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Rígenes

El documento describe el surgimiento del neoclásico como estilo arquitectónico en Europa en el siglo XVIII. Expediciones a ruinas antiguas en Italia y Grecia inspiraron a artistas y arquitectos. Roma se convirtió en un centro donde viajeros e intelectuales estudiaron y discutieron las ruinas clásicas. Figuras influyentes como Winckelmann y Piranesi ayudaron a difundir las ideas neoclásicas. La Ilustración también promovió una nueva apreciación de la razón y la simplic

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Rígenes

El documento describe el surgimiento del neoclásico como estilo arquitectónico en Europa en el siglo XVIII. Expediciones a ruinas antiguas en Italia y Grecia inspiraron a artistas y arquitectos. Roma se convirtió en un centro donde viajeros e intelectuales estudiaron y discutieron las ruinas clásicas. Figuras influyentes como Winckelmann y Piranesi ayudaron a difundir las ideas neoclásicas. La Ilustración también promovió una nueva apreciación de la razón y la simplic

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rígenes

Con el deseo de repetir y repercutir las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones
para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en 1750 emprendió desde
Francia el arquitecto Jérôme Charles Bellicard, dio lugar a la publicación en 1754 de las
Observations sur les antiquités de la ville d'Herculaneum (“Observaciones sobre las
antigüedades de la villa de Herculano”),1 una referencia imprescindible para la formación de
los artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti (“Sociedad de
Amateurs”) subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas.
De estas expediciones nacieron libros como Le Antichitá di Ercolano (1757-1792) elaborada
publicación financiada por el rey de Nápoles (luego Carlos III de España), que sirvió de fuente
de inspiración para los artistas a pesar de su escasa divulgación.

También hay que valorar el papel que desempeñó Roma como lugar de cita para viajeros y
artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se visitaban las ruinas, se
intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un bagaje cultural que llevaría de vuelta a su
tierra de origen. Allí surgió en 1690 la llamada Academia de la Arcadia o Arcades de Roma,2
que con sus numerosas sucursales o coloniae por toda Italia y su apuesta por el equilibrio de
los modelos clásicos y la claridad y la sencillez impulsó la estética neoclásica.

La villa romana se convirtió en un centro de peregrinaje donde viajeros, críticos, artistas y


eruditos acudían con la intención de ilustrarse en su arquitectura clásica. Entre ellos estaba el
prusiano Joachim Winckelmann (1717-1768), un entusiasta admirador de la cultura griega y un
detractor del rococó francés; su obra Historia del Arte en la Antigüedad (1764) es una
sistematización de los conocimientos artísticos desde la antigüedad a los romanos.

En Roma también trabajaba Giovanni Batista Piranesi (1720-1778); en sus grabados, como
Antichitá romana (1756) o Las cárceles inventadas (1745-1760), y transmite una visión
diferente de las ruinas con imágenes en las que las proporciones desusadas y los contrastes de
luces y sombras buscan impresionar al espectador.

El trabajo está cargado de simbolismo: la figura en el centro representa la verdad rodeada por
una luz brillante (el símbolo central de la iluminación). Otras dos figuras a la derecha, la razón y
la filosofía, están rasgando el velo que cubre verdad.

La Ilustración representaba el deseo de los filósofos de la época de la Razón (filosofía) por


racionalizar todos los aspectos de la vida y del saber humanos. Vino a sustituir el papel de la
religión (como organizadora de la existencia del hombre) por una ética laica que ordenará
desde entonces las relaciones humanas y llevará a un concepto científico de la verdad.

Desarrollo
Arquitectura

Esta sección es un extracto de Arquitectura neoclásica[editar]

Representación de la Acrópolis de Atenas, obra de 1846 del arquitecto y pintor Leo von Klenze
(Neue Pinakothek, Múnich)

Proyecto de Opéra, obra no realizada de Étienne-Louis Boullée de 1781

Neue Wache (1816-18), Karl Friedrich Schinkel, Berlin

La basílica de San Francisco de Paula (1816-1846) en la piazza del Plebiscito, en Nápoles

La Rotonda (1822-1826) de la Universidad de Virginia, de Thomas Jefferson y Stanford White

La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico occidental que produjo el movimiento


neoclásico que comenzó a mediados del siglo XVIII, por una reacción contra el estilo barroco
de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos clasicistas nacidos
en el barroco tardío. Se prolongó durante el siglo XIX, coincidiendo luego con otras tendencias,
como la arquitectura historicista y el eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores llaman
clasicismo romántico a la producción neoclásica de la primera mitad del siglo XIX, jugando con
el oxímoron (oposición de términos), ya que además de coincidir con el romanticismo,
estilísticamente compartía rasgos con la estética romántica, al añadir cierta expresividad y
espíritu exaltado a la sencillez y claridad de las edificaciones clásicas grecorromanas.3

Los factores fundamentales que influyeron en el surgir de la arquitectura neoclásica fueron los
mismos que determinaron el contexto político, social y económico de la época, en la que
destacan la Revolución Industrial, la crisis del Antiguo Régimen, la Ilustración, el
enciclopedismo, la fundación de las Academias o el despotismo ilustrado. La Revolución
Industrial modificó profundamente la forma y el ritmo de vida en las ciudades y propició
nuevos adelantos técnico-constructivos y el empleo de nuevos materiales. Se buscaba dar un
carácter más científico a las artes, por lo que los artistas debían ser técnicos más que
inventores, e imitadores más que creadores. Ese espíritu científico llevó a considerar al arte
clásico como un arte progresista, desprovisto de adornos sin sentido y anhelando la perfección
de las leyes inmutables, sin depender de las impresiones subjetivas e imperfectas del artista.
Esa nueva orientación hizo que se rechazara la última arquitectura barroca y se volvieran los
ojos hacia el pasado a la búsqueda de un modelo arquitectónico de validez universal. Nacieron
movimientos de crítica que propugnan la necesidad de la funcionalidad y la supresión del
ornato en los edificios. Francesco Milizia (1725-1798) en Principi di Architettura Civile (1781)
extendió desde Italia las concepciones rigoristas a toda Europa. Mientras, en Francia, el abate
Marc-Antoine Laugier (1713-1769) propugna en sus obras Essai sur l'Architecture (1752) y
Observations sur l'Architecture (1765) la necesidad de crear un edificio en el que todas las
partes tuvieran una función esencial y práctica y en el que los órdenes arquitectónicos fueran
elementos constructivos y no solo decorativos, todo ello para hacer una arquitectura
verdadera: la construida con lógica. El concepto de economía relacionado con el
funcionamiento de los propios edificios cambió algunos esquemas de organización espacial y
hasta la propia relación entre vanos y macizos.

La Ilustración sostenía que la infelicidad del hombre se debía a la ignorancia y a la


irracionalidad y por eso el camino a la felicidad era llevar la luz de la razón por medio de la
educación. Aunque las primeras Academias para el estudio de las artes habían surgido en Italia
ya en el siglo XVI, las fundadas en el siglo XVIII ya eran ilustradas y sirvieron como transmisoras
de ideas contrarias al barroco y a favor del neoclasicismo y los diversos tratados clásicos y
renacentistas de las Tres nobles artes, así como de aquellas obras de carácter técnico y
científico que racionalizaban su práctica y ejecución. En ese momento el arte comienza a sufrir
las consecuencias de una crítica libre, fundada en los principios éticos. La arquitectura podía
ser analizada como una rama del arte social y moral y La Enciclopedia le atribuyó la capacidad
de influir en el pensamiento y en las costumbres de los hombres. Proliferaron así las
construcciones que mejoraban la vida humana como hospitales, bibliotecas, museos, teatros,
parques, etc., eso sí, pensadas con carácter monumental.

El enciclopedismo, el espíritu precursor de la Revolución francesa, trajo también consigo una


concepción romántica de la Grecia Antigua. En la arquitectura la formación requerida
implicaba el conocimiento de las fuentes antiguas tales como Vitrubio, Palladio, Vignola; por lo
que se hizo uso de los repertorios formales de las

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