturas de Santa Rosa, tal como lo
había previsto el general Sandino.”
“Sí; cada uno cumple con su destino; yo tengo la convicción de que mis
soldados y yo cumplimos con el que se nos ha señalado. Aquí nos ha
reunido esa voluntad suprema para conseguir la libertad de Nicaragua...
En un principio era el amor.
166
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Pero había percibido perfectamente lo principal, esto es, que ninguna lucha
en Iberoamérica, en pos de la liberación de cualquier pueblo, podía llevarse a
cabo sin la participación efectiva de todos los demás. Que desde que España
cediera su Imperio colonial, sus herederos anglosajones se habían constituido
en el factor fundamental que obstaculizaba su desenvolvimiento total,
trabando, mediante la expresión de su imperialismo económico, el desarrollo
y el progreso de su civilización y de su cultura. Y que de ese imperialismo, por
sus proyecciones negativas para la libertad de nuestros pueblos de América,
la expresión más brutal era la representada por los círculos financieros y
económicos de los Estados Unidos.
169
Gregorio Selser
170
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Por eso es que para formar un Frente Único y contener el avance del
conquistador sobre nuestras patrias, debemos principiar por darnos a
respetar en nuestra propia casa y no permitir que déspotas sanguinarios
como Juan Vicente Gómez y degenerados como Leguía, Machado y
otros, nos ridiculicen ante el mundo como lo hicieron en la pantomima
de La Habana.
Patria y Libertad.
Augusto C. Sandino.99
Este documento, que constituye toda una acusación para el mundo oficial
latinoamericano de la época, dejaba a salvo de toda crítica la conducta
observada por esos mismos pueblos, que mediante voluntarios estaban en su
mayoría representados en el ejército sandinista.
99
“La Correspondencia Sudamericana”, 2ª época, nº 7, pp. 17-18, Bs. As., 19 de enero de 1929.
171
Gregorio Selser
172
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Sean cuales fueren las versiones circulantes, 100 lo cierto es que Sandino arribó
en 2 de julio de 1929 a México.
Patria y Libertad.
A. C. Sandino.”
100
César Falcón diría lo siguiente: “Yo le conocí cuando venía de México para volver a Nicaragua.
Cuando la maledicencia interesada del imperialismo del Norte hacía circular por toda la prensa la
calumnia, varias veces vil, de que se había vendido. Cuando después de agotar el último cartucho y
el último hombre, convencido en aquel momento de la inutilidad antirrevolucionaria que era
hacerse matar en las montañas, dejaba su campamento de Las Segovias, cuando todos creíamos
que dejaba de hacer la guerra para empezar la revolución. Pero Sandino es un hombre de honor,
tanto que tomó en consideración la calumnia inventada por los yanquis a su salida de Nicaragua. Se
creyó en el deber ineludible de demostrar a la América, que estaba convencida de ello, que él era
incapaz de venderse al oro nórdico.”
“Pero América, ya hemos dicho, no estaba convencida de lo contrario; todos los pueblos
americanos, más que justificaron, celebraron su salida de Nicaragua, pues Sandino, en Las Segovias,
luchaba por Nicaragua; fuera de Nicaragua podía hacerlo por América. Basta reconocer el efectivo
de su ejército para justificar hasta la saciedad su actitud. Con trescientos hombres un cheque de mil
dólares enviado por hermanos fuera de Nicaragua y muchas banderas de seda que enviara la
América reconocida, no podía Sandino prolongar indefinidamente su acción.”
173
Gregorio Selser
174
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
175
Gregorio Selser
Patria y Libertad.
Augusto C. Sandino.101
101
“La Correspondencia Sudamericana”, p. 3. 2ª época, nº 10, Buenos Aires, 30 de abril de 1929.
176
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Antonio Claramount. El oficial mayor del ministerio de la guerra. Daniel Montalvo, después de que
estrechó la diestra de Sandino, dijo estas palabras: “No me la lavaré para no borrar la huella de la
mano del héroe”.
178
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Mientras Nicaragua tenga hijos que la amen, Nicaragua será libre. Han
sido y son hijos que la aman, quienes en representación de todo el
pueblo la han convertido, de pesadilla que era para las hermanas
públicas de Latino América, en la hermana digna de todo aprecio,
mediante la lucha que contra la piratería yankee entabló aquella
columna el 4 de mayo de 1927.
179
Gregorio Selser
180
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
182
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
184
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Capítulo X
EL GENERAL DE HOMBRES LIBRES
February, 11.
Several days ago I rode out the camp of General Augusto C. Sandino, the
terrible “bandit” of Nicaragua who is holding the marines at bay. Not a
single hair of my blond, Anglo-Saxon head had been injured. On the
contrary, I had been shown every possible kindness, I went free to take
any route I might choose, with permission to relate to anybody I
encountered any and every thing I had seen and heard. Perhaps my case
is unique I am the first and only American since Sandino began fighting
the marines who has been granted an official interview, and I am the
first bona fide correspondent of any nationality to talk to him face to
face.
“Do you still think us bandits?” –was his last query as I bade him good-
by.
“You are as much a bandit as Mr. Coolidge is a bolshevik”, –was my reply.
“Tell your people” –he returned–, “there may be bandits in Nicaragua,
but they are not necessary Nicaraguans”. 104
Carleton Beals
104
Carleton Beals en “The Nation”, de Nueva York, 22 de febrero de 1928.
185
Gregorio Selser
186
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Las protestas en Estados Unidos eran cada vez mayores, como mayores eran
las críticas de los diarios liberales de toda América. En el Senado de la Unión
las voces de impaciencia se sucedían sin interrupción. ¿Qué mejor solución
que derivar en una guerra civil lo que hasta ese momento había sido guerra
de invasor contra invadido?
187
Gregorio Selser
Su primer signo fue la promesa, hecha pública por los invasores, en 1930, de
que al siguiente día de hacerse cargo del mando el sucesor de Moncada,
mediante las elecciones consabidamente supervigiladas por los Estados
Unidos, no iba a quedar un solo soldado u oficial extranjero en Nicaragua. A
principios del año inmediatamente anterior, 1929, el nuevo presidente de la
Unión, Mr. Hoover, había preparado el terreno mediante su famosa gira de
buena voluntad a bordo del acorazado Utah. Su viaje no fue todo lo
placentero que era de esperarse tratándose de tan insigne figura. En todas las
capitales visitadas donde la política de las dictaduras no lo impidió, se
realizaron manifestaciones y actos públicos de repudio a la política
imperialista. En Buenos Aires y Montevideo, Hoover fue recibido por el
pueblo al grito de “¡Sandino! ¡Sandino!”105
105
En Argentina, la revista antimperialista “Renovación” señaló en un editorial las características
electorales de la gira, manifestando entre otras cosas: “Mr. Hoover, queriéndolo o no, ha batido un
récord de velocidad cruzando, en menos de 200 horas de desembarco, por la friolera de trece
países. Basta esta referencia para comprender que no ha habido seriedad de propósitos... Las
dictaduras del Pacífico le han tendido una alfombra de aplausos oficiales. Por ella ha caminado Mr.
Hoover sin tropiezo. Hasta que, al llegar al Río de la Plata, las manifestaciones populares
comenzaron a vivar a Sandino Mr. Hoover no debe haberse sentido muy cómodo, porque, después
de ellas, renunció a visitar México, Venezuela, Cuba y algunas Antillas”.
188
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Tan molesto debió de resultarle ese tipo de agasajo, que resolvió dejar sin
efecto las restantes visitas programadas.
A pesar de que Sandino llegaba a conocer estas muestras de simpatía popular
se dolía de que no revistieran un carácter más práctico de solidaridad. Su
fracaso como gestor de armamentos en México, la circunstancia de hallarse
en tierra extraña, a ratos hostil, la insensibilidad de los gobiernos latino-
americanos, todo contribuía a que el caudillo sintiera cada vez más con mayor
urgencia la necesidad del retorno. Así pasó en Nicaragua el año 1929, que fue
uno de los más tristes en la historia de las libertades de Iberoamérica.
Vergonzoso para su historia, que registró una vez más la despreocupación de
las naciones y la impotencia de los pueblos; triste para el futuro, que a la luz
de la elección recaída en otro candidato republicano estadounidense,
demostraba la continuidad de la política de rapiña y de intervención, aunque
se disfrazara de mansedumbre y arrepentimiento; amargo para el libertador
Sandino, reducido a una espera febril de ayuda que nunca llegó a concretarse.
Una vez de regreso, antes de cumplirse un mes, en junio de 1930, está otra
vez peleando junto a sus soldados. Como siempre, resulta un buen cronista
de sus campañas:
“En las llanuras y montañas segovianas, no han cesado, no cesarán
nuestros disparos de protesta y alerta contra las hordas de forajidos. En
los extensos campos de Las Segovias se encuentran, entre otras, dos
imponentes alturas: El Saraguazca y El Yucapuca, cerros que fueron
nuestros centros de operaciones cuando la guerra contra Chamorro y
Díaz, en 1927. Con nuevos planes nuestro ejército ocupó El Saraguazca,
con 400 hombres y diez ametralladoras, el 18 del presente mes, dejando
estratégicamente en diferentes partes columnas que sumaban más de
600 hombres, suficientemente equipados. En la madrugada del 19, los
oficiales de guardia me informaron que en las alturas del Chirinagua y
las de la Peña de la Cruz, se veían luces sospechosas que descolgaban
sobre los bajos de El Saraguazca, como tratando de acercarse a nuestras
primeras avanzadas. Se ordenó hacer tres disparos de mortero, que era
la consigna inmediata para todos los retenes que cubrían el puesto. En
las primeras horas del día 19 principió el combate por el lado de los
bajos de San Marcos. A las doce del día, el enemigo había sido
derrotado en todos los flancos, y muerto en el primer asalto el yanqui
que dirigía a los atacantes. Casi sin intervalos el enemigo reanudó su
fuego hasta las seis de la tarde, en que fue completamente aniquilado
por nuestros enardecidos soldados.
189
Gregorio Selser
190
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Durante casi dos años los pueblos oprimidos del mundo y el proletariado
revolucionario pusieron su esperanza en Sandino y sus bravos soldados. Las
fuerzas antiimperialistas comenzaron a crecer. El movimiento tomó un vasto
carácter. Los obreros revolucionarios de los Estados Unidos no vacilaron en
aclamar la rebelión y le dieron su incondicional apoyo. Entretanto, el
Departamento de Estado, no obstante el daño causado por la intervención,
preparaba el camino para realizar su programa de completa subyugación de
la pequeña república... La marina “supervisora” de las elecciones determinó la
“victoria” para Moncada. La lucha interior entre las facciones liberal y
conservadora, que jamás fue elevada, de principios, sino por ansias de poder,
fue “fijada” en estilo americano.
191
Gregorio Selser
pueblo, Jaumaguí; a Avelino Salgado, de Malpaso; a Basilio Torres, hijo menor de Toribio Espinosa,
liberal de Maisana, porque le encontraron jugando con unos cartuchos Springfield; otro niño de
once años fue fusilado, porque no quiso decir dónde estaba su padre, hijo de una señora del valle
de Malpaso, y otros muchos de cuyos nombres no me acuerdo.”
193
Gregorio Selser
“Le participo que no contando hasta hoy con ningún apoyo material por
gobiernos o institución alguna, he procurado poner a salvo el archivo de
nuestro ejército, que considero un tesoro moral de alto valor histórico.
Ese archivo lo dejo depositado ante notario público, en la gran logia
masónica de Yucatán. Usted sabe que otra parte del archivo de nuestro
ejército está en poder del señor Froylán Turcios. Otra parte del mismo
archivo, o sea el de mi columna de guerra constitucionalista de Sacasa,
lo conserva mi esposa Blanca Aráuz de Sandino. La parte más
importante del archivo, es la que deposité en la logia. Tendré gusto de
hacer depositario a usted de la documentación que recopile desde esta
fecha hasta la de mi partida hacia nuestro campamento de Las Segovias,
a fin de que, si mañana muero, sea usted un testigo fiel de la honradez
de nuestra actitud.”
194
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Nuestra columna Nº 5, al mando del general José León Díaz, controla los
departamentos de León y Chinandega.
196
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Nada diferente tengo de cualquier otro soldado raso de los ejércitos del
mundo. Ni mi voz es altanera, ni mi presencia infunde terror, como
muchos podrían imaginarse; y sin embargo hemos tenido el placer,
cumpliendo un deber ciudadano, de mirar bajo nuestras plantas,
humillados, a numerosos altos jefes y oficiales del altanero ejército de los
Estados Unidos de Norteamérica, que pretendiendo aniquilarnos han sido
aniquilados. Probamos ya, hasta donde ha sido posible, que la fuerza del
derecho –esgrimida con fuerza, eso sí– puede más que el derecho de la
fuerza bruta. Mi conciencia está tranquila y gozo con la satisfacción del
deber cumplido. Aun en el sueño soy feliz, pues duermo con la dulzura de
un niño sano.”
Tal vez parezca un sarcasmo lo que voy a decirle, pero es así. Que nuestro
ejército es el primero del mundo en abnegación para el sacrificio, en
disciplina y en desinterés por todo lucro material, porque consciente de
sus actos, lleva y mantiene un ideal, tanto en lo que hace a Nicaragua
como en lo que se refiere a la fraternidad de los hombres. No existe entre
nosotros pedantería militar alguna, ni hay ambiciosos de mala fe, y por
eso no hay traidores en las filas de este ejército emancipador. Hago estas
explicaciones, mi querido hermano, porque hemos sabido que plumas
rastreras tratan de ponernos en entredicho, llamándonos “bandoleros”.
Los verdaderos y legítimos bandoleros están en las cavernas de la Casa
Blanca de Washington, desde donde dirigen el saqueo y el asesinato de
nuestra América española.”
197
Gregorio Selser
¿qué calificativo merecerán los hombres que tal hicieron y que así nos
amenazaron?
Pero, viéndolo bien, es tan infeliz el régimen de Hoover, que llamó para
Secretario de Estado a un tinterillo del Bovery de Nueva York, y no
teniendo un hombre para ministro en Nicaragua, envió al vejete
Matthew Hanna, cuya mujer –una alemana por cierto– es quien viene
manejando la legación yankee en Managua. Pero se acerca el cambio de
gobierno de la piratería, y como varita de cohete van a salir todos esos
dentro de poco.”
198
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
De igual manera las referencias a Indoamérica son cada vez más frecuentes
en sus conversaciones y proclamas. El 20 de octubre de 1931 diría en un
comunicado:
108
Armando Amador, en Origen, Auge y Crisis de una Dictadura (Imprenta Iberia, Guatemala, C.A.),
dice textualmente en la página 9: “En la subsecretaría de Relaciones Exteriores del gobierno de
Moncada, había un individuo que valido del cargo público citado y de sus habilidades criollas, llegó
a ser amante de la esposa del embajador yanqui, Mr. Hanna. Tal Subsecretario era Anastasio
Somoza, quien, al fin, fue sugerido para la jefatura de la G. N., no sólo por haber recibido la
educación que posee en los Estados Unidos, sino principalmente por la garantía política que daba al
imperialismo y por la influyente gestión de la amante que tenía, o sea Mrs. Hanna.”
Coincide con esta apreciación el ya citado ex corresponsal de la revista Time, William Krehm, quien
en la página 160 de su famoso libro Democracia y tiranías en el Caribe relata: “El ministro de
Estados Unidos Hanna, y su esposa, estaban embrujados por la personalidad efervescente de Tacho
(Somoza). Mrs. Hanna, considerablemente más joven que su esposo, adoraba el baile y Tacho
bailaba tan bien. Pero antes de su muerte Moncada me relató cómo Hanna le había insistido que
arreglase a Somoza la sucesión presidencial. Moncada vaciló: el partido Liberal había nombrado al
Dr. J. B. Sacasa, que no la llevaba bien con Moncada. Pero, para complacer a los locamente
cariñosos Hanna, y también para crear problemas a Sacasa, el viejo listo Moncada nombró a
Somoza Comandante de la Guardia Nacional, cuando llegó el tiempo de reemplazar al comandante
(norte) americano por un ‘hijo del solar nativo’.”
199
Gregorio Selser
Como la Guardia Nacional aún seguía siendo dirigida por mandos y oficiales
norteamericanos, y aun así soportaba derrota tras derrota, se preguntaban
cómo sin esa dirección podrían hacer frente a los guerrilleros de las Segovias.
Para calmar esas aprensiones, un cierto capitán Trumble, comandante de la
Academia Militar, anunció públicamente que semanas después de la
desocupación simbólica del territorio, retornarían a Nicaragua:
201
Gregorio Selser
202
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
109
“America for the americans” es sinónimo de “Doctrina Monroe”. [N. Ed.]
203
Gregorio Selser
Así, en el mes de octubre las columnas del general Umanzor tomaron la plaza
de San Francisco del Carnicero, en la costa del Lago de Managua, a tres horas
de marcha de la capital, donde cundió el pánico. A esa toma siguió la noticia
de la partida de Mr. Hanna, a que ya hemos hecho referencia. Con todo,
Umanzor se retiró luego de apoderarse de los sellos de justicia para dar
validez a sus disposiciones administrativas y judiciales. Sobre la base de esas
medidas, Sandino solicita a los distintos países de América el reconocimiento
de su gobierno. Así, la dirigida al ministro de relaciones exteriores de El
Salvador dice en parte:
204
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
205
Gregorio Selser
XI
¡SE VAN LOS YANQUIS!
Autor Anónimo
207
Gregorio Selser
A las cuatro de la tarde del mismo día, nuestra misma fuerza al mando
de los jefes mencionados, tuvo otro fuerte encuentro con el refuerzo
enemigo en el lugar denominado Los Leones, que duró hasta que cerró
la noche. Al explorar el campo se encontraron muertos cinco perros
traidores; y tres oficiales yankees. El avance fue de 12 rifles Springfield,
3 pistolas 45 y lanzabombas con seis granadas y muchos documentos
importantes para la historia de Nicaragua, que ya remitimos a nuestro
amigo Alemán Bolaños. De nuestra parte lamentamos la muerte de los
hermanos Pío Melgar y Estanislao Maradiaga; herido, Manuel Valladares.
208
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
209
Gregorio Selser
Demás está decir que tanto Sacasa como Chamorro aceptaron la proposición
y firmaron solemnemente el compromiso: para hacerlo mejor aun,
resolvieron firmar convenios que aseguraban recíprocamente la convivencia
de los partidos en el gobierno. En buen romance, una repartija legal.
211
Gregorio Selser
212
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
213
Gregorio Selser
Sofonías Salvatierra.”
Pero no había transcurrido una quincena del mes de enero, cuando ya era
sorprendida y desbaratada la primera intentona subversiva de la Guardia
Nacional. Como prueba de la confianza que en él depositaba y la importancia
de las gestiones que había iniciado ante Sandino, Sacasa había nombrado a
Salvatierra ministro de Agricultura.
“Yo no tengo que ver con órdenes del Presidente; él manda en Managua
y la Guardia manda aquí”.110
Esto, que parece ser parte de una comedia, era cierto, y no sólo en pequeña
escala. Como iban a demostrarlo luego los acontecimientos, la Guardia
Nacional, al mando del mimado del ministro norteamericano y de su esposa,
era en realidad quien gobernaba en Nicaragua.
110
Sofonías Salvatierra. Sandino o La tragedia de un pueblo, Imp. Europa, Madrid, 1934, pág. 104.
De esta obra provienen la mayor parte de los documentos que se transcriben sobre las gestiones de
paz.
214
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Patria y Libertad.
215
Gregorio Selser
El día 12, en compañía del padre del héroe, don Gregorio, su esposa doña
América y del general Alberto Reyes, se puso en marcha Salvatierra hacia San
Rafael del Norte, adonde llegó al día siguiente, hallando ya en libertad a la
esposa del héroe.
Desde allí solicitó a Sandino una entrevista, que éste le acordó el día 17
mediante la siguiente nota:
Patria y Libertad.
217
Gregorio Selser
219
Gregorio Selser
Se concertó una tregua a partir del día 23 de enero, con una duración de
quince días, lapso durante el cual se entablarían conversaciones para un
armisticio final entre los representantes del Gobierno y los de Sandino.
“En estas dos poblaciones era tal el deseo de la guerra en la gente rica
que se llegó hasta descender al odio mortal contra mí, porque quería
hacer la paz sin sangre”
220
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
111
La versión de Salvatierra es la siguiente: “Muy temprano de la otra mañana, primero de febrero,
estábamos en pie, y oímos que una señora, de las dueñas de la quinta, dijo: ¿Y qué le habrá pasado
al general que casi no ha dormido toda la noche? Pocos momentos después salió Sandino de su
aposento, y dijo, paseándose, como tenía de costumbre: ‘He amanecido romántico-trágico; pienso
que la paz debemos de hacerla en estos cinco días, o me mato; y la manera de hacerla es que yo
vaya a entenderme directamente con el Dr. Sacasa’... Yo comprendía que aquella noticia sería de
gran sensación en la Casa Presidencial, porque si las garantías ofrecidas no se cumplían, la cosa se
agravaba para la política del Presidente y para la paz nacional. Todos estos temores tenían su origen
en la desconfianza inquietante que se abrigaba de que los de la Guardia no fueran leales a las
órdenes de la Comandancia general. Esa noche entera no se durmió en la Casa del Gobierno en
Managua...” op. cit., pp. 173-174.
Una versión coincidente la de Belausteguigoitía, op. cit., p. 38: “Todos los partidarios de Sandino
–dice el general Portocarrero--; sobre todo el Dr. Zepeda y yo, hemos creído que, habiéndose
retirado los norteamericanos, no había razón ninguna para continuar la lucha. Estábamos en el
campamento –añade– discutiendo las bases posibles para la paz, cuando al día siguiente el general
Sandino viene hacia mí y me dice:
– “Hoy me he levantado romántico y trágico. Voy a Managua a hacer la paz, y si no la hago, mi vida
ha terminado”.
–No haga usted eso –le dije, adivinando lo que trataba de hacer en caso de malograrse la
tentativa–. Su vida ya no le pertenece.
–No; es algo ya bien pensado –respondió Sandino.
–Ya sabe usted que el general tiene una terquedad invencible. Aquel mismo día llamó a sus jefes, es
decir reunió a sus tropas del destacamento y les explicó su proyecto. Iba a Managua a ver él mismo
al Presidente, y si no lograba su objeto, no viviría un momento más; no era él hombre para estar en
una cárcel, como les dijo. Le diré a usted –continúa Portocarrero–, que estábamos como abrumados.
Los jefes superiores rodeaban al caudillo, tratando de convencerlo, y asomaban las lágrimas a los
ojos de todos. Pero Sandino era inexorable. Fuimos a Jinotega, y ya sabe usted lo demás.”
221
Gregorio Selser
Respetuosamente,
Sofonías Salvatierra.”
112
“Había entre Sandino y los jefes que le acompañaban una ligazón muy estrecha; así se explica
que le hubieran seguido en aquel estado de privaciones inenarrables. Esta liga debía tener tales
caracteres, desde luego, que en el campo contrario no esperaban sino la muerte, y tenían de ello
una profunda convicción, hija de las más dolorosas experiencias. La intimidad de esta unión se hizo
más evidente cuando Sandino llamó a todos sus generales a un cuarto separado y al rato vimos salir
a cada uno de ellos enjugándose las lágrimas. Aquellos rudos hombres, que no temblaban ante
nada, lloraban por el viaje inesperado y peligroso del caudillo.” Sofonías Salvatierra, op. cit., p. 180.
222
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
224
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
225
Gregorio Selser
XII
¡YO QUIERO PATRIA LIBRE O MORIR!
José Vasconcelos
Así se dio el caso de que el mismo día de la llegada de Salvatierra a San Rafael,
tomó conocimiento de los preparativos de atrincheramiento que realizaba la
Guardia en Yucapuca, cerro situado en el camino por donde las tropas al
mando de Pedro Altamirano debían pasar para reconcentrarse en San Rafael.
113
José Vasconcelos, Bolivarismo y monroísmo, p. 190. Edit. Ercilla, Santiago de Chile. 1937.
226
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Con tal motivo, Salvatierra enviaba este telegrama a Sacasa el día 16:
227
Gregorio Selser
Cuando Sandino viaja a Managua por segunda vez, a fines de mayo, para
recabar de Sacasa el cumplimiento del pacto contraído y garantías para sus
hombres desarmados, la maledicencia hace circular el rumor de que va a
solicitar dinero. El error en que había incurrido el héroe, al no hacer constar
en el pacto de paz las condiciones que habían sido estipuladas en el Protocolo
inicial –a que ya hemos hecho referencia– le presentaban como renunciando
a sus aspiraciones en favor de una Nicaragua libre del pacto Chamorro–Bryan
y de las leoninas condiciones de los pactos económicos.
114
La aseveración de que el meollo de la intervención reside en factores estratégicos y políticos está
dada por la conversación sostenida entre Vicente Sáenz y el presidente Sacasa, el 6 de febrero de
1933, reproducida por el primero en Rompiendo Cadenas, pp. 239 y ss., de donde entresacamos los
siguientes párrafos:
“Sáenz: –La cuestión económica, doctor, me parece que nunca ha sido el eje de las intervenciones
norteamericanas en Nicaragua. Aquí no hay cuantiosos capitales de la gran potencia invertidos en
comercio, ni en agricultura, ni en ganadería, ni en industrias que ameriten la llegada de acorazados
y el desembarque de marinos. Con excepción de la mina “La Luz y Los Ángeles”, de la que el
secretario de Estado Knox y la familia Fletcher tuvieron el control de las acciones, siendo Adolfo
228
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Díaz tenedor de libros con 35 dólares a la semana; de unos cuantos concesionarios que forman
compañías ad hoc para talar y explotar bosques nacionales; y de algunas siembras de bananos en la
costa atlántica, no hay noticia de otros intereses norteamericanos en territorio nicaragüense.
Sacasa: –Pero existen contratos con instituciones bancarias de los Estados Unidos, consecuencia de
los empréstitos que hemos celebrado. Es decir, en íntima relación con las inversiones de capital
extranjero que constituyen nuestra deuda exterior.
Sáenz: –Si no estoy mal informado, la deuda externa de Nicaragua es solamente de 2.300.000
dólares, parte mayor a banqueros ingleses y el saldo, parte mucho menor, a “prestamistas” de Wall
Street que nunca prestaron nada porque usaban los propios fondos de la república para simular
empréstitos. Todos sabemos que se posesionaron de los tres millones que produjo el Tratado
canalero de 1914. Pues bien, el costo de una intervención como la que ha sufrido el país durante
tanto tiempo, supera en un año a los 2.3OO.OOO dólares que Nicaragua debe en total a Estados
Unidos e Inglaterra.
Sacasa: –Ciertamente, en números redondos, eso es todo lo que debemos al extranjero.
Sáenz: –Se deduce entonces, doctor, que el eje de la intervención es aquí de índole política, militar
o estratégica, como el devoto metodista Frank B. Kellogg lo declaró, públicamente, en 1926.
Concretando: la desgracia de Nicaragua, que es la desgracia de Centro América, consiste en lo que
debiera ser una de sus más seguras fuentes de riqueza y de progreso, la apertura del canal
interoceánico. Y el bien se ha convertido en mal por el Tratado Bryan-Chamorro, el tratado de la
traición, el tratado del imperialismo...
Sáenz: –Si en lo que atañe al Tratado Bryan-Chamorro, pretexto básico de la intervención
extranjera, usted lo deja como está; y si tampoco denuncia el de 1923, que Washington utiliza para
imponernos su voluntad, ¿cómo va a resplandecer la autonomía, según se estipula en las
condiciones de paz firmadas por usted y el general Sandino hace apenas cuatro días, el 2 del
corriente?
Sacasa: –No es posible mover estas cosas sin provocar a los contrarios, a los conservadores que las
suscribieron y aceptaron como buenas. Respecto de los Tratados de 1923, creo sinceramente que
son necesarios. Además, no es correcto desechar la buena voluntad del gobierno de los Estados
Unidos, que está deseoso de ayudarnos. Encuentro demasiado radical la tesis de El Salvador y de
Costa Rica. Lo que en mi concepto debe hacerse es una simple revisión de esos convenios,
corrigiendo lo malo y dejando lo bueno...
229
Gregorio Selser
115
Según William Krehm, op. cit., pp. 16-22, “Sacasa no tenía ninguna prisa de liquidar a Sandino
como factor político, porque eso lo dejaría solo e indefenso frente a su ambicioso Comandante de
la Guardia Nacional. Somoza no estaba contento con el arreglo. Trató de amarrar ambos cabos
hacia el centro. A pesar de que sus guardias combatían y ocasionalmente asesinaban a los
sandinistas, buscó el camino para ganarse la confianza del jefe guerrillero. En diciembre de ese
mismo año propuso una alianza a un teniente de Sandino contra Sacasa. “El viejo imbécil está
arruinando al país. Se me opone solamente porque sabe que Sandino lo respalda. Juntos podríamos
forzarlo a hacer un nuevo Gabinete, con Sandino como ministro de la Guerra”.
“Cuando el guerrillero se rehusó a caer en la trampa; don Tacho le llenó a Sacasa la cabeza con
historias de un inminente golpe de Sandino. Pero Sacasa, con objeto de hacer equilibrio a su
engreído pariente, nombró a un oficial de Sandino para encargarse de cuatro departamentos del
norte. Así tiraba el guante a Somoza.”
230
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
“Aquí está conmigo el general Somoza, dice que lo saluda, y que si hay
excitación en Jinotega irá con gusto mañana a esa hora para hacerle
compañía al general Sandino.”
El general Sandino no estaba tranquilo. Ese sexto sentido de que alguna vez
hablara le estaba advirtiendo del peligro que corría. Al encontrarse con
Salvatierra, por la noche del 15, le dijo:
231
Gregorio Selser
“Yo no tengo que ver en que haya Guardia o no, ni en las personas que
la dirijan; yo mismo, como ciudadano que soy, estoy obligado a pagar
los impuestos para mantener el Ejército o la Guardia, o como se llame;
lo que quiero únicamente es que se nos den las garantías constitucionales
y que se constitucionalice la Guardia”.
232
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
A. C. Sandino.
233
Gregorio Selser
234
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Juan B. Sacasa.
A las cinco de la tarde de ese día 21, llegaron a la Casa Presidencial Sandino y
su padre, acompañados de los generales Estrada y Umanzor. Invitados a cenar
por el Presidente, permanecieron allí hasta las diez de la noche, en compañía
del general Portocarrero, probable emisario gubernamental para los departa-
mentos segovianos y de los hermanos del mandatario. A la salida ocurrió la
tragedia.
Los diarios, como de costumbre, fueron muy poco explícitos en dar detalles
de la masacre. Se trataba de un enemigo declarado de los Estados Unidos, y
era lógico suponer que las agencias noticiosas tuvieron mayor interés en no
difundir nuevamente por el mundo noticias sobre el nuevo crimen perpetrado
contra Nicaragua en la persona de su representante más noble y desinteresado,
que en divulgarlo para que inevitablemente se asociara su muerte a manejos
de los enemigos a quienes había logrado derrotar.
116
Sofonías Salvatierra, op. cit., pp, 244 y siguientes.
117
“Bohemia”, revista editada en La Habana, Cuba, n º 7, año 41, febrero 13 de 1949, reproducida en
“Revolución” (órgano del Partido Revolucionario Nicaragüense), San José de Costa Rica, mayo de
1954.
235
Gregorio Selser
118
Abelardo Cuadra. Op. Cit.
236
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
“¿Por qué se hace esto, si todos somos hermanos? Hemos hecho la paz
y estamos procurando el resurgimiento de Nicaragua por medio del
trabajo; yo no he hecho otra cosa que luchar por la libertad de
Nicaragua; hace como tres noches el general Somoza me ha dado un
abrazo en señal de armonía y antes yo lo he visitado a él en su casa y el
general Somoza me ha visitado a mí; el general Somoza me ha dado un
retrato con su dedicatoria, y yo le he dado otro con la mía; llamen al
general Somoza, que venga a decirme lo que desee, que me hable...”
“... no creía que mataran al general Sandino... pensé que lo sacarían del
país... que le exigirían que retirara su carta al Presidente y que se
comprometiera a entregar las armas sin más palabras...”
238
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
No fueron ellos los únicos masacrados. Hubo, en efecto, una tercera parte en
la trama urdida por Somoza. 120 Esa misma noche, con escasa diferencia de
horas, la Guardia Nacional completó el cerco de Wiwilí y procedió a una
concienzuda matanza de las huestes de Sandino, que, desarmadas, vivían allí
con sus familias. Krehm da la cifra de 300 muertos, entre hombres, mujeres y
niños. Vicente Sáenz, en cambio, sostiene que la cifra es “muchas veces
mayor”, debiéndose agregar a ella las ocasionadas en la matanza de Jinotega,
donde las tropas ni siquiera se tomaron el trabajo de enterrar a las víctimas:
“...durante 24 horas los cuervos, los canes y los cerdos de los alrededores se
dieron un largo festín de carne humana”.
Para agregar a la biografía del asesino de Sandino existe otro dato, suminis-
trado por José N. Castro: 121
120
Existen muchas versiones más, entre ellas la resumida por William Krehm, que agrega datos de
interés sobre el comportamiento ulterior del asesino de Sandino "Pocas semanas después Sandino
llegó a Managua con un pequeño costal de rocas bajo el brazo. Estaba convencido de haber
encontrado oro cerca de su colonia en Wiwilí; y con ánimo de ayudar a sus viejos compañeros de
lucha se dedicaba a hacer planes para una mina en cooperativa. Comió con Sacasa esa noche –21 de
febrero de 1934–, y con su padre, su hermano y dos ayudantes. Cuando Sandino y sus amigos
abandonaron el Palacio del presidente fueron apresados por la Guardia Nacional; se les informó
que estaban sentenciados a muerte. Recordando los abrazos entusiastas de su buen amigo Somoza
de unos cuantos meses atrás, Sandino pidió hablar con el comandante. Somoza demostró su talento
por teléfono. Dijo estar terriblemente confundido al oír la súplica de Sandino, pero que no podía
cambiar “las órdenes de sus subordinados”. Sandino y sus compañeros fueron muertos a tiros una
hora después cerca de la embajada norteamericana. Sólo se salvó el viejo don Gregorio. Aquella
misma noche, con poca diferencia de horas, la Guardia Nacional rodeó el campo de Wiwilí y
ametralló a sus ocupantes: Trescientos hombres, mujeres y niños cayeron bajo las balas...
“...Sacasa no levantó la voz contra la matanza. Desaparecido Sandino, se sentía como un visitante
extraño en el Palacio de Tiscapa.
Para justificar los hechos, Somoza culpó de viejas atrocidades a los sandinistas. Se metió hasta en
las letras, y dio a luz un libro que, leído cuidadosamente, contiene más cargos contra el autor que
contra el villano. Hasta se autocondecoró tres veces por su sanguinaria y cobarde hazaña, con la
Cruz del Valor, Medalla de Distinción y Medalla Presidencial al Mérito.”
121
José N. Castro en la revista “Sábado”, nº 132. La Habana, 1946.
240
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
122
Ese mismo constabulario fue el redactor del editorial aparecido el 8 de marzo de 1934 en “El
Centroamericano”, de León, Nicaragua, que constituye la admisión más franca de su responsabilidad
en el crimen. He aquí algunos conceptos, que ayudan a comprender por qué Somoza ordenó la
muerte de Sandino.
“Sandino fue el símbolo del patriotismo, consagrado por la literatura de Latinoamérica y por el odio
de nuestra raza a los Estados Unidos. Su actitud de rebeldía hacia las fuerzas interventoras en 1926
le dio carácter de patriota. Pero el mundo no quiso ver el germen de perfidia que se desarrollaba en
aquel hombre. El héroe de un día se convirtió en bandido y el patriota desató sus huestes
sanguinarias para empobrecer la República y llevar el incendio y la muerte a la porción más grande
y más rica del país. Implantó el terror e hizo de las Segovias un lugar de espanto, cuando no de
soledad, inventó la tortura y el corte de chaleco en aquellas regiones antes tranquilas y florecientes
y la tierra se volvió estéril donde aquel bárbaro puso la planta.
241
Gregorio Selser
“Cuando en Jinotega supieron la muerte de Sandino repicaron las campanas de regocijo y en Estelí
enfloraron las casas. Y esos Departamentos fueron el teatro principal de las correrías vandálicas de
quien en otros países, por efecto de la lejanía, aparece como el Bolívar de este siglo.”
“Colocado en la categoría de malhechor por sus crímenes injustificables y por el grito angustioso de
Las Segovias, dio impulso a su ambición y logró constituir un verdadero peligro para el Estado.
Amparado en la reconocida buena fe del señor Presidente de la República obtuvo el control de
cuatro Departamentos, formando así un verdadero Estado dentro del Estado de Nicaragua. El fin
efectivo que perseguía era quebrantar la soberanía nacional, desprestigiar al actual Gobierno
haciéndolo aparecer débil y sin apoyo y sentar las bases de un plan de absorción funesto para el
porvenir del país y para las instituciones que ahora rigen en Centro América.”
“En este caso, el Ejército, sostén del Gobierno constituido, cumplió con su deber de velar por el
decoro nacional y por la tranquilidad pública. Y la Guardia cortó un mal para evitar una hecatombe.
Usó del derecho de legítima defensa y salvó a Nicaragua de una sangrienta guerra civil,
demostrando su lealtad al señor Presidente de la República, aun a costa de sacrificios.”
“Como Sandino era un peligro para la paz fue deber del Ejército quitar ese peligro, para afirmar el
objeto de su misión, como es el de ser la columna robusta que sostiene viva la fe de los
nicaragüenses en la paz y en su soberanía. Sandino, además, estaba fuera de la ley. En la última
declaración que dio a los periódicos sentó que en Nicaragua sólo había tres poderes. El Presidente
de la República, la Guardia Nacional y él. Eso es declararse en abierta rebelión contra la majestad
del Estado, porque de hecho se llamó poder en pugna con los poderes constituidos. La Guardia
nunca ha declarado tal cosa, no podría hacerlo sin dar una nota de rebelión. La Guardia Nacional es,
si se quiere, la fuerza robusta del poder público organizado conforme nuestra Carta Fundamental
pero nunca el poder mismo, porque desvirtuaría entonces su alta misión de ser sostén de las
instituciones y garantía de la paz. Desde el instante, pues, en que Sandino se llamó Poder, declaró la
guerra al Gobierno y se declaró fuera de la ley.”
242
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
243
Gregorio Selser
XIII
EL ASESINO Y SU FESTÍN
Hubert Herring
¿Quién era Somoza? ¿Cómo logró ascender por la escala que conducía al
mando y meterse en el bolsillo a sus virtuales competidores, los militares de
carrera, los abogados de las empresas importadoras y exportadoras –
sempiternos candidatos a las presidencias centroamericanas–, a los
agregados de la embajada en Washington –siempre favoritos del poder
oficial– y sobre todo a Díaz y a Chamorro, los de ninguna manera cesores de
buen grado de cualquier canonjía?
Cuando Moncada fue premiado en efecto con esa canonjía, obsequió a su vez
a Somoza con el cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores. Fue en ese
carácter que dio cuenta a la cancillería de Guatemala de la muerte del general
Girón Ruano, que había abandonado la carrera militar en su patria para unirse
a Sandino, y que fue fusilado por la Guardia Nacional con los pies y manos
atados con cadenas, en presencia de las tropas norteamericanas.
125
John Gunther. El drama de América latina, p. 134. Edit. Claridad, Bs. As. 1942.
126
“Cuando estaban ya cerca las siguientes elecciones presidenciales el general Anastasio Somoza
anunció que presentaría su candidatura por el Partido Liberal. En enero de 1936 Sacasa le aconsejó
que desistiera de su propósito. Por dos razones no sería elegible constitucionalmente para la
presidencia: en el primer lugar porque era sobrino de Sacasa, quien estaría rigiendo los destinos del
país en el tiempo de las elecciones y el segundo, porque era comandante de la Guardia Nacional.
Rodolfo Espinosa, el vicepresidente, declaró que si Somoza persistía en su propósito, él le impediría
que lo realizase. Pero Somoza seguía en sus trece. Contaba con el apoyo de la Guardia Nacional, del
ex presidente Moncada y de los “Camisas Azules”, partido fascista recientemente organizado.”
“Viendo la terquedad de su sobrino, Sacasa persuadió a los liberales de su partido a que se unieran
con los conservadores acaudillados por el ex presidente Emiliano Chamorro (¿se explica ahora el
lector la carta que éste remitió a Roosevelt y su revelación sobre la falsificación de moneda?)
formaran un nuevo partido y proclamaran candidato presidencial al liberal Leonardo Argüello,
ministro de Relaciones Exteriores. Este nuevo partido se había apenas organizado, cuando a fines
de mayo Somoza inició una revuelta armada. Para evitar la guerra civil Sacasa dimitió el 6 de junio y
el Congreso designó un presidente provisional. Con la dimisión de Sacasa desapareció uno de los
obstáculos constitucionales que se oponían a la elección de su sobrino. El 15 de junio la convención
de los liberales proclamó oficialmente la candidatura de Somoza, que fue aceptada también por
algunos conservadores. Para hacer desaparecer el segundo obstáculo constitucional, Somoza
renunció a su cargo de comandante de la Guardia Nacional, si bien no lo hizo hasta un mes antes de
la fecha de las elecciones del 8 de diciembre.” David Moore, History of Latín America (Historia de la
América latina), p. 714-715. Edit. Poseidón, Bs. As., 1945.
247
Gregorio Selser
Claro está que la mención es un pálido reflejo de los cuantiosos intereses que
posee Somoza, sobre todo en el extranjero, donde ha puesto a buen recaudo
una cifra varias veces millonada de dólares, para tiempos adversos. Los
nicaragüenses han numerado los intereses de su presidente desde la a hasta
la zeta, y han utilizado la equis para indicar el interrogante existente acerca
de los negocios que funcionan a cubierto de nombres extraídos de su
numerosa y bien acomodada parentela.
Así, el tráfico ilegal del ganado a Costa Rica se efectúa bajo la vista gorda de la
Guardia Nacional, estando su trámite comercial a cargo de Víctor Wolf, amigo
248
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Somoza no fue el primero ni fue la excepción. Recibido con todos los honores
por Roosevelt, ganó su buena voluntad con la promesa de respetar la
voluntad democrática del pueblo, y, lógicamente, las inversiones y posiciones
yanquis en su país. El asesino de Sandino gozó del favor del presidente que
había justificado la heroica gesta del Viriato nicaragüense. Para no ser menos,
Somoza no trepidó en hacer pública esta declaración, que en la historia recibe
un nombre perfectamente establecido:
No en vano Günther le llama el político más inteligente que hay entre Río
Grande y el Canal de Panamá. El mismo relata que cuando las elecciones
norteamericanas de 1940, tan contento quedó del nuevo triunfo de
Roosevelt, que decretó feriado nacional por dos días. Claro está que tan
democrático mandatario, que gusta de llamar “boy” al ministro norte-
americano, no puede menos que defender su popularidad de las efusiones
del público; es así como, según lo relata Günther,
Los detalles jocosos que los turistas norteamericanos como Günther y aun los
menos inteligentes que él, disfrutan como característica de “sabor local”
resultarían muy divertidos si al propio tiempo no mostraran la cara trágica
escondida detrás de todo ese explotado pintoresquismo. Cuando Arciniegas
pone énfasis en esa descripción y la acompaña ocasionalmente de comentarios
“sociológicos” para uso de bachilleres norteamericanos, no hace más que
revelar la influencia de quienes se interesan más por la anécdota que por la
historia; por la farsa que por el drama; por la visión del ojo de la cerradura de
las alcobas, que por la del hombre de letras que compromete su opinión y sus
ideas en la defensa de una causa.
128
William Krehm. op. cit., pp. 172, 318
250
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
“un peón es afortunado si gana quince centavos de dólar por día"; que
"un agente de policía obtiene alrededor de tres dólares por mes, y un
buen cocinero alrededor de cuatro dólares. De acuerdo con estos
ejemplos, el sueldo de Somoza es el de un Gargantúa, pues se aproxima
a cien mil dólares por año”.129
253
Gregorio Selser
El más somero análisis de la situación económica del país demuestra que: 1º)
Como nación monocultural ha sido reducida a una situación de dependencia
de los Estados Unidos, que se refleja en su subordinación política; 2º) Los
importantes rubros de exportación, el oro y la plata, constituyen monopolio
en poder de empresas norteamericanas; 3º) Que igualmente lo constituyen
los rubros de no inferior importancia, el café, el cacao, y los productos
forestales; 4º) Su situación de dependencia no le permite diversificar sus
cultivos que la liberarían de importar, por ejemplo, maíz y trigo, que treinta
años antes alcanzaban a satisfacer las necesidades internas; 5º) Esa situación
la obliga a contratar periódicamente empréstitos, ya que su balanza comercial
se presenta siempre desfavorable; 6º) Todo ello constituye una situación de
vasallaje respecto de sus poderosos buenos vecinos del norte.
255
Gregorio Selser
1) Siuna, el centro minero más rico, explotado por La Luz Mines Limited,
propiedad del consorcio Fletcher. Está regido por las leyes de la provincia de
Ontario, Canadá. Sus terrenos están en el Departamento de Zelaya.
5) India Mines Limited, que explota el centro minero del mismo nombre,
situado en Santa Rosa, departamento de León. Se rige por leyes norte-
americanas.
El bajo impuesto abonado por estas empresas, sin relación alguna con las
fabulosas ganancias que obtienen merced a la mano de obra barata, es una
de las razones que explican los presupuestos deficitarios del régimen. Somoza
aprendió mucho de sus protectores, sobre todo la manera de quedarse
legalmente con la propiedad ajena. A partir de 1936, mediante métodos
persuasivos o pseudo-legales se apropió de gran cantidad de terrenos
pertenecientes a pequeños o grandes latifundistas. 133
133
“En 1942, el Banco de Londres y Sudamérica puso en subasta la finca “Alemania”, perteneciente
a Julio Bahlke, quien había escondido a Somoza en 1926 después de su derrota de San Marcos. A la
hora anunciada el jefe del Estado Mayor de Somoza, coronel Camilo González, llegó con un séquito
de ametralladoras para atemorizar a los competidores. Somoza compró la finca por 60.000 dólares,
aproximadamente la décima parte de su valor.” William Krehm, op. cit., p. 166.
“Cuando el proyecto de desarrollo de campos aéreos (el gobierno de Estados Unidos y la
Panamerican Airways) comenzó a plantear su nuevo campo de aterrizaje en Las Mercedes, cerca de
Managua, Somoza se embarcó enérgicamente en la compra de tierras vecinas. Un ciudadano de
apellido Murillo, lo suficientemente infortunado para tener una posición estratégica, fue molido a
palos por la Guardia Nacional, y se le informó a través de su abogado que las palizas seguirían hasta
256
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
que vendiese sus tierras. Como es natural, se las vendió a Somoza; y éste pasó la propiedad a los
norteamericanos con una fuerte ganancia de buen vecino.” William Krehm, op. cit., p. 166).
“En el año 1944... Somoza era el orgulloso poseedor de 51 ranchos de ganado y 46 fincas
cafetaleras, siendo hasta ahora el más grande productor de café. Algunas de estas propiedades las
consiguió con maniobras astutas (‘mi padre me enseñó que es mejor comprarles a los herederos’).”,
William Krehm, op. cit., p. 166.
257
Gregorio Selser
Acaba, achote, agave, ajo, ajonjolí, algodón, bambú, cacao, maní, cabuye,
canelo, caña de azúcar, caña blanca, caña castilla, caña fístula, cebolla, cera
vegetal, coco, coyol, espabel, higuerilla, hule, jícaro, mangle, pensa, ocote,
quina,134 níspero, raicilla, tabaco, yuca y otras más, amén de 36 variedades de
frutas, 25 variedades de verduras y hortalizas y 16 clases de productos
forrajeros.
Estados Unidos importa de Nicaragua los siguientes rubros: oro, plata, tierra
mineral, café, hulle,135 maderas, ajonjolí, raíz de ipecacuana, bananos, maíz,
goma-níspero, bálsamo, cocos, cueros, pieles y sus manufacturas, y quesos.
Las importaciones se rigen, por lógica, de acuerdo con las fluctuantes
necesidades norteamericanas, lo que determina una permanente inestabilidad
presupuestaria, fenómeno que de ninguna manera es exclusivo de Nicaragua.
La Conferencia Económica de Río de Janeiro de 1954 demostró que la política
económica de los Estados Unidos castiga con su ortodoxia imperialista a la
mayor parte de los países de nuestra América, imposibilitados de sacudirse el
dogal que los retiene en su servidumbre y atraso.
Para en buena parte demostrarlo, fue que se escribió el libro Nosotros, los de
las Américas. Su autor, Carlos Dávila, ex presidente de la Organización de los
Estados Americanos en reemplazo de Alberto Lleras Camargo, no puede ser
considerado precisamente un comunista. Sin embargo, todas sus conclusiones
arriban a la comprobación de que Estados Unidos relega metódica y consciente-
mente a una situación de dependencia colonial a nuestros países, por razones
exclusivamente imperialistas. 136
134
“Somoza... recibe 20 dólares por 1.000 pies de caoba y otras maderas preciosas embarcadas en
la costa del Atlántico... El cuñado de Somoza, coronel Luis Manuel Debayle, cuando fue ministro de
Sanidad, manejaba el monopolio de quinina del gobierno, con buenos propósitos: se la mezclaba
generosamente con harina, y se vendía a precios exorbitantes en un país consumido por el
paludismo.” William Krehm, op. cit., p. 167.
135
“Después de Pearl Harbor, cuando Nicaragua florecía como importante fuente de caucho,
Somoza organizó el asunto y tomó su buena participación. Dividió el territorio cauchero entre un
grupo de favoritos. Estos, con fondos que adelantaba el Banco Nacional, comenzaron a comprar el
caucho de los cosecheros por 60 córdobas y lo revendían á los Estados Unidos por 139. Pero hacia
fines de 1942 la Rubber Reserve Corporation lo amonestó y envió a sus propios hombres a la región
cauchera, para comprarles directamente a los productores. Somoza, olfateando que Washington
tenía un interés vital en ese producto, no persistió en sus tentativas de 'organizar' la industria.”
William Krehm, op. cit., pp. 167-168.
136
Al efecto, es interesante consignar textualmente el capítulo "Cuando el caucho cayó y no rebotó"
(págs. 52 y siguientes) del libro, que en pequeña escala fotografía todo el drama de la dependencia
colonial de nuestros pueblos: "En 1912 llegó a su máximum la producción de caucho en el Brasil,
con un total de 45.000 toneladas, y al año siguiente la producción asiática sobrepasó por primera
vez a la iberoamericana. Al comenzar la década de 1920 la América latina sólo contribuía con 19.000
toneladas al consumo mundial de 567.000 toneladas. En 1938, en vísperas de la Segunda Guerra
Mundial, la América latina había cedido al Asia el 98 % de un mercado mundial que entonces
258
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
consumía 895.000 toneladas. Fue así como en 1934 el 98 % de los productores de caucho
estuvieron en situación de organizarse como cártel cerrado, e imponer el precio a los compradores
del mundo.”
“Los Estados Unidos compraban entonces dos terceras partes de ese caucho y pagaban por él
275.000.000 de dólares por año. Los consumidores americanos pagaban altos precios por artículos
de caucho, y la América latina, productora de aquella materia prima, compraba caras llantas
norteamericanas fabricadas de material asiático. La guerra vino entonces a cortar la línea vital de
suministros por el Pacífico, y los Estados Unidos se quedaron sin un material que encabezaba la lista
de productos estratégicos del ejército.”
“Lo que ocurrió entonces pertenece ya a la historia: dirigida y financiada por los Estados Unidos, se
emprendió la carrera para restablecer la producción en el Brasil, México, Haití, Colombia, Ecuador,
Venezuela. Honduras, Nicaragua, Panamá, Guatemala y Costa Rica costara lo que costara; y se
improvisó en los Estados Unidos una industria de caucho sintético por valor de 750.000.000 de
dólares. Como consecuencia de todo esto la producción de caucho en la América latina subió de
15.000 toneladas antes de la guerra a 32.164 en 1945. Hoy día está otra vez disminuyendo
rápidamente.”
“El consumo americano de caucho llegará este año al nivel sin precedentes de 1.000.000 de
toneladas. La industria nacional de caucho sintético y el productor natural de la América latina
podrían satisfacer esta demanda pero no es eso lo que va a ocurrir. Por el contrario, los Estados
Unidos están restableciendo los viejos convenios del cártel, de acuerdo con los cuales el siempre
favorito Extremo Oriente recibirá la tajada del león del mercado americano, a un precio más alto
que el costo de producción de la industria sintética norteamericana. Con esto se agregan
30.000.000 de dólares anuales a la cuenta de cobro que han de pagar los consumidores americanos
por sus llantas: prima espléndida para los sagaces productores y negociantes euroasiáticos.”
“En octubre de 1947 el edificio del caucho latinoamericano se derrumbó pesadamente, casi
arrastrando en su caída a la industria del caucho sintético norteamericano; los Estados Unidos
convinieron en Ginebra en ceder más de dos terceras partes del mercado americano al caucho de
“plantación” producido por los euroasiáticos en Extremo Oriente, dejando el resto de ese mercado
para que lo abastezcan conjuntamente el caucho sintético y el natural de Norte y Sur América,
respectivamente.”
“Este acuerdo antipanamericano de posguerra pasó casi inadvertido. Sólo fue censurado en la
Cámara de los Comunes, donde se le tachó de no ser todavía 'satisfactorio' para la economía
imperial británica. El pacto entró en vigor inmediatamente; en realidad, ya se había puesto en
práctica desde antes, pese a la trágica experiencia de Pearl Harbor. Durante el año de 1947 las
compras norteamericanas de caucho asiático dejaron a la Gran Bretaña 200 millones de dólares, lo
mismo que en la época anterior a la guerra, pero los Estados Unidos quedaron en mayor peligro aun
que antes de la Segunda Guerra Mundial de perder sus fuentes de abastecimiento.”
“El Asia Sudoriental revolucionaria de hoy día es mucho menos digna de confianza que lo era en
1914, pero los Estados Unidos continuaron comprando caucho a la Malasia que sigue ardiendo sin
esperanza, a razón de 500.000 toneladas anuales según el promedio de los primeros cinco meses de
1948. He aquí la triste historia de cuarenta años; el consumo anual de caucho aumentó de 50.000
toneladas a 1.000.000, y el aporte latinoamericano a ese consumo disminuyó de ciento por ciento a
casi cero... gracias al monopolio euroasiático que impone los precios a los Estados Unidos, los más
259
Gregorio Selser
Por eso, no fue ninguna sorpresa que el amigo de Hitler, Hirohito, Franco y
Mussolini reformara nuevamente la Constitución para incluir en ella la Carta
del Atlántico; máxime cuando, aprovechándose de la reforma, tratara de
incluir una cláusula mediante la cual la no reelección, principio constitucional,
137
“Las escaseces de la guerra fueron para Somoza lo que para Al Capone la prohibición. Clavos,
llantas, machetes, se vendían a través de sus agentes y amigos en cualquier parte, con recargo de
200 a 600%. El escándalo llegó a proporciones tales, que se vio obligado a entregar el control de
precios al subadministrador norteamericano de impuestos, mayor T. G. Downing.” William Krehm,
op. cit., p. 168.
261
Gregorio Selser
quedaría en suspenso en caso de guerra. Pero la Carta del Atlántico fue para
él un arma de dos filos, tal como sucedió con Hernández Martínez en El
Salvador y con Ubico en Guatemala: el arsenal propagandístico desatado por
Estados Unidos contra “el Eje” tenía entrada libre y difusión recomendada en
toda América latina. El sentido dado a esa propaganda asestaba indirecta-
mente rudos golpes al principio sobre el cual asentaban su poder los
dictadores, quienes, sin embargo, no podían frenarla sin ponerse en abierta
evidencia o sin correr el peligro de ser considerados enemigos de “Occidente”.
Así pudo darse en Nicaragua el curioso caso de una dictadura sanguinaria que
se llenaba la boca de consignas liberales, a tal punto que su misma prédica
originó conatos revolucionarios, rapidamente sofocados. Cuando Carlos
Pasos, antiguo amigo de Somoza y luego su oponente, preparaba un discurso
para la Convención Liberal de León, donde iba a hacer pública la lista
detallada y completa de los negocios del Presidente, éste se apresuró a
notificarle con un amigo:
El temor a sufrir la misma suerte que los dictadores vecinos caídos, indujo al
dictador a vetar la cláusula mediante la cual iba a ser reelecto, y a ofrecer
toda clase de garantías y prebendas a los opositores. Cuando éstos
rechazaron sus propuestas, Somoza tentó a los sectores más revolucionarios,
que veían amargados cómo la resistencia a la dictadura era capitalizada por
elementos del tipo de Emiliano Chamorro o Carlos Pasos; tampoco la
izquierda aceptó los dones, contestando con los famosos movimientos
callejeros de junio y julio de ese año, que si no produjeron la caída de Somoza
por lo menos obtuvieron que éste hiciera pública renuncia de toda intención
de ser reelecto. La conmoción producida fue aprovechada por las
organizaciones obreras, campesinas y artesanales para reconstruir sus
diezmados cuadros y volcarlos en la lucha social, que tuvo concreción en el
Código de Trabajo sancionado en 12 de enero de 1945 139 según decreto Nº
336, que era en realidad un regulador de los aspectos técnicos del trabajo en
su relación con el salario. Ya Nicaragua había ratificado en 1934 el Convenio
sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos, de 1928, que cayó en
desuso en 1938, cuando su Presidente resolvió que era mucho gasto el
pertenecer a la Organización Internacional del Trabajo. 140
264
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
La reducción de las compras por parte de los Estados Unidos obraba sobre la
economía nicaragüense con la fuerza de la lógica de la economía capitalista,
y a despecho de permanecer fijo o con tendencia alcista el precio del café
–que en 1948 constituía el 35,5 % del monto total de sus exportaciones– no
era por sí solo capaz de contribuir a remediar las necesidades del país. Si las
cíclicas declinaciones capitalistas golpean con mayor fuerza a los países
coloniales y dependientes, cuánto mayor había de ser el daño donde una
administración rapaz ha concentrado en pocas manos la industria de
transformación y ligera, reduciendo el incentivo para su crecimiento, de
modo que unos pocos sean los beneficiados y la inmensa mayoría obtenga
una mínima e inestable suma de ingresos, que limita su capacidad de compra,
desalienta a la producción y frena el desarrollo de las incipientes burguesías
locales.
141
Con ocasión de celebrarse la fecha norteamericana, el 4 de julio de 1948, Somoza declaraba en el
banquete de la Embajada: “El problema que más preocupa a mi gobierno es la desocupación
forzosa. Jamás habíamos sentido una crisis económica tan riesgosa como la que estamos
presenciando.” Claro está que a continuación sostuvo que la panacea era la guerra, ya que sólo ‘una
guerra contra los comunistas, contra la URSS, podría salvar a la democracia de la crisis’.”
266
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
267
Gregorio Selser
Conclusión
BLASÓN Y PREZ DE SANDINO142
César Vallejo
142
Prez (en plural: preces): Honor, estima o consideración que se conquista con una acción
meritoria.
268
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Cuando el día hubo llegado, he aquí que todo lo que en una muerte es sabio y
es justo se perpetró en los puños del hombre que ya no se postraba más: su
sumisión ante la vida podía ser rescatada con un gesto neto ante la muerte.
El héroe supo sí que el día era bien llegado, que la profecía era cierta, que su
misión era ya río caudaloso sobre el cual generaciones de fuego volcaron
violencia y escarnio. El héroe dejó de desesperar, y como un viejo dios padre,
cauteloso en su júbilo, se reclinó sobre su propio pecho, y se alegró por los
hombres.
Era así fácil confundirse y titubear y al señalar los símbolos y las huellas decir,
por ejemplo: “Estoy seguro de Harmodio y Aristogitón, de sus nombres y de
sus puñales”, sin sospechar cuan gravemente podría equivocarse. O pensar en
Numancia y desesperar de encumbrar un solo nombre que ciñera en sí mismo
la fecunda agonía de su desesperación libertaria.
Y para que nada faltara, el poeta de allende los mares, aquel mismo que
dijera: “Cada uno es demasiado para estar solo”, ceñía para siempre sobre la
cabeza del héroe mayúsculo el título sin par de general de hombres libres.
269
Gregorio Selser
Después, lo que fue grito se hizo símbolo, lo que fue pasión se convirtió en
bandera; lo que fue agonía se trocó en historia. Y cuando el día hubo pasado y
los vientos se llevaron los gritos, los suspiros y los rugidos (y el barbudo Pirro
se citaba con creces a sí mismo), el héroe, muy junto a su profunda muerte
recobrada, supo que en tanto existiera alguien que le recordara y amara su
memoria, el gesto y la huella de su batalla no estarían perdidos.
Pablo Neruda
Sandino existe entre los que se batieron en Venezuela para terminar con los
epígonos del “bisonte” Gómez; como también entre los mineros que en
Cochabamba y La Paz, sin táctica ni estrategia derrotaron a la táctica y
estrategia del ejército boliviano, alzándose así sobre el recuerdo de sus
hermanos masacrados en Catavi; también los pueblos irredentos de las
Guayanas tienen, a no dudarlo, un Sandino.
270
SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
¿Que tuvo defectos? No nos molestan. ¿Que cometió errores? ¡Vaya noticia!
Como si su gesta formidable no valiera, por su solo sentido (¡y bien saben los
del norte que no se conformó con intenciones!), todas las fallas que pudieran
encontrarle los que juzgan la historia a través de los ojos de las cerraduras.
Como si su coraje no fuera suficiente respuesta al torpe agravio que los
adoradores de Wall Street le infirieran.
Los años, que son los mejores jueces, van cubriendo lentamente, pero sin
cejar, la memoria de aquellos que agraviaron, en Sandino, a Iberoamérica. Por
contraste, la epopeya de ayer de Sandino es hoy leyenda como mañana será
mito. Por toda Nuestra América están vigentes, los signos de la supervivencia
de su mensaje. En tanto perdure, Nuestra América no será la fácil presa de los
filibusteros o los mercaderes.
Nuestros pueblos vieron surgir del más absoluto anonimato a un hombre que
había sido campesino, obrero manual, empleado y minero, cuya única
aspiración era seguir trabajando en cualesquiera de esas tareas una vez
cumplido el propósito que hizo resaltar su nombre; sentían suyo ese oscuro
anhelo de libertad; se sentían traducidos en la aventura quijotesca contra un
enemigo que, superior en hombres y en armas, era vergonzosamente
derrotado por un puñado de valiente que a las ametralladoras oponían latas
de sardinas convertidas en granadas de mano; a los aviones, los anticuados
fusiles de la guerra de Cuba; al poderío abrumador la táctica de guerrillas, y al
espíritu mercenario del invasor (cuyos soldados eran enrolados a sueldo), el
insobornable espíritu de los que sin paga alguna llegaron desde todos los
ámbitos de la tierra a engrosar las filas del General de Hombres Libres.
Nuestra América vio en Sandino cobradas viejas deudas, las de los conquista-
dores antiguos y las de los modernos. Sintió que su lengua, su raza y su
destino injusto tomaban desquite de aquellos que les habían convertido en
esclavos en su propia tierra. Nuestra América vio nuevamente abrirse las
puertas de un camino que de ser totalmente recorrido, concluirá por
reivindicarla, por enaltecerla, por liberarla. Nuestra América tenía fe en
Sandino. Sabía que no era el suyo el aislado gesto de un romántico tardío,
sino el grito que en todos los pueblos llamará a la rebelión, convocándolos
para la batalla común.
Por eso Sandino resultó triunfador. No sólo porque los invasores tuvieron
finalmente que retirarse, sino porque indicó cómo nuestros pueblos disponen
dentro de sí mismos los elementos de su liberación y se mostró a sí mismo
como ejemplo de esa posibilidad, legándonos su divisa y su tarea.
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Gregorio Selser
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SANDINO, GENERAL DE HOMBRES LIBRES
Sandino se alzó contra ella nada más que con sus puños y su rabia de sentirse
esclavo. Triunfó, sí, en el limitado plan que se había propuesto, pero no
liquidó la esclavitud de sus hermanos. A lo sumo, los esclavizadores cambiaron
de táctica, y la opresión secular prosiguió, constante, oprobiosa, insultante. Y
además Sandino pagó con la vida sus rebeldías. Esa su vida magnífica que
llenó siete años de gloria de un Continente escarnecido que no le volvió la
espalda, reconociendo en él al hijo dilecto que le reivindicaba, justificaba y
orientaba hacia un futuro libre de opresión y amargura.
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